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#el poder del pensamiento
aperint · 10 months
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Frases Célebres
Frases Célebres #aperturaintelectual #frasescelebresaintelectual
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.” Siddharta Gautama “Buda” (563 AC-486 AC) Fundador del budismo y pensador nepalés. Sigue Apertura Intelectual en todas nuestras redes: WordPress Facebook Twitter Instagram LinkedIn Tumblr Reddit Mastodon Te invitamos a que califiques esta…
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mutantes-sinmas · 1 year
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Profunda admiración y amor por este ser que tanto me inspira, gracias, gracias, gracias... porque todo lo que aprendo de ti lo pongo en práctica
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Les recomiendo que se descarguen este libro disponible en pdf en la web
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juliaridulaina · 5 months
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El poder dels bons sentiments//The power of good feelings//El poder de los buenos sentimientos
No donem importància al poder dels pensaments perquè creiem que son innocus. Tenim assumit que els pensaments no van més enllà de nosaltres, però, tot i que fos així, ens afectarien. SLOGAN: El poder dels bons pensaments poden transformar els sentiments deixalla d’altres. Cada pensament que creem ens influeix positivament o negativament segons siguin aquests pensaments; actuem d’acord amb ells…
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americangroupie · 3 months
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꩜ dirty little thing ꩜
enzo vogrincic x reader
tw: +18, phone sex
a/n: mi primera fic, no juzgar 😭pero no doy más de pensar en este chabon, disfruten
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
“¿y este milagro?”
sonreíste con los ojos entrecerrados, dándote vuelta en la cama con tu celular en la mano mientras soltabas un quejido. “¿qué milagro?”
“me contestaste el celular, a las–” escuchaste a enzo resoplar a través del altavoz “–¿dos, son allá?”
“dos y media.”
“disculpáme, chiquita. te prometí que te iba a llamar a penas pudiera. ¿te desperté? aún no me acostumbro a la diferencia horaria.”
enzo llevaba varios días viajando al participar de la premiere de su nueva película; premiere a la cual decidiste no asistir por la privacidad de ambos. lo último que querías era que los titulares de los artículos pasaran de habla de la película a prejuicios sobre tu relación con el.
“no, amor.” respondiste suspirando, acomodándote en la cama. “estaba dormitando nada más. yo te extraño el triple, sabés. no es lo mismo sin vos.”
se rió por lo bajo. “yo te dije que vinieras. no era necesario que me acompañaras a los eventos, podrías solo haber–”
“enzo–” interrumpiste.
“pero escucháme, ángel. te podrías haber quedado acá conmigo en la habitación, hasta tarde.”
“¿hasta tarde, hm?” soltaste una risita al escucharlo reír, imaginándotelo agarrandose la cara por tu comentario. “¿haciendo que?”
“no sé, mi amor. ¿que se te ocurre?”
mordiste levemente tu labio inferior, apretando las piernas en el momento que tu cabeza comenzó a imaginar escenarios en los que podrías estar con tu novio si estuviera cerca.
“¿estás solo?”
lo escuchaste reír. “si nena, acabo de llegar a la habitación. ¿por qué?”
“ya sabes porqué.”
“no, ángel.” pusiste los ojos en blanco. “decime.”
“porque te extraño mucho.” exclamaste en voz baja, suspirando.
prácticamente lo podías escuchar sonreír. “¿cuánto?”
“deja de molestarme, enzo.”
“pero si recién estoy empezando, mi amor.” te quejaste al escuchar sus palabras, mientras el se recostaba en su cama de hotel. “¿dónde me extrañas?”
“¿dónde?”
“¿entre tus piernas, será?”
guardaste silencio por unos segundos, estremeciéndote al escuchar sus palabras cerca de tu oído a través del celular, ganándote una suave risa burlesca del otro lado de la llamada.
“¿si, mi amor?”
“sí, enzo. mucho. no es lo mismo tocarme solita.”
gruñó. “yo también extraño estar ahí, chiquita. no hay lugar mejor que entre tus piernas, escuchando los ruidos que hacés. no sabés como extraño comerte.”
te quejaste en voz alta en forma de suplica, acomodándote en la cama una vez más al no poder estarte quieta.
“extraño tocarte,” continuó enzo en voz baja. “besarte, cogerte. un par de días sin vos y me estoy volviendo loco.”
“enzo–”
“tocáte para mi, hermosa.” es como si fuera capaz de leerte los pensamientos. “dejáme escuchar los ruiditos que hacés para mi, ¿si?”
“mhm” fue lo único que fuiste capaz de escupir, bajando tu ropa interior por tus piernas y colocando tu mano entre las mismas, frotando circulitos al ímpetu de sus palabras. “hazlo conmigo, enzo.”
lo escuchaste reír por lo bajo. “si, mí amor. yo te necesito tanto como vos a mi.”
“te necesito acá, conmigo. en serio.” dijiste frustrada, quejándote por lo bajo mientras te lo imaginabas masturbándose en una pieza de hotel en españa.
“¿que querés de mi?”
“c-cualquier cosa.”
“¿cualquier cosa? ¿me dejarías hacerte lo que yo quiera, ángel?”
asentiste con la cabeza, como si te pudiera ver. “sí enzo, sí. lo que vos quieras.”
“hm.” lo escuchaste gruñir a través del altavoz, gimiendo como respuesta. “primero te comería a besos, como siempre..” se interrumpió a sí mismo con un casi inaudible gemido, haciéndote juntar las piernas con tu mano entremedio en respuesta. “.. y luego bajaría por tu cuerpo, pasaría mi lengua por todos lados, mi amor. como siempre.”
“¿y que más?” dijiste con la voz temblorosa.
“te daría besos por los muslos, y pasaría mis dedos para ver lo mojada que estás.” gemiste, interrumpiéndolo. “te dejaría probarte. no sabés como me pones, princesa. lo que más quiero es que te corras en mi boca, y luego me dejes cogerte hasta que no puedas más.”
“quiero que lo hagas como la última vez que nos vimos.”
te ganaste una risa de su parte. “¿ah, sí? ¿en la cocina otra vez, mi amor?” asentiste entre quejidos. “no tardaste nada en acabar mientras te cogía encima de la mesa. ¿o estás hablando de cuando te metí los dedos mientras cocinabas, chiquita?”
“enzo..”
“¿ya, mi amor?”
“mhm..” gemiste, entreabriendo la boca sin poder controlar los sonidos que hacías.
“esperáme.”
“no me puedes hablar así y hacerme esperar.” lloriqueaste, haciéndolo reír. “no aguanto nada escuchando tu voz.”
“ni yo la tuya, chiquita. extrañaba tanto los ruiditos que hacés. no sabes como me tienes.”
“por favor, enzo.”
“¿por favor qué?”
“acaba conmigo.” ocultaba sus gruñidos, pero podías escuchar su respiración agitada y la forma en la que movía su mano. “por favor enzo, te necesito.”
“hazlo.”
tus oídos cesaron por un par de segundos al dejar de esperar, pero logrando escuchar los gemidos y gruñidos que soltaban ambos al mismo tiempo. después de unos segundos, lo único que se escuchaba en ambas líneas eran las respiraciones agitadas de los dos, seguidas de una risa burlesca por parte de enzo.
“un par de días más aguanta, mi amor.”
te quejaste. “no aguanto ni un par de segundos sin ti acá, amor.”
“dios.” suspiró. “me tenés como un idiota, sabelo.”
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eduardoskipper · 2 years
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olee · 3 months
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Fina | Enzo Vogrincic
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*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu estómago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
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jacobelgordi · 2 months
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después de ver como una cantidad indiscutible de carentes de materia gris festejaran el cierre inconstitucional de agencia télam tengo la desgracia de decir que el daño ideologico que sufrió en este pais no se va a arreglar en unos años por ahí nunca. la única forma es viendo (otra vez) como el liberalismo económico y etc etc rompe el pais al punto que el dueño de mercadolibre no pueda dormir tranquilo del miedo y eso significa que tendríamos que seguir sufriendo. mientras tanto si el pais explota (que con años de la derecha haciendote creer que te mereces pasarla mal porque los k etc va a ser un estallido del tamaño de una bombita de esas de navidad) obviamente a los que van a pedir que esten en la calle y pongan el cuerpo va a ser a los mismos que siempre lo hicieron (la izq, peronismo, sector obrero etc) que después de esto igual los caputo en unos 30 años van a verse otra vez metidos en la política si vamos a cometer el error de ser muy civilizados y no cazarlos por deporte asi se extinguen de una vez.
están festejando que la gente pase hambre. te dicen que soñabas alto con pedir una vida digna si te quejas de el "ajuste" que no le metieron a nadie excepto a nosotros. te dicen que estabas delirando grandeza porque pagabas barato el tren cuando había gente que ya con lo que salía antes era un martirio pagar y te putean si saltas molinete. ojo que este tipo de pensamiento solo se da cuando ellos estan en el poder porque la miseria y el vivir mal cuando gobierna otro es inaceptable y cuando gobiernan ellos una muestra de moral y sacrificio y esa falopa.
me rehuso a creer que me merezco ser miserable porque el futuro del pais depende de las cantidades de hialurónico que se mete caputo jr en los labios de petero.
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deepinsideyourbeing · 17 days
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(Hit me like a) Ray of Sun - Esteban Kukuriczka
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+18! fluff & smut. Dom!Esteban, begging, creampie, dacrifilia, (alusión a) overstimulation, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Conociste a Esteban un día de lluvia.
La tormenta te sorprendió en medio de un paseo y el refugio más cercano que encontraste fue un café. Te acomodaste sobre la barra cercana a la ventana y decidiste perderte por completo en las páginas de tu libro favorito mientras disfrutabas de un tazón de café y algunos dulces, muy de vez en cuando observando el paisaje que se desplegaba al otro lado del cristal.
El ruido de la puerta principal te distrajo por unos segundos, pero más lo hizo el silencio repentino seguido de murmullos por parte de varias personas en las otras mesas. Cuando levantaste la vista identificaste el motivo: el recién llegado estaba empapado de pies a cabeza y su cabello goteaba sobre los hombros del impermeable aparentemente inservible que llevaba puesto.
Le restaste importancia y regresaste tu atención al libro entre tus manos, decidida a terminar el capítulo. Un par de párrafos más tarde una voz desconocida habló a tus espaldas y al voltear te encontraste con un rostro salpicado con pecas y gotas de lluvia, los mechones rubios le caían sobre los ojos y sonreía de manera tímida.
-¿Te molesta si me siento...?
-No, por favor- le devolviste la sonrisa y te disponías a continuar con tu lectura, pero su presencia te resultaba magnética e intrigante, toda una distracción: miraste de reojo cómo vaciaba despreocupadamente el contenido de sus bolsillos sobre la barra.
-Cómo llueve, ¿no? Me parece que no vamos a poder salir de acá.
Normalmente las interacciones triviales con desconocidos no eran de tu agrado, pero su comentario te hizo reír con facilidad y la suavidad en su voz resultaba más que agradable. Cerraste tu libro y la forma en que su mirada te recorrió te hizo temblar: un gesto fugaz, casi imperceptible, pero suficiente para convencerte de que había en él algo más, algo muchísimo más profundo de lo que su exterior dejaba ver.
-A mí me parece que no te conviene volver a salir…
Soltó una risa encantadora.
-Salí de casa así no más, tuve que comprar esto en el camino pero… bueno, mucho no me sirvió- explicó, señalando el impermeable con cierta resignación-. ¿Y vos? ¿Por qué saliste con esta tormenta?
-Salí a dar un paseo, no sabía que iba a llover.
-Entonces estamos en la misma- dio un sorbo a su café y arrugó la nariz. Notaste cómo sus ojos se desviaron hacia tu libro cuando se estiró para tomar el azúcar, pero si reconoció el título o al autor no lo demostró-. ¿Está interesante la lectura?
Sin siquiera pensarlo, contestaste:
-Estaba.
El rubor en sus mejillas no tardó en hacerse ver una vez que comprendió el significado de tu respuesta. Te dirigió una sonrisa tímida antes de voltear, concentrándose en endulzar su bebida y mordiéndose el labio para ocultar cuán afectado se sentía por tu sutil confesión, suponiendo por la expresión de mortificación en tu rostro que había sido completamente involuntaria. Reacio a permitir que te arrepintieras o te disculparas, extendió su mano en tu dirección.
-Esteban- se presentó-. Pero me dicen Kuku.
-¿Kuku?- preguntaste intrigada. Ofreció una breve explicación y te observó con atención mientras repetías su apellido un par de veces, como si saborearas las sílabas entre tus labios.
-Así, perfecto…
El resto de la tarde transcurrió de manera lenta, ambos acompañados por el repiqueteo de la lluvia en la ventana y sus respectivas bebidas calientes, y la conversación que mantuvieron estuvo centrada en todo y nada a la vez. Esteban dejó de ser un enigma rápidamente porque descubriste que era la persona más dulce y tierna que pudiste haber conocido. Al hablar sus manos se movían por cuenta propia, acentuaba sus palabras inclinando la cabeza o encogiendo los hombros, y sus ojos reflejaban la abstracción en sus pensamientos antes de dar una respuesta.
Abandonaron el lugar un tanto avergonzados luego de que un empleado se acercara para advertirles que estaban por cerrar. Ambos permanecieron de pie en la acera, alguna que otra gota aún cayendo y el silencio evidenciando la comodidad y familiaridad que habían logrado en tan sólo unas pocas horas, pero también obligándolos a tomar una decisión respecto a la situación.
-¿Te puedo pedir tu número?- preguntó de manera atropellada.
Suspiraste. Internamente gritabas de la emoción.
-Obvio. 
Las primeras citas, también en días lluviosos, tuvieron lugar en el mismo café. Pronto se volvió habitual que te esperara en la entrada: te recibía con un beso en la mejilla y acariciaba tu brazo de manera sutil, abría la puerta para permitirte entrar primero -su mano siempre dirigiéndose hacia tu cintura pero sin tocarte- y movía tu silla para que tomaras asiento cómodamente. Preguntaba qué querías incluso luego de saber que tu pedido era siempre el mismo, ordenaba por ambos y cuando llegaba la hora de pagar se rehusaba de la manera más educada a aceptar tu dinero.
Con el pasar de las semanas comprendiste que Esteban tenía intenciones enteramente puras. Su ser desbordaba sensibilidad y dulzura, se mostraba comprensivo y más que respetuoso, no era de extrañar que su comportamiento fuera siempre el correcto. Intentaste encontrarle defectos, tan acostumbrada a decepcionarte de las personas, pero lo único que se te ocurrió fue lo exigente que era consigo mismo, algo que sabías él era capaz de gestionar.
La primera vez que te invitó a verlo actuar le llevaste un ramo de flores y una tarjeta. Cuando la obra terminó te encontró entre el público y se sorprendió al ver los obsequios, confesando en ese momento –mientras acercaba su rostro al ramo, perdiéndose por un segundo en el aroma de los jazmines y las rosas blancas- que jamás había recibido flores luego de una presentación.
-Un crimen- comentaste, haciéndolo reír-. ¿Te parece si te invito a cenar?
Esa misma noche, paseando por las calles de San Telmo, Esteban te besó por primera vez. En sus labios cálidos y suaves podías percibir el sabor del vino que compartieron durante la cena, pero también un deje del chocolate amargo que incluía el postre. Rompió el beso cuando ambos estaban por quedarse sin aire y su mano permaneció en tu mejilla, su dedo meñique rozando tu cuello y percibiendo tu pulso.     
Podías jurar que sus ojos seguían reflejando la llama de la vela sobre la mesa y sus pecas aún parecían estar iluminadas por la misma. Los destellos rubios de su cabello brillaban bajo la luna… o debido a la luz del farol a sus espaldas, la cual le confería un aura casi angelical.
Y es que Esteban es un ángel, aunque en este preciso momento parezca todo lo contrario.
Su brazo se cierra sobre tu cuello para inmovilizarte contra su pecho mientras su mano ocupa su habitual lugar entre tus piernas, sus dedos recorriendo tus pliegues húmedos y rozando la piel que rodea tu entrada, sensible como resultado del incesante asalto por parte de su miembro.
Te aferrás a su brazo para no repetir el error de apartar su mano pero es inútil, la combinación con el movimiento repetitivo de sus caderas te supera. Intentás cerrar tus piernas para limitar sus movimientos, el interior de tus muslos aún ardiendo por el prolongado contacto previo con su incipiente barba, y ante esto no duda en pellizcar tu clítoris con fuerza.
Observa tu perfil con atención: el rastro húmedo que las lágrimas dejaron en tu piel, tus labios enrojecidos por la fuerza que empleás al morderlos y tus pestañas brillantes batiéndose cuando cerrás los ojos. Gritás, suplicás y llorás sin coherencia alguna, pero poco le importa lo que salga de tu boca si no es una palabra de seguridad o su nombre.
-No…- tu voz tiembla al igual o más que tu cuerpo-. No puedo.
-Sí, podés- dice entre dientes.
Sollozás al oír sus palabras. Eso dijo la última vez. Y la anterior. Y...
El cambio brusco en su tempo te hace gemir con fuerza, tu cuerpo se relaja sobre el suyo y sus labios sonríen contra tu piel cuando observa tu expresión de frustración dar paso a una reacción de reposo. Tu respiración vuelve a la normalidad pero sabe que si sus dedos rozaran tu cuello aún sentiría tu pulso descontrolado.
La tensión en tus músculos desaparece casi por completo y el alivio ante sus movimientos lentos, casi imperceptibles, es instantáneo... pero efímero. Otro grito amenaza con dejarte sin voz cuando retoma el ritmo previo y la fuerza de sus acciones envolviéndote provoca que tus pechos se muevan de manera casi dolorosa, una pequeña adición al resto de estímulos que amenazan con quebrarte.
El correr de tus lágrimas es insignificante en comparación con tus fluidos cayendo y manchando su miembro, su pelvis e incluso las sábanas que colocaste por la mañana y que ahora sufren una tortura bajo tus dedos acalambrados. Bajás la mirada sólo para apreciar cómo Esteban se introduce una y otra vez en tu interior: el tamaño de su miembro, la sensación de ardor que este provoca en tu entrada estrecha y la profundidad que alcanza en tu interior suficientes para hacerte delirar.
-Por favor…
Tu voz es apenas un murmullo, casi perdiéndose entre los sonidos dentro de la habitación y la lluvia que azota el exterior. Tus dedos liberan las sábanas para dirigirse hacia su cabello, los mechones dorados acariciando tus palmas sensibles como si se tratara de seda.
-¿Cómo? ¿No era que no podías?- se burla.
Intentás protestar pero la brutalidad de sus embestidas y tu garganta irritada no lo permiten. Una serie de sonidos penosos surge de tu boca mientras él continúa abusando de tus partes más sensibles.
-Por favor- repetís-. Por favor, necesito…
Se detiene con un sonido de falso hartazgo.
-Hacelo vos entonces.
Llorar no es una opción –después de todo, ya lo estás haciendo- y tampoco lo es suplicarle, por lo que te tomás unos segundos para respirar profundamente e intentar recuperar un poco la cordura. Dirigís el peso de tu cuerpo hacia tu centro, tus músculos agotados y la nebulosa de tu mente dificultando tus movimientos, y comenzás a mover tu cadera hacia delante y hacia atrás.
Esteban inhala profundamente y sabés que estás haciendo algo bien, pero el adictivo roce con su pelvis y la abrumadora sensación de su miembro llenando por completo tu cavidad apenas te permite pensar en ello. Tus gémidos y sollozos llegan a tus oídos acompañados por los sonidos obscenos de tu humedad y la voz de tu novio repitiendo una y otra vez:
-Así, perfecto, sí…
Estás a punto de dirigir tu mano hacia tu clítoris, incapaz de recordar si tenías permitido hacerlo, pero la contracción de tus paredes cálidas son una señal que Esteban reconoce inmediatamente. Comienza a masturbarte con un ritmo brutal, una mezcla de pena y satisfacción recorriéndolo cuando siente que perdés el ritmo por un breve instante y ve las lágrimas cayendo en cascada por tus mejillas.
-Por favor- lloriqueás-. ¿Puedo…? Por favor.
El sonido de afirmación es suficiente para que aprietes los párpados con fuerza, preparándote. Tus piernas temblando y la contracción de los dedos de tus pies te hacen ignorar el hecho de que tus labios entreabiertos hacen poco y nada para contener tus gemidos desesperados. El calor en tu rostro y tu cuerpo se vuelve ínfimo cuando tu (¿quinto, sexto?) orgasmo te golpea, el placer que este produce cegándote e impidiendo que notes el líquido incoloro que brota de tu interior y baña no sólo tus piernas.
Esteban no permite que te recuperes, en un segundo su brazo se cierra sobre tu cintura con la fuerza suficiente como para fundir tu cuerpo con  el suyo. Sus pies firmes sobre el colchón le permiten penetrarte con profundidad y precisión, el roce de su miembro ardiente sobre tu punto dulce prolongando tu orgasmo hasta reducirte a un mar de lágrimas y palabras sin sentido.
La humedad producida por tu excitación y tus orgasmos es apenas útil cuando tu interior usualmente apretado se contrae aún más. Maldice contra tu piel, pero no es suficiente y decide morder el espacio entre tu cuello y tu hombro… Es la forma en que te retorcés entre sus brazos, vulnerable y completamente a su merced, lo que lo empuja hacia su propio orgasmo.
Sentís el palpitar de su miembro y su liberación caliente manchando tu interior como recompensa. Suspirás, agotada en todos los sentidos, pero una sonrisa tira de tus labios.
-¿Por qué sonreís?- pregunta curioso, en su voz un tinte de diversión. Sus labios acarician la marca que sus dientes dejaron en tu piel-. ¿Pensaste que ya habíamos terminado…?
Notas de Lu:
El fluff del inicio es lo que era la introducción original de este one-shot, así que esto puede leerse como un preludio o no. Sé que se suponia que publicara otras cosas (mis más sinceras disculpas), pero hace días estoy con tremenda Kuku fever -nivel: me puse a escribir en clase y durante un ensayo, re desquiciada- y necesitaba escribir sobre él urgentemente porque así funciona mi cerebro :):
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo disfruté al escribir ♡
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@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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mutantes-sinmas · 1 year
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elcorazondealis · 4 months
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Mi sentir🤍
Me haces sentir que mis problemas, pequeños son,
que siempre hay un camino para seguir adelante con fe.
Tu voz, como un susurro, en mi mente resonando,
y tus palabras, claras y dulces, calmando mi ser.
Amo la manera en que me muestras la esperanza,
La mágica forma en que, junto a ti, mi alma avanza.
Es inexplicable todo lo que siento,
solo sé que es inmenso y eterno
Y así, en cada sílaba escrita con cuidado,
intento expresar la admiración,por todo lo que eres.
cada momento a tu lado es como poesía,
en cada verso, canción, en cada palabra,
siento la fuerza del amor que nos guía.
en estas líneas, con amor entrelazadas,
expreso mi gratitud y mi devoción,
porque tu,mi amor, me haces sentir amada.
Tu amor me ilumina, me hace volar,
en tus brazos encuentro mi lugar.
En cada momento, me haces creer,
que no hay obstáculo que no pueda vencer.
Tu presencia me llena de una calma profunda,
como si el universo me susurrara al oído una respuesta rotunda.
Es inexplicable lo que siento por ti,
solo sé que es tan grande  que 
siempre se puede un poco más contigo 
En cada verso, te encuentro, te siento,
tu amor es el poema, la melodía serena,
me inspiras a amar, a creer, a luchar,
contigo, en mis versos, se desvela la pena.
Sensual, evocativa, se vuelve mi voz,
amor, política, mundo natural,
todos mis pensamientos, en uno soy,
equilibrio y unidad, en este baile celestial.
estructura precisa, cada línea une, como en un abrazo sincero,
misterioso, profundo, en cada palabra se atiza,
un poema que evoca un amor sin prisas 
Me gusta cómo me alivias en momentos.
Cosas antes vacías, ahora tienen sentido,
cuando tú estás junto a mí, todo es bienvenido.
Adiós a mis penas, a la tristeza y el llanto,
juntos enfrentaremos cualquier quebranto.
Eres la voz que calma mis pesares,
la razón que enfrenta mis temores,
tus palabras abren nuevos horizontes
y hacen pequeños mis problemas mayores.
Canciones que escuchaba sin razón,
al estar contigo cobran significado,
el amor fluye en cada melodía,
lo que antes era opaco, ahora es amado.
En tu mirada, encuentro esperanza,
como si el universo me hablara en secreto,
me transmites un sentimiento eterno,
algo inmenso, indescriptible y completo.
Tu compañía llena mi alma de dicha,
siento que todo en ti está bendecido,
no todo está perdido, me haces ver,
que en cada paso, el amor está unido.
Tus abrazos son como poesía viva,
que me envuelve con su dulce encanto,
haces aflorar los sueños más ocultos,
y despiertas mi ser con un solo canto.
Eres lo que inspira mis versos,
la luz que guía mis letras en vuelo,
en ti encuentro la pasión desbordante,
que acelera mi corazón y es mi anhelo.
Con cada verso, quiero celebrarte,
y rendir homenaje a tu ser especial,
tú, que eres fuente de amor y alegría,
mereces elogios por siempre, sin final.
Gracias por ser mi eterna inspiración,
por regalarme amor sin condición,
en cada paso, en cada verso cantado,
celebro tu existencia con devoción.
Oh, tú que alivianas mi carga,
Tu presencia sofoca mi difícil situación.
Las melodías una vez vacías de profundidad y significado,
Ahora resuenan con propósito.
el universo me susurrara al oído,
asegurándome que estás cerca,
Un sentimiento inexplicable, tan vasto y grandioso,
Un amor que sé que es infinito y valioso.
Es Indescriptible, la profundidad de mis emociones,
Sin embargo, sé que es inmenso y sin limitaciones.
Infinito y eterno, nuestro amor será,
Un testimonio del poder, entre tú y yo.
Tus palabras, tan pocas, pero llenas de significado,
Responden preguntas que me persiguieron durante años
En tu compañía, mi corazón se tambalea,
En la unidad y el equilibrio encontramos la armonía.
Tus palabras desentrañan misterios que he buscado,
Respuestas reveladas, con claridad aportada.
me haces entender en silencio,
que el amor verdadero es eterno y sin igual y que
Mientras esté contigo nada me puede quebrar.
-Pararuby
Esto lo escribí esa vez que fuy a tu trabajo que llegaste a mi casa en carro y escuchamos música todo el camino y que pasemos todo el día después de tu turno recuerdo que hablábamos de lo bonito que sería tener un auto para nosotros y pasear juntos siempre y también recuerdo que decías que sentías tan bonito el estar paseando conmigo y que te sentías muy feliz.
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piscisgirlbday · 1 year
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hoy es un día muy especial e importante, a final de cuentas hoy es el cumpleaños de una persona tan bonita como tú, ¿no? feliz cumpleaños, mi princesita, en serio espero que este día sea maravilloso para ti. sé que no siempre las cosas van del todo bien en tu vida, así como entre nosotras, pero déjame decirte que lo estás haciendo muy bien a pesar de cualquier cosa que pueda ir en tu contra, a pesar de que parezca no tener salida o de los pensamientos negativos. eres sin duda alguna la mejor persona que alguna vez pude llegar a conocer (mi persona); con un corazón tan grande que no entiendo como te cabe en el pecho, con unos sentimientos tan puros y con un carisma que cualquiera podría notar desde la lejanía, es por eso, que no tienes idea lo feliz que me hace poder tenerte en mi vida, de decir que somos una pareja y más allá de una manera romántica, poder pasar este día tan especial a tu lado, es el primero en el que tengo la dicha de poder verte cumplir un año más de tu vida, de verte crecer y sentirme muy orgullosa de todo lo que eres y lograrás ser.
te amo muchísimo, en todo este tiempo de relación me has enseñado y dado tanto que de verdad siento que te debo muchas cosas, espero poder devolverte todo lo lindo que me has dado, porque en definitiva eres alguien que vale mucho la pena y sé que seguirá siendo así. tenerte en mi vida es como tener oro entre mis manos, cualquier persona que forme parte de tu vida sabrá a lo que me refiero; tu personalidad es tan única que no te cuesta ganarte el cariño de los demás, siempre sabes que decir ante cualquier circunstancia, tienes un sentido del humor bastante peculiar pero para mí es buenísimo, simplemente eres genial en tantos aspectos que me apena no poder mencionarlos todos en esta carta, pero todavía me apena más que a veces no seas capaz de verlo, pero no importa, sabes que aquí estoy para recordarte todo eso las veces que haga falta y hasta más.
y puede que tal vez no haya pasado mucho tiempo desde que estás en mi vida, aunque a decir verdad se siente como toda una vida debido a lo que hablamos diariamente; todo se trata de ti y todo gira alrededor de lo que tenemos, es bastante emocionante sentir que siempre he sido yo y otra persona, en este caso tú. por otra parte, déjame decirte que todo este tiempo que hemos estado juntas estuvieron llenos de felicidad y todo gracias a ti, inclusive si justo ahora no te lo crees, para mí siempre va a ser un nido de felicidad si estoy a tu lado. eres la persona que se encarga de darle color a mi vida de forma constante y se siente tan lindo saber que independientemente de lo que sea que hayamos pasado juntas, tú siempre estás y estarás ahí para mí. te agradezco por todo lo que me das diariamente, por el amor y el cariño, por los bonitos recuerdos que formamos juntas, por siempre hacer el intento de ser un apoyo para mí, por tener plena confianza en mí, así como hacerme sentir esa confianza también en ti, por leerme siempre que lo necesito, por inculcarme tu manera de amar, por seguir intentando que las cosas marchen del todo bien entre nosotras y por aportarme un granito de ti en mí que sin duda se ha vuelto bastante indispensable en mi vida y la mejor parte es que todavía nos queda muchísimo por conocer de la otra, así como de estar juntas. sonríe mucho hoy, iriana, que si hay alguien que sin duda se merece todo lo bueno de este mundo, en definitiva eres tú. sé que a veces hay días tristes, días buenos, días en los que realmente no se antoja hacer nada y otros que no se pueden ni explicar, momento de nuestra vida que nos marcan, gente que va y viene y otros que nos acompañan por muchísimo tiempo, pero sin importar la situación, siempre vas a poder acudir a mí de ser necesario, siempre vas a tener un hombro en el cual apoyarte, porque más allá de ser tu novia, también soy tu amiga, tu confidente y siempre voy a querer estar ahí para ti.
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americangroupie · 3 months
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plz plz plz!!!!! UN TRÍO (matías, reader, enzo)!!!! estoy muriendo muerta de tanto pensar en eso, sí pudieses hacerlo sería LIVE SAVING fr
✪ pyramids ✪
enzo vogrincic x reader x matias recalt
tw: +18 la fantasía sexual de todas
a/n: mi escrito mas largo, más producido y del que estoy más orgullosa ;) si veo que les gusta puedo hacer la parte dos, vivan los hombres
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
"¿qué tanto mirás?" susurró matías cerca de tu oreja, tratando de seguir el camino de tu mirada al percibir que llevabas varios minutos con tus ojos estancados en algo.
bueno, en alguien.
desviaste la mirada hacia tu derecha, mirándolo a él por un par de segundos mientras apoyabas la cabeza en la palma de tu mano. "nada." matías levantó una ceja. "qué pasa, mati. ¿celoso?"
rió, negando la cabeza. "depende. ¿a quién mirás así?"
"adivina." dijiste mirándole a los ojos, devolviendo tu mirada al uruguayo. este se encontraba charlando con sus demás compañeros de reparto en el otro extremo de la mesa del restaurante del hotel, expresándose corporalmente al discutir sobre un tema inaudible gracias a la cantidad de personas que se encontraban a tu alrededor, y a los pensamientos obscenos que se encontraban invadiendo cada espacio de tu cabeza.
"no tenés nada que envidiarles a las nenas fanáticas de internet; sos igual." dijo acompañado de un suspiro, envidiando que el brillo de tus ojos sea gracias a alguien más. "es cómo diez años mayor que vos, hija de puta."
reíste, mordiéndote levemente el dedo. "yo las entiendo tanto." te respondió alzando ambas cejas. "por algo estoy acá con vos."
"estás acá conmigo y lo mirás a él. ¿cómo es la cosa, gorda?"
"no sos mi novio."
"él tampoco."
"puede llegar a serlo."
devolvió su mirada a ti. "¿eso querés?"
imitaste su acción, bajando la mirada a sus labios haciéndole sonreír pícaramente. "mmm. si te pierdo a vos, no."
matías giró su cabeza hacia enzo, analizándolo por un par de segundos mientras apoyabas tu cabeza en el hueco entre su cuello y su hombro. eran altas horas de la madrugada, pero aún después de un largo día el perfume del argentino seguía siendo predominante en el aire cerca de su cuello. "no necesariamente."
"¿qué me estás queriendo decir, amor?" susurraste alzando tu mirada sin moverte, tus ojos aparentando una inocencia que matías sabía era inexistente.
"vos sabes exactamente a que me refiero."
sentiste tu corazón acelerarse levemente al sentir un poco más real una de tus fantasías más intimas y utópicas, no considerabas a matías una persona que estuviera abierta a algo así. y sincerándote contigo misma, antes de conocerlos a ambos tampoco te veías capaz de encontrarte soñando despierta con dos hombres, uno adelante y otro por detrás. pero faltaba la parte más importante, que era que enzo estuviera dispuesto.
sentiste la noche pesada y larga, los minutos parecían horas al no poder concentrarte en nada más que en tus fantasiosos pensamientos, siendo poco charlatana comparada a los días donde matías no tenía una mano sobre tu muslo, y donde enzo no tenía el pelo tan desordenado y la remera tan apretada.
al finalizar la cena, te despediste de todos con un beso en el cachete, quedándote charlando con esteban por un par de minutos mientras matías saludaba al resto.
y entre tanto que lo escuchabas contarte sobre su próximo proyecto, divisaste a matías por sobre el hombro de esteban hablando con enzo, haciendo contacto visual con el uruguayo mientras matías hablaba.
"estoy en el proceso de casting, pero pienso que ya lo tengo en el- ¿qué pasa, flaca?" esteban pregunto con un leve tono de preocupación en su voz, girando su cabeza hacia un lado para encontrar a lo que mirabas que coloreó tus mejillas de un vibrante rosado.
"nada kuku." respondiste rápidamente y con seguridad, queriendo que volviera a hablarte para no llamar la atención de nadie más. "¿que decías?"
te alzó una ceja. "nada, que pienso que ya tengo el rol en el bolsillo." le sonreíste y asentiste a ver a matías caminando hacia ustedes.
"¿vamos?" dijo matías al acercarse lo suficiente; asentiste como respuesta. "chau, kuku, nos vemos mañana."
"chau, nos vemos al desayuno." dijo dirigiéndose a ambos, pero regalándote una sonrisa picara al comenzar a alejarse.
suspiraste y apretaste los labios con vergüenza mientras caminabas al lado de matías hacia el ascensor.
"mati."
"¿hm?"
"¿qué le dijiste?”
"¿a quién?"
resoplaste. "matías."
"¿pero a quién, nena?" respondió riendo.
"no me molestes hijo de puta, ¿qué le dijiste?"
negó con la cabeza mientras se adentraba en el ascensor. "nada, no le dije nada de vos. no te comas la cabeza."
lo miraste con los ojos entrecerrados . "no te creo nada."
"no me creas." respondió, cruzándose de brazos mientras miraba hacia adelante. "pero yo no le dije nada sobre que te lo querés coger."
lo miraste con los ojos muy abiertos, pegándole un codazo. "sos una mierda."
"y bueno." dijo cuando el ascensor abrió sus puertas. "no era necesario con cómo estuviste mirándolo toda la noche.”
resoplaste. "cortála, querés. que te pones celoso, como si vos no fantasearas con otras minas."
"en realidad, no. me basta con lo que tengo en frente mía." dijo mientras cerraba la puerta de la habitación detrás suya, tomando tu mano y acercándote hacia él abruptamente para besarte con brusquedad.
llevaban varios días en el hotel de venecia, hoy siendo el ultimo antes de viajar al siguiente festival de cine. matías decidió llevarte a vos como acompañante, ayudándolo con sus tareas diarias como la buena amiga que eras; cogiéndotelo cada momento en el que estuvieran los dos solos.
la dinámica entre vos y matías llevaba un par de años funcionando a la perfección, acompañándose mutuamente en todo sin la necesidad de formalizar nada, para no sufrir gracias a la distancia y las diferencias de horario.
sonreíste en el beso al sentir la brusquedad de sus acciones- agarrando tu culo con fuerza, mordiendo tus labios con poca timidez mientras jadeaba en tu boca. empezaste a caminar hacia atrás sin abrir los ojos, chocando contra la pared y un par de muebles hasta sentir la suavidad del colchón debajo tuyo.
matías gruñó en tu boca, explorando cada esquina de esta mientras se acomodaba encima tuya y bajaba con poco cuidado los tirantes de tu vestido por tus hombros; dejando descubiertos tus senos haciéndote estremecer con rapidez por el frío aire que rápidamente se transformó en la cálida sensación de la lengua de matías.
mientras su lengua rotaba en círculos por encima de tu pezón, matías bajó su mano con lentitud hasta tu entrepierna, rozando con sus dedos por encima de la ropa interior y esbozando una risa burlesca al sentirla tan mojada tan rápido.
"cómo te vas a mojar así, mi vida. aún ni empiezo." dijo separándose de tus senos por un segundo para besarte, pasando su lengua por tus labios antes de volver a dar toda su atención a lamer, morder, pellizcar y besar tus pezones.
consumida por el placer de su boca, cerraste tus ojos mientras acariciabas y tirabas de su pelo, gimiendo su nombre de vez en cuando acompañando todos los quejidos que salían de tus labios.
pero a pesar de estar nublada por la sensación, el sonido de la puerta de la habitación abriéndose no pasó desapercibido para tus oídos, haciéndote abrir los ojos de golpe mientras te apoyabas en tus hombros, tratando de taparte lo más que pudieras al no saber a quién estabas por traumar.
pero para tu sorpresa, matías no cesó sus movimientos.
"mati-" dijiste tirando de su pelo hacia atrás para alejarlo, tratando de advertirle que había alguien más en la habitación. pero no se detuvo, mordiéndote con fuerza obligándote a ahogar un gemido.
y en cuestión de segundos, miraste la alta figura de enzo pararse frente a la escena. pudiste mirar con detalle su cara transicionar de neutro a horror.
"la puta madre-" habló fuertemente luego de voltearse con rapidez, subiendo su mano hacia su cara para taparse los ojos. "perdón, discúlpenme, no pensé que- dios, mati como me pasaste la llave pensé-"
"mirá, enzo, volteáte." miraste a matías con los ojos ultra abiertos, sintiendo cómo tus mejillas se pintaban de rojo puro. "no te tapes vos." dijo mirándote con el semblante serio, pero con la comisura de los labios torcida. sentiste tu estomago burbujear de la vergüenza, pero en el fondo sabías que era de la emoción.
"no mati disculpáme, en serio no quería interrumpir-"
"en serio enzo, volteáte. mirála." enzo giró su cabeza por encima de su hombro, mirándote por breves segundos antes de desviar la mirada hacia matías. "vení, acercáte." dijo mientras levantaba tu vestido, dejando tu ropa interior descubierta y sentiste una fría brisa de aire recorrer tus piernas; pero tu cuerpo estaba caliente. "abrí más, mi amor." te ordenó, a lo cuál obedeciste inmediatamente. sentías la mirada de enzo constantemente sobre ti, pero te sentías incapaz de mirarlo. "¿ves lo mojada que está?" dijo pasando su dedo indice por encima de tu ropa interior, haciendo presión para mojar la rosada tela aún más. "en la cena, me confesó que era por vos." matías te dedico una breve mirada, sonriendo pícaramente mientras sentías tus mejillas arder a no más poder. seguidamente miraste como los ojos del uruguayo se oscurecían frente a la vista. "y yo sé que vos también te la querés coger, por como la mirabas en la pileta ayer. ¿quién soy yo para detenerlos?"
enzo tragó saliva mientras te miraba, su respiración estaba levemente agitada y sentía la habitación tornarse caliente. "es tu novia, matias, yo-"
"amiga." interrumpiste. enzo desvió sus ojos rápidamente hacia los tuyos, compartiendo contacto visual por unos segundos.
"dale enzo, acercáte." dijo matías separando más tus piernas, mirándote con lujuria. "a este paso me la voy a terminar cogiendo yo y vos vas a tener que mirar nada más. mirá como está." enzo se inclinó con lentitud, arrodillándose al frente tuyo sin quitarte los ojos de encima ni un segundo. divisó de cerca la oscura mancha en tu clara ropa interior por pocos segundos antes de que matías hiciera a un lado esta, dejándole ver sin nada de por medio lo mojada que estabas. "mirála." dijo pasando su dedo indice por tus labios, ganándose un gemido ahogado de tu parte por el inesperado contacto, necesitando más. "¿no la querés probar?"
enzo mantenía el semblante serio, pero asintió inmediatamente. jadeaste al darte cuenta de lo que estaba pasando, alzando las caderas y ganándote una risa por parte de matías. te incorporaste, acomodándote para así sentarte en la cama. enzo te miraba constantemente, prestando atención a cada movimiento tuyo- buscando tu aprobación para actuar.
a raíz de esto inclinaste tu cuerpo hacia el, enzo imitando tu acción al levantarse y reclinarse hacia ti. te arrodillaste en el borde de la cama, al lado de matías y bajo enzo. lo mirabas con inocencia, esperando su actuar mientras él esperaba el tuyo.
"que tímida que estás, mi amor." dijo matías burlescamente, tomando la mano de enzo y acercando dos de sus dedos a tus labios. "chupá."
enzo rozó con suavidad tus labios, mirándolos mientras los entreabrías con lentitud, la inocencia en tus ojos haciéndolos brillar frente a lo oscuros que se habían tornado los suyos.
acariciaste con suavidad la yema de sus dedos con la punta de tu lengua por unos segundos para luego meterlos por completo a tu boca, gimiendo en estos por la vista que yacía ante tus ojos; vista similar a lo que verías al chuparle la pija.
los pensamientos que recorrían la cabeza de enzo eran más impuros de lo común; no se habría imaginado en mil años tenerte en la posición que te tenía ahora. el bulto en su entrepierna crecía acorde pasaban los segundos, y sentía como si fuese a explotar al sentir tu cálida lengua dar vueltas en círculos por al rededor de sus dígitos.
luego de haber recorrido cada parte de sus dedos con tu lengua, te acercaste más hacia él levantando tu cuerpo hasta quedar a una altura en la cual sus labios eran accesibles para ti. matías te miraba expectante, relamiéndose los labios al mirar la inocencia que reflejaban tus grandes ojos al mirar al uruguayo; sabiendo que estabas muy lejos de la inocencia hace años.
acercaste tu boca a la suya con lentitud, enzo imitando tu acción al inclinarse hacia ti; mirando a matías por unos segundos casi que pidiéndole permiso para actuar. el argentino le sonrió, asintiendo levemente con la cabeza creciendo impaciente al no poder hacer nada al respecto de la molestia en sus pantalones.
enzo subió su mano hasta alcanzar tu pómulo, rozando suave por unos segundos hasta deslizarla a la altura de tu mandíbula; tomando ésta para hacer coincidir su boca junto a la tuya, rozando ambos labios por un par de segundos antes de amoldarlos entre sí. el beso comenzó lento, empapándote en el hecho de estar besando a enzo vogrincic luego de estar meses fantaseando sobre algo que considerabas imposible. podías sentir su respiración agravarse a medida que el beso se agravaba con el pasar de los segundos, el uruguayo devorando tus labios mientras gruñía al saborear la dulzura de tu boca. movías tus labios al compás, dejando que tu lengua se entrelazara con la suya al ladear tu cabeza para obtener mejor acceso.
impacientemente, matías se acomodó sobre el colchón colocándose detrás tuya; acomodando tu pelo hacia un lado de tu cuello y comenzando a besar y mordisquear el otro, provocando un quejido tuyo dentro de la boca de enzo el cual fue directamente al bulto del pelinegro.
matías quitó tu vestido con agilidad, dejándote completamente desnuda a excepción de tu ropa interior con la cual jugueteaba mientras frotaba su bulto contra tu culo.
te separaste de los labios de enzo por unos segundos- un hilo de saliva los conectaba mientras ambos tomaban bocanadas de aire- para poder quitar su apretada remera negra y así poder sentir su cuerpo sin nada de por medio, y matías aprovechó de robarte un beso y mordisquear tus labios mientras enzo admiraba la escena.
"dale enzo-" rió matías al separarse de tus labios, notando como el uruguayo solo se había quedado parado mirando en vez de actuar. "tocála."
negaste con la cabeza, riéndote mientras mordías tus labios para seguidamente acercarte a él, juntando sus labios por un par de segundos para luego comenzar a dejar un camino de húmedos besos desde su mejillas hacia abajo, besando, lamiendo y mordiendo cada trocito de piel que tus labios rozaban. enzo pasó las manos por su cabello, ahogando jadeos entre suspiros gracias a la sensación de tu lengua recorriendo todo su torso hasta llegar a su cinturón. mientras, matías comenzó a desvestirse a si mismo, admirando la vista de tu cuerpo encorvándose levemente hasta posicionarte en cuatro, dejándote perfectamente como él necesitaba.
"¿me ayudas?" preguntaste con dulzura mirando hacia arriba con una de tus manos en su cinturon, hablando por primera vez desde que enzo se había adentrado en la habitación; el uruguayo comenzó a desabrocharlo como respuesta.
"así que la nena sabe hablar después de todo." habló matías en un tono burlesco mientras enzo acariciaba tu mentón con suavidad mirándote a los ojos.
bajaste sus pantalones junto con su ropa interior por completo mientras sentías a matías separar tus piernas con poca suavidad mientras acomodaba su cara en estas, tragando saliva y mirando con los ojos brillantes el miembro de enzo completamente descubierto, relamiéndote los labios para luego devolver tu mirada hacia el y divisarlo con una sonrisa pícara en sus labios.
comenzaste tomándolo por la base y depositando delicados besos por la longitud de este, para luego trazar una línea con tu lengua desde abajo hacia arriba y comenzar a chupar con poca suavidad la cabeza de este. enzo no demoró en quitar el pelo desordenado de tu cara para poder mirarte con la boquita llena sin nada de por medio; tomando todo el pelo posible en su puño mientras que con su otra mano acariciaba tus mejillas. el uruguayo no tardó en convertir sus jadeos ahogados en gemidos, apretando sus labios con fuerza al sentir que los ruidos que le provocabas se estaban haciendo demasiado notorios.
mientras tanto, matías deslizaba sus dedos con lentitud de arriba abajo por tu feminidad, frotando círculos en tu clitoris cuando se percataba de que tenías gran cantidad del miembro de enzo en tu boca para hacerte ahogar a propósito. cerrabas tus ojos con fuerza frecuentemente, gimiendo y quejándote sin vergüenza alguna provocando que las piernas de enzo se sintieran débiles, y la erección de matías dolorosa.
“así, justo así- dios.” gimió enzo entre dientes, gruñiendo al sentir las vibraciones de tu boca en su miembro y tratando de concentrarse en algo más para no acabar tan rapido en tu boca.
te sentías desesperada por más. “mati-” lloriqueaste separándote de enzo por un segundo, frotando círculos con tu pulgar en la cabeza con mucha presión provocando un jadeo de parte de enzo. “cogeme, por favor. no aguanto más.”
enzo gimió al solo escuchar tus palabras. “¿ah, sí? yo creo que podés aguantar un poquito más, hermosa.” dijo matías mientras introducía dos de sus dedos dentro tuyo. “hacélo acabar a enzo primero, ¿no era eso lo que querías? ¿que se corriera en tu boca?”
miraste hacia arriba con la respiración agitada, encontrándote con el semblante burlesco de enzo. “¿eso querés?” dijo con la voz ronca, pasando su pulgar por tus labios empapados de saliva y su líquido preseminal. “nunca te habría imaginado teniendo esos pensamientos a vos. tenés una carita de ángel.” te sonrió, notando como tus mejillas se tornaban mas y mas rojas. “y esos ojitos inocentes. quién podría pensarte así, ¿eh?” lo interrumpiste tomaste su miembro dentro de tu boca una vez más, pasándole la lengua en círculos haciéndolo quejarse. “c-con la boquita llena y rogando que se la cojan- dios seguí así, así.” enzo tiró la cabeza hacía atrás al sentir como acelerabas el movimiento de tu lengua y como tu mano se movía con más rapidez por la longitud, sintiendo a la vez como matias encorvaba sus dedos dentro tuyo.
percibiste una sensación conocida burbujear en tu estómago al sentir el pulgar de matias moverse en círculos encima de tu clitoris; a la vez sintiendo como su cálido cuerpo se pegaba al tuyo al notar que el orgasmo de enzo se acercaba.
sentiste un golpe abrupto en tu culo, provocando un lloriqueo agudo sobre el miembro de enzo el cual lo hizo tirar de tu cabello y sobrestimularte aún más, abrumada por el placer y el dolor que sentías a la vez al tener a matias por detrás y a enzo adelante.
pasaron pocos segundos hasta que enzo comenzó a mover sus caderas hacia adelante, suplicando entre gemidos hasta que sentiste el líquido caliente llenar tu boca mientras matías movía con brusquedad sus dedos dentro tuyo, haciéndote acabar en cuestión de segundos mientras enzo sostenía tu cabeza para no dejarte caer sobre la cama. apoyaste una de tus manos en su abdomen mientras recuperabas el aliento, escuchando la conocida risa de matías detrás tuya.
“¿mucho para vos?” se burló al mirarte sin aire apoyada sobre el uruguayo que se encontraba en una situación parecida. negaste con la cabeza sin mirar hacia atrás, tragando lo que tenías en la boca mientras enzo te miraba con una sonrisa.
“te toca, recalt.” habló enzo mientras soltaba el agarre de tu pelo, sonriéndole con lujuria al argentino y haciéndote dar cuenta que la noche iba a ser más larga de lo que pensabas.
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polidftgirl · 1 month
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‧₊⋅♡𓂃 ࣪ ִֶָ°• ! 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗆𝗂𝖾𝗅 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝗉𝖺𝗅𝖺𝖽𝖺𝗋.
. . : ̗̀➛ blas polidori.
. . : ̗̀➛ tw: ninguno! sólo fluff.
. . : ̗̀➛ N/A: espero disfruten! pueden pedirme que escriba sobre cualquiera del cast. <3
. . . !
esa noche el violento frío se hizo presente pero en el bar el calor era acogedor gracias a la cantidad de personas que se encontraban en ese mismo espacio. blas estaba en la barra tomando algo que ni siquiera él sabía qué era pero no parecía disgustarle, mientras le sonreía a las personas que pasaban y se detenían tal vez pequeños segundos a mirarlo.
su mejor amiga, aixa, no podía culparlos al respecto. el chico era un ángel caído del mismo cielo, era como poder admirar un amanecer en la playa con los pies enterrados en la arena. no hacían falta más adjetivos para saber lo enamorada que ella estaba.
se sentía como en una película de amor, de esas que tanto le gustan a él. donde los protagonistas son mejores amigos hasta que confiesan su amor por el otro y a pesar de los obstáculos lograban terminar felices por el resto de sus vidas. pero entre ellos se veía bastante imposible, blas era tan enamoradizo que aixa no tenía ni siquiera una oportunidad.
“¿estás bien?” su grave voz la sacó de sus pensamientos. el pelinegro la miraba con una pequeña sonrisa inocente. sus labios estaban rojos al igual que la punta de su nariz, señal de que había bebido mucho.
“nunca pude haber estado mejor” ella le devolvió la sonrisa, aunque su amigo no parecía convencido.
“me estoy aburriendo, ¿por qué no nos vamos?” él cuestionó. aixa dudó un poco, pero al fin y al cabi terminó asintiendo. blas la tomó de una mano para no perderla hacia el camino de la salida según él, pero en el cuerpo de ella las mariposas ya se habían instalado.
( . . . )
iban caminando por las calles, hablando sobre cualquier cosa que se presentara. buenos aires era inmenso, la capital de noche era algo imperdible y ellos deseaban aprovechar cada segundo de ser posible.
se aproximaron a una plaza. aixa se sentó en un columpio y comenzó a arrastras sus pies, sin hamacarse por completo.
“¿me ayudas?” más bien le suplicó. el más alto rodó los ojos pero no podía decirle que no, nunca podía decirle que no. sin más sus grandes manos fueron a ubicarse en la delicada cintura de su amiga, haciendo un agarre seguro ahí y comenzó a impulsarla hacia adelante.
“¡voy a llegar a las estrellas!” ella exclamaba riendo. el pelinegro no iba a confesarlo, pero oír la risa de esa chica lo aturdía en una manera sana, era lo único que quería escuchar por el resto de su vida. podía compararla con la más angelical melodía y aún así seguiría quedándose corto. en su mente su amor no correspondido por aixa le traía demasiados problemas. nunca supo cómo aprovechar el tiempo a solas con ella y a pesar de que no era la primera vez que ambos salían y no volvían hasta estar dados vuelta, no tenía idea de cómo acercarse más. pero quería que su mejor amiga se diera cuenta de cómo lo traía, de cómo su mundo estaba de cabeza gracias a ella.
aixa estaba en su propio mundo, ni siquiera notó cuando blas sacó las manos de su propia cintura. su ritmo bajó hasta que por fin sus pies tocaron nuevamente la tierra y ni siquiera pudo pensar en algo cuando tuvo el rostro de su mejor amigo tan cerca del suyo. para ello blas debía estar arrodillado ya que aixa era un tanto más baja que él estando parada, estando en un columpio era mucho peor.
ninguno hablaba, no había necesidad. sus respiraciones se mezclaban, el aliento del más alto chocaba en el rostro de la chica como una caliente brisa; menta mezclada con algo de alcohol y tabaco. no le gustaba ver a la gente fumar, pero cuando blas lo hacía era una gran excepción.
“quiero besarte, ¿puedo?” él simplemente preguntó, dejándola boquiabierta. ella había soñado tanto tiempo por esto que ni siquiera parecía real. temía decirle que sí y caer abruptamente en la dura realidad donde ellos seguían siendo mejores amigos.
”¿qué decís, tonto?, estás borracho” aixa intentaba ocultar sus nervios bajo una fachada falsa de seguridad. blas le sonrió, acunando esas mejillas rosadas que él tanto amaba entre sus largos dedos y las firmes palmas de sus manos.
“puede ser, pero por lo menos espero estar borracho de tanto amor” respondió, ahora estando tan sólo a centímetros de la boca de su mejor amiga.
sus narices se rozaban, creando un pequeño beso imaginario. estaban separados por un pequeño hilo que ninguno se animaba a romper por orgullo, y tal vez por algo de temor.
“por favor, me estoy muriendo de ganas” suplicó, lamiendo su propio labio inferior. aixa asintió un poco temerosa de que todo sea una broma de mal gusto, pero no lo fue.
blas unió sus bocas en ese tan deseado beso que ambos esperaron por años en silencio. la lengua del pelinegro se abrió paso a la cavidad bucal de ella, explorando a su antojo. los labios de aixa se sentían completamente húmedos y ahora estaban hinchados. sus delicadas manos fueron a aferrarse en el cabello del contrario, amasando a su gusto aquellos rulos que tanto amaba.
blas nuevamente se aferró a la cintura de aixa. nunca había tenido un beso tan dulce como ese e incluso se sentía con dolor en el estómago, era hasta más dulce que comer miel desde la cuchara, y no podía evitar soltar pequeños suspiros en la boca ajena.
había sido una larga noche, pero la espera por fin valió la pena.
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analisword · 2 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem Reader)
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Capítulo 10:
—Hemos llegado—anunció el taxista. 
Alana se sobresaltó al escuchar la voz del hombre, estuvo todo el camino absorta en sus pensamientos que no había estado prestando atención del recorrido, se limpió las lágrimas rápidamente y agradeció que la ciudad estuviera a oscuras como para que el pobre hombre pudiera notar que ella había estado llorando desde que se subió al auto, había una tonelada de emociones en ella: la nostalgia de estar cumpliendo años lejos de su familia y amigas, la discusión que había tenido con Enzo el día anterior y claro, la cereza del pastel, Sebastián olvidando su cumpleaños.
—Eh, aquí no es—respondió Alana mientras entrecerraba los ojos para poder tener una mejor visión desde la ventana, no se encontraba muy lejos del departamento de Enzo, reconocía esa avenida,  pero definitivamente no estaba frente al edificio como había planeado. 
—Es la dirección que puso en la aplicación—dijo el señor, Alana sacó su celular y abrió la aplicación, efectivamente, había colado el pin del destino en el lugar incorrecto del mapa, había salido tan apresurada del departamento y había tenido tantas cosas en mente que no se había asegurado de colocar la dirección del departamento correctamente, soltó un suspiro de desesperación, todo en ese día estaba saliendo cada vez peor. 
—Mierda—maldijo para sí misma—. Puse la dirección mal, el lugar al que voy está a unos 15 minutos de aquí—dijo. 
—La puedo llevar si gusta, pero serían unos 5 euros más. 
—¿5 euros?—exclamó sorprendida—. Son menos de 2 km—dijo casi ofendida. 
—La tarifa es más cara durante la noche—dijo el hombre con tono de obviedad viéndola por el espejo retrovisor.
—Vale, aquí tiene—dijo ella dándose por vencida y entregándole los 5 euros que faltaban de la cuota. 
—Eh…le faltarían los otros 15 de este viaje. 
—¿Cómo qué otros 15?—preguntó ella confundida—. La cuota de este viaje ya la pagué desde la aplicación. 
—Señorita, puso que iba a pagar en efectivo—respondió el señor. 
Alana volvió a ver su celular, tampoco había pagado el viaje con tarjeta como había creído. 
Era una idiota.
Esto era culpa de Enzo por siempre pedir los taxis por ella. 
—Mire, déjeme aquí—dijo ella—. Y aquí tiene lo del viaje—le entregó el resto del dinero, aunque quisiera, no podía tomar otro viaje hasta la casa de Enzo, pues ya no tenía suficiente efectivo. 
—Buenas noches—dijo el taxista de mala gana, probablemente por el lío que Alana acababa de hacerle pasar. 
—Buenas noches—salió el auto.
Caminó rápidamente hacia la dirección del departamento, por suerte se sabía el camino de memoria, apenas dio unos cuantos pasos más volvió a llorar, al menos podría hacerlo tranquilamente hasta que llegara al edificio de Enzo. 
Pero claro, porque el universo la odiaba en su jodido cumpleaños, una gota cayó sobre su cara y comenzó a llover.
                                                    ˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖ 
Enzo no tenía idea de cuánto tiempo había estado viendo la pantalla de su celular fijamente.
 Tal vez sí tenía idea, pero se encontraba demasiado avergonzado como para admitirlo. 
¿Había sido demasiado la manera en la que había felicitado a Alana? No había dicho nada que no sintiera, en verdad apreciaba a la chica, más que eso, la quería. 
Era imposible no hacerlo, no cuando era tan inteligente, carismática y divertida, no incluso cuando estaba de malas lograba continuar siendo graciosa, no cuando se movía con una elegancia y con un precioso descuido que sólo ella tenía, no cuando lo había besado y tocado de aquella forma la noche anterior. 
Una llama de esperanza se había incendiado en él cuando notó que ella claramente se había puesto celosa de Lucía, esa llama había crecido aún más cuando se atrevió a besarlo, pero todo se apagó cuando ella  le recordó que seguía siendo novia de Sebastián y se fue del set de grabación después de decirle que no lo haría, se sentía patético, Enzo siempre había sentido desagrado hacia las personas que eran infieles, no veía el sentido de engañar a una persona, no encontraba la lógica de seguir con alguien cuando querías estar con alguien más y si hace 4 meses le hubieran dicho que él sería partícipe de una infidelidad, pensaría que eso sería una vil mentira. 
Pero esta ocasión todo era diferente, se encontraba en una situación jodidamente difícil, le gustaba Alana más de lo que creía, no sólo era su belleza y que siempre había estado enamorado de su forma de escribir, eran las noches que pasaban juntos, conversando durante horas, era la forma en la que lo miraba con sus enormes ojos color miel y la forma en la que lo había besado, como si se encontrara  desesperada de tenerlo cerca, justo como él se sentía con respecto a ella, era la conexión que ambos compartían, una que Enzo nunca había experimentado con alguien más, eran tan diferentes y similares al mismo tiempo. 
Alana no había respondido su mensaje de felicitación, había escrito durante unos segundos para después no terminar de envíar nada.
Enzo en verdad sentía de la manera en la que le había hablado en el set, pero no se arrepentía de las cosas que le había dicho, ambos sabían que eran ciertas, ambos sabían que Alana no era feliz con Sebastián, pero Enzo era conciente  que desgraciadamente, Alana era la única que tenía el derecho de decidir permanecer con el idiota de su novio o irse. 
Lanzó el celular al lado de la cama, tenía que dejar de sobrepensar tanto, lo único que quería es que Alana fuera honesta con él, si decía permanecer con Sebastián, por más que eso le doliera a él, no le reprocharía, sólo esperaba que al menos siguieran siendo amigos, que al menos ella se sintiera cómoda de seguir escribiendo en su departamento, lo único que le importaba era la felicidad de ella, incluso si eso significaba sacrificar la suya.
Quería que las cosas volvieran a la normalidad, quería regresar a casa del trabajo y encontrar a Alana escribiendo hasta que sus dedos estuvieran entumecidos, él se los masajearía y después cenarían hasta hartarse, si se encontraban aburridos verían alguna película o simplemente pasarían horas echados en el suelo. 
Se preguntaba dónde se encontraba ella en estos momentos, probablemente cenando en un lujoso restaurante con Sebastián, quizá en alguna fiesta que la editorial le había organizado o haciendo videollamada con sus padres. 
Se dio una, dos y hasta tres vueltas en la cama, no tenía sueño, pero no encontraba otra cosa más interesante por hacer más que dormir, apenas cerró los ojos, escuchó unos golpes firmes en la puerta principal. 
De un brinco se paró de la cama y se colocó la primera camisa que vio, no sabía quién pudiera estar llamando en su departamento tan noche, pensó que probablemente algún vecino necesitaba ayuda con alguna tontería. 
—Ya voy—gritó caminando hacia la puerta, se pasó la mano por el pelo para estar aunque sea un poco presentable y la abrió. 
Alana estaba ahí, empapada de pies a cabeza y con los ojos inyectados de sangre, seguramente de tanto llorar, pues justo ahora lo estaba haciendo. 
—Lana—susurró ante la imagen, no sabía qué hacer primero, si felicitarla por su cumpleaños  o preguntarle qué mierda había ocurrido, sintió una enorme preocupación y cuando estuvo apunto de decir algo, ella se le lanzó a los brazos rodeando su cuello con sus largos brazos y llorando sobre el—. Chiquita—susurró abrazándola  sin importarle que lo estuviera empapando también. 
La sostuvo entre sus brazos tan fuerte como pudo, estaba helada producto a la lluvia torrencial que se escuchaba desde fuera.
—Vení, te me vas a resfriar—le susurró despegándose de ella y tomando su mano, la adentró al departamento y sintió su corazón caer a sus pies cuando volvió a observarla. 
Por más que intentaba quitarse las lágrimas del rostro estas no dejaban de caer, temblaba de frío y se abrazaba a sí misma al no sentir el calor de Enzo. 
—Tenés que bañarte o te vas a enfermar—le dijo tomando su rostro, ella negó con la cabeza—. Tenés que hacerlo, ahora te presto algo seco y te preparo algo ¿te gusta la idea? ¿tenés hambre? ¿sed?
Alana no respondió y se limitó a volver a abrazarlo, Enzo sintió las comisuras de sus labios caer, sentía una pena profunda,  deseó nunca haberse enterado que la tristeza de Alana era tan contagiosa como su felicidad. 
—Por favor—le dijo, no dejó que ella respondiera y simplemente la encaminó hasta el baño de su habitación, la usual mirada curiosa de la chica ahora  se encontraba puesta fijamente sobre él, como si tuviera miedo perderlo de vista, Enzo abrió la llave de la tina, esperó que se llenara y que el agua estuviera caliente, rebuscó en su cajón de pijamas y sacó ropa seca para ella. 
—Tomáte el tiempo que quieras—le dejó un beso en la frente y salió del baño dándole privacidad. 
Estaba dando todo de sí para no quebrarse frente a ella, no podía hacerlo, siempre se había sentido incómodo cuando la gente lloraba frente a él y no se consideraba para nada bueno consolando a las personas, pero quería hacer lo posible para traerle algo de alivio a ella. 
Se encontraba actuando casi de modo piloto sacando ingredientes y ollas lo más rápido posible, no dejaba de preguntarse qué había sucedido para que Alana terminara así en su maldito cumpleaños, empujó la idea de Sebastián siendo el culpable porque una rabia profunda lo invadió. 
Miró los pancakes que preparó en menos de 15 minutos con disgusto, estaban bastante delgados, lucían algo quemados de las orillas y crudos por dentro, si hubiera sabido que Alana iría a verlo en su cumpleaños le hubiera comprado un jodido pastel, por un momento pensó en salir a comprar uno a la panadería de la esquina, pero el lugar seguramente ya se encontraba cerrado y aunque no lo estuviera, no pensaba dejar a Alana sola. 
—¿Qué es eso?—preguntó tímidamente  aquella dulce voz que tan loco lo volvía, se giró sobre sus talones, Alana estaba recién bañada parada en la cocina, el suéter que le había prestado le llegaba casi hasta las rodillas y los pantalones de pijama tenían un montón de dobladillos para que no se arrastraran sobre el suelo. 
Jamás había lucido así de sexy antes. 
—Eh…pancakes—respondió—. Creo—Alana soltó una pequeña risa al escucharlo y él sintió que su estómago se volteaba de felicidad al saber que al menos había provocado que ella riera un poco. 
—¿Queŕes hablar al respecto?—preguntó acercándose a ella, sabía la respuesta de antemano, pero aún así quería asegurarse de no ponerse a cantar las mañanitas en un momento inadecuado.
—No—respondió, como era de esperarse—. Más tarde—dijo apretando los labios, él asintió y la rodeó con sus brazos. 
—Feliz cumpleaños, Lanita—susurró—. Te quiero un montón, en verdad.
Escuchó otro sollozo por lo cual la abrazó más fuerte.
—Ya son casi las 12—dijo ella tristemente. 
—Aún quedan como 15 minutos de tu cumple, hay que  aprovecharlos. 
Se separó de ella y le indicó que se sentara en la silla de la mesa de la cocina con los pancakes frente a ella, ella los miró como la cosa más preciosa del universo cuando claramente eran una tremenda aberración culinaria. 
—De haber sabido que vendrías te hubiera conseguido un pastel apropiado, me sorprende que haya tenido harina para prepararlos—dijo él con tono apenado.
—Son perfectos—respondió ella con la voz llena de amor. 
—No tengo vela de cumpleaños—advirtió Enzo sacando un fósforo y perforando el pancake que se encontraba en el superior de la pila. 
—No tienes que cantarme o algo así—dijo Alana riendo. 
—No pensaba hacerlo, soy malísimo—respondió él—. Pero al menos tenés que pedir un deseo. 
Alana sonrió tristemente, cerró los ojos y sopló el cerillo.
—Gracias por todo, en serio.
—No tenés nada que agradecer, vení a la sala para darte tu regalo.
Alana lo siguió no sin antes llevarse el plato de pancakes con un tenedor, se sentó en su típico espacio del suelo, Enzo le entregó la caja de regalo y se sentó frente a ella. 
—Pensaba dártelo hasta el lunes, pero ya que estás aquí. 
Alana sonrió ampliamente y abrió caja en menos de cinco segundos.
—¿Te gusta?—preguntó él nerviosamente—. Me parece un poco raro darte libros siendo que sos escritora, pero…
—¡Es el mejor regalo del mundo!—exclamó ella lanzándose a sus brazos nuevamente, Enzo no podría estar más feliz de cuantas veces se habían abrazado en la hora que Alana llevaba en el lugar—. ¿Cómo sabías que quería estos tres?—preguntó ella viendo las cubiertas de los libros completamente embellecida, para ser alguien que se la vivía entre libros y hasta los creaba, ahora mismo los veía como si nunca hubiera visto unos en toda su vida.
—Revisé tu lista de deseos en Amazón—carraspeó, esperando no sonar como un psicópata, por suerte Alana lo miró con adoración. 
—Alana—murmuró Enzo una vez que vio que Alana volvió a guardar los libros  cuidadosamente en la caja—. Lamento lo de ayer, tal vez no usé las palabras correctas, estaba cabreado por…
—Sólo decías la verdad—respondió Alana tristemente—. Tengo que terminar con Sebastián, no lo he hecho por el miedo a estar acá sola y cosas superficiales, pero está claro que  somos buenos el uno para el otro. 
Enzo tragó saliva en seco al escucharla, había tristeza en su voz ante la declaración, era de esperarse, llevaban años de novios y se notaba que Alana le tenía un gran aprecio al chico, a pesar de que era un completo idiota.
—Se olvidó de mi cumpleaños—dijo, Enzo apretó la mandíbula, pensaba que Sebastián no podía ser más estúpido, pero se equivocaba, ¿cómo podía olvidar el cumpleaños de su novia de hace años?—. Claro que no esperaba un regalo costoso o una celebración, pero no sé, al menos una felicitación, ¿sabes?
—Alana, vos merecés ser celebrada cada día de tu existencia,  ¿me escuchás?—dijo él tomándola de las manos.
—Te quiero—dijo ella. 
Enzo no resistió más e hizo lo que estaba pensando durante toda la noche, tomó su rostro entre sus manos y la besó. 
Sus labios sabían y se sentían justo como los recordaba, suaves y dulces, pero desesperados y firmes al mismo tiempo, olvidó por completo lo que había sucedido en las últimas horas y se centró en sentir el cuerpo de Alana junto al de él.
Jadeó cuando dejó ella rompió el beso, pero de pronto sintió sus labios recorriendo su cuello,  él  se mordió la lengua al sentirla por primera vez ahí, dejó que la chica hiciera su trabajo por un buen tiempo hasta que no resistió más y la recostó suavemente sobre la alfombra con él encima de ella. 
—Sos la persona más maravillosa que existe—dijo, no le importaba el tiempo que llevaban conociéndose o la situación sentimental de ella, lo único que le importaba es que la quería y haría lo que fuera por tenerla entre sus labios, Alana respondió volviendo a besarlo fuertemente, lo único que se escuchaban eran sus lenguas chocando y los jadeos que soltaban de vez en cuando, adoraba que ninguno tenía miedo de admitir lo mucho que sentían ante el toque del otro, así fuera una simple caricia. 
Enzo metió las manos por debajo del suéter encontrándose con la tersa piel de Alana, trazó las líneas de su cintura y sin poder evitarlo comenzó a moverse sobre ella, ambos gimieron fuertemente al sentir sus proximidades rozando con la ropa puesta.
Las piernas de Alana le rodearon la cintura provocando que estuvieran aún más juntos, Enzo hundió su cara en el cuello de ella, olía a su propio jabón por haberse duchado en su baño, pero aún así podía percibir toques de ese auténtico olor a lavanda que tanto le encantaba. 
Enzo no creía poder más, o paraban ahora o terminaría pasando lo predecible, la necesitaba sentir rodeándolo cuanto antes, la chica pareció leer sus pensamiento porque se detuvo en seco y lo apartó suavemente.
—En verdad quiero esto—dijo como pudo intentando recuperar la respiración, Enzo sintió cientos de fuegos artificiales en su abdomen  al escucharla y decidió acariciar su cabello, el cual seguía bastante húmero—. Pero quiero hacer esto bien. 
—Ehh, lo estás haciendo bastante bien—exclamó él burlonamente  bajando su mirada hacia su propio short, el cual delataba lo mucho que estaba disfrutando del momento.
—Idiota—respondió Alana con el mismo tono y le dio un ligero golpe en el brazo. 
—Sé a lo que te referis—dijo él inclinando la cabeza, sin dejar de observarla como ya lo estaba haciendo—. Todo a tu tiempo, bonita. 
—Mañana mismo romperé con él—dijo ella firmemente, Enzo asintió haciendo lo posible por mantener la compostura y no ponerse a brincar de la felicidad—. Después de eso haremos cualquier cosa que quieras.
—Ahh, ¿sí?—preguntó él volviendo a besar su cuello.
—Sí—respondió ella riendo. 
—¿Y por ahora?—preguntó él despegándose de ella levemente.
—Por ahora comeremos esos horribles pancakes que preparaste. 
—Suena bien—respondió Enzo sentándose de vuelta al suelo y ayudando a Alana a hacerlo también. 
No recordaba haberse sentido así de feliz alguna vez en su vida. 
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caostalgia · 1 year
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Aquí
¿Por qué sigues aquí?
¿Por qué no te has marchado por completo?
Permaneces aquí.
En mis sueños más lúcidos, más surreales y tristes.
En mi piel maltratada, perdido entre cicatrices.
En mis pensamientos más vergonzosos, y las ideas más retorcidas para poder tenerte.
En el frío de todas las mañanas, el negro de cada noche y sus matices.
Permaneces aquí.
Con tu fragancia que se entremezcla con mi perfume, el humo de mis cigarrillos y el hedor de flores ya inertes.
Con tu risa pegajosa y tus palabras más hirientes.
Aquí, con tu actitud más infantil y la más hostil cuando se trata de mí.
Permaneces aquí.
Siendo testigo del periodo glacial que me quejaste y parece no tener fin.
Nadas libremente en cada taza de café, te evaporas en compañía del vapor.
Y en el agua con la que sacio mi sed, te puedo ver manteniendo la respiración.
Incluso si intento amainar mis penas con alcohol, te noto deambulando entre hielo y Ron.
Permaneces aquí, pero convertido en delirio.
Eres esa imagen que mi medicina no puede borrar, los susurros que el sueño no puede apagar.
Eres quién ha hecho, que la palabra 'olvidó' ya no tenga sentido.
Te has marchado, llevándote mi lado menos amargo junto contigo.
Pero permaneces aquí.
¿Qué más quieres de mí?
Coldissweet
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xlemonciel · 11 months
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❝ My pace ❞
Habían pasado un par de semanas desde el celo de Hyunjin y Felix había estado pensando en ello mucho, demasiado. No en la parte sexual, bueno, en eso también, era inevitable teniendo en cuenta que era incapaz de sentarse recto durante un tiempo y que había habido muchas bromas a su alrededor por su forma de moverse en los ensayos. Pero más bien habían sido otros los pensamientos que estaban ocupando su mente. No había querido alarmar a nadie, mucho menos a Hyunjin pero necesitaba un coche y lo más seguro había sido pedirle a Bangchan que le llevara, porque no se fiaba de alquilar un taxi y que no acabara aquello en cualquier tablón de noticias. El líder había accedido sin pensarlo aunque estaba preocupado, Felix le dijo que se trataba de una revisión rutinaria.
Sin embargo al salir de la clínica su cara estaba completamente pálida y Bangchan no podía creer más esa mentira. — ¿Qué ha pasado? No te ves bien ¿Te ha dado una mala noticia? — Felix aún estaba procesando todo lo que había ocurrido en la consulta, o más bien, toda la información que se le había sido otorgada de golpe. — Si... No, no sé ... — dijo vagamente, lo que hizo que Bangchan se preocupara mucho más — Lixie, sabes que puedes contarme cualquier cosa ��� el tono suave, casi paternal del mayor le hizo mirarle y su barrera prácticamente se cayó a pedazos. — Creo que... Es posible que Hyunjin y yo nos hayamos emparejado sin querer... — susurró de forma tímida, hubo un par de minutos de silencio tenso en el coche, en el que sólo se escuchaba los sonidos de fuera en la calle, y la voz de Bangchan cuando analizó esas palabras finalmente rompió el silencio. — ¡¿Sin querer?! ¿Cómo te emparejas de alguien sin querer?  Oh, no, Lix ¿Dejaste que te mordiera en su celo? — Felix se puso completamente rojo — ¡Por supuesto que no! — por el contrario la cara de Bangchan se volvió completamente pálida — ¡¿TE MORDIÓ SIN TU CONSENTIMIENTO?! — le miró como si se hubiera vuelto completamente loco, era Hyunjin de quien estaban hablando, el suave y romántico Hyunjin, quien incluso en pleno celo, cegado por sus necesidades biológicas, había hecho todo lo posible porque Felix se sintiera cómodo. — ¡NO! — respondió sonando casi indignado, pero entonces vio el rostro de pura confusión de Bangchan y suspiró, empezando a explicarle todo lo que el médico le había estado contando sobre los posibles motivos de que su propio celo fuera un desastre irregular y... Las almas gemelas.
Hubo de nuevo unos instantes de silencio antes de que Bangchan casi se golpeara la frente contra el volante. — Oh, no, fuck, fuck, fuck... — Felix se mordió el labio inferior al escuchar al mayor maldecir en su idioma natal y no supo exactamente por qué esa reacción dio pie a que su ansiedad volviera a dispararse, así es como iba a tomárselo Hyunjin seguramente, como una auténtica cagada, pensar aquello hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas. Al notar el cambio brusco en el olor de Felix, Bangchan se volteó alarmado — Ey, no, no, no llores, Lixie, no pasa nada. Todo va a estar bien, no es lo que probablemente teníais planeado pero no importa, seguro que estará bien cuando se lo digas...  — dijo estirando las manos para tomar el rostro del menor y limpiarle las lágrimas, Felix le dejó hacer, bañándose en el olor a chocolate del otro alfa para intentar calmarse, aunque era difícil. Sin embargo ante su última frase ahogó un sollozo, negando — No... No voy a decírselo. — dijo entre pequeños hipidos, lo que hizo a Bangchan fruncir el ceño — ¿Qué? Felix, es algo muy gordo, tienes que decírselo... — Felix volvió a negar de forma terca — No, va a asustarse, yo me he asustado, es obvio que no es algo que sea bueno, no ahora y... No sé si... — murmura, si que habían dejado caer la posibilidad y Hyunjin había parecido triste de no poder hacerlo, pero era diferente a tener la opción en un futuro a que les hubieran quitado de las manos el poder tomarla, obviamente ninguno pensaba que podría suceder bajo esas circunstancias. Bangchan suspiró pesadamente — Felix, no he conocido a nadie más enamorado de lo que Hyunjin está de ti, te adora por completo, no va a dejarte por algo así. — el omega sintió de nuevo las lágrimas caer — No lo sabes. — dijo acusatoriamente. — No, puede que no pero ¿Qué es mejor? ¿Ocultarselo? ¿Hasta cuándo? ¿Y si la cosa sale mal y acabáis separandoos y él se empareja con otra persona al no saberlo? ¡Felix, es peligroso, podrías morir si el vínculo se rompe de mala manera! — Aquel escenario solo hizo que se disparara de nuevo su ansiedad, sentía que se ahogaba entre sollozos y Bangchan se dio cuenta de que no había sido bueno decirle eso, así que casi entró en pánico también porque no estaba tan acostumbrado como Hyunjin a tratar con un omega en ese estado. Solamente se dejó guiar por su instinto y rodeó a Felix con los brazos firmeza, tirando de él para que quedara la cabeza ajena contra su cuello, murmurando palabras de consuelo contra su cabello hasta que el menor se calmó lo suficiente para poder respirar de nuevo. Aún así ambos se quedaron en el aparcamiento, dentro del coche hasta que Felix se hubo calmado por completo y Bangchan también, no insistió en el tema, de hecho trató al menor con pies de plomo, ofreciéndole ir a comprar algo rico de comer para hacer que se sintiera mejor. El viaje de vuelta a casa fue silencioso, Felix estaba drenado, mental y fisicamente y aunque el batido que Bangchan le consiguió estaba rico, ni siquiera pudo acabárselo del todo, agradeciendo al mayor infinitamente por lo que había hecho por él antes de ir a retirarse a su propio dormitorio, su olor dejando claro que no quería a nadie cerca al pasar por el salón de camino a encerrarse en su cuarto y empezar a trabajar por primera vez en semanas en un nido nuevo allí.
Bangchan por su parte seguía preocupado cuando entró al otro dormitorio viendo a Changbin y Han jugando a un videojuego en el salón y Hyunjin sentado con ellos en el sofá. La atención de Han fue al líder al momento, sonriendo — ¡Hey, volviste! ¿Dónde estabas? Seungmin te estaba buscando — Bangchan se quitó el abrigo con calma — He llevado a Felix al médico. — dijo, su mirada yendo directamente a Hyunjin de forma bastante obvia, no, no estaba de acuerdo con la decisión de Felix de no contarle a Hyunjin qué estaba pasando, pero no era él quien debía decírselo, aunque eso no iba a impedirle de poner a Hyunjin en el camino correcto para averiguarlo y además tras lo ocurrido era obvio que el omega necesitaba al bailarín cerca de él. — ¿Por qué... Ha vuelto a comer más arándanos de los que le caben en el cuerpo y se ha asustado al ver que cagaba de otro color? — dijo Han con una ceja arqueada aunque bajo ese tono de broma se escondía verdadera preocupación. —No, no ha sido eso. — replicó a Bangchan, tajante esperando que Hyunjin dijera algo.
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