Tumgik
#quién me lo hubiese dicho a mí hace dos meses
flash56-chase05 · 2 years
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Notas de Una debilidad por explotar
Recomiendo, encarecidamente, que estas notas se lean después de haber terminado el capítulo 6. Contienen spoilers que arruinan completamente la experiencia y el esfuerzo puesto en desarrollar la historia.
Sin más dilación, aquí las dejo. Es larguito.
1. El problema de Guinea Ecuatorial.
A pesar de que Alemania quería evitar que el conflicto se trasladase a África, puesto que no tenía los medios para defender las colonias, no pudo hacer nada.
El 15 de febrero de 1916, mil alemanes y cuarenta y seis mil cameruneses (hay fuentes que dicen que fueron más de cincuenta mil en total) cruzaron la frontera entre Camerún y Guinea Ecuatorial. Las fuerzas franco-británicas habían rodeado Camerún con el ánimo de invadirla, y la población civil, sumada a los soldados en dicho territorio, entraron en Guinea con el fin de solicitar asilo a las autoridades españolas.
Fue una situación delicada por los militares que habían cruzado; los aliados protestaron ante la posibilidad de que se pudiese estar preparando un contraataque desde Guinea (a pesar de que, a la hora de cruzar la frontera, los soldados se habían rendido y entregado sus armas de manera pacífica). A su vez, se temía una invasión de Guinea a manos de la Entente.
Las autoridades españolas (aproximadamente un centenar de personas), que solo habían intentado alimentar, mantener y proteger a los miles de huidos de la guerra, cumplieron las exigencias de la Entente, y trasladaron al contingente alemán a la isla de Fernando Poo, a la ciudad de Santa Isabel, junto a sus soldados africanos. Se permitió entonces que los oficiales franceses e ingleses organizasen la colonia —como se informaría en el periódico francés Le Journal.
(Se llegaron a establecer hospitales, aunque las condiciones higiénicas y alimentarias evitaron que todos pudieran salvarse.)
Aun con eso, los mandos de la Entente siguieron presionando, hasta el punto de que el Gobierno español trasladaría a la Península a los soldados.
La polémica seguiría cuando, al ser llevados a Alcalá de Henares, Pamplona y Zaragoza, las poblaciones los recibirían de una manera tan afectuosa que, según los periódicos de la época, parecía más bien «el recibimiento de un país aliado de Alemania que el de uno neutral».
Aunque, por suerte, no llegó a más.
Como curiosidad; algunos de los alemanes huirían por la poca vigilancia y las suaves medidas, otros se casarían con españolas y una pequeña proporción de ellos volvería a Alemania.
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2. Línea Hindenburg.
Fue planificada por Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff, que forzaron la vuelta a la política submarina sin restricciones [de la que ya hablaré más adelante] para poner la atención de los aliados en otro sitio.
Se empezó a finales de 1916 con el fin de recuperar sus fuerzas —que se habían resentido gracias a las Batallas de Verdún y del Somme—, y retirarse a trincheras con mejores fortificaciones.
Fue construida de octubre de 1916 a marzo de 1917, periodo en el que se añadieron unos ocho trenes al día al tráfico normal, aunque la retirada no empezaría hasta febrero de 1917.
Los aliados la descubrieron en octubre de 1916, y la rastrearon hasta el 15 de abril de 1917, día en el que los aviones que revisaban el progreso fueron derribados.
(Al principio, desde la Entente, se la denominó línea Drocourt-Quéant).
Esta defensa no caería hasta el septiembre de 1918, a dos meses de terminar la guerra.
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3. Convenciones de La Haya.
Dejaré que los juzguéis por vosotros mismos con lo que ya habéis leído.
Artículo 4. Los prisioneros de guerra están en poder del Gobierno enemigo, pero no en el de los individuos o en el de los Cuerpos que los hayan capturados.
Deben ser tratados con humanidad.
Todo lo que les pertenezca personalmente, excepto las armas, los caballos y los papeles militares, queda de su propiedad.
Artículo 6. El Estado puede emplear, como trabajadores, a los prisioneros de guerra, según su grado y aptitudes. Dichos trabajos no serán excesivos y no tendrán ninguna relación con las operaciones de la guerra [añado la información de que aquellos a los que utilizaban para construir la Línea Hindenburg eran, en su mayoría, presos rusos].
Los trabajos hechos para el Estado serán pagados con arreglo a las tarifas vigentes para los militares del Ejército nacional que ejecuten iguales trabajos. Cuando los trabajos tengan lugar por cuenta de otras Administraciones públicas o de particulares, sus condiciones se fijarán de acuerdo con la Autoridad militar.
Los haberes de los prisioneros contribuirán a aliviar su situación y el exceso les será entregado al ser libertados, descontándoles los gastos de manutención.
Artículo 7. El Gobierno en cuyo poder se encuentren los prisioneros de guerra estará encargado de su mantenimiento.
A falta de acuerdo especial entre los beligerantes, los prisioneros de guerra serán tratados, en cuanto a la manutención, alojamiento y vestuario, bajo el mismo pie que las tropas del Gobierno que las hayan mantenido.
(Y un bonus para los intentos de escape.)
Artículo 8. Los prisioneros de guerra estarán sometidos a las leyes, reglamentos y órdenes vigentes en el Ejército del Estado en cuyo poder se encuentren.
Cualquier acto de insubordinación autoriza, respecto a ellos, las medidas de rigor necesarias. Los prisioneros evadidos que sean cogidos de nuevo antes de haberse podido unir a su Ejército, o antes de abandonar el territorio ocupado por el Ejército que los hubiera capturado, estarán sujetos a las penas disciplinarias.
Los prisioneros que, después de haber logrado evadirse, sean hechos prisioneros nuevamente, no estarán sujetos a ninguna pena disciplinaria por la fuga anterior.
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4. Fuerte MacDonald.
Actualmente llamado Fuerte de Mons-en-Baroeul —ya os podéis imaginar lo gracioso que fue buscarlo de primeras sin saberlo—, esta prisión, ahora reconvertida en restaurante, estaba ubicada en Lille, Francia.
(Lo digo porque, en la página de prisioneros australianos de la que saqué la información, ubicaban erróneamente el Fuerte en la Lille belga. Por eso tanta referencia a la confusión a lo largo de la historia).
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[Esta era la entrada principal; el patio interior de ladrillo rojo que atraviesan.]
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[Este es el pasadizo que atraviesan hasta llegar al interior.]
La información que se conoce del lugar es gracias a los testimonios de los supervivientes, a partir de 1917. No se sabe en qué momento empezó la malnutrición, puesto que las causas por las que se dice que los alimentos no pudieron llegar, es decir, el bloqueo submarino británico a las zonas invadidas, había estado desde el principio de la guerra.
Además, se sabe que los guardias de los campos de prisioneros recurrían a la desnutrición e incluso a la tortura psicológica, por lo que... quién sabe.
Dado que creo que el capítulo se encarga bastante bien de explicarlo, y que en el siguiente se añaden otros ciertos detalles, solo voy a mencionar un detalle: había una mortalidad de 1 sobre 12, y si fue tan «baja» fue gracias a las provisiones que les mandaba la Cruz Roja.
Si queréis saber más, aquí tenéis el link de la página de donde saqué la mayoría de detalles. (Tened en cuenta el detalle de que es la Lille francesa, no la belga).
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conelalma · 1 year
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Positive mind, positive life.
Sí me hubiesen dicho, dos meses atrás, que la positividad (junto con el amor propio) cambiaría mi vida, me hubiese reído en su cara. Realmente, lo hubiese hecho. Era el tipo de persona que solía mirar en menos a las personas que pensaban positivo, que siempre sacaban algo bueno de las situaciones, que confrontaban todo de una manera más espiritual por decirlo de alguna manera...hasta me enojaba con ellos/ellas. Y es qué, cuando te encuentras en un mal momento energético y espiritual, es decir, te ocurren un montón de cosas negativas y no ves salida a nada, tiendes a condicionar tu mente con malas palabras, la llenas de negatividad básicamente y ves a la gente que está más sana mentalmente, cómo si estuviese loca. No hay palabras más certeras para describirlo.
Hace un par de meses, me encontraba en un momento muy bajo energéticamente hablando, donde estaba vibrando muy bajo y no sentía fuerzas para nada. Repetía constantemente palabras poco motivadoras para mi misma, aunque tenía ganas de salir adelante, no podía, algo me detenía. Y es qué, descubrí en lo más profundo de mi ser, que nuestro cerebro creerá todo lo que le dices y comenzarás a atraer lo que piensas, ni más ni menos. Así como suena. Es difícil obtener resultados positivos sino cambias tu manera de pensar y hablarte a ti mismo, porque eres quién creará esa realidad, nadie lo hará por ti.
Fue en ese momento dónde me di cuenta de eso, qué todo cambió para mí. Comencé a alejarme de los vampiros energéticos, de las malas compañías, de los malos hábitos, comencé a cambiar mi vida de a poco. Y lo más importante, comencé a preocuparme de mí y como me trataba. Ahí comenzó mi aventura de autoconocimiento y sanación.
Así que, recuerda, todo parte en ti. Sé qué puedes hacerlo.
"Las palabras crean realidades"
"Si lo crees, lo creas"
conelalma.
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Supervivencia En La Secundaria Parte 1
Hola 👋👋 cómo están?
Yo mal , enojada, histérica o como lo catálogo yo "En Una Montaña Rusa De Emociones"
Hace 1 año me diagnosticaron " Trastorno De Personalidad Limite" aunque yo lo sentí como si lo hubiese tenido desde que nací.
Me dijieron que el "Borderline" se detecta recién en los 16 a 19 años ( edad que me lo diagnosticaron)
Entonces llegué tarde para sobrevivir en el fantástico mundo que tenemos que atravesar todos los adolecentes ( aunque algunos no queramos) de la "Secundaria". La palabra mágica que cada vez que la nombró o escucho me hace estremecer toda mi columna vertebral y acordarme de cosas horribles. Tengo ganas de vomitarle encima y quemar esa palabra de mierda.
El tema es que como buena chica adolecente de clase- media Argentina y cristiana fui a 2 colegios secundarios que resultaron un fracaso.
El primero: un colegio chetisimo, todo limpio, brillante desde donde se lo vea, con alumnos aplicados y felices de aprender cada día cosas nuevas. Uniformes hermosos relucientes con la categoría bien marcada : para varon o para mujer , no había unisex no existía o al menos en ese colegio.
Cuestión que entre por qué mi amiga de la primaria iba a ese colegio y como sabía que me iban a hacer bullying , por lo menos quería pasar las humillaciones acompañada con otra que existía menos que yo.
Se los dije a mis papás y me dieron media beca( porque vino una asistente social y vio que vivía en un edificio en la zona más cheta de recoleta y tenía todo ordenadito y limpio con ropa más o menos decente ) lo que no sabía la asistente social era que mi padre es encargado de edificio y por el si teníamos la suerte de vivir en esa zona, pero parece que no lo entendió o le dió lo mismo o me vio con cara de pollito mojado y quiso que sufra , o yo que se.
El tema es que como es un colegio tan pero tan aplicado y renombrado , no se aceptaban las burlas o compañeros malos , todo era amor y paz , armonía , la planta de dios y chicos " normales" con problemas " normales" y padres " normales" forrados en plata para dejar al hijito o a la hijita en jornada completa y que no le rompan las bolas. El tema es que la asistente social me preguntó si tenía algún problema ( y no hablo de salud) sino de algún problemita mental. Le dije que tengo un problema de base que es el asma y algunos problemas que al parecer le importaron un carajo y lo suficiente mente normal para no estar en la categoría " down"
Así que como mucha bola no me prestó , mis papás y yo creímos que era el colegio perfecto y que lo que yo tenía era normal típico de una adolescente de 14 años. Yo estaba re contenta , iba a terminar la secundaria ,iba a ser por popular y actriz
Todo demasiado perfecto para mí vida.
Cuestión que una semana antes la secundaria hacia una junta para los chicos nuevos, para que nos conozcamos y el primer día no sea incómodo. Me parecio una buena idea y fui.
Había otros compañeros míos de la primaria que no les dí bola porque la verdad , pensé que la secundaria era vida nueva y eso implicaba dejar a los tarados que me marginaron toda mi infancia. Crei , como siempre ilusa
Conocí a varios chicos , me cayeron bien pero una en particular iba con mi personalidad border ( que recién se estaba gestando dentro de mi cerebrito ) una chica que le gustaba leer y pasar tiempo sola y encima darks que puede salir mal con una chica así? Más una chica que tenía definido que tenía un problema que yo pensé que era border pero no, era mucho peor que eso .
Hicimos un recreo con papas fritas y música para seguir conociéndonos y mi amiga de ese entonces en la presentación había dicho que le gustaba leer y obviamente se ganó el corazon de la darks. Que mentirosa ni siquiera sabía quién era Stephen King Por Favor!!!
Cuestión que yo también me presenté pero el corazon de la darks ya pertenecía al de mi amiga y yo queriendo llamar la atención dije que me gustaba la música gótica y demás boludeces que se me ocurrieron en ese momento y llame un poco la atención de mi presa pero no lo logré como quería y terminen siendo la rarita del grupo de los nuevos.
Así que cuando salimos al recreo, la dark se le acercó a mi amiga , la saludo y empezó a preguntarle sobre libros ( cosa que a todo esto , la boluda de mi amiga no entendía nada y respondia cualquier cosa) obvio la dark quedó media confundída pero ahí estaba yo siempre la segunda opción lista para tirar mi veneno en cualquiera momento y ganar el corazon de la darks.
Respondí a todas sus preguntas de libros y la darks se fijó en mi y me empezó a hablar a mi y a la boluda de mi amiga ni bola.
Ese mismo día me nombro como su amiga inseparable y a mi amiga como la segunda opción ( o sea nuestro perrito faldero)
Salí re contenta y cuando llegue a casa , agarra mi notebook ( que en ese momento era mi única amiga) y vi que la darks me mandó solicitud de amistad y me etiquetó en facebook ( red social bastante famosa , que por lo menos la gente que conocí la usaba, allá por el 2014)
Dios me sentí tan popular!!! Y empezamos a chatear hasta que empezaron las clases oficialmente en marzo. A todo esto nuestro perrito faldero , le dábamos bola pero no lo suficiente porque necesitaba aprender más sobre las dolencias góticas y de libros. Para no dejarla atrás hicimos un grupo con ella y la etiquetabamos en todo lo que publicamos en facebook.
Se puede decir que en una semana y media de colegio ya era la " piba gótica que se juntaba con la piba peligrosa" y me tenían cierto miedo pero respeto NO eso jamás aunque les hubiese dicho que llevaba una navaja y les iba a cortar el pelo a las pendejas con las extensiones falsas y caras ( vale aclarar) que llevaban . Pero claro quien le iba a tener miedo a una piba de 14 años que parecía de 8 años y que encima no usaba pollerita de puta , si no más bien parecía una judía.
Al principio los estudios estaban bastante bien para mí promedio de " chica casi 10" así que no me hacia mucho problema con eso, salvó que mandaba mucha tarea pero era lo de menos en mi vida en ese momento) lo que realmente era importante era dejar de ser la enana de la primaria y convertirme en una piba peligrosa que todo el mundo le tenga miedo y respeto. No buscaba ser la típica chica chetita , la verdad no me llamaba la atención muy normal , típico cliché de secundaria fina.
Así que intente cambiar un poco mi peinado( lo logré , pero me sentí sintiendo la misma) pero para la darks no! Era lo mejor. Mi mamá me compro un pack de aros de calaveras ( de distintos colores) y me sentí en el cielo!! Tire los aros de nena que usaba en la primaria y los aritos de calavera ocupaban un lugar especial en mi corazón. Me los puse y al otro día que fui al colegio mi amiga darks me los envidiaba y me preguntaba dónde los había comprado y yo para hacerme la interesante le dije que una amiga de mi mamá que viajaba a estado unidos me lo regaló. Mentira!! Mi mamá me los compro en un supermercado. Pero bueno eran aros especiales y tenían que venir de un lugar especial.
Pero aun así , mi me sentía lo suficientemente gótica y especial , ya que como paso en la primaria de burlaban de mí por ser " chiquita" y "flaquita". Pero la puta madre!!! Algo tenía que hacer para sacarme ese estigma que me perseguía de la secundaria , así que para no faltarle el respeto a mis creencias darks pero ser atractiva para los chicos de mi clase( que eran todos horribles , pero bueno que uno esté detrás de mi , sumaba puntos) así que como mis papás nunca tuvieron problema en que yo me vista como quiera , empeze a usar la pollera más alta y el suetersito que se usaba para esa época me lo ponía en la cintura . Cambio algo pero no lo suficiente, porque las chetitas de mi salón usaban el pelo suelto y se pintaban las uñas ( cosa que estába prohibido , ya nos los había advertido la rectora y directora) no entendía ni mierda así que me pinte las uñas de color negro( por la darks , obvio) y llevaba media colita para que se me vea el pelo suelto pero a la vez sutil para que no me cargarán a pedos ( siempre alumna semi diez yo) pero no era suficiente . Para mí amiga la darks si pero para mí que ya había entrado en el mecanismo narcisista de ser una Barbie versión pobre , todavía le faltaba.
Así que a mis compañeras , de reojo y Vi sus pelos largos lacios brillantes con un montón de productos de peluquería cheta, con rubio en las puntas o con algún color o todo rubio .
Así que, después de que llegara a casa le pregunta a papá y a mamá si me podía hacer eso en el pelo y me dijieron que era muy chico y mi pelo era virgen y precioso para dañarlo y que mi papá no iba a gastar en eso que duró mínimo 3 meses , preferís gastarlo en ropa. En ese momento me puse triste pero era un ofertón la ropa así que acepte y un finde semana íbamos a once a comprarme ropa.
Recuerdo que termine la tarea algo angustiada, por qué a mí cuando se me mete algo en la cabeza tiene que ser como yo lo quiero , esa parte caprichosa de mi que me trajo muchos problemas. Cuestión, fui al baño y Vi mi pelo semi ondulado largo y negro sin sentido ( para mí). Pensé en contarmelo así lo podía usar más suelta y comprar productos de peluquería truchos en once que me dejarán el pelo como a una reina.
Así que el día que fuimos a once , pasamos por la peluquería que íbamos siempre. Me corté el pelo y le pregunta a la peluquera que me dejara el producto como a una diosa y me dió unos par pero los tenía que comprar a unas 5 cuadras por mayor. Puta! Eso tiene de malo once que algunas casas son mayoristas y en mi caso quería 2 productos no 6 , así que decidí que no, el pelo de diosa no lo iba a tener pero la ropa si.
Así que me recorrí todo el barrio porteño de once y conseguí cosas que valerion la pena. Recuerdo haberme comprado dos remeras manga largas te darks salvi por el color que medio no pegaba pero bue. Pantalones largos re lindos con chatas y con cordones en los costados y una campera charolada
Estilo universitario ( lo más IN de la moda en ese momento) hasta el día de hoy me sigue entrando y está en perfectas condiciones a pesar del uso. Después unas cuantas cosas más y unas botas que puta!!! Más rockeras no podían ser con taco y todo . Cuando llegue a casa guarde mi ropa y mis botas con amor porque sabía que iba a hacer mi nuevo estilo . La poca ropa de enana de primaria la regala y dejé algunas cosas que zafaban y mi ropa nueva ( obvio me iba a comprar más)
Lo bueno de once es que fui toda la vida ahi y conseguís ropa cheta de buena calidad de moda a un poco precio re económico. Es mi lugar por preferencia para ir a comprar ropa al igual que avenida Avellaneda y mercado libre.
Bueno muchachos me fui a la mierda y tengo sueño , a la brevedad sigo escribiendo mi primera experiencia fallida de secundaria.
Que tengas buenos días ☀️ buenas noches 🌜 o buenas tardes ⛅
⭐La frase motivadora del día: ⭐ " La tristeza es causada por la inteligencia, cuánto más entiendes ciertas cosas,más desearías no comprenderlas"
💎 Rubí 💎
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a-pair-of-iris · 4 years
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Mi Semana Contigo [3/5]
by Aris
Parte 2             Ao3           Inicio
4203 palabras
Miguel estaba seguro de que nunca había escuchado a Francisco hablar tanto, al menos no por tanto tiempo de corrido. El castaño por lo general era muy amable, pero bastante reservado alrededor de otras personas. Recordaba que le había costado un par de meses lograr que hablara abiertamente con él, y aun así le parecía que siempre era su voz la que acaparaba la conversación. Pero en ese momento el otro no paraba de hablar. Había empezado así desde que se internaron por los senderos menos concurridos de la reserva.
Sinceramente, Miguel no era tan fanático de las largas caminatas, pero no dudó ni medio segundo en aceptar la invitación de Francisco a acompañarlo en su paseo cuando la agencia le dio un pase extra al parque nacional y el centro de estudios, en compensación por el fiasco de la cabalgata. Un par de picaduras de mosquitos y calambres en las piernas no le impedirían disfrutar el día junto a su Panchito; el que se movía ágilmente de un lado a otro, hablándole sin descanso y con un brillo en los ojitos sobre las especies de plantas y animales que iban apareciendo. Estaba a medio discurso sobre los hábitos alimenticios de un pajarito, cuando se detuvo de pronto y lo miró apenado.
—Perdón, estoy hablando mucho, ya debo tenerte aburrido.
—¡No! Claro que no, causita, me encanta escucharte, en serio... —Se apresuró en asegurarle para que quitara esa expresión de disculpa. Como si a Miguel, enamorado como estaba, pudiera llegar a molestarle su voz, más cuando se escuchaba tan contento—. Es como una clase de ciencias, pero con un profesor entusiasta y sensualón.
No pudo evitar reírse nervioso cuando Francisco negó con la cabeza, dándole un empujón por eso último. Otra vez su insinuación había pasado por una broma y de verdad que no sabía si debía seguir sintiéndose aliviado por eso; así que solo lo dejó pasar.
—Ya, pero en serio. Se ve que te apasiona esto. —Continuó una vez volvieron a retomar la marcha por el sendero—. Seguro que tu tesis resultaba más llevadera de leer, ¿Estudiaste Biología o algo así?
—No, yo no… —murmuró Francisco, bajando la mirada involuntariamente—. Sí me hubiera gustado, pero no se pudo.
—Oh. —Fue todo lo que pudo decir, viendo de soslayo cómo su compañero, tan animado hace unos instantes, ahora se removía incómodo. «¡Grandioso! Por qué no me extraña que lo arruinaras hablando de más». Quería que la tierra se lo tragara—. Disculpa, asumí que…
—Descuida, para ti debe ser normal que todos tus conocidos hayan ido a la universidad, entiendo —dijo sacudiendo la mano, restándole importancia al mal entendido—. Tampoco es para tanto, hay muchas cosas que no resultan como las planeamos.
«¿Qué pasó?» se moría por preguntarle, pero su lengua estaba trabada por miedo a seguir metiendo la pata. Por suerte, Francisco le leyó la mente y tuvo a bien responderle.
—Cuando me gradué de la escuela mis padres no tenían una buena situación, y tampoco pude obtener una beca, así que me puse a trabajar para ayudar con las cuentas. No recuerdo cuándo fue que Rodri me regaló la cámara y el curso, y comencé a fotografiar bodas y bautizos para tener más dinero. Luego Manuel me consiguió la entrevista en la revista y armamos rápido un portafolio para que entrara… —Dejó escapar un suspiro, dándole la sensación a Miguel de que sus palabras estaban cargadas con un tinte de resignación—. Supongo que no resultó tan mal después de todo.
—¿No te gusta trabajar ahí? —preguntó luego de unos metros mirando la tierra del camino frente a él.
—No es que no me guste… —Frente a la pausa del castaño, Miguel se atrevió a levantar la vista y mirarlo. Tenía las manos en los bolsillos de la chaqueta y los ojos apuntando al suelo, pero por suerte no parecía incómodo o molesto, sino pensativo—. Tampoco es que me fascine fotografiar casas. Ni siquiera miraría la revista de no ser porque trabajo ahí; tal vez si fueran edificios de valor histórico sería distinto. No lo sé, para mí esto no es más que…
—Solo un trabajo. —Completó Miguel. Todo lo que estaba diciendo Francisco le recordaba a su tiempo trabajando junto a su padre en la empresa. No es que encontrara gran realización en escribir artículos sobre y para gente adinerada con casas enormes, pero aún no había estado en eso tanto tiempo como para aburrirse; además que el ambiente y la compañía se le hacían especialmente agradables.
—Sí… —Francisco le dedicó una pequeña sonrisa junto a su asentimiento—. Sé que en estos tiempos uno debería alegrarse de tener un trabajo estable y eso; pero creo que sigo con la ingenua esperanza de poder hacer algo que de verdad me importe, y me haga feliz.
—Oye no, causa, ¿De dónde sacaste esa idea? Fue el anciano amargado ese, ¿Verdad? No pss, tú no le hagas caso, si aún eres joven. —Lo abrazó por los hombros dándole un apretón cariñoso. El castaño en realidad no se sentía tan abatido como se escucharon sus palabras, y rio con ganas por el aliento de Miguel—. Y bueno, ¿Qué te gustaría hacer? Digo, ¿Te apuntarías a la universidad?, ¿Seguirías con la fotografía? ¿O cambiarías totalmente el rubro de las revistas?
—Bueno, los dos sabemos que esto de las revistas de decoración no da para mucho más… —La baja de lectores, cambios obligados de formato, y las últimas fugas de auspiciadores con las que los dueños atormentaban a Manuel a diario, no daban un buen pronóstico para el futuro allí—. Pero no me molestaría trabajar para la National Geographic, aunque eso es apuntar muy alto. —Antes de que Miguel pudiera comenzar con quejas en contra de su pesimismo, agregó—. Pero sí me gustaría en algún momento tomar estudios formales en biología, o botánica, o zoología, o entomología… o algo así. —Finalizó dándole un empujoncito con el codo, a lo que Miguel le mostró fugazmente la lengua.
Un cartel de direcciones en la siguiente bifurcación los hizo revisar su reloj, y decidieron que ya era hora de encaminarse al centro de estudios si planeaban llegar a tiempo para el inicio del recorrido, así que tomaron la desviación que los llevaba hacia el borde de la laguna, al otro lado de la que se divisaba parte del edificio.
—¿Qué hay de ti? —preguntó Francisco cuando ya caminaban junto al agua y los patos—. Supe que estudiaste administración y recursos humanos, ¿Cómo fue el asunto con eso?
Miguel no pudo evitar que una mueca se posara en su rostro por la poca pasión que sentía al recordar su área de instrucción—. Seguro ya sabrás que fue más a gusto de mi padre que mío. —Un asentimiento de su compañero lo confirmó—. Y siendo sincero, no creo tener una inclinación hacia nada en especial, no así como tú. Nada se me daba especialmente bien o mal tampoco; así que cuando papá me planteó ese futuro para incorporarme en la empresa, no le vi mayor problema y le seguí la corriente… Claro que ahora resulta obvio que no fue tan buena idea.
—¿Qué habrías hecho si no te hubiera dicho qué hacer? —Francisco, viendo que Miguel no pensaba apartarse, o retirar el brazo que aún descansaba sobre sus hombros, pasó su propio brazo por detrás de la espalda del moreno sujetándose de su costado.
—A ver, si mi viejo no hubiera insistido tanto… Mmm, supongo que entonces le habría hecho caso a lo que quería mamá y hubiera estudiado historia del arte, o restauración; o tal vez me hubiese ido de viaje al sudeste asiático, quién sabe. La cosa es que no me habría seguido matando con los números por más tiempo, eso es seguro.
Las risas de ambos resonaron por el camino, espantando a unas pocas aves cercanas antes de que alcanzaran la entrada al centro de estudios.
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El recorrido por el centro no resultó tan aburrido como había esperado. De hecho, fue interesante, y muy educativo; pero Miguel sospechaba que se debía en gran parte a que terminó contagiándose del entusiasmo del niño emocionado que tenía al lado. Así fue que cuando acabaron en la tiendita de souvenirs, estratégicamente dispuesta al final, compró un par de llaveros e imanes para el refrigerador para él y Francisco, que se sumaron a los juegos de postales, folletos y muestrarios de minerales en las bolsas de recuerdo que habían repartido los encargados a cada uno de los asistentes durante el recorrido.
Subieron nuevamente al auto cargados con sus regalos y manejó de vuelta a la casa. A pocos kilómetros andando en la carretera, uno de los anuncios al costado le dio una idea. Bueno, mejor dicho, le recordó una idea que tenía desde hace bastante tiempo.
—Oe, Pancho, ¿Vayamos a tomarnos un trago?
—¿Mmm? —Francisco se enderezó de nuevo en el asiento. El auto de Miguel era demasiado cómodo para él, no podía evitar relajarse contra el suave acolchado y comenzar a dormirse casi al momento en que se sentaba—. ¿Tú dices ir… así como a un bar?
—Tsk, ¡Claro! Ahora, si además tienes ganas de bailar podemos ir a una disco. —El quejido del otro le dejó bien claro que no estaba de ganas para eso último.
—Pero si vas manejando, pana, no puedes ir con trago.
—Bueno, es tan simple como ir a la casa a ponernos bonitos y después salimos en taxi. —Mirando de reojo vio que Francisco seguía dudoso con su propuesta, y antes de que pudiera decidirse a rechazarlo puso los mejores ojos de huevo frito que tenía—. Vamos, no seas así y apáñame, pe. Quiero divertirme contigo antes de que mi familia tome turnos para atarme la soga al cuello.
—Está bien, está bien, ya no des pena —aceptó por fin entre risas.
 Una hora después estaban sentados a la barra del bar gay más tranquilo que Miguel conocía en el área. Siendo que los dos ya estaban algo crecidos como para seguirle el paso a una horda de muchachitos, y que Francisco solo había aceptado porque le dio lástima, no quería asustarlo llevándolo al antro que frecuentaba de jovenzuelo.
Ya llevaban un par de tragos, o más bien, él llevaba un par, el castaño tenía ya una pequeña colección de vasos frente a él en el mesón. Francisco bebía casi como si fuera agua lo que se tragaba, y Miguel no estaba seguro si preocuparse o eso era lo normal en él, siendo que nunca habían ido a chelear juntos antes. De todas formas, le pidió al barman un par de esos sándwiches triangulares para meterse algo en las tripas y que el otro no se le cayera muerto ahí en la barra.
—Aw, que tierno que eres, man… —dijo Francisco antes de morder su emparedado, con una voz melosa y recargándose contra su costado por un instante como agradecimiento.
Todo el alcohol lo tenía increíblemente desinhibido; la lengua floja soltando una corriente de pensamiento a veces inentendible; riéndose a carcajadas ante cualquier cosita remotamente chistosa que pasara; manos y pies torpes, con una tendencia a irse contra él incluso estando sentados. Así que Miguel hizo el intento de acompañarlo cuando se levantó para ir al baño, viendo que el equilibrio ya le estaba fallando.
—Tú quédate ahí y sigue mirando fotos —indicó entregándole su celular, donde habían estado mirando y comentando la excursión de ese día—. Y no te comas mi sándwich, ya vuelvo.
Miguel ahogó una risa mirándolo tambalearse hacia los cubículos. Cinco minutos e iría a buscarlo, mientras, haría lo que le dijo. Continuó pasando en la galería hasta el día anterior, a las fotos que Francisco había tomado del jardín y hasta las que sacaron junto al caballo. Le gustaba cómo en algunas hasta podrían pasar por una pareja.
«Basta», se dijo para disipar esa idea antes de que se descontrolara. Eran dos amigos de vacaciones, solo eso.
Todo iba normal, hasta que de pronto se encontró con una foto suya en la casa de la señora Fuente-Alba. Y luego otra, y otra. Se irguió en el asiento por la sorpresa, ¿En qué momento tuvo oportunidad de tomarle fotos? Había muchas fotos de él, porque era evidente que Francisco no estaba fotografiando la sala, o el patio, o el comedor, sino a él. Sentía su cara calentándose con cada foto suya que pasaba.
Sabía que era algo extraño, y que perfectamente podría haberse asustado de que el otro fuese un psicópata; pero es que eran tan bonitas. Cada una de ellas lo retrataba con afecto, con ternura, hasta con amor. Si esa era la forma en que Francisco lo veía, entonces...
Una foto de Manuel. Eso bastó para quebrar su ensoñación. Una fotografía del editor en su escritorio, tomada con los mismos ojos afectuosos que las suyas. Le siguieron otras tantas de su día a día; en su pequeña terraza, con su taza de té, cocinando con Francisco, ellos dos en el sillón, sobre la cama.
Con esa última cerró la galería y dejó el celular a un lado. No quería arriesgarse a ver qué más había.
—Ay, carajo… —Se frotó el rostro sin saber qué pensar. Habían tenido sus momentos con Francisco durante esos días, estaba seguro de eso, también de que el castaño tenía un interés especial por él. Notaba que se ponía nervioso cada vez que le sonreía, o que, como pasó en la piscina, buscaba estar cerca de él y rozar su piel; que se lo quedaba viendo cuando creía que no se daba cuenta y ponía la misma sonrisa melosa que él tenía cuando pensaba en Francisco.
Antes de que pudiera seguir dándole vueltas al asunto, el joven salió del baño, más fresco y menos tambaleante que cuando se fue, tomando otra vez el asiento junto a él, dispuesto a terminar lo que quedaba de su sándwich. Entonces Miguel se dispuso a tranquilizarse con un vaso más de pisco.
-o-
—Bueno, ¿Y tú no piensas mostrarme nada? —dijo de pronto Francisco, moviendo los ojos hacia su pantalón. Miguel se sobresaltó, más que un poco nervioso por lo directo de la petición, pero francamente dispuesto, hasta que se dio cuenta que el castaño se refería al celular en su bolsillo y no a la otra cosa que guardaba dentro.
—En realidad no soy bueno para tomar fotos, casi nunca me acuerdo —decía mientras sacaba el aparato—. No sé qué esperas ver.
—Cualquier cosa. Yo vivo enviándote las cosas graciosas que me pasan, te conoces toda mi vida y a mi familia en base a fotos viejas y tú nunca me enseñas nada; después resulta que soy yo el reservado entre los dos. —Se quejó el castaño con el mentón apoyado sobre el mesón, así como un niño aburrido haciendo un puchero.
Miguel rio un rato a costa de su aspecto mientras le revolvía el cabello, y luego buscó entre sus pocas fotografías algo que mostrarle. Encontró unas de hace unos años, de cuando fueron a la finca de sus abuelos para el fiestón que hicieron por las bodas de oro. Así aprovechaba de presentarle a la mayoría de sus familiares; aunque gran parte de las fotos eran de Julio y él haciendo tonterías alrededor del terreno.
—Se nota que se quieren mucho —comentó Francisco con una sonrisa, aunque pudo detectar un tinte agridulce colándose en su voz. Al principio no entendió de dónde venía eso, pero pronto se le ocurrió a qué podría deberse.
—Te preguntas cómo puede ser tan distinto con él, ¿Verdad? —Miguel sacudió la cabeza en cuanto el otro asintió. Lo que menos hubiera querido en ese momento era terminar hablando de Manuel, y ahí estaban.
—Me doy cuenta de que han mejorado bastante desde que llegaste a trabajar a la DE, pero aun así siempre hay un aire tenso entre ustedes dos…
—Bueno, no puedes esperar que arreglemos más de veinte años de conflictos e indiferencia en unos pocos meses.
Y sí que era verdad que las cosas habían mejorado; pero no podía ser de otra forma, estuvieron obligados a comportarse como adultos funcionales y profesionales una vez que lo contrataron como columnista en la revista.
-.-
Ese día se había encontrado a su hermano en medio de una crisis, con uno de los columnistas que se había largado de improviso, dejándolos sin cobertura para la entrevista y sesión de fotos agendada en dos horas; la que le había costado semanas conseguir por deseos de su jefe, y que sería el centro de la próxima edición. El escritor en el que se había estado apoyando todo ese tiempo estaba a un encargo más de colapsar, y el resto estaba en otras ciudades o de permiso. Manuel habría ido él mismo, pero tenía otra reunión importante con uno de los patrocinadores, y su asistente estaba en casa con peste.
Un desastre, seguro el que hubiera aparecido su madre con su medio hermano favorito en su oficina sin avisar era la guinda del pastel.
En un arranque de consideración, y sí, tantito para enrostrárselo después, se ofreció para ir a hacer la entrevista. Eso de relacionarse con gente era su área, Manuel tenía la pauta de preguntas y podía grabar todo lo que se dijera para que lo arreglara luego. No podía resultar tan mal, después de todo había hecho un par de entrevistas en una de las materias de la universidad, sabía cómo hacerlo.
—¡Perfecto, Manuel! Tu hermano se codea con ese tipo de personas todo el tiempo, seguro saldrá bien. —Había dicho la señora Ana con entusiasmo. Manuel no estuvo muy feliz con la idea, aunque su expresión de fastidio podía deberse más que nada a que su madre hubiera dicho «tu hermano», que al asunto en sí. Terminó aceptando a regañadientes, pero todos sabían que era su mejor opción para salir del apuro.
—Muy bien. —gruñó el editor, dándole una mirada de pies a cabeza—. Qué suerte que siempre estés vestido como señorito. —Eso no había sonado precisamente a un cumplido. Miguel estaba por abrir la boca para decirle algo, cuando su hermano le entregó una grabadora y una libreta con la pauta de preguntas dentro, y luego se dirigió al exterior de su oficina—. Espera aquí, iré por el fotógrafo… ¡Francisco! ¿Dónde mierda estás?
—¿Les habla así a sus subordinados? —cuestionó intercambiando una mirada con su madre.
—Supongo que es el amigo que trabaja con él. Espero…
 «Este chico es muy agradable para ser amigo de Manuel», fue lo que más pensó mientras se dirigían al lugar en el auto.
Todo salió bien allí, o eso le dijeron Francisco y el productor cuando terminaron. Fue sencillo hacer conversación con la dama, respondió todas las preguntas extensamente y les dio un buen recorrido por la casa, contando anécdotas y datos interesantes sobre sus pertenencias. Una vez de vuelta en la revista, simplemente entregó la grabación y se fue de vuelta a su hotel.
Unos días después Manuel lo llamó. Por lo que entendió de la escueta charla de su hermano, la señora de la casa había llamado a su jefe, contenta por la visita de «ese encantador muchacho» y que esperaba con ansías leer el artículo terminado; también que estaría encantada de ayudarlos si en el futuro querían que algunas de sus amistades les abrieran las puertas de sus hogares. Su jefe entonces fue a preguntarle quien había sido y se sorprendió mucho al enterarse que no era ninguno de sus empleados. Así que le estaban ofreciendo un trabajo.
—Sé que está muy por debajo de tu nivel, así que entiendo que lo rechaces… —Empezaba a decir Manuel, tratando de poner fin a su interacción lo más rápido posible.
—En ningún momento he dicho que vaya a rechazar tu oferta —dijo, más que nada para llevarle la contraria.
Se hizo el silencio por un momento.
—… ¿Qué? ¿Hablas en serio, Prado? ¿Lo estás considerando? —La voz de Manuel se había agudizado por la sorpresa.
—Pues… ¿Por qué no?, no estoy ocupado ahora, González. Podría estar con ustedes un tiempo. Ya sabes, y a la doña le gustaría vernos trabajando juntos. —Hasta pudo escuchar el grito interno de Manuel en contra de esa posibilidad, y se sonrió—. Deja que lo consulte con la almohada y te respondo mañana.
Y colgó. Se sentía muy bien ser el que colgaba, estaba entendiendo por qué Manuel siempre lo hacía.
-.-
Terminó aceptando el trabajo, convencido de que sería por un tiempo y solo para fastidiar a su hermano, o medio hermano, como Manuel les recordaba a todos siempre. No contaba con que le acabara gustando eso de visitar casas y conversar con los dueños y decoradores, escribir los artículos, y menos enamorarse de Francisco y querer a toda costa seguir trabajando juntos.
Había pasado sin que se diera cuenta. Al principio solo sabía que le gustaba trabajar con él, conversar durante los traslados, esa silenciosa compañía cuando estaban frente a frente en los computadores en la revista. Luego aceptó que le gustaba escuchar su voz, que lo mirara con esos lindos ojos y le sonriera. Le gustaba cómo era capaz de relajarse, y que todo se llenara de paz al estar con él. Se sentía tan feliz a su alrededor.
Y luego estaba su relación con Manuel, y los frágiles avances que habían conseguido para hacerla menos disfuncional. Ahora eran capaces de entablar una conversación trivial cuando se encontraban en el ascensor; o bromear un poco en las reuniones de fin de semana en la casa de su madre; o esa gloriosa ocasión en que el menor se acercó a su escritorio solo para preguntarle si iría a mirar el partido del sábado con la familia, «para comprar más carne», le había dicho.
—¡Ash!... —Dejó caer el rostro entre sus brazos apoyados sobre la barra. Ahora que al fin estaba viendo la faceta más afable y cariñosa de Manuel no quería arriesgarse a retroceder otra vez y echarlo todo por la borda, menos por un hombre, pero no podía evitar que cada fibra de su cuerpo deseara estar con Francisco, aun dudando si era posible o no. Y ahora, después de haber visto las fotos que tenía de ellos en su celular, era obvio que el castaño iba directa e irremediablemente a ser un nuevo punto de quiebre entre los dos.
Luego de un rato refunfuñando contra la manga de su camisa, sintió que Francisco se recargaba contra él, la cabeza apoyada en su hombro, una mano frotando su espalda y la otra rodeando su antebrazo.
—Perdón por arruinar el ánimo del día… —Se disculpó con una voz suave, frotando su mejilla cariñosamente contra el hombro de Miguel—. Sé que es complicado, y que soy tonto porque igual siempre termino comentándolo; pero supongo que espero que ustedes también se arreglen con una catarsis sentimental, así como pasa con las chicas y conmigo… aunque entre ellas por lo general siempre terminen yéndose a los combos primero.
Miguel alzó un poco la cabeza para mirarlo de reojo, y no pudo evitar sonreírse viendo cómo continuaba con sus mimos, como si no le importara que estuvieran en un bar repleto con decenas de otros hombres alrededor. Llevó una de sus manos a reunirse con la de Francisco que acariciaba su antebrazo, y solo entonces el castaño entreabrió los ojos para mirarlo.
—¿Siempre te pones tan cariñoso cuando estás ebrio?
—Mmm… Sí —respondió con una voz somnolienta, y apretándose más contra su brazo—. En un rato puede que hasta empiece a ronronearte.
Ahogó unas risitas ante esa imagen mental, inclinando la cabeza hasta topar la de su compañero. Era algo que le gustaría ver, pero no necesariamente con el resto del bar observándolos.
—Entonces creo que mejor nos vamos antes de que suceda.
—Nooo, mejor no… —Se quejó Francisco, hundiéndose en la silla, avergonzado de repente—. No quiero hacer otra escena en frente de tu papá.
Entonces sí que no pudo aguantar más las risas, recibiendo unos golpes en el brazo por parte del indignado castaño.
—¡Ya, ya, tranquilo! Jajaja. —Tuvo que controlarse primero antes de volver a hablar—. Para tu suerte, papá no está. Me envió un mensaje hace rato diciendo que se quedaría a dormir en la oficina. —Estiró los brazos para traerlo de vuelta y el otro se dejó hacer—. Así que estaríamos solo nosotros dos. —Le susurró al oído, olvidándose mágicamente de todos sus reparos por un momento, envalentonado por el alcohol y las caricias que hasta hace un rato le estaba dando el otro hombre—. Solitos hasta que lleguen mamá y Julio en la madrugada.
—Ah, ¿Sí?, ¿Sabes lo que eso significa? —murmuró Francisco mirándolo de soslayo, haciendo que todo su cuerpo se encendiera por la emoción.
Claro que nunca esperó que para Francisco el tener una casa libre de padres significara «Noche de Karaoke», y que lo obligara a dejar el alma cantando frente al televisor a la par de ediciones mal hechas en YouTube, con el control del DVD aferrado en la mano como micrófono improvisado. Igual no cantaron más de una docena de baladas y duetos melodramáticos antes de que llegaran Julio y su madre.
Parte 4
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Preguntas por chat.
@tessayasikov
Hey hola! Después de un tiempo eh vuelto para preguntarte algo y compartirte que a pasado con mi caso. Resulta que eh leído sobre el narcisismo , no se si mi ex es o no narcisista aunque tiene rasgos de eso y recuerdo vivencias que lo pueden acreditar , más sin embargo trato de no enfrascarme. Acto seguido el me desbloqueo de WhatsApp y me preguntó solo por nuestro hijo a lo que respondí mandándole un screen de lo que el puso la última vez respecto a nuestro pequeño ( que me lo quedará y era mío porque tiene mis apellidos y que nos fuéramos al carajo) , el contesto: ok supongo está bien de todas maneras gracias. Ese mismo día me di cuenta que el en su FB pone cosas de que ya es hora de cerrar el ciclo y dejar personas ( haciéndose víctima) , pone que yo le fui infiel ( siendo que fue al revés ) , y etiqueta a su nueva chica o ligue en cosas de amor , me dolió lo acepto en un arrebato le reclamé todo eso a el , jamás contesto y me volvió a bloquear, estaba cegada por el dolor y el coraje de sus difamaciones y le pedí a su madre que le pidiera a su hijo jamás me buscará , ella no me creyó que el me busco de echo me tacho de mentirosa, y entonces se lo pedí a su hermana a ella le mande screen de todo lo que me insultaba su hermano, de como se expreso de mi hijo y de que en efecto su hermano me busco. Total días posteriores entre a instagram a bloquear a su nueva chica y ella posteo una foto de el y decía " no importa de quién te enamores , todos tenemos un corazón roto" la bloquie, llore, el también sube fotos de ella a su instagram y no dudo ya anden de esto ahora sí del truene han pasado dos meses y tres semanas . Llore, dolió, mi estima está baja más sin embargo me aplicó en mi carrera, quiero mejorar mi físico por gusto y amor propio, ya bloqueó a todos sus amigos, familia, a el y ella , de todas las redes , incluso cambie de número de celular. Comencé a leer de las heridas de la infancia y detecte que tengo la del abandono y rechazo, me baje libros del tema para poder comenzar a sanar . Hay días negros que lo extraño, quiero, duele y lloro siento no poder pero hay otros días mejores , donde tengo fe que todo estará bien , que yo no falle y fui sincera y leal, y aunque se jamás lo veré en la vida , mi bálsamo es que fui real y que la vida verá ello . Me ayudó del amor y apoyo de mi familia, amigos, carrera y mi hijo. Quiero aprenderme a querer , a perdonar y quiero superarlo más no olvidarlo , solo superarlo y dejar de amarlo o extrañarlo . Aveces me comparo con la nueva chica pero te repito el si que falló conmigo y recuerdo que patrones que tuvo conmigo como dejar relación y entrar a otra, insultos, idas y venidas, abandono a su hijo y a mi en todo momento y como me mentía y culpaba de todo lo que el hacía me ayuda a sentirme un poco fuerte que yo solo fui sincera, leal . No quiero buscarle, ni siquiera stalkearlo me da pavor porque se que veré cosas que aún duelen , se que el ni me piensa y ni nada ni un sentimiento , por eso tampoco busco . En ocasiones acepto pienso que por yo cerrarle puertas virtuales y mi cambio de número, el al desbloquearme en algún momento se dará cuenta que por fin me comencé a valorar y debe importar poco su opinión pues el que mintió y fallo y si fue cruel es el , pero avecese pregunto ¿ Llegará a hacer otra cuenta de FB o instagram al ver qué ya lo bloquie de todo y cambie de número ? No lo sé... Y jamás lo sabré ... Por otra parte me gustaría llegará una persona linda pero aveces siento que por ser madre soltera me quedaré sola en ese aspecto en un futuro, porque ahora hoy por hoy no quiero relación, de esto me refería en muchos años más adelante ... No se queempiedas decir de todo esto y que puedo hacer para recobrar mi autoestima, seguridad, felicidad o plenitud Saludos
Pd. Se me olvidaba comentarte que las últimas veces que yo stalkeaba me di cuenta que el sube muchas fotos de el cada rato, obvio ella le comenta , el sabe que yo solía ver todo , y que incluso amistades en común me pasaban todo lo que pone en FB ( cosa que ya no pasa y bloqueó esas amistades) , pero creo que mi ex tiene la certeza que aún veo todo , y stalkeo , casualmente puso la última vez que vi una foto de el que se tomo en mi casa en mi baño la navidad pasada que estuvo conmigo, obvio se comentan ambos ahí , y viceversa el le comenta mucho a ella , sabes me recuerda a como era el conmigo cuando lo conocí y en la relación y como trataba a la que era su ex en ese entonces ... Tal cual ahora esta pasando , con la diferencia que como te comenté en mi primer párrafo , que yo cambié número de cel , bloqueó todo, no stalkeo y simplemente me desaparecí , ni los molesto ni nada cosa que en su momento su ex la anterior a mi si hacía . Vaya ... Que duro es esto para mí ... Cinco años ,un BB, tanto amor y dedicación de mi parte y para el esos cinco años menos de un mes y ahora ya casi tres fue absolutamente nada 😭 de verdad como te decía en mi párrafo anterior me hace sentir mal , que no me amo, que no fui importante etc . Es más me siento tonta por estar estos dos meses y medio llorando, pasándola mal sube y baja de emociones y extrañandolo o creyéndome que yo era la mala e insuficiente ... Me da coraje porque en el fondo se que no lo merezco y confieso jamás quiero verlo no me atrevo porque s me restregada que es feliz con otra , ya sea la que tiene ahora u otra ... Aparte se que nos une mi hijo pero me repito , no necesariamente a mi , ya sabes no por eso debo verle o hablarle en la vida ( por como hizo todo y como me trato ) , y claro está porque no es responsable , aunque aparente que quiere a su hijo o le importa, quizá si sea así pero sabes considero que un padre de verdad conlleva más valores que el no ha tenido .. no solo es preguntar ... Si no criar, dar amor etc No sabes cómo me acuerdo de la ex anterior a mi , ahora me está pasando igual , el hablaba mal d ella, sus amigos y familia también, la trataba feo y la criticaba e incluso tachaba de loca y celosa , a mi me llenaba de amor , atención aunque me hablaba de ella mal y aveces me hacía comentario como que ella era loca peor tenia pechos grandes ... Y pensar que ahora estoy en ese papel , ahora habla mal d e mi , se victimiza con su novia , amigos y familia difamando me cuando todo fue al revés .... Que dolor y que coraje !
@tengomilpalabrasparati 💚
Hola Tessa .. a mi no has de convencerme de nada, todo lo que has escrito te lo debes de creer tu sinceramente.
Te pedí que lo bloquearas de todos tus contactos y dejaras de stalkearlo, cosa que no has echo y además has terminado rebajándote y dando explicaciones a sus familiares, gente que por su puesto (por muy mala persona que sea tu ex) lo van a apoyar
Con esto te has llevado un disgusto que podías haber evitado si lo hubieses bloqueado.
No puedo decirte nada que no te haya dicho ya con anterioridad.
Si lo sigues manteniendo en tus contactos y lo sigues stalkeando no va a llegar el día en el que encuentres paz y tranquilidad, y además seguía a su nueva novia ¿porque? 😡
Ha pasado porque tenía que pasar y no hay motivos para seguir rebuscando respuestas donde no las hay, porque la vida es así y solo hemos de aprender a aceptar las cosas tal cual nos lleguen, sean buenas o malas.
Una mala racha tarda en pasar dependiendo de la importancia que tu le des.
Se que han sido 5 años, pero con idas y venidas. A veces aguantamos más de lo que deberíamos intentando creer que esa persona cambiará y se comportará como a nosotros nos gustaría que lo hiciera, pero no queremos entender que las personas no cambian, que son siempre tal cual las conocemos, solo que al principio en la etapa del enamoramiento (cuando llevamos la venda puesta en los ojos)  todo nos parece magnífico y si no lo es lo perdonamos o buscamos la forma de excusarlo , pero una vez cae la venda hay que comenzar a fijarse en los detalles de como es realmente esa persona y si seguimos por el camino correcto o comienzan a haber bifurcaciones.
Si las cosas no funcionan pues no funcionan, no nos agarremos al clavo ardiendo, lo importante es que se intentó y no siempre las cosas tienen porque salir bien.
Él ha renunciado a su hijo y el BB lleva tus apellidos, con lo cual el BB es tuyo, tu mandas, tu decides y aunque te llamara para preguntar por él, tampoco es que haya puesto mucho interés o haya insistido en verlo.
Esta historia necesita ya un punto y final y eso solo lo puedes hacer tu.
PSDT: un novio que habla mal de su ex y que además la llama loca, no es una buena persona. Un caballero nunca critica a su ex. Ten por seguro que cuando un hombre llama loca a una mujer, es porque la razón de lo que pasara la tenía ella.
Tessa, cierra ya este capítulo.
Año nuevo, vida nueva 💋
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mypatchseries · 4 years
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Hush, Hush - Capítulo 6
La tarde transcurría de lo más brutal.
 Si fuese humano, y estos fuesen capaces de morir de aburrimiento, oficialmente habría muerto en un par de horas.
 La mañana con Nora en el instituto me había dejado algo pensativo.
 ¿Por qué pensaba que no éramos compatibles? Supuse que al mirarla y describir las cualidades que busco en una compañera, se habría dado cuenta que hablaba de ella. ¿Acaso lo ignoraba? ¿Me ignoraba ella a mí? ¿Por qué no podía yo ignorarla a ella?
 Maldición.
 ¿Por qué no podía sacármela de la cabeza? Desde que coqueteamos en aquel restaurante, la primera vez que la vi… ¡Mierda! Me había atraído. Me atrae. Siempre lo ha hecho, pero ¿qué pasa con eso? Todas las mujeres me atraen, ¿Qué puede tener ella de especial?
 Suspiré frustrado, mientras observaba el techo de mi habitación.
 Mi teléfono sonó con una llamada entrante, y por una fracción de segundo, quise que fuera ella. Pero no, por supuesto. No era Nora.
 ― ¿Qué pasa, Frank? ―contesté.
 ― ¿Qué pasa? ¡Como me preguntas qué carajos pasa! ¿Por qué no has venido a trabajar? ¡Te he salvado el culo muchas veces! ¡Me debes un millón de favores! Más te vale presentarte hoy, porque no voy a volver a salvarte el culo, Cipriano―gruñó.
 ―Veré que puedo hacer―dije, y colgué.
 Me revolví en mi cama, y continué con mi tranquila inspección al techo. ¿Trabajar? ¿Para qué seguir trabajando en el Borderline? Desde que había entrado a jugar en Bo., no me hacía falta ningún trabajo. En una noche en el billar ganaba lo que podría ganar en dos meses en el Borderline.
 Pero ni siquiera apostando podía dejar de pensar en Nora, y la verdad es que necesitaba sacármela de la cabeza.
 A la mierda todo, pensé.
 Me saqué los pantalones de una patada, y arrojé la camisa al suelo. Entré a darme una ducha y despejé un poco mi mente.
 Mientras el agua caía sobre mi cuerpo, sentí un torbellino explotar en mi cabeza. El momento en el que Nora me preguntó si la estaba siguiendo… Aquellos nervios… No se refería al hecho de que estaba en la biblioteca… O bueno, tal vez sí, pero no era solamente eso. Ella sabía, sentía que algo iba tras ella, algo peligroso. Me contuve de darle un golpe a la pared y me maldije por ser tan imbécil. Debería haber intuido lo que estaba pasando, debería haber entrado en su mente y descubrir sus pensamientos, ¡debería haber prestado más atención, joder! Tenía que descubrir quien la seguía, y que quería de ella. Y lo sabría, por supuesto que lo sabría.
 Al salir, me coloqué una camiseta negra y un par de jeans ajustados, negros también. Me calcé mis botas negras de nuevo, y tomé las llaves de mi Ducati para ir a mi tan aborrecido trabajo.
 Salí de mi casa pensando en Nora, por supuesto. Y entonces recordé lo que me había contado Rixon. ¿Quiénes podrían ser? Fue entonces cuando una revelación se abrió paso en mi cabeza. ¿Dónde estaba Chauncey? La última vez que lo vi, en el último Jeshván, estaba en Francia. ¿Sería posible que ya hubiese descubierto el paradero de su descendiente, y supiera el poder que tenía ella? Si no era Chauncey… ¿Quién más? Y si fuera Chauncey… Tenía que saber que por las venas de Nora corría el poder de hacerme humano, y acabar con él para siempre. A menos, claro, que la matara él primero. No. Si se atrevía a colocarle las manos encima a Nora… lo mataría. Me importaba una mierda quedarme sin Nefilim que poseer, fácilmente podría hacerme con otro. Pero no iba a dejar que la tocara, nadie puede tocarla.
 Nadie toca lo que es mío.
 Es mía.
 Pero, ¿Qué mierdas estás pensando Jev? Esa chica no es tuya, así que deja de pensar en ella como si lo fuera.
 Aunque tal vez lo era, ¿No? Después de todo, iba a volverme humano por un sacrificio que haría ella. Ya investigaría sobre Chauncey más adelante…
 Llegué al Borderline justo cuando Frank me llamaba por centésima vez. ¿Qué no podía esperar?
 ―Maldita sea, Patch, contéstame―susurró, mientras marcaba el número de nuevo.
 Bueno, no me había visto.
 ―No quiero―le dije.
 Se sobresaltó, y se giró para encararme.
 ―Oh, te dignaste a trabajar. Genial. Ten―dijo, entregándome un delantal―Atiende las mesas. O haz lo que se te dé la gana, pero haz algo, por favor.
 Y entró.
 Yo lo seguí de mala gana, mientras me colocaba el delantal. Atendí un par de mesas que estaban ocupadas, y fui a la barra a entregar el pedido. Odiaba esto.
 Entregué los pedidos, y fui a otra mesa desocupada que estaba asquerosamente sucia. Cogí un paño y comencé a limpiarla, enojado porque las personas pudieran causar tantos desastres.
 Entonces la sentí.
 Supe que era ella antes de verla, pero igual me sorprendí al girarme y verla sentada en una de las mesas del fondo.
 Mi pulso se aceleró ridículamente.
 Antes de saber lo que estaba haciendo, me encontré caminando en su dirección. Contuve la risa al ver que estaba en un apuro. Al parecer, no quería hablar conmigo. Lástima, porque yo si quería hablar con ella.
 ―Vaya, vaya. ¿No tienes bastante con verme cinco días a la semana? ¿También te apetece por la noche? ―pregunté, al llegar a su lado.
 ―Lamento esta desafortunada coincidencia.
 Me senté en el sitio de Vee, Apoyé los brazos en la mesa y cogí su vaso, haciéndolo girar entre mis manos. Mierda, esperaba que no notara que estaba nervioso.
 ―Ese asiento está ocupado―dijo ella. La ignoré. ¿Cómo se lo pedía? ― ¿No deberías estar trabajando en lugar de confraternizar con los clientes?
 Sonreí. Bueno, después de todo, siempre se me ocurría algo.
 ― ¿Qué haces el domingo por la noche? ―pregunté.
 Resopló. ¿Por qué lo hacía?
 ― ¿Me estás invitando a salir?
 ―Te estás volviendo una engreída. Eso me gusta, Ángel.
 Me encantaba, en realidad. Pero no llegaría a admitir eso.
 ―Lo que a ti te guste me trae sin cuidado. No pienso salir contigo. Ni una cita. Y menos a solas. ―Se ruborizó levemente, y quise saber qué pensaba. Pero no me atreví a preguntarlo― Un momento, ¿acabas de llamarme "Ángel"?
 ―Ajá.
 ―Pues no me gusta.
 Sonreí con todas mis ganas. Definitivamente, ella tenía algo.
 ―Pues así se queda, ángel.
 Mis ojos se desviaron a, como siempre, sus labios, y me di cuenta.
 Esto tenía que ser obra de Vee, por supuesto. Nora casi nunca usaba maquillaje.
 Me incliné sobre la mesa, frotando sus labios con mi pulgar para retirarle esa cosa pegajosa de los labios. Mucho mejor.
 Noté la exquisita suavidad de sus labios, y por milésima vez, me imaginé besándola.
 ―Así está mejor. ―dije, con la voz entrecortada, supongo que no se dio cuenta.
 Agitó su cabello, tratando de fingir indiferencia. Pero noté, que tal y como a mí, mi roce le había afectado.
 ―En cualquier caso, no me dejan salir por las noches si al día siguiente tengo clase―dijo.
 ―Qué pena. Hay una fiesta en la costa, pensé que podíamos ir. ―dije, aunque era mentira, por supuesto. Supuse que al imaginar estar rodeada de otras cientos de personas, aceptaría.
 Bajó la mirada y tomó un poco de agua. Estaba nerviosa, lo sabía, porque bostezó, y jamás había visto un bostezo tan falso.
 ―Bueno, como te he dicho, tengo clase al día siguiente. Y si tanto te interesa esa fiesta, te aseguro que no iré―dijo. ―En cualquier caso, ¿Por qué me invitas a mí?
 Bien, lo de la fiesta no había funcionado.
 ―Quiero estar a solas contigo―dije, y no podía ser más cierto.
 Pude ver su sorpresa.
 ―Escucha, Patch, no quiero ser grosera pero…
 ―Sí, ya lo veo.
 ― ¡Bueno, tú empezaste! No puedo ir a esa fiesta. Fin de la historia.
 ― ¿Por qué tienes clase al día siguiente o porque te da miedo estar a solas conmigo?
 ―Las dos cosas.
 ¡Bingo! Había confesado.
 ― ¿Te dan miedo todos los chicos… o solo yo?
 Me puso los ojos en blanco. Contuve una risa.
 ― ¿Te hago sentir incómoda?
 Me miró fijamente unos segundos, y luego parpadeo ligeramente confundida.
 ―Lo siento, ¿De qué estábamos hablando?
 ―De ti.
 ― ¿De mi?
 ―De tu vida personal.
 Rió, y me encantó ese sonido.
 ―Si esto tiene que ver conmigo… y el sexo opuesto… Vee ya me ha soltado ese rollo. No necesito oírlo dos veces.
 ― ¿Y qué dice la sabia Vee?
 ―No entiendo por qué estas tan interesado.
 Bueno, yo tampoco lo entendía al fin y al cabo, pero contesté con la verdad:
 ― ¿Interesado? Estamos hablando de ti, estoy fascinado.
 Sonreí.
 Ella se puso aún más nerviosa, y su rubor se intensificó.
 ―Creo que deberías regresar al trabajo―dijo.
 ― ¿sabes? Me gusta pensar que no hay un solo chico en el instituto que esté a la altura de tus expectativas.
 ―Olvidaba que eres un experto en mis supuestas expectativas―se mofó.
 La miré fijamente unos segundos.
 ―No eres muy reservada, Nora. Ni tímida. Solo necesitas una buena razón para esforzarte por conocer a alguien.
 ―No quiero hablar más sobre mí.
 ―Crees saber todo de todo el mundo.
 ―Eso no es cierto―se defendió. ―Por ejemplo, no sé mucho acerca de ti.
 ―Porque no estás dispuesta a conocerme.
 Y de pronto eso me molestó. ¿Por qué ella era así? ¿Qué la hacía tan diferente a las demás?
 ―He husmeado en tu archivo de estudiante.
 Mierda.
 ―Estoy seguro de que eso es ilegal―dije, ocultando mi irritación.
 ―Tu carpeta estaba vacía. No tenía nada, ni tarjeta de vacunación.
 ― ¿Me estás diciendo que temes que te contagie de algo?
 ―Te estoy diciendo que te veo venir y quiero que lo sepas. No has engañado a todo el mundo. Voy a averiguar que tramas y te dejaré al desnudo.
 Sus palabras crearon imágenes en mi cabeza.
 ―Es lo que más deseo.
 Volvió a ruborizarse.
 ―Hay viene Vee. Tienes que irte.
 Me quede observándola fijamente, descifrándola.
 ― ¿Por qué me miras así?
 ―No eres para nada lo que esperaba.
 ―Ni tú―replicó. ―eres peor.
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escritosindelebles · 4 years
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Día del Orgullo
El 2020 ha sido un año lleno de emociones, y lo será aún más: ni siquiera comenzó el mes de julio. Y lo digo desde mi posición minúscula de una persona en siete mil setecientos millones de seres humanos, como también lo digo por mis experiencias a nivel personal en estos últimos meses.
Será por estar encerrados, por querer que toda esta situación mejore, o por cualquier otra razón..., lo cierto es que hace unos días salí del clóset con uno de mis hermanos. Los dos ya teníamos los ojos llenos de lágrimas por estar hablando de heridas sin cerrar y asuntos sin resolver que hay en nuestra familia. En ese momento yo escuchaba todo lo que me decía, pero al mismo tiempo pensaba: “¿Y yo? ¿Acaso yo no estoy ocultando una gran parte de mi identidad? ¿Debería decirle que soy bisexual?”.
Tenía doce años cuando acepté que también me gustaban las chicas. No entendía mucho del tema, así que comencé a buscar información. Realmente no necesitaba una explicación o un consuelo para no sentirme culpable. Crecí escuchando que todo lo que saliera de la norma estaba mal, pero yo no lo creía así. Es por eso que la primera vez que me llamé pansexual (para aquella época así me autodenominaba) más que una carga, fue un alivio.
La información me servía, en tal caso, para defenderme. Para defendernos. Para explicar por qué no estaba mal tener otros gustos, o sentirse diferente, o como carajo uno quiera llamarlo.
Me daba terror enfrentar los comentarios homofóbicos de mis papás. Ojo, no digo que fuese -o sea- imposible hablar con ellos, también es cierto que no tenía muy forjada mi personalidad para aquel entonces… Pero en algún momento -que no recuerdo-, les dije por primera vez que el hecho de que dos personas de un mismo género estén enamoradas, no tiene nada de malo. Y así comencé a hablar más. A discernir. Incluso comencé a pensar en “educar” a mi familia.
Fue en ese momento cuando la vida me dio un golpe que hasta el día de hoy me duele. Le pregunté a mi mamá qué haría si tuviese un hijo gay. ¿Su respuesta?
“Si me llegase a salir un hijo homosexual, yo lo echo de la casa”.
Doce años tenía. Doce cortos años, y ya sabía que un paso en falso significaría perder a mis papás por el resto de mi vida.
Ya cumplidos los trece, comencé una relación a distancia con mi mejor amiga, con el miedo de ser descubierta. Me imaginaba horrorizada a mis papás gritándome, echándome de nuestro hogar y dejándome en la calle. Mientras que escribo esto, como cada vez que armo ese escenario en mi cabeza, lloro. Ya perdí la cuenta de cuántas veces me torturé con lo mismo.
En el colegio no tenía muchos amigos. Fue una época extraña, me sentía muy sola y la única compañía era la de mis amigos que estaban repartidos por distintos lugares en el mundo y con quienes hablaba por las redes sociales. Lógicamente, si no quería que mis papás supieran que no era hetero, tampoco quería que lo hicieran mis compañeros de clase.
Les mentí incontables veces. La vez que me permití abrirme con alguien, esa persona le contó a los demás que tenía novia. “No, no, tengo novio. No novia, novio. Escuchó mal”, les dije. Hasta un papá -el de quien es hoy mi mejor amiga- se enteró de mi relación… ¡El pánico que tuve! No podía dejar de pensar en cómo le iba a contar a mis viejos. Hiperventilaba cuando me daba manija. “Les va a contar, es obvio. Solo es cuestión de tiempo”. Sufrí un montón. Por suerte, no dijo nada.
Más adelante les di una oportunidad a 10 chicos de la escuela, que cambiaron mi vida. Mis dos mejores amigos actuales incluidos. Cada uno de ellos fue, a su tiempo, enterándose de mi -ahora- ex novia, o era testigo de cuando una chica me parecía bellísima y yo me le quedaba viendo embobada. No niego que tuve miedo. Miedo de perderlos, miedo de que me traicionaran y le contaran a mi familia quién era en realidad.
Pero ellos me aceptaron por como era. Es más, ni siquiera les importó demasiado. Fue como si les dijera que no me gustaba el helado sabor menta granizada, o que prefería el pop en inglés en vez del que es en español. Me hicieron preguntas sobre mi relación, me escucharon cuando conocí a otra chica y me sentí emocionada de nuevo. Me trataron igual que a cualquiera, y yo aprendí a confiar en ellos porque sabía que estaba segura a su lado.
 En esa época también empecé a conocer más a un profesor que fue mi primer referente del orgullo. Una vez me mencionó a un hombre con el que salía, y de alguna manera sentí un “clic” dentro de mi cabeza. Claro: no le avergonzaba ser homosexual. Pese a cualquier chiste que pudiesen hacer mis compañeros, él nunca cambió su forma de hablar, nunca dejó de inculcarnos el respeto con las personas de la comunidad, nunca… Bueno, nunca se escondió de sus alumnos. En su lugar, nos educó.
Fueron estos dos factores los que me animaron a mostrar abiertamente mi orientación sexual a los demás. Dejé de tenerle miedo a lo que los extraños pudiesen decirme, porque tenía bien en claro que era mi vida y tenía derecho a vivirla como se me diera la gana -siendo feliz, obviamente-.
Ese cambio no se vio reflejado en mi entorno familiar. Es cierto que ya tenía mucha más confianza que antes y que mostraba una postura firme respecto de temas como la homosexualidad o el feminismo, pero el miedo nunca se fue. Es más: perdí bastante esperanza. Llegué a la conclusión de que mis hermanos me aceptarían, eso era casi seguro. Pero mis papás… Ya eran demasiados años y ninguno parecía cambiar de opinión.
Hace unos meses, de madrugada, tuve una larga charla con mi mamá. Como las que solemos tener, ahora que somos más unidas. Le pregunté si se acordaba de lo que me había dicho antes, y me dijo que no. Se lo repetí: “Me dijiste que tenías un hijo gay, lo echabas”. Me miró sorprendida. Tragó saliva, y fue su turno de hablar:
“Vos me abriste los ojos en un montón de cosas que yo tenía inculcadas desde hace años. Me enseñaste que no por ser mujer tengo que ser esclava de un hombre, y bueno… Sobre este tema, si llegase a tener un hijo homosexual, lo aceptaría. Lo seguiría amando porque no tiene nada de malo, y está en todo su derecho de ser feliz. Y si a tu papá no le gusta, entonces yo me voy con mi hijo”.
No me animé a decirle que soy bisexual, pero me fui a mi pieza y lloré como si ella lo supiera y me hubiese dicho que todo estaba bien. Había soñado con esas palabras durante años, y por fin las escuchaba.
Mi papá nunca cambió de parecer.
Es así como vuelvo al momento en el que estoy hablando con mi hermano, y me pregunto si decirle la verdad o no. En un momento me dice: “Yo sé que conversar de esta manera con papá es difícil porque es muy reservado, pero no tenemos que dejar de intentarlo por eso. Si hay algo que le duele, debería poder hablar con sus hijos y dejarnos ayudarle”. Yo asentí, y casi con pena dije que era muy difícil hablar con él.
Rompí en llanto al instante, porque no me refería a que era difícil hablarle porque no confiaba en mí, sino porque yo no confiaba en él. No podía -y no puedo- decirle “mirá que linda chica”, mucho menos “tengo novia”, si así fuera el caso.
Decidí contarle a mi hermano que soy bisexual.
No me dijo que estaba bien. No me respondió “te acepto”. ¿Qué hizo? Me abrazó, y me escuchó. Una vez terminado, me dijo que yo tenía el derecho de ser feliz. Que no podía esconderme para ahorrarle el dolor a otras personas, porque eso me hacía mal a mí y a mi vida.
Me devolvió, casi sin querer, la esperanza que tenía a los doce años, cuando acepté que no era heterosexual.
Honestamente, no pensaba escribir nada sobre el tema. La razón de este texto fue, en realidad, una casualidad: justo hoy, 28 de junio, me enteré de que una prima mía, de 13 años, es bisexual. Y lo dijo naturalmente por redes sociales, cosa que yo, en la época que tenía su edad, no habría hecho ni soñando.
Los tiempos van cambiando. Agradezco tanto que se vaya creando conciencia de estos temas, porque eso significa que menos personas van a tener que pasar por experiencias horribles y violentas producto de la homofobia y transfobia. Y para quienes sí las viven, hay personas dispuestas a ayudar, y a sanar. Como las que yo tuve la suerte de conocer.
No puedo decir que me muestro orgullosa ante el mundo, porque sigo escondiéndome ante las personas más importantes de mi vida. Hoy. escribo para todos los que se encuentran en una situación parecida a la mía. Para los que nos encontramos entre la opción de sincerarnos y arriesgarnos a perder a nuestros seres amados, y la de callarnos y esperar a que las cosas mejoren.
Duele, pero no como si nos lastimáramos con un golpe, sino como si algo nos asfixiara. Porque es un poco de eso, ¿no? De sentir que te falta el aire cada vez que aparece la posibilidad de que te rechacen por algo que no elegís.
Pero no tiene que ser así. Vamos a encontrar el coraje de salir adelante. Lamentablemente quizá perdamos a quienes nos dieron mucha felicidad en el pasado, pero todo tiene un límite. Y ese límite, comienza cuando ponemos primero a nosotros mismos.
Que nadie nos arranque el orgullo, y que pronto nos mostremos con la frente en alto. Por quienes son libres.
Por quienes queremos serlo.
Por quienes no nunca pudieron.
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indi-rectas · 5 years
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No quiero que pase desapercibido tan bello momento, así que he decidido hacerlo cuento... Espero sea de tu agrado, y que cada vez que lo leas te sientas capaz de hacer historias y convertirlas en realidad, fuiste el príncipe de mi cuento, eso jamás lo olvides.
Érase una vez, una chica enamorada de la vida, loca, aventurera y demasiado arriesgada que gustaba de hacer lo que sus impulsos le dictaban, le gustaba la diversión, la adrenalina y sentir por sus venas emoción. Era sumamente intrépida y extrovertida, era sumamente coqueta pero amaba su libertad más que nada en la tierra.
Un día encontrándose dentro del coche yo del lado del copiloto y tu atrás, puedo recordar con facilidad que ya nos habíamos encontrado antes, pero jamás cruzamos ni mirada ni palabra así que a mi mente pasó el ligero pensamiento de saber que escondía o que había más allá de esa mirada coqueta que me devoraba delatando mis perversos pensamientos deje que mis movimientos te incitaran. Yo con toda seguridad me pase al asiento de atrás, posándome en tus piernas quise corresponder aquella mirada, postrando la mía en ti un tanto retadora y te bese, correspondiste al beso, ni un segundo paso y ya estaba fundiéndome en tu cuerpo. ¡Lo notaste y sonreíste! Y en cuestión de segundos sentí todo el universo sobre mí. Y es que es inexplicable lo que a veces un desconocido te hace sentir con una simple mirada o una sonrisa. No había una explicación coherente, lo único cierto es que me sentía loca por conocerte.
Y de repente te encuentras con alguien que jamás en la vida habías visto y ves en sus ojos el universo más bonito. Sin saber porque te intimida y te hace sonreír. Y ¡adivina qué! Precisamente eso es vivir, el sentir así… Cosas inexplicables.
Cuando desperté ya era otro día. No sabía si lo que había pasado era irreal, solo tenía la certeza de que mi malévolo plan había sido todo un éxito y el conocerte todo un fracaso. Había tomado tanto que perdí el control de mis actos. Mi cabeza parecía estallar por una terrible resaca, pero esa profunda mirada y esa sonrisa perfecta permanecían en mi cabeza y por más tonto que parezca me hacía sonreír el recordarlas.
Me habías dejado tan intrigada que debía encontrarte fue un par de horas y ya nos estábamos saludando, note que tu mirar era diferente, como quien esconde un secreto. Procuré toparme contigo otra vez. Te soñé una infinidad de veces que no me pudieses creer. Cada sueño avivaba la esperanza de encontrarte algún día. Cada día eran más y más mis fantasías. Sin conocerte, sin saber quién eras, a que te dedicabas, cual era tu edad o tu nombre, yo ya te pertenecía.
Te me habías vuelto una obsesión y yo debía volver a mi realidad. Así pasaron un par de días, ya no era más la jovencita loca y desenfrenada. En mi vida estaban pasando cosas, cambios que habían hecho de cada encuentro contigo una experiencia única, recuerdo que había veces en las que pensaba que esos micrómomentos eran sueños pues me hacías sentir de una manera tan extraordinaria, circunstancias de nuestras vidas hicieron que nos dejáramos de hablar, perdí contacto contigo y decidido entablar una relación con alguien más formal. Estar a su altura era un tanto complicado, extrañaba a mi antiguo ¨yo¨ pero era hora de madurar. Aun así debo reconocer que en ningún momento le dejé de pensar, por más absurdo que suene esa es la verdad.
Puedo recordar perfectamente bien, estaba sumergida en mis pensamientos, recordando y olvidando, todo y nada a la vez. 

Volvía a hacer de las mías. Me encontraba en un pequeño pasillo envuelta por mis pensamientos, había tenido problemas, huí de casa, sin embargo ahora se sentía muy distinto. Tenía otro pensar. De repente alguien interrumpió mi pensar - era él, en su coche negro, que de la nada se había estacionado a 15 pasos aproximadamente cerca de mi, me acerqué con cierto miedo e intriga, toque la puerta de tu coche y me invitaste a que subiera, note cierto tono en tu voz y olor que me indicaban que habías tomado, pero Esa voz, ese olor y esa respiración me hicieron estremecer sin saber porque, Inmediatamente me detuve a pensar y te propuse fuéramos a tu departamento, no creía seguro que en tus condiciones siguieras manejando.
Sin entender el motivo o la razón estabas justo enfrente de mí. Cuando había perdido toda esperanza de volver a verte ¡apareciste! No pude evitar el sonreírte, me sentía realmente contenta, feliz, alegre y todos los sinónimos que hubiese. Y esa noche sin importar la hora, platicamos y reímos, compartiendo hasta la más tonta anécdota de nuestras vidas, uno que otro chiste malo y lo que habíamos hecho. No fui la única que sintió aquella noche, la única que se prendió, lo mismo te pasó a ti, cuando llegó el momento de despedirme, me dijiste con un tono muy seguro -"no te voy a dejar ir, si la vida hizo que nos encontráramos, no dejaré que te vayas de nuevo, así hagas lo que hagas no dejaré que te vayas", sin embargo fue el mismo argumento quien nos había traído hasta aquí. Y sin entender el por qué, los siguientes dos días fueron aún más geniales. Desayunamos juntos y visitamos lugares imposibles de olvidar. Me hacía sentir una quinceañera enamorada por primera vez. Él era realmente intimidante. Demasiado inteligente, divertido, extremo y loco como alguna vez lo fui yo. Me incitaba a volver a ser la mujer que alguna vez fui y a la cual extrañaba tanto. Con él las horas parecían pasar demasiado rápido. Las pláticas parecían interminables al igual que las risas, creo que en ningún momento me había reído tanto. No me hacía falta nada más. Me sentía completamente feliz y es que aquel desconocido tenía tanto de mí que encajábamos a la perfección. Pasamos de todo, debo agradecer tanto que aprendi y todo lo bueno que me diste e hiciste sentir.
Todos mis días eran perfectos y lejos de todo y todos, en alguna parte del mundo compartiendo mis días con un desconocido que me provocaba todo. No podía ocultar mi alegría, me delataba mi sonrisa. El contacto de sus manos con mi piel me hacía estremecer. Su cercanía me incitaba a quererlo besar, pero entonces venía a mi mente mi realidad…
Por horas me trajo de vuelta a la mujer que en algún momento fui. Cuan feliz me sentí. Los días pasaban y yo no podía pensar en nadie más que no fuese en él. Me extrañaba a su lado y los días pasados. Me preguntaba si volvería a buscarme o si tan fácilmente de mí habría de olvidarse. Sin importar si no volviera a verle decidí ser honesta; honesta conmigo, con mi corazón y con mi vida. No podía pasar el resto de mi vida sabiendo que me entregué y que como nunca me sentí completamente feliz. No podía imaginarme mis días y mis noches al lado de otro hombre que no fuera él. Esa historia hubiese terminado tantas veces. Se despidió con un abrazo que me desarmó. Todas mis terminaciones nerviosas cobraron vida propia. A esos brazos yo pertenecía, no había la menor duda. Cuando quise soltarme de él, sentí el roce de sus labios y en ese instante me alejé como una vil cobarde me refugié en las paredes de un castillo con todo y dragón, ¿en qué clase de historia la princesa después de ser salvada por su príncipe vuelve al castillo.?
Todo daba vueltas a mí alrededor, quizás los efectos del amor o aquella absurda decisión. Había soñado mil noches con probar sus labios y ahora estaba desaprovechando tal oportunidad. Le debía fidelidad y respeto, en mi cabeza y en mi corazón ahora estaba él sin entender por qué. Debía tomar una decisión y sin importarme lo que ocurriese después, dejé de lado a la ¨madura y sensata¨ mujer. Escuché los latidos de mi corazón y dichos latidos me llevaron hasta este punto de mi vida. Donde me deje sorprender por la vida misma, fui a buscarte después de un viaje de encuentro conmigo misma, ahora más segura de quién soy, más consciente de mi vida y te vi, pareciera de comic, te vi con un traje rojo y casco, venias en moto, me subiste y pude aunque sea sentir un instante que los sueños se hacen realidad, te quitaste el traje y pude reconocer que eras tú, la misma sonrisa, los mismos ojos, diferente peinado, pero TÚ. Y en este momento lo único que tenía presente es que quería entregarme completamente a él, pertenecerle aunque fuese un instante, ser su mujer y hacerle el amor hasta el amanecer.
Como dos lobos hambrientos esa noche nos devoramos. Perfecta combinación entre hacer el amor y tener sexo. Me despojó de la ropa en un segundo y yo como nunca disfruté el entregarme a un ser. No éramos nada pero esa noche lo fuimos todo. Hacerlo mío era mucho mejor de lo que lo había soñado. No existía tiempo ni espacio, solo nosotros dos en aquella habitación. Hicimos el amor. Hasta entonces nada me había parecido tan excitante que su respiración y sus gemidos, esos que le provocaban mis caricias y mis besos. Nunca antes había escuchado dos corazones latir con tal intensidad como lo hacían los nuestros. Bendecía tal momento
Mi cuerpo reposaba en el suyo sumamente cansado, nunca he de olvidar tan mágico encuentro, una noche de la que sin duda alguna no me arrepiento.
Me llevé cada momento que a su lado pasé. Volví a mi realidad. Nunca me había sentido más viva y más mujer como cuando me entregué a él. No se siquiera que fue para él, tal vez solo una noche, no lo sé. Lo cierto es que lo que pasó lo deseábamos los dos e indudablemente tenía que suceder.
Aun no sé qué vaya ser de ti, tampoco sé que será de mí. Solo sé que si en algún momento nos volvemos a encontrar en una situación de vida, esta vez seré yo la que te pida que te quedes. Pueden pasar semanas, meses e incluso años y aunque cambies de aspecto sé que te reconoceré. Sé que no me equivoqué con la decisión que tomé, dos almas tan perfectas deben de encontrarse así mismas y ser complementos.
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percyjacksonson · 5 years
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Capítulo 3 / Del revés
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Afrodita & Poseidon: ¿Amigas?
Helena le pasó a Paris la caja rosa de donuts mientras ella mordía uno. Aunque estaban cerca de Long Island, Helena no aguantaría un “Tengo hambre”, “¿Falta mucho?” o “Creo que se me va a despegar la espalda del cuerpo”. Así que paró en una cafetería, compró un único café y unos donuts con el escaso dinero que tenía en los bolsillos y procedió a ocupar la boca de Paris antes de que pudiera quejarse de algo más.
Pasaron un rato más en silencio, simplemente masticando esas bombas de grasa. Helena sentía como Paris no paraba de mirarla de reojo, a veces ella también la miraba. No podía evitarlo. Paris tenía un perfil maravilloso, unos ojos que brillaban con o sin luz y una media sonrisa que aparecía incluso si estaba herida. Parece ser verdad eso de que la cárcel une a la gente.
-¿Cómo lo supiste? –Helena se giró rápidamente para mirar a Paris, sin entender completamente bien su pregunta-. ¿Cómo supiste que eras hija de Poseidón?
-Es una historia un poco larga.
Paris apoyó el codo en la puerta de la parte delantera del coche. Le había comprado analgésicos y parecían estar haciéndole efecto al fin.
-Tengo tiempo, Helena.
-Todo empezó cuando fui a la playa –Comenzó a hablar-. Me metí en el agua como si nada, no tenía miedo a ahogarme ni a los posibles peligros del interior. A pesar de ser tan pequeña, el mar no me parecía aterrador. Dioses, me encantaba, me encanta –Paris la miró con una pequeña sonrisa, parecía divertida por la emoción que saltaba en la voz de Helena por simplemente hablar del mar-. Una corriente me arrastró al fondo y me hundió. Yo en ese momento no era muy consciente de lo que pasaba, simplemente sabía que no me ahogaba. De alguna manera, podía respirar. Desde ahí no recuerdo mucho, simplemente pequeños flashbacks, gente sacándome de la playa, gritando… -Los ojos de Helena fueron cubiertos por una pequeña capa cristalina, lágrimas formándose y listas para rodar por sus mejillas-. Me dijeron que mi madre había muerto intentando salvarme, que me habría ahogado de no ser por ella, pero yo no entendía nada.
Paris se llevó una mano a la boca, sorprendida por la declaración de Helena.
-Mierda, Helena –Exclamó la chica de cabello oscuro-. Eso es horrible.
-Oh, querida. Ojalá fuese lo único malo de mi historia –Formó una sonrisa triste-. Cuando tenía diez años, tuve que huir del orfanato donde estuve desde que murió mi madre y corrí al mar –Rió tristemente-. El mar me arrebató a lo que más quería y seguía volviendo a él. Supongo que soy algo lela.
-¡No! –Repuso Paris-. Bueno, un poquito. Pero solo un poquito. Mira, es inevitable. Lo llevas en la sangre.
Helena se encogió de hombros.
-Supongo que sí –Suspiró-. Me lancé al mar y estuve viviendo a la deriva unos meses. Los animales marinos eran súper majos conmigo. Al final, un día la corriente me llevó a un campamento submarino de mi padre. Allí me entrené, descubrí quién soy. Pero no quería seguir viviendo alejada de todo –Miró a su alrededor, como el sol ya había salido por completo-. Así que me hablaron del campamento y allá que voy.
Paris asintió, tragándose su segundo donut.
-Te entiendo. Más de lo que crees.
Helena arqueó una ceja.
-Verás, luego de la partida de mi madre, mi padre se volvió alcoholico, uno muy violento; entró en depresión. Antes podía cuidar de mí, luego… –Su rostro se contrajo por los recuerdos-. Se empezó a poner violento. Muy violento. El día de mi cumpleaños fue la primera vez que me pegó y acabé hospitalizada todo mi maldito cumpleaños.  Mi tío pidió mi custodia, así que me fuí a vivir con él y mi primo, Aiden. Por fin sentía que tenia una familia, mi tío, Erik, me trataba como a una hija y Aiden como una hermana. Éramos muy unidos y casi nunca teníamos un conflicto, siempre estuvimos bien.
Helena hizo algo inesperado para ambas. Se frotó el azúcar en el pantalón vaquero largo, roto y cubierto de sangre, para poner su mano con delicadeza sobre la de Paris y darle un leve apretón. Paris parecía tener dificultades ocultando el rojo de sus mejillas.
-Me alegro de que entonces todo fuese bien.
Paris negó, lo que hizo que Helena apartase su simple toque para entrelazar sus dedos.
-No todo. Hasta hace unas semanas, volvíamos del cine cuando vimos la puerta la puerta abierta; todo estaba destrozado. Mi tío nos dijo que salieramos de la casa, porque podría ser peligroso y nos hizo prometer que no entraríamos; Aiden y yo salimos y esperamos varios minutos hasta que escuchamos gritos. Llamamos a mi tío y no recibimos respuesta alguna; al final, mi primo decidió que debía investigar. No quería dejarlo ir. Cuando se marchó, conté los segundos hasta que olvidé mi promesa y entré. Ahí estaban mi tío y mi primo no se encontraban ya a mi lado y mi padre… En su mano sostenía un arma. De pronto, todo se paralizó, no entendía lo que estaba pasando. Vi una luz y de esta, salía la figura de una mujer, no podía creer lo que estaba pasando. Al verla por completo pude entender de quién se trataba; todos estos años de obsesión que tuve por la mitología griega me había servido de algo, porque gracias a esto pude saber de quién se trataba… La bella diosa del amor se encontraba frente a mí, mostrando parte de su poder. Mi padre…no se que fué de él realmente, creo haber leído sobre la muerte de mi familia, pero sobre él…se mencionaba que no fuimos encontrados, ni él ni yo… En fin, mi madre decidió que enviarme una carta, contándome que era semidiosa y que debía ir al campamento cuanto antes.
Se quedaron un rato más, sosteniendo sus manos, escuchando como ambas perdieron sus familias y ahora su única esperanza estaba puesta en llegar a un estúpido campamento.
-Hey –Habló Helena, rompiendo el débil silencio-, soy mala en esto emocional pero, aunque sea una mierda todo lo que nos ha pasado, no quiero que pienses que estás sola –Chocó su hombro contra el de ella, sonriendo débilmente-. Ahora estamos las dos contra el mundo. Ya hemos salido de la cárcel y ahora vamos a llegar a ese maldito campamento. Así que… ¿Amigas?
Paris rió, descolocando a Helena. ¿De qué se reía, pensaba? Le había hecho una oferta genuína. Había robado un coche por ella, gastado todo el dinero sin dudarlo un segundo y ahora iba a llevarla al campamento como si fuera su chófer personal sin problemas. Antes, en la celda, únicamente le había dicho que era hija de Poseidón, pero ahora acababa de contarle su historia. Así que, ¿por qué no?
-Literalmente me estás agarrando de la mano, por favor, Zabat. Hay lugares más bonitos para pedirme salir.
-¡Te conozco de hace un día! –Exclamó, poniendo los ojos en blanco.
-Sí, el mejor día de tu vida, supongo.
Helena le soltó la mano y la empujó.
-Eres una idiota, mejor no seamos amigas. –Helena arrancó de nuevo, yendo en dirección a la parte sur de Manhattan para llegar a Long Island.
-¡Tarde! ¡Ya somos amigas! No te queda más remedio.
Ella bufó, haciendo que Paris sonriese.
-Si al final lo vas a disfrutar –Dijo, un rato después de haber arrancado el coche y comenzase a avanzar hacia Long Island-. Soy muy graciosa, puedo robarte cosas, soy increíblemente sexy y beso genial.
Helena soltó una risita sofocada.
-Pareces un anuncio intentando venderme algo –Negó levemente-. ¿No tienes ticket de cambio? Quiero otra amiga por favor.
Paris hizo gestos que harían pensar que estaba ofendida, aunque en los extremos de su boca se podía ver que intentaba no reírse.
-¡Imposible! –Repuso la chica-. Somos Paris y Helena. Nuestro amor va a crear una guerra tan grande como la de Troya.
Helena puso los ojos en blanco.
-Lo que tú digas, Paris.
Apagó ahí la conversación, queriendo continuar en silencio el rato que les quedaba de trayecto. Si no pillaban mucho tráfico, solamente serían treinta minutos. Sin embargo, claramente no pudo continuar en silencio. Paris tenía que tener la última palabra.
-Hay mucha tensión en el aire –Comentó, confundiendo a Helena de nuevo. No había nada de tensión. De hecho, ella estaba bastante cómoda con la compañía de la chica de piel oscura. Cuando pararon en un semáforo, volvió a hablar-. Deberíamos besarnos para romperla.
-¡Por las infidelidades de Zeus, Paris, ¿es que no vas a parar de seducirme?!
Una sonrisa extraña se extendió por su rostro.
-Primero, soy hija de Afrodita. Me encanta seducir a la gente –Ahora se inclinó hacia su asiento, poniéndola nerviosa-. Segundo, ¿está funcionando?
-Un poco. Ahora cállate.
Paris soltó un grito de emoción al ver que su táctica de ser increíblemente molesta estaba funcionando. Helena rió ante eso, sin poder evitar pensar en que si hubiese insistido un poco más tal vez sí la hubiese besado.
Deméter & Apolo: Bendita Ambrosía
Pobre sátiro, pensó Joy. Él solo trataba de hacer su trabajo. Lo único que tenía que hacer era recoger a tres chicas y llevarlas al campamento. Al final, habían llegado a trozos.
Uno de sus hermanos parecía muy enfadado.
-¿Pero cómo habéis dejado que se le infecte? –Se quejaba mientras cosía la herida de Cassie. La habían limpiado a fondo y la chica había perdido mucha sangre.
-No es exactamente que en un descampado tuviésemos mucho material quirúrgico, Thomas. –Respondió sarcásticamente. A pesar de ello, estaba preocupada por Cassie. La pobre muchacha debía estar fatal.
Por otro lado, Aileen tenía un brazo entablillado mientras dos chicos revisaban una radiografía.
-¿Qué sucede? –Preguntó Aileen con hostilidad. Joy, sentada a su lado, le dio una mala mirada. Ella solamente tuvo un esguince en la muñeca y algunos moratones por el airback.
La enfermería era pequeña, muy pequeña. Había unas cuantas camillas vacías y otras tantas ocupadas. Había un chico con una pierna amputada, otro con media cara vendada… Vaya, ninguno allí estaba para hacer un triatlón.
Cassie estaba recostada en una camilla con un gotero el hombro inmovilizado.
-Tienes el brazo hecho polvo casi literal –Explicó uno-. El hueso está roto en varias partes, pero parece que se está sanando rápido –Se giró para verla-. ¿Tomaste ambrosía?
-Le llevé un poco. Beh. –Martín estaba al otro lado, una chica le estaba vendando el cuerno con cuidado mientras él se comía una lata de atún vacía.
-Se nota –Habló Thomas-. Habría que escayolárselo, aun así. No creo que haga falta operación.
-¿Y las costillas? –Se metió Joy en la conversación, dispuesta a defender a sus amigas-. Las tenía machacadas también.
-Sí –Le respondió otro chico-. Es lo que hemos comprobado. Tenía ocho rotas pero cuatro ya le están soldando. Le vamos a poner algo de crema y necesita mucho reposo.
En ese momento, una chica entró a la enfermería, revisando primero al sátiro y luego a las nuevas. Era una chica menuda, de cabello oscuro y que extrañamente olía a uvas. Se posicionó frente a ellas mientras dos chicos comenzaban a escayolar el brazo de Aileen.
-Hola –Las saludó amablemente-. Me llamo Gabriella. Soy hija de Dionisio y me estoy encargando un poco de los nuevos hoy. ¿Sois Joy y Aileen, verdad?
-Sí. –Joy contestó de manera hostil. No se fiaba demasiado de las nuevas personas.
-Genial. Después de la enfermería vamos a ir a la fogata, tenemos algo importante que discutir. Es bastante importante.
Aileen alzó una ceja.
-¿A qué te refieres con “importante”?
Gabriella suspiró, agarrando un banco para sentarse frente a ellas.
-Nunca suelen llegar diez semidioses en un día. Mucho menos tres siendo hijas de los tres grandes. Y aun más raro es que cuando todos lleguéis el oráculo suelte una profecía –Su mirada viajó entre ambas chicas-. No sabemos qué va a pasar pero va a ser gordo y malo. Necesitamos interpretar la profecía. Con eso me refiero a importante.
Joy temió. Si no pudo salvar a sus amigas, ¿cómo iba a salvar el mundo?
✏ 
Ares, Hefesto & Atenea:  ¿Brutos?
Fuimos corriendo hasta el lugar en el que el coche se había estrellado. Vieron como tres personas y un sátiro intentaban salir de él. Corrieron lo que quedaba de cuesta arriba y fueron a ayudarles. Una chica rubia habló.
- ¿Semidioses?
-Semidioses- Edith repitió.
Koa se acercó a una chica con varios moretones y cortes en la cara. Parecía que literalmente le habían dado una paliza. Koa la ayudó a salir y la llevo cargando. Nathan sacó a otra chica que tenía una fea herida en el hombro y la ayudo a incorporarse junto con el sátiro, que no dejaba de ver las flechas que la chica rubia tenía en el carcaj, parecía que literalmente se las iba a comer.
-Bueno, Martín, a que esperas, dirígenos hasta el campamento -Le dijo la chica rubia. De mala gana, el sátiro comenzó a marchar cuesta arriba. La chica rubia tenía el arco listo por si aparecía algún monstruo, yo también saqué mis armas, pero me di cuenta que las únicas que podíamos luchar éramos nosotras dos. Koa llevaba en brazos a una inconsciente y muy golpeada semidiosa, mientras que Nathan se las arreglaba para sostener a la de la herida en el hombro, la chica no paraba de intentar caminar sola. Y el sátiro… bueno, no llevaba ningún arma.
-Koa, Nathan, si aparece un monstruo tenéis que ir corriendo hasta el campamento mestizo y entrar, ella y yo intentaremos retenerlos ¿vale? – les ordenó.
-¿Que? No. Edith, no te vamos a dejar -Exclamó Koa. Nathan solo la miraba fijamente, como intentando leer sus pensamientos.
-Edith tiene razón. Vosotros no sois de mucha ayuda cargando a mis amigas, además, Martín os acompañara –Repuso al desconocida-. Ah, y no me llamo “chica rubia”. Es Joy, Joy Sun-
Antes de que siquiera terminara de presentarse, escucharon un rugido feroz, y muy cercano. Justo en ese momento apareció un minotauro.
-¿Iros!- Gritó Edith. Martín no lo pensó dos veces y se echó a correr. Koa se fue corriendo detrás de él lo más rápido que podía y Nathan, antes de irse, le dijo -Ten cuidado.
Suspiró. Nathan a veces parecía una mama gallina cuando se lo proponía.
Cuando giró, Joy ya estaba tirando flechas, las había lanzado tan rápido que el minotauro se quedó pasmado. Era el momento perfecto.
-Joy, cuídame la espalda. -Le susurró, ella asintió.
Levantó sus dagas y el minotauro cambió de objetivo, pasando de querer atacar a Joy a ella. Corrió hacia ella en línea recta como una bala de cañón. Justo cuando estaba encima de ella, saltó hacia la izquierda, y él se estampó contra un árbol.
Se dirigió de nuevo a ella y alzó sus dagas. Fue corriendo hasta él y le clavó las dagas. El minotauro parecía dolido, pero no se redujo a polvo. Ese no era el plan de Edith, estaba demasiado cerca de su alcance. Como si él lo notase, levantó su puño, listo para golpearle la cabeza, cuando una flecha pasó silbando a su lado y le dio al minotauro en el ojo. Rugió de dolor y su puño terminó dándole en el estómago. Edith salió volando por los aires y terminó estampada contra el coche estrellado.
-Dioses, eso duele. – Jadeó. Con la fuerza del impacto me quedó casi sin aire en los pulmones. Respiraba, o bueno, lo intentaba. Desde lejos Joy la llamaba, pero no podía oírla bien, tenía los oídos taponados. Una sombra enorme se acercó a Edith y, conforme se acercaba, pudo ver sus cuernos listos para clavarlos. Rodó a un lado y, como pudo, salió pitando.
Joy corrió hasta donde estaba Edith y empezaron a correr hasta la entrada del campamento. Cuando estaban llegando, pudieron ver como Koa y Nathan las esperaban en la entrada. El minotauro les pisaba los talones y cuando iban a llegar, Edith se tropezó.
El minotauro se lanzó hacia ella y lo esquivó. Cuando creía que estaba a salvo, él agarró su pierna y la lanzó directamente a la entrada. Sintió como golpeaba a alguien y cuando abrió los ojos se dio cuenta que Joy había frenado su impacto contra el suelo.
-¿Edith, estas bien? –Le preguntó Nathan. Koa la ayudó a incorporarse.
-Sí, sí, lo siento -Joy se levantó también e hizo una mueca–. Ehm, perdona, pero no pude escoger a qué dirección ser lanzada.
-Está bien, por esta ocasión te lo perdono. – Joy le dio una palmadita en el hombro. Fue su momento de hacer una mueca, pues Edith tenía su hombro notablemente dolorido.
Se acercaron unos campistas. Parecían tranquilos, como si el hecho de que  atacaran y lanzaran por los aires a gente pasara todo el tiempo.
-¡Hola! Me llamo Mateo y esta de aquí es Lucia os damos la bienvenida al Mampamento mestizo.. ¿Os sabéis toda la historia para evitar explicaros? -Todos asentimos. Nathan había sido tan amable de explicarnos en casa de su abuela toda la historia del campamento y cuando digo toda es toda.
-Bien, ¿sois determinados o por determinar? - Siguió diciendo Mateo. El primero en hablar fue Nathan.
-Nathan, hijo de Atenea.
-Joy, hija de Apolo.
-Edith, hija de Ares -Respondó con calma.
Como había sido un día agotador simplemente los llevaron hasta sus cabañas. Menos a las chicas heridas, a Joy y a Edith. Lo suyo no era tan grave así que simplemente comió ambrosía y me fue a la cabaña de Ares.
¿Cómo podría describir a sus hermanos y hermanas? Bueno, todos eran bastante... ¿Brutos? Por definirlos de alguna forma. Pero casi todos ellos tenían un corazón, negro, pero un corazón. Le dieron la bienvenida a base de puñetazos en los brazos, dándole ganas de volver a la enfermería, pero en su lugar simplemente se tumbó en la litera que le dieron.
Ni una hora desde que se quedó dormida cuando le despertaron los gritos. Se levantó agitada y saló de mi cabaña a toda velocidad. Era de noche y no había ni un alma en las cabañas, pero seguía escuchando los gritos, así que los siguió
Más de cincuenta semidioses estaban reunidos alrededor de una fogata, todos discutiendo y gritándose entre sí. Se acercó a uno de sus hermanos y le preguntó que pasaba.
- Gabriella acaba de decir que hay una profecía. -Le susurró y luego siguió gritando.
Después de los momentos iniciales de caos, los que estaban a cargo del campamento lograron tomar el control y callar a todos.
-Chicos, chicos – Dijo una chica. Tenía el cabello y los ojos oscuros. Era de tez clara y cara de pocos amigos en ese instante-. Nunca llegaremos a nada si hablamos todos al mismo tiempo. Necesitamos hacerlo con más orden. Primero, Mateo, ¿podrías recitar la profecía otra vez?
Mateo se adelantó y dijo:
Nacida del lugar más profundo
Habrá de derrotar a los monstruos más oscuros
Las adversidades fueron muchas
Para aquella que corre sola
La llave se encuentra escondida en los enemigos
El mundo podría caer en las manos
De aquellos que causan el terror.
Un monstruo ayudará
Y con el mayor de todos deberán acabar
-Ahora, ni Quirón y ni padre están, así que tenemos que resolverlo por nosotros mismos – Dijo Gabriella.– ¿Alguien tiene alguna idea de a que se refiere?
Todo el mundo se quedó en silencio. Un chica, de las que estaban entre los líderes, levantó la mano temblorosa, mirando de reojo a la de Dionisio.
Bueno, es obvio que la primera parte se refiere a una hija de Hades. – Algunos campistas empezaron a reír nerviosamente.
-¡No hay ninguna hija de Hades! -Uno de sus hermanos gritó.
La chica que había hablado miró nerviosamente a unas chicas con aspecto de matonas. A Edith le sorprendió de no haberlas visto antes, estaban en un rincón oscuro y no habían dicho ni pio. Y, por la reacción de todos, no había sido la única en no notarlas.
-En realidad, somos dos. – Dijo una de ellas. El fuego de la fogata comenzó a hacerse más grande y morado. Era como si dependiendo del estado de ánimo fuera más grande o más pequeño.
– Bueno ¿alguien más que tenga idea de los demás párrafos? –Habló Mateo. Nuevamente todos se quedaron en silencio.
Nathan se levantó.
– Creo que un buen comienzo sería obtener ayuda. La profecía dice que un monstruo ayudará y que la llave se encuentra entre los enemigos. No creo que se refiera a una llave literal, sino más bien a información o algo que nos ayudará a derrotar a lo que sea que nos amenaza. – Nathan comenzó a ponerse rojo, todas las miradas estaban puestas en él. –Eh, bueno, si… como decía, un monstruo ayudará. Ha habido algunas historias entre héroes antiguos cuando reciben ayuda de un “enemigo” como cuando un minotauro albino ayudó al héroe de…
- ¿Qué has dicho? – Le cortó Gabriella. Clavó sus ojos en Nathan con interés. Pobre Nathan, parecía que su cabeza estaba a punto de explotar de lo rojo que estaba.
- El-l qué? ¿Minotauro albino?
Gabriella se giró a la chica que había hablado de las de Hades. Ambas intercambiaron miradas con una hija de Hades y luego Gabriella suspiró.
-Creo que yo conozco uno. – Les contó a todos su mini aventura en la guardia de la noche. Como el minotauro había seguido a Regina, la hija de Hades, y las había atacado a ella y a Emma, la pequeña que habló.
- Desde que nos atacó sabíamos que era diferente – Dijo Emma- Como más… inteligente. – Gabriella asintió con la cabeza
-Él debe ser el de la profecía. Tenemos que ir a buscarlo. – Los gritos y discusiones comenzaron otra vez entre las cabañas. Mateo se movió al centro, cerca de la fogata. – Chicos, tranquilos. ¡Tranquilos! Creo que es muy peligroso, Gabriella. No saben si realmente será de ayuda. ¿Qué pasa si las ataca? ¿Y si es una trampa?
– Es la única pista que tenemos, debemos seguirla.  Y tú, niño prodigio – dijo señalando a Nathan. – Vendrás con nosotras. Serás de ayuda para hablar con él. Tu sabes su historia.
Al final todas las cabañas estaban de acuerdo en que la profecía se refería al minotauro como aliado y a Emma ya que a ella la habían perseguido. Los líderes decidieron que las tres que habían sido atacadas por el minotauro y Nathan fueran a buscarlo.
Zeus & Dioniso:
Con Gabriella en cabeza se aventuraron en el denso bosque. Era raro irse sin que nadie se lo mandara, nadie en su sano juicio se aventuraria siendo solamente 3. Además, ¿a quien se le ocurría ir a cazar a un monstruo sabiendo que llevan a una hija de los tres grandes, esto solo atraerá a mas y mas monstruos quizás hasta cause más problemas?
Gabriela se dio cuenta de esto, pero ya era tarde, necesitaba a su compañera, era la única a la que conocía desde hace un tiempo. Nathan era un completo desconocido, solo ha venido porque se acordaba de algo, ni siquiera era seguro que lo que proclamaba del minotauro blanco fuese verdad. Gabriella estaba confusa pero decidida, una nueva profecía ha empezado y hay que acabarla cuanto antes.
Emma en cambio se sentía segura de sí misma. ¿Si pudieron atrapar al minotauro una vez, porque no serían capaces de hacerlo dos veces? Con su poder y las vides de Gabriella todo es posible.
Nathan estaba perdido, acababa de llegar a un campamento lleno de desconocidos y ya lo mandan a una misión donde tiene posibilidades de morir. Él solo las siguió y no dijo nada.
Los tres en completo silencio se dirigieron hacia el claro favorito de Gabriella. Esta vez no pasó lo de la última, no tuvieron problemas para llegar, no se perdieron, ni se distrajeron. Caminaron rápidamente y solo tardaron media hora en llegar, se dirigieron a las piedras y se sentaron a esperar. Emma se colocó en la piedra más alta, como si de un cebo humano se tratase.
Esperaron y siguieron esperando. Una hora, otra mas y tambien otra, pero nada pasaba. Hasta que al cabo de unas cuatro horas se empezaron a escuchar ruidos. Pero no era uno, eran múltiples ruidos procedentes de diferentes puntos y todos diferentes, esto alteró a los semidioses.
-¿Acabáis de escuchar eso? -Preguntó Nathan, algo alterado-. Decidme que no estoy loco. ¡Solo estamos buscando a un minotauro! Y por los rugidos mínimo hay 5 o 6. ¿Qué vamos a hacer si vienen todos? No podemos contra todos.
-Pues tendremos que escondernos y esperar a que sólo llegue el blanco, -Respondió Gabriella con tranquilidad, aunque en el fondo estaba muy nerviosa.
Lo que no sabía Gabriella es que ya estaban rodeados, no podían esconderse, seis minotauros estaban en el borde del claro. Primero se asomó el minotauro más joven, seguido de su madre.
-Gabriella, Nathan, creo que tenemos invitados. -Dijo Emma señalando hacia el minotauro joven.
-Mierda, ya es tarde.-Respondio Gabriella-. Cojed vuestras armas, preparaos para lo que sea.
En ese momento aparecieron dos minotauros más, uno por cada flanco.
-¡Hay más! Ya están aquí todos. ¡Vamos a morir! -Gritó Nathan, pero a su vez se preparó para atacar en cualquier momento.
Aparecieron los dos últimos, estos eran los más grandes, posiblemente los más ancianos.
-Joder, joder, joder… Estamos perdidos... -Gabriella no sabía como reaccionar.
-Atentos, se están acercando. Estad preparados  -Ordenó Emma, sorprendentemente su voz sonó fuerte y regia, como si Emma fuera la líder desde siempre.
Los minotauros se estaban acercando lentamente, ninguno cargó, era como si lo tuviesen planeado para poder llegar todos a lavez.
Nathan sacó su arma y lo acompañó de un grito, el minotauro más joven se asustó y comenzó su carga. El resto de minotauros, al verlo, también cargaron. El suelo temblaba, Gabriella trató de atrapar a dos con sus vides y lo consiguió, los dos más grandes que luchaban por soltarse pero no eran capaces.
Emma consiguió esquivar a los dos que cargaban contra ella y consiguió que se chocasen contra unas rocas, nubes oscuras empezaron a formar sobre las cabezas de los dos minotauros.
Por último Nathan consiguió rodar y escapar del joven minotauro pero la madre se estaba acercando rápidamente. No estaba entrenado para esto. No se recuperaba de la voltereta que hiciera para esquivar al joven y ya tenía que volver a rodar para esquivar a la madre. No le dio tiempo y la madre lo atravesó con el cuerno y lo clavó contra la pared. Nathan soltó un grito ahogado y sangre por la boca, la vida escapaba de él. A la vez, desde el bosque apareció otro minotauro, más grande que el resto, Nathan lo vio de reojo, era el minotauro blanco. Este saltó sobre el minotauro que atrapaba a Nathan con su cuerno, lo que provocó que Nathan saliera disparado hacia el aire como si de una catapulta se tratase. Se escuchó un trueno junto la cegadora luz del rayo, dos gruñidos se apagaron, dos grandes golpes contra el suelo. Dos minotauros habían caído a manos de Emma y su poderoso rayo.
Gabriella se encontraba encima de uno de los minotauros y sorprendentemente consiguió abatirlo. Le clavó su alabarda en la cabeza y este se deshizo pero el segundo consiguió librarse de sus atadura. Gabriela se preparó para la carga pero esta vez ella no rodó se sentía con fuerzas para parar a un tren, se colocó en una de equilibrio y preparó su arma. El minotauro chocó contra su alabarda y se fue deshaciendo mientras corría hasta dejar a Gabriela rodeada de polvo.
El minotauro albino levantó al joven por el cuello y de un mordisco lo deshizo, la madre se encontraba inconsciente en el suelo por lo aprovechó y acabó con ella. Sin saber porqué ordenó al viento que redujera la caída del semidiós que saliera volando para que no muriera del golpe.
Las cosas se calmaron, el silencio se hizo. El único ruido que existía era la leve brisa y la respiracion de cada uno.
-¿Qué? -Dijo Emma al ver que Nathan caía y se posaba con suavidad en el suelo.
Gabriela antes de que nadie pudiera hacer nada invocó las vides y estas empezaron a rodear al minotauro pero este no se resistio.
-No… hacer daño. -Dijo el minotauro.
La cara de Emma y Gabriela era un cuadro.
-¿Sa-Sabes hablar?-Dijo Gabriela perpleja
-No… Estar aprendiendo… A veces acercar campamento y ver. Vuestro amigo estar mal. -Dirigió la cabeza hacia Nathan.
-Debemos irnos, hay que llevar a Nathan -Habló Emma-. Creo que tienes información que necesitamos. ¿Vas a venir con nosotros o te lo sacamos a la fuerza?
Los ojos del minotauro chispearon.
-Ir yo con vosotros para salvar pero no saber que información quereis. No perder tiempo, subrir a mi espalda.
Emma y Gabriela subieron a Nathan al minotauro, sorprendentemente este no sangraba era como si la herida se estuviese curando más rápido de lo normal. El minotauro usó sus poderes para ir más rápido de lo normal y se dirijo al campamento.
Minotauro
Minutos antes de la batalla
“Los semidioses están de nuevo aquí” Pensó el minotauro ¿Como podían ser tan estúpidos para volver al bosque?
Los rugidos sonaron. El minotauro se preocupó, sabía que si los dejaba así los semidioses morirían, algo hizo que decidiera ayudar y se dirigió hacia el claro de la última vez. Usó los misteriosos poderes que tenía para llegar lo más rápido posible. Al minuto ya estaba allí pero era demasiado tarde uno de los semidioses ya estaba herido pero qué más daba. Podía salvar al resto. El minotauro salio del bosque y decidio jugarse la vida para salvar a 2 semidioses.
Extraño ¿No?
Artemisa: ¿Una banda de rock?
Aike prácticamente arrastró a Regina de vuelta a su cabaña. Después de escuchar las interpretaciones que sugerían de la profecía y haber decidido que una hija de Hades debería liderar la misión, Aike había tomado una decisión rápida ante la propuesta de Artemisa.
Regina la miraba muy bien sin entender cuando cerró de un portazo la puerta de la cabaña y se posicionó delante de ella.
-¿Qué sucede? –A pesar de únicamente conocerse de un día, Aike había conseguido algo que hacía mucho que había perdido: Una familia. Así que ahora iba a proteger a esa familia.
-Voy a hacerme cazadora de artemisa.
La chica se quedó unos segundos tratando de pensar en lo que le había dicho. Por su rostro, Aike diría que no entendió mucho a lo que se refería.
-¿Sabes quiénes son?
Regina se encogió de hombros.
-¿Una banda de rock?
Aike se dio un golpe en la frente, sin creer lo realmente inútil de la chica.
-¿No sabes mucho de mitología, no?
La chica rió un poco, sentándose en la litera inferior de una zona bajo la atenta mirada de su hermana.
-Soy de Massachusetts, me expulsaron de mi colegio cristiano luego de que un monstruo lo atacó. Así que a menos que aparezcan en la biblia, no tengo ni idea de quién hablas.
Aike tomó asiento a su lado, su paciencia era escasa pero haría un esfuerzo por su hermana. Lo que sea por su familia. Los hijos de Hades estaban destinados a estar solos y ella había tenido la suerte de tener compañía en esa soledad. No podía estropearlo, como siempre estropeaba las relaciones.
-Artemisa es una diosa virgen –Comenzó a explicar-. Ella no tiene descendencia. Pero tiene sirvientas, compañeras de caza. Son inmortales.
Regina frunció el ceño.
-¿Te vas a ir a cazar y me dejas aquí con el marrón? –Exclamó, levantándose de golpe-. Por si no te has dado cuenta la espada pesa el doble que yo. ¡No puedes mandarle a luchar contra a saber qué!
-¡No te voy a mandar a luchar a ninguna parte! –Replicó de vuelta Aike-. ¡Voy a hacerme más poderosa para poder cuidar de ti!
Aike se dirigió hacia ella.
-Voy a protegerte y a enseñarte, te lo juro. Pero se avecina una guerra y necesitamos ganarla.
Sus ojos negros se enfrentaron, vacíos y dolidos. Listos para la lucha pero no para el amor. No estaban solas, pero actuaban como si lo estuvieran. Eran hijos de Hades, siempre sería así.
Sin dejar de mirarse, Aike clavó la rodilla en el suelo y miró hacia arriba.
-Prometo seguir a la diosa Artemisa, doy la espalda a la compañía de los hombres, acepto ser doncella para siempre y me uno a la cacería.
Aike sintió electricidad correr por sus dedos, algo dentro de ella le decía que había hecho lo correcto. Frente a ella, un arco, un carcaj y dos dagas aparecieron. En su cabeza pudo escuchar la voz de Artemisa.
“Bienvenida, hija de Hades. Ahora eres una de las nuestras.”
✏ 
Hermes: Se puede salvar el mundo y dormir a la vez
Cassie no sabía dónde estaba. Cuando sus compañeras la subieron a una camilla perdió toda conciencia. Era como si el dolor la hubiese inducido a dormir profundamente.
Aunque dormir podría parecer apetecible en ese momento. Pero no hay que olvidad que Cassie era una semidiosa, así que en ese momento, cuando cerró los ojos y apareció en un bosque, se preguntó qué hizo mal en otra vida para tener esa mala suerte.
En el sueño, su hombro no estaba herido. Se encontraba en plena forma física, perfecta para ir hacia donde quisiera.
Debía ser invisible en el sueño, pues veía a animales correteando por el bosque sin prestarle atención. Había algunos ciervos, había visto un oso paseando, robando frutos del bosque en arbustos de la zona. El césped no era demasiado alto y la humedad era presente. Se notaba que el otoño estaba aterrizando, pues las hojas iban tornándose amarillas en algunas zonas.
Empezó a oler a quemado. Miró a su alrededor, sin encontrar ningún signo de fuego. Las copas de los árboles parecían techar los alrededores, haciendo una difícil tarea inmiscuirse entre ellas para los rayos de sol. La luz era clara, no sería pleno día sino media tarde. Los pájaros cantaban, haciendo el lugar casi idílico.
Finalmente, divisó una columna de humo algo lejos de ella. Antes de irse a investigar, fue a buscar un arma. Agarró un palo largo y rezó para que funcionase, si no lo hiciese, correría rápido.
Caminó con precaución, lista para golpear a un enemigo. Sin embargo, únicamente se encontró con una chica algo más pequeña que ella, era prácticamente inofensiva. Cassie caminó hacia ella, principalmente para ver si se encontraba bien. La niña la miró, sonriendo.
-Casiopea, al fin llegas –La voz era aguda pero madura. Claramente no era una niña pequeña, como ella había imaginado-. Te estuve esperando.
-¿La conozco? –Fue directa. No tenía ganas de dar rodeos a la situación. ¿Cómo una señora mayor se había metido dentro del cuerpo de una niña pequeña? Tal vez era otro monstruo.
-No, querida –Le sonrió amablemente, instándola a sentarse junto a ella en el banco frente a la fogata. Se sentó a una distancia prudente. Como se convirtiese en un monstruo la habría cagado-. Soy Hestia, diosa de la familia.
Cassie se quedó unos segundos tratando de ubicarla en la mitología, pensando en cómo era una diosa que siempre estaba en el Olimpo y cuidaba de los demás dioses.
-¿No era usted la tía de mi padre? –Dijo al fin, haciendo sonreír a la diosa-. Leí que él era su favorito. Siempre le contaba todas las noticias.
Hestia asintió.
-Es mi favorito, por esto estoy aquí –Señaló al fuego, donde la imagen de Joy con otras personas aparecía. Parecían estar reunidos-. Vengo a ayudarte en su nombre.
Cassie frunció el ceño.
-¿A mí? Si no puedo hacer nada.
Hestia suspiró.
-Cuando despiertes, hija de Hermes, deberás ser tú la que haga que el destino se cumpla o los semidioses perecerán.
Quién le iba a decir a Cassie que podía dormir y salvar el mundo a la vez.
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noaaaahblack · 5 years
Note
¡Hola! Me encantaría que escribieras sobre un Rayan celoso por ver a Sucrette hablando muy animada con su exnovio Kentin (aunque terminaron, se llevan súper bien y así). Puede ser que Rayan y Sucrette ya sean novios o apenas estén saliendo, te lo dejo a tu criterio... Pienso que sería una situación muy interesante de leer 🙊💕
¡Hola, lindx!
Por supuesto, lamento haber tardado tanto en hacerlo, notenía mucho tiempo entre los exámenes y esas cosas se me ha retrasado mucho yno he tenido mucho tiempo de escribir, sin embargo, ahora que puedo ponerme devez en cuando, espero que te guste el resultado.
Gracias por mandarme esto linda, espero que lo disfrutesy, cuando quieras.
La emoción la consumía por dentro.
Después de todo este tiempo sinverle, estaba deseando volver a encontrarle, llevaba casi cinco meses en launiversidad, todo estaba siendo un caos. Su relación con Rayan Zaidi habíacomenzado hace poco tiempo, el mantenerlo oculto y no dejar que nadie lo notaráera un poco agobiante, al igual que su trabajo en Cozy Bear Café, su tesina,Yeleen como compañera de habitación que fluctuaba entre víbora y simpática laestaba agotando mentalmente al no saber de que forma iba a comportarse sucompañera, pero hoy era distinto, estaba emocionada.
Después de una mañana fructifera declases, estudios y su tesina, había llegado la hora, ya lista y vestida caminóhacia la puerta del campus universitario. No tardó demasiado, su habitación noestaba tan lejos de la entrada y estaba encantadisima y euforica así que, elcamino se reducía a cada paso por su hiperactividad.
Kentin iba a venir a verla. Y sí,había dicho bien. Kentin.
Incluso después de su ruptura, deque él se hubiese ido por motivos de trabajo y su mudanza, nunca habían paradode comunicarse del todo, quizás no era todos los días, pero si hablabanbastante cada mes, al menos unos días. Ambos estaban ocupados, diferentescaminos y lo que sea pero no podían negarlo. Siempre iban a quererse como nadieporque habían pasado toda su adolescencia y niñez juntos.
Y era difícil cortar lazos con alguien que había sido tanimportante en su vida y con el que no había acabado mal.
Por ello, cuando Kentin dijo quetenía un día libre ni se lo planteó, aceptó inmediatamente su propuesta yempezó a marcar los días que faltaban para verle, estaba emocionada, extasiada,se moría por verle, era su amigo y le había echado de menos, para que mentir.
Abriéndose paso por el campus,encontró al chico que tanto había amado en un pasado y sonrió. Sin pensarselodos veces corrió hacía él, ignorando la multitud y se le tiró encima en un abrazocálido.
-       ¡Sucrette!- sonrio el chico mientras la abrazaba devuelta y le daba vueltas en el aire.
Entre risas Sucrette y Kentin sesoltaron, para mirarse con la felicidad más grande del mundo, estaba realmentefeliz de verle, no podía evitarlo.
Aunque si quizás supiese que no todo era tan bonito desdeotra parte.
Rayan no pudo evitarlo, cuando vio asu novia caminando por el campus con esa cara de felicidad permanente, quisoaproximarse a ella, pero no esperó que, el posible motivo de su alegría fueseotra persona y, en concreto, un chico de complexión atlética, aparentemente dela misma edad de Sucrette y con un estilo bastante… diferente a lo que hubieseesperado si se lo hubiesen preguntado.
¿Quién se suponía que era él?
No es que ella no tuviese derecho atener amigos, de hecho, respetaba al completo ese espacio y no estaba molesto,pero él… a él no le conocía de nada, no le había visto en ningún lugar delcampus y era observador… así que no podría habersele escapado, al menos de laspersonas que caminaban con su novia.
-       Señor Zaidi, ¿sucede algo?-
Rayan se sobresaltó, y apartó lamirada de la escena, que lo tenía ensimismado, por el miedo de que, suayudante, Melody sospechase algo de su relación. Aún eran profesor y alumna ypodría meterlos en muchos problemas. Demasiados.
Por lo que tenía que ser cuidadoso ysútil.
-       No, nada… es solo que… ¿podrías adelantarte?
-       Eh… ¿claro? Pero… ¿no prefieres que, bueno, esto, teacompañé o te esperé o…?
-       No, por favor, adelántate al despacho.
Melody aceptó,incluso aunque él sabía que no iba a librarse de unas preguntas al volver aldespacho, pero era un riesgo que debía asumir, aunque le llevase un rato,necesitaba acercarse y mantenerse tranquilo.
Seencaminó hacia ellos, y, cuando estaba a su alcance, la llamó.
-       Señorita Darcy.
Sucrette giró sobre sus talones,cortando, inmediatamente, cualquier conversación con el chico alto y atlético,quien simplemente frunció el ceño con un atisbo de confusión implantado en surostro, podía verlo y además lo compartía a la perfección.
-       Puede venir un segundo es sobre su tesina.
-       Oh… claro, señor Zaidi- giró sobre sus talones y miró aKentin. –¿Me das un minuto? Es sobre clases…
-       Claro, te esperó aquí.
-       Perfecto- sonrió. –Te veo aquí en unos minutos.
Comenzó a caminar hacia él, y sintióque, todas, sus preocupaciones, se hacían cada vez más pesadas, por no podergritarlas en aquel momento.
Invitándola a seguirla, le hizo ungesto con su mano, un gesto frío que representaba un respeto y lo que sesuponía que haría con cualquier otra persona. Aunque ella no era cualquier otrapersona para él, pero era precaución para ambos.
Lallevó a una de las salas donde nadie entraría, la miró a los ojos y ellasonrió.
-       Pensaba que estarías ocupado-
Avanzó lentamente hacia él y seacurrucó contra su pecho, Rayan la rodeó con sus brazos, ahora que ella estabaahí se sentía más seguro. Realmente seguro.
-       Estaba realmente preocupado porque ese chico te alejasede mí.
-       ¿Kentin?- preguntó retóricamente para continuar, sinninguna duda. -¿Estabas celoso?-
Rayan suspiró.
-       Irremediablemente, pero confió en ti, sé que nunca haríasnada pero… tenía miedo de que encontrases a alguien mucho mejor que yo.
-       Eso sería imposible… ¿sabes?
Rayan resopló con alivio.
El miedo embargaba su corazón. Cuandola vio tan feliz con otra persona, sintió que quizás ni siquiera estaba a sualtura, Sucrette le daba todo lo que nunca nadie le había dado, era un nuevotipo de amor que jamás había conocido, un amor que le hacía sentir que habíaencontrado a la persona perfecta que le daba la estabilidad, el amor, todo loque había buscado desde hace tiempo.
Cuando estaba con ella, no solo eramejor, si no que mejoraba y crecía profundamente, se sentía completo y bien, yno era necesidad, era el amor que nunca creyó que experimentaría después de sumujer.
Pero así era.
La felicidad que ella leproporcionaba no quería que acabase.
-       ¿Entonces todo bien?- Cuestionó ella.
-        Si puedo impedirteque vuelvas, creo que sería mejor-
Y con una sonrisa en los labios,ella volvió a besarle.
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xhima-blog1 · 5 years
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Encuentra tu lugar
Había sido un día agotador.
Se había encargado de un robo, una disputa entre mercaderes, un niño perdido y de arrestar a un paladín que predicaba contra los brujos y animaba a la gente a quemar las casas de los “acusados de brujería”. Quemar brujos a estas alturas… Ah, y lo del cerdo…
Rebeca sacudió la cabeza. Prefería no recordar lo que pasó en El Cerdo Borracho. Las cosas ahí no eran normales. Era como un mundo aparte, como otro universo. Algún día cerrarán ese sitio.
Se limpió la cara con el agua de la cubeta y se miró al espejo: no es que le gustase mucho la imagen que el espejo le devolvía, ya que tenía ojeras y cara de agotamiento, así que terminó de limpiarse la cara y se echó en el sofá. No había terminado de ponerse cómoda cuando sonó la puerta.
Se levantó a abrir mientras maldecía. Pregunto quien era con la puerta cerrada, a lo que una voz grave y guasona le respondió.
- ¿Tiene usted un momento para hablar de nuestro dios Goldrinn, pequeña fiera?
Estaba a punto de mandar al paseo al borracho cuando se dio cuenta de que en esa frase había dos cosas mal. La primera fue la mención a Goldrinn: ¿Sabía el extraño que había contraído la maldición hurguen recientemente? La segunda fue “pequeña fiera”: ese era el mote por el que la llamaba su padre cuando se enfadaba.
- ¿Vas a tenerme esperando mucho más? Puedo oler que estás en casa y puedo oír tu respiración al otro lado de la puerta.
Rebeca se lo pensó un rato mas y finalmente abrió: al otro lado había un huargen alto, corpulento y viejo al que no conseguía verle la cara porque el marco de la puerta se lo tapaba. El huargen se agachó para cruzar el umbral y colgó, como si fuese su casa, su gabardina en el perchero.
- ¿Qué le ha pasado a la casa? Has vendido muchas cosas, ¿no? Con el buen gusto que tenía tu madre para decorar interiores… está casi vacía.
El huargen dio un paso hacia el interior, pero Rebeca tenía la costumbre de guardar una espada en el paragüero y se la puso en el pecho para bloquear su avance.
- ¿Una espada en el paragüero? ¿En serio? Y me llaman a mi paranoico…
-Guardo más en otras partes de la casa. ¿Qué quieres?
El huargen se tomo un segundo para asimilar toda esa información antes de reír.
- Vale, tranquila, pequeña fiera, no vengo a meterme (mucho) contigo: soy un viejo amigo de tus padres. -Rebeca llevó la punta de la espada al pecho del huargen. Este suspiró y puso una cara seria antes de continuar. – Tu padre se llamaba Radus y tu madre, Rosa. Tu padre te llamaba pequeña fiera porque, de niña, cogiste la costumbre de morderle cuando te enfadabas.
Rebeca miró a los ojos del huargen, y bajó lentamente la espada para dejar que el huargen pasase. Se sentó en el sofá.
- No tengo alcohol.
- ¿Y te haces llamar hija de tus padres? ¡Blasfemia! Aun recuerdo cuando apostaba con tus padres a ver quién bebía más y ellos seguían bebiendo cuando yo no podía distinguir quien era Radus y quien Rosa…
Rebeca estaba a punto de soltarle algo cuando el huargen soltó un suspiro melancólico. Su cara reflejaba la pena que sentía cuando hablaba de sus padres, lo cual sorprendió a Rebeca, ya que ella no recordaba haber conocido nunca a ningún amigo de sus padres. Su instinto le decía que el viejo no le estaba mintiendo, al menos hasta ahora
- Muy bien, empecemos por el principio: Tu padre creció en un pueblo minero de los Páramos de Poniente que era saqueado frecuentemente por un grupo de bandidos. Un día, tu padre enfureció cuando le hicieron daño a su hermano pequeño, cogió un pico y se lo clavó al responsable en el pecho. El resto del grupo, enfurecido, arremetió contra él. Lo habrían linchado si mi grupo de mercenarios y yo no hubiésemos pasado por allí y decidiésemos ayudar. Matamos a los bandidos, salvamos el pueblo, bla, bla, bla… pero lo importante de la historia es que tu padre demostró tener un buen par. Le vi potencial y lo convencí para que se uniese a mi grupo. Lo vi como una inversión de futuro y vaya si lo fue: Radus se volvió grande, fuerte y el mas brabucón del grupo. ¿Alguna vez te contó esa historia?
Rebeca negó con la cabeza, con los ojos abiertos y la boca abierta, como una niña a la que habían ensimismado contándole una historia. El huargen, satisfecho con el resultado, siguió contando.
- Viajábamos mucho, y Radus se encariño con una mercader ambulante que nos había contratado para defender su caravana. Ya te imaginas con quien: tu madre. Rosa y Radus congeniaron casi desde el principio: Rosa vio en Radus un hombre sincero (aunque yo lo calificaría mas de inocente. O tonto perdido), fiel, noble y toda esa mierda; mientras que Radus… bueno, creo que él se fijó mas en sus tetas, para que mentirte, pero su carácter fuerte y decidido y su astucia fueron otras cosas que creo que a tu padre le encantaron cuando se le bajaron las hormonas.
“La cosa es que, cuando terminamos nuestro contrato después de meses, tu padre decidió seguir con Rosa en lugar de conmigo. Me rompió el corazón, pero cuando quieres algo… Tiempo después me enteré de que tu madre abrió una tienda en Ventormenta y Radus se agenció un puesto en la guardia (sabe la luz como lo consiguió. ¿Estaría borracho al reclutador?). Perdona, me voy por las ramas. Como ya sabía por dónde andaban no perdí el contacto y pasaba a verlos cuando mi trabajo me llevaba por ahí. El huargen miró fijamente a Rebeca, estudiándola por un momento- La última vez que te vi eras tan pequeña que es normal que no me recordases. Luego la muerte de tu madre, la depresión de tu padre…- se tomó un momento antes de seguir- Cuando lo expulsaron de la guardia, tu padre vino a mí en busca de trabajo. Cuando vio que, mientras él aun lloraba la pérdida de tu madre, tú habías conseguido seguir adelante por tu cuenta se sintió como una carga y que era mejor no molestarte. Me volvió a dejar cuando el Club de Arqueología le hizo una mejor oferta. El resto ya lo conoces.”
Rebeca se quedó mirando al suelo pensativa. Aunque conocía la historia en términos generales, había muchos detalles que eran nuevos para ella: nunca había oído hablar de Colbert, del lugar donde nació su padre…
- Hay otros detalles- siguió Colbert- como la muerte de tus abuelos y tu tío por una enfermedad, la discusión por la herencia de tu madre…
- ¿Herencia?
- Tú madre era una noble que se fugó de casa- Colbert dedujo por el rostro de Rebeca que no tenía ni idea de esa historia. - Supongo que tus padres preferían que vivieses tu vida antes de que te preocupases por la suya.
Rebeca estaba atónita. ¿Cuánto había de sus padres que no conocía? Se sentía como si su vida hubiese sido una mentira…
- Terminaré esta tanda de historias con una más para llegar a donde quiero llegar: la mía
“Había una vez… vale, no. Yo llevé el grupo de mercenarios hasta que contraje una enfermedad. Había una solución rápida: la transformación en huargen. No la curaría, pero mitigaría sus efectos permitiéndome vivir el resto de mis días con una ballesta en las manos. Pelo o muerte. La elección fue fácil. Pero las cosas nunca son tan sencillas: al resto de mi grupo empezó a tratarme de forma diferente. La transformación en huargen había agravado mi ya de por sí mal carácter, mi mejoría física hacía que a los demás les costase seguirme el ritmo… eran muchas cosas y al final me di cuenta de que no pintaba nada allí. Yo ya no era humano. No me sentía humano y no me trataban como humano. ¿Te suena de algo? He oído que te salieron colmillos cuando intentaste poner fin a una discusión entre dos comerciantes, y el paladín gritaba que lo habías mordido... Y lo del Cerdo…
- Dejemos lo del Cerdo.
- Rebeca, - Colbert se había plantado frente a ella, mirándola directamente a los ojos- intentas seguir con tu vida como si nada hubiese pasado. Pero la gente no puede ignorarlo: te temen, se apartan de tu camino, te encargan las patrullas por los peores sitios porque nadie quiere ir contigo. La gente se calla de golpe cuando te acercas, evitan mirarte a los ojos. La gente a la que intentas proteger te teme más a ti que a los malhechores. Todos lo saben, pero tú eres la única que un quiere admitirlo.
“Sientes la llamada de la luna cuando miras por la ventana antes de dormir. Hules el miedo porque tienes los instintos mas desarrollados. Sientes tu cuerpo arder cuando te enfadas. Sientes un subidón cuando persigues a un ladrón, como un lobo cazando a su presa. Y la carne… -El huargen se relamió- Nunca había estado tan buena, ¿eh?
Rebeca bajo la cabeza. Cada palabra de Colbert había sido como una chispa que encendía algo en su interior. Todo lo que había dicho es cierto, pero le resultaba imposible negarlo cuando lo se lo oía decir a otra persona. Empezó a morderse el labio.
- Eres una huargen, Rebeca. No se como ni porque te transformaste, pero no creo que eso importe. Ahora solo importa una cosa: ¿Realmente quieres seguir fingiendo ser humana? Mírame un momento.
Cuando Rebeca alzó la cabeza, encontró que el huargen se había situado dejándola a ella entre la ventana y él: la luz de la luna permitía verlo con total claridad.
- No sé si serán prejuicios, Rebeca, pero ser un huargen no tiene nada de malo: defendido a mis compañeros, mi tierra y mi gente con mis garras y mis dientes. Salvé a muchas personas cuando fui humano, puedo hacerlo mejor ahora que soy huargen. Soy Colbert: aterrabrujas de la guardia del lobo. Y estoy aquí porque creo que hay un lugar donde puedes ser más feliz que aquí. Donde puedes seguir dedicando tu vida a una causa justa y luchar sabiendo que estás donde debes estar, con quien debes estar. Se lo debo a tus padres, sobre todo a tu padre.
Rebeca miró a Colbert como quien mira a una figura de autoridad. Había conseguido encender algo dentro de ella, algo que llevaba intentando extinguir desde que contrajo la maldición. Y Colbert había percibido el brillo en sus ojos, así que no cedió en su empeño.
- Pasado mañana, cuando haya terminado unos asuntos, cogeré un portal de vuelta a Gilneas. Le dije a mi superior que encontraría reclutas, pero creo que ninguno dará la talla como tú. Es tu elección si quieres vivir entre humano o entre los tuyos, pero te lo digo por experiencia: no puedes cambiar lo que eres.
Colbert cogió su gabardina y se preparó para irse. Hizo un gesto, como si se diese cuenta de que se olvidaba de algo, y se detuvo en el quicio de la puerta.
- Ah, y ni una palabra de esto a nadie: nada de que tengo amigos, nada de que hago bromas… y, sobre todo, nada sobre mi enfermedad. Soy un viejo cascarrabias con mucha puntería.
- ¿Por qué?
- Porque es más fácil cumplir las expectativas de la gente cuando no esperan nada mas de ti salvo que gruñas, cuentes batallitas y hagas tu trabajo. Adiós. -Cerró la puerta y la casa quedó en silencio, como si nada hubiese pasado y todo hubiese sido un sueño.
Rebeca se levantó y volvió a mirarse al espejo: era una humana mas alta y corpulenta que la mayoría. Piel morena, orejas pequeñas, nariz y boca pequeñas ojos… Brillantes. Brillaban de forma inhumana reflejando la luz de la luna que entraba por la ventana.
Rebeca sus piró y bajó la cabeza. Cuando volvió a alzarla, la imagen reflejaba una huargen alta, de pelaje rojo anaranjado. Hocico pequeño, orejas pequeñas y unos grandes ojos brillantes y salvajes.
Se apartó del espejo y miró por la ventana, dejando que el viento frio de la noche le revolviese el pelaje. Contempló el Bosque de Elwynn por primera vez con ojos de huargen, viendo en la oscuridad mucho mas que cualquier humana. “Sientes la llamada de la luna cuando miras por la ventana antes de dormir”.
Y saltó por la ventana
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abzurdaana · 6 years
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Para el amor más grande de mi vida: Escribo esto, porque lo nuestro tiene que estar plasmado en algo, ya sea en una hoja de papel, en una pared, en un mensaje de texto o aquí, en Tumblr, ya que la pequeña historia que formamos, no tiene que ser nunca olvidada. Si soy honesta, no me interesa que mucha gente vea ésto, la única persona que me gustaría que lo leyera, eres tú, pero creo que es mucho pedir, aún así, cariño mío, éste escrito es dedicado para ti, para que sepas que te amo con toda mi alma, pero que te tengo que dejar ir. Me he cansado de intentar, por todos los medios posibles, eliminarte de mi vida y de mi pensamiento, puesto que ha pasado más de un mes desde tu partida definitiva y aún no hayo como dejar de pensarte ni cómo soltar la mano que hace mucho tiempo ya no me sostiene. Nadie me ha explicado con detalle el cómo dejar ir a la persona que más he amado.
Te he escrito más de mil mensajes diciendo que te extraño, que te odio por haberme dejado cuando más te necesité, que te echo de menos, que te quiero, pero todos han sido ignorados. Ya sé cariño, ya sé que tiene tiempo que no abres ésta red social, pero sinceramente, no tengo el valor para enviártelo por alguna otra dónde siempre estás activo. No tengo el valor porque después de lo último vivido contigo, me dejó sin ganas de nada. Te lo juro, nunca esperé tan malas acciones de tu parte; se suponía que eras tú quién amaba más en la relación y quién juraba jamás irse, sin embargo, estoy aquí, escribiendo esto, porque te has ido y tu partida ha dolido como nada me ha dolido nunca. Siempre he creído que “Dios sabe porque hace las cosas” y que solamente él sabe porque te quitó de mi camino. Respeto las decisiones que nuestro Señor, está tomando sobre mi vida, sin embargo, no entiendo porqué tanto dolor. También, tengo presente que una persona no se vale de otra para ser feliz o sentirse completa, pero, desde que te fuiste, estoy a medio vivir… Mi amor, el tiempo compartido a tu lado, fue bonito, pero también, muy doloroso. Cuando comenzamos a andar, el 12 de mayo del 2015, sabía que algo grande cambiaría mi vida… Nunca imaginé que tan grande sería el cambio. Al inicio de nuestra relación, eras el chavo más lindo y atento que había llegado a mí. Cómo sabes, llegaste en un momento tan triste, pero tú, iluminaste mi camino. Mis días ya no eran grises ni opacos, ahora veía el mundo de diferentes colores, todos al mismo tiempo y todo se sentía distinto. Te voy a confesar algo: Cuando acepté ser tu novia, no lo hice con la intención de quedarme por mucho tiempo a tu lado. A mí eso del amor no me iba, pues había ya vivido una decepción amorosa y en mi casa me estaban enseñando a la mala que el amor no era para siempre. No aprendí de tan grandes lecciones que la vida me dió, porque si lo hubiese hecho, no estuviese sintiendo éste dolor. Acepto mi gran responsabilidad de culpa que me llevo de todo ésto, pues no siempre todo lo hice bien. Me equivoqué muchas veces, pero creo qué mi arrepentimiento llegó a tiempo, ¿Por qué no lo tomaste en cuenta? ¿Por qué no perdonaste mi mal carácter, cómo yo perdoné tus malas acciones? Me he pasado noches enteras en vela, tratando de darme una explicación, una que me gustaría que tú me dijeras, ¿Y sabes qué? No he encontrado respuesta alguna a esto. ¿Cómo fue que cambiamos días de risa, amor y serenidad, por días e incluso semanas, llenas de peleas, indiferencias, insultos y hasta golpes? ¿Cuándo fue que permití que todo eso pasará?
En éste escrito, yo no me pondré como la ‘víctima’, pues como está ya dicho anteriormente, cometí grandes errores y no te imaginas lo mucho que me arrepiento. Perdóname, en serio, no te quise fallar. Mi mal carácter, mi falta de apetito, mi falta de tiempo, mis ganas de dormir todo el día, mi risa escandalosa, mis chistes pesados, mi intolerancia y mi gran egoísmo, fueron grandes detonantes para el final de nuestro noviazgo. Pero, así como yo estoy reconociendo mis errores, también quiero que tú reconozcas los tuyos. La hiciste mal varias veces; me engañaste durante más de cinco meses, me insultaste, me pegaste, defraudaste la confianza que deposité en ti y así fue una y otra vez… Tus traiciones eran un cuento de nunca acabar. Yo, desde el primer fallo, debí de alejarme de ti. Debí de haberme valorado, respetado y querido, sin embargo, seguí contigo pese a todo lo malo que hacías. No sabía cómo estar contigo, pero tampoco sabía cómo estar sin ti… Pasamos por muchísimas cosas malas, que escribirlas están de más. Tú y yo siempre recordaremos cada acto doloroso que tuvimos que pasar. Más sin en cambio, digo que eres el amor más grande de mi vida, porque también viví momentos bonitos a tu lado, como cuando reíamos a carcajadas por algo gracioso que nos ocurría, como cuando íbamos al cine, cuando comíamos viendo mis programas favoritos de la televisión, cuando dormíamos abrazados, cuando acostados en mi cama, veíamos algún tipo de vídeo o película, cuando me cantabas canciones, cuando te limpiaba y me limpiabas las lágrimas, cuando fumábamos juntos, cuando caminábamos agarrados de la mano, cuando jugábamos a las 'peleítas’, cuando salías corriendo en mi busca cada vez que me encontraba mal, cuando pensamos que seríamos papás y cuándo planeábamos un futuro juntos. Ay moreno mío, siempre fuimos polos opuestos. “Tú decías blanco y yo negro y eras tú quién me hacía llorar, pero sólo tú me podías consolar”. Todos aquéllos bellos momentos, me los llevo conmigo y por favor, que desaparezca todo lo malo que me atormenta. Estoy segura que fuiste, eres y serás el amor más grande de mi vida, porque tú serás la única persona a la que yo le haya entregado todo de mí y porque sé, que después de ésta experiencia, jamás volveré a dar lo mismo. Estoy segura que fuiste el amor más grande de mi vida, pero no eres el amor de mi vida, porque si lo hubieses sido, nunca nos hubiésemos hecho tanto daño.
¿Sabes algo? Me siento patética al escribir esto, porque mientras yo hablo de ti y cuento lo más bonito y lastimoso de mi vida, tú estás hablando con tu actual novia, quizás, dedicándole las mismas canciones y hablándole como me hablabas a mí… Mi cabeza me atormenta cada día con lo mismo, pero me he dado cuenta, que llegó el momento de dejarlo pasar y continuar mi vida.
Fueron dos años y dos meses maravillosos a pesar de todas las malas circunstancias que nos trajo la vida. Y te agradezco el tiempo que me dedicaste y el amor que me tuviste. Fueron ocho meses más en el que se sumó mucho dolor, pues me dejaste sola cuando más te necesitaba y porque me volviste a fallar cruelmente… Poco a poco, en mi terapia psicológica, me están enseñando a dejarte ir, pero Dios que ha sido testigo de todo entre tú y yo, me pide que te perdone de corazón y aunque todavía no puedo, sé que lo haré. Tiempo al tiempo, mi amor. Sólo el tiempo acomodará todas las piezas. Fueron casi tres años de relación y dejarte, no ha sido ni será tan sencillo, pero por el bien de ambos, tengo que hacerlo y te pido perdón, por no haber luchado más por lo nuestro.
Quizás, la vida nos vuelva a hacer cruzar caminos y ojalá que para ése tiempo, ya hayamos aprendido de todo esto y el dolor y los rencores, ya se hayan esfumado. Quizás, la vida nos vuelva a hacer cruzar caminos y para ése entonces, tú y yo ya seremos más maduros y queda en Dios sí nos vuelve a juntar o no.
No me queda más que decir, mi amor, sólo que, GRACIAS por los momentos eternamente fugaces y mucha suerte. Se terminó la aventura, te dejo libre. Que Dios te bendiga.
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wp-blaze · 2 days
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Healing Inergy – inward energy and recovery
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Many things vie for my time. There’s not always enough time to turn inward. Inward Home I still have a day job. My “home” work is deeply important to me as well. These inform my inner life constantly. My spouse, our dog, our home, and our neighborhood all receive my daily attention. Whether walking RB, […]
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DETRÁS DE LA BARRA
-2018-
  Nada es lo que solía ser. El tiempo ya no gatea, aprendió pronto a caminar, de ahí a correr y ahora vuela. Las semanas ya no duran lo que antes, pese a que siguen constando de siete días. Me he convertido en “un anciano” de sesenta años. La nostalgia y la desmemoria son compañeras indeseables que se aparecen cada noche, justo cuando pongo el cartel de “cerrado” en la puerta de la entrada, y me dispongo a limpiar la barra, por ahí de las tres de la mañana. Limpio los baños y al final, cuando no tengo olfato para percibir nada, me tomo una copa con el más fuerte de mis alcoholes, sólo por costumbre, para terminar mi rutina con fuego en las entrañas.
 –Interesante soliloquio –interrumpe mis pensamientos una voz de mujer.
 –¡¿Qué?! ¡¿Quién anda ahí?!
 –Yo –dice con voz seductora, una hermosa dama que yacía sentada en el rincón más oscuro de mi local.
 –Ya cerré, vuelva en la noche –le replico.
 –¿Siempre eres así de directo o te encontré de malas? –me interroga sin esperar respuesta.
 –¡Ya cerré! ¡Vuelva en la noche! –le repito alzando la voz.
 –Debes confiar mucho en ti para tratar así a una clienta y esperar que ésta regrese –me dice, al tiempo que acomoda una silla y se sienta frente a la barra.
 –No me importa lo hermosa que te veas, ¡Ya cerré! ¡Ya no hay servicio! –le insisto.
 –Eso me quedó claro. El asunto es que no quiero que me des “servicio”, más bien vengo a darte servicio a ti –dice y pasa su dedo índice por mi nariz y barbilla.
 –¡Jajaja! ¿Estás tonta o ciega? No quiero tus servicios. Ya estoy muy cansado y poco dispuesto a gastar mi dinero en mujeres –le digo y aparto su dedo de mi cara.
 –No sé qué tipo de servicio te estás imaginando. Además, no quiero tu dinero –me dice, mientras me ve de arriba a abajo.
 –Ya me cansaste mujer. Estoy muy viejo para estos juegos. ¿Qué diablos quieres? ¿Mi alma? –le digo molesto.
 –Se escucha tentador… pero no. Quiero algo mucho más concreto. Pero antes de decirte mi precio, qué tal si te digo lo que yo ofrezco. Si no te interesa, qué caso tendría decirte lo que quiero por ello –dijo y me dejó intrigado.
 –Habla, pues…
 –Desde hace meses he escuchado tus pensamientos. Pero no me veas con esa cara, que no te estoy “tomando el pelo”. Yo escucho lo que piensas. Por ejemplo, ahora crees que “estoy más loca que una cabra”. Ahora que adiviné “por pura suerte”, y ahora cuentas las monedas de tu delantal. ¿Sigo o puedo continuar con mi oferta? –me pregunta y sé que conoce la respuesta.
 –Mucha gente de tu edad hace lo mismo, se queja del paso del tiempo y lo breve que es la vida, pero tú atrapaste mi atención, porque no haces más que pensar en ello. Y no intentes mentirme. Recuerda. Escucho lo que piensas. Por eso te quiero ofrecer una oportunidad única: “Devolverte tu juventud, la edad que tú me digas, pero sin memoria, para que vuelvas a aprender, desaprender, gozar y sufrir, todo, o te regreso tu juventud, sólo por fuera, serás un veterano de sesenta años con el cuerpo de un veinteañero, conservando tus recuerdos”. ¿Cómo ves? –me dice levantando las cejas.
 –Supongamos que te creo. Por un instante imaginemos que estoy tan cansado que creo que tú eres el Diablo o algo parecido, y tienes la facultad de hacer lo que prometes. ¿Cuánto me costaría eso? –le pregunto.
 –La primera opción te costará tu memoria, todo aquello que te deleita y atormenta cada madrugada, el recuerdo de la voz de tu madre, los atardeceres de juventud, tu primer amor, tu última copa. La segunda opción la mitad de lo que te reste de vida. ¿Qué respondes? –inquiere pasivamente.
 –¿Sabes? Ya estoy cansado para iniciar de cero. Ya lo hice, no tan bien como me hubiese gustado, pero sé muy bien que me pudo haber ido peor. Por lo que me quedo con la opción dos. Aunque debo decirte que no te creo ni una “puta palabra” de lo que me has dicho y te pido que vuelvas sobre tus pasos y ¡te largues de una “puta vez”! –respondo enfadado.
 –Entonces creo que tenemos un trato –dice y estrecha mi mano con tanta fuerza que me pone de rodillas.
 –¡Suéltame! ¡Estúpida! –le grito y lo hace. Dejándome tambaleante en el suelo. Desde donde la veo marcharse.
 Me siento humillado. Pienso que quizás me drogó y hasta robó, sin que me hubiese percatado. De repente, la sensación cambia por completo. Me siento bien, con fuerza y mis manos se ven jóvenes de nuevo; dieciocho o veinte años. Pienso que me debo de estar volviendo loco. Me levanto de un brinco y corro a ver mi reflejo en el espejo de la barra. No sólo mis manos han cambiado. Ha desaparecido la barriga y mi rostro ha vuelto cuarenta años al pasado.
 Mi cabeza se llena de ideas, proyectos, metas que la primera vez no pude, no supe o no quise alcanzar. Tanto por hacer. Ahora sí voy con todo y no pienso desperdiciar ni un solo día de mi vida…
 Entonces siento que algo anda mal. Me falta el aire. Pienso que quizás la emoción me está provocando esto, pero no es así. Estoy sudando frío, no siento mis piernas, ni mis brazos. Me desplomo, y en ese instante último de lucidez, pienso que quizás no fue el Diablo quien estrechó mi mano esa noche, sino la Muerte, quien quiso burlarse de mí un poco antes de llevarse lo que me restaba de vida.        
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Preguntas por chat.
@saiver22
Hola que tal
Puedo contarte algo aunque ya haya pedido la opinión de mis mejores amig@s
Me ah gustado tu sinceridad y consejos
Hace unos meses lo unico que estamos haciendo es pelear ,y reconciliarnos y no solo eso sino... nuevos pensamientos q surgieron de el , como querer vivir separados ..no querer empezar a ahorrar para una casita juntos ..(cosa q nunca significó querer amarrarlo ) ,otra cosa fue que si bien ahora lo entiendo ,fue que pongo todo en sus hombros (cosa que no es poco cuando una anda tan sola) ,mi timidez para hacer amistades ,mi falta de actividades , ..es muy triste dar la razon ahora que ya habian pasado las ultimas chances (aunque en esas las entendi cuando me lo dijo y yo no lo veia) . Reaccione violentamente al tirar la notebok en una ocasion y en otra revolear un mouse y mi celular (obviamente q jamas con intencion de dañarlo sino de descargarme.). Una no recuerdo porq fue (seguramente celos de su amiga), al igual q la otra ,en la que despues de haber estado un poco enojada porq olvido nuestro cumple mes y senti que no le importo tanto como cuando estabamos lejos , osea y nada me enoje unos dias sin saludar con besos y solo limitarme a hablar algo seria , un par de dias antes habia tirado el comentario de que queria ir a ver una pelicula y no respondo por ...colgada o como diciendo bueno ya la veremos , y al no decir nada (no por enojada sino porq no parecia pregunta calculo) , dice : así sea solo la voy a ver" ,y digo bueno como quieras,y a los dos dias le digo si queria reinvindicar lo q no festejamos el mes y cae un miercoles y yo despertadome de la siesta no queria arreglarme a las apuradas porq ya era la hora q practicamente estaba saliendo y a lo q respondo mejor mañana y me dice: mañana no puedo y digo ok . Al rato cuando llega a casa le pregunto porq no me dijo el porq no podia el jueves y me dice q iba a ir al cine y como q le tengo q ir sacando las respuestas y no sale de él, le pregunto si era solo y me dice con Gerli ..y a lo q respondo algo ofendida : " ah mira vos ", y en el silenciio me empieza a venir un llanto de celos y bronca porque me sentí en segundo lugar una vez más y sentí que era una actividad que no es que sea necesario ir en pareja, sino que se puede ir de amigos pero sí sentí que es con ella la que es su amiga y que no fui yo la primera opción siendo que no me preguntó formalmente si quería o no o mínimamente invitarme también después de haberle preguntado con quién iba, cosas de querer cuidar que no me ponga mal o celosa, siendo que sí planea actividades a solas con ella(despues hablando supuestamente nunca fue a solas esas actividades) ,no me van a venir los celos o sea yo no la conozco No sé cómo és ella. Es alguien con quien el va al gimnasio en las mañanas y trabajan juntos casi todo el día y y salen a juntadas y esperan hablar ahí tranquilamente y tomar no siempre son juntadas de trabajo, sino que son entre amigos y bueno tampoco digo nada me ofende un poco pero no digo nada ,Creo que eso fue lo que fuí juntando que explotó en ese ratito y revolea un mouse lo rompí era lo primero que tenía a mano (que quería romper sin lastimar a nadie obviamente ) enseguida revolee mi celular para la pared justo él estaba en la cama le dije Descargandome :" porque yo soy la que tiene que sacar turno (Por así decirlo) ,para salir con vos porque no me preguntaste a mí porque no me invitas Porque yo fui la que la que estuvo cinco años y medio a distancia yo fui ,cualquiera te hubiese gorreado , la q estuvo hasta tardes y madrugadas escuchando cada cosa,la q se moria porq lleguen los veranos para verte unos dias y recargar pilas para el resto del año y asi mutuamente ,la distancia me puso muy triste y unas veces hasta quise terminar y por tu pedido seguimos porq pemse que era de verdad y q podia arrepentirme. . Al medio dia del jueves me dice q no iba a ir al cine. A lo que respondo Okay y nada más ,no me quise quedar "tranquila" Por así decirlo porque no me gustan las personas manipuladoras en ningún sentido sólo quise Descargarme , ese dia llegó con facturas cosa que me sorprendió porque no esperaba un detalle,sino q esté serio y dispuesto a terminar, o sea la charla iba hacer para dejar las cosas más en claro yo sentía que ya me había ido a la mierda pero al menos me había descargado y había dicho Lo que no sé si se acordaba o no de lo que hice por nosotros, y nada.. hablamos de que quien tenía que cambiar qué Y si estaba dispuesto a hacerlo y ahí empecé a admitir que estoy celosa y explicar qué es lo que no me hubiese molestado tanto si Simplemente no hubiese ido a llorar c9n ella, o algo por el estilo,...... cómo pedirle de hacer cosas con ella a todo lo que yo rechace o no pueda o no me guste, vas a ir corriendo a pedirle a ella ? , y nada soy re celosa lo repito pero no con toodas lo vuelvo a repetir ,es ella, todo empieza como amigos nosotros empezamos así y no nos importó nada y seguimos a pesar de todos los problemas que nos trajo, nosé me siento como viendo todo el proceso en el que estoy quedando de lado Y eso es lo que me está doliendo si bien no hay razones concretas puse otros ejemplo como : que pasa si te invita a su casa solamente a vos a tomar algo a solas, yo me tengo que quedar acá no más tranquila sín saber qué pueden pasar cosas?, porque no la conozco y entonces qué sé yo... para mí no somos objeto que le pertenecemos a nadie, pero tiene actitudes que sí molestan Sé que soy una exagerada Pero intento contar todo Con lujo de detalles para no parecer víctima porque un poco sí esta todo en mi cabeza, exagerando las cosas bueno que así son los celos pero no es con todo el mundo ,es cierta persona que parece que es su único amigo y no busca a alguien más para esas cosas .
@nuncarueguesporamor-blog ❤
Me ha sido un poco confuso leer el mensaje, ibas un poco acelerada 🚗
Entiendo o he entendido que tras estar 5 años de novios solo viéndoos los findes , ahora ya estáis juntos y parece que han comenzado los problemas.
No es lo mismo verse los findes apasionadamente que convivir juntos.
Lo primero que hay que entender es que nadie es perfecto y antes de vivir juntos ambos ya sabíais los gustos y hobies de cada uno, esto significa que si algo no te gusta, tengas que ir o hacerlo siempre porque a él le guste, pero no puedes prohibirle, simplemente intentar interesarse ambos por los gustos del otro y compartir.
Si ya veíais que erais incompatibles ha sido una verdadera locura estar juntos, porque luego pasa esto y no es porque la persona cambie, ambos ya erais así, el problema es que uno espera que sea el otro quien cambie, así que no es cuestión de cambiar si no de aceptarse cada cual como es.
Si se le ha ocurrido la genial idea de vivir separados !cuidado! ,esto es un aviso de que quiere alejarse, quizás se está agobiando, noto que eres muy impulsiva, intensa, además de celosa y esto son malas combinaciones.
Las discusiones son normales, pero NO dando gritos y lanzando objetos, hay que ser más civilizados y educados, ante todo respeto y sentarse tranquilamente a hablar las cosas.
Da la sensación de que buscas un control sobre la relación y te enoja mucho el no conseguirlo ya que él sigue contigo o sin ti disfrutando de la vida, te aconsejo que no estés contra él y te unas a su equipo, no seas tan quisquillosa, involúcrate en sus cosas y su ambiente y no te quedes en casa esperando con la zapatilla en la mano.
Has de relajar ese carácter, si quieres cariño has de dar cariño, si solo ofreces relámpagos solo recogerás truenos.
También te recalco algo, no hay nada más sucio en una relación que echar las cosas en cara, eso no se hace nunca ni permitir que el otro lo haga, una relación es un 50% ,ambos debéis de unir fuerzas para seguir adelante, nadie a de tirar del otro.
Amiga, según trates serás tratada, vete a tomar una copa con él y que te presente a su amiga, comienza a participar en su vida e invítalo a participar en la tuya y basta de discusiones, esto solo os alejará más ..la relación se comienza a enfriar por su parte así que vas a tener que poner de tu parte y modificar tu actitud.
Según lo que me has contado o yo he entendido, no veo que él haya echo nada fuera de lo normal, solo quiere vivir ..vive con él amiga 😘
psdt: tus amigas evidentemente te van a dar la razón a ti, porque saben lo que quieres oír, yo soy alguien neutra a vosotros.
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mypatchseries · 4 years
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Crescendo - Capítulo 18
Estaba intentando entrar en la mente de Nora, pero no podía. Chocaba contra un muro en cada intento que hacía. Me sentía desesperado, lo estuve intentando por horas, pero siempre tuve el mismo resultado. Me sentía agotado, así que cerré mis ojos y dejé que mi cuerpo descansara…
Al día siguiente, continúe con mis intentos de comunicarme con Rixon, pero no podía encontrarle. Era como si se lo hubiese tragado la tierra. No me contestaba las llamadas, ni los mensajes; hasta parece ser que se fue de casa, porque cuando fui a buscarlo, faltaban algunas de sus cosas. Su arma, por ejemplo. Sin embargo, nunca perdí la esperanza de encontrarlo allí.
Así que aquí estaba, frente a la puerta 172, al final de los túneles. Puse mi mano en la perilla y la giré, adentrándome en la oscuridad de su hogar. Me sobresalté.
Allí, al fondo, estaba Celiane.
— ¿Qué estás haciendo aquí? —Pregunté, cerrando la puerta detrás de mí.
Ella se levantó del sofá en el que se encontraba con una sonrisa, arrastrando sus alas. Si algún humano pudiera verlas, perdería la cabeza por la magnitud de su belleza. Las alas de Celiane eran blancas, excepto en sus extremos, rodeadas por un perfecto borde dorado, como si rayos del sol las acariciaran.
—Vine por dos cosas. Una, a verte. Sabía que estarías aquí—Dijo, pasando sus brazos por mi cuello y dándome un ligero beso en los labios—Y dos, te traje algo.
— ¿Cómo sabías que estaría aquí? —Pregunté, mientras me entregaba un sobre manila color amarillo.
—Recuerdo nuestra última conversación, Jev. Sé que quieres pedirle explicaciones a Rixon. Te he estado ayudando a buscarlo, pero tal parece que ha desaparecido. O no está en Maine, o ha encontrado la manera de hacerse invisible.
Era lo segundo, estaba seguro. Él no dejaría Maine.
— ¿Qué es esto? —Volví a preguntar.
—Es un documento. Logré infiltrarme en la sala confidencial y apunté algunas cosas que podrían ser de tu interés. Y, una última cosa. No creo que te agrade esta noticia.
Me preparé para lo peor.
— ¿Qué sucede?
—Los arcángeles han tomado ya su decisión. Serás el custodio de Marcie, Jev. Se hará oficial esta noche, cuando te lo digan. A no ser que Nora Grey te pida de vuelta, no hay marcha atrás.
Me quedé sin moverme unos segundos, luego suspiré.
—Me dijeron que cuidarla sería temporal. —Inquirí.
—Con el documento que te pasé entenderás por qué. Tengo que irme—dijo, caminando en dirección a la puerta. Luego se giró—Jev, debes convencer a esa chica para que te pida de vuelta. No te quiero como custodio de Marcie Millar, es demasiado peligroso.
Dicho esto, se marchó.
Inmediatamente abrí el archivo.
HANK MILLAR ES UN NEPHIL DE PRIMERA GENERACIÓN, UN SANGRE PURA. (Esto explica por qué quieren que seas su custodio, la chica está a punto de cumplir los dieciséis, y tú historia de cómo recuperaste las alas se ha propagado por todo el planeta)
 CHAUNCEY LAENGAIS ES EL CREADOR DE LA SOCIEDAD DE SANGRE NEPHILIM. (Pude acceder a algunos recuerdos por aquí, pude verlo por mí misma. Luego te daré acceso a ellos. Ahora que está muerto, se ha nombrado a un sucesor. Tal parece que es un familiar, o un amigo muy cercano que quiere vengar su muerte)
 DAN RECOMPENSA POR LA CABEZA DEL ASESINO DE CHAUNCEY. (Vaya, parece que Nora Grey está en problemas)
 NORA GREY ES HIJA DE HANK MILLAR.
Mis manos se congelaron en torno al papel. No había ninguna palabra luego de esa última frase. Ya sabía lo que significaba. No sólo Marcie estaría en peligro de ser sacrificada, sino Nora también. Y no sólo de ser sacrificada, quieren su cabeza por matar a Chauncey. Maldición, Maldición. ¿Qué podía hacer? Si me atrevía a rechazar las órdenes de los arcángeles sería hombre muerto. Me enviarían al infierno inmediatamente, quemando la pluma que ellos tienen de reserva en el cielo. Tenía que sacar esa jodida pluma de sus manos.
Arrugué el papel y lo guardé en el bolsillo trasero de mi pantalón. Rodé las llaves del Jeep en mis manos y salí de la casa de Rixon. Otro día más de búsqueda insatisfecha.
***
Me encontraba en la cima del arcángel, cuando Nazarach apareció. ¿Había venido él solo? La lluvia repiqueteaba por todo el lugar. Hoy no abrieron el Delphic.
—Vas a coger un resfriado si sigues mojándote—Dijo él, con una diminuta sonrisa.
—Ja, ja. Muy gracioso—Le espeté—Dime lo que me vas a decir, y rápido.
Celiane apareció detrás de él. Sus ojos se abrieron de par en par en un claro “entra a mi mente ahora” mientras Nazarach comenzaba a hablar. Lo hice.
Las visiones estaban algo borrosas, pero pude visualizar algunas cosas. Sí, Chauncey fue el creador de la sociedad de sangre, y pude vislumbrar un poco al sucesor, pero no lo reconocí. Los recuerdos comenzaron a volverse personales, así que salí de su cabeza. Nazarach me miraba fijamente.
—No has dicho nada—inquirió.
Supuse que me había dado la noticia ya. Así que, ya era oficial.
—Estoy procesando—dije.
Abrió sus alas.
—Bueno, tienes toda la noche para procesar. Tenemos que irnos.
Alzó el vuelo, con Celiane siguiéndole. Me quedé pensando en quién podría ser ese sucesor… Y Nora… Nora tenía que saberlo. Todo. Cerré mis ojos, tratando de entrar en su cabeza, sólo una vez más…
***
Estaba de pie en el patio delantero. Un viento barrió las ruidosas hojas muertas a través de la calzada, en torno a ella. Estaba sentado en la barandilla del porche, con la cabeza inclinada, las manos unidas libremente entre las rodillas. No sabría cómo comenzar a decir lo que tenía que decir.
—Fuera de mi sueño —Me gritó sobre el viento.
Negué con la cabeza.
—No hasta que te diga lo que está pasando.
Se ajustó más la chaqueta del pijama.
—No quiero escuchar lo que tienes que decir.
—Los arcángeles no nos pueden escuchar aquí.
Lanzó una risa acusatoria.
— ¿No te fue suficiente el manipularme en la vida real, ahora tienes que hacerlo aquí también?
Levanté la cabeza ante sus palabras.
— ¿Manipularte? Estoy tratando de decirte lo que está pasando.
—Estás forzando tu camino dentro de mi sueños —Me desafió—. Lo hiciste después del Devil‘s Handbag, y lo estás haciendo ahora.
Una repentina ráfaga de viento sopló entre nosotros, y ella dio un paso atrás. Las ramas del árbol crujieron y gimieron.
—Después del Z, en el jeep, me dijiste que habías tenido un sueño acerca del padre de Marcie. La noche que tuviste el sueño, yo estaba pensando en él. Estaba recordando el recuerdo exacto que tú soñaste, deseando que hubiera alguna manera de que pudiera decirte la verdad. No sabía que me estaba comunicando contigo.
— ¿Me hiciste tener ese sueño?
—No un sueño. Un recuerdo. —Suspiré—No sé cómo se superponen nuestros sueños, pero he estado tratando de comunicarme contigo de la misma forma desde entonces. Lo conseguí la noche que te besé después del Devil‘s Handbag, pero ahora no dejo de golpearme contra paredes. Tengo suerte de estar aquí ahora. Creo que eres tú. No me estás dejando entrar.
— ¡Porque no te quiero dentro de mi cabeza!
Me deslicé fuera de la barandilla, bajando a su encuentro en el patio.
—Necesito que me dejes entrar.
Se dio la vuelta.
—Fui reasignado a Marcie —solté.
Sentí que se congelaba.
— ¿Eres el ángel guardián de Marcie?
—No ha sido algo placentero.
— ¿Los arcángeles hicieron eso?
—Cuando me asignaron como tu guardián, me dejaron claro que tenía que tener en mente tus mejores intereses. Involucrarme contigo no estaba entre tus mejores intereses. Lo sabía, pero no me gustaba la idea de que los arcángeles me dijeran qué hacer con mi vida personal. Ellos nos estaban mirando la noche que me diste tu anillo. Tan pronto como me di cuenta de que nos estaban mirando, me aparté. Pero el daño estaba hecho. Me dijeron que estaría fuera tan pronto como me encontraran un reemplazo. Luego se me asignó a Marcie. Fui a su casa esa noche para forzarme a hacer frente a lo que había hecho.
— ¿Por qué Marcie? —Preguntó con amargura—. ¿Para castigarme?
Bien, aquí comenzaba lo difícil.
—El padre de Marcie es uno de la primera generación de Nephilim, un raza pura. Ahora que Marcie tiene dieciséis años, está en peligro de ser sacrificada. Hace dos meses, cuando traté de sacrificarte para obtener un cuerpo humano, pero termine salvando tu vida, no había muchos ángeles caídos que creyeran que podían cambiar lo que eran. Yo soy un guardián ahora. Todos lo saben, y todos sabemos que es porque te salvé de morir. De repente, un montón de ellos creen que pueden engañar al destino también. Ya sea por salvar a un ser humano y conseguir sus alas de nuevo—exhalé—, o matando a sus vasallos Nefilim y transformando su cuerpo de ángel caído a ser humano.
— ¿Quieres decir que tu trabajo es asegurarte de que el ángel caído que obligó a Hank Millar a jurar lealtad no sacrifique a Marcie para conseguir un cuerpo humano?
Sabía cuál sería su siguiente pregunta.
—Marcie no lo sabe. Ella está completamente en la oscuridad. —Bien, segundo round—Chauncey formó la sociedad de sangre de Nefilim.
— ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?
—He accedido a algunos recuerdos. Recuerdos de otras personas. —Respondí, esquivo.
— ¿Recuerdos de otras personas? —Parecía sorprendida.
—Un sucesor fue escogido cuando Chauncey se fue. No he sido capaz de obtener un nombre todavía, pero corre el rumor de que él no está contento con la muerte de Chauncey, lo cual no tiene sentido. Él está a cargo ahora… eso debería haber borrado cualquier remordimiento que sintiera por la muerte de Chauncey. Lo cual me hace preguntarme si el sucesor era un amigo cercano de Chauncey, o un familiar.
Negó con la cabeza.
—No quiero escuchar esto.
—El sucesor tiene un contrato sobre el asesino de Chauncey. —Cualquier otra protesta por su parte murió formándose. Ella y yo compartimos una mirada—Él quiere que el asesino pague.
—Quieres decir que, quiere que yo pague —dijo, su voz apenas salió.
—Nadie sabe que mataste a Chauncey. Él no sabía que eras su descendiente femenino hasta momentos antes de morir, así que hay pocas posibilidades de que nadie más lo supiera. El sucesor de Chauncey podría tratar de localizar a los descendientes de Chauncey, pero le deseo suerte. Me llevó mucho tiempo encontrarte. —Di un paso hacia ella, pero retrocedió—. Cuando te despiertes, necesito que digas que me quieres como tu ángel guardián de nuevo. Dilo como lo quieras decir, para que lo que los arcángeles lo oigan, y esperemos que te concedan tu petición. Estoy haciendo todo lo posible para mantenerte a salvo, pero estoy restringido. Necesito mayor acceso a la gente que te rodea, a tus emociones, a todo tu mundo.
Deslicé mis manos por sus caderas, sosteniéndola de forma protectora contra mi cuerpo.
—No voy a dejar que te suceda nada.
Se puso rígida y se encogió, liberándose. Retrocediendo. Luego ella parpadeó con fuerza, y los bordes del sueño comenzaron a difuminarse. La sujeté del codo.
— ¿Qué estás haciendo?
El sueño comenzaba a desvanecerse. Estaba abriendo los ojos.
—No despiertes, Ángel. —Pasé mis manos contra su pelo, atrapando su cara, obligándola a mirarme a los ojos—Hay más que necesitas saber. Hay una razón muy importante por la que necesitas ver estos recuerdos. Estoy tratando de decirte algo que no puedo decirte de otra manera. Te necesito para contarte lo que estoy tratando de decirte. Necesito que dejes de bloquearme.
Apartó su cara. Traté de agarrarla, maldiciendo en voz baja, pero mi dominio sobre ella era como peso pluma, imaginario. Ya se había ido.
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redoopa · 6 years
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You will never be a god.
       Capítulo 3: Una vida normal, parte 2.
Quizás las palabras de Heimdall sonaran a amenazas. Y quizás hacía bien en no fiarse de Loki, pero este, contra todo pronóstico, cumplió su promesa.
Realizaba pequeñas visitas de cortesía, la mayoría de las veces solo observaba, se aseguraba de que estuviera bien, de que su pequeño universo de paz no se viera perturbado por nada ni nadie.
Ni si quiera él.
 Lara no había conocido la felicidad hasta que le conoció a él, el excoronel Hak.
 “Un monstruo como tú no se merece ser feliz.”
Aquella noche no tuvo una de aquellas vívidas pesadillas que no le dejaban descansar, de hecho, recordó en forma de sueño cómo fueron los primeros meses junto a él. Le conoció poco después de volver de Asgard, era un excoronel que, viéndose en la encrucijada moral entre arrestar a una mujer a la que acusaban de “bruja” o abandonar su posición y protegerla. Tenía una extraña habilidad para saber cuándo había que dejarla sola. Tenía la ligera sospecha del porqué de aquel carácter enfadado, arisco y desconfiado, no porque Lara se lo contara abiertamente. De hecho, cada vez que él intentaba preguntarle, la mujer le cambiaba de tema tan rápido como podía.
¿Qué cómo lo sospechaba? Porque Lara resultaba ser un libro abierto, al menos a ojos de Hak. Pasaron meses hasta que Lara fue capaz de permitirle darle un beso o acariciarla, y él nunca trató de presionarla. Fue entonces cuando la Deidad conoció el respeto de parte de un mortal.
 Al final...tuvo que pasar. Fue la primera vez que hacía el amor, propiamente dicho, la primera vez que se entregaba alguien a alguien a quien realmente deseaba. Recordó la conversación que tuvieron al acabar, cómo temblaba a su lado, asustada, con los sentimientos a flor de piel.
— Lo siento, Hak... Es que estaba muy nerviosa y...
El hombre, acostado a su lado, se acercó hasta acariciar su hombro con cariño y ternura.
— No, no, no. Se lo difícil que era para ti —Le sujetó de una mano y pasó su otro brazo por los hombros de la mujer para arrullarla en su pecho—. Lo que has hecho es muy importante... Has demostrado que eres fuerte. Has sido capaz de superarte, has sido muy valiente.
 Tenía los nervios tan a flor de piel, estaba tan sensible que sus palabras hicieron que se le escapara un pequeño sollozo. Intentó esconder el rostro en su pecho, no quería estropear el momento, pero fue entonces que le tomó del mentón hasta que sus ojos hicieron contacto.
 — No, pero no llores... —Apenas pudo verle sonreír con esa ternura que solo le mostraba a ella, lejos de esa faceta de hombre serio y testarudo. Besó sus pómulos para secar esas lágrimas y terminó con sus labios en la frente por unos segundos—. Te estoy felicitando.
—Ya, ya lo sé, pero es que he pasado mucho miedo... —Terminó de secarme las mejillas ella misma, con la voz temblorosa, al igual que sus manos. Apenas le salía un hilito de voz.
Se cubrió los ojos con la mano y sintió sus fuertes brazos la apretaban contra su pecho y cómo dejaba un beso en su pelo.
— Tenía miedo de que no pudiera quitarme esas imágenes de la cabeza y entrar en pánico.
— Sentir miedo después de todo lo que has vivido es normal.
— Pero tú has dicho que he sido muy valiente, y eso no es verdad... -Volvió a mirarle a los ojos, sentía aquel nudo en la garganta producto del llanto que, al fin, pudo controlar.
— Por supuesto que lo has sido —Susurró con una voz ronca—. Escúchame bien... —Se acomodó en la cama hasta tumbarse de lado, frente a ella—. Ser valiente no es no tener miedo... Ser valiente es tener miedo y superarlo. Y eso es lo que has hecho tú, hoy. Ahora -Su sonrisa amable hizo que se calmara y que acabara por devolvérsela de forma sincera—. Y por eso estoy muy orgulloso de ti.
 Esas palabras fueron como un bálsamo para esa herida tan profunda que habían dejado en el alma de la Diosa. Saber que él no le despreciaba por lo que hubiese podido pasar fue lo suficiente para que pudiera seguir adelante.
 Lo que le despertó de tan dulce sueño no fue ni la luz que empezaba a colarse por la cortina ni tampoco el sonido de los pájaros anunciando la mañana, si no los pequeños tironcitos de pelo que le daba una criatura de apenas un año que se había despertado antes que sus padres.
— Hm… —Dio un pequeño bostezo conforme se aclaraba la vista con una mano y se incorporó un poco—. Te gusta madrugar, pequeñín…
Le tomó en brazos con cuidado de no despertar a Hak, quién estaba rendido después de trabajar el día anterior hasta las tantas. Tras desayunar y dejarle una nota en la mesa, sacó al pequeño al exterior de la casa, le gustaba aprovechar esos ratos de paz y tranquilidad con él. Eran los pocos momentos del día que realmente podía disfrutar, principalmente porque apenas había gente procedente del pueblo que le lanzara esas miradas desconfiadas.
Le dejó sentado en el suelo y tomó sus manitas para incorporarle.
— Venga, vamos, que ayer lo hiciste muy bien.
Le ayudó a dar aquellos pequeños pasos hasta que pudo mantenerse en pie él solo pese a tambalearse un poco.
— ¡Ese es mi chico!
— ¿Jugando a las casitas?
No era la voz de Hak, tampoco de ninguno de los aldeanos. Era una a la que ya se había familiarizado. Giró un poco el rostro y esbozó una tenue sonrisa.
— ¿Quieres hacer de niñera, Loki? —Tomó al pequeño en brazos, notando sus pequeños bracitos aferrarse a su madre con fuerza.
— Mejor te lo dejo a ti, los piojos no me gustan mucho —Aun así, acarició la cabeza del susodicho—. Me habría pasado antes por aquí, pero estuve bastante ocupado.
La mueca de incredulidad y burla que mostró la mujer hizo que el contrario se tensara ligeramente, Lara solía ir siempre un paso por delante de él. Le desconcertaba.
— Es curioso, porque últimamente me ha parecido ver a alguien…parecido a ti por el lugar.
Sabía perfectamente que era él y que, tal vez, esa falsa apariencia de tenerlo todo bajo control y más que previsto, solo era eso, una fachada.
— ¿Estás insinuando que tengo un rostro común?
— Oh, no, dios me libre de blasfemar de esa manera —Echó a andar tras liberar una carcajada, los pasos ajenos le hicieron asegurarse de que le seguía y así lo hizo hasta ponerse a su altura—. Siempre que vienes por aquí es porque tienes algún problema que no te deja tranquilo, ¿qué ocurre esta vez? —Pasó la mirada de Zeal, su pequeño, hasta Loki, quién le miraba sin responder a su pregunta. Lara entrecerró los ojos y ensanchó los labios a modo de sonrisa. — ¿Qué miras?
— ¿Sabes? No quiero parecer arrogante, pero tengo cierta facilidad para calar a la gente —Las manos del dios fueron hasta su propia espalda, alzándose de hombros—. Y sin embargo tú no dejas de sorprenderme.
— ¿Para bien o para mal?
— ¿Tú qué crees?
— Bueno… Supongo que eso beneficia a mi negocio, ¿no? Pero no desvíes mi pregunta —Pararon frente a su taberna, sacó las llaves de dentro de la chaqueta y abrió la puerta—. ¿Qué te trae por aquí? —Sus pasos le guiaron hasta la barra, lugar en el que dejó sentado a Zeal—. Sujétale para que no se caiga, es sencillo hasta para ti.
Las manos del hijo del Odín agarraron al niño como si de un animal desconocido se tratara, lo acercó hasta su lado y, volvió a fijar su vista en ella, aunque no por mucho tiempo.
— Necesitaba… Alejarme de allí.
Quizás fuese porque se veía reflejada en esa tristeza, en ese dolor que el Dios ocultaba de todo el mundo, incluso de su hermano. Su buena relación con ambos hermanos le hacía observadora de esa relación que cada uno vivía de forma tan distinta, y poco a poco empezaba a entender por qué se alejaban de esa manera.
— ¿Por qué? Tienes una madre encantadora, sé que tu hermano y tú sois muy distintos, pero te adora… Al igual que tu padre —Sus brazos descansaron en la madera y se inclinó ligeramente hacia delante—. Y siempre que tienes algún conflicto vienes aquí en lugar de enfrentarlo.
— Si fuese así, ¿por qué siempre estoy a la sombra de mi hermano? —Logró hacerle frente, mirarle a la cara y defender su postura—. ¿Por qué mi padre no me trata de la misma manera? Lara, hago todo lo posible por estar a la altura, pero… Odín jamás estará tan orgulloso de mí como lo está de Thor.
— Creo que te estás equivocando…
— Es igual, Lara... Ten, debería marcharme. —Acercó la criatura de vuelta a su madre.
— Loki, escúchame. —Tras agarrar al niño, atravesó la barra con intenciones de acercarse a él.
— Tienes visita.
Y tan pronto cómo vino, se fue dejando tras de sí aquel túnel brillante que acabó desapareciendo junto al Dios. Soltó un suspiro de pesadez, siempre le dejaba con la palabra en la boca, pero desde allí era imposible ayudarle.
 Ni si quiera era capaz de expresarle a ella la soledad que sentía. Tan solo pedía un poco de reconocimiento por parte de sus progenitores, deshacerse de ese sentimiento de abandono. Si era capaz de manipular a su entorno a su gusto, ¿por qué no podía organizar su vida?
Se sentía patético solo de ver cómo acudía a Frigga o a Lara para desahogarse, cómo era incapaz de manejar sus propios sentimientos sin alejarse cada vez más de su hermano o de su padre.
Pero era aún más patético usar aquello como excusa para ver a Lara. O aún más patético sentir aquel sentimiento y preferir quedarse en aquel segundo plano. Contaba con que poco a poco se desprendería de ese escalofrío que le producía tan solo escuchar su nombre de los labios de la mujer.
 Tras varios días, mientras reposaba en su alcoba, recibió una llamada de atención de Heimdall tanto a Thor como a él. En un principio se alertó por miedo a que se tratara de un ataque sorpresa a Asgard, pero… No. No se trataba de eso.
— Está a punto de ocurrir una tragedia, tenéis que frenarlo de inmediato.
 “No sé por qué decidí integrarme con los humanos y tener una vida normal. Simplemente me gusta. Creo que porque vivir con Hak y Zeal me hace sentir más humana.
Despertarme por las mañanas y verlos a los dos conmigo. Tener un lugar al que volver, una razón para vivir.
No se si alguien que ha hecho tanto mal se merece tanta dicha. Tan solo sé que son mi familia, que son lo único que tengo.
Cosas tan simples como despertarme cada día a la misma hora, cómo mi hijo se esfuerza tanto por mantenerse de pie y se deja caer en mis brazos cuando intenta caminar, llegar a casa y ver al mismo hombre cariñoso de siempre.
Y al día siguiente, él se levanta como cualquier otro día, se lo mucho que se esfuerza por nosotros. Y aún así sigue siendo cariñoso y me muestra esa sonrisa que tanto me gusta. Cada día abre la puerta y se marcha a trabajar, se encuentra un mundo imperfecto y un poco cruel.
 Quizás Loki tenga razón y mi vida sea demasiado simple. Pero me gusta como es.”
 El olor a humo y la ceniza impregnaba el ambiente de aquel pacífico pueblo dónde nunca ocurría nada. Una mujer de un hermoso cabello rojo corría, se tropezaba y se volvía a levantar, gritaba por un nombre. Las gotas de sudor se deslizaban por aquel perfecto y perfilado rostro hasta precipitarse al suelo.
 — ¡Ya estoy llegando, Hak!
 El brillo del bifrost no destacaba mucho del de las propias llamas. El aturdimiento, la adrenalina y el no saber a qué se iban a enfrentar hicieron que aquella imagen se les clavase en la retina. Para siempre.
 Lara estaba frente a ellos, de espaldas. Quizás fue mejor así. Su cuerpo no respondía, como si todas las fuerzas se le hubiesen ido al correr hasta allí. El olor de su propia casa arder con su familia dentro le revolvió el estómago y el nudo en la garganta le impedía gritar y mucho menos respirar.
Al grito de “¡ahí está la bruja!”, y armados con antorchas, guadañas y demás objetos con los que atacarla, corrieron hacia la pelirroja.
Ni si quiera en ese entonces fue capaz de reaccionar, realmente no le importaba que fuera a pasar con ella, ¿qué importaba si habían destrozado todo lo que tenía? Quizás fuera mejor así. Debía haber sido ella quién hubiese estado dentro de aquella casa. No ellos. No se lo merecían.
 El sonido de un martillo golpeando aquellos cuerpos y el tirón que recibió en el brazo le sacaron del shock. ¿Cuánto tiempo llevaban Loki y Thor allí?
Veía los labios del primero moverse, le estaba hablando, pero no escuchaba nada. Volvió la mirada hacia su casa, o lo que quedaba de ella, y gritó. Un grito que salió de lo más profundo de su ser, desgarrador, quizás así se fuese una pequeña parte de ese dolor sordo en sus entrañas.
Quiso abalanzarse a por esos humanos, despedazarlos ella misma, pero la fuerza de aquellas dos deidades le hizo forcejear e intentar zafarse.
 No quería irse de allí, si lo hacía tendría que enfrentarse a la crueldad de vivir sin ellos. Tendría que vivir.
Sí, el mundo era demasiado imperfecto y cruel.
Enlaces al resto de capítulos:
Capítulo 1.
Capítulo 2.
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ecoamerica · 2 months
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