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#leche larga vida
elcorreografico · 1 year
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Talleres, deportes y visitas guiada: todas las actividades de noviembre en el Parque Ecológico
#LaPlata | #Talleres, #deportes y #visitasguiada: todas las actividades de noviembre en el #ParqueEcológico
La Municipalidad de La Plata ofrecerá durante el mes de noviembre una variada agenda de actividades recreativas y deportivas en el predio de Villa Elisa del Parque Ecológico que abre sus puertas todos los días de 8 a 19 horas.Como parte de las propuestas deportivas que pueden realizar los vecinos en el predio, habrá entrenamiento funcional los lunes y miércoles a las 14:30, hit dance de lunes a…
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danielac1world · 2 months
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Me corté las venas con la leche derramada, una línea blanca sobre la muñeca larga de desandar hectáreas.
Recorrí los cielos asustados de la tarde triste, que cae como mi vida, solitaria ave desbandada en la caída, de las primeras veces.
Derroté a la noche mirándole a los ojos, mintiéndole seriamente una y otra vez, sobre el número de estrellas que conté, en mi primera noche solitaria.
Destruí las velas, apagué las lámparas, soplé las luces que desconocía en las miradas ajenas, me abrigué de más, tirité a propósito, chasqueé los dientes, y escurrí las alas de la metamorfosis helada.
Abracé, abracé demasiado, respiré por los brazos, por las piernas, por los codos, por la boca, respiré, por el pelo, por los pies, por las manos, por las yemas de los dedos infinitos en tu cabello rizado.
Crucé mil y dos espejos, rompí uno, soporté... ninguno, cogí con mi imagen impoluta, me traté con cariño y con ternura, me dije puta, y lo disfruté, desgarré mi propio cuello, cosí imanes en los lugares incorrectos, descosí los parches y los tiré al vacío, miré mis ojos mirarme, desde el propio abismo.
Derribe los árboles en honor a uno mismo.
Planté pesares, sostuve traumas, pinté mis uñas, una, dos, mil veces; lloré sobre la leche derramada, lloré sobre mi, sobre el agua, lloré sobre el viento, lloré por si acaso algún día no podía llorar, y reí por escasez, porque uno puede llorar, riendo también.
Te creí, le creí, la creí, no me creí, pagué mis deudas de más, rogué poco, pero dolió mucho... todo y un quizás.
Curé mis heridas con sal, y después me enteré que así no era, recomendé el azúcar para los sueños rotos, y condene los míos a volar demasiado pronto.
Recité en voz alta, callé los miedos, callé al miedo, callé al viento, y grité de rodillas con los brazos abiertos, lo suficiente, para saber que las películas no saben demasiado, sobre el dolor de dos tetas lactando a las luciérnagas ciegas, del adiós creado.
Y vaya, aún no saben qué hacer conmigo, y vaya... aún no sé qué hacer conmigo, y vaya... al destino no le importa, que vamos a hacer contigo.
-danielac1world ~Lectura en voz alta~
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 La gente con mala leche vive más y triunfa en su profesión
Si hiciésemos caso a los estereotipos de la literatura de autoayuda, bastaría con no dejar de sonreír hasta que nos agrieten los labios y la sangre manase de ellos para llegar donde nos propusiésemos. No hay más que ser felices, proactivos y afrontar todos los retos con positividad para que nos abran todas las puertas, la gente nos admire y, cuando llegue el momento, San Pedro nos acoja en el Cielo cual portero de discoteca de la gloria celestial.
¿De verdad es así? La triste realidad es que los más altos niveles de la política, las empresas y otras organizaciones están ocupadas por personas con muy mal genio, cenizas y que dispensan un trato regular hacia los demás. Esa gente a la que si le dices que les iría mejor si persiguiesen sus sueños a través de sus deseos más sinceros, a lo mejor te escupían a la cara (y con razón). Hay muchas situaciones en las que ser un borde de tomo y lomo resulta rentable
Entre las supuestas ventajas de tener mal carácter se encuentran ganar más (enfrentarse mejor a la organización económica), ser más creativo, vivir más tiempo (por ejemplo, sufriendo menos problemas cardíacos) o una mejor salud en tu matrimonio, al menos en sus primeras etapas. Son todo ventajas, parece. La pregunta del millón es la siguiente: ¿hay una explicación común en todos estos casos o no se trata más que de una coincidencia? Quizá no se trate tanto del humor como del considerado como pesimismo defensivo, una pragmática filosofía de vida que exime a estos gruñones de incurrir en grandes riesgos, como haría un optimista, o de hundirse en la miseria, como un pesimista a secas.
Comencemos centrándonos en lo (en apariencia) exclusivamente fisiológico. ¿Viven más tiempo las personas malhumoradas? Al menos, parece ser que tienen menos posibilidades de sufrir un ataque al corazón, como aseguraba una investigación publicada en 2010 en el 'American Journal of Cardiology', y que aseguraba que aquellos con una “furia reprimida” tenían más papeletas de sufrir un ataque al corazón que los que no experimentaban furia… O la expresaban. En definitiva, y como recordarían nuestras abuelas, mejor fuera que dentro: uno se queda mucho más a gusto si se desahoga.
Un grado de mala leche parece ser bueno para tu carrera profesional y tu creatividad. Las investigaciones encajan con el estereotipo del artista torturado, introvertido y más seco que la mojama.
Las personas furiosas son, de entrada, mucho más creativas que las que están relajadas o tristes. Eso sí, debido a que el proceso provoca una explosión desenfrenada de ingenio, rápidamente empieza a decaer. No todo son ventajas: la creatividad desencadenada por la furia suele estar mucho más desestructurada que la alcanzada por otros caminos.
Una buena noticia para los gruñones que lo ven todo negro: es posible que aguanten más tiempo junto a sus parejas, especialmente al comienzo de la relación.
Aunque se considera que el optimismo puede ser positivo ya que conduce a que los individuos tomen cartas en el asunto cuando la cosa va mal, también puede ser una vulnerabilidad en determinados casos, por ejemplo a la hora de solucionar los problemas durante los días conflictivos. Es probable que un optimista lo deje estar, y a la larga, se enquiste.
¿Moraleja? Un poco de mala leche y desesperación no vienen mal, pero eso sí, en pequeñas dosis, por favor.
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ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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twstdwndrlndamateurs · 3 months
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Libro 7. Diasomnia
Cap. 7.81
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Mapa de celdas 5
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De nuevo aparece la cabaña de Aurora en el bosque.
-Aquí de nuevo…-dice Silver- la cabaña del bosque.- Ya no quiero ver esto… ¿por qué…?
-Mira,-dice Lilia- Silver. Di aaaahhhh… aaaah…
-Ah… aaahhh…- se escucha al pequeño Silver mientras come.
-Aparte de leche,-murmura Lilia para sí mismo- solo come cereales y verduras hervidas. ¿Será suficiente para que crezca?
-Probablemente.-contesta Maleus- Eso es lo que dice el libro sobre cómo criar humanos. Como hadas será mejor que no interfiramos en eso.
-Pero,-replica Lilia- desde que eras pequeño tú comías carne y pescado con espinas.
-Yo soy un dragón.- replica Maleus- No me compares con un débil humano.
-Lloran si tienen hambre,-contesta Lilia- duermen cuando están llenos. Tanto los bebés humanos como los dragones se parecen bastante.
-… ¿ah?
-Oooh, te has comido el plato entero. ¿Te ha gustado, Silver?
-¡Mmh!¡Ah!¡Aah!-replica el pequeño Silver.
-Bien, bien, buen chico. Come mucho, duerme mucho y crecerás rápidamente. Pero, ¿no te cansa comer lo mismo todos los días? La próxima vez intentaré algo diferente… ¿tal vez debería mezclar el polvo de rata marrón y el de tritón negro? Se dice que son nutritivos…
-… no hagas eso.- replica Malleus- traigamos la comida para el bebé del castillo regularmente. -hace una pausa- Me preocupa dejarlo en tus manos un poco.
-Eeh. ¿Acaso no odiabas tú a los humanos?-se queja Lilia-¿Qué tipo de cambio mental has tenido?
-Si el bebé se debilita, tú te pondrás triste, ¿no es cierto?-replica Malleus.
-… eres muy amable, Malleus.-dice Lilia al fin.
Silver no dice nada durante un rato y luego se pone a llorar.
-Padre… Maleus… yo…- de repente la Oscuridad vuelve a aparecer para tragárselo. Silver frunce el ceño- No tengo ningún remordimiento… desaparece.
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Se oye la voz de Silver desde la cabaña del bosque.
-¡Papá!¡Papá!-grita Silver niño.
-Voy ya, Silver.-contesta Lilia- ¿Qué ocurre? Es raro que grites tan fuerte.
-¡Papá! ¡Mira, esto!-contesta el pequeño Silver.
Silver le muestra una pulsera de bellotas, la misma que Lilia le enseñó a Silver en su habitación de NRC.
-Ooh, es una pulsera de bellotas.-dice Lilia.- Es grande, brillante y está muy bien hecha. ¿Acaso eres un genio recogedor de bellotas?
-Jejeje, -ríe Silver- ls ardillas me ayudaron a recogerlas y el pájaro carpintero me ayudó a enhebrar el hilo. Toma, te lo doy, papá.
-¿Para mí?-pregunta Lilia.
-Es que, ¿sabes? -dice Silver-Si tienes un amuleto de bellotas, tendrás una vida larga y saludable. Las hadas del roble me lo dijeron.- Silver continúa- Así que, mantente saludable y entonces estaremos sieeeempre juntos.
-… ¿me deseas una larga vida?-Lilia está sorprendido.- Aunque seas humano…
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Lilia debe de estar llorando, porque Silver se asusta.
-¿Papá?¿Qué te pasa?¿Te duele algo?
-… no me pasa nada.-contesta Lilia- Ven aquí.
Lilia abraza al pequeño Silver.
-Jajaja, papá si me aprietas tanto, me va a doler.
-Es el mejor regalo de todos.-dice Lilia.- Con este amuleto seguro que puedo llegar a vivir unos 1000 años.
-¿Eeeeh?… me encantaría, papá.
-Y a mí, Silver.
Silver adulto se da cuenta ahora de dónde ha visto la pulsera antes.
-¡Es la pulsera de bellotas que Lilia encontró en su habitación mientras limpiaba!-dice al fin.- ¿Yo te di ese regalo? Lo había olvidado por completo.
Recuerdos de Lilia enseñándole a Silver la caja de hojalata con la pulsera dentro aparecen en su memoria.
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“Este es el regalo más valioso que he recibido jamás.”- dice Lilia.- “No lo tiraré nunca. ¡Incluso Maleus estaba celoso!”
-Es imposible -Silver se rasca la cabeza- que unas bellotas hechas jirones tengan valor alguno. Pero, ¿por qué mentirme de ese modo…?
Silver se pone a llorar de nuevo.
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polarhoid · 4 months
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La machaca mecánica
Ayer o antier leí una nota donde se anunciaba una nueva versión de clockwork orange de Kubrick. Me parece una empresa innecesaria, sin embargo, despertó mi creatividad e imaginé cómo seria el argumento de un machacado mecánico localizado en una ciudad del noreste caliente del país.
Ahí les va a ver qué les parece.
Año 2030. Alejandro, un adolescente de 16 años vive en una familia monoparental: su papá trabaja en la maquila y él pasa la tarde bebiendo y fumando piedra en foco, y escuchando obsesivamente corridos tumbados. En lugar de escuchar a Beethoven positrónico, obvio, escucha a Peso Pluma, Chinito Pacas, y corridos clásicos de Natanael Cano. Esquinea con sus amigos los -alucidrogos- que es una pandilla que gusta vestirse de negro, zapato de charol picudo, cintio pitiado y chaqueta de punks rotos con motivos de Neon Genesis Evangelion, Berserk y Dora la Exploradora [es una explicación larga que se podrá abordar en la pre-cuela].
Y pues Alecs y los alucidrogos salen a las calles a hacer desfiguros y a tirarles rollos a las morritas alucidrogas que van al cibercafé a bajar música y a mirar vídeos de ejecuciones; cibercafé porque es un mundo retro-futurista. Y cómo no, practican un idiolecto estandarizdo para comunicarse que se llama el -narcdast-. Con el que se comunican en código 10 e hiperneologismos. Ejemplo: su bebida predilecta qes una mezcla de leche de almendras, Vive100 y Buchanas, al que llaman PistoLeche.
Todo en su vida va relativamente bien, ya saben, lo usual: dando golpizas a migrantes, a niños de la calle y vagabundos. Días normales pues, hasta que un día a Alejandro y secuaces se le ocurre ir a buscar problemas [a toda velocidad en su moto ibérica] a la colonia Cumbres Élite [que luego de varios desplazamiento por las ampliaciones de la megafábrica TESLA, llegó a convertirse en la real Cumbres-Cumbres]. Los alucidrogos asaltan a una casa en donde vive un youtuber generador de contenido retirado y devenido en micro-motivador en reels, y su esposa una influencer que filma atracones con comida muy picante y asmr para personas con ansiedad al cambio. Ambos acomodados y posburgueses, no ven llegar ni esperan a la pandilla y son salvajemente agredidos por los alucidrogos. Vamos a re-crear la famosa secuencia del falo de mármol, pero sin violencia explícita para no perturbar al público, y, en lugar del pitote, Alejandro empuñará una pieza de arte moderno generada por una IA: un sable láser fluorescente y venudo que proyectará por el ojo de su empuñadura imágenes de Mickey Mouse en blanco y negro [así también hacemos una crítica al post-materialismo pop y testosterónico]. Asesinan al hombre y se creen salir con la suya, pero pronto se dan cuenta que se metieron con la clase [creativa] equivocada.
Y entonces en todos los telediarios y redes sociales se alarman y comienzan a buscar a los alucidrogos. Ya se saben la película, así que no ahondaré más, sólo diré que al final la influencer crea una campaña para doxear a Alejandro y su camarilla.
Sus amigos alucidrogos lo traicionan y publican su ubicación en un live. Y pues lo atrapan. Parece que la vida de nuestro personaje ha llegado a su trágico final, pero no: resulta que lo apresan justo cuando un nuevo partido neopopulista llega al poder:
Movimiento Naranja [mecánica].
Esta “nueva��� fuerza utiliza técnicas de suspensión de la voluntad y lavado de cerebro con propaganda y vídeos de niños que cantan canciones pegajosas y, entonces, comienza un lento y doloroso proceso de reconversión ideológica y de anulación de la voluntad. Aquí vamos a replicar escena por escena la peli original como homenaje, pero en lugar de vídeos violentos serán puros vídeos promocionales de campaña.
Y pues sueltan al buen Alejandro y, claro, sus compas alucidrogos se lo encuentran y lo machacan y pues Alecs por su cocowash ya no se puede defender y ni siquiera probar gota de pistoleche o escuchar ninguna nota aguda y gangosa de corrido tumbado cualquiera. Alejandro va a morir y por eso busca refugio de nuevo en su casa paterna a la que llega para darse cuenta que su papá ya se hizo del pueblo bicicletero, animalista y prepper con huertos caseros. Así que el cuarto de Alejandro es ahora un corral y una granja de cucarachas. Alejandro ya no tiene dónde vivir y su futuro es infausto, pero, oh, giro de guion esperado, cuando nuestro héroe está a punto de ser apaleado por una turba de gente sin hogar clamando venganza, un alma caritativa hace un en vivo del ataque.
Hecho viral que desata la furia de las sociedades preocupadas-alarmadas-e-indignadas. Alejandro no muere al final, al contrario, renace como mártir y, cuando descubren, lo que Movimiento Naranja [mecánica] le hizo, se convierte en una celebridad inmediata: lo buscan los medios tradicionales, pero, sobre todo, los generadores de contenidos para sus podcast, lives, reels, twitchs, myspace, etcétera. Al darse cuenta del poder que tiene, Alejandro empieza a monetizar su experiencia y lanza su propia canal-marca y al pronto se vuelve en un youtuber generador de contenido cuasi-multimillonario. Hace shows donde enseña como hablar el -nardasc-, hace colaboraciones con Peso Pluma, vídeos picantes con Karely Ruiz; y hasta tiene un show de cocina donde muestra cómo preparar una pistoleche que brilla en la oscuridad.
En la última secuencia de la película, vamos a mostrar a Alejandro en una fiesta de creadores creativos de arte viral multimedia. A Alejandro lo vemos triunfante, sonriente, pero... antes de irnos a negro, se escuchan los primeros acordes de la más famosa de Peso Pluma y... -a la Ti West- sostendremos un primer plano de 7 minutos y medio en donde veremos el rostro de Alejandro que parece o quiere echarse a llorar.
FIN
[no mms pinche Netflix deposítame mis 750 mil dólares ya o me voy con VIX alv fierro el gordo tiene el mando]
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caciquecomics · 1 year
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Disponible para descarga gratuita en caciquecomics.blogspot.com
SOMBRAS: es un cómic independiente de superhéroes en blanco y negro, relatado de una manera distinta, con reconocibles elementos clásicos de los cómics de la década del 90 pero hecha hoy, tanto en el estilo gráfico como en la narrativa, pero sin la censura acostumbrada en los grandes sellos. SOMBRAS cuenta la historia de cuatro entidades energéticas atemporales que desde el principio de los tiempos han habitado nuestro planeta en distintos cuerpos, con distintas vidas, los YANKAI. Estos seres en la actualidad son PIEL DE LOBO, nuestro protagonista principal, puede generar y controlar el fuego. Toda la historia gira en torno a su presente y pasado, es una amalgama entre indio, vikingo, heavy metal, motoquero, héroe estereotípico de película de acción de los 80s, vaquero, animal, etc. , DARKLIGHT (telépata y telequinético), KIO (asimilación molecular), y SHOCKPULSE (emanación constante de energía). Estos cuatro super seres y sus asociados, los demás miembros de la Hermandad Viento Salvaje, miembros externos, colaboradores y muchas otras yerbas, emplean sus habilidades en tareas super heróicas en la búsqueda de justica... o lo que ellos entiendan por justicia, dependiendo de la situación. Es una historia violenta, sangrienta, y no apta para menores, cargada de acción y vocabulario grosero, con pintas de humor y bastante erotismo. Superhéroes, violencia, sexo, puteadas, mala leche. Un comic muy al estilo "extreme". Alma heavy metal.
La historia del buen Piel de Lobo va a ser larga, puede que a veces me demore en producirla, pero no abandonen, síganla porque yo voy a seguir siempre. En el sitio oficial de Cacique Comics hay muchísimo material extra para ver y conocer mucho más de este maravilloso universo.
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carigmonier · 1 year
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-La mujer del astronauta. (La cara oculta) Rand Ravich
Los monstruos
1 - Bebés muertos
Un verano, un verano bizarro como pocos, me pescó leyendo el trabajo de Allouch sobre el duelo. Se trataba sobre “Ajó, el monstruo del cielo”, el relato de Kenzaburo Oé. Ese mismo verano cayó en mis manos una copia en video de “Gothic”, la película de Ken Russel, y esa sola y larga imagen que ofrece la clave del monstruo. El bebé, tal vez el feto, que se balancea lentamente en el agua. Ojos y boca hinchados, sellados, casi cosidos, el bebé muerto se mece suavemente entre las plantas acuáticas, en el fondo del río. Esa es, en la versión de Russel, la razón de la escritura de Frankenstein.
La pregunta entonces se presentó así: ¿Cómo es que un bebé muerto -en la Inglaterra del siglo XIX y en el Japón actual-, da por resultado un monstruo?
Y un monstruo no es una cosa frecuente.
“Ajó, el monstruo del cielo”, es uno de los tantos relatos de Oé que rondan sobre la paternidad y la monstruosidad de su hijo, nacido con un tumor en la cabeza tan gigantesco que parecía una “segunda cabeza”. En el relato, el padre -en idéntica situación que el autor- deja morir al niño que necesitaría una extensa cirugía para sobrevivir convertido en un vegetal. Ese monstuo-bebé innominado persigue desde el cielo al padre alucinado.
También el monstruo de Mary Shelley persigue al Dr. Frankenstein hasta el polo norte, reclamándole la paternidad y no haberle dado siquiera un nombre.
En ambos casos el monstruo no tiene nombre, en ambos casos ejerce una extensa e implacable persecución de un padre en falta.
A los 17 años de edad, prófuga junto a un hombre casado, Mary Wollstonecroft -que sólo años después sería Mary Shelley- dio a luz a un bebé. La situación no era precisamente confortable. Harriet, la esposa legítima de Shelley, había dado a luz unos meses antes que ella. La pareja estaba en fuga de sus familias, escondiéndose de los acreedores, y sosteniendo la relación entre ellos en unas inestables configuraciones triangulares. No debía carecer de resonancias allí la otra Mary Wollstonecraft, madre de Mary, mujer renombrada tanto por su brillo intelectual como por lo escandaloso de su vida. El primer embarazo de la madre de Mary también cursó en plena fuga con un hombre que, si bien no era casado, la abandonó para casarse con otra mujer durante los primeros meses de pregnancia. Su segundo embarazo la mató -aparentemente por una septicemia- tras el nacimiento de Mary.
La bebé que Mary (hija) dio a luz se llamó Clara, y tenía alrededor de diez días de vida la noche del episodio que Ken Russell no relata pero al que alude. Mary se levanta en mitad de la noche, y se acerca silenciosamente a la cuna, con una lámpara en la mano, para amamantar al bebé. Pero algo la detiene. No toca al bebé ni le da de mamar. Vuelve a su cama y se acuesta sin haber visto lo que había que ver dentro de la cuna. Algo “evidente por su apariencia”, que ella, mirando, no puede ver.
Al día siguiente escribe:
“ Mi querido Hogg mi bebe está muerto - vendrás tan pronto como puedas? - quisiera verte - Estaba perfectamente bien cuando me fui a la cama - desperté en la noche para darle de mamar, parecía estar durmiendo tan quieto que no lo desperté - estaba muerto entonces pero no lo descubrimos hasta la mañana - por su apariencia evidentemente murió de convulsiones. - Ven - eres una criatura tan calma y Shelley teme la fiebre de la leche - por mí que ya no soy madre ahora”.
Este episodio, poderosamente siniestro, se sitúa en los cimientos de su larga construcción, letra tras letra, del monstruo del Dr. Frankenstein. Pearcy y Mary Shelley fueron, hasta la muerte del primero, una pareja tan prolífica en literatura como en niños muertos.
El niño de Kenzaburo Oé, por su parte -a diferencia del de su personaje en “Ajó, el monstruo del cielo”-, no murió de manera efectiva. Sin embargo, en la disyuntiva entre dejarlo morir o lanzarlo a una vida de vegetal, hay, en efecto, una muerte ineludible. El bebé de Kenzaburo era directamente y efectivamente un monstruo. El escribe:
“Como una planta acuática en la penumbra, tumbado con los ojos abiertos e inexpresivos, no era más que una presencia callada. (...). Ni siquiera lloraba. A veces dudada de que estuviera vivo.”
Cuando fueron a buscarlo tras un mes de internación el bebé estaba tan cambiado que apenas lo reconocieron: “Es como si le hubieran hecho algo horrible. Me sentí más alejado de él que si hubiera muerto. Total, que nos volvimos con las manos vacías”.
Es claro que se trata de un bebé muerto, tanto como en el personaje del padre del monstruo del cielo.
2 - Un monstruo cinematográfico
Las extrañas relaciones entre bebé y monstruo están bastante bien establecidas en los clásicos temores de la pregnancia, e incluso en el lenguaje común: el monstruo es una “criatura”; de alguien particularmente feo y deforme se dice que es “un feto”.
Es muy difícil en esta circunstancia no verse invadido por los grandes monstruos cinematográficos de nuestra época que apuntan, precisamente, en esa misma dirección. Una monstruosidad que mostró eficacia masiva no hace una década lo muestra claramente. ¿A quién no se le cortó la respiración cuando el Alien, perforando el tórax de su portador, saltó chillando hasta la mesa donde el desayuno transcurría amablemente?
Veamos brevemente qué sabemos de ese monstruo. Hay primero que nada un episodio de inseminación, por vía oral. El monstruo se desarrolla lenta y sigilosamente dentro del cuerpo de su anfitrión, alimentándose pacientemente en sus entrañas hasta que está en condiciones de sobrevivir por su cuenta. Entonces irrumpe desgarrando huesos, bañado en sangre, listo para matar.
Este relato es ni más ni menos que una teoría bizarra sobre la concepción y el alumbramiento que -como para darle el gusto a Freud- ignora la existencia de la vagina. Es lo más parecido a una teoría sexual infantil.
Por si a alguien le quedan dudas sobre las resonancias del octavo pasajero, las siguientes películas de la saga se ocupan de explicitarlo más y más. En la tercera película la Teniente Rippley debe hacerse una ecografía para definir si porta un alien o está embarazada. En la cuarta ella -que entretanto ha adquirido un ligero aire monstruoso- enuncia con claridad: “I’m the mother´s monster”.
Sin embargo, y curiosamente, la segunda película de la saga del Alien, presenta una inversión. El monstruo se devela en la imagen de una abeja reina que comanda el horror rodeada por sus huevos. La identificación es indudable: Eso es una madre. Para confirmarlo, como casualmente, aparece allí una niña, atrapada en su telaraña babosa, en pleno proceso de degradación orgánica, de disolución.
Pero en este caso también se da otra inversión. No sólo la “criatura” perseguirá a la Teniente Rippley hasta el último confín de la galaxia, sino que también la Teniente Rippley perseguirá a la “criatura”.
De más está decir que el Alien, como los monstruos literarios con que tropezamos más arriba, tampoco tiene nombre.
Estas son, como mínimo, unas convergencias curiosas tratándose de monstruos tan diferentes.
3 - La forma
Esto nos tienta a seguir explorando en algunas constantes del género cinematográfico. Género, por otra parte, repleto de constantes. Y la primera que salta a la vista es la cuestión de la forma del monstruo. La monstruosidad incluye por implicación a lo de-forme. Sin embargo la literatura cinematográfica va más allá. Incluye un slogan clásico que tiene el valor casi de una definición:
“Terror has no shape”
Este es el anuncio de un gran clásico del Terror: La Mancha
La incidencia de esta persistente fatalidad en el poeta, Pearcy Shelley, se presenta también en el registro de lo siniestro. Luego de la pérdida del cuarto bebé -en este caso nonato- Shelley sucumbió a extraños sueños angustiosos y alucinaciones. Mary y Edward Williams dan testimonio de algunas de estas visiones:
“Mientras andaba por la terraza, su propia imagen le salió al paso y le dijo: ¿Cuanto tiempo piensas estar satisfecho?”
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burakrevista · 1 year
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Mi polis seductora. César Mundaca (segunda parte)
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MI POLIS SEDUCTORA
(Segunda parte)
Por César Mundaca
 Las calzadas y las aceras de Buenos Aires son, por lo general, muy anchas. Como ancha fue la hospitalidad que me brindó la poeta Paloma Raskovsky, la cuentista Paula Ruggeri (quien tuvo el generoso gesto de obsequiarme dos títulos de su autoría), el periodista Cristian Vázquez, el productor Alexis Leiva y el novelista Enzo Maqueira, con el cual mantuve una buenísima charla en Radio Provincia.
Pero no pude saldar toda la cuenta. Faltaron los encuentros con Eugenia Coiro, Tatiana Goransky, Fernanda Volpi, Natalia Orrego, Dana Babic, Gabriela Mayer, Bibiana Ricciardi y Luciana Strauss. Confío en el advenimiento de una nueva oportunidad para departir con cada una de ellas. Sea alrededor de unas medialunas, facturas, alfajores, tostadas de campo, bifes, asados, dulces de leche, panchos, bondiolas, mates, birritas o vinos mendocinos.
En la Avenida De Mayo, visité más de una librería de viejo. Impregné la mirada en los lomos de las publicaciones de Ovidio, Beatriz Guido, Borges, lienzos cortazarianos, recuadros de Gardel y textos sociológicos ochenteros. En la pila de estos últimos, descubrí un compendio titulado El modo de vida socialista, escrito por un conjunto de académicos pertenecientes a la República Democrática Alemana, Hungría, la ex Checoslovaquia, Polonia, Mongolia y Rumanía. Atrapé el compendio como si se tratara de una esmeralda al pie de un yacimiento bahiano.  
La avenida Corrientes es una arrolladora marea artística. Por sus largas cuadras, caminé estirando mis piernas, me detuve ante sus venerables teatros, ante sus cobijantes librerías como Losada, Hernández, Sudeste, Dickens, Galerna, Cúspide y tantas otras. Almorcé de cara al Obelisco, de cara a la magnánima avenida 9 de julio, dejándome llevar por la frescura de sus vientos, oxigenándome con la vibrante argentinidad al palo. Abandoné Corrientes con un texto parteaguas camuflado en mi morral, El 45, del historiador Félix Luna.
Tras pasear enamorado por la parisina calle Arroyo, la Estación Retiro-Mitre y la plaza Fuerza Aérea Argentina, enrumbé hacia Eterna Cadencia, nutrida morada cultural ubicada en el barrio de Palermo. Ni bien cerré la puerta, me deslumbró sus torres librescas de ficción y no ficción; sus mesas plagadas de narraciones impresas traducidas al castellano, la rizada muchacha de ojos azules que me atendió en caja, las intensas tertulias de sus comensales. Saqué los pesos y pagué por Hija de revolucionarios, de Laurence Debray; Los niños perdidos, de Valeria Luiselli; Los pichiciegos, novela ambientada en la guerra de Malvinas y escrita por Rodolfo Fogwill; Estertores de una década. Nueva York 78, de Manuel Puig y Rebeldes, soñadores y fugitivos; del marplatense Osvaldo Soriano.
De vuelta al microcentro, hurgué en las estanterías de La librería de Ávila, la más antigua de Buenos Aires. Muy señorial. Encontré desde los duros volúmenes de literatura griega hasta lo último de Caparrós. Miraba, ojeaba, decía sí, luego dudaba, para volver a decir sí, tal vez, puede ser, no o después me lo llevo. Qué lector más estresante, ¿verdad?, pues, así parece.
La Casa Rosada no me fue indiferente. Planté la mirada frente a su puerta central, frente a su entrada lateral izquierda, frente a sus balcones, frente a sus cortinas, frente a los avatares de la historia. Cuando escudriñé al icónico Cabildo, rememoré aquella mañana primaveral que alumbró el retorno a la democracia en 1983.
El postre Balcarce fue el apoteósico concierto ofrecido por la Orquesta Estable del Teatro Colón. Prístino espectáculo que difícilmente olvidaré. San Telmo me regaló un buen tango en la Plaza Dorrego, la serenidad del extenso Parque Lezama y un cartel metálico donde Mafalda decreta esto: “No permitiré que nadie camine por mi mente con los pies sucios”. Otro indicio de su restallante lucidez.
También deambulé por la avenida Rivadavia. Arteria movida que algunos citadinos la catalogan como la más larga del mundo. En el trayecto, aproveché para tomar fotografías a los impetuosos afiches políticos del momento. Luego, descansé en una banqueta de Caballito por poco más de tres cuartos de hora.
Plaza de Mayo y tu memoria vivificante/Parque Rivadavia y tu feria sexagenaria/Núñez y tu predilecto hijo multicampeón, River/Palermo y tu simpático Ecoparque/Recoleta y tu conmovedora esencia francesa/Puerto Madero y tu encanto colosal/Buenos Aires, buenas lindas, buenas bellas, ¿cómo no querés que te quiera?
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César Mundaca 
Youtube
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Foto: Lucía Montenegro
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noisycaa · 2 years
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                                    ACROPHOBIA /ˌæk.rəˈfəʊ.bi.ə / 
acrophobia is a mental health condition in which the individual experiences an intense fear of heights. it’s a type of anxiety disorder. a person with acrophobia experiences intense fear and anxiety when they think of tall heights or are positioned at a significant height. they often avoid situations or places that involve heights.
tw: suicidio, muerte.
                               — ABRIL DEL 2005, 5 AÑOS Y MEDIO.
uno de los primeros recuerdos de su vida es estar en una de las hamacas de la plaza de su barrio, pidiéndole a sus padres que la empujen para ir más alto. incluso a los cinco, casi seis años era más baja que el resto ( todas las mañanas le decían que tome mucha leche para así crecer pero no funcionó ) y este era uno de esos raros momentos donde podía ver el mundo desde arriba. las risas nunca faltaban, viendo todo desde una nueva perspectiva, y hasta saltaba de la hamaca al suelo cuando su progenitora le indicaba que era momento de regresar a su casa para ir a cenar.
                          — ENERO DEL 2006, 6 AÑOS Y MONEDAS. 
toda su habitación se encuentra en cajas, marcadas con su nombre y los contenidos de las mismas. sus brazos no son lo suficientemente fuertes para cargarlas hasta el camión de mudanza, así que se aleja del movimiento para sentarse en el techo de su casa y mirar por última vez el barrio que la vio nacer. la situación económica de su familia los obliga a vender su casa y alquilar un departamento mucho más pequeño y barato. se acerca hasta el borde del tejado, sin miedo a nada, y ríe mientras a gritos su madre le pide que se aleje del mismo. 
                      — JUNIO DEL 2008, 8 AÑOS Y VARIOS MESES.
lo que más le gusta del complejo de edificios en el que ahora vive es la pequeña selección de juegos que se encuentran en el patio compartido, siempre llenos de gente, de risas y de buenos momentos. se encuentra en una de las hamacas, su juego favorito, pidiéndole a un vecino apenas un año mayor que ella que la empuje lo más alto posible. sonríe mientras disfruta de la sensación de volar ( o lo que ella cree que es volar ), y se impulsa con sus cortas piernas para ayudarse a sí misma a desafiar la gravedad. las risas nunca paran y todos están felices, hasta que ese momento ocurre.
no logran identificar a la persona que se asoma desde el décimo piso, pero si son capaces de ver una figura que cada vez sobresale más desde la ventana. todos los niños se frenan, ella incluida. algunos, como ella, se quedan en silencio, otros intentan en vano comunicarse con la persona a gritos desde el patio. el hecho ocurre en menos de un minuto. ni siquiera logra registrar el momento en que salta por la ventana. lo único que queda grabado en su retina es la figura cayendo hasta golpearse con el suelo a unos diez metros de ella. el silencio desaparece y ahora se escuchan gritos desesperados, alertando a quienes no oyeron el ruido del impacto. 
no sabe en qué momento su madre la quita de la escena, abrazándola y ocultando su rostro en su pecho. escucha a la distancia la voz de su padre hablando con otros vecinos mientras contactan con la policía y una ambulancia. el resto del día se le bloquea de su cabeza y la única imagen que la acompaña diariamente es la del hombre cayendo. 
               — SEPTIEMBRE DEL 2008, 9 AÑOS RECIÉN CUMPLIDOS. 
es su propia fiesta de cumpleaños y no puede asistir. la celebración es en la terraza de su edificio, donde todos los vecinos comparten parrillas y un pequeño salón de usos múltiples. no puede salir de las cuatro paredes que conforman a este último, sintiéndose demasiado insegura detrás de la pequeña baranda transparente. ver toda la ciudad es algo que le encantaba pero que ahora le aterra. su estómago se revuelve y sus piernas no logran moverse cuando mira a las personas que parecen diminutas gracias a la altura. se larga a llorar cuando la obligan a salir para tomarse fotos, y la fiesta finaliza. 
               — AGOSTO DEL 2020, 20 AÑOS Y VARIOS TRAUMAS. 
está mirando una película después de un largo día de trabajo, feliz de poder encerrarse en su habitación a descansar. pone una animada, su tipo favorito de entretenimiento, decidida en no pensar mucho. el filme corre y ella ríe y llora, se frustra con las acciones del protagonista y chilla cuando los personajes principales se toman de la mano. hasta que inicia una escena que no se esperaba, donde uno de los personajes cae por un balcón. inmediatamente apaga el televisor y abraza un peluche para calmarse, con los recuerdos de aquella tarde de verano apareciendo en su cabeza. no escucha nada más que el sonido de un cuerpo chocar contra el suelo y lo único que ve es sangre derramada sobre el cemento. 
desde aquel día que no puede ver por la ventana sin sentir miedo, que no puede ver vídeos de montaña rusas, de personas en miradores, de deportes extremos, de aviones. todo le recuerda a ese momento y, a pesar de estar ella sentada o en un primer piso, sus rodillas tiemblan, su estómago da vueltas, sus ojos se abren y la respiración se le agita. un paso en falso y ella podría terminar igual que su vecino, rota y sin vida. 
                                    — ACTUALIDAD, 22 AÑOS. 
chicago está a sus pies. sus ojos ahora están completamente cerrados y sus manos sudan. no sabe si la imagen es real o no, si se trata de una pantalla o realmente está en el aire. sus piernas tiemblan y, por instinto, sus pies se mueven hacia atrás. está lista para abandonar todo, sin importarle las consecuencias. la imagen sigue igual de presente catorce años después del hecho y probablemente nunca desaparezca. busca abrir la puerta por la que entró hasta que recuerda su razón para participar del juego en primer lugar, recuerda a su equipo y a sus amistades dentro del mismo. inhala, exhala y abre sus ojos nuevamente, observando la ciudad. tomando coraje, da un paso hacia delante para poder llegar a la salida. no se va a rendir ahora después de tanto esfuerzo, por más que avanzar pueda significar terminar como aquel vecino.
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cqc-rpg · 7 days
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Quiero acotar algo al debate del ambiente de twitter. Como usuaria consumidora de universitarios con tw de hace añoooos. Tengo muchísima experiencia encima para decirles que los personajes que van en manada o tiran "indirectas" de muy mala leche en tw para que la gente se persiga, créeme estás quedando nefasta. y al staff les comento el ambiente así, los pj así, hacen que tu foro terminará muriendo ¿por que?
Aquí van mis porques. 
Es IMPOSIBLE mantener ese ambiente a la larga, harás que sea insostenible, hazte esta pregunta ¿De verdad piensas que alguien que toma el rol como hobbie va a querer entrar al twitter de tu foro a leer gente amargada tirando comentarios negativos/pasivoagresivos sin nombre ni nada? No lo creo, la gente aquí entra a dispersarse, al twitter de foro AÚN MÁS. Y no creo a nadie en su sano juicio entre a leer un montón de mierda que se tiran al aire, sin hacerse cargo por que es "a nadie en particular" pero luego tiran: "que cringe" "ay que vergüenza ajena leer eso" y ese tipo de comentarios totalmente innecesarios. Esa gente que de chiquita no le prestaron suficiente atención y necesita a a los gritos que alguien le haga pat pat en la cabeza
¿Que ganan con esos comentarios? De verdad pregunto, por que no entiendo ajajajajaj ¿descargarse? para eso puedes usar tus redes sociales personales, ¿buscar odiar a alguien? BIEN en vez de tirarle indirecta ve y pídele una trama de odio y junta toda esa energía que estas usando a escribir estupideces en twitter, y utilizalas para escribirlas en el foro. 
Con esto no digo que todos los personajes en twitter se lleven bien y vayan de la mano cantando cumbaya. Pero digo no.... si tanto te gusta el drama explayalo on rol que es lo que importa, no en twitter donde en vez de desarrollar a tu personaje, lo único que haces es destruir el ambiente en el que estas, y que dudo que dure mucho, por que reitero nadie en su sano juicio quiere entrar a escaparse un rato de sus responsabilidades y la mierda que es la vida diaria, para entrar a la mierda a leer gente mierda que lo único que quiere es ser mean girl y una regina george barata.
Y con esto me retiro. Seeee ya. 
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ysitecueentoque · 4 months
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DÍA DE MÉDICOS
No estaba acostumbrado a ver a la gente por la calle a mediodía, siempre me quedaba en el cole a la hora de comer, por eso, en días que me tocaba ir a que me visitaran, como hoy, mi ciudad me parecía completamente distinta.
Porque una ciudad a mediodía un martes no es la misma ciudad que un sábado, ni siquiera un miércoles. Ahora que ya soy mayor, podría presumir de un superpoder, que es saber qué día de la semana es según el movimiento y el aspecto de la ciudad. Quizá fallara algunas veces, porque un jueves es bastante similar a un miércoles, pero hasta la persona más tonta sabe diferenciar un lunes de cualquier otro día de la semana.
Ese día era mi abuela Emilia la que me tenía que acompañar a ver a la Dra. Sánchez, la que fue mi pediatra. Esa mujer olía a mezcla de agua de rosas con tabaco negro. No solía fumar conmigo dentro de la consulta, pero alguna vez la ví desde la calle fumar por la ventana. Era bastante mayor, con un rubio de tinte, que probablemente se aplicaba ella en casa, y tenía bigote, un bigote negro, que recortaba con muy mal resultado, se dejaba algunas partes más largas que otras, así que en el mismo cm2 de piel podías ver pelos baby de bigote, y otros largos de dos meses de vida, al menos.
La consulta  iba a ser rápida, en teoría, la pediatra sólo tenía que revisar la pisada del pie derecho, para ver si había mejorado con la plantilla y la fijación externa de la rodilla. Yo nací con un pie zambo, mi pie izquierdo miraba con demasiado entusiasmo a su hermano el pie derecho. Mi madre me decía que esto me pasó porque ella durante el embarazo pensaba con mucho ahínco que no quería tener un hijo normal, regular al uso, quería un hijo especial. Y así era yo, especial. Pero no en el buen sentido como había planeado mi madre, si no especial del que se burlan de tí por ser “especial”. A mi corta edad, ya sabía que no lo iba a tener fácil. Tenía un hierro en la pierna desde que nací. No me salieron los dientes de leche, así que estuve comiendo papillas hasta los seis años, que me empezó a salir el primer diente verdadero, con tan mala suerte que fue el colmillo, y como yo, este no era un colmillo al uso, era un colmillo gigante, que cada vez que cerraba la boca, el no quería quedarse atrapado tras mis labios, tenía que asomar la punta para poder ver el mundo. El segundo diente tardó al menos 4 meses más en salir, y fue una muela, así que yo seguía comiendo purés, los dientes que tenía no me podían ayudar a nada más que a quitarme la pena de la época que no tuve ningún diente. Ahora ya tengo 12 años, y tengo todos los dientes, incluso el colmillo gigante que sigue con ganas de ver mundo desde el balcón que es mi boca. Aunque ya puedo deborar una pechuga de pollo a mordiscos, sigo deleitándome de vez en cuando con un buen puré de cardos y acelgas, para mantenerme conectado con el niño anciano que fui.
Como siempre la doctora Sánchez me preguntó como me iba con la fijación, si tenía dolores, si me había planteado iniciarme en algún deporte y si era buen niño y comía verduras. Si, si, si y si. Lo del deporte, me lo planteaba a diario, soñaba con encestar una pelota de baloncesto o meter un gol y sobre todo soñaba con celebrarlo después, que mis compañeros me levantasen y me jaleasen y que dijeran de mí que soy la hostia, que hasta lisiado como estaba era capaz de hacer cosas así. Pero la realidad era que, si daba un paso más largo que otro o intentaba meter velocidad, un dolor punzante me subía desde el tobillo hasta la coronilla, y me dejaba allí paralizado durante al menos medio minuto, y eso me acojonaba, claro.
Después del interrogatorio, al que también sometía a mi abuela, la doctora siempre pedía que viniese Juan, el camillero que trabajaba en el centro de salud, ya nos conocíamos, y Juan me llevaba a rayos, para que me hicieran una fotografía a los huesos de mi maltrecha piernecita. Me gustaba ver esas fotos que sacaban. Ya me habían explicado lo que era mi rótula, mi tibia y mi peroné y me enseñaban todo el montón de huesecillos que se agolpaban en el saco de piel que era mi pie aunque mantenían cierto orden allí dentro. De estos el nombre no conseguía aprendérmelo, sobre todo porque la Dra. Sánchez tampoco recordaba el nombre de algunos de ellos, ella creía que yo no me daba cuenta pero siempre se saltaba algunos a la hora de explicármelos. Yo ya los veía a través de mi piel, en esa piernecita extremadamente delgada, pero me reconfortaba saber que estaban ahí debajo en buen estado, deformados, pero bien.
Cuando vino Juan yo ya estaba esperando fuera de la consulta, con mi abuela sentada al lado leyendo un ejemplar de Rojo y negro de Stendhal, mi abuela siempre había sido ávida lectora de los clásicos de la literatura. Como yo ya era mayor, me dijo que ella me esperaba allí, que Juan me llevaría y me traería, así que me senté en la silla de ruedas que empujaba Juan y pusimos rumbo hacia el sótano, donde estaba la sala de rayos. En el trayecto Juan hizo, como siempre, su broma más recurrente que hacía alusión a que mi pierna se pusiera buena para poder casarme con su nieta Marina, que al parecer, tenía 2 años menos que yo. Él bromeaba con eso, yo tenía entre curiosidad y hastío, quería saber quien era Marina y si quizá nos pudiésemos hacer pareja, pero me jodía que su abuelo ya conociéndome esperase a que mi mayor defecto físico se solucionara para así acceder a presentármela, no estaba convencido de querer pertenecer a una família así de superficial.
A la entrada de la sala donde hacían las radiografías había una sala de espera minúscula, con dos sillas, que estaban vacías, allí me aparcaba Juan mientras iba a avisar a las personas que trabajaban dentro, para ver si podíamos pasar. Eso solía ser rápido, yo oía a Juan como entraba chillando “os traigo un lisiadooooo”, así, alargando la o, imagino que era una broma interna, de la que me querían hacer partícipe, porque se oía todo desde donde yo estaba.
Pero aquel día no oí a Juan hacer esa broma, no lo oí siquiera anunciar la llegada de nadie. Estuve allí esperando, lo que calculo serían trece minutos, y nadie salía a por mí. Al principio pensé que quizá habían tenido una urgencia y que por eso al entrar Juan no hizo ninguna broma, pero tampoco se oía ningún ruido ni a gente hablando nerviosa, ni nigún pitido de ninguna máquina, ni tan siquiera un “cargando, todo el mundo fuera”, como los que se oyen en las películas de hospitales.
Estuve esperando bastante, al menos trece minutos más y nada. Por un momento pensé que mi abuela bajaría a buscarme porque estaría preocupada pero cuando la abuela Emilia leía a Stendhal todos sabíamos que el resto del mundo desaparecía para ella, incluído su nieto lisiado.
Así que tras valorarlo durante al menos trece minutos más me impulsé hacia delante, empunjanto la silla de ruedas con mis propias manos, no es que no pudiese caminar, podía, pero le ubiese restado épica. Traspase las puertas batientes que separaban la salita de espera con la salita del personal, donde había una gran ventana que daba a la sala donde estaba esa máquina gigante que disparaba rayos invisibles que fotografiaban tus huesos.
En la salita no había nadie, ni ratro del personal ni de Juan. Tímidamente dije “ ¿hola?¿Juan? Sigo aquí fuera esperando...¿hola?”. Nadie me respondió, ni oí ningún ruido, así que seguí empujando las ruedas de mi silla, y me metí en la sala de la máquina. Allí había una camilla fijada al suelo, metálica, y un armatoste de color blanco con una druz en el medio, colgado de la pared. En la pared opuesta a la del armatoste habían tres tipos de tablas amarillas semirrígidas colgadas de unos ganchos, y justo al lado una puerta. Nunca había reparado en esa puerta. Tampoco había tenido oportunidad, cuando Juan me entraba dentro de esa sala el mismo me cargaba en brazos y me colocaba en la camilla, momento que aprovechaba para hacer otra broma muy celebrada sobre cuánto pesaba el hierro de mi pierna.
La puerta era una puerta normal, con un picaporte normal y una cerradura normal, estaba pintada como el resto de la estancia, pero se adivinaba por la rendija que quedaba en la parte de abajo una luz de color violeta, también parecía llegar de la otra parte un olor irreconocible para mí, muy intenso, olía como a descomposición.
Ojalá te haya gustado hasta ahora...CONTINUARÁ
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margiralt · 5 months
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LA BUSCADORA DE AUSENCIAS
Los desaparecidos.
Cuando recuerdo mi pasado no lo veo como una vida vivida por otro. Por momentos me congratulo y hasta me solidarizo con la joven audaz que fui.
Capas de cebolla. . Como una serpiente he ido perdiendo la piel pero no las mañas.
Ave fénix, resurgí de mis oscuridades. Un ángel de la guarda me acompaña. Sin duda, Gabriel. El arcángel. Mi difunto hermano. Quien me defendía de la saña de mi madre.
Cuando me quedé sin papá (porque tuve dos, y dos es igual a ninguno), salí por el mundo. Buscar padres. Encontré nombres. Jorge jorge jorge jorge...¿Jorge Luis?
Con las señas de mi historia encontré de todo. Me aparece la imagen de la calesita a la que me llevaban de chica, y yo con la mano extendida, y retirándola justo en el momento de agarrar la sortija.
-"No es tuya. Sos una impostora".
Esa escena está congelada. Y ha sido la foto de mi vida.
Los curas palotinos fueron los primeros padres que adopté.
Mi padre había consentido en eso. Se los recordé como un gesto de amor y tolerancia. Dado que mi papá era ateo.
En la iglesia de San Patricio, cercana a mi casa. Una congregación irlandesa, fue el lugar dónde pude volver a ser hija.
Alfredo Kelly. a quien no recuerdo haber tratado de manera directa y cercana, sino con esa distancia que, cual brazo extendido, mantiene la admiración a regla, es un nombre que aún me resuena como enigma.
Me debo la visita a la tumba de los curas en la iglesia de Belgrano. Aún tengo temor de no poder soportarlo. pesa mi traición. Yo los dejé un verano geselino, con el Che Guevara en el pecho.
Recuerdo haber salido de mi casa de locos y desaparecidos, para ir a asilos de ancianos, con olor a té con leche. Horrible olor que no olvidaré jamás.
Horas en el hospital de niños ayudando a mamás con hijos con neumonía. O con labio leporino. No sé porque se me juntan los dos recuerdos.Nadie es internado por tener labio leporino.
Yo asistiendo. Siempre. En nuestra causa, la de los curas . No debo negar la importancia de la religión católica en mi vida. Adorar fue algo que me ayudó a superar el odio. Adorar al padre perdido. Al sacrificio por haberlo amado tanto.
Estar en otro lado mientras desaparecían mis locos, fue la manera que encontré de salvarme. Salvarme de la locura familiar. De los deseos de muerte de mi madre.
Loca Mini, encerrada en un placard, para no molestar. Loca la abuela chiquita en su barco de cristal. Tan chiquita que dominaba nuestro mundo. Ya viejas ambas, y por lo tanto, inútiles a los fines de sostener ese mundo de mi mamá apartado de toda realidad que la expusiese a algún tipo de renuncia. Ella nunca renunció al odio ni al resentimiento fresco.
Si, reconozco también, que me dejó un sentimiento que aprendí de ella :admirar, la emoción más practicada. A falta de otro sentimiento más fuerte y comprometedor. Ella admiraba a los hombres muertos y aquellos que nunca tuvieron que ver con su vida.
Amar era una palabra de débiles. De teleteatros de la tarde. En mi casa nunca se usaba. Se decía que uno era inteligente. O un hipócrita. Lo más común.
Yo, por tanto, fiel hija de mi madre, aprendí que amar es admirar sin esperar nada a cambio.
Ciega entonces, a costa de ver pedestales en lugar de hombres, temí ser homosexual.
Era la palabra del escarnio. Luego de la de "esquizofrenia", portada por mi hermano.
En realidad, me doy cuenta de que siempre traté de enfrentar esas palabras cifradas. Nunca llegué a tener sexo con otra mujer. Lejos de los juegos infantiles mi sexualidad adulta fue un páramo. ¿Llegué a tener sexo?.
Hoy, luego de haber conocido sus efectos y excesos, sé que no. El sexo fue una materia pendiente que sólo aprobé mucho después en mi larga vida.
Una vez otra mujer se enamoró de mi. Me dejé seducir, jugué como si nada de eso me afectara. Hasta que una mano suya en mi cuerpo me restalló en mil sensaciones que no soporté.
Por miedo, salí corriendo. Y me casé con un boludo.
Un boludo que me amparase de esa terrible peste que era la homosexualidad, considerada "perversa" en ámbitos catedráticos,en esos años.
La sexualidad era la peste. Brigitte Bardot y mi papá.
Muerto mi padre, frase que repito y repito sin lograr detenerla, quedó el otro. El padre biológico. Lo busqué y no.
La noche que murió mi papá fui en un taxi, con mi novio de entonces, al hospital ferroviario. Cuando bajaba del taxi vi un armadillo. Un animal del campo. En esa oscura mancha que aún no logro procesar. El campo y sus personajes hacen su aparición ese día.
Pero antes de llegar al infausto día, luego de saber ambos, mi padre y yo, de mi ilegitimidad, no volvimos a poder hablar nunca más como padre e hija. Horas de hacernos los boludos. Horas de no saber como llenar la muerte de distancias.
Mi mamá empezó a salir. Mi papá se quedaba en casa y hacía empanadas de humita para las reuniones con mi grupo de amigos y amigas, asaltos de jóvenes los sábados por la noche. Mi papá con su habitual escopeta invisible daba la recorrida y se hacía el que no veía nada.
Mi mamá volvía tarde, y ahí creo que empezó su adolescencia. Esa mujer y yo tuvimos una relación fraterna, más que de madre e hija.
Mi fiesta de egresados. El traje que mi abuela me compró. El amor de mi vida que nunca fue mío.
Allí donde no está mi papá empieza el adiós.
Velorio.Cientos de amigos que nunca antes había visto, acudieron a esa despedida.
Compañeros del Mariano Moreno, su colegio. Colegas que admiraban su forma de ser. Esa característica que lo hacía tan especial, y que mi mamá siempre se esmeraba en desmerecer ante nosotros, sus hijos. Ella lo adoraba. A solas. Eso lo entendí con el tiempo. Fue su manera de preservar a su hombre para ella. Sin competencias, ni reconocimientos de mujer enamorada.
Muerte de mi padre. Me acerqué al cajón abierto y ¡lo vi tan solo!
Eso fue lo que sentí. La terrible soledad en él. No me daba cuenta de que era yo la que quedaba sola. La orfandad deja a las personas libradas a la turba y sus desbordes.
Recuerdo el jumpér verde nuevo y el terrible sol. El calor sobre el cajón y los terrones que caían. Enterrada yo. Ahí. Hasta hoy, que cuento y comparto esta historia.
No podía contar que mi padre había muerto.
Pasé días sin decirlo. No pude articular ese MURIO MI PAPÁ Guardando esa realidad como si de mi palabra dependiera su vida.
Y algo de eso era para mi. Aún lo sostengo.
Después de todo, ¿que es la humanidad sino ese empecinamiento en sostener los muertos sobre nuestros hombros?. Y luego argumentar motivos acerca del valor de nuestra terrible dificultad para aceptar el fin. La impotencia de todos los intentos humanos hasta el presente.
Hablé antes, en algún momento, de los desaparecidos de mi historia.
El primero fue mi progenitor. Ese que siempre aparece como el malvado. El origen de mis pecados.
Luego vinieron mi abuela y Mini, No recuerdo cuando murieron ni dónde. Mi mamá nunca aceptó la muerte. Ahora más que nunca, sé que una familia es algo que cada uno construye a su manera. Como puede.
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Los riñones ayudan a mantener el equilibrio del volumen y la presión de los líquidos corporales, por lo cual uno de sus mensajes señala una falta de equilibrio en el plano emocional. La persona que tiene un problema en el riñón muestra una falta de discernimiento o una dificultad para tomar decisiones ante sus necesidades. A menudo se trata de una persona demasiado emotiva que se preocupa mucho por los demás.
Todo riñón enfermo indica que la persona no se siente capaz, se siente incluso impotente, ya sea en lo que se propone o con relación a otra persona. Con frecuencia siente injusticia ante situaciones difíciles. También es posible que se deje influir demasiado por las creencias de los demás y que, al querer ayudarles, le falte discernimiento para sí misma, que no sepa distinguir lo que es bueno para ella de lo que no lo es.
Tiene tendencia a idealizar una situación o a una persona y se frustra cuando sus expectativas no son satisfechas. Critica fácilmente a los demás o a las situaciones, acusándolos de injustos. A la larga puede convertirse en víctima de la vida, teniendo cada vez más expectativas con respecto a los demás.
CONFLICTO: No poder delimitar interiormente el territorio (parecido al conflicto de identidad). Ejemplo: «no saber a qué opinión adherirse».
INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA (I.R.C.): «¿Cuantas veces nos preguntamos si algo o alguien es bueno o malo para mí cada día?» «¿Es vital para mí preocuparme de esto?».
LIQUIDEZ = Dinero. La clave es familiar (real o simbólico).
MIEDOS EXISTENCIALES: «¿que estoy haciendo aquí en la tierra?». «¿Para qué sirvo?».
CÁLCULOS: Poner una pared ante algo. Alguien ocupa mi territorio y me es imposible marcarlo, delimitarlo. Me prohíbo algo.
PARÉNQUIMA: Conflicto de derrumbamiento + líquido. Rechazo = «Ya no valgo nada».
ALCOHÓLICOS: «Recupero mis pautas» = Derrumbamiento. Recupero amor en mis lazos de sangre. Sensación de tener que luchar por mi existencia.
EL RIÑÓN GENERALMENTE EXPRESA CONFLICTOS DE:
– Problemas de dinero (liquidez), o real (agua, gasolina, leche).
– Necesidad de reconocimiento en la familia.
– Necesidad de elegir entre lo bueno y lo malo.
– Miedo existencial.
– Estoy en peligro de muerte. Para unos será el dinero, para otros será existir (conflicto existencial).
– Pérdida de referentes. Desmoronamiento de la existencia.
EJEMPLOS:
– Señor que hacía un cólico cada vez que pagaba a su exesposa, la mensualidad.
– Mujer que cuenta que a los 14 años su padre dice: me voy a separar de vuestra madre. Siente que todo se desmorona “el suelo se abre bajo mis pies”.
– Mujer que cuenta su pérdida de referencias con la muerte de su padre. Enfermedad crónica del riñón. “Mi padre lo era todo”.
– Cuando un adulto hace arenilla, la programación es infantil. Los niños siempre hacen arenilla, nunca piedra.
– Mujer con sobrepeso. Se siente todos los días en peligro, porque mi marido es muy violento verbalmente. Ella no sabe cómo hablarle ni que decirle.
– Mujer con edemas enormes en las piernas. Su marido la engaña, “ya no valgo nada”, se fue con la secretaria. No me ocupo de misma.
Cuanto más grave sea tu problema renal, más urgente e importante es el mensaje que te envía tu cuerpo: quiere ayudarte a que restablezcas el contacto con tu poder interior y que dejes de creer que no puedes enfrentarte como los demás a las situaciones difíciles. El creer que la vida es injusta para ti te impide ver tu fuerza interior. Estás demasiado ocupado comparándote con los demás y criticando.
Tu gran sensibilidad está mal utilizada; tu intensa actividad mental te hace experimentar muchas emociones negativas, y ello te impide lograr el discernimiento necesario que te aportaría el equilibrio que necesitas para enfrentar las situaciones más difíciles.
TUS DOLORES Y SÍNTOMAS FÍSICOS MUESTRAN LOS CONFLICTOS DE TU VIDA QUE NO HAS RESUELTO. TE ENSEÑAMOS A ESCUCHAR A TU CUERPO, PARA DETECTAR Y RESOLVER TUS CONFLICTOS.
Un síntoma o enfermedad indica que se ha vivido un impacto conflictivo al que el inconsciente responde con un programa de adaptación.
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vento-ala-ardi · 5 months
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La casa por la ventana
-Es cuando se acerca el enemigo, aquellos que vienen de otros países, con sus armas y sus bombas, que, defender el hogar, es más cuestión de honor, que de vida o muerte.-
Crecí dentro de estás 4 paredes, siempre con alguien acompañándome, siempre con un plato de comida en la mesa y una cobija para cuando hacía frío. Crecí viendo desde la ventana como mis primos juegan a la pelota en el patio y como mis tías y mi madre tienden la ropa acabada de lavar.
Me gusta encender el televisor de mi abuela y ver a las actrices y actores hacer payasadas en los shows de talento. Me gusta abrir los libros de mi abuelo e imaginar que el mundo es un lugar pacifico, gracias a todas las letras que puedo leer.
Espero todos los días a que pasen señores y señoras a dejar cosas que necesitamos en la casa, la leche, los huevos, el periódico y las hortalizas. Todos ellos me saludan desde la entrada del jardín. Sus sonrisas cálidas complementan perfectamente el sonido de sus voces.
Yo tengo un pequeño cuaderno, un par de lápices y muchos colores. Recuerdos de mi padre, que ha viajado por el mundo gracias a su puesto de sargento del ejército. En sus páginas he dibujado a cada una de las personas que tocan a la puerta o me avientan una piedrita por la ventana. Me han dicho que lo hago muy bien y que pronto podré ilustrar en el periódico del pueblo las noticias que llegan del resto del mundo.
También tengo dibujos de perros, pues me encantan. Chiquitos, altos, regordetes, de melena larga u hocicos chatos. Siempre les dibujo acompañados de hermosas flores, meneando la cola y mostrando una gran sonrisa de colmillos afilados. Puedo saber cuándo son felices y me molesta enterarme de que algún vil humano les ha pegado.
Mis días pasan tranquilos. Es cierto que no me puedo mover mucho pues mis pulmones duelen. El doctor del pueblo me ha explicado que no debo hacer esfuerzos porque se me puede salir la sangre por la boca, la nariz y los oídos. Entonces mis esfuerzos se convierten en dibujos de las estrellas, los atardeceres y todo lo que se asoma por mi ventana.
Un día, entró volando por mi ventana un periódico acompañado del grito ansioso del muchacho que los reparte. Me dijo que era importante que lo leyera. Me tomé mi tiempo para desenrollar el papel y tratar de entender lo que se leía en primera plana, con letras enormes.
"La llegada de la guerra!". "Las naciones en conflicto!" A defender la tierra!" Y al pie de la página, un gran dibujo del presidente de la patria, sosteniendo nuestra bandera en el pecho.
Pensé inmediatamente en mi papá. Sabía que le iban a mandar hasta delante de las tropas con su escuadrón, a repeler al enemigo, armado con su casco y su rifle con bayoneta. Hace no mucho me había escrito, contándome de las invenciones de los ingenieros. Tanques, cañones automáticos y lanzallamas. Todo para que, según el, ningún enemigo pudiera adentrarse en el territorio y destruirnos.
No pude evitar angustiarme al leer la noticia. Mi corazón comenzó a latir tan rápido que me tiré al piso mareada. También llegó la tos y las manchas de sangre en el pañuelo con el que me cubro. Mi madre, al escucharme, subió corriendo las escaleras y entró estrepitosamente a la alcoba, sosteniendo el frasco de vidrio con la medicina que el doctor me recetó para estos casos.
Estaba un poco molesta, pues me ha dicho muchas veces que no me altere, pero en cuanto le señalé el periódico manchado de sangre, tirado en el suelo, pude ver el cambio en la expresión de su rostro.
Nunca podre olvidar la cara que hizo al enterarse de que el conflicto bélico había estallado. Su piel se puso pálida, sus ojos se hicieron cristalinos y la mueca que hizo, tensó los músculos de su rostro al punto de parecer querer romperse. Con un grito, bajó casi de un brinco las escaleras para encontrarse con mi abuelo que, espantado por el estruendo, ya iba subiendo.
Desde ese día las cosas se pusieron tristes, tanto en la casa como en el pueblo. Muchos de los señores y muchachos que trabajaban en sus negocios o establos se han marchado. Son ahora sus esposas, hijas o hermanas, quienes se encargan de mantener las actividades diarias. La gente vieja, como mi abuelo, ha tratado de ponerse en contacto con las autoridades de la ciudad para tratar de obtener información de la situación, pues el dueño del periódico y sus trabajadores se han ido a luchar.
En poco tiempo el pueblo se transformó y una calma tensa se ha apoderado de todos los que nos quedamos. Hasta los perritos se han puesto tristes. Puedo oirles en la noche cuando aullan o ladran por sus dueños.
Pero lo que más me impresiona, es el ruido que viene desde la ciudad. Suena como si la montaña que nos vigila se derrumbara. Cada noche es más intenso y al menos, la madrugada de ayer, pude ver cómo se iluminaba el cielo en esa dirección.
Esta mañana, mi abuelo ha dejado de recibir noticias de la ciudad. El telégrafo que compró antes de que iniciara la guerra está en silencio. Recuerdo que hace no mucho, se maravillaba por recibir mensajes de otras casas y de tan lejos como la capital. Pero hoy no hace ningún ruido y su cara de consternación me preocupa.
Yo sigo dibujando todo lo que puedo en los cuadernos que me trajo el chico que entregaba el periódico, antes de irse al frente. Me he vuelto muy rápida para terminarlos, aunque mi estilo ha cambiado. Ya no puedo darme el lujo de colorear y mis trazos tienen muchos ángulos. Una prima incluso me dijo que ya no dibujo como niña.
En el televisor lo único que se observa, desde hace varios días, es la nieve que produce la estática. Extraño mucho a las actrices y actores de los shows de talento. Me ha dado por extrañar muchas cosas. En primer lugar a mi papá, luego a los perros del pueblo, las voces de mis vecinos y los gritos de mis primos.
Cada día, siento que el pueblo va quedando más vacío.
Ha sido el día más largo y tedioso que he vivido. Todos están tristes y preocupados. Hasta he tenido la idea de bailar para animarles, pero de mi cuerpo no sale nada. Yo misma estoy muy triste. En eso, escucho un alboroto en la calle. Con toda la ilusión pienso que la gente ha regresado y que todos regresarán a sus vidas normales.
Imagino al muchacho que entrega el periódico y su gran sonrisa. Imagino a la chica pelirroja con sus dos perros que nos traen huevos y leche. Imagino al dueño del periódico haciendo ruido con la bocina de su automóvil. Entonces corro hacia la ventana esperando verles.
Pero no son ellos. A lo lejos puedo divisar un grupo de desconocidos avanzando lentamente, acompañados por varios tanques que aplastan todo lo que se les pone enfrente. Árboles, casas, no importa. Todo lo vienen destruyendo.
Es el enemigo! Grita alguien del otro lado del pueblo. Y una ráfaga de ruidosas explosiones golpea de lleno mis oídos. La guerra ha llegado hasta mi pueblo y pronto golpeará la puerta de mi casa.
Mi madre irrumpe de nuevo en la alcoba. Sin decir nada me toma de la mano y casi me arrastra por las escaleras. Bajamos los dos pisos de mi casa y uno más hacia el sótano donde guarda los granos. No pude tomar ninguno de mis cuadernos y no pude decirle nada al abuelo que pasó a mi lado con la escopeta en la mano y su mirada llena de rencor.
Mi corazón de nuevo late muy deprisa y siento el sabor metálico de mi sangre en la boca. Me cuesta mucho respirar, pero no sé si es por la enfermedad o por los brazos de mi madre que me aprietan contra su pecho intensamente.
El piso tiembla y del techo caen pedazos de estuco. Los estantes se tambalean y algunas botellas de vidrio se rompen por las explosiones. La bombilla no enciende y mis primas, mis tías, mi abuela, mi mamá y yo nos tiramos en la esquina del oscuro sótano, algunas sollozando.
Que tontas! Por qué no acompañamos al abuelo? Ya sé que no se cómo usar su escopeta pero al menos puedo aventar rocas y descalabrar a los enemigos! Por qué nos ocultamos de ellos, cobardemente? Sí es que son tan malos como dijo el dueño del periódico, no creo que nos dejen ilesas si nos encuentran.
Entonces me escapo del regazo de mi madre y corro hacia la trampilla de la escalera. Con todas mis fuerzas la abro y me recibe una nube de polvo y escombro que me nubla la vista. Que le ha pasado a mi casa? Las ventanas están rotas y hay hoyos en las paredes. No sé dónde está mi abuelo.
Camino ignorando los gritos de mi madre y me acerco al portón que lleva al jardín. Puedo oler la pólvora del otro lado. Mi instinto me dice que tome lo primero que encuentre para defenderme. Un palo de escoba está bien.
Estoy frente a la puerta. Tomo una gran bocanada de aire con sabor a hierro y, muy molesta, la empujo con toda mi fuerza.
No voy a permitir que un grupo de extraños rompa mi casa.
~Astana
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lusangelma · 6 months
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¿QUIÉN ES ÉL?
Fuma, bebe, sabe contar cuentos, huele mal, pelea, sostiene siete hijos o más, siembra frijol, papa, yuca, maíz, plátano, cacao y caña, ordeña 50 vacas desde las 4:00 de la mañana, sabe silbar, le habla a los perros y ellos le ladran a él, hay uno que lo sigue a todos lados, nunca se jubila, no tiene Seguro Social y no le ha hecho falta, no le afecta la altura, va sin protector solar, reconoce un aguacate maduro sin apretarlo, tiene una uña larga para pelar mandarinas, a ojo sabe cuánto pesa un bulto y con mirar y darle una vuelta sabe cuánto pesa el puerco y la vaca, puede manejar hasta ocho caballos o mulas al mismo tiempo y se sabe el nombre de 36, porta un machete listo para dar machetezo y nunca lo ha dado.
No necesita los dientes de adelante ni para reírse, se sabe el nombre de los nietos, tiene la receta de leche de tigre, no sabe bailar pero baila, no le da depresión, se sabe 152 groserías, ha visto al diablo, sabe quién es bruja, tiene un poco de brujo, no se quema con el café hirviendo, se despierta antes de que el despertador suene, cambia la pila y arregla relojes, no lo tumba una gripe, camina desajustado, su teléfono celular es un cacahuatito que casi nunca tiene señal y cuando la tiene nunca suena, saluda unas 52 veces al día, repite saludo y se despide tres veces, sus pantalones son dos tallas más grandes y nunca se le caen, habla duro hasta para contar un secreto, se sabe atajos para llegar mas rápido, trabaja de sol a sol y nunca tiene flojera, sabe cuándo va a llover y falla menos que cualquier meteorólogo, sabe espantar la lluvia y para los truenos, no le afecta el gluten ni la lactosa de la leche no pasteurizada, la cafeína no lo desvela, reconoce a los muchachos malos y a las malas mujeres, sabe llamar gallinas, baja naranjas sacudiendo las ramas, disfruta de un agua de papaya y de postre un mango o agua de limón, sandía o melón, espanta males con un escapulario, escucha la radio en A.M. monofónico, no da likes, no sale bonito en las fotos pero tiene una pintura donde sale increíble con su esposa, se sabe dos chistes y los repite, no sabe que existe el buró de crédito pero es de confianza de todos.
Escucha noticias, cree en las noticias, sabe para qué sirve la ruda y el paico con el que purga a sus hijos y nietos, el ángel de la guarda nunca lo ha desamparado, le dice ingeniero a cualquiera y todos le dicen "Don", no sabe cambiar la llanta de un carro pero no se niega a hacerlo, sabe pescar, no le gustan las camas blanditas, Coca-Cola sólo en ocasiones muy especiales, cerveza siempre y si está caliente no importa, ve de noche sin lamparita, no lo pican los zancudos, ha comido tortuga, iguana, armadillo, venado, tejón y culebra y todo eso le sabe a pollo, no sabe cuándo es festivo y tampoco por quién votar, porque todos le han ofrecido y todos le han quedado mal...
¡Vivan los campesinos, que siempre nos muestran lo que valen, pues sin ellos la comida se reduce a nada y la vida seria prácticamente imposible...
(Texto de Miguel Torres Galván)
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𝓗𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪
A principios de la década de 1960, la NASA ya estaba lista para su primer programa real de vuelos espaciales tripulados. Lo llamaron el Proyecto Mercurio. Pero en lugar de monos, o humanos, la naciente Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio decidió que su clase inaugural de astronautas serían chimpancés
Lo vistieron de astronauta y lo metieron dentro de una cápsula espacial. Tenía mirada tierna y todo indica que no entendía mucho de lo que pasaba. Estaba asustado, pero había sido entrenado para ese momento.
Mucho antes de que Neil Armstrong y Buzz Aldrin pusieran un pie en la luna, el héroe del programa de vuelos espaciales tripulados de Estados Unidos fue un chimpancé llamado Ham. 
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El 31 de enero de 1961, unos meses antes del vuelo pionero del cosmonauta soviético Yuri Gagarin, Ham se convirtió en el primer homínido en el espacio.
Otros animales no homínidos se habían aventurado en el espacio antes que Ham, pero él y sus compañeros “astrochimpancés” fueron entrenados para tirar de palancas y demostrar que era físicamente posible pilotar la nave espacial del Proyecto Mercurio. Y, a diferencia de muchos otros desafortunados primates en el programa de vuelos espaciales, Ham sobrevivió a su misión y tuvo una larga vida luego de su vuelta a la tierra.
La Fuerza Aérea de Estados Unidos fue la primera en lanzar primates al espacio. En lugar de chimpancés, usaban monos más pequeños. Pero esas primeras misiones fueron todos fracasos estrepitosos.
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Mientras Estados Unidos luchaba por enviar monos al espacio, sus adversarios acumulaban historias de éxito con animales. En lugar de monos, la Unión Soviética prefería tripular sus primeras naves espaciales con perros callejeros. Los rusos despegaron y aterrizaron de manera segura a docenas de caninos. Aunque también experimentaron una serie de horribles muertes de perros, como el caso más conocido el de Laika.
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Después de su lanzamiento el 31 de enero de 1961, la cápsula Mercurio de Ham lo llevó involuntariamente mucho más alto y más rápido de lo que pretendía la NASA. La trayectoria de vuelo fue un grado más alta de lo que debería haber sido, lo que significa que la nave alcanzó una altitud de 25 mil metros sobre la Tierra.
Antes del despegue, esa mañana los cuidadores le sirvieron a Ham un desayuno de cereal, leche condensada, vitaminas y medio huevo. Un rato después estaba a bordo de una cápsula espacial de la NASA y llegó a estar a unos 25.000 metros de la Tierra.
La ciencia todavía no avanzó tanto para saber que pensó Ham durante los seis minutos y medio de ingravidez. Pero, al igual que los posteriores astronautas humanos del proyecto Mercurio, Ham podría haber visto desde la pequeña ventana de ojo de buey de la cápsula la Tierra desde la inmensidad del espacio.
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