Gran Hambruna Irlandesa
«El Todopoderoso, de hecho, envió la plaga, pero los ingleses crearon la Hambruna.»
—John Mitchel, 1861.
—> Entre 1843 y 1844, llega a Inglaterra la noticia de que los campos de patata de Estados Unidos y Canadá han sido asolados por una misteriosa enfermedad.
Los barcos provenientes de Baltimore, Filadelfia y de la ciudad de Nueva York transportaban el cultivo a Europa, ignorantes de su condición, y para mediados de agosto de 1845, la enfermedad había alcanzado gran parte del norte y centro de Europa; Bélgica, los Países Bajos, el norte de Francia y el sur de Inglaterra.
—> 16 de agosto de 1845: The Gardeners' Chronicle and Horticultural Gazette informa de una plaga de carácter inusual en la isla Wight. El 23 de agosto comunica la noticia de una terrible enfermedad que se ha desatado entre la cosecha de patatas. En Bélgica, se dice que los campos están «completamente desolados».
—> 11 de septiembre de 1845: El Freeman's Journal notifica la aparición «de lo que se llama cólera en las patatas de Irlanda, especialmente en el norte». El 13 de septiembre, The Gardeners' Chronicle anuncia oficialmente la aparición de la plaga de la patata en Irlanda.
Muchas de las patatas se habían vuelto negras y se habían podrido, con las hojas marchitas. Más de la mitad de los irlandeses, sobre todo los de las zonas del noroeste —las más concentradas—, dependían exclusivamente de la patata (la avena y el ganado habían dejado de ser accesibles por sus precios).
Los fallos de la cosecha irlandesa eran relativamente comunes —aunque solo la situación de 1741 era siquiera comparable—, por lo que el Gobierno británico, en ese momento dirigido por el tory Robert Peel, tardó en darse cuenta de la gravedad.
De hecho, una semana después, una consulta del Gobierno concluyó que, aunque había habido fallos, la recogida era inusualmente abundante y podría compensar la pérdida.
Un mes después, otra consulta revelaría que la pérdida era mucho más grave en 17 de los 32 condados irlandeses. Entre un tercio y la mitad del cultivo había sido destruido.
El Gobierno encargó buscar una cura para la plaga, pero fracasó.
[No sería hasta 1882 que se descubriría que, si se esparcía una solución de sulfato cúprico sobre el protista Phytophthora infestans antes de infectar la raíz, se podía evitar la enfermedad.]
Agotadas las opciones por esa vía, se dieron cuenta de que tenían dos posibles soluciones: 1. Detener las exportaciones del grano que cultivaban los terratenientes de Leinster y era vendido a Gran Bretaña (en 1844 habían sido exportadas 294.000 toneladas de grano, y en 1845, 485.000) o 2. Importar más alimentos, a pesar de los múltiples problemas, como el miedo de los países a la plaga de la patata, que había causado que prohibiesen la exportación de comida, o la Corn Law, que debía proteger a los granjeros locales mediante la prohibición de las importaciones foráneas de grano.
La primera medida fue exigida por múltiples personalidades —entre ellos, Daniel O'Connell—, en una reunión con el Lord Teniente de Irlanda. Sin embargo, el Gobierno lo descartó al concluir que con eso no sería suficiente para alimentar a toda la población irlandesa.
Aun así, para la Historia ha quedado como una de las grandes traiciones de Gran Bretaña hacia Irlanda, aunque todavía estamos empezando.
Se terminó por derogar la Corn Law, con tal de impulsar la importación de alimento desde América para hacer frente al problema. En Westminster, los opositores de Peel le acusaron de estar utilizando la plaga para derogar la ley, o incluso de exagerar los efectos de la enfermedad de la patata en Irlanda.
—> Noviembre de 1845: £105.000 en maíz son importados desde Estados Unidos, y £46.000 desde Gran Bretaña. Debido a una ley de 1838, denominada Irish Poor Law, estas ayudas solo pueden ser distribuidas desde los asilos de pobres repartidos por el territorio irlandés y organizados por consejos locales denominados Law Unions.
Sin embargo, Peel era consciente de que no tenían la capacidad suficiente para hacerlo efectivo, así que estableció una comisión temporal de ayuda. Esta organizaría la distribución del alimento y su precio, aunque aquello no evitó que hubiese gente que tuviese que dar sus ropas y muebles para conseguir comida.
En un principio, muchos irlandeses no quisieron aceptar su caridad, pero terminaron por no tener otra opción. También se organizaron trabajos locales que, en su pico, tuvieron contratados alrededor de 140.000 personas. Pese a que los salarios eran muy bajos, lograron mantener a la mitad de ellas.
Las medidas del denominado como programa de ayuda de Peel lograron alimentar a más de un millón de personas durante un mes, aunque apenas había inanición en 1845. Paradójicamente, serían estas las que causarían el desmantelamiento del Gobierno tory en julio de 1846, al mismo tiempo que la comisión de ayuda enviaba malas noticias desde Irlanda.
—> Primavera de 1846: Se planta una cantidad mayor de patatas con tal de asegurarse de que la plaga no se repita. Sin embargo, ya en julio, la comisión envía un mensaje a Londres en el que lamenta que la previsión de la cosecha de ese año sea incluso más descorazonadora que la del anterior; la plaga ha aparecido antes y sus destrozos son mucho mayores.
El nuevo primer ministro whig —una especie de «liberal»—, John Russell, había acusado a Peel el año anterior de exagerar la situación por las pocas muertes. Su razonamiento era que habría cosecha suficiente que no hubiese sufrido los efectos de la plaga como para alimentar a la población y que no hubiese problemas, así que encargó a la Comisión que controlase la situación y repasase los efectos de las medidas de 1845 antes de implementar las suyas.
—> Mediados de agosto de 1846: Russell pone en marcha su plan en el Parlamento: la importación de alimento puede ser dejada a los mercaderes locales (la mayoría había dicho que no lo haría a no ser que se les ofreciesen las garantías necesarias; solo en Cork, Donegal y Kerry una pequeña comisión de mercaderes locales se aseguró de proporcionar el maíz con permiso de Londres) mientras que el Gobierno se ocupará de ofrecer empleo para proporcionarles un sueldo para que puedan comprar su propio alimento.
Se continuarían los planes de trabajo de Peel, aunque el sueldo tendría que estar restringido a la media local. Seguía siendo bajo; entre 8 y 10 libras al día, que no llegaban para sostener a una familia, y, por si fuese poco, el pago solía retrasarse.
Para marzo de 1847, habría apuntadas aproximadamente 750.000 personas.
—> Otoño de 1846: La cosecha vuelve a fracasar en la isla, aunque en una mayor proporción que el año anterior.
—> Diciembre de 1846: La falta de comida y dinero se traduce en que, en las zonas dependientes de la patata, la gente se muere de inanición. Un informe de Cork de la época describe cómo la Hambruna se ha vuelto tan terrible que muchos son enterrados sin siquiera «juicio o ataúd», y cómo un doctor en particular investiga tres cuerpos; dos correspondientes a niños muy jóvenes que habían llegado «a pasitos» al poblado, muertos de hambre, dando a conocer la noticia de que su madre había fallecido y de que su padre «no les ha hablado en cuatro días y está frío», y el otro a una madre cuyo hijo había fallecido también hacía tiempo, todos roídos por las ratas.
Aun así, el Gobierno se negó a permitir que la comisión de ayuda extendiese el reparto de comida fuera del Munster occidental y Donegal, creyendo que sus medidas funcionarían.
El Illustrated London News comenzó a publicar grabados a modo de imágenes de las víctimas a partir de 1847.
Mucha gente viajaba a las ciudades para obtener ayuda. Al principio, los ciudadanos eran generosos, aunque, según fueron pasando los meses, la hospitalidad fue sustituida por el miedo. La mayoría de los mendigos eran atraídos y confinados por la noche en los mercados, para ser subidos a carros a la mañana siguiente y dejados a gran distancia de las ciudades. Una gran parte perecía al no tener adonde ir.
Los niveles de crimen, de forma inevitable, se duplicaron entre 1846 y 1847.
—> Invierno entre 1846 y 1847: Solo la caridad logra mantener viva a miles de personas.
Los sacerdotes católico repartían alimentos entre los locales; la Sociedad de Amigos recolectaba dinero en América y Gran Bretaña, y un grupo de empresarios londinenses reunían dinero, incluyendo £2.000 de la Reina Victoria (y aquí está la anécdota del sultán otomano que pretendía donar una cantidad mayor, £10.000, pero no se le permitió porque «no se podía donar más que la Reina de Inglaterra», aunque, si entro en todo lo que se decía desde el lado británico, no acabo nunca).
Los terratenientes, por otro lado, estaban en extremos opuestos: algunos rechazaban las ayudas, aprovechando la oportunidad para desalojar a pequeños arrendatarios de sus terrenos; otros ni siquiera vivían en Irlanda, y algunos se llegaron a arruinar intentando mantener a sus arrendatarios.
Durante este tiempo, varios miles de personas murieron, ya fuese de enfermedad o de inición.
En esos meses, las migraciones a América en masa comenzaron (antes de la Hambruna también las había; 50.000 personas por año, pero sobre todo del Úlster y Leinster: personas que se podían permitir pagar el pasaje), hasta hasta el punto de que, entre los dos años, hubo aproximadamente 350.000 irlandeses que abandonaron la isla.
Solo el 3% tuvieron sus billetes pagados por el Gobierno o sus terratenientes.
—> Primavera de 1847: El Gobierno acepta que su política ha fallado de una forma catastrófica. Para este momento, la Junta se ha gastado £5.000.000 en ayudas, sin esperar que los impuestos puedan compensarlo. Es desmantelada en marzo para restituir una versión similar al esquema original de Peel.
Sin embargo, en un principio, el Gobierno seguía sin querer proporcionar la comida cocinada; debía de darse cruda para que los irlandeses la preparasen. La comisión insistió, entre ellos, su líder, sir Randolph Routh, que destacaba sus esfuerzos por conseguir que los mercados aceptasen el plan de la sopa, argumentando que también economizaba su comida.
El Gobierno establecería entonces las cocinas de sopa para alimentar a los irlandeses. Las juntas de empleo público fueron desmanteladas, y las cocinas de sopa comenzaron proporcionar raciones a 780.000 personas en mayo, cifra que alcanzaría los 3 millones en agosto.
La comida no era de gran calidad nutricional, y tampoco había una gran cantidad de ella. Las raciones terminaban siendo menores a las recomendadas para cada edad, aunque era algo que decidían los comités locales.
En algunas zonas, la gente era rechazada por parecer saludable, y en otras ni siquiera obtenían una ración completa. Hubo personas que terminaron en los juzgados para luchar por su derecho a la comida.
En otras, los terratenientes y comisionados locales aumentaron la ración, e incluso la duplicaban para los más necesitados. Hay registros de que, en algunas, el número de raciones entregadas excedía a la población local.
Sin embargo, hay un consenso de que, incluso con las importaciones, el Gobierno no gastó ni de cerca lo suficiente en las cocinas de sopa. En estos años, uno de los distribuidores de Belmullet (donde, al contrario de lo que aparece en el fic, el asilo de pobres no se construiría hasta 1849. Sin embargo, debido a la que Irish Poor Law solo autorizaba a los asilos a repartir la ayuda, me parece algo extraño que no hubiese, aunque fuese, algo similar) protestaba por seguir viendo cadáveres famélicos, aunque insistía en estar haciendo todo lo que podían con sus recursos limitados.
Las distintas enfermedades comenzaron a ser un problema, y era común que los doctores y comisionados muriesen también por estas.
Los que emigraban las llevaban consigo, y, en promedio, el 40% de los que embarcaban en los «botes ataúd» moriría en la ruta o justo después de la llegada.
—> Junio de 1847: Las nuevas medidas de ayuda se publican como una extensión de la Irish Poor Law. Una cláusula de William Gregory exime de la ayuda a cualquiera que poseyese más de un cuarto de acre de tierra. Esta es bastante malinterpretada, y muchos de los que necesitan de la ayuda son rechazados —los agricultores pobres deben prácticamente ceder toda su tierra a los arrendadores para poder acceder a la ayuda—, y los terratenientes la utilizan para desalojar a miles de labradores indeseados de sus tierras.
—> Octubre de 1847: Ante el éxito de la cosecha, se supone que lo peor ya ha pasado; las cocinas de sopa se cierran —solo se dejan abiertas aquellas que se consideren estrictamente necesarias—, y se depende de solo los asilos de pobres como fuente de ayuda, a pesar de que la mayoría ya supera la capacidad de personas para la que están preparados y se han vuelto nidos de enfermedades.
La aproximación del Gobierno estaba lejos de la realidad. Si bien la cosecha de 1847 no había sido afectada por la plaga, la mayoría de la gente había sido contratada por la juntas de empleo y no había trabajado en sus campos, por lo que apenas se habían plantado y, por tanto recogido, patatas.
Y el invierno de 1847 a 1848 se cobraría más víctimas que el anterior, con la llegada definitiva de la fiebre y la disentería, que se declararían como epidemias. En Dublín, se daría por concluida en febrero de 1848, aunque en muchas zonas continuaría por uno o dos años más.
Mucha gente murió por estar debilitada por el hambre y la malnutrición.
—> Otoño de 1848: La plaga vuelve a la cosecha, destruyendo la mayor parte del cultivo. Con los asilos mejorados, las muertes no son tan numerosas como en el anterior.
—> Invierno de 1848 a 1849: La epidemia de cólera se ceba con toda Irlanda (especialmente ciudades como Drogheda, Galway, Belfast, Limerick, Waterford, Kilkenny y Cork) y Gran Bretaña, sin distinción de clase social. Sin embargo, siguen saliendo más perjudicados los irlandeses; el Gobierno aún no se ha retractado de considerar el final de la Hambruna un año antes.
Durante el siguiente, el Gobierno intentó convencer a los agricultores de acostumbrarse a nuevos cultivos, y, aunque tuvo éxito en algunas áreas, muchos no quisieron hacer el cambio. La Sociedad de Amigos compraría y harían funcionar una «granja modelo» para enseñarles nuevos métodos agrícolas.
El brote de cólera pareció cesar en mayo.
—> Otoño de 1849: Vuelve la plaga, aunque no con la misma intensidad que el año anterior. Sin embargo, el invierno volverá a ser complicado por el regreso del cólera, junto a la discusión sobre aislar a los enfermos.
Los asilos seguirían manejando la ayuda, lo que dificultó determinar cuál fue el fin de la Hambruna, que terminaría de forma gradual.
Se acuerda que fue entre 1849 y 1850, cuando los asilos tuvieron la capacidad de cuidar a los indigentes, aunque la emigración continuaría (en menor medida) entre 1848 y 1852.
Los gastos durante la Hambruna fueron un total de £8 millones; £7 millones de los impuestos irlandeses y £1 millón de los terratenientes, que constituye entre el 2 y el 3% del total del gasto público del Gobierno durante esos años.
Algunos académicos dudan si el pobre estado financiero de Gran Bretaña podría haber permitido un gasto mayor, pero, a su vez, tenemos los datos de que el Gobierno estaba invirtiendo £100 millones en una guerra con el Imperio otomano en esos mismos años.
.
Así que... se podría decir que la cita de John Mitchel no va muy desencaminada.
Aunque aquí tenéis los datos para juzgar.
Podría continuar con más datos sobre la Hambruna, como el tema de la migración, o incluso el preludio y los efectos posteriores (que también están incluidos en el libro del que saco la mayor parte de la información), o incluso añadir algunas de las «bonitas» citas que los diferentes miembros del Gobierno británico tenía dedicaban a los irlandeses en esas etapas tan duras, pero yo creo que esto es suficiente.
Con los simples hechos presentados de una forma objetiva —como en el libro—, basta. O eso creo.
Mañana seguramente publicaré el Glosario de enfermedades y daré por zanjado este fic.
1 note
·
View note