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#PIEL SENSIBLE
bodyboxspain · 8 days
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En la Bodybox Mayo probamos los productos de Mussvital para pieles sensibles y atópicas.
💦 Sus geles de baño tienen una fórmula sin jabón y con pH 5.5, desarrolladas para limpiar suavemente las pieles más delicadas sin irritarlas, respetando la barrera hidrolipídica.
🤍 Sus lociones hidratantes contienen una fórmula específica para el cuidado y protección de la piel más delicada, tanto de adultos como niños, proporcionando una hidratación profunda y sostenida de la piel.
¿Tú también quieres probarlos? Apúntate a Bodybox y prueba este pack de 3 productos con la caja de mayo.
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humbertocantu · 1 year
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Protege tu Piel del Sol con Tizo:
Tizo: La Mejor Defensa contra los Rayos UV Te presentaremos Tizo, un protector solar de calidad superior que se ha convertido en un favorito entre los amantes del cuidado de la piel. Descubre por qué Tizo es la mejor defensa contra los rayos UV y cómo puede proteger tu piel de los daños solares. Acompáñanos en este viaje para aprender sobre los beneficios y características de este increíble…
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curlymangue · 2 years
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3 cosas importantes, que debes saber sobre la vitamina c
3 cosas importantes, que debes saber sobre la vitamina c
La vitamina C un excelente antimanchas Hola, Curly. La vitamina C, aunque hace mucho tiempo que se emplea este componente de la cosmética. Me atrevería a decir que ha establecido definitivamente su reinando el sector este verano. Porque no habido, firma cosmética que no tuviera su versión en crema, serum, aceite, tónico de esta vitamina. Etc. Del proclamado antimanchas del verano. Que lo que…
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estoesdivertido · 2 years
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Hoy me compré un protector solar 65 fps apto piel sensible y me di cuenta que tener acné y rosácea sale caro y mirá que las dermaglós dentro de todo son accesibles
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demujeresblog · 2 years
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Tips para la salud de pieles sensibles
Tips para la salud de pieles sensibles
La piel sensible o intolerante es aquella que se enrojece fácilmente o se irrita por el uso de cosméticos y otros factores como el clima frío, el sol y la contaminación ambienta. Hoy te daré algunos consejitos para el cuidado de tu piel: No usar jabónProtegerse del solDormir 8 horasMantener la piel hidratadaCuidar la alimentaciónNo fumar Revisar los cosméticos (Es importante revisar la…
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ignorvnte · 6 days
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conectar en piel y alma es simplemente un privilegio
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seofacescr · 5 months
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La piel sensible y el sol: navegando por las opciones de SPF y protector solar
En los radiantes paisajes de Costa Rica, donde el sol besa tu piel, navegar por el mundo del SPF y el protector solar se vuelve crucial para la piel sensible. En Faces, entendemos las necesidades únicas de los cutis delicados y hemos seleccionado una guía para ayudarte a abrazar el sol sin comprometer la salud de tu piel. Continuar leyendo por favor visítenos en: https://penzu.com/journals/28949009/95207160
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teoriaespacial · 9 months
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esto tal vez es medio tmi asi que pongo separador, si les interesan mis problemas de cajeta sigan leyendo
me pica la cheicon hace MUCHO y se me empeora por rascarme etc, el gineco me dijo "no ropa ajustada, ropa interior de algodon" which ya estoy haciendo la mitad de eso y sigue igual, asi que estoy viendo si lo puedo resolver por mi cuenta.
cuestion que me puse a investigar un gel que vi en tiktok (i know) que supuestamente es reparador, cicatrizante, te hace terapia y te paga el monotributo, y junté valor para ir a buscarlo en farmacias de mi barrio. fui a dos y las dos veces me atendieron farmaceuticos onvres. en la primera JUSTO habia otro cliente muy chongo hablando ahi fuerte como que se yo, y el farma me decia que no lo tenian pero tenian otra cosa, y yo no podia encontrar como decirle con carpa "es que lo busco para curar mi concha irritada" asi que disimule y me fui a otra.
en la segunda me atendieron DOS farmaceuticos juntos (why) y medio que casi que me preguntan para que era xq me ofrecieron un lubricante (que YA TENGO DON que se piensa que naci ayer), pero bueno me lo encargaron y llegaría mañana.
generalmente no me da verguenza comprar forros o lubricante pero pedir algo para la cajeta irritada no tiene la misma vibe
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myillicitaffair · 4 months
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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deepinsideyourbeing · 2 months
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Rum on a Fire - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo, biting, choking, creampie, dacrifilia, daddy kink, dirty talk, face sitting, fingering, sexo oral, sexo sin protección, size kink/size difference, spanking (sólo una vez), edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El aroma del café persiste en la habitación, pero Enzo sólo percibe la fragancia de tu perfume y la sensación de tus dedos en su cabello. No tiene idea de cuánto tiempo lleva recostado en tu regazo, sólo sabe que está agotado y disfruta demasiado de tus caricias como para abandonar su lugar.
-¿De dónde sacaste las flores?
-De una maceta- contestás, como si no fuera más que obvio.
Emite un sonido de desaprobación y recordás la charla sobre no cortar flores ajenas, pero no dice nada más. Cuando cierra los ojos te deleitás con la imagen de sus pestañas oscuras y largas rozando su piel, la curva de su nariz y sus labios, que probablemente conservan el sabor del café y de su alfajor favorito.
Tus dedos comienzan a descender, delinean el puente de su nariz y la definida línea de su mandíbula para luego capturar su mentón con tu mano y acariciar su labio inferior con tu pulgar. Hace amague de morderte y el sonido que acompaña el gesto es enternecedor, pero sus movimientos letárgicos te permiten reaccionar a tiempo y escapar del juego que tanto adora.
Planta un beso en tu muslo, su mejilla reposando sobre este, y sentís la forma en que su mano acaricia tu piel con un toque casi imperceptible. Las yemas de sus dedos te provocan escalofríos y Enzo disfruta sentir que te estremecés, incluso si su intención sólo era mimarte para retribuir un poco de la atención que le brindás.
-Te extrañé- otro beso-. Mucho.
-Yo también te extrañé mucho.
Te dirige una mirada un tanto ambigua, en sus ojos una mezcla de timidez y algo más... Es algo oscuro, para nada inocente y con implicaciones que conocés a la perfección. Sus dedos se acercan más y más al interior sensible de tu muslo mientras deposita besos húmedos sobre tu pierna, sus dientes te rozan como una sutil amenaza y sus párpados se cierran por cuenta propia cuando comienza a sentirse embriagado de tu ser.
-¿Mucho…?- arquea una ceja. Contestás con un suspiro y sonríe contra tu piel.
Cada vez más desesperado, Enzo deja que sus dulces mimos se conviertan en un enérgico masaje y te provoca frotando tu ropa interior de manera superficial. Siente tu respiración acelerándose y la creciente inquietud que te generan sus acciones le fascina, pero no tanto como los gemidos que escapan de tu boca una vez que captura tu piel entre sus dientes y muerde con fuerza suficiente para dejar una huella.
Vuelve a besarte con suavidad, como si eso aliviara de alguna forma el incendio que provocó, y esta vez sus dedos presionan contra la tela ya humedecida que cubre tu intimidad. Suspira y alza la vista para encontrarse con que estás mordiéndote el labio y tus ojos están cerrados en un vano intento de contenerte, el control sobre tu cuerpo desvaneciéndose cada vez que su respiración cálida te golpea.
Enzo adora verte en tal estado, pero adora más saber que él es el único responsable.
Se reincorpora y te deja sobre su regazo sin esfuerzo alguno, la sorpresa robándote un pequeño grito y una risa. Sus manos encuentran su lugar debajo de la camiseta que tenés puesta para masajear tu cadera, tu cintura y tus costillas, donde dejan una sensación de cosquilleo. Te retorcés por el nerviosismo, al igual que cada vez que Enzo decide hacerte cosquillas, pero el movimiento sólo hace que tu centro entre en contacto con el bulto que deja ver su ropa interior.
 Suspira y sus dedos se cierran sobre tu muñeca.
-Mirá cómo me ponés- coloca tu mano sobre su miembro cubierto, haciéndote gemir-. ¿Te gusta…?
-Mucho- confesás, tus dedos tirando de la cintura elástica de la prenda con anhelo.
-Mostrame entonces.
No perdés tiempo y liberás su miembro ardiente, tus dedos rozándolo con delicadeza antes de cerrarse sobre su extensión y comenzar a masturbarlo; Enzo inspira profundamente y cuando echa la cabeza hacia atrás un sonido gutural llega a tus oídos, acompañado por la imagen de una gota de líquido preseminal brillando en su punta y sus uñas casi enterrándose en tu cadera.
Continuás con los mismos movimientos, acariciás la punta con tu pulgar y te deleitás con las expresiones que se apoderan de su rostro y los sonidos involuntarios que emite ante tus caricias. Sentís sus manos sobre todo tu cuerpo, ansioso por más, por lo que decidís recostarte entre sus piernas y besar sus muslos y su cadera mientras trabajás para llevarlo hacia el borde del orgasmo.
Tu lengua recorre su miembro desde la base hasta su punta goteante y roja, tus labios cerrándose sobre esta mientras mantenés contacto visual con Enzo para poder ver la forma en que su rostro se transforma. Se muerde el labio y frunce el ceño, casi como si estuviera enojado, pero sus pupilas dilatadas y el brillo en sus ojos hacen que sus emociones sean más que evidentes para vos.
Una vez que comenzás a moverte, sus caderas reaccionan de manera automática y Enzo toma el control inconscientemente. Tus ojos se llenan de lágrimas debido a los reiterados golpes en el interior de tu boca y sus dedos tirando de tu cabello, uno que otro gemido dejándolo al ver la dificultad con que tomás sólo la mitad de su miembro en tu boca y cuán pequeña te ves entre sus piernas. Sólo cuando sus músculos se tensan decide liberarte, el hilo de saliva manchando tu mentón haciendo que se replantee su decisión.
Se deshace de su ropa y palmea su pecho tonificado con la clara intención de hacerte saber lo que quiere, pero te negás a causa de la vergüenza. Acorta la distancia entre ambos, una expresión preocupada en su rostro, y limpia con sus dedos el rastro de una lágrima.
-¿No querés...?                                                              
-Sí, quiero, pero…- tu voz se desvanece, pero Enzo ya sabe lo que ibas a decir.
Es consciente de lo mucho que te avergüenza tal posición, pero sabe que se debe más a la vulnerabilidad en la que te pondría dicha situación y no a la forma en que puedas verte ante sus ojos... También sabe que te encanta estar completamente a su merced, sometida a sus deseos y cediendo el control hasta ser un mar de lágrimas y súplicas.
-¿Color?- sus nudillos acarician tu mandíbula.
-Verde.
Te dedica una sonrisa antes de quitarte la ropa interior y moverte con facilidad para posicionarte sobre su rostro, sus manos acariciando tu cadera y sus labios depositando pequeños besos que alternan con mordidas inofensivas en tus piernas. Tomás aire y dejás caer un poco de tu peso, la calidez de su boca envolviéndote de inmediato y haciéndote gemir.
Estás completamente mojada y Enzo adora sentir tu esencia manchando sus labios y su lengua, que acaricia tus pliegues de manera experta hasta hacerte lloriquear. Disfruta la forma en que tus muslos suaves lo arropan y siente que podría morir al ver que tus dedos se cierran sobre tus pezones, notorios debido al color y la tela de tu camiseta. Sus labios se cierran sobre tu clítoris y succiona con fuerza, ganándose un grito ahogado de tu parte y confirmando que adoraría morir de esta forma.
Sus manos encuentran tu cadera y te fuerza a dejar caer todo tu peso sobre él, sus dientes rozando peligrosamente tu centro mientras continúa asaltándote con su lengua. Tus gemidos aumentan en volúmen, cada vez más constantes, y un hilo de palabras sin sentido surge de tus labios; logra distinguir su nombre y varias súplicas, pero el resto es un confuso producto de lo que el placer provoca en tu mente.
Te lleva al orgasmo sólo con su lengua y los sonidos obscenos que esta produce en contacto con tus pliegues y la humedad provocada por tu excitación. Recobrás un poco de fuerzas y te separás de su boca -un tanto sobre estimulada por sus labios que continúan besándote en todos los lugares posibles-, el brillo de tu liberación adornando su piel y una mueca de satisfacción u orgullo apoderándose de su rostro.
-Me encantás- da un beso a tu muslo-. ¿Puedo seguir...?
Te ayuda a recostarte y te sentís en trance al ver cómo pasa una mano por su cabello despeinado, tus ojos vidriosos siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que se posiciona a tu lado y captura tus labios. El beso se torna intenso y su mano cerrándose sobre tu cuello no ayuda a calmar la sensación ardiente entre tus piernas, que sólo empeora cuando su lengua se cola en tu boca y sus dedos comienzan a ejercer presión.
No estás segura de qué provoca el leve aturdimiento que nubla tu mente, si es la restricción de oxígeno o la fuerza con la que Enzo te está besando, pero sus acciones se detienen antes de que pienses en advertirle. No tenés mucho tiempo para recuperarte antes de sentir sus dedos haciendo un glissando en dirección a tu centro, sus yemas deslizándose por tus pliegues y rodeando tu entrada, deleitándose al sentir que estás goteando.
Tu interior no opone resistencia alguna cuando introduce uno de sus dedos, la lentitud y profundidad de sus movimientos haciendo que tu respiración se entrecorte en un segundo. Cometés el error de mirar justo cuando su pulgar encuentra tu clítoris y comienza a masajearlo con círculos, el placer arrancando de tu garganta un gemido que borda lo pornográfico… Pero para Enzo no es suficiente, así que introduce otro dedo y acelera el ritmo.
El placer te desborda y los sonidos húmedos que llegan a tus oídos son tan indecentes como tus gemidos, que sólo actúan como fuel para las acciones de Enzo. Le encanta llevarte al borde, dejar que te pierdas por completo en las sensaciones mientras él se encarga del placer de ambos, saber que tu mente es una especie de boceto que él desdibuja hasta dejar en blanco.
-Papi…
Tu voz es poco más que un susurro, pero es suficiente para que te escuche. Sus dedos siguen asaltando tu interior mientras besa tu mejilla y repite palabras de aliento en tu oído, haciendo un esfuerzo inhumano por no frotar su miembro contra tu pierna cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación y necesidad que sentís. Se lamenta cuando ve tus párpados caer, indicio de tu orgasmo desatándose, pero la imagen de tus pestañas brillantes por las lágrimas y tus dientes torturando tu labio le resulta celestial.
La tensión en tus músculos se disipa y tu cuerpo frágil reposa contra el suyo. Rodea tu cintura con su brazo y te atrae hacia su cuerpo aún más; tu espalda contra su pecho te permite sentir su respiración todavía acelerada y el calor que irradia su piel, pero este no se compara con el calor de su miembro aprisionado contra tu muslo, donde deja un rastro húmedo.
El particular sonido del lubricante llama tu atención y te preguntás en qué momento y de dónde lo sacó, pero sus dedos con producto frío en tu entrada hacen que te sobresaltes y te distraigas. Se disculpa y su voz ronca provoca un cosquilleo entre tus piernas, besa tu hombro mientras su punta acaricia tus pliegues y tu entrada antes de comenzar a introducirse en tu calidez.
-Papi- llorás, sensible ante el inevitable ardor de la penetración inicial.
-Ya sé, bebé, ya sé- dice en un intento de calmarte, regalándote un beso-. Estás muy apretada.
Sus movimientos son lentos y muerde tu hombro una vez que se adentra por completo, conteniendo sus deseos de forzarte a tomar sin protestar todo lo que él te ofrezca. Te da unos segundos para acostumbrarte a la intrusión, su mano acariciando tu cadera y luego dirigiéndose hacia tu clítoris, el contacto provocando que te contraigas alrededor de su miembro.
Comienza a acelerar su ritmo y no hay forma de que reprimas tus gemidos, tu cuerpo reaccionando por cuenta propia cuando sentís cada vena y surco de su miembro rozando tu interior mientras su punta abusa de tu cérvix reiteradamente. Su ataque sobre tu clítoris no se detiene, su lengua se desliza sobre la piel sensible de tu cuello y posteriormente sus dientes apresan el lóbulo de tu oreja. Llegás al clímax ahogando un grito en la almohada.
Te arrastra hacia el borde de la cama y te deja sobre tus rodillas, las sábanas revueltas en tu rostro amortiguando tus jadeos cuando su palma impacta contra tu piel al volver a penetrarte. El sonido de su piel colisionando con la tuya inunda la habitación y las palabras que te dirige se pierden en algún punto en el aire antes de llegar a tus oídos, que parecen estar cubiertos con algodón.
Sus estocadas son profundas y frenéticas, pero cuando siente su orgasmo aproximándose se detiene. Retira su miembro hasta dejar sólo la punta dentro y acaricia con su pulgar el borde de tu entrada, embelesado por la forma en que la fricción enrojece tu piel. Escucha tus súplicas por más, lo llamás papi una y otra vez en un intento de convencerlo por continuar, pero no cede.
-Estás desesperada, ¿no?- pregunta. Ya sea que negás o asentís, se inclina sobre tu cuerpo para poder tirar de tu cabello y continúa:- ¿Querés más, princesa?
Te aleja del colchón y encuentra una respuesta en el hilo de saliva que cae de tus labios, acompañado por las lágrimas que recorren tus mejillas antes de humedecer las sábanas. Abandona tu interior y te oye protestar, pero te calmás cuando te deja sobre tu espalda y posiciona su cuerpo sobre el tuyo.
Te obliga a ver la forma en que su miembro acaricia tus pliegues, enrojecidos y más que húmedos, pero apartás la vista para ver su rostro cuando vuelve a hundirse en tu interior: sus ojos están cerrados y sus labios entreabiertos dejan salir un sonido casi animal, su cabello despeinado enmarcando sus rasgos a la perfección.
Lleva tus piernas a sus hombros y utiliza un brazo para aprisionar tus muslos contra su abdomen, su otra mano ubicándose en tu abdomen bajo y ejerciendo presión para sentir cómo tu interior se amolda a él, la forma en que tu cuerpo lo recibe cada vez. La sensación es abrumadora y tus manos se mueven en todos los sentidos buscando aferrarse a algo -lo que sea- para poder sobrellevar el placer que te invade, pero sólo encontrás las margaritas desperdigadas en el espacio entre la almohada de Enzo y la tuya.
-Papi, por favor, ¿puedo…?
Asiente mientras besa tu tobillo, sus ojos abriéndose de inmediato para poder presenciar el espectáculo que le ofrecés cada vez que acabás. Masajeás tus pechos y pellizcás tus pezones, justo como él suele hacerlo, y cuando el orgasmo te golpea repetís su nombre entre balbuceos. El movimiento de sus caderas no cesa ni por un segundo y tu rostro se contrae en una mueca de algo similar al dolor, pero que Enzo reconoce como la prolongación tortuosa de tu orgasmo.
Estás a punto de rogarle, pero sus jadeos te interrumpen y la repentina brutalidad en sus embestidas hace imposible formular palabra alguna. Su cabello brilla bajo la luz y cubre parte de su rostro cuando sus dientes se cierran sobre tu pierna. Sentís el palpitar de su miembro en tu interior y recuperás la voz.
-Adentro, por favor.
-¿Sí? ¿Querés que te llene la conchita…?- cerrás los ojos, casi avergonzada por lo mucho que disfrutás oírlo expresarse de esa forma-. Dios…
Sentís el calor de su liberación salpicando tu interior y suspirás satisfecha, tus brazos separándose instintivamente para abrazarlo cuando se desmorona sobre tu cuerpo y su rostro busca refugio en el espacio de tu clavícula. Masajeás su espalda mientras su respiración vuelve a la normalidad y estás casi segura de que percibís los latidos de su corazón.
-Extrañaba tanto esto- comenta, alejándose para mirarte a los ojos-. No te das una idea.
-Yo también lo extrañaba- sonreís-. Pero…, ¿no tenías sueño vos?
Suelta una carcajada pero no responde, en su lugar se estira para tomar una margarita y colocarla sobre tu oreja. Besa tus ojos, tu nariz, y por último envuelve tus labios en un apasionado beso que te deja sin aire.
-Gracias por el café- apoya su frente sobre la tuya-. Me ayudó bastante.
Sabés que no se refiere al café.
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bodyboxspain · 12 days
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☀️ En P20 son especialistas en protección solar y tienen una amplia gama de productos para todas las necesidades. Busca el tuyo, pero asegúrate de proteger bien tu piel.
En la Bodybox Mayo incluímos su P20 Sensitive Skin SPF 30, un protector solar contra los rayos UVA y UVB para quienes necesitan la mejor protección para su piel sensible 🥰
Es hipoalergénica, vegana y suave con la piel, pero ofrece la Triple Protection Technology de P20: proporciona una protección fotoestable, alta resistencia al agua y el doble de la protección UVA exigida por la UE.
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flan-tasma · 1 month
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hey!! I saw that you write for lyney (I love your lyney fics btw- they're so scrumptious) and I was wondering if you could write sub!top lyney who gives dom gn! reader oral, and then is made to fuck reader and overstimulates himself because they told him to :0 If you can thank you so much! have a nice day :3
(also sub!top is basically someone who isn't in control but does the fucking if you were confused- sorry if im not describing it well)
💖~ Thank you for making this request! I won't deny that I love the idea of sub!Lyney 👀
Warning: NSFW, breath play, creampie, GN!Reader | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Lyney se ha acostumbrado a perseguir tu satisfacción antes que la suya, principalmente porque no le gusta ser egoísta contigo en ningún aspecto. Te cuida mucho antes, durante y después del sexo, tratando de que siempre estés tan a gusto y feliz como él. Se enrosca a tu alrededor, te limpia y desborda su devoción como si fuera lo único capaz de sentir.
Por eso, cuando se puede permitir ser cuidado, no es capaz de negarte nada. Ni siquiera si se trata de ponerse un collar y follarte tan fuerte como le permitan sus caderas.
Tiras del cuero contra su cuello, él siente que su respiración terminará por incendiar sus órganos enteros cuando tu humedad lo chupa y lo exprime hasta dejarlo casi ciego por la lujuria. Su rostro patético solo puede demostrar su estado mental, vacío, solo enfocado en lo bien que te sientes cuando su polla te martilla y es abrazado por tu carne. Lyney no es alguien que disfrute ser vocal, pues le gusta mantener las cosas discretas, llamándote en susurros mientras se obliga a llenarte con sus múltiples cargas, pero esto es nuevo. Tan nuevo que la máscara de confianza del mago ha caído muy lejos de su rostro, solo siendo capaz de jadear y sollozar con tu nombre y súplicas.
No sabe cuántas veces se ha corrido en lo que va de la noche, tampoco puede enumerarlas ahora, solo sabe que la extraña sensación pegajosa que sentía en el punto donde tus muslos y los suyos se conectaban era tan irreal que quería perseguir más. La toalla debajo de ti se encontraba empapada, la cama también era una pista de la escena del crimen que estaban cometiendo, pero no pudo pensar en que debía cambiar las sábanas y limpiar el colchón, sino que se permitió soltar más lágrimas que caían por sus mejillas hasta tu propio rostro.
Su boca estaba manchada, rastros de labial y el delicioso líquido que lo obligaste a tragar minutos antes se mezclaban con la saliva que caía por su lengua. Era una buena imagen, fascinante, como Lyney perseguía el placer sin detenerse, sus manos estaban agarrando con fuerza el marco de la cama que para este punto ya había dejado varias marcas en la pared.
“No puedo…” Lloró buscando tu mirada con sus ojos aguados, incapaz de demostrar algo más que unas nuevas ganas de llenar tu interior con su semen. “¡Por favor, por favor!”
Pero Lyney es tan obediente contigo. Es tan lindo cuando jadeos contra su oído y tiras más fuerte de la correa que lo deja sin aire momentáneamente, suspirando su lujuria y golpeando contra ti con más urgencia. Ya había cerrado los ojos, perdido en la sensación deliciosa y pegajosa de los lubricantes mezclados con su semen y saliva.
“Me voy a desmayar, amour.” Traga saliva cuando siente la picazón en la punta de su polla que lo obliga a arañar tu muslo y acercarse más. El ruido de la piel sudorosa chocar se pierde entre sus maullidos y llantos. Su semilla se dispara lo que profundo que puede dentro de ti, que lo aceptas con gusto y le besas las mejillas mientras limpias sus lágrimas. Ha sido un buen chico, tan dulce y sensible que tiembla entre tus piernas y se detiene para por fin respirar algo de aire fresco y no el aliento cálido del que se ha vuelto adicto.
Pero no tiene mucho tiempo para descansar, pues vuelves a apretar el collar y lo haces encorvarse, tembloroso, para besarlo en sus labios devastados. Y Lyney entiende que aún no han terminado, y vuelve a follarte más a través de su semen que gotea y baja por tus labios y lo embelesa más contra tus suaves paredes que lo aprietan nuevamente.
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Lyney has taken to pursuing your satisfaction before his own, mainly because he doesn't like to be selfish with you in any way. He takes great care of you before, during, and after sex, trying to ensure that you are always as comfortable and happy as he is. He curls around you, cleans you, and overflows with his devotion as if it were the only thing capable of feeling.
 
Therefore, when he can allow himself to be cared for, he is not able to deny you anything. Not even if it means putting on a collar and fucking you as hard as his hips will allow.
 
You pull the leather against his neck; he feels that his breath will end up setting his entire organs on fire when your wetness sucks and squeezes him until he is almost blind with lust. His pathetic face can only demonstrate his mental state: empty, only focused on how good you feel when his cock hammers you and is embraced by your flesh. Lyney isn't one to enjoy being vocal, as he likes to keep things discreet, calling out to you in whispers as he forces himself to fill you with his multiple loads, but this is new. So new that the magician's mask of confidence has fallen far from his face, only being able to gasp and sob at your name and pleas.
 
He doesn't know how many times he's come so far this night, nor can he list them now, he just knows that the strange sticky feeling he felt at the point where your thighs and his were connected was so unreal that he wanted to chase more. The towel under you was soaked, and the bed was also a clue to the crime scene you were committing, but he couldn't think about changing the sheets and cleaning the mattress; instead, he allowed himself to let out more tears that fell down from his cheeks to your own face.
 
His mouth was stained, traces of lipstick and the delicious liquid you had forced him to swallow minutes before mixing with the saliva that ran down his tongue. It was a good image, fascinating, how Lyney pursued pleasure without stopping, his hands were tightly gripping the frame of the bed, which by this point had already left several marks on the wall.
 
“I can't…” He cried, searching your gaze with his watery eyes, unable to show anything more than a new desire to fill your insides with his cum. "Please please!"
 
But Lyney is so obedient to you. He's so cute when you gasp against his ear and tug harder on the leash that it leaves him breathless momentarily, sighing at his lust and pounding into you with more urgency. He had already closed his eyes, lost in the delicious, sticky sensation of the lubricants mixed with his cum and saliva.
 
“I'm going to faint, amour.” He swallows when he feels the itch at the tip of his cock that forces him to scratch your thigh and get closer. The noise of sweaty skin colliding is lost between his mewls and cries. His seed shoots as deep as it can into you, who accept it with pleasure and kiss his cheeks while you wipe away his tears. He's been a good boy, so sweet and sensitive that he trembles between your legs and stops to finally breathe some fresh air and not the hot breath he's become addicted to.
 
But he doesn't have much time to rest, as you tighten his grip on his collar again and make him bend over, trembling, to kiss his ravaged lips. And Lyney understands that you're not done yet, and he goes back to fucking you more through his cum dripping down your lips and enthralling him more against your soft walls that squeeze him again.
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beingstorm · 3 months
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Soy mujer. y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero.
—Alejandra Pizarnik
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miskhalie · 3 months
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Sex on the Beach - Fran/Francisco Romero x Reader
Pairing: Fran Romero
Advertencias: smut, cunnilingus, fingering, ¿Public sex?
El sol de verano calentaba el agua del mar, la piel y la arena de la playa. Tu te abanicabas con tu mano incluso dentro del agua. Metiste la cabeza dentro del mar. Cuando volviste a la superficie, miraste a Fran, que se bronceaba junto con las toallas y el bolso. Llevaba unas gafas de sol de colores que le quedaban preciosas con su tono de piel mas bronceada. Además, sus bañadores azules se veían desde la distancia.
Decidiste ir hasta allá. Fran vio como Venus surgió del mar. Tu caminabas a paso seguro mientras el agua te lamia el cuerpo y resbalaba sobre tu piel, dejando atrás gotas. ¡Que mujer!, pensó Fran. ¡Vaya vistas! Se tuvo que levantar un poco, apoyandose en sus codos y quitarse las gafas porque eras todo un espejismo. Tu pelo mojado, tu sonrisa, las gotas bajando por tu cuello a tus pechos a tu cintura y caderas hasta la arena. Se sintió afortunado, como lo había hecho muchas veces más.
Te sentaste sobre tu toalla y lo miraste con esos ojos que le expresaban ternura.
- ¡Que buena esta el agua! - dijiste - Metete si quieres, yo guardo el bolso.
Pero Fran tenia otras intenciones. Lo volvías loco y lo hacías actuar fuera de si. Queria recorrerte la piel con la punta de sus dedos.
- No, gracias. Estoy bien así. - te respondió.
Quizás si debía meterse en el agua, porque estaba empezando a sentir un cosquilleo dentro del estomago que solo podía significar una cosa: te quería allí mismo.
Él también estaba irresistible, con su piel morena, la arena pegada al cuerpo en pequeños granos y el cuerpo reluciente por el aceite corporal. De sus labios colgaba una sonrisa misteriosa y picara. Como si ya estuviera maquinando su siguiente movimiento. Su pelo al sol relucía tanto que parecía Apolo. Y olía a after-shave y a aceite de playa.
Te acercaste a él y juntaste tus labios con los suyos. Sabía a la macedonia que habías comprado de camino. Su lengua era suave, dulce y cariñosa. Por como profundizaba el beso, sabías que estaba necesitado. De ti. Sin separar los labios, te tumbaste a su lado. Un brazo voló a agarrarte de la cintura. Por suerte, habíais colocado en un lugar un poco remoto de la gente, en una pequeña cala a solas.
Su boca bajó de tus labios a tu cuello, donde dio un lametón caliente y sentiste un escalofrío. Suspiraste. Fran se puso sobre ti y poco a poco fue besando tu cuerpo, lamiendo y mordiendo. Cuando llegó a tu braga, beso sobre el forro de esta y sin previo aviso, metió la mano suavemente. Se tumbó a tu altura y siguió besándote con lengua. De momento solo sujetaba tus partes intimas como si lo reclamara, pero tu te sentía tensa, impaciente.
Un dedo hizo camino a tu agujero y se mojó ligeramente para poder acariciar tu punto más sensible, tu clitoris. Con la primera caricia, soltaste un gemido sutil. Fran se comió este al posar su boca sobre la tuya para hacerte callar. Te tapaste la boca después de que te besara y le concediste paso a tu cuello, donde dejaba marcas y besaba con pasión. La combinación de los besos húmedos y calientes con la euforia que sentías por como te tocaba te hacía mojarte más.
La rena de su cuerpo y el agua del tuyo se mezclaban creando una fricción que aunque te irritaba la piel también causaba sensaciones placenteras. El olor a Fran, a playa y el sol que calentaba, todo te traía a un trance del que no eras consciente. Tan profundamente estabas en ese trance que no notaste cuando Fran despego sus labios de tu cuello y fue dejando un camino de os labios de tu cuello y fue dejando un camino de besos hacia tu entrepierna. Hizo a un lado la tela y empezó a lamer. Tu tensabas tus músculos al gemir y no podías ya negar que te gustaba estar así en un lugar medio publico.
Fran te lamia con dulzura, con largos lametones de arriba abajo. Tú levantabas las caderas presa de las sensaciones. Tu cuerpo pedía más y formaba un nudo en la base de tu estomago. Se sentía tan bien que agarraste a tu novio del pelo, por lo que empezó a hacer vibrar su lengua y a lamer en círculos tu nudo más sensible. Justo cuando pensabas que no podías más, te introdujo un dedo, después de que lo aceptaras con facilidad, fueron dos, hasta que fueron tres. Sin parar de dar atención a ese punto donde los nervios de tus genitales se juntaban.
En unos minutos más te derretiste sobre sus dedos. Ambos jadeabais, tu casi perdiendo el conocimiento de tal climax y él asombrado por como habías estado.
- Che, no sabia que podías hacer eso. - se rió.
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las-microfisuras · 1 month
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Un secreto siempre hace temblar. No sólo estremecerse o tiritar, lo que también ocurre a veces, sino temblar. El estremecimiento puede ciertamente manifestar el miedo, la angustia, la aprehensión de la muerte, cuando nos estremecemos de antemano ante el anuncio de lo que va a venir. Pero puede ser ligero, a flor de piel, cuando el estremecimiento anuncia el placer o el gozo. Momento de tránsito, tiempo suspendido de la seducción. Un estremecimiento no siempre es algo excesivamente grave, a veces es discreto, apenas sensible, un poco epifenomenal. Más que seguir al acontecimiento, nos prepara para él. Se dice que el agua se estremece antes de hervir, es lo que llamamos la seducción: una preebullición superficial, una agitación preliminar y visible
_ Jacques Derrida, Dar la muerte, traducción de Cristina de Peretti y Paco Vidarte, Buenos Aires, Paidós, 2000.
_ Herbert List, Young Couple, Ammersee, Bavaria, 1959
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caostalgia · 1 year
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El ferviente anhelo de sentir tu sutil y enigmática piel, para así poder complacer tus más sensibles caprichos.
Leam
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