#42 No estás sola: La lucha contra la manada
El 7 de julio del 2016, en la ciudad de Pamplona, en las Fiestas de San Fermín, una joven de 18 años agredida sexualmente por 5 hombres, de entre 20 y 25 años, en un portal. Este grupo de 5 jóvenes sevillanos (4 amigos desde la infancia y otro que se une especialmente a este viaje) actúan en manada para arrinconarla y abusar de ella.
El documental inicia recordando el crimen sucedido años antes con Nagore Laffage a la que, Diego Yllanes, asesinó después de intentar abusar sexualmente de ella, después de golpearla durante más de 2 horas.
Revisando los teléfonos de los acusados descubren, no solo material relacionado con este abuso, sino con otros abusos cometidos por el grupo en anteriores circunstancias (como el caso Pozoblanco), con muchas similitudes con lo ocurrido en Pamplona.
"Para que exista agresión sexual debe haber violencia e intimidación, si te drogan o emborrachan, o hacen que pierdas la conciencia, no hay agresión, es abuso y este puede ser con penetración o sin ella, o de la manera que sea..."
Un año después de la agresión se produce el juicio, el abogado, de uno de los miembros del grupo, intenta sembrar una duda en las mesas de los programas de televisión, queriendo dar otro punto de vista de lo ocurrido: una joven sale de fiesta y lo que le ocurre es consentido. También se le dio voz a los familiares de la manada, y se intentó centrar el foco en la víctima, poniendo en duda su veracidad antes del juicio, para ganar la confianza de la calle.
El discurso machista y retrógrado que se instauró en las televisiones del país antes del juicio se hizo insoportable, el juicio se celebró a puerta cerrada, con medidas extras de seguridad para prevalecer el anonimato de la joven. La víctima relató en el juicio los hechos que sucedieron, como se generó cierta confianza donde ellos actuaron muy desenvueltos, y como ella se va sintiendo incómoda, pero a la vez, uno de ellos la besó y ella no se apartó, así fue dirigida dentro del portal donde sucedieron los hechos.
¿Cómo debe reaccionar una víctima?
Volvemos al caso de Nagore (2008), donde la madre de Nagore revive el momento en el que el jurado popular le preguntó si su hija era muy ligona y como esto la hizo entender que a quien se estaba juzgando allí era a su hija, no a su asesino.
La víctima de la manada fue perseguida por dos detectives privados donde la fotografiaron cenando con sus padres, de viaje, saliendo de fiesta, con sus amigos... Fueron inspeccionadas sus redes sociales, y juzgadas por el público.
Se convocó una manifestación donde los jóvenes del país se volcaron con la víctima, demostrándole al mundo que se trataba de un caso generacional donde hombres de 50 o 60 años juzgaban el comportamiento de una joven de 20 años. Pero se dejó claro que este era un problema de hace años y que no se hizo solo por ella ni por Nagore, ni por la chica de Pozoblanco, sino, también por Diana Quer, Sandra Palo, Marta del Castillo y otras tantas víctimas de agresiones sexuales que vieron comprometido su relato ante las palabras de quienes les hicieron daño.
Se hacen varias descripciones por varias personas que tuvieron que transcribir de los videos grabados por el grupo de atacantes, donde se usa a la víctima como un objeto, manipulando a la joven para satisfacer sus deseos más básicos, usándola para su cometido...
Se pone de manifiesto que ellos mismos no se veían como violadores al uso, sino, como algo que ocurrió en grupo y que servía para unirles, sus valores influenciados por el porno, que deja ver que nadie quiere ver a su familiar o amigo como un agresor o violador. Pone en tela de juicio que unos buenos hijos, hermanos, novios, puedan ser unos agresores sexuales.
"Cuando mi hijo sale le dijo pásatelo bien, no riñas con nadie, pero a mi hija le digo pásatelo bien, a ver por donde vas, y eso no es justo".
"¿Abuso o agresión? Para que sea agresión, lo que conocemos como violación, es necesario que se pueda probar violencia o intimidación, si no es solo abuso."
La lectura pública del fallo condena por abuso sexual y prevalimiento a los 5 jóvenes sevillanos, absolviéndolos de un delito continuado de agresión sexual. Condenándolos a una medía de 9 años de prisión. Haciendo que la gente que esperaba a la salida del juzgado clamara "no es abuso, es violación" y comenzando una revuelta contra la policía nacional que allí se encontraba.
La víctima confiesa que el dolor no vino por la etiquetación del crimen, sino lo que se recogía en el voto particular donde González, uno de los jueces, pedía el indulto de los jóvenes al creer que no existía abuso, sino que ella participó y disfrutó, en "un ambiente de jolgorio".
Las manifestaciones y la presión social en las calles, campos de futbol, concentraciones a lo largo de todo el país clamando "yo sí te creo" o "no estás sola, aquí está tu manada", como muestra de rechazo e indignación por el fallo, y generando protestas masivas, demostrando que las víctimas no estaban solas ante lo sucedido.
El relato de mujeres abusadas y agredidas sexualmente se hizo eco en las redes sociales, contando sus experiencias y levantándose por todo el país, hasta que el resto del mundo abrió los ojos y las manifestaciones empezaron a ser internacionales. Bajo el hashtag #cuéntalo, millones de mujeres contaron sus experiencias, que no pudieron contar en su momento por miedo, y porque no se vieron apoyadas o fuertes para hacerlo.
La comisión que realizó la revisión la tipificación de los delitos sexuales estaba compuesta solo por hombres, 20 hombres con una media de edad superior a los 60 años.
Al ser una sentencia pública, había un código donde se podía acceder a los datos de la joven víctima de Pamplona, por lo que muchas personas hicieron pública su imagen y nombre completo. Personas que incurren en un delito relevando esta información por redes sociales, donde se creyeron impunes a la ley, y que pensaban que estaban realizando un acto social, amenazando a la víctima y manifestando que deberían de ir a buscarla y darle una lección. Eso consigue que la joven se marche de España al no poder más con la presión.
El tribunal supremo le dio la razón a la víctima por lo que fue agresión y no abuso y se vieron sus penas incrementadas a 15 años de prisión. Se modificaron las leyes tanto de prevención como de condenas, con una revisión por parte de la comisión para ajustar las leyes a la realidad que se vive.
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