Tumgik
#protección de la piel
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El colágeno: Proteína esencial tejidos conectivos tendones, ligamentos, piel, huesos y músculos.
Domingo Núñez en el trayecto de Piedra Blanca, Bonao a Rancho Arriba, Ocoa. Para tener una piel más luminosa, tersa y con apariencia más joven, seguro has escuchado que tienes que usar productos con colágeno o simplemente consumirlo, por eso las abuelas recomiendan e insisten en comer sopa de patas de pollo. Pero, ¿realmente esto aporta en algo?, ¿De qué manera conviene más el consumo de esta…
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todobiodegradable · 4 months
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¡Cuidemos el planeta con ISDIN Biodegradable!
Introducción: ¿Sabías que ISDIN tiene una línea de productos biodegradables y respetuosos con el medio ambiente? En este post, exploraremos cómo estos productos pueden ayudarnos a mantener nuestra piel sana y al mismo tiempo proteger nuestro entorno. ¡Acompáñanos en este viaje hacia un cuidado personal más sostenible y descubre todo lo que ISDIN Biodegradable tiene para ofrecer!
Contenido:
Explicar el concepto de biodegradabilidad: Comienza explicando qué significa exactamente que un producto sea biodegradable. Destaca cómo estos productos pueden descomponerse de manera natural en el medio ambiente sin dejar residuos nocivos.
Presentación de la línea ISDIN Biodegradable: Describe brevemente los diferentes productos que conforman la línea ISDIN Biodegradable, como cremas solares y limpiadores faciales. Destaca los ingredientes naturales que los componen y cómo han sido formulados para minimizar el impacto ambiental.
Beneficios para la piel: Resalta los beneficios de utilizar productos biodegradables en la piel. Menciona cómo estos productos están formulados para respetar el equilibrio cutáneo y evitar posibles irritaciones o reacciones alérgicas.
Beneficios para el medio ambiente: Enfatiza la importancia de tomar medidas para reducir nuestro impacto sobre el medio ambiente y cómo ISDIN Biodegradable contribuye a esta causa. Habla sobre la importancia de utilizar productos que sean seguros para los ecosistemas acuáticos y que no contaminen los océanos.
Consejos para un cuidado personal más sostenible: Comparte consejos prácticos sobre cómo adoptar una rutina de cuidado personal más sostenible. Estos consejos pueden incluir utilizar productos recargables o reutilizables, reducir el consumo excesivo y elegir marcas comprometidas con la sostenibilidad.
Testimonios de usuarios satisfechos: Incluye testimonios reales de personas que han utilizado los productos ISDIN Biodegradables y cómo han experimentado resultados positivos tanto en su piel como en su conciencia ecológica.
Conclusión: Termina el post alentando a los lectores a tomar medidas para proteger nuestro planeta eligiendo productos biodegradables como los de la gama ISDIN Biodegradable. Destaca que al cuidar nuestra piel también estamos cuidando de nuestro entorno y recordarles que incluso las pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia para el futuro del planeta.
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humbertocantu · 1 year
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Protege tu Piel del Sol con Tizo:
Tizo: La Mejor Defensa contra los Rayos UV Te presentaremos Tizo, un protector solar de calidad superior que se ha convertido en un favorito entre los amantes del cuidado de la piel. Descubre por qué Tizo es la mejor defensa contra los rayos UV y cómo puede proteger tu piel de los daños solares. Acompáñanos en este viaje para aprender sobre los beneficios y características de este increíble…
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curlymangue · 1 year
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¿Qué dice el estado de tu melanina sobre cómo cuidas tu piel?
Hola, Curly. Seamos francos: durante mucho tiempo tener demasiada melanina en la piel, para muchas mujeres afrodescendientes, era prácticamente como si hubiesen nacido malditas. Por suerte las cosas han ido cambiando. Y con el paso del tiempo muchas de estas mujeres han ido aprendiendo sobre la historia, que hay detrás de esta pigmentación cutánea que nos hace únicas. Aceptándola cómo parte de…
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myillicitaffair · 3 months
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
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sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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deepinsideyourbeing · 2 months
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Rum on a Fire - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo, biting, choking, creampie, dacrifilia, daddy kink, dirty talk, face sitting, fingering, sexo oral, sexo sin protección, size kink/size difference, spanking (sólo una vez), edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El aroma del café persiste en la habitación, pero Enzo sólo percibe la fragancia de tu perfume y la sensación de tus dedos en su cabello. No tiene idea de cuánto tiempo lleva recostado en tu regazo, sólo sabe que está agotado y disfruta demasiado de tus caricias como para abandonar su lugar.
-¿De dónde sacaste las flores?
-De una maceta- contestás, como si no fuera más que obvio.
Emite un sonido de desaprobación y recordás la charla sobre no cortar flores ajenas, pero no dice nada más. Cuando cierra los ojos te deleitás con la imagen de sus pestañas oscuras y largas rozando su piel, la curva de su nariz y sus labios, que probablemente conservan el sabor del café y de su alfajor favorito.
Tus dedos comienzan a descender, delinean el puente de su nariz y la definida línea de su mandíbula para luego capturar su mentón con tu mano y acariciar su labio inferior con tu pulgar. Hace amague de morderte y el sonido que acompaña el gesto es enternecedor, pero sus movimientos letárgicos te permiten reaccionar a tiempo y escapar del juego que tanto adora.
Planta un beso en tu muslo, su mejilla reposando sobre este, y sentís la forma en que su mano acaricia tu piel con un toque casi imperceptible. Las yemas de sus dedos te provocan escalofríos y Enzo disfruta sentir que te estremecés, incluso si su intención sólo era mimarte para retribuir un poco de la atención que le brindás.
-Te extrañé- otro beso-. Mucho.
-Yo también te extrañé mucho.
Te dirige una mirada un tanto ambigua, en sus ojos una mezcla de timidez y algo más... Es algo oscuro, para nada inocente y con implicaciones que conocés a la perfección. Sus dedos se acercan más y más al interior sensible de tu muslo mientras deposita besos húmedos sobre tu pierna, sus dientes te rozan como una sutil amenaza y sus párpados se cierran por cuenta propia cuando comienza a sentirse embriagado de tu ser.
-¿Mucho…?- arquea una ceja. Contestás con un suspiro y sonríe contra tu piel.
Cada vez más desesperado, Enzo deja que sus dulces mimos se conviertan en un enérgico masaje y te provoca frotando tu ropa interior de manera superficial. Siente tu respiración acelerándose y la creciente inquietud que te generan sus acciones le fascina, pero no tanto como los gemidos que escapan de tu boca una vez que captura tu piel entre sus dientes y muerde con fuerza suficiente para dejar una huella.
Vuelve a besarte con suavidad, como si eso aliviara de alguna forma el incendio que provocó, y esta vez sus dedos presionan contra la tela ya humedecida que cubre tu intimidad. Suspira y alza la vista para encontrarse con que estás mordiéndote el labio y tus ojos están cerrados en un vano intento de contenerte, el control sobre tu cuerpo desvaneciéndose cada vez que su respiración cálida te golpea.
Enzo adora verte en tal estado, pero adora más saber que él es el único responsable.
Se reincorpora y te deja sobre su regazo sin esfuerzo alguno, la sorpresa robándote un pequeño grito y una risa. Sus manos encuentran su lugar debajo de la camiseta que tenés puesta para masajear tu cadera, tu cintura y tus costillas, donde dejan una sensación de cosquilleo. Te retorcés por el nerviosismo, al igual que cada vez que Enzo decide hacerte cosquillas, pero el movimiento sólo hace que tu centro entre en contacto con el bulto que deja ver su ropa interior.
 Suspira y sus dedos se cierran sobre tu muñeca.
-Mirá cómo me ponés- coloca tu mano sobre su miembro cubierto, haciéndote gemir-. ¿Te gusta…?
-Mucho- confesás, tus dedos tirando de la cintura elástica de la prenda con anhelo.
-Mostrame entonces.
No perdés tiempo y liberás su miembro ardiente, tus dedos rozándolo con delicadeza antes de cerrarse sobre su extensión y comenzar a masturbarlo; Enzo inspira profundamente y cuando echa la cabeza hacia atrás un sonido gutural llega a tus oídos, acompañado por la imagen de una gota de líquido preseminal brillando en su punta y sus uñas casi enterrándose en tu cadera.
Continuás con los mismos movimientos, acariciás la punta con tu pulgar y te deleitás con las expresiones que se apoderan de su rostro y los sonidos involuntarios que emite ante tus caricias. Sentís sus manos sobre todo tu cuerpo, ansioso por más, por lo que decidís recostarte entre sus piernas y besar sus muslos y su cadera mientras trabajás para llevarlo hacia el borde del orgasmo.
Tu lengua recorre su miembro desde la base hasta su punta goteante y roja, tus labios cerrándose sobre esta mientras mantenés contacto visual con Enzo para poder ver la forma en que su rostro se transforma. Se muerde el labio y frunce el ceño, casi como si estuviera enojado, pero sus pupilas dilatadas y el brillo en sus ojos hacen que sus emociones sean más que evidentes para vos.
Una vez que comenzás a moverte, sus caderas reaccionan de manera automática y Enzo toma el control inconscientemente. Tus ojos se llenan de lágrimas debido a los reiterados golpes en el interior de tu boca y sus dedos tirando de tu cabello, uno que otro gemido dejándolo al ver la dificultad con que tomás sólo la mitad de su miembro en tu boca y cuán pequeña te ves entre sus piernas. Sólo cuando sus músculos se tensan decide liberarte, el hilo de saliva manchando tu mentón haciendo que se replantee su decisión.
Se deshace de su ropa y palmea su pecho tonificado con la clara intención de hacerte saber lo que quiere, pero te negás a causa de la vergüenza. Acorta la distancia entre ambos, una expresión preocupada en su rostro, y limpia con sus dedos el rastro de una lágrima.
-¿No querés...?                                                              
-Sí, quiero, pero…- tu voz se desvanece, pero Enzo ya sabe lo que ibas a decir.
Es consciente de lo mucho que te avergüenza tal posición, pero sabe que se debe más a la vulnerabilidad en la que te pondría dicha situación y no a la forma en que puedas verte ante sus ojos... También sabe que te encanta estar completamente a su merced, sometida a sus deseos y cediendo el control hasta ser un mar de lágrimas y súplicas.
-¿Color?- sus nudillos acarician tu mandíbula.
-Verde.
Te dedica una sonrisa antes de quitarte la ropa interior y moverte con facilidad para posicionarte sobre su rostro, sus manos acariciando tu cadera y sus labios depositando pequeños besos que alternan con mordidas inofensivas en tus piernas. Tomás aire y dejás caer un poco de tu peso, la calidez de su boca envolviéndote de inmediato y haciéndote gemir.
Estás completamente mojada y Enzo adora sentir tu esencia manchando sus labios y su lengua, que acaricia tus pliegues de manera experta hasta hacerte lloriquear. Disfruta la forma en que tus muslos suaves lo arropan y siente que podría morir al ver que tus dedos se cierran sobre tus pezones, notorios debido al color y la tela de tu camiseta. Sus labios se cierran sobre tu clítoris y succiona con fuerza, ganándose un grito ahogado de tu parte y confirmando que adoraría morir de esta forma.
Sus manos encuentran tu cadera y te fuerza a dejar caer todo tu peso sobre él, sus dientes rozando peligrosamente tu centro mientras continúa asaltándote con su lengua. Tus gemidos aumentan en volúmen, cada vez más constantes, y un hilo de palabras sin sentido surge de tus labios; logra distinguir su nombre y varias súplicas, pero el resto es un confuso producto de lo que el placer provoca en tu mente.
Te lleva al orgasmo sólo con su lengua y los sonidos obscenos que esta produce en contacto con tus pliegues y la humedad provocada por tu excitación. Recobrás un poco de fuerzas y te separás de su boca -un tanto sobre estimulada por sus labios que continúan besándote en todos los lugares posibles-, el brillo de tu liberación adornando su piel y una mueca de satisfacción u orgullo apoderándose de su rostro.
-Me encantás- da un beso a tu muslo-. ¿Puedo seguir...?
Te ayuda a recostarte y te sentís en trance al ver cómo pasa una mano por su cabello despeinado, tus ojos vidriosos siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que se posiciona a tu lado y captura tus labios. El beso se torna intenso y su mano cerrándose sobre tu cuello no ayuda a calmar la sensación ardiente entre tus piernas, que sólo empeora cuando su lengua se cola en tu boca y sus dedos comienzan a ejercer presión.
No estás segura de qué provoca el leve aturdimiento que nubla tu mente, si es la restricción de oxígeno o la fuerza con la que Enzo te está besando, pero sus acciones se detienen antes de que pienses en advertirle. No tenés mucho tiempo para recuperarte antes de sentir sus dedos haciendo un glissando en dirección a tu centro, sus yemas deslizándose por tus pliegues y rodeando tu entrada, deleitándose al sentir que estás goteando.
Tu interior no opone resistencia alguna cuando introduce uno de sus dedos, la lentitud y profundidad de sus movimientos haciendo que tu respiración se entrecorte en un segundo. Cometés el error de mirar justo cuando su pulgar encuentra tu clítoris y comienza a masajearlo con círculos, el placer arrancando de tu garganta un gemido que borda lo pornográfico… Pero para Enzo no es suficiente, así que introduce otro dedo y acelera el ritmo.
El placer te desborda y los sonidos húmedos que llegan a tus oídos son tan indecentes como tus gemidos, que sólo actúan como fuel para las acciones de Enzo. Le encanta llevarte al borde, dejar que te pierdas por completo en las sensaciones mientras él se encarga del placer de ambos, saber que tu mente es una especie de boceto que él desdibuja hasta dejar en blanco.
-Papi…
Tu voz es poco más que un susurro, pero es suficiente para que te escuche. Sus dedos siguen asaltando tu interior mientras besa tu mejilla y repite palabras de aliento en tu oído, haciendo un esfuerzo inhumano por no frotar su miembro contra tu pierna cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación y necesidad que sentís. Se lamenta cuando ve tus párpados caer, indicio de tu orgasmo desatándose, pero la imagen de tus pestañas brillantes por las lágrimas y tus dientes torturando tu labio le resulta celestial.
La tensión en tus músculos se disipa y tu cuerpo frágil reposa contra el suyo. Rodea tu cintura con su brazo y te atrae hacia su cuerpo aún más; tu espalda contra su pecho te permite sentir su respiración todavía acelerada y el calor que irradia su piel, pero este no se compara con el calor de su miembro aprisionado contra tu muslo, donde deja un rastro húmedo.
El particular sonido del lubricante llama tu atención y te preguntás en qué momento y de dónde lo sacó, pero sus dedos con producto frío en tu entrada hacen que te sobresaltes y te distraigas. Se disculpa y su voz ronca provoca un cosquilleo entre tus piernas, besa tu hombro mientras su punta acaricia tus pliegues y tu entrada antes de comenzar a introducirse en tu calidez.
-Papi- llorás, sensible ante el inevitable ardor de la penetración inicial.
-Ya sé, bebé, ya sé- dice en un intento de calmarte, regalándote un beso-. Estás muy apretada.
Sus movimientos son lentos y muerde tu hombro una vez que se adentra por completo, conteniendo sus deseos de forzarte a tomar sin protestar todo lo que él te ofrezca. Te da unos segundos para acostumbrarte a la intrusión, su mano acariciando tu cadera y luego dirigiéndose hacia tu clítoris, el contacto provocando que te contraigas alrededor de su miembro.
Comienza a acelerar su ritmo y no hay forma de que reprimas tus gemidos, tu cuerpo reaccionando por cuenta propia cuando sentís cada vena y surco de su miembro rozando tu interior mientras su punta abusa de tu cérvix reiteradamente. Su ataque sobre tu clítoris no se detiene, su lengua se desliza sobre la piel sensible de tu cuello y posteriormente sus dientes apresan el lóbulo de tu oreja. Llegás al clímax ahogando un grito en la almohada.
Te arrastra hacia el borde de la cama y te deja sobre tus rodillas, las sábanas revueltas en tu rostro amortiguando tus jadeos cuando su palma impacta contra tu piel al volver a penetrarte. El sonido de su piel colisionando con la tuya inunda la habitación y las palabras que te dirige se pierden en algún punto en el aire antes de llegar a tus oídos, que parecen estar cubiertos con algodón.
Sus estocadas son profundas y frenéticas, pero cuando siente su orgasmo aproximándose se detiene. Retira su miembro hasta dejar sólo la punta dentro y acaricia con su pulgar el borde de tu entrada, embelesado por la forma en que la fricción enrojece tu piel. Escucha tus súplicas por más, lo llamás papi una y otra vez en un intento de convencerlo por continuar, pero no cede.
-Estás desesperada, ¿no?- pregunta. Ya sea que negás o asentís, se inclina sobre tu cuerpo para poder tirar de tu cabello y continúa:- ¿Querés más, princesa?
Te aleja del colchón y encuentra una respuesta en el hilo de saliva que cae de tus labios, acompañado por las lágrimas que recorren tus mejillas antes de humedecer las sábanas. Abandona tu interior y te oye protestar, pero te calmás cuando te deja sobre tu espalda y posiciona su cuerpo sobre el tuyo.
Te obliga a ver la forma en que su miembro acaricia tus pliegues, enrojecidos y más que húmedos, pero apartás la vista para ver su rostro cuando vuelve a hundirse en tu interior: sus ojos están cerrados y sus labios entreabiertos dejan salir un sonido casi animal, su cabello despeinado enmarcando sus rasgos a la perfección.
Lleva tus piernas a sus hombros y utiliza un brazo para aprisionar tus muslos contra su abdomen, su otra mano ubicándose en tu abdomen bajo y ejerciendo presión para sentir cómo tu interior se amolda a él, la forma en que tu cuerpo lo recibe cada vez. La sensación es abrumadora y tus manos se mueven en todos los sentidos buscando aferrarse a algo -lo que sea- para poder sobrellevar el placer que te invade, pero sólo encontrás las margaritas desperdigadas en el espacio entre la almohada de Enzo y la tuya.
-Papi, por favor, ¿puedo…?
Asiente mientras besa tu tobillo, sus ojos abriéndose de inmediato para poder presenciar el espectáculo que le ofrecés cada vez que acabás. Masajeás tus pechos y pellizcás tus pezones, justo como él suele hacerlo, y cuando el orgasmo te golpea repetís su nombre entre balbuceos. El movimiento de sus caderas no cesa ni por un segundo y tu rostro se contrae en una mueca de algo similar al dolor, pero que Enzo reconoce como la prolongación tortuosa de tu orgasmo.
Estás a punto de rogarle, pero sus jadeos te interrumpen y la repentina brutalidad en sus embestidas hace imposible formular palabra alguna. Su cabello brilla bajo la luz y cubre parte de su rostro cuando sus dientes se cierran sobre tu pierna. Sentís el palpitar de su miembro en tu interior y recuperás la voz.
-Adentro, por favor.
-¿Sí? ¿Querés que te llene la conchita…?- cerrás los ojos, casi avergonzada por lo mucho que disfrutás oírlo expresarse de esa forma-. Dios…
Sentís el calor de su liberación salpicando tu interior y suspirás satisfecha, tus brazos separándose instintivamente para abrazarlo cuando se desmorona sobre tu cuerpo y su rostro busca refugio en el espacio de tu clavícula. Masajeás su espalda mientras su respiración vuelve a la normalidad y estás casi segura de que percibís los latidos de su corazón.
-Extrañaba tanto esto- comenta, alejándose para mirarte a los ojos-. No te das una idea.
-Yo también lo extrañaba- sonreís-. Pero…, ¿no tenías sueño vos?
Suelta una carcajada pero no responde, en su lugar se estira para tomar una margarita y colocarla sobre tu oreja. Besa tus ojos, tu nariz, y por último envuelve tus labios en un apasionado beso que te deja sin aire.
-Gracias por el café- apoya su frente sobre la tuya-. Me ayudó bastante.
Sabés que no se refiere al café.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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miskhalie · 3 months
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Una noche más-Matías Recalt x Reader.
Pairing: Matías Recalt Advertencias: smut, sexo sin protección, rollo de una noche.
Era una de esas noches en las que Matías te llamaba, te decía que no podía soportar ni un minuto más a su novia y que se moría por verte. Ya no era la primera vez que ocurría, en esta semana. Sabías lo que eso quería decir: Quería otra noche contigo.
¿Qué era más duro si saber que nunca seria tuyo o saber que siempre le dirías que si? No lo sabías, pero esta noche no pareció afectarte. Llevabas unos días cansada, con ganas de desahogarte del trabajo y de los mundanos obstáculos de cada día. Además también ibas un poco cachonda debido a que Matías te tentaba cada día al enviarte un mensaje de lo bien que se lo pasaba contigo.
Sabías que Matías estaba en una relación abierta y que no había problema en ello, pero siempre te acababas compungiendo por ello. Pero, ¿y si esta noche te dejabas llevar y disfrutabas del sexo casual que te ofrecía ser la nueva enamorada del actor?
Decidiste ponerte un conjunto sexy, con seda y encaje que hacía que tu cuerpo pareciera más delicado de lo normal. Te aplicaste una crema que hacía que tu piel fuera terciopelo al tacto y, finalmente, te despeinaste un poco así como a él le gustaba. Pero para parecer menos interesada, como la diosa inalcanzable que eras, sobre la lencería te colocaste una camiseta que había dejado la noche anterior. Como si solo estuvieses de chill.
Oíste un coche, las luces del coche estaban apagadas aun siendo de noche. No vivías cerca, pero tenías ese código para reconoceros. Así pues, aparcaba y salía del coche a un paso calmado, sin preocupación. Había estado antes aquí. Ya te había visto desnuda y no era nada fuera de lo usual. O eso creía él.
Tenía una llave para emergencias, y si hubiera sabido que le esperaba lo hubiera considerado una emergencia. Lo esperaste en la cama, para aportarle misterio.
- ¿Nena, adonde estás? - preguntó una vez dentro de la casa.
- Sigue mi voz. - lo retaste.
Matías sonrió. ¿Qué estaba ocurriendo esa noche?
Se quitó la chaqueta y la dejo sobre el sofá. Por el camino cayeron sus zapatos, sus calcetines y una sudadera que llevaba encima de una camiseta ancha. Giró por el pasillo y te vio recostada sobre la cama con ese conjunto que nunca te había visto y te quedaba tan bien. Al verte, se lamio los labios como un lobo hambriento. Te iba a comer entera.
- ¿A que se debe tanto erotismo? - se sentó en la cama mientras te levantabas a masajearle la espalda de forma seductora.
- ¿Y porque no hacerlo? - le susurraste al oído. Un escalofrío recorrió la espalda del chico. Se le escapo un suspiro y se volvió a lamer los labios. De repente, tenía la boca seca. Se sentía como si fuera su primera vez de nuevo.
Te acercaste a su lado y tus pechos se movieron ligeramente, apretándose un poco debido a tu brazo. No eras tan inocente, sabias perfectamente que estabas haciendo. Tu cabello caía como una cascada sobre tu pecho y tu espalda. Matías se volvía loco con solo mirar tu cuello desnudo, tu clavícula marcada y tus pechos redondos y suaves.
- Puedes tocar si quieres. - le ofreciste un vista aún más tentadora de tus pechos, inclinándote hacia él. Definitivamente su novia no lo recibía así para tener relaciones.
Alzó la mano hacia tu pecho, pero antes de colisionar piel con piel, unió vuestros labios en un beso suave y lento que iba siendo cada vez más explicito. Masajeaba tus pechos sobre el sostén, no obstante, gruño frustrado y metió la mano por debajo. Te derretías con su tacto pero no podía ser, hoy te tocaba seducirlo, no al revés.
Lo tumbaste y te quistaste el sostén para colocarte sobre él. El contacto de piel con piel hizo que tus pezones se volvieran duros y Matías lo notara. Apuró los besos como si fuera un hombre hambriento, de ti, y cada vez eran más húmedos, más apasionados y más sucios. Tu boca no era lo único húmedo en el momento, lo que hacía él te encantaba, pero no era el momento de que te sedujera, sino que tu lo hicieras por él.
No dudaste al quitarle los boxers, y empezar a darle un ritmo continuo a su verga. Matías abrió los ojos sorprendido por tu iniciativa. Pero se sorprendió aun más cuando incorporaste tu boca al trabajo.
Bajo de ti, él temblaba, se escurría, se contorsionaba. No podía aguantar tanta fuente de placer, y más cuando no lo había conocido de ti. Rápidamente, sus dedos se colaron por dentro tus bragas y con solo rozarte, suspiraste entrecortadamente. Mojó sus puntas en tu agujero y cubrió la zona con tus jugos. Masajeaba la zona al mismo ritmo que tu le dabas. Él no podia aguantar el ritmo y tú tampoco.
Pronto la ropa sobrante se fue, por lo que solo os queréis tocar y frotar el uno con el otro.
- Nena, dejame entrar o me voy a correr como un gil. - jadeó viendote demasiado profundo en la pasión del momento.
Se acomodó dentro de ti y embistió suavemente para que te adaptaras. Pero tu ya estabas con los ojos en blanco, agarrandote a su espalda con tus uñas. Tus gemidos eran intensos y Matías no podía resistir los suyos al oírte. Era más vocal que otras veces.
- Más, Matías, más. - estabas fuera de si, su pene rozaba el punto mas sensible dentro de ti.
Matías empujó más, casi sin poder controlar su lujuria o la situación. Dejó escapar un gruñido fuerte y le temblaron los brazos que lo apoyaban sobre ti. No podía aguantar más. Tu lo apretaste, llegaste a tu climax con un gemido obsceno y temblor en las piernas. Él no se contuvo más. Gritó tu nombre y se vino.
Se cayó sobre ti y lo abrazaste con brazos y piernas. Jadeaba como si hubiera hecho un triatlón.
- Matías - lo llamaste.
- Decime, linda. - suspiró sonriendo.
- Te amo.
- Yo también te amo. - te acarició el pelo hasta que te dormiste.
Por primera vez, Matías consideró quedarse a dormir y así lo hizo.
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kentinismo · 4 months
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SFW ALPHABET | Kentin, Corazón de Melón.
warning(s) ! ninguna, una que otra mención sobre relaciones sexuales.
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"A" is for Affection (¿Cómo demuestra su afecto?)
— Kentin demuestra su afecto a través de tiempo de calidad y contacto físico. Su principal lenguaje del amor incluye dedicarte todo su tiempo y disfrutar de sesiones de abrazos y besos para expresar cuánto te ama.
"B" is for Best Friend (¿Cómo sería si fueran mejores amigos?)
— En el canon, Kentin inevitablemente se enamora de ti. Su falta de discreción se refleja sus sonrojos ante el mínimo toque o palabra afectuosa. Fuera de eso, como mejores amigos, sería tu confidente, con el deseo de animarte en tus peores momentos y ofrecer confianza eterna.
"C" is for Cuddles (¿Le gusta abrazar?)
— Kentin ama abrazarte, especialmente siendo la cucharita grande. Busca mantener tu calor corporal contra el suyo, rodeando tu cintura como muestra de pertenencia y protección. También, en ocasiones de vulnerabilidad, disfruta acurrucarse en tu pecho mientras te pregunta cuánto lo amas.
"D" is for Domestic (¿Le gustaría una vida doméstica?)
— Siempre se imaginó viviendo contigo y sonreía al pensar en esa fantasía. Está dispuesto a ampliar su conocimiento gastronómico para prepararte las mejores comidas y recibirte con una comida caliente y la casa ordenada si trabajas o estudias.
"E" is for Ending (¿Cómo terminaría su relación?)
— En su primera ruptura, se sintió culpable, pero al reencontrarse, se esforzó por vivir un "felices por siempre". Si tú terminaras la relación, soltaría lágrimas agradeciendo todo lo compartido.
"F" is for Fiancée (¿Cómo se siente respecto al compromiso?)
— En el canon, se casan, ya que siempre quiso pasar toda su vida a tu lado y entrelazar sus vidas eternamente en el matrimonio.
"G" is for Gentle (¿Qué tan gentil es?)
— Kentin te ve como algo sumamente precioso y frágil, siendo delicado en cada acción contigo, incluso en la cama le cuesta ser rudo. Ah, pero con los celos es algo completamente diferente, que hablaremos más adelante;3
"H" is for Hugs (¿Le gusta abrazar?)
— Kentin AMA abrazarte, considerándolo la mejor manera de demostrar afecto y protección. No puede pasar mucho tiempo sin tocarte de alguna manera.
"I" is for I Love You (¿Cuánto tiempo tarda en decir que te ama?)
— Siempre estuvo seguro de amarte y probablemente fue el primero en expresarlo, quizás durante su primera vez contigo.
"J" is for Jealousy (¿Qué tan celoso es?)
— Antes era muy celoso y posesivo, pero después de aprender a manejarlo, controla sus celos. Aún puede ser protector y posesivo ocasionalmente, especialmente frente a otros hombres que coquetean contigo, soltando comentarios posesivos y besándote violentamente en frente de estos.
"K" is for Kisses (¿Cómo besa? ¿Le gustan?)
— A Kentin le encanta besar tiernamente, colmándote de besos húmedos y repitiendo "te amo" al alejarse de tus labios. Disfruta especialmente los besos de mariposa, le dan cosquillas en la piel y vuelve a sentirse como un adolescente enamorado.
"L" is for Little Ones (¿Cómo se lleva con los niños?)
— Aunque no se lleva bien con niños demasiado pequeños, disfruta jugar con los más grandes y ha pensado en tener hijos contigo.
"M" is for Morning (¿Cómo serían tus mañanas con él?)
— Le gusta seguir una rutina matutina, levantarse, desayunar, pasear a los perros y pasar el resto del día contigo.
"N" is for Night (¿Cómo serían tus noches con él?)
— Al igual que las mañanas, Kentin disfruta de una rutina nocturna que incluye cenar, bañarse contigo y acurrucarse en la cama para tener una noche amorosa.
"O" is for Open (¿Qué tan abierto es contigo?)
— Kentin prefiere hablar sobre cosas básicas de su vida, pero cuando se trata de sus sentimientos es más cerrado de lo normal, pero ya que te ve como alguien que merece toda su confianza, habla más fácilmente contigo de esto.
"P" is for Patience (¿Qué tan paciente es contigo?)
— Es increíblemente paciente contigo, conoce todos tus rasgos y su paciencia es casi infinita.
"Q" is for Quizzes (¿Qué tanto recuerda sobre ti?)
— Aunque a veces se le escapan detalles, Kentin intenta recordar todo sobre ti y se esfuerza en retener toda información importante.
"R" is for Remember (¿Cuál es su momento favorito en la relación?)
— Adora todos los momentos contigo, pero si tuviera que elegir uno, sería cuando cepilla tu cabello después de ducharse juntos.
"S" is for Security (¿Qué tan protector es?)
— Kentin te ve como alguien que merece ser protegido, proporcionándote toda la seguridad posible en sus brazos y a su lado.
"T" is for Try (¿Qué tanto esfuerzo pone en las citas?)
— Se esfuerza por hacer que todas las citas sean perfectas y planea todo con anticipación.
"U" is for Ugly (¿Qué malos hábitos tendría?)
— A veces se enfada fácilmente por cosas insignificantes, pero rara vez te culpa, ya que es paciente contigo.
"V" is for Vanity (¿Qué tan inseguro es?)
— Aunque ha mejorado sus inseguridades, aún puede sentir que no te merece completamente en algunas ocasiones en dónde no se siente con la mejor autoestima del mundo.
"W" is for Whole (¿Se sentiría incompleto sin ti?)
— Sí.
"X" is for XTRA (Headcanon extra que le gustaría agregar)
— A Kentin le gusta besar cada cicatriz, marca de nacimiento, lunar o peca que tengas.
"Z" is for Zzz (Hábitos de sueño que tiene)
— Duerme tranquilo, a veces babea un poco y tiene espasmos que pueden asustarte durante la noche. (me dió mucha risa imaginarlo 😭)
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Lloras en silencio
Ni por un momento lo dudes, se que la vida te ha pateado tanto que has dejado de creer, qué por las noches le cuentas tus penas a la almohada, qué lloras en silencio y todo porque dejaste entrar a cabrones qué te llenaron de inseguridades, de dudas, de miedo a conocer algo nuevo, algo más real algo que te recuerde cuando eras una niña con miles de sueños, con unas putas alas tan grandes que te daban sombra y protección, no temas volver a abrirlas a desempolvarlas, créeme que esos kilos de más y ésas arrugas en tu piel serán poesía, serás la musa de miles de letras en tu honor en los ojos correctos...
Nunca lo dudes, porque no todos los hombres dañan, lastiman, también están esos cabrones que te curan tus heridas, qué te refugian en sus brazos y que sin decirte nada te hacen sentir la mujer más feliz en éste puto mundo de poses y apariencias, dónde la palabra amor está devaluada y se ocupa para retener y qué se dice con tanta facilidad y sin sentir, pero no saben el daño que causa cuando la persona que la escucha si ama de verdad, pues bien ,tu mi niña, mi amiga, mi amante y confidente, no dejes de creer en ti, qué mañana limpiarás esas lagrimas y te pondrás tu mejor sonrisa, no te peinaras que el desmadre en tu cabello te hace única y saldrás al mundo a regalar sonrisas...
Y sólo recuerda que no hay días malos, sólo un poco menos buenos que el día anterior...
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ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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gyummigon · 3 months
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miedos nocturnos | beomgyu
beomgyu x lector
୨୧ palabras: 984 ୨୧ género: romance, un poco de angustia ୨୧ resumen: prácticamente una conversación con beomgyu sentados en columpios a las dos de la mañana. ajá, no sé cómo resumir esto.
english ver
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—¿Cuál es el punto de esto?
El escenario nocturno que los rodeaba no era tan romántico como hubieras esperado de una salida insensata a las dos de la mañana, la coherencia de tus pensamientos era cada vez más consumida por tu necesidad de dormir, te sentías mareada tras balancearte en el columpio por quién sabe cuánto tiempo y, para bien o para mal, Beomgyu estaba en una de esas facetas taciturnas en la que te trasmitía la serenidad y seguridad de poder cerrar los ojos y no desear abrirlos.
Tu voz soñolienta interrumpió los suaves tarareos provenientes de la garganta de Beomgyu. El chico inclinó la cabeza para mirarte y estiró las comisuras de su labios en una sonrisa.
—Dijiste que me necesitabas —explicó con voz apaciguada, como si fuera el razonamiento más lógico y resolviera hasta el ultimo espacio en blanco de tu pregunta. Dejaste escapar un suspiro que terminó convirtiéndose en una risa. En el fondo tampoco era una sorpresa, este era Beomgyu, con su comportamiento espontáneo y generalmente inexplicable.
—Beomgyu, sí, digo cosas así todo el tiempo, lo sabes. ¿Era tan necesario encontrarnos a esta hora de la noche? Tienes que levantarte temprano mañana.
Beomgyu hizo un mohín con sus labios y se encogió de hombros. Su cuerpo era ridículamente grande a comparación del columpio, por lo que solo tuvo que inclinarse un poco para abrazar su piernas.
—Buscar tiempo para dormir no es complicado —susurró.
—¿Y qué sí lo es? ¿Permitirme dormir temprano?”
No se molestó en responder a eso. En cambio, él suspiro con cariño y, tras otro largo silencio, dijo:
—Solo me faltabas tú esta noche.
Mordiste el interior de tu boca al escucharlo, pero no pudiste reprimir la risa nerviosa que escapó de tu boca.
—Beomgyu, eres un tonto —dijiste y golpeaste sin mucha fuerza su hombro. La sonrisa de Beomgyu se agrandó al escucharte y, antes de que alejaras tu mano, la tomó tu mano entre sus dedos y deslizó la calidez de las yemas de sus dedos por tu piel.
—Ya lo sé. —Estiró su mano y tomó la soga de tu columpio para jalara hacia él, por un momento pensaste que te besaría, pero se limitó a contemplar tus ojos de cerca—. Sé que en ningún momento quisiste estar en el columpio a estas horas —dijo, y su voz no podía sonar más sincera—, sólo… estaba un poco asustado y quería un poco de tu protección.
Inclinaste la cabeza hacia la suya y cerraste los ojos cuando el soplo de su aliento golpeó tus labios. En ese momento no quisiste nada más, solo tenerlo cerca.
—¿Asustado de qué?
—Asustado de mí, de ti, de ser tuyo, de no serlo —confesó en un pequeño susurro—. Es demasiado para procesar, todos estos cambios… Estamos creciendo y eso me aterra. Tú, los chicos, incluso mis padres, todos a mi alrededor parecen adaptarse; fácil o no, pero lo logran. Siento que yo sigo en el mismo lugar, a la deriva, nada me complace, nada me hace sentir completo. Me aterra que llegue el momento en el que mi insatisfacción nos separe, que yo me quede atrás mientras tú avanzas e inevitablemente tengamos que decir adiós.
Te tomaste unos segundos para digerir sus palabras, sin evitar sentirte conmovida ante su sinceridad y la ternura de su voz. Nunca consideraste que aquellos sentimientos fueran albergados por Beomgyu, a pesar de ser consiente de su sensibilidad y su apego por las pequeñas cosas, hasta entonces fuiste ignorante de aquellas inquietudes.
—Beomgyu... —fue lo único que pudiste decir, no estabas preparado para esa conversación, mucho menos a esas horas de la noche y en las circunstancias en la que se encontraban: estúpidamente sentados sobre dos columpios que apenas sostenía el peso de sus cuerpos—. Estoy aquí, no me iré a ningún lado sin ti.
Levantando un brazo y rodeando su cuello con él, lo atrajiste a ti y dejaste que su cabeza descansara sobre su hombro.
—Así que vine a ti esta noche. —Sus manos viajaron a tu espalda para abrazarte, tan suave como sus palabras—, porque puedo aguantar todo el día sin dormir, pero no puedo soportar la idea de estar lejos de ti.
—Cariño…
—Estoy hablando demasiado, lo sé —rió torpemente—. Pero eres tan perfecta y yo tan desordenado. Quiero ser bueno para ti, quiero verte caminar con orgullo a mi lado. No quiero decepcionarte.
Suspiraste y tomaste su mentón para hacer que sus ojos te miraran. Ante la cercanía de su rostro y el tuyo, de sus labios y tus labios, no quisiste hacer nada mas que besarlo. Él pareció pensar lo mismo.
—¿Podrías escúchame un segundo?
—¿Podrías besarme?
Reíste y sacudiste la cabeza.
—Escúchame antes.
Beomgyu, sin soltar la soga del columpio, presionó un poco su cabeza contra tu hombro y se estiró para poder besarte en el cuello.
—Te escucho —murmuró y acomodó un poco más contra ti, su mano se posó en tu abdomen, justo en el borde de tu sudadera.
—Deja de distraerme, intento decir algo inteligente, ¿bien? —te quejaste, aunque no pudiste sonar lo suficientemente seria—. Quiero… quisiera hallar la forma más útil para convencerte de que estoy contigo, cada paso que tú das es un paso que yo doy, y si tú retrocedes, yo lo hago contigo. No hay manera de que crecer nos separe porque, si te soy sincera, el paso del tiempo solo me hace estar más segura de que eres el hombre del cual yo quiero caminar a su lado.
Un silencio se extendió entre los dos por unos segundos, hasta que Beomgyu lo interrumpió con un beso, el contacto de sus labios contra los suyos fue breve y te soltó casi al instante, vacilante, como si dudara en hablar o seguirte besando. Su cara se puso seria, pero en el fondo de sus ojos se percibía una sonrisa.
—Joder, cállate o terminaré proponiéndote matrimonio aquí mismo.
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actnod · 3 months
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no matter what we get out of this i know we'll never forget
𝐒𝐌𝐎𝐊𝐄 𝐎𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐓𝐄𝐑 ; décimo tercer capítulo. 
¿Sientes aún la tensión sobre tus hombros? ¿El hambre desgarradora consumiéndote desde adentro? ¿Las llamas descontroladas amenazando contra tu piel? Es un complejo deseo recibir una negativa cuando sensaciones horribles a las que los vástagos acostumbran son tan difíciles de olvidar, especialmente en una ciudad aún atestada por el amargo toque de queda. Los límites establecidos y las guardias constantes mantienen a los vástagos en un estado de alerta insufrible, pero la noche del viernes promete una ruptura en la monotonía.
Los Ravnos, conocidos por su astucia y amor por los vicios, han organizado la reunión que a través de mensajes cifrados y encuentros furtivos, hacen llegar a los chiquillos de la ciudad. Asegurando una escolta en medio de las sombras de la noche, cada quien por un camino distinto, se aseguran de guiarlos hacia un destino desconocido que al llegar se define como poco prometedor: un barco anclado en el desolado puerto de Yokohama, desgastado por la brisa salina y el tiempo, pero donde las reglas no se aplican y los secretos pueden ser compartidos sin miedo.
Recibiéndolos con una mezcla embriagadora de luces tenues y el sonido suave de la música de fondo, el barco se alza como un faro de ilusión y tentación para los vástagos que se aventuran a bordo. Las paredes de madera crujen con cada movimiento de las olas, cubiertas impregnadas con el aroma a sal y a vicios humanos. Un refugio seguro pero atestado de tentaciones, un santuario donde los vástagos pueden reunirse sin temor a ser debilitados por las amenazantes miradas de quienes más tarde que temprano se la pasan cuidado la ciudad.
Más allá de las distracciones de los juegos de casino y los cuellos humanos que pululan por el barco, un propósito más oscuro y cautivador es el que ha llevado a raro conjunto entre independientes a reunir a los chiquillos: las reliquias alguna vez sorteadas por un excéntrico vástago han sido recuperadas (robadas o recuperadas, no es tu problema, hay cosas que mejor no preguntar). Estas reliquias, objetos de poder y misterio, son ofrecidas como moneda de cambio a quienes se arriesguen a regalar sus secretos más profundos y oscuros.
Pero no es lo único que ponen sobre la mesa: antiguos maestros de los clanes ofrecen su propia ayuda y protección para quien se consagre merecedor de la oportunidad de ampliar o desarrollar más sus disciplinas, pero solo a cambio de una verdad sin reservas. Mientras que los ladrones de la noche han probado ser excelentes anfitriones, otorgando a todos una sangrita como bebida de bienvenida, los Assamitas, aliados en esta noche de intrigas, acechan en las sombras, listos para desvelar cualquier mentira o engaño con su habilidad para discernir la verdad en tanto el tiempo lo probara necesario.
Mientras los vástagos debaten en silencio qué secretos revelar y cuáles mantener ocultos, los juegos de casino ofrecen una distracción tentadora. Desde la ruleta, pasando por el blackjack y hasta el póker, los vampiros tienen la libertad de participar en juegos de azar mientras resisten la tentación de los cuellos humanos que pasaban cerca, una prueba de su autocontrol y disciplina en medio de la noche.
Así, en el corazón del Puerto de Yokohama, en las sombras del barco clandestino, los vástagos se encuentran atrapados entre el deseo de poder y la necesidad de mantener sus secretos a salvo. Cada decisión tomada podría cambiar el curso de sus destinos para siempre, ¿pero de qué sirve la eternidad si no se toman riesgos? 
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂.
¡Bienvenides a la decimonovena actividad, murcielaguitos! Los vástagos han sido invitados a una reunión en un barco clandestino en el puerto de Yokohama por parte de los Ravnos, aliados con los Assamitas, quienes les otorgan la oportunidad de intercambiar palabras por reliquias u otros favores. Mientras ponen en la balanza el valor de sus más profundos secretos contra lo que los independientes ofrecen, los vampiros pueden disfrutar de juegos de casino y tentaciones mortales, pero deben mantenerse alerta para sobrevivir a la noche. Y recuerden, jamás deberían mentirle a un Assamita.  Algunas de las cosas a intercambiar, según el peso del secreto que otorguen los vástagos, son en primer lugar las reliquias, las más tangibles y fáciles de desear. Entre ellas: la espada de auspex, la capa de las sombras, el amuleto de la fortaleza, el anillo de la taumaturgia, la esmeralda de la cura, la amatista de la soledad, el topacio de la ilusión, la sortija de la atracción. Pueden leer más sobre cada una en el siguiente enlace.  Por otro lado, la posibilidad de que maestros de los clanes Ravnos o Assamitas te brinden más conocimiento sobre tus propias disciplinas, o enseñarte a usar las propias incluso si no eres de su clan. Información valiosa sobre lugares que podrían curar cicatrices permanentes, mapas subterráneos para lograr escapes más fluidos, armas blancas y de fuego, entre otros. Haremos una lista más extensa al publicar cómo será la dinámica de envío de secretos, pero para que se den una idea al comenzar a rolear. Debajo dejaremos también algunas locaciones para quien desee explorarlas: 
CUBIERTA SUPERIOR:
‣ PUENTE DE MANDO: El área donde solía estar la cabina del capitán ahora sirve como sala de reuniones. Allí se encuentran los antiguos Ravnos y Assamitas, los verdaderos cerebros detrás de todo. Los vampiros menos importantes deben evitar acercarse demasiado, ya que podrían encontrarse con la ira de los líderes vampíricos si se atreven a interrumpir sus reuniones o desafiar su autoridad.
PISO INTERMEDIO:
‣ SALÓN DE JUEGOS: Aquí encontrarás mesas de ruleta, póker, blackjack y otros juegos de azar, iluminadas por tenues luces y decoradas con detalles extravagantes. El sonido de las fichas chocando y las cartas barajándose llenan el aire con anticipación y excitación. Para quienes buscan un desafío adicional, hay mesas de apuestas altas disponibles, donde los riesgos son mayores pero las recompensas también lo son. ‣ BAR Y ÁREA DE DESCANSO: ¿No se han malacostumbrado al Mashira, verdad? Con tantos humanos alrededor y poca logística para eso por parte de los independientes, aquí no hay bebidas de vitae. ¿La bebida que les dieron al inicio? Seguro las tomaron de su propias reservas. Esperamos que la hayan disfrutado y que el cuello de los que se sientan a tu lado no te resulten tentadores.
CUBIERTA INFERIOR:
‣ CAMAROTES: antiguas cabinas de tripulación que han sido adaptadas como alojamientos para aquellos que necesiten relajarse en el barco abandonado en el puerto de Yokohama. Sin embargo, debido al carácter clandestino del lugar, la mayoría de ellos están repletos de cajas viejas y otros objetos ilegales. Estos camarotes pueden servir como escondites o depósitos para artículos robados o contrabandeados, y los ocupantes deberían ser cautelosos al explorarlos para evitar meterse en problemas no deseados. ‣ SALA DE INTERCAMBIO: Un espacio secreto donde se llevan a cabo intercambios de información y reliquias entre los vástagos, asegurado para evitar infiltraciones no deseadas. No espíes demasiado, no vale la pena arriesgar tu cabeza por nada. ‣ BODEGA DE RELIQUIAS: Un área oculta donde se guardan las reliquias obtenidas o robadas, protegidas por hechizos y trampas para evitar su descubrimiento por parte de intrusos.
⦾ Este evento se dará el viernes 26 de enero para los vástagos.  
⦾ Se desarrollará a través de starters abiertos. Una vez alcanzadas las notas deseadas, son libres de eliminar la publicación de dicho apartado. No olviden rebloguearlos en el blog de starters. 
⦾ Antes de abrir un starter recuerden responder al menos tres publicaciones que ya estén en el blog. 
⦾ Durante esta actividad, el código de vestimenta será formal/elegante. Están invitados a publicar lo que están vistiendo sus personajes y luego rebloguearlo en el blog de ediciones. 
⦾ Queremos recordarles que, a pesar de ser un grupal de temáticas sensibles, nuestra prioridad es la comodidad de todes nuestres usuaries por igual, así que les pedimos tengan cuidado con la manera con la que se abordan estos tópicos en el dash ya que se trata de un espacio compartido y pedirles, por favor, que no hagan caso omiso a la lista de triggers que se encuentra actualizada para que puedan hacer uso correcto de cada etiqueta. 
⦾ La selectividad, rol burbuja o parecidos permanecen estrictamente prohibidos. De sentirse afectade por alguna de estas situaciones, por favor siéntanse libres de acercarse a la administración.
⦾ Para las personas que aun no lo han deshabilitado, les recordamos que sus buzones deben de permanecer cerrados para los mensajes anónimos en todo momento y hasta nuevo aviso.
⦾ Durante esta actividad, no se permitirán los privados ni los flashbacks.
⦾ Por último y no menos importante, la actividad tendrá una duración de 10 días. El fin de la actividad en su totalidad será el día 25 de FEBRERO a las 17 hs GMT-6, mismo horario en el que se publicará la siguiente.
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daygem · 4 months
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#3 Skincare.
El skincare es el cuidado que le damos a nuestra piel del rostro para mantenerla saludable. Son las rutinas de belleza que seguimos y los productos que usamos para tener una piel sana y fresca.
Hay muchos productos y pasos para una rutina de skincare perfecta. A continuación os cuento para mi las que son básicas, más adelante os comentaré todos los pasos para una skincare profunda.
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Una buena rutina de belleza debe de incluir en sus pasos:
₊⊹ 1-Limpiador.
₊⊹ 2-Tónico.
₊⊹ 3-Serum.
₊⊹ 4-Contorno de ojos.
₊⊹ 5-Crema facial.
₊⊹ 6-Crema solar.
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-Limpiador: Es el paso más importante, no importa si estabas maquillada o no, en el ambiente hay partículas de polvo y contaminación que se adhieren a tu rostro y si no se lleva una buena limpieza puede desencadenar en granitos, puntos negros, acné...
𐙚Podemos usar varios tipos de limpiadores incluso combinarlos:
Limpiador en gel, en crema, en espuma, en aceite, sólido,etc.
𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚~𐙚
*Antes de elegir o comprar tanto tu limpiador facial como toda tu rutina lo mejor es conocer nuestro tipo de piel y en el estado en que está(ya que puedes tener una piel mixta pero deshidratada, el tipo de piel sería la piel mixta y su estado sería deshidratada). Para ello lo mejor es informarse muchísimo y si se tiene la piel sensible o reactiva acudir a expertos que te puedan recomendar una rutina perfecta para ti.*
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-Tónico: ayuda a terminar de limpiar nuestra piel ,a restablecer nuestro ph natural y también a preparar la piel para los siguientes productos.
Puedes aplicar tu tónicos con la yema de los dedos dando toquecitos suaves, con un algodón, si tu tónico es en spray puedes rociarlo directamente sobre tu piel.
-Serum: tienen muchos principios activos, son de rápida absorción,  penetra en las capas más profundas de la epidermis. Normalmente son productos de tratamiento, cada persona elegirá un tipo u otro dependiendo de la preocupación o mejoría que quiera ver en su piel. (Ejemplo: si tengo la piel seca y joven elegiría un serum de ácido hialuronico que aporta mucha hidratacion y ayuda a las líneas de expresión. Sin embargo si tuviera manchas en la piel elegiría uno más potente que tuviera pequeñas dosis de ácidos exfoliantes.) Depende del tipo de serum o tratamiento que utilices, depende de los principios activos que tengan hay que usarlo de determinada manera, hay que informarse bien sobre la mezcla de principios activos que queremos añadir a nuestra rutina para saber qué podemos usar de día y que de noche, y si pueden usarse esos dos productos a la vez.
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-Contorno de ojos: ayuda a hidratar , a desinflamar la zona, con las líneas de expresión, con bolsas y ojeras ya sean oscuras o no.
Igual que todos los demás productos hay mucha variedad de contornos de ojos
Los tenemos en formato crema, en gel, en serum, tenemos sueros, ampollas, parches...
Hay que ver la problemática que tenemos para decidir cual nos vendría mejor para nuestro tipo de ojera. Y cual usar de día y cual de noche.
-Crema hidratante: es uno de los pasos más fundamentales, ya que ayuda a tener nuestra piel hidratada. No importa el tipo de piel que tengas, TODO EL MUNDO DEBE USAR CREMA HIDRATANTE.
Este paso nos ayuda a estimular la piel y con su uso continuado nos ayudará con las líneas de expresión y mejorará nuestro estado de la piel. (Siempre que se utilice la adecuada para nuestra tipologia de piel).
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-Protector solar: Es súper importante usarlo y si es de 50spf mejor aún.
Ayuda a que nuestra piel no envejezca prematuramente, a que no nos salgan manchas ni arruguitas por el sol, a qué no se nos reseque la piel.
Hay que usarlo tanto en verano como en invierno. En todas las estaciones, en todo momento, este nublado o soleado. Tu piel te lo agradecerá.
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"Cuando era adolescente no me cuidaba nada la piel, no me desmaquillaba para dormir, no usaba ningún tipo de producto para cuidar mi piel ni protección solar en varios años. Esto hizo que mi piel se resintiera y me salieran manchitas solares. A medida que crecí entendí que ese no era el camino. Comencé a cuidar mi piel a desmaquillarme siempre, a comprar productos para cuidar mi piel. Y poco a poco probando productos veía que me iba mejor y que no, hasta que a día de hoy tengo mi rutina facial básica pero completa y elegida por mi misma viendo que es lo que me sentaba mejor y lo que me pedía mi piel."
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Busca una buena rutina de skincare para ti, cuida tu piel, en el futuro te lo agradecerá y tu te alegrarás de haberlo echo.
🌸 Daygem 🌸
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davidsoto666 · 3 months
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🪔ESENCIAS ESOTERICAS 🪔
Las esencias esotéricas o espirituales pueden ser utilizados en una gran cantidad de maneras.
Tus aceites pueden ser una de las herramientas más importantes en tu espacio ritual. Pueden ser untados sobre velas, cristales, amuletos, talismanes jabones sprays auricos y otros elementos, esta es realmente una gran manera de convertir objetos cotidianos simples en objetos de poder mágico y cargar nuestras herramientas rituales con las energías que necesitamos.
ACACIA: Se utiliza para ungir los altares quemadores de incienso y velas
ACEBO: Para las mujeres que desean ser tratadas magníficamente por sus amantes
🥑AGUACATE: Según la leyenda trae felicidad riqueza y larga vida
ALBARICOQUE : Utilizado por ambos sexos en forma de aceite para aumentar el amor y pasión de los amantes
ALCANFOR : para ataer energía rápida.
ALGALIA : Frota en las manos para la protección y aplica debajo de los pechos como un perfume para atraer el amor.
ALMENDRA🌰 : Sirve para atraer el dinero y la buena suerte.
ÁMBAR GRIS : Muy popular como una protección contra la mala suerte y el mal
AMBROSÍA : Transforma un amante tímido/a en una fiera
ANGÉLICA: Un aceite de paz Se dice que atrae a los amigos y la popularidad
ANÍS : Incrementa las habilidades de clarividencia
ARRAYÁN : Trae dinero a los bolsillos y bendiciones para el hogar
AZALEA : Úsalo en el cuerpo para magnetizar a otros a ti
BANANA : Para encender gran pasión en otra persona
BENJUI : para la limpieza y la purificación
BERGAMOTA 🍋: Úsalo en la palma de cada mano para protegerte de todo daño
BREZO : Unge tu bolso o cartera con este aceite esotérico todos los días para que nunca te falte el dinero
CAFÉ : Tiene propiedades curativas cuando se agrega al agua en un baño caliente
CANELA : Se utiliza para la buena suerte atraer el dinero cambios rápidos y amor.
CEDRO :Ungir a un amuleto o talismán para protegerte de la miseria y la desgracia.
CEREZA : Añade a un baño para un traer alegría y buen humor.
CHOCOLATE : Un aceite atractivo diseñada para ablandar los corazones de los enemigos.
CICUTA : Usada para despertar los celos entre las personas.
CIPRÉS : Trae la calma y tranquilidad en casos rebeldes. Utilizado por los padres para tratar con niños en ocasiones.
CITRONELA : atrae a los amigos a la casa y a los clientes a nuestro negocio.
CLAVEL : Se utiliza para la suerte en los juegos de azar.
CLAVO : Actúa como un afrodisíaco cuando se aplica a la base del cuello y en los muslos.
COCO : Unge en una vela para la suerte rápida en un apuro.
CORNEJO : Frota en el exterior de los pomos de las puertas para que el mal no pueda entrar.
CRISANTEMO : Para aumentar las fuerzas.
CUMARÚ : Para la suerte el amor y la longevidad Usa en el agua del baño o para revestir una vela durante un hechizo.
DURAZNO : Aplica en la piel o espolvorea en el hogar para traer calma y tranquilidad a tu vida
ENEBRO : Se usa para hacer realidad deseos atraer honor y gloria
ENELDO :Un aceite para el mal que se cree que causa gran angustia si se frota sobre una persona.
EUCALIPTO : Se cree que es un aceite de curación fuerte.
FRAMBUESA : Utilizado por mujeres embarazadas para un parto exitoso.
FRESA : Utiliza aceite de fresa en tus hechizos de atracción para atraer la buena suerte y el amor.
GARDENIA : Un aceite protector que detendrá a otras personas que quieran traer conflictos a tu vida.
GAULTERIA : Utiliza unas gotas en el agua del baño para mantener o inducir una buena salud.
GERANIO : Se dice que sirve para romper conjuros.
GLICINA : Añade al agua que usas para limpiar para atraer la buena suerte y la prosperidad al hogar.
HELIOTROPO : Te protege de cualquier daño físico y al mismo tiempo atrae la riqueza.
HIBISCO : Aplica sobre las sienes para atraer la sabiduría y una mejor concentración.
HIERBA DE LIMÓN : Se dice que es muy relajante y sirve para calmar los nervios.
HIERBABUENA : Un aceite protector que mantiene tu hogar y tu coche a salvo de los ataques el peligro y los intrusos.
HISOPO : Un aceite sagrado Reviste todas las velas con esto antes de usarlas y añade al agua del baño.
INCIENSO : Un aceite sagrado para ungir objetos y para traer muchas bendiciones.
IRIS : Tiene la fama de hacerte atractivo/a es un buen aceite para utilizar cuando sales a bailar.
JACINTO : Atrae el amor y la suerte cuando se utiliza en el agua del baño diario.
JAZMÍN : Un potente aceite de amor que se utiliza para amarrar alguien a ti.
JENGIBRE : Incentiva la relación cuando se aplica detrás de las orejas y las rodillas.
LAUREL : Si se usa en el cuerpo se dice que purifica el alma.
LAVANDA : Para promover la paz en el hogar y para detener el chisme añade al agua que usas para limpiar la casa.
LILA : Aplica detrás del cuello para mejorar la memoria atraer la salud y una larga vida.
LIMA : para mantener a tu compañero/a fiel y leal.
LIMÓN : Utilizado por los curanderos como ayuda para llamar a los espíritus también para la protección del hogar.
LIRIO : Un agente calmante aplica en la frente de alguien que está emocionalmente alterado.
LOTO : Usado por mujeres para hacer que un hombre pierda su dinero.
LUPINO : Un aceite esencial favorito de los jugadores para traer la suerte.
MAGNOLIA : Recomendado como una ayuda en el desarrollo psíquico cuando se aplica sobre la cabeza.
MANDARINA : Añade resistencia y poder ir a todos los incienso y baños rituales
MANZANA : Frote aceite de manzana en el cuerpo para atraer la tranquilidad satisfacción y felicidad.
MANZANILLA : Se usa para incitar sentimientos sexuales y atraer la atención.
MELÓN : Despierta pasiones aumenta la resistencia la energía y la virilidad en los hombres.
Menta: Añade sabor a tu vida y da ánimo a tu cuerpo.
MIMOSA : Se dice que trae sueños y eventos futuros cuando se usa en el cuerpo antes de dormir.
MIRRA : Un potente protector contra cualquier mal dirigido hacia uno.
MIRTO : Atrae el amor dinero y buena suerte.
MORA : Aplica a todos los talismanes amuletos y velas para la buena suerte.
MORNING GLORY : Se utiliza para proteger durante un viaje.
MUSGO : Un aceite de amor cuyo aroma se utiliza para despertar la pasión y aumentar el placer sexual.
MUÉRDAGO : Para atraer a los clientes desarrolla los negocios cuando se usa en en el lugar de trabajo.
NARANJA : Un aceite mágico altamente magnético utilizado para provocar una propuesta de matrimonio.
NARCISO : Se utiliza para obtener sueño tranquilo y para alejar las pesadillas cuando se unta en la almohada.
NARDO : Se utiliza para ungir el altar consagrar el incienso y purificar los lugares rituales.
NUEZ MOSCADA : Se utiliza para eliminar un mal de ojo de alguien añadir al agua del baño También se utiliza para atraer la suerte.
ORQUÍDEA : Ayuda a la memoria y a enfocar los pensamientos en el trabajo o en los problemas cotidiano.
PACHULI : Es considerado un afrodisíaco con poderes mágicos.
PAPAYA : Promueve las cosas buenas de la vida la comodidad la buena salud y la amistad.
PASIFLORA : Se usa para la tranquilidad y la paz de la mente calma los nervios.
PEONÍA : Un aceite mágico para la suerte en aquellos que necesitan atraer clientes el éxito del negocio y buena suerte en todos sus esfuerzos.
PEPINO : Aleja la agresividad y falta de disciplina cuando se frota sobre cualquier persona que se comporte mal.
PETUNIA : Se utiliza para ayudar a conseguir un préstamo o cuando se solicita crédito aplica sobre tus papeles.
PIMIENTA DE JAMAICA : Frotado en los pies y el pecho agrega fuerza a la propia fuerza de voluntad.
PINO : Un aroma limpio y purificante utilizado en baños calientes para borrar los errores y pecados del pasado sirve para empezar de nuevo.
PIÑA : Usa este aceite para atraer de nuevo un amante úsalo en tus hechizos y rituales de amor.
PLUMERIA : Un aceite de atracción puede hacer que otros te cuenten sus secretos.
POLEO : Se utiliza para eliminar el mal de ojo y el mal de la casa cuando se rocía.
RAÍZ DE ORRIS : Uno de los más potentes aceites esotéricos de amor Se cree que actúa cuando todos los demás han fracasado.
ROMERO : Un aceite muy respetado para la sanación se usa para tratar dolores de angustia y del corazón.
ROSA : Un aceite suave de amor que se utiliza para atraer el afecto y amor.
RUDA : Se usa para protegerse del mal de ojo y los hechizos enviados por los demás.
SALVIA : Se usa para prever el futuro se frota sobre la frente antes de una adivinación.
SANDÍA : Añade una fuerza adicional que puede ser necesaria de vez en cuando cuando se aplica después del baño.
SASAFRÁS : Cuando se espolvorea en un juicio se dice que se logra llegar a una decisión favorable.
SERPENTARIA BLANCA : Este aceite esencial ayuda a ganar el más difícil de los casos judiciales cuando se aplica sobre las palmas antes de ir a la corte.
SÁNDALO : Un aceite de curación de gran alcance también se cree que aumenta los poderes de clarividencia.
TRÉBOL : Aplica sobre la almohada de un amante o cónyuge para asegurar la fidelidad.
TULIPÁN : Protege de los accidentes de modo que te asegures una larga vida.
UVA : Este aceite se utiliza para ganar popularidad y para atrare el dinero.
VANILLA : Añade al agua que usas para limpiar los pisos en el hogar para traer felicidad y buena suerte.
VERBENA : Para quitar maldiciones puestas sobre ti para la protección.
VETIVER : Supera cualquier hechizo que puedan haber echado sobre ti.
VIOLETA : Un aceite mágico muy fuerte para el amor úsalo en el agua del baño diario para traer la paz y la felicidad conyugal.
YLANG YLANG : Se utiliza para atraer la atención sobre uno y también te da valor en la búsqueda de empleo.
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deepinsideyourbeing · 17 days
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Preludio ♡
+18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu:
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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iamcxlleigh · 1 year
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𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐖𝐎𝐑𝐑𝐘, 𝐃𝐀𝐑𝐋𝐈𝐍𝐆. | 𝐯𝐢𝐭𝐨 𝐬𝐜𝐚𝐥𝐞𝐭𝐭𝐚 𝐱 𝐫𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫
𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀 𝐈𝐈
𝐬𝐢𝐭𝐮𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧 ⨟ Cuando Lizzie se casó con Vito Scaletta aún era demasiada jovencita, pero la ilusión de estar enamorada de ese apuesto y temerario italiano le gano a todo pronóstico, y termino dando el ‘Sí’ ante Díos, convirtiéndose en su esposa, felizmente marido y mujer.
Pero ser su esposa le hizo darse cuenta cuan ausente tenía que ser Scaletta por su trabajo, y el constante peligro al que se enfrentaba, prohibiéndose de vivir un mundo que aún estaba descubriendo. Y que muy joven tuvo que dejar a un lado.
Trás divorciarse, y teniendo un bebé en común, debe aprender a no preocuparse tanto por su ex esposo, pero su corazón aún late con fuerza al tenerlo de frente, y el amor de Scaletta aún no se ha terminado por ella, Siendo un choque de emociones que tarde o temprano explotará.
𝐚𝐭𝐭𝐞𝐧𝐭𝐢𝐨𝐧 ⨟ significant age difference, divorce issues, mentions of depression, vito is such a loving daddy tt.
𝐧/𝐚 ⨟ ¡antes de comenzar! Quiero volver a recalcar la gran brecha de edad entre vito y el lector, y dejar en claro que es ‘ficción’ y lo hice dado al contexto de la trama, si no te gusta eso, una disculpa y si quieres dejar de leerlo, estás en tu derecho, sin más continuen su lectura tranquilamente.
(el lector tiene un nombre predeterminado, lector (24 yr) y vito (30 yr).
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Lizzie, ese fue el apodo que el uso en ella desde el día que la conoció.
Aquella primavera de 1951 fue la temporada más importante en la vida de una joven Elizabeth de tan solo 20 años, que siendo tan joven y en parte un poco inocente e ingenua, se cruzo cara a cara con su mayor destrucción, una desdicha que que se presentó como aquello que más había imaginado en sus sueños más locos.
Ese alguien, de profundos ojos azules tales como el aterrador y profundo oceano, llegaron a su mundo para dominarlo por completo.
Aquel diablo de brillantes ojos, había capturado a ese pequeño ángel de ojos avellanas para poseerla en su totalidad, hacerla suya.
Tal vez fue esa profunda voz, ese acento italiano tan magnífico de oír, sus ojos azules o ese oscuro cabello lacio, pero cayó perdidamente enamorada de ese muchacho, que con solo sonreírle con esa sensual sonrisa, hacía sacudir su corazón sin control alguno.
Al principio nadie se lo tomó en enserio, era una niña más enamorada de un muchacho apuesto mayor que ella, ese joven italiano de cabello negro era muy solicitado por las mujeres, una chica detrás de el no era para sorprenderse.
Pero la actitud inocente de Elizabeth, la hacía parecer una niña a los ojos del mundo, y no está demás decir que ese muchacho no era uno normal, era Vito Scaletta.
Un ganster.
Elizabeth trabajaba en un café que era protegido por la Mafia, afortunadamente el dueño pagaba la protección sin retrasos cada mes, para evitar que Scaletta o sus hombros llegarán a su puerta con un arma en mano lista para ir a su cabeza.
Pero algo ahí, en su negocio le hacía a Vito querer regresar cada vez más y más, y ese algo era la más joven de sus chicas.
Muchos se lo advirtieron, sus amigas más concientes del peligro de esos tipos o la malicia de los hombres mayores, le dijeron a Elizabeth que no debía estar cerca de el, que tenía que estar lejos de hombres como Scaletta.
Querían protegerla del mal en ese mundo, que nada dañara su dulce corazón.
Pero cuando el italiano de ojos azules se presentó ante ella una tarde ofreciéndole llevarla casa, y posteriormente invitándola a cenar el fin de semana, Elizabeth no pudo creerlo.
Entre tantas mujeres más grandes, más sexys o más atrevidas, Vito la había escogido a ella.
Ahí comenzó todo, empezó a esperarla después del trabajo para salir o dejarla en casa, a darle obsequios caros y divinos, a llevarle a bailar los fines de semana siempre con un vestido o joyería nueva.
Comenzó a descubrir más allá de esos tiernos ojos avellanas, cómo esa niña bonita amaba que el la besara apasionadamente, cómo su piel se erizaba cuando le susurraba los halagos más hermosos al oído, la forma en que se ponía nerviosa cuando posaba su mano en su cintura.
La manera en como se sonrojaba cuando pasaba sus labios por su cuello, como apretaba su mano cuando estaba asustada, cómo sus ojos se iluminaban cuando estaba felíz, la manera tan delicada en que hablaba y como sus palabras siempre tenían un toque puro en ellas.
Había caído rendido ante los encantos de ese ángel y no había marcha atrás, completamente de rodillas ante su bella Lizzie.
La relación entre ambos seguía aún trás la insistencia de sus amigas en dejarlo, Simplemente Elizabeth no daba su brazo a torcer, estaba completamente hechizada por Vito Scaletta.
Y otros cercanos a Scaletta, creían que ella era hermosa pero demasiado inocente para su gusto, creían sin dudarlo que Vito con el paso del tiempo y más con su estilo de vida.
Terminaría destruyendo todo en ella, despojándola de su dulzura e ingenuidad, marchitndo a esa bella flor.
Pese a todos los pronósticos, llegó el invierno del 51’, específicamente a mediados de diciembre, cuando Vito y Lizzie se tomaron de las manos y así como estaban.
Firmaron un acta de matrimonio.
Su boda fue un completo secreto, teniendo de único testigo al los presentes en el registro civil a quien Scaletta les había pagado muy bien para proteger esa acta matrimonial y la extrema privacidad del asunto.
Salieron del registro civil siendo marido y mujer, ya no era más la pequeña Lizzie. Ahora era la señora Elizabeth Scaletta.
Su rápido matrimonio era parte del plan de Vito para protegerla, su organización había comenzado a crecer y con eso vendrían más enemigos a sus espaldas, Empire Bay estaba pasando por una temporada violenta y difícil para las familias, y la única manera de proteger a su chica era dándole su apellido.
Que todos sepan que nadie podía joder a su esposa, a la señora Scaletta.
Los primeros meses fueron buenos, poco a poco sus socios se enteraron de la noticia, comenzado a ver a Lizzie con más respeto para no molestar a Vito, sus amigos más cercanos lo felicitaron, Joe fue quien más se dedicó a conocer mejor a la esposa de su mejor amigo.
Paseaba de la mano de su esposo, sintiendose completamente felíz y amada, cada día el italiano se aseguraba de conquistarla más y demostrarle su amor, llevándolos a ambos a una buena casa, un buen auto, y muchas comodidades refinadas y hermosas.
Pero con el buen tiempo, llegaron algunas consecuencias de dicho pronóstico, aún se veía con sus amigas, pero con el tiempo se vió obligada a verlas menos por temas de su seguridad, sus visitas se volvieron nulas a inexistentes.
Vito le insistía en quedarse cada vez más en casa, cohibiéndose de salir a pasear, trabajar o visitar a sus seres queridos, pasaba largos días dando vueltas en su sitio, quedándose con la idea de que su amado llegará por las noches para hacerle compañía, era lo único que tenía.
Pero su esposo comenzó a hacerse más ausente, estando fuera de casa por mucho tiempo, llegando a aparecerse en su hogar en la madrugada cuando ya Lizzie dormía triste de no verlo llegar por las noches.
Esto comenzó a destruirla poco a poco, matando todo su brillo interior y marchitando a esa rosa, lloraba tanto, se encerraba en la habitación sin ánimos de comer o tomar el sol, se había vuelto retraída y callada, las pocas veces que su esposo llegaba temprano, no estaba tan felíz como debería.
Dormía en sus brazos sujetándolo con fuerza, esperando ser lo suficientemente fuerte para no dejarlo ir a la mañana siguiente, para que estuviera con ella y entendiera su dolor por el abandonó y la restricción del mundo. Pero Vito no logro entender esas súplicas silenciosas.
Lizzie Collins como la conocieron muchos, había desaparecido completamente.
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VERANO 1954.
It's been a long time, long time.
Las trompetas del maravilloso tema de Harry James llenaban las paredes de una pequeña pero acogedora casa, en un barrio tan sano como donde estaba ubicada, era normal el ruido de los niños jugar en la calle, ver a las señoras mayores sentadas en los frentes de sus casas o paseando en la acera.
Para Elizabeth, esos ruidos matutinos eran la mayor comodidad.
Caminó por su casa resonando el sonido de sus tacones por el suelo, subió al segundo piso con un objeto en la mano, tibio y recién hecho, camino a una habitación amigable a la vista sonriendo tiernamente.
Encontrando a su pequeña bebé jugar en su cuna con algunos juguetes, al verla la bebé sentada en sus cobijas, sonrió agitando sus manitos.
Su adorada Constanzia.
Cargo a su pequeña de dos años hablándole dulcemente mientras le daba su biberón, aún el leve sonido del tocadiscos desde la sala la seguía mientras se sentó en la mecedoras a darle su leche caliente a su hija.
Los ojos azules de la bebé recorrían varias partes de la habitación tomando con sus pequeñas manos los dedos de su mamá al rededor del biberón, ansiosa de querer estar sentada, para mirar y tocar todo.
Ya cuando los bebés están en esa edad, era imposible hacer que sus impulsos de explotar no salieran a flote.
Lo siguiente tras terminar con su biberón, fue estar en su coche de bebé mirando a la calle aún lado de su mamá, mientras tomaba una calida taza de té con sabor a frutos rojos.
Las niñas en la calle miraron a la pequeña bebé con su vestido y zapatos blancos, y los brillantes aretes de oro que portaba, inmediatamente se acercaron a la jóven madre para saludarla.
— Buenos días, Señorita Collins — Saludaron las niñas sonríentes llegando al frente de la casa de Elizabeth, está elevó la mirada y les sonrió.
— Buenos días, Niñas — Respondió Collins sonriente que ya conocía a las dos niñas, eran una vecinitas que les gustaba saludar y jugar con su pequeña hija.
— ¿Podemos estar un rato con usted?
— ¡Sí! Para jugar con Constanzia, por favor — Eran unas niñas muy tiernas, jugando a las princesas con Constanzia, bailando a su alrededor o simplemente contándoles si día.
Su pequeña hija muy apenas balbuceaba sin la posibilidad de hablar o entender sus conversaciones, pero a ellas no parecía importarles.
— Por supuesto, un rato estará bien — Contestó la jóven mirando a las niñas, que rápidamente tomaron asiento junto al coche de la bebé jugando con sus manitos.
Dejando un segundo a la bebé con la niñas, camino a su buzón y tomó el periódico matutino mirando las noticias del día, la primera plana llamó mucho su atención:
« Redada policial termina en la captura de miembros del crimen organizado. »
Observó la noticia mirando con angustia la imagen adjunta, mostrando a varios hombres de trajes caros y miradas feroces siendo arrestados por varios oficiales a sus espaldas, la noticia hablaba sobre los sientos de cargos que estos hombres tenían encima.
Apretó el periódico entre sus manos y lo pegó a su pecho suspirando, esa sensación horrible se apoderó de su corazón rememorando la noticia, esa horrible sensación que había desarrollado años atrás. Esa angustia por alguien.
Ese alguien que siempre tuvo su corazón colgando de sus manos, al igual que sus nervios de punta constantemente, aún después de varios años de no estar a su lado.
Miró a su hija junto a las niñas, cómo está reía agitando sus pequeñas manos, esa sonrisa, esos ojos azules... No podía evitar vivir asustada de que esa sonrisa se apagará para siempre.
O que el causante de la mayoría de sus alegrías desapareciera de su vida a tan corta edad, perder a su padre.
— Cuídate mucho... Por favor — Susurro para sí misma caminando de regreso al lugar dónde estaba, tirando el periódico lejos de su vista.
Intentando quitar esos pensamientos de su mente.
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« ¡Vito! ¡Mi niño! ¡Has vuelto! »
El eco de sus palabras resonó en su mente, recordando con lujo de detalle el aire de felicidad que desbordó la voz de su madre al verlo ante ella cuando regreso a casa.
Han pasado tantos años desde la última vez que escucho su voz y aún seguía extrañándola.
« Te damos gracias Señor por los alimentos que vamos a recibir, danos salud para ganarlos, paz disfrutarlos y amor para compartirlos. »
Con los ojos cerrados, intento visualizar a su madre felíz y llena de vida, cómo el desearía recordarla constantemente, alejada de esa vida de miseria que tuvo que vivir hasta su muerte.
« Por Cristo nuestro señor, Amén. »
Abrió los ojos escuchando el ruido de las aves cercanas, que volaban por sobre el cementerio dejando atrás las sientas de lápidas, tristes y grises.
Miró por última vez el lugar de descanso de su madre y las rojas flores que el había comprado para ella, antes de darse medía vuelta y regresar por el viejo camino a la salida, subió a su caro auto mirando un segundo por el retrovisor por precaución.
Vito Scaletta, era alguien grande y de mucho poder, pero el poder o esas reglas de la mafia jamás le habían importado, desde un principio solo quiso ganar más dinero, darle una mejor vida a su madre y hermana.
Pero ahora, solo velaba por su propia familia, esa pequeña familia que había formado trás perder a lo único que le importaba en la vida, esa familia que le había dado un nuevo propósito de hacer lo imposible.
Ya no era un don nadie y en todos los rincones de Empire Bay lo sabían.
Familia, que temió perder tal y como ocurrió años atrás.
En el bolsillo de su elegante traje, saco una cajita de terciopelo azul, pequeña pero de apariencia costosa. Mirándola un segundo antes de volver a guardarla y tomar con más fuerza el volante de su auto con la mano izquierda.
Los rayos del sol reflejaron con intensidad un anillo brillante y dorado en su dedo anular en aquella mano sujeta al volante, detalle facil de pasar desapercibido en Scaletta si no eres muy observador.
Condujo por hasta un tranquilo vecindario mirando con atención a los niños jugando con sus bicicletas, señoras regando sus flores, hombres lavando sus autos, encontrando el sitio bastante en calma como lo era generalmente.
Se acercó a una de esas pequeñas casas hasta detenerse, suspiro bajando del auto mientras acomodaba su traje con la confianza de que se veía presentable.
Miró con cuidado esa casa antes de acercarse, observando a unas pequeñas hablando con la joven que vive ahí, la cual cargaba a una pequeña bebé, a su hija.
La muchacha se giro entre risas observando la calle, su sonrisa se borró al verlo ahí parado, viéndose sorprendida mientras Scaletta se acercaba jugando con las llaves de su auto.
El italiano se detuvo en el primer escalón enfrente de la casa posando su mano en la barandilla, mirando a la madre de su hija esperando a que está le diera permiso de seguir.
Pero está simplemente estaba en silencio intentando controlar sus nervios.
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El jóven de cabello negro sonrió mientras alzaba a su bebé en sus manos, que reía a carcajadas a más su padre la elevaba más arriba, la risa de un bebé definitivamente es una de las cosas más únicas y dulces de escuchar.
En las orejas de Constanzia, habían unos brillantes aretes nuevos, eran unos pequeños redondos de bordes dorados con un diamante en el medio cara uno, espectaculares a la vista.
Elizabeth los veía a ambos que estaban en el sofá al costado de ella, estaba tensa en su sitio, algo nerviosa de tener al padre de su hija ahí, no lo mal entiendan. Aún después de su divorcio de llevaron relativamente bien por el bien de su hija, ella no deseaba apartar a Constanzia de su padre, y Vito tampoco la dejaría.
— Son hermosos, Vito — Expresó la joven agarrando la cajita de terciopelo azul en dónde venían los aretes para guardarla.
— Todo para mí pequeña — Respondió dejando a su bebé en su regazo tomándola con cuidado, ya que la niña se movía y balbuceaba, cosas de bebé.
Al escuchar su respuesta, la jóven Collins río levemente mirando sus manos, pensando que mejor padre como Vito jamás había conocido.
Scaletta no pudo asomar una sonrisa escuchando la risita de la jóven ante el, por un segundo rememoró en su mente las risas de Elizabeth en el pasado, recordando que hace tanto no la escuchaba reír abiertamente.
Se dió cuenta que de verdad echaba de menos escuchar sus risas.
— Quieres... ¿Quieres beber algo? Hice jugo de naranja ayer — Hablo para romper el frío silencio.
— Claro, estaría bien — Asintió mirándola.
Mientras servía el jugo en un vaso de vidrio, observó a través de la ventana de la cocina unos segundos escuchando como unos neumáticos derrapaban lejanamente, como si ese auto estuviera corriendo a todo lo que da.
Regreso a la sala pensando en lo que vió hoy en los periódicos, dudando si preguntar si Scaletta conocía a esas personas involucradas, tenía escalofríos de preguntar y escuchar un nombre familiar.
Aunque lo más probable es que el no le diga nada al respecto.
— Me imagino que viste lo que sucedió está madrugada — Dijo dándole el vaso a Vito — La redada contra miembros de la Mafia.
— Sí, lo ví — Respondió después de beber un trago del jugo — Están acabados.
— ¿Acabados? ¿Qué clase de negocios tenían?
— Eso no es relevante ¿Okay, Lizzie? — Expresó desviando el tema notando el tono nervioso de la jóven.
— Claro que lo es, cometieron un error y la policía los detuvo, o hubo un soplon entre ellos.
— Es lo más probable, pero no tienes que preocuparte por ellos. No tienes que pensar en eso.
— Tengo que pensar por ti — Le dijo poniendo sus ojos grandes y mirada severa a Vito — Tengo miedo de que eso te ocurra a ti ¿Qué pasaría si sucede?
— No va a pasar — Espetó Vito con seguridad frunciendo el ceño, su tono serio intimido a Elizabeth que permaneció en silencio unos segundos mirándolo con atención.
— ¿Quién te garantiza eso?
— Yo lo hago — Respondió rápidamente, totalmente seguro de sus palabras, Scaletta era peligroso e inteligente, siendo casi intocable.
Pero el mundo da demasiadas vueltas por desgracia.
El italiano dió otro trago de su jugo tomándolo por completo, la joven enfoco su mirada en la mano que sostenía el vaso viendo un anillo ahí, su anillo de matrimonio.
Perdió el aliento viendo la imágen de sus manos en su mente, específicamente el anillo en su mano izquierda.
— ¿Por qué aún lo usas? — Pregunto bajando la mirada, el mayor lo pensó unos segundos antes de contestar.
— Es importante para mí — Respondió sin vacilación tomando la mano de la bebé, que jugaba con sus grandes manos.
Se sintió conmovida, tanto así que un cosquilleo apareció en su vientre, esa misma sensación que sentía al verlo acercarse a ella, al verlo tan cariñoso con su hija, al verlo reír y verse preocupado por ambas.
Se sentía aún como alguien aún infinitamente importante para Vito, pero al recordar que era la madre de su hija, pensó que solo se mostraba así por eso.
Es muy probable que no veía las señales enfrente de ella.
En el momento que Vito dejo de cargar a su hija para irse, está comenzó a llorar en los brazos de su madre extrañando los brazos de su padre, aún con el mayor pesar del mundo tuvo que irse escuchando su llanto.
Irse dejando a Elizabeth con el corazón en sus manos.
Al verlo subir a su auto y partir de su hogar, sintió un enorme vacío en su pecho y la garganta obstruida, intento consolar a la pequeña llevándola a su habitación paga que jugará, hablándole lo más dulce que pudo.
Pero sentía que le costaba hablar e incluso hasta ella tenía ganas de soltar algunas lágrimas.
Más tarde busco entre sus gavetas un pequeño objeto que creía que jamás volvería a ver, en una cajita empolvada yacía esa pieza cara, brillante y hermosa.
Miró el anillo con nostalgia recordando la felicidad pero posterior tristeza que le trajo la decisión de usarlo, las calles ya no eran tan peligrosas como antes y al no estar atada a nada, podía disfrutar de la libertad que perdió tan joven.
Pero en el fondo, extrañaba usarlo y presumir felizmente al increíble hombre que tenía de su mano, hombre que ya no estaba a su lado pero seguía usando ese sagrado anillo.
Lo dejo en su peinadora para no volver a sepultarlo entre sus cosas, juntando sus manos rezando que todo siga bien, y que lo sucedido hoy con esos mafiosos no se viera en mucho tiempo.
Y menos cerca de sus conocidos, de su familia.
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varios días después.
Siendo casi media noche, muchos negocios y lugares nocturnos en Empire Bay seguían abiertos tales cómo restaurantes elegantes, teatros, burdeles, bares, etc.
El flamante negocio de Scaletta estaba en ese montón, siendo un club nocturno destacado y en teoría “totalmente legal”. Para un hombre como el no se podía esperar menos.
Era un sitio distinguido que dejaba sus negociaciones a puertas cerradas, pero que ante el publicó general era un sitio dónde se reunían varios tipos de hombres y mujeres a beber y buscar diversión.
No era su único negocio, pero si uno de los más rentables y conocidos.
Estaba en su oficina consumido por el insomnio mientras fumaba un cigarro mirando el techo, algo incómodo en su silla pero era mejor que ir a casa a estar exactamente igual, pero en peor soledad y silencio.
Tocaron su puerta llamando su atención.
Se dirigió al club con uno de sus hombres a un lado comentándole un problema que estaba sucediendo, al parecer había alguien que estaba hablando de más.
Encontró al susodicho invitado en la barra con un vaso en la mano, un traje de sastre y zapatos lustrados, teniendo un arma en su saco oscuro.
Scaletta ya había visto alguna vez conocía, entré las familias tendían a conocer los rostros más destacados o desconocidos de las mismas, pero no a ser exactamente buenos amigos si había alguna disputa de por medio. Y según el, no tenía problemas con nadie.
Este hombre se veía algo desaliñado en su postura y hablaba incoherencias, los hombres bajo Scaletta estaban preocupados ya que había hablado muy fuerte con cosas respecto a los negocios que solo ellos tenían conocimiento.
No sabían quien era el ¿Por qué decía todo eso? Si seguía así, los metería en problemas, teniendo en cuenta que algún político u otro mafioso estuviese en el club.
Con la mayor paciencia posible, Vito se acercó y estrecho su mano viéndose cómo un buen anfitrión, le invito a contarle de dónde había escuchado esas cosas aprovechando su estado alcohólico.
No le daba las respuestas que quería, solo vacilaba y balbuceaba hasta sacar su arma y apuntar directamente a Vito hablando con más fuerza, llegando a hacer mención de su matrimonio fallido y su hija con un extraño sinismo.
Se escucharon varios tiros por todo el club, hombres y mujeres se asustaron salieron de ahí despavoridos, mientras que los hombres de Scaletta que estaban lejos del bar corrieron a la ayuda de su jefe, temiendo que este haya recibido alguna bala.
Pero por el contrario, su jefe estaba en una pieza con su pistola en mano y algunas manchas de sangre en la cara, y el parlanchín en el suelo derramado sangre convirtiéndolo en un charco bajo su cabeza.
Ese azúl brillante de sus ojos se veía opaco y apagado, con una mirada terrorífica a la nada. Este mundo no te permitía ser totalmente bueno nunca.
Se dió la vuelta en silencio sin molestarse en dar la orden obvia de limpiar el desastre, esto le causaría problemas y estaba seguro, se pasó la mano por la cara molesto de estar lleno de sangre.
Siendo está mano la izquierda, observó cómo su anillo se ensució un poco en contraste con su mano y cara verdaderamente manchadas de esta sustancia roja.
Suspiró con el ceño fruncido yendo a limpiarse la cara y las manos, en el baño paso su cara por el agua fría del chorro, pasando sus manos mojadas por su cabello peinándolo hacia atrás, sus mechones negros desprendían gotas de agua que pasaban por su cuello y frente que caían en el lava manos mientras veía su reflejo en el espejo.
La angustia vivía dentro de su cuerpo como una llama ardiente e insaciable que constantemente quemaba su pecho, siempre trataba de mantenerse al margen de las situaciones aprendiendo del pasado para no dañar su futuro.
Ya había destruido muchas cosas y alejado a muchas personas, no podía seguir cometiendo esos errores. No ahora que lo unico que de verdad le importaba dependían de el y lo necesitaban con vida.
Pensó en Constanzia, y pensó mucho en Elizabeth, demasiado como hace tanto no lo hacia y vio el reflejo del pasado nuevamente rondar por su mente, en esa jovencita dulce y llena de sueños por delante.
jovencita que el habia destruido.
La dejo irse años atrás, pensando que era lo correcto ¿De verdad lo fue? ¿Fue lo mejor que pudo hacer? Siempre se cuestionaria su propia decisión.
Soñaba con el día en que se armaría de valor y le diría todas las cosas que tenia adentro a Elizabeth, quería hacerle saber que deseaba tenerla de su mano otra vez y criar juntos a su hija, quería estar siempre con ella para verla crecer.
Ser un mejor padre, Un mejor esposo.
Suspiro pensando demasiado, si de verdad quería cumplir todas esas promesas debía, tenía que realmente deshacerse de sus propios problemas y no enredar a su familia en nada de esta mala vida.
Ser tan injusto como lo habían sido con el, Hacerles pagar a todos.
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« Múltiples disparos se oyeron en las calles centrales la noche de antier en Empire Bay, Se rumoreaba que habían provenido de un club nocturno de un importante hombre de sociedad. »
Levaba horas llamando ¡Días! y no pudo comunicarse con Vito. Estaba realmente preocupada.
Desde que supo lo del suceso del club, supo inmediatamente que era el suyo y llamo varias veces a su oficina, a su casa, pero no recibía respuesta, Intento estar tranquila y confiar en la palabras que Scaletta siempre le repetía, No te preocupes.
Llegada la noche de hoy, ya estaba completamente angustiada y fuera de si, rezo mucho por saber en donde estaba el padre de su hija, donde estaba el hombre que tanto quería.
Si estaba bien y en libertad.
Llevo a dormir a Constanzia antes de bajar a la cocina y tomar un poco de té de limón, pensando fuertemente en el paradero de Vito y su salud, ni siquiera había buscado su pijama en el momento que se hicieron las diez y media de la noche, ya con su taza de té vacía y fría de tenerla en la mesa.
Estaba lavando el delicado objeto en lo que escucho que tocaban la puerta de su casa, Miro la puerta unos segundos antes de caminar con cuidado extrañada de que alguien este a estas horas en su puerta, siendo cuidadosa de hacer ruido se asomo por la mirilla observando al exterior.
Al ver quien era, solto un suspiro que tenia reprimido quitando todos los seguros de la puerta.
— ¡Vito! Dios mio — Expreso mirándolo con ojos de cachorro, inmediatamente se abalanzó a su cuerpo rodeando su cuello con sus brazos con fuerza, sintió una gran sensación de alivio verlo ante ella en una pieza.
Scaletta paso una de sus manos por la espalda de la jóven comprensivo, entendiendo que ella estuvo genuinamente preocupada por el, se sentía bien ser abrazado por Elizabeth después de tanto tiempo.
— Me tenías preocupada Vito, desde hace dos días estoy intentando hablar contigo — Hablo rápidamente mirándolo con toques de nerviosismo, lo jaló del brazo cerrando la puerta con sus respectivos seguros nuevamente.
— Se porque estabas preocupada, pero no tenías que estarlo. No pasó nada — Respondió posando sus manos en su cintura, se veía transpirado con el sudor corriendo por su frente, sin el saco de su traje y los primeros botones de su camisa sueltos.
Elizabeth al escuchar eso miró al mayor pasando de angustia a molestia.
— ¿Qué no pasó nada? ¡Te estás escuchando! — Hablo con firmeza alzando la voz — ¡Hubieron disparos en tu condenado club hace dos noches! Temí por ti y solo me dices que no pasó nada ¡Por favor, Vito! Estoy cansada de escuchar eso.
— ¿Qué es lo que quieres oír? — Hablo Scaletta levantando levemente su voz sin llegar al tono de la joven.
— ¡La verdad! — Le confesó abriendo sus ojos de forma amenazante — Siempre te he pedido la verdad, que confíes en mí y me lo cuentes todo ¡Ya no soy una niña! Ya no esa niña estúpida con la que te casaste.
— Si lo eres Elizabeth, sigas siendo la misma chica terca que no me escucha — Afirmó Scaletta pasando su mano por su cabello — Te lo repetí hasta el cansancio, hasta el día que nos separamos. No voy a hablarte de esa parte de mí vida, no quiero que salgas perjudicada.
La jóven se cruzo de brazos y se dió medía vuelta evitando la mirada de Vito, molesta por escuchar esas palabras otra vez, palabras que conocía de memoria.
— Esa falta de comunicación nunca me daño físicamente, pero daño mi mente, mis emociones ¡A nuestro matrimonio!
— Nos casamos jóvenes, Elizabeth. Aún eras demasiado joven para entender lo que lleva estar en mis zapatos, y sigues sin entenderlo.
— ¿Cómo lo haré si no me lo explicas?
— Sabes perfectamente lo que estar en esta vida, pero no tienes que saber los detalles sobre eso. No puedo destruirte así.
— Tu y yo ya estamos destruidos, Vito — Respondió la jóven bajando la mirada, negando levemente.
Scaletta suspiro cerrando los ojos algunos segundos intentando buscar un poco de calma, en cambio Collins camino un poco al rededor de la sala evitando en todo lo posible llorar.
— Eras una niña, Lizzie — Hablo el italiano usando su apodó en ella, con una voz suave y más calmada — Te saque de tu hogar, de tu mundo y te arrastre al mío sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, creía que era lo correcto. Pero me equivoqué y solo conseguí que te fueras.
La jóven lo observó comprensiva sin dejar de estar de brazos cruzado, solo algo perpleja de sus palabras.
— No te permití seguir descubriendo el mundo, te obligue a correr cuando solo dabas tus primeros pasos. Y no tomé tu mano al tropezar.
— No te permití hacerlo — Confesó Elizabeth tomando la palabra.
— Lo se — Contestó Vito pasando una mano por su rostro — Pero de lo único que no me arrepiento... Fue casarme contigo.
La mano en su rostro resultó ser la izquierda, dejando claramente a la vista su anillo, anillo que desde el día que lo uso por primera vez, jamás se quitó.
Las últimas palabras de Scaletta tocaron el corazón de Lizzie, ambos se observaban sin moverse o decir nada.
Vito sintió que a pesar de sus sentimientos, hablo demasiado y tal vez Elizabeth no quiera tenerlo nunca en su vida en ese sentido que el desearía, sintiendose herido y con el peso encima de dejar escapar a la madre de su hija.
Suspiró viendo como la joven se apresuró a las escaleras subiendo al segundo piso, dejándolo solo abajo.
Bajo la mirada a sus zapatos maldiciendo para sí mismo con gran impotencia, escucho nuevamente el sonido de las zapatillas de la jóven, está vez lentamente por las escaleras.
— Vito... — Llamo tímidamente con una mano en la espalda y otra en la barandilla, al momento que alzó su mirada para verla vió su mano salir de detrás de su espalda.
Observó abriendo sus ojos con sorpresa, cómo en la palma de su mano reposaba su anillo de matrimonio, aún seguía tan brillante y hermoso como en el día que el mismo lo escogió.
— Yo tampoco me arrepiento — Confesó sintiendo cosquilleos en su estómago, cómo muestra de sus palabras. Tomo el anillo y lo colocó en su dedo anular sin ninguna complicación.
Miró a Vito agarrando sus mismas manos esperando alguna reacción de su parte, con ojos temerarios observo como se fue acercando lentamente hasta el primer escalón de las escaleras.
Solo colocó su pie ahí poniendo su mano en la barandilla, parecida a la forma que hacía al venir a ver a Constanzia, esperando el permiso de Lizzie. La jóven solo termino de bajar los escalones restantes siendo recibida por los brazos del mayor en un fuerte abrazo.
La elevó unos segundos en sus brazos dejándolos a ambos en el suelo apartados de las escaleras, la abrazo con tanta fuerza pero con la mayor delicadeza y añoramiento posible. La jóven solo podía reposar su cabeza en su hombro cerrando sus ojos disfrutando el mágico momento.
— Debes aprender a no preocuparte tanto — Le susurro Scaletta contra su cabello, que desprendía un dulce olor a frutilla.
— No puedo — Le respondió fragilmente la jóven derretida en sus brazos — Nunca pude hacerlo.
Se separó de ella tomando su rostro entre sus manos, alzando levemente su mirada para que lo observara directamente.
— Aprenderás a hacerlo — Dijo poniendo un mechón de su peló detrás de su oreja, por los nervios Elizabeth solo pudo mostrar una media sonrisa, tierna a los ojos del mayor.
En este momento, tenía tantas ganas de besarla como nunca antes, extrañando ese sabor de sus labios y estaba desesperado de probarlo otra vez, se acercó poco a poco a su rostro, sintiendo como Lizzie estaba pensando lo mismo que el.
Estando tan cerca, Escucho unos leves llantos provenientes del piso de arriba.
La jóven volvió al mundo real al escucharlos, completamente sin aliento y decepcionada de que el momento se haya interrumpido, estaba tan ilusionada como una adolescente por besarlo.
Quitándose las manos de Vito de su rostro con pesar, se dió la vuelta subiendo las escaleras a la habitación de su hija, sintió a sus espaldas como el la siguió de cerca.
Entró a la habitación yendo inmediatamente a la cuna donde lloraba la bebé, cargándola al instante susurrándole que todo estaba bien mientras la mecía en sus brazos.
— Es casi media noche, siempre se despierta a está hora — Le explicó a Vito intentando calmarla, pero solo lloraba y se removía inquieta en sus brazos.
— Quiero hacerlo — Hablo el mayor mirando a Constanzia llorar, no quería que ella llorara más, le partía el alma escucharla.
Dudosa, le extendió la bebé a Vito que la tomo con firmeza y seguridad, viéndose completamente seguro de lo que hacía, los observó a ambos nerviosa de que Constanzia no cooperará.
Al sentir el calor familiar de los brazos de su padre, la bebé se calmó un poco mirando a Vito con sus grandes ojos azules, con su pequeña nariz y mejillas rojas de tanto llorar. Pero aún se removía y un ceño fruncido destacaba en su rostro.
— ¿Por qué estas molesta, mi pequeña? — Le pregunto su padre mirando esas cejas fruncidas, meciendola lentamente en sus brazo.
— Tiene muchas cosas en la cabeza — Hablo en un susurro la jóven recostando su cabeza en el brazo de Scaletta, pegando su mejilla a la tela de su camisa.
— ¿De verdad? Una niña tan terca como su mamá. Cómo lo era su abuela — Respondió sonriendo levemente, hablándole a su bebé con paciencia, que había comenzado a cerrar sus ojos poco a poco — No te preocupes, Cariño. No lo hagas más.
Elizabeth observó por algunos segundos a Vito antes de volver a reposar su mejilla de su brazo mirando a su hija quedarse dormida, escuchar como el le decía eso a su pequeña le estrujaba el corazón.
Pero sinceramente, el le había dicho que ella tenía que aprender a no preocuparse tanto por el, pero incluso el tenía que aprender otras cosas, Vito estaba completamente dispuesta a aprender como llevar mejor las cosas, cómo cuidarlas a ambas mejor y dejarlas ir nunca más.
Tenían que aprender a caminar una vez más, está vez juntos sin soltarse de la mano.
— 𝐭𝐡𝐞 𝐞𝐧𝐝 —
‹ 07. 04. 2023 ›
credits for : @iamcxlleigh
¡hola gente! felíz viernes santo a todos y espero estés pasando bien sus vacaciones de semana santa (si lo celebran). ♡
espero les haya gustado mucho el relato de hoy, cómo siempre para mí fue un gusto escribirlo con todo el cariño:) Acepto pedidos por si están interesados !!
Si quieren leer más de la saga mafia, aquí les dejo el link de mi lista maestra ↓
calleigh angelo ──── ‘lista maestra’
Lamento cualquier tipo de error gramático u ortográfico.
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chiquititamia · 1 month
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Make you feel better, parte 2
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Holaaaa, aquí les traigo la segunda parte de mi último fic, espero que les encante y me comenten qué cosas le gustan y qué cosas puedo mejorar. Gracias por leer!💕
+18
❤️‍🔥Por fin sucede
💞Enzo x fem!reader
⚠️Warnings: sexo menstrual, sexo sin protección, sexo oral, algo romántico también.
Make you feel better, pt.2
Tratabas de dominar tu respiración, los nervios te la estaban alborotando. Enzo estaba encima de ti, mirándote con esos ojos oscuros y profundos, su pelo negro enmarcándole el rostro.
-Tranquila, chiquita…
Soltaste una pequeña risa para intentar hacerle caso y darle a entender que deseabas esto tanto como él.
-Está bien si te toco? – preguntó con esa voz suya que era como chocolate negro derritiéndose y cayendo sobre tu piel. Asentiste sin quitarle la mirada de encima, pero, cuando su mano rozó tu cuello y fue bajando con la punta de los dedos hacia tus pechos, tuviste que cerrar los ojos. Su otro brazo le sostenía, apoyándose junto a tu cabeza y acariciando tu mejilla para intentar, de una vez, que estuvieses tranquila.
-Cómo no me llevás sujetador, nena? - provocó con media sonrisa de diablo.
-Me dolía…
-Ah, te dolía…-sonaba a falso reproche, a que te iba a enseñar porqué eso era una temeridad y estaba mal. Procedió a serpentear su mano por debajo de la vieja camiseta hasta llegar a tu pecho, el cual abarcó sin esfuerzo. Masajeó como si fuera un experto y lo tuviese todo bajo control, sin embargo, aunque lo ocultase mejor que tú, él también estaba nervioso, y sobre todo embelesado por lo que estaba pasando. Mientras pasaba el pulgar por encima de tu pezón, con cuidado de no hacerte daño, notabas como exhalaba su aliento caliente como fuego en tu cuello, indicativo que se estaba quemando por dentro tanto como tú. No era lo único, naturalmente, también podías sentir su erección, imposiblemente firme contra tu muslo, la cual hundió un poco más para su propio alivio y para hacerte saber cómo te deseaba. Eso provocó que gimieras en su oído.
Antes de que te dieras cuenta, Enzo se había desecho de tus shorts.
Un pensamiento cruzó tu mente como un rayo, ¿estarías sangrando? Aunque las molestias y el dolor habían comenzado, el sangrado no lo había hecho, según tus cálculos, lo más probable es que empezara mañana o esta noche, pero eras consciente de que no era una ciencia exacta. No podías aceptar la idea de que quizá manchases a Enzo, te morirías de la vergüenza y desearías que te tragase la tierra. Cuando éste deslizó tu ropa interior lentamente por tus piernas lograste echar un vistazo y comprobaste que no había restos de sangre, pero sí de toda tu excitación, lo cual él se tomó como un halago no verbal.
-Sigues teniendo cara de preocupada, chiquita… - dijo con una voz que te sonó aún más grave, pero como si casualmente no estuviera acariciando tu monte de venus.
-Es que no quiero mancharte, boludo-te reíste, al fin siendo tú misma con él.
-No sé con que clase de nenes has salido vos, pero a mí un poco de sangre no me asusta.
¿Es que acaso estaba dentro de tu cabeza para saber exactamente qué decir para prenderte aún más?
Tanteó con la punta de los dedos tu entrada, y la humedad que él había provocado en ti se adhería a su piel, pequeños hilos transparentes adornando sus dígitos. Poco a poco se introdujo en ti haciendo que te estremecieras y arquearas la espalda. Él resopló y te miró frunciendo el ceño.
-Ufff… qué apretada que estás, nena…-acercó su boca a tu oído provocando un nuevo vuelco en tu corazón- ¿Así me vas a apretar la pija?
Dios. DIOS. Un gemido que fue casi un grito escapó de tu garganta sin que tú pudieras (o quisieras) hacer nada por evitarlo. Hubieras jurado que cualquier pibe que te hablase sucio se hubiera ido de tu casa con una patada en el culo, pero joder, cómo te había prendido que Enzo dijera eso. De hecho, como si tu cuerpo quisiera darle la razón, tu interior se contrajo alrededor de sus dedos, provocando una risita maliciosa en él. Los movía con habilidad, dibujando el típico gesto de “ven aquí”, encontrando y masajeando un punto muy sensible de tu centro.
-Enzo…-gimoteaste.
- ¿Qué, nena? - contestó con la respiración agitada, notando, desde hace un rato como su líquido preseminal estaba formando una mancha húmeda en sus bóxers negros, su erección, pulsando dolorosamente.
Querías contestar, pero el placer te nublaba la capacidad de hablar, solo podías gemir y agarrarte con fuerza a su espalda, reparando en lo firme que era, y lo pequeña que parecías debajo de él. Le miraste a los ojos suplicante, queriendo comunicar tus deseos sólo con tu mirada.
-Ya sé, ya sé... – se apiadó él. Se apartó de ti con cuidado de retirar sus dígitos suavemente para no herirte. El vacío que dejaron te molestó intensamente, pero sabías que simplemente el aperitivo había terminado: ahora venía el plato fuerte.  Arrodillándose en tu cama comenzó a desabrocharse el cinturón. Iluminado solamente por tus tenues luces azules y la pantalla de tu televisión, la figura de Enzo era escultural: su cabello largo y oscuro, su torso definido y bronceado. Incluso el vello de sus axilas te pareció intensamente atractivo cuando alzó los brazos para sacarse la camiseta. Su aroma, su aroma parecía tener temperatura, emanaba calor, y un olor riquísimo a madera y café, a hombre.
Se bajó un poco el pantalón vaquero, y, aunque su intención era levantarse para desprenderse de él por completo, un instinto súbito tuyo se lo impidió. Te incorporaste y gateaste hasta que tu rostro quedó a la altura de su cintura. Acariciaste la tela de su bóxer, notando su dureza, cómo su anatomía estaba provocando que la prenda estuviese tirante. Cuando Enzo procesó lo que estabas a punto de hacer suspiró. Su caballerosidad no quería dejarte continuar, esta noche se trataba de ti, pero ¿cómo te iba a decir que no? Tu boquita debía sentirse como el cielo en la Tierra.
Apenas te tomaste un momento para admirar cómo su miembro se erguía ante ti, inflamado, expectante de tu atención. Lo tomaste con delicadeza en tu mano derecha e hiciste que entrase en tu boca, tus labios haciendo de cálida bienvenida para él, tratando de relajar la lengua para que pudieras acomodar su tamaño más fácilmente.
-Ay, sí…- gimió con voz ronca.
Sonreíste para ti misma, no era algo de lo que pudieras alardear en cualquier conversación, pero sabías que era algo que se te daba muy bien hacer.
Continuaste el movimiento de vaivén, utilizando tu saliva como lubricante, provocando una serie de sonidos que Enzo juraba que le iban a volver loco. Tenía su mano en tu mentón, sin sujetarlo, pero marcando la posición. Notaba como tu boca se llenaba y nunca se vaciaba del todo.
Su respiración, su pulso acelerándose, la forma en la que tensaba los abdominales, eran señales de que le costaría mucho aguantar si continuabas con ese ritmo.
-Basta – sacó su pija de tu boca sin previo aviso, y tú te quedaste con la cara que se le queda a un niño cuando le quitas su juguete favorito – tumbáte – ordenó.
Te dejaste caer sobre la pila de almohadas, que se desinflaron suavemente por tu peso.
No había ya lugar para miramientos o preámbulos, tenía que cogerte ya.
Enzo volvía estar encima de ti, pero esta vez frente a frente. Se mantenía en equilibrio, además de con sus piernas entre las tuyas, con su antebrazo sosteniéndole junto a tu cabeza. Su otro brazo, sin embargo, se perdía debajo de su abdomen, no podías verlo, pero pronto notaste cual era su cometido. Su mano estaba agarrando su propio miembro, pesado, duro, para posicionarlo en tu entrada, que no podía esperar para tragárselo. Sentías su sudor en tu piel, su calor, tus pulsaciones disparadas, la humedad que compartíais. Pero todas esas sensaciones se vieron ensordecidas por la más intensa que habías sentido probablemente en tu vida:
Enzo entrando en ti
Tus ojos y tu boca se abrieron como para sustituir el sonido que eras incapaz de generar.  Tu mirada se encontró con la suya. Él también tenía una expresión obscena, os mirabais incrédulos del placer que os estabais dando el uno al otro. ¿Porqué carajo no lo habíais hecho antes?
Tras un momento de adaptación, tú a su tamaño y él a tu estrechez, las embestidas se tornaron más rápidas y casi todo lo profundas que podían ser sin hacerte daño.
Enzo pareció leer tus preocupaciones (una vez más), y de forma inconsciente, las tomó como si fueran un papelito, las arrugó y las tiró lejos de ti.
-Dios, nena… -dijo con voz grave y entrecortada- ¿te gusta? ¿te alivia un poco…?
-Muchísimo, amor- Mierda. Eso se te había escapado, por mucho que estuvierais haciendo lo que estabais haciendo no debías haberlo llamado así.
-Me alegro, mi vida – al decir esto, besó tu mejilla con calidez, decidiste que su respiración era lo único que querías en tus pulmones.
¿Era posible que te sonrojaras aún más? Sí, era posible.
Habías conseguido entrelazar las piernas a su espalda, acercando más tu cadera a su cuerpo, haciendo que las estocadas fueran todavía más profundas. El movimiento cada vez era más errático, estaba golpeando tu punto más débil, la humedad que había provocado en ti estaba con seguridad creando una gran mancha en tus sábanas, escurriéndose por tus ingles y tus glúteos. Notaste fuego dentro, en tu bajo vientre y en el fondo que Enzo estaba tocando una y otra vez con su glande hinchado. No hacía falta que dijeras nada - tampoco es que pudieras- te aferraste a él con desesperación, como si no quisieras salir volando arrastrada por una corriente de viento brutal. Por instinto te encogiste, escondiendo la cara en su pecho.
-Dale, princesa, miráme cuando te venís- tomó tu cara en su mano y te obligó a encararle.
Como todo un experto eligió un ritmo y lo mantuvo para ayudarte a concentrarte en perseguir tu clímax, mientras tanto, agarró uno de tus pechos, estimulando tu pezón, añadiendo otro foco de placer a la ecuación.
-Vamos nena, dejate ir…-continuó animándote.
Tus labios dibujaron una ‘O’ que no se cerraba más, él miraba tus ojos y después tu boca, la cual se le antojaba la frutilla más dulce que había tenido el placer de devorar. Dios, como deseaba él acabar en esa lengua rosada.
Tu interior se contrajo exponencialmente, atrapándole y, a los gritos, te viniste agarrada a él, en el orgasmo más increíble de tu vida. Si había un cielo podías afirmar que lo habías tocado.
Enzo seguía haciéndote el amor, (por que ya no se podía decir que simplemente te estaba cogiendo), pero la sobreestimulación no te estaba incomodando, querías seguir sintiendo, y de hecho seguías sintiendo muchísimo placer.
-¡Dentro, Enzo!
-Nena, no voy a aguantar…- te miró con urgencia entre gemidos roncos- d-dime…dónde…
Te miró confundido. Estabas disfrutando malévolamente de su preocupación, omitiendo el pequeño detalle de que estabas en la píldora.
-¿Tomás la pastilla? -casi gruñó por el esfuerzo de aguantar su eyaculación.
Asentiste con sonrisa de diabla, divertida.
-¿Te lleno? ¿querés que te llene…? - su respiración cada vez más agitada, su voz, rota.   
En respuesta gemiste aún más alto, encontrando un momento para lamer su cuello, salado por el sudor, y terminar de volverle loco.
Un último quejido salió de su pecho y le obligó a cerrar los ojos con fuerza. Estaba derramándose por completo en tu interior. Jurabas notar los disparos blancos y ardientes inundando tu interior. El pulso bombeando alocadamente en su miembro había hecho que se sintiera todavía más ancho, arrebatando más lloriqueos desesperados de tu boca.
-Ufff… - resopló exhausto antes de unir su torso al tuyo y descansar encima de ti.
-Yo te tenía unas ganas inmensas, chiquita- confesó él por fin- Te quiero, ¿sabías? - remató, haciéndote sonreír inmensamente.
-No me lo puedo creer- te reíste peinando su pelo húmedo con tus dedos- ¿qué hemos hecho?
Le apartaste el cabello de la cara con dulzura para poder verle bien.
-Yo también a ti. - soltaste, sintiéndote ligera después de decirlo.
Una extraña nueva confianza se estaba apoderando de ti, Enzo te hacía sentir como la mujer más maravillosa, y con él en tus brazos, lo viste todo mucho más claro.
Parte 1
tags: @iamjustadoll @andyrubei @madame-fear @miskhalie @karylvsjuanii @koiibiito @quarzitos @voglatte @llorented @deepinsideyourbeing
(me he basado en mis reblogueos e interacciones para hacer la tag-list, diganme si quieren que les agregue o los borre de la misma ;))
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