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#generación
daffy-rimi · 11 months
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escritosporunpoeta · 7 months
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"Monumento a la nueva generación"
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Es muy difícil conseguir a alguien real y puro en estos días, alguien que no solo quiera algo sexual, si no una conexión. No me mal interpreten, no existe una palabra que defina tal momento al admirar a tu pareja desnuda, sencilla y con tal confianza de estar a punto de hacer algo más que un momento único entre los dos. Pero, ¿en serio eso es todo lo que se busca hoy en día?. Tal vez soy la rara, por querer ir más allá de eso. Querer ir más allá de los sentimientos, de las emociones, de lo que te gusta y lo que no, de tus hobbies, de las cosas que te molestan, tu forma de ver la vida, de lo que te hace feliz o lo que te deprime.
No solo quisiera contemplar a mi pareja desnuda, también quisiera contemplarla dormir, llorar de la risa, cómo se sonroja, cómo se achinan sus ojos o cómo se ve su sonrisa en su máximo esplendor.
No sé , tal vez solo busco algo que se está extinguiendo hoy en día
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misotanobrillante · 3 months
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Acabo de dejar de hablar con alguien porque empecé a sentir que me gustaba y no me puedo dar ese lujo con esta inestabilidad
Le dije obvio porque no se me da ghostear gente pero como que si le valió verga xd
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sr-roto · 1 year
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leregirenga · 10 months
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SOY DE ESA GENERACIÓN… Si deseas saber mi edad, simplemente te diré que, bailé con los discos de vinilo, canté con Ana Torroja su Cruz de Navajas, lloré con Lionel Richie en Stuck on you y suspiré con I want to know what love is de Foreigner. No necesité mostrar nada para conquistar corazones, gocé escribiendo cartas que nunca llegaron, fui caminando a la escuela mientras charlaba con mis amigos. Cada día era una lucha constante, pero nunca me rendí a la primera, sabía aguantar las presiones sin necesidad de terapias. Escuchar música en un Walkman mientras hacía mis labores, era de los mejores placeres, leer un libro, subrayar lo más lindo y entré sus hojas, guardar la rosa que me obsequió el chico que me gustaba, era un completo tesoro. La religión correcta era ser buena persona, usábamos un filtro en la garganta para no decir frases equivocadas que ofendieran a terceros, si no sabías respetar, simplemente, te mantenías con la boca cerrada. ¡Qué tiempos aquellos, donde nos sentábamos a la mesa a hablar de nuestro día! Todo lo hacíamos sin prisas, sin agobio y con mucho amor. Olvidé decir que conocí la enciclopedia, que hurgué tomo a tomo, para investigar mis tareas y que dentro de un VHS ayudé a Spielberg a buscar su Arca Perdida y a Richard Marquan a regresar al Jedi. He dejado ir con dignidad parte de mi juventud, abrazo con gusto mi madurez, nací cuando las cosas se veían de otra manera, sabíamos compartir, había respeto, la vida era más ligera, la paz era más preciosa que la misma perfección. En conclusión, soy de una generación que ya pasó y que, por desgracia, ya no volverá. Alas De Mariposa
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jesusespino · 8 months
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Un viaje en el tiempo a la España analógica de la peseta
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Médico de familia, mítica serie que emitió Telecinco entre 1995 y 1999, está disponible en streaming desde el 21 de julio. Sus 119 capítulos, distribuidos en 9 temporadas, se han incorporado al catálogo de Netflix. Al aflorar en ese apabullante menú aprovechando el verano, hemos empezado a verla en casa con la pequeña Rebeca, nacida en 2014. Dos temporadas después —teniendo en cuenta que en su momento no fui fiel seguidor de esta comedia dramática—, he alcanzado algunas conclusiones preliminares.
Habrá quienes, invadidos por la pereza y poco inclinados a la nostalgia, se pregunten para qué sirve ver una serie que tiene casi 30 años —el lapso de una generación—. Pues sí que sirve. La utilidad más importante, que observo en mi hija, es mostrar a quienes no conocieron aquella época cómo era la sociedad de entonces: valiosa enseñanza. También es un sensor retrospectivo del papel que tuvo el audiovisual de los 90 como agente de cambios que han ido cuajando y haciéndonos, en general, mejores. O, al menos, trasladándonos aceleradamente a la (pos)modernidad. En definitiva, es un documento muy valioso, repleto de información. El retrato de una época.
En 1995 se cumplían 20 años de la muerte de Franco, inicio de la Transición a la democracia. Y 9 de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), hoy Unión Europea (UE). El monopolio de la televisión pública se había roto en 1990, solo un lustro antes. Aún nos duraba la resaca de los fastos de 1992 —Juegos Olímpicos de Barcelona y Exposición Universal de Sevilla—, que construyeron una nueva marca España pero dieron paso a una crisis económica que elevó el desempleo al 24%. Es precisamente en 1995 cuando se inicia la recuperación: estaba terminando la etapa de Felipe González al frente el Gobierno (1982-1996) y poco después comenzaría la de José María Aznar (1996-2004). Sin entrar en mayores profundidades, ver Médico de familia en 2023 supone hacer un viaje en el tiempo a la España analógica de la peseta —el euro no fue una realidad hasta 1999 y llegó en efectivo a nuestros bolsillos en 2002–.
Aquella España era otro país porque aquel mundo era otro planeta. La televisión, abuela electrónica, funcionaba como pantalla colectiva, no personal, se veía en familia y tenía culo; no había smartphones, empezaban a generalizarse los celulares, pero limitados a voz y SMS; la conversación pública no estaba en Internet, entonces incipiente, sino que la vertebraban los medios de comunicación; las marcas blancas no dominaban la cesta de la compra, como veremos más adelante al hablar de product placement; apenas había inmigración extranjera, las grandes ciudades continuaban drenando población nacional de los entornos rurales en vaciamiento. Era otro mundo en el que se fumaba hasta en los centros de salud —verlo ahora hiere la sensibilidad de cualquiera—, el machismo empezaba a desactivarse —pese a sus omnipresentes trazas—, el Estado del Bienestar —las pensiones, la sanidad y la educación públicas— se extendía tras lograrse conciencia sobre la necesidad de pagar impuestos —el IRPF entró en vigor en 1978 con el eslogan “Hacienda somos todos”—. No es exagerado hablar de otro país, de verdad que no lo es. Parafraseando a Alfonso Guerra, a aquella España hoy no la conoce ni la madre que la parió. La transformación, aunque haya aspectos mejorables, ha sido notabilísima, drástica, ejemplar.
Médico de familia, producida por Globomedia, creada por Daniel Écija y Emilio Aragón, sumó una audiencia media de 7,7 millones de espectadores, rozando el 44% de cuota de pantalla, datos que hoy, en el nuevo paradigma televisivo, son inalcanzables para una ficción. El último capítulo de la quinta temporada, por razones que omito para no destripar la trama, se quedó cerca de los 11 millones y el 60%: la tensión sexual entre Nacho y Alicia dio para mucho, y hasta aquí puedo leer (cuidado con los enlaces si no sabes de qué va y quieres evitar spoilers).
Llaman la atención, para mal, el tabaco por doquier, la abundante bollería industrial a todas horas, la fruta y la verdura como atrezo, los eternos tópicos territoriales clasistas sobre Andalucía encarnados en Juani —atribulada empleada doméstica de acento forzado y jornada infinita—, escenas en el coche sin cinturón de seguridad —obligatorio desde 1975 en las plazas delanteras y desde 1992, también en las traseras—, comentarios sexistas que hoy consideramos censurables —y entonces ya eran inapropiados, seamos claros—, la promoción de la homeopatía —chirriante placebo— mediante carteles colgados en el centro de salud y cierto menosprecio condescendiente hacia la homosexualidad, por citar lo más granado. Pero hay cuestiones, lo apuntábamos al principio, en las que esta serie actuó como agente del cambio. Llama la atención, para bien, el tratamiento del sida, la drogadicción en general y el alcoholismo en particular, la depresión, la violencia de género, el sexo no consentido, los embarazos adolescentes o la erradicación del edadismo, personificada en el abuelo Manolo, que se propone vivir a gusto hasta el final de sus días una vez jubilado tras décadas de cotización en la Renfe.
¿Que la serie encierra una moral subyacente tipo Disney prewoke?, pregunto retóricamente adelantándome a los prejuicios de quienes censuran el debatible heteropatriarcado occidental pero toleran el machismo en otras latitudes amparados en la doctrina de la diversidad cuqui, qué inmensa contradicción. Podemos —escojo el verbo— buscarle tres pies al gato, pero no parece que las fisuras merezcan una reprobación. Si hay un sustrato en Médico de familia es la sublimación, el propio título lo asume, de la familia tradicional. Con los años, la misma factoría le dio una vuelta de tuerca al asunto y produjo Los Serrano, que normalizaba la fusión de las familias —en plural—, superada la familia monolítica, en una España aún más (pos)moderna, asomada al siglo XXI sin complejos desde la atalaya de Europa.
Médico de familia, antes de que Mercadona impusiera las marcas blancas, nos colaba productos emblemáticos: el jersey Lacoste —preferentemente a lo Nachete, anudado a los hombros, un canon caducado que dio pie a muchos chistes—, la leche Puleva, el tomate Orlando, las cervezas Buckler y Águila Amstel bebidas en lata por Julio e Hipólito, los bollos Donuts y Bollycao entre la cocina y el patio del colegio, el pan de molde Panrico, la margarina Artua o el aceite de oliva Koipe. La Coca Cola y otros refrescos, por supuesto todos azucaradísimos, aparecían desnudos, pues no había patrocinador que justificara etiquetas en prime time. La ranchera 21 Nevada, pagara o no Renault, permanecía expuesta en la puerta del chalé adosado al servicio de los planos de recurso.
Vista con ojos de 2023, Médico de familia nos recuerda que el streaming ha diluido la cultura mainstream. Que nos falta pegamento social, aquí y en otros espacios desarrollados —en eso, me temo, iremos degenerando—. Que las audiencias se han atomizado y no quedan productos que reúnan a la familia. Que el mundo ha cambiado y España es otra, aunque bastante mejor al cabo. Tener esta serie en el catálogo de Netflix es pedagógico porque nos enseña cómo hemos cambiado, qué lejos ha quedado aquel país que avanzaba sacudiéndose la caspa y aspirando a estándares internacionales que hoy cumple sobradamente. Verla por vez primera o revisarla es un ejercicio tremendamente interesante. Aunque no garantizo continuar ni terminarla una vez acabado el verano. Pero ahí quedan las conclusiones preliminares, ea.
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piensoenversos · 2 years
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capsulas · 1 year
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malukaweb · 1 year
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'Under Alien Skies' impulsará la próxima generación de ciencia ficción
Phil Plait, creador del famoso blog de astronomía mala astronomiaatribuye su interés por el espacio exterior en parte a su amor infantil por las películas de ciencia ficción como planeta rojo enojado Y Robinson Crusoe en Marte. “Soy un gran imbécil de la ciencia ficción”, dice Plait en el episodio 541 de la La guía del friki de la galaxia podcast. “Vi todos los programas de televisión, más o…
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daffy-rimi · 2 years
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ochoislas · 2 years
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LA ANGUILA
La anguila, la sirena que del Báltico deja aguas gélidas para alcanzar nuestros mares, nuestros esteros y ríos, que remonta la hondura, contra las aguas llenas, de ramal en ramal, de pelo en pelo, según van ahilándose, cada vez más adentro, al corazón de la peña, calando por regatos lodosos hasta el día que cierta luz vibrada por castaños prende su tralla en tollas de agua muerta, en regueras que bajan cornisas de Apenino a la Romaña; la anguila, hacho, vergajo, dardo de Amor en tierra que sólo nuestras ramblas o resecos torrentes pirenaicos reencañan a paraísos de fertilidad; ánima verde que busca vida allá donde sólo muerde el fogaje y la desolación, la centella que dice comienza todo cuando más parece calcinarse, cepejón hundido; iris breve, gemelo del que engastan tus pestañas e intacto luces entre la progenie del hombre, que tu fango anega, ¿acaso no la sientes hermana?
*
L’ANGUILLA
L’anguilla, la sirena dei mari freddi che lascia il Baltico per giungere ai nostri mari, ai nostri estuari, ai fiumi che risale in profondo, sotto la piena avversa, di ramo in ramo e poi di capello in capello, assottigliati, sempre più addentro, sempre più nel cuore del macigno, filtrando tra gorielli di melma finché un giorno una luce scoccata dai castagni ne accende il guizzo in pozze d’acquamorta, nei fossi che declinano dai balzi d’Appennino alla Romagna; l’anguilla, torcia, frusta, freccia d’Amore in terra che solo i nostri botri o i disseccati ruscelli pirenaici riconducono a paradisi di fecondazione; l’anima verde che cerca vita là dove solo morde l���arsura e la desolazione, la scintilla che dice tutto comincia quando tutto pare incarbonirsi, bronco seppellito; l’iride breve, gemella di quella che incastonano i tuoi cigli e fai brillare intatta in mezzo ai figli dell’uomo, immersi nel tuo fango, puoi tu non crederla sorella?
Eugenio Montale
di-versión©ochoislas
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j-j-k-v · 1 year
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Nos llaman la generación perdida,aquella que ya no tiene arreglo,que esta tan arruinada que para qué tratar de hacer un mundo mejor para el futuro,porque con nosotros no hay un futuro. Nos dicen de todo y muy pocas cosas son positivas,esta bien,acepto que hay que cosas que no manejamos como deberíamos o como ustedes ,adultos,quisieran, pero al menos lo intentamos y no lo digo para defendernos lo digo por experiencia, porque es un hecho de que en verdad lo intentamos,a pesar de los golpes,malas miradas,malos comentarios, aún así seguimos. Ustedes creen que somos tontos por las elecciones que tomamos o por cómo decidimos actuar pero el equivocarnos es la única manera de entender de aprender ,solo así obtenemos la experiencia por más feas que puedan terminar las cosas. La única manera de salir a flote es hundiéndose, la única manera de hallar la salida es perdiéndose,necesitamos de la oscuridad para poder ver a las estrellas brillar. 🌟 🌎
Black Moon
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saijteoklous · 2 years
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No. 12
Nos llaman generación de cristal si nos ofendemos porque están faltándole el respeto a la existencia de una persona, pero ellos se ofenden si no les dices buenos días.
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elenita91 · 1 month
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"Una generación tan experta en el sexo, pero tan vírgen en el amor."
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