Tumgik
#de la paz y buen viaje
pontificiaphl · 28 days
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NAKAHIBLANG PAMANA Ipininta ni Jonathan Joven
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analisword · 3 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
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Capítulo 17.
—Creo que con eso sería todo—exclamó Alana con las manos sobre sus caderas mientras observaba con orgullo la maleta que acababa de hacer, tenía la mala costumbre de empacar su equipaje en último momento y esta vez no era la excepción, se encontraba sumamente emocionada por viajar con Enzo por primera vez, la playa que visitarían se encontraba solo a dos horas de Sevilla, por lo cual simplemente se irían en un auto rentado, también la causaba demasiada curiosidad ver qué tan buen conductor era su novio, tal vez era algo superficial y banal, pero hacer cosas por primera vez con Enzo le parecía lo más interesante del mundo, incluso si se trataba de ser su copilota por primer vez.
—¿Estás segura? ¿No querés llevar la nevera también?—preguntó Enzo con sarcasmo, Alana rodó los ojos al escucharlo.
—Qué exagerado—dijo ella.
—Mi amor, llevás casi todas tus cosas ahí, nos vamos tres días, no tres meses—dijo riendo, él había empacado su maleta la noche anterior, la cual consistía de una simple mochila, hacerla no le tomó ni siquiera 5 minutos, a diferencia de Alana, la cual había pasado gran parte de la mañana acomodando sus cosas estratégicamente para que la maleta no explotara. 
—Soy una mujer precavida, de mí te acordarás cuando necesites algo—dijo Alana elevando los hombros, restándole importancia a los comentarios de Enzo. 
—Bueno, es que una cosa es llevar pastillas para la tripa—dijo levantando el pequeño botiquín que Alana había empacado para ambos—. Y otra es llevar esta cantidad de bragas, ¿en verdad necesitas todas estas?—preguntó levantando ahora una de las bragas con su dedo índice, Alana se las arrebató y las volvió a dejar en la maleta. 
—Es por si las pastillas para la tripa no funcionan—dijo Alana imitando su tono de voz. 
—Pero llevas 12 bragas, Lana. 
—¿Qué tal si me cago tres veces al día por accidente?
—Dale, tenés razón—dijo Enzo dándose por vencido, Alana cerró la maleta felizmente. 
—¿Tienes todo lo de Zola listo?—preguntó, Enzo se había encargado de empacar las cosas que necesitarían para su gata, como sobres de alimento húmedo, arena, sus platos y unos cuantos juguetes para que se entretuviera en el hotel en lo que ellos salían a divertirse. 
—Sí, acá está—dijo cargando la mochila que había dejado en un costado de la cama, curiosamente, Zola llevaba más equipaje que Enzo—. Y los de la compañía ya vinieron a dejar el auto, entonces podremos irnos ya. 
—Bueno, ya todo está listo—dijo Alana inspeccionando la habitación una última vez, cerciorándose de no olvidar nada. 
—¿Segura?—preguntó Enzo desviando hacía la pequeña mesa que Enzo había colocado hace unas semanas atrás en la habitación para que Alana pudiera escribir ahí cuando no le apeteciera estar encerrada en la oficina, esa mesa se había convertido en el lugar de escritura favorito de la chica, pasaba horas sentada ahí por las noches mientras que Enzo leía en silencio en la habitación o jugaba con Zola, apreciaban los momentos en los que podían disfrutar de la compañía del otro sin tener que conversar. 
En la mesa se encontraba la laptop de Alana, lucía bastante abandonada ahí con un montón de papeles encima, ella hizo una mueca, quería el viaje para distraerse de los días tan pesados que había tenido, desgraciadamente, todo el tema de la editorial le habían quitado la motivación, y aunque no tenía la intención de escribir durante el viaje, esperaba que al menos le llegara algo de inspiración. 
—Sí.
Enzo asintió levemente al escucharla, se acercó a ella, la tomó de la cintura y colocó un beso en su frente.
—Vale, la compu se queda, lo que brinde paz—dijo él llevando un mechón de Alana detrás de su oreja, a veces se sentía como si el chico le leyera los pensamientos—. Pronto tendrás más ganas de escribir, es entendible por todo lo que ha estado sucediendo—dijo con su típico tono de apoyo y comprensión, Alana le sonrió, se sentía muy agradecida de tenerlo a su lado, el día anterior la había acompañado a firmar su renuncia oficial de la editorial (gracias al cielo Sebastián no había estado presente). 
—Deberíamos irnos ya—sugirió Alana volviendo a sentirse animada, Enzo le sonrió mostrando todos sus dientes, tomó la gigantesca mochila de Alana junto a la transportadora que llevaba a Zola, la cual dormía tranquilamente, Alana tomó el equipaje de Enzo y Zola y salieron del departamento sin ver atrás. 
—¿Seguro que eres buen conductor?—preguntó Alana una vez ya se encontraban en el auto.
—Obvio, la pregunta ofende—dijo—. Conducía todo el tiempo en Uruguay. 
El mero viaje en carretera fue más que suficiente para que Alana volviera a sentirse bien y se olvidara de todo el rollo de los últimos meses, Enzo conducía con la mirada fija en la carretera y sólo soltaba el volante un par de veces para llevar la mano de Alana sobre sus labios o colocar la suya en los muslos de la chica, el paisaje era precioso, disfrutaban de la música sonando fuerte y bajaron el volumen sólo para que Alana pudiera leerle los últimos capítulos que llevaba escritos de su manuscrito. 
Dos horas después ya se encontraban en el hotel, definitivamente no era extremadamente lujoso ni de  cinco estrellas, pero seguía siendo bello, limpio y además aceptaban que Zola se quedara en la habitación. 
El hotel tenía un estilo colonial y se encontraba a unos cuantos metros de la playa, después de instalarse y comer algo, se dirigieron a la playa para disfrutar del sol.
Se la pasaron todo el día jugando en la playa como niños pequeños, lanzándose en las olas y revolcándose en la arena, era justo lo que ambos habían necesitado, como ya era costumbre, algunas personas les habían tomado fotografías a lo lejos, pero eso no los detuvo de seguir jugando y demostrando afección pública. 
—Me encanta verte así de feliz—dijo Enzo una vez por fin se sentaron en la arena—. Te miras radiante.
—Me encanta la playa, hace muchísimo que no venía a una—informó Alana, la última vez que había estado en el mar había sido cuando vivía en México. 
—Te prometo venir más seguido—dijo Enzo, Alana sintió un millón de mariposas en el fondo de su abdomen, el futuro se sentía tan prometedor, no lo diría en voz alta aún, pero por dentro sentía que Enzo era su persona, no le encontraba sentido a seguir buscando, nadie la entendía como él, nadie la hacía sentir como él.
Cuando cayó la noche se dirigieron de vuelta a la habitación para prepararse para cenar en el restaurante y bar del hotel.
—No es justo, yo fui la que la encontró—exclamó Alana mientras se colocaba unas sandalias más presentables para la cena, Zola se encontraba ronroneando mientras Enzo la acariciaba, no era sorpresa notar que la gata había desarrollado un vínculo especial con él, aunque Alana fuera la que pasara más tiempo en el departamento y la que la alimentara, Zola simplemente adoraba a Enzo. 
—Qué celosa que sos—dijo Enzo—. ¿Lista?
—Lista—respondió Alana.
Se dirigieron al restaurante, era definitivamente el lugar más elegante de todo el hotel, la cena estaba deliciosa y los licores aún mejor, quizá era porque no estaba acostumbrada a beber mucho, pero par de copas fueron suficientes para que Alana comenzara a sentirse algo mareada y a juzgar por la apariencia de Enzo, él estaba en la misma situación, su piel se encontraba más roja de lo normal, tenía los ojos brillosos y una ligera capa de sudor. 
—No encuentro el punto a tener un tenedor así de pequeño—exclamó levantando el pequeño tenedor, Alana soltó una carcajada sorprendiendose a sí misma de lo fuerte que había sonado, sí, definitivamente ya se encontraba ebria.
Enzo abrió los ojos ampliamente al escucharla pero igual soltó una risotada, algunas personas presentes los miraron con cara de pocos amigos, pero aún así el mesero se acercó para volver a llenar sus copas, se encontraban discutiendo animosamente de nuevo sobre el pequeño utensilio cuando la mirada de Enzo se desvió un poco sobre el hombro de Alana y carraspeó para bajar la mirada y tomar otro sorbo del vino, ella giró su cabeza para ver qué estaba observando.
A unas cuantas mesas se encontraba una preciosa mujer con un vestido amarillo, tenía unos preciosos ojos azules y un cabello castaño claro que caía por su espalda, se encontraba conversando animosamente con otro hombre, Alana entrecerró los ojos intentando recordar dónde la había visto, pues su hermoso rostro le parecía bastante familiar, entonces recordó haberla visto un par de veces en televisión y revistas. 
Se trataba de la ex novia de Enzo. 
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coolpizzazonkplaid · 2 months
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La heredera del Infierno
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Aviso: el significado de la runa Isa lo saqué de aquí. Es el mismo link del capítulo dos de la historia.
Regreso a Buenos Aires y el dios del fuego.
–¿En qué te metiste mujer?
–Ni siquiera yo sé –Adelina no sabía cómo explicarle a Mariano lo que habia ocurrido –. ¡Au! Cuidado con lo que haces con mi pierna.
–Pediste mi ayuda. Bancate lo que se viene.
Adelina casi le da un puñetazo a su amigo cuando desinfectaba la herida de la pierna. Le sacó el pus y después de abrirla, hecho una gran cantidad de agua oxigenada. El líquido se volvió blanco como la nieve e hizo que la joven mirara de la peor forma al chico. Mariano usó aguja e hilo y tras terminar de coser la herida, la cubrió con vendajes. El muchacho siguió con el vientre y rostro de Adelina.
Estaban en los cielos luego de abandonar la cabaña del conocido de Mariano. Activó el piloto automático para ayudar a curar los golpes de Adelina. A medida que se alejaban de tierra firme, todo se volvió diminuto hasta casi desaparecer.
–Te dieron flor de golpiza.
–Lo sé.
La chica hizo una mueca ante el ardor del agua oxigenada en su cara.
–Explícame ¿Cómo un tipo con barbijo te hizo esto? –La mirada del chico se tornó preocupante–. Y ¿por qué no me queres mostrar lo que ocultas en los vendajes del brazo y el abdomen?
–Lo voy a decir cuando salgamos del maldito país –La chica siseó e hizo otra mueca de dolor–. ¡Arde la puta que te parió!
–Te pasa por pelearte con locos y raritos.
Se hizo un silencio incómodo entre los dos y Adelina no paraba de evitar la mirada analítica de su amigo.
–Deja de mirarme de esa forma –su tono intentó ser serio–. Que hayas intentado tener un título en psicología no te hace un psicólogo.
–Los pocos años que estuve me permitieron analizar a las personas y ese buen conocimiento, por mi desgracia se lo transmití a Daniela y a vos. Para que sean chismosas y a la vez inteligentes –sus ojos se posaron en los de Adelina–. En el Abismo encontraste algo más que un loco y rarito.
–Lamentablemente tenes razón.
–Obvio que sí, soy Mariano Baldor, siempre tengo razón.
Adelina mostró una sonrisa y él terminó de pasar el agua oxigenada por las heridas de su rostro y guardó todo su equipo de medicina. Mientras, la joven intentaba ponerse de pie y sentarse en el asiento del copiloto. El silencio se hizo presente una vez más.
–¿Conoces alguna guerrilla o grupo terrorista llamada Lin Kuei?
–Entre mis compañeros no escuchamos ese nombre ni por asomo.
–Creo que ese grupo me atacó, porque ese maldito del barbijo dijo que no debía saber la existencia del Lin Kuei.
Adelina observó a Mariano, quería ver un ápice de confianza en él sobre las palabras de ella. Si creía en sus dichos le era un misterio, pero en sus ojos había tristeza por otra cosa.
–¿Terminaste con tu novia?
–Ibamos tan bien y me dejó –dijo con tristeza –. No sé en qué fallé.
–En ser apurado.
–Dormi un rato y cuando lleguemos a Buenos Aires hablamos mejor –el tono del chico cambió tan rápido que la joven no pudo discutir contra él.
A los pocos minutos, Adelina cayó dormida en el asiento de copiloto. Las mismas visiones que tuvo en las montañas se apropiaron de sus sueños y los gritos de los muertos despertaron a la chica. Le molestaba que ya no pudiera tener un sueño pacífico sin que algo no vivo la persiguiera alguna manera.
La noche había tomado el cielo y algunas estrellas se dispersaban aquí y allá acompañadas por las nubes. Vio que estaban cerca de Argentina. Unos destellos iluminaban el país en diversas provincias y lo que parecía pequeño se convertía en algo más grande. Los destellos se transformaron en edificios con las luces de sus departamentos encendidas, farolas de calle de color naranja o blanco y algunos autos pasando aquí y allá. Fue ese momento en el que Adelina tuvo paz, estaba en casa.
Tras unas horas, Mariano llegó al hangar y aterrizó sin hacer demasiadas locuras. Adelina supuso que fue para no atormentarla más de lo que ya estaba. Fue un viaje cansador y había muchas cosas que contar sobre el tiempo en el que estuvo ausente.
El edificio donde vivía Adelina estuvo a la vista después de viajar en la camioneta de Mariano. La inundó la sensación de seguridad y hogar, algo que le alegraba bastante. Ningún Lin Kuei se meterá a su casa e intentará matarla. Lo que sí le dio escalofríos fue el vagabundo que estaba en la puerta. Su mirada blancuzca siempre lograba encontrar los ojos de Adelina, aunque intentara desviar su mirada penetrante y analítica. La hizo sentirse pequeña como si estuviera frente a alguien superior e intocable.
Mariano y Adelina entraron al edificio y subieron las escaleras. La subida le molestó un poco en la pierna y el vientre, pero no provocó que sus heridas se abrieran. Una vez que llegaron a la puerta del departamento de Adelina, pudieron percibir el olor a comida. Abrió la puerta y vio a Daniela, de espaldas, preparando la cena.
Resaltaba bastante con su cabello pelirrojo y la ropa que se había puesto. Una remera verde con el personaje de Jolyne Cujoh y pantalones holgados. La chica se dio la vuelta para ver a los recién llegados con una mirada tranquila.
–Te dieron una buena cagada a palos –su tono fue de lo más normal.
–Lo sé –avanzó hasta la cocina y saludó a Daniela–. Hasta Mariano me lo dijo.
–¿Qué te pasó? –la chica apagó las hornallas y acercó la comida a la mesa–. Mira que me dieron peleas, pero a vos te masacraron.
Los tres se sentaron en el pequeño comedor. Las empanadas de carne humeaban en la tabla y Daniela ofreció una para cada uno. Sentir el sabor de la masa y la humeante carne en su paladar fue una nostalgia para Adelina. Luego de disfrutar esos momentos de dicha, ella comenzó a contar lo que vio en Arctika. Los Lin Kuei, las ruinas nórdicas y los objetos que encontró. Hasta mostró las fotografías que había tomado y tanto Daniela como Mariano la miraron de forma paranoica.
–¿Estás segura? –el tono de Daniela era de duda–. Esos Lin Kuei deberían estar en las noticias, sobre todo como vos decís, un grupo armado.
–Ese es el problema. No están. Los busqué en los libros y no se los menciona. Tampoco en alguna noticia –Adelina volvió a sentarse y apoyó las manos en la mesa–. ¿Podrías buscar cuando tengas tiempo algo sobre esas personas?
–Veo que puedo encontrar.
–Yo también quiero ver si algunos de mis contactos saben de esas personas.
Adelina agradeció la ayuda que sus amigos iban a brindarle. Después de terminar la cena y compartir un momento entre amigos, guardaron las sobras y volvieron a sentarse esperando que Adelina terminara de relatar lo que faltaba de la historia.
–No solo fue esos Lin Kuei lo que encontré en Arctika.
–Sí, también las runas y la daga. –Mariano gesticuló con las manos dramáticamente sobre los objetos mencionados–. Lo que no estás contando es sobre qué ocultas en tu mano vendada.
–Las escrituras del lugar hablan de Sultin, el cuchillo de Hela –la muchacha mostró las inscripciones en la pared de las fotografías –. Creo que fue eso lo que encontré.
–¿El cuchillo de una diosa? –la voz dudosa de Daniela y su rostro no miraban bien a su amiga–. ¿Te fumaste algo en esas montañas o qué?
–No sé si es verdadero o no –comenzó a sacarse los vendajes–. Pero de lo sí estoy segura es que maldito cuchillo me hizo esto en cuanto lo toqué.
Una vez que los vendajes de Adelina se aflojaron de su cuerpo y los tatuajes pudieron verse. Los rostros de sus amigos cambiaron a preocupación ante los dibujos en la piel. Daniela inspeccionó el brazo de su compañera antes de volver hablar:
–Por favor, decime que no te drogaste con algo potente –sus ojos no pararon de recorrer su herida–, y que por eso tenes esto en el brazo.
–No lo es –puso la daga cubierta con el trapo en el centro de la mesa–. Esta arma me hizo el tatuaje.
–Es una locura Adelina. –Mariano intentó mantener un tono relajado.
–Juro por Dios que no estoy mintiendo –desenvolvió la daga con sumo cuidado con una servilleta de papel entre los dedos–. No solo me hizo un tatuaje, sino que vi cosas…
–Es imposible que este cuchillo de miles de años perdido en lo más profundo del Abismo y te hiciera…
En cuanto los dedos se acercaron al artefacto, la mano de Adelina apretó rápidamente la muñeca de Mariano y la alejó. El gesto y la paranoia reflejado en el rostro de la joven hizo que el chico apartara su extremidad tanto del arma como de su amiga.
–Lo digo en serio Mariano. No es chiste lo que estoy diciendo –el tono de Adelina se volvió firme.
Relató todas las alucinaciones que padeció por culpa del arma. Los susurros, los muertos y sus rugidos y la mujer del féretro. Las expresiones en el rostro de los amigos de Adelina cambiaban con cada palabra que emergía de la boca de su amiga.
–Es imposible –Mariano no pudo camuflar su confusión, mientras se soltaba de Adelina.
–Que sí lo es –buscó en los rostros de sus amigos una pizca de confianza–. Creo que Sultin fue traicionado, algo parecido como le ocurrió a la espada de Frey en el mito. La runa Isa no solo representa el hielo, sino también la traición, emboscadas, desastres… Incluso encontré un mapa en esas ruinas.
–¿Un mapa? –cuestionó Daniela.
Adelina desenvolvió el papel con sumo cuidado y sus amigos lo observaron detenidamente. El rostro de una mujer rodeado por una serpiente y un lobo, las runas en los bordes y la bolsa diminuta en los mares de España y Francia.
–Creo que esto hizo enojar a esa mujer o el cuchillo lo hizo, no lo sé… Por favor tienen que creerme.
Tanto Daniela como Mariano se miraron entre ellos. No pudiendo expresar con palabras que era un delirio las palabras de Adelina, pero tampoco negar que salió con vida del Abismo. Pensaban que quizás fuera ese el precio a pagar por salir de allí con vida.
–Voy a tomar esto con las pinzas –Mariano se puso de pie en camino a la puerta–. No quita que quizás sea verdadero.
Se marchó a ahogar sus penas por el rompimiento de su antigua novia y antes de irse les propuso hacer un asado el fin de semana para quitar el estrés. Adelina solo pudo negar con la cabeza, una sonrisa adornó en su rostro y vio a su amigo irse con un tono triste y melancólico que sería olvidado a los pocos días o quizás horas.
Luego de que Mariano se fuera, el silencio rondó entre las dos chicas. Cada una haciendo sus tareas respectivas antes de prepararse para la cama. No hubo charlas graciosas ni chismes de los vecinos, solamente un silencio de muerte.
–¿No me crees verdad?
–Pienso que es consecuencia de la bomba de humo –Daniela estaba en el baño–. Quizás lo que viste sea por un componente de lo que llevaba y el tatuaje, posiblemente, una advertencia de esos Lin Kuei.
Adelina intentó mostrar confianza ante los dichos de Daniela, pero estaba segura que lo que presenció no fue por una simple bomba de humo. Fue verdadero, al igual que el dolor hecho por la daga. No quiso discutir más sobre el asunto y solamente deseó que el día llegara a su fin.
–Antes de que me olvide –Daniela gritó mientras buscaba en su habitación–. Tus pedidos de Japón. No pude encontrar lo que me pediste, pero algo similar sí.
Adelina abrió la envoltura de regalo y en sus manos tuvo una caja de una figura de Alucard y la revista de Shuumatsu no Valkyrie. Se sumergió tanto en Arctika y los muertos que había olvidado esos pequeños pedidos.
–Gracias Dan-Dan –abrazó a su amiga a pesar de tener las dos manos con los regalos–. Sos la mejor.
Lin Kuei y la muerte podían esperar.
Pasaron un par de días desde la llegada de Adelina a Buenos Aires y faltaba poco para el fin de semana para que Mariano hiciera asado en el departamento de las chicas. Aún así, eso no liberó a Adelina del trabajo como arqueóloga. Gracias a la ayuda de Pablo, el encargado del museo, pudo conseguir el contacto de Agustín para darle las actualizaciones sobre Arctika. Evitó mencionar la daga nórdica y el mapa, no quería que esa cosa afectara a otras personas.
No iba a arriesgarse a que el arma consumiera a otros hasta matarlos. Si lo que las escrituras de la pared sobre el cuchillo, Sultin, eran ciertas, Adelina preferiría ser precavida. Tampoco le agradaba mucho meter a sus amigos en este embrollo de los Lin Kuei, pero era mejor no estar sola enfrentándose a algo desconocido.
Por miedo a que la daga y el mapa cayeran en manos equivocadas, guardó un señuelo en el cajón de la mesita de luz, mientras que la verdadera daga la ocultó en un pequeño hueco de ladrillo tapado por la roca y pinturas sin terminar. Repitió lo mismo con el mapa, cambió los puntos de ubicación de la hoja amarillenta y lo ubicó en una caja oculta en su biblioteca. El mapa original lo escondió en la misma pared de ladrillo donde estaba la daga.
En los días que estuvo en el departamento, a veces, Adelina podía ver a los muertos aparecer y desvanecerse ante los ojos de la joven. Otras ocasiones la mujer del féretro la miraba fijamente cuando iba hacer las compras. También, los sueños de la chica se volvieron confusos aterradores, la mujer gritaba siempre sus acusaciones y el aullido de lobos no paraba de invadir sus oídos como si los animales estuvieran en su cuarto.
Esos momentos de confusión y miedo siempre eran opacados y olvidados por sus amistades. Mariano y su pena por no tener una relación duradera. Daniela y sus divagaciones sobre una nueva noticia que contar de alguna provincia o alguna parte del mundo.
En la noche del viernes, Adelina siguió buscando por todos los lugares conocidos sobre Hela y su cuchillo, pero no hubo ningún resultado. Por el lado de Mariano, tampoco encontró respuestas de los llamados Lin Kuei. Daniela no tuvo buenas noticias para Adelina:
–Lamento decirte que esos Lin Kuei no existen –Daniela se frotó los ojos después de estar mucho tiempo con la computadora–. Si son reales, es un grupo armado muy reciente y le falta poder. En ninguna base de terroristas más buscados se los menciona, literalmente son fantasmas.
–Que cagada –Adelina soltó su lápiz de dibujo.
Un trueno se escuchó a los lejos. Daniela se puso de pie acercándose a la ventana de la cocina.
–Se viene una tormenta horrorosa –cruzó los brazos mientras miraba los relámpagos–. No creo que Mariano venga mañana a la noche hacer asado. Dicen que el clima va a estar así todo el fin de semana.
–Es Mariano. Es impredecible –el tono de Adelina intentó ser normal–. Una vez vino del conurbano en plena noche, andando en bicicleta y borracho. Gritaba que el One Piece estaba en Argentina y que podía pasar las paredes como caricatura, y se estrelló contra la pared de ladrillo.
–¿Cuándo fue eso?
–Hace un año y me sigue dando vergüenza y a la vez gracia. –Adelina sonrió ante el recuerdo.
–¿Tenes foto de eso? –el rostro de Daniela tenía una sonrisa de oreja a oreja.
–Busca en mi celular –Adelina siguió perfeccionando su boceto–. De milagro no se rompió los dientes. La foto que me mandó él debe ser de cuando estaba huyendo de los ladrones.
–¿Intentaron robarle?
–Sip.
Daniela buscó en el celular de su amiga las imágenes de ese acontecimiento tan bizarro. Después de encontrarlas, le devolvió el aparato a su dueña y siguió con sus asuntos.
Al poco tiempo la tormenta estuvo encima del edificio y los truenos fueron lo único posible de escuchar. Las gotas pasaron de ser unas pocas a miles y chocaban contra las ventanas. Las chicas tuvieron que cerrar todo para evitar que los pisos del departamento se mojaran. Una vez que todas las ventanas se cerraron, se prepararon para irse a dormir.
Daniela estaba frente al espejo pasándose el óleo para el cabello en los cortos tirabuzones pelirrojos, mientras Adelina esperaba a que su amiga terminara sus cuidados capilares. Tras varios minutos, la pelirroja se fue a su habitación dejando el baño libre. El agua caliente recorrió el cuerpo de Adelina y pasó jabón por todas partes. Luego se enjuagó el cabello necesitaba sacarse el estrés por la investigación y los dibujos. Salió de la ducha y Adelina se vio en el espejo.
La melena negra y lacia comenzó a formar hondas tras cepillarlo. El tatuaje de los huesos de la anatomía del esqueleto seguía dibujado en su piel y a pesar de que dejó de dolerle, era un recordatorio de que quizás iba a morir sino buscaba respuestas. Las ojeras debajo de sus ojos heterocromáticos eran muy notables, no había dormido tratando de buscar algo sobre la diosa nórdica de la muerte.
Adelina acercó su rostro al espejo cuando su ojo derecho comenzó a destellar de un verde esmeralda. Su iris se iluminó hasta volverse una pequeña llama. La muchacha se enjuagó la cara inmediatamente y volvió a enfrentarse a su reflejo. Esta vez su ojo derecho no ardía de color verde, sino que la mujer del féretro la observaba fijamente. Su mano huesuda tocó el hombro de Adelina y antes de que pudiera gritar desapareció por los gritos de Daniela.
–¿Estás bien Ade?
–Sí, estoy bien… –sus ojos volvieron a su reflejo– solo estaba buscando jabón para las manos.
–Están en el armario. Dejé de ponerlos en el tocador porque se caían.
–Bueno.
Salió del baño velozmente y fue a su dormitorio dándole una despedida a Daniela. Una vez cerrada la puerta, no tuvo ni una pizca de tranquilidad. Los escalofríos y el miedo al ver a esa mujer la iban a consumir por completo y deseó que todo fuera un mal sueño. Despertar sin tener que haber conocido a Agustín y el anonimato de su amigo, no haberse tenido que enfrentar al tal Smoke ni sufrir estas alucinaciones.
Se cubrió con las mantas y comenzó a leer el libro que tenía en su mesita de luz. Le faltaba poco para terminarlo, pero eso no ayudó a que pudiera relajarse. Pasó página tras página hasta que los párpados le pesaron y su mente no pudo seguir con la lectura. Dejó el libro en la mesita, se acomodó y por fin sus ojos pudieron cerrarse.
Adelina soñó con la mujer del féretro, una vez más. Estaba de pie con la cabeza abajo y su cabello negro cubría toda la cara. La joven comenzó a acercarse a la mujer, con paso lento, pero escuchaba sus susurros. Casi imposibles de percibir a menos que estuviera muy cerca.
–Heredera y elegida, elegida y heredera. El dios del fuego vendrá pronto. Tu camino está marcado, sangre y locura serán para los enemigos de mi carne –Adelina pudo escuchar mejor las palabras–. Tomaron algo que no les pertenece. El orden de la muerte fue alterado, manipulado, corrompido. Mi carne tiene que regresar al trono.
–¿Quién es usted? –Adelina tragó saliva– ¿Es Hela, la diosa de la muerte?
–Tomaron algo que no les pertenece. El dios del fuego mostrará los pasos –la mujer se contorsionó y Adelina se alejó–. Me quitaron todo. Los objetos a encontrar son el camino al trono para mi carne. Los enemigos deberán arrodillarse y suplicar misericordia.
La mujer siguió contorsionándose, los huesos que crujían llegaron a los oídos de Adelina y fue un sonido espantoso. El tatuaje de la anatomía del esqueleto comenzó a pudrirse y revelar carne en descomposición. Se acercaba a la muchacha, pero ella se retrocedió. Del sitio negro, los muertos se congregaron y se deleitaron con la escena. De las sombras los lobos se quedaron observando a la muchacha, estudiando sus movimientos. Las exhalaciones abruptas de la mujer al aproximarse más y más a Adelina, la aterraron y le produjeron escalofríos.
–¡LADRONES! –el grito hizo que Adelina callera al piso y se alejara de la mujer– ¡LO PAGARÁN CARO! Me quitaron todo. Lo que una vez se dividió volverá a unirse y será fuerte. ¡LADRONES! Mi carne los perseguirá hasta el final de los tiempos ¡LADRONES!
Adelina sintió que los muertos se abalanzaron sobre ella y gritó para alejarlos. Pateó, golpeó, rasguñó y fue en vano. El aullido de los lobos se hicieron presentes como un canto espantoso. Los gritos de la mujer se escuchaban más cercanos y Adelina sintió que las manos de la mujer estrujaron sus tobillos. Los muertos se alejaron y la mujer miró a la joven. El ojo derecho irradiaba fuego verde esmeralda y gritó con todas sus fuerzas:
–¡LADRONES!
Adelina despertó bañada en sudor. La tormenta no había parado y los truenos seguían resonando por toda la ciudad. Vio la hora y eran cerca de las nueve de la mañana. La chica dejó su celular sobre los libros y miró el techo pensativamente. Odió con todas sus fuerzas los sueños que tenía y se maldijo así misma por la ineptitud de sus actos en la montaña, el no haber huido cuando tuvo la oportunidad.
Se levantó de la cama y le dio inicio a su día. La tormenta no dio un ápice de detenerse, cuando parecía que iba a cesar volvía a arremeter con todo. Daniela y Adelina creyeron que las ventanas iban a romperse en mil pedazos y que la luz se cortaría.
La mañana pasó tormentosa y al mediodía se prepararon algo liviano por si a Mariano se le ocurría hacer una locura de hacer un asado en pleno diluvio. Tras terminar de comer, lavaron los platos y los secaron para hacer una siesta.
Los fines de semana eran casi los únicos días mayormente libres de preocupaciones y locuras del trabajo de las chicas. Podían ir a donde quisieran por esos dos días. Caminar, comprar, salir a tomar algo, cualquier cosa, pero el clima no estuvo del lado de ellas.
Durante la tarde aparte de dormir, se quedaron leyendo cada quién sus libros pendientes y ordenando las bibliotecas con música compartida entre las muchachas. En un momento tocaron la puerta y era Mariano con anteojos, remera, pantalón y ojotas mojadas. También en sus manos cargaba bolsas repletas de bebidas y algo de picada.
–¿No te diste cuenta que hay una tormenta encima de nosotros? ¿verdad? –dijo Daniela de forma obvia.
–Lo sé, pero aun así vine a comer con ustedes –el chico mostró una sonrisa y los paquetes–. Me pareció ver hace tiempo atrás milanesas y yo tengo antojo de milanesas con papas fritas, porque no puedo darme el lujo de comer un choripán.
–No vamos a comer hasta más tarde – dijo Daniela–. Confórmate con escuchar chisme y música.
Mariano entró y fue hacia la heladera a guardar las bebidas y la picada, después fue al comedor y sentó junto con las chicas. La charla duró hasta el anochecer y la música la pusieron cuando la tormenta se volvió más fuerte y el cielo se oscurecía. Contaron anécdotas, opiniones de celebridades y algunos chismes de colegas del trabajo.
La tormenta no cesaba entre el diluvio, los truenos y relámpagos, el trío comenzó a prepararse su cena al compás de las canciones reproducidas del celular mediante el parlante. Adelina sacó las milanesas y calentó el aceite, Daniela peló las papas y Mariano sirvió las bebidas al mismo tiempo que preparaba la picada.
En un momento, el celular de Daniela reprodujo Devil Woman y ella acompañó en coro en el estribillo a Mariano. Adelina no paró de reír ante esas locuras, mientras cocinaban y después de presionar, la chica se les unió y el dúo victoreo ese pequeño atrevimiento. Vio a Mariano y Daniela bailar como si estuvieran en un club, se movían tan a la par que Adelina sintió felicidad. Prefirió no unírseles, bailar frente a sus amigos le daba vergüenza, con cantar era suficiente para ella.
Por esos instantes dejó de importarle sus sueños macabros y los tatuajes. Olvidó a los Lin Kuei y al dios del fuego. Cantar mal y pasar con sus amigos en un día de tormenta era más de lo que podía pedir y no iba permitir que le quitaran eso.
El vagabundo miraba fijamente una ventana del edificio. Más concretamente hacia uno en el que se escuchaba música y tres jóvenes disfrutando. El vagabundo sonrió ante ese momento y rememoró tiempos anteriores con viejos amigos de líneas de tiempo pasadas. El hombre dio media vuelta y de sus manos comenzaron arder sin quemar la carne. Sus extremidades se movieron y el fuego naranja y azul, como línea recta, se dirigieron hacia la nada y formaron un círculo.
Del portal salieron tres hombres vestidos de combate, llevando un color diferente. Uno vestía de azul y tenía mechones sueltos del rodete de su cabello. Se podía sentir frialdad y su mirada reflejaba superioridad. El hombre a su costado iba de amarillo con un tatuaje de escorpión en el brazo. Portaba un kunai atado a una soga e irradiaba calidez. Y detrás de ellos había un joven llevaba un traje negro ceniciento con un karambit y un cuchillo de caza en el cinturón. Su cabello era del color del humo y arriba de uno de sus ojos grises tenía una cicatriz trazando su ceja y un poco de su frente.
Los tres se inclinaron y unieron un puño a su palma reverenciándose al vagabundo que se había sacado su capa. Su cabello negro, atado en un medio rodete les hizo un además para que el trío se pusiera de pie.
–¿A quién buscamos en estos territorios, Lord Liu Kang? –el hombre de azul preguntó–. Ya tenemos a muchos representantes para el torneo.
–Falta un último campeón para que participe –se volteó una vez más al edificio–. Más bien campeona.
Los tres condujeron sus miradas hacia donde dirigía la de Liu Kang. El departamento dónde se oía la música y a jóvenes riendo. Se pudo ver por las ventanas a una chica de cabello negro, largo y lacio mirar lo que cocinaba en la olla y al mismo tiempo vislumbrando a sus dos compañeros cantar.
–Vamos Adelina –dijo la chica de cabello rojo y corto–. No seas amarga. Copate y canta. No nos dejes así.
–Sí, dale –el muchacho rubio y de cabello largo alentó–. Después seguís mirando la comida.
Unas estrofas cantadas por el dúo siguieron insistiendo a que la chica llamada Adelina cantara. Tomaron unos trozos de lo que parecía carne para después beber y seguir entonando las letras.
–Dale Ade –siguió insistiendo la chica de cabello rojo–. …Then I looked in those big green eyes/And I wondered what I'd come there for…
La joven de cabello negro se resignó y comenzó a cantar al mismo tiempo que la pelirroja:
–She's just a devil woman –el rostro de su compañera sonrió más de lo que podía.
–With evil on her mind –el muchacho cantó.
Las chicas entonaron las letras, seguido del joven hasta que el estribillo terminó y el chico continuó con el canto. Mientras tanto, los cuatro extraños miraban desde abajo la escena. El chico vestido de azul como el de amarillo tenían una primera impresión bastante pobre de las muchachas y su amigo. Por otro lado, el hombre de negro ceniciento le causó gracia y a la vez extrañeza que esa mujer de cabello negro fuera la misma que le había dado una pelea hace unos días en las montañas y saltado hacia el vacío.
–Adelina Acosta puede ser una de las campeonas de la Tierra –Lord Liu Kang puso sus manos en su pecho–. Es una mujer que valoriza la estrategia, el conocimiento para el combate y estudiar al enemigo, Bi Han.
–No parece una mujer de conocimiento, Lord Liu Kang –el hombre de amarillo se acercó más a Liu Kang–. Quizás no esté a la altura como no lo está el señor Cage.
–Las apariencias suelen ser engañosas, Kuai Liang –el vagabundo avanzó hacia las puertas del edificio–. Ella sola dio una buena pelea a Tomas y uno de sus aprendices.
–Es muy ágil, hermanos –el chico de cabello ceniciento se acercó más a sus hermanos–. Logró escalar, entrar a Arctika y luego saltó al vacío en esas ruinas que encontró en nuestro hogar.
–Un acto suicida e impertinente, Tomas –espetó el de azul–. Un Lin Kuei no haría semejante locura.
–Como he dicho, Bi Han, las apariencias suelen ser engañosas y ella tiene un gran camino que recorrer junto con los demás representantes.
Los tres dejaron de contradecir al hombre, sobre todo Bi Han con una mirada de amargura. Vieron a Lord Liu Kang abrió las puertas y los tres lo siguieron. Llegaron hacia donde estaba el ascensor y al lado se hallaban las escaleras. El hombre de ojos blancos se dirigió hacia estas y los tres ninjas lo acompañaron hasta llegar al piso donde se escuchaba música y risas estruendosas.
Daniela Ramoter apenas pudo escuchar el timbre y se acercó al pequeño agujero de la puerta para ver quién era la persona molestando a horarios tan imposibles en un sábado tormentoso. Su ojo café observó detenidamente a las cuatro personas que molestaban y vio a cuatro hombres extraños. El que estaba frente a la puerta tenía medio rodete y una banda de color negro y otros detalles atado a la frente, y ojos blancos. Su vestimenta parecía ser tradicional de China y blanca. Uno de los extraños vestía de azul, otro amarillo y el último negro ceniciento. El cabello fue lo más sorprendió a Daniela, ya que era del color del humo… ¿cabello ceniciento?
¿Traje de combate extraño? ¿cabello del color del humo?
Smoke.
Era imposible que hayan podido encontrar a Adelina ¿cómo lo hicieron? La chica apartó su ojo del agujero de la puerta. Su sonrisa se apagó y vio a su amiga charlando con Mariano sin ningún inconveniente. Esto era un gran problema y una porquería. Se acercó rápidamente al sillón sacó la escopeta que tenía oculta. La cargó y se dirigió hacia sus amigos.
–¿Dónde tenes el rifle? –preguntó apresuradamente Daniela.
–En mi habitación –la muchacha fue hacia la mesa donde se encontraba el televisor y de los cajones sacó dos ametralladoras–. ¿Qué pasa Daniela? Estas asustando.
–Creo que ese pelotudo al que te enfrentaste en las montañas nos encontró.
El rostro de Adelina palideció.
–¿Cómo?...
–No sé y no sé con certeza si es él –Daniela le entregó las ametralladoras a Mariano–, pero creo que se trajo a la caballería.
–¿Cuántos más se trajo? –el muchacho cargó las armas.
–Tres y no son agradables –el sonido del timbre sonó una vez más–. Voy a tratar de hacerme la idiota. Mariano te quedas en la cocina y oculta bien las armas, serán nuestro ataque sorpresa si se llegan hacerse los picantes. Vos quédate en tu habitación con ese rifle cargado y listo para disparar.
–No voy a dejarlos aca y morir por mí –Adelina se levantó–. Yo los metí en este lío, yo también voy a pelear.
Daniela revoleó los ojos y supo que su amiga no iba a ceder, porque los tres eran así. No toleraban ver a uno de sus seres queridos hacer locuras.
–Esta bien –Daniela fue hacia la puerta–. Si no puedo despistarlos abrís la puerta de tu habitación mostras el rifle y vemos que ocurre después.
–¿Ese tu plan? –la voz de Mariano se notó la confusión.
–Es lo mejor que podemos hacer con poco tiempo.
El timbre volvió a sonar.
–¡YA VOY! –el grito de Daniela.
Adelina corrió hacia su habitación y tomó su rifle ubicado debajo de su cama. Buscó los cartuchos y cargó el arma con mucho sigilo. Su oreja se pegó hacia la madera de la puerta y pudo escuchar la conversación. Rezó para que esos cuatro extraños fueran una falsa alarma y seguir con una noche tranquila.
–Lamento la tardanza. La humedad hace que la madera se infle y cueste abrirla –la voz de Daniela se volvió normal–. El partido de Boca no es hasta dentro de unos días señores.
–Buenas noches –un hombre habló–. Lamentamos interrumpir su noche, pero estamos buscando a Adelina Acosta.
–No me suena ese nombre, señor. –Daniela sonó muy convincente–. ¡Mariano! ¿Conoces a una Adelina?
–¿A quién? –Adelina se alegró de que Mariano interpretara bien su papel de sordo.
–Adelina Acosta.
La muchacha escuchó los pasos de su amigo dirigiéndose a la puerta.
–No escuché ese nombre. Lamentamos no poderlos ayudar caballeros, que tengan una linda noche.
El corazón de Adelina había comenzado a relajarse, pero antes de que pudiera girar el picaporte, el timbre volvió a sonar en el departamento.
–Sabemos que Adelina Acosta esta aquí, Daniela Ramoter –el hombre habló una vez más y su tono siguió tranquilo–. ¿Nos permites pasar?
–Mira flaco –el tono de Daniela se tornó oscuro y amenazante–, no sé quién sos ni me importan tus putos subordinados y tampoco sé como conseguiste mi nombre. No sé quién es esa Adelina Acosta y váyanse de mi casa.
–Queremos darle una propuesta a su amiga.
¿Una propuesta? ¿Qué se refería ese extraño? Adelina apretó más su rifle contra su cuerpo y le quitó el seguro al arma. Agudizó más su oído.
–Esta es la propuesta que te doy hijo de puta –la voz de Mariano se volvió amenazante–. Ahora ándate vos y los pajeros que tenes atrás.
–Es una falta de respeto dirigirte de esa forma al Gran Maestro de los Lin Kuei.
Todo el departamento se enfrió y Adelina sintió escalofríos en toda la columna. Escuchó las quejas de sus amigos y el rechinar de la puerta. Salió de su escondite y apuntó hacia la entrada donde estaban los invasores. Al igual que ella, Daniela y Mariano apuntaron hacia los invasores. Sus miradas eran calmas para la sorpresa de Adelina.
Ella pudo analizar mejor a Smoke que en las montañas. En su cinturón no solo tenía el karambit sino también un cuchillo de caza y bombas de humo. Usaba la distracción como ataque y un buen manejo en las armas blancas. Tendría que usar la fuerza de Smoke a su favor. El chico de amarillo llevaba en el cinturón un kunai unido a una soga, traería problemas si quería usar a Daniela o Mariano como rehén para que Adelina cediera. El hombre de azul le fue más difícil de analizar, no poseía ningún arma. Lo único que pudo sacar de él era el más fuerte. Por último, el cuarto hombre le resultó familiar. Los ojos blancos del extraño analizaban a Adelina, Mariano y Daniela, no solamente su exterior sino también su interior. Parecía conocer más cosas que ellos no sabían, como si fuera testigo de sus vidas.
–Te pondré en tu lugar, insolente –gruñó el ninja de azul–. Tu amiga no debió entrar a territorio Lin Kuei.
–Ponele voluntad a tus amenazas, la puta que te parió –Mariano apuntó hacia el ninja–. No te metas conmigo, sino queres que te de un boleo en el orto.
Los tres estuvieron atentos a cualquier movimiento brusco que hicieran alguno de los atacantes. El frío de la habitación les dio escalofríos. El ninja de azul miraba con mala cara Mariano desde que le contestó mal y este avanzó hacia él. El chico sin dudarlo le disparó con las ametralladoras, pero las balas nunca atravesaron el cuerpo. Una pared de hielo se interpuso entre las balas, invocada por las manos del extraño.
Adelina, Mariano y Daniela quedaron estupefactos por lo que acaban de presenciar, pero no tuvieron tiempo para reaccionar ya que el ninja de azul atacó a Mariano. Él logró defenderse usando los antebrazos y logrando asestarle varios puñetazos a su contrincante, luego de perder las armas. Pero esa defensa trastrabilló cuando el hombre vestido de azul usó sus poderes para crear agujas de hielo. Mariano se escudó con una silla que tomó en su retirada y corrió hacia el ninja para poder atacarlo. Le asestó el asiento en toda la cara y este calló al suelo.
Daniela apuntó hacia el oponente de Mariano, pero antes de poder disparar, el kunai del ninja amarillo interceptó la escopeta y empezó a tirar para sacarla de las manos de la chica. Tomó ventaja de eso y apunto hacia el chico, este logró esquivar el disparo por los pelos. Daniela tomó el cuchillo de la mesa y cortó la soga antes de que el kunai le volviera a causar problemas.
El hombre de amarillo se abalanzó rápidamente hacia Daniela y ambos cayeron sobre la mesa, y esta se rompió por el peso de los dos. La joven intentó forcejear y poder darle un golpe a su contrincante con la escopeta. Sus intentos fueron en vano, puesto que el extraño alejó el arma. Daniela aprovechó la aproximación del rostro de su enemigo para escupirle y liberarse de él. Con un sonido de disgusto el chico retrocedió y Daniela tomó ventaja para darle un golpe con la culata del arma.
Por el lado de Adelina, mantuvo firme el rifle para evitar que Smoke no se lo quitara. La chica tenía que encontrar una forma de sacarle el cinturón antes de que usara las bombas de humo como distracción. Adelina vislumbró a sus pies un mantel, luego de que Daniela alejara al ninja de amarillo tras haber roto la mesa. La joven levantó el mantel con rapidez y lo lanzó a la cara de Smoke. Cuando el rostro del chico fue cubierto, Adelina se abalanzó hacia él dándole un puñetazo y le quitó el cinturón. Luego, le dio una patada que alejó al hombre de ella y tiró muy lejos la ventaja con la que contaba Smoke.
–¡Ya basta! –gritó el cuarto extraño y de su cuerpo salió fuego azul y naranja.
Los seis dejaron su riña, pero Mariano seguía sosteniendo la silla como un bate de beisbol.
–Dame un segundo –dijo el muchacho mientras extendía el dedo índice. Volvió a golpear con la silla a su contrincante tumbado en el suelo y este solo pudo soltar un gruñido–. Listo ahora sí.
–Suficiente Mariano Baldor –el extraño lo retó como si fuera un niño–. No vinimos aquí a saldar asuntos por errores. Hemos venido a darle una propuesta Adelina Acosta y que podría cambiar el rumbo de su vida.
Adelina no soltó el arma, pero sí se quedó atónita con las palabras de ese extraño.
–Tu cara me resulta conocida…
–¡Es Hefesto con aspecto de Bruce Lee! –exclamó Daniela automáticamente–. El dios del fuego según los griegos.
–No lo es Daniela –Adelina bajó el arma–. En los mitos tiene la cara deformada y está rengueando por como Hera lo tiró del Olimpo. Este tipo ni de cerca cumple con la descripción de Hefesto.
–En efecto Adelina, no soy Hefesto, –apaciguó las dudas de las jóvenes–. Soy Liu Kang, dios del fuego y protector de la Tierra.
“El dios del fuego tiene la respuesta” “El dios del fuego vendrá pronto” “El dios del fuego mostrará los pasos”. El cerebro de Adelina comenzó a girar sus engranajes ¿El dios que la mujer del féretro hablaba? ¿Le iba a dar respuestas a sus tatuajes?
–Sos el vagabundo que estaba afuera –dijo Adelina.
–¿Cómo que protector de la Tierra? –preguntó Mariano.
–Vinimos a ofrecerle a Adelina un camino como uno de los campeones de la Tierra –Liu Kang se acercó a los tres jóvenes–. Es un camino que puede cambiar su vida.
Adelina desconfiaba de las palabras de Liu Kang, pero tampoco era tonta para no creerse que ese hombre era un dios y no un producto de su imaginación. Literalmente de su cuerpo salió fuego. Sus subordinados también tenían dones bastante peculiares. Bajó el arma y les preguntó a los extraños:
–¿Tienen hambre?
–Nos gustaría poder acompañarlos en su cena –dijo Liu Kang.
Después de preparar la pequeña mesa que tenían en el comedor, Adelina, Mariano y Daniela fueron hacia la cocina y cada quién se dividió las tareas para la cena y ayudar con las heridas de sus “invitados”. Adelina cortó más salame y fiambres para la picada y al mismo tiempo freír más milanesas y papas, al compás de Sex de Starbenders. Mientras que Mariano y Daniela ayudaron con las heridas a los tres ninjas y tanto el ninja de azul como de amarillo miraban con hostilidad las acciones del dúo. Nadie confiaba en nadie y a cualquier movimiento estaban listos para asesinar.
–Necesitan hielo para esos golpes, fans de Boca –dijo Daniela mientras sacaba las bolsas congeladas–. Esto les puede ayudar y para vos tenes el baño a la izquierda.
–Me llamo Kuai Liang –respondió el ninja de amarillo–. ¿Por qué crees que necesito el baño?
–Porque te escupí en la cara –Daniela sonreía mientras iba hacia donde estaba Mariano–, y creo que no te gustaría tener el olor y la sensación de mi saliva en toda la jeta, aparte de que es asqueroso lo que hice. Además de una buena demostración de mi gentileza, por más que me hayas roto la mesa, que cuesta casi un ojo de la cara comprar una nueva y decente.
Kuai Liang no pudo contradecir los dichos de Daniela y se dirigió hacia el baño, mientras que el ninja de azul miraba de manera hostil a Mariano. Seguramente la golpiza con la silla debió afectarle el orgullo. Por otro lado, Smoke se acercó por detrás a Adelina que estaba pérdida en sus pensamientos, la comida y la música.
–Perdona –ante las palabras Adelina apuntó con el cuchillo la garganta del joven–. Quería saber dónde tiraste mi cinturón. No pensaba molestarte.
–Busca –contestó agresivamente la chica y se volteó para seguir cortando el salame–. Dios te dio el don de la vista, úsalo.
–No era mi intención enojarte porque hallamos roto tu mesa.
–Te estás equivocando de mi porqué –Adelina volteó una vez más y se subió la remera para que el chico viera su vientre cicatrizado y parte de sus tatuajes–. Por esto estoy enojada, porque el mamerto que se va a sentar a mi mesa es el mismo que intentó matarme.
–Lamento haberte causado esa herida –dijo el chico, se notó la aflicción en su voz–. Debí esforzarme en evitar que saltaras y convencerte de que salieras de Arctika.
–Veremos si te ganas mi perdón, Smoke –dijo Adelina en un mal tono.
–¿Cómo sabes mi título?
–Cuando me oculté de vos y de tu amigo escuché una de sus conversaciones y supe tu apodo –Adelina sacó una milanesa de la olla y escurrió el aceite–. Todavía lo recuerdo porque no sabía si vos y tu grupo terrorista iban a matarme.
–No somos malos.
–Seguro y yo soy Goku –contrarrestó Adelina sarcásticamente.
Liu Kang intentó apaciguar la situación ofreciendo ayuda a la joven, pero ella se negó amablemente. Mariano y Daniela se curaron mutuamente las heridas hechas por la riña, pasándose hielo por los golpes y revisando si no tuvieron algún contratiempo.
Una vez que Adelina terminó de cortar los fiambres, servirlos en la mesita del comedor y ofrecer bebidas, continuó friendo las milanesas y las papas. Luego preparó la ensalada y cortó los panes para armar sanguches. Cuando las milanesas terminaron de freírse, la joven las puso en los panes y les agregó ensalada para acompañar. Luego llevó los platos a la mesita del comedor y los siete comenzaron a comer.
El silencio se podía cortar con un cuchillo, mientras que afuera la tormenta no cesó. Los relámpagos y truenos hacían que el cielo destellara y rugiera. Adelina, Mariano y Daniela miraron atentamente a los cuatro y estos igual.
–Apreciamos la hospitalidad que poseen –dijo el dios tras terminar su sanguche.
–No hay de que –respondió Adelina mientras masticaba una papa–. Ahora explícame, Liu Kang ¿a qué te referís con que soy campeona de la Tierra?
–Fue elegida para participar en un torneo que definirá la victoria de la Tierra contra el Mundo Exterior.
–¿Mundo Exterior? –preguntó Daniela mientras agarraba una rodaja de salame–. ¿Qué país ese es ese? No está en ninguno de los mapas.
–En efecto Daniela Ramoter –dijo el dios–, el Mundo Exterior es un reino entre los diversos que existen. Muchos de los habitantes prefieren que estemos en guerra con ellos, aunque estemos en paz, pero preferimos mostrar nuestra fuerza en el combate como símbolo de defensa. Además de contar con el clan Lin Kuei como defensores de la Tierra.
–Sinceramente creí que eran un grupo armado –dijo Adelina–. Intentaron matarme.
La mirada de la joven se posó hacia Smoke que comía rodajas de salame con queso como si fuera un manjar de ricos. Mientras que sus dos amigos apenas tocaron algo de la comida y observaban de forma crítica a los invitadores. Ante las palabras de Adelina, Liu Kang río.
–No lo son Adelina Acosta –el dios masticó otro sanguche–. Como mencioné antes, se dedican a ser nuestras defensas. Bi Han es el Gran Maestro del clan y tanto sus hermanos, Kuai Liang como Tomas son los mejores ninjas.
La mano de Liu Kang se extendió en el ninja de azul, Bi Han y este mostró orgullo a su título de Gran Maestro, al igual que el Kuai Liang, el ninja de amarillo. Pero Smoke, Tomas, fue el único que no mostró ese orgullo por su título, ya que seguía enfocado en la comida.
–Entonces ¿por qué fui elegida para este gran torneo con el Mundo Exterior? –preguntó Adelina.
–Porque tú mostraste unos valores y cualidades que pueden ser representados para ser una campeona de la Tierra –dijo Liu Kang como si hubiera dicho lo más obvio del mundo.
–¿Y nosotros? –preguntó Mariano.
–Si ustedes quieren ser parte de los campeones de la Tierra deben ir conmigo y Adelina a la Academia Wu Shi –la mirada de Liu Kang se dirigió a los amigos de Adelina–. Aprenderán tanto del Mundo Exterior como de los protectores de la Tierra.
–¿Irnos? –Adelina se quedó perpleja–. ¿Por cuánto tiempo?
–Unos meses –dijo Liu Kang mientras tomaba un poco de su bebida–. Necesitarán entrenar y pulir todas sus técnicas de combate.
–¿Y nuestros trabajos? –Daniela preguntó dejando el plato en la mesa–. Tenemos acá una vida. No podemos desaparecer sin más por unos meses. Las cuentas, mis noticias, la mesa. Por cierto, los tres, me deben una mesa… Corrección, nos deben una mesa.
–Estamos ocupados los tres –dijo Adelina–. Estoy con una investigación y si me ausento por mucho tiempo voy a perder la plata.
Abandonar todo por un torneo que ni siquiera tenía intenciones de participar. Había cosas más importantes en las que debía enfocarse, pero su cerebro volvió a trabajar y cuestionarse varias cosas. ¿Sería Liu Kang el que la mujer del féretro hablaba? ¿Podría sacarle los tatuajes o darle más información sobre la diosa Hela? ¿Sabría algo sobre algún desafortunado que enloqueció hasta morir por culpa del arma nórdica o de los otros dos artefactos que había visto en sus alucinaciones?
Adelina desconfiaba de los cuatro sujetos, no pensaba relatarle nada a Liu Kang sobre la daga o el mapa hasta ver si el dios era una amenaza o alguien en quien confiar. Tampoco les agradaba los tres Lin Kuei, sospechaba que en algún momento la matarían por haber entrado a sus tierras luego de ese torneo con lo que llamaban Mundo Exterior.
El dinero que iba a perder si se ausentaba por mucho tiempo era otra de sus preocupaciones. Había otros arqueólogos con las mismas habilidades que Adelina que podrían hacer que Agustín, su cliente, quisiera romper su contrato con ella.
–Este torneo pondrá un nuevo rumbo a sus destinos –dijo Liu Kang–. Sería un honor que los tres representaran a la Tierra.
–Me dejas un segundo hablar con mis amigos –dijo Adelina con una sonrisa, mientras se ponía de pie–. En privado.
Mariano y Daniela se pusieron de pie y al mismo tiempo se escucharon gritos de los vecinos. Adelina y Daniela revolearon los ojos y se sintieron avergonzadas porque sus invitados tuvieran que ver el lado malo de su departamento. El trío se fue al cuarto de Adelina.
–¿Qué opinan de lo que acabamos de escuchar? –preguntó la joven en cuanto la puerta se cerró.
–Esos tres del clan tiene una mina de oro de problemas –soltó Mariano señalando la puerta–. Valdría para una tesis de psicología y tener mi título sin tener que cursar devuelta.
–El de azul está lindo y el amarillo también –dijo Daniela–, pero no quita que quiero que nos paguen la mesa. Con lo otro no sé qué decir… es una locura que a la vez le creo a ese dios del fuego.
–Coincido con vos, Dani –habló Mariano y se cruzó de brazos–, esto es algo simplemente imposible ¿Un torneo? ¿Para qué? ¿Por qué se hizo?
–¿No escuchaste lo que dijo Liu Kang? –preguntó Adelina.
–No.
–Según él, para demostrar la fuerza ante el Mundo Exterior y mantener las defensas –Adelina se sentó en su cama–. Literalmente parece cierto lo que dice, le salió fuego del cuerpo y el de azul conjuró hielo de la mano y casi te mata Mariano.
–¿Vas a irte a ese torneo? –preguntó Daniela sin titubear y posó su mirada en la de su amiga. Al mismo tiempo se escucharon más gritos de sus vecinos.
–No lo sé –sacudió la cabeza–. Voy a perder plata y si vienen conmigo también van a perder mucha plata en esos meses que no sé cuántos van a ser, pero a la vez siento que me va a poder dar respuestas.
–¿Respuestas? –cuestionó Mariano.
–Los sueños que estoy teniendo me hacen dudar si debo ir o no –dijo Adelina preocupada–. La mujer del féretro varias veces hablaba de un dios del fuego que iba guiar el camino.
–Son sueños Adelina, simplemente representan un lado oculto de tu subconsciente como dice el maldito Freud –dijo el muchacho.
–Mariano, esos malditos sueños hablaron de Arctika y en ese mismo lugar una puta daga maldecida me hizo tatuajes y alucinaciones –Adelina mostró su brazo y abdomen–. Esas alucinaciones me siguen apareciendo a veces sobre muertos y esa mujer gritando una y otra vez. ¿Si se vuelven constantes hasta tal punto que no pueda diferenciar la realidad?
–Tendríamos que mínimo ponerlo en duda –dijo Daniela mientras daba vueltas–. Sí, esto de un dios es verdadero. Pero los sueños de Adelina pueden serlos y la daga, quizás, debe tener una maldición hacia cualquiera que la toque. Las alucinaciones no creo que llegarán al punto que estás diciendo, pero hay que ver si ese dios puede darnos alguna guía sobre cómo hacerlas desaparecer… digo, si aparecieron de forma mágica deben sacarse de forma mágica.
–¿Debería ir entonces? –preguntó Adelina.
–Iremos –dijo Mariano.
–¿Pero sus trabajos? –se alarmó la joven–. Yo puedo justificar con algo medianamente, pero ¿ustedes?
–Nos las ingeniamos. Van a ser unas buenas vacaciones.
–No lo sé –dijo Daniela con duda en su voz.
–Vas hacer entrevistas que no involucren riesgos y estar casi al pedo –contra ofertó Mariano.
 –Está bien, me uno a la aventura.
–No me siento cómoda que ustedes vayan –dijo Adelina.
–Muy tarde, ya decidimos –dijo Daniela y una sonrisa adornó su rostro.
–Los Lin Kuei podrían representar a la Tierra en esta ocasión, Lord Liu Kang –escupió Bi Han–. Estos tres no pueden ser aptos para representarnos.
–Tienen verdaderas habilidades, aunque ellos no lo sepan –dijo Liu Kang tranquilamente.
Tomas se quedó en silencio viendo como la conversación entre el dios del fuego y sus hermanos continuaba. El joven de cabello grisáceo se enfocaba en la comida que sus hermanos apenas habían tocado, no sabía cómo ellos se negaban a probar estas delicias.
Le era un misterio cómo la misma chica a la que había intentado asesinar en Arctika tenía un gran talento en la cocina.
–Ella y sus amigos ni siquiera tienen una buena base de alimento para que puedan desarrollar una técnica de combate –dijo Bi Han.
–Ese amigo fue el que te dio un sillazo en la cabeza –dijo Mariano Baldor, mientras la puerta cerraba y Adelina Acosta y Daniela Ramoter miraban con mala cara al hermano mayor de Tomas.
–Eres un imprudente e inmaduro, un…
–Es una falta de respeto que los invitados insulten la comida del invitador –dijo Adelina agresivamente–. Si querías otra cosa, Gran Maestro, te hubieras ido a Palermo o a tu casa.
–Bi Han es suficiente –el tono de advertencia de Liu Kang hizo que el se contuviera.
–Señor Liu Kang, nos conmueve su propuesta sobre ser campeones de la Tierra –dijo Adelina–, y nos gustaría estar con usted en el torneo.
El dios sonrió ante esas palabras, al igual que Tomas. Sus hermanos mostraron duda en sus rostros, pero al menor no le importó mucho. Pensó que esas tres personas darían su mejor esfuerzo para representar a la Tierra.
Pero hubo algo que le hizo ruido en la cabeza y fue Adelina. Cuando la conoció hace unos días estaba alterada y llorando por la presencia de Tomas y su ayudante. Sospechaba que había encontrado algo en esas ruinas de las montañas… o vio algo que la aterrorizó.
Esas ruinas, ni los propios Lin Kuei conocían de su existencia y pasó sin mucha relevancia a los ojos de Bi Han. Pero a Tomas le causaron un verdadero terror. Cuando puso un pie en ese sitio, sintió que las dos estatuas de la entrada lo miraban como un invasor, alguien que vería muerte si no se marchaba de inmediato. Quizás la muchacha percibió lo mismo que Tomas o incluso más odio, le es un misterio saberlo en esos ojos tan misteriosos y extrañamente cautivadores.
–Me alegra que hayan tomado esa decisión.
–¿Cuándo nos marchamos? –preguntó Daniela.
–Mañana al atardecer los llevaré a la Academia Wu Shi –Liu Kang se puso de pie y Tomas y sus hermanos lo imitaron–. Lleven lo necesario.
Los cuatro se dirigieron a la salida y tras despedirse de los tres jóvenes se marcharon a las calles. La lluvia seguía, pero el aguacero se detuvo para ser una llovizna. Liu Kang fue hacia el mismo lugar donde antes había conjurado el portal y una vez más las llamas azules y naranjas formaron el portal. Los cuatro hombres se perdieron en esa negrura infinita completando así su misión.
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redtsundere-writes · 29 days
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Este fue un fanfic a petición.
Anónimo: ¿Puedes escribir un fanfic de Sukuna x Uraume en donde van a México por qué… por qué no? Sukuna es torturado por toda la comida picante mientras que ame el pulque y otras comidas mexicanas que no son picantes? Si puedes agregar a Sukuna y Uraume regresando a Japón después de aprender una gran cantidad de groserías mexicanas como “te voy a tumbar los ojos, pendejos”, “cagaste cabrón”, “te voy a chingar a tu putísima madre wey” o algo de ese calibre, sería genial... ¡Gracias!
Masiosare | Sukuna x Uraume (Español)
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sukuna ryomen!mexicano x uraume
¡VERSIÓN EN ESPAÑOL! ! (Click here for the English Version!)
Sipnosis: Sukuna descubre que es mexicano y quiere visitar México con Uraume. Contenidos: MUCHAS REFERENCIAS MEXICANAS (las explico en caso de que no seas del club, no te preocupes mi amor) Fluff. Es un fanfic en crack pero a la vez no. Universo alternativo en donde sukuna es mexicano lol Palabras: 1511 words. Nota de Autor: Me reí mucho leyendo eso, lo puedo hacer porque soy mexicana. Gracias anónimo por el pedido! Redescubrí canciones que suelo bailar en bodas o quinceañeras. No podía dejar de bailar lol. Esperen... me estoy convirtiendo en una señora? Bueno
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Uraume es un sirviente fiel. Elle acompaña al rey supremo a donde él quiera ir. Así que cuando Sukuna le pidió que lo acompañara a un viaje de autodescubrimiento, pensaba que irían a un templo sagrado o a un lugar paradisiaco en Japón. Lo que nunca se esperó es que quisiera ir a México. Uraume sabía que a él le gustaba explorar nuevas tierras para conquistarlas, pero viajar hasta otro continente le parecía algo excesivo, más no lo cuestionó. 
Después de un largo viaje para descubrir su origen, Sukuna descubrió que él había nacido en México, pero no vivió mucho tiempo ahí. Por lo que en cuanto se reencontró con Uraume, le pidió que lo acompañara para hacer un viaje para reconectar con sus raíces como buen whitexican. Así es como el rey y su fiel sirviente emprendieron su viaje a nuevas tierras. 
Después de dos días de viaje, Sukuna y Uraume llegaron a Cotija de la Paz, Michoacán. Un alegre pueblo mágico con caminos de piedra, árboles frondosos y gente laborando por todos lados.  La característica arquitectura española, las paredes naranjas y los hermosos mosaicos de colores captaron la atención de los recién llegados. Lo primero que hicieron al llegar fue comprar ropa nueva para camuflarse mejor entre los pueblerinos. Sukuna se compró una guayabera blanca con unos shorts negros y sandalias, mientras que Uraume opto por usar un vestido de verano rosa mexicano. 
Una vez que se asentaron en el lugar, nuestros protagonistas decidieron vagar sin rumbo en busca de algo interesante que hacer mientras tomaban aguas frescas. Recorrían el parque central, observaban las ardillas correr por el césped y la gente preparando los juegos mecánicos para la feria de verano. Se sentaron en una banca oxidada para observar fascinados la gigantesca iglesia que se podía ver desde cualquier parte del pueblo, varios locales salían para comer después de la misa. 
—Tengo hambre—. Sukuna se quejó en cuanto se aburrió de admirar la vista. 
Ambos vagaron por el pueblo hasta encontrarse con una larga fila para entrar a un restaurante. Eso solo podía significar que debían servir comida deliciosa. En el letrero de plástico que colgaba del techo se podía ver a un puerco con un gorro de chef dentro de una cacerola hirviendo. Era un restaurante de carnitas estilo Michoacán. Las carnitas estilo Michoacán son carne de cerdo frita en su propia manteca, pero el secreto está en que la manteca está saborizada. 
—Comeremos aquí—. Sukuna decidió por ambos antes de adentrarse al lugar. Uraume solo lo siguió de cerca. 
Como era de esperarse de un rey, Sukuna corto la fila haciendo que todos los que estaban esperando comenzaron a gritar maldiciones como “¡A la fila, cabrón!” O “¡Quítate, pendejo!”. Sin prestarle atención a la chusma, se sentaron ante una mesa de plástico blanca de Coca-Cola que tenía en el medio un surtido de condimentos. Sukuna chasqueo los dedos un par de veces para que alguien viniera a atenderlos de forma inmediata. 
—Disculpe, pero debe respetar la fila—. Le pidió la mesera muy enojada. A lo que Sukuna solo contestó dejando una bolsa repleta de monedas de oro en la mesa, dejando a la mesera completamente desconcertada pero feliz. 
—Le traeré una orden de carnitas de inmediato—. La mesera cambió de actitud con una gran sonrisa mientras corría a la cocina. 
Sukuna y Uraume quedaron impresionados al ver la olla repleta de carnitas, una torre de tortillas de maíz y dos tarritos de pulque. Uraume podía ver la grasa brotando de la comida y se le hacía agua a la boca. Sukuna no dudo en hacerse un taco y echarle de la salsa más rojiza del surtido. Uraume le advirtió que la probara primero porque había escuchado que a los mexicanos les encanta el picante, pero él le hizo caso omiso pensando que sus papilas gustativas estarían bien. Grave error. El rey se enchiló al primer bocado. Sus ojos comenzaron a lloriquear y su nariz a moquear, pero no se rajó. Sukuna se tragó la deliciosa carne grasosa bañada en salsa roja. Le dio un trago al pulque como un hombre sediento en medio del desierto. Uraume solo se comía sus tacos con un poco de salsa verde con la mente tranquila de haberle avisado. 
La noche cayó más rápido de lo que pensaban, pero los juegos mecánicos de la plaza cobraron vida. El centro del pueblo se llenó de familias caminando entre los juegos, las luces de colores iluminaban las calles, los vendedores de los puestos gritaban las promociones a todo el pulmón y la música de Los Ángeles Azules retumbaba por las bocinas. Sukuna y Uraume se habían subido al juego mecánico que parecía atraer a la mayor cantidad de gente. La famosa tagadá, un plato giratorio en el que los que entran tienen que agarrarse fuertemente sin soltarse​, ya que los movimientos bruscos que hace el tagadá provocan que las personas salten o reboten. El juego comenzó a girar en cuanto de las bocinas comenzaron a reproducir Arremangala Arrempujala de Los Karkik’s, canción que Sukuna repudio por completo en el primer segundo. 
—¡Ay wey!—. Gritó un hombre al lado de Sukuna que se resbalaba poco a poco por los movimientos bruscos. 
—No entiendo por qué a la gente le gusta esto—. Sukuna le comentó a Uraume aburrido mientras giraban descontroladamente. 
—¡Ya llegó La Monja!—. Anunció el chico que controlaba el juego. 
Para sorpresa de los dos extranjeros, un hombre disfrazado de momia poseída se metió al juego y empezó a bailar al ritmo de la música, equilibrándose perfectamente, mientras que el juego seguía meneándose vigorosamente. Sukuna y Uraume miraban perplejos a la momia sacar los pasos prohibidos en medio de la tagadá mientras la gente le aplaudía al ritmo de la canción.
—Creo que por eso les gusta—. Uraume comentó sin quitarle la vista de encima. 
—¡Es hora del amor!—. El chico de los controles dio el aviso emocionado por el micrófono. 
De la nada, la zona en donde estaba Uraume comenzó a sacudirse violentamente. Elle se agarró con fuerza de las barras metálicas detrás de elle como si su vida dependiera de ello. Su cuerpo se movía violentamente hacia Sukuna por la gravedad. Poco a poco el chico en los controles logró que Uraume cayera sentada sobre el regazo de Sukuna. Ambos se sonrojaron al ver la situación en la que los habían metido. A pesar de que había logrado su cometido, Uraume seguía brincando sobre su rey. Elle intentó jalarse de regreso a su lugar, pero era prácticamente imposible. 
—¡Lo siento, mi rey!—. Uraume exclamó entre tartamudeos con las mejillas rosadas. 
—¡Vivan los novios!—. Exclamó el chico por el micrófono, seguido de una ola de aplausos. 
Finalmente, bajaron del juego, pero el sonrojo aún no se les había bajado. Estaban avergonzados de que simples humanos pudieran ponerlos en esa incómoda situación. Sukuna comenzaba a molestarse por no poder sacarse de la cabeza lo adorable que se veía Uraume en su regazo.  “Puta madre…” Pensó molesto.
—¿Qué se te antoja comer?—. Le preguntó Sukuna en un intento por superar la incomodidad. 
—He visto mucha gente comprar de ese carrito, quiero saber que es—. Uraume apunto a un carrito blanco con un elote pintado a mano. 
Era un carrito de elotes preparados. Una señora los saludo muy animada en cuanto se acercaron a la olla gigante de elotes hervidos. Ambos pidieron un elote completo. Vieron como la señora preparaba sus pedidos rápidamente. Primero una capa de mantequilla, luego una capa de mayonesa, sal y un chingo de queso cotija rallado. Ellos no lo sabían, pero estaban a punto de degustar una de las mejores creaciones culinarias de México. 
—¿Con chile, chile del que no pica o sin chile, corazón?—. Le preguntó la señora con una sonrisa amistosa. 
—Del chile que no pica—. Contestó Sukuna, halagado por el dulce apodo. 
Sukuna y Uraume continuaron deambulando por la feria mientras se entretenían viendo a la gente festejar en su hábitat natural. A pesar de que era pasada de la medianoche, la noche seguía siendo joven. Mientras caminaban por los juegos de azar y habilidad, un borracho se topó contra Uraume, provocando que se le cayera su elote por el golpe. Uraume se entristeció al ver el destino de su delicioso elote.  
—¡Ey, cabrón!—. Sukuna le gritó al hombre con las groserías que había aprendido el día de hoy, sin importarle que su acento japonés resaltaba. Le dio su elote a Uraume para tomar al extraño por los hombros bruscamente. —¡Mira por donde caminas, pendejo!—. Sukuna exclamó molesto antes de arrojarlo adentro de un bote de basura. Uraume pensó que alguien iría a defender al hombre borracho, pero para su sorpresa, nadie a su alrededor se inmutó por la pequeña pelea. 
—Su vaso elote, señor—. Uraume le dijo una vez que Sukuna regresó con elle mientras se limpiaba las manos.
—Quédatelo—. Le dijo Sukuna. Uraume se sonrojó por la amable acción de su rey. —Le pedí a la señora del chile que no pica y aun así me enchile—. Se quejó a regañadientes. Uraume no pudo evitar reírse. 
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Masterlist.
¡Ordena tu propio fanfic!
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hojaenblanco · 2 months
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Crecí en un hogar donde todos los días comía arroz con huevo, donde la ropa que use era la que dejaban mis primos, donde al cumplir años siempre había dinero para toda la familia pero al ser el tercero en cumplir en el mismo mes después de mi abuela y mi madre entonces nunca había para mí y por mucho tiempo culpe a mi familia, me llene de rabia, odie ser "pobre" así que me esforcé, trabaje duro, estudie una carrera que por cierto no ejerzo aunque era bueno en ella, el caso es que por más que hacía dinero nada se sentía bien. Viaje, conocí otros países, hice muchos conocidos, me enamore, disfrute de muchas cosas y aún seguía sintiendo que algo me faltaba hasta que conocí la soledad; es ahí en la soledad, la completa soledad que uno se da cuenta del valor que tiene llegar a un hogar y tener para comer un arroz con huevo y la compañía de alguien en la mesa, es ahí donde uno ve a la familia y si ahora que ganó bien les puedo comprar algo de ropa o ellos me pueden invitar a mi a comer se los agradezco en el alma y atesoro el momento en mi corazón, donde mis cumpleaños me los empecé a celebrar yo y a invitar o ni invitar sino esperar a ver quién llegaba a felicitar en aún sabiendo cuanto odio mi cumpleaños (aún trabajo en eso).
Es en la soledad donde más crecí como persona, es estando conmigo donde comprendí que nunca he estado solo ni he sido pobre, es donde aprendí a agradecer los pequeños detalles y trabaje no por dejar de vivir de lo básico para comer o tener lo más simple para vestir sino que la pobreza al final es más un estado mental del que no podemos salir sin determinación y lo sé, como todo no es algo general, conozco la pobreza extrema, he hecho servicios comunitarios y voluntariados como socorrista de Cruz Roja en muchas partes donde no hay para comer nada, donde para vestir no hay más que trapos viejos, sucios y rotos, donde nadie sabe que es cumplir años con un pastel y una vela porque parece más cuento de hadas que real, los techos goterean y solo los padres pueden llorar al ver cómo otro día más no hay ni un pan para comer.
Este mundo no es nada justo y la oportunidades aunque muchas veces escasas existen.
Solo piensenlo de esta forma, hay personas que quieren que la vida les de un pastel pero la vida le da azúcar, huevos, harina, mantequilla, leche, levadura y hasta esencia de vainilla pero al final no hacen nada con todo eso y siguen culpando a la vida por no darles el pastel.
Cuanto más desee morir, más difícil vi la vida. Pero cuando empecé a preocuparme por ser el mejor en mi carrera, el mejor en mi trabajo, el mejor hermano, el mejor hijo, el mejor novio y todo eso todo mi mundo se vino abajo, en cambio cuando solo desee ser lo mejor para mí (sin dejar de lado a las personas que amo) sin buscar una excelencia desde la autoexigencia, fue donde encontré la paz, conocí personas que valen la pena y mi vida se llenó de estabilidad, la suficiente como para decir… hoy quiero vivir y mañana también cada día una y otra vez.
La vida no es perfecta y tampoco nadie lo es así que vivamos más, juzguemos menos y recordemos mejor las cosas que nos hacen felices y no solo las que nos dolieron.
Si estás mal, pasando por momentos difíciles o estás bien y solo quieres hablar con alguien y contarle tu día o lo que sea, por favor usa mi chat que no estoy ejerciendo como psicólogo pero si puedo escucharte como alguien empático. Gracias por leer y que tengan un buen día, hoy, mañana y siempre.
P.d No mire si había errores gramaticales, tengo sueños así que si hay algo pues se gustan jajajajaja hasta la próxima.
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magneticovitalblog · 3 days
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“Navegando el Océano de la Vida: Un Viaje hacia el Puerto de la Serenidad”
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La vida, esa vasta y a menudo turbulenta extensión de experiencias y emociones, se asemeja a un océano inmenso en el que navegamos como frágiles barcos de papel. Cada uno de nosotros, con nuestras velas desplegadas, enfrentamos las olas de la incertidumbre, las corrientes del destino y las tormentas de los desafíos. Navegamos con la esperanza de no zozobrar, manteniendo la mirada fija en el horizonte, buscando señales de tierra firme.
Y entonces, después de innumerables aventuras, tras haber surcado mares desconocidos y enfrentado criaturas mitológicas de nuestras propias odiseas personales, divisamos la costa. No es una tierra cualquiera, sino nuestro lugar seguro, nuestro destino final. Es el puerto que hemos anhelado durante tanto tiempo, el refugio que promete calma y serenidad.
En ese momento, las aventuras que una vez buscamos con fervor pierden su brillo ante la perspectiva de la estabilidad. Las experiencias vividas se convierten en historias para contar, y ya no deseamos más que la calidez de un hogar. Ese hogar que no es solo un lugar físico, sino un espacio emocional donde el amor de una familia nos envuelve y la tranquilidad de un mañana sin tempestades nos acoge.
El hogar se convierte en nuestro propio puerto, donde las puestas de sol se disfrutan con una nueva perspectiva. Ya no hay miedo a las tempestades, porque sabemos que están lejos de nuestras costas seguras. En nuestro puerto, cada atardecer es un recordatorio de que la travesía ha terminado y que hemos encontrado nuestro lugar en el mundo.
Es en este puerto donde los recuerdos de los mares navegados se atesoran como preciadas joyas. Cada ola superada, cada viento que nos impulsó hacia adelante, cada estrella que nos guió en las noches más oscuras, se convierten en parte de la esencia de nuestro ser. Y aunque el viaje ha concluido, las lecciones aprendidas y las fortalezas descubiertas durante la odisea permanecen con nosotros.
Así, en la quietud de nuestro puerto, reflexionamos sobre la fragilidad y la fortaleza que nos caracteriza. Somos barcos de papel, sí, pero barcos que han navegado un océano llamado vida y han llegado a buen puerto. Ahora, con el alma anclada en la seguridad de nuestro hogar, seguimos adelante, saboreando la vida desde la orilla, con gratitud y paz en el corazón.
Autor: @magneticovitalblog
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¡Hola a todos! Espero que se encuentren muy bien. Yo soy Miranda B. Fregoso, y esta es mi primer publicación.
Más que nada, este texto es una introducción a lo que verán en mi blog de ahora en adelante. Mi nombre de usuario les dará una idea de lo que voy a hacer.
Verán, yo soy muy fan de los libros y la escritura, eso lo que más disfruto hacer en mi tiempo libre: leer y escribir. Entonces, en base a esto, se me ocurrió que puedo empezar a hacer reseñas de libros que he leído con el tiempo, compartir escritos o pensamientos míos (que tienen derechos de autor ;) por cierto), e incluso, ayudarles si tienen una tarea como de crear alguna historia.
Soy muy abierta a nuevas ideas, así que si quieren que escriba sobre algún tema que les interese, yo los leeré, contestaré sus preguntas y todo lo que se les ocurra que tenga que ver con la lectura, el conocimiento y el entretenimiento lo iré publicando con el tiempo.
No esperen que sea muy constante. Si me desaparezco por un tiempo, creanme que no es porque no quiera seguir publicando. En todo caso, se trata de una pausa por las clases, temas familiares o porque no tengo buen material para complacerlos.
Así que, ahí tienen. Eso es todo por el momento. Siganme para empezar con la magia de los nuevos mundos... y recuerden, que el apoyo de todos ustedes es suficiente inspiración para seguir publicando.
¡Nos seguimos leyendo, compañeros de viaje! Paz.
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tengomilpalabrasparati · 11 months
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Mi deseo de esconder la cabeza como las avestruces.
A veces siento que el mundo es un lugar abrumador y caótico. Las responsabilidades, las expectativas y las presiones diarias parecen estar constantemente presentes, y en ocasiones, desearía poder desaparecer por un momento, como las avestruces cuando esconden su cabeza en un hoyo.
Cada día, enfrento desafíos y obstáculos que me agobian. El estrés laboral, las preocupaciones financieras y las relaciones complicadas contribuyen a la carga emocional que llevo sobre mis hombros. En momentos así, siento un fuerte impulso de esconderme, de evitar enfrentar la realidad y sus demandas.
En mi imaginación, me veo como una avestruz, con la capacidad de retirarme del mundo y encontrar un lugar seguro para ocultarme. Cierro los ojos e intento visualizar cómo sería dejar de enfrentar las responsabilidades y preocupaciones que me agobian.
Imagino un refugio tranquilo, un escondite donde el mundo exterior no pueda alcanzarme. Sueño con un lugar donde pueda descansar, recuperar la calma y encontrar la paz que tanto anhelo. Me veo a mí mismo, con la cabeza escondida, sintiéndome protegido y liberado de la presión que me abruma.
Sin embargo, a medida que estas fantasías de escape toman forma en mi mente, también me doy cuenta de que esconder la cabeza no resolverá mis problemas. Aunque pueda proporcionar un breve alivio, sé que es solo una ilusión temporal. Comprendo que enfrentar los desafíos y las responsabilidades es parte integral de vivir una vida plena y significativa.
En lugar de esconderme, decido buscar formas más saludables de manejar mis emociones y enfrentar las dificultades. Busco apoyo en aquellos que me rodean, compartiendo mis preocupaciones y buscando su sabiduría y consuelo. Encuentro alivio en el acto de hablar sobre mis problemas y descubro que no estoy solo en este viaje.
También aprendo a cuidar de mí mismo ya priorizar mi bienestar. Busco actividades que me brinden alegría y paz, como pasear por la naturaleza, practicar la meditación o disfrutar de un buen libro. Estas acciones me permiten encontrar momentos de descanso y renovación en medio de la vorágine de la vida cotidiana.
A medida que avanza en este camino de autodescubrimiento y crecimiento personal, aprendo que la valentía y la resiliencia residen en enfrentar los desafíos de frente, en lugar de escapar de ellos. Descubro que, aunque pueda desear esconder mi cabeza como las avestruces en momentos difíciles, puedo encontrar fuerza y ​​superación al enfrentar mis miedos y luchar por lo que quiero.
Entonces, dejo de fantasear con esconder mi cabeza y elijo abrazar la vida en su totalidad, con sus altibajos. Acepto que la vida es un constante desafío, pero también una oportunidad para crecer, aprender y encontrar la felicidad en medio de las dificultades.
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ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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neuroconflictos · 10 months
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Ya no es lo mismo.
Esperar al inicio y esperar ahora.
No sabía a tiempo, no sabía a ansiedad, sabía a esperanza, la misma que guardaba el lobo para encontrarse con la luna, antes de conocer a caperucita.
Sí, como el ímpetu del abrazo de un niño a sus padres, después de sentirse extraviado.
Pero:
El auto flagelo de recordar a Neruda y su canción de despedida cada que hay un: “ya me tengo que ir”
Añadió:
Volver a esperar junto al faro, día tras día, al sonar más bello del mundo ejecutado por una bocina de viento, precisamente porque anuncia de nuevo un regreso.
Que reúne la alegría de un grito de paz, cesando la guerra, con el dolor del funeral que toda la vida se deseó no pasar.
Lo efímero del momento esperado; lo eterno del volver a escuchar el mismo sonar en el mismo faro.
La utopía de maletas, sin viaje redondo
Para:
Que la única despedida sea un: “te amo, dulces sueños” y reencontrarse con: “buen día, ¿Qué desayunamos?”
Sin embargo:
Sigo yendo al faro.
Ema.
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girlmoon-blog · 1 year
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Para tí, que nunca me despedí:
Tal vez leas esto, tal vez no. Si lo lees espero que entiendas, sino, espero que sigas tú camino.
Creo que todos somos viento, creo que lo dije una vez que estaba escribiéndole a alguien. Creo que todos somos viento de los demás, ese alivio momentáneo que nos pega en el mejor momento y luego nos deja. Fuiste viento, y vaya que dolió tu abandono.
Tengo muchas dudas, tengo más dudas que respuestas en estos momentos la verdad. Y lo peor es que me quedaré con cada una de las dudas que tengo en mi mente y corazón, porque aunque merezca una explicación de cada una, no mereces que te haga cada pregunta.
La más presente es el famoso "¿en qué momento?", un día queriendo y gustando, y al otro tan distante y tan raro, pero supongo que la vida es así y yo me acostumbré a la vida, desgraciadamente.
Y no entiendo, no entiendo como algo tan momentáneo y lindo de repente se convirtió en dolor, en decepción... pero así lo sentí. Sentí que di una de mis mejores versiones a alguien que a lo mejor, no era ese alguien.
Me quedaré con las lágrimas y decepciones, con las manos vacías, como también con las risas, con la sensación de cosquilleo, con la sensación de felicidad momentáneo. Me quedaré con lo bueno y con lo malo, porque lo bueno me recuerda lo que me diste y lo malo con lo que me dejaste.
Sanaré esto, obviamente. Lo he hecho durante mucho tiempo, sanar y seguir. Sin embargo, me voy con ese sabor agrio, con esa imagen de "di lo mejor, a una persona que a lo mejor en este momento, no fue la mejor".
Este escrito no es exactamente para tí, es para la versión de tí que conocí, de esa que me gustaba y que por poco, me llegó a casi enamorar. Para esa versión que pensaba que tenia todo lo que me gustaba, y que por poco llegaba a estar atrapada delante de palabras bonitas y gestos de cariño. No para la que me dejó dudas, inseguridad y lágrimas.
Buen viaje a esos vientos, que ojalá toquen a otra gente, que les den paz, y no que les brinden intranquilidad. Buen viaje a ti, ojalá donde encuentres ese viento se quede, o que tú quedes.
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pontificiaphl · 2 years
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PRUSISYON SA KABAYANAN NG ANTIPOLO Sining Vexel ni Jan Matitu Tinipon ni Charles Matthew Guillen
Sa landas niya ring buhay, kami ay 'yong sinasamahan, sa iyong muling paglalakbay sa kabayanan kami Ina sa iyo ay sasama.
Dalawang taong napaham, pag-ikot mo sa iyong sintang bayan, mga Antipoleño'y ikaw lagi ang pintuho, takbuhan sa karamdaman, sakuna, at kagipitan.
Iyong mga deboto, palagian ang pag-ahon, makasilay lamang sa iyo. Kahit na malayo ang Antipolo, sila'y laging nandirito dahilan sa pagmamahal sa iyo.
Mga manlalakbay ikaw ang takbuhan, gabay mo sa kanila'y nananangan. Kaguluhan sa bawat bayan, ngalan mo ang palagiang sinasambit at takbuhan.
MAHAL NA BIRHEN NG KAPAYAPAAN AT MABUTING PAGLALAKBAY, Ang Mapaghimalang BIRHEN NG ANTIPOLO, Ang Ina naming mga Pilipino, Ipanalangin Mo kami!
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sharinamae-08 · 2 months
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Exploring the Rich Tapestry of Traditions in Antipolo
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ANTIPOLO CITY
Antipolo City is a highly urbanized city located in the province of Rizal, Philippines. It is situated on the slopes of the Sierra Madre mountain range, offering a picturesque landscape and a cooler climate compared to the surrounding areas.Antipolo is known as the "City of Roses" due to its famous Marian shrine, the Antipolo Cathedral, which houses the revered image of the Nuestra Señora de la Paz y Buen Viaje (Our Lady of Peace and Good Voyage). The cathedral is a major pilgrimage site, attracting millions of devotees, especially during the annual Alay Lakad (Pilgrimage Walk) celebration.
And now we are going to discuss about different traditions in the City of Antipolo. So what are you waiting for, come on let's explain the beauty of Antipolo
DIFFERENT TRADITIONS
IN ANTIPOLO CITY
Sumakah Festival
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The Sumakah Festival, celebrated every 1st day of May. Sumakah represents different products in Antipolo, suman, mangga, kasoy, and the old transportation here in the City, the Hamaka. It started on during the time of Mayor Angelito Gatlabayan in year 2002. It's promoting the Antipoleños' culture and tradition while raising unity in the community and governmentWhen we are watching sumakah, we can see here the street dancing performance of the participants of the different groups representing their schools. Also the cultural show featuring the traditional songs and theatrical production that highlights the history and culture in the City of Antipolo
Antipolo's Alay Lakad or the
"Penitential Walk"
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It happened every Maundy Thursday and Good Friday, it is the part of the Holy Week celebration. Alay lakad is a mixture of a two Filipino words, "alay" means 'offering' and "lakad" or 'to walk'. It represents the spiritual gestures to regret for sins, to value the sacrifices of God, and to fulfill a promise. Wherein the people who participate in this tradition, is walks within the Antipolo's different locations to cathedral with their saint, while chanting prayers along their way. The span and distance of the Alay Lakad depend on the starting point chosen by the participants. Some may undertake a shorter journey, while others go for longer routes that span several kilometers. Despite of the distance, the Alay Lakad is representing as an opportunity for spiritual renewal and communion with God.
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It includes the senakulo that presents at the day time in Good Friday on March. It's a Lenten drama play which presents the sacrifice, trial and death of Christ. The word "senculo" is from a Spanish word "cenáculo" or 'upper room" which means the location of the Last Supper. It is presented by the churches, communities and the actors portraying the biblical characters just like Jesus Christ, the pontius Pilate, the apostles, and other characters involved in the trial of Christ.
Feast of Our Lady of Peace
and Good Voyage
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One of the most famous traditions in the City of Antipolo is the Feast of Our Lady of Peace and Good Voyage. It is celebrated in 30th day of May.On the evening of the commemoration , a grand parade also known as the "Lakbayaw" is happened , where the image of Our Lady of Peace and Good Voyage is displayed through the streets of Antipolo City. The parade is attended by music, prayers, and the participation of supporters brings candles and banners. The parade of Our Lady of Peace and Good Voyage is not only about the religious but also the crowd , and cultural celebrations that reflects the faith and devotion of the people in the City of Antipolo. It treats as a time for reflection, thanksgiving, prayers and fellowship between devotees as they glories and find the plan of Our Lady for peacefulness, guard, and safe passage
Presented by:
CONSIGNADO, SHARINA MAE
CC11-0
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somewherland · 7 months
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25 cosas sobre mi, a mis "25" años
Uno de mis más recientes gustos adquiridos es el Gin, disfruto mucho el Gin con frutos rojos y creo que mi favorito de la ciudad dónde vivo es el que sirven en un lugar que se llama “a la vuelta”, en Texcoco de Mora, cerca de  la plaza comercial Gran Patio, Sus chiles en Nogada también son buenos, pero si son cómo yo, probablemente esperen hasta el próximo septiembre para probarlos. 
Siempre he sido más de “tortilla”, me gusta mucho el sabor de la masa de maíz y por eso soy fiel amante de la gastronomía Mexicana. No es que no disfrute de una buena pasta, una hamburguesa o comida Asíatica. Simplemente creo que lo que en el centro del país conocemos como “garnachas” (Sopes, quesadillas, tacos, tlacoyos…) siempre ocuparán un lugar especial en mi corazón. 
Hay un número en mi lista de contactos que he intentado borrar,  lo he hecho un par de veces pero siempre vuelvo a agregarlo nuevamente. No se trata de una mala persona, es más bien que me toca aprender a soltar e intentar hacer frente a mis patrones de dependencia. 
Me gusta mucho trabajar en lugares que no son la clásica oficina, me gusta mucho ser la chica sentada sola en la mesa del fondo tecleando en su computadora, y suelo estar en busca de lugares que me den acceso a internet, un ambiente cómodo para trabajar y algo rico para tomar. Por supuesto, sin dejar de lado los enchufes cerca, son necesarios. 
Estoy escribiendo esta lista en mi cumpleaños número 25, en uno de los lugares que describo en el punto anterior, aún no decido si publicaré esta lista pública alguna vez, pero por ahora estoy disfrutando mucho hacerla. 
En relación al punto anterior, tengo varios escritos guardados en mi nube, de diferente índole cartas, listas, estrofas, en su mayoría redactados como si fueran a ser leídos por un tercero, pero que a lo mucho se los comparto a mi hermana o una vez a mi psicóloga. 
Uno de mis más “locos” sueños en mi juventud fue escribir un blog, cuando éstos aún estaban de moda. Quien sabe, a lo mejor al fin me decido a empezar uno. 
Me gusta mucho bailar, hace un buen rato que no lo hago, al menos no con entrenamientos y siguiendo una disciplina, pero es algo que me gusta mucho hacer, Los ritmos latinos son de mis favoritos.
Crecí rodeada de un par de hermanos con talento musical, pero a mi nunca se me dio tan bien lo de tocar instrumentos, teníamos una especie de agrupación cuando éramos niños y tocábamos en algunos eventos familiares. Recuerdo que mi hermana era muy buena tocando la flauta, mi hermano se deshacía tocando dos instrumentos a la vez, y bueno, yo era una digna intérprete del pandero. 
Estudié Comercio Internacional, sigo decidiendo si fue o no la mejor decisión para mi, pero sin duda hay muchas cosas que aprendí (tenía que ser, en cuatro años de mi vida) que al día de hoy me son de gran utilidad, al menos para comentar datos random internacionales en las reuniones. 
He tenido oportunidad de estar en 12 países, creo y 29 estados de la República Mexicana, contando CDMX, aún me falta conocer Oaxaca y Chihuahua. 
Mi ciudad favorita es Amsterdam, me enamoré de sus canales y bicicletas. 
En mi último año de carrera hice un viaje sola a Canadá, perdí como tres autobuses y casi me toca pasar la noche en una terminal, pero el resto valió la pena. 
He pasado noches en terminales y aeropuertos, pero son sacrificios que en su momento he decidido hacer por objetivos específicos, como conocer una ciudad más o visitar una atracción que realmente me interesa. 
Cruce desde el centro de méxico a casi el norte de Estados Unidos en camión, fue un viaje de cómo tres días y dos noches
Recuperé la escritura de esta lista en mayo 2023
Me vine a vivir una temporada a Estados Unidos, la razón, en pocas palabras, tenía ganas de respirar un aire diferente. 
Estando aquí, me di cuenta de lo mucho que me gustan las montañas, son paisajes que me dan mucha paz y disfruto mucho un largo camino en carretera observando por la ventana blancas filas de montañas cubiertas de nieve. 
Comencé a sacar fotografías de nuevo, y espero esta vez, retomarlo por más tiempo. 
Twitter se convirtió en una red social que utilizo mucho porque básicamente nadie me sigue por ese medio, y puedo utilizarlo como un vertedero verbal. 
Espero en un futuro seguir haciendo más listas y quizá, terminarlas un poco más rápido. 
Considero que alejarme, de alguna manera me está sirviendo a sanar la relación con mi familia.
Tengo miedo de no ser suficientemente buena para las cosas que me gustan y echar a perder las oportunidades que me da la vida, encaminadas a cumplir mis sueños. 
Trabajo en convencerme y entender, que al igual que aquellas personas que quiero y a quienes les deseo lo mejor del mundo, yo también merezco y debo desearme esa felicidad. 
No recuerdo si lo mencioné en alguno de los puntos anteriores, pero si no lo hice, mi hermana es MI MEJOR AMIGA, y estoy muy agradecida con la vida por todas las cosas que podemos compartir <3. 
Agregué una más, porque a la fecha de publicación, acabo de cumplir 26 años. Y finalmente me decidí a publicar esta lista y comenzar mi propio blog.
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despertarium · 7 months
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Aquí Eu, proyectora emocional 6/2, pensando cómo comenzar a escribir un texto sobre mi persona. Actualmente tengo 30 años, no hubiese habido otra forma o momento de comenzar este proyecto que haciéndolo ahora. Diseño humano me regaló validación y confirmación en absolutamente todos los aspectos de mi vida. Comenzando los 30 años, aquellos perfiles con línea 6, empezamos una etapa de retirada, una retirada de lo anterior, un caminar más firme, una integración profunda y un sentido de paz y objetividad que se va asomando. El retorno de Saturno dio fin a mi primera fase de vida, aquella que presentía desde niña; era la gran fase maestra de prueba y error. Ahora puedo pasar a la siguiente etapa, "subir al techo de la casa" y mirar con perspectiva, habiendo probado lo suficiente.
Desde niña, tengo una inmensa curiosidad por el mundo espiritual, y aunque siendo pequeña lo enmarcaba en "espíritus y fantasmas", hoy mi cosmovisión tiene más que ver con la de una persona que abraza la vida sabiendo que hay un todo, una fuente, un Dios, una ingeniería inteligente que trasciende lo terrenal, acá también, diseño humano vino a sumar a esto. Siendo niña, esta temática espiritual me fascinaba y lo más cercano que tenía para acceder a ella, era el catolicismo de mi madre, que luego al crecer, comprendí que se quedaba corto a mi búsqueda.
Mi infancia y adolescencia fueron particularmente difíciles, con itinerancia de momentos cálidos, ambas etapas inmersas en la impronta de la línea 2, de arquetipo ermitaña. Siempre tendré mucho de ermitaña, el tema clave es, si la misma es llevada con amor fértil por esos momentos de soledad, o un estéril aislamiento.
Los conflictos familiares, el miedo y el desamor que crecía en mi, fueron moldeándome unos tiempos bastante complicados, de mucho sufrimiento, en familia durante mis primeros años y en silencio durante mi secundaria, con la única compañía de ataques de pánico casi constantes. Todo esto precedió a mi gran liberación al cumplir 18 años, terminar la secundaria, cambiar rotundamente mis vínculos, modificar mis hábitos alimenticios de un día para otro y dedicar mi tiempo a temáticas nuevas. En ese momento tenía un buen trabajo en una empresa, que me permitía empezar a probar el gusto de la independencia, que tal como había sembrado en mi adolescencia, era una liberación para mi. Trabajaba part time y tenía tiempo para ir a eventos de alimentación, espitualidad, ambiente, temáticas alternativas de todo tipo y explorar, explorar, explorar. Todo era nuevo, y se sentía un éxtasis y un despertar a algo desconocido, en mi vida. A esta etapa la defino hoy de otra forma, quizá juzgandola como cargada de ingenuidad, pero aprendí a abrazarla y agradecerle por haberme armado una cuna para todo lo que logré constuir y aprender después. Esta etapa tajante de mi vida, sobre todo, me mostró una fuerza en mi que no conocía.
Mi exploración desde los 20 a los 30 años continuó, más cauta, con más discernimiento e integración de lo aprendido. Estudié antropología, intentando negociar de alguna forma con el mandato de mi padre que exigía una carrera universitaria de importancia, probablemente "mayor" a las ciencias antropológicas, pero eso fue lo que pude, en el intento de no tirar del todo por la borda el mandato y seguir en búsqueda silenciosa de la aprobación de mi padre. Aledaño a eso, la búsqueda de lo alternativo comandada 100% por mi, continuaba firme y más apasionada: astrología, espitualidad, tzolkin maya, y en ese momento diseño humano hizo su primera aparición, estudiado por arriba y un poco desapercibido, recuerdo haber sentido que su lenguaje era muy random y complicado. Alimentación, ayunos, limpiezas hepáticas, charlas, eventos, viajes, viajes, viajes, hacia dentro y hacia lugares. Descubrí mi amor por el sur y las montañas y mi gran sensación de querer vivir ahí. Nuevamente, algo que el diseño luego me contó que era parte de mi energética pues mi entorno es montañas.
Construcción de vínculos de amistad con prueba y error, dos compañeros de oro que me enseñaron lecciones inmensas y regalaron compartires bellísimos.
Recorrí todo este camino siempre con la pregunta por mi propósito, aún sin respuesta, con un reloj en la almohada y el sentir de ese vacío de propósito. ¿Les pasa?. En muchas ocasiones, intenté llenar ese vacío, y otros, con comida. La crisis del qué hacer en mi vida, de los 25 en adelante, comenzó a sonar con alarmas más fuertes.
Llegando a mi retorno de Saturno comencé a experimentar con plantas sagradas, lenta y respetuosamente, con calma, con llamado, con sentido, con amor y no lo voy a negar; en principio con miedo. El miedo pasó, las plantas me dejaron siempre solo amor y grandeza. Algunos de los momentos más trascendentales de mi vida, momentos de recordarlo absolutamente todo, de "volver a casa", "volver al todo" de la mano de alguna planta sagrada. Una confirmación más de que nada de esto es un delirio, y de que somos seres espitituales viviendo una experiencia humana, y no al revés.
Pre cuarentena: diseño humano hizo su segunda aparición, y esta vez con estudio profundo y en principio autodidacta, me cambió poderosamente la vida. Me habló de dones, desafíos, estrategia de invitación y reconocimiento, autoridad emocional para tomar decisiones, autenticidad y propósito, todo desde una perspectiva energética y mecanizada en un diseño particular, mi carta. Todo me hizo tremendo sentido. El emoticon de ese momento es este: 🤯. Lo estudíe a lo largo y a lo ancho durante la cuarentena y aún sigo haciéndolo. Diseño humano es demasiado vasto y desconozco si algún día podré decir que finalicé su estudio, en realidad, lo dudo, ya que el mismo está en expansión y mutación constante, así como la vida.
La cuarentena me regaló estudio, propósito, encuentro, pero también un fuerte cierre de ciclo con uno de los duelos más duros y dolorosos de mi vida, uno que miré de frente y sin distraerme.
2022 me encontró vacía en muchos sentidos, desarmada post retorno de Saturno, y sin motivación, pero con la certeza de que el diseño había sido sembrado de una forma completamente distinta a todo el turismo alternativo anterior, esta vez, el diseño había llegado para quedarse, o yo había llegado a él y ahí me quedaría, al menos por un tiempo.
Es por todo esto que comparto las magias del diseño, para que aporten valor a todas aquellas personas que quieren ser parte.
Con amor,
Eu 💙
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a-slice-of-me · 8 months
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Un viaje floral
Un buen 19 de octubre del 2021, un amigo cercano llamado Héctor tuvo la idea de sugerir que lo acompañara a comprar flores al estado de México. El tenía un negocio en donde compraba barato y vendía "a precios razonables" según él.
Cuando me invitó a hacerle compañía, tenía la impresión de que iríamos solamente él y yo. Me equivoqué y me enteré el mismo día de partir, uno después de la invitación
Su novia y una conocida de su familia vendrían a la aventura. Me agarró de sorpresa pues contemplaba un viaje a solas con uno de mis amigos más cercanos, no ocurrió pero pronto descubriría que no afectaría en lo más mínimo la experiencia.
El trayecto a Atlacomulco fue entretenido, su novia de mi amigo (Dariana) denotó ser una persona bastante sociable y simpática a pesar de apenas conocernos y para añadir a la repartición de anécdotas que estábamos teniendo, el que nos detuvieran en un retén policiaco por 40 minutos se convirtió en una historia más, pero ahora compartida por todos.
Antes de llegar a "Atlaco", nos detuvimos el seco para comprar algunas flores de cempasúchil, en un pequeño lugar que tenía una cantidad  inmensa de la plantita (adjunto evidencia abajo de este párrafo) seguramente por estar tan cerca del Día de muertos.
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Por alguna razón, las plantas siempre me han generado mucha paz a pesar de que el polen me genera ataques de estornudos. Siento que el estar junto a las mismas le hacen bien a las personas, es más sencillo apreciar el mundo a través de la flora de nuestro mundo y ese viaje logré ver cientos de ejemplares. Siento que algún día me encantaría que me regalaran flores a decir verdad
Ahora bien, fue algo desgastante el día ya que recorrimos bastantes lugares en Atlacomulco mientras Héctor encontraba las mejores plantas y ofertas, el sol era un martirio constante que disminuía mis fervientes deseos de estar ahí, sin embargo el tiempo con mi amigo y su novia mejoraron mucho el día. El plus de la experiencia fue mi compa invitándome a elegir algo para llevar a casa, yo decidí llevarme una "cuna de Moisés" que es la planta favorita de mi mamá.
Regresamos cansadísimos a casa, pero con camioneta llena y el corazón contento. Lo que no repetiría sería la parte de subir y bajar toda la mercancía no sólo por el esfuerzo que conllevó sino por los estornudos que me generaron...
Igual siempre es bonito recordar cuando prácticamente nadé entre un mar de flores. Me sentía una abejita.
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notasdeamar · 1 year
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Hola, ya son dos meses.
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Te escribo escuchando esta canción de fondo https://open.spotify.com/track/4MW2HjdMlRBmfkYtykVyFp?si=a77fd522e4a64e20, con algo de pudor, porque hasta las palabras escritas me cuestan.
Esta historia, la nuestra, comienza un 23 de Octubre en Concepción, con un beso a las 4 de la madrugada en la vereda, después de salir de la disco. Cuando lo recuerdo, imagino una película, de esas que crees saber de qué van, pero de un momento a otro cambia el escenario, la realidad de los personajes, con pantallas que se van a negro, pasando de la oscuridad a la luz, provocando un dolorcito de guata e incertidumbre de saber qué pasará.
Intento imaginarte a ti, recordar lo que hablamos, cómo nos miramos y cómo fue que llegamos al beso. Tengo imágenes sueltas. Recuerdo habernos abrazado y que tu cara se cruzó frente a la mía, cerca, muy cerca. Me dijiste ‘’Qué buen beso’’ sorprendido y nos dimos otro. Hablamos de vernos en Santiago, de continuar ‘’eso’’.
Desde esa noche, han pasado 79 días. Si, ¡79! 70 días desde que compartimos una cerveza en el balcón. 59 desde la primera noche que dormimos juntos. 40 días del viaje a la playa y 7 desde que vivimos acá, en la casita. ¡Qué locura, no?!
Pero no todo ha sido perfecto. También hay cuentas negativas que sacar. Días que restan por no mirarte.
Hoy, sentada en el escritorio que dejaste para mi, me pregunto qué te da paz, con la esperanza siempre de escuchar un ‘’estar juntos’’, ‘’Los besos que nos damos’’, las caricias al dormir. Pero reconozco que no estamos bien, que yo no estoy bien. Que en todo este tiempo han sido más veces las que haz dudado e intentado arrancar. Trato de pensar el por qué, de dónde viene, para de alguna manera responder a las preguntas que me haces, ‘’¿Por qué eres así?’’ ‘’¿Qué te pasa?’’ y ayer, en el diálogo nocturno y bajito que tuvimos, siento que la respuesta es que me perdí. Me perdí hace 15 años, y recién hace tres estoy tratando de reconstruirme. Sola, porque así he decidido que sea, sin darle espacio a las personas para que se acerquen por temor a mostrarme realmente como soy. Sensible, con ganas de hacerme bolita cada vez que siento que algo malo pasará. Evitando a toda costa hablar y expresar lo que siento, porque tengo miedo. (El miedo es un monstruo grande que vive dentro de mi cabeza, es oscuro y me visita a diario. Me impide hablar, me desconcentra.) Llevo mucho tiempo luchando contra el y no ha sido fácil.
Pero hace 2 meses te conocí y siento que me visita menos, aun cuando aparece en momentos inesperados. Hace dos meses el miedo vio una luz que se posó como un foco de estadio, de esos grandes, frente a mi. Me iluminaste y con palabras tan tuyas, me dijiste todo lo que quería escuchar. Me hablaste del amor, del fenómeno biológico y la existencia legitima que postula Maturana. Del otro. De ser amorosos y que junto con el respeto son el desde de todo.
No se como explicarlo, pero eres lo mejor que me pasa. No tan solo me gustaste. Porque esto es más allá que tu pelo con rulitos, los ojos que pones cuado realmente siento que me estas mirando o la sonrisa que aparece tímidamente en tu cara. Es más que hacer el amor. Contigo cierro los ojos y te veo, escucho tu voz, el sonido que haces con las palabras. El molinillo de café en la mañana, o la risa que desatas cuando recibes algún mensaje. Como hablas de tu familia. El olor de tu cuerpo.
Recibe esta invitación. Una invitación a pensar, a presenciar esta transformación juntos.
Y aunque no es el momento perfecto. Y quizás sea muy difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo, te amo.
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