Tumgik
nalie-1998 · 2 days
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Una Balada al Mar ● Pt. 2
Emparejamiento: Nikolai Lantsov x fem!reader
Advertencias: Amenazas, tirarse por la borde de un barco en movimiento, dos hombres sin saber muy bien qué hacer, huir.
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Un silencio relajado se acomodó en la habitación tras el informe sobre el inventario del fjerdano, quedando en el sonido del papel en movimiento, las pequeñas olas rompiendo en el casco del Superviviente y las voces de los marineros de su tripulación, juntas al ajetreo del puerto a apenas unos metros de distancia.
-Guau, esta vez sí que has sido exhaustivo, mi querido oficial de cubierta. Un poco más y me quitas de capitana, Mat- La chica sonrió burlona mientras ojeaba los mapas para su próxima misión en aguas ravkanas.
-Siempre soy exhaustivo, ya deberías de haberme ascendido a capitán hace tiempo- Dijo el chico, levantándose de la silla del escritorio mientras rodaba los ojos- Además, le tienes demasiado orgullo al puesto como para dejárselo a otro.
Shallow soltó una carcajada seca justo antes de pasar de coger otra carta náutica de la mesa.
-Vamos, Matvej. Los dos sabemos que yo soy la que tiene más carisma y más... cualidades para la persuasión.
-Claro, claro... Persuasión -el fjerdano bufo, divertido- ¿También consideras persuasión a la forma tuya de convencer a los guardias de que dejen su puesto?
Shallow frunció el ceño.
-Venga ya. Si el corsé y el vestido me quedan genial. Y encima he conseguido unos tacones a juego- Shallow se calló, con sus ojos brillaron burlones durante un momento- Pero si quieres mi puesto en el próximo plan...
Matvej se puso rojo hasta las orejas, haciendo que su pelo rubio resaltase más, asemejándose a una llama de una cerilla. El fjerdano se cruzó de brazos y la miró con reproche, intentando disimular su vergüenza.
-Ni se te ocurra ni mencionarlo Shallow. Si no te...
Shallow no pudo escuchar el resto de la frase, ya que justo entonces sonó la sirena de niebla, dándoles permiso para embarcar en el puerto.
-Hmmm... Salvado por la campana, Mat. Esta vez te la dejaré pasar, pero no creas que perderé la próxima oportunidad. ¿Algo más antes de que desembarquemos?
T/n miró al fjerdano a los ojos y no le gustó lo que vió en ellos. El hombretón mantuvo más contacto visual de lo usual con ella y se recostó en la pared que separaba la borda de su camarote, intentando parecer casual. Algo que obviamente no consiguió.
Shallow frunció el ceño y siseó
-Matvej ¿Qué escondes?
La situación se tensó en cuanto esas palabras salieron de la boca de la chica, atravesando el aire hasta caer en el silencio. Los ojos azules del joven se clavaron más en los ojos de la chica, en un intento inútil de parecer seguro, que se contrarrestó con su figura más tensa de lo normal.
Los sonidos de ajetreo del exterior parecían en segundo plano, ajenos al interior del camarote.
El chico respiró hondo antes de soltar el aire en un suspiro. Debería de habérselo dicho hace días, pero no tenía que preocuparla. Podía encargarse él. Tal ve podría hablar con Sturmhond y podría ayudarla con su puesto de corsario de la Corona Ravka.
Pero Matvej conocía demasiado bien a Shallow como para saber que ella no pediría ayuda. Huiría. Lo haría de la misma forma de la que siempre trata ese problema: Corriendo de un lado a otro del mundo conocido. Consiguiendo el barco más rápido, los susurros más enterados y los Sanktos de su lado. Volvería a huir.
-Matvej habla, por favor- El chico miró a Shallow mirarle fijamente con unos ojos tras los que llovía fuego ardiente e incontrolable- Me estás asustando con tanto silencio.
El chico observó las campanas de alerta resonar un poco más fuerte en la mirada de la joven antes de empezar a hablar.
-T/n...- empezó con precaución, hablando suave, como se habla a un animal para que no se asuste- En la última parada en Shu Han me encontré con un escuadrón de mortificadores buscando tu barco sobre el puerto. Eran del círculo de confianza del Oscuro. Creo que te buscan y, viniendo de él no es nada bueno,
Las palabras de Matvej resonaron en el aire, entrando desde los oídos de Shallow hasta su corazón, haciendo que su latido aumentase. El camarote se llenó de un silencio tenso, ajeno al ajetreo del exterior.
La pirata frunció el ceño, bajando la mirada hacia el mapa del escritorio y escrutándolo. Matvej sabía que ella era orgullosa.
Por supuesto que ella no iba a dejar que viese la preocupación y el miedo calar en sus iris hasta inundarla el alma. Varios segundos eternos pasaron antes de que Shallow rompiera el silencio.
-Mortificadores del Oscuro... -susurró Shallow, diciendo cada sílaba lentamente, saboreando su gusto amargo y quemado, diciéndolas en un murmullo para sí, como si eso las hiciera más reales. T/n alzó la cabeza hacia Matvej, siseando bruscamente- ¿Cómo sabes que estaban buscándome?
- Vi sus uniformes, esos no eran los de un escuadrón común. en los bordados había líneas negras -Matvej agachó la cabeza, llevándose la mano al tabique de la nariz- Parecían estar siguiendo rastros de información. No sé exactamente lo que buscan, pero no puede ser bueno.
Shallow se levantó de un golpe de su asiento, haciendo chirriar las patas de la silla. Comenzó a caminar de un lado a otro del pequeño camarote, resonando sus pisadas más que las voces del los marineros de afuera.
Su mano derecha recorriendo el mango del cuchillo de su cinturón y la izquierda llevándose la mano al pelo.
-El Oscuro nos ha encontrado, Matvej. No puede ser coincidencia. Él no se interesa en simples corsarios. Querrá que vuelva a Os Alta y que le diga lo que descubría antes de que me fuera.- T/n bufó antes de seguir desgastando la suela de sus zapatos contra la madera- Era imposible que se enterase. Hemos sido concienzudos con la información que llegaba a la tripulación, Mat. ¿Quién lo ha dicho?- Los ojos de Shallow se estrecharon en desconfianza antes de susurrar- Por eso cierras mi camarote con llave y no me has dejado decirle a nadie nuestra proxima misión ¿Verdad?
Matvej asintió.
-No sabemos si es tu tripulación u otro enemigo tuyo. Pero el que supieran que ibamos a atracar en Shu Han nos da entender que tienen una fuente de información cerca. T/n cualquier movimiento sin precaución podría terminar en una trampa. Tal vez quieran capturarte o...
-O eliminarme- Interrumpió Shallow, viendo todo venirse abajo. Lo había estado haciendo bien. Hace más de un año que no sabía nada del Oscuro ni él de ella. Y mucho más tiempo desde que alguien la hubiese intentado raptar.
Ella no quería morir.
Ni mucho menos volver con él.
La sirena de niebla volvió a sonar una segunda vez, reverberando su sonido por todo el camarote, indicando que ya iban a poner la rampa entre el puerto y la cubierta.
Shallow fue a paso rápido y directo hacia la puerta, abriéndola de un golpe y dejando atrás a Matvej allí mientras el olor persistente a sal inundaba sus sentidos.
Necesitaba pensar, necesitaba estar lejos de cualquier lugar visible, en el que podrían vigilarla, o matarla.
Se hizo paso entre su tripulación hasta estar en primera fila, viendo cómo el barco se acercaba lentamente hacia tierra firme, intentando no raspar el casco con el muelle.
En cuanto el barco se paró, T/n no esperó a que el resto de marineros pusieran la pasarela hacia el muelle del puerto, sino que cogió la cuerda de algún cabo suelto y cogió algo de carrerilla antes de impulsarse en la madera de la cubierta y saltar y dejarse caer en el muelle.
Shallow se puso en pie lo más rápido que pudo, soltando una maldición mientras cerraba en puños las manos quemadas por la fricción de la cuerda al bajar.
Pero siguió andando rápido y directa por el puerto, sin mirar nunca atrás, ni a los lados, con su vista dirigida al frente.
Matvej bajó por la cuerda tan rápido como pudo antes de correr hacia Shallow antes de que su figura se mezclase con el resto de marineros.
Empezó a correr detrás de ella, apartando a gente y pidiendo disculpas apresuradas. Era demasiado peligroso que ella se fuera sola.
Matvej siguió corriendo y corriendo hasta que la perdió de vista, juntándose con la gente kaélica.
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Sturmhond frunció el ceño al ser arrollado por un fjerdano una cabeza más alta que él justo antes de recibir una breve disculpa en kaélico por parte del rubio.
El pelirrojo frunció aún más el ceño al ver quién lo había arrollado.
El corsario empezó a correr detrás de él, intentando seguirle la pista. Tamar le había avisado hace menos de media hora que había visto al Superviviente acercarse al puerto, con intención de atacar en el embarcadero 32.
Necesitaba hablar con Shallow. La reunión en Weddle habían salido peor de lo que pensaba y ahora mismo estaba entre la espada y la pared. Pero tenía que arriesgarse para poder ayudar a Ravka. No se podía llamar un Lantsov si iba a dejar escapar la oportunidad de destruir la Sombra de una vez por todas.
El pelirrojo esquivó un remolque de pescado por los pelos, soltó una disculpa rápida al conductor que había parado para no atropellarle antes de seguir corriendo detrás de Matvej, que había girado por una calle llena de carteles en ravkano.
El cartel de "Se busca" de la Invocadora del Sol ya había empezado a llegar a tierras shu y zemeni. Y eso no era bueno. Tenía que cerrar el acuerdo con el Oscuro lo más rápido posible antes de que él se diera cuenta de su treta y descubriese su tapadera. Pero era por un bien mayor. Por el bien de su país.
Y luego estaba Shallow...
Debía advertirla de que se mantuviera alejada de esto.
Sturmhond había intentado todo lo posible para que nadie más que Tolya y Tamar supiesen lo que tramaba en el fondo, pero no sería la primera vez que Shallow conseguía información de sus planes cuando él se había encargado de que nadie se enterase de ellos.
Es chica era demasiado inteligente y osada como para su propio bien, yendo un paso por delante hasta dentro de los planes del pelirrojo.
A él le gustaba tenerla en el mar. Si no su vida sería demasiado aburrida, incluso siendo un corsario.
¿Quién más probaría su inteligencia en el mar?
¿Quién más se burlaría de él con tan fiereza como él a ella?
¿Quién seguiría con su competición sobre quién consigue más misiones?
Y Sturmhond no se podía permitir que ella terminase perjudicada por esto.
EL corsario paró en seco, jadeando y llevándose una mano a las costillas para calmar el flato al ver que el fjerdano se quedó en medio de la calle, buscando a alguien.
Cogió aire un par de veces más antes de erguirse y dirigirse a Matvej, quien ya lo estaba mirando con el ceño fruncido y los brazos en jarras, mirándole con reproche.
El pelirrojo se detuvo en frente al fjerdano, alzando la cabeza para poder dirigirse a él mirándole a los ojos, haciendo un breve asentimiento de cabeza como saludo.
Matvej asintió en respuesta antes de hablar:
-No es un buen momento Sturmhond.
-¿Ha pasado algo malo? -el pelirrojo preguntó, frunciendo el ceño levemente, haciendo contacto visual con sus ojos verdes hacia los azules del fjerdano.
Matvej entrecerró los ojos y le devolvió la mirada antes de suspirar y hundir los hombros. Antes de ponerse a andar en la dirección contraria al Superviviente y dejando atrás a Sturmhond.
EL corsario ladeó la cabeza antes de andar acelerado hasta estar al lado del fjerdano y quedarse a la velocidad de las zancadas del fjerdano, que la única señal que dió de haberse percatado de su existencia fue una mirada de reproche y un suspiro hondo antes de hablar:
-Si estás buscando a Shallow. Ella no está.
-¿Y dónde está?- Sturmhond inquirió, intentando hacerse oir bien entre el ajetreo del puerto y las olas rompiendo contra los muelles-Según he visto el barco apenas a terminado de atracar.
El fjerdano se paró en seco en medio del paseo de piedra, haciendo que Strumhond tropezase y casi se volviera a chocar con otra persona más hoy.
-Ha saltado por la borda...-Murmuró Matvej, negando con la cabeza para sí.
Sturmhond no escuchó nada por todos los gritos y sonidos de las gaviotas y las personas de su alrededor.
-¡¿Qué has dicho?!- gritó antes de volver a donde estaba el fjerdano.
-¡Que ha saltado por la borda! Ha saltado desde la cubierta hasta el muelle y ha echado a correr.
Sturmhond abrió los ojos y se puso pálido antes de mirar a Matvej, sintiendo su corazón latir demasiado rápido como para que el pecho no le doliese.
-¿Que Shallow a hecho qué? -Sturmhond cerró sus manos en puños antes de hundirlos en su abrigo verde celeste- ¿Por qué demonios haría algo así?
Matvej se quedó mirándolo ahí, parado en el lugar, con la mente girando a mil por hora, tratando de procesar la información que acababa de recibir.
Shallow, saltando por la borda y huyendo a toda prisa... Algo grave debía de estar sucediendo para que ella huyera de su propio barco así. Y él creía que después de lo del Oscuro no podía salir nada peor.
Tenía que encontrarla. Si ella se había enterado de su trato en Weddle y había indagado un poco obviamente que se habría metido en problemas.
Debería de haberla perseguido cuando la vió quemar la fortaleza y avisarla de que no se acercase a él ni sus planes. Tal vez por eso había huido así de su barco. Claro, debería de haberlo sabido antes...
Sturmhond salió de sus pensamientos al escuchar a Matvej hablarle.
-Creo que ya entiendes la situación, Sturmhond. ¿Algo que quieres que la transmita de tu parte cuando la vea?- Al ver que el pelirrojo negaba lentamente la cabeza, con la mirada todavía levemente perdida en un punto inconcreto, siguió habando.- Me tengo que ir, corsario. Mar en calma y viento a favor.
Matvej se fue por algún callejón de la ciudad, buscando a su capitana, dejando a Sturmhond parado en medio del puerto, clavado en la tierra, mirando al horizonte de marineros ir de un lado para otro sin siquiera prestar atención, dentro de sus pensamientos.
Sturmhond volvió en sí cuando un hombretón conduciendo un carro con asnos le gritó que se quitase de en medio. El chico se disculpó mientras se apartaba a un lado del puerto y decidió pasear por la ciudad.
Había dicho a Tolya y Tamar que se encargasen de todo hasta que él volviese, y él confiaba lo suficiente en Tamar como para que mantuviese a toda su tripulación a mando, y lo suficiente en Tolya como para que mantuviese a Tamar controlada. No quería encontrarse el Volkvolny ardiendo a su vuelta.
Ya había experimentado eso con su anterior barco y esta vez el Volkvolny quería preservarlo un poco más de tiempo. Aunque debía de decir que el que terminó en llamas apenas duró los 8 meses...
Sturmhond divagó, perdiéndose por las calles de la ciudad mientras pasaba su mirada por los rostros que se cruzaba, con una nimia esperanza de encontrarse con Shallow por ahí.
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nalie-1998 · 2 days
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De Sombra y Polvo
Nikolai Lantsov x platonic!fem!reader.
Advertencias: Angustia, monstruos, sombra, fuego, incendio, derrumbamiento, sangre, llanto, Nikolai siendo un amor.
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Era de noche, y el paso del sol había dejado la aldea hundida en la noche. Apenas habian pasado un par de horas desde que te habías ido a dormir a tu cama, pero tu padre te había levantado a altas horas de la noche. Todavía estabas algo dormida y la confusión ante lo que le pasaba a tu padre no ayudaba a la situación.
Nunca le habías visto tan alterado, con manos temblorosas y mirada completamente abierta, sus movimientos eran rápidos, casi frenéticos. Y sus ojos... estaban llenos de miedo, dándote escalofríos y haciendote saber que algo andaba teriblemente mal.
Intentaste darte prisa mientras cogías tu mochila y lo seguías afuera, topándote con el puro caos.
No veías absolutamente nada, escuchabas gritos de personas y chillidos erráticos que no podían provenir de un ser vivo natural.
Se veían luces de antorchas en la oscuridad, demasiado difuminados en la sombra como para llegar a servir de algo.
Lo único a lo que llegabas a alcanzar era a tu padre, que te había cogido de la mano para no perderte. Echando a andar todo lo rápido que podían, intentando huir del caos.
Viste un volcra salir volando por encima tuya, atacando a un grupo de personas que teníais a varios pasos más.
Diste gracias de no ver al monstruo atacar cuando tu padre tiró de tu mano.
-Mi cielo, sé que estás cansada, pero tenemos que irnos ya- tu padre, con una bolsa en el hombro, luchaba por arrastrarte más rápido por las calles de tu aldea.
-Papá... me duelen los pies- dijiste, intentando no tropezarte y caerte, siguiendo el paso que tu padre marcaba.
-Lo sé, mi cielo, pero no falta mucho para salir del borde.
Ibas a preguntar a qué se refería con el borde, pero no era el momento.
Sabías que no había tiempo, pero lo único que querías era pararte y conseguir un respiro tranquilo, o tal vez un rayo de sol que rompiese todo a tu alrededor. Querías dejar de escuchar los gritos, pero cada vez taladraban un poco más tu cerebro.
Decenas de tus vecinos pasaban a tu alrededor. Unos intentaban buscar un refugio seguro de la sombra, los más sensatos corrían en la misma dirección que vosotros. Otros desgraciados yacían en el suelo, inertes.
El fuego de una antorcha se había propagado hasta incendiar un edificio, dando algo más de claridad y ahuyentando los monstruos, pero todavía parecía la escena del infierno.
Apretaste más la mano de tu padre, dirigiendo tu mirada hacia el frente. No querías ver esto.
Dirigiste tu mirada hacia tu padre. Él sabía lo que hacía, estabas completamente segura. Si él decía que el borde era un lugar seguro, entonces tenía que seguir la dirección hacia donde le guiaba.
Él nunca la había fallado, ¿por qué iba a fallar ahora?
Estaba segura a su lado, él la protegería de todo. Lo único que tenía que hacer ella era andar todo lo rápido posible.
Un grito salió de la garganta de su padre antes de empujarte hacia un lado, soltando su mano de la tuya.
Lo siguiente que registraste en tu cerebro fue la visión de un volcra clavando sus garras en el pecho de tu padre antes de alzar el vuelo y subir arriba y arriba.
Escuchaste sus gritos unirse a los de el resto de aldeanos, mientras te quedabas ahí, pegada a la pared de piedra a la que te había empujado para salvarte, sintiendo tu brazo palpitar por el dolor del golpe, viendo a tu padre alzar.
El volcra lo soltó desde la altura, su cuerpo cayendo inerte hasta el suelo, cayendo sin apenas ruido entre la algarabía.
Tenías que ponerle a salvo al igual que él había estado haciendo contigo toda tu vida.
Tu cerebro no se molestó en pensar en lo que estabas haciendo, ni mucho menos en registrarlo y guardarlo en tu memoria.
Sólo te tiraste hacia su cuerpo y lo arrastraste hacia la cabaña vacía a la que te había empujado.
Te tirarse la suelo, apenas pudiendo mantenerte, y te hundiste en el costado de tu padre. Abrazándolo  todo lo que pudiste.
Su cuerpo se sintió extrañamente húmedo y rígido, cuando sus abrazos solían ser cálidos y suaves, pero te mantuviste ahí, con los ojos cerrados con fuerza, esperando hasta que los estridentes sonidos finalmente terminasen.
Todo te olía terriblemente mal. Desde la sangre que envolvía el ambiente hasta el humo del fuego que te hacía toser al intentar respirar.
Si levantabas la cabeza y mirabas por la ventana de la casa, podías ver la oscuridad profunda, con el crepitar del fuego de algunos edificios en llamas acompañado de el sonido de alguna que otra bala rozando el aire.
No había nada.
Al mirar a tu padre, sólo podías ver que sus ojos estaban firmemente cerrados mientras dormía, seguramente debido a las heridas de ese volcra, te aventurarte a pensar.
Pero despertaría, ¿verdad? Él nunca te había dejado sola, se despertaría a tu lado y te ayudaría a salir de aquí.
Tu propio cuerpo te dolía y temblaba con cada movimiento, pero usando todas las fuerzas que te quedaban, agarraste el brazo que todavía l3 quedaba a tu padre y lo arrastraste hasta la esquina más alejada de la puerta y la ventana.
Su cuerpo todavía estaba flácido y seguía cayendo hacia adelante sobre sí mismo, pero en el ángulo correcto podías colocar a tu padre relativamente erguido. Respirando profundamente, te inclinaste hacia su costado y lo volviste a abrazar con aun más fuerza, esperando alguna señal de ayuda.
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-Es una retribución- Nikolai suspiró, quitandose los rizos rubios de la cara. - Debería de haber sabido que el Oscuro atacaría a las aldeas cerca de la sombra.
Alzó la cabeza para mirar a todos los presentes en la tienda de mando que se había instalado cerca de uno de los puntos afectados.
Tan sólo estaban presentes Zoya, Genya, David y Alina. Pero aun así sintió las miradas de cada uno de ellos en él, siguiéndole mientras estaban delante del mapa ravkano de la mesa.
Después de que Alina hubiese devuelto la sombra a su forma original, habían mandado a la mitad de sus activos de las zonas fronterizas a intentar salvar lo que hubiese quedado allí.
Habían tenido que matar ya a varios volcra y apenas se habían encontrado supervivientes, enterrados en los recovecos más seguros de las aldeas o bajo las ruinas de algún edificio.
Genya, sin estar muy segura de qué hacer en ese momento cogió aire profundamente, asintiendo a sus palabras.
-Intentaré encargarme de que los suministros médicos y la comida llegen a todos los puntos afectados. Intentaré ayudar a curar a los supervivientes, aunque me temo que no hay muchos.
Nikolai vió marcharse a Genya por la salida de la tienda.
Zoya y Alina no tardaron en poner cada una una excusa y marcharse. Solía incomodar y decepcionar ver al rey de Ravka sin el control de su propio país.
Él solía tener todo bajo control, y la gente se había acostumbrado tanto a sentirse segura y alegre a su alrededor que cuando él estaba frustrado la gente se alejaba, sin saber muy bien qué había cambiado.
Nikolai apoyó sus manos sobre la mesa delante de él, viendo de reojo cómo David se acomodaba en una silla de la tienda y abría su libro, envorvándose sobre las hojas amarillentas como siempre.
Fijó su mirada sobre el mapa de ravka que tenía enfrente suya. Cuatro aldeas distintas habían sido arrasadas, todas en el lado oriental.
Había sucedido durante esa misma noche, no habían tenido ninguna advertencia por parte del Oscuro ni siquiera tiempo para reaccionar.
Nikolai aún no sabía cómo lo había hecho como para montar un campamento de refugiados y dos regimientos para restauración y sanación. Apenas había terminado de desayunar cuando a primera hora de la mañana había entrado un mensajero en el Gran Palacio para dar las noticias.
Lo único que recuerda desde entonces es haber llamado a todos los mensajeros posibles hacia todos los puestos militares cercanos para pedir refuerzos.
Y luego ir a caballo junto a los gemelos shu, Alina y un par de reclutas de la seguridad de Palacio para empezar cuanto antes, montando el campamento a media hora a caballo de la aldea más cercana.
Nikolai se volvió a pasar una mano por el pelo, tenía que haberlo visto venir. Eran un punto débil y debería de haberlos protegido.
-Perdón... ¿Puedes parar de dar golpecitos con el pie?- la voz de David hizo que Nikolai parase su pie casi al instante y volviese su atención hacia él.
El materialki se emostro incómodo ante la mirada del chico y volvió a bajar la cabeza hacia su libro, recorriendo los bordes de la hoja con sus dedos.
Se quedaron en silencio, cada un en su propio cerebro hasta que Nikolai sintió la necesidad de hacer algo para distraerse. No podía estar en su tienda sin hacer nada mientras el resto estaba esforzándose sin pata para salvar a todos los posibles de la situación
-David, ¿sabes donde está Tolya?- Nikolai volvió a captar la atención de David al romper el silencio.
-Ah... -David frunció el ceño y ladeo la cabeza, intentando recordar- Creo que se había ido a ayudar con la búsqueda de supervivientes. En ese pueblo de la iglesia de granito...
-¿Reijvak?- Nikolai preguntó. Era el más cercano al campeonato, cosa que agradeció en el fondo.
-Sí creo que era ese. ¿Sabías que el granito se forma a partir de la cristalización de magma bajo la superficie terrestre? Tarda millones de años y... Oh, ya se ha ido.
David observó a su rey desde la apertura de la puerta de la tienda, viendole abrocharse y alisarse su uniforme verde oliva antes de subir a una montura y galopar por el camino terroso.
Inspiró el olor a polvo del claro y volvió a su libro, haciendo caso omiso de todo el ruido del campamento.
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Cuando Nikolai por fin llegó a Reijvak, se encontró a Tolya en el interior de una casa semiderruida, de pie y con los brazos cruzados, mirando hacia un agujero entre un montón de escombros que deberían de haber sido en su momento una pared interior de la casa.
-Niña, por todos los Snaktos, tienes que venir conmigo- La voz de Tolya, normalmente calmada y segura, ahora sonaba desesperada y algo harta.
Nikolai vió asomarse una cabecita llena de polvo y hollín antes de volver a agacharse y esconderse entre el refugio improvisado entre los escombros.
El gigante suspiró y se llevó una mano al tabique de su nariz, negando para sí.
Cuando Nikolai se puso a su lado, soltando un breve saludo, mirando en dirección al agujero enfrente de los dos hombres.
El grisha le dió un asentimiento como saludo antes de relajar un poco su posición tensa.
-La niña lleva ahí desde el desastre de la Sombra -Tolya explicó con voz cansada- El equipo de recuperación se llevó un cuerpo, al que suponemos que era su tutor. Desde entonces no ha sido razonables.
-Eso es comprensible-Nikolai murmuró antes de avanzar en un par de pasos lentos para que la niña no se asustase.
La pequeña estaba intercalando su mirada entre la figura de Nikolai acercándose y la del charco de sangre al lado de Tolya, donde debería de haber yacido su tutor.
Tenía la ropa sucia y rasgada por algunas partes, con algunos rasguños y moratones, pero mayoritariamente ilesa, algo que tranquilizó al rubio.
Nikolai se puso de rodillas para ponerse a la altura de la pequeña. La menor alzó la cabeza entre curiosidad y miedo, dejando que Nikolai viese sus ojos.
Los tenía rojos, no sabía si de llorar o de la suciedad del aire. Pero lo peor era el miedo cadente que estropeaba sus ojos y hacía temblar su figura.
Parecían los de un cervatillo buscando un refugio antes de que él cazador lanzase la flecha final. Y eso Nikolai no quiso ni pensarlo, al sentir su pecho aplastarse.
La chica dejó su mirada del charco de sangre y Tolya para centrarse por fin en el rubio, su mirada emanado desesperación.
-¿Adónde os lo habéis llevado?-Sacaste más la cabeza del escondite, intentando sonar amenazante con tu voz temblorosa- Li quiero devuelta.
-¿Hablas de tu tutor?- La voz del rubio fue suave y calmada, tranquilizando a la chica. Su paciencia estaba más intacta que la de Tolya.
Saliste del tu escondite a rastras, intentando no darte con la piedra sobre ti. Te pusiste delante de Nikolai sentada sobre tus rodillas, a una distancia prudencial de él por si acaso tenías que volver a los escombros.
-Es mi... mi padre. Él estaba conmigo y luego su pecho estaba todo rojo y paramos a descansar -Empezaste a temblar entera mientras intentabas encontrar las palabras para lo que sabías que era verdad- Él... no va a volver, ¿verdad?
Nikolai vió cómo tus ojos se aguaron y tus manos temblaban sobre tus piernas. Negaste fuertemente con la cabeza, haciendo que algunas cenizas se escapaban du tu pelo mientras intentabas controlar tu llanto.
-Lo siento mucjo- Nikolai murmuró antes de acercarse lentamente a tí hasta estar a un palmo de distancia.
Puso su mano en tu hombro lentamente, dandote tiempo a negar su toque. Frotó pequeños círculos con su pulgar, intentando consolarte.
Nikolai esperaba que empezase a gritar o patalear, algo visceral que igualara el horror que te habían hecho vivir. No merecías eso. ¿Cómo iba a merecer eso un niña?
Una vez que tus lágrimas pararon, permaneciste preocupantemente silencioso, balanceándote suavemente.
Te echaste hacia delante, echándote sobre Nikolai hacia delante y abrazándole. Rodeaste su pecho con tus brazos y lo estrujaste todo lo que pudiste, con tu rostro hundido en la tela de su uniforme, inspirando su aroma a limpio.
Lo abrazaste todo lo fuerte que pudiste, llenándole el uniforme verde oliva de polvo, lágrimas y mocos.
Sentiste su brazo rodearte, y sentiste la seguridad y el calor hogareño que tu padre te hacía sentir en tu pecho cada vez que te arropaba en tu cama.
Otra mano se ubicó en tu cabeza, haciendo círculos suaves y tranquilizadora, que te hicieron respirar calmada.
Un rato después, cuando ya estabas debatiéndose entre el sueño y la vigilia, con tus párpados revoloteando para quedarte despierta, Nikolai afianzó su agarre sobre ti y se puso de pie con cautela.
-Gracias- Tolya susurró pata no despertarte, caminando al lado de Nikolai hacia el campamento de supervivientes- No creo que hubiese podido convencer a ese diablillo de salir de allí.
-No es nada, Tolya. -El rubio formó una sonrisa ladeada en su rostro en el silencio cómodo entre ellos antes de seguir- Todavía vamos a tener que hacer que un pobre sanador la intente curar.
El gigante soltó una carcajada profunda y grave mientras seguían caminando.
La grava y las piedras crujía bajo sus pies y el polvo se levantaba a su paso por las calles desoladas de la aldea. Todavía quedaba un trecho hasta la plaza, donde había ordenado ubicar el campamento.
En ese ambiente casi apocalíptico escucharon a un par de pájaros en el cielo cantar, rompiendo el silencio entre los dos hombres.
El viento hacía que la luz del atardecer no fuese suficiente para evadir el frío, por lo que Nikolai examinó arrojando a la kiña en el uniforme de su chaqueta.
-¿Quién se va a hacer cargo de ella?- Tolya rompió el silencio, dando luz a él pensamiento que había estado rondando por la cabeza de Nikolai.
Nikolai suspiró, sin saber muy bien qué decir. No podía estar eternamente en el campamento de refugiados, pero tampoco sabía de alguien con quien dejarte.
Había rondado una idea por su cabeza. Genya y Zoya llevaban buscándole una pareja para conseguir tener a un heredero después de morir. Tal vez podía tenerte a ti y cuidarte...
No. Era demasiado arriesgado. Además, Zoya lo mataría si se presentaba en el Gran Palacio con una huérfana d ela que no sabía ni su nombre.
-Por ahora le llevaremos al campamento -Nikolai respondió, ajustando la chaqueta sobre ti, que se había ido cayendo poco a poco- Allí podrá descansar mejor y podrá estar al cuidado de la brigada.
-¿Y después?- Tolya preguntó.
-Después... -Nikolai sonrió para sí, con el paso en el camino y la mirada en el atardecer- Conseguiré una solución más permanente.
Tolya asintió levemente, aunque frunciendo el ceño. No sabía lo que su amigo estaba retorciendo en su cerebro, pero había algo que le daba muy mala espina.
Pero no se sorprendió al verte tres semanas después correteando por los pasillos del Pequeño Palacio junto a varios de los estudiantes grisha más pequeños. Y mucho menos le extrañó escuchar los gritos de Zoya cuando se enteró de lo que Nikolai acababa de hacer.
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nalie-1998 · 11 days
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Una Balada al Mar ● Pt. 1
Emparejamiento: Nikolai Lantsov x fem!reader
Advertencias: Un escritura horrible de Tolya y Tamar (de verdad, los amo, pero mis habilidades de escritura no dan para mucho), fuego, humo y ¿Piratas? (No sé si esto es una advertencia exacta, pero bueno... se pone por si acaso).
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-¡Capitán Sturmhond!
El pelirrojo alzó la cabeza de sus cartas náuticas hacia la puerta de su camarote. Observó desde su escritorio a Bogdam, un joven vendaval de su tripulación en la entrada, con un catalejo en la mano y doblado por la falta de aire. Tamar se levantó de su asiento al lado del escritorio del corsario, frunciendo el ceño y llevando inconscientemente las manos a sus hachas.
Sturmhond dejó su copa de kvas en la mesa antes de mirar al joven grisha.
-¿Pasa algo, Bogdam? Todavía queda un rato hasta llegar a la Isla Errante. Eso o habéis hecho sorprendentes progresos en vuestra pequeña ciencia durante los últimos doce minutos. 
Bogdam suspiró antes de mirar fijamente a Sturmhond a los ojos.
-No señor. Tolya me ha dicho que te avisara en cuanto lo he visto. No quería interrumpir, pero... Bueno, creo que deberías verlo con tus propios ojos.
Sturmhond frunció los labios y arrastró la silla por el suelo de madera antes de levantarse, siguiendo al jefe de sus vendavales junto a Tamar. 
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El pelirrojo cogió el catalejo que le ofreció Bogdam antes de acercarse al timón dirigido por Tolya. El hombre dió una mirada y un asentimiento al capitán antes de volver su mirada al horizonte. El aire de los vendavales rugía y las olas de los agitamareas chocaban con la parte trasera del barco, haciendo que sólo se escuchara el rebramar del mar y el viento, ahogando el sonido de las gaviotas mientras la embarcación se tambaleaba de un lado a otro.
-¿Qué pasa, Tolya?-gritó el corsario para hacerse oir- Me has enviado a ese muchacho completamente fuera de sí. Y eso, junto al que estés poniendo la embarcación a una velocidad extrañamente alta como para ser tú, me está empezando a preocupar.
El mortificador desvió su mirada a la izquierda en el horizonte, donde ya se veía parte de la tierra firme, su destino. Y saliendo de entre el valle al lado de la playa había una columna de humo oscura y densa, que iba aumentando su grosor poco a poco, expandiéndose en el vasto cielo.
-En la amura de babor- gritó Tolya a Sturmhond, aunque no hizo falta, ya que él ya estaba empezando a enfocar a través del catalejo.
EL humo salía de la fortaleza que iban a aslatar cerca d ela costa... por lo menos según sus planes de hace unos momentos. Se veía lo que Sturmhond creyó que era fuego en el interior del castillo. Giró un poco más la lente a la derecha y entonces lo vió. 
Un elegante bergantín de madera oscura y velas pardo rojizo empezaba a embarcar y navegar mar adentro más rápido que cualquier embarcación sin grishas podría hacer. 
Hacía demasiado tiempo para el gusto de Sturmhond que no veía ese barco.
Inspiró el olor a sal antes de dejarlo escapar en un suspiro, negando con la cabeza mientras sentía en su boca una sonrisa involuntaria.
-Por todos los Sanktos- susurró.
Tolya se giró hacia él.
-¡¿Qué has dicho?!- Gritó por encima del mar y el viento.
Sturmhond se pasó la mano por el pelo pelirrojo revuelto por el viento mientras mantenía su mirada fija en el bergantín, ahora en movimiento. Volvió a enfocar el catalejo, confirmando sus sospechas. 
-Nada, Tolya. Nada importante -respondió, bajando el catalejo. Su sonrisa se amplió ligeramente, con sus ojos brillando de admiración y resignación- Ese bergantín, el que acaba de salir de la costa... Es El Superviviente.
Tolya frunció el ceño  con una expresión de sorpresa, escrutando la mancha oscura que empezaba a moverse. No se había dado cuenta de ella, pero sabía lo que eso significaba: Shallow estaba cerca. Y si ella estaba cerca, lo único que podía esperar Tolya del día era que se acabase lo más rápido y tranquilamente posible.
-¿Shallow? -preguntó Tolya, su voz apenas audible sobre el rugido del mar y el viento.
-Sí, exactamente -confirmó Sturmhond, pasando el catalejo a Tolya- Parece que llegó antes que nosotros. Y, por el humo, ha hecho más que una simple visita de cortesía.
Tolya observó a través del catalejo, viendo cómo el bergantín se deslizaba ágilmente por las aguas con una indiscutible elegancia y eficacia que hacía que El Colibrí pareciese un elefante tullido intentando ser sigiloso. El Superviviente corrió por el camino de aguas como una figura oscura en un lienzo azul, alejándose de la fortaleza en llamas.
-Deberíamos perseguirlos y rescatar a los grisha que se han llevado. Para eso habíamos venido aquí, ¿no?-Preguntó Tamar, agarrada a la barandilla que separaba la borda del implacable océano.
Sturmhond miró de nuevo hacia el horizonte, perdiendo su vista en el bergantín, considerando sus opciones. La rivalidad entre él y Shallow era legendaria. Una competición sobre quién era más y mejor entre ellos dos, que se había extendido irremediablemente entre wishky y cerveza en las tabernas de costa. 
-No, Tamar. No esta vez -habló Sturmhond con una sorpendente tranquila determinación en su voz- Dejaremos que Shallow tenga su victoria hoy. Estoy seguro que liberará los grishas que acaba de rescatar. Es una pirata, pero confío en su juicio ante personas inocentes- El pelirrojo se encogió de hombros- Y, además, tenemos otros asuntos que atender, y no puedo permitirme el lujo de una persecución ahora mismo.
Los hermanos hicieron contacto visual entre sí cuando Sturmhond perdió su mirada en el horizonte. 
Tolya miró con el ceño fruncido a Tamar. Sturmhond no solía dejar a alguien ganarle tan fácilmente. En verdad, la mayoría de las veces terminaban en una pelea o huyendo de alguna que otra ciudad, pero nunca dejando escapar al contrincante. Y el mortificador no creía que los Sanktos hubieran escuchado sus plegarias y hubieran hecho al pelirrojo más coherente y menos impulsivo.
Tamar arrugó la nariz con decepción. Hoy se había levantado con la idea de colarse en una fortaleza kaélica y salir de ahí a base de hachazos y pequeña ciencia. Se tendría que contentar con un par de manos de cartas con el resto de la tripulación.
-Volveremos a encontrarnos, Shallow. Estoy seguro de ello -añadió Sturmhond en un susurro, antes de devolver el catalejo a Bogdam- Pero hoy, nuestras prioridades son otras -Sturmhond subió el tono de voz, gritando para que toda la tripulación le escuchara- Preparad el barco para cambiar de rumbo y bajad la velocidad, no tenemos ninguna prisa. Ha sido una falsa alarma. Nos dirigiremos al norte, hacia Weddle, Novyi Zem. Necesitamos hacer una parada para suministros y hacer un par de tratos ahí antes de pisar tierras ravkanas.
Cuando terminó de hablar, toda la tripulación se movió, obedeciendo las órdenes como los engranajes de un reloj en pleno funcionamiento, todos dispersándose y agrupándose, moviéndose en la cubierta, modificando la jarcia de labor con habilidad y eficacia, soltando cabos y volviéndolos a atar. 
Sturmhond se quedó un momento más, observando El Superviviente alejándose en el horizonte hasta ser una mancha borrosa oscura en el horizonte, apenas perceptible. 
"Nos veremos de nuevo, Shallow", pensó, una sonrisa juguetona aún en sus labios. "Y la próxima vez, seré yo quien tome la delantera." Con ese pensamiento, se alejó de la barandilla y se unió a su tripulación.
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