Tumgik
#estoy tratando de no enojarme pero se me hace difícil la verdad
lhmilton · 8 months
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Una compañera del laburo hizo que me cambien el turno del sábado de la mañana a la noche (salgo a las 12), cuando el domingo entro a las 9:30 para PODER VER EL PARTIDO DE INDEPENDIENTE
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epifania-s · 4 years
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Para ti
Lo escribo acá por que no lo quiero molestar.
Quisiera decirle que lo lea poco a poco porque sé lo agobiado que ha de estar.
Hice tanto mal que ahora no puedo comprimir mis disculpas en algo pequeño.
No te preocupes no tendrás que decirme nada si no quieres, no me siento tan mal conmigo misma porque de verdad hay exs que insisten todos los días, no voy a ser así, estoy tratando de ser un poco madura y darnos espacio.
Lo que estoy por decir es muy importante, nunca lo dije antes y nunca antes lo entendí tampoco.
No quiero que este tiempo lejos de mí pienses lo más negativo sobre mí o que no sirve de nada tenerme porque no aporto lo que tú necesitas. Precisamente por eso vengo a demostrar que me he dado cuenta de mis errores y estoy trabajando en mí para ya no cometerlos, estoy arrepentida.
Se que eres una persona bastante firme y fuerte en cuanto a tus emociones y si tú piensas que soy una pérdida de tiempo estoy segura que cada vez será más difícil hacerte cambiar de opinión.
Desde hace mucho sin querer estabas dejando de quererme, no puedo soportar cómo terminaré en tu cabeza ahora que te has propuesto superarme... no soy la causa de todos tus problemas por favor no me odies.
Con todo mi corazón deseo y quiero que logres encontrarte, conocerte.
Desde el día que cortamos sé que has comenzado a hacer las cosas que dejaste de hacer porque te lo pedí, me alegro por ti, libérate, ahora entiendo que eso, por lo que te hacía drama no era importante, respira de mí, recupérate, estás en lo correcto podrás con todo lo que está pasando en tu vida te lo aseguro.
Temo que pienses que el estado en el que estás es mi culpa, no lo es, pero sí que influí mucho lo reconozco los dos lo sabemos y entiendo que no quieras volver a donde te hacían daño.
Antes cuando te decía que cambiaría no sabía que no podía porque necesitaba tiempo para mí, pero ahora que lo hay pienso aprovecharlo para reparar lo que me hace lastimar.
He estado leyendo y seguiré leyendo (no todo el tiempo) cosas que me hagan ser mejor y reparar mis malos hábitos conmigo misma y con las demás relaciones... lo hago por mí porque yo pasaré el resto de mis días conmigo misma... pero yo no quiero a otra persona a mi lado como pareja que no seas tú, aprendí a amar cada cosa de ti y quiero hacer lo necesario para valer oro ya que eso eres tú para mí, más increíble aún, y mereces a alguien de tu mismo valor a la par tuya.
Dicen que uno tiene relaciones sanas cuando uno se ama, quiero amarme porque la vida me espera muchas cosas en las que necesito hacerlo para afrontarlas, pero por favor también dicen que nunca encuentras alguien igual a otro, y tengo miedo porque nunca he escuchado de alguien que se me haga tan hermoso como tú, tus cualidades son grandiosas por cómo se formaron, por cómo se mantienen y las transmites, no quiero a alguien que sea menos que tú, esta ultima oración no sé por qué no te la dije antes, describe bien cómo te percibo.
Ahora me doy cuenta de mis errores, estoy aprendiendo la lección, al cometerlos no evitaba que te alejaras solo contribuía a que pasara sin saberlo, perdóname por ser egoísta cada vez que no te di el espacio o tiempo que me pedías al sentir que ya no podías, cada vez que insulté tus gustos diferentes a los míos, lo siento por todas esas veces muy recurrentes en las que fui pesada después de alguna broma nunca debí de insultarte ni de chiste y lo siento porque se que llegaste hasta a acostumbrarte y no debe ser así, perdón por pedirte explicaciones de con quienes hablabas, perdón por quitarte tu libertad, perdóname por esas veces que te sentiste mal y percibías que yo de una u otra forma terminé victimizándome o que nunca le di la importancia que merecían a tus dramas/preocupaciones (así como tú trataste de solucionar cada uno de los míos), perdóname por hacerte sentir que no servían de nada.
Sabes ahora sé que uno debe disculparse solo 1 vez, siempre hice que te disculparas tantísimas veces, lo lamento en serio por desgastar tu paciencia y amor.
Nadie me dijo que yo también me equivocaba a morir, me arrepiento demasiado.
Perdón por reclamarte por cada cosa que yo hacía y tú no, aún estoy entendiendo que los dos a veces tenemos formas diferentes de demostrar nuestro mismo nivel de amor, sin embargo ahora me doy cuenta que hice cosas que no tenía que hacer que no demostraban amor, me concentre mucho en ti confundí eso con amor en su máximo nivel, y no lo es, estoy entiendo cómo deben ser las cosas en una relación sana, perdón por exigirte cosas que no podías ni tenías que darme, perdón por enojarme o sentirme mal cuando no pasabas tiempo conmigo o hacías algo conmigo, perdóname por controlar tus redes sociales te agobiaba demasiado con eso y lo lamento, Dios, perdón por no darme cuenta que mi baja autoestima nos afectaba a los dos... siempre me dijiste que por las que me preocupaba no eran para nada comparables a mí porque estabas conmigo porque querías, ahora lo entiendo perdóname por fastidiarte tanto cuando solo querías un poco de tranquilidad en tu vida.
Perdón por buscar mil motivos para discutir, supongo que se debían a mis inseguridades o molestias internas, no me daba cuenta que estaba arañando lo que más apreciaba.
Una vez dije que te comprendía y perdonaba porque era tu primera relación y estabas aprendiendo “era normal”, yo hablaba como si solo tú estuvieras aprendiendo, no me di cuenta que yo también me equivoqué una y otra vez, aun así con todo y tus problemas personales estuviste en cada una de mis caídas, lo agradezco con toda mi vida.
Perdóname por hacer sentir menos tu amor, haciendo ver el mío como lo mejor del mundo, lo lamento demasiado, ahora me doy cuenta que los dos nos equivocamos, ahora llegaría a pensar que hasta yo más que tú y ruego a la vida por que puedas darme otra oportunidad en un tiempo, te prometo ser alguien diferente por mí, por ti.
No te niego que ya necesitábamos estar solos por un tiempo, tú para encontrarte y saber qué quieres y yo para amarme más, planeo reparar la destrucción que me hacía destruirnos sin mala intención.
Se que no todo es mi culpa, pero también sé que fui parte del problema. Te demostrare el amor que te tengo en la forma más sana posible.
Discúlpame por decirte por último en persona "todo esto es culpa tuya" perdóname, tú eres más importante que nuestra relación juntos y lo lamento fui egoísta concentrándome en mi dolor. Te venías preparando pero a mí me sorprendiste por eso no reaccioné para nada bien.
Aun no entiendo por qué el superarme de golpe y no solo dejarme de lado un tiempo a obligación sin preguntarme, pero el punto es que me aferre demasiado a aguantar (cuando te dije que siguiéramos aunque no me prestases atención) pero lo que yo aguantaría iba a ser menos pesado que lo que tú estarías aguantando estando juntos porque tienes todos tus problemas y el mío solo te ahogaba más, perdóname por ser egoísta al no haberte dicho por último en aquel abrazo "te amo te deseo lo mejor de todo corazón"... perdóname por no haber actuado bien durante tantísimo tiempo.
Si no hubiera ocurrido esto creo que no me hubiera dado cuenta de lo graves que eran mis errores tal vez no todos los hice de último pero tú tienes que sanar el daño que te hice a lo largo de la relación y lo entiendo, me alegro un poco por los dos, esto de estar sin el otro porque ahora nos podemos concentrar en nosotros mismos, mejorar nuestro amor propio, y yo personalmente ser mejor para cuando puedas perdonarme y darme una oportunidad más, será diferente.
Para poder estar bien si tenías que dejarme de lado, pero eso no implicaba borrar todo nuestro espacio de compartir fotos de momentos especiales, poemas, sueños, historias de la otra persona. Hasta alguien con más experiencia en la vida y en la psicología me dijo que eso no fue lo mejor... pero ES ENTENDIBLE que quieras dejar eso a tu antiguo tú para volar... trato de pensar que en el fondo podrías guardar, dejar en pausa, no eliminar de tu corazón todo eso que pasamos juntos (lo bueno y de lo malo aprender).
Se que no es el fin de todo lo nuestro, tenemos memorias de todo lo que hemos pasado y podemos guardarlas en nuestro cerebrito, luego empezar de nuevo cuando podamos estar juntos, crear otros momentos que apreciar, nuevas historias, sueños, fotos. Me consuela ahora darme cuenta que realmente no afecta tanto algo virtual (que no exista el chat para ti) no define lo que uno siente y está dispuesto a sentir.
Siempre te convencí que lo nuestro cuando iba mal era por tu culpa y no es cierto los dos contribuimos al mal, aunque yo mucho más, no seré tan intensa jamás, aprendí la lección.
Fui tan mala expresando mi dolor que no había tenido tiempo de decirte cuánto lo siento y cuánto deseo que sanemos lo que nos hace herir y herirnos.
Fui tóxica, no mereces a alguien así, gracias a Dios mi cambio influirá en los dos.
Siempre a pesar de todo, he podido cambiar cuando realmente lo quiero y te aseguro que lo lograré.
Te extraño cada día, pero toca ser fuerte y paciente, eso no me hace dejar de extrañarte pero no me deja ahogarme.
Eres y serás excepcional para mí, te amaré siempre, espero mejores, le pediré a Dios por que estemos los dos sanando nuestras almas y por que seas lo más feliz que se pueda, si un día quieres llegar a mi lado bien, aquí estaré esperándote, y si no quieres igualmente al final lo sabré, en esa situación, aunque te ame ya no te esperaré.
Me ha tomado tiempo ordenar las palabras de este escrito ya que quiero expresar exactamente lo que siento sin que haya malos entendidos, podría ser repetitivo, perdón.
Todo es pensado y reflexionado, significa mucho para mí hacértelo saber.
Todos los días te deseo un buen día y te mando muchas vibras buenas, tú me enorgulleces eres sumamente fuerte y capaz de todo lo maravilloso que alguien podría llegar a hacer/ a ser.  
No importa cuando leas lo último.
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eldiariodelarry · 5 years
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El Huaso, parte 25: Fantasías
Lista de capítulos
Respondimos al mismo tiempo, pero nuestras respuestas fueron opuestas.
—No —respondí yo.
—Sí —dijo el Huaso.
Lo quedé mirando sorprendido por su respuesta pero no dije nada. El Sergio tenía una sonrisa media maquiavélica en su cara, que probablemente sería la misma que pondría yo si viera que se acerca el drama.
—¿Y con quién hariai el trio, Pato? —le preguntó curioso el Sergio.
—Con alguna mina —respondió él. No sabía si tranquilizarme o indignarme más con eso. El Sergio tuvo un leve gesto de decepción en la cara.
—Las minas son re fomes pa los trios —dijo el Sergio para tratar de disuadirlo.
—¡Mentira! —dijo mi pololo—, quizás las minas con las que estuviste eran fomes.
—¿Acaso tu ya hiciste un trio? —le pregunté al Huaso, muy sorprendido.
—Larry, fue hace mucho rato. Antes de que nos conociéramos —me dijo él, sin darle importancia.
Me quedé un rato en silencio tratando de procesar la información.
—¿Y cual sería la gracia de un trío con dos minas? —le pregunté.
—No tiene ninguna, es muy fome —respondió el Sergio.
—Tienen que estar ahí en el momento —respondió mi pololo, canchero.
—Y tu Larry, ¿por qué no? —me preguntó el Sergio.
—Porque no… no sé en realidad. Soy muy tímido —inventé. En realidad había dicho que no porque pensé que era lo que el Huaso respondería—. Aparte capaz que los otros dos se embalen y me dejen aislado.
—Na que ver —dijo el Sergio—. En el trío es todos con todos. Es una wea del momento. Aunque no te guste mucho el tercero igual te lo comí, por la calentura de la situación. Aparte a ti ni cagando te dejaría aislado en un trío —me sonrió coquetamente y me sonrojé un poco. El Huaso le pegó una mirada seria y el Sergio cambió de rumbo—. Bueno, como sea, piénsalo. No dejí que tu timidez te limite las posibilidades de disfrutar, ¿cierto Pato?.
—Si po —respondió el Huaso—, voy a tener que despeinarte un poco —me dijo dándome unas palmadas en la mano.
En ese momento llegaron el Kevin con el Dani, y tuvimos que dejar la conversación hasta ahí. Habían comprado un par de pizzas para preparar, así que nos dedicamos a eso y nos pusimos a conversar entre todos. En su mayoría estuvo entrete la noche, pero el Sergio haciéndose el hetero se ponía medio pesado junto al Kevin. El Dani y el Kevin de repente hacían comentarios medios homofóbicos y yo prefería no decir nada para no ocasionar conflictos (y si me tildaban de gay, podían sospechar del Huaso).
Comimos y conversamos y luego nos fuimos a acostar, muy temprano (para lo que estaban acostumbrados los primos) porque de verdad ya estábamos agotadísimos. Al menos yo estaba muy cansado, y los primos decían que también porque estuvieron webiando toda la semana ahí.
Yo estaba acostado en mi cama revisando el celu cuando el Huaso entró a la pieza después de lavarse los dientes, y cerró la puerta con seguro. Estaba solo con el short del pijama, que al final siempre se lo sacaba para dormir, y se tiró en la cama, encima de mí. Me quitó el celular y me dio un largo beso.
—¿Te enojaste? —me preguntó, poniendo cara de gato con botas.
—No, ¿por qué tendría que enojarme? —le dije con naturalidad.
—Por lo del trío —sonrió inocentemente.
—No me puedo enojar por weas que hiciste con tus parejas anteriores —respondí después de un largo suspiro—. Lo que me sorprendió es que hayas dicho que harías un trío, pero no porque quisieras, sino que porque nunca hablamos de esto. ¿Tan fomes somos que ni siquiera conversamos estas cosas?
—No somos fomes, ¿o acaso encuentras fome ponerte a tirar en un probador? —argumentó—. Lo que pasa es que nunca surgió el tema —se acomodó debajo de las sábanas conmigo y me abrazó—. Ya, dime, ¿que te gustaría hacer?
—¿Cómo? —no entendí a qué se refería.
—¿Cuál es tu máxima fantasía sexual? Tiene que ser conmigo sipo. Yo por ejemplo quisiera hacer un trío contigo y alguna mina.
—¿Por qué insistes con una mina? —le pregunté aún incrédulo—, si el Sergio ya te dijo que son fomes.
—No sé, como que me calienta la idea de verte a ti con una mina —me dijo riéndose.
—¿En serio? —pregunté sorprendido—. Pero si yo na que ver con las minas, soy super gay y tu lo sabes.
—Si, pero que le vamos a hacer po, así como a la mayoría de los hombres nos calienta ver a nuestras minas con otra mina, me pasa lo mismo contigo. Me gustaría ver a mi mino con una mina.
—De verdad no entiendo esa wea de que los caliente ver minas besándose —le comenté un poco enojado—. Los calienta esa wea, pero se enojan cuando ven a dos weones de la mano.
—Ya, pero amor, no te enojes —me abrazó más fuerte—. Ahora dime tú, ¿qué te gustaría hacer?
Me quedé en silencio un rato, pensando que responder. Muchas ideas se me pasaron por la mente, cada una más loca que la anterior.
—Un trío igual —respondí sin darle importancia.
—¿Y así tan fome? —me preguntó—. Larry no me mientas, dime la verdad.
—Es que me da vergüenza —dije tapándome la cara.
—¿Qué tan ridículo puede ser? Cuéntame —me besó el cuello para relajarme.
—Ya, mira es una wea que vi en un video una vez, y me calentó mucho… yo sé que es imposible de hacer porque igual es cuático, pero me gustaría hacerlo, o sea, me calentaría mucho —le expliqué.
—¿Qué cosa? Que me teni intrigado.
—Un gang bang —le dije en voz baja, y casi murmurando, pero igual entendió. Se quedó en silencio un rato, sorprendido por el nivel de mi fantasía.
—Pero amor… —fue lo único que atinó a decir. Yo estaba preparado para que me empujara y me tratara de lo peor por degenerado—. Eso es muy… difícil de hacer.
—Si sé que estoy loco, por eso no quería decirte —quería que puro me tragara la tierra.
—No, no. Es que es difícil encontrar tantos weones. Y la verdad no sé si me gustaría tener que tomar turnos para darte cariño.
—¿Y cuando dije que yo sería el pasivo?
—¿Qué? —me preguntó asustado. Me reí de su reacción y me calmé un poco.
—Por eso te decía, es muy difícil. Encontrar muchos weones limpios y ricos que me quieran culiar igual es difícil po.
—Igual si pones esos requisitos no creo que sea tan difícil. Ya tenemos a mi primo seguro.
—¿En serio dejariai que un monton de weones me usen como quieran? —le pregunté serio.
—No sé en verdad —respondió después de pensarlo un rato—. Me daría como celos. Pero en volá con la calentura del momento igual debe ser rico.
—Es mas fácil hacer el trío —le dije—. Aunque no me guste la idea con una mina.
—¿Y si mezclamos los dos, y hacemos un trío con otro loco, y tu pasivo todo el rato? —sugirió.
—Puede ser… —dije, contento porque estaba desechando la idea de incluir a una mujer.
Cerramos la conversación con un beso, y el Huaso de inmediato se puso fogoso, pasando sus manos por todo mi cuerpo, y apretando mis glúteos con fuerza.
Me volteó y me bajó el bóxer, pero lo detuve.
—Mejor no, amor —le dije—. Tus primos nos pueden escuchar.
—Pero lo hacemos calladitos —sugirió él.
—Mañana —propuse.
—Pero mañana estaremos donde mis viejos po, va a ser peor.
—Sí, pero la pieza de tus viejos está muy lejos de la tuya —hay menos riesgo de que escuchen.
—Bueno —aceptó a regañadientes. Se enojó y se dio vuelta a dormir.
Yo no tenía muchas ganas de discutir, así que solo cerré los ojos y me quedé dormido casi al instante. A la mañana siguiente comprobé que el enojo solo le duró por el momento, ya que cuando desperté me estaba abrazando.
Nos levantamos y desayunamos con los primos. Nos arreglamos, empacamos y esperamos que llegaran mis suegros para llevarnos de vuelta a La Serena. A eso de las 2 de la tarde llegaron, almorzamos y después de la sobremesa nos despedimos de los primos. Me despedí con un abrazo bastante cínico con el Kevin, pero la cortesía va primero. El Sergio también me dio un abrazo, mas largo de lo normal.
—Piensa en lo del trío po —me dijo al oído—. Cualquier cosa me avisan nomas.
No le respondí, porque no sé que se responde cuando el primo de tu pololo te ofrece hacer un trío. Le sonreí cordialmente, deseando que si alguna vez nos motivábamos con el Huaso, de verdad lo llamara a él.
Llegamos a La Serena como a las 11 de la noche, muy cansados como para hacer algo, así que llegamos solo a ducharnos y dormir.
Al día siguiente, era lunes y mis suegros nos despertaron para desayunar, antes de irse a trabajar. Nosotros de mala gana nos levantamos y pusimos nuestra mejor cara de no-sueño. Cuando mis suegros se fueron, el Huaso estaba lavando la loza, y apenas sentí que el auto se fué, me acerqué a él por la espalda y le besé el cuello. El siguió lavando como si nada. A diferencia mía, él no era tan cosquilloso en esa zona del cuerpo.
Al ver que seguía lavando sin inmutarse (aunque con una sonrisa en la cara), le bajé el pijama y dejé a la vista sus glúteos musculosos. Me agaché tras de él y los apreté con mis manos antes de darle un mordisco a cada uno. Con mis manos separé sus cachetes y pasé mi lengua por su espacio interglúteo, buscando su ano.
Al llegar a su ano, se estremeció y sentí el agua de la llave correr sin obstáculos. Apoyó sus manos en el borde del lavaplatos y yo continué jugando con mi lengua en sus zonas ocultas. Al rato cerró la llave para no malgastar el agua, y yo seguí estimulando su cuerpo.
Tomé su pene ya erecto por entre sus piernas y lo acerqué hacia atrás para poder mamarlo. Primera vez que le hacía un oral desde atrás y al parecer le encantó. Se estremecía con cada nueva área que alcanzaba con mi lengua, y al sentir su cuerpo temblar, me daba más motivación para continuar.
Me levanté a besarlo y su cara de felicidad lo decía todo. Lo tomé de la mano y lo llevé hasta su habitación. Nos desvestimos y lo tiré a su cama, y él como buen pololo se acostó de guata, levantando levemente su trasero, invitándome a continuar jugando. Continué haciéndole beso negro, hasta que me hizo saber que estaba listo para recibir algo más.
Le metí mi pene y entró con una llave a su cerradura. La experiencia previa ya le había dado la dilatación necesaria para recibirme. Sus gemidos me excitaban mucho y hacían que mis movimientos fueran mas rápidos y fuertes. El verlo apretando las sabanas en sus puños me provocaba mucho. Le di unas últimas estocadas profundas y me salí. Lo voltié, dejándolo de espaldas e hice que me hiciera sexo oral. Él, totalmente entregado lo hizo, disfrutando de mi pene mientras se masturbaba.
Al rato volví a atacar en sus regiones bajas, esta vez mirándolo a los ojos. Me acerqué a besarlo mientras mi cadera seguía su movimiento sin cesar, y él se masturbaba. Después de un par de minutos en esa posición, dejó de masturbarse y arqueó la espalda, mientras su respiración se entrecortaba y le costaba trabajo seguir con el beso, hasta que sentí unos disparos húmedos y tibios en mi abdomen, los cuales vinieron acompañados de un fuerte gemido de parte del Huaso. Yo continué con mis embestidas en su zona trasera mientras él seguía gimiendo del placer que le provocaba haber alcanzado el orgasmo y que yo siguiera estimulándolo. Acabé dentro de él sumando mis gemidos a los de él.
Me acerqué a besarlo y me quedé acostado encima de él, abrazándolo. Estábamos llenos de semen y sudor, pero no nos importó porque lo disfrutamos, y no hay nada mejor que esa sensación de haber disfrutado al máximo el sexo. Al rato nos quedamos dormidos, tal cual acabamos.
Despertamos como a la media hora, nos levantamos y nos duchamos juntos, para ahorrar agua y seguir regaloneando, y luego nos fuimos a dar una vuelta para almorzar, aprovechando que sus papás no volverían hasta la tarde.
Fuimos a caminar al borde costero, aprovechando nuestra última tarde juntos en La Serena.
—¿Qué te parece ella? —me decía él, señalando a chicas guapas que paseaban por ahí como potencial candidata para el trío.
—Ya quedamos en que mezclaríamos ambos —le dije inquieto.
—Si, pero igual porsiaca. El plan B.
No me sentía cómodo mirando a minas en la calle y pensar en ellas como posibles compañeras sexuales. Por suerte el Huaso no insistió más. Sin embargo, miraba a los guapo veraneantes que se paseaban sin polera por el borde costero y mi imaginación volaba al imaginármelos junto al Huaso.
Volvimos a la casa y mis suegros ya estaban tomando once. Nos sumamos y luego me fui a la pieza a ordenar todo con la ayuda del Huaso. El papá de mi pololo nos llevó al terminal de buses a tomar el bus que saldría a las 22 horas en dirección a mi ciudad.
Antes de subirme al bus, el Huaso me acompañó al baño, donde nos pudimos despedir tranquilamente.
—Te amo —me dijo él mientras me abrazaba.
—Yo también te amo —nos besamos lentamente en el baño vacío y luego salimos.
No era necesario decirnos mas cosas. No teníamos que prometernos que nos llamaríamos o nos mandaríamos mensajes. Ya estábamos acostumbrados a las despedidas y sabíamos que nos veríamos en un par de semanas.
Me despedí con un abrazo de él y de mi suegro antes de subir al bus, y una vez arriba, me puse los audífonos y me sumergí en la música de mi celular. me quedé dormido apenas el bus salió de la ciudad, y no desperté hasta llegar al terminal de Antofagasta.
Siguiente Capítulo: Alarma
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sabri-18s-blog · 5 years
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Intentar...
Acá estoy yo, soy yo, o eso quiero creer
Ese bollito pequeñito en la cama soy yo, o esa chica transparente soy yo
Y si...
Que más puedo decir de mi, así de chiquita y fragil soy, no suelo aparentar mi fragilidad que es causa de la vida, solo intento ser, la verdad que no pensé que está chica era yo, tratando de concerme un poquito más todos los dias, cuidandome de todos esos mambos que tengo en mi cabeza, preguntándome que es  lo que la vida quiere llegar a hacerme entender o ver.
No es fácil, pero se que puedo intentar, estoy tratando de ver todo diferente o al menos intentando. Creo que me cuestiono y me habló a mi misma de tantas cosas que pasan por esta cabeza y recuerdo cosas en las que me hacen sentir bien, al menos por un momento, que difícil todo, que difícil estar en mi cuerpo y sentir que el cuerpo quiere explorar y no puede hacerlo, que mi cabeza quiere crear, pero que no se limita como lo solia hacer. Es un lío, pero intento solucionarlo. Sólo quiero acomodar todo en su lugar, y entender lo entendible.
Siempre que me tomo el trabajo de recordar, espero que jamás se termine, pero al fin y al cabo termina, y me sorprende por que me gustaría quedarme ahí un ratito más y poder crear de esos recuerdos más puros un final diferente todos los dias , pero tengo que seguir acomodando(me) simplemente tengo que seguir...
Odio los dias nublados la verdad(soy la única), no es malo, para mi es bueno por que creo que cada persona le hace un lugar a esos días, para matar las penas o simplemente encontrarse o reconectarse con uno mismo. Saben? Ahora que  lo pienso no son tan malos, por que siento que mis días siempre están nublados, siento que le hice un espacio inconcientemente a lo gris.
Disfrutó tanto de las mañanas soleadas que brinda la ciudad, y me imagino lo lindo de caminar por la calle, respirando ese airesito tan puro del otoño, acompañada de ese pequeñito rayo de sol calido de esas mañanas soleadas que brinda la bella estación, y me hace sentir que la vida no es tan mala, y que las cosas malas son efímeras en la vida de uno, pero sólo ese pensamiento permanece por unos minutos y se esfuma, así como el vapor de mi taza de té.
 Me despierto con la esperanza de que mañana va a ser mucho mejor o que mañana las cosas van a salir como quiero que salgan, pero siempre hay algo que está ahí en el medio que me estanca sin razón alguna.
Que más da, la vida no puede ser tan mala, puede ser justa o injusta a veces, la vida no es como pensamos que es, es como uno se imagina que es, y esta bien, es qué no puedo enojarme con el destino o mi suerte, no encuentro razones para estar enojada.
Me busco, todas las mañanas junto a mis tardes nubladas, y las pequeñas nubes q no lloran pero parecen pensar al igual que yo, sólo quiero instalarme en mi tumba de flores( mi cama) y ser una bolita y no salir de ahí, sólo quiero desconectarme y volver a funcionar, dije que no estaba enojada con la vida, sólo estoy enojada por descuidarme de ella, por intentar estabilizar mis demonios internos y no poder.
A veces me aisló, a veces no funcionó, y duele(no saben cuanto). En esos momentos sólo quiero caminar, correr, desatar ese nudo de mi alma que asfixia.
Pero a donde voy? A donde quiero ir? Pienso y pienso, mareada, me quedo, busco razónes y no las veo, o capaz estoy enceguecida no lo sé,  sólo quiero estabilizarme, sólo quiero tener paz, siento que estoy algo cansada, sólo quiero volver a ser yo o eso intentar...
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simplehistoria · 6 years
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Enlazados -PARTE 5-
Eric veía una película sobre mi cama cuando sonó una vez más mi celular. Sentía su mirada sobre mí mientras trataba de decidir si debía responder.
-Quizá Lirán encontró los libros que le pedí –sugirió, muy poco convencido de lo que decía.
Metió otra galleta de chocolate dentro de su boca y siguió viendo la película.  Me sentía aturdido, era como si acabara de despertar de un sueño de tres días. Tomé el celular con una pequeña esperanza de que fuera Lirán cancelando la comida del día de mañana, misma que nunca debí haber aceptado.
En cuanto la pantalla de mi teléfono se iluminó, se deslizó entre mis dedos y cayó estrepitosamente al suelo. La batería salió volando y entró debajo de la cama a una distancia muy difícil de alcanzar.
-Mierda…
Eric rio por lo bajo al escuchar mi grosería. Usualmente evitaba decirlas frente a él pero en algunas ocasiones (como esta) no podía evitarlo. Entré a medias debajo de la cama, al menos hasta donde mi cuerpo cabía.  La oscuridad me impedía encontrar la batería, y a tientas empecé a recorrer el suelo con los dedos. Grité e hice el intento de levantarme cuando por mis dedos corrió algo lleno de pelos. Mi cabeza golpeó con fuerza la madera de la base y sin poder (ni querer) evitarlo solté una sarta de malas palabras que se extendió por más de un minuto. Eric reía a carcajadas encima de la cama.
-Deja de reírte –me quejé, molesto y adolorido.
Escuché el rechinar del colchón al bajarse y sus rápidos pasos al salir de la habitación. Me quedé debajo de la cama esperando que el golpe hubiera sido lo bastante fuerte como para matarme.
Minutos después seguía debajo de la cama. Eric entró a mi lado y me cegó por unos segundos con una incandescente luz blanca.
-Fuiste por tu linterna –dije, dándole un manotazo para que dejara de apuntarme a los ojos. Iluminó el piso y encontramos la batería unos cuantos centímetros más al fondo.
Salimos lentamente y Eric siguió viendo su película. Con dedos torpes, coloqué la batería en el teléfono y esté se encendió al presionar el botón. Esperé unos segundos con el corazón desbocado dentro de mi pecho.
Y supe que mis ojos no se habían equivocado.
Era un mensaje de Tomás.
Y más de cinco llamadas pérdidas.
Abrí el mensaje y lo único que decía era que si podía venir a mi casa. Pensé en mil respuestas, muchas de ellas expresaban mi miedo, mi dolor, mi decepción, y como muchas veces más, me tragué todos mis sentimientos. No tenía caso decirle algo ahora que no tenía sentido. “No hace falta” fue mi respuesta. En cuestión de segundos la pantalla se iluminó mostrando un nuevo mensaje: “Llego en cinco minutos. Déjame hablar contigo, por favor”.
A lo mucho habían pasado tres cuando llamó a mi teléfono. Me asomé por la ventana y reconocí el auto rojo que estaba estacionado en frente. Traté de controlar el nerviosismo que bullía en mi interior. ¿Qué caso tenía hablar ahora?
Dejé el celular sobre la cama, aún sonando y fui por mi abrigo. Antes de salir por la puerta, recargué la cabeza contra la puerta y traté de ordenar mis ideas. ¿Debía disculparme? Creo que debía hacerlo ¿no? Fui yo el que actuó como un niño berrinchudo. Sin embargo, ¿por qué el me dio tantas ilusiones?
Abrí la puerta y un sonriente Tomás me esperaba.
-¿Sabías que iba a salir? –pregunté, como si la tarde de hoy nunca hubiera pasado.
-Sí.
-¿Tan predecible soy?
-Si te digo que sí ¿te molestarías?
-Creo que sí
Sonrió. La misma sonrisa segura y sincera de siempre.
-La verdad es que tu hermano me contestó el teléfono y dijo que ya venías –confesó un poco avergonzado.
En lugar de enojarme, me sorprendí. Algo en mi interior me hizo girar y ver la ventana de mi habitación: Eric estaba parado frente a ella y nos sonreía.
-Me encanta tu hermano.
-A mí la mayoría de las veces.
-Eric, quería pedirte una disculpa –la sonrisa se esfumó de su rostro-. Te he lastimado, lo sé, y te juro por lo más valioso que tengo, que son mis padres, que nunca quise hacerlo…
-No tienes que pedir perdón, tú no hiciste nada –interrumpí.
-Claro que tengo que hacerlo. Chris y Alex tenían razón, me ayudaron a ver lo que hice…
-¿Tus padres? –interrumpí por segunda vez y me sentí avergonzado-. Qué vergüenza, creerán que soy el rey del drama.
-Nada de eso –aseguró-.  Al igual que yo, se dieron cuenta lo maravilloso que eres.  Tanto tú como tu hermano son bienvenidos en  mi casa cuando quieran.
Sonreí al escuchar eso. ¿Por qué todos tenían expectativas tan altas cuando ni siquiera sabíamos que hacer con nuestra vida? Apenas podía decidir si debía levantarme cada mañana.
-¡Me estás haciendo cambiar de tema! –continuó, divertido-. Desde un inicio debí aclarar las cosas, que estoy completamente enamorado de una chica desde que estaba en la secundaria –probablemente no lo crean, pero eso ahora no me dolía porque él estaba siendo sincero conmigo, y aunque la verdad algunas veces duele, nunca podría lastimar tanto como una mentira-. Por la educación que me han dado mis padres, expreso mi cariño de igual manera ante chicos y chicas. Los abrazo, los mimo, los trato igual ¿estoy siendo claro?
Asentí, sonriendo.
-Discúlpame por haberte hecho pasar un mal rato –concluyó.
-Si te hace sentir más tranquilo, te perdono. Aunque debes saber que no has hecho nada mal. Fue un… mal entendido.  
Tomé la iniciativa y lo abracé. Su cuerpo, más fibroso que el mío, se encogió entre mis brazos y después de unos eternos segundos me correspondió el abrazo. Sentí sus manos en mi cabeza, el roce de sus dedos en mi cabello y me fue inevitable pensar en lo suertuda que era esa chica por tener a un chico como Tomás de novio. Inhale su rico aroma antes de alejarme de él.
-¿Te veo en la universidad? –pregunté, confiando en que querría ser mi amigo no solo fuera de esta.
-Tenlo por seguro.
Sonreí y asentí con la cabeza. Di dos pequeños pasos hacia atrás y pude apreciar mejor su rostro. Sus lindos ojos bordeados por unas oscuras pestañas que siempre parecían brillar con intensidad.
-Recuerda que debes aprender mejor las formulas –ya no sabía que decir.
-Como ordene, profesor.
Antes de irse me dio un abrazo más largo que el primero.
Tarde entendí que muchas veces la vida no te da las cosas que quieres. No. Te da algo mucho mejor. Algo que ni siquiera sabías que necesitabas.
 ***
 Tomás salió de casa con un claro semblante de preocupación, y no era para menos. De alguna manera le había roto el corazón a su amigo. Ese fue el término que había usado Chris apenas hace unos minutos.
-Deberías darte una ducha –sugerí a Chris que me observaba desde la mesa-. Cuando salgas tendré un té calentito esperándote.
Sonrió de oreja a oreja, era una sonrisa cansada pero a fin de cuentas era una sonrisa. Había hablado con Leonardo sobre Chris y él me respondió que por lo que estaba pasando era normal. Su proceso de duelo estaba pasando lentamente pero estaba saliendo de él. Eso no me dejó tan tranquilo como él pensaba. Dentro de mí palpitaba ese temor que susurraba que estaba cayendo nuevamente en una profunda tristeza. Si no hacía algo para ayudarlo, seguramente ni yo podría sacarlo.
Lo vi salir de la cocina en dirección a nuestra habitación, buscando ropa limpia, quizá. Su madre había fallecido hacía algunas semanas y en ese tiempo estaba perdiendo peso rápidamente. Había dejado de ir al trabajo, no quiero decir que él no sea indispensable pero de alguna forma u otra estaba logrando cubrir sus funciones. Y eso era lo que menos me importaba, lo que realmente me preocupaba era el tiempo que se quedaba solo mientras Tomás estaba en la universidad y yo en el trabajo. Gracias a Brandon (Brandon aparece en la parte seis de Yo No Veo La Diferencia), que era uno de los empleados a quien más confianza teníamos, podía salir muy temprano mientras él se encargaba de todo.
Dejé de pensar en  esas cosas y seguí con la preparación del té.
Pasaron más de cuarenta y cinco minutos durante los cuales recalenté el té dos veces. Chris no apareció por ningún lado. No sé por qué, pero sentí un pánico muy parecido al de aquella vez que no apareció en la preparatoria. Subí rápidamente las escaleras y corrí hasta el baño. Por la parte de debajo de la puerta salía una delgada línea de luz y el sonido del agua al correr por las baldosas del suelo.
-¿Estás bien, Chris? –pregunté sin abrir la puerta.
Al no obtener respuesta golpeé la madera con los nudillos con tanta fuerza que el dolor se hizo presente.
-¿Puedo entrar?
Nuevamente, la respuesta nunca llegó.
Desde siempre había respetado su espacio, su intimidad, nunca hacía preguntas sobre temas que él no quería hablar pero esta vez las cosas estaban llegando demasiado lejos. Giré la perilla de la puerta y entré. El vapor me golpeó el rostro y por unos instantes me impidió respirar. Chris estaba sentado bajo el chorro de agua caliente, completamente desnudo y llorando a lágrima viva. Su piel comenzaba a enrojecerse como consecuencia de la alta temperatura del agua.
-Chris –susurré.
Me observó con ojos suplicantes y al mismo tiempo dejó de contener los sollozos. Mi piel ardió en cuanto el agua caliente cayó sobre mí. Mi ropa y mis zapatos quedaron empapados en cuestión de segundos cuando me incliné sobre él, tratando de ponerlo de pie.
-Maldita sea ¿qué estás haciendo, Chris?
Metí mis manos entre sus brazos y lo levanté con dificultad. La suela de mis zapatos se resbalaba sobre el suelo mojado. Logre sacarlo de la regadera y lo conduje hasta un pequeño banco de madera donde estaban las toallas limpias. De un manotazo las tiré todas al suelo y lo ayudé a sentarse.
-Hey, háblame. ¿Estás bien? –cuestioné. Había dejado de llorar pero de sus ojos seguía emanando una tristeza infinita. Tomé una de las toallas del suelo y la puse alrededor de sus hombros, giré rápidamente y tomé una segunda para secarle el cabello.
-Sí –respondió con voz baja y la mirada en el suelo.
El cabello húmedo pegado en la frente y en las sienes me recordaba al Chris adolescente que un día tanto sufrió. Pequeñas gotas rodaban por su pecho y abdomen hasta perderse en el escaso bello que crecía en su entrepierna… con la toalla lo cubrí completamente. Pasé la toalla por cada rincón de su cuerpo secándolo perfectamente. Él no decía ni hacía nada.
-Me asustaste mucho ¿sabes? Creí que habías hecho… que te había pasado algo –traté de suavizar mi voz para que no sonara como una protesta. Sin querer, mis ojos se dirigieron a sus brazos, aún surcados por grotescas cicatrices. A pesar de los años, seguían siendo un recuerdo doloroso de aquel día en el que casi lo perdía.
-No quise hacerlo, perdóname –pidió, agobiado.
Una vez que estuvo completamente seco, me levanté para cerrar la regadera que aún vertía decenas de litros sobre el suelo. Ignoré por unos minutos más la incómoda sensación que causaba la ropa empapada sobre mi piel, Christopher era mucho más importante.
Tomé la muda de ropa limpia que descansaba sobre el gancho y me acerqué nuevamente a él. Levanté uno de sus pies para poder deslizar el bóxer…
-Yo puedo hacerlo.
-Déjame hacerlo a mí –le pedí, tratando de sonreír.
Un suspiro fue su respuesta.
Pasé el bóxer a través de ambos pies y los deslicé por sus piernas. Traté de recordar cuantas veces lo había visto desnudo, cuantas veces las había recorrido lleno de deseo con mis manos…
Tomé la camiseta y se la puse sin dificultad alguna. El algodón blanco lo hacían ver más pálido de lo que en realidad era.
-Tú también deberías cambiarte o enfermarás.
Estaba de rodillas frente a él tratando de ponerle un holgado short de algodón que, de alguna manera se negaba a entrar en sus pies. Una vez que estuvo en su cintura, tomé ambas manos y las puse alrededor de mis mejillas. Cerré los ojos por un largo tiempo tratando de pensar en lo que iba a decir, lo que menos necesitaba era que empeoraran las cosas. Necesitaba que él se diera cuenta de lo importante que él era para mí o para Tomás, lo mucho que nos lastimaba verlo tan deprimido. Tenía que ver que su madre ahora estaba en un lugar mejor, libre de todo tipo de dolor y sufrimiento…
-Si algo malo llegara a pasarte, Chris, moriría en ese mismo instante –comencé-. Cuando tú sientes dolor yo también lo siento, cuando tú sufres yo sufro contigo. Dime que debo hacer para ayudarte, habla conmigo por favor. No dejes que los pensamientos tontos te agobien. Sabes que haría cualquier cosa por ti, no importa cuánto me cueste, sabes que lo haré…
Callé cuando sus ojos se cristalizaron. Con los pulgares me deshice de las lágrimas que inundaban su rostro.
-¿Me dejarás ayudarte? –pregunté, esforzándome para deshacerme del nudo que se había formado en mi garganta.
-Sí…
-Ese es mi hombre – bajé ambos brazos hasta sus piernas y dejé pequeños e incontables besos sobre las cicatrices que los marcaban-. Espérame en la habitación, me daré una ducha y te subiré un té caliente ¿de acuerdo?
-Te amo.
Y le creí cuando lo dijo porque a pesar de todo el tiempo, sus ojos no lo contradecían. Él me amaba tanto como yo a él.
-Yo también te amo.
Después de ducharme rápidamente me encontraba ante la puerta de nuestra habitación con una bandeja en las manos. Sobre ella bailaban dos tazas de té. Respiré profundamente tratando de desaparecer cualquier indicio que delatara mi preocupación.
La habitación estaba completamente a oscuras, a excepción por la parpadeante iluminación de la televisión. Chris estaba sentado en la cama, con la espalda recargada en la cabecera y con el cobertor cubriéndole de la cintura para abajo. Sonrió al verme pasar.
Me senté junto a él y le tendí la taza que tenía más azúcar. Desde que lo conozco, endulzaba tanto sus bebidas que era impensable que yo pudiera probarlas después. Busqué su mano entre las sabanas y entrelacé mis dedos con los suyos.
-¿Me perdonas? –preguntó después de un prolongado silencio.
-No tengo nada que perdonarte –respondí-. Pero si te hace sentir más tranquilo, a ti te perdonaría cualquier cosa. Excepto que me engañes con alguien más guapo que yo –bromeé, y una sonrisa se formó rápidamente en sus labios-. El día que pase eso, te corro de la casa.
Una sonora carcajada se abrió paso en su pecho. Esa risa era tan deliciosa. Con la mano que no estaba aprisionada entre la mía, jaló el cuello de mi suéter y me acercó a sus labios. Y esos besos, eran quizá, la única cosa más deliciosa que su risa. Saboreé cada roce de sus labios, memoricé cada movimiento que hacía su lengua y las caricias que sus dedos trazaban en mi pecho.
-Trataré que mi siguiente hombre sea más feo que tú.
Dejé un beso en su nariz.
Sonrió y se recostó hecho un ovillo para poder poner su cabeza en mis piernas.  Disfrutaba casi de manera enfermiza pasar mis dedos entre las hebras de seda negra que tenía como cabello. Cerré los ojos cuando escuché la regularidad de su respiración que tenía sólo cuando estaba dormido…
   A la mañana siguiente desperté con el brazo derecho entumido por haber dormido sobre él. Los ojos me punzaron dolorosamente al recibir la cegadora luz de la mañana. Casi rompo en llanto al ver que Alex había dormido toda la noche sentado con tal de no despertarme… maldición. Eso me hacía sentir tan mal.
Me levanté lentamente para no despertarlo. Con sumo cuidado hice que se recostara, y sus quejidos de dolor me desgarraron el corazón. Lo cubrí con el cobertor y me recosté a su lado. Inmediatamente sus brazos me rodearon y su cabeza terminó sobre mi pecho.
-Te amo –susurré sin esperar una respuesta, ahogando un sollozo que buscaba salir por mi garganta.
Busqué el dije que colgaba en mi cuello, antes había sido una pulsera pero con el paso de los años habían dejado de quedarnos. En la pequeña placa de plata se leía el nombre de Alexander…Le pedí silenciosamente a la vida las fuerzas necesarias para amar a Alex como se debía.
***
-Bueno, al menos las cosas no salieron tan mal –Sam suspiró mientras levantaba los platos de la mesa.
-Si hubieran salido peor, habría sido necesario llamar a la policía –bromeé. Sam sonrió, sin ganas. Parecía agotado. No podía evitar pensar en el antiguo Sam, tan directo, tan perspicaz, tan sarcástico y tan vivaz. De eso ya quedaba muy poco, ahora parecía temeroso, dudaba de lo que iba a decir, siempre tan pensativo; me asustaba pensar que yo fuera el responsable de ese cambio tan radical.
Tomé los vasos de cristal en los que habíamos bebido refresco y vino, y los puse en la barra de cerámica para lavarlos. El estupor del alcohol no me dejaba pensar con claridad.
-Sam le coqueteó al amigo de Lirán ¿cierto? –le pregunté, mientras lo veía tallar los platos. Preguntaba solo para asegurarme de no ser el único que lo había notado.
-Deliberadamente. Estoy seguro que eso no lo heredó de ti.
Yo reí, recordando que era él el que siempre me coqueteaba mí.
El coqueteo de mi hijo fue el motivo por el cual Lirán, el sobrino de Sam, casi lo golpea. Durante la cena, mi hijo no dejaba de mirarlo ni de hacerle indirectas (que no tenían nada de indirecto). El pobre de Eric se veía muy incómodo.
-Deberías quedarte a dormir esta noche –sugirió Sam-. Este ebrio, no puedes manejar así…
Puse los vasos, ya secos, junto a los que estaban limpios. Me sequé las manos en la parte trasera del pantalón y me acerqué tanto a él que podía percibir el aroma a uvas en su aliento.
-Podemos aprovechar que los dos estamos ebrios para…
-Yo no estoy ebrio, podría llevarte a tu casa –me interrumpió con toda la intención de molestarme. Sonrió y bese esa sonrisa, misma que creció cuando sintió mi lengua acariciarla.
-Tonterías –hablé contra sus labios-. Te espero en tu habitación.
Lo dejé enjuagando los platos y lentamente subí las escaleras. No era porque yo así lo deseara, sino porque sentía los escalones bailar debajo de mis pies. Antes de llegar a la última habitación, pasé por la de Lirán. Mi hijo estaba dormido sobre un pequeño sofá, en una posición un tanto incomoda. Lirán estaba sobre la cama, sin deshacer, sobre las mantas y con la ropa aún puesta. Estoy seguro que había cubierto a Sam con esa manta colorida y en silencio se lo agradecí.
Ya en la habitación de Sam, Sam Raines, me tendí en la cama. Todo me daba vueltas, y fue necesario cerrar los ojos para mitigar esa abrumadora sensación. Sin poder evitarlo, me quedé dormido. Caí en un profundo sueño que no me permitió sentir cuando Sam entró en la habitación, se acostó a mi lado y besó mi frente hasta al cansancio.
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tuereseldiablo1 · 5 years
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yo en 22 puntos
no tengo sueños ni aspiraciones, es horrible sentirme tan vacía y ver como otros pueden llegar a eso que tanto lucharon, por que tuve que ser asi?, no lo sé, espero alguien me entienda
quiero no vivir mas de 30 años, no quiero vivir mas, no tengo un buen futuro,y la verdad no me interesa, solo encuentro que es muy bueno poder expresarse. Para mi es muy difícil, SIEMPRE me falta algo, NUNCA puedo decirlo todo.
me siento tan mala, soy tan dependiente de las dos personas q me rodean y odio que no estén conmigo, y se que esta mal
soy tóxica
quiero cambiar
mentira, se que no lo lograre.
ahora solo estoy disfrutando, tratando de hacer lo q quiera para morir, o matarme satisfecha, con poco, con poco puedo ser muy feliz
quiero fumar mucha yerba
mi casa es un tormento, aveces pienso que es este el entorno por el cual soy tan penca como persona, es literal puro odio y grito entre todos y me hace enojar y al enojarme me enojo con personas indebidas y aaa me siento un asco
solo salgo para no estar acá dentro, mi pieza es algo hermoso, es como si hubiera un pedazo de cielo en pleno infierno
nose amar
soy tan penca, que no quiero cambiar
se que le hare daño a la persona que mas me ama y la que menos se lo merece
no quiero estudiar ni trabajar
odio este maldito sistema
al final, todo pasará como tiene que pasar, pq tu destino y el mío estan escritos, es triste pero quiza siempre es para algo bueno, nose ni siquiera se que escribo, y mr equivoco por la dislexia y gracias autocorrector por existir
mamááá soy drogadicto
tengo sueño
tengo una pena inmensa pero no puedo decirle a él, ni pedir ayuda.
digo q saldre y mejorare, pero no lo haré, no puedo, de verdad esto me gana, hasta me cansa físicamente
me odio
me amo
no quiero nada pero no se lo que realmente quiero pero creo que lo que realmente quiero es no hacer nada, asi que se podría decir que quiero todo lo q hay dentro de mi cabeza, mis pensamientos más profundos
no me interesa compartirlos
odio q estes siemore contando historias de ti cuando eras más joven, no me interesan y nunca les pongo atención es triste me gustaría no ser asi, pero puta, sorry
estoy bien
:-)
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