Tumgik
#inspirado por el espíritu creador de la humanidad.
unavozentuparlante · 2 years
Text
youtube
1 note · View note
laplumederaeto · 1 year
Text
Extenso análisis de la masculinidad frágil a partir de Lou Andreas-Salomé.
Cuando Lou Andreas-Salomé eligió a Rilke, Nietzsche estaba en su lecho de muerte, ahogado en la soledad y el resentimiento que en parte le causó el rechazo de Salomé. Salomé resultó inmediatamente enajenada por la feminidad de Rilke; su poesía, su espíritu erótico, su afectividad y su gentil forma de usar las palabras. Nietzsche, por el otro lado, si bien un genio, tenía un carácter egomaniaco y depresivo que marcó su vínculo con el mundo. La relación de fuerzas contrastantes entre estas tres personalidades tuvo un desenlace gravitacional: Salomé se decidió por aquél que era más semejante a su espíritu.
La terquedad de Nietzsche por dejarse consumir en su feminidad le costó el entendimiento y la conclusión de su vida amorosa. A pesar de su temple emocional y su elocuente forma de pensar el mundo, Nietzsche no comprendió lo que en realidad era el amor. No encontró la intimidad que anhelaba ni en Salomé ni en otra mujer, y en consecuencia, se creó un resentimiento que lo volvió loco. Nietzsche no era un poeta como Rilke. Nietzsche era orgulloso, feroz, opinionado, emocional. Rilke; templado, ensoñador, honesto, sensible. En su misma terquedad, la imaginación de Nietzsche jamás dejaría ir a Salomé. Y en este singular acoso, Salomé se encontró escribiendo sobre el erotismo y la figura de la mujer.
Nietzsche escribía mucho sobre la valentía y la voluntad de poder, pero él era en su vida privada un absoluto cobarde. Pensaba que en su devenir el hombre debía acertar su fuerza auto-creativa, revelándose y dominando. Por el otro lado, Rilke creía que el hombre ejemplifica el devenir renunciando a la fuerza y suspendiendo la voluntad¹.
Últimamente me he inspirado a pensar en esta clase de cobardía que infunde los corazones de los hombres. Me he preguntado, de hecho, si toda la violencia que los varones ocasionan no es resultado de una falta de agallas para enfrentarse a sí mismos, a la realidad de sus circunstancias, a sus cuerpos; y en lugar de eso, confunden el resentimiento y la rebeldía hacia el mundo con una especie de «poder», o de expresión de su «coraje», acercándose más a Nietzsche que a Rilke.
Podría escribir un libro acerca de lo que pienso de la masculinidad como el principio de un género. Podría dibujar, como muchos antes de mí, esta división de femenino y masculino con símiles acerca de la noche y el día, lo interior y lo exterior, la mente y el cuerpo, el esperma y el óvulo, la vida y la muerte. Pero esto es un cliché, y ni siquiera sé si estoy completamente de acuerdo con tal dicotomía. La dialéctica del género es una simplificación. Es vanidosa, y superficial. Por el otro lado, no sé tampoco si es posible llegar a un nivel de abstracción que nos separe por completo del cuerpo y sus particularidades. Parece evidente que la diferente producción de hormonas que se origina en el sexo ejerce cierto poder sobre nuestras decisiones, y nuestra personalidad para ese caso (entendiendo la personalidad como una fuerza activa —presente en el hecho, en lo que “mostramos”, lo que hacemos). Pero tampoco sé si sea completamente cierto que el exceso de testosterona tiene algo que ver con la impulsividad y la agresividad. Debo leer más literatura acerca del tema para formarme un juicio. En el presente, no obstante, me es necesario hablar del género bipartido: la hembra y el macho, y a su vez acercarme al mundo interno del individuo indiferentemente de su sexuación en términos igualmente binarios.
La realidad de la humanidad es que como creadores de cultura, somos creadores de personalidades. La identidad está necesariamente ligada al medioambiente y no podemos aceptar una suerte de individualismo que aspire a separarnos de los otros por completo, y que no dé cuenta de la importancia que tienen nuestras relaciones en la construcción de nuestro «yo». En su resentimiento con el mundo, Nietzsche se acercó a un individualismo que se rebeló contra todo lo anteriormente establecido como aceptable y hasta virtuoso en la filosofía: odiaba a los estoicos, odiaba a Kant, odiaba a Sócrates. Y si bien su necesidad de autodeterminarse y vencer contra toda circunstancia nos confiere una excelente defensa del coraje; como se vio durante el régimen Nazi, la filosofía de Nietzsche corre el riesgo de ser radicalizada y malinterpretada. En lugar de ser una apología y defensa de la autenticidad del individuo, se puede leer como una oda al ego —en especial, una oda a la masculinidad agresiva, autoacertiva, ciega.
No es una coincidencia que como Schopenhauer, Nietzsche haya revelado un despiadado síntoma de su envidia a las mujeres: su misoginia. En los términos binarios de las fuerzas de la personalidad, podríamos decir que Nietzsche se sentía humillado por su feminidad, lo que en la época él catalogaba de “débil”. El rechazo de su ánima, su fuerza femenina, le generó una proyección en el resto de las mujeres. La envidia del coño yace en el derecho que se les ha dado a las mujeres de ser femeninas. Y digo “derecho” con un tono dubitativo. La adjudicación de la mujer a lo femenino, que fue categorizado de inferior, más que un privilegio era una responsabilidad. Si bien a la mujer se le perdona la sensibilidad más que al hombre, al mismo tiempo esta sensibilidad, clasificada como ‘inherente’ en ella, ha sido vista como algo naturalmente opuesto a la fuerza, la voluntad, y por lo tanto, al poder (todas acepciones “masculinas”). En su defensa de la voluntad de poder, Nietzsche no vio forma de rescatar la feminidad. En ella encontraba al esclavo, al cobarde, al huidizo. La incapacidad del estoicismo para hacer frente a las circunstancias le resultaba originada de una intelectualización de la pasividad, cosa que él encontraba semejante, o propio de, lo femenino. Entonces tenemos más etiquetas de esta categorización del género: lo femenino es pasivo, lo masculino es activo. En la psique moderna estas acepciones siguen sobreviviendo en el imaginario colectivo. Y podemos reducirlo a una relación de fuerzas físicas. Lo femenino es lo inmóvil, lo masculino es aquello que ejerce el movimiento constante. Lou Andreas-Salomé habla de esto en sus ensayos sobre lo erótico²:
“Hay dos formas de vivir, dos formas de dar a la vida todo su despliegue que sin la división en sexos habrían de seguro quedado en el nivel más profundo, pero que es en vano discutir cuál de las dos formas tiene mayor valor o importancia: si aquella cuyas fuerzas se expanden, o la otra que contornea su centro y ambas se completan así en la esfera de su autolimitación. Ambos mundos, que han sido tan complicados con su pujante desarrollo, no se pueden concebir, como por desgracia ocurre a menudo con tantos malentendidos, en dos mitades de una misma cosa: como por ejemplo las expresiones populares de lo femenino como el recipiente puramente pasivo y lo masculino como el contenido creativamente activo. Si uno piensa en el proceso como en el ser humano se unen las células masculinas y femeninas en el acto sexual, la frase popular sobre progenitor y recipiente se hará todavía más dudosa en su origen.”
La literatura tradicional nos conducirá a creer que esta separación se origina en el oikos. La mujer permanece internada en el hogar (lo oculto, lo privado) y el hombre sale de él para cazar, o para hacer política —como en Atenas—, o lo que sea que pertenece a la guerra, la masacre, la dominación. En una abstracción todavía más extensa, podemos decir que el sexo de la mujer no se mueve: es el falo el que entra y sale, y no al revés. Como dice el dicho: óvulo no persigue al esperma, sino al revés. He aquí más imaginaciones que justifican la categorización de lo femenino como lo inmóvil y lo masculino como la fuerza de movilidad.
Sin embargo, existe una ridiculez en esta creencia, y es que, de ser la feminidad aquello que no se mueve, sino que es movido, o alcanzado, entonces no habría razón para no pensar en el Ser como algo femenino; el motor inmóvil que genera la vida tan sólo con la voluntad. Entonces lo femenino es lo entero, lo que no requiere de un movimiento, lo que se tiene a sí mismo. Es el principio de todas las cosas y el generador del movimiento mismo (sin moverse él). El estoico ejerce la contemplación sin la necesidad de forzar un cambio en sus circunstancias. A Nietzsche esta pasividad le parece cobarde, ridícula, y una falsa excusa para alcanzar la paz. Él no siente atracción por la apatía; cree que debemos hacernos dueños de nuestro movimiento interno y movilizarlo todavía más allá del cuerpo, ejercer la voluntad de poder. Irónicamente, al estoico no le importa lo que Nietzsche diga. El estoico no tiene control sobre ello. No le asigna una razón de ser a la filosofía nietzscheana, sólo la observa. Pero la masculinidad de Nietszche tiene la necesidad de repeler la pasividad estoica. Y he aquí otra muestra de la dialéctica del movimiento.
Mientras que Nietzsche abogaba por la prohibición de la pasividad, y expresaba el desprecio a lo femenino y a las mujeres, Salomé escribía sobre el ser humano como mujer. Y precisamente escribía que el centro del Ser es femenino; recibe, genera sin mover.
La mente humana parece incapaz de deshacerse de la dicotomía. Opera y piensa en cuestión del contraste: ‘yo’ y ‘tú’; ‘nosotros’ y ‘ellos’. Atrae y repele. Los hombres como Nietzsche y Schopenhauer, que a pesar de su genio femenino lo rechazan, y no comprenden estos principios de la vida, se sienten miserables. Escriben sobre una templanza que no encuentran en sí mismos. Permanecen en el debería ser, y no en lo que es, como lo harían los poetas a la semejanza de Rilke. La filosofía de Nietzsche está llena de este movimiento propio de lo que hemos nombrado ‘masculino’: es compleja, a veces obscura, inconclusa, desafiante. La poesía de Rilke habla con elocuencia y simplicidad sobre lo más caótico del interior humano. Pero este contraste lo encontramos en toda clase de filosofía contra toda clase de poesía. La filosofía parte de la razón, pero la poesía no tiene por qué ser razonable. La poesía expresa el mundo a partir de la sensibilidad, la corporalidad, la manifestación más emocional y pasional de lo ‘yo’. Esto es, la poesía es fenomenológica. La filosofía se limita a pretenderse ‘fiel al nóumeno’, a pesar de que la objetividad es un valor cuestionable en sí mismo.
Si todo lo que existe es lo femenino y el rechazo de lo femenino, entonces la masculinidad asignada al macho, la ‘hombría’ del cuerpo sexuado con el falo, se sostiene en un rechazo. No es masculino y hombre aquello que ‘es’, sino aquello que ‘no se permite ser’. Y de esta manera, los niños se definen ante sus congéneres como los que ‘no hacen’. Los niños no lloran. Los niños no usan vestidos. Los niños no se maquillan. Los niños no permanecen en el hogar cuidando a la familia, sino lo contrario. El análisis feminista que le permitió a la mujer el poder de la decisión y de la expresión partía de una lectura que la ponía como la Otra, la negada. Simone de Beauvouir observa que su sociedad entiende a la mujer como lo contrastante en sí, lo no-céntrico. Esta lectura ocurre naturalmente por la prohibición (otra vez, se zanja el movimiento; la mujer permanece en la pasividad). La primera ola piensa en la mujer en términos de lo que no se le deja hacer; no se la deja votar, no se la deja participar en la producción económica, no se la deja decidir sobre su propio cuerpo. Además, la mujer es mutilada y reducida a sus órganos sexuales. Es sólo mujer en tanto generadora de vida, en tanto óvulo y vientre y busto. Y durante milenios, la mujer estuvo zanjada de la experiencia humana: no podía hacer arte, no podía leer ni escribir, no podía salir a socializar, no podía determinar su vida sexual, no podía, no podía, no podía.
La respuesta de la masculinidad ante la rebeldía era la muerte. La mujer que se atrevía a moverse, era sacrificada. Hoy en día ningún hombre es sacrificado por llorar: parece que la consecuencia más exagerada sería el ostracismo de sus compañeros. Citando a mi primo cuando me platicó sobre lo difícil que es ser vulnerable entre hombres: “te tratan distinto”. Mientras que la mujer lucha por su vida, el hombre se encapricha con la atención y la aprobación de otros hombres. Son otros hombres los que le ofrecen el estatus de individuo, de soberano de su cuerpo: el feminismo ha sufrido la misma consecuencia. Se ha atenido a que la ley, escrita por hombres, apruebe de la mujer y su cuerpo. Se ha visto suprimido sólo en tanto la voluntad de otros hombres y liberado mediante su misma retención. La mujer está destinada a dejar su vida en manos del que es más fuerte. Debe confiar en que el hombre a su lado no la va a torturar. Este es el contrato que se la fuerza a hacer en la sociedad. La mujer, entonces, socialmente vive en un estado de beneficio de la duda, de alerta; mientras que el hombre, cómodo en su privilegio de voluntad movible, se vuelve egocéntrico. El hombre no aprende a sospechar de la violencia femenina, porque tal cosa no existe en su mundo. Él no corre peligro entre las mujeres, pero una mujer sí corre peligro entre los hombres.
La hipervigilancia de la niña está mecanizada mediante la empatía. La empatía es el movimiento que le permite salir de sí misma para permanecerse alerta del mundo exterior. Esta sensibilidad le ayuda a predecir las señales que le indiquen que el otro es un sujeto de peligro. Como tal, la niña aprende a estar más atenta a los demás que a sí misma. Y es por medio de los demás que se define a sí. La niña ‘resulta’ tal cosa, por lo tanto ‘es’ tal cosa. Esta dependencia en lo externo le impide generar un soporte interno. La autopercepción de la niña no es céntrica. Entonces, como hemos definido antes (aunque he expresado mi insatisfacción por esa dialéctica), no puede ser esencialmente ‘femenina’.
El niño es ofrecido todo lo que a la niña no. Su estado de seguridad con los otros está dado. Es incuestionable; y de llegar a ser roto, resulta más impactante que la ruptura de la seguridad de la niña. De este modo, el niño no adquiere la empatía de la niña, porque carece de la hipervigilancia que la niña necesita para salvar su vida. Al niño se le permite la creación de un egocentrismo que está justificado por la propia sociedad; él no tiene que estar atento al otro, ni complacer más al otro. Él tiene un privilegio que debe proteger. El niño aprende, entonces, que el mundo le debe algo. No sabe qué, pero algo será, en contraste con la niña.
Mientras que por el peligro de la violación la niña es ocultada, el niño tiene permiso de explorar, de autodefinirse, de aventurarse en el mundo, y de exigirlo. He aquí el ideal del espíritu masculino, que es el mismo de la figura del héroe griego. En el caso particular donde el niño fuera negado esa seguridad de movimiento, el hombre que se desarrollará será inseguro y débil; posiblemente rechazado por los suyos, operando desde la misma ocultación que la niña, pero con un resentimiento extra. Este resentimiento no resulta de la inseguridad causada en su infancia, sino de la idea de que esa inseguridad no le pertenece a él, sino a las mujeres. La herida que surge de no haber sido otorgado el estatus del héroe griego en su egocentrismo no es la negación de la libertad, sino la feminización de su carácter. En ejemplos más tangibles: el niño que llora no es un niño. Y se le dice “eres como una niña”. Llorar no ocasiona la herida, sino la humillación de ser comparado con aquello que es presa, aquello que ha sido puesto en el sitio de la inseguridad, de lo que fácilmente pierde la vida. En respuesta a esta humillación, el niño intentará ganarse la aprobación de la autoridad que lo ha humillado, mientras rechaza sobre todas las cosas aquello con lo que ha sido comparado: es el origen de su misoginia.
Al mismo tiempo, el peligro que corre la vida de la niña no es inherente a su sexualidad, a su cuerpo, su carácter, su categorización, su identidad. El peligro no es interno: la niña se encuentra segura con las suyas. El peligro de la muerte y de la violencia con el que la niña es criada ocurre desde la disposición masculina a ejercer la violencia, a dar la muerte. La niña, entonces, no es presa porque ha nacido más débil. Es presa porque, en la sociedad humana, en la vanidad de la civilización, del derecho, y de la razón, se la ha forzado a ser la víctima. Se ha protegido, otra vez, el movimiento de la masculinidad asociada al hombre: es, entonces, más importante que el hombre sacie su deseo de carnalidad, a proteger la integridad del cuerpo de la mujer. Es más permisible que el hombre violente el cuerpo de la mujer, a que el derecho lo proteja. La masculinidad termina por tener más posibilidad de movilidad que la feminidad, otra vez.
Este privilegio del movimiento, o en términos aristotélicos, de la acción y la fuerza, le hacen creer al hombre que el mundo es suyo para ser devorado. Cuando esto no resulta, su frágil espíritu se encapricha. He aquí el síntoma de la masculinidad de nuestros tiempos. El incel moderno, el hombre de ultraderecha, el chavo mujeriego; todos parten de un capricho generado por el miedo a la pasividad, a la inmovilidad, lo que erróneamente ha sido llamado “feminidad” y asignado indistinguidamente a la mujer. Cuando Nietzsche excluye a las mujeres de la voluntad de poder no está ofreciéndole al mundo nada nuevo; está reformulando una dinámica que ya existía. En su genio se adelanta a su época, pero en su cobardía y su incapacidad de salir de sí mismo, se estanca en la misoginia. Y también pierde a Salomé.
El hombre a lo largo de la historia se ha dado mil razones por las cuales excluir su feminidad, sin darse cuenta de que su actuar es consecuencia de estar estancados en esa feminidad herida. La proyecta sobre la mujer: la mujer no puede hacer filosofía porque es emocional; el hombre que hace filosofía no puede ser emocional, debe ser racional y objetivo ante todas las cosas; no puede aprehender el mundo desde su feminidad. Así mil ejemplos de todo.
En la personalidad del hombre moderno, el centro femenino del ser está zanjado, y su extensa masculinidad se desborda como una avalancha. Con la redefinición del papel de la mujer en la sociedad, y los derechos que parten de esta transición, el hombre ha de repensar su posición en el mundo también. Si su personalidad ya no puede estar construida en base a la fuerza y la dominación, debe encontrar un soporte que le permita acceder al nuevo contrato de igualdad. Ya que las relaciones de poder se transforman y la percepción del género y la identidad se expande, el hombre que ha sido criado con expectativas que hoy en día es incapaz de cumplir, se encuentra en una crisis existencial.
Algunos intentan reafirmar su dominio mediante la congregación y la ejecución de la violencia. Éstos son un peligro para la sociedad. Pretenden ofrecerles a los otros hombres el soporte interno que buscan por medio de una regresión de valores: se dicen defensores de lo tradicional, lo “correcto”, y se enamoran de un pasado que no va a volver nunca. El peso del tiempo terminará aplastándoles los sesos.
Otros pretenden adaptarse, pero lo cierto es que la rapidez con la que los valores de identidad se transforman les causa disconformidad. Crece en ellos una ansiedad asociada al síndrome del impostor. Por un lado, compulsivamente se aferran a una obsesión con el falo. Éste es el hombre adicto a la pornografía. Limitan su dominio de la mujer a la cama, ya que en la vida fuera del cuarto es reprobado. La privacidad es su nuevo escudo, y sacian el vacío que genera su desconexión con su yo femenino a través del consumo indiferenciado del cuerpo de la mujer. La figura de la mujer vuelve a ser sólo un medio para su propio movimiento, no un fin en sí (un centro). La emocionalidad, la debilidad, la pasión, la histeria que asocian a lo femenino —intentan sepultarlas con la carnalidad y la fuerza del masculino. Es inútil. El femenino no se mueve y jamás desaparecerá. De no contemplarlo estoicamente, causará terrores.
Al mismo tiempo, esta aferración al ideal masculino mediante un femenino herido causa la ignorancia de su mundo interno. Los hombres de hoy no saben nombrar lo que sienten; el diálogo interior se construye de ilusiones de poder. Huir de la feminidad significa huir de las emociones. Significa no nombrarlas. Las emociones, aunque ineludibles en la guerra, resultan detrimentales. Y aunque la mayoría de los hombres jamás irán a la guerra, su personalidad y su autopercepción están construidas sobre la idea de la fuerza (que es necesaria para la defensa).
En otras palabras, el hombre que odia a la mujer, que utiliza a la mujer, se odia a sí mismo, se utiliza a sí mismo. Opera a través del miedo a la debilidad (en cuya ecuación resulta igual a la emocionalidad, la vulnerabilidad, y toda la sarta de valores asociados a lo femenino y al arquetipo de la mujer). No hay una persona en la mujer, sino una idea de relaciones de poder (y muy a la Freud —que por cierto, también era amigo de Salomé—, tal vez una necesidad subconsciente de ‘reparar’ o ‘recuperar’ su relación con la madre). Acercarse a la mujer emocionalmente, como un fin y no como un medio, significaría darle a ella una identidad substancial: ir más allá del cuerpo. Esto es, acercarse a su feminidad (la propia y la de ella) sin querer ejercer un cambio, un dominio, sobre ella. Significa tener que redefinir a la mujer de puta a santa; de ‘cuerpo útil para la satisfacción’ a persona digna (como la madre, la esposa, la hija). La categoría de puta es esclavizante, y la de santa todavía más. De una forma u otra, en su mente el hombre no da por vencido jamás su dominio.
Su ceguera ante este hecho es su error fatal. Aunque no voy a dejar de admitir que en gran parte también existe una pereza (y cierta cobardía) por enfrentarse a ello. El hombre que no quiere repensar su posición en el mundo en contraste con los otros hombres y con las mujeres carece de profundidad. En sí, la misoginia es cosa sólo de brutos.
¿Y que no la filosofía europea tradicional suele estar atascada de estupidez al referirse a la mujer? No es difícil encontrarles lagunas lógicas a Nietzsche y Schopenhauer (dos de los filósofos más hipersensibles que ha habido) cuando en sus sistemas intentan excluirnos con justificaciones perezosas.
...
¹ Cauchi, Francesca (2013). “Rilke’s Orpheus and Nietzsche’s Übermensch: Alternative modes of being in becoming”. Journal of European Studies.  Vol. 43, 3.
² Andreas-Salomé, L. (1983). “El erotismo”.
0 notes
uncorazonvigilante · 5 years
Text
DOMINUS IESUS
DECLARACIÓN
DOMINUS IESUS
SOBRE LA UNICIDAD Y LA UNIVERSALIDAD SALVÍFICA 
DE JESUCRISTO Y DE LA IGLESIA
 
INTRODUCCIÓN
 
1. El Señor Jesús, antes de ascender al cielo, confió a sus discípulos el mandato de anunciar el Evangelio al mundo entero y de bautizar a todas las naciones: « Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado » (Mc 16,15-16); « Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28,18-20; cf. también Lc 24,46-48; Jn 17,18; 20,21; Hch 1,8).
La misión universal de la Iglesia nace del mandato de Jesucristo y se cumple en el curso de los siglos en la proclamación del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y del misterio de la encarnación del Hijo, como evento de salvación para toda la humanidad. Es éste el contenido fundamental de la profesión de fe cristiana: « Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra [...]. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial con el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato: padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro ».1
2. La Iglesia, en el curso de los siglos, ha proclamado y testimoniado con fidelidad el Evangelio de Jesús. Al final del segundo milenio, sin embargo, esta misión está todavía lejos de su cumplimiento.2 Por eso, hoy más que nunca, es actual el grito del apóstol Pablo sobre el compromiso misionero de cada bautizado: « Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio! » (1 Co 9,16). Eso explica la particular atención que el Magisterio ha dedicado a motivar y a sostener la misión evangelizadora de la Iglesia, sobre todo en relación con las tradiciones religiosas del mundo.3
Teniendo en cuenta los valores que éstas testimonian y ofrecen a la humanidad, con una actitud abierta y positiva, la Declaración conciliar sobre la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas afirma: « La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y las doctrinas, que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres ».4 Prosiguiendo en esta línea, el compromiso eclesial de anunciar a Jesucristo, « el camino, la verdad y la vida » (Jn 14,6), se sirve hoy también de la práctica del diálogo interreligioso, que ciertamente no sustituye sino que acompaña la missio ad gentes, en virtud de aquel « misterio de unidad », del cual « deriva que todos los hombres y mujeres que son salvados participan, aunque en modos diferentes, del mismo misterio de salvación en Jesucristo por medio de su Espíritu ».5 Dicho diálogo, que forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia,6 comporta una actitud de comprensión y una relación de conocimiento recíproco y de mutuo enriquecimiento, en la obediencia a la verdad y en el respeto de la libertad.7
3. En la práctica y profundización teórica del diálogo entre la fe cristiana y las otras tradiciones religiosas surgen cuestiones nuevas, las cuales se trata de afrontar recorriendo nuevas pistas de búsqueda, adelantando propuestas y sugiriendo comportamientos, que necesitan un cuidadoso discernimiento. En esta búsqueda, la presente Declaración interviene para llamar la atención de los Obispos, de los teólogos y de todos los fieles católicos sobre algunos contenidos doctrinales imprescindibles, que puedan ayudar a que la reflexión teológica madure soluciones conformes al dato de la fe, que respondan a las urgencias culturales contemporáneas.
El lenguaje expositivo de la Declaración responde a su finalidad, que no es la de tratar en modo orgánico la problemática relativa a la unicidad y universalidad salvífica del misterio de Jesucristo y de la Iglesia, ni el proponer soluciones a las cuestiones teológicas libremente disputadas, sino la de exponer nuevamente la doctrina de la fe católica al respecto. Al mismo tiempo la Declaración quiere indicar algunos problemas fundamentales que quedan abiertos para ulteriores profundizaciones, y confutar determinadas posiciones erróneas o ambiguas. Por eso el texto retoma la doctrina enseñada en documentos precedentes del Magisterio, con la intención de corroborar las verdades que forman parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.
4. El perenne anuncio misionero de la Iglesia es puesto hoy en peligro por teorías de tipo relativista, que tratan de justificar el pluralismo religioso, no sólo de facto sino también de iure (o de principio). En consecuencia, se retienen superadas, por ejemplo, verdades tales como el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo, la naturaleza de la fe cristiana con respecto a la creencia en las otra religiones, el carácter inspirado de los libros de la Sagrada Escritura, la unidad personal entre el Verbo eterno y Jesús de Nazaret, la unidad entre la economía del Verbo encarnado y del Espíritu Santo, la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo, la mediación salvífica universal de la Iglesia, la inseparabilidad —aun en la distinción— entre el Reino de Dios, el Reino de Cristo y la Iglesia, la subsistencia en la Iglesia católica de la única Iglesia de Cristo.
Las raíces de estas afirmaciones hay que buscarlas en algunos presupuestos, ya sean de naturaleza filosófica o teológica, que obstaculizan la inteligencia y la acogida de la verdad revelada. Se pueden señalar algunos: la convicción de la inaferrablilidad y la inefabilidad de la verdad divina, ni siquiera por parte de la revelación cristiana; la actitud relativista con relación a la verdad, en virtud de lo cual aquello que es verdad para algunos no lo es para otros; la contraposición radical entre la mentalidad lógica atribuida a Occidente y la mentalidad simbólica atribuida a Oriente; el subjetivismo de quien, considerando la razón como única fuente de conocimiento, se hace « incapaz de levantar la mirada hacia lo alto para atreverse a alcanzar la verdad del ser »;8 la dificultad de comprender y acoger en la historia la presencia de eventos definitivos y escatológicos; el vaciamiento metafísico del evento de la encarnación histórica del Logos eterno, reducido a un mero aparecer de Dios en la historia; el eclecticismo de quien, en la búsqueda teológica, asume ideas derivadas de diferentes contextos filosóficos y religiosos, sin preocuparse de su coherencia y conexión sistemática, ni de su compatibilidad con la verdad cristiana; la tendencia, en fin, a leer e interpretar la Sagrada Escritura fuera de la Tradición y del Magisterio de la Iglesia.
Sobre la base de tales presupuestos, que se presentan con matices diversos, unas veces como afirmaciones y otras como hipótesis, se elaboran algunas propuestas teológicas en las cuales la revelación cristiana y el misterio de Jesucristo y de la Iglesia pierden su carácter de verdad absoluta y de universalidad salvífica, o al menos se arroja sobre ellos la sombra de la duda y de la inseguridad.
 
I. PLENITUD Y DEFINITIVIDAD
DE LA REVELACIÓN DE JESUCRISTO
5. Para poner remedio a esta mentalidad relativista, cada vez más difundida, es necesario reiterar, ante todo, el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo. Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es « el camino, la verdad y la vida » (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina: « Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar » (Mt 11,27). « A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado » (Jn 1,18); « porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente » (Col 2,9-10).
Fiel a la palabra de Dios, el Concilio Vaticano II enseña: « La verdad íntima acerca de Dios y acerca de la salvación humana se nos manifiesta por la revelación en Cristo, que es a un tiempo mediador y plenitud de toda la revelación ».9 Y confirma: « Jesucristo, el Verbo hecho carne, “hombre enviado a los hombres”, habla palabras de Dios (Jn 3,34) y lleva a cabo la obra de la salvación que el Padre le confió (cf. Jn 5,36; 17,4). Por tanto, Jesucristo —ver al cual es ver al Padre (cf. Jn 14,9)—, con su total presencia y manifestación, con palabras y obras, señales y milagros, sobre todo con su muerte y resurrección gloriosa de entre los muertos, y finalmente, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con el testimonio divino [...]. La economía cristiana, como la alianza nueva y definitiva, nunca cesará; y no hay que esperar ya ninguna revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo (cf. 1 Tm 6,14; Tit 2,13) ».10
Por esto la encíclica Redemptoris missio propone nuevamente a la Iglesia la tarea de proclamar el Evangelio, como plenitud de la verdad: « En esta Palabra definitiva de su revelación, Dios se ha dado a conocer del modo más completo; ha dicho a la humanidad quién es. Esta autorrevelación definitiva de Dios es el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por naturaleza. Ella no puede dejar de proclamar el Evangelio, es decir, la plenitud de la verdad que Dios nos ha dado a conocer sobre sí mismo ».11 Sólo la revelación de Jesucristo, por lo tanto, « introduce en nuestra historia una verdad universal y última que induce a la mente del hombre a no pararse nunca ».12
6. Es, por lo tanto, contraria a la fe de la Iglesia la tesis del carácter limitado, incompleto e imperfecto de la revelación de Jesucristo, que sería complementaria a la presente en las otras religiones. La razón que está a la base de esta aserción pretendería fundarse sobre el hecho de que la verdad acerca de Dios no podría ser acogida y manifestada en su globalidad y plenitud por ninguna religión histórica, por lo tanto, tampoco por el cristianismo ni por Jesucristo.
Esta posición contradice radicalmente las precedentes afirmaciones de fe, según las cuales en Jesucristo se da la plena y completa revelación del misterio salvífico de Dios. Por lo tanto, las palabras, las obras y la totalidad del evento histórico de Jesús, aun siendo limitados en cuanto realidades humanas, sin embargo, tienen como fuente la Persona divina del Verbo encarnado, « verdadero Dios y verdadero hombre »13 y por eso llevan en sí la definitividad y la plenitud de la revelación de las vías salvíficas de Dios, aunque la profundidad del misterio divino en sí mismo siga siendo trascendente e inagotable. La verdad sobre Dios no es abolida o reducida porque sea dicha en lenguaje humano. Ella, en cambio, sigue siendo única, plena y completa porque quien habla y actúa es el Hijo de Dios encarnado. Por esto la fe exige que se profese que el Verbo hecho carne, en todo su misterio, que va desde la encarnación a la glorificación, es la fuente, participada mas real, y el cumplimiento de toda la revelación salvífica de Dios a la humanidad,14 y que el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo, enseña a los Apóstoles, y por medio de ellos a toda la Iglesia de todos los tiempos, « la verdad completa » (Jn 16,13).
7. La respuesta adecuada a la revelación de Dios es « la obediencia de la fe (Rm 1,5: Cf. Rm 16,26; 2 Co 10,5-6), por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestando “a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad”, y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por Él ».15 La fe es un don de la gracia: « Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que previene y ayuda, y los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da “a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad” ».16
La obediencia de la fe conduce a la acogida de la verdad de la revelación de Cristo, garantizada por Dios, quien es la Verdad misma;17 « La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado ».18 La fe, por lo tanto, « don de Dios » y « virtud sobrenatural infundida por Él »,19 implica una doble adhesión: a Dios que revela y a la verdad revelada por él, en virtud de la confianza que se le concede a la persona que la afirma. Por esto « no debemos creer en ningún otro que no sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo ».20
Debe ser, por lo tanto, firmemente retenida la distinción entre la fe teologal y la creencia en las otras religiones. Si la fe es la acogida en la gracia de la verdad revelada, que « permite penetrar en el misterio, favoreciendo su comprensión coherente »,21 la creencia en las otras religiones es esa totalidad de experiencia y pensamiento que constituyen los tesoros humanos de sabiduría y religiosidad, que el hombre, en su búsqueda de la verdad, ha ideado y creado en su referencia a lo Divino y al Absoluto.22
No siempre tal distinción es tenida en consideración en la reflexión actual, por lo cual a menudo se identifica la fe teologal, que es la acogida de la verdad revelada por Dios Uno y Trino, y la creencia en las otras religiones, que es una experiencia religiosa todavía en búsqueda de la verdad absoluta y carente todavía del asentimiento a Dios que se revela. Este es uno de los motivos por los cuales se tiende a reducir, y a veces incluso a anular, las diferencias entre el cristianismo y las otras religiones.
8. Se propone también la hipótesis acerca del valor inspirado de los textos sagrados de otras religiones. Ciertamente es necesario reconocer que tales textos contienen elementos gracias a los cuales multitud de personas a través de los siglos han podido y todavía hoy pueden alimentar y conservar su relación religiosa con Dios. Por esto, considerando tanto los modos de actuar como los preceptos y las doctrinas de las otras religiones, el Concilio Vaticano II —como se ha recordado antes— afirma que « por más que discrepen en mucho de lo que ella [la Iglesia] profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres ».23
La tradición de la Iglesia, sin embargo, reserva la calificación de textos inspirados a los libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, en cuanto inspirados por el Espíritu Santo.24 Recogiendo esta tradición, la Constitución dogmática sobre la divina Revelación del Concilio Vaticano II enseña: « La santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo (cf. Jn 20, 31; 2 Tm 3,16; 2 Pe 1,19-21; 3,15-16), tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia ».25 Esos libros « enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras de nuestra salvación ».26
Sin embargo, queriendo llamar a sí a todas las gentes en Cristo y comunicarles la plenitud de su revelación y de su amor, Dios no deja de hacerse presente en muchos modos « no sólo en cada individuo, sino también en los pueblos mediante sus riquezas espirituales, cuya expresión principal y esencial son las religiones, aunque contengan “lagunas, insuficiencias y errores” ».27 Por lo tanto, los libros sagrados de otras religiones, que de hecho alimentan y guían la existencia de sus seguidores, reciben del misterio de Cristo aquellos elementos de bondad y gracia que están en ellos presentes.
 
II. EL LOGOS ENCARNADOY EL ESPÍRITU SANTO
EN LA OBRA DE LA SALVACIÓN
9. En la reflexión teológica contemporánea a menudo emerge un acercamiento a Jesús de Nazaret como si fuese una figura histórica particular y finita, que revela lo divino de manera no exclusiva sino complementaria a otras presencias reveladoras y salvíficas. El Infinito, el Absoluto, el Misterio último de Dios se manifestaría así a la humanidad en modos diversos y en diversas figuras históricas: Jesús de Nazaret sería una de esas. Más concretamente, para algunos él sería uno de los tantos rostros que el Logos habría asumido en el curso del tiempo para comunicarse salvíficamente con la humanidad.
Además, para justificar por una parte la universalidad de la salvación cristiana y por otra el hecho del pluralismo religioso, se proponen contemporaneamente una economía del Verbo eterno válida también fuera de la Iglesia y sin relación a ella, y una economía del Verbo encarnado. La primera tendría una plusvalía de universalidad respecto a la segunda, limitada solamente a los cristianos, aunque si bien en ella la presencia de Dios sería más plena.
10. Estas tesis contrastan profundamente con la fe cristiana. Debe ser, en efecto, firmemente creída la doctrina de fe que proclama que Jesús de Nazaret, hijo de María, y solamente él, es el Hijo y Verbo del Padre. El Verbo, que « estaba en el principio con Dios » (Jn 1,2), es el mismo que « se hizo carne » (Jn 1,14). En Jesús « el Cristo, el Hijo de Dios vivo » (Mt 16,16) « reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente » (Col 2,9). Él es « el Hijo único, que está en el seno del Padre » (Jn 1,18), el « Hijo de su amor, en quien tenemos la redención [...]. Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la plenitud, y reconciliar con él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos » (Col 1,13-14.19-20).
Fiel a las Sagradas Escrituras y refutando interpretaciones erróneas y reductoras, el primer Concilio de Nicea definió solemnemente su fe en « Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre, por quien todas las cosas fueron hechas, las que hay en el cielo y las que hay en la tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió y se encarnó, se hizo hombre, padeció, y resucitó al tercer día, subió a los cielos, y ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos ».28 Siguiendo las enseñanzas de los Padres, también el Concilio de Calcedonia profesó que « uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, es él mismo perfecto en divinidad y perfecto en humanidad, Dios verdaderamente, y verdaderamente hombre [...], consustancial con el Padre en cuanto a la divinidad, y consustancial con nosotros en cuanto a la humanidad [...], engendrado por el Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, madre de Dios, en cuanto a la humanidad ».29
Por esto, el Concilio Vaticano II afirma que Cristo « nuevo Adán », « imagen de Dios invisible » (Col 1,15), « es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado [...]. Cordero inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En Él Dios nos reconcilió consigo y con nosotros y nos liberó de la esclavitud del diablo y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con el Apóstol: El Hijo de Dios “me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal 2,20) ».30
Al respecto Juan Pablo II ha declarado explícitamente: « Es contrario a la fe cristiana introducir cualquier separación entre el Verbo y Jesucristo [...]: Jesús es el Verbo encarnado, una sola persona e inseparable [...]. Cristo no es sino Jesús de Nazaret, y éste es el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos [...]. Mientras vamos descubriendo y valorando los dones de todas clases, sobre todo las riquezas espirituales que Dios ha concedido a cada pueblo, no podemos disociarlos de Jesucristo, centro del plan divino de salvación ».31
Es también contrario a la fe católica introducir una separación entre la acción salvífica del Logos en cuanto tal, y la del Verbo hecho carne. Con la encarnación, todas las acciones salvíficas del Verbo de Dios, se hacen siempre en unión con la naturaleza humana que él ha asumido para la salvación de todos los hombres. El único sujeto que obra en las dos naturalezas, divina y humana, es la única persona del Verbo.32
Por lo tanto no es compatible con la doctrina de la Iglesia la teoría que atribuye una actividad salvífica al Logos como tal en su divinidad, que se ejercitaría « más allá » de la humanidad de Cristo, también después de la encarnación.33
11. Igualmente, debe ser firmemente creída la doctrina de fe sobre la unicidad de la economía salvífica querida por Dios Uno y Trino, cuya fuente y centro es el misterio de la encarnación del Verbo, mediador de la gracia divina en el plan de la creación y de la redención (cf. Col 1,15-20), recapitulador de todas las cosas (cf. Ef 1,10), « al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención » (1 Co 1,30). En efecto, el misterio de Cristo tiene una unidad intrínseca, que se extiende desde la elección eterna en Dios hasta la parusía: « [Dios] nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor » (Ef 1,4); En él « por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad » (Ef 1,11); « Pues a los que de antemano conoció [el Padre], también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también los glorificó » (Rm 8,29-30).
El Magisterio de la Iglesia, fiel a la revelación divina, reitera que Jesucristo es el mediador y el redentor universal: « El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto, salvará a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor [...] es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndolo juez de vivos y de muertos ».34 Esta mediación salvífica también implica la unicidad del sacrificio redentor de Cristo, sumo y eterno sacerdote (cf. Eb 6,20; 9,11; 10,12-14).
12. Hay también quien propone la hipótesis de una economía del Espíritu Santo con un carácter más universal que la del Verbo encarnado, crucificado y resucitado. También esta afirmación es contraria a la fe católica, que, en cambio, considera la encarnación salvífica del Verbo como un evento trinitario. En el Nuevo Testamento el misterio de Jesús, Verbo encarnado, constituye el lugar de la presencia del Espíritu Santo y la razón de su efusión a la humanidad, no sólo en los tiempos mesiánicos (cf. Hch 2,32‑36; Jn 20,20; 7,39; 1 Co 15,45), sino también antes de su venida en la historia (cf. 1 Co 10,4; 1 Pe 1,10-12).
El Concilio Vaticano II ha llamado la atención de la conciencia de fe de la Iglesia sobre esta verdad fundamental. Cuando expone el plan salvífico del Padre para toda la humanidad, el Concilio conecta estrechamente desde el inicio el misterio de Cristo con el del Espíritu.35 Toda la obra de edificación de la Iglesia a través de los siglos se ve como una realización de Jesucristo Cabeza en comunión con su Espíritu.36
Además, la acción salvífica de Jesucristo, con y por medio de su Espíritu, se extiende más allá de los confines visibles de la Iglesia y alcanza a toda la humanidad. Hablando del misterio pascual, en el cual Cristo asocia vitalmente al creyente a sí mismo en el Espíritu Santo, y le da la esperanza de la resurrección, el Concilio afirma: « Esto vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual ».37
Queda claro, por lo tanto, el vínculo entre el misterio salvífico del Verbo encarnado y el del Espíritu Santo, que actúa el influjo salvífico del Hijo hecho hombre en la vida de todos los hombres, llamados por Dios a una única meta, ya sea que hayan precedido históricamente al Verbo hecho hombre, o que vivan después de su venida en la historia: de todos ellos es animador el Espíritu del Padre, que el Hijo del hombre dona libremente (cf. Jn 3,34).
Por eso el Magisterio reciente de la Iglesia ha llamado la atención con firmeza y claridad sobre la verdad de una única economía divina: « La presencia y la actividad del Espíritu no afectan únicamente a los individuos, sino también a la sociedad, a la historia, a los pueblos, a las culturas y a las religiones [...]. Cristo resucitado obra ya por la virtud de su Espíritu [...]. Es también el Espíritu quien esparce “las semillas de la Palabra” presentes en los ritos y culturas, y los prepara para su madurez en Cristo ».38 Aun reconociendo la función histórico-salvífica del Espíritu en todo el universo y en la historia de la humanidad,39 sin embargo confirma: « Este Espíritu es el mismo que se ha hecho presente en la encarnación, en la vida, muerte y resurrección de Jesús y que actúa en la Iglesia. No es, por consiguiente, algo alternativo a Cristo, ni viene a llenar una especie de vacío, como a veces se da por hipótesis, que exista entre Cristo y el Logos. Todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones, tiene un papel de preparación evangélica, y no puede menos de referirse a Cristo, Verbo encarnado por obra del Espíritu, “para que, hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas” ».40
En conclusión, la acción del Espíritu no está fuera o al lado de la acción de Cristo. Se trata de una sola economía salvífica de Dios Uno y Trino, realizada en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios, llevada a cabo con la cooperación del Espíritu Santo y extendida en su alcance salvífico a toda la humanidad y a todo el universo: « Los hombres, pues, no pueden entrar en comunión con Dios si no es por medio de Cristo y bajo la acción del Espíritu ».41
 
III. UNICIDAD Y UNIVERSALIDAD
DEL MISTERIO SALVÍFICO DE JESUCRISTO
13. Es también frecuente la tesis que niega la unicidad y la universalidad salvífica del misterio de Jesucristo. Esta posición no tiene ningún fundamento bíblico. En efecto, debe ser firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia, la proclamación de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su evento de encarnación, muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la historia de la salvación, que tiene en él su plenitud y su centro.
Los testimonios neotestamentarios lo certifican con claridad: « El Padre envió a su Hijo, como salvador del mundo » (1 Jn 4,14); « He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo » (Jn 1,29). En su discurso ante el sanedrín, Pedro, para justificar la curación del tullido de nacimiento realizada en el nombre de Jesús (cf. Hch 3,1-8), proclama: « Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos » (Hch 4,12). El mismo apóstol añade además que « Jesucristo es el Señor de todos »; « está constituido por Dios juez de vivos y muertos »; por lo cual « todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón de los pecados » (Hch 10,36.42.43).
Pablo, dirigiéndose a la comunidad de Corinto, escribe: « Pues aun cuando se les dé el nombre de dioses, bien en el cielo bien en la tierra, de forma que hay multitud de dioses y de señores, para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros » (1 Co 8,5-6). También el apóstol Juan afirma: « Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él » (Jn 3,16-17). En el Nuevo Testamento, la voluntad salvífica universal de Dios está estrechamente conectada con la única mediación de Cristo: « [Dios] quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos » (1 Tm 2,4-6).
Basados en esta conciencia del don de la salvación, único y universal, ofrecido por el Padre por medio de Jesucristo en el Espíritu Santo (cf. Ef 1,3-14), los primeros cristianos se dirigieron a Israel mostrando que el cumplimiento de la salvación iba más allá de la Ley, y afrontaron después al mundo pagano de entonces, que aspiraba a la salvación a través de una pluralidad de dioses salvadores. Este patrimonio de la fe ha sido propuesto una vez más por el Magisterio de la Iglesia: « Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos (cf. 2 Co 5,15), da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo a fin de que pueda responder a su máxima vocación y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que sea posible salvarse (cf. Hch 4,12). Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se halla en su Señor y Maestro ».42
14. Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios.
Teniendo en cuenta este dato de fe, y meditando sobre la presencia de otras experiencias religiosas no cristianas y sobre su significado en el plan salvífico de Dios, la teología está hoy invitada a explorar si es posible, y en qué medida, que también figuras y elementos positivos de otras religiones puedan entrar en el plan divino de la salvación. En esta tarea de reflexión la investigación teológica tiene ante sí un extenso campo de trabajo bajo la guía del Magisterio de la Iglesia. El Concilio Vaticano II, en efecto, afirmó que « la única mediación del Redentor no excluye, sino suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única ».43 Se debe profundizar el contenido de esta mediación participada, siempre bajo la norma del principio de la única mediación de Cristo: « Aun cuando no se excluyan mediaciones parciales, de cualquier tipo y orden, éstas sin embargo cobran significado y valor únicamente por la mediación de Cristo y no pueden ser entendidas como paralelas y complementarias ».44 No obstante, serían contrarias a la fe cristiana y católica aquellas propuestas de solución que contemplen una acción salvífica de Dios fuera de la única mediación de Cristo.
15. No pocas veces algunos proponen que en teología se eviten términos como « unicidad », « universalidad », « absolutez », cuyo uso daría la impresión de un énfasis excesivo acerca del valor del evento salvífico de Jesucristo con relación a las otras religiones. En realidad, con este lenguaje se expresa simplemente la fidelidad al dato revelado, pues constituye un desarrollo de las fuentes mismas de la fe. Desde el inicio, en efecto, la comunidad de los creyentes ha reconocido que Jesucristo posee una tal valencia salvífica, que Él sólo, como Hijo de Dios hecho hombre, crucificado y resucitado, en virtud de la misión recibida del Padre y en la potencia del Espíritu Santo, tiene el objetivo de donar la revelación (cf. Mt 11,27) y la vida divina (cf. Jn 1,12; 5,25-26; 17,2) a toda la humanidad y a cada hombre.
En este sentido se puede y se debe decir que Jesucristo tiene, para el género humano y su historia, un significado y un valor singular y único, sólo de él propio, exclusivo, universal y absoluto. Jesús es, en efecto, el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos. Recogiendo esta conciencia de fe, el Concilio Vaticano II enseña: « El Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, se encarnó para que, Hombre perfecto, salvara a todos y recapitulara todas las cosas. El Señor es el fin de la historia humana, “punto de convergencia hacia el cual tienden los deseos de la historia y de la civilización”, centro de la humanidad, gozo del corazón humano y plenitud total de sus aspiraciones. Él es aquel a quien el Padre resucitó, exaltó y colocó a su derecha, constituyéndolo juez de vivos y de muertos ».45 « Es precisamente esta singularidad única de Cristo la que le confiere un significado absoluto y universal, por lo cual, mientras está en la historia, es el centro y el fin de la misma: “Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin” (Ap 22,13) ».46
 
IV. UNICIDAD Y UNIDAD DE LA IGLESIA
16. El Señor Jesús, único salvador, no estableció una simple comunidad de discípulos, sino que constituyó a la Iglesia como misterio salvífico: Él mismo está en la Iglesia y la Iglesia está en Él (cf. Jn 15,1ss; Ga 3,28; Ef 4,15-16; Hch 9,5); por eso, la plenitud del misterio salvífico de Cristo pertenece también a la Iglesia, inseparablemente unida a su Señor. Jesucristo, en efecto, continúa su presencia y su obra de salvación en la Iglesia y a través de la Iglesia (cf. Col 1,24-27),47 que es su cuerpo (cf. 1 Co 12, 12-13.27; Col 1,18).48 Y así como la cabeza y los miembros de un cuerpo vivo aunque no se identifiquen son inseparables, Cristo y la Iglesia no se pueden confundir pero tampoco separar, y constituyen un único « Cristo total ».49 Esta misma inseparabilidad se expresa también en el Nuevo Testamento mediante la analogía de la Iglesia como Esposa de Cristo (cf. 2 Cor 11,2; Ef 5,25-29; Ap 21,2.9).50
Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por él fundada. Así como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: « una sola Iglesia católica y apostólica ».51 Además, las promesas del Señor de no abandonar jamás a su Iglesia (cf. Mt 16,18; 28,20) y de guiarla con su Espíritu (cf. Jn 16,13) implican que, según la fe católica, la unicidad y la unidad, como todo lo que pertenece a la integridad de la Iglesia, nunca faltaran.52
Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica —radicada en la sucesión apostólica—53 entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica: « Esta es la única Iglesia de Cristo [...] que nuestro Salvador confió después de su resurrección a Pedro para que la apacentara (Jn 24,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18ss.), y la erigió para siempre como « columna y fundamento de la verdad » (1 Tm 3,15). Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él ».54 Con la expresión « subsitit in », el Concilio Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y por otro lado que « fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad »,55 ya sea en las Iglesias que en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica.56 Sin embargo, respecto a estas últimas, es necesario afirmar que su eficacia « deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia católica ».57
17. Existe, por lo tanto, una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él.58 Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares.59 Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia católica al rehusar la doctrina católica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma.60
Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico,61 no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, están en una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia.62 En efecto, el Bautismo en sí tiende al completo desarrollo de la vida en Cristo mediante la íntegra profesión de fe, la Eucaristía y la plena comunión en la Iglesia.63
« Por lo tanto, los fieles no pueden imaginarse la Iglesia de Cristo como la suma —diferenciada y de alguna manera unitaria al mismo tiempo— de las Iglesias y Comunidades eclesiales; ni tienen la facultad de pensar que la Iglesia de Cristo hoy no existe en ningún lugar y que, por lo tanto, deba ser objeto de búsqueda por parte de todas las Iglesias y Comunidades ».64 En efecto, « los elementos de esta Iglesia ya dada existen juntos y en plenitud en la Iglesia católica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades ».65 « Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia ».66
La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesia; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino « en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia ».67
 
V. IGLESIA, REINO DE DIOS Y REINO DE CRISTO
18. La misión de la Iglesia es « anunciar el Reino de Cristo y de Dios, establecerlo en medio de todas las gentes; [la Iglesia] constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino ».68 Por un lado la Iglesia es « sacramento, esto es, signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano »;69 ella es, por lo tanto, signo e instrumento del Reino: llamada a anunciarlo y a instaurarlo. Por otro lado, la Iglesia es el « pueblo reunido por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo »;70 ella es, por lo tanto, el « reino de Cristo, presente ya en el misterio »,71 constituyendo, así, su germen e inicio. El Reino de Dios tiene, en efecto, una dimensión escatológica: Es una realidad presente en el tiempo, pero su definitiva realización llegará con el fin y el cumplimiento de la historia.72
De los textos bíblicos y de los testimonios patrísticos, así como de los documentos del Magisterio de la Iglesia no se deducen significados unívocos para las expresiones Reino de los Cielos, Reino de Dios y Reino de Cristo, ni de la relación de los mismos con la Iglesia, ella misma misterio que no puede ser totalmente encerrado en un concepto humano. Pueden existir, por lo tanto, diversas explicaciones teológicas sobre estos argumentos. Sin embargo, ninguna de estas posibles explicaciones puede negar o vaciar de contenido en modo alguno la íntima conexión entre Cristo, el Reino y la Iglesia. En efecto, « el Reino de Dios que conocemos por la Revelación, no puede ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia... Si se separa el Reino de la persona de Jesús, no es éste ya el Reino de Dios revelado por él, y se termina por distorsionar tanto el significado del Reino —que corre el riesgo de transformarse en un objetivo puramente humano e ideológico— como la identidad de Cristo, que no aparece como el Señor, al cual debe someterse todo (cf. 1 Co 15,27); asimismo, el Reino no puede ser separado de la Iglesia. Ciertamente, ésta no es un fin en sí misma, ya que está ordenada al Reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento. Sin embargo, a la vez que se distingue de Cristo y del Reino, está indisolublemente unida a ambos ».73
19. Afirmar la relación indivisible que existe entre la Iglesia y el Reino no implica olvidar que el Reino de Dios —si bien considerado en su fase histórica— no se identifica con la Iglesia en su realidad visible y social. En efecto, no se debe excluir « la obra de Cristo y del Espíritu Santo fuera de los confines visibles de la Iglesia ».74 Por lo tanto, se debe también tener en cuenta que « el Reino interesa a todos: a las personas, a la sociedad, al mundo entero. Trabajar por el Reino quiere decir reconocer y favorecer el dinamismo divino, que está presente en la historia humana y la transforma. Construir el Reino significa trabajar por la liberación del mal en todas sus formas. En resumen, el Reino de Dios es la manifestación y la realización de su designio de salvación en toda su plenitud ».75
Al considerar la relación entre Reino de Dios, Reino de Cristo e Iglesia es necesario, de todas maneras, evitar acentuaciones unilaterales, como en el caso de « determinadas concepciones que intencionadamente ponen el acento sobre el Reino y se presentan como “reinocéntricas”, las cuales dan relieve a la imagen de una Iglesia que no piensa en sí misma, sino que se dedica a testimoniar y servir al Reino. Es una “Iglesia para los demás” —se dice— como “Cristo es el hombre para los demás”... Junto a unos aspectos positivos, estas concepciones manifiestan a menudo otros negativos. Ante todo, dejan en silencio a Cristo: El Reino del que hablan se basa en un “teocentrismo”, porque Cristo —dicen— no puede ser comprendido por quien no profesa la fe cristiana, mientras que pueblos, culturas y religiones diversas pueden coincidir en la única realidad divina, cualquiera que sea su nombre. Por el mismo motivo, conceden privilegio al misterio de la creación, que se refleja en la diversidad de culturas y creencias, pero no dicen nada sobre el misterio de la redención. Además el Reino, tal como lo entienden, termina por marginar o menospreciar a la Iglesia, como reacción a un supuesto “eclesiocentrismo” del pasado y porque consideran a la Iglesia misma sólo un signo, por lo demás no exento de ambigüedad ».76 Estas tesis son contrarias a la fe católica porque niegan la unicidad de la relación que Cristo y la Iglesia tienen con el Reino de Dios.
 
VI. LA IGLESIA Y LAS RELIGIONES
EN RELACIÓN CON LA SALVACIÓN
20. De todo lo que ha sido antes recordado, derivan también algunos puntos necesarios para el curso que debe seguir la reflexión teológica en la profundización de la relación de la Iglesia y de las religiones con la salvación.
Ante todo, debe ser firmemente creído que la « Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta ».77 Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, « es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación ».78
La Iglesia es « sacramento universal de salvación »79 porque, siempre unida de modo misterioso y subordinada a Jesucristo el Salvador, su Cabeza, en el diseño de Dios, tiene una relación indispensable con la salvación de cada hombre.80 Para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, « la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo ».81 Ella está relacionada con la Iglesia, la cual « procede de la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo »,82 según el diseño de Dios Padre.
21. Acerca del modo en el cual la gracia salvífica de Dios, que es donada siempre por medio de Cristo en el Espíritu y tiene una misteriosa relación con la Iglesia, llega a los individuos no cristianos, el Concilio Vaticano II se limitó a afirmar que Dios la dona « por caminos que Él sabe ».83 La Teología está tratando de profundizar este argumento, ya que es sin duda útil para el crecimiento de la compresión de los designios salvíficos de Dios y de los caminos de su realización. Sin embargo, de todo lo que hasta ahora ha sido recordado sobre la mediación de Jesucristo y sobre las « relaciones singulares y únicas »84 que la Iglesia tiene con el Reino de Dios entre los hombres —que substancialmente es el Reino de Cristo, salvador universal—, queda claro que sería contrario a la fe católica considerar la Iglesia como un camino de salvación al lado de aquellos constituidos por las otras religiones. Éstas serían complementarias a la Iglesia, o incluso substancialmente equivalentes a ella, aunque en convergencia con ella en pos del Reino escatológico de Dios.
Ciertamente, las diferentes tradiciones religiosas contienen y ofrecen elementos de religiosidad que proceden de Dios85 y que forman parte de « todo lo que el Espíritu obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones ».86 De hecho algunas oraciones y ritos pueden asumir un papel de preparación evangélica, en cuanto son ocasiones o pedagogías en las cuales los corazones de los hombres son estimulados a abrirse a la acción de Dios.87 A ellas, sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una eficacia salvífica ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos.88 Por otro lado, no se puede ignorar que otros ritos no cristianos, en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (cf. 1 Co 10,20-21), constituyen más bien un obstáculo para la salvación.89
22. Con la venida de Jesucristo Salvador, Dios ha establecido la Iglesia para la salvación de todos los hombres (cf. Hch 17,30-31).90 Esta verdad de fe no quita nada al hecho de que la Iglesia considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo excluye esa mentalidad indiferentista « marcada por un relativismo religioso que termina por pensar que “una religión es tan buena como otra” ».91 Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos.92 Sin embargo es necesario recordar a « los hijos de la Iglesia que su excelsa condición no deben atribuirla a sus propios méritos, sino a una gracia especial de Cristo; y si no responden a ella con el pensamiento, las palabras y las obras, lejos de salvarse, serán juzgados con mayor severidad ».93 Se entiende, por lo tanto, que, siguiendo el mandamiento de Señor (cf. Mt 28,19-20) y como exigencia del amor a todos los hombres, la Iglesia « anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas ».94
La misión ad gentes, también en el diálogo interreligioso, « conserva íntegra, hoy como siempre, su fuerza y su necesidad ».95 « En efecto, « Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad » (1 Tm 2,4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia, a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera ».96 Por ello el diálogo, no obstante forme parte de la misión evangelizadora, constituye sólo una de las acciones de la Iglesia en su misión ad gentes.97 La paridad, que es presupuesto del diálogo, se refiere a la igualdad de la dignidad personal de las partes, no a los contenidos doctrinales, ni mucho menos a Jesucristo —que es el mismo Dios hecho hombre— comparado con los fundadores de las otras religiones. De hecho, la Iglesia, guiada por la caridad y el respeto de la libertad,98 debe empeñarse primariamente en anunciar a todos los hombres la verdad definitivamente revelada por el Señor, y a proclamar la necesidad de la conversión a Jesucristo y la adhesión a la Iglesia a través del bautismo y los otros sacramentos, para participar plenamente de la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Por otra parte, la certeza de la voluntad salvífica universal de Dios no disminuye sino aumenta el deber y la urgencia del anuncio de la salvación y la conversión al Señor Jesucristo.
 
CONCLUSIÓN
23. La presente Declaración, reproponiendo y clarificando algunas verdades de fe, ha querido seguir el ejemplo del Apóstol Pablo a los fieles de Corinto: « Os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí » (1 Co 15,3). Frente a propuestas problemáticas o incluso erróneas, la reflexión teológica está llamada a confirmar de nuevo la fe de la Iglesia y a dar razón de su esperanza en modo convincente y eficaz.
Los Padres del Concilio Vaticano II, al tratar el tema de la verdadera religión, han afirmado:          « Creemos que esta única religión verdadera subsiste en la Iglesia católica y apostólica, a la cual el Señor Jesús confió la obligación de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apóstoles: “Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado” (Mt 28,19-20). Por su parte todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo referente a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla ».99
La revelación de Cristo continuará a ser en la historia la verdadera estrella que orienta a toda la humanidad: 100 « La verdad, que es Cristo, se impone como autoridad universal ». 101 El misterio cristiano supera de hecho las barreras del tiempo y del espacio, y realiza la unidad de la familia humana: « Desde lugares y tradiciones diferentes todos están llamados en Cristo a participar en la unidad de la familia de los hijos de Dios [...]. Jesús derriba los muros de la división y realiza la unificación de forma original y suprema mediante la participación en su misterio. Esta unidad es tan profunda que la Iglesia puede decir con san Pablo: « Ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios » (Ef 2,19) ». 102
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la Audiencia del día 16 de junio de 2000, concedida al infrascrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con ciencia cierta y con su autoridad apostólica, ha ratificado y confirmado esta Declaración decidida en la Sesión Plenaria, y ha ordenado su publicación.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 6 de agosto de 2000, Fiesta de la Transfiguración del Señor.
 
 Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
Tarcisio Bertone, S.D.B.
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario
 
Notas
(1) Conc. de Constantinopla I, Symbolum Costantinopolitanum: DS 150.
(2) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 1: AAS 83 (1991) 249-340.
(3) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes y Decl. Nostra aetate; cf. también Pablo VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi: AAS 68 (1976) 5-76; Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio.
(4) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetate, 2.
(5) Pont. Cons. para el Diálogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelización de los Pueblos, Instr. Diálogo y anuncio, 29; cf. Conc.Ecum. Vat II, Const. past. Gaudium et spes, 22.
(6) Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 55.
(7) Cf. Pont.Cons. para el Diálogo Interreligioso y la Congr. para la Evangelización de los Pueblos, Instr. Diálogo y anuncio, 9: AAS 84 (1992) 414-446.
(8) Juan Pablo II,Enc. Fides et ratio, 5: AAS 91 (1999) 5‑88.
(9) Conc. Ecum Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 2.
(10) Ibíd., 4.
(11) Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, 5.
(12) Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio, 14.
(13) Conc. Ecum. de Calcedonia, DS 301. Cf. S. Atanasio de Alejandría, De Incarnatione, 54,3: SC 199,458.
(14) Cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 4
(15) Ibíd., 5.
(16) Ibíd.
(17) 3 Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 144.
(18) Ibíd., 150.
(19) Ibíd., 153.
(20) Ibíd., 178.
(21) Juan Pablo II, Enc. Fides et Ratio, 13.
(22) Cf. ibíd., 31-32.
(23) Conc. Ecum. Vat.II, Decl.Nostra aetae, 2. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Decr. Ad gentes, 9, donde se habla de todo lo bueno presente « en los ritos y en las culturas de los pueblos »; Const. dogm. Lumen gentium, 16, donde se indica todo lo bueno y lo verdadero presente entre los no cristianos, que pueden ser considerados como una preparación a la acogida del Evangelio.
(24) Cf. Conc. de Trento, Decr. de libris sacris et de traditionibus recipiendis: DS 1501; Conc. Ecum. Vat. I, Const. dogm.Dei Filius, cap. 2: DS 3006.
(25) Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm.Dei verbum, 11.
(26) Ibíd.
2 notes · View notes
andreamongen · 4 years
Text
COLORS: El atractivo escaparate digital de música y moda que está conquistando YouTube.
En estos tiempos en apariencia “grises”, muchos creadores de contenido han apostado por darle color a la humanidad, haciendo de esta palabra un concepto atractivo y arriesgado que adquiere cada vez más protagonismo entre sus productos. A esta oda a los colores se suma uno de los canales de música más populares de YouTube en la actualidad. Me refiero a COLORSXSTUDIO, con sede en el monumental edificio Funkhaus Berlin, ubicado en las afueras del centro de la capital alemana.
Esta plataforma digital co-fundada en el 2016 por el fotógrafo de moda neoyorquino Felix Glasmeyer y el publicista Philip Starke, desafía el panorama musical tradicional mostrando artistas emergentes de gran calidad, que son invitados semana tras semana a realizar una o dos presentaciones musicales en su cuarto monocromático, caracterizado por cambiar de color en cada presentación, en donde sólo un micrófono y el espacio vacío hacen destacar al artista sonora y visualmente, creando una experiencia íntima y genuina que se vuelve adictiva entre sus frecuentes seguidores.
Bajo el lema “All colors, no genders”, este canal se abre paso en el barroquismo ciberespacial al convertirse en un destacado referente de tendencias que celebran la diversidad musical y cultural de nuestra época. Los productos finales son videos nítidos y con audios masterizados, en una pulcra estética minimalista que hace brillar las presentaciones energéticas y expresivas de cada invitado/a. Con estos puntos a favor da igual las características físicas y los atuendos de las jóvenes promesas musicales. Es un hecho que si llegas a estar en el spotlight de COLORS, muy probablemente miles de personas te amarán.  
Es por estas razones que me emociona mucho poder compartir con ustedes, diez de las presentaciones más memorables de COLORS que destacan en el mundo de la moda por su creatividad, su sello personal o por sus colaboraciones estratégicas. 😀🙌
1.Lous and the Yakuza - Bon Acteur.
Esta música belga-congoleña residente en Bruselas, ofrece una interpretación majestuosa de su destacado sencillo: Bon Acteur.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/VWtEP3Uc8A8
Su impecable outfit fue diseñado por Elena Mottola, utilizando para esta ocasión un vestido de la colección femenina Otoño / Invierno 2020 de Acne Studios, y las llamativas botas de la colección Otoño / Invierno 2020 de Ioewe.
2. Billie Eilish - idontwannabeyouanymore
La joven estrella pop nativa de Los Angeles, Billie Eilish, regresa con una maravillosa e introspectiva presentación de "idontwannabeyouanymore", sacado de su EP Debut "Don't Smile at Me”.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/DSbqyWXVDYg
Siendo fiel a su estilo único, Billie Eilish creó su propia línea de prendas sustentables BLOHSH, la cual también ha inspirado sus colaboraciones con H&M, BERSHKA y UNIQLO, esta última de la mano de Takashi Murakami.
3. Moses Sumney - Cut Me.
El artista de Carolina del Norte, Moses Sumney, comparte una interpretación sublime de "Cut Me", extraído de la Parte #1 de su álbum “græ".
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/O0dLpnLBcKk
KAYADUA realizó una máscara a medida para la actuación del artista en COLORS. Moses la complementa con los Reflector Dark Street Pants unisex de TRIPP NYC.
4. Ama Lou - Tried Up
Ama Lou, del norte de Londres, sorprende con una magnífica interpretación de "Tried Up" que se extrae de su EP DDD.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/-A7MGoDeumc
La música y la originalidad están en el corazón del espíritu de marca de Clarks Originals. Es por eso que junto a COLORS, descubrieron algunos de los artistas jóvenes más emocionantes de nuestro tiempo. Ama Lou, fue una de las invitadas a presentar uno de sus sencillos, vistiendo el icónico zapato Wallabee conocido por su distintiva construcción de mocasín y su característica suela de crepé.
5. Pierre Kwenders - Amours d'Été
El artista congoleño-canadiense Pierre Kwenders, ofrece una interpretación suave como la seda de "Amours d'Été", extraído del álbum de 2019 del productor con sede en Lisboa, Branko “NOSSO".
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/k1O_wzK4RBI
El abrigo que utiliza Pierre en esta presentación es Bamako Doudoune, pieza de alta costura artesanal de la colección Otoño / Invierno 2017 de CORALIE MARABELLE, acompañado de una boina rígida cosida a mano de la marca Fumile, especialmente diseñada para el cantante.
6. Gabriel Garzón-Montano - Someone, Agüita, Bloom (Medley)
El artista y multiinstrumentista de Brooklyn, Gabriel Garzón-Montano, comparte un popurrí mágico de "Someone", "Agüita" y "Bloom", todos extraídos de su disco Jagjaguwar.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/rGxSeLQPhzE
Bajo el styling de Rhi Dancey, Gabriel utiliza en esta ocasión la gabardina Look 3 del diseñador Andy Froud y las prendas de mezclilla de Denim Suit.
7. Not3s - Got
COLORS x Adidas Football presentan a Not3s, quien conquista con su ingenioso juego de palabras y su fluidez en "Got" (prod. ILLBLU), que se extrae de su proyecto Take Not3s II.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/u2uFdEJUwaU
Adidas Football y COLORS reunieron dos de los mayores puntos de pasión de la cultura callejera: el fútbol y la música. Como parte de la serie, muestran a Not3s con el estilo más elegante de la temporada, representando a su favorito Manchester United. Not3s combina su camisa con la última entrega de botas de Three Stripes, el hermoso paquete 'Spectral Mode’.
8. Lido Pimienta - Nada
La artista colombo-canadiense Lido Pimienta, ofrece una interpretación de ensueño de "Nada" (con Li Saumet), extraído de su álbum "Miss Colombia”.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/oSBy608ONmQ
Lido Pimienta personalizó sus zapatillas de 4 pulgadas de plataforma con el diseño de LO x SOLE SURVIVOR,   para acompañar su vestido de organza pintado a mano por el equipo de Delhi Dyers, NORBLACK NORWHITE.
9. Sevdaliza - Gole Bi Goldoon
La artista multidisciplinaria iraní-holandesa Sevdaliza adorna el escenario de COLORS con una interpretación iluminadora de "Gole Bi Goldoon", un sencillo destacado de su nuevo álbum aclamado por la crítica "Shabrang".
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/sSkTsyp-q2o
Haciendo una declaración cultural audaz como un homenaje a una de las artistas más icónicas y revolucionarias de Irán, cantante y revolucionaria Googoosh, Sevdaliza utiliza un conjunto poderoso de la diseñadora Ninamounah bajo el styling de Imruh Asha.
10. Princess Nokia - Gemini
La rapera neoyorquina Princess Nokia es un espíritu libre en su relajada interpretación de "Gemini", que levantó su disco "Everything Is Beautiful”.
Tumblr media Tumblr media
https://youtu.be/Kc0e58ldD04
Este ecléctico conjunto fue diseñado por Theresa Gross, utilizando las gafas de sol retro de acetato de aviador FLACKBEE C1 de la marca Gentle Monster, un corset hecho con sábanas vintage de los años 70/80 de la colección Otoño / Invierno 2020 de Rave Review, una mesh top semitransparente con impresiones de Julien Nguyen para la colección de Otoño 2020 de Ottolinger y los zapatos deportivos Kikokostadinov x GEL-KIRIL creados por Kostadinov para ASICS SportStyle.
Con más de 4,89 millones de suscriptores en todo el mundo, COLORS revoluciona la manera en la que consumimos nuestras experiencias musicales, ya que recrea en la palma de nuestra mano un catálogo vivo de sonidos, formas y gustos, que nos hace sentirnos en comunidad con los artistas que admiramos, naturalizando y promoviendo un mundo donde es colorido romper los esquemas, ser más atrevidos y crear identidad.
Sé que aún hay más estilos que te gustan e identifican, es por eso que hice una súper lista, especialmente curada, que contiene otros artistas que igual dejaron una huella en el escaparate de COLORS.
Tumblr media
https://www.youtube.com/playlist?list=PLRKIlMdJj9opC97m_udTD3BUgOgsMhjEG
♦️ Visita su tienda online: https://shop.colorsxstudios.com/
Déjame conocer en los comentarios a tus favoritos. 👇👇👇
*Derechos reservados - 2020.
0 notes
lelitblog · 5 years
Text
Sacrilegio trágico - El Ocaso.
Tumblr media
Desde su nacimiento, la transformación del arte ha estado sometida a diversos factores que afectan directa o indirectamente su medio de desarrollo: el arte evoluciona en paralelo con la civilización. En la antigua Grecia, la literatura pasó por diferentes etapas que son reflejo de la sociedad que las vio nacer, florecer, y morir. Claro ejemplo es el de la tragedia, género que surge como una necesidad frente a los cambios acaecidos en la Grecia arcaica, pero que también muere en respuesta a un giro de intereses. La muerte de la tragedia, así como su nacimiento, tienen su explicación, como señalan diversos autores en la imperante y posterior olvidada necesidad del griego arcaico por, en un mundo de dioses, volver a sentirse humano.
La hegemonía ática en el siglo VI a.C. supuso el declive o la stasis de la Grecia arcaica (Sáenz, 2013). La crisis económica que azotó la Hélade, obligó a sus habitantes a buscar nuevas vías de comercio, la proliferación del arte fue más grande que nunca, las obras de poetas de renombre recorrieron lo largo y ancho de Grecia; se se impulsó el trabajo de desconocidos en auge, y potenciales futuros maestros fueron inspirados para adentrarse en el mundo del arte. Atenas fue principal sede de esta proliferación artística, la llamada colonización griega llevó al Ática a ostentar una importancia política, social y cultural jamás antes vista, que convirtió a Atenas en la meca de las artes griegas del recién inaugurado periodo clásico. El apogeo de la lírica como género literario imperante se vio seriamente opacado con la llegada de la tragedia, el nuevo monstruo que amenazaba con revolucionar por completo el pensamiento ático. Diversos son los autores que han intentado definir el origen de la tragedia. Aristóteles menciona que la tragedia buscaba una imitación de la realidad de la época, una mímesis que solo eran posibles a través de “…el diálogo, los diferentes tipos de descripción, principalmente la evidentia, los personajes y el lenguaje figurado” (Beristáin, 2004, p. 334) propios del drama.
La poesía, sin embargo, pronto se dividió en dos clases según las diferencias de carácter en los poetas individuales; pues los más elevados entre ellos debían representar las acciones más nobles y los personajes más egregios; mientras los de espíritu inferior representaban las acciones viles.(…) Pero tan pronto como la tragedia y la comedia aparecieron en el ambiente, aquellos naturalmente atraídos por cierta línea de poesía se convirtieron en autores de comedias en lugar de yambos, y los otros inclinados por su índole a una línea distinta, en creadores de tragedias en lugar de epopeyas, porque estos nuevos modos del arte resultaban más majestuosos y de mayor estima que los antiguos. (Aristóteles, Poética, p. 7)
Para Jaeger, la decadencia de la aristocracia supuso un cambio en los intereses del griego del s. VI a.C., el siglo de Pericles no fue fundado sobre las bases de la aristocracia, sino con una completa atribución al pueblo ateniense. Lo que se buscaba era volver a los orígenes más humanos de la épica, la enseñanza de valores no como arengas o exhortaciones, sino como relatos que inspiraban sociedades enteras.
En la poesía poshomérica vemos en todas partes el creciente desarrollo del puro contenido del pensamiento, ya en forma de exigencia normativa para la comunidad, ya como expresión personal del individuo. Verdad es que la mayoría de estas formas poéticas proceden de la epopeya. Pero al separarse de ella, el mito, que constituía el contenido entero de la epopeya, o es completamente abandonado, como en Tirteo, (…) o lo es en su mayoría en los líricos y Mimnermo, o es introducido en el transcurso del pensamiento, ajeno al mito, en forma de ejemplos aislados. (Jaeger, 2006, p. 226)
El mito, como dirán muchos más autores, es una de las principales características que busca retomar la tragedia de la épica. La representación de las leyendas que se mantenían muy bien en el conocimiento colectivo, y quizá fue esta la razón por la que los poetas arcaicos optaron por omitirlo, e incursionar en el sentido meramente apolíneo de la representación artística. Es entonces una necesidad el volver a lo humano, a lo narrativo, a la representación de historias que ya muy bien se conocen, pero que no mueven al receptor por lo novedoso, sino que es la refinación del discurso lo que mantiene al espectador al filo de su asiento. Una necesidad de volver a lo humano, lo demasiado humano, lo dionisíaco.
“Mediante la tragedia alcanza el mito su contenido más hondo, su forma más expresiva; una vez más el mito se levanta, como un héroe herido, y con un resplandor último y poderoso brilla en sus ojos todo el sobrante de fuerza, junto con el sosiego lleno de sabiduría del moribundo.” (Nietzsche, El origen de la tragedia, p. 103)
Friedrich Nietzsche propone la misma tesis: es la unión de los componentes apolíneos y dionisíacos lo que le otorga a la tragedia su verdadero valor, volviendo a la magnificación del mito, y a los dioses como sus principales instigadores. En la tragedia, los males que acosan a los protagonistas devienen de la “praxis”, la oposición o desobediencia a una voz sobrenatural que decreta designios que deben ser cumplidos, pero que el hombre, en su completa humanidad, tiende a romper y caer en una serie de sucesos inevitables que acarrean un trágico desenlace. Era necesario entonces que exista esta glorificación del mito.
¿Qué es lo que tú querías, sacrílego Eurípides, cuando intentaste forzar una vez más a este moribundo a que te prestase servidumbre? Él murió entre tus manos brutales: y ahora tú necesitabas un mito remedado, simulado, que, como el mono de Heracles, lo único que sabía ya era acicalarse con la vieja pompa. (…) Y puesto que tú habías abandonado a Dioniso, Apolo te abandonó a ti; saca a todas las pasiones de su escondrijo y enciérralas en tu círculo, afila y aguza una dialéctica sofística para los 36 discursos de tus héroes, - también tus héroes tienen unas pasiones sólo remedadas y simuladas y pronuncian únicamente discursos remedados y simulados. (Nietzsche, 2007, p. 104)
El ocaso de ésta tuvo que parecernos provocado por el notable hecho de que esos dos instintos artísticos primordiales se disociaran: con ese suceso concordaban una degeneración y una transformación del carácter del pueblo griego, invitándonos a una seria reflexión acerca de cuán necesaria y estrechamente se hallan ligados en sus fundamentos el arte y el pueblo, el mito y la costumbre, la tragedia y el Estado. Aquel ocaso de la tragedia fue a la vez el ocaso del mito. (Nietzsche, 2007, p. 192)
Es por esto que, para Nietzsche, fue Eurípides el primer asesino de la tragedia, al destituir a los dioses de la posición que ostentaban, el elemento dionisíaco de la tragedia se perdió, y la importancia de la mitificación que Esquilo y Sófocles buscaban recuperar desapareció para siempre. El mito en la tragedia de Eurípides no es más que una sombra, una excusa, una simulación de lo que alguna vez fue. La posterior aparición del sofismo, la dialéctica, el pensamiento socrático, platónico y aristotélico, y el logos a grosso modo, fue la daga que terminó por asesinar a la agonizante tragedia.
Aaronchas
0 notes
bipolarasfuck · 7 years
Quote
Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Y cómo lo haré? De aquí en adelante contemplaré todas las cosas con amor y naceré de nuevo. Amaré al sol porque me calienta los huesos; pero también amaré la lluvia porque purifica mi espíritu. Amaré la luz porque me señala el camino; pero también amaré la oscuridad porque me enseña las estrellas. Acogeré la felicidad porque engrandece mi corazón; pero también soportaré la tristeza porque descubre mi alma. Reconoceré la recompensa porque constituye mi pago; pero también daré acogida a los obstáculos porque constituyen para mí un desafío. Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Y cómo hablaré? Elogiaré a mis enemigos y se convertirán en amigos míos. Animaré a mis amigos y se volverán mis hermanos. Ahondaré siempre en busca de razones para elogiar; nunca me allanaré a buscar excusas para el chisme. Cuando sienta la tentación de criticar, me morderé la lengua; cuando me sienta inspirado a elogiar, lo proclamaré a los cuatro vientos. ¿No sucede que los pájaros, el viento, el mar y la naturaleza toda hablan con la música de la alabanza para su creador? ¿No puedo acaso hablar con la misma música a sus hijos? De aquí en adelante recordaré este secreto que cambiará mi vida. Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Y cómo procederé? Amaré a todas las clases de hombres porque cada uno tiene cualidades dignas de ser admiradas aunque quizá estén ocultas. Derribaré la muralla de sospecha y de odio que han construido alrededor de sus corazones, y en su lugar edificaré puentes para llegar por ellos a sus almas. Amaré al que tiene ambiciones porque podrá inspirarme; amaré a los que han fracasado porque pueden enseñarme. Amaré a los reyes porque son solo humanos; amaré a los humildes porque son divinos. Amaré a los ricos porque sufren la soledad; amaré a los pobres porque son tantos. Amaré a los jóvenes por la fe a que se aferran; amaré a los ancianos por la, sabiduría que comparten. Amaré a los hermosos por sus ojos de tristeza; amaré a los feos por sus almas saturadas de paz. Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Pero cómo reaccionaré ante la conducta de los demás? Con amor. Porque así como el amor es el arma con la que me propongo abrir el corazón del hombre, el amor es también mi escudo para resistir los dardos de odio y las lanzas de ira. La adversidad y el desánimo azotarán cual huracán mi nuevo escudo, hasta quedar finalmente reducidos a fina lluvia. Mi escudo me protegerá en el mercado, me sostendrá cuando estoy solo. Me estimulará en momentos de desánimo, pero también me calmará en épocas de gozoso transporte. Con el uso se fortalecerá y me protegerá cada vez más, hasta que un día lo pondré a un lado y caminaré sin estorbos entre todos los hombres, y cuando lo haga, mi nombre será enarbolado bien alto en la pirámide de la vida. Saludaré este día con amor en mi corazón. ¿Y cómo me enfrentaré con las personas con quienes me encuentro? De una sola manera. En silencio y en mi fuero interno me dirigiré a él y le diré que le amo. Aunque dichas en silencio estas palabras se reflejarán en mis ojos, serenarán mi frente, harán que una sonrisa se asome a mis labios, y harán eco en mi voz; y su corazón se abrirá. ¿Y quién es aquel que se negará a comprar mis mercancías cuando en su corazón sienta mi amor? Saludaré este día con amor en mi corazón. Y principalmente me amaré a mí mismo. Porque cuando lo hago, vigilaré celosamente todo lo que entra en mi cuerpo, mi mente, mi alma y mi corazón. Nunca jamás mimaré los apetitos de la carne, sino que más bien trataré mi cuerpo con limpieza y moderación. Nunca permitiré que mi mente sea atraída por el mal y la desesperación, sino que más bien la estimularé con los conocimientos y la sabiduría de los siglos. Nunca le permitiré a mi alma que se vuelva complaciente y satisfecha; por el contrario la alimentaré con la meditación y la oración. No permitiré nunca que mi corazón se empequeñezca o se amargue; sino más bien lo compartiré y crecerá y alegrará la tierra. Saludaré este día con amor en mi corazón. De aquí en adelante amaré a toda la humanidad. Desde este momento todo el odio ha sido extraído de mis venas porque no tengo tiempo para odiar, sólo tengo tiempo para amar. Desde este momento doy el primer paso requerido para convertirme en un hombre entre los hombres. Con amor aumentaré mis ventas en un ciento por ciento y me convertiré en un gran vendedor. Aunque no posea otras cualidades, puedo alcanzar el éxito con el amor solo. Sin el amor fracasaré aunque posea todos los conocimientos y habilidades del mundo. Saludaré este día con amor, y tendré éxito.
El vendedor más grande del mundo.
1 note · View note
libromundoes · 4 years
Text
Pandemia! por Slavoj Žižek; ¿Dónde está Dios en un mundo de coronavirus? por John Lennox – diario | Libros
represos en casa con el tiempo de escribir libros instantáneos, dos setenta en sus setenta están haciendo intentos muy diferentes aquí para obtener un significado o una moraleja de la pandemia de coronavirus. El teórico esloveno Slavoj Žižek trata la enfermedad como un malestar intelectual del cual solo seremos salvados por una "revolución filosófica"; John Lennox, un matemático de Oxford a la luz de la luna como evangelista cristiano, se acerca a Covid-19 como un enigma teológico y trata de explicar por qué Dios no parece molesto por nuestra angustia. Mientras los médicos trabajan para decodificar el coronavirus, Žižek lo infla sin ayuda en un fantasma imaginario, una "fantasía espectral". En ausencia de una vacuna, Lennox prescribe la oración, que es al menos un mejor consejo que inyectar lejía.
Žižek deplora nuestras supersticiones sobre el virus como una regresión del "pensamiento premoderno" y Pandemia! él reconsidera la crisis usando los habituales gurús posmodernos. La historia de Michel Foucault sobre el estado disciplinario lo empuja a burlarse de las reglas de higiene: advirtió que no se toque la cara, ¿se nos dice que no juguemos con nosotros mismos? (Bueno, no, porque los funcionarios de salud de Nueva York recomendaron oficialmente la masturbación a usuarios cerrados de aplicaciones de citas, aconsejando "eres tu pareja sexual más segura"). Inspirado por el psicoanalista Jacques Lacan, Žižek dice que un yo a ciegas: la replicación del patógeno ha aflojado nuestro control sobre la realidad y expuesto "el último abismo de nuestro ser". El remedio es una dosis actualizada de Marx: debido a que la pandemia es un subproducto del capitalismo mundial, la solución debe ser "una especie de comunismo reinventado".
Una agonía como la causada por el coronavirus puede ayudar a lo que Lennox llama "construcción de personajes"
La pandemia le recuerda a Žižek la invasión alienígena de HG Wells el La guerra de los mundos, donde la humanidad se salva fortuitamente porque los marcianos no tienen resistencia a los microbios, "las cosas más humildes que Dios, en su sabiduría, puso en esta Tierra". Pero, ¿qué pasaría si fuera Dios quien, en su malicia, hubiera inventado el coronavirus en primer lugar? En el Antiguo Testamento, el vengativo ogro suscita un diluvio exterminador, seguido más tarde por las 10 plagas de Egipto. Lennox, sin embargo, desea excluir la retribución divina y Donde ¿Está Dios en un mundo de coronavirus? declara que la "maravillosa y buena capacidad" del libre albedrío con la que el creador nos dotó "también nos hace capaces del mal". Esto significa, supongo, que el contagio aéreo debe ser la consecuencia de nuestras malas elecciones. Esta es una noción grotesca, aunque puede aplicarse a los manifestantes que aman a Trump contra la ejecución hipotecaria en los estados estadounidenses: para ellos, la libertad significa el derecho a regresar al restaurante o al salón. Manicure y muera después de hacerlo.
Lennox retrocede al definir a Covid-19 como un espécimen de "maldad natural", que suena como una invitación a demonizar murciélagos, gatos de civeta y osos hormigueros en el mercado de Wuhan, incluso si son como seguramente criaturas de Dios. Como a menudo, la teología tropieza con el problema del sufrimiento inmerecido y Lennox desafía tanto la lógica como la decencia común cuando afirma que Covid-19 podría ser una bendición disfrazada. Los virus, insiste, "son principalmente beneficiosos". Reciclan nutrientes a través de las cadenas alimentarias, regulan las especies que comen qué y aseguran el funcionamiento adecuado de los ecosistemas; Por lo tanto, un investigador médico los llama "héroes anónimos", como si fueran trabajadores desinteresados ​​del NHS. Una agonía como la causada por el coronavirus puede ser una ayuda para lo que Lennox llama "entrenamiento de personajes": después de todo, "el fútbol americano, el rugby y el boxeo británico" demuestran que "los entusiastas soportarán mucho dolor para sobresalir " Entonces, ¿deberíamos admirar el entusiasmo deportivo de los pacientes con respiradores y verlos como atletas en entrenamiento para una versión espiritual de los Juegos Olímpicos de Tokio?
Para Slavoj Žižek, la pandemia ya ha provocado "una especie de progreso ético". Fotografía: Antonio Olmos / The Observer
En contraste con este feliz discurso, Žižek describe el virus como "una sombra oscura" que continuará persiguiéndonos. En un momento, lo imagina como un ghoul de una película de terror, llamándolo "no muerto" como un vampiro o un zombie. En otra parte, visualiza a este enemigo invisible como un monstruo de ciencia ficción: como los marcianos de Wells que chupan la sangre de su presa humana, es un parásito con una "vida pre-sexual estúpidamente repetitiva" que utiliza el cuerpo de aquellos a quienes infecta como "su copiadora". Los informes de televisión nos muestran una granada púrpura salpicada de puntiagudas coronas rojas; La imagen menos decorativa de Žižek es más oscura y verdadera.
Lennox puede ser el apologista de Dios, pero es Žižek, paradójicamente identificado como "un ateo cristiano", quien tiene más éxito en extraer el bien del mal. Invocando la idea de Hegel de un espíritu que impregna la naturaleza, calcula que la pandemia ya ha resultado en "algún tipo de progreso ético": la próxima vez que entregue la tienda de comestibles un vecino mayor, por favor vea su acto de bondad como un ejercicio de idealismo trascendental. Pero Žižek lo hace demasiado cuando se ofrece como voluntario para luchar contra el infierno del diablo y la rastra. Él dice que a veces aspira a contraer el virus, lo que desmitificaría "al agente espectral" y lo arrastraría a la realidad física. Le aconsejo que tenga cuidado con lo que desea.
El aislamiento confinado incluso lleva a Žižek a compararse con el "Cristo en la cruz", abandonado por Dios pero acompañado en el Calvario por Julian Assange, quien es crucificado "en su celda de la prisión, sin visita autorizada". A pesar de tal grandeza, Žižek reconoce el estrés o el miedo que todos experimentamos. Lennox es visiblemente más optimista. Jugando con palabras, muta el coronavirus en la "corona de espinas" usada por Cristo, lo que de alguna manera le permite concluir que la pandemia podría ser "muy saludable".
Quizás como un signo de desesperación, el libro de Žižek comienza de la misma manera que los fines de Lennox: los dos meditan sobre la resurrección de Cristo, afortunadamente sin notar la coincidencia de la aparición de BoJo de hospital el domingo de pascua. Žižek recuerda a Cristo resucitado diciéndole a María de Magdala que no lo toque y lo une ingeniosamente a los protocolos de alienación física. Debemos aprender, dice, a transmitir emoción por semáforo, confiando en una "mirada profunda" en los ojos de alguien en lugar de un apretón de manos. Lennox termina con otro juego de palabras resbaladizo, prometiendo que la próxima vez que Cristo reaparezca, realizará una coronación masiva y otorgará "la corona de la justicia" a aquellos que han mantenido la fe. No tenemos una fecha para la segunda venida del Salvador: esperemos que mientras tanto, nos mime la ciencia médica.
• Pandemia! Covid-19 sacude el mundo por Slavoj Žižek es publicado por OR Books (£ 12)
• ¿Dónde está Dios en un mundo de coronavirus? por John Lennox es publicado por The Good Book Company (£ 2.99)
The post Pandemia! por Slavoj Žižek; ¿Dónde está Dios en un mundo de coronavirus? por John Lennox – diario | Libros appeared first on Libro Mundo.
from WordPress https://libromundo.es/pandemia-por-slavoj-zizek-donde-esta-dios-en-un-mundo-de-coronavirus-por-john-lennox-diario-libros/
0 notes
martinysheila-blog · 6 years
Text
Hebreos y fenicios
Ubicación Geográfica.- Los hebreos se desarrollaron en la región de Palestina, que se encuentra ubicado en la parte central occidental de Asia Menor, frente a las costas del Mediterráneo. Tiene los siguientes límites: - Por el norte con Siria. - Por el sur con la península de Sinaí. - Por el este con el mar Muerto y el rio Jordán. - Por el oeste con el mar Mediterráneo. Recibe este territorio el nombre de “Tierra Prometida” o “País de Canaán”. El territorio presenta algunas llanuras y pequeñas elevaciones. El clima es cálido y seco, mientras que el rio Jordán atraviesa la región de norte a sur, y desemboca en el mar Muerto a 400 m bajo el nivel del mar. Este lago debe su nombre a las grandes cantidades de sales que contienen sus aguas y que no permiten el desarrollo de alguna forma de vida animal o vegetal. En las áreas fértiles, se practica la agricultura con productos como el trigo, el olivo, la vid; el ganado caprino y el ovino. Antiguamente, el territorio presentaba tres regiones: Galilea, con su capital Nazaret; Samaria, con su capital del mismo nombre; y Judea, cuyo capital era Jerusalén. PERIODOS Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. 1. PERIODO DE LOS PATRIARCAS (2000-1000 a.n.e.). También llamado de peregrinación por el desierto. Gobiernan los ancianos, pues la sabiduría estaba dada por la experiencia. Entre ellos tenemos a: -Abraham - Moisés - Jacob 2. PERIODO DE LOS JUECES. También llamado del “afianzamiento nacional”. Los hebreos se constituyen como nación por primera vez. El nombre de Jueces se les da a los gobernantes siguientes: - Jefte - Gedeón - Sansón - Samuel 3. PERIODO DE LOS REYES (1030-931 a.n.e.). También llamado “periodo del apogeo” o de los monarcas. Entre ellos tenemos: - Saúl - David - Salomón ORGANIZACIÓN ECONÓMICA. Los hebreos se dedicaron a: 1. La Ganadería: crearon el ganado caprino y ovino, bueyes, caballos y camellos, obteniendo leche, queso y lana. 2. La Agricultura: cultivaron trigo, olivo, vid, frutales, que les garantizaban alimentos. También obtuvieron legumbres y lentejas. 3. Al Comercio: era otra salida. Entre la ciudad de Ur (cerca al golfo Pérsico) y la de Harán (cerca de las nacientes del Éufrates y de los montes Armenia) existía un flujo comercial intenso de caravanas que los hebreos no desaprovecharon. Exportaban aceite y vino e importaban metales (cobre de Chipre, hierro de Australia, oro de Arabia), marfil y espacias. ORGANIZACIÓN SOCIAL. Inspirados en sus concepciones religiosas, en que predicaban igualdad y justicia; podríamos decir, que en la Cultura Hebrea no existieron las profundas diferencias sociales. Estas tribus errantes crearon la idea de un dios único y se autoconsideraron el pueblo “elegido por dios”, como una manera de mantener su unidad y lograr fuerza nacional. RELIGION. La religión de los hebreos constituye el mayor legado para los pueblos del mundo occidental. Tuvo las siguientes características: a) Monoteísta: porque crían en un solo dios, creador del universo, del hombre y de todo lo existente. b) Espiritualista: concebían a su dios un espíritu invisible, sin representaciones físicas (estatuas), al que se llegaba por medio de oraciones y cumpliendo los diez mandamientos. c) Moralista: porque tuvo exigencias de prácticas morales como el bien, lo noble, lo justo, contra las costumbres bárbaras e inhumanas. ASPECTOS CULTURALES. El valioso aporte de los hebreos a la cultura humana es la religión de carácter monoteísta por cuanto tienen la creencia en un solo Dios, que es Jehová, el cual espiritualmente está en todas partes y no se le puede representar con imágenes. Esta religión está normalizada por el decálogo de los Diez Mandamientos que le fueron entregados a Moisés en el monte Sinaí. Un documento importante para el pueblo hebreo y la humanidad es la Biblia, a la que se le considera como fuente de eterna moral y que vincula al hombre con Dios, consta del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento y se constituye, además, una fuente para el estudio de la Historia. Fenicios Los Fenicios: Este pueblo procedian al igual que los hebreos a las llanuras de Caldea (Mesopotamia). El espiritu laborioso y emprendedor les permitio destacar en la construccion de templos, como por ejemplo, el de Jerusalen. Además construyeron navios y se convirtieron en los marinos y comerciantes más famosos del mundo antiguo. Esta inclinacion hacia el comercio surgio ante la necesidad de buscar recursos que su region no les proporcionaba: cerveza, lino y papiro de Egipto; vino y aceite de Grecia; ceramica en Creta; cobre en Chipre, que intercambiaban con el famoso murex purpura, el cual existia en abundancia en sus costas. En los pequeños valles independientes se levantaron, sin embargo, importantes ciudades como Biblos, Sidon y en un islote frente a la costa de Palestina,la ciudad de Tiro. Ubicacion Geografica de los Fenicios: El medio geografico de este pueblo semita, cultura Fenicia, se ubico en el territorio de la actual Republica Arabe del Libano, en las costas del Mediterraneo en el Oriente Proximo, teniendo a Siria, Jordania e Israel como territorios vecinos. su extension territorial fue de unos 200 kilometros. Abundaban los bosques de cedros, la vid, el trigo y el olivo, en la costa. La palmera crecio en abundancia, se dice que determino el nombre de Fenicia. (Fenicia significa: pais de las palmeras) Organizacion politica Fenicia Fenicia no fue un Estado unificado, sino un conjunto de ciudades esparcidas a lo largo del litoral ( Ciudades-Estado) que se mantuvieron independientes entre si. Cada una de las ciudades estaba gobernanda por un Rey (denominado Sufete). Los fenicios se conviertieron en la Talasocracia, del termino griego thálassa, "mar" kratía, "gobierno o poder" Gobierno del mar, que se refiere a un estado cuyo poder se centraliza en un contexto maritimo con redes de ciudades mercantes. Vale la pena señalar que las talasocracias tradicionales raramente obtienen dominio sobre las partes interiores del territorio donde se localizan. El termino Talasocracia tambien puede refirse simplemente a la supremacia Naval de un Estado , ya sea militar o comercial Periodos de la Historia de los Fenicios: Hacia el año 3000 a.c., ya existia la importante ciudad fenicia de Biblos, la cual mantenia relaciones comerciales con el Antiguo Egipcio, intercambiando los cedros del Libano con los papiros de ese pais. En esta evolucion historica podemos encontrar tres periodos bien definidos: el periodo Sidon, el periodo de Tiro y el periodo de Cartago. 1. Periodo de Sidon: Al decaer la ciudad fenicia de Biblos, comenzo a florecer la ciudad de Sidon. El puerto de Sidon fue, durante muchos siglos, la ciudad más prospera e importante de Fenicia. Logro imponer su influencia y preponderancia politica y comercial en el Mediterraneo oriental debido, precisamente a ese intenso movimiento mercantil. Los sidonios mantuvieron intercambio con Egipto, chipre, Rodas y Creta, asi como con otras islas del mar Egeo; despues pasaron a la Grecia continental y se internaron en el Mar Negro, el Caucaso y la Mesopotamia. La ciudad de Sidon entro en decadencia al ser ocupada por los filisteos, quienes la saquearon y destruyeron completamente. 2. Periodo de Tiro: Abatidos los sidonios, la ciudad de Tiro ocupo su lugar convirtiendose asi en el centro de la actividad comercial fenicia. Mantuvo su preponderancia y hegemonia en el comercio y la navegacion durante tres siglos. Loa tirios salieron del Mediterraneo Oriental, que habia sido hasta entonces dominio de los sidonios, y se lanzaron hacia el Mediterraneo Occidental consiguiendo de esta manera ampliar sus rutas comerciales. Recorrieron asi Sicilia, Malta, Corcega, Cerdeña, la costa norte de Africa y el este de España, donde fundaron la ciudad de Cadiz. Salieron, asimismo, del mediterraneo por el estrecho de Gibraltar (a traves de las columnas de Hercules) y llegaron hasta Britania (Inglaterra); hacia el suroeste alcanzaron las costas del Africa occidental. 3. Periodo de Cartago: La ciudad de Cartago, situada en la parte norte de Africa, frente a la isla de Sicilia (Italia), fue fundada por comerciantes fenicios (814 a.c.) en el siglo VIII a.c., gozaba de una envidiable posicion geografica, pues se encontraba ubicada en el centro del movimiento comercial del Mediterraneo. Al desaparecer la supremacia maritima y comercial de Tiro, Cartago se impuso sobre las demas colonias fenicias llegando a erigirse en la dueña del Mediterraneo Occidental al formarse el gran imperio fenicio (punico). Entro en rivalidad con los romanos al disputarse el predominio del Mediterraneo. La guerra que sostuvo contra Roma (Guerras Punicas) le fue adversa y desastrosa pues fueron derrotados y destruidos por los romanos en el año 146 a.c. Desarrollo de las Guerras Punicas: Primera Guerra Punica ( 264 a.c -241 a. c.) Segunda Guerra Punica (218 a.c - 201 a. c) Tercera Guerra Medica (149 a. c. - 146 ac) Aportes Culturales de los Fenicios: A pesar de su afan desmedido de riqueza, esta ambicion les crea la necesidad de crear una serie de elementos importantes: - El alfabeto fonetico (22letras, no había vocales) - El vidrio, la empresa, la letra de cambio, el interes, etc. La Navegacion: Fue la necesidad lo que impulso a los Fenicios a la navegacion y al comercio. Su territorio, estrecho y abrupto, no les ofrecia condiciones favorables para la agricultura siendo, por ello, sus producciones limitadas; pero, como poseian abundante madera, en especial cedro del Libano, con los cuales construyeron barcos. El Alfabeto: Perfeccionaron el alfabeto, la mayoria de los alfabetos modernos tienen su origen, precisamente, en este sencillo sistema que se convirtio en el principal aporte de Fenicia a la humanidad. La Empresa: Los fenicios crearon una sociedad economica que, mediante contratos, se encargaba de diversos servicios (realizacion de obras publicas, transportes maritimos, edificacion de puertos, etc.) . Instalaron, asimismo, grandes fabricas que permitieron incrementar la produccion en gran escala. El Comercio: Fueron, igualmente, los mas grandes comerciantes de la antiguedad y cumplieron, asimismo, la mision de difundir por los pueblos de la cuenca del Mediterraneo los conocimientos logrados por las culturas orientales. Ademas inventaron la letra de cambio. Religion: Fueron Politeistas, pero su principal divinidad fue Bal (dios de la fertilidad) y la diosa Astarte ( que personificaba la fecundidad).
1 note · View note
unavozentuparlante · 1 year
Video
youtube
MI ALMA TIENE PRISA – UVETP 11-01-2023 Un poema de MARIO DE ANDRADE (poeta, novelista, ensayista, y musicólogo brasileño)
Este programa y todo el material de mi autoría, obrante en YouTube o Spotify, se puede compartir libremente, de manera total o parcial, sin fines de lucro.
Sumate al grupo UNA VOZ EN TU PARLANTE en Facebook y agrandá la cartelera.
Gracias por tu me gusta, suscripción y compartir.
Email:
NOTA: El responsable de este canal NO MONETIZA ni persigue beneficio económico alguno con los videos publicados. Su actividad solo es impulsada por el objetivo de brindar a sus visitantes un momento de reflexión y/o entretenimiento, inspirado por el espíritu creador de la humanidad.
0 notes
libreriabautista · 7 years
Text
Cinco Afirmaciones a la pregunta ¿Puedo confiar en la Biblia?
Tumblr media
La autoridad de la Escritura es un asunto crucial para la iglesia cristiana tanto en esta época como en cualquier otra. Aquellos que profesan su fe en Jesucristo como Señor y Salvador están llamados a demostrar la realidad del discipulado obedeciendo humilde y fielmente la Palabra escrita de Dios. El apartarse de la Escritura en lo que se refiere a fe o conducta es una deslealtad a nuestro Señor. El reconocimiento de la verdad total y de la confiabilidad de las Santas Escrituras es esencial para la plena comprensión y adecuada confesión de su autoridad. DECLARACIÓN BREVE 1. Dios, que es la Verdad misma y dice solamente la verdad, ha inspirado las Sagradas Escrituras para de este modo revelarse a la humanidad perdida a través de Jesucristo como Creador y Señor, Redentor y Juez. Las Sagradas Escrituras son el testimonio de Dios acerca de sí mismo. 2. Las Sagradas Escrituras, por ser la Palabra de Dios mismo, escritas por hombres preparados y dirigidos por su Espíritu, poseen autoridad divina infalible en todos los asuntos que tocan; deben ser creídas, como instrucción de Dios, en todo lo que afirman; deben ser obedecidas como mandamientos de Dios en todo lo que exigen; deben ser acogidas como el compromiso de Dios en todo lo que prometen. 3. El Espíritu Santo, el autor divino de la Escritura, la autentica en nuestro interior por medio de su testimonio, como también abre nuestra mente para comprender su significado. 4. Por haber sido plena y verbalmente dadas por Dios, las Escrituras carecen de error o falta en todas sus enseñanzas, tanto en lo que declaran acerca de los actos de Dios en la creación, acerca de los sucesos de la historia del mundo, acerca de su propio origen literario bajo la dirección de Dios, como en su testimonio de la gracia salvadora de Dios en la vida de cada persona. 5. La autoridad de las Escrituras queda inevitablemente menoscabada si de alguna forma se limita o desecha esta total inerrancia divina, o se la supedita a una visión de la verdad contraria a la de la Biblia. Estos desaciertos causan graves pérdidas tanto a la persona como a la iglesia. Afirmamos que lo que dice la Escritura, lo dice Dios. Que él sea glorificado. Amén y amén. Fuente: Libro ¿Puedo confiar en la Biblia? Autor: R. C. Sproul ISBN: 9781944586324 Editorial: Poiema
http://libreriasbautista.com/ver_producto_rj.asp?id=56673&clc=222&ct=434#.WeKMwGjWzIV
0 notes
unavozentuparlante · 1 year
Video
youtube
«UNA VOZ EN TU PARLANTE» 05-01-2023.
Una caja llena de oscuridad. Mary Oliver. Más respeto que soy tu madre (recomendable) La educación comienza en el hogar. Fernando Báez Sosa, una reflexión. Fresh (muy recomendable)
Este programa y todo el material de mi autoría, obrante en YouTube o Spotify, se puede compartir libremente, de manera total o parcial, sin fines de lucro.
Sumate al grupo UNA VOZ EN TU PARLANTE en Facebook y agrandá la cartelera.
Gracias por tu me gusta, suscripción y compartir.
Email:
NOTA: El responsable de este canal NO MONETIZA ni persigue beneficio económico alguno con los videos publicados. Su actividad solo es impulsada por el objetivo de brindar a sus visitantes un momento de reflexión y/o entretenimiento, inspirado por el espíritu creador de la humanidad.
0 notes
unavozentuparlante · 2 years
Video
youtube
Vivo por Instagram 25 08 2022 "UNA VOZ EN TU PARLANTE" (@danieladrianmadeiro) .
Gracias por tu me gusta, suscripción y compartir. No dudes en dejarme tu comentario. También puedes escribirme a: [email protected] Si queres concretar una entrevista podés enviarme WhatsApp al celu informado en el vídeo. NOTA: El responsable de este canal NO MONETIZA ni persigue beneficio económico alguno con los videos publicados. Su actividad solo es impulsada por el objetivo de brindar a sus visitantes un momento de reflexión y/o entretenimiento, inspirado por el espíritu creador de la humanidad. https://youtu.be/fg26KitqzlM
0 notes