Tumgik
#cada sombra
Text
Los tatuajes son mi silencioso grito de guerra
En la piel que me envuelve, los tatuajes son más que simples marcas; son mi grito de guerra silencioso, un relato sin palabras de las batallas libradas y las victorias conquistadas en el campo de batalla de mi vida. Cada línea, cada sombra, cuenta una historia única, un fragmento de mi ser grabado en la tela de mi existencia.
Son testigos mudos de los altibajos, las alegrías y las penas que han marcado mi camino. Los tatuajes son la tinta que se entrelaza con mi sangre, fusionándose para crear un mapa de mi alma en constante evolución. Cada diseño es un recordatorio tangible de quién soy, de dónde vengo y de hacia dónde me dirijo.
En ellos encuentro fortaleza, un escudo invisible que me protege de las tormentas que amenazan con arrastrarme. Son una expresión de mi individualidad, una declaración audaz de mi identidad que desafía las normas y convenciones impuestas por la sociedad.
Cada vez que mis dedos trazan los contornos de mis tatuajes, siento el pulso de mi propia vida latiendo en mi piel. Son un recordatorio constante de que soy dueño de mi destino, un guerrero inquebrantable que se niega a ser definido por las expectativas de los demás.
Mis tatuajes son mi lenguaje secreto, un código que solo aquellos que se atreven a mirar más allá de la superficie pueden descifrar. Son mi forma de gritarle al mundo que estoy aquí, que soy fuerte, que soy único. Y mientras continúen adornando mi piel, seguirán siendo mi grito de guerra, mi declaración de independencia, mi insignia de orgullo en este viaje llamado vida.
Tumblr media
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
2 notes · View notes
giseleportesautora · 2 months
Text
A Sombra do Arco-Íris #Poesia
A Sombra do Arco-Íris #Poesia Saímos depois de tanta chuva de lágrimas e olhamos para o alto esperando sumirem nuvens escuras. As crianças brincando nas poças, as gotas em nós fazendo rimas. O sol brilhante trazendo verdade (....) #poema #poesiadark
Saímos depois de tanta chuva de lágrimas e olhamos para o alto esperando sumirem nuvens escuras. As crianças brincando nas poças, as gotas em nós fazendo rimas. O sol brilhante trazendo verdade que eu não sabia ser tão dura. Antes de te conhecer minha vida era mais colorida. Amava minhas tintas, amava com meus quadros entreter. Pena que fui levada pelo perfume de sua mentira e fui iludida. Todas…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
malkaviian · 9 months
Text
Hoy mientras estaba tratando de dormir la siesta y desde hace un par días que tengo ganas de darle un mini glow up a Seba, quizás siendo un poquito más bastardo(?)
#no nivel eris obviamente pero sí de contestarle más a sus padres#el tema de fox quizás le tocaría hasta más sensible pero cuando le demuestre su antipatía saltaría un poco más#en lugar de simplemente aceptarlo. es porque lo quiere a pesar de todo por el simple hecho de ser su papá biológico#con el que nunca tuvo mucho contacto y le da curiosidad conocerlo más. pero no#golden sufre porque le gustaría meterse incluso cuando lo único que hay es leve disconformidad. pero no#aunque si seba llegara a explotar o el tener que meterse para que le bajen los humos en plan 'seguridad' podría ser... bonding????#más interacción de la que antes tenían seguro; que simplemente se le quedaba mirando cada tanto de forma disimulada#y siempre 'vigilaba' durante sus visitas que no más era una excusa para compartir espacio por lo menos lol#muy triste su vida con su hijo y en general xd#pero volviendo al tema. quizás también un cambio de peinado leve. el color es todo lo mismo but quizás un poco distinto#el buzo lo seguiría usando pero quizás use más jeans rasgados y eso. o con algunos parchecitos#(lo que me da la idea de él usando algún parchecito que haga deya o algo wkskdkwñdk pero no nos adelantemos)#tendría que probar cómo le queda but. quizás algo de delineado o sombra de ojos en algunas ocasiones :3#yyyyyy me gusta la idea de los crop tops también en general#diría que no hay tanto cambio en cuanto a personalidad tho. sólo es un poco más bastardo con gente que se lo merece#con gente que sí sigue siendo un dulce uwu 💕#oc talk
1 note · View note
Link
“Cada #lágrima es el #espejo/ De un #mundo demasiado #pesado para #sombras” #JoëBousquet #ConocimientoDeLaTarde #poesía @G_Gutenberg @JordiDoce Mi #reseña en @MondeDiploEs #Febrero2023 #FelizDomingo @rc_arce @AlveaAna @gemis46 @jsdemontfort  @masleer
0 notes
huellas-poeticas · 8 months
Text
Tumblr media
El hombre no es uno, sino verdaderamente dos; tiene una personalidad consciente y una sombra,cada uno de los cuales a menudo lucha por la supremacía dentro de su mente.
Robert Louis Stevenson
1K notes · View notes
matriegler · 4 months
Text
peace.
O dia de natal se arrastou angustiante depois do sol nascer. A febre foi embora, mas o corpo ainda carregava uma espécie de peso e Mat não sabia dizer se estava doente ou apenas triste. Tanto a mãe quanto o pai perceberam seu esmorecimento. A mãe aparecia de meia em meia hora com chá, sopa, um carinho nos seus cabelos, preocupada, mas apreciando a pressa que o filho não tinha de ir embora. O pai surgiu em um momento em que Matías tinha voltado da sala para o quarto, como que empurrado por Catalina para checar o estado do filho. Rodou no quarto, fez perguntas indiretas, sem jeito, tocando os pequenos objetos dispostos pelo ambiente sem realmente prestar atenção, somente um pretexto para sondar o filho. Ganhavam somente respostas vagas de um Matías silencioso, nada mais que isso. O desânimo fez o rapaz dormir no fim da tarde e, quando acordou no início da noite, se deparou com uma mensagem de um número desconhecido, dentre outras que ele ignorou sem pensar duas vezes, pela curiosidade em relação ao que tinha na primeira. Um link. Uma playlist. Mat encarou o celular por alguns segundos, minutos, quem sabe? Quando criou coragem de se mover, buscou os fones de ouvido e deu o play pela ordem selecionada. Não seria exagero dizer que Mat passou toda a noite e madrugada ouvindo às canções. Só a voz feminina poderia tê-lo enlouquecido, então foi quase demais "ler" cada carta escrita por Elizabeth. Matías queria muito acreditar que não eram para ele, que tinha escrito para outro cara, ou para ninguém, mas conseguiu inegavelmente se reconhecer nas letras, reconhecer o relacionamento que tiveram, as emoções que sempre pensou ter vivido ao lado dela, quase que por magia, um fio invisível que os conectava. Fosse um disco, teria criado um buraco. O sono não vinha. Quando viu o sol nascendo pela janela, Mat saiu do quarto para um banho. A casa dormia. A sua, a de Ellie também, assim pensou quando chegou na janela do seu quarto para espiar a janela dela. Foi então que viu um vulto, uma sombra do que só podia ser a ex-namorada se movimentando lá do outro lado, e Matías de repente se viu olhando ao redor à procura de algo. O saco de amendoins que o irmão tinha deixado na mesa de estudos serviria... e pensar que ele tinha brigado com Santi por causa disso... O caderno da época da escola também serviria. Mat voltou para a janela, arrepiando com o frio que entrou depois de tê-la aberto. Um amendoim, ele arremessou no vidro da janela de Ellie. Depois, mais um. E esperou.
305 notes · View notes
pondysselth · 4 months
Text
Así de caluroso || Enzo Vogrincic
Tumblr media
El sol del mediodía caía a plomo sobre las calles de Montevideo, convirtiendo el asfalto en un espejismo humeante. El miércoles transcurría como cualquier otro día de verano, sofocante e implacable. A pesar del calor agobiante, una chica caminaba con paso ligero por 18 de Julio, alejándose de la facultad. El pelo se le pegaba a la frente, sudaba a chorros y el agua de su botella se había convertido en un caldo tibio. La libertad después de un largo examen era la recompensa que la impulsaba.
Cada paso era una lucha contra el calor. La chica apresuraba el ritmo buscando la sombra esquiva, deseando escapar de las fauces de la ciudad que tanto amaba.
De pronto, un leve malestar se apoderó de ella. El sudor se intensificó, la respiración se volvió dificultosa y un mareo familiar la amenazó. Se detuvo, tambaleándose, con la vista nublada y puntos negros danzando en su campo visual. Ignorando las señales de alarma, bebió un trago de la repugnante agua tibia y reanudó la marcha. Su única meta: salir de 18 de Julio. A duras penas, avanzó unas cuadras más, luchando contra un nuevo malestar que se instalaba en su cuerpo.
Allí mostrándose casi burlona detrás de esa inmensa puerta de concreto que se alzaba sobre la calle Juncal se encontraba uno de sus deleites visuales favoritos, Sarandí. Ella no sabía por qué, pero esa calle siempre la llamaba a explorarla. Aunque ya la había recorrido tantas veces, siempre encontraba algún tesoro nuevo. Se debatió si debía pasar por lo que ya era el desolado calderón a fuego ardiente de la Plaza Independencia para llegar a ese oasis visual que le abría paso a Ciudad Vieja o simplemente ignorarlo e irse a casa.
La exuberante calidez de la tarde le gritaba a la chica que debía ignorar el llamado a la exploración. Sin embargo, una fuerza interior, una mezcla de aventura y algo más que no podía nombrar, la incitaba a seguir adelante. Como diablillos en el infernal ambiente, sus deseos la empujaban por ese camino que solo le estaba trayendo malestares. Ignorando las señales de su cuerpo, que no estaba preparado para resistir más tiempo en esas condiciones, se decantó por seguir la incitación diabólica y entrar en el paraíso que era la calle Sarandí.
Arrastrando los pies como si una cadena de acero los uniera al suelo, se adentró en ese rincón de alegría que tanto la llamaba. Caminó unas pocas cuadras, disfrutando del pequeño oasis que se abría paso en el desierto de calor que se había apoderado de Montevideo. De repente, un golpe seco: su corazón aceleró a un ritmo desbocado, su respiración se volvió jadeante, su visión se nubló y su cabeza comenzó a dar vueltas. La conciencia se le escapaba de entre los dedos. Así se sentía: una bajada de presión producto de su insensato deseo de continuar un camino que no debería haber tomado, en un día en el que el mismísimo señor de los infiernos parecía haberse apoderado de las calles de la ciudad. Su destino: caer desmayada por su imprudencia.
—Tranquila, que te tengo.
Esa voz no era producto de su imaginación. Los brazos que la rodeaban eran demasiado cálidos y sudorosos, evidenciando que el desconocido también sufría las consecuencias del avasallante calor que emitía el asfalto. A pesar de que la conciencia se le escapaba, de que sus ojos se cerraban y dejaban de transmitir luz, la sensación de estar en los brazos de un extraño la obligaba a volver a la realidad, alerta ante un posible infortunio. Cuando el instinto de supervivencia se apoderó de su cuerpo y abrió los ojos con miedo, se topó con un ángel. El calor se disipó de su cuerpo al contemplar sus ojos color avellana, la sensación de sudor se olvidó con solo una mirada a sus labios, el mareo se ignoró por completo al observar su rostro como un todo. Enzo Vogrincic, en todo su angelical ser, la sostenía para evitar que cayera en la fogosa calle Sarandí.
—No te preocupes que te ayudo a sentarte.
Su voz me sacó de mis pensamientos, esta vez infinitamente menos agónicos. Me tomó con delicadeza y me llevó unos metros hacia atrás, hacia unas sillas de plástico rojas, no muy cómodas, con el logotipo de una conocida marca de bebidas. Estaban fuera de un local llamado Zabala. Solo allí me di cuenta de la distancia que mis pies, que ya se podían haber fundido con el asfalto, me habían llevado. Estábamos cerca del Registro Civil y a unos pocos metros del Implosivo Artes Escénicas, la escuela de actuación. He ahí esclarecida la aparición de mi inesperado ángel salvador. Con mi mente retornando de su estado de inactividad coherente lo primero que atiné a decirle a mi salvador fue.
—Perdón.
Una simple palabra, tan tonta que parecía fuera de lugar. Sin embargo, así me sentía: avergonzada de haberlo desviado de su camino. Posiblemente le molestaba ayudar a una desconocida que caminaba imprudentemente bajo el sol abrasador, con la única compañía de una cartera que contenía sus documentos para el examen, una tarjeta de transporte y su fiel botella de agua, que ahora parecía más una sopa por lo caliente que estaba.
La risa de mi nuevo acompañante me confirmó lo tonta que había sido mi respuesta. Doblemente avergonzada, lo miré a los ojos. Solo vi diversión por mis palabras y preocupación por mi extrema palidez y mi inminente desmayo.
—¿Cómo me vas a pedir perdón? ¿Te sentís mejor ahora sentada? Te voy a comprar un refresco y un agua fría, porque estoy seguro que te bajó la presión.
El hombre se irguió, enderezando su espalda, y se dirigió al restaurante con paso firme. Su objetivo era claro: conseguir las bebidas que me ayudarían a reponerme. Al cabo de unos minutos, regresó con un refresco y un agua fría. Se agachó de nuevo junto a mí, ofreciéndome el elixir que mi cuerpo, agradecido, absorbió con avidez.
—Muchísimas gracias, y te pido perdón por las molestias. Seguro tenías otras cosas que hacer más que asistir a una pelotuda que se desmayó.
Dije con pena, mirándolo a sus ojos marrones. Sentía cómo me ardían las mejillas. Solo entonces, al contemplar mi alrededor, me percaté de la bicicleta olvidada en el piso. Probablemente se había bajado de ella al verme en mi estado.
—No me agradezcas, solo hice algo que cualquiera haría.
Expresó mientras se giraba para buscar la bicicleta. Al levantarla, se regresó hacia mí y me dijo:
—Me llamo Enzo. ¿Y vos?
Le dije mi nombre con más confianza al ver que no parecía molesto ni apurado por irse. Le señalé el refresco, aún sin abrir, ofreciéndoselo.
—Eso es tuyo, no me lo tenés que devolver. Si yo fuera vos, también tomaría de ese. El azúcar te va a ayudar a recuperarte, todavía estás muy pálida. Si me permitís.
Con esa simple petición de consentimiento, acercó su mano a mi rostro apartando algunos cabellos que se me habían pegado por el sudor, aquellos que mi peinado no había podido contener y ahora se posaban rebeldes por donde ellos deseaban. Luego de poner mis cabellos en orden, su mano se quedó allí, posada en mi cuello. La sensación de tener aquel pesado miembro cerca de donde se medía mi pulso me inquietaba. ¿Y si podía sentir el acelerado ritmo al que iba mi corazón? Su rostro tan perfecto no era lo único que me embobaba; su amabilidad y sencillez con la que estaba allí delante de mí me estaba dejando el cerebro aún más atrofiado que cualquier síntoma debido al infernal clima.
Tomando otro largo trago de agua para disipar los efectos que él estaba teniendo en mí, tomé valor, lo miré a los ojos y le dije:
—Muchísimas gracias otra vez. Siento que te lo estoy diciendo ya muchas veces, pero de verdad estoy agradecida con tu gesto. Pudiste haberme ignorado y dejarme tirada en la calle, y no lo hiciste.
—No tenés nada que agradecerme. Decime, ¿vivís por acá? Así te acompaño y me quedo tranquilo de que llegaste bien.
Me respondió aún con su mano posada delicadamente sobre mi cuello, dejándole leves caricias y sus ojos mirándome fijamente, entre preocupados y con algo parecido a ternura.
—No vivo por acá, ni cerca. Solo vine porque acabo de dar un examen y quería recorrer. Iba super bien hasta hace unos momentos.
Ya dejando un poco de lado la vergüenza, le respondí un poco más animada y sin tanta timidez. Tanta, ya que tener a alguien tan bonito enfrente de ella solo hacia que se pusiera nerviosa.
—Ok, sin ser muy invasivo, ¿dónde vivís? Tal vez te puedo llevar o algo. Me preocupa que te vayas sola después de que casi te desmayas. Si querés, llamamos a alguna amiga o alguien que te venga a buscar.
—Vivo en Manga, así que un poco lejos de acá. Y mis amigas en estos momentos...
Dije entre risas, diciendo donde vivía y luego chequeando la hora: 16:04. Para saber dónde podrían estar alguna de mis amigas para contestarle.
—Mis amigas están todas trabajando, así que no queda de otra que irme sola. Quedate tranquilo que no me va a pasar nada.
Le contesté intentando calmarlo y asegurarle de que todo estaría bien y no me volvería a pasar nada.
—Te invitaría a mi casa, pero siento que para un primer encuentro es mucho. Me conformo por ahora acompañándote a tomar el bondi.
Volviendo por la calle Sarandí, por la tan calurosa Ciudad Vieja. Ese tipo de calor que hacía que el asfalto derritiera el calzado y definitivamente el tipo de calor que hace que se te baje la presión y encuentres a Enzo, quien ahora te tiene montada en su bicicleta mientras ambos ríen y disfrutan el pequeño aire que les llega por la velocidad con la que conduce el antes mencionado. Ese era el tipo de día caluroso que hacía aquel día en Montevideo.
395 notes · View notes
greatkinglulu · 3 months
Note
okokok vi el post de juanicar, YO SUGIERO (humildemente) un imagina así bien cute donde en un stream revela q está en una relación amorosa y tdo eso para luego presentarlx (fem, male o gn) al chat recibiendo mucho amor y apoyo x parte del chat
Sorpresa
Imagina Juani Caruso x fem!character
Warning: Ninguno? Fluff.
Conteo de palabras: 850.
Tumblr media
27 de febrero, 2024
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
16:27 holaa locurasss
16:27 hoy prendo a las 18, atentiss
16:29 los espero con una sorpresa 💋💋
Así se comunica Juani habitualmente en su canal de difusión de Instagram. Cada mensaje que manda, ansiosamente esperado por sus fans, recibe incontable cantidad de reacciones con emojis, a modo de respuesta. Por supuesto, hoy no fue la excepción con miles de corazones de diferentes colores, caritas felices, enamoradas y banderas de diversos países entre otros adornando cada uno de sus textos. Mucho menos cuando en el último que envía antes de desaparecer hasta el horario pactado, promete esperarlos con “una sorpresa”.
¿Una sorpresa? Esto puede significar cientos de cosas distintas. ¡Qué manera de generar suspenso este pibe!
Algunas de las hipótesis que rondan las mentes de los integrantes del fandom: ¿Anuncia una canción?, ¿Alguna participación en otra película?, ¿Capaz una serie?, ¿Y si invita a alguno de los chicos del cast hoy? ¿¡Y si aparecen todos!?
¿Y si está de novio?
—-----------------------------------------------------------------------------------
Los minutos pasan, más lento para algunos, más rápido para otros y poquitos minutos pasadas las 18:00 llega la noti de Twitch del amigo más personal de todos.
No puede y no falta el recordatorio en el canal de ig.
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
18:06 bebyyyysss 
18:07 ESTAMOS AO VIVO EN TWITCH.tv/juanicar_
18:07 los veo ahí para charlar un ratoo
Entrando al stream, aparece Juani con su fondo habitual, solo y con música para ambientar de su playlist de spoti, Juanicar musiquette🎀. Tiene puesta una de las musculosas que acostumbra, color blanco, que no deja mucho a la imaginación con sus brazos al descubierto. El sol que entra por la ventana le baila en la cara a medida que él se mueve y charla con miles de espectadores del otro lado de la pantalla y sus icónicos rulos se están formando después de una ducha; tiene el pelo húmedo todavía.
Después de semejante anuncio apenas hora y media antes por insta, el chat está revolucionado y quiere respuestas, pero Juani trata de no darse por aludido. Los mensajes preguntando por la sorpresa no paran de llegar y solo siguen aumentando a medida que más gente se prende al vivo.
A Juani se lo nota algo distraído, fuera de lo habitual; incluso hasta un poco nervioso. Se le escapan risitas sin motivo aparente y mira demasiado hacia un costado fuera de cámara; está pendiente del vivo y del chat, por supuesto, pero algo más llama su atención. Mira como expectante hacia un lugar que la cámara de su celu no llega a enfocar sea a propósito o sin intención.
El chat enloquece todavía más viendo esto, pero nadie está preparado para lo que se escucha apenas de fondo, mientras Juani está respondiendo alguna pregunta que se quedó muy arriba, sobre el detrás de escenas de la peli.
“Amor, ¿no viste la crema de peinar? No la encuentro.” 
Seguido una sombra apenas visible por la rapidez de su caminata, pasa por detrás de él de una esquina de la pantalla a la otra y desaparece. Juani sonríe una sonrisa enorme, se le sube un poco el color a los cachetes y solo puede asentir, tapándose un poco la cara con las manos, cuando los mensajes del stream le pegan a la sorpresa: “JUANI ESTÁS DE NOVIO?”, “JUAN IGNACIO CARUSO CÓMO NO NOS CONTAS QUE SOMOS TUS AMIGOS MÁS PERSONALES???” Son tantos, tan rápido que no llega a leerlos todos.
“¡Tranqui, ya la encontreeeé!” La voz femenina alarga la última vocal de la palabra, con un tonito algo cantado.
“Bebé,” llama él, mirando para un costado, sonriendo embobado otra vez. “¿venís un toque?” 
Se escuchan pasos a la distancia cada vez más sonoros hasta que aparece en pantalla una castaña desenredándose el pelo mojado, con una remera manga corta blanca, visiblemente grande para ella y un short azul. Él la abraza por la cintura y gesticula que se siente sobre sí. Ahí cae en cuenta: miles de personas la están viendo. “Ay no, no no. ¡Qué vergüenza! Estoy así nomás, desarreglada, amor.” Se señala de pies a cabeza. “¿Cómo me vas a pedir que aparezca así?” La chica se tapa la cara con las manos y Juani aprovecha a sentarla en sus piernas, riendo. 
Le da un beso en la frente “¿Pero qué decís? Si sos hermosa vos, bombón.” 
La observa con ojos amorosos y niega incrédulo, mordiéndose el labio; no puede creer que ella le haya dado bola. El chat no para, explota. Aman a la pareja. Exigen un nombre para formar el ship. Es hermosa. Él repite el beso, pero no en la frente.
“Sí, chicos.” Vuelve su atención a la cámara, risueño. “No, no es una canción, ni otra peli, ni serie. No viene Blas, ni Fran, ni Enzo. Sí, estoy de novio y con esta belleza. no, yo tampoco lo puedo creer. Se las presento.”
Agradece todos los buenos comentarios y deseos que llega a leer de parte de los fans, se despide y promete volver mañana.
juanicar_ ya no está en vivo.
Taglist al 08/03/2024 para fluff con Juani: @thqueerestmf @motherandloverofallfandoms @sotsfan @motley-baby @dark-122-blog @f1lover55 @jaspimirandera
N/A: Hola, Nonnie! Cómo estás? Disculpá la tardanza, lo prometido es deuda. Espero que te guste, estoy medio oxidada porque hace muchísimo no escribo, pero le puse toda la onda :).
A aquellas personas que dejaron un mensajito en el form del taglist: muchísimas gracias por sus palabras ❤️.
Nos leemos pronto!
Si querés estar en el taglist, anotate acá.
222 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 2 months
Text
Standing in the light of your halo - Esteban Kukuriczka
Tumblr media Tumblr media
+18! Dom!Esteban, spanking, breve nipple play, sexo oral, alusión a bondage y/o shibari, fingering, sexo sin protección, face slapping, spitting, begging, creampie, aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Esteban te sostiene firmemente sobre su regazo, el bulto entre sus piernas roza tus costillas y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu piel ardiente una y otra vez, sin darte respiro. Tu voz es apenas un murmullo al contar y agradecerle por cada nalgada.
-¿Color?- pregunta, dirigiendo sus dedos a tus pliegues mojados y moviéndolos de arriba abajo. Te resulta difícil concentrarte y la siguiente vez que habla, acentúa sus palabras tirando más fuerte de los mechones entre sus dedos-. Contestá cuando te pregunto algo.
Tomás aire.
-Verde.
Siembra un par de besos en tu espalda luego de un último roce a tu centro y masajea tu cuero cabelludo por unos instantes antes de obligarte a reincorporarte para sentarte entre sus piernas, sus manos se deslizan desde tus caderas hasta tus pechos desnudos salpicados con las marcas de sus dientes. Besa tu mejilla, tu cuello, desciende hasta tus hombros y deshace el camino que trazaron sus labios hasta llegar a tu boca, pero no te besa.
-¿Querés que te coja?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Sus dientes capturan tu labio inferior mientras una de sus manos te aprisiona contra su pecho y la otra juega con tus pezones. Sus dedos no muestran piedad alguna y emite un sonido de falsa simpatía cuando te quejás a causa del dolor, sonido que sería convincente de no ser porque sentís la forma en que su miembro caliente palpita contra tu espalda baja y humedece tu piel.
En un rápido movimiento te deja de rodillas entre sus piernas y tus manos se ubican de manera instintiva sobre tus muslos para que pueda verlas con claridad. Acaricia tu rostro con suavidad y perseguís el calor y confort de su mano mientras mantenés contacto visual con él, los destellos verdes en sus ojos fundiéndose con el color ámbar ahora que sus pupilas están dilatadas.
Te perdés contando las pecas que salpican la piel de sus mejillas y el puente de su nariz, observando cómo los mechones rubios caen sobre su frente y sus cejas, la particular forma en que sus labios se fruncen y delatan así el deseo y la necesidad que siente por vos. Recostás tu cabeza contra su pierna y la sombra de una sonrisa amenaza con romper su semblante serio.
-¿Puedo…?- tu mirada alterna entre sus ojos y su miembro, erecto y goteando.
Cuando asiente dejás escapar una respiración temblorosa, deseosa de tenerlo en tu boca, y sin perder tiempo cerrás tu mano alrededor de él. Lo masturbás con lentitud y un agarre firme, hipnotizada por la aparición de gota tras gota de líquido preseminal, por los suspiros y por sus palabras de aliento que te incitan a continuar. Tu pulgar juega con su punta brillante y roja, provocando que su excitación impregne su miembro y también tus dedos.
Comenzás besando sus muslos, dando alguna que otra mordida inofensiva para luego plantar besos sobre su miembro y delinear con tu lengua la vena que lo recorre. No pasa mucho tiempo antes de sentir su mano sobre la parte posterior de tu cabeza, una silenciosa indicación o una orden que obedecés inmediatamente: cuando tu lengua se desliza sobre su punta y su sabor invade tus sentidos tus labios se cierran sobre esta para comenzar a succionar con fuerza.
Esteban no te la hace fácil, por supuesto que no. Su mano ejerce presión para que tomes más de su miembro en tu boca y no se detiene al sentir la forma en que tu garganta se contrae –una sensación que lo vuelve loco-, sabe que de necesitar parar vas a tocar su muslo dos veces. Acaricia tu mejilla y limpia las lágrimas que desbordan tus ojos antes de liberarte, observa fascinado la forma en que su miembro y tus labios permanecen conectados por un hilo de saliva.
Toma tus manos entre las suyas y masajea tus muñecas antes de llevárselas a los labios para besar con delicadeza las marcas en ellas, el recuerdo que las cuerdas de yute dejaron en tu piel. Cubre de besos el dorso de ambas manos y las yemas de tus dedos, cerrando sus ojos y suspirando cuando su lengua prueba el rastro que dejó en vos.
Te ayuda a ponerte de pie y te recuesta en la cama deshecha, el movimiento realzando el aroma de sus respectivos perfumes en las sábanas. Sus ojos recorren tu cuerpo de manera intensa antes de recostarse a tu lado y separar tus piernas con un simple toque de su mano, sus largos dedos instalándose entre tus muslos para acariciar superficialmente la piel alrededor de tu entrada.
-Mirá cómo te mojaste- acerca su mano a tu rostro para que puedas apreciar la forma en que sus dedos brillan bajo la tenue luz de la lámpara-. Abrí.
Tus labios se separan e introduce dos dedos en tu boca, el sabor de tu esencia esparciéndose sobre tu lengua rápidamente. Esteban clava sus ojos en los tuyos y observa la forma en que batallás para sostenerle la mirada cuando comienza a golpear tu garganta con sus dígitos: una de tus manos cerrándose sobre su muñeca a modo de advertencia, o tal vez súplica, basta para que los retire. Te recompensa besando tu mejilla y presionando sus dedos contra tu entrada.
-Por favor- humedecés tus labios-. Necesito…
-¿Qué necesitás?
-A vos.
Una sonrisa de satisfacción tira de sus labios y sus dedos se hunden en la calidez de tu interior con movimientos lentos, medidos y expertos. Centra su atención en tus puntos más sensibles, una acción reflejo del conocimiento que posee sobre tu cuerpo, y minutos más tarde su pulgar masajea tu clítoris siguiendo el mismo ritmo.
Tus gemidos cada vez más altos acompañan los sonidos obscenos que reverberan en las paredes desnudas de la habitación y las muecas que atraviesan tu rostro, junto con la contracción de tus paredes alrededor de sus dedos, le permiten saber que tu orgasmo se acerca. Normalmente te haría esperar, pero decide darte el capricho sólo por esta vez y cuando intentás advertirle asiente de manera comprensiva para hacerte saber que tenés su permiso.
Silencia tus gemidos besándote en el momento justo y disfruta el hecho de que te cueste corresponder el beso, tus piernas se cierran con fuerza ante el placer abrumador y no sos consciente de que tus uñas se entierran sobre la piel sensible de uno de sus hombros… Pero no le importa, Esteban adora que todo el mundo sepa que te pertenece tanto como vos a él.
Retira sus dedos y utiliza tus fluidos para lubricar su miembro, pero se detiene al posicionarse entre tus piernas para apartar los mechones de cabello que caen sobre tu rostro y asegurarse de que te encontrás en las condiciones adecuadas para continuar. Desliza su punta entre tus pliegues y el calor de esta te roba un suspiro que se transforma en un gemido cuando por fin te penetra.
Para distraerte del ardor inicial provocado por la intrusión, Esteban acaricia tu cadera y dibuja círculos sobre tu clítoris sensible. Observa la forma en que su miembro se desliza entre tus pliegues, tu entrada apretada cediendo lo suficiente para que él logre hundirse profundamente en vos, y aparta la mirada de vez en cuando para observar en tu rostro las expresiones que ya conoce. Están grabadas a fuego en su memoria pero no puede evitarlo, adora verte.
Te perdés en el placer y la sensación de sus caricias, de tu boca sólo surgen palabras sin sentido pero Esteban comprende que es la forma en que rogás por más. Descansa su peso sobre una de sus manos y la otra toma tu mejilla antes de comenzar a mover sus caderas con fuerza, abusando de tu punto dulce como sólo él es capaz de hacerlo.
El pulgar rozando tu mejilla se desliza entre tus labios y su mirada vuelve a perderse entre tus piernas, la imagen desplegándose frente a sus ojos es casi suficiente para hipnotizarlo y tus gemidos son su melodía favorita, siempre acompañada por el ostinato que producen sus pieles en contacto.
-¿De quién es esta conchita?- remarca sus palabras con una fuerte embestida-. Decime, dale.
El dedo en tu boca te impide hablar casi tanto o más que el placer que nubla tu mente y Esteban es consciente de ambas cosas, pero no significa que deje de esperar una respuesta de tu parte. Retira el dígito de manera brusca y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu mejilla, el escozor devolviéndote a la realidad demasiado tarde.
En un segundo te posiciona dejándote sobre tu estómago y se sienta sobre tus muslos, desliza sus uñas sobre las aun notorias marcas que sus manos dejaron en tu piel hasta hacerte llorar y luego masajea la zona afectada. La punta de su miembro roza tu entrada por una fracción de segundo antes de que te penetre con fuerza y deje caer su pecho sobre tu espalda, su peso corporal haciéndote sentir protegida al igual que sus labios besando tu cabello.
Con las fuerzas restantes en tu cuerpo te reincorporás lo suficiente para voltear a verlo, intentás pedir que te bese pero lo único que escapa de tus labios entreabiertos son gemidos y sonidos de desesperación. Acerca su rostro al tuyo y escupe sobre tu lengua, observando con atención la forma en que las emociones tiñen levemente tus mejillas antes de tragar su saliva.
La sensación de su miembro golpeando el punto más profundo en tu interior te lleva al borde de otro orgasmo, ocultás tu rostro contra la almohada y tu mano se cierra sobre su muñeca.
-Por favor, por favor- rogás, tus palabras apenas audibles-. ¿Puedo?
-Sí, bebé- besa tu sien con delicadeza, una acción que contrasta con la agresividad de sus estocadas y los sonidos húmedos que estas provocan.
Intentás ahogar un grito mordiéndote el labio, pero es completamente inútil una vez que alcanzás el orgasmo y el placer se extiende por todo tu cuerpo. Una de tus manos se cierra con fuerza, haciendo un puño con las sábanas, mientras las uñas de la otra marcan nuevamente la piel de Esteban y aprisionás la almohada entre tus dientes.
Unos segundos más tarde, cuando la sensibilidad  post orgasmo amenaza con convertirse en tortura, sentís la forma en que Esteban llena tu interior y sus movimientos se detienen. Susurra palabras dulces en tu oído, entre ellas apodos como princesa y bebé, y riega besos en cada sitio que sus labios encuentran en su camino hasta tu boca.
-¿Estás bien?
Te aclarás la garganta.
-Perfecta- le dedicás una sonrisa.
Su miembro abandona lentamente tu interior y observa la forma en que su semen escapa de tu entrada -que se contrae ante la pérdida de él-, cayendo sobre tus pliegues y manchando las sábanas. Utiliza un dedo para recoger los restos de ambos y los empuja nuevamente hacia tu interior haciendo caso omiso de tus protestas.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y comemos algo?- propone mientras te ayuda a sentarte. Es una pregunta retórica, no tenés otra opción; Esteban es sumamente cuidadoso y jamás permitiría que experimentes los efectos de un descuido o la falta de atención luego de una sesión. Además, ¿por qué te negarías a ser consentida por él?
Te acompaña al baño y ambos esperan a que la temperatura del agua sea la ideal para entrar en la ducha, ignorando el vapor que empaña por completo los azulejos y el espejo. Lava tu cabello con cuidado y hacés lo mismo con el suyo, masajea gentilmente tus hombros y los músculos de tu espalda, y cuando salen observa con atención cómo realizás tu rutina de skincare.
Se acerca y rodea tu cintura con sus brazos, la punta de su nariz rozando tu cuello mientras mira tus ojos en el reflejo del espejo. Te sonríe, agotado y somnoliento, y sabés que tu lugar en el mundo siempre será entre sus brazos.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
171 notes · View notes
dariann-garcia · 4 months
Text
Cada vez que pienso en ti, parece que tu sombra busca desestabilizar mi paz actual.
179 notes · View notes
dreaming-star20 · 5 months
Text
Infidelidad
Una persona con el corazón roto es capaz de cualquier cosa por despecho. Cuando Antonio se enteró de que su esposa le había sido infiel, se volvió loco. 20 años de matrimonio se fueron directamente a la basura. Aparentaba estar tranquilo ante todos, incluso firmó los papeles de divorcio sin ninguna protesta. Pero de lo que nadie se había percatado era que Antonio cocinaba su venganza desde las sombras. Hasta donde él sabía, su esposa estaba por fugarse de la ciudad con su amante, varios años más joven que Antonio. Las piezas estaban en el lugar ideal para la venganza.
- Veo tu cara en el espejo, y por más que lo intento, no comprendo lo que vio ella en ti. 
Tumblr media
Germán, el joven hombre de 29 años, se dijo a sí mismo en el espejo, mientras con sus manos, acariciaba su musculoso cuerpo lampiño. Bueno, algo así. Si bien ese era el cuerpo de Germán, era Antonio quien lo utilizaba. El hombre había robado el cuerpo de este joven como parte de su plan.
- Quiero decir, eres guapo, bastante, a decir verdad. Y tienes un cuerpo bastante sexy. Pero yo también tengo lo mío. Para empezar, gano más dinero que tú. En lo que respecta a la apariencia, es verdad que no hago tanto ejercicio como tú, pero nunca he descuidado mi cuerpo.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
- ¡Vaya muchacho! Puedes sacarle el ojo a alguien con esta cosa. Pero el mío es mucho más grueso.
Una sonrisa arrogante se dibujó en el rostro de Germán, una que el verdadero nunca haría. Antonio continuó con su monólogo frente al espejo, odiaba admitirlo, pero toda esta experiencia lo excitaba demasiado.
- Bueno, no importa lo sexy que seas, ahora todo esto me pertenece. Yo soy tu, al menos por ahora. No me malinterpretes amigo, esto tiene poco o nada que ver contigo. Tu no tenías idea de que te estabas metiendo con una mujer casada. Simplemente estuviste en las circunstancias incorrectas. Pero, en fin, eres justo lo que necesito para vengarme de ella.
Antonio terminó de quitarse la ropa que llevaba puesta, dejando al aire libre la hombría de Germán, además de su redondo y suave trasero. La figura redondeada del par de melones que ahora poseía fue irresistible para Antonio. Se dio una fuerte nalgada que hizo a sus glúteos temblar como dos gelatinas.
- La idea original era grabarme teniendo sexo con varias de las amigas más íntimas de mi ex, pero tengo una mejor idea. Llevo semanas con una inquietud en la cabeza, pero no me atrevo a intentar en mi propio cuerpo. Supongo que esta es mi oportunidad.
Antonio les dio un fuerte apretón a las suculentas nalgas de Germán. Estaba muy excitado por la emoción de estar en un nuevo cuerpo. Y más por el estar en uno tan sexy. Se dirigió a la mesa de noche junto a su cama, abrió el cajón, y de él sacó una bolsa negra. Dentro se encontraban un estimulador de próstata totalmente nuevo y una botella de lubricante. Solo Antonio sabía cuánto tiempo llevaban esos objetos guardados. Antonio sacó de su empaque el vibrador y se aseguró de cubrir meticulosamente todo lo largo del objeto de plástico con suficiente lubricante. Aún recordaba con recelo su último chequeo médico, cuando tuvo que consentir un tacto rectal. Salió del consultorio caminando como un cervatillo. Antonio se agachó casi hasta tocar sus pies, de tal manera que su trasero quedó expuesto al cielo.
Todo estaba listo, y con una mezcla entre emoción, duda y algo de miedo, Antonio acercó poco a poco el estimulador a su ano. Introdujo suavemente la punta en su culo virgen, y con toda la delicadeza que pudo, metió el objeto hasta el fondo. Antonio se incorporó y se vio de nuevo al espejo. Hasta el momento todo iba excelente, su rostro mostraba genuina emoción. Su pene incluso se había comenzado a poner erecto sin haberlo tocado. Antonio se recostó cómodamente en su cama y tomó el control del vibrador. La verdadera diversión estaba por empezar. Con mucha seguridad presionó el botón de encendido, haciendo así que un muy corto y rápido movimiento sacudiera el ano robado de Germán. Esto solo había sido el aviso de encendido, pero fue más que suficiente para que un gemido escapara de los labios de Antonio.
La mirada de Antonio se llenó de determinación. Configuró el aparato a una intensidad media y con vibración constante. Tan pronto cómo el estimulador comenzó a hacer su magia, Antonio comenzó a retorcerse de placer en la cama. Daba vueltas y vueltas por todos lados, intentando agarrarse de las sábanas. Las olas de placer recorrían su cuerpo, su respiración comenzó a agitarse. Gemidos, bufidos e incluso gritos se hicieron audibles por toda la habitación. Antonio estaba volviéndose loco de placer. Gotas de líquido preseminal salían de la punta de su pene erecto, que se sacudía erráticamente al ritmo de sus caderas.
Su parte consciente se repetía a sí mismo una y otra vez que debía controlarse, pero poco a poco la lujuria y el placer fue todo lo que su mente obedeció entre el caos sensorial. Constantemente Antonio tapaba su boca, en un intento deliberado de no dejarse llevar tanto por sus instintos. “¿Por qué hago esto?” pensó a la vez que apartaba sus manos de su rostro y se dejaba llevar por la excitación. Respiró profundamente, recuperando un poco el aliento, y a partir de ese momento dejó que el cuerpo que tanto trabajo le había costado robar fuera dominado por sus instintos más salvajes. 
Los ruidos de placer se hicieron más intensos. Probablemente podían escucharse desde la calle, pero a Antonio no le importaba. Su cuerpo estaba empapado por el sudor. El olor que emanaba de él era exquisito. Con sus fuertes manos recorrió cada parte del cuerpo bien tonificado de Germán. Su pene se encontraba ya a reventar. Antonio quería llegar de una vez por todas al clímax, así que tomó la botella de lubricante, se untó las manos con él y comenzó a acariciar furiosamente su verga. No pasó mucho tiempo hasta que hilos de blanco y caliente semen salieron disparados en todas direcciones. El cuerpo de Germán terminó cubierto en sus propios fluidos. Varios chorros aterrizaron en su cara, uno incluso en su boca, permitiendo a Antonio probar por primera vez en su vida el jugo viril de otro hombre.
- No puedo esperar para que metan algo aún más grande por allí. Esto va a ser aún mejor de lo que había pensado. - Antonio apagó el vibrador y recobró su aliento. Tras unos minutos pudo ponerse de pie, tomó una toalla de su baño y se limpió un poco. Sabía que debería haberse duchado, pero le pareció más apropiado conservar su cuerpo cubierto por fluidos corporales. Se puso de nuevo sus Jens y se recostó de nuevo viendo hacia el espejo.
- Voy a matar dos pájaros de un tiro contigo. Tú no te preocupes amigo, descansa allí adentro. Cuando salga de ti no recordarás absolutamente nada de todo esto, y yo abre obtenido mi venganza contra esa perra que alguna vez llamé esposa.
Tumblr media
154 notes · View notes
macsoul · 1 month
Text
Posso dizer sem sombra de dúvida que você é a melhor coisa da minha vida
espero que lembre disso todo dia e saiba que
cada partícula do meu ser ama você.
77 notes · View notes
froghazz · 7 months
Text
Didn't you want a killer?
Tumblr media
Inspirada em Pânico. Especial de Halloween.
Avisos: knife play, cnc leve, personagens completamente de caráter questionável.
Mamãe estava com saudades. 🤍
📞
- Alô?
- Olá, qual seu nome?
- Foi você quem me ligou. - Harry exita. - Porque você está falando com a voz do pânico?
- Voz do pânico? Gosta da franquia?
- Gosto, mas quero saber quem é.
- Hm… Qual deles é o seu favorito?
- Eu vou desligar.
- Você não é idiota, já viu a saga toda, não foi? Sabe o que acontece quando você desliga.
- Cara, quem caralhos você é? É o Jackson? Eu juro por Deus.
- O cara do seu trabalho que passou a mão em você semana passada? - a voz robótica riu. - Não. Ele já está dentro da própria geladeira. Em pedaços.
- Louis? - Harry arrepiou da cabeça aos pés, olhando em volta, se arrependendo no mesmo instante de viver numa casa afastada rodeada pela floresta. Mas mais que isso, de suas paredes serem feitas de vidro.
- Eu disse que você não era idiota, querido. É melhor correr, porque você sabe o que vai acontecer quando eu desligar.
Harry ofegou, olhando cada mínima sombra nas janelas, desligando a televisão.
- Por que?
- Porque o que, querido?
- Porque resolveu fazer isso agora? - se levantou do sofá, olhando fixamente para a porta de entrada.
- Você sempre quis isso, não é? Sempre quis que eu fosse o vilão que transforma sua vida num filme de terror. Estou errado?
- Terminamos faz duas semanas.
- Não foi isso que te perguntei, você queria que eu fosse o seu assassino, não queria?
- Sim, Louis, mas no sentido figurado, porra! - Harry colocou a mão no peito, sentindo seu coração acelerado e a palma suando frio contra o peito nu.
- Ah é? Perdoe minha confusão, acho que me precipitei em tudo que fiz por você.
- O que você fez, Louis?
- Essa conversa já está tão extensa, você não acha?
- Eu vou ligar pra polícia.
- Tsc, tsc, tsc… Então terei que ser mais rápido que você.
Harry ouviu o som da chamada encerrada, olhando pro telefone com a tela piscando. Seu coração batia forte nos ouvidos e as pernas tremiam bambas, lambendo os lábios e pensando se realmente discaria o número da polícia. O dedão foi lento. Nove. Um. Um.
Seu coração quase saiu pela boca com as batidas que ouviu no vidro, olhando diretamente para trás e encontrando.
A máscara que nunca o assustara manchada de sangue, a cabeça inclinada levemente para a direita. Como um louco, jurava que a imagem desfigurada com o queixo pontudo se alimentava de seu pavor. A roupa idêntica a dos filmes e na mão tatuada tão conhecida, uma faca brilhante e ensanguentada.
Engasgou, sentindo a boca seca.
Seu olhar foi para o telefone mais uma vez, percebendo então que sua mão também tremia. Poderia ligar para a polícia, era claro. Até Louis realmente entrar, pelo menos a ligação estaria feita e, se morresse, saberiam quem o matou.
Mordeu o lábio e olhou para a janela de novo, Louis desenhando um coração no vidro com o sangue da faca.
Ele sempre quis isso, o relacionamento todo.
Agora ele podia ter.
Podia ter dele, do homem que sempre o fez se afogar em orgasmos sublimes e um amor tão intenso que se tornara doentio.
Louis levou o telefone até a orelha e Harry assustou com o toque alto de seu telefone.
- É melhor correr, cachorrinho.
- Merda. - Harry o viu desaparecer atrás do concreto e reaparecer na próxima janela, indicando que dava a volta para chegar na porta de entrada. - Me acha tão idiota a ponto de não ter mudado a senha?
- Me acha tão idiota ao ponto de não ter descoberto a nova? - Louis riu. - Qual a primeira coisa que você quer que eu corte, amor? Todos direto na barriga, como em seus filmes favoritos? Ou prefere sofrer mais, huh?
Harry engoliu em seco, esperando. Ouviu o som do primeiro botão do alarme. O segundo. O terceiro. O quarto. A porta abriu. Xingou, derrubando o telefone no chão e correndo escada acima assim que viu a porta se abrindo lentamente, jurando que viu a máscara sorrindo para si.
Correu o mais rápido que pôde, subindo diretamente para seu quarto e tendo a falsa esperança que Louis não saberia a senha da porta deste. Se trancou e ativou o alarme, se escondendo embaixo da cama, de bruços.
Sentiu então seu pau duro dolorido contra o piso de madeira, o segurando entre os dedos e apertando.
- Merda de cabeça doente. - xingou a si mesmo, ouvindo os passos firmes e lentos de Louis na escada, contando cada um dos vinte e dois degraus com uma ânsia na garganta e um orgasmo pronto no pé da barriga.
Toc. Toc. Toc.
Louis bateu, rindo robótico. Harry engasgou, fazendo seu máximo para não fazer barulho.
O primeiro número do painel sendo apertado lhe causou um pavor congelante, como se estivesse prestes a morrer.
E talvez estivesse.
Cobriu a boca com a palma da mão, sentindo as bochechas molhadas de lágrimas e o pau latejando contra os dedos.
O segundo botão.
O terceiro.
O quarto.
E finalmente, a porta destrancada.
- Foi tão fácil, cachorrinho. - Louis disse e Harry prendeu a respiração, olhando firme para o coturno e as vestes pela fresta debaixo da cama.
Louis deu um passo pra dentro, indo até o guarda roupas e abrindo a porta com força, fazendo Harry pular de susto.
- De baixo da cama, querido? Esperava mais de você.
Harry se apavorou, arrastando seu corpo em direção a porta e sendo puxado com força pelos calcanhares, gritando alto. Louis o girou no chão, deitado de costas. No instante em que tentou se levantar sentiu a lâmina em seu pescoço, tão afiada que pinicou a pele num corte quase inexistente. Olhou atônito para a máscara acima de si, se aproximando até que encostasse em seu pescoço e ouvisse Louis puxando a respiração funda, sentindo seu cheiro com aquele toque doentio de saudade que só ele tinha.
- Você… me cortou. - Harry sussurrou.
- Que cheiro gostoso. Meu perfume favorito, o cheiro da sua pele, seu pavor. E sua completa excitação. - Louis inclinou o rosto até a máscara ficar de frente com Harry, poucos centímetros um do outro. - Você é tão doente, querido.
- Lou. - choramingou, olhando tão de perto que agora era possível ver os olhos azuis brilhantes por baixo do rosto destorcido, pálido e ensanguentado.
- Vê como é dependente de mim? Como é infeliz sem me ter, querido? - ele deslizou a faca pela pele suada, deixando a ponta afiada bem na ponta do queixo de Harry.
Harry tentou fechar as pernas involuntariamente, o pau doía tanto que mal percebeu que Louis estava mantendo suas pernas abertas com seu próprio corpo ao centro.
- Tentando fechar suas pernas pra mim, Harry? - Louis esbravejou, pinicando a pele dele com a faca, fazendo um corte ainda superficial, entretanto, completamente ardido. - Abra.
- Você não vai me matar, vai? - suas pernas se abriram, enrolando na cintura dele.
Louis olhou pra baixo, analisando as pernas longas enroladas em si, querendo rosnar de tesão em tê-las novamente abertas e necessitadas de si. Harry tentou apoia-las no chão novamente, sendo impedido pela mão possessiva que apertou-as forte o suficiente para que um grito prazeroso rasgasse sua garganta seca.
- Homem meu sempre fica com as pernas arreganhadas pra mim, Harry. Você sabe disso.
- Me desculpa. - pediu, se apavorando ao sentir a ponta da faca descendo pelo seu pescoço, peito, barriga, até chegar na cueca molhada de pré gozo.
- Você vai ser um cachorrinho muito bom pra mim, a noite inteira. Vai me obedecer sem questionar, engolir meu pau inteiro até chorar e gozar quantas vezes eu mandar. E então, quando terminar com você, decido de vou ou não te matar. Está tudo em suas mãos. Seu destino todo.
- Sim, Lou. - Harry apertou as mãos em punhos e engoliu em seco, completamente paralisado.
- Se lembra quando eu prometi que teria você de volta pra mim, querido? - ele soltou a sua coxa, segurando com firmeza o elástico da cueca usou a faca para cortar o tecido úmido, enrolando o pedaço de pano em sua mão.
- Sim. - engoliu um gemido alto, sentindo a pele arder pelo puxão bruto de sua cueca sendo arrancada.
- Alguma vez eu descumpri qualquer promessa que te fiz? - Louis analisava o rosto de Harry, apreciando as lágrimas que escorriam livres pelas bochechas rosadas devido ao acúmulo de sangue quente nelas. Harry negou com a cabeça. - Você vai querer ser meu até o final dessa noite.
Harry se manteve em silêncio, ouvindo seu coração batendo nas orelhas e a respiração pesada que saia do aparelho que distorcia a voz de Louis. Semanas atrás ele havia pedido ao namorado que se vestisse de ghostface e o atacasse, que o pegasse com força e o fizesse implorar por ele. Louis, em contrapartida, negou o pedido dizendo que não entendia porque ele precisava estar caracterizado pra poder satisfazer Harry.
Brigaram, Louis magoado achando que não era suficiente e Harry sabendo que não poderia viver pra sempre com alguém que não entendesse seus impulsos sexuais. Seus fetiches escondidos.
Agora Harry sentia o pé da barriga formigar enquanto Louis o tomava novamente para si, como um viciado precisando de cocaína, o cheirando e rosnando adicto.
- De joelhos. - Louis mandou. Harry continuou parado, tentando processar a informação que foi dada fora do seu subconsciente. Não houve tempo, ele apenas foi puxado pelos cabelos da nuca e jogado de joelhos, seu rosto sendo esfregado contra o pau completamente duro de Louis, por cima das vestes. - Quando eu mando, você obedece. Não entendeu as regras?
- Me desculpe, eu estava pensando. - ele esfregou o nariz pelo comprimento, inalando o cheiro de sabonete e pré gozo que fez seu pau pingar. Sentiu repentinamente um tapa forte no rosto, tendo que se apoiar com a palma da mão para não cair de abrupto.
- Você não pensa, Harry. Você me obedece. Você diz: sim, senhor. - Louis apertou seu pescoço com força, levantando seu corpo e jogando de costas na cama. Ele tossiu, engasgado.
- Sim, senhor. - ele ofegou, sentindo o pau molhando sua barriga.
- Uh, veja só. - Louis segurou seu pau e punhetou, assistindo o pré gozo sair da glande vermelha e inchada. - Molhando como uma cadela.
- Porra. - arqueou as costas e gemeu aliviado, abrindo os olhos ao sentir o cabo duro da faca batendo gelado contra seu lábio inferior.
Ele arregalou os olhos, assistindo o sangue escorreu da palma da mão de Louis até seu pulso, entendendo que a lâmina cortava sua pele.
- Está se machucando. - Disse com as sobrancelhas juntas, preocupado. Louis apenas inclinou sua cabeça, a face pálida e sem expressão mexia tanto com sua cabeça que parecia sorrir. Não sabia se estava vendo coisas ou projetando o sorriso que sabia que Louis tinha em seus lábios reais. Ouviu o grunhido impaciente dele e abriu a boca rapidamente, abocanhando o cabo com sabor metálico, não querendo descobrir se era do material ou do sangue que o cobria. Seus lábios deslizavam por todo cabo conforme Louis estocava-o em uma boca, atingindo sua garganta, girando-o e gemendo robótico. A outra mão permanecia punhetando seu pau devagar, chegando a ser torturado pela destreza e vagarosidade. Seu estômago ainda gelado em pavor de fundia com o tesão no baixo ventre, até se tornar uma coisa só, prazer e medo sendo indistinguíveis.
Louis deslizou a faca pelos lábios de Harry, a tirando úmida da cavidade quente. A colocou entre as pernas abertas dele, esfregando o cabo no buraco que pulsava, tirando um soluço assustado de Harry, que lhe pareceu como uma conquista. Com o pulso firme e fechado em punho, empurrou a faca para dentro de seu garoto até que seu sangue manchasse a bunda pecaminosa e os lábios se abrissem naquele gemido obsceno que tanto sentia falta.
Harry se inclinou e por isso, o agarrou pelo pescoço e empurrou contra a cama, o impedindo de fugir do que ele iria proporcionar, quer ele desejando aquilo ou não. Seu punho inclinou na primeira estocada e Harry gritou fraco com o pouco oxigênio que tinha. Inevitavelmente Louis esfregou o pau duro e dolorido contra a coxa que contraia os músculos em prazer, rosnando com a vontade de enfiar seu pau tão fundo em Harry que o fizesse sangrar.
- Louis. - soluçou, segurando o punho que estocava sem piedade. - Você. - seu olhos se focaram na máscara, tentando encontrar uma forma de conseguir olhar em seus olhos como mais cedo.
- Implore. - Com o cabo inteiro dentro de si e a mão fechada até que não restasse oxigênio, observava Harry tremendo e segurando seu pulso com as duas mãos, tentando afasta-lo inutilmente, o lábio arroxeando vagarosamente enquanto as unhas do garoto fincavam em sua pele para poder respirar, como se causar-lhe dor pudesse liberta-lo. Pobre garoto.
Suspirou, inclinando seu queixo e fixando seus olhos aos de Harry. Sorriu e rosnou, concentrando na gota solitária que escorria do olho esquerdo tão vermelho quanto as bochechas, a veia prestes a estourar na testa. Uma estocada com seu punho fora o suficiente, Harry se desmanchou em um orgasmo que fez seus olhos revirarem. Nesse exato momento, Louis libertou seu pescoço, ouvindo-o puxar o ar como quem acabara de se afogar e voltar à vida. A faca foi retirada com cuidado e transferida da palma esquerda a outra, Louis se inclinou o suficiente para se apoiar no mesmo cotovelo e deslizar a mão que pingava sangue da ferida recém feita pelo corpo de Harry.
Coxa, quadril, cintura e mamilo, todos manchados com seu próprio sangue fresco, gemendo rouco e faminto, adicto.
- Por favor. - Harry suspirou, fazendo Louis rir surpreso. Ele estava implorando, afinal.
Louis rosnou, puxando Harry pra baixo e se ajoelhando na cama. Puxou as vestes de seu corpo, ficando com o tronco nu e abrindo a calça jeans, abaixando o suficiente apenas para retirar seu pau dolorido do aperto e esfregá-lo entre as bandas molhadas de sangue. Harry o puxou pelo pescoço, familiarizado com a brutalidade que se seguiria, ansioso e necessitado.
Se surpreendeu com o tapa nada piedoso que sentiu na bochecha, ficando alguns segundos inteiros olhando para Louis com incredulidade. Gemeu. Rosnou. Se debateu e tentou chutá-lo. De novo, inutilmente.
Louis o girou na cama e o deitou de bruços, abrindo suas pernas com os próprios joelhos e puxando os cabelos de sua nuca pra trás, a faca suja do seu sangue em cima de sua jugular. Com as mãos trêmulas, apertou os lençóis com força sentindo o pau grosso deslizando pra dentro de si, tão apertado. Ao lado de sua cabeça, a máscara planava sem expressão, como algo morto, sem sentimentos, incapaz de sentir piedade de si, um garoto tão frágil e burro.
Que sorte ele tinha.
Esfregou seu pau no lençol, mais duro do que antes, a saliva produzindo cada vez mais rápido, como quem baba faminto. Engolia tão desconfortável como se engolisse uma bola de tênis e gemia tão alto como quem morre esfaqueado, como quem sabe seu destino.
- Agora eu entendo você. - Louis sussurrou baixo, porém, alto o suficiente para que as palavras rodassem em sua cabeça e o deixasse tonto. Na verdade, não sabia se seu cérebro girava pela voz, pelo que a sentença significava ou pela estocada bruta que lhe fora concedida.
Sabia, entretanto, que cada músculo de seu corpo contraia e seu rabo nunca esteve tão aberto e entregue, pronto para abdicar de qualquer coisa para ser fodido assim pelo resto de sua vida insignificante. Ali, não escrevia livros de horror, sequer tinha uma carreira brilhante em ascensão. Ele não era nada, apenas um homem vazio e doente que imploraria para que o ex o usasse de modo tão sujo que se tornasse ao fim, miserável. Fechou seus olhos com força e empinou a bunda, deixando que Louis o fodesse cada vez mais fundo e forte, que a faca pinicasse sua pele em cortes superficiais, que o gemido rouco dele sobressaísse os seus. Deixou que Louis tomasse tudo que quisesse. Se concentrou na sensação, no pau que fodida ardido, fundo, forte. Na mão que deixara seu cabelo para girar seu mamilo e apertá-lo com força. No cheiro do perfume que o fez dormir abraçado no travesseiro até que sumisse completamente.
Abriu os olhos com uma claridade repentina, Louis segurava o telefone aberto na câmera frontal e o filmava enquanto gemia, seu pescoço com pequenos filetes de sangue, a faca manchada que pinicava e pinicava, a cada nova estocada. A máscara ao lado de sua cabeça, a figura montada acima de si o tomando. Gemeu incontrolável, puxando a máscara de Louis, revelando seu rosto para a câmera. Os cabelos maiores do que no último encontro, bagunçados e suados, escorrendo na testa. Os olhos azuis brilhantes e sádicos, apaixonados pela forma doentia que pareciam. A barba rala que sempre foram como a faca em seu pescoço, que pinicava e pinicava. A boca aberta, um sorriso grande e satisfeito, doente e obcecado.
- Eu quero você. - Harry impôs. O celular foi largado na cama e em questão de segundos os dedos possessivos estavam apertando suas bochechas. Louis o beijou, esfregando a língua na sua, fazendo seu cérebro girar e os gemidos abafados se mesclarem até serem pertencentes um do outro.
Harry ofegou, gozando mais uma vez enquanto Louis mordia seus lábios e chupava, descendo pro pescoço ensanguentado e lambendo cada mísera gota.
- Totalmente meu, Harry. Você é totalmente meu. - rosnou, o girando na cama, abrindo espaço entre as pernas longas e trêmulas, entrando nele novamente e o fodendo.
Harry gemeu alto e cravou as unhas em seus braços, chorando pela sobrecarga de prazer e sensações forçadas.
- Pode chorar, querido. Chore por mim. - Louis riu, beijando-o novamente, sentindo as unhas cortarem suas costas suadas até que ardesse como fogo.
- Louis, porra! - xingou, sentindo-o rir em seus lábios.
- Lembre-se, Harry. Ninguém toca em você. De quem você é, Harry? Huh? - perguntou olhando em seus olhos, assistindo-o deslizar pra cima e pra baixo na cama com a força que era fodido.
- Seu! Eu sou seu! - gritou, sentindo o baixo ventre ferver novamente.
- Você quer ficar comigo, Harry? Pra sempre? - o olhar de Louis o fez tremer, um arrepio na espinha que revelava que sua resposta determinava o seu fim. Simples assim.
- Pra sempre, Lou. Pra sempre. - soluçou, sentindo Louis sair do meio de suas pernas, sentando em cima de seu peito, o pau brilhando em pré porra, grosso e grande como a porra de um monumento a centímetros de sua boca.
- Espero que seja como eu, querido. - ele enrolou os dedos em seus cabelos, puxando sua cabeça de encontro com a sua pelve. Harry abriu a boca e colocou pra dentro. - Não quebre suas promessas. - Louis sorriu ladino, um brilho novo no olhar.
O primeiro puxão fez o cacete encostar em sua garganta e Harry engasgou, nem mesmo podendo avisar já que seus braços estavam presos juntos ao seu corpo entre as pernas de Louis, esse, que apenas riu, se divertindo. Com a mão possessiva fazendo seu couro cabeludo arder, Louis começou a estocar contra a sua boca, usando a mão livre para segurar a máscara em frente ao seu rosto, fazendo Harry gozar vergonhosamente em seu estômago. Louis, por outro lado, manteve o pau inteiro dentro da garganta de Harry e gozou, a porra espessa deslizando por sua garganta, o fazendo gemer como uma cadela.
Soltando os cabelos, Harry deslizou os lábios por todo o comprimento com calma, jogando sua cabeça contra os lençóis e respirando fundo, olhando Louis com a máscara numa mão e a faca na outra, olhando para si como a porra de um maluco.
- Eu… - Harry limpou a garganta, fazendo Louis sorrir ladino. - Eu realmente quero ficar com você. - observou Louis se jogar na cama ao seu lado, puxando seu corpo mole e dolorido para se deitar sob o seu.
- Eu sei. - Louis sorriu, beijando seus lábios com carinho. - Senti saudades. - ele suspirou, se inclinando e cheirando seu pescoço, sentindo o seu cheiro novamente.
- Você não matou ninguém, não é? Foi tipo, só pela encenação. - engoliu em seco.
Nesse momento, o olhar de Louis em si revelou milhões de segredos. No fundo, sabia que independente da resposta que tivesse, permaneceria. Sua parte sádica e doente precisava de outra pessoa que a saciasse, sabia disso. Sabia que se Louis tivesse enlouquecido seria sua culpa. E sabia igualmente que, se Louis estivesse louco por si, seria capaz de pingar como uma garota virgem.
- Moramos em Woodsboro, Harry. Nessa cidade quando se coloca uma máscara de ghostface, você se torna o ghostface. E você vai ter que conviver comigo sabendo que você me tornou ele. – Louis esfregou o lábio em seu pescoço, alcançando o celular jogado na cama e encerrando vídeo.
Harry o olhou e soube que aquele vídeo era a prova de tudo que viveria dali pra frente. Como se contra seu instinto mais intrínseco de sempre fugir da sua realidade e seus medos, Louis quisesse puni-lo o fazendo se lembrar do que havia feito. Sentiu beijos em seu pescoço sendo distribuídos e sua barba, que pinicava e pinicava.
311 notes · View notes
writing-ls · 1 year
Text
Driving lessons
Tumblr media Tumblr media
Avisos: Diferença de idade (Louis 35, Harry 17), orgasmo forçado, CNC, somnophilia, humilhação, daddy kink.
💌
As unhas recém pintadas de rosa ainda estavam molhadas, enquanto ela delicadamente segurava o palito do pirulito de cereja entre dois dedos. A última edição da Vogue estava aberta nas suas coxas, e o óculos de sol começava a escorregar pelo narizinho. Harry suspirou profundamente, entediada. Mesmo no jardim ela conseguia sentir o cheiro da massa de bolo no forno, dava para escutar a sua mãe discutindo com o seu pai; uma típica tarde de verão. Se eles não estivessem esperando por uma visita, não teria nada além de limonada até a hora do jantar. Mas o seu padrinho, Louis Tomlinson, estava vindo para passar alguns dias com eles. E a mãe de Harry amava dar uma boa impressão.
Harry não admitiria isso em voz alta, claro, mas os seus nervos estavam à flor da pele. Louis era um homem muito ocupado, e as vezes que ele tinha tanto tempo livre eram raras, então ele enchia Harry de promessas sobre coisas que eles deveriam fazer juntos. O momento chegou, e Harry queria usar cada segundo. Agora ela tinha 17 anos, eles iam poder tomar uma cerveja juntos (escondido dos pais dela, claro) Louis teria que ensinar a garota dirigir. E para isso que Harry estava mais animada do que tudo, se ela soubesse dirigir poderia ir todos os finais de semana até a casa do seu padrinho, não ia precisar mais ficar tanto tempo distante.
Ela balançou seus pezinhos despreocupada, o esmalte rosa brilhando sob a luz do sol, não notou o barulho do carro estacionando em frente a sua casa, ou os passos pesados se aproximando dela. Apenas quando uma sombra foi criada, que Harry ergueu a cabeça pronta para dizer para a sua mãe que, não, ela não tinha desistido de fazer algo mais produtivo que ficar a tarde toda folheando revistas. Mas era Louis, de braços para trás e os olhos escondidos atrás de óculos escuros.
Harry soltou um gritinho surpresa, se levantando bem rápido e praticamente se jogando nos braços do seu padrinho, ela pulou no colo dele e passou as pernas por sua cintura. “Você veio mesmo!” A garota continuava repetindo, toda encantada.
“Como você cresceu, querida.” Louis disse, impressionado, colocando a sua afilhada de volta no chão. “Deixe-me olhar você” Ele segurou o queixo dela entre dois dedos, e a analisou como se ela fosse um objeto do seu interesse. Quando notou a bochecha vermelhinha pela sua atenção, o homem sorriu e soltou a garota. “Como tem sido o seu verão, amor?”
“Um saco, padrinho.” Ela revirou os olhos, sentando na espreguiçadeira de novo. Harry acertou os óculos em formato de coração, e voltou a brincar com o palito do seu pirulito. “Os meus pais não me deixam fazer nada além de ir à igreja” Resmungou, tirando o pirulito da boca e fazendo um biquinho com os lábios. “E eles não param de brigar!”
É claro que Harry não estava contando toda a verdade, ela nunca escutava os seus pais (algo que o seu padrinho sabia bem) e mesmo sem a autorização deles, ela sempre inventava alguma coisa. Pulando a janela do seu quarto no meio da noite para ir em festas, ou prometendo ir no culto da tarde quando na verdade estava indo para alguma festa na piscina. Harry andava com os seus vestidinhos que pegava um dedo acima do joelho magro, tinha um colar de crucifixo e as unhas pintadas de rosa algodão doce. Mas tinha algo no seu olhar jade que nunca deixou Tomlinson se enganar, antes que ela começasse por contra própria contar detalhes da sua vida para o seu padrinho. Mesmo não sendo tão presente na vida dela, Louis era a pessoa que mais conhecia a garota. Até porque ela amava contar as coisas para ele, amava tentar impressioná-lo com as suas histórias.
“Pensei que gostasse de contar a verdade para o seu papai.” Ele lubrificou os lábios rosinha com a ponta da língua, passando uma rápida olhada ao redor para garantir que ainda eram apenas os dois no jardim. Harry fez que sim com a cabeça, as palavras fugindo da sua língua enquanto ela assistia o seu padrinho.
Harry enrolou os dedinhos na barra da saia, olhando para o seu próprio colo, ela sentia o seu corpo mais aquecido. Colocou o pirulito para o lado, criando uma protuberância na bochecha rosada, e a sua fala saiu enrolada quando ela disse “Eu estou falando a verdade, Lou.”
Louis havia se esquecido que coisinha adorável era a sua afilhada. Com aquele jeito que transborda uma inocência quase pura, os olhos verdes demais e os lábios, céus, aqueles lábios. Ele nunca deixou de desejar eles ao redor do seu pau, na mesma vontade que a garota enchia a boca com aquela porcaria açucarada.
“Fico algumas semanas fora e você já voltou a ser uma coisinha mentirosa?” Falou baixinho, apenas para Harry escutar, transbordando escárnio. “Eu quero a verdade agora, Harry.”
“Eu saí algumas vezes” Ela deu de ombros, tirou o pirulito da boca e engoliu o acúmulo de saliva, o cantinho dos seus lábios brilhavam. “Fui em um encontro também.” Admitiu baixinho, e com mais convicção prometeu: "Mas eu não parei de pensar no senhor, padrinho! Esperei por você todos esses dias. Estava morrendo de saudades, juro.”
Louis fez que não com a cabeça, ainda sorria, de forma beirando ao sadismo. Ele sabia que esse seria o melhor verão em muito, muito, tempo.
Ele não acreditava numa única palavra vinda daqueles lábios. Mas sabia que não havia muito o que fazer, William e Anna esperavam ele dentro de casa. Harry e as lições que ela merecia poderiam esperar. Eles teriam tempo.
“Vem aqui, amor.” Falou com afeto, e como uma cachorrinha obediente ela se levantou e parou de frente para ele. Louis tomou o pirulito dos seus dedos e jogou no chão. “Eu já disse para não se entupir com essas porcarias, não foi?”
“Sim, papai.” Harry olhava para seu docinho despedaçado na grama, os lábios ainda brilhavam pelo doce, e as sobrancelhas finas franzidas.
“Agora que estou aqui, não há desculpas para você escapar como uma cadelinha desobediente, certo?” Harry fez que sim com a cabeça. Louis segurou o queixo dela de novo, porém com mais força dessa vez, ele tirou os óculos escuros da garota, podendo enfim ver a íris jade brilhando. “Hoje você será uma boa garotinha durante o jantar, e amanhã cedo começamos as suas aulas de direção.”
“Sério!?” Harry perguntou com os olhinhos brilhando, quase esquecendo da dor que o aperto dele causava.
Ao invés de responder com palavras, ele se curvou e deixou um beijo no canto dos lábios dela, depois se afastou e soltou a garota. “Agora corre na frente e avisa os seus pais que eu cheguei.”
Ele assistiu Harry fazer o que foi mandada, lambeu os seus lábios e sentiu o gostinho de cereja que ficou. Louis suspirou fundo, ajeitou o volume na calça social justa, então começou a caminhar rumo à porta de entrada.
…..
Louis foi muito bem recebido, a família Styles amava a sua presença. Ele fingiu se importar com a fala interminável de Anna, fingiu gostar do bolo feito especialmente para ele (Louis detestava doces) e bebeu uma cerveja com William enquanto os dois discutiam sobre futebol. O jantar foi exaustivo da mesma forma, mas a recompensa veio depois. Enquanto bebiam mais cerveja, assistindo a partida de um time que ele nem conhecia, Harry se aninhou no seu colo. Os pais da garota achou adorável, eles apreciavam a ligação linda que Louis e Harry tinham, e estavam acostumados com o excesso de afeto entre os dois. Não era estranho para eles Louis cumprimentar Harry com um leve roçar de lábios, ou os dois terem uma soneca abraçadinhos no sofá após o almoço. Eles confiavam muito em Tomlinson, que era um amigo de William desde a época de escola.
Louis olhou para o lado, vendo que William e Anna praticamente cochilavam enquanto assistiam o jogo. A sua mão parecia grande na coxa da garota, tinha o contraste da pele pálida e macia de Harry, e o dorso avermelhado de Louis, com veias saltadas e tatuagens nos dedos. Ele esfregou a palma contra ela subindo devagarinho, passando pela barra da saia até sentir a respiração engatada da sua garotinha, então ele descia a mãos novamente, indo pela parte interna da coxa.
“Na minha próxima viagem, eu vou levar você” A voz rouca no seu ouvido deixou Harry arrepiadinha. A mão de Louis passou por debaixo da saia de novo, chegando tão perto da conchinha dela que as coxas de Harry tencionaram, prendendo a mão de Louis entre elas. “E, então, será apenas nós dois por alguns dias.”
“Apenas nós dois?” Ela repetiu em tom de pergunta. “Padrinho…” Harry falou manhosa, descontente porque Louis não tocava mais nas suas coxas, as mãos dele voltaram para a cintura dela, e no mesmo instante Anna se levantou.
“Acho que a nossa hora já deu, Harry.” Ela pegou os copos de cerveja na mesinha de centro. “Está tarde pra você ficar acordada, e o seu padrinho precisa descansar.”
Harry estava pronta para resmungar que não era uma garotinha mais. Se quisesse ficar acordada até mais tarde, ela podia. Mas lembrou que o seu padrinho pediu para ela ser boazinha, então a contra gosto seguiu as ordens da sua mãe.
Ela se virou e deixou um beijinho molhado na bochecha de Louis, a barba rala fez cócegas contra a sua pele e ela sorriu. “Até amanhã, Louis” As suas pernas estavam um pouquinho bambas quando ela se levantou, a saia tão em cima que, quando ela se curvou para deixar um beijinho na bochecha do seu pai, o bumbum dela com a calcinha rosa enfiada entre as bochechas gordinhas ficou todo exposto para o Tomlinson. Dava para ver até o começo da conchinha dela, e na calcinha rosa pastel um círculo molhado.
Tomlinson não tirou os olhos, assistindo as coxas roliças e o balançar da saia enquanto Harry se afastava. Ele queria levantar e ir para o quarto de hóspedes, lidar sozinho com o volume molhado em sua cueca. Mas William estava acordado, e definitivamente notaria o volume na virilha de Louis quando ele ficasse de pé. O homem bufou, forçando um sorriso para o amigo. “Uma última antes de ir deitar?” William balançou a garrafa de cerveja.
“Claro, cara.” Louis confirmou, e enquanto Will ia na cozinha buscar mais cerveja, ele pegou uma almofada e colocou no colo.
O jogo tinha acabado, agora passava algum reality bobo que Louis ficou olhando até que o outro homem voltasse. A televisão estava no mudo, e um silêncio confortável permaneceu enquanto eles bebiam e olhava as imagens passando. “É muito linda a relação que você e Harry construíram” William disse do nada. “A minha filha confia em você como um pai, sabia?”
Louis coçou a barba rala, tomando um gole longo do líquido amargo. Ele suspirou fundo. “Eu a tenho como se fosse minha filha, cara. Harry, você e Anna são importantes pra mim.” Disse honesto, sentindo a sua moral péssima pelo quão duro o seu pau estava. Mas Louis estava falando a verdade, na medida que Harry foi crescendo ele foi ficando mais e mais presente na vida dela. Amava quando as férias chegavam, então ele dirigia por quase duas horas, apenas para buscar a garota e os dois poderiam viajar por algumas semanas. Harry era brilhante, e Louis tentava protegê-la sempre que possível, ainda que o sentimento de não ter tempo o suficiente com ela fosse constante. Talvez ele tenha batido umas pensando nas coxas dela, lembrando do bumbum pressionando seu cacete sempre ela sentava no seu colo, nos peitinhos que ficavam perfeitamente marcados no tecido das blusas porque ela não usava sutiã, talvez. Mas ela ainda era a sua afilhada, ela era sua. Harry era a pessoa mais importante na vida de Louis.
“Tenho medo dela desviar do caminho certo, de ser corrompida” William disse com melancolia, e Louis segurou para não revirar os olhos. “Eu sei que ela te conta tudo… o que Harry disse sobre os encontros que vai?”
“Encontros?” Louis perguntou, primeiro confuso, e depois apertando a garrafa de cerveja que estava na sua mão.
“Sim. Um carro diferente para na nossa porta toda semana pra buscar ela” William fez que não com a cabeça. “Ela garante que dessa vez é sério, que é uma pessoa da nossa igreja, mas na semana seguinte nunca vem a mesma pessoa.”
Louis mordeu os lábios com força, olhando mais uma vez para a televisão. Ele não conseguia beber mais da sua cerveja, a raiva que sentia criou um bolo na garganta. “Diz que não quer que ela seja corrompida, mas deixa Harry entrar no carro de homens que você não conhece?” Tentou falar de forma clara e lógica, quando a sua vontade era de gritar na cara de William: Porque você não está cuidando direito da minha filha?
A sua vontade maior era subir os degraus e ir direto no quarto de Harry, encher aquela cara sonsa de tapas. Putinha do caralho.
“É um dos motivos por que estávamos sentindo tanto a sua falta, amigo.” William riu, se curvando pra frente só para deixar um tapinha no ombro de Louis, não notando o olhar duro que estava recebendo. “Você vai saber lidar melhor com essa situação, colocar um pouco de juízo naquela cabecinha." William bocejou, colocando a garrafa ainda pela metade na mesinha que a sua esposa havia arrumado. “Adolescentes nunca escutam os pais, você sabe!”
“Sim, eu sei.” Respondeu secamente.
William levantou. “Bem, vou indo.” Foi caminhando rumo às escadas. “É bom te ter de volta!” Praticamente gritou, mas Louis não respondeu. Ficou em silêncio, ouvindo os passos pesados na escada.
Ele virou o resto da cerveja, queria tanto ir no quarto de Harry que mal confiava em si mesmo. Desligou a tv, pegou a garrafa de William junto a sua e levou para a cozinha. Quando chegou no quarto onde ficaria, uma suíte pequena e confortável, tomou um banho quente. Independente da raiva fervente que sentia, ainda estava dolorosamente duro. Ele se masturbou devagar, a sua mente rodando com ideias do que faria com Harry no dia seguinte, até onde poderia ir e fazer aquela garotinha se arrepender. Louis mordeu os lábios com força, até sentir o gosto de sangue na língua, enquanto gozava. Ele riu, desligando o chuveiro. Já sabia o que ia fazer.
….
Harry usava um vestido xadrez, dois palmos acima do joelho, e um moletom amarrado na cintura. Era mais aberto no busto do que ela costumava usar, e dava para ver a curva que os seios dela faziam, o crucifixo batendo bem ali. Ela desceu as escadas pulando igual um coelhinho, deu um beijo molhado na bochecha do pai, fazendo ele rir pela sua animação. Repetiu o mesmo com a sua mãe, que mandou ela se comportar. Quando viu Louis, encostado na ilha da cozinha e soprando o café quente na caneca, ela praticamente se jogou no seu padrinho.
E pela primeira vez em muito, muito tempo. Tudo o que Harry recebeu de volta foi um sorriso pequeno, forçado. Nenhuma palavra doce, nenhum abraço ou beijinho, nada. Ela sentiu o rosto vermelho de constrangimento, olhou ao redor para garantir que os seus pais não tinham visto.
“Padrinho, está tudo bem?” Perguntou insegura.
“Vai tomar o seu café” Louis não olhava para ela, verificando uma página de jornal da semana passada. “Eu não tenho a manhã toda”
Os lábios de Harry formaram um biquinho. Ela se afastou, colocou leite quente na sua xícara e ficou olhando, passando o dia anterior todo na sua mente, tentando lembrar de algo que poderia ter tirado Tomlinson do sério. Ela não fez nada de errado! Foi boazinha como ele pediu, até se deitou na hora que foi mandada. Harry não estava entendendo o porquê de ser tratada de forma rude e indiferente. Ela pegou um bolinho e ficou assistindo Louis, ele usava moletom e jeans, um par de tênis tão branco que parecia ter acabado de sair da caixa. Harry puxou ar para os seus pulmões, então soltou devagarinho.
Depois do café da manhã, e de muitos avisos da sua mãe, eles foram para o carro de Louis. Ele quem dirigiu até o outro lado da cidade, onde tinha uma via deserta e eles não colocariam ninguém em perigo. Ele não falou nada, nem olhou para Harry o caminho todo. Quando chegaram, ele trocou o assento com ela. O nervosismo da garota era grande, mas estar recebendo um tratamento tão rude do seu padrinho a deixava com a mão tremendo antes mesmo de ligar o carro.
“Sabe pelo menos ligar o carro?” Louis perguntou, não mais alto que um murmurar de palavras, enquanto acendia um cigarro.
“Eu sei!” Harry falou orgulhosa, ligando o carro apenas para mostrar. Ele continua segurando o freio, agora que era a parte difícil. “Não sou tão boa em dar partida, e o meu senso de direção é meio ruim” Ela olhou para Louis como quem pede ajuda, mas ele nem olhou pra ela.
“Anda logo, porra, acha que eu não tenho mais o que fazer?” Ele nem alterou o tom de voz, e Harry estremeceu onde estava. O padrinho nunca falava assim com ela, e seus olhinhos encheram de lágrimas.
Provando o que ela havia falado, o carro deu um arranco para frente, e outro para trás quando Harry apertou o freio com tudo, então o motor morreu. Louis não olhou e nem disse nada para ela, Harry suspirou trêmula e tentou de novo. Dessa vez o carro saiu do lugar de verdade, antes da mesma coisa acontecer.
“Pelo que parece, abrir as pernas é a única coisa em que você é boa” Louis falou, e Harry olhou para ele com os olhos arregalados no mesmo instante. “Achou que eu não ia descobrir, princesa?”
“Padrinho” Harry começou cheia de manha, o que deixou Louis ainda mais puto.
Ele puxou ela pelo cabelo, fazendo um choramingo de dor deixar os lábios cheios no mesmo instante. Harry ainda segurava no volante com força, lágrimas quentes molhando suas bochechas. “Você vai dirigir essa porra direito, e se acontecer isso aqui de novo, vai ter que continuar a aula sem esse vestidinho de vagabunda”
Harry tentou fazer que não com a cabeça, mas o aperto de Louis era persistente, forte. “E se alguém passar na via?”
O mais velho riu, soltando a garota. Ele abriu a janela e jogou o cigarro fora, depois não fechou a janela de novo. “Sabemos que isso não seria um problema para você.”
Harry fez que não com a cabeça, fungando. Ela respirou bem fundo, e deu partida. Mais uma vez nem saiu do lugar, o carro jogou os dois para frente e depois para trás de novo. Ela olhou para Louis toda medrosa, “Papai, me perdoe por favor!” Implorou “Eu não estou de sutiã, eu não quero ficar sem roupas”
Aquele jeitinho manhoso estava sendo insuportável para Louis, que já estava sem paciência para a garota. Achava ela uma putinha, uma mentirosa. Por um momento ponderou se ela era assim com outros homens, se ficava cheia de lágrimas e choramingos enquanto a sua bocetinha era fodida. Harry provavelmente era uma dessas.
“Eu vou acabar com você se não começar a fazer o que mando.” Dessa vez a sua voz saiu mais forte, carregada pelo desgosto. E Harry fez que sim com a cabeça, puxando a barra do vestido. Ela tirou por cima, fungando, e Louis assistiu a pele pálida sendo exposta, primeiro a barriga, depois os seios empinadinhos, maiores do que ele imaginou que fossem. Os mamilos eram marrons e estavam durinhos.
Ela gritou surpresa quando Louis deixou um tapa no peito, pouco acima do mamilo
“Foram quantos?” O mais velho perguntou.
“Eu não sei!” Harry disse, ainda chocada que estava mesmo sendo castigada. Ela levou outra tapa, bem mais forte, na sua coxa. Um barulho de estalo tomando conta do carro. “Papai! Não!” Falou brava, achava mesmo que Louis estava passando dos limites, ela estava vermelha de vergonha e raiva, desapontada que haviam chegado em tal situação. Ela tentou se pressionar contra a porta do carro, para fugir do alcance de Louis, mas teve o seu cabelo puxado de novo “Para!” Harry gritou, recebendo agora um tapa na cara.
“Diz amor, quantos homens comeram essa boceta?” Louis continuou segurando ela pelo cabelo, e ele viu quando Harry começou a esfregar uma coxa na outra, tentando criar alguma fricção. Louis riu, seu hálito quente batendo no rosto dela, a sua garotinha havia mesmo virado uma mente fazia, feita pra foder.
“Se contar com o meu professor de dança, 8” Confessou baixinho, envergonhada. Ela não queria ser castigada embora soubesse que merecia. Desde que o seu padrinho estava mais distante ela se sentia sozinha, qualquer chance de conseguir um pouco de atenção, mesmo que isso significasse deixar algum cara que tinha a idade para ser o seu pai foder a sua xota, ela agarrava.
Harry era pequena para a sua idade, ela tinha coxas roliças e os peitinhos cheios, mas fora isso era magrinha, ficava pequena ao lado de outras meninas da sua idade, pequena ao lado do seu padrinho. Imaginar um homem pegando ela, e colocando contra a cama, tirando suas roupas cor pastel e deixando apenas o crucifixo prata que grudaria na pele molhada de suor, e enfiando o cacete dentro da bucetinha pequena, toda vermelha. Isso deixava Louis fora de si, ela era a garotinha dele. Apenas dele.
Louis olhou para o cambio de marcha, onde Harry ainda tinha uma mão apoiada. “Gosta de ficar cheia então, uh!” Ele soltou o cabelo dela, tirou a mão dela do lugar e colocou a sua própria. “Senta aqui” Mandou, e Harry olhava sem entender. “Tira essa calcinha e senta aqui.”
“É grande demais, papai -” Ela falava sem ar, desesperada, e foi calada com mais um tapa na bochecha. Tão forte que Harry fechou os olhos sentindo seu ouvido zunir. “Oh” Ela gemeu baixinho, uma ardência de outro mundo se espalhando por sua bochecha. Ela começou a se encolher e puxar a calcinha para baixo, tentando esconder o tecido todo molhado, mas Louis viu de qualquer forma. Por ser pequena, foi fácil para ela colocar um joelho em cada banco, sua grutinha bem em cima do cambio.
Harry foi sentando devagarinho, a boceta toda lambuzada sendo a única lubrificação, na medida que foi se abrindo ao redor do câmbio largo, tentando pegar tudo, ela gemia muito alto e desesperada, implorando pelo seu papai. A lubrificação de Harry escorria aos montes ao redor do câmbio, fazendo a maior bagunça. “É muito duro papai” Ela chorava, sem conseguir se mover. Tinha a marcha todinha dentro da sua boceta, e o corpo dela tremia pela vontade de ser fodida de verdade. Louis olhava hipnotizado, seu cacete doendo de tão duro.
“Você usava proteção?” Perguntou.
Harry fez que sim com a cabeça, começando a rebolar bem devagarinho. “Ah” ela gemeu. “Nunca deixei eles gozarem dentro, papai!”
“Porque você não gosta?” Perguntou com ironia, vendo que Harry tentava se foder na marcha do carro, a mesma que a momentos atrás a garota implorava para não ter dentro dela.
“Eu queria que fosse você” Admitiu tímida, apertando seus peitinhos “O tempo todo, queria que fosse o senhor me deixando bem cheia com o seu cacete, parece tão gostoso! E a sua porra ia me manter bem alimentada, bem quentinha.” Harry se curvou para frente, apenas o suficiente para roçar seu rosto na barba rala de Louis, ele tão perdido pela sua garota que esqueceu que ela estava sendo punida, deixou ela se roçar no seu rosto, esfregar os lábios cheios de gloss nos seus. “Eu sou a garotinha do papai e não tenho vontade de ser mãe, mas eu deixaria o senhor me encher dos seus filhinhos. O tanto que quisesse.”
Louis riu sem ar, segurando o rosto dela bem pertinho do dele. Ele mordeu os lábios macios da garota, que ainda restava o gostinho de morango, até sentir o gosto mais amargo do sangue. “Ah, querida” Ele disse, lambendo o sangue dos lábios dela, que soltou um suspiro sofrego. “Eu vou foder tanto essa boceta, e depois despejar tanta porra na sua barriguinha, que não será uma surpresa se você aparecer por aí grávida.”
Harry tentou voltar para trás, não gostando do que estava ouvindo, e apenas recebeu um tapa pesado pela atitude. As suas duas bochechas estavam muito vermelhas, especialmente após receber tantos tapas do seu padrinho “Eu preciso me aliviar” Confessou envergonhada, apertando mais ao redor da marcha ao que tentava segurar o orgasmo.
Louis sorriu. “Coloca o seu vestido de volta, vamos voltar pra casa.”
Harry piscou rápido, tentando entender. A sua boceta ardia tanto pela violação, e a garota sentia que podia chorar se não conseguisse algum alívio. Ela escorreu mais ao redor do câmbio, por um momento pensou que tinha mesmo gozado. “Papai” Implorou. Harry não recebeu nada além da indiferença daqueles olhos azuis. “Eu posso chupar o senhor? Por favor?” Harry fungou, rebolando devagarinho contra a marcha. “E-eu preciso de alguma coisa. Qualquer coisa!”
Louis ponderou por um momento, olhando para os lábios vermelhinhos, inchados pela mordida e brilhando por causa da saliva. Seria uma delícia tê-la ao redor da sua glande, sugando da forma desesperada que Harry estava, e depois forçar até o fundo, além do que a garota poderia aguentar. Ele apertou seu pau por cima da calça, ajeitando o volume tão duro.
“Se não colocar seu vestido de volta agora você vai ir todo o caminho de volta pra casa do jeito que está” Ele repreendeu, e Harry caiu no choro.
Ela saiu de cima da marcha devagarinho, voltou para o assento e colocou seu vestido, que estava todo amassado e torto em seu corpo. Ela parecia acabada; o rosto todo vermelho e molhado de lágrimas, o cabelo ondulado estava desgrenhado e Harry continuava com as pernas abertas, apertando as suas próprias coxas com força. Até a pressão do banco do carro contra a sua conchinha a deixava sensível, a entrada dela estava toda dolorida, mas a dor de estar tão pertinho de um orgasmo e não ter isso era ainda maior.
“Olha a bagunça que você fez!” Louis resmungou, e Harry olhou para a marcha. Estava toda lambuzada com o seu melzinho, o preto ganhou uma aparência lustrosa com todo o líquido que Harry escorreu ali. “Limpa isso agora, porra.”
Harry tentou se ajeitar como podia, ela se inclinou e foi lambendo o câmbio da marcha. Ela passava a língua da ponta até embaixo, recolhendo a bagunça que fez. Ela suspirou profundamente, cansada, e gemeu baixinho quando sentiu mais mel escorrer da sua concha e ir direto para o banco do carro. Os olhos de Louis pesavam nela, quando Harry tinha dificuldade para continuar, como ela não parava porque ainda não teve uma autorização do seu padrinho, como ela ia tentando ( inutilmente e da forma que julgava sútil) conseguir alguma fricção contra a xota, se esfregando no assento feito uma cadela, gemendo como uma. Louis sentia que ia gozar nas calças como um maldito adolescente se não fizesse algo logo, mesmo que não estivesse em seus planos foder a garota naquele carro.
Ele simplesmente saiu do lado do passageiro, deu a volta no carro e abriu a porta do motorista, onde Harry estava. Quando notou o que estava acontecendo, ela teve o impulso de passar pelo banco onde o seu padrinho estava, agora vazio, e pular pra fora do carro. Foi uma ideia estúpida, eles estavam no meio do nada e não havia para onde fugir. E Harry era lenta demais. Louis apenas puxou as pernas dela, fazendo com que a parte inferior da garota pegasse para fora do carro. Ele ergueu o vestido, e lá estava. O bumbum cheio e branquinho servido como um banquete pra Tomlinson.
Louis desfez o zíper da sua calça e colocou o cacete pra fora, como uma mão ele segurava na nádega farta de Harry, e com a outra ele se masturbava rápido, faminto. Ele riu quando a escutou gemer baixinho, vários e vários “Por favor”
“Eu não vou te comer, vagabunda” Falou com a respiração pesada, mordendo os lábios para não gemer enquanto esfregava a glande gorda, toda rubra e encharcada de pré gozo, no cuzinho da sua afilhada. Ele se forçou um pouco, apenas testando o quão apertada era ela, e Harry voltou a tentar se afastar — dessa vez teria conseguido, se Louis não tivesse segurado ela pela cintura. “Nunca deu esse cuzinho, então?” Perguntou malicioso, deixando um tapa pesado na nádega branquinha, antes de separar e expor o cuzinho todo contraído, já melado com a sua pré porra.
“Meu cuzinho não, papai!” Harry continuava repetindo, mas é claro que ela não seria ouvida. Ainda estava recebendo uma lição, afinal, e sabia que se não tivesse sido uma cadelinha tão carente, a sua primeira aula de direção com o seu padrinho não teria acontecido dessa forma.
Louis apenas se forçou para dentro dela, deixando tapa atrás de tapa quando Harry se contraia demais, ficando muito apertada e não deixando ele entrar. As paredes suaves se apertavam tanto ao redor do seu cacete, expulsando ele pra fora, que o homem começou a suar, sentindo uma dor que normalmente não sentia quando ia foder alguém. Mas, na mesma mão do desconforto, estava um prazer tão grande. Que Louis fechou os olhos e gemeu, enfiando tudo o que faltava de uma vez, obrigando Harry a aceitá-lo.
“Porra, Harry” Gemeu, sentindo seu gozo sendo derramado dentro do cuzinho dela. Louis enrubesceu pelo quão rápido veio, mas é que ela estava tão apertadinha, tão gostosa, que a sua vontade era de continuar, de socar bem fundo e com muita força, até que, então, Harry não fosse mais tão apertada.
Ele tirou o pau de dentro dela e colocou pra dentro da sua roupa, subiu o zíper e ajudou a sua garotinha a ficar de pé. Louis olhou ao redor, vendo a via ainda deserta e o céu infinito sendo a única testemunha do que aconteceu naquele carro. Harry estava mole, apoiou o rosto no peito do seu padrinho, sentindo a porra dele escorrer pelas suas coxas. Ela estava com a xotinha toda sensível por ter sido forçada em algo tão duro, e agora o seu cuzinho, que antes era virgem, ardia pela intrusão. Sempre teve uma ideia do quão grande o cacete de Louis era, mas agora ela sentiu isso.
“Os meus buraquinhos doem” Choramingou, deixando que Louis pegasse o rostinho dela entre as mãos e beijasse os seus lábios com cuidado. Permitiu a língua dele dentro da sua boca, deslizando suavemente pela sua, enquanto a barba rala roçando em sua pele dava a distante sensação de cócegas. “Papai” Harry murmurou manhosa, se apertando mais contra Louis.
“Eu vou te levar para casa agora” Louis avisou, deixando um último beijinho na bochecha rosada antes de se afastar. Ele observou a garota com um pouco de dificuldade para andar, indo para o outro lado do carro e voltando para o banco de motorista, onde ela ficou encolhida em si mesmo.
Naquela noite, após o jantar (que Harry não apareceu, disse estar com dor de cabeça e sem fome) enquanto bebiam um pouco de whiskey, William tornou a tocar no assunto. Primeiro perguntando como Harry havia se saído na aula, “Excelente!” Louis respondeu, fazendo o homem brilhar de orgulho, então perguntou se eles haviam conversado sobre aquilo*. “Sim, conversamos” Louis confirmou, sorrindo. William perguntou “Conseguiu colocar algum juízo naquela cabecinha?” E quando Louis respondeu “Temo que sim” Ambos riram.
Na manhã seguinte eles foram para uma segunda aula, e dessa vez foi mais tranquilo. Louis foi paciente, um ótimo professor. Ele explicava tudo para a garota, apoiava a mão na coxa dela quando notava o seu nervosismo, e repetia de novo e de novo como tudo ficaria bem, que ela estava sendo ótima. E era verdade, Harry tinha jeito. Ela era uma coisinha delicada em um vestido todo lilás, as mãos pequenas segurando o volante com força, o anel dourado (um presente do seu padrinho) brilhando ao sol.
Após a aula eles pararam em um parque que tinha por ali, Louis estendeu um lençol na grama e Harry pegou Hamlet de Shakespeare, um livro que ela sempre teve vontade de terminar mas que pegava no sono todas as vezes que estava lendo. Ela tirou os sapatos e sentou no lençol com as pernas esticadas, ainda sentindo a grama pelo tecido fino. Louis deitou, usando o colo dela de travesseiro, então começou a ler para ela. Enquanto o ar fresquinho soprava entre as árvores, o silêncio pacífico cercavam eles, a voz rouquinha e doce era o único som. Harry foi passando a mão no cabelo castanho, tão macio, do seu padrinho, acariciando ele enquanto escutava a leitura.
Os dois voltaram pra casa pouco antes do almoço, e quando notaram a casa vazia aproveitaram para trocar beijos e carícias. Harry se sentia tão feliz que não parava de sorrir, olhando para Louis com aqueles olhinhos verdes brilhantes. Harry, é claro, tentou continuar o que haviam começado no dia anterior, mas Louis não deixou as coisas irem além. De qualquer forma, logo os Styles voltaram para casa e a garota foi pro seu quarto.
Ela ainda estava dolorida do dia anterior, mas algo havia despertado em seu corpo desde então. Harry acordou tão molhada pela manhã, que só precisava se roçar em alguma coisa para fazer seu orgasmo escorrer. Só de trocar beijos com Louis sentia o corpo mais sensível, uma vontade quase sufocante de tê-lo - o que estava sendo negado a ela.
Na manhã seguinte, mais uma vez, ela acordou tão molhada que ficou confusa. Uma sensação de bagunça vindo da sua xotinha, que ainda estava tão dolorida que deixava a garota desconfortável. Já não era para estar melhor a esse ponto? E, céus, Harry nunca teve sonhos sujos que foi tão longe, não a ponto dela acordar meladinha dessa forma.
Mas ela não sabia que isso era além do seu desejo pelo papai. Que desde o dia em que tiveram a primeira aula, durante a noite quando a casa estava adormecida, o homem ia se esgueirar para dentro do quarto da garota. Ia puxar os cobertores macios, que tinham o cheiro doce da loção hidratante que Harry gostava de usar. Ele encontrava aquele corpinho pálido, delicado como porcelana, mal sendo coberto pela camisola de renda. Louis era delicado quando separava as pernas dela, quando se abaixava e ia lambendo devagarinho, socando sua língua e preparando ela para o seu cacete. Harry tinha um sono pesado, e seu corpo era tão maleável, uma verdadeira boneca. Ainda era doloroso socar no cuzinho dela, e algumas noites Louis preferia mais a boceta molhadinha e macia, mas era tão gostoso. Ele não tentava ser especialmente quieto quando estava fodendo, ele gostava de ir bem fundo, de escutar o bater de pele. E ele gostava ainda mais de atingir o ápice, do seu corpo formigar enquanto liberava todo o seu prazer dentro da garota adormecida. Como se ela não passasse de um objeto que Louis usava da maneira que desejava, e depois descartava sua porra todinha lá dentro.
Para Harry acordar com a boceta dolorida, toda molhada, não era lá muito estranho. Poderia ser apenas os seus sonhos com o padrinho. Mas era tão confuso acordar com o seu cuzinho vazando aquele líquido espesso, que gruda, e todo dolorido. Ela enfiava os seus dedinhos lá dentro com cuidado, gemendo abafado no travesseiro enquanto tentava entender o que estava acontecendo com o seu corpo.
O pior foi quando os dois acordaram bagunçados, Harry gemeu dolorida porque ela conseguia sentir como se um pau tivesse enchendo a sua bocetinha, mesmo não tendo ninguém no quarto além dela. Era tão intenso que a garota esfregou uma coxa contra a outra, e com apenas isso ela gozou, molhando seu lençol rosa. Nesse instante ela soube que precisava de ajuda.
“Papai, estou tendo problemas” Harry confessou para Louis. Era noite, e quando os seus pais foram dormir, ela foi até o quarto do padrinho, que ficou surpreso com a visita. Harry tinha os braços para trás e olhava para os seus pés cobertos por meias, ela estava tímida. Louis ficou curioso.
“Problemas, amor?”
“Sim” Ela fez que sim com a cabeça, o seu cabelo, que estava em um rabo de cavalo, balançou. “Estou me molhando” Falou baixinho.
Louis inclinou a cabeça para o lado, ele usava apenas uma calça de moletom, que deixava a sua virilha perfeitamente marcada. Sua pele era suave, dourada, e Harry estava obcecada pelas tatuagens. Mas ela tentava não olhar. “Você precisa explicar melhor, querida.” Ele disse.
“Acho que tem algo de errado com os meus buraquinhos, papai” Harry forçou as palavras pra fora, apertando a barra da sua camisola. Dava para ver os seios pontudos marcados no tecido fino, Louis molhou os lábios com a ponta da língua.
“E o que você quer que eu faça? Que eu inspecione você?” Perguntou com uma ponta de ironia, mas Harry confirmou com veemência. Ela balançou a cabeça que sim.
Louis mordeu os lábios para segurar o sorriso, apontou para a sua cama “Se abre ali para o papai, querida” Ele disse com uma falsa gentileza “Eu vou ajudar você”
Harry foi aos pulinhos até Louis e deixou um beijo molhado na bochecha dele, antes de fazer o que foi mandada, estava tão grata que finalmente receberia uma ajuda com o seu probleminha. Ela escondeu o rosto no travesseiro, inspirando o cheiro do seu padrinho, deixou os joelhos apoiados na cama, o bumbum arrebitado e a sua intimidade exposta. Dava para ver a boceta avermelhada, e o cuzinho contraído, tão pequeno. Louis acariciou as nádegas dela, a sua boca enchendo de saliva com a vontade de sentir o gosto daquele melzinho.
“Andou saindo com alguém?” Perguntou, embora já soubesse a resposta.
“Não!” Harry falou meio gritado, estremecendo com a possibilidade de ganhar mais castigo.
Louis afastou as duas nádegas, dava para ver que boceta dela começava a vazar. Ele levou um dedo até lá, e no mesmo instante Harry gemeu contra o travesseiro. Vendo a reação da garota, ele enfiou dois dedos de uma vez dentro da grutinha, sem avisar antes. Ela apertava tanto ao redor, bem mais do que quando estava adormecida. “Tem certeza que não anda abrindo as pernas por aí, querida?” Louis perguntou, falsa simpatia transbordando na sua voz ao que ele começava foder Harry com os seus dedos. Louis nunca deixava de se impressionar com o quão molhada ela ficava, com tão pouco. “A sua boceta parece meio frouxa”
“Ninguém brincou com a minha bocetinha, eu juro!” Harry se encolhia de vergonha. Louis teve vontade de rir pelo quão burra era a sua garotinha.
“Humm. Não sei, não, amor.” Ele murmurou, esfregando o dedo na parede macia da xotinha, se divertindo com a forma que Harry contorcia pelo prazer enquanto ele fingia estar falando sério. “Vamos verificar o seu cuzinho também, ok?”
Harry começou a chorar. Ela queria dizer que não, porque até essa manhã mal conseguia sentar pelo quão sensível ele estava. Porém a intenção do seu padrinho era boa, ele era o único que podia ajudar. Harry não se afastou quando os dedos, ainda lambuzados com o seu mel, foram colocados dentro do seu cuzinho.
“Parece o cuzinho de uma vadia” Ele forçou desprezo, vendo que Harry apertava ainda mais. “Acho que sei o que você precisa” Louis se afastou, vendo que Harry continuava da mesma forma. “Vem aqui. Primeiro você vai me ajudar, depois eu ajudo você.”
Ela sentou na cama, o cabelo bagunçado, tentando puxar a camisola para baixo como se ainda precisasse esconder alguma coisa. Quando seus olhos pousaram em Louis, e ela viu o cacete duro batendo na base do abdômen, os olhinhos ficaram arregalados.
“Vem aqui, Harry.” Louis falou mais uma vez, e ela foi.
Praticamente caiu de joelhos na frente do papai, sua bocetinha lambuzada a deixava toda dengosa, cheia de tesão, e como se tivesse realizando um sonho Harry esfregou a boca pelas bolas de Louis, os poucos pelos que tinha arranhando a sua pele. Ela inspirou o cheiro dele, e gemeu manhosa. “Papai” Implorou.
Louis pegou no cabelo amarrado com força, e foi guiando ela. Primeiro esfregou a glande molhada nos lábios macios, depois forçou para dentro. Ele deixou Harry chupar, ir se acostumando com o tamanho, com o gosto. E ela era uma verdadeira putinha por pau, chupava Louis como se fosse a coisa mais deliciosa que já experimentou, mas nunca passava disso. Nunca ia mais rápido, ou levava ele mais fundo.
“Minha putinha é tão tola” Louis murmurou, segurando o cabelo dela com mais força enquanto começava a socar contra a garganta. Harry fazia sons de engasgo, e o rosto dela ficou vermelho, mas Louis não parava de socar. “Ah, sim” Ele gemia, sentindo a cavidade quente receber o seu pau tão bem. Harry bateu nas coxas dele quando não aguentava mais, e a sua resposta foi forçar mais fundo, fazendo a garota engasgar mais uma vez. As bolas esfregavam no queixo dela, onde já estava todo molhado de saliva. “O papai vai alimentar você, garotinha” Ele avisou, socando mais um pouquinho antes de se derramar na garganta dela.
Harry engoliu tudinho, cada gota e, mesmo cansada, continuou mamando na glande larga com os olhos fechados. Depois ela deixou o seu corpo ser levado de volta pra cama, deixou a sua camisola ser tirada e quando sentiu o papai brincando com os seus peitinhos, beijando e chupando os mamilos, dizendo como eram tão pequenos e perfeitos, ela gozou. Gemendo baixinho, esfregando o clitóris contra Louis. “Eu preciso da sua ajuda, papai” Choramingou.
Louis gemeu satisfeito quando estava dentro dela, não dando tempo para descansar e já fodendo aquela bocetinha. O cacete dele era gordo e longo, e Harry tinha aquela boceta tão pequena e apertada. Louis era viciado em foder ela, com os gemidos manhosos que deixavam os lábios doce, na forma que o corpo dela era sensível a ponto de começar a gozar no pau dele no segundo que começava a ser comida. Maleável como uma bonequinha, ele a virou, colocando de quatro, então usava a energia que tinha para foder bem gostoso o cuzinho dela. Era uma sorte Harry estar aprendendo dirigir, Louis ia querer ela em casa toda semana. Talvez ela pudesse virar a sua esposinha burra, que prepara todo o jantar para depois ser a sobremesa.
Ele deixava tapas na pele alva, puxava o cabelo dela obrigando a garota ficar curvada e receber as pancadas por trás, todo o corpinho dela balançando no ritmo das socadas. “Tão gostoso, papai!” Ela gemia, seu terceiro orgasmo não saia nada além de um gemido manhoso e o corpo trêmulo.
Louis não gostou disso, ele empurrou a cabeça dela contra o travesseiro, o bumbum ainda rebitado, e enfiou o cacete todinho dentro da boceta dela. Ele escutou o gemido abafado enquanto socava nela, Harry segurava a sua barriga, gemendo mais a cada vez que sentia a cabeça do pau batendo ali. De repente, ela se deu conta que a intenção do seu padrinho não era ajudar, que ela ia acordar na manhã seguinte mancando da mesma forma, e começou a entrar em desespero. Mas já era tarde, tentando espernear mas era segurada com força enquanto o caralho grosso não parava de bater na sua boceta. Ela já estava toda molhada, não conseguindo segurar quando começou a escorrer e, depois, esguichar com força.
“Uma putinha que ama bagunça” Louis gemeu, e mesmo sentindo o corpo dela todo molinho não parou de foder, estava tão pertinho de um orgasmo e ele não queria parar, socou mais um pouco, sentindo a delícia que era aquela xota ao redor do seu cacete. Quando chegou foi tudo dentro da sua garota. Cada gotinha deixando a barriga dela mais inchada. “Minha putinha” Deitou ela de lado e não saiu de dentro, abraçando o corpo magro contra o seu. Louis pegou no sono pelo que pareceu apenas segundos, e acordou com Harry pulando no seu cacete. Ela parecia a porra de um anjo, com os peitinhos pulando e a cabeça jogada para trás enquanto calvagava.
Ele bateu a mão na mesinha que ficava ao lado da cabeceira, pegou um cigarro solto e o isqueiro. Acendeu, assistindo com fascínio sua coisinha o usando para o próprio prazer. Harry olhou para Louis com os olhos semicerrados, rebolando mais devagarinho, assistia os lábios rosinha formarem um bico e soprar a fumaça no rosto dela. A garota começou a esfregar seu grelinho se masturbando para Louis enquanto sentava nele.
“Me leva pra casa com o senhor, padrinho” Pediu chorosa “Eu não quero ficar sem você de novo!” Louis revirou os olhos, não era a primeira vez que Harry pedia, e ele não estava afim de falar de novo como eles ainda não podiam. Harry mordeu os lábios, travessa, ela curvou o corpo para trás, apoiou a mão na cama e abriu mais as pernas, permitindo que Louis tivesse uma visão melhor do caralho grosso todo enfiado dentro da bocetinha. Ela mordeu os lábios com mais força, nessa posição a glande batia no lugar certo, e ela sabia que estava pertinho de gozar mais uma vez. “Não pode deixar o seu bichinho pra trás, papai”
Louis não falou nada, mas ele aproveitou que Harry estava tão exposta e deixou um tapa bem em cima do clitóris. A garota soltou um gritinho, surpresa, e tentou fechar a perna. Mas Louis já havia colocado o cigarro de volta no lugar, e agora ele segurava ela pela cintura, não deixando que ela se afastasse. Ele segurou ela e foi metendo pra cima, parando apenas para deixar outra tapa no grelo quando Harry ficava muito escandalosa. Ambos estavam cansados e não duraram muito, Louis veio primeiro, sua porra espirrando dentro da bocetinha da sua afilhada. Ela veio logo em seguida, mordendo a própria mão enquanto sentia a sua vista escurecer.
Harry teve pouco tempo para se recuperar antes de voltar para o seu quarto, completamente nua porque não sabia onde sua camisola estava, com uma bocetinha latejando e vazando a porra do papai sem parar. Ela não quis tomar banho, porque ainda tinha aquela sensação fantasma que ele estava abusando da sua xotinha.
As aulas de direção continuaram, e a cada vez que ela ia bem ganhava uma recompensa; Escolher como o papai podia brincar com o seu corpo. Foi assim que Harry conseguiu ser fodida até dentro de um cinema, mordendo a palma da mão enquanto aquecia o cacete de Louis, as pessoas ao redor fingindo que não notavam o que estava acontecendo.
Quando Louis precisou ir embora, Harry já conseguia dirigir, e era um alívio saber que eles não iam mais ficar mais tanto tempo afastados de novo.
709 notes · View notes
candelias · 4 months
Text
Part 1/?
Danny permaneció quieto por un momento mientras evaluaba la situación a su alrededor. Una habitación grande y blanca con enormes ventanales que dan a las profundidades del espacio. A un lado, un hombre alto de postura regia y tres cicatrices en el rostro, una atractiva morena con una tiara dorada y un anciano con una túnica verde y un par de espadas. Del otro lado, Wonder Woman estaba arrodillada, atada por su propio lazo; Superman fue inmovilizado en el suelo por una daga de kriptonita que le atravesó el hombro, su mirada aturdida por el dolor. El velocista, Flash, yacía inconsciente junto a ellos, con un charco de sangre cada vez mayor alrededor de su pierna y una fractura expuesta a la vista. A unos metros de distancia, su protegido temblaba en el suelo de furia y dolor, tratando desesperadamente de liberarse de las ataduras mágicas que lo sujetaban y resonaba con una sensación muy familiar . En un rincón, casi como si quisiera que las sombras los cubrieran por completo, Batman se aferraba a un Robin inconsciente y ensangrentado como si fuera un salvavidas. Mientras otra gota de sangre caía de su boca al suelo, Danny notó a la última persona en la habitación: a un par de metros del suelo, frente a él, su hijo menor flotaba de espaldas a él. Danny se dio cuenta de su postura vacilante e incierta, invisible para todos menos para él.
He allowed his boots to make a delicate sound as they touched the ground, landing softly while the portal behind him finished closing. All eyes turned toward him.
"What," he asked in a carefully neutral voice, "is going on here?"
99 notes · View notes
manoelt-finisterrae · 3 months
Text
Tumblr media
reflexo e sombra
no vasto novelo de existir onde os rostros fúndense e desvanecen aspectos que a multitude tece ese eu non é pantasma entre as olladas un rumoreo de ser que nunca foi sombra persistente de alguén que sen partir nunca é visto
labirinto onde cada paso é eco procura aquela que sen estar sempre é
eco no ruído no silencio no amor economía onde hai moito por facer
© Manoel T, 2024
91 notes · View notes