Cada vez que quiero escribir sobre amor y sentimientos esperanzadores, me invade esa sensación de vació y desgano constante. Como si aquello, fuera tan ajeno a lo que habita en mi, como sentimiento.
La gravedad de la soledad, me trae de nuevo al letargo sosiego de este interminable sabor amargo en mi pecho, que me traen los días con sensaciones incompletas y emociones pasajeras.
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A few doodles
After like five years I've finally almost learned to sketch on my phone 😻
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AYUDA POR QUÉ LA FOTO DE FREDDIE MERCURY CON LA CAMISETA DE LA AFA AJSJDJAKSKAAAAAAAAA
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they don't know that an Argentinian animated series from 2002 has Welsh representation 🇦🇷🏴
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La memoria no existe sin conciencia. La conciencia de la apertura a lo que es y lo que fue.
No una repetición teórica ni una superficialidad de representación, sino una escucha profunda a lo que se transitó, a lo que se experimentó, a lo que se sobrevivió.
No solamente lo propio, sino también (y principalmente) lo que sobrevivieron quienes nos precedieron. Porque pueblo somos todes.
Cuando se dice que los pueblos sin memoria están condenados a la repetición, no se habla solamente de la memoria como “recuerdo”, sino de la memoria como empatía, como la conexión de un pueblo consigo mismo.
Por más que recordemos, seguimos condenades a repetir si ese recuerdo se transforma en una mera etiqueta para pararse de un lado o del otro de una grieta fabricada por intereses ajenos al pueblo que somos.
Con agentes internos, beneficiados por esos intereses, que trabajan incansablemente para que nos disparemos constantemente en la identidad.
Porque los derechos humanos no son una opinión política. La empatía no es una opinión política. La decencia, el amparo, el respeto, el bienestar, no son opiniones. Son condiciones humanas.
Y me estremece escuchar el discurso que impone que, para triunfar como individuos, tenemos que pisar al de abajo. Ese es el mismo discurso de antes. El que tendríamos que recordar para no revivirlo NUNCA MÁS.
Es difícil hablar de memoria si la memoria es tan a corto plazo que la búsqueda de un beneficio personal, en forma de espejismo demagógico, nubla la vista a la realidad de un discurso lleno de odio.
La memoria, para mí, no es un ejercicio del recuerdo. Es un ejercicio de presencia. Porque si los filtros materiales ciegan la compasión, lo que se está recordando no es real.
La insensibilidad es la herramienta más efectiva del olvido.
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Y si, aquello que te debilitaba, puede convertirse en tu fuerza. Lo que te quemaba, puede moderar su fuego y mantenerte lo suficientemente cálido, y ese odio inexplicablemente puede llevarte a amar y aferrarte a un sentimiento que repentinamente se instala, derrumbando todas las paredes que creías seguras. Empujándote a correr, escalar, subir y bajar, acompañado de un estado de animo en constante sensación de salto hacia un abismo, con un sabor cargado de adrenalina, que nos vuelve esperanzadores ante cualquier futuro.
Pero también, aquello que parece llenar sensaciones, puede llenar hasta desbordar. Esa misma vertiente puede embriagar y nublar los sentidos, transformando ese impulso natural, en algo de dominio incontrolable en nuestro interior, arrastrando nuestra mente encegueciéndonos y equivocando nuestro juicio. Como una droga, volviéndonos adictos a esta sensación que no podemos tener solo por un momento, y nos vuelve presa de ese vació que empieza a crecer, tiñendo esas emociones del corazón haciéndonos ideas erróneas y volviendo lo claro, cada vez mas oscuro. Obligándonos a querer aprisionar a todo aquello, que nos de esa sensación que parece no agotar nuestro cupo de saciedad.
Ese es el juego perverso, al que se nos somete, para no confundir y no cruzar la delgada linea entre el amor que habita en el corazón y la obsesión que invade nuestra mente, cuando nos desborda ese sentimiento. Que nos vuelve ciegos y adictos, arremetiendo con todo lo que creemos nos pertenece, alejándonos mas y mas, de esa fuerza que nos da ese amor. Quedándonos mas con el miedo a perder eso que alimenta nuestra mente, y nos hace vivir en esa obsesión alejada de la realidad.
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