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#la familia rivera
pencopanko · 7 months
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If you’re still looking for drawing suggestions, how about something with Héctor bonding with Victoria? I feel like there’s not enough of that going around which is a shame considering how much of a doting Abuelito I’m sure he is.
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This is so long overdue, dear Nonnie, but here you go! Some bonding time between Héctor and his darling nieta, Victoria featuring other members of the Rivera family!
I highly recommend listening to Benny Andersson's piano rendition of "Thank You For The Music", as it's definitely one of the songs they would both learn on the piano.
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dragoneyes618 · 10 months
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What I feel like a lot of people on Tumblr don't understand is that it's normal for families to argue and fight. It's normal for families to get on each other's nerves and rub each other the wrong way. It's normal for families to have conflict. And this does not mean that the family is abusive or doesn't love each other.
Siblings will argue! Romantic spouses will say unkind things to each other! Everyone says things they shouldn't have when arguing. Because people argue.
The world is not divided into "people who have never done anything to hurt any of their loved ones ever" and "abusive toxic dysfunctional relationship."
You can fight with someone and still care about them. You can fight with someone and make up later - or not make up later but do things in lieu of an apology because that's how your relationship works. You can even not like someone but still love them.
It does not mean that a family is bad if they are not in perfect loving agreement some of the time, or even most of the time. It just mean that they're normal people.
Obviously arguing a lot isn't good. But never arguing at all isn't good either. That means that either one or more sides are too afraid of the other to voice their opinion, or that they are so removed from each other, their lives are so separate, that they have no relationship to speak of. That's no good either. What is healthy is to disagree sometimes, to talk things out. Even if that means sometimes yelling things out.
This was brought to you by someone who got sick of seeing all the posts about how abusive the Madrigal family is.
This was also brought to you by someone who got sick of seeing all those old posts about how abusive the Rivera family is.
This was also brought to you by someone who got sick of seeing all those posts about....pretty much every relationship in Warrior Cats, actually. Really. Name a relationship - romantic, platonic, parent-child, sibling, anything - and there's been posts complaining about how toxic/abusive/dysfunctional it is. Incidentally I think the term "toxic" is thrown around a little too much.
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mimiminimal · 3 months
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jartitameteneis · 10 months
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Nacida un 8 de julio de 1893 en el barrio de Tacubaya, fue la más bella y adelantada de su época. Nahui Olin, poeta y pintora pero sobre todo musa, nació en la Ciudad de México en 1893. Hija del General Manuel Mondragón, sobre quien recae la ejecución de la decena trágica, creció en el seno de una familia adinerada, en pleno Porfiriato.
Nahui Olin tenía lava en vez de sangre y el cuerpo como provocación. El desafío era su norma y la creatividad le estallaba a borbotones. Asombró y posó para Diego Rivera, escandalizó a México en los años de sus vanguardias, fue la loca en la época de la locura, escribió poemas, pintó a su aire, mostró su cuerpo como obra de arte en portadas de revistas de variedades y asistió sola a su ocaso de la vida dando clases en un colegio donde nadie sabía que el nombre de aquella mujer que vivía entre la escasez medio siglo atrás fue sinónimo de frenesí.
Los grandes ojos de Nahui Olin "eran de un verde felino y su pelo una hoguera. Era como si lo fuera iluminando todo a su paso, como si el mundo se incendiase al calor de su mirada". Nahui Olin no era Nahui Olin en el comienzo sino Carmen Mondragón (1893-1978). Nahui Olin, en náhuatl, en azteca, significa el último sol, pero también el primero, el que deslumbra y ciega, el poder con que el astro hace girar a los planetas y el que mueve los ciclos del universo.
Su padre, el general Manuel Mondragón, se convirtió en más rico aún diseñando un cañón, una carabina y un fusil automático y llegó a ser secretario de Guerra y Marina con el gobierno de Victoriano Huerta, quien provocó su exilio en París. Allí vivió la Carmen niña, quinta de ocho hermanos, ocho años, desde que tenía cuatro. Piano, danza, pintura, teatro, literatura.
Pero nada en su vida es como en la vida de los demás: Carmen se casa por contentar a su padre con un cadete que la turbó al verlo montado a caballo con la gallardía que un jinete puede despertar al verlo al trote por un cuartel. Se llamaba Manuel Rodríguez Lozano y la boda fue portada en los Hola aztecas en plena revolución mexicana. Pero, exiliados de nuevo, vivirán un poco cada uno por su lado en el París de cuando París era París, de cuando había que estar en París, cuando París era Picasso, Juan Gris, Braque y Matisse. Y a ellos Carmen los conoció y los trató. Allí prendió la lava que nunca se extinguió, o que acabó extinguiéndola.
Luego de tener a varios amantes, a los 40 años conoció al capitán Eugenio Agacino, de quien se enamoró perdidamente. El buen amor la llevó a crear una prolífica colección de poemas que aludían al cosmos y pinturas de estilo naïf. La muerte de Agacino a manos del mar fue un golpe del que Carmen jamás se recuperó. Se retiró de la vida pública en 1934. Nahui optó por la soledad que acarreó una devastadora locura; vivía con decenas de gatos y se le podía encontrar deambulando por la alameda. Nahui: deshecha, demente, sucia, obesa, sin un centavo, cayó para no levantarse jamás.
Enferma, pidió a sus sobrinas que la trasladasen a la recámara donde nació, y el 23 de enero de 1978, a los 85 años, Nahui Olin cerró para siempre sus bellos y enormes ojos verdes. Sus restos descansan en el Panteón Español de la Ciudad de México.
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jgmail · 3 months
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Lev Gumiliov, el “último eurasianista”
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Por Maxence Smaniotto
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Publicado en la revista Rébellion 98
Una vida de exilio
Entre las enseñanzas del emperador Marco Aurelio existe una que nos parece ilustra particularmente bien la personalidad de Lev Goumilev: “En ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma; sobre todo aquel que posee en su interior tales bienes, que, si se inclina hacia ellos, de inmediato consigue una tranquilidad total. Y denomino tranquilidad única y exclusivamente al buen orden”.  Todo en los antecedentes de Goumilev parecía predisponerle a que se convertiría en un historiador y pensador que, tras varias décadas de ostracismo y sufrimiento dentro de su natal URSS, exploraría a fondo el origen de los pueblos de Rusia y el Asia Central, hasta el punto en que hoy en día es considerado una de las autoridades más influyentes en ese tema.
Hablemos primero de su familia. Lev Goumilev nació en 1912, hijo del poeta Nicolai Goumilev y Anna Ajmátova. Su padre, que se alistó en la caballería durante la Gran Guerra y fue condecorado dos veces con la Cruz de San Jorge. Fundó junto con el poeta Sergei Gorodetski la Corporación de Poetas. Esta agrupación estuvo en el origen del movimiento acmeísta y se oponía fuertemente al movimiento simbolista que en ese entonces dominaba la poesía rusa, criticándolo por su hermetismo y su gusto por lo oculto. Nicolai Goumilev fue detenido por la CEKA en 1921 y fusilado sin juicio, acusado de “agitación monárquica”, mientras que Anna Ajmátova, que se había divorciado de Nicolai en 1918 y se había vuelto a casar y se le prohibió volver publicar desde 1922. Lev Goumilev quedó huérfano a los nueve años y fue considerado por las autoridades soviéticas como el hijo de unos contrarrevolucionarios, lo que le acarreó una serie de persecuciones durante el resto de su vida. Siempre tuvo una imagen muy idealizada de su padre, al que defendía constantemente, mientras que no sentía mucho aprecio por su madre Anna. Anna había perdido rápidamente el interés en cuidar de su hijo, dejándolo con su madrastra en un pequeño pueblo del oblast de Tver, Bezek, a 400 kilómetros de Moscú. Lev pasó allí toda su infancia y adolescencia, es decir, de los seis a los veinte años. No abandonó Bezek hasta 1929 para irse a vivir Leningrado en condiciones muy difíciles. “Privado de sus derechos civiles” debido a sus orígenes familiares, su carrera académica resultó especialmente complicada. Aunque eso no le impidió encontrar los medios para participar en expediciones arqueológicas en Siberia, Crimea y Asia Central a principios de 1930. En ese entonces el joven Goumilev ya mostraba una profunda fascinación por los grandes espacios, los pueblos nómadas y los climas duros, que influirían profundamente en su visión de la historia. En cierto modo, toda su vida estuvo marcada por esta doble vertiente existencial, la cual se reflejó en su obra: por un lado, el sufrimiento material y, por otro, el exilio interior de un hombre que nunca dejaría de cuestionarse el destino de la humanidad.
La policía soviética nunca dejaba de visitar la casa de Lev y fue detenido por primera vez en 1933, para ser luego liberado dos días después. Su segundo encarcelamiento se produjo en 1935, en plena Gran Purga, y sólo fue excarcelado gracias a una carta que su madre escribió directamente a Stalin (rogándole, por cierto, que liberara a su nuevo marido). Fue encarcelado por tercera vez en 1938, esta vez como consecuencia de la defensa pública que hizo de la obra de su padre tras el hecho de que un profesor se burlara y la denigrara en una conferencia universitaria. Acusado de haber formado un grupo subversivo – formado por tres miembros – que tenía por objetivo asesinar a Stalin (!), Goumilev fue interrogado, insultado y torturado antes de ser condenado a diez años en un Gulag, pena que más tarde se redujo a cinco años de trabajos forzados en el norte de Siberia. Fue liberado en 1943 y, haciendo caso omiso de sus sentimientos personales hacia el régimen, se alistó como voluntario y partió hacia el frente europeo en 1944. Como soldado del Ejército Rojo, sirvió como artillero y luchó hasta llegar a Berlín tras participar en la campaña de la Pomerania. Goumilev siempre decía que se alistó en el ejército por patriotismo, no porque apoyase al régimen que había matado a su padre y le había enviado al Gulag. Además, sus antecedentes penales y su filiación le impidieron recibir cualquier clase de condecoración militar. Sin embargo, el hecho de haberse convertido en veterano de la Guerra Patria le dio cierto respeto y le permitió continuar sus estudios con tal de preparar su doctorado, el cual se centraba en la formación de los primeros kanatos de Asia Central.  Pero esta calma duró poco. En 1949 fue detenido de nuevo en el marco de una serie de purgas y, una vez más, lo condenaron a vivir en un Gulag cerca a Omsk, donde pasó siete años de su vida.
Goumilev demostró un estoicismo excepcional y una resistencia sin parangón que lo mantuvo firme todo ese tiempo. De día trabajaba y de noche escribía las notas que constituirían los esbozos de su primer libro dedicado a la historia de los xiongnu, un pueblo de habla túrquica que era antepasado de los hunos. Este libro, titulado Los Xiongnu, sigue considerándose una obra de referencia sobre el tema, aunque no ha sido muy traducido en el extranjero, sólo cuenta con ediciones en italiano, turco y polaco. El XX Congreso del PCUS y la llegada al poder de Nikita Jrushchov marcaron el inicio de un periodo de distención dentro de la URSS. Goumilev fue liberado y, de regreso a Leningrado, donde trabajaba como bibliotecario, inició una correspondencia con dos de los fundadores del movimiento eurasiático: Petr Savitski, exiliado en Praga – al que conoció durante un breve viaje a Checoslovaquia – y Georges Vernadski, que se había convertido en profesor universitario en los Estados Unidos. El contacto con el pensamiento euroasiático animó a Goumilev no sólo a proseguir sus trabajos, sino también a ampliarlos, desarrollarlos y añadirles un gran número de conceptos tomadas de la geografía, la etnología, la historia de las religiones, la biología y la paleo-climatología que estaba en consonancia con la metodología desarrollada por los euroasiáticos de las décadas de 1920 y 1930. Y aunque a partir de ese momento comenzó a tener una vida más estable, su situación académica continúo siendo precaria. Sus trabajos fueron frecuentemente censurados, criticados y condenados al ostracismo. También se le negó la posibilidad de dar conferencias universitarias a pesar del apoyo de algunos de sus colegas y antiguos directores que desde hacía mucho tiempo reconocían sus capacidades. Muchos de sus libros, sobre todo los más importantes desde el punto de vista teórico, fueron rechazados por las editoriales soviéticas. No fue sino hasta finales de la década 1980, en el clima de la Perestroika, que sus obras fueron finalmente publicadas, convirtiéndose rápidamente en un éxito.
Lev Goumilev murió en San Petersburgo en junio de 1992 a la edad de 80 años. A pesar de las dificultades que tuvo que afrontar a lo largo de su vida, escribió diez libros y más de doscientos artículos, es muy conocido en Rusia y en el mundo postsoviético, incluso entre el gran público. Ha sido citado por jefes de Estado como Vladimir Putin, Nursultan Nazarbaiev, quien fue presidente de Kazajstán, y Askar Akaev, expresidente de Kirguistán. Además, sus obras siguen siendo citadas por muchos intelectuales y políticos de la República de Tartastán. Una universidad kazaja (la Universidad Nacional Eurasiática de Astana) lleva su nombre y su antiguo apartamento se ha convertido en una casa museo. Sus ideas fueron retomadas por Said Buriatski, ideólogo islámico de las guerrillas del Cáucaso, con tal de oponerse a Moscú y legitimar la creación de una confederación musulmana del Cáucaso Norte separada de Rusia. Sus obras se reeditan con regularidad y su pensamiento ha influido e inspirado a un gran número de pensadores y artistas. Aunque sus libros son poco traducidos en el extranjero, su obra ha sido objeto de análisis y monografías en Italia (Luigi Zuccaro en 2022, Dario Citati en 2015 y Martino Conserva en 2005), Estados Unidos (Mark Bassin) y Francia (por Marlène Laruelle, quien las ha abordado de una forma innecesariamente polémica).
La revalorización de los pueblos nómadas del Asia Central
La primera parte de las obras de Lev Goumilev está íntegramente dedicada al estudio de los pueblos turco-mongoles del Asia Central. No se trata de estudios especulativos o místicos sino, por el contrario, del fruto de varios años de estudio realizados durante expediciones arqueológicas que permitieron al investigador ruso estar en contacto directo con los descendientes de los pueblos que estudiaba. El resultado de estos estudios y experiencias sobre el terreno es una obra polifacética y abundante cuyas características ya pueden verse en su “trilogía de la estepa”. En sus tres primeros libros (Los Xiongnu, publicado en 1960; Los antiguos turcos, en 1967; En búsqueda de un reino imaginado, en 1970) Goumilev mostró mucho interés por la historia de los pueblos turco-mongoles que, durante siglos, dominaron las estepas de Asia Central y crearon inmensos imperios que se extendían desde Corea hasta las puertas de Europa. El investigador ruso se esfuerza por devolverles una dignidad cultural e histórica despreciada durante mucho tiempo por la historiografía rusa, a la que Goumilev y los eurasiáticos acusan de haber sido influenciada por Occidente y su concepción de la civilización, ya que para ellos estos pueblos eran considerados como bárbaros. Frente a esta corriente historiográfica, que no veía en estos pueblos más que una sucesión de tiranías y destrucciones, Goumilev no sólo rehabilita sus estructuras culturales, sino que subraya las distintas facetas de cohabitación entre los pueblos rusos y turco-mongoles que, más allá de sus relaciones conflictivas, pasaron por periodos de simbiosis, alianzas e intercambios recíprocos. El punto de vista desde el que Goumilev abordó la historia del pueblo xiongnu en el primer volumen de su trilogía, Los xiongnu, era totalmente inédito en su época, ya que trató de distanciarse lo más posible de la historiografía china, única fuente que existía en ese entonces sobre este proto-imperio turco. El Imperio Medio estaba constantemente en guerra con el Imperio Xiongnu, los cuales eran considerados como los antepasados de los hunos. Goumilev, en cambio, optó por una perspectiva “des-chinificada”, rehabilitando a lo xiongnu como sujetos históricos; este enfoque ya había sido adoptado por el historiador y académico francés René Grousset en L'Empire des steppes: Attila, Genghis Khan, Tamerlan, que desde entonces se ha convertido en un clásico sobre el tema.
En su libro Los Xiongnu, Goumilev propone tres grandes temas a seguir en su enfoque intelectual y metodológico: restablecer a los pueblos de las estepas como sujetos de la historia, descentrar radicalmente las narraciones sobre los mismos y emanciparlas del eurocentrismo que tiende a dividir a los pueblos en “civilizados” y “bárbaros”, y presentar una concepción cíclica de la historia de los pueblos, una historia íntimamente ligada a su entorno y su clima.  En el siguiente volumen, Los antiguos turcos, se nota una evolución en su metodología al analizar la formación del primer imperio turco, de cuya disolución surgieron dos kaganatos (reinos) que tuvieron una enorme extensión territorial: desde Crimea hasta la actual Vladivostok. En este libro Goumilev critica enérgicamente las doctrinas maniqueístas, las cuales se convirtieron en la religión oficial del Imperio uigur, acusándola de haber instaurado en la cúspide del Estado una actitud destructiva hacia el mundo y la realidad debido a que imponía la idea de distanciarse de la mundanidad con tal de alcanzar la pureza espiritual. En su opinión, este alejamiento del mundo desarticuló las estructuras sociales y apartó a los uigures de sus valores ancestrales, lo que provocó el colapso del Imperio. El último volumen de la trilogía de Goumilev sin duda es el más interesante, empezando por su título: En busca de un reino imaginado. Lo terminó de escribir en 1970, pero no se publicó hasta 1987 e inmediatamente después fue traducido al inglés por la prestigiosa editorial de la Universidad de Cambridge. El tema es realmente sorprendente. Se trata de un intento de comprender la realidad histórica oculta tras la leyenda del Preste Juan. Según esta leyenda del siglo XII – que apareció en pleno apogeo de las Cruzadas – existía un reino cristiano más allá de Persia, en el Asia Central, que era gobernado por un rey-sacerdote, el Preste Juan, descendiente de los Magos. En aquella época, esta leyenda era tomada con mucha seriedad, ya que los europeos buscaban una alianza en esa zona con tal de luchar contra los turcos que en ese entonces dominaban el Oriente Próximo y amenazaban los reinos cruzados. Este libro es interesante por varias razones. En primer lugar, por su enfoque: Goumilev realiza una descripción muy detallada de su época que abarca tanto los imperios, reinos, pueblos y personajes que existían desde Europa hasta el Asia Central y como ellos interactuaban entre sí. Además, examina las mentalidades de esta época, sus deseos y sus visiones del mundo, sin limitarse a los meros hechos históricos. Esta metodología recuerda a la obra maestra de Fernand Braudel, Le monde et la Méditerranée à l'époque de Philippe II, fruto de veinte años de investigación.
La visión que Goumilev tiene de Europa y de la civilización occidental es también sorprendente: contrariamente a la vulgata de la época, que veía a Occidente como un modelo a imitar, el investigador ruso describe una Europa subdesarrollada, atrasada y provinciana. Esta crítica es objetivamente errónea, ya que éste fue el siglo de la caballería, de las primeras universidades, de la invención del molino, de los trovadores y de los grandes proyectos de salud. La tesis central del libro es que Goumilev cree que el Preste Juan existió, al igual que su reino, que identifica con el kaganato mongol de Kara-Kitaj, cuyo fundador, Yelü Dashi, era cristiano nestoriano. El nombre de Juan podría ser una transliteración del nombre de pila de uno de sus hijos, Elías, que unos cientos de kilómetros conocido como Yohanna y luego como Juan.
Una última observación. Es necesario matizar la turcofilia de Goumilev. Si bien es cierto que hubo periodos en los que las relaciones entre los pueblos turco-mongoles y rusos fueron mucho más complejas de lo que la historiografía oficial ha afirmado durante mucho tiempo, no es posible hablar de una armonía total o relaciones simbióticas. Afirmar, como hizo posteriormente Goumilev, que los pueblos eslavos – y más concretamente los rusos – nunca estuvieron sometidos al yugo turco y mongol, e insistir en que siempre hubo complementariedad, hace más parte de la fantasía que de la realidad histórica, ignorando la existencia de trece guerras libradas entre otomanos y rusos y que estuvieron a punto de convertirse en catorce de haber estallado un conflicto entre ellos en 1947 y de nuevo en el 2016. El panturquismo sigue siendo una amenaza muy grande para Irán, China y Rusia, y las relaciones entre Moscú y Ankara están dictadas sobre todo por las circunstancias, no por una amistad natural heredada de siglos de simbiosis. Como señala Igor Delanoë, director adjunto del Observatorio Franco-Ruso, “las élites rusas y turcas comparten el deseo de crear un orden mundial policéntrico que supuestamente daría a Moscú y Ankara la oportunidad de convertirse en polos de poder afirmando su liderazgo a escala regional o incluso mundial en el caso de Rusia. Esta atracción por un mundo multipolar les está llevando a explorar formas alternativas de asociación que privilegian los intereses nacionales y se basan en gran medida en un enfoque transnacional desprovisto de confianza”. En otras palabras, las relaciones entre la “Tercera Roma” y la “Sublime Puerta” siempre se han caracterizado por la rivalidad y, hoy en día, por frágiles alianzas de circunstancias.
La teoría de la etnogénesis y la pasionaridad
La “Trilogía de la Estepa” representa, en cierto modo, la base de las siguientes obras de Goumilev. Después de terminar el tercer volumen, este historiador ruso se dedicó a perfeccionar sus puntos de vista teóricos con tal de publicar su obra más importante, un verdadero behemoth (casi ochocientas páginas), la famosa Etnogénesis y biosfera de la Tierra, presentada en 1974 como tesis doctoral a la Universidad de Leningrado. El comité examinador lo rechazó por considerar que la obra sobrepasaba los objetivos de una tesis doctoral normal. Fue por esa razón que el manuscrito fue depositado en los archivos de la universidad y solo gracias al boca a boca se convirtió en uno de los textos más consultados de la misma hasta que finalmente se publicó en la URSS en 1989. Rápidamente fue traducido al inglés y publicado en los Estados Unidos. Etnogénesis y biosfera de la Tierra es un libro absolutamente asombroso. Goumilev intenta responder la siguiente pregunta: ¿qué impulsa a ciertos pueblos y personajes a realizar hazañas que superan los logros de sus predecesores? ¿Cómo nacen, se desarrollan y declinan los pueblos y las civilizaciones? Se trata de una morfología de los pueblos y de la historia en su conjunto que Goumilev explora en su libro, prestando especial atención a la región euroasiática. En este sentido, Etnogénesis y biosfera de la Tierra (por la amplitud de sus temas, la riqueza de su pensamiento y la profundidad de su análisis) es comparable a libros como La decadencia de Occidente de Oswald Spengler, la Muqaddina del historiador árabe medieval Ibn Jaldún o el monumental Estudio de la Historia de Arnold Toynbee.
El punto de partida de la teoría de la etnogénesis de Goumilev es el estrecho vínculo entre un pueblo determinado y su entorno. Los cambios climáticos, que son cíclicos, influyen en el desarrollo de los pueblos, por lo que el autor recurrió ampliamente a la paleo-climatología en sus investigaciones, escribiendo numerosos artículos sobre el tema, uno de los cuales fue traducido al francés y publicado en 1965 en la prestigiosa revista Cahiers du Monde Russe, bajo el nombre de Les fluctuations de la mer Caspienne. Variations climatiques et histoire des peuples nomades au sud de la plaine russe. Según Goumilev, para que un pueblo pueda conquistar una vasta zona geográfica y fundar un imperio, deben darse ciertas condiciones climáticas y medioambientales: la presencia de pastos para el ganado, las variaciones del paisaje, la presencia o ausencia de cadenas montañosas, fuentes de agua, el tipo de clima, etc. Goumilev introduce también el concepto de “etnos”, que no puede traducirse como “etnia” porque no tiene una dimensión biológica o racial. Más bien, etnos se refiere a un grupo de individuos que se han adaptado al medio en el que viven generación tras generación y que los lleva a adoptar características propias de su entorno. El historiador ruso escribe: “Este grupo de individuos desarrolla un sentimiento de pertenencia basado en una lógica de ‘Nosotros/Los Otros’, es decir, percibiéndose a sí mismos como diferentes de los demás”. Cada etnia está formada por individuos que comparten un conjunto de valores, es decir, una cultura que se ha transmitido de generación en generación. La interacción entre el entorno y la comunidad de individuos da lugar a un “comportamiento estereotípico” que define las conductas comunes entre sus miembros. Inscritos en la cultura de la comunidad, estos estereotipos de comportamiento son inconscientes, automáticos y bastante dinámicos, ya que pueden cambiar con el tiempo y según el contexto, por lo que tienen una función adaptativa.
El etnos puede estar formado por diferentes subetnoi, unidades que no son lo suficientemente estables y desarrolladas como para ser definidas como un etnos. Los subetnoi pueden surgir cuando las comunidades se separan del etnos, como sucede con ciertas sectas o corrientes religiosas que desarrollan rasgos de comportamiento y estereotipos diferenciados, como los yezidíes o los molokanes. También hay que señalar que los entornos excesivamente monótonos difícilmente favorecen el nacimiento de nuevos etnoi; Europa y el Cáucaso, con sus paisajes diversos, han visto nacer un número impresionante de etnoi. Mientras que el subetnoi es la unidad más pequeña del etnos, el superetnos es su manifestación más desarrollada y se corresponde, en cierta medida, a las diferentes civilizaciones. Según Goumilev, el Imperio ruso y la Res Publicae Christiana son superetnos formados por diversos etnoi que comparten rasgos comunes. Esto no significa que los etnoi de un superetnos sean siempre armoniosos y pacíficos entre sí; pueden surgir conflictos, a veces sangrientos, entre ellos. En el caso de la superetnia rusa, el autor identifica las siguientes etnoi: Grandes Rusos, Bielorrusos, Ucranianos, Tártaros de Kazán y varias subetnoi, entre los que podemos contar a los cosacos del Don, los Viejos Creyentes y los Pomori. Los tártaros musulmanes no están incluidos, ya que están adscritos a la superetnia musulmana. Goumilev menciona también el ejemplo de Francia, que estudia varias veces porque representa un caso básico. La etnia francesa se compone de subetnoi como los bretones, provenzales, alsacianos, vascos, normandos, etc., todas ellas pequeñas etnias que en su día se fusionaron para formar la etnia francesa y que ahora tienen más en común que rasgos distintivos. Cada etnos pasa por diferentes fases, todas ellas caracterizadas por un “imperativo de comportamiento”, es decir, una misión:
Fase ascendente → el etnos es joven, dinámico y mantiene una relación viva con el entorno (imperativo de comportamiento: “Sé lo que debes ser”).
Fase de acméica → el etnos sigue siendo muy activo, pero tiene una relación menos dinámica con su entorno (“Sé lo que eres”).
Fase de resquebrajamiento → el etnos se encuentra menos organizado en su relación con el entorno (“Que las cosas no sean como antes”)
Fase de inercia → el etnos ha acumulado todo el conocimiento técnico que ha podido y ha desarrollado sistemas de valores que se vuelven estáticos (“Sé como eres”)
Fase de obscurecimiento → se encuentra caracterizada por la rigidez y el etnos ya no produce nada en cuanto a técnica y valores comunes (“Confórmate con lo que tienes”)
Fase homeostática → el etnos y su entorno se empobrecen irremediablemente (“Recuerda lo bueno que era antes”).
Goumilev también plantea la cuestión de las relaciones entre los etnoi. Distingue cuatro tipos de relación:
Coexistencia: los etnoi interactúan sin mezclarse y permanecen separados. La coexistencia puede adoptar la forma de simbiosis (dos etnoi se necesitan mutuamente), ksenia (cohabitación cordial pero neutra) y quimera (los etnoi son totalmente opuestos e incompatibles, lo que provoca conflictos e incluso masacres mutuas).
Asimilación: los miembros de una etnia se integran en otra y olvidan sus orígenes.
Mestizaje: hibridación en la que persiste el recuerdo de los respectivos orígenes.
Fusión: cuando miembros de etnias diferentes se unen para formar una nueva etnia.
Pero, ¿qué desencadena el nacimiento de los etnoi y el paso de una fase a otra de sus ciclos? Aquí es donde Goumilev expone su teoría más controvertida, fascinante y extraña a la vez: la “pasionaridad”, que se corresponde a grandes rasgos con la energía vital desplegada por un pueblo en determinados momentos de su ciclo histórico. En su opinión, existen tres tipos de individuos: los pasionarios, que se caracterizan por la disponibilidad, el compromiso, la determinación y la capacidad de aceptar sacrificios por el bien de la comunidad; los armónicos, más equilibrados y racionales, inclinados a la autoconservación; y, por último, están los subpasionales, que son hedonistas, obsesionados con la autoconservación y plagados de neurosis. Las comunidades donde los pasionarios son numerosos y dominantes son dinámicas, creativas, conquistadoras y dotadas de una energía que las impulsa a todo tipo de empresas. Esta es precisamente la pasionaridad de la que habla Goumilev, la energía que está en el origen de todos los procesos de etnogénesis. En las dos primeras fases, denominadas ascendente y acmeica, los individuos pasionarios son la mayoría. En las fases tercera y cuarta, las de inercia y resquebrajamiento, los armónicos son la mayoría. En cambio, los individuos subpasionales dominan las últimas fases, las de decadencia.
Lo absolutamente sorprendente de esta teoría de la pasionaridad es el supuesto origen cósmico de esta energía. Para apoyar sus hipótesis, Goumilev se basa en diversos estudios astrofísicos y paleo-climatológicos con el fin de observar posibles concordancias entre los ciclos solares, los cambios climáticos en determinadas épocas y las fases de etnogénesis en el curso de la historia. Según el investigador ruso, los ciclos solares producen un excedente de energía en la Tierra que altera los procesos bioquímicos de los seres vivos, incluidos los humanos. Esto explicaría por qué surgen y se abren paso en la historia individuos y grupos pasionarios. Esta teoría fue parcialmente validada por investigadores de la Universidad de Omsk a finales de 1990 y principios del 2000, y por la paleo-climatología, que demostró que los periodos de expansión mongola y tártara en Asia Central coincidieron con periodos de insolación que permitieron ampliar las zonas de pastoreo.
Lev Goumilev y el eurasianismo
Ya hemos visto cómo Goumilev mantuvo correspondencia epistolar con dos de los fundadores del movimiento eurasiático en la década de 1920. También está claro que el principal objeto de estudios de este pensador era Eurasia. Por lo tanto, conviene concluir este breve relato de su vida y sus investigaciones mencionando algunos de los puntos de convergencia y divergencia entre su pensamiento y el del movimiento eurasiático, al que se refirió explícitamente cuando se describió a sí mismo en una entrevista en televisión titulada “el último eurasiático”. En primer lugar, es importante tener en cuenta que Goumilev representa una especie de puente entre el eurasianismo clásico – que surgió en la diáspora rusa de la década de 1920 y cuyos principales exponentes son Nikolai Troubetskoi, Petr Savitski y Georges Vernadski – y el neo-eurasismo cuyo exponente más famoso es Alexander Dugin. Mientras que los autores clásicos basaban su pensamiento en datos lingüísticos, geográficos, históricos y étnicos, los neo-eurasiáticos proponen dos componentes que los primeros pasaron por alto: el aspecto místico, con el concepto de la Tercera Roma, y el aspecto geopolítico, que se convirtió en uno de los principales problemas de la política internacional rusa a mediados de 1990. No es de extrañar que gran parte de la obra de Goumilev se haya traducido al turco: los círculos euroasiáticos de Turquía (intelectuales, pero también políticos y militares) insisten en que Ankara debe rechazar la occidentalización y aliarse con Rusia para la creación de un mundo multipolar.
Aunque bautizado e identificado como ortodoxo, Goumilev no era un practicante. Influido por los fundadores del eurasianismo, en los que vio un importante medio para repensar la coexistencia de los pueblos que conformaban el Imperio ruso, y cuya voluntad de subrayar los estrechos vínculos que existían entre el medio ambiente y el pueblo, influyó a su vez en la nueva generación de eurasiáticos, pero casi todos ellos se vieron obligados a enfrentarse a él después. Sin embargo, el aspecto místico está prácticamente ausente de la obra del pensador ruso, que también evitó toda consideración política y geopolítica, debido a que las juzgaba, con razón, fuera de su competencia. Otro punto que une a Goumilev con los eurasiáticos clásicos y los neo-eurasiáticos es su implacable crítica del eurocentrismo y, en general, de Occidente, que a su juicio era el exponente de una ideología materialista y agresiva que ponía en peligro a las otras civilizaciones. Para los eurasiáticos y Goumilev era importante centrarse en el estudio de Oriente como un medio para volver a la Tradición y renovarla. Y a pesar de que algunas de sus hipótesis son excesivamente aventuradas y tiene todo tipo de opiniones tajantes que parecen reflejar más sus inclinaciones personales que una verdad objetiva, el pensamiento de Lev Goumilev sigue siendo extremadamente rico, estimulante y profundo. Sus teorías sobre la etnogénesis pueden ayudarnos a comprender mejor el presente, especialmente la geopolítica, desde una perspectiva apolítica, situando nuestras reflexiones dentro de una dinámica histórica en la que las constantes históricas de lo que Fernand Braudel llamaba “la larga duración” tienen mucho más peso e interés que los meros acontecimientos. En definitiva, Goumilev es una lectura obligada para todo aquel que quiera hacerse con las herramientas necesarias para reflexionar sobre los orígenes de los pueblos y los ciclos históricos que jalonan su existencia.
Lecturas para profundizar en el autor:
Citati D., La passione dell’Eurasia, 2015, edizioni Mimesis.
Bassin M., Ethno-paysages et ethno-parasites: l’écologie de l’ethnicité chez Lev Goumiliov, https://revues.univ-tlse2.fr/slavicaoccitania/index.php?id=2083&file=1
Laruelle M., L’idéologie eurasiste russe, ou comment penser l’empire, éditions l’Harmattan.
Laruelle M., Lev Goumilev: biologisme et eurasisme dans la pensée russe contemporaine.
Goumilev L., Les fluctuations de la mer Caspienne. Variations climatiques et histoire des peuples nomades au sud de la plaine russe, 1965, Les Cahiers du Monde Russe.
Fuente: https://rebellion-sre.fr/lev-goumilev-le-dernier-eurasiste/
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la-semillera · 2 months
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ELENA DEL RIVERO & CRISTINA RIVERA GARZA
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XIV
Historia Tuesday, May 20, 2003.
BLOGNOVELA 2003
LIII.
(muchos años después, desde otro punto de vista)
Dice que era un día cubierto de nubes pero, paradójicamente, saturado de luz. Como si la claridad no fuera generada desde un solo astro rector, sino producida por cada una de las partículas del medio ambiente. Una luz delgadísima, de tintes amarillos. Una red. Tan orgánica que podía respirarse.
—Dentro de esa luz —dice—, sucedió todo.
Ve hacia el techo y no hacia el rostro del hombre que, vestido de negro, lo observa desde detrás de su escritorio. Ve el techo como si viera la luz de la que habla en tonos quedos, casi imposibles. Cuenta que estaba en la playa, que habían ido ahí, a las costas del Mar del Norte, para pasar unas cortas vacaciones en familia: su padre, su madre, su hermana, él mismo. Ese día el padre los había ayudado a construir los muros de un castillo de arena lo suficientemente grande como paracontener a los dos hijos. Su energía. Su gozo. La madre los veía desde lejos, sentada en la tumbona de plástico, desde detrás de los lentes oscuros. Cuenta que estaba feliz de esa manera unívoca y total en que lo son algunas veces los niños.
—Hacía frío —dice. El viento, fino también, tan delgado como la luz, no alcanzaba a calentarse a su contacto.
Guarda silencio.
—Sí —repite. Era un día frío y lleno de luz.
Describe que ya habían empezado a jugar con la pelota roja, de plástico. Una baratija que, a última hora, la madre había subido al coche. La hermana la había pateado con fuerza y la pelota, vacía y sin gravedad alguna, estaba flotando sobre las olas que lamían la arena.
Describe su manera de ir por la pelota: no pensaba en otra cosa. Una línea recta.
—Entonces las vi —murmura. Tres figuras que caminaban a paso lento sobre la arena. Tres fantasmas observando la luz en el silencio más absoluto. Tres mujeres. Tres Personajes Femeninos.
Refiere que se quedó detenido con el objeto rojo entre las manos, imposibilitado a dar un paso más o a virar el rostro. Refiere que aún así como estaba, inmóvil y pasmado, las siguió con la mirada. Dos figuras tomaron asiento sobre una piedra, mientras la Tercera se recostaba directamente sobre la arena. No hablaron. Veían las aguas del océano con una concentración definitiva.
—No estaban ahí en realidad —murmura — No estaban en ningún lado. ¿Me explico? O estaban en todos lados. En todos los Mares del Norte.
El hombre del otro lado del escritorio asiente con la cabeza sin ninguna expresión en el rostro.
—Tuve ganas de escribir en ese mismo momento —murmura, bajando la vista, como si tal deseo le ocasionara vergüenza, desazón, arrepentimiento—. Las veía y dejaba de verlas, ¿me explico? Por el deseo de escribir.
Cuenta que quiso salir corriendo hacia su cuaderno pero que tenía el deseo, igualmente avasallador, de permanecer ahí, observándolas, viendo la manera en que guardaban silencio y, dentro de ese silencio, la manera diminuta en que, sin previo aviso, sin cambio perceptible en las facciones del rostro, empezaron a llorar. Las tres. Cuenta que el recorrido vertical de las lágrimas fue lentísimo.
—Toda una eternidad ahí —dice—. Y yo quise escribir eso —reitera—. Escribir que ése era uno de esos pocos, poquísimos días en que la pregunta “¿existió, alguna vez, el horizonte?” emerge de una forma natural.
Guarda silencio y luego dice:
—Fue ese día. Lo sé.
Y luego guarda silencio una vez más. Exhausto.
—Poco después emigramos a América —es la primera vez que observa la ventana rectangular por la que se cuelan los filos de los rascacielos aledaños, el cielo gris, un pájaro enano—. Aquí —balbucea—.
El silencio en el cuarto pulcro es tan absoluto ahora como el que describe.
—¿Y desde entonces se llama usted Marty N. Omas? —le pregunta.
—Sí —una mueca sobre su rostro, un gesto dentro del cual se concentra el tiempo, todo junto, todo a la vez—. Les era difícil pronunciar Martynov Nisherek Omashnujäc. Mi nombre.
Luego ya no dice nada.
—Había delfines en la playa —el comentario brota de la nada, de esa nada que se produce cuando el interlocutor sabe que el tiempo se acaba—. Saltaban, ¿sabe usted? Salían del agua a gran velocidad y, ya en el aire, se contorsionaban con una gracia de otro mundo. Algo divino —dice—. Sí —repite—. Algo divino.
Sonríe. Esa mueca. Lo está viendo todo otra vez.
—Se trató de un día feliz.
El hombre detrás del escritorio se vuelve a ver, con suma discreción, el reloj que coloca siempre en el extremo izquierdo del mismo, de espaldas a sus pacientes.
—Bien, señor Omas, lo veo la próxima semana.
—¿Ha estado usted alguna vez en el Mar del Norte? —le pregunta
antes de cerrar la puerta tras de sí.
El hombre detrás del escritorio lo observa. Va hacia él. Le extiende la mano. La estrecha. Lo ve a los ojos y, de súbito, baja la vista.
—La próxima semana, señor Omas.
_ ¿Ha estado usted alguna vez en el Mar del Norte?, fragmento del libro Feliz como con mujer, Cristina Rivera-Garza.
_ Elena del Rivero, Domestic Lanscapes.
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“ El complejo del aguayo consiste en que esa mujer que has amado desde niña, que la has olido y la has creído tu mamá, a los siete años tu familia te enseña a despreciarla. Y el dolor que te produce eso es imperdonable. [...] Es muy doloroso cuando te preguntas de niña ¿por qué no la puedo querer? ” 
“ The aguayo complex consists in the fact that the woman you have loved since you were a child, that you have smelled her and thought she was your mother, at the age of seven your family teaches you to despise her. And the pain that this causes you is unforgivable [...] It is very painful when you ask yourself as a child. ´Why can’t I love her?´ ”
Silvia Rivera Cusicanqui 
I wanted to share with you this sociological concept from a bolivian academic that blew my mind since the first time I read her. Although it describes a microsocial aspect of how colonialism is experienced in Bolivia through the domestic bonds, it has been ( and keeps being) a great inspiration for me to imagine the social dynamics in mycenaean greece slavery for my Troy fic. 
The relationship I’m developing for the mycenaean princess and her trojan slave is a resolution of the aguayo complex that takes the route of resistance. From my understanding of the theorizations I have read, the expected outcome of this complex ( a parallel to the societal ruling cultural aspect of the Oedipus complex ) is the biological family succeeding on imposing classist (and racist, for the bolivian context) hate through the figure of the kid’s caretaker. Wet nurses in the old times and workers of domestic services in current times are the targets,through the despective attitudes of the family towards them the privileged kids are supposed to learn the prejudices that societal expectations assign to them to reproduce their role in colonial society later as adults.
The painful experience the author describes regarding this comes from the fact that kids are trained to despise half of their cultural inheritance ( because in their bonds with the wet nurse/ babysitter/housekeeper, etc who raised them, they acquire her culture along with their parents’) and, by extension, half of themselves. It explores inter class cultural mixing from a really interesting angle that is still relevant to look at in any stratified society. 
The family dynamics I’m building in the fic are a reflection of all of this, I’m doing the reverse cultural journey and taking the latin american concept to a mycenaean greek context that is part of greek mythology. The author herself, although she points out the aguayo complex is an eternal struggle in an analogical way to how the oedipus one is never fully resolved in freudian theory, has chosen the way of resistance and develops a beautifully crafted exhortation to embrace cultural mixing and bilingualism. 
Now speaking about the movie, Troy (2004) has a strong component of anti imperialist criticism in the way it handles the trojan war. Greeks and Trojans are presented as antagonistic societies with kings that are complete opposites and hold on to different cultural values. I know in reality they weren’t that much different, but the plot of the film builds them as opposite powers in a semi Cold War situation( semi, because previous greeks attacks are mentioned by Andromache in a director’s cut scene) until Helen flees with Paris. 
For this precuel fic I loved the idea of making my invented mycenaean princess be a mixed translator that makes both cultures her own via her own resolution of this societal-cultural-psychological complex in her relationship with the slave woman who raised her. For so, she is not a mere rejector of societal rules for the sake of making her a more modern character in tone with our views. There is a complex and understandable reason for her antagonism with Agamemnon. 
She is not an unicorn person who magically aligns with our views because this is a reader insert fic and it has an identification factor, she is a twisted product of the form the aguayo complex presents in her own society. 
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bridgeportbritt · 2 years
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Selvadoradian Royal Palace | Belosima, El Selvadorada
King Jose: Explain to me why again I need to meet this person?
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Katalina: Really, Jose? You are the King, after all. Do you not care who your sister spends her time with?
Jose: Your personal life is of no concern to me, Katalina. I just want you to find someone who makes you happy. You know I don’t care much for those outdated beliefs on royal marriage.
Katalina scoffs: Ugh, whatever, Jose.
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Olivia: Who is this guy, anyway? Do we know him?
Jose: I bet it’s la Familia Rivera’s son... what is it? Uh... Eduardo. I heard he’s back on the market. It’s him, isn’t it?
Katalina: Ugh. How desperate do you think I am? La Familia Rivera is barely holding on to their noble status. I wouldn’t touch Eduardo with a 10-foot pole if I want to keep my social standing intact.
Jose: Well, who is it, then? Why all the suspense?
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Katalina: Trust me... this one is worth it.
Staff: Your Royal Highness, your guest has arrived.
Katalina: Please, send him in.
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Jose and Olivia: Grayson?!
Katalina: My G Bear!!!
Grayson: Uh... hello, Your Majesty. 
Jose: Katalina, why didn’t you say you’re dating the ambassador? You know we love, Grayson. He’s a perfect catch!
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Katalina: I know, right?! Hi, G. I missed you.
Grayson: Hey...
Katalina: What do you think, Liv?
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Olivia sad: Huh? Oh... that’s... great. I’m happy for you guys. I, uh, need to get some studying done. I’ll see you guys.
Jose: Well, this is wonderful news. I wish my wife was here. She’ll be thrilled. Grayson, please, please, sit.
Katalina: I’ll get us some drinks, so we can make a toast!
Jose: Ah, yes. To love! Right, Grayson?
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Grayson: Right.
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prettymarifer · 10 months
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INTERNADO (on Wattpad) https://www.wattpad.com/story/345358837-internado?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_myworks&wp_uname=MariferTovar1233&wp_originator=gMYaTZwBlr2jsQ0r5wKEZgexFOnxb2zB8C0G78nOR0gDORQzWx11GjuhVaMse%2F%2BqDvO11n6u28lbOO5OKLcfXIb0XurWxiyusjftzhxOB150u%2F7XUm3Ane6Wc1pV4oof 
Verónica Rivera es una joven de 16 años cuya toma un viaje a Texas a la casa de su hermano mayor Byron, su familia le oculta muchas verdades sobre la muerte de sus padres tras ser internada en un internado escolar ella encuentra pistas y verdades hasta hallar la verdadera muerte de sus padres, pero esta investigación pondría en juego la vida de ella y sus compañeros cada muerte son sospechas entre Michael y esteban cada decisión que tome verónica la perturbara hasta hallar la verdad lo mas pronto posible.
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mizaart · 1 year
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Ragnar & Mizuki (Ina)
Ilustracion by: Mizaart (yo)
Texto by: Ian Rivera (Comision de mi AU)
⭐Texto:
El tenue brillo de las estrellas iluminó sutilmente su rostro, causando un evidente contraste con la ira y el dolor que sus orbes irradiaban. Su imagen se contrapuso con un recuerdo, más suyo que mío, prueba de su sufrimiento y mismo que luchaba por negar su propia existencia.
Suavicé mi semblante y me deshice de mi solemnidad ante la escena, la culpabilidad que se había sembrado en mi corazón desde aquella noche no hacía más que florecer y extender sus raíces hacia lo profundo de mi alma.
—No soy tu enemigo, solo pretendo ayudar.
Ella sonrió, pero el gesto vino acompañado de un sonido que iba entre la burla y el llanto.
—¿Ayudar? ¿Con las mismas leyes que dictan que «todos los iguales están bajo la protección de Amai Gala» pero desconocen los derechos de aquellos que no somos de la misma raza? —El viento meció su cabello con la misma gentileza con la que una madre arrullaría a su hijo—. ¿O pretendes darme el mismo consejo que sigues para hacerle frente a Gilmah y Arihel? —cuestionó manteniendo el tono burlón—. Por si no lo has notado, eso es lo que hago, me fortalezco gracias al dolor mientras intento olvidar todo lo que sucedió. Es lo mejor, ¿no es así?
Mi voluntad titubeó ante la mención de Gilmah y Arihel. Sus palabras resonaron como eco en mi cabeza y se entremezclaron con las maldiciones que yo mismo pronuncié en brazos de mi amada Luthien durante varias noches que me parecieron una eternidad.
Cerré brevemente los ojos en un intento de evitar hacerle frente a las sombras del pasado.
—No eres fuerte gracias al dolor, eres fuerte pese al dolor. —Abrí los ojos y observé con pesar su pequeña y temblorosa figura—. No seas tan dura contigo misma, Ina.
Intentó reír, pero el gesto estuvo más cerca de un sollozo, prueba de la derrota ante su propia lucha interna.
—Desde que llegué aquí no dejan de repetirme qué tan poco valgo. —Su voz comenzó a perder fuerza—. Incluso si soy aceptada por su familia, hay una barrera que nunca podré superar…
Por mi posición y el renombre que me preceden, muchos creen que prefiero dejar de lado la trivialidad de los sentimientos; en parte es un hecho pero también es justo admitir mi poca habilidad para expresar lo que mi corazón aguarda. Pero cuando me enfrenté a su imagen y su semejanza fue tal que me recordó a mis propias heridas, decidí abrir la puerta a mi sinceridad.
Extendí los brazos hacia ella y la envolví con ellos en un intento de apartarla del frío que nos atormentaba, con fuerza y la esperanza —el deseo*— de que mi abrazo pudiera reconstruir lo irreparable.
Me aferré a ella con el mismo amor que un padre le otorga a sus hijos cuando caen y se lastiman, así la veía ahora a ella, como una hija más, una muy herida.
Quizá fue la sinceridad de mi acto o la sorpresa de lo repentino, pero agradecí que ella no se apartara.
—Por mucho tiempo creí que todo lo que necesitaba era mantener la cabeza en alto y ser fuerte, al igual que tú —admití con voz suave—. Pero así como el caudal del río es sereno y confiable como turbulento e inestable, es importante abrazar nuestro dolor y admitir nuestra vulnerabilidad.
La sentí aferrarse a mi agarre.
—¿Cómo? ¿Cómo hiciste para dejar de sufrir? —preguntó y la ilusión en su voz me provocó un inmensurable dolor.
Lamentaba no poder serle de ayuda, ser incapaz de regresarle aquello que le arrebataron y mucho menos, servirle de prueba de que algún día se recuperaría.
—No lo hice.
Sollozó y sus piernas perdieron fuerza, cayó al suelo y yo me dejé arrastrar por ella.
Contemplé las estrellas y su fino brillo me recordó que el brillante mañana estaba por venir; mirar hacia el pasado y renegar de mi ineptitud no liberaría de la pena a ninguno de los dos, lo que si podía hacer era sujetarla con fuerza y servirle de apoyo mientras luchábamos por levantarnos, incluso si nuestra fortaleza tambaleaba y nos caíamos en el proceso.
—Ina… No hay manera de explicar lo que perdimos pero juntos sanaremos las heridas que escondemos. —Las lágrimas surgieron de mis ojos y su presencia me hizo caer en cuenta que yo mismo negaba la existencia de mis propios recuerdos, de mi propio tormento—. Lo prometo.
............................
Ragnar: padre de Ezarel
Luthien: Madre de Ezarel
Ina: pequeña, petisa en elfico
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pencopanko · 7 months
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Revolutionary Girl Utena-inspired Coco AU... but it's focused on Rosa Rivera
In 2017, the second eldest son of a family of shoemakers embarked on a journey to Escuela de la Cruz to discover his family's true roots after discovering that his great-great grandfather had been Héctor Rivera; a songwriter and fellow musician who used to travel with Ernesto de la Cruz before his untimely disappearance in 1921. An event which triggered a 100-year long music ban, and the establishment of a new school "dedicated to his name".
It had been four years, and nobody had neither seen nor heard from Miguel Rivera since.
Not wanting history to repeat itself, the head matriarch of the family along with her sons and their wives gave their blessings to their children, Rosa Rivera and Abel Rivera to go to Escuela de la Cruz and bring Miguel home. At first, the youngsters were reluctant but after a prophetic dream that Rosa had of her ancestors, Miguel's whereabouts, and an enchanted academy in the heart of México City the two of them finally complied.
Little did they know that the time and space continuum worked in a different way in Escuela de la Cruz. Everyone who entered the school grounds stopped aging, the dead were able to communicate with their descendants directly... and no living thing could ever leave. In order to be able to leave the school, students would have to face a series of duels with the final showdown being a duel with the headmaster: Ernesto de la Cruz himself. And nobody had succeeded past the headmaster's great-great grandson, Marco de la Cruz.
Including Miguel Rivera, who had been stuck in his 12-year-old body all this time... and the ghost of Héctor Rivera. The only ghost who could not leave the school premises.
After a series of misadventures and armed with weapons from their ancestors (a pair of boots and an enchanted rapier/rifle thing from Mamá Imelda & Tía Victoria, a pair of golden gauntlets from Tía Rosita & Papá Julio, and a guitar from Papá Héctor; all of which had been modified and enchanted by Tíos Óscar & Felipe), Rosa, Abel, and Miguel had found themselves in the middle of a century-long feud of music, family, shoes, and betrayal. Rosa even had found herself in an odd romantic tug-of-war with the cocky yet well-meaning(?) Marco.
And so as the next-next matriarch of her family, Rosa would have to learn to fully embrace who she is and lead her family to... a "revolution"? Whatever that is.
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dragoneyes618 · 5 months
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federer7 · 2 years
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La Familia Rivera en El Barrio, NY, 1978
Photo: Arlene Gottfried
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siendounbuenciudadano · 9 months
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Ciudad de Guatemala, Guatemala 3 de agosto del 2023
Señora:
Shirley Joanna Rivera Zaldaña
Presidente del Congreso de la República de Guatemala
Estimada Señora:
Con el respeto que se merece espero se encuentre en un buen estado, con los ánimos de seguir ayudando y cooperando en el bienestar de nuestra amada Guatemala, por medio de la presente, me permito expresar mi preocupación respecto al cumplimiento de los derechos de todos los guatemaltecos y guatemaltecas, como usted ya sabrá en los últimos años Guatemala ha avanzado y modificado mucho este aspecto, siempre preocupándose por el cumplimiento de los derechos de cada uno de los ciudadanos, sin embargo considero necesaria la implementación de algunas leyes más, es por ello que quisiera resaltar algunas propuestas de ley que beneficiarian a la nación, entre ellas se encuentran:
Ley de Igualdad de Género en la familia.
Ley de Adopción.
Ley de Conciliación Familia-Trabajo.
Ley de Paternidad responsable.
Considero que estas propuestas son solo algunas áreas de mejora, ya que la familia es la base de la sociedad, se necesita una atención legislativa urgente y es necesario su salud y bienestar para el desarrollo de una nación próspera y equitativa.
Agradezco de antemano su atención al caso, espero y confío que, como líderes comprometidos con el progreso de la nación, confío que tomarán las acciones necesarias respecto al caso, para el avance de la nación es este aspecto.
Atentamente José Cuellar
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jartitameteneis · 1 year
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EL ORIGEN DE LOS APELLIDOS.
En la antigüedad, no existían los apellidos. Tomemos la Biblia, por ejemplo… a los personajes del Antiguo y Nuevo Testamento se les conocía por su nombre: Abraham, Moisés, Pedro, Juan, Mateo, Jesús, María y José. No había tal cosa como Abraham Pérez, Mateo Delgado o José García. (Cuidado: Iscariote no era el apellido del traidor Judas, ni Tadeo el del santo; eran sobrenombres, apodos).
Con el tiempo, las comunidades se poblaban cada vez más y más, y de momento surgían las dudas:
—Llévale este mensaje a Juan.
—¿Cuál Juan? —preguntaba el mensajero.
—Pues Juan, el "del valle" —explicaba para distinguirlo del otro Juan, el "del monte".
En este caso, los apellidos del Valle’ y del Monte, tan comunes hoy en día, surgieron como resultado del lugar donde vivían estas personas. Estos se llaman "apellidos topónimos", porque la toponimia estudia la procedencia de los nombres propios de un lugar. En esa misma categoría están los apellidos Arroyo, Canales, Costa, Cuevas, Peña, Prado, Rivera (que hacen referencia a algún accidente geográfico) y Ávila, Burgos, Logroño, Madrid, Toledo (que provienen de una ciudad en España).
Otros apellidos se originan de alguna peculiaridad arquitectónica con la que se relacionaba una persona. Si tu antepasado vivía cerca de varias torres, o a pasos de unas fuentes, o detrás de una iglesia, o al cruzar un puente, o era dueño de varios palacios, pues ahora entiendes el porqué de los apellidos Torres, Fuentes, Iglesias, Puente y Palacios.
Es posible que hayas tenido algún ancestro que tuviese algo que ver con la flora y la fauna. Quizás criaba corderos, cosechaba manzanas o tenía una finca de ganado. De ahí los apellidos Cordero, Manzanero y Toro.
Los oficios o profesiones del pasado también han producido muchos de los apellidos de hoy en día. ¿Conoces a algún Labrador, Pastor, Monje, Herrero, Criado o Vaquero? Pues ya sabes a qué se dedicaban sus antepasados durante la Edad Media.
Otra manera de crear apellidos era a base de alguna característica física, o un rasgo de su personalidad o de un estado civil. Si no era casado, entonces era Soltero; si no era gordo, era Delgado; si no tenía cabello, era Calvo; si su pelo no era castaño, era Rubio; si no era blanco, era Moreno; si tenía buen sentido del humor, era Alegría; si era educado, era Cortés.
Quizás la procedencia más curiosa es la de los apellidos que terminan en -ez, como Rodríguez, Martínez, Jiménez, González, entre otros muchos que abundan entre nosotros los hispanos. El origen es muy sencillo: -ez significa "hijo de". Por lo tanto, si tu apellido es González es porque tuviste algún antepasado que era hijo de un Gonzalo. De la misma manera, Rodríguez era hijo de Rodrigo, Martínez de Martín, Jiménez de Jimeno, Sánchez de Sancho, Álvarez de Álvaro, Benítez de Benito, Domínguez de Domingo, Hernández de Hernando, López de Lope, Ramírez de Ramiro, Velázquez de Velasco, y así por el estilo.
Así mismo ocurre en otros idiomas: Johnson es hijo de John en inglés (John-son); MacArthur es hijo de Arthur en escocés; Martini es hijo de Martín en italiano.
Es así como, poco a poco, durante la Edad Media, comienzan a surgir los apellidos. La finalidad era, pues, diferenciar una persona de la otra. Con el tiempo, estos apellidos tomaron un carácter hereditario y pasaron de generación en generación con el propósito de identificar no solo personas, sino familias.
De Leugim Legna.
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jgmail · 10 months
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Macron se hunde en el infierno
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Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
 Observando el furibundo y violento comportamiento en las calles francesas uno no puede evitar pensar lo siguiente: “¡Ha llegado por fin la revolución, el régimen no resistirá! Francia esta acabada y el gobierno actual caerá pronto”. Realmente no importa quien se alce en su contra, ya se trata de jóvenes y adolescentes africanos o árabes de los suburbios, los populistas con chaleco amarillo, campesinos descontentos, partidarios de las minorías sexuales, opositores a las minorías sexuales y defensores de la familia tradicional, nacionalistas, antifascistas, anarquistas, estudiantes, jubilados, ciclistas, animalistas, sindicalistas (CGT), ecologistas o pensionados. Las protestas francesas han sido enormes, reuniendo a miles, decenas, cientos o incluso millones. Las calles francesas se han llenado con descontento una y otra vez que interrumpen el tráfico, bloquea las estaciones de tren y los aeropuertos, declara la caída de las instituciones y las escuelas, quema de gasolina en la calle, destrucción de coches, gritos enloquecidos, agitación de pancartas y ataques a la policía. Luego… todo se calma, la gente recupera el sentido común, toman analgésicos y vuelven a trabajar. Pasan el resto de su vida diaria quejándose del alza en los precios y la política nacional con sus vecinos en pequeños restaurantes. Allí siguen gritando, pero con una voz más pausada.
 En Francia, después de 1968, ninguna gran protesta ha sido capaz de cambiar nada. Tales protestas no han obtenido ningún resultado sin importar cuál sea su tamaño o las circunstancias. Quienes conocen Francia saben que se trata de una nación de psicópatas, por lo que este problema no tiene nada que ver con los migrantes. A las autoridades francesas les importa un bledo los inmigrantes igual que a los ciudadanos de pie. Tal indiferencia lleva a lo inmigrantes a convertirse igualmente en psicópatas, siendo esta la única forma de integrarse a tan horrible civilización: es necesario convertirte en un psicópata para poder vivir junto a otros psicópatas. Jean Baudrillard solía decir que Francia era una nación de imbéciles que era incapaz de entender el arte y que la gente se amontonaba a miles en el Museo para que el techo se derrumbará sobre ellos con tal de morir. Hace tiempo que la indiferencia y los ataques histéricos sustituyeron entre los franceses a la cultura y la política. Si el general De Gaulle hubiera realmente conocido a los franceses jamás le hubiera prestado atención a las protestas izquierdistas de mayo de 1968, pero lamentablemente sí lo hizo. Ningún otro presidente francés ha cometido este error y, pase lo que pase en las calles o la economía, la política, la sociedad o las finanzas en Francia, todos los presidentes siempre han mantenido la calma frente a las protestas. El control de los medios de comunicación sobre Francia es total. Régis Debray, que fue asesor de Miterrand, dijo que durante todo el mandato de este último – Miterrand era formalmente de izquierda – él y su jefe jamás consiguieron sacar adelante ninguna de sus reformas, pues todas sus iniciativas siempre se topaban con alguna clase de oposición invisible. Ni Debray ni Miterrand fueron capaces de comprender, mientras estaban en el poder, cual era el origen de tal oposición, pero luego Debray se dio cuenta que eran los medios de comunicación, la prensa, la que constituía esa oposición. Los psicópatas que protestan en la calle, es decir, la población, no son nada, la prensa francesa lo es todo. Recordemos como en la primera elección presidencial de Macron el diario Liberation publicó un titular diciendo “¡Haz lo que quieras, pero vota por Macron!”, así fue como este consiguió su victoria sobre la muy derechista – aunque más racional – Marine Le Pen. Fue una victoria muy a la francesa. Sin importar si las protestas son de derechas, de izquierdas, a favor o en contra de la inmigración, la subida o no de los impuestos… todo da igual, solo vota por Macron, ya está. Se trata de una orden que no puede ser discutida y nadie es responsable de nada después de haber votado. Tampoco Macron, después de todo ¿por qué debería serlo?
 Macron ya era bastante odiado después de su primer mandato, no recuerdo por qué exactamente, quizás por todo lo que hizo, pero igual fue reelegido por los franceses. Muchas veces se dice que los rusos son imprevisibles… aunque no están cierto. Por el contrario, los franceses son previsibles, pero esto también resulta desconcertante. Han reelegido a un completo idiota, ¿quién en su sano juicio haría algo semejante? Sin embargo, los franceses lo hicieron y luego han seguido protestante, volcando coches, rompiendo escaparates, etc… Baudrillard decía que los franceses son idiotas, Macron es francés, entonces… Aún así todo continua igual. La magnitud de los disturbios actuales, producto de hordas de adolescentes hijos de inmigrantes (Macron le ha echado la culpa a los videojuegos y Tik Tok), la caída de la economía, el aumento de los bonos del Estado, la recesión, la interrupción de las vacaciones, las enormes perdidas fruto del vandalismo, etc., no deben engañarnos: Francia sigue igual. Macron no hará nada para cambiarlo, nadie lo hará. Por el contrario, se reunirá con Greta Thunberg para hablar del cambio climático, la escalada o el envío de armas a Ucrania, luego le pagará millones a alguna agencia oficial de relaciones públicas estadounidense que este bajo la supervisión de la CIA, hablará con Scholz por teléfono, irá a una discoteca gay, se mirara y volverá a mirar en el espejo… y todo estará en calma como si nada hubiera sucedido. El apocalipsis y el fin del mundo jamás acontecerán en Francia…
 Solo nos queda por suponer una cosa: el apocalipsis en este antaño y venerable país ha quedado en suspenso. Y las calles desbordadas por la violencia son la prueba. ¿Existe acaso alguien o algo que pueda cambiar semejante situación? Si examinamos detenidamente la cultura francesa de los siglos XIX y XX llegamos a la siguiente conclusión: el espíritu francés, como Orfeo (es el caso de Jean Cocteau y Maurice Blanchot) quería únicamente descender a lo más profundo del infierno. Y precisamente lo han conseguido de una forma irreversible. ¿Cuánto tiempo durará semejante situación? Nadie lo sabe. La hermosa Francia, que antes era llamada por los católicos de la Edad Media como la hija primogénita de la Iglesia, se ha convertido en un basurero tanto espiritual como material. Notre-Dame ardió en llamas y todas las esculturas y pinturas valiosas del Louvre han sido retiradas con tal de no ofender a las feministas o los inmigrantes. Ya solo queda Macron y su espejo, más o menos como en la obra de Orfeo de Jean Cocteau decorada por Jeanne Hugo y con vestidos de Coco Chanel.
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