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#literatura venezolana
juancarlosvasquez · 10 months
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En los bosques de Lituania, un relato de Juan Carlos Vásquez | Revista Extrañas noches
"¡Es un simple esfuerzo!", fueron las últimas palabras que escuché antes de colapsar. En síntesis, se trataba de modificar los hábitos. Era una preparación para dar tiempo a un cambio en mis órganos y viajar... pero no, pensé de inmediato, el cambio no debe convertirse en costumbre.
Objetivos: disminuir los altos niveles de tensión, acabar con la úlcera, los temblores y las pérdidas de memoria. Profundidad contra las tentaciones de la superficie. Y, sobre todo, fortaleza. Ahora, con tantos avisos representados en los sobresaltos del cuerpo, era el momento. Todas las prohibiciones que estaba cumpliendo al pie de la letra me servirían para recobrar las fuerzas. La solución para el hígado radica en duplicar la enzima transformadora del acetaldehído. Sin embargo, lo que consideré un breve lapso se transformó en ese tiempo interminable del que decidí acabar. El hígado ya estaba funcionando correctamente, la absorción del alcohol por el organismo era adecuada, y me había acoplado al ritmo de trabajo hepático. Delgado, con piel lozana, salí a la calle metiéndome en vena picos de vitamina B6 y B12, y recordé otros consejos que eran otras opciones.
Alguien me habló de Lituania, de su gente, de sus hermosos paisajes y de una particularidad que desconocía. Aunque la policía había comenzado a usar drones militares para investigar el tráfico ilegal de puntos de destilerías de alcohol en los bosques, aún quedaban cientos sin descubrir. Era difícil dar con todos en un país repleto de parques nacionales y bosques por los que perderse.
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herederosdelkaos · 6 months
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"En algún pergamino", un cuento de Moisés Cárdenas
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Siempre sentí curiosidad por la Biblia, donde me interesé en la vida de los profetas, las profecías que escribieron, los cumplimientos históricos, las etimologías de las palabras, sus significados ocultos, los números y las señales. Desde niño, mis padres me leían pasajes de este maravilloso libro, y me mostraban el vasto universo en noches brillantes de estrellas.
Cierto día, asistí a un encuentro bíblico que se celebraba en un amplio salón de una casa antigua. En el centro colgaba una lámpara grande con bellos cristales y faroles de diversos contornos, que encendida, emitía mágicas luces de colores. En el lugar las personas se encontraban sentadas en sillas de madera. El ambiente era jovial, cálido, cariñoso y amable; todos me ofrecieron sus sonrisas. Busqué un sitio para sentarme.
Los presentes voltearon su vista cuando se abrió la puerta. Un señor de estatura media, delgado, vestido con atuendo largo de color rojo de bordes amarillos brillantes y con sus pies descalzos, avanzó por el salón colocándose en medio del público. Luego sacó de una caja de madera unos libros. Leer texto completo »
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lasfloresrotasblog · 8 months
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sargentopimienta · 1 year
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Los pemones de la Gran Sabana
llaman al rocío Chirïke-yeetakuú
que significa Saliva de las Estrellas;
A las lágrimas Enú-parupué
que quiere decir Guarapo de los Ojos,
y al corazón Yewán-enapué:
Semilla del Vientre.
Los waraos del Delta del Orinoco dicen Mejokoji
(El Sol del Pecho) para nombrar el Alma.
Para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi otro corazón.
Y para decir olvidar, dicen: Emonikitane,
que quiere decir Perdonar.
Los muy tontos no saben lo que dicen
Para decir Tierra dicen Madre
Para decir Madre dicen Ternura
Para decir Ternura dicen Entrega
Tienen tal confusión de sentimientos
que con toda razón
las buenas gentes que somos
les llamamos salvajes.
- Sobre salvajes, Gustavo Pereira
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whileiamdying · 8 months
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Literatura venezolana contemporánea: la exploración de lo transterritorial
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Una contribución para ensanchar el mapa de una literatura marcada por la diáspora, pero con autores clave que siguen escribiendo en el país. Por Alirio Fernández Rodríguez 7 septiembre 2023
Venezuela ha configurado, a través de un flujo migratorio inédito, un mapa literario de escritoras y escritores regados por todo el mundo. Está situación incide en un mayor interés acerca de una literatura no muy conocida. También han influido los premios internacionales. El último Premio Cervantes fue concedido a Rafael Cadenas, figura cimera de la poesía venezolana. El oriundo de Barquisimeto, reconocido ahora como “el poeta nacional”, fue el primer venezolano en obtener tal reconocimiento.
A propósito de este galardón, el más importante en lengua castellana, me he planteado hacer una panorámica actual de la literatura venezolana. Este ejercicio, como toda visión de conjunto, significa una renuncia a la exhaustividad. Así que he elegido ocuparme exclusivamente de la narrativa en el presente. De entrada, reconozco que al revisar cualquier aproximación a las voces literarias actuales de Venezuela, se tendrán por ineludibles los nombres de Karina Sainz Borgo (1982), Rodrigo Blanco Calderón (1981), Juan Carlos Méndez Guédez (1967) y Alberto Barrera Tyszka (1960).
Ahora bien, he dicho ineludibles, pero no los únicos en esta comunidad transterritorial de voces literarias venezolanas. De hecho, en 2022 intenté mostrar la realidad desperdigada que somos. Para ello diseñé el Mapa glocal de la literatura venezolana contemporánea, un mapa interactivo que muestra quiénes y en dónde están haciendo literatura. Allí se muestran las voces vivas, consagradas y jóvenes, de Venezuela. Entre los nombres incuestionables están Victoria de Stefano (1940-2023), Ana Teresa Torres (1945), José Balza (1939), Elisa Lerner (1932), Milagros Mata Gil (1951), José Napoleón Oropeza (1950), Gabriel Jiménez Emán (1950), Laura Antillano (1951) Eduardo Liendo (1941) y Antonieta Madrid (1939).
Por su parte, WMagazín planteó un “panorama actual” de la literatura venezolana que registra una treintena de voces. Además, como parte de una cartografía de la literatura latinoamericana del siglo XXI publicada en Letras Libres, Federico Guzmán Rubio incluyó un grupo de autores reconocidos como infaltables en la literatura de Venezuela de las últimas décadas. Todas estas han sido exploraciones necesarias que buscan señalar lo que va siendo la actualidad literaria venezolana.
Desde esta aproximación, pretendo sumar otros nombres que bien complementan estos panoramas. Así las cosas, un acercamiento a la narrativa muestra cómo la novela sigue dominando el pulso de la literatura, pero sin dejar de lado el cuento, cuya tradición en Venezuela es importantísima. Asimismo, movimiento y errancia se imponen como signos de esta época; pareciera ser este el modo en que va configurándose la patria literaria transterritorial venezolana. Desde allí, y sin ánimos canónicos, quisiera detenerme muy brevemente en algunos proyectos literarios que dan cuenta de este rasgo transterritorial preponderante de la literatura venezolana contemporánea. Destaco a continuación algunas voces, con al menos tres libros publicados, cuyas obras son dignas de considerar.
Dentro de Venezuela, pese a la precariedad de las últimas décadas, hay voces de gran valor. Victoria de Stefano (1940-2023) fue una narradora sumamente singular que construyó una obra sobresaliente con estilo y calidad estética particularísimos, a cuyo encuentro lamentablemente la crítica ha tardado en llegar. Son notables obras como Historias de la marcha a pie (1997), Lluvia (2006) o Vamos, venimos(2019), novelas en las que prosa, profundidad y lenguaje articulan belleza y verdad. También es significativa la obra de Ana Teresa Torres (1945), en la que ha sido determinante su interés y gran manejo de lo histórico, la memoria, lo político, lo psicosociológico o lo distópico para convertirla en una referencia obligada en Venezuela. De su trabajo, resalto El exilio del tiempo (1990), Doña Inés contra el olvido (1992), Nocturama (2006), Diorama (2021) y Cuentos completos (1966-2001). (2002).
Agrego a dos autoras más residentes de Venezuela: Carolina Lozada (1974) y Krina Ber (1948). Lozada es reconocida por una cuentística en la que destacan la efectividad de sus atmósferas, la presencia de personajes cercanos y alucinantes y la búsqueda estética desde temas irónicos y humorísticos, cotidianos y existenciales. Esta narradora acaba de publicar una novela titulada Todo es lo que parece (2023), y de sus libros de cuentos destaco Los cuentos de Natalia (2010) y El cuarto del loco (2014). Mientras que Krina Ber ha sabido dar tratamiento, desde el relato y la novela, a temas tan disímiles como el amor, el desplazamiento, el poder y la política, la muerte y, desde luego, el valor de la vida y la libertad. Quizá sea lo inestable o la desestructuración lo que mejor caracteriza su narrativa, ante la que el lector puede sentirse descolocado y cautivado a la vez. De Krina Ber son destacables el libro de cuentos Para no perder el hilo (2009) y las novelas Nube de polvo (2015) y Ficciones asesinas (2021).
Otras voces narrativas que considero pertinente anotar son Gisela Kozak (1963), Fedosy Santaella (1970) y José Urriola (1971), establecidos en México. El caso de Urriola es el de una voz “solitaria” en la ciencia ficción, a la cual ha resignificado en libros que ofrecen una experiencia enrarecida, a través de historias aparentemente comunes hasta que las máquinas o la inventiva humana irrumpen y desconciertan. De la obra de Urriola hay que mencionar las novelas Santiago se va (2015) y Fisuras (2020) y el libro de relatos Fragmentario (2021). Por otro lado, Fedosy Santaella ha acumulado una ingente obra, con novelas y cuentos que exploran las más diversas búsquedas de la condición humana, el tiempo y la identidad. Entre sus libros habría que señalar El dedo de David Lynch (2015), Los nombres (2016) Hopper y el fin del mundo (2021), Ciudades que ya no existen (2010) y Piedras lunares (2016). Gisela Kozak ha concedido lugar especial a la realidad urbana, a sus modos de vida y las relaciones que de allí emergen para narrar lo que la escritora descifra y desea mostrar: amor, emocionalidad, violencia, intimidad y condición política. Ha publicado Pecados de la capital y otras historias (2005), Latidos de Caracas (2006), En rojo (2011) y Todas las lunas (2011).
Daniel Centeno Maldonado (1974) tiene una obra desdoblada entre el periodismo literario y la ficción. Ha publicado en la primera categoría Retratos hablados: 50 conversaciones de aquí y de allá (2010) y Ogros ejemplares (2015); en la segunda, su novela La vida alegre (2020). En esta, el autor ha sabido combinar la profundidad de vidas ordinarias y grotescas, desde un impecable manejo del humor y el drama, con la tragedia de la existencia humana; todo dominado por un sutilmente esbozado deterioro de la Venezuela actual. También residenciado en Estados Unidos, está Camilo Pino (1970), quien ha publicado tres novelas: Valle zamuro (2011), Mandrágora (2017) y Crema Paraíso (2020). La narrativa de Pino explora la realidad política venezolana, la presencia de personajes fracturados en sus relaciones y las deformaciones derivadas de obsesiones profundamente humanas; sus narraciones se sirven del cinismo, el humor, la ironía y la provocación para hacer funcionar las historias.
En tierras más al sur de América, en Argentina desde hace más de veinte años, encontramos a Gustavo Valle (1967). Es autor de las novelas Bajo tierra (2009), Happpenig (2014) y Amar a Olga (2021). En su obra es clave la carga que se otorga a los personajes, pues parecieran los principales encargados de convencer al lector de que se quede a vivir la historia que se narra. Temas infaltables de su novelística: el amor y sus implicaciones, el intimismo, las ciudades y sus particularidades, la existencia y el paso del tiempo.
Por último, destaca el nombre de Eduardo Sánchez Rugeles (1977), de los autores mejor recibidos por el público dentro de Venezuela, con novelas como Blue Label (2010), Liubliana (2012) y, más recientemente, El síndrome de Lisboa (2022). También ha publicado el libro de cuentos Los desterrados (2011). La narrativa de este autor es potente y atrapa, despierta los sentidos y todo tipo de emociones; las historias suelen contener personajes que han sido llevados a límites inimaginables y nunca está muy claro lo que sucede ni cómo va a ser el desenlace.
Hasta aquí esta aproximación a la literatura venezolana actual. Se ha ampliado el universo de autores reseñados en otros panoramas, sin olvidar a los autores de más larga trayectoria ni a los nombres de mayor resonancia internacional. Con ello se pretende contribuir a la difusión de una literatura marcada por la diáspora, pero con autores clave que siguen escribiendo en el país. ~
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samuelalvis777 · 7 months
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Literatura Contemporánea venezolana
Uno de los movimientos literarios más destacados es el realismo mágico, influenciado por Gabriel García Márquez y su obra "Cien años de soledad". Autores venezolanos como Arturo Uslar Pietri y Gabriel García Márquez mismo, quien vivió en Venezuela durante un tiempo, exploraron este estilo en sus obras.
En cuanto a los autores importantes, destacan Rómulo Gallegos, considerado uno de los padres de la literatura venezolana moderna, cuya novela "Doña Bárbara" es un clásico de la literatura latinoamericana. También tenemos a Miguel Otero Silva, autor de "Casas muertas", una obra que retrata la decadencia de una hacienda venezolana.
En la poesía, destacan autores como Andrés Eloy Blanco, quien escribió poemas con un lenguaje sencillo y emotivo, y Eugenio Montejo, cuya poesía se caracteriza por su profundidad y reflexión sobre la identidad y la naturaleza.
En la literatura contemporánea venezolana, encontramos a autores como Alberto Barrera Tyszka, cuya novela "La enfermedad" aborda temas como la enfermedad y la muerte en la sociedad actual. También está Karina Sainz Borgo, autora de "La hija de la española", una novela que reflexiona sobre la violencia y la migración.
En resumen, la literatura contemporánea de Venezuela surge en la segunda mitad del siglo XX, destacándose por su diversidad temática y estilística. Autores como Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri, Miguel Otero Silva, Andrés Eloy Blanco, Eugenio Montejo, Alberto Barrera Tyszka y Karina Sainz Borgo han dejado una huella importante en la literatura venezolana con sus obras.
La literatura contemporánea de Venezuela abarca el periodo desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Durante este tiempo, la literatura venezolana ha experimentado diversas transformaciones y ha reflejado los cambios políticos, sociales y culturales que han ocurrido en el país.
Tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, Venezuela vivió un período de democracia que permitió la libre expresión de ideas y el surgimiento de nuevas voces literarias. Autores como Rómulo Gallegos se destacaron con obras como "Doña Bárbara", que retrata la vida en las llanuras venezolanas y aborda temas como la violencia y la lucha por el poder.
A lo largo de las décadas siguientes, la literatura venezolana se diversificó en términos de temáticas y estilos. Surgieron escritores como Francisco Massiani, cuya novela "Piedra de mar" se convirtió en un referente de la literatura urbana y juvenil, explorando la vida en la ciudad de Caracas y la búsqueda de identidad.
En la década de 1980, la realidad sociopolítica de Venezuela comenzó a influir en la literatura contemporánea. El Caracazo, una serie de protestas y disturbios sociales en 1989, marcó un punto de inflexión en la forma en que los escritores abordaban la realidad del país. Temas como la violencia, la corrupción, la pobreza y la desigualdad se volvieron recurrentes en las obras literarias.
La literatura feminista también ganó fuerza en Venezuela. Escritoras como Gioconda Belli, de ascendencia venezolana, publicaron obras como "La mujer habitada", que aborda temas de opresión y liberación femenina en el contexto de la lucha revolucionaria en Nicaragua.
En tiempos más recientes, la literatura venezolana ha reflejado la crisis política y social que ha afectado al país. Autores como Édgar Ramírez, Rodrigo Blanco Calderón y Karina Sainz Borgo han abordado la realidad de la juventud venezolana, la corrupción política y las dificultades cotidianas en sus obras literarias.
La literatura contemporánea de Venezuela ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Varios escritores venezolanos han ganado premios literarios importantes y han logrado una proyección internacional, contribuyendo a la diversidad y riqueza de la literatura latinoamericana.
LINEA DEL TIEMPO
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1958: Se establece la democracia en Venezuela después de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Este período marca un cambio significativo en la literatura venezolana, permitiendo la libre expresión de ideas y el surgimiento de nuevas voces literarias.
1960: Se publica "Doña Bárbara" del escritor Rómulo Gallegos. Esta novela, considerada una de las más importantes de la literatura venezolana, retrata la vida en las llanuras venezolanas y aborda temas como la violencia, la corrupción y la lucha por el poder.
1970: Se publica "Piedra de mar" del escritor venezolano Francisco Massiani. Esta novela se convierte en un referente de la literatura urbana y juvenil en Venezuela, explorando temas como el amor, la amistad y la búsqueda de identidad en el contexto de la ciudad de Caracas.
1989: Se produce el Caracazo, una serie de protestas y disturbios sociales en Venezuela. Este evento tuvo un impacto significativo en la literatura venezolana, ya que muchos escritores comenzaron a abordar temas sociales y políticos en sus obras, reflejando la realidad del país.
1992: El escritor Édgar Ramírez publica "La casa de las dos palmas", una novela que retrata la historia de Venezuela a través de varias generaciones de una familia. Esta obra es considerada una crónica del siglo XX venezolano y aborda temas como la dictadura, la violencia y la corrupción.
1994: Se publica "La mujer habitada" de Gioconda Belli, una escritora nicaragüense de ascendencia venezolana. Esta novela, ambientada en la lucha revolucionaria de Nicaragua, también aborda temas de opresión y liberación femenina, convirtiéndose en un referente de la literatura feminista en América Latina.
2006: Se publica "La soberbia juventud" del escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón. Esta novela, ganadora del premio internacional de novela Rómulo Gallegos en 2013, retrata la realidad de la juventud venezolana en medio de la crisis política y social del país.
2010: Se publica "Las reputaciones" de Juan Gabriel Vásquez, escritor colombiano de ascendencia venezolana. Esta novela, ambientada en Bogotá, aborda temas como la memoria, el poder y la culpa, y se convierte en un éxito internacional.
2019: La escritora Karina Sainz Borgo publica "La hija de la española", una novela que retrata la realidad de Venezuela en medio de la crisis política y social. Esta obra, aclamada por la crítica, se convierte en un éxito internacional y consolida a Sainz Borgo.
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chacon75 · 7 months
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QUE ES EL BOOM LITERARIO? Acompañando el ciclo temático sobre el “boom literario”, organizado por el Centro Cultural de la Universidad de Lima, la Biblioteca ha preparado la presentación interactiva titulada “Autores del boom latinoamericano”.
“El boom latinoamericano es un fenómeno literario que surge entre la década del 60 y el 70, gracias al reconocimiento mundial de un grupo de jóvenes autores latinoamericanos, cuyos títulos empezaron a registrar ventas importantes y traducciones a diferentes idiomas. La narrativa del boom se caracteriza por experimentar con temas sociales y políticos que resultaban controversiales. Algunos de los exponentes más reconocidos de este periodo son Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar”.
En esta presentación se podrá encontrar a los autores más representativos del llamado “boom latinoamericano” y a sus precursores, sus biografías, sus obras más representativas, así como entrevistas, videos y artículos informativos.
¿Cuál fue el primer escritor venezolano?
Juan Vicente González Delgado (Caracas, 28 de mayo de 1810 - Caracas, 1 de octubre de 1866) fue un periodista y escritor venezolano. Se le considera como el primer escritor romántico que tuvo Venezuela en el siglo XIX.
¿Cuál fue el primer género literario en Venezuela?
El romanticismo, primer género literario de importancia en Venezuela, se desarrolló a mediados de ese período. A finales del siglo XIX tuvo lugar el modernismo y a comienzos del siglo XX ocurrió la aparición del vanguardismo.
¿Quién es el autor de la literatura venezolana?
Andrés Bello, Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri y Rafael Cadenas son cuatro escritores venezolanos fundamentales que representan épocas especiales e inspiradoras de la literatura de su país.
Este post es el último de una serie de dos sobre nuestra conversación con el autor de Venepoetics Guillermo Parra acerca de la literatura venezolana (dentro y fuera de internet) y sus traducciones de José Antonio Ramos Sucre. Puedes leer el primer post aquí.
En la primera parte de esta entrevista, Guillermo Parra nos habló de sus experiencias con la poesía venezolana, su contacto con nuevos movimientos gracias a los medios sociales, y su opinión acerca de lo que podría considerarse un nuevo boom de la literatura del país. En esta parte de la entrevista vamos a compartir la opinión de Guillermo sobre los nuevos autores que están pintando el paisaje de las nuevas narrativas venezolanas.
En cuanto a escritores, me parece fascinante que hay varias generaciones que están publicando cosas muy interesantes. Las ocasiones cuando he estado en Caracas entre 2007 y 2010, me ha sorprendido la cantidad de presentaciones, lecturas y otros eventos literarios. Poder encontrarme con el poeta Rafael Cadenas revisando libros en las librerías […] fue impactante para mí, hasta que me acostumbré a su presencia en los eventos literarios caraqueños. Pero las primeras veces que lo vi en público fue un poco intimidante, ya que su obra ha sido tan importante para mí.
También pedimos a Guillermo que nos diese algunas pistas sobre algunos de los personajes principales de este «boom». Nos dijo:
Hay un montón de escritores venezolanos contemporáneos que me parecen increíbles. En la narrativa, en particular, se está publicando tanto que no me ha dado tiempo para mantenerme al día. Algunos favoritos de las generaciones recientes son Carlos Ávila, Mujeres recién bañadas [en] (Mondadori, 2009), Rodrigo Blanco Calderón, Una larga fila de hombres [en] (Monte Ávila Editores, 2005), Dayana Fraile, Granizo [en] (El perro y la rana, 2011), Ana García Julio, Cancelado por lluvia (Monte Ávila Editores, 2005), Liliana Lara, Los jardines de Salomón (Universidad de Oriente, 2008), Mario Morenza, Pasillos de mi memoria ajena [en] (Monte Ávila Editores, 2008) y Gabriel Payares [en], Cuando bajaron las aguas (Monte Ávila Editores, 2008). [Pero hay] un gran problema: los libros venezolanos no se consiguen fuera de Venezuela, no circulan ni en Latinoamérica ni aquí en los Estados Unidos
Y sobre las influencias y conexiones literarias, Guillermo dice:
No veo mucha diferencia entre las historias de estos escritores y las que me han influido a mí en los Estados Unidos. Sus propuestas literarias reflejan una amplia red de influencias, desde el español Enrique Vila-Matas hasta la venezolana Teresa de la Parra y el estadounidense David Foster Wallace…
Finalmente, añade:
Pienso que los lectores, dentro y fuera de Venezuela, deberían conocer a estos narradores porque nos dan una muestra de los diversos rumbos que podría tomar la literatura venezolana en los años que vienen. Son apasionados de la literatura, pero ante todo, escriben historias que revelan la poesía o la magia que a veces surge en nuestras vidas cotidianas.
¿Cuáles son las obras literarias más importantes de Venezuela?
Doña Bárbara. Arturo Uslar Pietri. ...
Las memorias de Mamá Blanca. Teresa de la Parra. ...
Campeones. Francisco Massiani. ...
Cuando quiero llorar no lloro. Adriano González León. ...
País Portátil. Adriano González León. ...
El mago de la cara de vidrio. Francisco Massiani. ...
Memorias de Altagracia. Julio Garmendia. ...
Cuentos grostescos.
¿Cuáles son los principales autores venezolano?
Entre estos, aparecen los de Rufino Blanco Fombona, Pedro Emilio Coll, José Rafael Pocaterra, Luis Manuel Urbaneja y Manuel Díaz Rodríguez.
¿Qué textos forman parte de la literatura venezolana?
No los distraigo más, ¡disfruten mi top 10!
Vuelta a la patria, de Juan Antonio Pérez Bonalde (1877) ...
Las memorias de Mamá Blanca, de Teresa de la Parra (1929) ...
Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos (1929) ...
Mi padre el inmigrante, de Vicente Gerbasi (1945) ...
Los cuadernos del destierro, de Rafael Cadenas (1960)
Del fenómeno literario llamado “boom latinoamericano” (tal vez 1960-1970) se desprenden diversos debates, entre ellos, sobre el origen de la obra fundadora que dio paso a la expansión de otros escritores para seguir la corriente impulsada, en parte por la casualidad y la campaña editorial (especialmente la española). Países como Argentina, México, Uruguay, Perú, Colombia, fueron los principales en ser representados por grandes escritores que aún siguen y seguirán siendo leídos; sin embargo, a pesar del impacto en cadena que arrastró un talento sobre otro, de frontera a frontera, el caso venezolano ha sido uno de los menos resonados.
La Venezuela de los años 60s tuvo fenómenos políticos que se destacaron por venir de una dictadura, y, anteriormente, disputas entre militares por el poder. Luego de la huida del General Marco Pérez Jiménez, los gobiernos posteriores se inclinaron con una bandera de democracia que no satisfizo a toda la población, pues la insurgencia de la guerrilla venezolana (débil pero existente) de izquierda se levantó por la persecución de los comunistas que fueron expulsados de la consolidación política de los sectores élites.
Influidos por todo aquello, escritores venezolanos como Salvador Garmendia y Adriano Gonzáles León, ya figuraban a ser representantes de una literatura constituida por los quiebres y disgustos sociales y políticos del continente latinoamericano. No obstante, mientras nacía la fama de La ciudad y los perros de Vargas Llosa, Rayuela de Cortázar, o Cien años de soledad de Márquez, la actividad venezolana parecía falsamente dormida hasta el año 1968, cuando Gonzales León gana el premio Biblioteca Breve del Editorial Seix Barral, con la novela País portátil.
“Hemos tenido otro desarrollo, una débil marca cultural”
El escritor venezolano, Salvador Garmendia, quien también trascendió en la narrativa de los medios de comunicación, consideró que la mayor distinción a un novelista del país fue la premiada por Gonzáles León en 1968, aunque resalta que en un contexto fugaz del llamado boom.
“En la época dorada del boom, de la gran explosión de la novela latinoamericana, nosotros tuvimos el premio Seix Barral de Adriano con País Portátil; es la distinción más elevada que ha recibido un escritor venezolano en toda su historia. Claro, coincidió ya con el final del Boom, cuando ya empezaba a desaparecer (…). Ha habido
participación venezolana, quizás no al nivel, por ejemplo, de Argentina, un país que ha tenido un desarrollo mucho mayor en lo cultural (…). En México, que se crea alrededor todo un movimiento literario, con grandes figuras que se riegan por todo el continente…”, apuntó Garmendia.
El también cronista resaltó que el boom latinoamericano no se aferró del todo en Venezuela “porque hemos tenido otro desarrollo (político-cultural), nuestra marca ha sido mucho más débil y lenta. No hemos tenido esa carrera de triunfo, de modo que tampoco se puede esperar demasiado”.
“El boom fue un rio de aguas fascinantes, pero desconocidas”
El protagonismo de las editoriales fue fundamental, junto al “azar”, como lo calificó el argentino Julio Cortázar, de la aparición de varios escritores latinoamericanos de gran complejidad narrativa. Sin embargo, dicho por el escritor paraguayo, Augusto Roa Bastos, el abuso de convertir en “estrellas” a estos novelistas emergentes, hizo que otros se ensombrecieran y terminaran en el olvido.
Tal es el caso del escritor venezolano, José Balza, que con la novela Marzo anterior de 1965, se abre paso a un mundo del cual él no fue participe en el plano visible. Asombrado, no obstante, por el movimiento, relata que el boom fue en su caso un rio en que se adentró “como un buzo en aguas fascinantes, pero desconocidas”.
“Pudo tener que ver la actitud personal de cada escritor; en mi caso, no sé, puede ser un sentimiento que siempre he tenido, no de apartamiento, ni de soledad, pero es como si la literatura estuviera en otra parte, y yo me asomase a ella como si no fuera yo, de otra manera, desde otra orilla”, explica Balza, con respecto a la ausencia de su visibilidad comercial fuera de Latinoamérica, en momentos del boom literario.
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gonzalezrigual · 1 year
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Rafael Cadenas
Rafael Cadenas (Barquisimeto, Venezuela, 1930) pertenece a la generación venezolana de 1960. Formó parte del grupo Tabla Redonda, junto con Arnaldo Acosta Bello, Jesús Guédez, Ángel Eduardo Acevedo, Darlo Lancini, José Barroeta y Sanoja Hernández. Es traductor de poesía inglesa, fue profesor universitario y cuenta con una amplia obra de ensayo considerada una referencia del pensamiento literario contemporáneo en español, con títulos como 'En torno al lenguaje' y los 'Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística'.
Cadenas, que sigue activo, es autor de más de veinte libros de resonancia internacional, entre ellos, 'Cantos iniciales' (1946), 'Una isla' (1958), 'Los cuadernos del destierro' (1960, 2001), el poema 'Derrota' (1963), 'Falsas maniobras' (1966), 'Intemperie' (1977), 'Memorial' (1977) 'Amante' (1983), 'Dichos' (1992), 'Gestiones' (1992), 'Antología' (1958-1993, 1996, 1999), 'Amante' (2002), 'Poemas selectos' (2004, 2006, 2009), 'El taller de al lado' (2005), 'Sobre abierto' (2012), 'En torno a Basho y otros asuntos' (2016) o 'Contestaciones' (2018).
La obra poética y ensayística de Rafael Cadenas lo ha hecho merecedor de reconocimientos, entre los cuales se encuentran el Premio San Juan de la Cruz (1992), el Premio de la Fundación Mozarteum de Venezuela (1993), el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances (2012), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2015), el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2018), y diversos reconocimientos en su país, como el doctorado honoris causa de la Universidad Central de Venezuela y el Premio Andrés Bello de la Academia Venezolana de la Lengua, entre otros.
El poeta y Profesor Universitario recibió hoy en Madrid de manos del Rey de España, el Premio Cervantes de las letras, correspondiente a 2022. Es realmente un orgullo para todos los venezolanos que el poeta Cadenas haya sido recocido con este galardón, el más importante de las letras castellanas. Siendo el único venezolano en recibirlo en la historia de ese premio. Felicitaciones apreciado y admirado maestro.
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Ifigenia, novela escrita por Teresa de la Parra
La novela “Ifigenia”, escrita por Teresa de la Parra, es una obra literaria que ha dejado una profunda huella en la literatura venezolana y latinoamericana. Publicada en 1924, esta novela semiautobiográfica se convirtió en un hito en la literatura femenina de la época, abordando temas como la identidad, la opresión de género y la búsqueda de la libertad. “Ifigenia” narra la historia de una joven…
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diarioelpepazo · 23 days
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“Evita le susurró al oído al General Perón: gracias por existir”. Tomás Eloy Martínez (Argentina, 1934-2010). León Magno Montiel. Siempre he sentido especial admiración por los periodistas que crean sus crónicas día a día, y a pesar de la presión de su trabajo y del tráfago de las noticias, con el tiempo logran levantar vuelo hacia la ficción. Celebro a los hombres del diarismo, los que generan notas contra reloj, y que en paralelo, y sólo con la lanza de sus sueños; logran abrir las puertas de la literatura. Es el caso de Gabriel García Márquez, Miguel Otero Silva, Rodolfo Walsh, Arturo Pérez-Reverte, por nombrar sólo algunos. Siempre sentí especial admiración por el gran periodista y narrador de ficción Tomás Eloy Martínez, el tucumano nacido el 16 de julio de 1934, que logró participar en más de 100 periódicos, en algunos como su jefe de redacción, en otros como director-fundador, como es el caso de El Diario de Caracas, inaugurado cuando vivió exiliado en nuestra capital, del año 1975 a 1983. En medio de esa intensa rutina de los diarios, Tomás Eloy creó una respetable obra, con unos 16 títulos, seis novelas exitosas como “La novela de Perón” de 1985 y “Santa Evita” de 1995, la más traducida en la historia argentina, publicada en 36 lenguas: “Al despertar de un desmayo que duró más de tres días, Evita tuvo al fin la certeza de que iba a morir. Se le habían disipado ya las atroces punzadas en el vientre y el cuerpo estaba de nuevo limpio, a solas consigo mismo, en una beatitud sin tiempo y sin lugar. Sólo la idea no le dejaba de doler”. (Martínez, 1995) Él definió su celebérrima novela “Santa Evita” como “el relato de la conversión de un cuerpo muerto, en un cuerpo político”. Tomás Eloy Martínez se licenció en Literatura Española y Latinoamericana en la Universidad de Tucumán, la urbe que fue la cuna de la cantora Mercedes Sosa y de Palito Ortega, voces que pusieron en el mapa artístico a la libérrima San Miguel. En 1970, obtuvo una Maestría en Literatura en la Universidad de París VII, y en esa ciudad trabajó un período como periodista. Tomás Eloy tuvo tres esposas, una de ellas venezolana, la profesora Susana Rotker, valiosa intelectual con la que convivió desde 1975 hasta el 2000, cuando ella muere atropellada por un automóvil en Nueva Jersey, ciudad donde ambos impartían clases en la Universidad de Rutdgers. Allí el autor dictó cátedra mientras Susana era profesora de literatura latinoamericana y directora del posgrado. Fue un momento muy difícil para él, la tragedia casi se traga su propia vida, su obra, el dolor vivido se convirtió en una ausencia prolongada de su pulsión creadora. Tomás Eloy fue profesor distinguido de Rutgers University en Nueva Jersey y director del Programa de Estudios Latinoamericanos de esa universidad por varios años. Su concepto de periodismo es revelador: “El periodismo no es un circo para exhibirse, sino un instrumento para pensar, para crear, para ayudar al hombre en su eterno combate por una vida más digna y menos injusta. Afirmemos, entonces, nuestro derecho a reclamar un mundo que no se parezca a ningún otro, y pongamos nuestra palabra de pie para ayudar a crearlo”. Siempre estuvo ligado a las revistas, a los diarios, era un apasionado de esa forma de comunicar y de vivir, que describió magistralmente en su novela “El vuelo de la reina” de 2002, obra que obtuvo el premio Alfaguara, donde relata la relación obsesiva entre una periodista talentosa, joven y atractiva, y el todopoderoso director de un periódico influyente, una relación marcada por el erotismo, los celos y los excesos del poder, que termina en una gran tragedia: “A eso de las once, como todas las noches, Camargo abre las cortinas de su cuarto en la calle Reconquista, dispone el sillón a un metro de distancia de la ventana para que la penumbra lo proteja y espera a que la mujer entre en su ángulo de mira”. (Martínez, 2002) Tomás fue amigo entrañable del Gabo García Márquez desde 1967, cuando este visitó Argentina
por primera y única vez, para presentar su novela “Cien años de soledad” en su primera edición. Mantuvo una gran amistad con el mexicano Carlos Fuentes, con Augusto Roa Bastos y José Saramago, escritores que alguna vez lamentaron que no le hayan otorgado el Premio “Cervantes”, merecido por su hermosa obra: “Una vez más, el general Juan Perón soñó que caminaba hasta la entrada del Polo Sur y que una jauría de mujeres no lo dejaba pasar. Cuando despertó, tuvo la sensación de no estar en ningún tiempo. Sabía que era el 20 de junio de 1973, pero eso nada significaba. Volaba en un avión que había despegado de Madrid al amanecer del día más largo del año, e iba rumbo a la noche del día más corto, en Buenos Aires. El horóscopo le vaticinaba una adversidad desconocida. ¿De cuál podía tratarse, si ya la única que le faltaba vivir era la deseada adversidad de la muerte?”. (Martínez, 1985) Tomás estuvo luchando los últimos años de su vida con un tumor en el cerebro, aunque nunca paró de escribir, de leer dos libros por semana, de hacer largas caminatas por los alrededores de Highland Park en Nueva Jersey, donde residía. Se sometió a dos fuertes intervenciones quirúrgicas. Finalmente el cáncer se lo llevó el 31 de enero de 2010; en ese momento se encontraba en Buenos Aires rodeado del afecto de sus siete hijos. Ellos ahora dirigen su Fundación TEM para apoyar a jóvenes periodistas. Un año antes de sus muerte, en 2009, resultó premiado con el “Ortega y Gasset” de periodismo a la “Trayectoria Profesional”. Su paisano y colega Martín Caparrós publicó una crónica emotiva, llena de la admiración de un discípulo por el maestro, que finaliza con estas líneas conmovedoras: “Con su sonrisa pícara, con el brillo guasón de sus ojitos claros, y me diría que no he inventado suficiente. Tiene razón, maestro, denos tiempo. Total, por fin, ya no lo apura ningún cierre”. (Caparrós, 2010) Cualquier premio o halago que podamos imaginar, quedó pendiente para reconocer a Tomás Eloy Martínez. Y cada día su obra nos demostrará que es meritoria, y sus libros serán reconocidos como auténticos clásicos del periodismo y de la narrativa hispanoamericana. Yo, en particular, le agradezco los ocho años que dedicó al periodismo en Venezuela, sus enseñanzas y vivencias en nuestra patria. Le agradezco el magistral ensayo que publicó sobre la obra poética de José Antonio Ramos Sucre “Retrato del artista enmascarado”. Durante sus días de exilio en Caracas, Tomás Eloy escribió una de sus obras maestras: “La novela de Perón”. Parafraseando las palabras que el propio Tomás Eloy Martínez creó en su novela de 1995 “Santa Evita” en el capítulo donde Evita y Perón se conocen en el Luna Park el 22 de enero de 1994, y que rockeros, locutores, publicista y cronistas han repetido creyendo que la dijo la Eva Duarte real, lo cual es una falacia, le decimos al maestro de San Miguel de Tucumán: “Gracias por haber existido”. León Magno Montiel @leonmagnom Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo
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fabian123rak · 7 months
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literatura coloneal de venezuela
que es la literatura coloneal en venezuela??
La literatura venezolana comenzó a desarrollarse a partir de la época colonial, con alocuciones a las nuevas tierras y sus pobladores originarios. Las crónicas y varios estilos de poesía fueron las principales manifestaciones literarias durante el siglo XVIIIgar texto
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juancarlosvasquez · 5 months
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Entrevista a Milton Ordóñez: "Viví en pueblos y lugares donde la gente no se suicida porque no conocen esa idea". Por Juan Carlos Vásquez | Revista Almiar
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Hace más de dos décadas, en las calles de Nueva York, tuve la suerte de conocer al escritor Milton Ordóñez. Nuestra primera conversación tuvo lugar en la George Bruce Library (518 W 125th St) en Manhattan, aunque ya nos habíamos cruzado en Wards Island y en Bellevue en otras ocasiones.
Fue Milton quien me motivó a adentrarme aún más en los ricos tesoros culturales de la ciudad, desde el imponente Metropolitan Museum hasta el atractivo del Soho neoyorquino, así como en muchos submundos artísticos desconocidos para mí. Abrir post»
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herederosdelkaos · 7 months
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"Tres Jackelines en una sola pieza": Relato de Milton Ordoñez
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Pienso en un revólver. Alguien, en una película, echado temprano en la cama, mira el revólver de plata que tiene en su mano. Lo coloca en su sien. Hace calor. Es una hora para no estar en la cama. No tiene nada en qué pensar y eso lo agobia. No es infeliz. Pero el zigzag de las cosas, un mundo por ratos implacablemente veloz, y nada . . . Nada en especial; esta hora y este revólver tan cerca. Va a disparar en la sien . . . Pero todos saben, todos los espectadores, que no morirá. No se disparará porque apenas la película empieza y es este el actor que todos vienen a ver. Mas, nunca se sabe.
¡Va a disparar y se detiene!. Quiere ver la bala que perforará su osamenta. Saca la cartuchera y toma la bala. La mira. También, para colmo, saca un mapa del cerebro de su clase de biología y trata de bucear el destino de la bala suicida, el camino por recorrer y las zonas afectadas. Le resulta tan entretenido que ríe y deja lo del disparo para otro día. “La vida es así, como dice papá”. Abrir post»
Foto de Engin Akyurt
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lasfloresrotasblog · 8 months
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gncgr0044 · 7 months
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linea del tiempo de venezuela sobre el romanticismo
1781-1783: Rebelión de los Comuneros en Venezuela, precursora del Romanticismo, simboliza la lucha por la libertad y el despertar de la conciencia nacional.1810-1819: Guerras de Independencia en América Latina, lideradas por figuras como Simón Bolívar y Francisco de Miranda, encarnan los ideales románticos de la lucha por la libertad y la identidad nacional.1830: Establecimiento de la República de Venezuela tras la disolución de la Gran Colombia, marcando un interés renovado en la cultura y tradiciones locales influenciado por el Romanticismo europeo.1830-1870: Florecimiento de la poesía y la narrativa románticas en Venezuela. Juan Antonio Pérez Bonalde, José Antonio Salcedo y José Antonio Ramos Sucre son destacados autores de este movimiento.1840-1858: El Bienio Reformador, liderado por José Tadeo Monagas, impulsa el liberalismo político y se renueva el apoyo e interés por el Romanticismo y sus valores.1864: Nacimiento de Andrés Eloy Blanco, uno de los más destacados poetas y escritores románticos de Venezuela.1870-1890: Reacción contra el Romanticismo en Venezuela, con el surgimiento del Realismo y el Naturalismo, buscando una representación objetiva y precisa de la realidad.1890-1915: Neorromanticismo y Simbolismo marcan el arte y la literatura venezolana. Autores como Rómulo Gallegos y José Gil Fortoul destacan durante este período.1893: Publicación de "El Padre Las Casas" de Rómulo Gallegos, obra clave del neorromanticismo venezolano.1915: Fundación de la revista "Los Dinamos" por Andrés Eloy Blanco, destacando la poesía romántica y el lirismo en Venezuela.Siglo XX: El Romanticismo venezolano perdura en la poesía, la música y el teatro. Autores como Andrés Eloy Blanco, Rómulo Gallegos y Enrique Bernardo Núñez siguen expresando los ideales románticos en sus obras.1940-1950: Consolidación del movimiento "El Techo de la Ballena", que fusiona el surrealismo y el romanticismo en la literatura venezolana.1962: Fallecimiento de Andrés Eloy Blanco, uno de los máximos representantes del Romanticismo venezolano.Siglo XXI: El Romanticismo se mantiene vivo en la música popular venezolana, como el género del bolero, que evoca el amor, la melancolía y la pasión.En resumen, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, el Romanticismo en Venezuela se manifestó a través de las luchas por la independencia y el desarrollo cultural nacional. Siguió influenciando la literatura, el arte y la música en el siglo XX, dejando un legado que aún perdura en el país.
También el romanticismo de Venezuela fue un movimiento artístico y literario que surgió a principios del siglo XIX, influenciado por el romanticismo europeo y marcado por un fuerte vínculo con la identidad nacional y la lucha por la libertad.Durante el período de las Guerras de Independencia en América Latina, Venezuela vivió un despertar de conciencia nacional, encarnado por figuras como Simón Bolívar y Francisco de Miranda. Estos líderes independentistas personificaron los ideales románticos de la libertad y la emancipación de la opresión colonial.Tras la independencia de Venezuela en 1830, se estableció una república que renovó el interés por la cultura y las tradiciones locales, fomentando el desarrollo del romanticismo venezolano. Destacados poetas y narradores como Juan Antonio Pérez Bonalde, José Antonio Salcedo y José Antonio Ramos Sucre emergieron durante este período, utilizando el lenguaje poético para expresar y exaltar los sentimientos patrióticos y las emociones humanas.Uno de los autores más representativos del romanticismo de Venezuela fue Andrés Eloy Blanco, cuyo trabajo poético ejemplificó la estética romántica y la pasión por la naturaleza y el amor. Blanco también fundó la revista "Los Dinamos", que se convirtió en un importante medio de difusión del romanticismo en el país.A medida que avanzaba el siglo XIX, el romanticismo venezolano se vio influenciado por el realismo y el naturalismo, que buscaban una representación más objetiva de la realidad. No obstante, el romanticismo continuó ejerciendo su influencia en la poesía, la música y el teatro venezolanos.En el siglo XX, el neorromanticismo y el simbolismo marcaron el arte y la literatura venezolana. Rómulo Gallegos y José Gil Fortoul fueron dos destacados escritores que se adentraron en estas corrientes literarias, explorando temas profundos y emocionales.A pesar de los cambios estilísticos y estéticos a lo largo de los siglos, el romanticismo venezolano sigue presente en la cultura del país. Incluso en la actualidad, el romanticismo se encuentra en la música popular venezolana, especialmente en el género del bolero, que evoca la pasión, el amor y la melancolía.En resumen, el romanticismo venezolano fue una corriente artística y literaria que se desarrolló en el siglo XIX, influenciado por el romanticismo europeo. Se caracterizó por el vínculo con la identidad nacional y la lucha por la libertad, y dejó un legado en la poesía, la música y el teatro venezolano, mostrando la riqueza y profundidad de las emociones humanas.
muchas gracias
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magosaustrales · 9 months
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Libros que han sido Prohibidos en Venezuela
Algunos libros han sido objeto de censura o prohibición en Venezuela debido a su contenido considerado controvertido, subversivo o inapropiado por las autoridades o grupos gubernamentales. A continuación, te presento algunos ejemplos históricos de libros que han enfrentado restricciones o censura en Venezuela: “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos: Esta novela clásica de la literatura venezolana ha…
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