Tumgik
#jimin labios
aricastmblr · 1 year
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multidol · 1 year
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REACCIÓN → BTS
✽ Situación: [vampiro] En una fiesta, boliche, etc. huelen tu sangre y apenas pueden resistirse
✽ Advertencias: Ninguna.
✽ Pedido: @jessiedrew19
✽ Nota: Cometarios, likes y reblogs son muy apreciados, ¡ojalá les guste! ♡
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KIM SEOKJIN [Jin]
Estaba sentado cuando captó un olor fuera de lo común, uno que provocó que su interior estremeciera y cambiara a modo caza. Paseó la mirada por el lugar y amagó a levantarse al no hallarte, pero frenó y sonrió liberando un suspiro cuando una de las coloridas luces de la fiesta lo ayudó y te enfocó.
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MIN YOONGI [Suga]
Apenas captara tu esencia, YoonGi, elevaría un poco el mentón para observarte andar a unos metros completamente inconsciente del peligro en el que estabas. Su instinto diría que fuera y empezara a atraerte para obtener lo que quería, pero el impacto lo dejaría en el lugar hasta que pudiera organizar sus pensamientos y planear mejor.
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JUNG HOSEOK [j-hope]
El primer instinto fue acercarse y sonreír para invitarte a bailar, aquella siendo la mejor forma de crear contacto considerando que estaban en un club. De todas formas, la proximidad haría que tuviera que enfocarse en manejar la sed lo mejor posible hasta que pudiera aislarte de la multitud.
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KIM NAMJOON [RM]
Sería un tremendo impacto y debería irse a los limites del boliche para calmarse, al lograrlo decidiendo caminar por las zonas menos atestadas hasta encontrarte. Se recostaría en una pared y te observaría de forma intensa, inevitablemente mordiéndose el labio inferior cuando la ansiedad lo golpeara y su garganta doliera.
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PARK JIMIN
Entre la gente, el calor y los perfumes un hilo de tu esencia logró llegar a él como el más dulce manjar, provocando que lanzara la cabeza hacia atrás y jadeara sin pudor por el placer que lo recorrió.
La mente se le pondría en blanco y detendría cualquier actividad para analizar qué lo rodeaba, su lengua lamiendo los carnosos labios antes de empezar a buscarte.
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KIM TAEHYUNG [V]
El club poseía varios salones con distintas temáticas y TaeHyung se encontraba pasando el rato en uno de sus favoritos, la noche yendo de maravillas hasta que caminaste cerca.
Al oler tu sangre giraría y observaría como te alejabas, enseguida apoyándose en el espejo que ocupaba la pared para mirarse a los ojos tratando de volver en sí y evitar hacer una masacre.
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JEON JUNGKOOK
No tenía nada especial planeado y estaba ocupado en tener una noche normal hasta que el pasar rápido de unas personas movió el aire y desvió tu aroma hacia él, ahí despertando el depredador que en realidad era.
Acecharía con urgencia y al encontrarte se te quedaría viendo unos momentos, al final yendo hacia donde estabas sabiendo muy bien lo que quería incluso si no tenía muy organizado cómo conseguirlo.
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btsasmr · 2 years
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Love motel (Jimin)
Advertencias: Ninguna, solo pelusa
N/A: Este es el primer fic que escribo por lo tanto pido perdón por los posibles errores ortográficos y/o gramaticales. Por favor no dudes en comentar tu opinión me ayuda mucho :). Que lo disfrutes! <3.
Era una agradable tarde en la ciudad de Seul. El sol estaba por ponerse y en el cielo se distinguían numerosos tonos anaranjados que pintaban el firmamento.
La ciudad estaba muy transitada ya que muchas personas regresaban a sus hogares después de un agotador día de trabajo o simplemente disfrutaban de dar un paseo observando el hermoso atardecer.
Tu te encontrabas caminando con tu novio Jimin. Ambos cogidos de la mano os dirigiais a pasar una noche en un Love Motel. Habías oído hablar de aquellos sitios muchas veces y sentías curiosidad por ir, además, te parecía una forma muy romántica de tener intimidad para los dos.
Cuando por fin llegasteis Jimin alquilo una habitación y enseguida os dirigisteis a vuestra planta. Al llegar a la habitación te maravillaste ante lo que viste: la habitacion estaba decorada con un gran corazón que desprendía luz detrás de la cama en tonos morados que llenaban la instancia y hacían este momento más íntimo y cálido. Además, en las mesitas se encontraban pequeñas lámparas en forma de corazón al igual que los sillones.
"¿Te gusta?" - Jimin pregunto detrás de ti.
"Me encanta amor" - te volteaste hacia el y le diste un tierno beso en los labios. - "Aún es temprano, apenas se ha puesto el sol. ¿Que crees que podriamos hacer ahora?
"Podemos darnos mucho, mucho amor" - sus manos se posaron en tus mejillas y comenzo a dejar suaves besos en tu boca mientras te iba guiando hacia la cama. Cuando caíste sobre esta, él se colocó encima tuyo y os cubrió a ambos con la sábana. Sus labios nunca dejaron los tuyos. -"¿Que te parece? ¿Te gusta la idea?"
"No podría tener un plan mejor"
En ese momento unas cuantas lágrimas comenzaron a caer de tus ojos mientras admirabas al hombre que estaba contigo ahora. Tu vida nunca había sido fácil, pasaste por varias situaciones dolorosas que creíste que nunca podrías superar e incluso después de conocer a Jimin aún quedaban temores en tu interior por las experiencias vividas. Sin embargo, ahora que estabas con el sentías que todos tus miedos se desvanecían y tu corazón comenzaba a latir de nuevo.
Para el no había una persona tan hermosa como tú y se aseguraba de demostrartelo a cada momento. Te ayudo a superar todas tus inseguridades y las secuelas de tus pasados enfrentamientos con la vida.
Por primera vez te sentías amada. Por primera vez sentías que volvías a ser feliz de nuevo.
"Cariño"- susurró y comenzó a limpiar las lágrimas que resbalaban por tus mejillas.
" Y-yo, lo siento Jimin" - lo miraste a los ojos y sonreíste débilmente - "esque cuando pienso en qué estás aquí, conmigo, y cuando pienso que esto no es un sueño si no que es real y hay alguien que me ama yo simplemente... no puedo evitarlo"- te limpiaste las lágrimas con tu mano.
"Amor, no tienes nada de lo que preocuparte. Siempre estaré contigo si? Eres lo más bonito que me puede haber pasado en la vida. ¿Como no podría amarte? Eres la persona más hermosa y dulce que he conocido"
"T-te amo"- dijiste todavía entre sollozos y te abrazaste a su cuello.
" Yo también te amo mi vida"
El resto de la noche la pasasteis abrazados el uno al otro. Tú con tu cabeza en su pecho y él abrazándote por la espalda. Ninguno de los dos quería separarse.
Jimin sonrió cuando te quedaste dormida en sus brazos y observo tu rostro mientras frotaba círculos relajantes en tu espalda.
"Te prometo que nunca te dejare" - susurro para después depositar un suave beso en tu cabeza y quedarse dormido a tu lado.
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xrxcxlx · 2 years
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1.- En el balcón
KIM TAEHYUNG X FEM!READER
El bullicio del lugar no le dejaba pensar claramente, y eso le gustaba. El alcohol en su cuerpo finalmente empezó a hacer efecto y sus sentidos se encontraban ligeramente más aturdidos de lo que acostumbraba, se sentía embriagada y no solo por la bebida etílica en su mano. La sensación que embargaba su cuerpo no la sentía desde sus tiempos de universitaria e incluso dudaba que en ese entonces se sintiera tan bien como la hacía ahora. Habían sucedido muchas cosas en las semanas anteriores a su cumpleaños, cuando no era el trabajo, eran sus compañeros de este, cuando no eran ellos, era su familia, y si no eran ellos, bueno... Habían quienes le quitaban el sueño.
Por más irritante que le había parecido la exigencia de su amigo de celebrar su vigésimo séptimo cumpleaños, ahora le agradecía por la decisión. A donde quiera que se movía por el lugar las personas la saludaban y eso, por el momento, le llenaba el corazón. Cuando se detenía en algún grupo de invitados no sobraban quienes se le acercaban coquetamente para invitarla a "charlar" a un lugar más privado, rechazados con la misma galantería con la que extendían la invitación. Le divertía el juego, similar al del gato con la luz. En algún punto de la noche, después de su décimo shot de tequila acorde a la tradición, se acercó a la barra en busca de algo que en verdad le quitara la sed.
-¿Tienes agua natural?- gritó por sobre la música para hacerse escuchar. El caballero detrás de la barra negó suavemente.
-Me temo decir que no preciosa, ¿Quién, en alguna fiesta como esta, pide agua natural?- preguntó sonriente. Su sonrisa seria el orgullo de cualquier dentista, pensó la chica para sí. - Si gustas esperar, puedo llevarte más tarde por algo que te quite la sed.
-¿Ah sí?- sonrió divertida. Se inclinó ligeramente sobre la barra, creando un falso aire de privacidad-. ¿Qué podrías darme que me quite la sed?
El hombre no dijo nada, no fue necesario. Sus ojos brillaron con picardía y en sus labios se instaló una sonrisa que incitaba a lo prohibido hasta al más prudente. Miró hacía abajo insinuante, y ella sin comprender miró en la misma dirección. Divertida rio a carcajadas, quizá era el ambiente de la noche que le hizo no tomarse la invitación como algo de mal gusto.
Casi del otro lado del recinto, un pelinegro de mirada profunda miraba atentamente la escena desde la zona alta. Toda la noche ella lo había evitado, esquivado sus miradas y menospreciado su presencia. Se sentía fastidiado, privado de la atención que él necesitaba y merecía. Bebió de su vaso sin apartar la mirada, ¿para qué había sido invitado si lo iba a ignorar así? Ella había saludado a todos, menos a él, y como buena anfitriona se había cerciorado de que sus invitados estuvieran cómodos, menos con él.
-Quita esa mirada, das miedo - dijo alguien cerca de su oído para hacerse escuchar. Sin necesidad de voltear a ver sabía que era Jimin-. Si quieres hablar solo acércate, pareces psicópata mirando así.
-Es mi mirada normal - refutó él sin ánimos. Finalmente desvió un poco la mirada para analizar brevemente el lugar, y para simular la para nada discreta vigilancia. Era consciente de que él no era el mejor disimulando-. ¿Namjoon sigue aquí?
-Creo que sí, no lo he visto desde hace un rato. Aunque no me sorprende, lleva un buen tiempo sin liarse con alguien - respondió Jimin mirando en la misma dirección en la que Tae había estado sumergido. Sin necesidad de aclarar el porqué, Jimin era consciente de la razón por la que el pelinegro preguntaba por el líder. Él parecía ser el único que sabía del gusto compartido de los dos Kim, aparte de ellos. Sabía que Nam era más juicioso respecto a la chica y no intentaba nada que involucrara los sentimientos de otro de los integrantes, pero Kim Taehyung no era precisamente alguien que gustara de restringirse en cuanto asuntos de amor, o quizá asuntos de orgullo, no sabía bien cuál de los dos aplicaba para Tae en ese momento. Había decidido que no se inmiscuiría en esos asuntos, además de que no tenía mucho de qué preocuparse pues era consciente de los intentos de la morena por mantenerse, en la medida de lo posible, apartada de ellos dos. Lo preocupante para él era cuando Taehyung estaba desocupado, porque significaba que él estaría pensando en ella, revisando su perfil de instagram casi como un ritual, y cuando creía que nadie le prestaba atención, su mente divagaba entre recuerdos de los que Jimin no tenía idea ni acceso, pues hasta el momento no le había compartido la razón de su aparente obsesión. Frunció su seño con desagrado, en verdad esperaba que lo de Taehyung no fuese obsesión, eso sería demasiado problemático.
-Ya regreso - anunció de pronto el pelinegro dejando su vaso en la baranda tomando desprevenido a Jimin, que no había creído que Taehyung en verdad tomaría su palabra.
Sin esperar palabra de su amigo, Taehyung bajó las escaleras a prisa sin perderla de vista. Finalmente ella se había apartado del bullicio en busca de un poco de aire fresco y Dios sabía que él no desperdiciaría dicha oportunidad. Caminó a cierta distancia de ella para no alertarla, y una vez se aseguró que nadie los veía, salió por la misma puerta que ella. La morena se encontraba de espaldas a él, mirando las luces nocturnas de Seúl ya que las estrellas no eran observables, en cuanto escuchó ruido giró su cabeza hacia atrás, su sorpresa fue tal que no logró disimularlo como acostumbraba.
-Hola - saludó Taehyung con su usual voz profunda. Con cada paso que dio pudo observar mejor la vestimenta de ella, cosa que no había podido apreciar. Su vestido era negro hasta la rodilla, suavemente entallado en las zonas correctas sin ser totalmente revelador, con un delicado escote en V y un delicado accesorio dorado en el cabello. Se paró a cierta distancia de ella sin desviar atención y sacó su cigarrillo electrónico del bolsillo para darle una calada.
-Hey - saludó escuetamente, definitivamente no había previsto que él estuviera en la fiesta, mucho menos que la buscara a solas -. No sabía que estabas aquí, no te había visto.
Taehyung no dijo nada, mas que aspirar en silencio un poco de la nicotina, soltando el humo por la nariz. La morena, por primera vez en la noche le prestó atención a consciencia y él lo disfrutó pues se había vestido para la ocasión, traje negro de alguna marca cara con su cabello oscuro suavemente desordenado. Pero el gusto no le duró mucho, pues nuevamente, ella dirigió su atención a una ciudad nocturna.
-Feliz cumpleaños - dijo en un intento de avanzar más allá de algunas palabras secas -. Espero que te estés divirtiendo.
-Gracias - respondió. Consciente de lo escueta de su actitud, añadió:- Aprecio tu presencia.
La ansiedad de sentir que la situación no avanzaba estaba haciendo mella en él, como un cachorro que movía impacientemente su cola es busca de atención de su dueño.
-Te tengo un regalo - anunció él dando los pasos que necesitaba para estar totalmente cerca de ella. Pudo notar el ligero tensor en sus músculos en cuanto el se acercó. Bien, está siendo receptiva.
-No era necesario - dijo girándose con una sonrisa amable y dando un paso atrás para guardar distancia, hasta que su espalda tocó el barandal frío.
-Lo sé - metió una mano a su bolsillo y de ella sacó una caja de terciopelo rojo que le tendió. Dudó unos segundos para finalmente tomarla y abrirla, un collar de oro de eslabones delicados con un dije cuyo diseño no podía apreciar en su totalidad por la falta de claridad -. Permíteme.
Sin esperar palabra, como de costumbre, tomó el collar de sus manos y ella, entendiendo el cometido y en contra de su voluntad, se dio la vuelta para darle acceso a su cuello. Había decidido, en ese corto tiempo de interacción, que le daría tregua al chico y detendría los desaires por el momento. Pudo sentir el ligero roce de sus dedos largos en su cuello, tan suave como el roce del viento sobre su piel.
-Se ve hermoso - halagó ella una vez terminó su labor -. Gracias.
Él asintió pero no se apartó, en vez de eso, se acercó un poco más a ella, inclinando ligeramente su cabeza. La chica, al darse cuenta de su intención apartó el rostro y en un intento de salvar distancias nuevamente, hizo amago de apartarse, pero él, cansado de juegos, la tomó de la muñeca.
-¿Por qué me evitas así? - preguntó finalmente con un dejo de decepción en su voz.
-No está bien esto, no es correcto.
-¿Según quién? ¿O tienes a alguien más esperando por ti? - preguntó lo ultimo aparentando tranquilidad, pero su estado en ese momento era de todo menos calmo -. ¿El barman quizá?
-¿El barman? No, él no... No sabía que tenía que darte explicaciones - refutó irritada. ¿Quién se creía él? -. Debo volver.
-¿O acaso es Namjoon? - preguntó finalmente Taehyung. La duda lo carcomía y no había razón para avergonzarse y no preguntar -. ¿Es por eso que me evitas?¿Sientes algo por él?
-¡Oh, basta! No te debo explicaciones - dijo levantando su voz en un intento de ubicar al chico sobre la tierra.
-Yo creo que sí después de lo que pasó aquella noche - contradijo suavemente, su mirada totalmente seria y su mandíbula ligeramente tensa. Por alguna razón, ese cambio en su actitud la hizo trastabillar.
-No pasó nada - dijo en un intento por recobrarse. Tae frunció su ceño y abrió su boca dispuesto a debatir el asunto, pero ella se apresuró :- No debió pasar nada, y ya está. Ambos somos adultos y...
No pudo terminar su discurso pues la boca de Tae de un momento a otro había decidido asaltarla. En un intento por apartarlo, empujó sus manos contra su pecho pero solo consiguió que él apretara su agarre en su cintura. No fue rudo, no en un principio, no quería intimidarla y que ella terminara apartándolo a golpes. Quería convencerla, no, demostrarle que ella estaba deseosa de él tanto como él de ella. ¿Era tan difícil para ella aceptar que él era su objeto de deseo? ¿O acaso la razón de los desaires hacia él se debían a sentimiento nacientes por Namjoon? De una u otra forma, él se encargaría de descubrirlo esa noche.
Acarició suavemente sus labios con su lengua, exaltándola, aún así no le daba acceso a su boca pero notaba que poco a poco bajaba su guardia. Totalmente positivo, decidió emprender viaje hacia su mandíbula con tiernos y húmedos besos, con total diligencia.
-Basta, Taehyung - ella pidió con sus manos en sus hombros en otro intento de poner distancia -. No está bien, no es correcto, lo sabes. Alguien podría vernos.
-¿Te preocupa que nos vean? - preguntó entre besos regados en su mandíbula y cuello -. No hay problema por eso.
Sin aviso, de un rápido movimiento los colocó en la zona más oscura del balcón, con ella contra la pared, robándole un suspiro que rozó la boca de Tae.
-¿Por qué no puedes hacerme caso? - preguntó ella mirándolo a los ojos cuando finalmente pudo hacer un poco de distancia.
-Te hago caso - respondió en un susurro -. Siempre hago caso a tus llamados. ¿Por qué te es tan difícil ser honesta contigo misma y aceptar que quieres esto tanto como yo?
-No es difícil, no lo quiero - dijo con toda la seguridad. Y supo que Tae no creía en nada sus palabras, pues su agarre no se aflojó en ningún momento.
-¿No quieres qué? Dímelo, dime que no me deseas, dime que no piensas en mí, dime que no recuerdas todo lo que hicimos aquella vez y te sientes deseosa de sentirme de nuevo. Dime que has estado con alguien más después de mí que te hizo sentir mejor, dime que no soy la razón por la que evitas a Namjoon. Dímelo, mírame a los ojos y dímelo - demandó Taehyung acercando su rostro con cada oración para quedar a unos centímetros del de ella -. Sabes que no puedes, no puedes negar lo bien que te hace sentir sentirte adorada por mí, por saberme a tus pies. ¿Te gusta, no?
- No te deseo en lo absoluto - dijo sintiéndose valiente y antes de que pudiera agregar algo más él la interrumpió.
-A Namjoon sí, ¿no? - preguntó entre risas amargas. Para él hacía lógica -. Yo te puedo tratar mejor, te puedo dar lo que él no. Solo déjame demostrarlo.
Ella no dijo nada, en su interior, había empezado a sentir placer por la situación, por un Taehyung terco y serio, necesitado de ella, suplicante por una oportunidad. Pero no mencionó ni una palabra, se limitó a observarlo y elevó levemente su rostro hacia él, indirecta que él captó sin contratiempos. Tomó nuevamente su boca, necesitado de ella como un sediento de un oasis y colocó su mano en el cuello femenino, con su pulgar acarició suavemente su mandíbula delicada. Ella lo recibió sin tapujos, sin remordimiento. Tomó su lengua con la misma intensidad que él estaba poniendo en ella, ganando un gemido por parte de él. Acarició su torso por encima de la ropa y cuando eso no le bastó sacó ligeramente su camisa negra del pantalón. Su piel era cálida, suave y firme al tacto. Por su parte, él apretó su agarre en la cintura de ella y suavemente bajó hasta la curva de su trasero, apretando la carne tierna a su disposición.
Las sensaciones eran sofocantes pero ninguno quería ceder, ninguno quería apartarse. Taehyung, embriagado por las sensaciones, fue más allá de los límites del vestido y metió su mano por debajo de este. Suspiró cuando sintió la humedad naciente y cálida en su ropa interior, acarició encima de la tela tan suavemente que parecía burla, pero una vez sintió la lengua de ella entrar en su boca mandó al carajo las intenciones de jugar con ella. Él no jugaría. Con sus dedos, frotó más firmemente contra lo que el sabía era su centro ganando como recompensa un suave gemido, tan suave que parecía suspiro. La ansiedad por tomarla ahí crecía más con cada segundo que pasaba frotando su feminidad, necesitaba sentirla y no por debajo de una tela. Se apartó lo suficiente para mirarla y sin necesidad de palabras ella asintió como respuesta a una pregunta no formulada. Con destreza, hizo a un lado la ropa interior y con sus dedos palpó la piel tierna que haría enloquecer a cualquiera en su sano juicio. Acarició alrededor de su perla y después hacia sus labios menores, humedeciendo sus dedos. Con cada segundo que pasaba, los gemidos femeninos eran más firmes que el anterior sin llegar a ser escandalosos y con ellos, el juicio de Tae era más pobre. Cuando los dedos no le fueron suficiente, los retiró y mirándola a los ojos se los llevó a la boca, saboreando su exquisitez y ganándose una sonrisa divertida. Sin perder más tiempo, la mujer lo tomó por la solapa en busca de más contacto.
-¿Querías tomarme? Hazlo - dijo en un susurro que le erizó la piel al hombre mientras desabrochaba su pantalón y bajaba el cierre. Como el más obediente de los hombres, la tomó entre sus brazos y la colocó contra la pared. Con delicadeza, se colocó en su entrada y poco a poco, se sumergió en ella esperando a que se adaptara a él. El rostro de la joven era un mar de expresiones, sentirlo abrirse paso en ella era de las cosas más gloriosas que había sentido, sentir la presión entre sus caderas y como su pelvis se apretaba aún sin que ella lo quisiese, su cuerpo completo anhelándolo, deseando más. Unos segundos fueron necesarios para que Taehyung iniciara sus embestidas, firmes, profundas contra el cuerpo femenino, entre besos húmedos y gemidos. De no ser por el ruido del recinto, los sonidos húmedos y eróticos serían todo lo que se escucharía en el balcón y debían agradecer por eso.
De haber tenido más tiempo y mayor accesibilidad, Taehyung se habría asegurado de probar cada centímetro de su cuerpo, pero debía conformarse, por el momento, con lo que tenía. En un punto, Tae no pudo seguir reprimiendo sus gemidos y suspiros, ella lo apretaba cada vez más y eso lo enloquecía, finalmente estaban llegando al límite pero ninguno quería detenerse. Las embestidas perdieron el ritmo constante y comenzaron a ser rudas, profundas e intensas, robando el aire de quién las daba y de quien las recibía.
-¿Se siente bien? - preguntó en un susurro al oído de ella. Sin poder decir palabra ella asintió efusivamente y apretó su agarre en los hombros de él.
-Ah, sí. Se siente muy bien. Lo haces muy bien - dijo apenas siendo capaz de pronunciar palabra y para provocarlo más, añadió:- Eres muy buen niño.
Taehyung sin pensarlo llevó su dedo pulgar al centro de ella y frotó con firmeza, ganando un gemido lastimero de recompensa. Finalmente sentía sus piernas temblar y a ella apretarlo aún más. Unas embestidas después, ella había terminado en él, tomó una embestida más para que él la acompañara. En algún momento habían terminado en el suelo debido a los espasmos. Se sentían saciados, con una leve capa de sudor sobre sus frentes y las piernas temblorosas.
-Te ayudo a limpiarte - dijo Tae en cuanto recobró palabra y la compostura en su ropa. Con una servilleta de tela que solía llevar con él, limpió diligentemente sabiendo lo sensible que seguía estando. Cuando hubo terminado su labor, acomodó la ropa interior femenina bajo la atención de ella sin decir palabra.
-Gracias - fue todo lo que dijo. Se puso de pie y acomodó su cabello ligeramente desordenado sin ponerse en la parte iluminada del balcón. Debía dar gracias de que todos estuvieran entretenidos dentro y que nadie había salido en su búsqueda -. ¿Vienes?
Taehyung asintió y alisó las arrugas invisibles de su saco. Ofreció su brazo y para su sorpresa ella lo tomó. No se haría ilusiones, sabía que ella no había dado su brazo a torcer en nada que no fuera más allá de ese encuentro casual, pero por un momento, saboreó la victoria sobre Namjoon.
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ㅤ@호랑해: 사랑 촌스런 그 감정, 근데 내 가슴이 뛰어, 왜 나 이래 나? 왜 < NARRATIVA LIBRE > 사랑에 목 매는 건지? 어차피 뻔한 감정이잖아, 분명 다 안다 믿었지, 알고도 빠진 함정인가 봐…
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤ ㅤ ㅤ ㅤ [PARAFILIA]
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ㅤㅤㅤㅤ"Espérame en el baño del segundo piso" Fue el texto que envió el docente a su alumna mientras compartía un momento de reflexión con sus compañeros.
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Después de reafirmar que su relación no sólo era maestro-alumna, Kang Woo había tomado la libertad de pedirle a Jimin su número para compartir material subido de tono cuando no lograran reunirse en algunas ocasiones. Esas fotos y vídeos, lejos de hacerlo entrar en razón al ver a la menor mostrándole desinhibida su cuerpo, lo hicieron preguntarse qué tan lejos estaría dispuesta a llegar. Con eso en mente, empezó a comprar juguetes y lencería para que los usara con él y justo ese día, decidió poner su plan en marcha.
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Salió de sala de maestros con una amplia sonrisa para que no notaran que junto al ya acostumbrado maletín, llevaba una bolsa negra en sus manos. Huyendo de la mirada de los demás, fue a encontrarse con la pequeña traviesa; quien ya se encontraba dentro del baño. Él sólo atinó a sonreír y poner el seguro para cerrar la puerta detrás de él. Lo siguiente es que no hubo una charla previa a que los labios del maestro se estrellaran con los ajenos y comenzaran a deslizarse hambrientos con la intensión de subir la temperatura entre ellos para empezar su peligroso juego.
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Aunque ella era alta, no le bastó esa posición que estaban manteniendo y alzándola por el trasero la acomodó a un costado del lavabo para meterse entre sus piernas y rozar su creciente bulto contra la entrepierna de la menor. Quería devorarla, hacerla suya ahí mismo y escuchar como pronunciaba su nombre entre jadeos, pero no tenían tiempo para eso y necesitaba que ella recuperara un poco la cordura y saliera del baño antes del cambio de clases, por lo que sin esperar más dejó ir sus labios para arrodillarse frente a ella y deshacerse de su ropa íntima. Con su diestra cubrió los labios de Jimin como señal de no hacer ningún ruido y abrió sus piernas para dejar expuesta la entrepierna de la menor; donde paseó a su gusto la lengua, rozando una y otra vez su clítoris en busca de estimularla un poco más.
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Cuando sintió que Jimin empujaba su cadera contra él, supo que el momento había llegado y de la bolsa negra sacó el primer juguete para probar ese día, llenó el dildo de lubricante y sin decir una palabra lo empujó al interior de Jimin; jugando un poco con ella dando un par de embestidas con este y luego mostrándole la magia en ese pequeño aparato, que además de ser un dildo era un vibrador y con el control a distancia él podría decidir el ritmo de la vibración que este iba a tener. Lo encendió para darle una probada de lo que iba a vivir y viendo como se retorció sobre la fina porcelana del baño, sonrió complacido y lo apagó de nuevo.
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Una vez terminó con la parte de abajo, la alzó para que se pusiera de pie y acomodarle de nuevo la ropa interior susurrándole un: "por si te corres durante mi clase" previo a darle una nalgada y dedicarle una sonrisa coqueta. Pero eso no era todo lo que traía en la bolsa.
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Desabotonó la camisa de Jimin hasta dejar expuesto su sostén y aquellos deliciosos pechos donde podía perderse por horas, depositó suaves besos sobre estos y bajó de un tirón la prenda para encontrarse cara a cara con la blanca y delicada piel. Uno a uno, estimuló los pezones de la menor hasta que se hubiesen endurecido lo suficiente para ponerle aquellas diminutas pinzas con las que esperaba fantaseara una hora completa. Habiendo terminado con su "trabajo" dio un apretón a su trasero y dejó un beso corto en sus labios.
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"Espero que te diviertas en mi clase, Yoo Jimin."
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lileuph-milkybanana · 2 months
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Cuarto año / Quinto año
Cuarto año/ sexto año
—¿Qué mierda te pasa?
Una parada de bus en algún lugar de Irlanda. Posiblemente en el norte, pero también posiblemente en el sur; Yoongi no podía recordarlo. Gerry quiso llevarlos en un viaje de un día usando transporte muggle, se emocionó un poco más de la cuenta y ahora la mayor parte de la casa de Slytherin estaba perdida y enviándole mensajes enojados a través de sus patronus a Gerry, quien estaba en Belfast y parecía estar teniendo una crisis.
Yoongi y Jimin estaban perdidos por su cuenta. En una para de bus, en medio de bosques, con demasiada cerveza y poca paciencia.
—Nada está mal—dijo Yoongi. Recibió sus resultados de sus T.I.M.O.S; era oficial. En septiembre estaría tomando Adivinación, Pociones, Artimancia y Runas Antiguas. Los resultados no se sentían tan importantes y sostener el pergamino se sentía como lo peor del mundo. ¿Eso era todo?
—Sí, claro—Jimin limpió sus labios y dejó gentilmente la botella en el suelo, a un lado de las latas aplastadas—. Sin hablarnos por un mes, luego apareces y pierdes la snitch de Gerry y, ¿siquiera has visto a Damien? ¿En todo el verano?
Yoongi apartó la mirada y leyó el horario. El próximo bus llegaría en veinte minutos, con suerte.
—Eso es un no.
—He estado haciendo cosas.
Jimin pateó su rodilla. —No te vayas por las ramas, amigo. Solo...maldita sea. ¿Qué has estado haciendo todo el verano?
Bebiendo un montón de té, aunque Yoongi no iba a decir eso. —Esto y aquello.
—No es una respuesta real.
—Simplemente cosas.
Cuando el bus llegó sacaron todo el dinero de sus bolsillos y Jimin susurró un mensaje enojado a Gerry y lo envió en un flash de humo plateado. Estaba enojado con Yoongi, pero incluso Yoongi estaba enojado con Yoongi. Este verano apestaba. Había estado deprimido todo julio, leía sus propias hojas de té, ocupaba las tarjetas del tarot y comía todo lo que su mamá cocinaba.
—Damien y yo saldremos mañana—dijo. Decidió.
—¿Estás seguro?
—Sí.
Jimin frunció el ceño y miró por la ventana. (Les tomaría unas horas llegar a la parada de autobús de Belgast y Yoongi no quería pasarlas en silencio incómodo).
—Simplemente no salgas con tonterías—dijo suavemente Jimin—. Slytherin no tiene muchas personas. No quiero ser un hijo de padres divorciados, ¿está bien?
—Eres idiota—dijo Yoongi—. No serás un hijo de padres divorciados. Damien y yo no somos...tus padres.
—Nah, ese es Gerry—dijo despectivamente Jimin y justo a tiempo, la cara radiante de Gerry saltó a la vista, saludando frenéticamente con sus manos desde una vereda—Está bien. Y trata de no desvanecerte por el resto del verano, imbécil. Por raro que parezca, nos gusta juntarnos contigo.
Yoongi no estaba seguro de si eso lo ponía feliz o, extrañamente, triste.
*
*
*
Su cita con Damien, la primera del verano, fue en Cornwall. Tomaron el bus noctambulo desde Londres y Damien solo mencionó la ausencia una vez, de una ligera forma que significaba que estaba enojado, pero no iba a presionar en el asunto. Yoongi pasó todo julio hablando con nadie, especialmente no con Jungkook o Damien, pero sacudió su mano y dijo cosas familiares, ya sabes y sonaba lo suficientemente vago y serio para que Damien retrocediera.
Cornwall era agradable, sin embargo. Fueron a un lugar de comida rápida y una anciana muggle intentó venderles llaveros con la cara de Aidan Turner. Yoongi compró tres solo para hacer que Damien se riera.
—No tienes un auto—señaló Damien por sobre su carne asada y puré de guisantes—¿Para qué diablos los usaras?
—Regalos de navidad para mis familiares favoritos—Yoongi sonrió, tocando los llaveros—¿Sabías que la amiga de mi mamá ve este programa?
—¿Una bruja?
—Trabaja en estudios muggles para el Ministerio—Yoongi hizo un gesto con la mano—. Pero deberías escucharla hablar sobre ello. Dice que quiere mudarse a irlanda para que pueda conocer a Aidan Turner y tener un montón de bebés raros y trabajar en una mina.
—Toda la gente que conoces está loca—dijo Damien. Su mano, la cual descansaba en la mesa, cubrió la de Yoongi de forma cariñosa.
—Eso no se ve de buena manera en ti, sabes—dijo Yoongi. Encima de la mesa grasosa, giró su mano y entrelazó sus dedos con los de Damien. —. Si todos a quienes conozco están locos, ¿qué tan loco es el chico que está saliendo conmigo?
—Absolutamente demente—dijo Damien—. Te besaría, pero mi boca sabe a puré de guisantes.
—Y estamos siendo juzgados por la señora de los llaveros de Aidan Turner.
—Y eso.
Dieron un paseo después de comer y luego fueron a los acantilados, donde Damien intentó ver un cardumen de peces bajo el agua y Yoongi intentó trenzar el césped y se dieron la mano y era agradable. Yoongi apenas podía recordar por qué había evitado esto por tanto tiempo.
—¿Qué harás el próximo año? —preguntó Damien, caminando despacio con la mano de Yoongi en la suya.
—Pociones, Adivinación, Artimancia, Runas—enumeró Yoongi. Balanceó sus brazos. —¿Qué hay de ti?
—Pociones, Historia, Trasformaciones, Encantamientos—Damien bajó un dedo por cada materia—No sé. Ya sabes, para ese trabajo de auror. Detección de veneno-
—Se ve divertido—completó Yoongi, sonriendo. La frase se convirtió en un eslogan para los Slytherin para junio del año pasado, mientras Damien peleaba para justificar su elección de carrera contra todos los más jóvenes que se quejaban sobre que Harry Potter es un auror y ¿qué pasa si te golpea en la cara? y, ocasionalmente, ¿qué pasa si tú lo golpeas en la cara? —. Eres un bobo, Damien.
—No soy yo quien aspira a profesor de pociones.
—¡Podría hacer otra cosa!
—Sí, pero no lo harás—Damien pateó su tobillo—. Crees que Malfoy colgó las estrellas en el cielo. Y eres bueno en ello. ¿Por qué no lo harías?
—Quizás me vaya de viaje—murmuró Yoongi, jugando con la cabeza de un diente de león—. Comenzar un blog de viaje. Nunca sabes.
—Y luego volverías y te convertirías en el nuevo Malfoy, porque lo amas y amas pociones y eres un nerd gigantesco.
—Y quizá entonces consideraré ser profesor.
Damien se río suavemente. —Lo harás. Puedes hacer todo lo que te propongas.
Ignorando el sentimiento enfermo y perforante en su estómago, Yoongi dejó que Damien pusiera su mano bajo su barbilla y levantara su cara para besarlo, e intentó lo mejor que pudo besarlo de vuelta, intentó lo mejor que pudo no sentirse como un imbécil.
*
*
*
El tren de vuelta a Hogwarts fue menos incómodo de lo que debería, y Yoongi se negaba a creer que era porque Damien no iba con ellos en el Expreso -su madre lo llevaba al colegio. Se acomodaron en uno de los compartimientos Yoongi, Max, Izzy, Alwyn y los dos gemelos nuevos, todos apretados, Yoongi e Izzy presionados contra las ventanas en cada lado de la mesa. Sam, Edie-Maude y el resto de los grandes estaban en el compartimiento frente a ellos. Por un tiempo, se entretuvieron jugando adivinanzas a través del vidrio.
(Yoongi ganó. Película, siete palabras. Joven twink lo recibe por el trasero. Su premio fue ser mirado con disgusto por los dos más jóvenes y ser atacado con dulces desde el otro compartimiento.)
Max saltaba de arriba abajo en su asiento. —¿Vamos a apostar? ¿Podemos apostar? Amo apostar.
—Tengo un dilema: ¿soy un mal superior por incentivar la apuesta, o un mal superior por negarme en participar en una honorable tradición? —preguntó Yoongi. El codo de Alwyn golpeó su boca, así que lo lamió hasta que comenzó a gritar y se alejó.
—¿Apostar? —preguntó uno de los gemelos. ¿Amelia o Aoife?
—Sí—dijo Max—. Pones un galeón por cuánta gente crees que Slytherin recibirá este año. Es muy divertido.
—Apostar—dijo el otro gemelo—, suena estúpido.
—Es muy estúpido.
Izzy depositó una moneda en la mesa. —Tres.
—Cuatro.
—Dos—dijo Max.
Los gemelos se miraron el uno al otro. —¿Cinco? —se aventuró uno. El otro alzó los hombros, sacó dos monedas de su monedero y dijo—Uno, supongo. Esto es realmente estúpido.
—De ninguna manera habrán más de cinco—se quejó Yoongi—¿por qué siempre termino de los últimos?
—A la mierda, apuesta por seis, quizás tengamos suerte—dijo Alwyn.
Yoongi dejó su moneda en la mesa. —Sí bueno, ¿qué tal ninguno?
Y todos le gritaron por ser tan aguafiestas y Yoongi sostuvo sus brazos contra Alwyn e Izzy quienes intentaban estrangularlo con sus bufandas. El almuerzo fue un dulce del carrito y una aventura para Yoongi, quien deambuló por el tren en busca de Hoseok, Seokjin y Namjoon.
Se cruzó con Sadie en el camino.
Sadie, con una insignia brillante de Premio Anual, y una sonrisa. —Hola, Min—dijo—. Soy Premio Anual.
—Puedo leer—murmuró, intentando pasar—. Déjame pasar-
—Soy premio anual, así que no te vas a salir con la tuya como el año pasado—pasó por su lado y su hombro golpeó el de Yoongi—. Te escabulles con mis juniors, ¿uh? Tú y Jeon, haciendo quizás qué cosas en la noche. Todo eso se detiene este año. Como premio anual tengo la autoridad de darte detenciones. Sabes de qué se trata.
—Déjame en paz—dijo Yoongi—. No estoy haciendo nada, Sadie-
—Simplemente no sigas con tu mierda este año. No lo soportaré.
—Sí, claro—y logró escabullirse de su brazo estirado e irse por los pasillos del tren antes de que ella pudiera tomarlo por su túnica de nuevo, y esperaba que Jungkook no hubiera visto nada desde donde sea que estaba con los Ravenclaws.
Seokjin y Namjoon estaban en un mismo compartimiento; Hoseok debía estar con Taehyung o con otros Hufflepuffs, dejando a los dos Gryffindor tirándose gomitas el uno al otro y maldiciendo.
—Muy maduros—dijo Yoongi, dejándose entrar al compartimiento, antes de ver una insignia conocida en la túnica de Seokjin—. Muy maduro para el chico premio anual de Hogwarts.
—Que me jodan si no sé por qué me la dieron—dijo alegremente Seokjin, lanzándole gomitas a Yoongi—. Voy a abusar de mi poder. Vayan con cuidado, cabrones. Seokjin está al asecho. ¿Qué beneficios tengo?
—Creo que un baño mejor—dijo Namjoon.
—Increíble. ¿Quién quiere un baño lujoso? Los agendaré.
—¿Quién necesita drogas cuando tienes un baño lujoso? —dijo Yoongi, deslizándose al asiento que estaba a un lado de Namjoon. —Me encontré a tu compañera de trabajo. ¿Puedes creerlo? Si sobrevivo para ir al baño lujoso seré afortunado.
—Podemos jugar tira y afloja contigo. Ella te pone una detención, yo te la quito—Seokjin mascó una gomita e inmediatamente la escupió—. Un pequeño muñeco de trapo.
—¿A qué sabe?
—Piña podrida.
—¿Cómo mierda conoces el sabor de las piñas podridas?
Seokjin le dio un golpecito a su nariz. —Tengo mis métodos.
El tren avanzó, alejándose de Inglaterra y adentrándose en escocia y comenzó a llover. Yoongi se subió al asiento para cerrar la ventanilla y trató de ignorar lo incómodo que se sentía siendo el tercero en discordia entre Seokjin y Namjoon sin que Hoseok estuviera allí para reducir la incomodidad. No había espacio en el vagón de Slytherin y estaba seguro de que los chicos querían hablar entre ellos, pero probablemente, Seokjin y Namjoon también...y no podía ir a buscar a Jungkook. Lo vio en el andén, rodeado de una pandilla de risueños Ravenclaws vestidos de azul y bronce, todos charlando sobre libros y calderos nuevos y búhos y ranas y Jungkook era quien conversaba con voz más alta.
Había muchas mujeres en el grupo. Yoongi se negaba a creer en eso de otra forma. Sí, muchas chicas, genial...lo que sea.
—Siéntate, maldito—Seokjin tiró de su túnica—. ¿Qué haces, estás actuando algún tipo de novela? Cierra la maldita ventana.
Así que Yoongi lo hizo, y comió las ranas de chocolate que Namjoon sacó de sus bolsillos sin fondo e intentó hacer una carta a Gerry. Querido Gerry. Cómo sobrellevaste los E.X.T.A.S.I.S. Creo que voy a morir y ni siquiera he llegado a la escuela.
Aun así, la escuela era la escuela y Hogwarts siempre iba a ser catarsis.
—Si Sadie te molesta, encuéntrame y le meteré mi pie en su trasero de Veela—dijo Seokjin, dándole una palmada en el hombro de Yoongi mientras el tren llegaba a la estación de la escuela—. Lo mismo para los demás. Tengo que cuidar a mis pequeños e indefensos-
—Oye-
—amigos bebés.
—Oye—Yoongi golpeó a Seokjin en la nuca—. Ten cuidado o haré que Namjoon te golpee.
—Namjoon se rehúsa a ser usado como un instrumento de negociación—dijo Namjoon detrás de ellos, peleando con su maleta y con Friedrich la lechuza—. Namjoon está tomando el control de su vida.
Namjoon se rehúso a hacer el E.X.T.A.S.I.S de adivinación. Yoongi no sabía qué hacer sin Namjoon a su lado haciendo comentarios sarcásticos sobre la cantidad de té que han estado bebiendo por un mes. Ahora que lo pensaba, Yoongi no conocía a nadie en su pequeña clase de adivinación que quisiera hacer el E.X.T.A.S.I.S.
Por favor, Dios, que haya alguien. Yoongi no creía que pudiera soportar tantas horas a la semana con Bloom a solas. Necesitaba algo para diluir esa intensidad espeluznante.
En camino a la escuela se reencontró con los Slytherin, pero esta vez con Damien, quien sostuvo su mano y habló alegremente sobre el autobús noctambulo y sobre cómo su mamá le compró nuevos calcetines, y como tuvo que mandar su corbata a la tintorería, la cual costó casi un brazo y una pierna. Yoongi sonreía y asentía.
—¿Cómo quedó la apuesta?
—Los niños pusieron casi todo el dinero—dijo Yoongi, deslizándose en su asiento en la mesa de Slytherin, contra la pared para poder ver a los nuevos potenciales que temblaban en el Gran Comedor.
—¿Qué apostaste? —Damien todavía sostenía su mano, pero debajo de la mesa. La mirada del resto del gran comedor era penetrante.
—Cero—Yoongi sonrió—. No quedaban otros números.
—Maldito bastardo depresivo.
—Ese es mi nombre en la calle, sí.
Era una buena cantidad de niños este año. Yoongi creía que había cien, quizás un poco menos, con túnicas demasiado grandes y corbatas genéricas que todavía no cambiaban al color de la casa que les correspondía. Todos los Slytherin estaban nerviosos, listos para ganar o perder la apuesta, listos para recibir muchos o pocos; Max se veía especialmente nervioso. Izzy y Alwyn estaban jugando a los pulgares debajo de la mesa; Samantha parecía haberse quedado dormida, con su barbilla descansando en su mano.
Estaba bien. No había mucho que esperar. Uno o dos, como siempre.
A medida que los niños subían, mientras más y más de ellos eran asignados al azul, al rojo y al amarillo, Yoongi sentía cada vez más que lo miraban fijamente, pero cuando miraba a su alrededor solo había tres mesas aplaudiendo, y los Slytherin estaban acurrucados, desamparados y pequeños.
—Parece que vas a ganar la apuesta después de todo—dijo Max. Se supone que debía sonar de forma despreocupada, pero no lo hacía.
Los últimos tres en la línea y Yoongi estaba mirando con el corazón en la garganta. De ninguna forma no recibirían niños este año. Eso era ridículo.
—¡Willow, Jessica!
Una pausa. Jessica Willow era alta y delgada y temblaba.
—¡Gryffindor!
Aplausos, y cuando Yoongi miró a la mesa de Gryffindor vio al chico de su año que le dio un puñetazo en el ojo, aplaudiendo y celebrando y saludando a Jessica Willow. Parecía en las nubes.
—¡Wandsworth, John!
John Wandsworth era bajo, robusto y tenía la cara roja. Caminó hasta sentarse bajo el sombrero con toda la confianza y valentía de un general militar. Le guiñó un ojo a la última persona en la lista y se sentó con los ojos cerrados.
Vamos.
—¡Hufflepuff!
—Santa mierda—dijo Alwyn. Samantha había despertado y toda la mesa de Slytherin miraba con ojos hambrientos a la última chica que subía. No había ninguna forma. Nadie. ¿Nadie?
—¡Yaworsky, Zoe!
La cara de Zoe Yaworsky estaba escondida tras un flequillo de pelo rubio y caminó como si recién hubiera aprendido hacerlo, sus manos metidas de forma incómoda en los bolsillos de su túnica. No había ni un sonido en el gran comedor, todos estaban tensos. Tenía que haber uno en Slytherin.
—No quiero ganar la maldita apuesta—susurró Yoongi cuando Zoe Yaworsky recibió el sombrero. —. Realmente no quiero ganar la maldita apuesta.
—¡Ravenclaw!
Zoe corrió hacia el azul y bronce con una expresión de alivio en su cara, y el gran comedor explotó en celebraciones y risas, lo último dirigido firmemente a los Slytherin.
—No quiero el dinero—dijo Yoongi rotundamente.
Toda la casa dejó el banquete temprano. Dieciocho de ellos ahora, desplazándose a la Sala Común, y cuando Yoongi miró hacia atrás vio a Jungkook dándole palmadas en la espalda a Zoe Yaworsky, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillando.
Yoongi se sintió, extrañamente, engañado.
*
*
*
Yoongi llegaba temprano a pociones todos los miércoles en la mañana. La primera hora la tenía libre y solo le tomaba medio minuto llegar a la clase de Malfoy desde la Sala Común. Hasta el momento su horario estaba resultando ser bastante agradable; era mediados de septiembre y había logrado evitar a casi todos los estudiantes, se escabullía por los pasillos hacia las torres y alrededor de las mazmorras en su mayoría.
—¿Temprano de nuevo, Min?
—Buenos días, señor—dijo Yoongi, dejando sus libros en el escritorio cerca del almacén. Se rehusaba a alegrarse por el hecho de que el E.X.T.A.S.I.S de pociones era una materia individual y que no tenía que sentarse al lado de Damien, porque eso sería estúpido, porque Damien es su novio a quien quería mucho. Sí.
Malfoy se veía cansado, pero de nuevo, Malfoy siempre se veía cansado. Había libros apilados en su escritorio y tazas vacías por todos lados, rollos de pergamino caían de la mesa al suelo. —Felix Felicis—dijo—. ¿La has intentado hacer antes?
—No. ¿La haremos?
—No hoy, pero haré que la hagan antes de fin de año—dijo Malfoy—, y- Min. ¿Qué piensas de la nueva chica premio anual?
—¿Sadie? No puedo decir que la conozco muy bien—dijo Yoongi, pero sí era un poco cierto. Detrás del hombro de Malfoy, Snape entró a su pintura original, viéndose de la misma forma que siempre; molesto, silencioso, melancólico. Enojado. —¿Por qué?
—Por nada en especial—dijo Malfoy, justo cuando llegaban más estudiantes; Damien, con una sonrisa suave, rozó su mano contra la espalda de Yoongi mientras iba a su asiento, y Yoongi le sonrió de vuelta, solo dejando que su cara cayera cuando Damien se dio la vuelta. En conjunto, había seis personas en la clase: Damien, Yoongi, tres Hufflepuffs y un Ravenclaw, y todos a excepción de Yoongi estaban aquí con la esperanza de convertirse en aurores.
(Cuando le dijeron a Malfoy eso, a principio de año, cerró sus ojos brevemente y masajeó su cien. —Bien—dijo—. Eso está bien).
(Yoongi creía que no estaba todo bien, pero era Malfoy. ¿Qué se supone que hiciera?).
—Hoy prepararemos las seis bases esenciales—dijo Malfoy—. Espero muestras de cada una en mi escritorio al final de la clase, etiquetadas y con nombre. Las próximas semanas las usaremos para crear otras pociones, así que tengan mucho cuidado. No dejaré que las preparen de nuevo.
A Yoongi le gustaba hacer bases; lo hizo tan seguido el año pasado que probablemente podía hacerlo durmiendo, y no tenía ganas de hacer algo difícil tan temprano en el año. Bases elementales. Simple.
Totalmente simple.
—Le estás añadiendo agua a la infusión incorrecta—dijo secamente Snape—. No quieres arruinar tu poción.
Yoongi le frunció el ceño, pero vació el contenido de todas formas y esperaba que Malfoy no lo haya visto. Quería que Malfoy pensara que era bueno en pociones, después de todo.
*
*
*
—¡Min!
—Aw, mierda—Yoongi miró el busto de Merlín el Segundo y se preguntó si era demasiado tarde para esconderse tras él. Lo intentó, de todas formas, incluso cuando Snape-la-pintura le advirtió desde el otro lado del pasillo que lo habían visto, pero la espalda de mármol de Merlin lo empujó contra la pared y estaba demasiado cansado para hablar hoy, demasiado cansado para hacer otra cosa que no fuera ir a la sala de menesteres para jugar Gobstones con Jungkook, como se supone que debía hacer. Se supone. Iba a hacerlo.
—Estás dañando propiedad de la escuela—le dijo Sadie, de pie entre la estatua y la puerta del salón principal, con sus manos en su cintura. Se veía bastante satisfecha al haberlo encontrado. —Sabes lo que eso significa, ¿no?
—Una mierda estoy dañándola, estoy de pie atrás de ella—respondió de golpe, retrocediendo. La estatua de Merlín el Segundo giró la cabeza, le guiñó un ojo a Yoongi y luego le lanzó una frambuesa a Sadie.
—Dejaste rozaduras de bota en el mármol—dijo Sadie, ignorando el dedo de en medio que la estatua le enseñó—. Eso significa detención.
—No, no es cierto.
Merlín sacudió su cabeza de mármol. En la pared de al frente, dentro de la pintura, Snape tenía sus brazos cruzados y una expresión de molestia en su cara. Esta era la tercera vez que pasaba durante este semestre, y apenas habían empezado octubre y Yoongi ya estaba harto de la placa plateada que brillaba en la túnica de Sadie. —Detención—dijo de nuevo—. Si no me muestras la hoja de detención haré que te quiten el permiso para ir a Hogsmeade, así que haz que la firmen, ¿está bien?
—Jódete—dijo cansado Yoongi, pero tomó la hoja que le estaba entregando—. Lo que sea.
Lo vio irse, pero no lo siguió, y fue hasta la sala de menesteres donde Jungkook ya estaba sirviéndole una taza de té. Snape no estaba ahí, afortunadamente, pero también quizá no tan afortunadamente, porque Yoongi tenía la sospecha de que la pintura iba a decirle a Malfoy cada vez que Sadie decidía molestar a Slytherin. Era agradable, pero toda la casa estaba siendo mimada por Malfoy en este punto, y Yoongi tenía un poco de miedo de decirle a Snape que se detuviera.
—¿Qué te tomó tanto tiempo? —Jungkook tomó un sorbo de forma gentil de su taza, antes de ponerle más leche.
Yoongi dejó el papel de detención en la mesa. —El tercero del año. Por la mierda.
Jungkook arrugó su nariz. —¡Ve con el Profesor Ryder, entonces, maldita sea!
Ah, sí. El profesor Ryder, el notoriamente ausente (en cuerpo y alma) director de Hogwarts, quien pasaba casi todos sus días en Escocia o Irlanda, volviendo a la escuela una vez cada cuanta semana para hacer presencia en la mesa de profesores y sonreír tontamente a sus estudiantes favoritos. Un Gryffindor, y orgulloso. No muy probable que fuera de ayuda para los Slytherins; en el primer año de Yoongi, Gerry lo apartó a un rincón y le dijo que, si pasaba algo, si le hacían algo malo, era mejor decirle a Gerry o el profesor Malfoy, porque Ryder probablemente no iba a ayudarlo.
—Ryder no hace nada—dijo Yoongi. Su cabeza le dolía; seguían teniendo esta conversación y Jungkook todavía no parecía entender.
—Lo haría si supiera qué tan malo es.
Yoongi quería llorar. Jungkook era bueno, y tenía buenas intenciones, y no lo iba a entender por el momento. —No le importa—dijo, tomando un sorbo de té, hecho justo como le gustaba. —Estoy en Slytherin. Pensará que debí haber hecho algo a Sadie para merecerlo, porque los Slytherin son malos, y horribles y asquerosos. Debí haber hecho algo a Sadie primero, porque de otra forma, ¿por qué haría eso? Es una Ravenclaw y los Ravenclaw son inteligentes y no son malos porque si eres malo vas a Slytherin.
—Yoongi-
Yoongi se dio la vuelta, y la sala de menesteres obligatoriamente le entregó el set de Gobstones que le compró a Jungkook en el verano antes de su cuarto año. Un poco dañado y con cicatrices, pero todavía funcionando. —Solo vamos a jugar, o algo. Olvídalo.
La boca de Jungkook se torció—Yoongi-
—Por favor—dijo tranquilamente—. Olvídalo—estiró la mano y tomó la hoja de detención, la dobló y la guardó en su bolsillo.
—Jugaré con el rojo—dijo Jungkook. Tomó la pequeña bolita tintineante, con el ácido dentro de ella, esperando salir.
—Verde.
Jugaron en un silencio incómodo y forzado; ninguno de los dos estaba jugando muy bien y después de la cuarta vez que Yoongi recibió ácido en su mejilla, Jungkook suspiró. —Quizás deberíamos ir a dormir—dijo—. Sigamos jugando mañana.
Yoongi mordió su lengua. Tengo detención mañana. En cambio, dijo: —Suena bien. Seré el verde de nuevo.
Quería pedir disculpas, pero no sabía cómo, o por qué lo haría, y sí estaba cansado.
Snape lo estaba esperando en las pinturas alineadas en el pasillo de Slytherin. No dijo nada, pero siguió a Yoongi a través de distintos cuadros, empujando a antiguos profesores a un lado, botando canastos con fruta de las mesas.
—¿No dirás nada? —preguntó finalmente Yoongi, deteniéndose fuera de la Sala Común. —¿Debería decirle a Ryder, o a Longbottom, o al Ministro de Magia? ¿Cuál recomendarías?
—Eres muchas cosas, Min, pero no eres un tonto, y apreciaría si no me tratases como si yo lo fuera—dijo Snape—. Ve a la cama. Y si soy arrastrado a un melodrama adolescente una vez más-
—Sí, sí, me arrancaras la cabeza y la venderás, lo tengo—Yoongi entró a la Sala Común, confundido cuando notó que Snape no lo siguió. Izzy, Alwyn y Max estaban acurrucados juntos en el sillón, durmiendo, y las dos chicas nuevas -de segundo año, ahora, las gemelas irlandesas- estaban jugando ajedrez y se detenían en cada jugada a bostezar y estirarse.
Yoongi tocó con sus dedos el tablero de ajedrez. —Quizá deberían irse a la cama—dijo, y las dos lo miraron sorprendidas. —Tienen un largo día de aprendizaje—lo dijo con el sarcasmo suficiente para que una de ellas se riera y ambas asintieron.
Luego sacudió al trío en el sillón para que despertaran. Izzy lo miró mientras parpadeaba. —¿Mañana?
—Noche—rodó los ojos y no dijo nada cuando los tres se dirigieron a la habitación de Max. Difícilmente podría decir algo sin sonar como un hipócrita, incluso si él y Damien dormían la mayoría de las noches en sus propias camas y no habían hecho nada desde aquella noche cuando ganaron el partido de Quidditch.
Lo que sea.
Damien estaba durmiendo cuando Yoongi llegó a su propia habitación y no era un maldito alivio. No lo era.
*
*
*
—Detención conmigo de nuevo—Malfoy firmó el papel.
Yoongi miró el papel. —Gracias, señor—Sadie no podía decir nada contra Malfoy firmando las notas de detención; era una buena escapatoria que encontró después de la primera detención que tuvo con Longbottom, replantando mandrágoras bebé.
Malfoy frotó aquel punto de su cien otra vez. —Hablaré sobre esto en la próxima reunión.
—Gracias, señor.
—Puedes ayudarme haciendo pociones para los de primer año—dijo Malfoy—una detención de nivel especialmente cruel para mi rufián favorito.
—Gracias, señor—dijo Yoongi, y esta vez lo decía en serio. Hacer pociones para que Malfoy le enseñara a los de primer año no era nada especial; simplemente era hacer Tónicos de Hígado, Cura para Resfriados y Cremas para Moretones una y otra vez, pero era mil veces mejor de lo que podría estar haciendo y Malfoy era, básicamente, una de las personas más geniales que conocía entre veinte.
(Aparte de Gerry. Gerry era una excepción, porque Gerry era Gerry).
Y desde la pintura que se encontraba arriba del escritorio de Malfoy se encontraba Snape, diciéndoles el terrible trabajo que estaban haciendo.
Era casi divertido.
*
*
*
—En Víspera de todos los santos, siete almas solitarias se fueron...
Namjoon le lanzó un regaliz de licor a Seokjin; rebotó en su hombro y llegó hasta el lago, seguido del sonido feliz del calamar gigante al atacar el dulce.
—En Víspera de Todos los Santos...
—Acéptalo, eres un cuentacuentos terrible—le gritó Jimin, con un dulce en su boca y Taehyung en su regazo—. Que alguien más lo haga.
—No abandonamos el banquete para que intentaras hacer un tipo de orgia homoerótica en el bosque. Podría estar comiendo pie ahora mismo.
—Comes pie toda la maldita semana.
—Pie de Halloween.
—¿El mismo de siempre pero más naranja?
—¿Pie aterrador?
Seokjin suspiró y se sentó. Se escabulleron del banquete de Halloween a la mitad, y aunque Yoongi estaba seguro de que Malfoy lo vio irse, estaba igualmente seguro de que el profesor no le daría más problemas de los que ya tenía. Sadie le estaba dando detención una vez a la semana, quizás dos y estaba con el premio anual y le agradaban al calamar gigante. Estaban a salvo lo más que podían, especialmente en Hogwarts. —Si no puedo contar la historia, ¿quién lo hará? Todos saben que soy el mejor.
—Que Yoongi lo haga—dijo Jungkook. Sonaba un poco borracho, Yoongi creía que lo estaba. Hoseok hizo un excelente trabajo abasteciéndolos de alcohol ilegal esta noche; había latas y botellas esparcidas alrededor de ellos, listas para ser recogidas cuando despertaran en la mañana.
—No conozco historias de terror—Yoongi cerró sus ojos y descansó su barbilla contra el hombro de Jungkook. —Como esa acerca del payaso que fue visto por última vez en un pueblo, ese tipo de mierda. Elige a alguien más.
Hoseok contó una historia sobre un granjero que cortó un árbol de hadas y fue asesinado brutalmente por las hadas enojadas que vivían en él. Namjoon contó la historia de un hombre con una mano de gancho y un auto y Seokjin contó una larga historia que fue interrumpida cuando todos le tiraron regaliz.
(Algunas cosas nunca cambian).
Jungkook contó la historia sobre una mujer que pensó que su perro estaba lamiendo su mano cuando en realidad era un asesino. Taehyung estaba durmiendo. Jimin contó una historia que sonaba asquerosa hasta que se dieron cuenta de que era la trama de El juego del miedo y le lanzaron dulces.
—Vamos, Yoongi—dijo soñolientamente Jungkook—. Cuéntanos una historia y podemos irnos a dormir.
—Tú mamá—dijo Yoongi.
El regaliz dolía cuando rebotaba en tu cabeza y Hoseok tenía muy buena puntería para alguien que estaba muy borracho.
—Uh. Hubo una vez un chico...que se enamoró de una chica-
—Cierren la puta boca, malditos bastardos—Yoongi levantó los dos dedos de en medio a Namjoon—. Un chico que se enamoró de una chica, jódete, pero ella estaba casada.
—La asesinó de manera horrible—murmuró Taehyung en el hombro de Jimin.
—Pero estaba casada, así que la veía irse al trabajo todos los días, en el autobús, cierto, porque ambos tomaban el mismo autobús. Y se sentaban y jugaban juegos en sus celulares porque ella era muy amigable y él estaba un poco solo y era un perdedor, pero a ella no le importaba.
—Y un día el hombre se dio cuenta que estaba enamorado de ella...
Yoongi se dio cuenta que la mayoría estaban dormidos—Se enamoró—dijo malhumorado—. El amor es el monstruo horrible. Jódanse todos, quiero un Bafta.
—El amor es el monstruo horrible. Eso es muy profundo—dijo Jungkook, y se quedó dormido, con su brazo envuelto alrededor de Yoongi, su boca un poco abierta y sus ronquidos muy muy fuertes.
Yoongi simplemente suspiró y se movió para sentarse de forma apropiada en el regazo de Jungkook y se quedó dormido, esperando que nadie lo matara por hacer esto cuando su novio estaba sentado en el castillo por su cuenta después del banquete.
Yoongi se sentía como un maldito y no sabía cómo arreglarlo.
*
*
*
Solo estaba él, solo él y Amanda Relly en la clase de Adivinación de Bloom y Yoongi no pudo evitar sentirse aliviado al saber que había alguien lo suficientemente tonto aparte de él para ser cualificado en una materia tan horrenda. A la profesora Bloom le gustaba que llevaran sus sillas hasta su escritorio y tomaban té y hablaban sobre sus vidas y, al final de la clase, a Bloom le gustaba compartir sus tazas.
Yoongi tomó la de Bloom y le dio la suya a Amanda. Bloom era difícil de leer; sus hojas de té estaban revueltas, pero cuando entre cerró los ojos y giró la taza creyó ver felicidad. O algo. —¿Está feliz? —dijo. Preguntó, en realidad. —Um. Perdón. No puedo ver nada más que eso.
—Estoy feliz, así que acertaste—dijo.
Yoongi dejó la taza en el escritorio, esperando a que Amanda le entregara su taza. La chica parpadeó al ver la taza de Yoongi, se veía confundida. —¿Uh? ¿Yoongi? Algo sobre un chico. Y... que mal interpretaste una predicción.
Bloom asintió, tomó la taza y las intercambiaron. Amanda le dijo un montón de cosas a Bloom, y Bloom asentía como si tuviera sentido. Luego le decía a Amanda que sus hojas de té hacían parecer que tenía cuatro orejas.
El E.X.T.A.S.I.S de adivinación era, honestamente, ridículo.
Bloom les entregó tarea: un ensayo sobre la diferencia de la lectura de hojas de té y las cartas de tarot, lo que hizo que Amanda se quejara porque no había estudiado las cartas de tarot y eso era horas y horas de estudio extra solo para tenerlo listo el viernes.
Yoongi tomó su bolso y dejó salir un suspiro. Sí. Cartas de tarot. Que molestia.
Bloom parecía esperar grandes cosas de él.
¿Qué fue lo que vio? Jungkook, besando a una persona con la cara borrosa, alguien llorando y Damien gritando.
—¿Profesora?
Amanda se había ido y Bloom se encargaba de lavar las tazas, moviendo su varita y murmurando el hechizo para invocar jabón y una esponja para que lo hiciera por ella. Sus manos estaban rojas donde las sumergió en agua caliente y sus ojos estaban abiertos de par en par; se veía tan loca como siempre. —Yoongi. ¿Qué puedo hacer por ti?
—¿Qué significa niebla? En una predicción —miró hacia arriba y vio a Snape, mirando por encima de su hombro—. Uh. Hipotéticamente.
—¿Neblina?
—¿Sí?
—Por lo general, significa que el adivino no está viendo lo que cree que ve—dijo Bloom. Con un movimiento de su varita, las tazas volaron de regreso junto a la tetera. —Significa eso, o que...la niebla es alguien que no puedes imaginar. O algo que no puedes imaginar.
—Gracias.
—¿Pude ayudarte?
—Sí.
En realidad, no, pero Yoongi no se lo dijo. Solo sonrió y luego corrió tan rápido como pudo desde la torre hasta las mazmorras, evitando a Sadie y a la mayoría de los estudiantes en su camino.
*
*
*
El día antes de que terminara el trimestre, Yoongi estaba intentando desesperadamente cubrirse la nariz ensangrentada y la mejilla magullada con el maquillaje que Izzy le prestó a regañadientes, antes de tener que encontrarse con Jungkook, antes de la inevitable pelea de gritos, la discusión forzada y los horribles silencios. Estaba siendo observado por la fantasma que vivía en los baños, una chica llorona que no decía nada cuando Yoongi intentaba hablar con ella; siendo observado por ella y por un pequeño ratón, chillando junto al cubículo vacío más cercano.
—No cubres los moretones de esa forma—dijo eventualmente la chica fantasma. Yoongi creía que su nombre era Maureen...o quizás Myrtle.
Yoongi cerró sus ojos y apoyó su frente contra el espejo. Si agudizaba el oído, podía escuchar el coro fantasma cantando sus villancicos, y si se esforzaba mucho y añadía algo de imaginación, podía escuchar a Seokjin y Namjoon lanzando oropel a los de primer año mientras bebían Whisky de fuego en botellas de cerveza de mantequilla, solo deteniéndose para besarse en la mejilla como niños pequeños debajo del muérdago. —¿Cómo cubres los moretones, entonces? —Preguntó. Odiaba esto. Odiaba casi todas las cosas.
La fantasma Myrtle/Maureen le enseñó, explicándole como esparcir cosas pegajosas y delgadas sobre su mejilla. Sin embargo, la piel de Izzy era un poco más morena que la de Yoongi, así que se veía mal. Se veía como un encubrimiento.
—¿Estarías más molesta si supieras que tu amigo fue herido o al saber que intentó esconderlo de ti? —Yoongi se miró en el espejo y luego comenzó a limpiar la sangre con la manga de su camisa. Parecía familiar.
(Cubrir su cara con niebla, quizás, entonces lo reconocería. Dios, sí era un idiota)
—Me molestaría con cualquiera—dijo la fantasma—¿Quién es tu amigo? ¿Lo conozco? Solía conocer a un chico de Slytherin, sabes. Venía hasta mí y lloraba, y lloraba. Y luego...oh, alguien lo hirió. ¿Quién fue?
Yoongi se encogió de hombros con indiferencia y comenzó a limpiar su cara. Contra su piel, pálida por el frío del castillo, el moretón destacaba como si fuera un durazno marcado.
—Draco Malfoy—dijo soñadoramente Myrtle/Maureen—. Con el cabello bonito. Y no estaba comiendo, ese año, con el estrés...y venía y lloraba con sus ojitos bonitos. Por supuesto, Harry Potter lo arruinó todo, y tuve que ir a buscar a Draco yo misma. Estaba todo ensangrentado y triste, y bonito como siempre.
La antigua historia. —Sé sobre eso—dijo Yoongi—. Nosotros...—dejó soltar una risa temblorosa, pero fingió que no lo hizo—Lo llamamos Harry Maldito Potter.
—No me agrada—dijo la fantasma—. Pensé que era mi amigo, pero...
—Creo que voy a herir a mi amigo—le dijo Yoongi. Vio por encima de su hombro, pero cuando miró el espejo, la fantasma era solo una masa plateada, apenas estaba allí—Estará triste, no importa lo que haga. No es como si quisiera...que me golpeen, o lo que sea.
—Quizá se preocupa por ti.
—Quizás lo hace.
—Buena suerte—dijo Myrtle/Maureen, cuando estaba marchándose, con la cara llena de manchas de maquillaje y agua del grifo y sin lágrimas—. Si te acuerdas, deberías decirme qué tal todo. Es muy aburrido, llorar en los baños y asustar pequeñas niñas muggles cuando se están lavando las manos.
—Estoy seguro de que lo es—dijo Yoongi. El baño estaba solo a un piso de la Sala de Menesteres, de Jungkook y una pelea, y Yoongi estaba tenso incluso antes de poner sus ojos sobre Jungkook y esta no era la mejor manera de tocar todo este tema, pero estaba cansado.
Snape lo siguió a través de las pinturas, pero Yoongi no le dijo nada y Snape no le dijo nada a él y Yoongi lo ignoró para que el silencio no fuera incómodo.
Lo fue, sin embargo, cuando Jungkook levantó la mirada de la mesa en la Sala de Menesteres y Yoongi pudo ver como sus dientes se apretaban, su mandíbula apretada a través de sus mejillas. El tablero de ajedrez estaba al lado de la tetera, la cual humeaba; las piezas de ajedrez estaban hablando ente sí antes de que comenzara la partida. —¿Quién fue esta vez? —preguntó, con un aire calmado ya practicado—¿Sadie? ¿Alguien más? ¿Qué hiciste esta vez?
—Izzy estaba ahí—dijo Yoongi, cerrando la puerta—. Izzy es más pequeña que yo.
—¿Y eso qué?
—Seré negro, si jugamos ajedrez.
—No vamos a jugar ajedrez.
—Tú lo preparaste—dijo Yoongi. Se sentó. Todavía podía sentir su nariz goteando, todavía palpitaba por el golpe, pero si se fregaba la nariz solo enojaría más a Jungkook, atraería más atención. —. Sería un desperdicio de un tablero si no jugamos ajedrez, ¿cierto? Tú serás blanco.
Las manos de Jungkook eran puños, cerrados fuertemente. —Eres malditamente ridículo. Mírate, Yoongi, demonios, pelea de vuelta o algo. No recibas simplemente-
Verán, Izzy estaba sola. Caminando a Herbología por los pasillos, y Yoongi estaba yendo a la Sala Común para intentar estudiar un poco antes de la cena. E Izzy no los había visto, tres Hufflepuff gigantes del equipo de Quidditch, pero Yoongi sí y Izzy era muy pequeña y lloraba cuando alguien le gritaba y Yoongi nunca olvidó -jamás podrá olvidar- a Chester huyendo, a Izzy en el suelo de las mazmorras gritando y sosteniendo su brazo.
Así que él simplemente-
—Te importan los más pequeños, bueno, eso es simplemente fantástico, te mereces una medalla de oro-
—Jungkook-
Así que simplemente tocó el hombro de uno de ellos y le preguntó cuál era su problema. Vio a Izzy con sus ojos abiertos de par en par, corriendo lo más rápido que podía al invernadero, con su cabello flotando.
Jungkook se veía mal y enojado. —¡Puedes preocuparte de los demás sin tirarte al suelo y aceptarlo, maldita sea!
—¡Es la forma más fácil!
—¿Fácil para quién? ¿Para ti?
Izzy lo encontró después y depositó el maquilla en su mano, lo abrazó fuertemente y dijo muchas gracias lo siento tanto y eso hizo que valiera la pena. Yoongi puso un pañuelo contra su nariz, acarició su cabeza y la vio irse de nuevo y esa es la cosa.
—No me importa si yo- lo que sea—dijo Yoongi, deseando que Jungkook lo entendiera—. Pero no podría soportar si ellos- y yo no hice nada-
—Así que importa solo si es alguien más que tú—dijo con voz apagada Jungkook—. Eso es lo que estás diciendo. Vienes aquí todo golpeado y se supone que solo debo ignorarlo y jugar ajedrez.
Yoongi cruzó sus brazos y no se movió cuando Jungkook se puso de pie, ¿y cuándo Jungkook se volvió más alto? ¿Cuándo pasó eso? —Tienes que aceptar el hecho de que puedo hacer lo que quiera. Soy más grande que tú.
—Sí, y tomas malas decisiones.
—No te tiene que importar—dijo Yoongi, y todo está resultando mal. Malmalmal. —No te tiene que importar, no quiero que te importe-
Y entonces se congeló.
Está resultando mal. En la bola de cristal vio a Jungkook con lágrimas en sus ojos, gritándole a un hombre con la cara borrosa, y se dio cuenta con enferma satisfacción lo bueno que era en adivinación.
—Tú no- —Jungkook parpadeó. Estaba llorando, o, no llorando, pero sus ojos estaban brillosos y húmedos—. ¿No quieres que me importe? —Llorando y gritando—Sí, eso es malditamente fantástico, la amistad es solo de un lado aquí, no se supone que me importe una mierda si mi mejor amigo llega con un maldito brazo roto-
—Ahora estás exagerando-
—Sí, claro, ¡porque no debe importarme! ¡¿Qué mierda crees que es esto?!
—Tú no eres- no quiero que tú-
Jungkook abrió los brazos de par en par, horriblemente melodramático en la peor de las formas, las lágrimas se arrastraban vergonzosamente por las esquinas de sus ojos. —¿Por qué-? Oh, no necesitas que me importe, tienes a Damien para eso, solo estoy aquí para- para-
—Damien, ¿por qué estamos hablando de Damien-?
—No sé, tú dime por qué estamos hablando de Damien.
—Tú lo mencionaste—toda la cara de Yoongi dolía y quería llorar, pero sabía que los moretones de sus mejillas lo odiarían si se movía—. Yo- Jungkook-
—No importa, porque no se supone que me importe—Jungkook intentó limpiarse sus mejillas, pero nuevas lagrimas cayeron incluso antes de que bajara su mano—¿No es así?
Yoongi tragó el grueso nudo en su garganta—Simplemente déjalo.
—Lo he estado dejándolo por cuatro años—dijo Jungkook. Estaba triste y herido y enojado y eso era culpa de Yoongi—. Cuatro años- no puedo soportarlo, Yoongi, no puedo soportar que actúes como si no importaras lo mismo que el resto por un maldito resultado de una prueba de personalidad-
—No es eso-
—Entonces dime qué es—dijo Jungkook—. Me vuelves loco.
Yoongi abrió su boca, luego la cerró, en los largos segundos que siguieron. Su corazón latía fuertemente y su nariz dolía, y creía que su ojo probablemente se pusiera morado mañana, al igual que su mejilla y no quería tener esta pelea. No ahora. —Lo siento—comenzó a decir, y Jungkook hizo un pesado sonido.
—No quiero que lo sientas—dijo—quiero que tú no...hagas esto. Quiero que tú-
—Jungkook-
Se fue, entonces, salió por la puerta mocoso y llorando, azul y bronce y brillante. Dejó a Yoongi con un juego de ajedrez burlándose de él y una tetera, todavía llena, a un lado de dos tazas. Limpió su cariz. Tocó su mejilla, a pesar de que dolía, porque sentía que merecía algo así.
Volvió a la Sala Común, eventualmente, y le devolvió su maquillaje a Izzy e ignoró sus miradas inquisitivas y la compañía de Damien lo hacía sentir peor, no mejor.
El coro fantasmal cantaba O Come Emmanuel y si Yoongi se acurrucó con la almohada entre las piernas y las sábanas en la boca para que Damien no lo escuchara llorar, bueno, eso era asunto suyo y de nadie más.
Lo que sea.
No importaba, de todas formas. Jungkook tenía razón.
Yoongi simplemente era un imbécil, eso era todo, y ese era el final.
*
*
*
Lo bueno de ir a casa por el receso de navidad era algo de perspectiva. En teoría. Yoongi extrañaba a sus amigos muggles, Nathan y Josh, y extrañaba el no entrar en una crisis cada vez que se iba a dormir porque compartía habitación con un chico al cual no amaba, y extrañaba comprar Haribos y Cadburys sin que explotaran, se convirtieran en rana o algún otro encantamiento que los dulces no deberían tener.
Era un purista. ¿Qué con eso?
Además, Nathan y Josh eran excelentes amigos para conversar, porque no sabían nada sobre Slytherin, Ravenclaw o Harry Maldito Potter. Hasta donde ellos sabían, Yoongi iba a una escuela en Escocia y volvía a casa para que pudieran quejarse de la burguesía y burlarse de Boris Johnston poniendo trapeadores en su cabello.
—Amigo, tienes que terminar con Damien, inmediatamente—dijo Nathan en su habitación mientras jugaba GTA V y su hermano pequeño soltaba groserías—Eso es como tu gran problema. Santa madre.
Tercera perspectiva, eso era. Yoongi miró melancólicamente su rodilla. —Pero me gusta Damien. No quiero herirlo.
—¿Te acuerdas esa vez que cogí con Chloe y luego fui y comencé a salir con Katherine sin decirle a Chloe primero, y Chloe vino a mi casa y me golpeó en las bolas y comencé a llorar?
—¿No?
—Oh. Bueno—Nathan frunció el ceño—Bueno, imagina eso, pero Chloe es Damien, así que a lo mejor sabe exactamente dónde dolerá. Probablemente deberías decirle.
Yoongi dejó salir una sonrisa. —No me dijiste que estabas saliendo con Katherine.
—Rompió conmigo después de que Chloe le dijera que era un imbécil.
—Oh.
Lo que estaba bien. Yoongi pasó mucho tiempo en la casa de Nathan, recibiendo consejos amorosos de los muggles más inteligentes que conocía y jugando GTA y gritando groserías a niños de doce años a través de Xbox.
Y luego, en algún momento, apareció Gerry sobre una escoba con su barba llena de escarcha y sus manos rosadas y azules en el jardín de Yoongi. En retrospectiva, quizás Yoongi no debió hacer su carta tan melodramática y vaga, pero nunca esperó que Gerry apareciese con una tarta de manzana casera para la mamá de Yoongi y un brillo en sus ojos para Yoongi.
Era 27 de diciembre, y la madre de Yoongi estaba tan sorprendida por la llegada de un hombre irlandés gigantesco -y una tarta-, que no dijo nada cuando Gerry arrastró a Yoongi fuera de casa.
—Llévame al bar más cercano—dijo Gerry. Estaba usando túnica. En la bonita área residencial muggle de Yoongi, estaba usando túnica y tenía un brillo maniático en sus ojos y acento irlandés. Yoongi estaba sorprendido de que nadie lo hubiera reportado por terrorismo aún.
—Si te vieras menos loco, lo haría—dijo Yoongi—. Hola, señora Daly. Sí, este es mi amigo de la escuela-
Gerry saludó animadamente con la mano a la anciana.
—Amigo. Tienes escarcha en tu barba.
—No, no tengo.
—Sí, sí tienes.
—No es mi culpa que el océano irlandés sea tan frío.
—No tenías que venir aquí—Yoongi señaló un bar y dejó que Gerry entrara primero—. Simplemente podrías haberme respondido por carta y haber dicho, oye, eso apesta, déjame darte consejos sobre relaciones como el hombre maduro de veintidós años que soy, en vez de cruzar el océano irlandés en una escoba en maldito diciembre solo para que pudieras beber. En un bar. Los cuales tienes bastante, porque vives en irlanda.
—Dos cervezas—dijo Gerry al chico detrás de la barra—. En serio, Yoongi, que pesimista. Me alegro de haber venido. Claramente necesitas la terapia.
Yoongi ahogó su grito en la manga de su suéter, pero cuando las cervezas llegaron a la mesa, no se quejó. Bien podría recibir cerveza gratis con un poco de humillación por navidad, de todas formas.
—...y es por eso por lo que soy un imbécil.
Gerry asintió pensativo, acariciando su barba. (Había estado acariciando su bigote hasta que Yoongi le dijo que se veía como un idiota, y ahora estaba intentando verse como un irlandés sabio, pero sin inteligencia o vello facial.) —No creo que seas un imbécil.
—Oh, gracias.
—Creo que eres un idiota, pero no un imbécil.
Yoongi quitó la espuma de su cerveza con el pulgar y lo llevó a su boca. —¿En dónde estoy siendo un idiota? ¿Damien o Jungkook?
—Con Damien es simplemente porque todos los jóvenes son unos idiotas cuando de romance se trata—dijo Gerry, y Yoongi decidió no mencionar aquella vez hace un año que Gerry dijo que se había enamorado de una de las guías del Museo Nacional de Dublin e intentó aprender a pintar para poder coquetearle—. Damien- lo vas a herir ya sea termines con el ahora o en un año. Pero dolerá más en un año porque habrás estado pensando en eso por todo ese tiempo, y el lo sabrá.
—¿y qué pasa si no lo supiera?
—Entonces te sentirías como la mierda—Gerry le acercó el vaso de cerveza a Yoongi—. Y no quieres sentirte como la mierda. Ese es mi punto, toma. Intento hacerte sentir menos mierda.
—Pensé que me ibas a dar consejos sobre cómo disculparme con Jungkook y Damien.
—No pidas perdón por cosas que no has hecho todavía.
Yoongi parpadeó. —Estoy bastante seguro de que ya la cagué con Jungkook. Estaba furioso, Ger, no lo viste. Estaba tan enojado que lloró.
—¿Y nombró a Damien?
—Sí. Fue raro.
Gerry sacudió su cabeza solemnemente. —Y no tienes idea de por qué hizo eso, ¿cierto?
—No, y es molesto.
—Eres un joven tonto, Yoongi Min—Gerry sonrió—. Dile a Damien la verdad y comienza a decirle a Malfoy cuando la gente te haga cosas. Yo no fui capaz de detener esas cosas, pero eres amigo de Seokjin, y eres el punto débil de Malfoy y la Profesora Bloom, y ella tiene más influencia de la que crees. Comienza a decirle a las personas la mierda que está pasando, y si alguien intenta nombrar a Potter, pégales lo más fuerte que puedas y huye.
—Ese es un mal consejo—dijo Yoongi, pero sus orejas estaban rosadas y su corazón se sentía cálido—Gracias, Gerry. Eres un buen amigo.
Gerry se quedó tres días y se comió casi toda la tarta que trajo, pero a Yoongi no le importaba.
Tenía cosas que hacer cuando volviera a la escuela. Y no sería bueno, pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo, incluso si solo pensarlo lo hacía sentir enfermo.
*
*
*
El semestre volvió el 5 de enero. Epifanía.
—Hoy es el día en que los Reyes Magos visitaron a Jesús—le dijo la profesora Bloom, cuando se lo encontró en los pasillos mientras arrastraba su bolso hasta la Sala Común de Slytherin.
—Le llevaron regalos. ¿Tú recibiste algún regalo?
—Recibí un nuevo set de huesos—le dijo—. Para lanzar.
—Tienes que mostrármelos.
—¿Ahora?
Parpadeó detrás de sus lentes. —¿Los tienes aquí contigo?
Lo que hizo que Yoongi se sonrojara, o algo así, porque tenía la bolsa en su bolsillo, traqueteando. Sus padres debieron haber gastado una pequeña fortuna en ellos; eran huesos, huesos de verdad, aunque probablemente no eran humanos. Se supone que debía tomar seis huesos de forma aleatoria y sacudirlos, para luego lanzarlos al piso y ver qué podía leer dependiendo del patrón en el que cayeran. Entre la multitud de estudiantes que se apresuraban a sus dormitorios, Bloom lo llevó a un salón, sus perlas y brazaletes alrededor de su muñeca la hacían ver incluso más ligera de lo que era.
—Oh, son un buen set.
—Me gustan—admitió, dejando su bolso en la mesa más cercana—. Son muy...claros.
—Claros—repitió Bloom—¿Hay otras cosas que no son tan claras?
—Um. No me gustan las bolas de cristal.
Ella sonrió de forma mordaz y tomó seis de los huesos del tamaño de un dedo pequeño en su palma; cuando los sacudió, traquetearon y chocaron juntos. —A mucha gente no le gustan. Entonces, ¿las hojas de té?
—Sí, supongo—Yoongi la observó mientras sacudía los huesos—. Y las cartas de tarot. Pero en su mayoría el té...y estos, supongo.
—¿Qué viste cuando los usaste por primera vez?
Yoongi había visto tristeza, en realidad, cuando los sacudió la mañana de navidad, los huesos traqueteando en la alfombra. Tristeza y alguien herido, mucho dolor, y lo había frustrado demasiado porque no importaba cuál era su intención, seguía viendo dolor. Quizás pasaría sin importar qué hiciera.
No de mucha ayuda. No le dijo a Bloom eso. —Vi que mi amigo venía de visita, y luego lo hizo, como dos días después.
—Oh, muy bien—Bloom los lanzó en el escritorio, seis huesos pequeños arrojados en un determinado patrón. Sus uñas trazaron sus marcas; eran largas y rosadas, del color de una concha, con pequeñas margaritas en los pulgares. —Eso es interesante. Me gustan estos, Yoongi. De verdad me gustan.
Yoongi tragó saliva. —¿Qué es lo que ve?
—Es sobre ti—dijo, mirándolos con la intensidad desconcertante a la que Yoongi estaba acostumbrado, viéndola hablar con una clase llena de gente como si solo fuera una conversación—. Una predicción sobre ti, aunque me atrevo a decir que no es una profecía.
—Oh. Genial.
—Genial de verdad—murmuró—. El punto esencial parece ser que el sol más brillante sale después de una tormenta. Temo decir que tu año no está siendo demasiado bueno.
—No necesito huesos para que me digan eso—murmuró y tomó la bolsa de los huesos de su mano una vez los guardó—. Gracias, profesora. Yo- la tarea fue buena. Me divertí.
(La tarea: ve afuera, escoge una persona, y devuélvete e intenta adivinar su futuro. Bloom aceptaría que ellos le dijeran si tuvieron éxito o no, y Yoongi predijo la muerte de un hombre, veinte años en el futuro en un accidente automovilístico, y lo había traumado por casi toda la víspera de navidad).
(Aún así fue divertido. Lo intentó unas veces más; una mujer comenzando un nuevo negocio, una niña sosteniendo la mano de su madre...).
Bloom lo dejó con una sonrisa un tanto enigmática, y Yoongi tuvo que volver a los dormitorios solo. Vio a Jungkook en el pasillo e hizo que su estómago se sintiera enfermo, como si se fuera en picada, pero los ojos de Jungkook pasaron a Yoongi como si Yoongi no fuera alguien por quien sentir interés, y Yoongi estaba demasiado ocupado intentando decidir si eso era bueno o no para poder llamarlo. Quizás era para mejor.
—Así que le dije jódase, señor y le levanté el dedo de en medio y escapé antes de que me mataran—Alwyn estaba chillando, contando algo de forma dramática mientras Max e Izzy lo animaban. Edie-Maude estaba jugando ajedrez con Samantha y Damien estaba cerca de la chimenea mientras leía un libro, y el sentimiento de estar enfermo se agravó en el pecho de Yoongi.
Estaba jodido. La había jodido. De verdad.
—Hola, tú—dijo Damien, arrugando su nariz mientras sonreía de forma cariñosa—¿Cómo estuvieron tus vacaciones?
—Estuvieron bien—dijo Yoongi. Damien intentó besarlo, pero Yoongi pretendió no haber visto y señaló el dormitorio. —Voy a... desempacar.
Se escabulló, seguido de los gritos de Max e Izzy intentando demostrar con un plátano y un paquete de galletas de jengibre cómo exactamente eran las películas que había encontrado en la habitación de su hermano durante las vacaciones.
Los huesos sonaron en el bolsillo de Yoongi. Gerry le dijo que debería decirle a Bloom o a Malfoy, y lo haría, tan pronto como solucione lo de Damien y el Quidditch, oh, dios el Quidditch. ¿Cómo iban a jugar con el equipo dividido? ¿Cómo iban a jugar?
Yoongi pellizcó su muslo fuerte y tiró los huesos sobre su almohada. Seis de ellos se salieron de la bolsa.
Quizás era casualidad, el número de huesos que cayeron, el patrón que se formó en su almohada, pero Yoongi se había encontrado a sí mismo siendo demasiado bueno en Adivinación para creer que era una coincidencia. Cuando giró su cuello, creyó que podía leerlo; esperaba que pudiera, de todas formas. No importa qué camino escojas, ahí habrá tristeza. Pero la dirección en la que un hueso apuntaba señalaba esperanza y buenos tiempos.
Yoongi nunca había sido optimista.
—¿Estás bien?
Damien.
—Hola—graznó Yoongi. Lo hacían ver tan fácil en los libros. Y en las películas, incluso si la mayor experiencia de Yoongi con ellas eran los gritos de Colin Firth, vestido en ropas de periodo y mojado por razones dudosas. Irrelevante. Ni él ni Damien eran Colin Firth, y se veía mucho menos divertido. ¿Cómo comenzabas?
Damien se sentó en la cama de Yoongi, con sus piernas balanceándose. Todavía estaba con su ropa muggle, la sudadera grande, los jeans y se veía suave y tierno y Yoongi podría hacerlo funcionar. Falsamente, pero podría.
No seas un cerdo, susurró el Gerry que vivía detrás de su cabeza.
—En serio—dijo Damien—¿Estás bien? Te ves- ¿dormiste?
—Damien—susurró Yoongi, su voz áspera y pequeña—. Creo que necesitamos terminar.
*
*
*
—Te traje chocolate caliente.
Yoongi, con una horrible cobija tejida a crochet sobre su cabeza, le gruñó a Izzy a través de los agujeros de las costuras. Estaba en su camisón, adornado con Peter Rabbits porque Izzy era la bebé incluso si había niños más pequeños que ella, y toda la casa de Slytherin ya se había acostumbrado a ignorar, oficialmente, la tetera que Max escondía en su habitación, para que ellos pudieran tener fiestas de té cuando quisieran. También había decidió ignorar, oficialmente, como Izzy, Alwyn y Max dormían en la habitación de Max, porque honestamente había cosas que Yoongi realmente no quería imaginar. —Gracias—le dijo, luchando para salir de la cobija—. Siento como si tus padres se hubieran separado. Yo estoy en el sofá.
Izzy sonrió suavemente. Su cabello estaba desatado, pero todo ondulado por haber estado atrapado en dos trenzas durante tanto tiempo, y le caía sobre sus hombros. —Eres el mejor papá de la casa.
—Sí, claro—era lo propio de los Cadburys. Los padres de Max estaban forrados, y le enviaban por correo paquetes llenos de dulces de marcas costosas, un montón de chocolates y botellas de coca coca y fresas de gominola, y Max compartía porque Max era un regalo de Dios para todos los jóvenes del mundo.
—¡En serio!
Yoongi frunció el ceño con la orilla de la taza en su boca. —No tendré esta conversación contigo.
—Me dijiste que huyera aquella vez. Y esa otra vez. Y llamaste a Malfoy, esa vez con Chester.
—Esas son cosas normales, cosas que la gente hace.
Izzy tiró de su pijama. —Cállate, estúpido. Estoy intentando tener un momento contigo.
—Sí, claro.
Se quedó en silencio por un momento. Luego: —¿De verdad terminaste con él?
Yoongi acaba de terminar de llorar, y en de verdad no se sentía con ganas de empezar de nuevo, así que se encogió de hombres e intentó no hablar mucho. —Tenía que hacerlo.
—¿Y te echó?
—Se siente raro llorar por tu exnovio en la misma habitación cuando él está haciendo lo mismo.
Izzy pateó su pie—Deja de estar tan triste, maldito.
—Estaré triste si quiero estarlo.
—Idiota.
Yoongi hundió sus dedos en la gruesa pasta de chocolate sobre la taza, lo lamió y saboreó el rico sabor. —Izzy...
Le besó en la mejilla, de forma sabe y dulce—Mi habitación no está siendo usada por el momento—le dijo—. Lo sabes. Duerme ahí, ¿está bien? No queremos que te de artritis cuando ya eres un hombre viejo.
—Jódete—dijo. Ella sonrió y se levantó para irse, y Yoongi le tomó su muñeca. —Espera, Izzy, gracias. De verdad.
—No eres un chico malo, Yoongi—le dijo—. Y eres el mejor superior que podríamos tener.
—No soy Gerry.
—No queremos a un bastardo irlandés loco—le dijo cariñosamente—. Te tenemos, y estamos bien con eso. Tú también deberías estarlo.
—Mm.
Se llevó a sí mismo, con la cobija y todo, a la habitación de Izzy, la cual parecía no haber sido usada por meses, quizás en todo el año, y sus sábanas tenían un lindo patrón de rosas y la almohada era lo suficientemente negra, y cuando Yoongi levantaba su cabeza, podía ver el patrón que sus lágrimas dejaron.
Golpeó la almohada y enterró su cabeza en ella, e intentó dormir unas cuantas horas. Todo apestaba. Nunca más iba a tomar el consejo de Gerry.
*
*
*
Seokjin y Namjoon comenzaron a salir a la mitad de enero, lo cual no hacía nada para ayudar con el estado de ánimo que de a poco iba en picada de Yoongi. Intentaban mantener el contacto físico al mínimo, pero había un límite de veces en las que Yoongi podía encontrar a Namjoon restregándose en el regazo de Seokjin antes de comenzar a evitar hacer las tareas en el lago. Y tampoco ayudaba el hecho de que Jungkook todavía era amigo de Jimin y Taehyung, y Jungkook ya no miraba a Yoongi a los ojos cuando intentaba hablar. Era como si, para Jungkook. Yoongi había desaparecido.
Y la Sala Común era incómoda también, de forma intolerable. Damien se iba de la habitación cada vez que Yoongi entraba y los niños, los más jóvenes, los miraban como si fueran espectadores de un partido de tenis, con los ojos bien abiertos y curiosos. Yoongi se estaba cansando de la forma en que la túnica de Damien se sacudía cada vez que se alejaba. Había movido la mayor parte de su ropa de su dormitorio hacía el de Izzy, lo que significaba que Max aceptó que nadie protestaría sobre ellos tres siendo asquerosos y sentimentales y demostrando lo enamorados que estaba y donde sea que Yoongi miraba, veía parejas felices. No hacía nada para ayudar con su ánimo.
—¿Qué base usarías para una solución de hígado?
—Agua—murmuró Yoongi. Estaba sentado mientras estudiaba, en la cama de Jimin con sus piernas estiradas en la pared. —Agua...o vinagre, depende.
—Sí. ¿Depende de qué? —Jimin giró la página, el sonido era demasiado fuerte en la habitación vacía.
—Dependiendo de... ¿la fuerza de la solución? No, mierda, eso está mal. Uh. La velocidad...de la solución. La velocidad de su efecto. Sí.
—Lo tienes—Jimin cerró el libro e hizo sonar sus dedos sobre la portada—. ¿Por qué estás estudiando? Te lo sabes de memoria.
—Para estar preparado.
Jimin suspiró y Yoongi se alegró de que no pudiera ver su cara. —Amigo...no sé qué pasó entre tú y Jungkook, pero si eso es lo que te molesta- o si es Damien- simplemente...tienes que hablar con ellos, no estudiar pociones como un maldito nerd. No puedes simplemente enterrar tus emociones en los E.X.T.A.S.I.S.
—Puedo intentarlo—dijo Yoongi, más que nada al techo de Jimin que a Jimin.
—Sí, mira cómo está resultando eso.
—Jódete.
Jimin suspiró y abrió el libro. —Método que usarías para hacer la cura más efectiva para la tos.
—Doblemente destilada.
—Sí, genial. Bien hecho.
Yoongi le levantó el dedo de en medio, pero no había energía en ello, y no estaba imaginando la tristeza en el suspiro de Jimin mientras cambiaba la página.
*
*
*
Cuando Yoongi entró a la biblioteca un día en febrero, vio a Jungkook y quería simplemente hablar con él, pasar el rato juntos como siempre lol hacían. Pero alguien detrás de él gritó "¡eres un mortifago loco, Min!" y la cara de Jungkook se tensó y Yoongi se giró, le levantó el dedo a los Ravenclaws y se fue.
*
*
*
Gerry le dijo que era un idiota, pero que hizo lo correcto. Yoongi creía que Gerry simplemente estaba siendo agradable, pero no tenía el corazón para decírselo.
*
*
*
La sala de Menesteres no se había movido, pero cuando Yoongi estaba caminando de un lado a otro pensó sobre la catedral y la bola de cristal rota, no sobre la habitación suave y cómoda con la tetera y el juego de Gobstones. Ese lugar tenía escrito Jungkook en todas partes, y siempre y cuando Jungkook decidiera mantenerse lejos, también lo hacía Yoongi. Eso era un problema para el futuro. Por ahora, sacó la pintura de la pared, Snape salió del cuadro de las uvas y caminó dentro de la habitación con mucha más confianza que la primera vez.
La bola de cristal seguía ahí, rota en el piso, y no había un reemplazo en el pedestal. Había una mesa larga, grande y negra en el centro, y no estaba ahí antes.
—Es para tus huesos—le dijo Snape, cuando Yoongi levantó el cuadro—. Los huesos. Lánzalos y observa lo que ves.
—Estoy harto de Adivinación—dijo Yoongi—. No quiero hacerlo.
—A la adivinación no le importa si quieres hacerlo o no.
—Pensé que era un maestro de Pociones, no de Adivinación—Yoongi dejó el cuadro en la mesa, metió sus manos en sus bolsillos y sacó la bolsa con los huesos—. No me importa la adivinación, ¿está bien? No quiero hacerlo y no soy bueno en ellos, y-
—A la adivinación no le importa si quieres hacerlo—repitió Snape, tranquilo y frustrantemente calmado—. Eres bueno en ello sin importar tus sentimientos personales sobre el asunto.
—¡No me importa!
Importa...Importa...Importa...resonó en la catedral, rebotando en el techo curvado y en las paredes con mosaicos. Cuando la palabra alcanzó a Yoongi de nuevo, rebotando hacía ellos, se sintió pequeño, estúpido y tonto, pero no importaba. Lo hecho, hecho está.
—Eso es fantástico—dijo Snape—. No te importa. Estoy tan feliz por ti.
—Cállate—Yoongi sacudió seis huesos al azar en sus manos y los lanzó enojado en la mesa—¡Mira! Tristeza, muerte, ruptura, es todo lo que puedo predecir estos días- —y se calló, mirando los huesos—. Oye- eso es raro.
Snape se estaba balanceado arriba de una naranja, intentando darle un vistazo al patrón—Léelo para mí.
Yoongi trazó uno de los huesos, el más cercano a él. —Arreglar las cosas—dijo—. Dice que el arreglar las cosas se aproxima, si así lo quiero. Arreglarlas y no más niebla.
—Tristeza y muerte, estoy seguro.
Arreglar. Yoongi miró los huesos e intentó tomar todo lo que veía en consideración, la blancura de los huesos contra la piedra negra. Arreglar, pero algunos de ellos chuecos, un patrón raro; arreglar, pero solo sí el lo buscaba, o así parecía. Pero arreglar era mejor que nada, y nada era lo que estaba recibiendo antes, y...
—Comienza con Damien Roadfell—dijo Snape.
—No seas metiche.
—No seas grosero con tus mayores.
—Eres una pintura—dijo Yoongi—. No eres un mayor.
—Lo fui.
—No ahora.
¿Pero qué hay de Jungkook? Una parte de Yoongi le preguntó al resto de su cuerpo. Arreglar las cosas, sí, ¿pero ¿qué hay de Jungkook?
*
*
*
El Filtro de Muertos en Vida no era quizás la mejor poción para hacer cuando estás molesto y un poco mareado, pero Yoongi nunca fue bueno tomando decisiones, y se supone que esta era la poción más difícil de las que debían hacer para los E.XT.A.S.I.S. Hoy, Taehyung le dijo que Jungkook lo extrañaba, como si eso fuera hacer que Yoongi se sintiera mejor, y Damien le pasó la mermelada en la cena cuando Yoongi no le pidió a nadie en especifico que se la pasara, pero seguían sin hacer contacto visual y Sadie seguía dándole detenciones y seguía siendo molestado por aquellos aspirantes a Chester de Gryffindor y estaba bastante seguro de que no era capaz de pasar los E.X.T.A.S.I.S.
Por lo tanto, estaba haciendo El Filtro de Muertos en Vida. Si fallaba, podía ahogarse en el caldero. Si tenía éxito, podría alegrarse o beber la poción y todo estaría bien al final.
(Solo estaba medio seguro de que estaba bromeando).
Snape lo estaba observando, quizás, pero no decía nada, y Yoongi no quería darle la satisfacción de demostrar que lo estaba buscando. Le había dicho algo como una de las pociones más desafiantes, incluso para los verdaderos creadores de pociones, y eso había molestado a Yoongi porque podía hacer pociones mejor que el resto, así que se bebió el alcohol que Jimin había enfriado mágicamente bajo su cama y se apresuró a la antigua sala de pociones, sin uso ahora, para demostrar que Snape se equivocaba.
El humo era pesado. Le recordaba a Yoongi que, sí, aunque la poción mataba a la mayoría de la gente, su función era inducir un sueño eterno, y el humo que salía del caldero lo hacía querer acostarse, si era posible, para siempre.
En el lado bueno, eso significaba que la poción estaba funcionando.
La puerta se abrió mientras Yoongi añadía asfódelo. Cabello rubio, una figura delgada y ojos cansados:
—Ya es pasada la hora en que los estudiantes deben estar en sus dormitorios—dijo Malfoy, sus ojos subieron hasta el moretón en el ojo derecho de Yoongi. No se veía muy molesto sobre lo que dijo. —No deberías estar haciendo eso.
—Tu profesor antiguo dijo que podía—dijo hoscamente Yoongi. El asfódelo tornó el líquido negro, un negro puro, como tinta destilada en perfecto silencio, sin moverse, aunque las llamas bajo el caldero estaban azules por el calor.
—No he dicho tal cosa—dijo Snape desde un cuadro a un lado de la repisa—. Le aconsejé no hacerlo, de hecho.
—Falso.
Malfoy hecho un vistazo en el caldero y dejó salir un pequeño resoplido de satisfacción. —Incluso si eres un idiota, esto está bastante bueno. Llegaste a la última etapa. Es una poción concentrada, ahora.
—Fantástico—dijo Yoongi. La poción debía hervir por una media hora antes de agregar el otro ingrediente, transformándola de una poción que definitivamente te mataría a una que simplemente te haría dormir, probablemente para toda la eternidad. —Me esfuerzo al máximo, señor.
—Perdono el sarcasmo porque estás borracho—dijo secamente Malfoy— ¿Qué le hiciste a tu ojo?
—Nada.
Snape tosió desde el cuadro, y Malfoy se acercó a Yoongi y comenzó a juguetear con el asfódelo. —Tú y Damien Roadfell se separaron.
—Sí—dijo Yoongi con incertidumbre. Puede que le agradara Malfoy, pero no suficiente para buscar terapia de pareja. O lo que sea que Snape y Malfoy piensan que funcionara. —Sí, lo hicimos. Nosotros...terminamos.
Malfoy aplastó el asfódelo entre sus dedos y luego los limpió en su túnica. —¿Qué le hiciste a tu ojo?
—Yo- espera, ¿cree que Damien me hizo esto?
—Soy un profesor responsable—dijo Malfoy, de forma tan seca que Yoongi casi no reconoció el sarcasmo. —Damien Roadfell no podría golpear ni a un cachorro, pero tenía la impresión de que nuestra prefecta se controlaba. Las notas de detención son una cosa.
—Señor, con todo respeto—Yoongi comenzó a acortar la raíz de una planta de forma un poco agresiva—. Tiene que saber que corres como, riesgos laborales al ser un Slytherin. Sin ánimo de ofender. Um. Como Izzy hace unos años.
—Riesgos laborales—repitió Malfoy.
—Sí, o algo así.
Yoongi picó demasiada raíz, pero no se molestó en pensarlo y lo vertió todo en el caldero y observó cómo la sustancia negra absorbía los trozos. Un olor a humedad se levantó espeso con los humos y las ondas, y Yoongi tuvo que luchar para apartar su mirada de las profundidades abrasadoras.
—Min—dijo Malfoy, pasando el pulgar por la hoja húmeda del cuchillo de cortar—¿Qué significa estar en Slytherin?
—Significa que te dan una patada en el trasero.
—Respuestas serias.
Yoongi levantó su ceja. Malfoy era menos profesional a deshoras, con las mangas remangadas y el insomnio tirando de su cara. —Se le salió el relleno de forma seria, señor.
—Diez puntos a Slytherin si me dices, de verdad.
Já. Slytherin no había ganado la copa de las casas desde que tenía memoria, prácticamente; cuando pasaban por los relojes, casi no había esmeraldas en el fondo para mostrar qué joya representaba la casa. Aún así, Yoongi pensó en la pregunta; vio a Snape, por el rabillo del ojo, pretendiendo que no estaba escuchando. —Es como...astuto, ¿cierto? Y, uh, malo...
—No ha habido una bruja o brujo que se volviera malo que no haya sido de Slytherin—recitó Malfoy suavemente—. Pero no, estás equivocado. Otra oportunidad.
Yoongi miró el cuchillo húmedo. —No lo sé. Señor, es tarde, estoy-
—Astuto, sí, eso es algo importante. Ingenio. Ambición—Malfoy jugó distraídamente con el cuchillo, reflejando la luz de la vela en la hoja de la cuchilla—. Determinación, inteligencia. Orgullo, autoconservación...fraternidad. Fidelidad. La capacidad de un amor profundo y duradero—ante eso, Snape se movió en el cuadro, pero Yoongi solo lo miró por unos segundos antes de volver a mirar el cuchillo—. En ningún lugar te dicen que eres una persona malvada sin remedio por pertenecer a Slytherin. En ningún lugar te dicen que tú lugar es al fondo de la escuela.
La poción entre ellos se movió, de forma silenciosa, al igual que la muerte que prometía.
—Cometí ese error una vez, al igual que muchos antes de mi—dijo lentamente Malfoy, mirando el jugo que quedó en la punta del cuchillo—. El de asumir que la casa en la que fui seleccionado me hacia ser quien era. Supongo que Gerry Thompson compartió la historia de Potter.
—La fantasma del baño me dijo, en realidad—dijo Yoongi sin poder contenerse.
Malfoy sonrió finamente. —Fue Myrtle. Y ella fue una Slytherin, también, y murió huyendo de las personas que creían tener el derecho de ser crueles con ella. Pero- Min. ¿Dónde, en esa lista de características, ves la maldad?
—Voldemort estaba en Slytherin—dijo en voz baja Yoongi.
—Y tú también.
Yoongi mordió la parte interior de su mejilla. —Pero yo no- nunca en un millón de años-
—Y tampoco lo haría Park o Roadfell o Isobel o incluso Gerry Thompson. Pero siguen siendo Slytherin. Así que, ¿qué obtienes, cuando comparas estas cosas? —Malfoy lo miró, con los ojos brillosos e intención.
—No lo sé. Solo- mala suerte.
—La reputación sigue un largo camino—Malfoy dejó el cuchillo en la mesa, a un lado de la tabla para picar —. Pero no te mereces lo que recibes por la Casa en la que fuiste puesto cuando tenían once.
—Sí, pero eso es un mundo perfecto—dijo Yoongi sin poder detenerse—. A nadie le importa una mi- nada. Solo a usted, señor, lo que es genial y todo, pero-
—Cuando me doy cuenta. Te darás cuenta de que tengo el poder de quitar puntos al igual que otros profesores, y también te darás cuenta de que a las otras tres casas les importa mucho el ganar o perder, pero tienes que decirme—Malfoy se puso de pie y Yoongi no pudo evitar sentirse aliviado de que el momento, aparentemente, había terminado—. Y recuerda lo que Slytherin es, y no lo que piensa la gente.
Se fue de la sala y dejó a Yoongi impactado a un lado del caldero.
Dentro de la pintura, Snape se río- un sonido tan desconocido que parecía sorprendido de haberlo hecho—. Ese chico siempre fue una bala perdida, incluso cuando era más joven.
Determinación. Fidelidad. Fraternidad.
La capacidad de un amor profundo y duradero.
Yoongi tomó una respiración muy profunda y cuando se fue a la Sala Común fue hasta su antiguo dormitorio y pretendió no notar la forma en que la respiración de Damien se entrecortó por la sorpresa.
Yoongi podía ser un Slytherin y hacer las cosas bien.
*
*
*
Los E.X.T.A.S.I.S eran difíciles, pero Yoongi no se estaba imaginando el rastro de humor en los ojos de Malfoy cuando les dijo que tenían que hacer la poción de filtro de muertos en vida, y la sorpresa exagerada que mostró cuando Yoongi le presentó el producto finalizado, casi una hora y media después de que les dieron la tarea.
Ensayos y pergaminos, pergaminos y ensayos. En marzo, Gerry se vino a quedar en Hogsmeade por dos semanas enteras, y se llevó a Yoongi a un lado y lo abrazó más fuerte de lo que Yoongi había sido abrazado desde hace tiempo, y le dijo estoy orgulloso de ti y Yoongi no se burló de él por quince minutos enteros.
Y Damien dejó de irse de la habitación en la que Yoongi entraba, y la casa dejó de andar con cuidado alrededor de ellos. Max, Izzy y Alwyn comenzaron a comportarse de forma suave y tierna en publico de nuevo, y se dormían frente a la chimenea.
(Nadie mencionó hacer el equipo de Quidditch, y en todo caso, era demasiado tarde para entrar a la liga).
Y cuando Yoongi le mencionó a Malfoy, de forma indiferente, los nombres de los tres chicos de Gryffindor que habían estado escribiendo mortifago en la puerta de la Sala Común de Slytherin, Malfoy sonrió. La siguiente vez que Yoongi pasó por los relojes, Gryffindor tenía una cantidad menor significantemente vacía en la pila de rubíes, y Ravenclaw estaba en primer lugar, y como siempre, había pocas esmeraldas en el de Slytherin.
Era un buen sentimiento.
Bloom le dijo que la bola de cristal predecía un futuro de esperanza para él, e incluso los malditos huesos parecían estar de su lado estos días, aunque no volvió a la catedral en la sala de menesteres.
O la habitación de Jungkook y él. Jungkook parecía estar ahogándose en los TIMOS, Jimin y Taehyung ciertamente lo estaban, y Jimin comenzó a pasearse por la Sala Común recitando, o más bien, gritando los encantamientos con groserías entre cada oración. Y Yoongi quería hablarle a Jungkook, pero-
—Tengo miedo de que siga enojado.
—Eres un cobarde—dijo Seokjin. Estaba realizando un Experimento Muy Serio para ver si era posible emborracharse con chocolates con ron; ya se había comido una caja y media hasta el momento y no mostraba señales de detenerse, mientras el resto los miraba con una mezcla de disgusto y admiración.
(No los niños. Ellos se estaban ahogando en los TIMOS. A Yoongi y los más viejo les importa una mierda todo, en realidad).
—Puede que sea un cobarde, pero me importan sus sentimientos.
Hoseok y Namjoon estaban estudiando para Runas Antiguas. O- Hoseok estaba estudiando y Namjoon estaba dibujando penes en miniatura en las esquinas de los libros de Hoseok cuando no miraba, intentado hacer que se riera. Algunos de los penes estaban usando lentes. A Yoongi, particularmente, le gustaba el que tenía un conjunto de lencería, así que les dijo.
—Me gusta él con un conjunto de lencería, también—le dijo Seokjin a su caja de chocolates, y el libro lo golpeó en la cabeza—¡Oye!
—De vuelta a mí, por favor—dijo Yoongi, poniendo sus brazos detrás de su cabeza y acostándose—. Me siento ignorado.
—Porque lo estás—dijo Hoseok sin mirarlo.
—Sí, espera hasta que veas mi testamento. Te sentirás ignorado entonces.
—Prometiste al menos un Galeón.
Seokjin se comió el resto de la caja y se declaró un poco mareado y decepcionado con los resultados de su experimento. Y también que se sentía un poco enfermo. —Y sobre tu dilema—dijo, cuando terminó de tirar los chocolates en un arbusto—. Simplemente háblale, imbécil. ¿Qué es lo peor que podría pasar?
—No me hablará de vuelta—dijo Yoongi con tristeza.
—Exacto.
Marzo, y abril, y mayo y exámenes.
Hubo muchas oportunidades para hablarle a Jungkook. Yoongi no tomó ninguna.
*
*
*
Después de su examen de final de año de Adivinación, Yoongi se durmió ahí mismo en la sala de clases de Bloom, rodeado de incienso y té y la satisfacción de saber que lo había hecho bien. Bloom le pidió que predijera dónde estaba el brazalete de cuencas que ella había escondido y lo encontró; luego le pidió que mirara tres meses en su futuro y vio a Jungkook en el Callejón Diagon, de frente a Yoongi fuera de una tienda de helados mientras hablaban.
Yoongi no mencionó eso. Simplemente dijo pasando el rato con mis amigos y Bloom había sonreído y dijo no veo por qué no deberías recibir las mejores notas. Veamos cómo te va en el examen escrito.
Porque lo que Jungkook había querido decir es que no podía sentarse y ver cómo Yoongi se jodía la vida, pero Yoongi estaba intentando no hacerlo, y había tenido resultado hasta el momento.
Algo así.
Algo así.
—Deberías hablar con él—dijo Jimin—. En serio. Es un maldito terco, de otra forma ya te habría hablado él mismo. No puedo decirte lo que él quiere decir.
—Me gritó sobre Damien—dijo Yoongi; quedaba un examen y todos se habían juntado en la Sala Común, a excepción de Damien, para estudiar—. Yo no- entiendo la mayoría de lo que dijo, porque fui un imbécil, pero no Damien. No entiendo de qué se trataba.
—Eso es porque eres un idiota—le dijo Jimin—. Hazme una interrogación de Transformación si no vas a arreglar tu vida.
Pero Yoongi no sabía por qué no podía ver a Jungkook a los ojos sin sonrojarse y mirar lejos. Seguía pensando sobre sus ojos grandes, brillando con su risa y llenos de lagrimas por el enojo, y su cabello revuelto después de una siesta, y sus labios haciendo puchero por haber perdido en Gobstones, y sus mejillas sonrojadas después de tomar, y la risa y la forma en que sus orejas se veían y la forma en que nunca le molestaba que Yoongi se apoyara en su regazo. Yoongi pensaba sobre eso todo el tiempo. Todo el tiempo.
*
*
*
En el examen de pociones de final de año, Yoongi tuvo que hacer Amortencia, la poción de amor más poderosa del mundo. Cuando la olió mientras la embotellaba para que Malfoy la calificara al final de las tres horas de examen, su mente se detuvo. —¿Puede excusarme, señor? —dijo lo más respetuoso que puedo, y luego corrió hasta la puerta.
Olió a su verdadero amor. Vainilla, y chocolate caliente, y el distintivo y confortable olor del cabello de Jungkook.
—Oh por dios—susurró Yoongi a su reflejo en el espejo—. Oh por dios.
*
*
*
El último día de clases, mientras subía su equipaje al tren, Yoongi se preparó a sí mismo para hablarle a Jungkook, para hacerlo de forma correcta. Atraparía a Jungkook en un carruaje y le explicaría todo y- y quizás mencionaría el olor de la amortencia, y el hecho de que Jungkook parecía ser su verdadero amor, el hecho de que pensaba sobre Jungkook cuando menos se lo esperaba, el hecho de que Jungkook hacia su día mejor en todas las formas posibles.
Iba a hablar.
Pero entonces vio a Damien -por una vez no lo fue a buscar su madre- entrando en un compartimento, revisando sus cromos de rana. Nadie lo siguió.
Yoongi lo hizo. Damien -pensar en él, verlo- le dejaba un vacío en el estómago.
—Hola—dijo Damien, de forma moderada pero incómoda, cuando Yoongi se sentó—. Los demás están en el otro compartimiento, creo.
—Lo sé. Quería hablar contigo—dijo Yoongi, vacilante—¿Puedo irme si quieres?
—Está bien.
—Fui un imbécil—Yoongi dejó la frase a medias, y cuando Damien no comenzó a maldecirlo inmediatamente, se relajó—. Fui un idiota, un imbécil total, y tu mereces algo mejor, y lo siento. Y arruiné el Quidditch y el resto del año y tienes todo el derecho de golpearme en la cabeza con el libro de Historia de la Magia y tirar de mis orejas y-
—Está bien—repitió Damien—. Quiero decir, sí, fuiste un imbécil total­
Yoongi asintió. Dolía, pero era cierto.
—Pero nadie tiene una ruptura perfecta. Ya lo superé.
—Bien.
—En serio—Damien se encogió de hombros—. Escucha. Eres un gran amigo, pero no fuiste un buen novio. Y te gustaba el chico de Ravenclaw, de todos modos, y me di cuenta de que era solo una cosa de tiempo. Solo me impresionó cuando pasó.
Yoongi ignoró el chico de Ravenclaw por ahora. —Solo-
—Solo, la próxima vez, intenta no hacerlo en navidad—dijo Damien, y había humor en su voz—. Está bien, Yoongi. En serio.
Y Yoongi se dio cuentan de que esto era algo que debía hacer antes de encontrar a Jungkook. Y no le importaba, había extrañado a Damien los meses desde enero, y se sentía raro pero bien volver a como estaban antes de que todo esto pasara.
Y en King Cross, Yoongi sacó un cromo de rana de su bolsillo y sacó la nota rosada de ella. —Amigos—dijo, ofreciéndosela a Damien—¿Está bien eso?
—Amigos—dijo Damien, sonriendo al Aleister Crowley de la tarjeta en su mano—. Este es muy raro, ¿de dónde mierda lo sacaste?
—De por ahí—dijo Yoongi. Vio a Jungkook, caminando fuera de la estación a través de la pared, con su equipaje en la mano. Demasiado tarde para ir a buscarlo.
Tenía todo el verano. Estaba bien.
Se veían bien las cosas, después de todo- y finalmente.
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ae-noia · 7 months
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Started by Wonbin.
THE BEAUTY AND THE... 레가토 [LEGATO] 연합된; 즉, 부드럽게 연결된 방식으로 FT. 에스파'S @KARINA Aenoia / SEPTEMBER 24 - 2023
Yoo JiMin… ese nombre resonaba en sus recuerdos. Para WonBin era sencillo relacionar el nombre con césped recién cortado, la primavera, pero sobre todo con el kinder, el uniforme amarillo y Doraemon, un llavero del personaje que adoraba cuando era pequeño.
—… -Entonces es importante que sigamos haciendo estos challenges para tiktok En la lista de hoy tenemos la oportunidad de grabar con AESPA. Shotaro, SoHee y WonBin serán los encargados de guiar a Winter y Karina—. El japonés fue el primero en asentir con genuina emoción, mientras que WonBin seguía inmerso en sus recuerdos. No pasó mucho hasta que SoHee lo notó y lo jaló del brazo, desterrándolo de aquel planeta al que había decidido viajar mientras la conversación se llevaba a cabo. —Hoy estás muy despistado Won"Ban"-hyung, yo invito el café—.
WonBin recordó su tiempo como trainee y las innumerables veces en las que se topó con JiMin en en los pasillos de la compañía. Era imposible no cruzar miradas pues estaba seguro que ella poseía alguna clase de imán que no le permitía pasar desapercibida y por supuesto, la reacción natural de WonBin era contemplarla. Durante aquellos años no intercambiaron palabras, solo gestos y miradas que WonBin sabía, escondían alguna clase de mensaje que el podía entender pues, él sentía lo mismo. Era miedo tal vez, incertidumbre o simplemente querer ser escuchado.
De camino a la terraza SoHee cumplió lo prometido y le alcanzó un americano. WonBin intentó beber pero era imposible debido a la temperatura de la bebida. Mientas se acercaban al grupo femenino, su respiración empezó a tornarse pesada. Era claro que estaba nervioso, pero era la primera vez que sentía que la situación escapaba de sus manos. Casi petrificado, saludó a las dos miembros. Realmente esperaba lucir tranquilo aunque por dentro todo era un incontrolable caos. Cruzó miradas con JiMin y por un instante regresó a los 16, un dejavu, una pista… la conocía de antes y eso era una certeza. Un pinchazo directo a la espalda lo obligó a hacer una mueca con los labios y pisar la tierra.
—Karina-sunbaenim, soy WonBin, es un placer— Se inclino frente a ella por algunos segundos y al volver en sí le sonrió. —Prometo que todo será sencillo—.
Karina:
Karina sujetaba en sus manos un llavero de Doraemon desgastado por el paso del tiempo; tenía algunas líneas quebrantando el azul del cuerpo del personaje, pero de resto lucía con las formas de la cara intactas. Winter solía pensar que su vínculo con el llavero guardaba un trasfondo y, aunque Rina también lo creía, tenía dificultad para clarificar sus recuerdos y otorgar sentido al encariñamiento porque lo obtuvo cuando su facultad memorística estaba en los seis años. Era la primera vez que lo sacaba de su dormitorio y, más aún, de casa.
Había inmenso silencio en el pasillo salvo el traqueteo de las pisadas y el tintineo del llavero, que colgaba de su mochila. Pero, conforme se aproximaban al final, asomaban voces masculinas. Pertenecían a Shotaro, Sohee y por supuesto a Wonbin, quien era el mayor atractivo de la última etapa del año. Karina y él se habían visto anteriores veces, pero la pertenencia obvia a distintos grupos había hecho que todavía el vínculo fuese lejano hasta ahora. Tenía de él, la percepción de un chico de aura magnética, tan pasional como ella por el baile; pero también atractivo para las aprendices, que a escondidas se peleaban por ser la primera en quien confesarse. Ella, sin embargo, se mantenía en la distancia mirándolo cuando deambulaba por fuera de las salas de entrenamiento, preparándose para ser idol, o en la cercanía cuando se topaban y sus miradas conectaban diciendo "no te vayas rápido, mirémonos más".
Winter fue la primera en adelantarse, era quien junto a Shotaro y Sohee encabezarían los movimientos centrales de Get a Guitar. Antes de grabar, ellos enseñaron los pasos mientras que Karina, tras dejar su mochila en una esquina del suelo, se acercó a Wonbin. Al estar en un pasillo exterior, podía ver la noche cerrada desde uno de los laterales. El efecto que producía el contraste hizo que percibiera el brillo en los ojos de Wonbin cuando lo saludó. Le enternecieron tanto, que sonrió y se ruborizó inmediatamente después de saberse evidente.
—Gracias, Wonbin, estoy contenta de interactuar juntos. Nosotros solo tenemos que hacer el paso de acomodar nuestro cabello, así que sí será sencillo —bromeó liberando su propia tensión y le funcionó—. ¿Es tu primera vez...? —preguntó y tres segundos después los nervios afloraron en su mirada y se precipitó a aclarar—: quiero decir haciendo un challenge.
Se mordió el labio inferior, avergonzada de lo desmañada que estaba siendo formulando frases, o en este caso preguntas, de tan mala interpretación.
Poco después ya estaban siendo llamados para ejecutar el primer y posiblemente único ensayo. Esperó a que terminaran de hacer la primera parte, bailando, y a tiempo se integró de rodillas a la izquierda de Wonbin; hizo la dinámica de acicalarse el cabello y finalizó despidiéndose y realizando la señal de victoria a la cámara.
Wonbin:
La mirada de Karina transmitía más que solo tranquilidad, era una especie de mensaje cifrado que iba más allá de sus palabras materializadas y a ese punto de la corta conversación Wonbin se encontraba fascinado por su belleza. La última pregunta los dejó a ambos en silencio, él no pudo evitar que su mente tergiversara el significado de lo planteado, así que de reflejo una sonrisa invadió sus labios y de inmediato asintió tratando de despejar la atención. —De hecho... sí. También es la primera vez que logramos conversar.— ¿Cuál era la fuente de su repentina gallardía? solo el soju había logrado un efecto similar pero esta vez, era más que valentía por adormecimiento, se trataba de unas inexplicables ganas de conseguir protagonismo en la mente de Karina.
El coro de Get A Guitar empezó a sonar y casi de forma automática los movimientos se ejecutaron a la perfección. Después de las poses finales todos quedaron congelados hasta que el staff dictó el "corte" Wonbin se encontraba muy cerca a Karina y aunque sabía que mirarla directamente podía ser tomado como una falta de respeto, lo hizo. Shotaro lo notó y se abalanzó a sacarlo del encanto. Wonbin solo río al tener al mayor sobre sus hombros y pasó a levantarse al tiempo que le ofreció una mano a Karina. Sus manos estaban frías pero el tacto era sumamente suave. Se inclinó frente a ella una vez más en forma de agradecimiento y después pasó a conversar con los miembros.
Karina se alejó de la escena para recoger su mochila mientras que Wonbin la seguía con suma cautela con la mirada. En cuanto le dio la espalda notó el pequeño llavero que colgaba de su mochila. En ese momento las palabras de su manager pasaron a segundo plano. Wonbin fijó la mirada y por un segundo pensó que los lentes de contacto le estaba mostrando alguna clase de reflejo, tuvo que acercarse. La habitación permanecía con ruido debido a la canción que se repetía en bucle. Por un momento sintió que un reflector lo delataría pero no había ningún aparato cerca y lo sabía. Esos segundos se hicieron eternos y fueron suficientes para que las pesadas puertas de sus recuerdos se abrieran de par en par y lo invitaran a un viaje al pasado. Distinguió manos muy pequeñas, no eran las suyas pero sabía que formaba parte de la escena, era él de pequeño, a los cuatro o cinco años tal vez. Una niña pequeña con uniforme amarillo brillante, que lo miraba de frente y luego, él mostrándole el mismo llavero mientras intentaba explicarle su fascinación por la figura. Un beso en la mejilla y un "te quiero" que su madre le había repetido, solo se le podía decir a personas realmente importantes, entonces ¿por qué se lo había dicho a ella?
—¿Dónde.... dónde consiguió ese llavero?— Sin darse cuenta, su mano se posó sobre uno de los brazos de Karina y en cuanto su cabeza lo retornó a tierra, la soltó, esperando que el resto no lo hubiese notado pues se trataba de una falta muy grave. —Yo... ¿podemos conversar en privado?— SoHee se acercó a la escena con el café en manos y antes de que dijera algo la situación se salió de control. Wonbin giró para detenerlo pero el envase ya había caído sobre top blanco de Karina. Los ojos de Wonbin se abrieron de par en par y con su camiseta intento limpiar torpemente el desastre pero sabía que era demasiado tarde. —He sido un tonto, lo lamento...—
Karina:
Ante sus ojos, era él mucho más gentil que cualquier otro chico, y además hábil para conseguir arrancar de su pecho latidos apresurados que se sosegaron solo cuando se incorporó después de aceptar su cordialidad. Ella regresó a su estado rítmico normal, así como caminó de nuevo a la esquina donde dejó su mochila. La recuperó, e iba a sacar una botella de agua cuando Wonbin volvió a acercarse. Giró la vista, perpleja ante los mismos ojos perplejos de él, a quien parecía costarle articular palabra en un principio. Escuchó la curiosidad por el origen de su llavero; más confusa estuvo y sus recuerdos se activaron a una época de su infancia en la que vivió con su abuela, alejada de su residencia habitual, y protagonizada por la brisa y tonalidades de amarillos como el mismo sol. Incluso la fragancia era amarilla, como si pudiera albergar color el aroma. Ojos adorables y la sensación pasada de un tacto en su piel que resurgió en el presente; Wonbin había activado recortes de memorias sin saber ella por qué.
Karina se ensimismó por unos segundos, pero la cuestión la despertó nuevamente.
—¿Hablar en privado...? —respondió a la pregunta con otra pregunta como una tonta y, antes de que pudiera reaccionar, vio volar el café queriendo acabar sobre su top. Pasó tan rápido. Lo hizo, cayó encima, y la tela absorbió todo el líquido muy a su pesar. Ella había gritado anteponiéndose al desastre, creyendo que estaba caliente, pero el café tenía una temperatura templada para su suerte y que la salvó de hervir su piel; sin embargo, no de atraer la atención de los demás. Winter se acercó primero abriéndose paso a zancadas, pero se tranquilizó cuando Karina aseguró encontrarse bien y le ofreció adelantarse mientras arreglaba el estropicio en una sala de office cercana. Ahí fue con apuro; tan concentrada en la necesidad de limpiarse, que ni se percató de las disculpas de Wonbin.
El office room era acogedor, aunque necesitaba reparación: tenía un sofá y una manilla desgastada. Pero claro, Karina en vez de encantarse por el ambiente, corrió hacia el grifo de la pequeña cocina que había con útiles básicos. Tomó un paño que dejó bajo el agua por un rato, con el que lo humedeció y acondicionó para limpiar el top. La tela se clareó después de frotar con insistencia al son de quejas bajitas propias de una gruñona. Si alguien venía en ese momento, estaba a punto de sacarlo a patadas o arrojarle el paño apestoso. Torso y manos, todo estaba empapado. La temperatura de la noche y la oscuridad del exterior desayudaba produciendo frío y cierta inseguridad, pues dificultaba anticipar que alguien entrara. Oyó pasos y, cuando observó hacia la puerta, Wonbin estaba en el umbral.
—¿Por qué querías hablar conmigo en privado? —inquirió después de unos tímidos segundos de silencio.
Wonbin:
Wonbin parecía aún perdido en las conexiones tardías que enlazaba su memoria. Solo la voz de Karina lo trajo de vuelta a la tierra. Asintió dándose tiempo de formular las palabras correctas entre la formalidad y la desesperación que surgió de la incertidumbre de sus recuerdos. —Sé que ahora somos unos completos desconocidos y que probablemente lo que vaya a decir suene descabellado, pero... sobre ese llavero, ¿siempre lo ha tenido?— Wonbin se adentró a la oficina con cierta seguridad que incluso para él resultaba repentina, se acercó para arrodillarse frente a ella y ayudarla a limpiar con el paño. Levantó la mirada; supuso que podía ser tomado como una falta de respeto pero necesitaba respuestas. La luz tenue parecía un reflector colocado solo para ellos y la belleza de Karina lo dejó anonadado por algunos segundos. "Los ojos nunca mienten", tenía que darle el crédito a Tony Montana y la veracidad de la frase que se construyó poco a poco durante su vida, esa película le había enseñado mucho. Los ojos de Jimin brillaban, era profundos. Wonbin sintió la satisfacción de colocar la última pieza del rompecabezas, así se sintió aquella unión. Un oceáno basto, que estaba dispuesto a domar.
—Tengo este recuerdo, cuando la veo. Tenía un llavero similar cuando estaba en el kinder... un día dejó de pertenecerme. No es claro el por qué, no logro recordarlo pero, puedo poner mi vida en garantía de mis palabras, estoy seguro... estoy muy seguro de que ese llavero es el mismo. No lo estoy reprochando es solo que, dejando de lado al llavero, siento que la... -Te conozco.— Wonbin se levantó y de inmediato hizo una reverencia, sabía de las consecuencias de su falta de respeto al tratarla de esa forma. —Sé que suena a una completa locura, de hecho, yo tampoco entiendo el por qué de mi comportamiento pero después de tantos años aquí, creo que este momento en particular, es el primero en el que siento que tengo todos los sentidos despiertos, que mis pies tocan el suelo, en sí, que este momento es real y lo estoy viviendo.— Tragó saliva con dificultad, era un trago amargo abrirse de aquella forma. Hablar de emociones era una barrera a la que se había enfrentado desde sus días como trainee. Sí, había aprendido a reconocerlas y comunicarlas pero como un robot que tenía que mantener el protocolo en todo momento, estaba programado a decir lo suficiente. Ni más, ni menos.
—¡Hyuuuung! ¡Wonbin-hyung!—
Era la voz de SoHee que se aproximaba a lo lejos, lo estaban buscando y probablemente a Jimin también. Wonbin sacó su teléfono de su bolsillo, inhaló profundo, armándose de valor y regresó a mirarla. —Tal vez sea mi única oportunidad, noona. ¿Podemos seguir en contacto?— Wonbin le acercó su teléfono esperando que lo tomara. —Si esto le ha resultado incomodo solo tiene que decirlo y prometo que todo quedará en el olvido y podemos regresar a las personas que éramos antes del incidente del café—. Su mirada transmitía cierto anhelo, la esperanza estaba intacta en su pecho. El tiempo parecía detenerse a su espera mientras los pasos foráneos se aproximaban más. Ella no lo sabía, pero su presencia lo hacía sentir vivo.
Karina:
La camiseta estaba empapada de agua y su mente de recuerdos inconexos y desordenados. Karina creía haber vivido ya antes esa escena hablando con él, sobre un llavero que ejercía como referente de una curita para una herida emocional. Ella lloraba a berrido puro, como niña desconsolada a la que separan de su madre en el primer día de clase; sin embargo, esa Jimin de pocos años ya se conocía las aulas de principio a fin, los profesores, y ellos a ella desde la edad propicia para ser alumna del centro infantil.
Lo escuchó atentamente, por eso mismo captó el acercamiento de su voz y la sorpresa fue nula cuando él ya estaba ahí ofreciendo su generosidad. Él, siempre muy educado, así lo había visto por los pasillos o cuando ella dedicó palabras de aliento a RIIZE por su debut y recibió, muy agradecido, sus consejos.
—Realmente, no recuerdo con exactitud las circunstancias, pero sé que alguien me lo dio. Supe que lo necesitaba desde que lo tuve, me hace sentir mejor cuando estoy cansada o los días no son tan sencillos. —Soltó el paño y relegó su propio cuidado a Wonbin. Quería de pronto retarlo a salir de su formalidad, fuera de sus límites tal y como a veces lo había visto en ocasiones, junto a Shotaro, bailando sin normas. Lo dejó a su libre albedrío y ella invirtió el tiempo en observar cuánto había cambiado. Anteriormente era solo un adolescente, ahora un adulto dos años por edad cumplida más tarde que ella. Su cabello ahora era más largo que antes y le otorgaba la apariencia de un cantante de rock; más aún cuando tocaba la guitarra. Maduro, complaciente—. Creo que la mancha ya se ha ido, no debes preocuparte por mi ropa —le dijo y, casi como un resorte, lo vio enderezarse de nuevo. Seguía tan enfrascado en sus explicaciones, preocupado como un niño pequeño excusándose de una gamberrada y en consciencia pura y dura de que lo iban a castigar. Pensó que causaba ese efecto, además de la diferencia de línea de edad también por su personalidad mandona, de la que era muy consciente.
Karina sonrió, Wonbin parecía gracioso, quizá creyó que estaba enfadada o pensaba de él que era un maleducado. Lejos de eso, el sentimiento producido era una respuesta a esos atisbos de dulzura que procuró incrementar deshaciéndose de la sonrisa antes de que pudiera verla. Sin seriedad ni docilidad. Más bien neutral. Evitar que descubriera su agrado por él, era su cometido los próximos minutos. Pero suspiró, sus hombros se vinieron abajo y retomó el paño, ella sí como excusa verdadera. Sujetó con cautela, al menos los dedos de Wonbin transmitiéndole calidez a través del tacto—. Puedes hablarme y decirme lo que sientes, no soy un mánager o CEO, soy tu noona y compañera.
El tiempo para ahondar en la conversación era nula, pero ella quería darle forma a las sospechas; esas que tal vez apuntaban a un nexo anterior entre él y ella. Entonces, cuando Wonbin pidió su número antes de que Sohee llegara, accedió tomando el dispositivo. Escribió cada uno de los dígitos y agregó su propio contacto para recibir automáticamente la solicitud. Sohee entró por la puerta, más tímido aún que Wonbin y saludó educadamente antes de llevárselo respondiendo en realidad a las prisas de su mánager.
Más tarde, casi en la madrugada, Karina decidió escribirle parte de lo que habría querido decirle:
| KAKAO_TALK | 👥 WONBIN (원빈)
[00:06] Soy yo, Jimin noona.
[00:06] Sé que es tarde, pero antes no tuve tiempo para decirte que espero vernos pronto.
[00:07] Tal vez, contándote lo que recuerdo, podemos construir todo el misterio entorno al llavero.
[00:07] Buenas noches, Wonbin-ssi.
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aricastmblr · 2 years
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[BTS VLOG] Jimin l 팔찌공방 VLOG  
https://youtu.be/Ks4u0Lka-kI
vlog de jimin: extrañé mucho a los miembros filmando esto 
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taetsi · 2 years
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Episode | 𝟶𝟷
Arikui Waltz ; Coltemönikha
...Tuve un sueño, perfecto en todo el sentido de la palabra.
Estabas tú, sonreías, los rayos del sol embellecían de más tu silueta, si no es que tú embellecías al sol.
Estabas tímido.
Y sonreí. Creíste que no notaría la forma en la que flotaba la bruma de centellos a tu alrededor, como si salieran de tí.
Te abracé y la sensación de tu corazón palpitando en la misma frecuencia que el mío me hizo temblar.
"No me abraces así..."
"¿Cómo?"
"Como si quisieras protegerme"
Pero tú no entendías. Porque no podías verte a ti mismo. Porque no eras yo en ese momento.
Porque no sentíamos de la misma forma el sol en las fibras de nuestra piel, no sabías que tu sonrisa tenía el mismo efecto que él.
"Tus pupilas"
Negué. Y pestañee tres veces o quizás cuatro.
"¿En qué piensas, si somos los únicos aquí?"
Me preguntaste. Pero no estaba segura de que responder, en lo único que podía pensar era en tí, tus ojos, tu cabello, tus labios y en la enorme similitud entre tu y la palabra "consolación".
Calientito. Un abrazo grande y suave pero estrecho, que te hace sentir cada nervio de tu cuerpo sacudirse al mismo tiempo.
"Pienso en la ironía del creador"
"No entiendo"
"Es decir, las nubes, el sol, la naturaleza, los animales... Creó todo eso como si su intención fuera la admiración del humano ante tal belleza... Sin embargo, no bastó todo aquello, porque en su lugar estás tú. Tú y la forma en la que sobresales en cualquier panorama."
"... La forma en la que puedo mirarte eternamente y nunca podré asimilar tanta belleza humana."
Pero parece que fue un error decirlo, desapareciste en ese sueño y el dolor de mi corazón siendo consciente de tu ausencia me hizo despertar de tal entelequia.
Eres cruel. No aceptando la forma en la que todo mundo puede fácilmente enloquecer por tí, por tus ceruleos orbes, tus labios que fácilmente son sinónimo de tentación.
Me haces pensar de nuevo en esa cuestión, en lo que verdaderamente eres.
Porque me estás enloqueciendo. Coqueto, mejillas rosas e inocencia que casi parece verdadera.
Park Jimin.
¿Qué eres sino la
síntesis de mi perdición?
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lifeflowingon · 2 years
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| FUGITIVOS 11 |
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SINOPSIS: Después de muchos años sin verse, Bomi se reencuentra con un antiguo vecino de su infancia y, lo que debió haber sido una reunión amistosa, terminó escalando hasta convertirse en un infierno, cuando Bomi es acusada de asesinato.
PAREJA: Seokjin x female oc
GÉNERO: Crimen, asesinato, misterio.
N/A: Gracias por leer :) Este es el último post programado, esperemos que haya terminado los 4 capítulos que me quedaban en agosto jaja
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La luz del mediodía se filtraba por una rendija de la cortina, por lo que Bomi trató de moverse para evitar que le llegara en el rostro. Un peso en su espalda y su cintura le impidió hacerlo y por una fracción de segundo olvidó dónde estaba. Asustada y con el corazón latiendo a mil por hora, intentó zafarse del brazo que se aferraba a ella. Jin murmuró unas palabras ininteligibles y por fin, Bomi recordó dónde estaba y por qué estaba siendo aprisionada entre un cuerpo y la cama.
Respirando profundo, obligó a su corazón a tranquilizarse y con mucho cuidado, se deslizó de debajo del cuerpo de Jin. En su camino hacia el baño, recogió las prendas de ropa que había perdido la noche anterior y se vistió apurada.
Tras terminar de hablar con Hoseok y Jimin, ellos habían intentado armar una línea de tiempo. Lamentablemente, les faltaba mucha información ya que Jimin solo había podido ver que Jungkook se había devuelto a la cocina, pero no el por qué.
Tampoco sabían a dónde había ido después, aunque Jin tenía la teoría de que había ido al baño. Según él, cuando Jungkook bebía mucho tendía a caminar por todos lados y muchas veces lo habían encontrado durmiendo en lugares insólitos como el baño.
Como ni Bomi ni Jin sabían si la policía había encontrado más pistas o no, no tenían claro que más podrían tener en común las muertes. Hasta ahora solo habían podido llegar a la conclusión que ambos habían sido asesinados con la misma arma y que no habían encontrado señales de lucha. O al menos que ellos supieran.
Eso solo reforzaba la teoría de Jin de que el asesino era Kim Namjoon. Jin insistía en que ambos conocían a la persona y Bomi no tenían argumentos para negarlo. Tampoco tenían una explicación de por qué nadie lo había visto, pese a que había llegado a la fiesta.
Sin tener acceso a la información de la policía, se habían topado con una pared y mientras no se contactaran con Yoongi, no tendrían más pistas al respecto.
Bomi tomó una ducha rápida y luego de vestirse, rebuscó en la habitación la bolsa que contenía la comida que habían comprado. Jin seguía durmiendo profundamente, por lo que ella prendió la televisión para ver si podía encontrar un noticiero que pudiera aportarles más datos.
Mientras cambiaba los canales, Bomi escuchó a Jin quejarse. Pese a que últimamente estaban durmiendo un poco mejor - porque insistían en agotarse mutuamente - sus periodos de tranquilidad nunca duraban mucho. Era de esperarse que Jin pudiera estar teniendo una pesadilla.
Cuando Bomi se dio cuenta que Jin estaba sollozando, se inclinó en la cama y sacudió su hombro para despertarlo.
-Jin, despierta - susurró Bomi, temiendo asustarlo.
Jin abrió los ojos luciendo aterrorizado y con dificultad enfocó su mirada en ella.
-Bomi - murmuró.
-Todo está bien, era un sueño.
-No - respondió él - no fue solo un sueño.
Bomi se arrastró hacia él y lo abrazó como pudo. Temblando, Jin buscó sus labios y la besó con fiereza. Un gemido abandonó la garganta de ella y sus manos se aferraron a su corto cabello.
Bomi lo entendía. A veces solo necesitaban una distracción.
-No tengo ganas de estar aquí encerrado - dijo Jin después de pasar un rato besando el cuerpo de Bomi - Podríamos salir a desayunar a alguna parte.
-No sé - gimió Bomi, sintiendo los dedos de él subir por su muslo - ¿No es un poco peligroso?
-Quizás, pero necesito salir - mirándola desde entre sus piernas, añadió - Es difícil, el sentir que estamos aquí, solos con nuestros recuerdos.
Bomi sintió la lengua de Jin acercarse peligrosamente a dónde más lo necesitaba, por lo que no fue capaz de responder.
-Tomaré tu silencio como un sí.
Bomi agarró su pelo y tirando de su cabeza hacia atrás, le dijo:
-No te atrevas a no terminar lo que empezaste.
-No se me había pasado por la cabeza.
||||
Tiempo después, Bomi y Jin estaban sentados en un café concurrido en una calle bien transitada. Armados con gorros y mascarillas, se arriesgaron a ser capturados en las cámaras esperando que entre mucha gente fuera más difícil rastrearlos.
- Quizás también debería haber pedido algo salado - murmuró Bomi, volviendo a mirar la carta.
- Si después de los panqueques aún tienes hambre, no veo el problema de comer algo más.
-No me gusta esperar tanto a que traigan las cosas - respondió ella, mirando a su alrededor con cuidado.
- Bomi - dijo Jin tomando su mano - Si no me reconocieron a mí, dudo que por esperar un plato alguien llame a la policía.
- No seas engreído - poniendo los ojos en blanco, Bomi jugueteó con los dedos de Jin - Sabes a qué me refiero. Mientras más rato estemos aquí,  más riesgoso es.
- Lo sé, lo sé, solo quería tomar algo de aire - suspiró Jin.
Ambos volvieron a mirar a las otras personas, pero todas parecían estar sumidas en sus propios asuntos.
-Voy al baño y vuelvo - dijo Jin, poniéndose de pie - No me voy a demorar - agregó cuando Bomi se mostró asustada.
Jin se levantó y caminó hacia el baño del café con suma tranquilidad. A veces Bomi no entendía si realmente estaba calmado o era muy buen actor. Pero su ademán seguro y tranquilo la hacía sentirse menos ansiosa.
Ella ya estaba tan acostumbrada a su presencia, que incluso una breve ida al baño la ponía nerviosa. Como si en cualquier momento la policía pudiera irrumpir en el lugar y llevarla detenida.
Para tranquilizarse, Bomi tomó aire y procuró prestar atención a lo que estaban dando en la televisión. Parecía ser la repetición de un programa de entretenimiento de los 90, o de acuerdo con los peinados, eso parecía.
-¿Los panqueques para quién? - preguntó la chica de repente. Bomi se sobresaltó y se apuntó con un dedo.
- Gracias - fue todo lo que alcanzó a decir, cuando otro de los trabajadores le subió el volumen a la televisión.
"Noticia de último minuto. La policía acaba de identificar el cuerpo que fue encontrado esta mañana a orillas del río Han. De acuerdo con los rápidos peritajes realizados, la víctima fue identificada como Kim Namjoon, también conocido por su nombre artístico RM.
Kim Namjoon, quien por años fuera parte del exitoso grupo BTS, se había visto envuelto en los escabrosos asesinatos de otros de los miembros del que fuera su banda. De acuerdo con la información entregada por los detectives, se desconoce si fue un suicidio, pero la policía está barajando la posibilidad de que sea un homicidio.
Cho Bomi y Kim Seokjin aún se encuentran prófugos de la justicia y parecerían ser testigos claves de estos asesinatos. La policía parece barajar la posibilidad de que sean los perpetradores detrás de estos violentos crímenes.
Más información a la vuelta de comerciales".
- ¿Qué? - exclamó Jin, agarrando el brazo de Bomi repentinamente - ¿Está muerto? ¿Namjoon está muerto?
- Sí - respondió Bomi atónita, con la mirada aún puesta en la pantalla.
- Está muerto, él nunca... Pensé... Yo realmente creí que él... Bomi ¿Qué hicimos?
-No sé - respondió sujetando la mano que él aún tenía en su brazo.
La culpa hizo que Bomi sintiera náuseas. ¿Podría ser que... si ellos se hubieran quedado bajo custodia, la muerte de Namjoon no hubiera sucedido? ¿Habría hecho la diferencia? ¿En qué ayudaba que ellos estuvieran escondidos? Al final solo los hacía lucir más culpables.
- Deberíamos irnos - dijo Jin abruptamente. Sacando dinero de su bolsillo, lo dejó en la mesa, agarró sus cosas y sujetando a Bomi firmemente de la mano la guió hacia la salida.
- Van a empezar a buscarnos pronto - dijo él, una vez estuvieron en la calle.
-Si es que no han empezado a hacerlo ya - masculló ella.
Las personas del local se veían tan conmocionadas por las noticias, que nadie pareció notar que se fueron sin tocar la comida.
De todas formas, Bomi no habría podido comer nada.
||||
Bomi y Jin estaban sentados a los pies de la cama, ambos con los ojos pegados a la televisión que tenían enfrente. Todos los canales estaban hablando de la muerte de RM y de la posibilidad de que ellos fueran asesinos seriales.
"Entonces, ya está claro que Kim Namjoon no se suicidó, como muchos de los internautas estaban afirmando en internet.
En efecto, según las últimas informaciones, el cuerpo habría sido arrojado al río después del asesinato. Pareciera ser que la muerte fue causada por un golpe con un objeto contundente, en la parte posterior de la cabeza".
- RM ya no es un sospechoso - comentó Bomi de forma cuidadosa. Estaban sentados a cierta distancia y ella no podía ver su rostro con claridad - ¿Dónde nos deja eso? ¿Qué va a pasar con...?
Jin se levantó de la cama y caminó hacia el velador para agarrar la libreta donde tenían anotado todo lo que sabían. Dándole la espalda a Bomi, le dijo:
- Seguimos sin saber por qué se devolvió Jungkook a la cocina. Si no fue porque vio a Namjoon... No sé, realmente no sé qué está pasando.
- ¿Qué motivo podría tener otra persona para hacer esto?
- Si él no estaba en la fiesta para matarnos - prosiguió Jin, sin escuchar a Bomi - Entonces por qué...
Bomi no sabía qué decir. Se quedó ahí sentada, en silencio, sabiendo lo difícil que debía resultarle a Jin reconocer que al final, RM no era el asesino. Si bien, la policía no había dado detalles al respecto, su muerte era un claro indicio de que este era inocente.
Desde el principio, a Bomi le había parecido que RM no tenía motivos para matar a Taehyung. Quizás a Jungkook, pero no a Taehyung. Por eso nunca había estado tan segura de que fuera él. Sin embargo, Jin lo creía y se había convencido de que era esta persona mala que solo insistía en herirlos.
-Quizás él estaba en la fiesta porque quería arreglar las cosas con nosotros y no era por venganza o para hacernos daño - dijo Jin finalmente, llenando el silencio cargado de culpa - Sí, quiero creer eso. Que por fin había aceptado mi invitación y que quería vernos.
Bomi también quería creer eso, sin importar cuán doloroso resultara el pensarlo.
Un sollozo se atoró en la garganta de Jin, y Bomi vio como sus hombros se sacudían, mientras él intentaba contener su pena.
Poniéndose de pie, ella caminó hasta que pudo ver su rostro lleno de lágrimas y lo abrazó con fuerza. Jin le devolvió el abrazo de forma débil.
-No entiendo Bomi-ah - murmuró él contra su pelo - No se me ocurre nadie tan malo o que nos odiara tanto como para hacer esto.
-¿Quizás es alguien que fue fan en algún momento? ¿Crees que podría ser?
-A lo mejor, pero lo dudo - respondió Jin, algo más tranquilo. Enfocarse en la investigación era la única manera de no ahogarse en su tristeza - Imagino que a estas alturas, las compañías ya habrán descartado a las acosadoras de las que tienen registro.
Con delicadeza, Jin tomó la cabeza de Bomi entre sus manos y la besó suavemente en los labios. Soltando un suspiro dijo:
-No nos queda más que tratar de volver a analizar la información, pero sin considerar a N-Namjoon en esta ocasión.
-Jin, ¿No será mejor que vayamos a la policía? ¿Si explicamos dónde hemos estado, podrán revisar las cámaras y ver que no hemos salido. Tendríamos una coartada.
-No sé Bomi, elegimos este lugar porque no parece muy seguro ¿Crees que las cámaras estén funcionando siquiera?
-Pero, incluso presos, podrán ver que no matamos a nadie si es que aparece alguien más - rogó ella asustada.
-Si solo falta que nos maten a nosotros - dijo Jin con seriedad - Estar en la cárcel solo le va a dar la razón a la policía.
Saliendo de entre los brazos seguros de Jin, Bomi se volvió a sentar en la cama, sintiéndose aturdida. ¿Realmente ella estaba en peligro? ¿O era Jin el único que quedaba por morir?
-Voy a llamar a Yoongi, necesitamos más información - sacando el teléfono, Jin corroboró el número en la libreta y marcó.
-Yoongi, es hyung.
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| masterlist |
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xbreathlesswhisperx · 2 years
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Park Sora
ꜥꜤ ⸼ Nombre y profesión FC: Park Jimin, idol @BTS.
ꜥꜤ ⸼ Nombre OC: Park Sora.
ꜥꜤ ⸼ Profesión OC: Ingeniero en Nanotecnología.
ꜥꜤ ⸼ Lugar de trabajo: No ejerce todavía.
ꜥꜤ ⸼ Fecha de nacimiento y edad: 25 años de edad. 13 de Octubre, 1996.
ꜥꜤ ⸼ Lugar de nacimiento: Fukuoka, Japón.
ꜥꜤ ⸼ Orientación sexual: Heterosexual.
ꜥꜤ ⸼ Estado sentimental: Soltero.
ꜥꜤ ⸼ Signo del zodiaco: Escorpio.
ꜥꜤ ⸼ Descripción física: Figura delgada, 174 centímetros de estatura con piel esbelta, labios carnosos y ojos de un solo párpado, cabello moreno y sonrisa contagiosa.
ꜥꜤ ⸼ Descripción psicológica: Sora al principio es un chico bastante inteligente, algo tímido con los desconocidos, pero se abre con rapidez a la gente que le transmite confianza y muestra su verdadera naturaleza sociable. Le gusta bromas, hacer reír a la gente y buscar un ambiente positivo siempre son su meta, así le crió su madre. Es una persona susceptible y puede tener cambios de humores drásticos, pero no es algo que ocurra muy seguido.
ꜥꜤ ⸼ Gustos: Todo lo relacionado al universo y la tecnología, el chocolate y tiene como hobbie el taekwondo, los niños.
ꜥꜤ ⸼ Disgustos: No le gustan las inyecciones ni beber medicinas en general, tampoco la gente mentirosa.
ꜥꜤ ⸼ Pronombres: Él.
ꜥꜤ ⸼ Barrio: Lisha
ꜥꜤ ⸼ Curiosidades: Aunque pueda parecer torpe, tiene buenos movimientos. Es mitad japonés, mitad coreano por parte de padre. Su madre murió de cáncer a temprana edad. Ama la nutella. Sufre de migrañas.
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lileuph-milkybanana · 2 months
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Capítulo 9
El día siguiente trajo buenas noticias: la Priada estaba oficialmente en marcha.
—Es época de espíritus afines—le explicó Yoongi—nos deleitamos con banquetes y competimos en concursos atléticos para celebrar a los Dioses.
—¿Concursos? —preguntó Jungkook, salpicando su cara con agua y sintiéndose espantosamente doméstico. Había estado haciendo esto diariamente, levantarse en la mañana con Yoongi y charlar acerca de cosas de este mundo.
—Juegos. —dijo Yoongi—Carrera de carros. Lanzamiento de lanza. El Diaulo.
—Ah, —dijo Jungkook, entendiendo a lo que se refería—como los juegos olímpicos.
—¿Olímpicos?
—Olvídalo.
A veces Jungkook olvidaba- que no estaba en casa. No sabía bien dónde estaba este lugar. ¿En el pasado? ¿Era un mundo completamente nuevo? Quizás Jungkook había muerto ese día en la tumba y esta era algún tipo de transmigración.
—Espera un segundo, —dijo Jungkook, mirando a Yoongi de arriba abajo sin creerlo—¿Tú vas a participar en los concursos atléticos?
Yoongi entrecerró los ojos ante la sutil ofensa. —No, no lo haré. Actúo como un juez presidente en los juegos todos los años.
—Eso tiene más sentido. —dijo Jungkook. Yoongi rodó sus ojos.
—Toma, —dijo Yoongi, sosteniendo un espejo de bronce—Yoojung vendrá más tarde, así que Asegúrate de que te veas de lo mejor.
El espejo estaba engravado intrincadamente con la imagen de un hombre adulto tomando pecho de una Diosa, sus aros con forma de vid de uva colgaban elegantemente mientras tomaba la cara del hombre como si fuera un bebé recién nacido. Jungkook supuso que era una escena de la mitología local. Giró el espejo y miró su reflejo, ligeramente deformada por el brillo del bronce. En realidad, Jungkook se veía bien a pesar de la falta de productos faciales, gracias a dios no estaba quebrándose.
—Este espejo fue hecho personalmente para el antiguo Magistrado. —le comentó Yoongi—Fue robado por un ladrón de tumbas y lo adquirí desde una tienda en la calle cuando uno de nuestros sacerdotes reconoció el diseño.
—Jimin mencionó que los ladrones de tumba eran un problema.
—Lo son. No tengo ni duda de que mi tumba, también, será asaltada por esos ladrones cuando yo muera.
—Espero que no—murmuró Jungkook, arreglando su cabello—eso sería bastante malo.
Yoongi sonrío mientras enrollaba un pergamino—Los robos de tumbas son emocionantes y lucrativos, los jóvenes y desempleados tienen tiempo libre para vender a los distribuidores en el norte, quienes los enviarían a través del mar hasta Nal-Shi-Ran.
—Huh—dijo Jungkook, recordando como es que el robo de tumbas todavía era un problema miles de años después. Namjoon siempre lo había odiado. Las antigüedades saqueadas siempre terminaban siendo vendidas a contratadores privados y revendidas a museos, sin ningún contexto histórico. Jungkook se giró después de ajustar su ropa. —¿Cómo me veo? ¿Paso la prueba?
Jimin era estricto, pero amable. Jungkook tenía la sensación de que Yoojung no sería tan amable.
El Magistrado dejó abajo su pergamino y estiró su mano para quitar una pestaña, con su mano rozando la mejilla de Jungkook.
—Te ves...—murmuró, su pulgar descansaba sobre el labio inferior de Jungkook. El silencio era pesado y calor se esparció por el cuerpo de Jungkook.
—No te esfuerces tanto. —dijo incómodamente Jungkook, intentando disipar la tensión.
La mano de Yoongi cayó. Dejó salir un suspiro y tomó un pequeño sello de color Ámbar para sujetar su túnica.
—Vamos.
En Tyrhennia, la ciudad de Za era la metrópolis más grande y la de Asha la más populosa. El palacio principal alineaba largas mesas de banquete; el festín ya había comenzado. Un número de personas ya había terminado sus bebidas, sacando el restante de uva y lanzándolo como dardos contra un tablero que estaba en la pared. Jungkook notó que el vino aquí era significativamente más espeso y pesado, probablemente por la falta de coladores apropiados.
—¿Qué están haciendo esas personas? —susurró Jungkook, caminando a un lado de Yoongi.
—Un juego de beber.
Se veía bastante ridículo. Vino salpicó contra el suelo mientras un hombre borracho gritaba. Jungkook sonrío burlonamente, hasta que pensó sobre todos los juegos de beber que él jugó hace algunos años en la universidad. Eso quitó la sonrisa burlesca de su cara.
Tomaron asiento en la tarima observando las celebraciones. La mayoría de las personas no notaron que se habían sentado, demasiado preocupados por el júbilo de las celebraciones. Unos cuantos soldados le daban miradas a Jungkook, asombrados por la primera impresión que dejaba la ofrenda de Asha. Yoojung había hecho un buen trabajo, embelleciendo a Jungkook con ropa intrincada y joyería pesada, muy parecido al primer día que había sido ofrecido a Yoongi. Algunos de los nobles no podían apartar sus ojos de él, sus miradas lo devoraban.
Yoongi levantó una mano y un cuerno sonó sonoramente por todo el vestíbulo. Todos se quedaron en silencio, mirando a su Magistrado.
—Les doy la bienvenida a la Príada número ochenta—dijo Yoongi. Su voz era fuerte y hacía eco. Comandando. —Mi gente, la antorcha ha sido elevada y la sangre ha sido derramada en sacrificio. Como saben, el primer día de nuestra competencia de tres días comenzará mañana. —hizo una pausa a propósito— Hoy, sin embargo, nos complacemos. Dejémonos divertirnos en la presencia de Asha y recordemos su furia a través de los años. Al-ra Afunei.
Aplausos estruendosos. Yoongi exhaló, como si un peso hubiera sido levantado de sus hombros, mientras todos volvían a sus festejos.
—Lo hiciste bien—le dijo suavemente Jungkook, mirando la estatua gigante en el centro de la habitación. El cabello bien tallado, una diadema y la ropa aristocrática. El porte de la terracota pintada, demasiado largo para nadie más que Asha. Era de alguna forma intimidante, así que Jungkook entendió la presión.
—Gracias —dijo Yoongi, justo cuando alguien caminaba hasta ellos.
Era una mujer, juvenil y bonita. Se vestía con un chitón de lino con un grueso manto de lana sobre sus hombros y una trenza. Hizo una reverencia profunda, comportamiento de respeto puro.
—Levanta, Praetor Yuna. —Yoongi la saludó. ¿Otra Praetor?
—Magistrado Yoongi. —dijo la Praetor Yuna —Los emisarios extranjeros han estado preguntando por ti.
—Qué notable —dijo Yoongi, sin sonar impresionado —¿Por qué vienes a decirme a mí?
El labio de Yuna se torció —Tienen preguntas sobre tu... —le lanzó una mirada a Jungkook. —Bueno.
—¿Qué están preguntando? —preguntó Jungkook curiosamente, inclinándose hacia adelante.
—La mayoría de las preguntas son acerca de la naturaleza de tu relación con el Magistrado. —le explicó Yuna con disculpa —Estoy mal informada, por lo que quería aclarar esa pregunta por mí misma. El Praetor Kihyun se negó a venir, por lo que estoy aquí.
—No puede estar enojado conmigo aún. —Respondió Yoongi, sonando infinitamente entretenido. —Kihyun es mezquino como siempre.
—¿Su respuesta, mi señor?
Por un momento, Yoongi miró a Jungkook, con sus ojos negros. Posó una mano deliberadamente sobre la de Jungkook en la mesa.
—Hemos estado...muy familiarizados. —Dijo Yoongi, con la voz llena de implicaciones. Yuna se sonrojó.
—Cierto —interifirió Jungkook —muy familiarizados.
Pensó sobre su primer encuentro y como había tomado el brazo de Yoongi y lo había tirado sin piedad hacia un lado. Buenos tiempos.
—Ya...veo. —logró decir la Praetor Yuna —Que Asha bendiga su bendición.
—Así es.
Y entonces Yuna escapó de allí, volviendo a la mesa de los dignitarios.
—Eso la hizo sentir muy incómoda. —observó Yoongi. No me digas, Sherlock.
—Eres un genio.
Yoongi miró el techo. —¿Qué hizo yo para merecer una ofrenda tan desafiante?
Jungkook intentó no reírse y falló. Movió su mano para cubrir su boca, pero...no pudo, porque Yoongi todavía sostenía su mano derecha. Jungkook miró sus dedos entrelazados y lo tiró. Yoongi no se movió. Intercambiaron una profunda mirada y la cara de Yoongi era ilegible. Eventualmente, Jungkook se rindió y prefirió beber su copa de vino con su mano izquierda, intentando convencerse desesperadamente de que esto no significaba nada.
Horas pasaron. O minutos. En realidad, Jungkook no podía saberlo porque su mente estaba muy borrosa y feliz.
Para cuando estuvo borracho, Jungkook se dio cuenta de que la gente aquí bebía un montón. Un montón. Demasiado. Eran como bebedores compulsivos o algo así. Era muy insalubre y Jungkook le informó sucintamente a Yoongi que el alcohol inducía a la pérdida de masa cerebral. Por alguna razón, Yoongi se veía completamente divertido y lo miró con cariño cuando Jungkook se lo dijo.
Yoongi estaba sobrio. ¿Por qué demonios estaba sobrio?
—No estoy sobrio —dijo el Magistrado. Whoops. Probablemente Jungkook dijo en voz alta. —Estoy acostumbrado a beber. Claramente tu no lo estás.
—Pero ¿cómo? —lloriqueó Jungkook —Soy el doble de tu tamaño. Teóricamente debería tener una tolerancia más alta que tú.
—Esa es una pregunta muy buena —gruñó Yoongi, llevando a Jungkook hasta su habitación. —Por lo menos cumplimos nuestra meta esta noche.
—¿Qué meta? —pregunto Jungkook, mientras se lanzaba a la cama. —Espera, ¿no deberías estar celebrando la, uh...? Prada. Prida. ¿Cómo mierda se llamaba?
—Príada.
—Sí, Príada.
—Las celebraciones de la Príada terminaron por hoy —dijo gentilmente Yoongi, desabrochando uno de los collares de Jungkook y depositándolo en la mesa. Yoongi era realmente, realmente atractivo, pensó Jungkook. Era un pensamiento común que había estado atravesando por su mente desde que conoció al Magistrado, pero Jungkook estaba borracho, así que era todo lo que podía pensar. Yoongi era tan tan sexy, y viril y protector.
Y es la razón por la cual Jungkook tomó la túnica de Yoongi y lo lanzó a la cama. Jungkook se subió encima de él, respirando agitadamente.
—Jungkook. —dijo Yoongi rígidamente, mirando hacia un lado —Estás intoxicado.
—Tú también lo estás.
Y Yoongi debía estarlo, porque estaba sonrojado y avergonzado, una pérdida de su usal compostura. La mano del Magistrado agarró el músculo del antebrazo de Jungkook. Su toque encendió algo, o más bien, la atracción siempre había estado ahí, pero ahora estaba amplificado diez veces. Jungkook estaba más excitado que en toda su vida y se sentía un tanto amargo; no habían hecho nada. Yoongi era tan atractivo. Era injusto. Algo sobre hombres competentes y confiables hacía que Jungkook se agitara, supuso.
—Mírame —demandó Jungkook, y por alguna razón, Yoongi lo hizo. Se miraron el uno al otro, el aire eléctrico.
No supo quién se movió primero.
Se estaban besando, sus bocas fusionadas mientras la mano de Yoongi subía para envolver su cuello. Jungkook gimió. Mierda. Mierda.
—Jungkook, —jadeó Yoongi, separándose. —Necesitas dormir.
Jungkook lloriqueó cuando su erección rozó el muslo de Yoongi. Yoongi lo sintió también, porque murmuró "Asha me ayude" en voz baja.
—Te deseo. —dijo Jungkook, cerrando sus ojos y tomando un respiro profundo, descansando su frente en la clavícula de Yoongi. Intentó calmar su corazón agitado. —Pero tienes razón. Debería dormir.
Su cabeza se sentía tan pesada, y de verdad quería hacerlo, pero dormirse comenzaba a sonar como una muy buena idea. Yoongi masajeó su cuello de manera confortante. Jungkook lo sintió presionar un beso en su cabeza, lo que era...agradable.
—Duerme —murmuró Yoongi. Fue la última cosa que Jungkook escuchó antes de que las náuseas llegaran a su cabeza.
Mierda, las náuseas.
Jungkook apenas logró salir del agarre de Yoongi antes de que vomitara a un lado de la cama.
Mierda. Iba a ser una noche larga.  
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aricastmblr · 1 year
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Jimin's "FACE" Selfie Diary for ARMY
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