Tumgik
#sonrisa perdida
Text
Tumblr media
. . . Noches de un viernes por la madrugada ....
22 notes · View notes
perdida-en-tu-sonrisa · 3 months
Text
esta app culia es mi relación tóxica
405 notes · View notes
a-hopelesslife · 1 year
Text
Me arrepiento por no haber sido más valiente y no luchar contra los demonios dentro de mí que me impedían estar en algo estable contigo. Por no haber intentado amarme a mí primero antes de amarte a ti. Tal vez si me hubiera esforzado un poco más ahora tendría en brazos al amor de mi vida y la única razón de mi felicidad. Si tan sólo hubiera... Pero todos sabemos que por desgracia, el hubiera no existe.
57 notes · View notes
crisjaneth36 · 9 months
Text
-
Estoy cansada!
Me preguntan si estoy molesta!!
No! No, lo estoy.
Simplemente que ya nada es igual!
Estoy por estar!
Ya no río! No soy yo!
Mi mirada no es la misma! Y mucho menos mi sonrisa!
Mientras mi cuerpo está aquí, mi mente divaga en por qué ese cambio tan repentino!
Realmente eres tú? Realmente te conocí?
Estoy perdida en mis pensamientos, mientras preguntan cómo estoy!
Se nota a distancia que no soy yo! La de la mirada y sonrisa alegre!
Tumblr media
2 notes · View notes
myillicitaffair · 2 months
Text
You are in love | Esteban Kukuriczka.
Tumblr media
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
296 notes · View notes
dariann-garcia · 26 days
Text
Con solo una sonrisa suya, el universo entero parece encontrar su armonía perdida.
114 notes · View notes
caostalgia · 8 months
Text
Perdida.
Hace tiempo que dejé de encontrarme en el espejo, en las miradas y hasta en mi propia sonrisa. Hace tiempo que estoy perdida en algún recoveco de mi alma infinita. Allí, protegida con capas de recuerdos y verdades a medias. Allí, donde la vida duele un poquito menos. Allí, donde me convertí en cobarde.
Porque esto que me hago no se puede definir de otra forma. Porque soy una cobarde por empequeñecerme ante ciertas situaciones. Porque en algún punto del camino todo dolió tanto que me escondí y no volví; porque descubrí que así, las cosas que dolían, lo hacían menos.
Porque supongo que lo que decían era cierto, nunca sería lo suficientemente fuerte para seguir. Y no lo fui. Porque esto que hago tampoco se puede llamar seguir, solo sobrevivir.
Y sobrevivir hace que cada día que pasa esté yo más perdida entre tantas sombras y pocas luces. Porque los matices cada vez son más borrosos y yo no consigo encontrar mis colores. Ya no.
Echo de menos abrazarme a mí misma, pero supongo que después de tantas capas ya no queda mucho de esa persona, solo el dolor y las sonrisas a medias. Solo la aflicción de encontrarme varada en medio de un huracán que yo misma alimento. Solo la pena y la desilusión de haberme convertido en lo que tanto temía.
Al final, solo soy nostalgia encerrada en un cuerpo que tiene pocas fuerzas.
Katastrophal
177 notes · View notes
Text
Tumblr media
Me gusta madrugar.
Tomar un café
mientras observo
a quien todavía
está entre el sueño
y la vigilia.
Es como despertar
junto a alguien,
como una soledad
acompañada,
o como una presencia
acompañada
en soledad.
Compartir algún bostezo,
las primeras palabras.
Esos buenos días,
que se desean
de forma anticipada.
Alguna sonrisa extraviada,
como perdida
entre el deseo
y la buena educación.
Los bares
siempre son un hogar
donde refugiarse,
un lugar,
donde observar
al mundo apoyado
en una barra.
Y el olor,
ese olor a café
en el que dormir
durante unos minutos
la realidad.
Un escondite fresco
en verano
y cálido
en el invierno.
Definitivamente,
me gustan.
También
son ese lugar,
en el que la poesía
se encuentra cómoda,
donde el bullicio
no interfiere
en quien se sienta
en una esquina,
como ese árbol
que no hace ruido
en medio del resto,
y con el resto
hacen del todo
un bosque.
Sí,
los bares,
son ese parlamento
donde quienes
ocupan sus escaños
pagan las consumiciones,
donde las palabras
y los silencios,
comparten el espacio
sin intentar
hacer de ellos
una verdad
que destruya
a quien tiene enfrente.
Tal vez por eso
hay tantos,
porque necesitamos
que la democracia
este abierta para todos.
44 notes · View notes
gyummigon · 7 months
Text
☆ ducha gentil | choi beomgyu
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
beomgyu x gn!lector
୨୧ word count: 0.8k ୨୧ genre: romance, drama, relación establecida, algo sugerente? ୨୧ summary: solo un poco de tierna intimidad en la bañera con un dulce y divertido beomgyu.
english ver
Tumblr media
Soltaste todo el aire de tus pulmones e intentaste relajarte. Tus manos temblaron un poco cuando se dirigieron a la espalda de Beomgyu, causando que este se estremeciera y soltara un risita nerviosa. 
El agua tibia cubría tu cuerpo hasta el inicio de tu pecho, queriendo tomarte el tiempo de disfrutar el ambiente acogedor, recargaste tu espalda en la tina de baño y olfateaste el aroma de los ingredientes añadidos al agua. Entre tus piernas aguardaba un curioso Beomgyu, con sus manos dándole palmadas al agua para causar salpicaduras y sus piernas flexionadas de tal forma que casi tocaban su pecho. 
—Eres muy grande para mi tina de baño —murmuraste mientras lo mirabas hacer sus travesuras con una sonrisa. 
—Oh, te sorprenderías. Creo que puedo hacer algo de espacio. —Beomgyu río y se inclinó hacia atrás, haciendo que su espalda y tu pecho se tocaran—. ¿Mejor así? —dijo cuando inclinó su cabeza hacia tu hombro para mirarte. 
Asentiste y retiraste un mechón de pelo que caía sobre su frente. Beomgyu sonrió por el gesto, tomó tu mano con suavidad y la dirigió a sus labios, depositando un dulce beso y haciendo caricias con sus dedos. Por un momento te quedaste perdida en la sensación que se deslizó por tu cuerpo mientras lo mirabas, encontrando en él profunda conexión y paz. 
—Déjame lavar tu pelo —pediste de pronto. Él fingió pensar un momento, con sus ojos posados en el techo y una sonrisa en la que se pudo apreciar alguna de las cosas que le pasaron por la cabeza.
—Espera un momento.
Beomgyu cerró los ojos y uso sus piernas para empujarse más contra ti. Pasaste tus brazos por encima de sus hombros y posaste tu barbilla sobre su cabeza, dejado que pegara su rostro a tu pecho y restregara su mejilla en él.
—¿Que estás haciendo? —cuestionaste cuando sentiste sus músculos vibrar contra los tuyos,.
—Estoy ronroneando —respondió mientras simulaba el sonido característico de los mininos y tú soltaste un risita baja. 
—Raro.
Beomgyu continuó con la acción hasta que tuvo suficiente. Luego de unos minutos se enderezó, asintió en silencio y tomó el grifo de la tina de baño. 
—También quiero lavar tu pelo —anunció al tenderte el grifo. Por la forma en la que parpadeó lentamente supiste que empezaba a tener sueño.
—Ya veremos —dijiste y el soltó un quejido. 
Luego de humedecer su cabello, colocaste el shampoo y empezaste a esparcirlo con movimientos gentiles. Sabías que le gustaba que jugaras con su pelo, y pareció más que feliz cuando empezaste a masajear su cabeza. Después de unos segundos, retiraste una mano y la colocaste sobre su hombro, dejando que tu pulgar dibujara círculos sobre su piel. 
Por la forma en la que cerró sus ojos y soltó un suspiro, te dio la impresión que la estaba pasando bien. 
—Se siente bien —susurro con una sonrisa—. Te llevaré conmigo cada vez que me duche de ahora en adelante.
—No me quejaré. —Acercaste el rostro al sitio donde tu mano acariciaba su espalda y rozaste su piel con tu nariz, olfateando su aroma y dejando un suave beso sobre su piel. 
Beomgyu se estremeció y pudiste verlo sonriendo para sí mismo, era una sonrisa genuina y casi pudiste ver y sentir la felicidad que había en ella.
—Esto se siente mejor... —dijo antes de respirar hondo, con las puntas de sus orejas tornándose rojas.
No pudiste detenerlo cuando se lanzó para rodearte entre sus brazos, causando que el agua se derramara de la tina de baño y mojara el piso. Estabas por reñirlo, pero Beomgyu selló tus labios con los suyos antes de que pudieras decir algo. 
Ni siquiera con consideraste resistirte. Te recargaste de nuevo contra la bañera y dejaste que tu cuerpo se inclinara al tacto de Beomgyu cuando se acomodó entre tus piernas. Al principio, sus labios recorrieron los tuyos con movimientos pausados, lambiendo y succionando lenta y atrevidamente hasta que estuvieron igual de humedecidos que sus cuerpos. De manera automática pasaste tus brazos al rededor de su cuello, lo que le permitió pegar más su cuerpo al tuyo.
Sentiste la electricidad en el aire mientras lo sostenías cerca y, su aliento y el tuyo, se volvían uno solo. Pudiste sentirlo todo, era tan real, tan amable y refrescante. En cierto momento, lo escuchaste soltar un gemido y te sorprendiste, pensando por un momento que la gentil cercanía de sus cuerpos empezaría a ir a más allá esa noche; sin embargo, cuando Beomgyu repitió el sonido no percibiste solamente deseo, sino también dolor. 
—Ay, me ha entrado shampoo al ojo —lloriqueó, pero a pesar de todo, continuó besándote.
Tumblr media
© gyummigon | todos los derechos reservados. prohibida copia o adaptación
69 notes · View notes
sinfonia-relativa · 10 days
Text
Me duele verme al espejo con los ojos apagados y la sonrisa débil, me duele no poder ser libre de sentir por tantos miedos, me duele no ser libre de ser yo misma sin temor a ser lastimada. Me lastima verme a mí misma caminando tan cansada y tan cargada y no poder hacer nada para sentirme más liviana. Si, estoy triste por mi, no es que me victimizaré por esto o por aquello, lo que realmente me duele es que he perdido la fuerza para amarme y para amar a los demás, he perdido la fuerza de seguir siendo valiente. No encuentro el camino hacia mí misma porque me siento perdida, no sufro por alguien si no, por mi.
Moongirl
27 notes · View notes
perdida-en-tu-sonrisa · 8 months
Text
duerme (conmigo)
812 notes · View notes
isacaosme · 4 months
Text
Se muestra tu mirada perdida
en algún lugar imaginario,
embobada me recreo en tus ojos,
a tientas acaparas mis suspiros
mi vergüenza se disipa,
con un "te amo" distraído.
Yo en mi caos tan imperfecta,
y sin embargo, amor,
sé que es lo que te encanta.
¿Cómo era mi vida sin ti,
cómo era salir al mundo
sin que pintaras mi mañana?
Y con júbilo paseo las pupilas
de un lunar a otro,
después de perderme en ellos
sin encontrar la salida,
extraviada entre tus labios
que intenciones me suspiran.
Es inútil resistirse a tal encanto,
si me haces el amor con tu sonrisa
y ese beso improvisado,
que me come el pintalabios,
pues, esa curva me cautiva
despertando mis sonrojos.
Isabel Fernández ®️
Tumblr media
46 notes · View notes
s-boy-world · 3 months
Text
La sonrisa se mantiene amplia, pero la mirada continúa perdida.
#Cronicas de un TLP
Sad_Boy_World
53 notes · View notes
redcomunitaria · 8 months
Text
Viviendo al límite
Había una vez un psicoterapeuta llamado Daniel, un hombre de mediana edad con una larga experiencia en el campo de la salud mental. Durante años, había ayudado a innumerables personas a enfrentar sus luchas emocionales, pero el caso de Sofía, una joven de 25 años que padecía trastorno límite de la personalidad, se convertiría en uno de los desafíos más intensos y gratificantes de su carrera.
Desde el primer momento en que Daniel conoció a Sofía, se dio cuenta de la profundidad de su sufrimiento. Las marcas en sus brazos eran visibles, pero lo que no se veía era la tormenta emocional que Sofía lidiaba a diario. Daniel sabía que debía abordar su situación con la máxima empatía y comprensión.
En su primera sesión, Sofía apenas podía mirar a los ojos de Daniel. Se sentía avergonzada y culpable por sus cortes y autolesiones. Pero Daniel le aseguró que estaba allí para ayudarla, no para juzgarla. Durante semanas, trabajaron juntos para establecer un vínculo de confianza, fundamental para cualquier proceso de terapia.
Sofía comenzó a compartir sus emociones abrumadoras con Daniel. Sus estados de ánimo oscilaban violentamente, y a menudo se sentía perdida en un mar de tristeza y rabia. Daniel escuchaba con atención mientras Sofía narraba sus momentos de desesperación, y Daniel validaba sus emoción, le hizo saber que no estaba sola en su lucha.
A lo largo de su terapia, Daniel y Sofía exploraron los orígenes de su trastorno límite de la personalidad. Descubrieron que venía de un entorno familiar disfuncional, donde el abandono y el abuso emocional habían dejado cicatrices profundas. Este descubrimiento fue un paso crucial en su proceso de sanación, ya que le permitió a Sofía comprender porqué se sentía de la manera en que lo hacía.
Las sesiones incluían ejercicios de mindfulness y técnicas de regulación emocional. Daniel enseñó a Sofía a identificar sus desencadenantes emocionales y a utilizar estrategias de afrontamiento más saludables, como la meditación y la escritura. Aunque hubo recaídas en el camino, Daniel siempre estaba allí, brindándole apoyo inquebrantable.
Con el tiempo, Sofía comenzó a notar cambios en su vida. Las autolesiones se volvieron menos frecuentes y menos intensas. Aprendió a comunicarse de manera efectiva y a establecer límites saludables en sus relaciones personales. Su capacidad para regular sus emociones mejoró significativamente, y comenzó a ver un futuro más brillante para sí misma.
Un día Sofía llegó a su terapia con una sonrisa y traía con ella una cajita como de cerillos, cuando entró al consultorio dijo: —Daniel, ya estoy mejor, ayer destruí mis navajas y ya no quiero cortarme. Daniel sonrió y le dijo: —Estoy muy orgulloso de tu avance, ¿Qué traes en esa caja?. —Son mis navajas destruídas—le dijo Sofía mientras le mostraba la evidencia.
La historia de Sofía no solo es un testimonio de la resiliencia humana, sino también un recordatorio de la importancia de la terapia y el apoyo emocional en la vida de aquellos que luchan con enfermedades mentales. Sofía encontró la esperanza y la fuerza para sanar, y Daniel, como terapeuta, experimentó la profunda satisfacción de haber sido una luz en la oscuridad de su paciente.
Resaltemos la necesidad de comprensión, paciencia y empatía en el camino hacia la recuperación mental, recordándonos que, a través del apoyo adecuado, cualquier persona puede encontrar la capacidad de sanar y vivir una vida plena y significativa.
Los años pasaron, y Sofía continuó su viaje hacia la recuperación. Se inscribió en clases de arte, una pasión que había abandonado en medio de su lucha contra el trastorno límite de la personalidad. La pintura se convirtió en una forma de expresar sus emociones, una manera de liberar lo que sentía en su interior. Cada trazo en el lienzo era un paso más hacia su sanación.
A medida que avanzaban las sesiones con Daniel, Sofía comenzó a construir relaciones más saludables. Practicaba las habilidades de comunicación que había aprendido en terapia y estableció límites firmes con las personas que antes la habían lastimado. Su red de apoyo creció a medida que se acercaba a amigos y familiares dispuestos a estar a su lado en este viaje.
Un día, Sofía compartió con Daniel que había iniciado un blog donde escribía sobre su experiencia con el trastorno límite de la personalidad. Sus palabras sinceras y valientes resonaron con muchas personas que se enfrentaban a desafíos similares. Sofía se convirtió en una fuente de inspiración para otros, demostrando que la recuperación era posible, aunque el camino fuera difícil.
Aunque el trastorno límite de la personalidad seguiría siendo una parte de la vida de Sofía, ella aprendió a manejarlo y vivir una vida más plena.
Daniel se sintió profundamente agradecido por haber sido parte de la transformación de Sofía. La terapia no solo había cambiado la vida de su paciente, sino también la suya propia. Se dio cuenta de que, como terapeuta, tenía el poder de ayudar a las personas a sanar y a encontrar la luz incluso en las circunstancias más oscuras.
Sofía encontró la fuerza para superar sus desafíos emocionales y escribir un nuevo capítulo en su vida y en su blog. Y Daniel, como terapeuta, siguió adelante, dispuesto a ayudar a otros a encontrar la esperanza en sus momentos de oscuridad.
"La terapia puede marcar la diferencia en la vida de las personas que luchan con enfermedades mentales. A través de la dedicación,la empatía y la paciencia se puede llegar a un estado de bienestar"
Mario Latabán
Don Ggatto
58 notes · View notes
caostalgia · 1 year
Text
Se me nubla la mirada, puedo sentir las lágrimas deseosas por salir, la garganta se me cierra y siento que el silencio que me envuelve es demasiado doloroso.
Cuando las noches llegan, el calor del día y mis distracciones se esfuman, es allí cuando todos los sentimientos que he guardado muy dentro comienzan a escaparse entre los huesos y todo, literalmente todo deja de tener sentido.
Me siento perdida, extraña y triste. Una criatura vulnerable, un pájaro con alas rotas.
Puedo mirarme al espejo pero todo se siente erróneo, como si no fuese yo quien me observa en el reflejo.
Y me derrito en el sofá o en mi cama, lo que mas cerca encuentre, y es como si pudiera quedarme allí por siempre.
No sé que se sentirá morir pero llamarlo de esta manera parece correcto, es como si simplemente me volviera nada y fuese inexistente.
Aquellos sentimientos me rodean y me envuelven, me tragan y ahogan. Todo lo que veo es confuso, no me entiendo ni a otros, no sé qué hacer o cómo pararlo, es como si me congelara la tristeza.
Estoy allí, todo parece ser gris y cuando alguien se acerca el piloto automático se enciende y la sonrisa que me crece en el rostro toma protagonismo cuando en realidad todo adentro esta hecho trizas.
A veces incluso llega a asustarme la naturalidad de mi voz, la forma en que mis labios se curvan y la calma que hay detrás de cada mentira.
¿Por qué es tan difícil responder con la verdad?
"Estoy hecha mierda."
-Jota.
345 notes · View notes
guerrera-lunar · 3 months
Text
Sensacional sensación, tus manos recorriendo cada rincón de mi, y tu boca marcando el rastro. Me tienes levitando, extasiada de pies a cabeza. A nada he sido tan sensible como a tu tacto, dentro y fuera de mi. ¿Que me haces que me pones a volar así? Perdida por siempre en lo profundo de tus ojos, mi mente y mi memoria son presa de tu carisma, de tu sonrisa y de tus palabras. Tu pasión y el deseo desenfrenado que desatas me libera pero me ata. Dulce veneno, droga que me gusta pero me mata. Fúndete conmigo en este fuego, como supernova estalla.
21 notes · View notes