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#Editorial Planeta
idrislibrary · 7 months
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Lo que hay entre nosotros no me parece una responsabilidad, sino una recompensa. Y me voy a dormir preguntándome qué he hecho para merecerla.
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sublecturas · 2 months
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"La chica del tren", de Paula Hawkins en la #LíneaD
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miguelmazon · 1 year
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Diseño gráfico del libro MEJOR SI PICA para Planeta Gastro (Editorial Planeta).
90 recetas de chefs de todo el mundo sobre cocina picante.
Desde la bebida, hasta el postre. Los ajíes, chiles o guindillas tienen esa capacidad de elevar cualquier receta a otro nivel.
Entre los colaboradores están, Albert Adriá (España), Narda Lepes (Argentina), Héctor Solís (Perú) Sacha Hormaechea (España), Santiago Lastra (México), Diego Cabrera (Argentina), David García (España), Elena Reygadas (México) o Micha Tsumura (Perú).
Lo puedes comprar aquí
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shadowydoes · 8 months
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La Ladrona de la Luna por Claudia Ramírez Lomelí es el segundo libro de la trilogía El Príncipe del Sol. Una fantasía situada en Fenrai donde el trope principal es found family pero aquí es un poco más oscuro que en el primer libro.
Me tardé un tanto en agarrar este libro, aun cuando salió el mismo año que el primero (el cuál leí hace cuatro años). No es por otra cosa que le perdí el amor a la lectura por diversión desde mi último año de la universidad. Nada contra de la trilogía, es más, ya quiero leer el tercero.
Pero bueno, la cosa aquí es que todos mis recuerdos de este mundo y los personajes se quedaron junto con el libro: empolvándose en el librero. Me costó unas 50 páginas en realmente meterme nuevamente en el mundo, recordar su historia y conectar con sus personajes. Pero lo logró que eso es lo más importante.
Lo poco que recuerdo del primer libro es el tono de inocencia y calidez que tenían los personajes. Pues en la Ladrona eso cambió. Los personajes (lo central del libro, en mi opinión) siguen teniendo su esencia pero ahora más fuertes, más oscuros y más complejos. Es bonito ver que crecieron y ya quiero leer como se desarrollan en el último libro.
Hay algunas cuestiones en cuanto al estilo de escritura que no me encantaron: algunos diálogos forzados, partes donde claramente eran para darle información importante al lector y la descripción de los atuendos de los personajes. Este tipo de cosillas para mi gritan: escritorx primerizx. No es malo, pero creo que pudieron haber sido editados mejor. Que bueno, también puede ser deliverado y el estilo del autor, pero a mí me saltaron. Eso sí, no me molestó lo suficiente como para frenar la lectura.
Fuera de eso, el mundo creado en estos libros es muy interesante y la historia realmente logró sorprenderme con sus giros (aunque el más importante sí lo vi venir hehe). Pero lo mejor son los personajes y la manera en la que se relacionan entre ellos. Las amistades, los amores, las familias rotas, la found family. Realmente me encariñé con ellos y se nota que la autora también.
Por libros como este fue que me enamoré de leer.
En fin, creo que yo sería una lunaris que controla el agua.
★★★★/☆.
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crisrf1986 · 2 years
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Romper el círculo - Colleen Hoover
Romper el círculo – Colleen Hoover
¡Hola, holaaaa! Un viernes más que me paso por aquí para dejar una reseña de un libro y lo hago encantada 😉 Hoy os voy a hablar del fenómeno internacional: Romper el círculo de Colleen Hoover, una novela que habla sobre un tema muy delicado y del que, por desgracia, un poco he vivido, por lo que creo que tengo criterio para opinar… Os dejo la información de la novela, que también está…
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comicsaurius · 2 years
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La casa de la bruja o, La casa de Los Fernández (Villa Carmen), según bajo qué mirada se interprete; adulta o infantil. O quizás, pueda que se interprete como yo prefiero hacerlo: desde una mirada adulta abierta y receptiva a la experiencia y al sentir infantil de quien lee (leerá), la historia.
Es uno de los escenarios que más disfruté crear para la novela gráfica en la que trabajo, llamada: El eco de la llamada.
Este libro será publicado el primer semestre del año 2023.
La casa della strega o, La casa di Los Fernández (Villa Carmen), dipende dal punto di vista di chi lo interpreta; se adulto o bambino. O forse, può essere interpretato come preferisco io: il sguardo di un adulto aperto e ricettivo all'esperienza e al sentimento infantile di chi legge (leggerà), la storia.
È uno degli scenari che mi è piaciuto più creare per il graphic novel di cui sto disegnando, il titolo è: L'eco Della Chiamata.
Questo libro sarà pubblicato nella prima metà del 2023.
Scusa per il mio italiano, ma sto imparando.
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diegocaceres · 1 month
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Cover Illustration. Crítica Editorial "17 ecuaciones que cambiaron el mundo" -Ian Stewart-
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tiempodecurar · 2 months
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París despertaba tarde: el lugar feliz de Máximo Huerta
En París despertaba tarde encontramos todos los elementos del universo de Máximo Huerta. No falta ninguno: la reflexión sobre el la pérdida, la melancolía el deseo, el amor apasionado, la ternura escondida en pequeños gestos que se revelan grandes gestas, pero hay algo más que había perdido y ha recobrado y que brilla al final de este nuevo relato parisino. Los años nos llevan a reflexiones…
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321ocio · 9 months
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Marismas de Beatriz Roger y Luiso Soldevila
Aunque ya hace unos meses que se publicó, este libro escrito a cuatro manos nos apetecía mucho poder leerlo y hoy os explicamos que nos ha parecido. Una tarde, a pocos días de Navidad, la pequeña Bashira desaparece sin dejar rastro en los jardines de un hostal en las marismas del río Ter. Mientras el comisario Narváez y su equipo se movilizan para encontrar cualquier rastro de la niña, el…
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propronews · 10 months
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“Susana Leroy”, del Real Alcázar de Sevilla a La Chanca de Conil, en su travesía literaria por España
Continúa el programa de presentaciones por el país de la nueva novela de José María Pagador
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desnervadero · 10 months
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UN MANOJO DE HERIDAS
Rubén Mendoza para El Espectador, 2 de agosto de 2023
Acerca del editor Juan David Correa y su reciente salida de la editorial Planeta
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UN MANOJO DE HERIDAS
Acerca del editor Juan David Correa y su reciente salida de la editorial Planeta*.
*Al momento de escribir, corregir y programar la publicación de este texto no se conocía sobre el nombramiento de Juan David Correa cómo Ministro de Cultura.
Los temas tienen una dimensión más bella, me parece, después del oleaje de euforia. Ya pasó el tsunami de acciones y reacciones a la censura al libro de los Char ejecutada por su propia editorial.
Cuando a uno lo hacen paria, por no ser séquito de unas vacas sagradas de turno, o por meterse con gente del poder, sin su permiso, o con unos de no tan poder atornillados a salarios y a sillas que les han tirado los patrones, dispuestos además a sacrificar una hermana o un hermano antes que defenderle su derecho a expresarse, uno tiene que inventarse el camino, y las fiestas.
La sequía de ternura anda arrasando al mundo. La de los corazones que son jardines y son alimento. La del poder utilizado para facilitar, para hacer, antes que para exhibir, para limitar; antes de jugar el cruel juego de occidente con la crítica: destruir, insultar, pontificar como hienas, haciendo chistes con la sangre del caído. Ese concurso de sordidez y de cinismo que tanto parece ser el mundo de las artes para congraciarse con los grandes circuitos de exhibición y las castas. 
Por eso cuando la artista Lina González, con quien hace un par de semanas lanzábamos un libro sobre Luis Ospina (Un cine de papel, con editorial Planeta), me contó por un mensaje de texto que Juan David Correa, Director Literario de Planeta en Colombia y Ecuador, había renunciado por el caso del libro de los Char, no sentí feo. Una vez más un cablecito en un estreno de don Luis se chamuscaba. Pero en lugar de parecerme una mala noticia, aún para el libro, me encendí de alegría. 
Juan David fue serio y generoso conmigo y con mis películas mientras estuvo al frente de Arcadia, sin que tuviéramos una relación por fuera de estas coyunturas cada mucho, y ha sido, recientemente, la primera persona que, teniendo la posibilidad de hacerlo real, me ha propuso hacer algo con mi escritura. Me expresó, por haber leído las columnas y otros textos, que creía que yo debería hacer obra con las letras, así como con las fotos: empezar a publicarlas (como si supiera cuánto lo he hecho a hurtadillas desde la adolescencia a cuatro manos con eterno amigo Insomnio). Aceptó que lo primero que moviéramos fuera un cuento, aparentemente infantil, sobre un árbol que quería ir llegar al mar.,
Yo no entendía bien su figura, la de Juan David, tampoco la de un editor por mi ignorancia, ni que en uno de mis fugaces pasos por Bogotá me diera un par de horas en plena Feria del Libro literalmente haciendo los primeros puentes para el cuento, y luego caminando más de una hora para dejarme ubicado sobre hacia dónde ir en la ciudad, y hacia dónde coger, con los textos. 
Ofreció empezar a leer avances míos cada 15 días, pero aceptó antes metérsele al cuento, aunque no declarara la literatura infantil como uno de sus fuertes (pese a que, por  tener ojos de camaleón y ser poeta, como también lo es, puede un poco metérsele a lo que quiera), y me sugirió una edición delicada y hermosa que él mismo construyó. Y yo empezaba a entender ese oficio del editor, de un humano que considera el conocimiento una huerta y donde por más que las cosas no sean de su línea o de lo que espera, sabe que cada planta merece un lugar en el planeta. 
Lo impresionante es que eso que hacía conmigo, lo hizo en este lustro con más de 500 títulos de muchas manos. Y según supe por boca de varias y varios, y corroboré en la columna donde Laura Ardila denunciaba la censura tras años de trabajo con Planeta, que era así de entregado y empático y cuidadoso con cada título que se metía a impulsar y con sus implicados: sabía que un manuscrito es un racimo de heridas de otro. Y con esa delicadeza operaba. Contraria a la lógica de estos países de nudos ciegos y tuertos reyes, donde se estudian grandes doctorados para poder corregir las tildes de corazones sabios que no saben de gramática. Contrario a aprovecharse de la fila de aspirantes, Juan David a cada quien le pedía prestado su proyecto para ponérselo en la mente y en el corazón y en el espíritu como suyo.  Recibiéndolo aceptándose como parte de la materia creadora, de los materiales de creación. 
En mi caso, me conmovió especialmente cuando me dijo que si el cuento lograba abrir rápido puertas para existir en una editorial que a él le parecía la soñada (como está pasando), pero ponían en duda que la primera edición se hiciera con las ilustraciones de mi hija, él mismo lo haría entonces bajo su sello como yo quería, porque sabía que la palabra empeñada con ella no tenía contrato posible que la tumbara (además para ella creé el cuento cuando era una bebé y se lo contaba por entregas noche a noche. Luego sería ella entre los 6 y 7 años quien haría las ilustraciones). Mi hija, socia en el cuento y en una película que estamos rodando desde enero de 2021 sin más riquezas que su niñez y un brujo maravilloso de la cuenca de Pance. Se parecían ese viejo, y las 5 colaboradoras de la película, y mi hija, y Juan David en algo que yo no olvidaré jamás: ofrecer acompañar y hacer algo con uno, no cuando uno está al alza sino cuando uno es un paria, y han disfrutado de matarlo en su oficio, de desaparecerlo con risa cínica y gozo del panorama de la creación: o cuando una gente cree que puede hacer eso.  
Yo me había agarrado con el gobierno y con la gente que va a toros y cocteles oficiales, y también con instituciones, y sin saberlo con un centenar de productores, y me habían intentado incendiar la carrera y el ánimo 3 gatos a los que muchos ratones temen y veneran. Y no me quedó sino la fuerza de mi alma, de mi adentro, y el salvavidas de la niñez, en este caso la de mi hija. Ahí, Juan David, que sabía de sobra de mi “devaluación” me abrazó con su propósito, su palabra y su acción. Su compromiso con mi palabra hacia que la primera edición de ese cuento se hiciera con las obras de mi hija era solo, aunque parezca imposible, un eco de un sonido del futuro: el de la sólida y tranquila voz de su renuncia.
Entonces cuando supe de esa renuncia, justo el día antes de lanzar en su compañía el libro de don Luis y de tener planeada una gira de librerías para empapar del libro a los libreros, yo salté de alegría. Sabía que no podría venir otra respuesta de él. Juan David que conoce y ha cantado a las filas de los desolados, que sabe de las pintoras burladas por los críticos de su tiempo, de los poetas rechazados por las revistas de alcurnia o de los que no sacaron sus poemas del cajón: que sabe que el hambre también es alimento, pero que opera con la dignidad que hace al arte grande. La grandeza con la que se había enfrentado a soñadores diminutos de las letras, como yo, o a gigantes reeditados, o a medianos reencauchados, o sorprendentes aparecidas, y a todas publicarlas o tender puentes para que sus libros fueran materia. Inmediatamente celebré como cuando uno era un niño descubierto en una pilatuna, o “crimen”, y se acordaba que otro niñito era cómplice, y que de inmediato pareciera que el castigo y la culpa y hasta la risa se repartirían y pesarían menos.
Mientras yo iba llegando al otro día de su renuncia a Planeta le dije en broma, en un mensaje, que llevaba puesta una camiseta con su cara (ya nos había advertido que él ya no estaría en la editorial), y celebró con risa mi tontería, y como respondió de inmediato aproveché para felicitarlo por su hermosa carta de renuncia. En la misiva agradeció que la inmensidad de obra que pudo hacer y gestar se debía a la editorial, y reconocía que no tenía otra salida con el evento de la censura si quería seguir contando con el amor y la confianza de quienes escriben, y lo buscan, y consultan. Le dije que me pareció bella la carta por eso y por no ponerse a jugar el fácil rol del irreverente en la salida. Era una carta maestra, noble, alimentada de amor y de ternura: de lo que hace a la creación creación y al mundo mundo, y a los versos Koguis caricias y lanzas de siglos, desde allá, desde la Sierra. Me contó que lamentablemente la habían tomado como una afrenta. Yo ya he probado la delicadeza de los poderosos de este país, una pura mantequilla rancia, de una calaña que es la misma que les impide pensar en un modelo más incluyente, agarrados a su vez a sus mantos y facilidades que les hacen pensar al grueso de prójimos como un “resto”.
Como tenía mi teléfono en la mano en las escaleritas de la entrada, me dio por payasearle a Lina, que estaba unos escalones más arriba, y aprovechando que tres mujeres salían al frío pero luminoso día Bogotano bajando por las mismas escaleras, tomé el teléfono como una grabadora y les dije “Buenos días… unas palabras… son ustedes las editoras que han renunciado por el caso de censura…”. Las tres me echaron una mirada desobligante, esa que en caleño traduce “esas bobadas…”, y se fueron. Lina solo me miró entre la risa y el hartazgo. Ahí nos hicieron pasar, y a los pocos minutos volvieron aquellas mujeres que para nuestra sorpresa eran con quienes debíamos reunirnos. Pasé la pena nombrándola y contando mi cariño por Juan David, a quien se debía la publicación que ese día nos llevaba a Planeta, y cómo lamentaba que se fuera y las razones porque lo hacía. 
Como empecé a sentir tan claramente que usar esta columna para andar dando una opinión era una cursilería (primero hay que arreglar la casa propia, alma adentro), que no quería jugar a eso, ni en letra ni en video, pensé volver a escribir aquí para celebrar a alguien que ha hecho tanto por las letras y por quienes juegan y padecen con ellas: como un primer ejercicio de ceder la “verdad” propia y este espacio, para la verdad de otras, para la versión personal de otras, como espero hacerlo con los dulces corazones que se me atraviesan y que de lejos han superado una vida amarga, o al menos baten sus brazos navegando en ella. Escribir esta vez fue un impulso inevitable después de sentirme honrado con la amistad de ese editor que renunció teniéndolo todo en su cargo, habiendo allanado un camino más tranquilo para él y su familia, algo tan difícil de lograr en el arte y en su oficio. Allá lo tenía todo, sí, menos un precio para sus principios, y con los de él, los de tantos y tantas que en su renuncia ven la luz de la palabra al final del túnel oscuro de estos tiempos. Rubén Mendoza
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idrislibrary · 7 months
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A veces, las cosas que más nos importan son las que más nos duelen. Y para poder superar ese dolor tienes que cortar todos los vínculos y extensiones que te atan a ese dolor.
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sublecturas · 13 days
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"El cuadro", de Joaquín Sanchez Mariño y Julían Zocchi
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javiermoro · 10 months
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Honrado, y agradecido a Mario Vargas Llosa por haber dedicado su columna del domingo 17 de junio 2023 a Venezuela y a mi libro.
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enalfersa · 11 months
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La pasión turca
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miguelmazon · 1 year
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TANTANFAN
Ilustraciones para agenda 2023 Futbol Club Barcelona.
Cliente: Tantanfan & Barça Books
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