Tumgik
#el cinturón gris
pigeoninabowl69 · 5 months
Text
CUARTETO DE NOS CUARTETO DE NOS
TODOS LOS DEL CUARTETOVERSE TIENEN LA MALDICIÓN DEL AUTISMO/j
(el diseño de Benito está basado en Paul, el de la portada de Porfiado y Damián en el de Raro)
Tumblr media
50 notes · View notes
sqirtle · 9 months
Text
Tumblr media
cinturón gris . is this anything y etcétera
18 notes · View notes
lonely-soul2-0 · 1 year
Text
Tumblr media
"It's just my intention to attract attention"
28 notes · View notes
s0ftc4t · 8 months
Text
El cuarteto de nos
Tumblr media
<3
8 notes · View notes
mary-2-p · 9 months
Text
El cinturón Gris
Tumblr media
Cuarteto de nos
Dagg human Version
10 notes · View notes
ary11y · 4 months
Text
No es un juego ni estoy loco!
Solo es mi intención llamar la atención!
Y que alguien venga y me pregunte por qué soy cómo soy y qué me pasa hoy?
0 notes
artwithsquidneo · 3 months
Text
Well, this is the first day that I take the time to explain this dynamic!
I had this idea thanks to a silly thing (I was playing minecraft with friends listening to music), it’s basically doing a week of drawing x characters with certain songs from x band! For example, we’re drawing characters from Life Series and Hermitcraft! Our band is El Cuarteto de Nos :] you can choose the songs but you can also do them randomly! (← that’s what my friend and I did) Now I will mention what our dynamic is like!
Things we added:
We cannot repeat characters, if I choose to draw Scar, my friend will not be able to draw him
Random song selection
Instead of lasting one week, it will last two :D
Nothing NSFW or related to that! (← like pornography or excessive gore)
Band and fandom(s):
El Cuarteto de Nos
Hermitcraft & Life Series SMP
Our songs + my characters:
I wanna clarify that I chose totally different characters from my friend’s, and these characters are MY choice, not his! /nm
Llegó papá - XisumaVoid (hermitcraft s9)
Que empiece el juego - Grian (evo & life series)
No llora - LDShadowLady (secret life)
Cristo te odia - MCSkizzleman (double life & limited life)
Habla tu espejo - Dangthatsalongname (double life)
Insaciable - InTheLittleWood (limited life)
Todos pasan por mi rancho - BdoubleO100 (3rd life)
Vida ingrata - FalseSymmetry (hermitcraft s9)
Cómo pasa el tiempo - Ethoslab (limited life)
Buen día Benito - PearlescentMoon (double life)
Mi lista negra - TangoTek (hermitcraft s9)
La bestia - GeminiTay (secret life)
Lo malo de ser bueno - BigBst4tz (life series)
Cinturón Gris - Joehills (hermitcraft)
Me amo - SmallishBeans (secret life) (EXTRA DAY!)
I hope there are people who see this and are interested in the idea :D! It’s pretty fun to play certain characters to songs from your favorite band! These days I will be uploading my drawings, so see you there :)!
32 notes · View notes
alex-silli-art-corner · 3 months
Note
Draw Lammy as Cris from El Cinturón Gris! (song) ^_^
Tumblr media Tumblr media
here it is! I've never heard of that song, il have to check it out!
15 notes · View notes
menguanta · 7 months
Text
Luna llena
Oh llamas, llamas… Campanillas de oro suena tu lengua y en las manos llevas la miel que no he gustado y en tus ojos se carcajea, alegre, Primavera. Ya voy… ya voy… aguárdame, que aún tengo que poner rosas frescas en las sienes y soltar los cabellos y ceñirme un cinturón de plata; dulcemente caeré a tus pies bajo la luna llena. Oh, quítame las rosas de las sienes, anúdame el cabello y dame mieles.
Ay, tornaré bajo la fronda oscura, silenciosa y temblante, con la cabeza desprovista de flores, y en la boca el zumo gris que exprime la Tristeza.
Oh nunca más sobre mi frente rosas, Oh nunca más la voz que sabe a tierra y hace sonar las campanillas de oro a cuyos toques danza Primavera.
Cómo estará de triste aquella fronda, cómo estará de pálida la luna cuando regrese sola, cuando te deje y huya! (Y en tanto estoy ungiendo mis cabellos). Ya la noche se acerca... Tu voz suena distante y en el cielo, miedo me da mirar la luna llena.
Alfonsina Storni (1918) en El dulce daño
7 notes · View notes
huesosdelmonte · 19 days
Text
Estoy solo. Todos han entrado en la casa para desayunar, y he quedado en pie junto al muro entre las flores. Es muy temprano, antes de clases. Flor tras flor puntean la profundidad verde. Los pétalos son arlequines. Los tallos surgen de los negros hoyos. Las flores nadan como peces de luz, en la superficie de las oscuras aguas verdes. Sostengo un tallo en la mano. Soy el tallo. Mis raíces descienden hasta las profundidades del mundo, a través de tierras secas, de roca, a través de húmedas tierras, de vetas de plomo y de plata. Soy todo fibra. Todos los temblores me estremecen, y el peso de la tierra oprime mis costillares. Aquí, mis ojos son hojas verdes que no ven. Soy un chico vestido de franela gris, con un cinturón de hebilla en forma de serpiente, aquí. Allá, abajo, mis ojos son los ojos sin párpados de una estatua de piedra en un desierto junto al Nilo. Veo mujeres que pasan, con cántaros rojos, camino del río. Veo camellos que se balancean y hombres con turbante. Oigo pateos, temblores y rebullir a mi alrededor.
~ Virginia Woolf - Las Olas
2 notes · View notes
bambonl · 6 months
Text
This drawing occurred to me this weekend when I heard this song which is tagged to be honest this is one of my favorite songs in Spanish which is my native language [because I am Latin] but mostly I watch and listen to songs videos images drawings of everything in English, which is one of my favorite languages, okay, I made this drawing quickly because I was already getting late to shower and everything else, have dinner and everything, although this drawing was rushed, I still like how it looks.
Tumblr media
4 notes · View notes
pigeoninabowl69 · 4 months
Text
El cuarteto de nos shitpost
(literal todas las canciones de Raro tienen al menos alg que ver con la depresión/soledad)
Tumblr media
20 notes · View notes
imjustchori · 4 months
Note
Una lista de nombres/palabras/en general media que el cuarteto me arruinó:
Cayetano (en la parte de Buen dia benito cuando mencionan a San Cayetano)
Benito
Damián
Mario/marioneta
Transtorno Bipolar
Mirenme (el verbo)
Cuarteto (no nesesita explicación)
German hesse (por la parte de yendo a la casa de Damián donde dicen que pensó en un libro de ese wey)
Apocalipsis zombie
Jekyll (esa parte de Razones)
Cualquier terminología relacionada con el pene, y con esa me refiero a Erectil, esteril y fertil, todo eso gracias a Razones también
Acordeón (gracias Mario Neta y Mirenme ahora cuando escucho un acordeón digo ALM REFERENCIA)
Tapicero (el cuarteto va diciendo donde tela va poniendo, el cuarteto va diciendo donde tela va ponerrrr)
Raro, jueves y porfiado
El test de Rorschach
Cinturón (bonus si es gris)
Flan🍮
Anónimo
La palabra contrapunto
no se porque hago esto WAZAAA👻👻. 🐁🐏
las cuartetoreferencias nos (REFERENCIA UOOOOOEOEO) persiguen a todos
Por otra parte entendí todas las referencias (menos las de Razones pq no la escuché xd)
5 notes · View notes
lonely-soul2-0 · 10 months
Text
:)
5 notes · View notes
snowfloral-lake · 5 months
Text
Estos días he estado aburrida, por lo que me puse a dibujar personajes de "El cuarteto de nos"
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Si, me obsesione un poco jaja
Así que ahora quiero hablar de los personajes.
Algo que me sorprende es que el fandom del cuarteto suele decir que el chico de Porfiado es Paul o a veces dicen que el Benito. Si soy sincera yo en lo personal pienso que es Paul.
Rosario es un caso curioso. Tanto la canción como el fandom se divide en dos: los que piensan que es mujer, y los que piensan que es hombre. En si la canción es ambigua en ese aspecto, ya que se da a entender que puede ser o mujer u hombre. En lo personal pienso que es género fluido o trans (una de dos xd)
Cris es un personaje curioso, no tengo muchos comentarios sobre él, solo quiero su cinturón gris jshajshkshsjs
El Dr. Hermes es un personaje curioso. Si bien él es parte de la época Post-Raro, por ende su personaje ya es casi una metáfora. A diferencia de los personajes en Pre-Raro, acá son usados para contar algo cotidiano o contemporáneo. Eso pasa con el Dr. Hermes, a diferencia del Dr. Fagundez (traumas con la pequeña Leti), no conocemos nada del Dr. Hermes, aún así lo quería dibujar xd
Algo que me paso dibujando a El hijo de Hernández y Miguel es pensar si son el mismo. Ambos son los únicos personajes de Bipolar, y tengo ciertos Headcanons de eso y teorías raras. Para empezar, ambos forman parte de Post-Raro, les pasa algo similar a lo que le pasa al Dr. Hermes (solo que en menor medida). Miguel de Miguel gritar es una metáfora, ya que como tal él no existe (me da mucha pereza explicarlo, váyanse a oír la canción). Para ser un personaje de Post raro cumple, ya que a diferencia de Pre raro (que cumplía otros estándares) acá es algo metafórico a veces o cotidiano. Luego va el Hijo de Hernández, el cuál tampoco sabemos mucho, pero aún así cumple su propósito como alegoría/metáfora. Tengo una teoría/Headcanon con el album que explicaré en otro post.
(Tengo el Headcanon que todos se conocen xd, es un Headcanon más largo pero cuando tenga más dibujos lo escribiré completo)
5 notes · View notes
rubimoon45 · 7 months
Text
SANGRE Y FUEGO
Tumblr media
-------------------
PRÓLOGO
------------------
-El aún sin coronar rey Aegon bajó de lomos de su enorme dragón, Balerion el Terror Negro, y se dirigió hacia la media docena de personas que aguardaban su llegada. Frente a él, el ejército del Norte se desplegaba en todo su esplendor, atentos a cualquier movimiento del ejército contrario, para defender las tierras y al rey que por derecho propio llevaba gobernando... Hasta que este hincó la rodilla y ofreció su corona sin mediar palabra con nadie. Los que se habían despertado norteños libres esa mañana, se acostarían siendo norteños pertenecientes a los nuevos Siete Reinos que los Targaryen estaban construyendo.
Los gemelos rubios, la joven princesa y el joven príncipe, escuchaban atentamente las palabras que salían por su boca. Era una viaja novela, escrita durante los tiempos de Aegon el Conquistador por un artista financiado por la reina Rhaenys a modo de propaganda política. Los niños se iban a la cama escuchando las hazañas de su ancestro siempre que podían, o que insistían en escuchar de boca de algún familiar cuando las doncellas les aburrían. Para tener solo seis años, eran audaces e inteligentes.
Naerys dirigió una rápida mirada hacia la vela que se consumía a su lado, que ya iba por la mitad de lo que había prometido. A sus espaldas, el aire cálido de la calle entraba. Desembarco del Rey dormía en el interior de la fortaleza, pero en el exterior, el bullicio debía de ser suficiente para mantener el reino despierto por mucho más tiempo que a unos niños revoltosos y con ganas de jugar. Las cortinas de seda de Essos se mecían con la cálida corriente. Su espalda se deleitaba con esa corriente. Por las tardes, la pesadez de la humedad y el calor se hacían insoportables
-Creo que ya es hora de que los gemelos se vayan a la cama.
-Sí, princesa -asintió ella.
La princesa suspiró una sonrisa y miró de nuevo hacia los niños. Si bien la miraban con esos enormes ojos suyos, las melenas rubias peinadas y bien cuidadas, sus manitas jugaban aún con los juguetes que las doncellas les habían ofrecido hacía rato. La doncella intentó arrebatarle uno a la joven princesa, pero esta le dirigió una mirada aguada y amenazante.
-No, por favor.
-La princesa está cansada, jóvenes príncipes, mañana os leerá más.
-No, ahora -replicó el joven príncipe. Naerys cerró el libro sobre su regazo y lo dejó a un lado.
Jaehaerys, el joven príncipe, y su hermana Jaehaera iban vestidos igual a diferencia de un cinturón marrón y otro verde para diferenciarlos. Su ropa de cama también era diferente, puesto que al ser aún tan pequeños y similares físicamente era casi imposible diferenciarlos.
Iba a regañarlo, nada más que una amenaza al aire con quitarle uno de sus juguetes favoritos, cuando la puerta se abrió y un guardia entró acompañado por el maestre, vestido entero de gris y con una cadena de la Ciudadela alrededor de la cintura.
-Princesa -el guardia se marchó, cerrando de nuevo la puerta. Naerys se levantó para recibir al maestre, al mismo tiempo que estiraba el brazo para darle una orden a la doncella. Esta se apresuró a cumplirla.
-Maestre Kylian.
-Esto es para usted. Acaba de llegar de Marcaderiva.
-¿Noticias de mi abuelo y sus aventuras?
-No me atrevería a leer sus cartas, princesa.
Lo sabía, y por eso solamente se merecía un premio en esa fortaleza. Todos querían meter las narices en los asuntos de otros, y cuando se trataba de la familia real, entonces el asunto era más grande que el de los nobles. Sobre todo, cuando podía estar relacionado con una sucesión, un problema en la salud de una persona o la amenaza entre familiares. Naerys se apresuró a desenrollar la carta, bajo la atenta mirada del maestre.
"Mi querida nieta, me gustaría darte buenas noticias de tu ciudad natal. Pero una amenaza se cierne sobre el Trono de Pecios, en Marcaderiva, y me veo obligada a enfrentarme a gente que consideraba mi familia hasta entonces.
Cuando estés leyendo esto, ya habré salido de Marcaderiva en Meleys para dirigirme a Desembarco del Rey cuando antes. Espero, si bien confío en nuestros mensajeros, que la carta de Baela también llegue a tiempo a tu padre, Daemon, y a quien ahora ostenta el título de tu madre, Rhaenyra, y sus hijos.
Espero a mi llegada poder verte y recordar a Laena juntas, si bien puedo dudar de que la paz llegue a nosotras"
Las manos se Naerys apenas se movieron. Un ligero temblor las hizo sacudirse, pero nada que no pudiera ocultarse con un rápido movimiento para disimularlo. Naerys enrolló de nuevo el pergamino y le dio orden al maestre.
-Son nuevas de mi abuela, la princesa Rhaenys. Espera llegar antes de amanecer a la capital. Viene volando.
El maestre, un hombre viejo y arrugado, bajito y con una ligera chepa, masticó sus palabras de una en una. Era un hombre sabio, el mismo que atendía al Rey cuando ella no podía hacerlo y que la informaba de su avance para poder informar a su padre al otro lado de la capital. También había asistido en el nacimiento de los gemelos y, si los dioses se lo permitían, esperaba que alguno de sus hijos naciera con su ayuda.
-Informaré a la Mano para que haga los preparativos necesarios. Y a Su Majestad la Reina, ahora antes de que se acueste.
Resultaba extraño que la Reina siguiera despierta después de pasada la hora del búho, pero tampoco se lo pensó mecho. Le dedicó una sonrisa agradecida al maestre antes de que se retirara. Jaehaera tarareaba una canción en el sofá donde se había sentado ella antes, mientras hilaba un trozo de madera, con su gemelo esperando de la mano de la doncella.
-Oh, maestre Kylian.
-¿Sí, princesa?
-Mi esposo, el príncipe, ¿sabe dónde está?
El maestre le dio una respuesta sencilla. Antes de que el maestre Kylian ocupase el cargo, el maestre Mellos había trabajado en la Fortaleza Roja hasta su muerte por una bajada de tensión repentina mientras subía las escaleras. Ahora, su presencia resultaba silenciosa como la de cualquier maestre enviado por la Ciudadela de Antigua.
-Antes de descubrir que estábais vos aquí, pasé por vuestros dormitorios y el príncipe estaba leyendo en solitario. Me atrevería a decir que estaba esperándola.
Naerys se lo agradeció, y por fin lo dejó marchar. La cadena sonó a cada movimiento, hasta que la figura cubierta de este desapareció de la sala y pudo concentrarse en otras tareas.
La doncella llevó a dormir a los gemelos a sus respectivas habitaciones, ni lejos ni cerca de los dormitorios de sus padres, el príncipe Aegon y la princesa Helaena Targaryen, y de la Reina. El dormitorio del Rey se encontraba en la parte más alta de la Torre de Maegor, protegida de los pasadizos que recorrían la Fortaleza. No muy lejos, también estaba el dormitorio individual que ella había ocupado durante un tiempo antes de su matrimonio con el príncipe Aemond y los de él. La Fortaleza estaba dormida, aún si algunas personas como los guardias en las puertas de los nobles o de la familia real hacían guardia. No muy lejos, sir Criston Cole custodiaba la puerta de la reina Alicent Hightower, que ya debía de haberse acostado. Esperaba que el maestre Kylian hubiera llegado a tiempo.
El patio interior, una zona de piedra de dos plantas y con el techo descubierto con muchas columnas que sujetaban el resto del edificio, era iluminado por la luz de la luna y alguna que otra antorcha. Sabía que esas horas no eran el momento en el que una dama tuviera que estar despierta, y menos recorriendo sola el castillo. Pero sabía que, si paseaba por delante de los guardias, que acostumbrados estaban a verla sobre esas horas por su rutina nocturna, no iba a pasarle nada. No le costó mucho tiempo ni esfuerzo en llegar a la alcoba compartida, iluminada por varias velas y el resto oculto en sombras. La puerta chirrió al abrirla y al cerrarla a sus espaldas.
La estancia estaba a oscuras, iluminada por alguna vela en las mesitas y las llamas de la chimenea. Esta estaba encendida, pese al calor del exterior. A diferencia de otras habitaciones, esta tenía su propio toque personas con varias estanterías llenas de libros de la biblioteca real y una decoración normal que el resto de dormitorios tenían; muebles de madera que conformaban un espacio para la conversación, una zona espaciosa que se dejaba siempre para la bañera, y un lugar de descanso en el que estaba la cama, también de madera, espaciosa y un dosel recogido en las columnas.
Al principio, no lo vio, pero sabía que estaba ahí porque el maestre nunca se equivocaba. Siempre la esperaba antes de acostarse, no como ella que tacañamente perdía su lucha contra el sueño las veces que le tocaba esperarlo y acababa encontrándoselo de frente a la mañana siguiente. El príncipe Aemond estaba sentado al lado de la chimenea mirando al fuego. Naerys se lo encontró así como muchas otras veces, perdido en sus pensamientos.
La belleza de los hombres de Valyria era bien conocida por todos, sobre todo con una monarquía que conservaba la pureza de su sangre de esa manera. Los hermanos se casaban entre ellos, así como los tíos con las sobrinas y al revés. Sería mentira no admitir que fue probablemente por eso que su matrimonio acabó concertándose, no por el amor entre su familia. Los hermanos de él estaban casados, y los padres de Naerys eran casi primos por la unión de la sangre Targaryen con la Velaryon de Marcaderiva. Si bien ella podía ser también una jovencita delicada, atractiva y con la belleza de la sangre Valyria de las mujeres Targaryen, esa belleza solo podía dedicarse, en palabras que la septa había explicado al poco de instalarse en la Fortaleza Roja, al honor de su marido.
-Llegas tarde. ¿Los gemelos se han negado esta vez a que les leas o ha sido mi hermana la que ha interrumpido vuestra sesión?
-La presencia de Helaena hubiera sido reconfortante un día más con nosotros -respondió. Pasó al lado de un candelabro, que casi se apagó con la corriente-. Podrías haberte unido. Jaehaerys casi consigue lo que quería.
-Por eso tareas como esas son delegadas a las mujeres. Mi papel en este matrimonio no será enfrentarme a un niño de seis años y su temprano mal genio.
Naerys contuvo una sonrisa, comenzando a quitarse las joyas que adornaban desde sus dedos hasta su cuello. El collar con una piedra azul, en el que estaba tallado el caballito de mar de los Velaryon, bailó sobre entre sus pechos cuando se quitó los otros con los que odiaba dormir. Una vez había pertenecido a su madre, pero cuando cumplió la edad suficiente se lo regaló para que recordara que no solo era una Targaryen de sangre, sino una Velaryon y que el mar y el fuego hacían espesa su sangre valyria.
-Quizás Aegon tendría que practicar con su hijo su temperamento. Quizás Jaehaerys le enseñe algunas cosas que aprendió el otro día. Ya sabe contar hasta veinte.
-Dudo que mi hermano sepa contar hasta ahí.
Ahora, Naerys rió. Dejó las joyas en un pequeño cofre, un regalo de bodas de su cuñada, y se acercó lentamente hacia donde él estaba. Aún estaba vestido, con la ropa de cuero pegada al cuelo y el parche atado tras su cabeza. Lo único que lo diferenciaba de su atuendo de día era que llevaba el pelo suelto. Su mirada estaba perdida entre las llamas, como si el fuego le susurrase al oído órdenes que los demás no podían escuchar. Hacía meses, un comerciante de Essos había llegado a la ciudad diciendo que había nacido una nueva religión a un dios de fuego y que sus seguidoras se vestían de rojo. Aemond se había interesado por ella e investigado en las últimas semanas lo suficiente como para no salir de la biblioteca en días; ni cuando ella lo llamaba para atender sus deberes.
-Esposo -posó una mano sobre el respaldo del asiento, llamando su atención de una vez por todas. Separó los ojos, o el ojo mejor dicho, de las llamas y se volvió a mirarla. El púrpura claro de su mirada se encontró con su gemelo más claro.
Aemond se levantó en un ágil movimiento, como el de un felino preparándose para abordar la situación, y cerró el espacio entre ellos.
-¿Puedo?
-¿Por qué lo harías? -le detuvo la mano a mitad de camino, cuando había levantado los brazos para trabajar en los botones de su jubón. Aún le resultaba difícil que lo tocasen sin su permiso.
-Soy tu esposa, no hay nada de malo en hacerlo.
La miró durante un largo momento, vagando por su rostro en señal de duda y vacile, y luego bajó las manos, rendido. Naerys dio un paso más y comenzó a desabrochar el jubón, moviendo las manos lentamente . Su ojo permanece fijo en ti durante todo el tiempo. En otro momento, solo la habría intimidado y puesto más nerviosa, bloqueando el aire en su garganta. El fuego de la chimenea, tan cerca de ellos y a la vez tan lejos, calentaba su costado e iluminaba la pequeña porción de dormitorio.
-La princesa Rhaenys vendrá al amanecer. Me temo que Marcaderiva va a traer sus propios internos a la Corte.
-Lo raro es que no hubiera ocurrido antes -dejó caer como si nada, pero sin perder ese tono altivo y tranquilo que lo caracterizaba-. ¿Qué es esta vez?
Inmediatamente dejó de desabrochar, la tarea a la mitad con una parte de la camisa interior asomando y el cuero separado con todas las correas sueltas que lo mantenían en su sitio. Su complexión alta y delgada se acentuaba. Dejó la palma abierta sobre su pecho.
-Quiero esperarla en Pozo Dragón para que me diga qué está ocurriendo y si es tan grave el asunto. La carta apenas tiene información.
-¿No tendrá nada que ver con la legitimación de los hijos de Laenor? Mi señora madre ha mencionado algo sobre una audiencia mañana a primera hora.
-No tengo ni idea.
Pero podía hacerse a la idea de que estaba relacionado. Con las noticias de que su abuelo había resultado herido de muerte en una de sus expediciones, compungido de dolor por la muerte de Laenor, los rumores sobre su sucesión habían comenzado a expandirse. Se dudaba sobre la sucesión de su primo Lucerys Velaryon o sobre si el derecho le pertenecía al verdadero heredero, Vaemond Velaryon, el hermano de Corlys Velaryon.
-Sea lo que sea, quiero esperarla.
-No -le respondió, y le pasó una mano por el cuello. Sus dedos estaban cálidos-. Acuéstate y duerme. No son tus problemas.
-Lo son si ha enviado una carta a mi nombre y me informa de su asistencia.
-Ese asunto, esposa, se resolverá mañana. No dudes que toda la familia se reunirá para defender el derecho de Marcaderiva y lo que conlleve. Tal vez incluso duden de nuestra unión y salga algún opositor.
Naerys le devolvió la mirada, con el rojo tiñendo sus mejillas entre el calor y el atrevimiento. Hablar de su matrimonio había dejado de ser un tabú en el momento en el que se casaron a los ojos de los Siete y con la aprobación del Septón Supremo, el Rey y el resto de la familia. Sabían que iba a traer problemas desde un principio tomar la iniciativa, pero la mención al matrimonio de Alyssanne y Jaehaerys I hacía casi ya cien años aún estaba reciente y enterneció sus corazones. Aún lo recordaba, el cómo la insistencia había ganado al deber y habían conseguido casarse por el ritual valyrio de la misma forma que la princesa Rhaenyra y su padre habían hecho al poco de la muerte de sus cónyuges.
-No digas tonterías -suspiró, y se rascó el interior de la muñeca, donde comenzaba a salir una mancha roja de tanto rascarse-. Este maldito vestido me va a despellejar.
-La tela no tiene que haber sido bien tratada. Tu piel no debería someterse a esa tortura ni aunque fuera un regalo de Lord Tyrrell.
Lord Tyrrell le había regalado ese vestido en un intento de tomar su mano en matrimonio hacía unos cuantos años, cuando solo era una niña, a modo de regalo cuando alcanzase la madurez. Su padre se había negado en rotundo alegando que aún era una niña y que su mano sería tomada en cuanta en unos cuantos años, pero que de todas formas no iban a venderla a un anciano que arrastraba viudas e hijos a sus espaldas. Aemond insistía cada día en quemar ese vestido solo por ver el placer de la desdicha en los ojos del lord, que se había vuelto a casar con una jovencita de doce años y ya habían tenido tres hijos.
El único motivo por el que interesaba los matrimonios con las mujeres de la familia real, no era solo por el compromiso de verse envueltos en las intrigadas de palacio. Era, mayoritariamente, para tener una gota de sangre valyria en su descendencia y subir el estatus de su casa. La antigua casa que gobernaba Bastión de Tormentas había intentado comprometer a su hija con Aegon I cuando este ya tenía dos esposas-hermosas solo para conservar sus tierras, así que también entraban los motivos políticos.
-Llamaré a una doncella para que me ayude.
-No -susurró su marido, y Naerys torció la mirada de nuevo en su dirección, guiada por su dedo sobre su barbilla. Un brillo cálido y hambriento recorría su ojo descubierto-. Date la vuelta.
Naerys cerró los labios, sin palabras. Vio que hacía un gesto de acuerdo a lo que estaba diciendo, instándola a darse la vuelta y que expusiera su espalda a él. Ella lo hizo sin motivo de desconfianza. Al final, era su esposo y que supiera no había hecho nada malo para que la castigara por la fuerza.
Su corazón latía con fuerza por debajo del corpiño ajustado a su pecho y cintura. Si por ella fuera, seguiría llevando los vestidos de cuando era una adolescente y nadie tenía interés en verla, solo algún príncipe de Tyrosh interesado en su dragón y en el poder de la casa Targaryen para las últimas revueltas. Aquellos vestidos que no necesitaba ajustarse al cuerpo, solo pegarse lo suficiente para mantener todo en su sitio sobre la ropa interior y que le habían sido sustituidos por unos complejos con los que necesitaba varias personas para deshacerse de ellos. Naerys suspiró en un tembloroso escalofrío cuando sintió los dedos de su esposo trabajando en el material ajustado de su espalda.
Notaba los tirones de la tela y su sonido característico de tela rasgándose a cada cordón que desataba. Los dedos bailando de un cord��n a otro, alguno enredándose en la larga melena plateada a sus espaldas; Aemond la había retirado y puesto sobre un hombro en algún momento. Naerys pensó en su abuela para distraerse. Lo que quisiera hacer en Desembarco del Rey, estaría en conflicto con otra opinión y sería llevada al Trono de Hierro. Y, por consecuente, la presencia de la Mano ahora que sustituía al Rey por su enfermedad.
-Debería haber ido esta noche a ver al Rey -comenzó a decir, recordando el estado en el que se encontraba el hermano de su padre, postrado en la cama y adicto a la leche de amapola que le daban-. Mañana no podrá ni levantarse para ver a mi abuela.
-El Rey está enfermo y confundido. No hay nada que se pueda hacer por él ahora mismo.
-El peso del hierro sobre la sangre -murmuró, sin saber muy bien por qué.
Los dedos de Aemond se detuvieron donde estaban, para caer en la piel desnuda de su espalda. Sintió cada uno de ellos moverse con preocupación.
-¿Qué?
-Helaena me lo dijo una vez y ahora no paro de pensarlo. Sentarse en el Trono de Hierro es llegar a donde está el Rey ahora.
El camisón a modo de ropa interior por dentro del vestido quedó al descubierto. Naerys tiró de las mangas para fuera, dejándolo a la vista de quienes estaban en esa sala, cayendo al suelo.
-Los dioses son misericordiosos por no hacer que nos sentemos ahí.
Naerys masticó sus palabras. Por mucho sentido que tuviera, el Gran Consejo había decidido apartar de la sucesión a su abuela Rhaenys a favor del actual rey Viserys I, solo por ser hombre; su abuela tenía más apoyos que cualquier otro pretendiente. Y ahora se tenía en conflicto el reclamo al trono de Rhaenyra, la hija de Viserys con su primera esposa Aemma Arryn, y a quien había nombrado delante de todos su heredera y Princesa de Rocadragón, con el de su hermano Aegon. Pero todo, por supuesto, de puertas para dentro. Aemond evitaba hablar del tema la mayor parte del tiempo, solo algún chiste oportuno sobre la herencia del trono, así que Naerys hacía lo mismo y se esforzaba por no escuchar ciertos comentarios. Sobre todo aquellos que eran pullas al pasado de su padre, antes su madre con su primera esposa, Lady Rhea Royce, y sus pretensiones casándose con la princesa heredera. De verdad que lo intentaba.
-No critico a ninguno, pero a veces pienso que mi padre tendría que haber sido dejado como heredero.
-Y entonces tú serías la heredera, ¿no? Pequeña traviesa.
Naerys suspiró sin gracia. Se terminó de quitar el vestido, pasándoselo entre las piernas hasta el suelo, y recogiéndolo al vuelo. Lo dejó sobre el asiento que antes ocupaba Aemond para que la doncella mañana lo retirase.
-Ya tiene un hijo, bueno, dos. Renunciaría a mis derechos al trono si se me permitiera solo para huir de él. Doy gracias porque mi presencia no suscite rumores inoportunos como esos -respondió ella-. Y no creo que a mi esposo le haga gracia sentarse en esa silla con espadas. La Mano no parece cómoda.
-¿Me ves débil?
-Te veo como una persona más dedicada a una guerra que a sentarse y atender las quejas de los nobles del reino -se dio la vuelta, echándose el pelo de nuevo por la espalda, y se puso de puntillas para darle un beso-. O a leer entre cojines a solas. Quizás Jaehaerys le guste esa atención.
Aemond puso los ojos en blanco, pero no dijo nada. Tomó sus manos, delicadas y suaves, entre las suyas, entrelazando los dedos. La joven princesa, pequeña a su lado, se atrevió a volver a besarlo. Un suspiro salió de sus labios, pero no los apartó en ningún momento... Luego, la tomó de la cintura y la atrajo hacia él, volviéndola a besar esta vez de una forma más pasional. Los dos se acercaron a la cama, pero en el justo momento en el que iban a meterse, unos golpecitos en la puerta los sorprendieron.
-Siete infiernos... Espero que valga la pena.
Aemond se cerró el jubón, que por suerte no se había quitado, y fue hacia la entrada con los hombros tensos. Las bisagras de la puerta sonaron cuando esta se abrió. Una corriente de aire se coló en el dormitorio, helando las piernas de la princesa. Naerys se apresuró a envolverse en la bata que descansaba a los pies de la cama. El pudor porque alguien la viera en camisón a esas horas la podía más que el deber de atender quién llamaba a esas horas.
El maestre Kylian, para su sorpresa, apareció de nuevo por segunda vez esa noche. Llevaba una manta alrededor de los hombros a modo de manta, con el vestido gris de maestre por debajo. Ya no llevaba las cadenas metálicas.
-Princesa, mi príncipe -hizo un gesto hacia Aemond, que cerró los ojos y se hizo a un lado-, siento molestarla a estas horas, pero ha llegado un cuervo a su nombre, de su hermana Rhaena. Me temo que parece urgente.
Naerys pestañeó con sorpresa. ¿Rhaena? ¿A estas horas? ¿Qué diantres estaba pasando que todos querían hablar con ella? Se acercó y recogió el pergamino.
"Hermana mía, como ya te habrán informado la abuela y Baela, nos dirigimos hacia Desembarco del Rey desde Rocadragón. El tío Vaemond intenta usurpar el derecho de Luke y, por consecuente, el de nuestra princesa Rhaenyra. Por precaución iremos en barco, y dejaremos a los dragones en la isla. Espera nuestra llegada".
------------------
4 notes · View notes