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luismartinpress · 8 months
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Libertad y seguridad (conferencia completa de Antonio Escohotado)
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luismartinpress · 9 months
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«L'amour rêvé» es el poema No 10 de la colección Ladrón de letras, poemario en el estoy trabajando. -@luismartinpress
(Instagram: luismartin.press)
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luismartinpress · 9 months
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luismartinpress · 9 months
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La evolución de la expresión visual: Una historia de arte y tecnología Créditos: The Evolution of Visual Expression: A Tale of Art and Technology Por intothefab (Twitter)
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luismartinpress · 9 months
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luismartinpress · 9 months
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«El futuro»
El futuro
Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado, ni en el gesto
de elegir el menú, ni en la sonrisa
que alivia los completos de los subtes,
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes o una blusa.
Me enojaré amor mío, sin que sea por ti,
y compraré bombones pero no para ti,
me pararé en la esquina a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles y de puentes.
No estarás para nada, no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.
«El futuro» por Julio Cortázar (Salvo el crepúsculo, 1984).
-@luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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Have no fear For when I'm alone I'll be better off than I was before
I've got this light I'll be around to grow Who I was before I cannot recall
Long nights allow me to feel... I'm falling...I am falling The lights go out Let me feel I'm falling I am falling safely to the ground Ah...
I'll take this soul that's inside me now Like a brand new friend I'll forever know
I've got this light And the will to show I will always be better than before
Long nights allow me to feel... I'm falling...I am falling The lights go out Let me feel I'm falling I am falling safely to the ground
Fuente: LyricFind
Autor de la canción: Eddie Vedder
Letra de Long Nights © Universal Music Publishing Group
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luismartinpress · 10 months
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El legado de Roberto Bolaño
«De lo perdido, de lo irremediablemente perdido, solo deseo recuperar la disponibilidad cotidiana de mi escritura, líneas capaces de cogerme del pelo y levantarme cuando mi cuerpo ya no quiera aguantar más. (Significativo, dijo el extranjero). A lo humano y a lo divino. Como esos versos de Leopardi que Daniel Biga recitaba en un puente nórdico para armarse de coraje, así sea mi escritura». (Fragmento de «Post scriptum», último capítulo de la novela Amberes, Anagrama, Barcelona, 2002).
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Hay escritores que a uno fascinan por su obra, y que pese a ello, su personalidad, vida pública o posturas políticas no animan a querer tomarse una copa con ellos. Luego los hay, que además de su obra, sus vidas y trayectoria invitan a querer poder pasar horas conversando con ellos. Esto me ocurre con Roberto Bolaño (28 de abril de 1953, Santiago, Chile - 15 de julio de 2003, Barcelona, España).
Hoy, con motivo del aniversario de su muerte, recomiendo la lectura de un trabajo de Germán Barltolomé Cerdà, titulado «El legado de Roberto Bolaño» sobre la trayectoria del autor chileno.
«En aquella época yo tenía veintitantos años y era más pobre que una rata. Vivía en Gerona, en una casa en ruinas que me habían dejado mi hermana y mi cuñado tras marcharse a México y acababa de perder un trabajo de vigilante nocturno en un cámping de Barcelona, el cual había acentuado mi disposición a no dormir durante la noche. Casi no tenía amigos y lo único que hacía era escribir y dar largos paseos que comenzaban a las siete de la tarde, tras despertar». (Bolaño, Roberto. «Sensini». Llamadas telefónicas. 1ªed. Barcelona: Anagrama, 1997).
Sus años en México, su condición de emigrante permanente, padecer el anonimato y la ruina económica durante la mayor parte de su vida, su pasión por la lectura y su sueño de escribir como único propósito vital por encima de todo resuenan; me resultan familiares.
Un par de poemas que lo retratan bien:
«Mi carrera literaria» Rechazos de Anagrama, Grijalbo, Planeta, con toda seguridad también de Alfaguara, Mondadori. Un no de Muchnik, Seix Barral, Destino… Todas las editoriales… Todos los lectores… Todos los gerentes de ventas… Bajo el puente, mientras llueve, una oportunidad de oro para verme a mí mismo: como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo. Escribiendo poesía en el país de los imbéciles. Escribiendo con mi hijo en las rodillas. Escribiendo hasta que cae la noche con un estruendo de los mil demonios. Los demonios que han de llevarme al infierno, pero escribiendo. —Roberto Bolaño (La Universidad Desconocida, 1990)
«Ahora tu cuerpo es sacudido por pesadillas. Ya no eres el mismo: el que amó, que se arriesgó. Ya no eres el mismo, aunque tal vez mañana todo se desvanezca como un mal sueño y empieces de nuevo. Tal vez mañana empieces de nuevo» (Fragmento del poema «Te alejarás» del libro La Universidad Desconocida, publicado de manera póstuma).
-@luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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Cien años de soledad pudo haber sido un fracaso. Una ruina. En los tiempos que corren, seguramente lo hubiese sido. Pero, de haber sido así, lo más probable es que este hombre y su mujer, aun subsistiendo en el anonimato y lejos del Nobel, hubiesen sido razonable y dignamente felices con esas setecientas páginas de un sueño incumplido guardadas en algún armario. De eso va, a mi ver, la elegancia, la honestidad y el amor verdadero. «El autor está confinado. Sale poco de la oficina de su casa, apenas tiene ingresos, fuma a diario sesenta cigarrillos y bebe infusiones de pasiflora para templar sus nervios. En esos meses, su mujer Mercedes pide ayuda a vecinos, comerciantes del barrio y amistades para llegar a fin de mes, mientras que, de los nervios, una úlcera le crece en el estómago». (Álvaro Santana Acuña, autor de Ascent to Glory: How One Hundred Years of Solitude Was Written and Became a Global Classic, Columbia University Press, 2020).
La definición de elegancia, honestidad y amor verdadero.
-@luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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Milan Kundera ha muerto
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Milan Kundera ha muerto.
Más allá de la belleza y efectividad de su prosa al abordar el tema que desde tiempos inmemoriales todo escritor inevitablemente intenta dilucidar, el amor, lo que más me gustó de la obra maestra del autor checo, La insoportable levedad del ser, (1984), fue su honestidad al escribirla.
Porque «escribir mentiras», como decía Mario Vargas Llosa en el preámbulo que introduce su colección de ensayos literarios La verdad de las mentiras (1990), para mí va de eso: de escribir fábulas con honestidad.
La ficción nos permite vivir la insoportable levedad de nuestra existencia de manera vicaria en una fantasía que nos da licencia para vivir la vida que no tenemos. «En el embrión de toda novela», decía el Nobel peruano en su preámbulo, «bulle una inconformidad, late un deseo».
Lee, si aún no lo has hecho, La insoportable levedad del ser, una ficción honesta sobre el amor.
-@luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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📷 Última fotografía de Charles «Charlie» Chaplin vivo (circa 1977). Empujando la silla, su esposa Oona O’Neill; su «rayito de sol».
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luismartinpress · 10 months
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«…Y mirá que apenas nos conocíamos...»
“…Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos…” ― Julio Cortázar (Rayuela)
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luismartinpress · 10 months
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Los malditos cincuenta
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Pasada la infancia, siempre he encontrado absurdo eso de celebrar los cumpleaños. ¿Celebrar que has vivido otro año más? La vida no es el paso del tiempo, ni tampoco la simple existencia. La vida es vivir. Pero tenemos esta obsesión de que cuanto más longeva sea nuestra vida, mejor. Borges decía que la muerte le consolaba. A mí también.
En fin, hoy he cumplido los cincuenta años y, como era de esperar, ya ha comenzado el alboroto. Todos aplauden por lo redondo de la cifra, «medio siglo», como si ésta llegara envuelta en un aura mística como papel de regalo.
Cumplir cincuenta años en nuestra sociedad occidental es una maldición. No te descartan como «viejo» (al menos públicamente), pero tampoco eres joven.
Y ya no ligas.
Durante los cuarenta, si tienes la suerte de ligar con una treintañera, no te va mal. Cuando sus amistades le preguntan por la edad de su «chico» y ella responde que cuarenta y tres, todos piensan «vale, un madurito interesante con experiencia y la vida resuelta». Puede que hasta cause cierta envidia. En cambio, si la treintañera dice que tienes cincuenta, las mandíbulas se caen y los ojos desorbitados de las amistades claman despavoridos: «¡has sido abducida por un pervertido!». Y sus padres te buscarán para asesinarte.
A los cincuenta tampoco obtienes ningún derecho especial o ventaja sobre los demás; ni con Hacienda ni para comprar un billete de metro ni para recibir un descuento en la óptica para aliviar tu presbicia. Cumplir los cincuenta es entrar en un limbo. Un limbo que dura nada menos que quince años y es en caída libre.
A los cincuenta, si todavía no has resuelto tu situación económica de cara al vertiginoso descenso hacia los sesenta y cinco que se avecina, estás jodido. Y si alguien se da cuenta de que no tienes eso solucionado, la gente te evita, no sea que además te tengan que rescatar del desamparo si te arruinas en ese tobogán hacia la jubilación (si es que te puedes jubilar para entonces). Porque si a partir de los cincuenta pierdes tu empleo o tu negocio quiebra, te conviertes en un paria. Que alguien te contrate una vez cumplido tu personal «aniversario de oro» es tan probable como encontrar un trébol de cuatro hojas.
A los cincuenta todo se simplifica de golpe. Miras tu balance, los activos y los pasivos. Compruebas si hay un equilibrio entre las responsabilidades que te quedan por cumplir (como pueden ser los hijos o la hipoteca) y tu capacidad para hacerles frente. Si tus pasivos siguen estando muy activos, tienes un gran problema.
Lo ideal sería pasar de los cuarenta y nueve a los sesenta y cinco. Así, sin hacer escala en los desesperantes limbos de los cincuenta y de los sesenta. Directos al infierno.
A partir de los sesenta y cinco eres «oficialmente viejo», no ligas y pasas aún más desapercibido (esto último no está mal del todo, a mi ver). Pero, al menos, te hacen descuento en la óptica, en el transporte público, en los viajes organizados para los «mayores» como tú y la gente te deja saltarte la fila en el supermercado por gentileza, o porque no tienes remedio y ni se molestan en decirte nada por tu caradura.
«¡A por otros cincuenta!» me desean algunos. ¿Qué demonios les he hecho yo para que me deseen semejante crueldad? ¡Deséenme una vida tan plena como sea posible!
Si me vas a desear algo, deséame que, sea cual sea el tiempo que me quede de vida, ya sean cincuenta años o cincuenta días, lo viva al máximo. Yo firmaría por unos magníficos cincuenta días a cambio de existir sólo para poder soplar velas dentro de otros cincuenta años.
Deséame tener la energía y la lucidez para perseguir sueños, aunque no los llegue a cumplir, y que me vaya tan pronto como carezca de ambas cosas como para simplemente soplar velas. Sin eso, ¿qué diablos hay que celebrar? «Ser compañía de tus seres queridos», me dijo alguien. Venga ya, no me jodas. Maldita obsesión por vivir una «vida larga». Ocupar espacio inútilmente sólo para existir. Gente que prefiere quedarse en un estado de coma existencial y además molestar a los demás.
No me repitas que tengo que cuidarme, ir al gimnasio, revisar mi corazón y no excederme con el vino y el colesterol para que el próximo año realicemos la misma estúpida liturgia.
Vino y jamón del bueno. ¿Me sugieres que coma berenjenas hervidas y que beba jengibre para llegar a los ochenta? ¿Estás bromeando? ¿Hablas en serio? ¿Quieres que me ponga a pedalear en una bicicleta estática mientras por los altavoces suena reguetón y a mi lado una veinteañera con trasero firme hace «spinning», en lugar de estar disfrutando de un buen vino mientras leo El siglo de las luces? El trasero firme de la veinteañera está bien, pero ella siempre pasa por delante de la terraza donde bebo mi copa de vino y leo a Carpentier y a otros. Así que no, me ahorro el pedaleo hacia ninguna parte y la tortura de escuchar el estribillo de moda sobre cómo hacer para que una chica «perree sabroso, miamol».
Si me vas a hacer un regalo, que sea una buena botella de vino (preferiblemente un Rioja) o pregúntame cuál es el título del libro que me gustaría tener (tener, sí, porque probablemente no voy a leerlo ya que tengo una pila de obras esperándome, pero me gusta tener todos aquellos ejemplares que probablemente no llegaré a leer).
No me «felicites». No es mérito mío existir. Mañana podría caerme un ladrillo o un bote de cemento desde un andamio mientras camino hacia el maldito gimnasio que me recomendaste para vivir más tiempo, y ambos habríamos hecho el idiota. Hoy he cumplido los cincuenta y si vas a felicitarme por algo, que sea por otra cosa. Incluso por tener la suerte de que aún me aguantas, algo que sin duda no merezco.
Por -@luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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Cuando la palabra «fin» es maravillosa
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Normalmente asociamos la palabra «fin» con cosas desagradables. El fin de un romance. El fin de un viaje. El fin de la vida. Hace unos días que escribí la palabra «fin» y fue una experiencia maravillosa. Era algo que venía soñando hacer desde niño: escribir esas tres letras como las últimas de un manuscrito. En la conclusión de un libro.
Se trata de una obra de ficción del género de la novela corta. Lograr su publicación se presenta como una meta improbable. Las editoriales tradicionales reciben diariamente una cantidad descomunal de propuestas de libros y no dan abasto. Además, necesitan priorizar a escritores consagrados y luego sucumbir a los apetitos del mercado, como libros de superación personal, dietas o biografías de «famosos». Y sin compararme con ellos, muchos grandes autores también han experimentado el rechazo o la indiferencia de las editoriales durante años.
Contratar los servicios de un agente literario es algo parecido; una meta difícil de lograr, pues éstos están igualmente desbordados, y, salvo por recomendación, rara vez apuestan por autores nóveles.
Sea como fuere, hice lo que todo aspirante hace con la exigua esperanza de que alguien apueste por sus letras: corrí el trámite de registrar mi novela en el Ministerio de Cultura para efectos de derechos de autor y luego metí el manuscrito dentro de una botella y la lancé al océano editorial por si acaso alguien da con ella y responde.
Lo más probable es que acabe haciendo lo que muchos me sugieren: que distribuya mi novela a través de los canales de auto publicación disponibles y de esa manera compartirla con familia, amistades y algún incauto lector la descubra por casualidad.
En todo caso, esto iba de cumplir un sueño. De finalmente ponerme a ello tras décadas posponiéndolo. De escribir esas tres letras, «fin».
Si la novela es publicada, ya sea porque el manuscrito dentro de la botella llegó a la orilla de un comité de lectura de una editorial y que encima decidió apostar por ella o si me pongo manos a la obra y la saco por cuenta propia, pues por aquí os lo haré saber.
En cuanto a de qué va mi novela, pues va precisamente de eso, de lo que generalmente asociamos con la palabra «fin»: del fin de un romance, del fin de un viaje y del fin de la vida.
A continuación, os dejo la sinopsis:
Santiago, un hombre confrontado con la devastadora noticia de su cáncer terminal, se sumerge en una profunda reflexión sobre su vida, los momentos efímeros y la esencia misma de su humanidad. En medio de un diagnóstico implacable, se teje una historia de vidas entrelazadas, rebosante de esperanza y anhelo por descubrir el verdadero significado de cada momento vivido. A medida que se revelan verdades ocultas y oscuros secretos en la cotidianidad, los personajes se ven obligados a cuestionar sus propias creencias y convicciones sobre temas como la fidelidad, la concepción tradicional de la familia y su contraposición en el ciclo de vida de la naturaleza. Contada con un estilo vívido y emocional, Eclosión: Un viaje a la esperanza se desarrolla en distintas localidades de España y México, asemejándose a una matrioska en la que cada capítulo cobra vida propia a través de las historias de amor, pérdida y resiliencia de los personajes. Son historias en las que lectores de diversas edades y trasfondos culturales se reconocerán, ya que al igual que los protagonistas de la novela, los encuentros y desencuentros que abordan son temas universales y perennes, como los distintos modelos de amor en pareja, nuestro sentido de propósito y la importancia de aprovechar cada instante que la vida nos brinda.
Fin ;)
Por @luismartinpress
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luismartinpress · 10 months
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«La escritura es quizá la mejor invención humana». —Carl Sagan
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luismartinpress · 1 year
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La cultura del narcisismo
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Hay libros que no sólo son atemporales sino que con el tiempo cobran aún más relevancia, como es el caso de La cultura del narcisismo (Capitán Swing Libros, 2023) del sociólogo Christopher Lasch. Publicado originalmente en 1979, este libro es una obra de referencia para comprender nuestra sociedad actual. A mi ver, las ideas de Lasch, las de como otros pensadores de su tiempo (Asimov, Sagan, etc.), resultaron ser proféticas.
A través de una crítica profunda y perspicaz, Lasch explica cómo el individualismo excesivo y la falta de sentido de comunidad han llevado a una pérdida de identidad personal y colectiva. Además, muestra cómo la cultura del narcisismo ha llevado a una sociedad cada vez más simplona, ansiosa y deprimida, en la que las personas buscan constantemente la satisfacción instantánea y la validación externa.
En lo personal, en los últimos años he conocido a personas que retratan todo esto con milimétrica y pavorosa exactitud.
En resumen, La cultura del narcisismo es una obra fundamental para entender nuestra sociedad actual y sus problemas. Si te interesa la sociología, la psicología o simplemente quieres comprender mejor el mundo en el que vivimos y el desolador auge del trastorno del narcisismo, este libro es una lectura obligatoria. -@luismartinpress
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luismartinpress · 1 year
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¿Merece la pena la verificación de cuentas en redes sociales?
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Hoy Twitter elimina los emblemas de verificación antiguos, por lo que el nuevo sistema de verificación de cuentas será exclusivamente el de la versión de pago «Verified» para todos los usuarios de esta red social. ¿Qué opinas? ¿Merece la pena la verificación de cuentas en redes sociales? Aquí mi artículo al respecto. -@luismartinpress
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