Tumgik
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¡Serví a Dios toda mi vida! y nada pasó.
En los últimos años he tenido una constante crisis de carácter existencial donde me cuestiono constantemente el si sirvió de algo dedicarle mi vida a Dios. La corriente filosófica existencialista lleva al individuo a cuestionarse el para que está en este mundo o si tiene algún significado el estar aquí. Diferentes autores han buscado darle respuesta a esta pregunta, algunos desde la corriente Teológica y otros, por supuesto, desde la atea. Kierkegaard fue un filosofo y teólogo existencialista que defendía que Dios nos hizo libres para que en esa libertad, lo eligiéramos a El. Y que el sentido mismo de la vida era esa libertad. ¿Romántico, no? Pero tenía una frase que calmó, de una vez por todas, esas voces de ansiedad que carcomían mi mente existencialista. Kierkegaard dijo que nuestras elecciones hablan de quienes somos, a través de lo que elegimos y lo que descartamos porque “el yo” tiene libertad absoluta para elegir y el silencio de Dios nos condena a la incertidumbre.
Otro filosofo de esta corriente, Camus, nos dice que la libertad es encontrar a la vida absurda y sin sentido. Cuando nada tiene sentido, entonces puedes hacer lo que tú quieras y ahí es donde te encuentras con la libertad.
En otro punto de mi vida hubiera criticado la postura de Camus como pesimista y jamás me hubiera permitido analizarla inclinándome a que podría ser verdad. Pero a mis 23 años de edad de los cuales le he servido a Dios 11, puedo decir que: ¡Nada tiene sentido!
Serví a Dios durante toda mi adolescencia renunciando a esa etapa de autoconocimiento y rebeldía que suelen tener los adolescentes. Nunca fui a una fiesta, no salía con amigos, no escuchaba música secular ni mucho menos viajé. Yo me dediqué en cuerpo y alma al servicio en la Iglesia. Los viernes por la tarde, mientras mis amigos salían al cine o a alguna reunión, yo estaba en el ensayo de alabanza. Los sábados, reunión de jóvenes. Los domingos, servicio. Y así la semana se iba, poco a poco, saturando de actividades eclesiásticas.
Durante la preparatoria mis amigos salían de viajes escolares, concursaban en otros países, tomaban clases de muchos idiomas y hasta emprendían cosas. Yo, aunque quería, no lo hacía porque la iglesia necesitaba todo mi tiempo. Ni siquiera podía entrenar algún deporte porque pasaba todas las tardes en la iglesia. "¡Valdrá la pena!" pensaba; "¡Dios me pondrá en lugares que ni todos esos estudios podrían ponerme!" creía con toda seguridad. Pero pasaron los años y… nada pasó.
Aquellos amigos que nunca sirvieron a Dios (tanto los de fuera de la iglesia como los de adentro) consiguieron grandes trabajos gracias a todas esas actividades que hicieron en sus tiempos libres. Otros tienen relaciones estables, esas que iniciaron en la universidad y han ido sembrando a través de los años. Aun aquellos que a Dios lo servían en sus tiempos libres, hoy son los principales predicadores en todos los congresos del país. Y yo, que hice del servicio mi prioridad y aún cubría las faltas de otros durante tantos años claves de mi crecimiento en la iglesia, estoy aquí… escribiéndole a unas 15 personas de las cuales sólo me leerán, cuando mucho, 5 y de esas 5, 2 son mi papá y mi novio. Hola papá, hola novio.
¿Que triste desenlace, no? lo sé. Tengo por lo menos 2 años en una crisis existencial donde constantemente me pregunto si sirvió de algo servir a Dios. A veces digo que sí, a veces digo que no. A veces le pido perdón a Dios y a veces siento como si Dios debería pedirme disculpas a mi. Quizá debí invertir mi tiempo en otras cosas, otros trabajos, otras carreras y no pasarme la vida entera en la iglesia. Quizá debí rodearme de los contactos políticos en lugar de los siervos de Dios. Quizá perseguí el sueño equivocado.
En los tiempos del reinado de David, vivía Asaf quien fue un organizador y líder de los coros del templo que profetizaba bajo las órdenes del rey. Toda la familia de Asaf se dedicaba a los coros del templo y juntos escribieron algunos de los Salmos. Asaf era siervo de Dios de tiempo completo, vivía en el templo y tenía un puesto importante. Pero aún y con todo eso, dudaba constantemente si valía la pena todo aquello.
Asaf escribió: Tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres.
Asaf se cuestionó porque le iba tan bien a aquellos que ignoraban a Dios. Y es que no tiene sentido… ¿porque les va bien si obran mal? y aun peor ¿porque nos va mal a los que obramos bien? La vida no tiene sentido, como dijo Camus. Asaf le dijo directamente a Dios: no entiendo como puedes darle lo bueno a todos ellos que obran tan mal. ¡Qué coraje y que envidia! yo tanto que me esfuerzo y mira lo poco que soy.
Y creo que jamás me había identificado tanto con alguien en la Biblia.
Pero de pronto el Salmo 73 toma un giro inesperado donde Asaf dice: "Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría."
La verdad es que, aunque pudiera regresar el tiempo atrás y hacer las cosas diferentes, no lo haría. Sí, es verdad, muchas veces perdí cosas importantes por servir a Dios. De muchas de ellas me arrepiento… pero hay otras de las que no. Y por más que quiera obligarme a encajar en este mundo, me engaño a mi misma…
Y Asaf termina diciendo:
"Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.
Se llenó de amargura mi alma, Y en mi corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía Era como una bestia delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, Y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre."
La redacción de este Salmo no duró 1 día. No creas que Asaf se sentaba a escribir Salmos y en 1 día escribía cientos de ellos. Cada Salmo es el proceso que Dios tuvo con cada autor. Un día Asaf se cuestionó si valía la pena servir a Dios y esa pregunta rondó en su mente y corazón por algún tiempo. Después, Dios le dio la respuesta.
Asaf y yo tenemos algo en común: ambos nos cuestionamos si realmente todo esto vale la pena. Y ambos, por un buen tiempo, nos inclinamos ha decir que no. Pero luego llega Dios, con su tierna y poderosa mano de poder a calmar las dudas y a susurrar que sí, sí lo vale.
Quizá no lo vale para los hombres y muchas veces, tampoco lo valdrá para ti mismo. Pero la plenitud del espiritu es algo que pocos deciden buscar… una buena decisión que pocos toman.
Mi conclusión final sería tomar la idea de Camus y navegar por la vida sabiendo que nada de esto tiene sentido. Nada de lo que pasa aquí tiene sentido… Si perdiste el trabajo, si perdiste un amigo, si alguien logra tu sueño más preciado, si todos parecen venir de regreso en una carrera en la que tu apenas comenzaste a caminar, si pareciera que tu no tienes nada y todos lo tienen absolutamente todo… no importa, al final, nada de esto tiene sentido.
Porque el punto final es saber donde estarás toda la eternidad. Si tienes la eternidad como meta, la vida terrenal es, en efecto, sin sentido.
Creo que la nueva generación que sigue a Dios no tendrá que pasar por estos traumas que uno lleva cargando. Porque, gracias a Dios, desde los altares se está predicando sobre el BALANCE. Donde no todo es iglesia, pero tampoco todo es afuera de. Yo no debí renunciar a tantas cosas, aunque sin duda debí renunciar a otras. El sacrificio nunca fue el problema, si no el fanatismo al que llevé mi amor por servir. Nunca debió ser un problema para mí el decir: "hoy no iré a la iglesia porque quiero ir a este otro lugar" pero tampoco debería ser problema decir lo contrario. Y aquí es donde quisiera tocar el último punto de este escrito y hablar sobre 1 Cronicas 11:10 donde se habla de los valientes de David. Te lo parafraseo: Comienza hablando del hombre que en una sola noche mató tantos enemigos que la mano le quedó pegada a la espada. Continúa hablando sobre aquel hombre que defendió por si solo un campo de cebada... ¿todos suenas muy impresionantes, no? ¡muchas actividades! Pero termina diciendo que hubo 3 que son condierados los más valientes de todos, que en una ocasión a David se le antojó un vaso de agua de un pozo que estaba en medio del campo enemigo. Estos 3, sin pensarlo, arriesgaron su vida por traerle a David esa agua. David dice "¡pobre de mí que yo beba esta agua porque sería como sangre! por cuanto estos hombres arriesgaron su vida para traermela." Muchas veces pensamos que perseguimos el sueño equivocado o que le apostamos al lado incorrecto de la historia porque no vemos los resultados que deseamos. Pero mientras reflexionaba en este tema, el Espíritu Santo me llevó a este capítulo y mientras leía sobre estos 3 hombres yo pensé "¡Wow, mira la Honra de esos hombres!" y en ese momento Dios me dijo: "Quizá para ti lo que haz hecho no ha valido la pena, pero para mí el haber servido, sacrificado y honrado mi obra ha valido cada momento. Yo anoto cada detalle que haz tenido conmigo, yo no olvido nada..." Un día después de tener esta conversación con Dios, me dieron el puesto de trabajo de mis sueños... aquel trabajo que yo quería tener antes de entrar a la maestría y del que tantas veces le hablé a Dios. - Un puesto donde me duplican mi sueldo actual, con mucha oportunidad de crecimiento y en una institución de mucho prestigio. Sólo Dios puede hacer esas cosas pasar. Pero aún cuando Dios no lo hubiera hecho... para mí hubiera seguido valiendo lo mismo. Dios no olvida todo lo que hice por la obra.
Descanso hoy en aquello que Habacuc dijo: Aun cuando la higuera no florezca, yo me gozaré en el Dios de mi Salvación. Pero también descanso en lo que Camus dijo: la vida, (aquí yo agregaría terrenal) no tiene sentido.
Ve por tus sueños, Dios va contigo. Sacrifica lo que no te deje avanzar, aun cuando esto sea servir de tiempo completo a tu iglesia local. Libérate del pensamiento anticuado de que al que más sirve a Dios mejor le va. A Dios no se le sirve por lo que pueda darte si no por lo que Dios es.
Convierte tu servicio a Dios en un deleite y no en una obligación… para que aunque Dios nunca hiciera nada de lo que sueñas, tu siempre lo hiciste por amor a quien Dios es y no por lo que Dios hace.
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No soy nada: hablemos del discurso de victimización que hemos adoptado.
Hace unos días mi maestro de Epistemología nos contó un caso que había tratado hacía ya algunos años. Nos contaba sobre un paciente que llegó a terapia contando todo lo malo que le había sucedido a lo largo de su vida y cerró aquella conversación preguntándose: ¿porque a mi? El maestro nos preguntó cual hubiera sido nuestra respuesta para aquel paciente... las respuestas variaban entre: "no fue tu culpa" "siento mucho que hayas pasado por todo eso" "tu pasado no te define" Entonces el maestro guarda silencio al terminarse las posibles respuestas dadas por mis compañeros; después de algunos segundos de silencio, dice: "mi respuesta fue: ¿y por qué no? ¿por qué no te pueden pasar a ti? ¿quien eres tu en este mundo que debes estar exento de todo dolor y todo problema? te pasó porque le pasa a todo el mundo... todos sufrimos, todos tenemos problemas, todos hemos sido traicionados." Todos sentimos como un balde de agua fría cayendo sobre nosotros porque, aunque aquellas palabras no fueron dirigidas a nosotros, todos hemos estado en la posición de cuestionarnos el "¿por qué a mi?" al menos 1 vez en la vida. El maestro cerró la clase enseñándonos lo importante de no permitirle al paciente victimarse por el pasado, pues esto lo podía hacer caer o permanecer en un cuadro depresivo. El rol de víctima funciona como un mecanismo de protección ante síntomas de miedo o ansiedad. Se trataría de un modelo de evitación donde la persona prefiere no afrontar la responsabilidad de sus acciones ya que no se sienten preparados para el fracaso, y acaban proyectando esa culpa  hacia los demás.
Esto me puso a reflexionar sobre mi condición y en cuantas ocasiones me he victimizado. Me avergüenza admitir que han sido tantas que estoy segura que muchas otras veces que lo he hecho, ni siquiera me he dado cuenta porque lo he normalizado. Pero esto debe tener una raíz... ¿quién me hizo creer que soy intocable? ¿quién me hizo creer que nada malo me puede pasar a mi? Y la respuesta fue: la iglesia.
Y es que seamos honestos, el discurso es típico dentro de la iglesia. "Ningún arma forjada prosperará" "Todo obra para bien" "Nada ni nadie vence al poderoso de Israel" "El Señor te protegerá de todo mal" "Me libró de todos mis enemigos" y la lista puede seguir... Y también está la cuestión donde cuando un hermano de la iglesia se enferma o pasa por la más mínima tribulación, automáticamente juzgamos que está en pecado porque "no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan" y si estás pasando por algo, es porque estás alejado del Dios. ¿Es que acaso la Biblia miente? ¿Dios se contradice a sí mismo? No, la respuesta es no. En ningún momento la Biblia nos enseña que nunca sufriremos, si no al contrario: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." Lo que pasa, que es lo que siempre pasa con la iglesia, es que nosotros interpretamos lo que queremos y hacemos de eso una doctrina para que muchas personas la sigan.
La iglesia nos ha enseñado que los hijos de Dios somos intocables, poderosos, gloriosos... y por tal, nada malo nos sucede a nosotros y si llegase a presentarse algo malo, lo venceremos por que ¡así lo declaramos! El detalle aquí es: ¿Y por qué no? Independientemente de la religión que profeses ¿que te hace intocable? ¿En que parte de la Biblia encontramos que somos seres invencibles? ¿es que acaso he leído la Biblia incorrecta los últimos 10 años? Y es que lo peligroso del asunto en cuestión es que, cuando vives una vida escuchando que eres invencible, cuando te suceden situaciones difíciles tiendes a tomar la postura de víctima. La realidad es que ¡no somos nada ni nadie! estamos expuestos a toda problemática que se presente en el mundo. Sin embargo, la Biblia es clara cuando promete que, a pesar de todo Jehová nos recogerá, estará con nosotros y nos dará la victoria. Creo que por el discurso tan repetitivo de inmunidad que nos han enseñado durante tanto tiempo, es que la historia de Job pareciera contradictoria a todo lo que hemos escuchado de Dios. ¿Cómo un padre amoroso, permitiría que Satanás le quite todo lo que tiene? ¿que acaso Dios va en contra de sí mismo? La respuesta es: no, claro que no.
La cosa es que nosotros hemos, como siempre, dado un discurso incorrecto. Lo que sucede en nuestras vidas no se aleja para nada de lo que sucedió con Job hace miles de años. El estar cerca de Dios no te exenta de las tribulaciones de este mundo. De hecho, te expone aun más, ya que el ir contracorriente siempre dificultará el nadar y te hará más propenso a chocar contra todo lo que viene, pero no te impedirá llegar del otro lado. Creo que la enseñanza principal del libro de Job no es específicamente el: Dios me librará de "esto" si no más bien: no soy nada, no puedo buscar ser nada. Por más fatalico que pueda esto sonar (y no quiera hacer caer a nadie en una crisis existencial) en realidad en este mundo no somos nada porque ni siquiera pertenecemos a este mundo. Génesis nos dice: "pues polvo eres, y al polvo volverás" queriendo enseñarnos que nuestro inicio y fin es Cristo, es lo eterno. ¿A caso el polvo tiene algún valor en la tierra? ¡No lo tiene! pero en la eternidad es el ingrediente que Dios usó para crear a su creación más importante. Con esto no quiero quitarle valor a tu humanidad, si no solamente entender que no somos intocables, ni inmunes, ni flotamos, ni tenemos una vida extra por seguir a Jesús. Del polvo venimos, al polvo volvemos. Todo lo contrario a un discurso equivocado de las iglesias donde buscan ponernos en una inmunidad o en un papel de súper héroes donde, luchamos contra el mal pero nunca perecemos, el libro de Job busca enseñarnos la realidad de nuestra condición: estamos expuestos a todo, pero con un Dios que cuida de nosotros. Hay un poema de Fernando Pessoa que muchos critican de oscuro. Sin embargo yo lo encuentro bastante refrescante porque dice la verdad que todos se niegan a escuchar:
"No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo." El que a este mundo no vengamos a ser nada, no significa que no estemos dotados de sueños. La "nada" sólo nos permite ser lo que nosotros queramos decir de un "todo." La "nada" te libra de las expectativas ajenas, los constructos sociales, los ideales del mundo. No pueden esperar nada de alguien que entiende que vino a este mundo ser nada. Creo que esa es la libertad de la que habla la Biblia... suena loco ¿no? Pero lo creo así: la libertad de venir a este mundo a ser nada, porque en la eternidad lo seré todo. En este mundo puedo vivir llena de aflicciones, sin embargo, no temo... porque sé quien a vencido al mundo: Cristo. En este mundo vengo a ser nada, pero no me importa, porque en la eternidad tengo mi morada. Las tribulaciones no significan nada para alguien que entiende que a este mundo no vinimos a lo propio. No necesito sentirme invencible, inmune o superior. Sin importar mi condición terrenal, dependo de un Dios sobrenatural. Aunque en este mundo yo no tenga nada, en la eternidad lo tendré todo.
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Síndrome de Hubris en la iglesia: Como nos afecta el poder.
¿Alguna vez has escuchado sobre el síndrome de Hubris? Hace unos días mi pastor compartía en una clase a la iglesia sobre el peligro del poder desmedido y como, entre más años y posicionamiento tenemos en la iglesia, más soberbios nos volvemos a la convivencia con las personas. Este comentario me llevó a reflexionar y llegué a la pregunta: ¿existirá alguna patología de la personalidad que caracterice a estas personas? e investigando me tope con el síndrome de Hubris. ¿En qué consiste el Síndrome de Hubris?
El Síndrome de Hubris es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido y desprecio por las opiniones y necesidades de los demás. La palabra hubris, de origen griego, significa orgullo o arrogancia. Los griegos utilizaban este término para hablar de la arrogancia humana frente a los dioses, que les hacía creer que podían conseguirlo todo. También conocido como “la enfermedad del poder”, se pone de manifiesto en personas que se muestran muy diferentes al encarnar posiciones de liderazgo. Implica cambios radicales en el carácter normal de personas al ocupar el puesto de un líder y se relaciona su surgimiento con el sentimiento de poder. Esta patología es producto de la exposición durante largo tiempo de una persona al poder y la sensación de omnipotencia que esta termina desencadenando.
Principales síntomas y manifestaciones del Síndrome de Hubris
Presencia de una autoestima excesivamente elevada.
Acciones impulsivas.
Ubicar como objetivo principal el enaltecimiento del propio ego
Imprudencia
Presentar demasiada confianza en uno mismo.
Desprecio al resto de las personas.
Manifestación sin ningún tipo de pudor de sentimientos de superioridad.
Pérdida de vista de la moral y la ética.
Obsesión con la autoimagen.
Ningún tipo de consideración respecto de las ideas y/u opiniones de otras personas.
Pero estas caracteristicas no surgen de la noche a la mañana, normalmente la secuencia es la siguiente: llega una persona al poder, alguien con una ideología y propósitos determinados. Con el tiempo, y debido a la posibilidad de decisión sobre otras personas, la obediencia y la validez que otros le otorgan, la sensación de omnipotencia de estas personas persiste y su autoimagen se enaltece. Cuando son halagados, se produce un refuerzo de su autoestima y su actitud altanera se verá acentuada, perdurando aún más. Lo que acaba por suceder en quienes tienen síndrome de Hubris es que su ego se expande, y acaban por dejar entrever un lado de su personalidad que el resto de las personas no conocía, manifestando los síntomas que fueron anteriormente mencionados.
Pareciera que este síndrome se limitara a afectar a personas que se desarrollan en esferas como la política, las empresas o las elites. Sin embargo, podemos ver esta patología de personalidad desde aun antes de la creación del mundo: Lucifer.
La historia de Lucifer encarna a la perfección este síndrome. Si leemos Ezequiel 28 nos encontramos con la historia de la caída de Lucifer, donde comienza relatando la hermosura y perfección que caracterizaba a Lucifer:
 Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. Fuiste un querubín guardián ungido. te coloqué; estabas en el monte santo de Dios; en medio de las piedras de fuego andabas. Eras irreprochable en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti injusticia. En la abundancia de tu comercio te llenaste de violencia en medio de ti, y pecaste; así que te arrojé como cosa profana del monte de Dios, y te destruí, oh querubín guardián, de en medio de las piedras de fuego.  Aquí vemos como Lucifer, gracias a la abundancia de poder que tenía, se llenó de violencia. Si lo traducimos a la patología de Hubris, nos encontramos con alguien que fue posicionado y durante mucho tiempo fue tan elogiado y con tanto acceso al poder que terminó elevando tanto su ego que fue imposible hacerle volver.
Ezequiel termina diciendo: Tu corazón se enorgulleció de tu hermosura; corrompiste tu sabiduría en aras de tu esplendor.
Y fue a partir de Lucifer que esta patología persigue a la creación y nos aleja del diseño del Reino hasta el día de hoy.
En genesis vemos como Satanás en forma de serpiente llega a Eva a ofrecerle el fruto prohíbido bajo la premisa de que, si come de aquel fruto, será ella igual a Dios. Satanás juega con ese ego escondido en la personalidad de Eva y busca elevarlo con elogios y promesas de poder haciendo que esta caiga en el engaño. Y podemos irnos por toda la palabra encontrando personajes que se vieron afectados por esta patología: Absalón, Saúl, David. Sin embargo, nos interesa encontrar la relevancia de esta patología en la iglesia contemporanea y poder autopercibirnos y detectar si somos propensos a desarrollarla. ¿Nunca te has dado cuenta que alguien cambió después de cierto tiempo en algun ministerio? como si la posición definiera su vida y no al revés. Esas personas a las que el poder las vuelve frías, lejanas y egocentricas. Que de pronto ya no tienen tiempo para las personas porque "están ocupados con el ministerio", o los que ya no pueden hacer servicios ajenos a su ministerio como limpiar la iglesia, servir en niños o en tareas que para ellos no sean "dignas de su llamado." Tambien están aquellos que, al recibir un título, ya jamás puedes llamarlos por su nombre porque ahora son "el profeta" "el pastor" "el ungido" y el llamarles por su nombre lo consideran una deshonra. Este tipo de personas dan señales de esta patología, que si bien podríamos llamarles solamente egocentrismo, es importante clasificarlas dentro de la psicología para entender su comportamiento y poder ayudarle también desde la trinchera de lo mental, porque muchas veces somos nosotros como iglesia los que, con nuestra tendencia a idealizar a las personas, los ponemos en un pedestal haciendo sentir a gente común como si fueran dioses, y allá afuera quieren reproducir la misma autoridad y se estrellan con la realidad de que para la gente no son nadie.
¿Porque es peligroso esta patología dentro de la iglesia? Empezando por el hecho de que es antibilbico y terminando por ser una característica de satanás. En el Reino lo importante es el arrepentimiento, el amor, la unidad. Nos es más impresionante una iglesia, que aunque sean 4 personas, sean unidas y se amen entre ellas. El Reino no lo arrebata el puesto más importante en la jerarquía de poderes eclesiasticos, lo arrebatan los violentos, los apasionados por el Espíritu Santo. Este síndrome nos indica la ausencia del mensaje del Reino en las iglesias. Cuando una persona con esta patología alcanza lugares de autoridad y no tiene un líder que sepa corregirlo, tenemos a un Judas en potencia en un lugar de poder, a una serpiente en nuestro Edén, un Lucífer en nuestra eternidad. Es muy sencillo caer en esta condición cuando no tienes a alguien que "te devuelva los pies a la tierra", sin un guía, un líder, un pastor que te conozca y te pueda decir con frialdad la cruda realidad: no eres mejor que absolutamente nadie, Dios no tiene favoritos, no eres un prodigio de lo espiritual. En el corazón de Dios TODOS somos especiales. En el corazón de Dios TODOS tenemos un propósito y TODOS somos necesarios para el avivamiento. No hay prodigios para Cristo. No esperamos por otro Mesías No eres más importante que el que limpia la silla en la iglesia del pueblo más pequeño del mundo, sólo porque tu llenas estadios o un lugar alto en la absurda jerarquía eclesiastica que hemos creado. Cuando logramos detectar una persona con las características de este síndrome dentro de nuestros liderazgos quiere decir que fallamos como mensajeros del Reino. Porque la esencia del mensaje es todo lo contrario a esta patología. Porque debemos enseñar que vinimos a servir, no a ser servidos. Y si como iglesia nuestro mensaje no logra enviar ese mensaje al grado que las personas que nosotros elegimos como líderes padecen de estos síntomas, quiere decir que hay ausencia del verdadero mensaje, del caracter der Cristo. ¿Cómo podemos erradicar este síndrome?
La respuesta es sencilla: corrección, exortación y un verdadero mensaje del Reino. No hay otra forma. Ese sindrome no es reconocido dentro de las patologías psicologicas, por tal no tiene una cura en el mundo natural. Pero en el ambito espiritual sí, y el Reino tiene, como para todas las cosas que suceden en lo natural, un antidoto perfecto: el caracter de Cristo. Creo que los aires de superioridad en distintos liderazgos alrededor del mundo son un problema grave en el cuerpo de Cristo. Como todos aspiran a ser servidos y no ha servir a Cristo es preocupante... como todos anhelan el obispado no por ser un deseo que Cristo puso en sus espiritus si no porque crecimos viendo como a los pastores y predicadores todos parecen idolatrarlos y tener poder y nuestra esencia egoísta, hambrienta de poder, infectada por el ADN de Eva, nos lleva a querer aquello no por lo que verdaderamente es si no por lo que el hombre ha hecho de los minsterios.
Debemos volver al principio y entender que a este mundo vinimos a servir. Que el cuerpo de Cristo necesita siervos, no artistas. Siervos, no estrellas. Prodigos, no Prodigios.
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alessandraporchas-blog · 11 months
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Yo también tengo problemas con la iglesia: ¿A caso el conflicto es normal?
"No hay nadie que no tenga problemas con la iglesia, por que hay pecado en la iglesia. Pero no hay otro lugar para ser cristiano." -Eugene Peterson.
Tengo 10 años congregandome en una iglesia cristiana. Esto es igual a convivir durante 10 años con gente de la comunidad cristiana y no he conocido a una sola persona que no haya tenido problemas con ella. Y es que si lo analizamos desde una visión sociológica, es totalmente normal. Son personas que vienen de distintos contextos, con modos de ser y modales a veces totalmente diferentes. Clases sociales, tradiciones, historia... Si lo miramos con lentes sociales, las iglesias son un gran experimento social de integración. ¡Todos, siendo tan distintos, se tienen que amar como hermanos! eso hace que toda teoría sobre la red social explote. Las iglesias tejen redes sociales con un alcance que es, para muchas organizaciones, sólo un sueño lejano.
Pero, aunque entendemos que es normal, no nos dejamos de preguntar: ¿por qué existen tantos problemas de convivencia dentro de las iglesias? Si nos ponemos espirituales podríamos decir que es por falta de caracter o porque no nos hemos convertido del todo en nuevas criaturas. Sin embargo... estoy aquí no para espiritualizarlo todo si no para tratar de responder con sociología a este tipo de situaciones que se presentan en la vida de iglesia. En uno de mis escritos pasados hablamos sobre la iglesia como organización y como el negar esta realidad nos ha hecho daño como órgano social. Pues aquí quiero retomar un poco de ello...
Hace unas semanas subí un tiktok hablando sobre los aires de superioridad dentro de las iglesias y como unos ministerios se creen superiores a otros por ninguna razón aparente ni mucho menos biblíca y un usuario me comentó que "como era posible que una instirución que promueve la paz esté llena de conflictos." Una persona que quiera responder a eso sin conocimiento del funcionamiento de una institución, se avergonzaría de esta condición y sólo guardaría silencio... pero nosotros no somos esa persona. Yo le respondí que según la sociología organizacional el conflicto es, de hecho, algo positivo. Ya que incentiva la solución de problemas, el trabajo en equipo y la mejora de cada persona que forma parte de la institución. El conflicto siempre estará ahí, el problema es como lo aborda la iglesia. Porque nosotros guardamos rencor y no soltamos el problema porque NO LO VEMOS COMO ALGO POSITIVO. Al minimo problema buscamos culpar al diablo en lugar de voltear el rostro a Dios y preguntarnos: ¿Que harás con esto? Y es que analicemos un poco nuestra vida de iglesia... cuando surge algun problema nuestro pensamiento directo es: "El diablo está atacandonos" cuando en realidad en la Biblia, cuando un pueblo era oprimido pero este conocía la promesa de Dios, acudían a Jehová por respuestas y estrategias y de aquella opresión, el pueblo salía con una gran victoria. Con esto no quiero decir que busquemos crear conflictos para entonces obtener algo positivo de ello. Me refiero a que veamos el conflicto como una puerta hacia el crecimiento. Y, sobre todo, que dejemos de ver el conflicto como un ataque del enemigo cuando en realidad, el conflicto lo creamos nosotros. (Claro, existen ataques del diablo... pero curiosamente cuando vivimos alguno, no lo sabemos identificar.) Dejando claro que el conflicto siempre existirá en una organización donde se unen personas de distintas culturas, tradiciones y modales, quiero ahora hablar del como superarlos. Porque aunque el conflicto es normal dentro de una organización, dentro del cuerpo de Cristo no debe ser una cotidianidad el vivir en el conflicto.
El conflicto debe superarse.
El investigador  David Thunder señala que "La convivencia no es posible si hay mucho resentimiento. La solución es imaginar un proyecto común que se ha perdido de vista” El conflicto sucede, pero es nuestra responsabilidad tomar lo bueno de él y perdonar lo malo. Todo esto porque debemos recordar todos los días que nos une algo mayor que nosotros mismos: El deseo que Cristo vuelva por una iglesia pura y sin mancha. Verle volver en fuego, en amor. Si la iglesia olvida que tiene un objetivo y un anhelo en común, el conflicto vendrá a dividir y abrirle la puerta a un sinfin de conflictos más. Pero si recordamos porque estamos haciendo iglesia, el conflicto se tornará en una plataforma para el crecimiento. Al final, tal y como lo dijo Thunder y Jesús mismo: "La vía de solución es el perdón." Sé que la mayoría podemos tener conflictos con la gente en la igleisa y muchas veces podemos sentir que somos ajenos a ella. Y ojalá pudiera darte una solución más cómoda, pero la única es esa: perdonar. Y no te lo dice la Biblia (que debería ser suficiente, pero entiendo que a veces queremos buscar otra respuesta) te lo dice un investigador de religión y sociedad civil: perdonar es la única vía de solución. Y es que la compasión y el perdón son herramientas que se estudian dentro de los parametros sociales. De hecho, la mayoría de las asosiaciones civiles que sostienen un gran porcentaje de las investigaciones sociologicas iniciaron con la compasión y el perdón de alguien. Pero para poder perdonar, se requiere un conflicto. Por eso recalco: el conflicto, dentro de una organización instruída, es algo positivo. No por naturaleza pero si una organización, en este caso la iglesia, entendiera todo lo que puede salir de un conflicto, tomaría todo lo bueno y lo usaría a su favor. Sólo imaginemos si Esaú hubiera decidido perdonar a su hermano Jacob. Si Saúl hubiera perdonado a David. ¡Miles de ejemplos donde la reconciliación y el perdón hubieran cambiado la historia!
Hace días oraba a Dios sobre este tema y mientras leía la Biblia, encontré este pasaje que trajo calma a mi corazón y entendí porque Dios me pide perdonar... Pareciera que al perdonar aquellos que te dañaron salen libres y sin ningun tipo de castigo y eso choca con nuestra humanidad y nuestra natural hambre de venganza. Pero escucha lo que Pablo le dijo a Filemon. El tenía un conflicto con Onésimo por alguna situación que no se menciona en la Biblia, pero Pablo necesitaba que Filemon recibiera de nuevo a Onésimo para que le instruyera; entonces Pablo, consciente del conflicto, se dirige a Filemón y le dice: "Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta." Filemón 1:18 Esto nos revela algo muy importante sobre el conflicto: NO DEBEMOS PRETENDER QUE NO ESTÁ PASANDO. Uno de los mayores errores dentro de las iglesias es esa costumbre de "volterar al otro lado" cuando es más que evidente una situación de conflicto. Si Pablo hubiese ignorado la situación y hubiese obligado a Filemón a recibir a Onésimo (cosa que podía hacer por que tenía la autoridad) o hubiese creado nada si no sólo un conflicto más grande. Pero lo que hizo Pablo es lo que Thunder nos instruye según estudios de religión y sociedad civil que debemos hacer: Buscar un bien común que nos une. Pablo pone sobre Filemón el bien común de cumplir la voluntad del Padre. Y se pone a sí mismo como convenio: "ponlo a mi cuenta" pues sabía que Filemón podía faltar a Onésimo, pero nunca a Pablo. Y no lo dice la Biblia, pero estoy segura que le dijo lo mismo a Onésimo para fomentar el perdón y la solución de conflictos.
Eso es justo lo que Cristo nos dice a través de la Cruz. Si en algo la iglesia te dañó, Cristo pagó ya por ello. Y nuestro descanso es que, cuando El vuelva vestido en justicia por su iglesia, toda deuda quedará saldada al saber que pasarás la eternidad con Él. EN RESUMEN: El conflicto jamás dejará de existir en la iglesia. No sólo porque se trata, como menciona Eugene Peterson, llena de pecadores, si no porque en realidad el conflicto sucede en toda institución, es normal y una plataforma para el crecimiento. Pero esta última viene condicionada a la práctica de los miembros. Si estos no están dispuestos a volver el perdón una cultura, el conflicto se incrementará hasta volverse una división. Para que el conflicto logre ser plataforma de crecimiento, se necesita gente que sepa perdonar.
¿Conoces las marcas de tenis Puma y Adidas? ¡¿Quién no?! ¿cierto? Bueno... estas dos marcas nacieron de la división de dos hermanos, Rudolf y Adolf Dassler. Ellos eran fabricantes de zapatos en asosiación llamada  “Gebrüder Dassler Schuhfabrik”  hasta que un conflicto los dividió y les imposibilitó seguir trabajando juntos. ¿Cual conflicto? no es relevante. Lo relevante es que ambos tomaron sus caminos y jamás volvieron a hablarse. Pero aquí te va lo impresionante: Adidas vale un total de  14.600 millones de dólares
Sólo Adidas entra en el TOP 10 de empresas de textil con ese valor. Sin embargo, queda muy por debajo de sus contrincantes principales. Pero si estas empresas se fusionaran, tendrían un costo total de 19.000 millones de dólares. Superando con esa suma a más de 5 puestos de las empresas de textil más importantes del mercado. Verdaderamente la Biblia tiene razón cuando dice que 2 son mejor que 1. Pero para poder llegar a un grado de convivencia donde el conflicto se vuelva la oportunidad perfecta para el crecimiento, debemos aprender a perdonar. Es díficil convivir. Es díficil perdonar. Pero hay una gloria mayor del otro lado.
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La iglesia sí es una organización y estoy harta de fingir que no: la peligrosa tendencia de "espiritualizar" todo.
Hace unos meses tuve el error de hablar sobre la iglesia como organización con una persona que no entiende conceptos sociales básicos. Le expliqué que es una organización según la sociología y como había métodos ya comprobados para llegar al éxito. Semanas después esta misma persona comparte en mi iglesia diciendo "Hay quienes creen que la iglesia es una organización, pero la iglesia es el cuerpo de Cristo, la novia, llena de poder, autoridad y bla bla bla" A lo que claramente todo el auditorio reaccionó con gritos y aplausos y resonaba por todo el lugar un fuerte "Amén."
Esto, lejos de emocionarme, me preocupó. Y lo que me preocupa es la nula capacidad que tienen las personas para entender conceptos sociales tan básicos para el crecimiento de la iglesia. ¿Cómo esperamos avanzar en una sociedad cambiante si nos alteramos al escuchar decir a alguien que la iglesia es una organización? Tengo ya tiempo analizando esta situación. Hasta me auto examiné pensando que quizá el error estaba en mi. Pero después de un largo tiempo de reflexión, creo haber encontrado una posible respuesta a toda esta vergonzosa situación: todo se resume a esta estúpida constante que vivimos de "espiritualizar" y, por ende, "satanizar" cosas, personas, conceptos y de más bajo nuestros propios (y muchas veces, estúpidos) criterios.
Hablemos del porqué la iglesia sí es una organización:
Por definición una organización es:  Una agrupación de personas que coordinan sus actividades para alcanzar ciertos objetivos.  Dentro de las organizaciones se encuentran los conflictos organizacionales, que son el choque que ocurre cuando un grupo tiene un comportamiento dirigido hacia las metas que bloquea o estorba a las de otros. Es por esto que, para formar parte de una organización, tienes que someterte al objetivo de la misma. muchas veces sacrificando las propias.Ahora les pregunto... ¿Que acaso la iglesia no es un grupo de personas que buscan alcanzar un mismo objetivo? ¿Que acaso no realizamos actividades para lograrlo? ¿Que acaso no renunciamos todos los días al "yo" para perseguir el objetivo de la iglesia?
La realidad es que la iglesia sí es una organización, pero esa palabra no es muy "espiritual" de mi parte. Veamos... espiritualicemos un poco todo esto para que suene bien:
Una organización es, en un lenguaje más "espiritual": Un grupo de pecadores dispuestos a renunciar a sus deseos para unirse en un mismo sentir, con un mismo pensamiento, guiados por una misma visión para alcanzar la victoria prometida. (Aquí es donde todos decimos amén y aplaudimos con fuerza)
El hecho de nombrar a la iglesia como "organización" no le quita su poder ni su autoridad. La iglesia es mucho más que un término, ya sea uno muy "espiritual" o uno muy teórico.
La gravedad del asunto es todo lo que estamos perdiendo por no querer reconocer la efectividad de ciertas cosas sólo por que no son lo "suficientemente espirituales" para nosotros. Hay herramientas para sacar adelante una organización. Hay talleres, hay cursos, hay un sinfín de opciones. No, no me refiero a mezclar lo santo con lo pagano. Me refiero a tomar lo bueno y desechar lo malo.
Lo voy a decir: Hay teorías que no escribió Pablo, pero funcionan. Hay herramientas que escribió quizá un homosexual, pero funcionan. Hay libros escritos por ateos, pero que dicen verdades. Hay carreras que no son teología que la iglesia necesita. Hay programas que no fueron creados por cristianos pero que nos ayudarían. Hay gobiernos, hay políticas, hay teorías, hay ciencia, hay conceptos, hay muchas cosas que quizá no caben dentro de nuestro diminuto y erróneo concepto de "lo santo" pero que nos sirven y podrían ayudarnos a manejar correctamente nuestras iglesias.
Hace años escuché una moraleja que creo aplica perfecto para esta situación:
Hubo una inundación muy grande en un pueblo pequeño. Todas las personas buscaron la manera de salvarse, pero un hombre se quedó solo en ese lugar, subió al techo de su casa y rezaba incansablemente pidiendo que Dios lo salvara.
Éste, confiaba plenamente en el Señor y estaba seguro que lo salvaría. De repente, fue interrumpido por un hombre que pasaba en una balsa invitándolo a subir; sin embargo, el hombre respondió "Dios me salvará" y lo dejó ir. Luego pasó una lancha, sin embargo, el hombre respondió "Dios me salvará" y la dejó ir. Finalmente pasó un helicóptero, pero el hombre respondió "Dios me salvar" y lo dejó ir. A todos los rechazó diciendo: "Dios me salvará." Finalmente se ahogó y llegó al cielo. Dios lo recibió a la entrada. El hombre, molesto, le dijo a Dios: "¿Por qué no me salvaste si yo confiaba en ti?" Dios le respondió: "Te envié una balsa, una lancha y un helicóptero, pero tú los rechazaste."
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El síndrome del umbral bajo la mesa.
Inicié a escribir esto el 12 de mayo del 2022. ¿Qué pasaría si viéramos pastores apaciguar a los afligidos de corazón en las salas de espera de hospitales? ¿Que pasaría si viéramos a los profetas confrontar en los congresos nacionales? ¿Se imaginan a los maestros enseñando en conferencias internacionales? ¿A los evangelistas en cada bulevar, asilo o casa hogar? ¿Se imaginan que las iglesias se enfocaran más en crear centros de rehabilitación, comedores comunitarios, capacitación para misioneros, asilos de ancianos y casas hogares en lugar de construir templos cada vez más llamativos? ¿Cómo sería nuestro impacto en la sociedad si nuestro enfoque fuera, de hecho, afectarla positivamente?
Tengo toda la vida escuchando a gente decir que el gobierno vendrá a la iglesia en busca de consejo, pero siempre me he preguntado: "¿Por qué vendrían a un lugar que no está provocando nada?" "¿Cómo sabe el gobierno que existimos si gran parte de las iglesias ni siquiera pagan impuestos, algunas ni servicios públicos y ni hablemos de registrarse como Asociaciones Religiosas...?" Todas esas preguntas rondan en mi mente cuando, en una ola de emoción, gritan desde el púlpito: "¡Ya no iremos nosotros al gobierno, de aquí saldrán los próximos presidentes, gobernadores y políticos!"
No me mal entiendan... creo que esto pasará. Pero para que esto suceda debemos cambiar drasticamente nuestra manera de ser. Y es que la iglesia, hasta el día de hoy, a sobrevivido a los tiempos. Hemos sido personajes secundarios de los grandes movimientos sociales que marcaron la historia, siendo que nosotros somos los que tienen el arma que vence toda tiniebla. ¿Porque? ¿Será que no confiamos en el poder de Jesús? ¿Será que le tenemos miedo a la sociedad? ¿Será acaso que aún no es el tiempo?
La respuesta que te puedo dar es la siguiente: No sabemos como hacerlo. No sabemos, ni siquiera, hasta donde puede llegar el poder de Cristo Jesús.
¿Porque? Por que todo nuestro "entrenamiento" o nuestro caminar en Jesús se ha limitado al trabajo que se hace dentro de 4 paredes. Es como si, en lugar de reproducir los 5 ministerios, reproducimos oficios para perseverar la existencia de la iglesia como la conocemos hoy día. Hemos visto el poder de Jesús limitado a un enfermo de gripe que sana, una mujer que levanta sus manos en la adoración, personas que caen al suelo en una ministración... Y no estoy menospreciando el milagro dentro de esto, estoy criticando que LIMITEMOS el poder de Dios y le llamemos a eso avivamiento.
Si la iglesia tuviera por lo menos un cuarto de la influencia que tienen movimientos como el feminismo o black lives matter, nuestra historia sería muy distinta. Pero pareciera como si nuestra gran comisión fuese: "quédense en sus templos y lleven el evangelio solamente a los que decidan seguir sus visiones y modos de trabajar."
Jamás dudaría de la importancia del trabajo que se desarrolla dentro de las iglesias. Es hermoso, necesario y un mandato: no dejen de congregarse. Lejos de aconsejar el dejar estas hermosas prácticas (llámese reuniones de oración, de discipulado, servicios dominicales) lo que se busca es DESPERTAR a los 5 ministerios y llevarlos a ejercer sin límites, ni mentales ni físicos, su oficio para la edificación del cuerpo de Cristo.
La sociedad está a la expectativa de todo lo que la haga sentir. Ya sea la moda, la comida, la música o una causa social. Pero la iglesia está desaprovechando una oportunidad única de conquista por dejarse seducir por conquistas egoístas como: templos llamativos, templos llenos los domingos por la tarde (que no logran retener el lunes por la mañana), agendas internacionales, grupos de alabanza profesionales o revelaciones que son perlas preciosas que se arrojan a una comunidad educada para ser cerdos los domingos por la mañana. Nuestro ministerio es MUCHO MÁS QUE ESTO. Quiero decírtelo y que lo leas cada que te sientas desanimado por las circunstancias que te rodean ministerialmente: HAY MUCHO MÁS QUE ESTO. DEBEMOS SER MUCHO MÁS QUE ESTO. DIOS NOS PREDESTINÓ PARA MUCHO MÁS QUE UNA LUZ BAJO LA MESA.
Es por eso que decidí llamarle "Síndrome del umbral bajo la mesa" a Una comunidad que cuenta con la capacidad de cambiar al mundo pero que se limita a alumbrar una pequeña porción de la casa. Por que el umbral está encendido, está cumpliendo su función: alumbrar. El problema está en que no está posicionado en el lugar correcto, está limitando el alcance de su luz. Y las cuentas que rendiremos a Dios será por todo aquello para lo que nos predestinó, no sólo una pequeña porción. Y te recuerdo, hoy y siempre, sea cómodo o no lo sea, tengas otras tareas o no las tengas, sea lo que sueñas o no, independiente del llamado o ministerio que desarrolles, la gran comisión es una y es para todos: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;  enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado." Y comisión no es tarea, comisión no es deseo ni compromiso. Comisión se define como "Conjunto de personas elegidas para realizar una determinada labor en representación de un colectivo." Somos ese conjunto de personas, somos elegidas para llevar el evangelio, el testimonio de Jesús aquí en la tierra. Es tiempo de salir de los cómodos limitantes en los que nos hemos encerrado. Salir de la monotonía en la que hemos convertido servir al Señor. Es tiempo de restaurar la manera en que trabajamos, ser entendidos de los tiempos y sacar los 5 ministerios de debajo de la mesa. Sólo así podremos ser esa generación por la que la tierra clama. Te lo repito: Eres mucho más que esto. El evangelio es mucho más que esta monotonía. No te canses, no te rindas. Ya estamos alzando la voz. Ya estamos entrando a la incomodidad de estar tan cómodos.
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Hay tiempo para nacer y tiempo para crecer: el problema de la dependencia.
Los últimos meses han sido decisivos para mí. Tuve que decidir qué creeré, que trabajaré, en que tierra voy a sembrar mi tiempo, mi conocimiento, mi fuerza. Tuve que dejar ir para poder esperar en Dios. Tuve que sanar, tuve que cavar pozos. Sobre todo, tuve que dejar de escuchar lo que personas sin frutos querían de mí y para mí para comenzar a escuchar el consejo de aquellos que los tienen y, sobre todo, de Dios. Hubo cambios externos en mí, pero sobre todo internos. Y sé que la gente a mi alrededor lo nota porque no lo solo me lo dicen, si no que puedo verlo en sus ojos cuando me ven. Pero lejos de importarme un cambio externo, es el cambio interno el que más me ha impresionado. No solo es un cambio positivo en mi estabilidad e independencia emocional, si no en mi relación con Dios. He notado como nuestras conversaciones han pasado de pedirle por respuestas emocionales a pedirle dirección en Su Palabra para encontrar respuestas a preguntas reales. Las lecturas pasaron de ser búsquedas por versos que me hicieran sentir algo a ser versos que me hicieron entender todo.
Y creo que es parte de madurar entender que Dios no es una fuente de deseos, si no un pozo de encuentros.
Encuentros que te confrontan como aquella mujer samaritana; pozos que te destapan herencias como Isaac en el génesis; pozos que te hacen confiar en Dios y ver su manifestación como Daniel con los leones. Todo este proceso me ha hecho entender que esta el tiempo para nacer: ser cuidados con la mayor de las atenciones. Donde cualquier dolor es altamente preocupante y recibes toda la atención del mundo. Tiempo donde todo lo que haces, por mínimo que sea, es un festejo y un logro enorme. Tiempo donde tus errores son pasados con gracia y excusados. Tiempo donde es necesario y hasta vital depender de otras personas para que te cuiden, te instruyan, te defiendan... te formen en todos los sentidos. Pero también está el tiempo de crecer: El tiempo donde ya no dependes de alguien que te alimente porque ya recibiste la instrucción de cómo hacerlo. Tiempo donde tus errores tienen consecuencias que pagas tú mismo. Tiempo donde lo que quieres lograr debes hacerlo tú mismo porque te corresponde. Tiempo donde conoces quién eres sin la etiqueta de una autoridad o dejas de vivir bajo la sombra de alguien más que no sea la del Omnipotente. Donde tienes que luchar con todas las herramientas que obtuviste a través de aquellas figuras de ejemplo durante tu vida por alcanzar aquello que quieres conquistar. Y ese tiempo puede sonar fatídico y en cierta forma lo es, pero también es, sin duda alguna, el inicio del mejor tiempo de tu vida. Es el tiempo donde realmente conoces quién eres, que quieres y hacia dónde vas. Un tiempo donde entiendes lo que significa entregarle todo a Dios porque en medio de un mundo en decadencia lo único seguro es el Padre que tenemos en los cielos. Es el tiempo de crecer donde cobra sentido toda una vida de enseñanzas... donde todo pasa de ser un dicho a ser una experiencia. Donde podemos atesorar y también desechar costumbres, hábitos, enseñanzas, sueños, cultura y hasta personas. Es, sin duda alguna, el tiempo donde honras a tus padres, a tus líderes y a toda influencia a lo largo de tu vida al poner por obra lo bueno que te enseñaron y también al no repetir los errores que cometieron. El tiempo de crecer ciertamente es un tiempo incierto y fatídico porque comienzas a darte cuenta lo solitario que puede ser luchar por tus sueños. Dejas de lado la mentira hollywoodense de crecer y te das cuenta que, en realidad, crecer es más llanto que risa y más sacrificio que fiesta. Pero cuando entiendes que tus tiempos están en Dios, sabes que no estás haciendo todo en vano si no que inviertes el hoy para obtener un glorioso mañana en el Señor (Eclesiastés 7:3.)
Creo que es por esto que como miembros de una iglesia muchas veces nos quedamos en la cómoda estación de nacer... en esta etapa donde dependes de alguien más que te cuide, te instruya, te proteja y te provea. Creo que somos conscientes de la responsabilidad y el arduo trabajo que representa crecer y por esto nos quedamos estancados a propósito en esta etapa donde un líder, un pastor o cualquier figura de autoridad dentro de la iglesia te provee de todo lo que necesitas para seguir creciendo en el señor. Caemos en un estado de comodidad del cual no queremos salir. Pero hay que dejar claro: Ese no es el diseño de Dios para tu vida. Ese es el diseño que nosotros hemos querido adoptar para no tomar responsabilidades. Pero Dios no te diseñó para depender toda tu vida de un hombre ni de una mujer. No tiene planeado para ti que vivas a consta de alguien más para siempre y No es Su voluntad que jamás logres nada por ti mismo.
No confundamos el tener una sana relación con una autoridad ya sea líder, padres o pastores a los cuales acudir en busca de consejo. Eso es un regalo muy valioso que jamás debemos descuidar. Aquí se trata de no ser capaz de tomar la más mínima decisión sin tener que depender de la respuesta de alguien más. Buscar abundancia de consejos es de sabios... pero fácilmente confundimos el buscar consejos con evitar tomar nuestras propias decisiones.
Todo esto me recuerda a la parábola de las 10 vírgenes donde algunas estaban preparadas para recibir al novio y otras no. Dice la parábola que todas tenían su lámpara para recibir al novio, lo que les faltaba era aceite. Y cuando las vírgenes insensatas despertaron al escuchar al novio llegar, les pidieron aceite a las vírgenes sensatas. Esto puede representar nuestras vidas cuando dependemos de alguien más en más de una manera.  Nuestros padres, líderes, pastores, maestros o cualquier figura de guía nos preparan para la fiesta del Señor. Representativamente podemos decir que nos "dan la antorcha", nos enseñan donde conseguir aceite, como mantenerla encendida y que hacer al momento de escuchar llegar al novio. Su tarea es instruirnos para ese momento, pero llegado el tiempo de recibir al novio y guiarlo a las bodas, será solamente tu responsabilidad lograrlo o no.
La diferencia entre unas vírgenes y otras es que las insensatas dependían de alguien más que les diera aceite mientras que las sensatas iban listas para recibir al novio.  Y es que quizá en la tierra es sencillo depender de otras personas para crecer, pero al momento de rendir cuentas delante de Dios no podrás culpar a nadie de los errores que cometiste si no a ti mismo. No se tratará de "es que me dijeron "es que yo sólo obedecía" "es que a mí me enseñaron" o cualquier otro tipo de excusa. En ese momento sólo contara aquello que lograste tú mismo.  Es tiempo de dejar de culpar a otros, de depender emocional y hasta espiritualmente de nuestras distintas autoridades para provocar la manifestación del cielo en la tierra.
Es tiempo de armarnos de todas las instrucciones que se nos están siendo enseñadas, todo el sacrificio de nuestros padres y de las generaciones pasadas y llevarlas a la manifestación en este tiempo. La meta no es quedarnos donde mismo, si no llevar las conquistas de las generaciones pasadas a mayores niveles y lograr mucho más que ellas.
Hay toda una tierra que conquistar, pero para poder hacerlo, primero debemos ser verdaderamente libres. Recuerda que: Los esclavos (los dependientes) no conquistan ni heredan.
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En el Reino no hay democracia: La delgada línea entre el liderazgo y la tiranía.
"Muchos pastores enseñan a las personas a ser fieles a sus iglesias en lugar de ser fieles a Jesús. Le enseñan a la gente a ser "leal" en lugar de enseñarles a señalar el abuso. Tal vez es porque si enseñan estas cosas la gente seguiría a Jesús y dejaría sus iglesias."
Desde que comencé a estudiar sociología, hace aproximadamente 3 años y medio, se abrió ante mis ojos todo un mundo de desigualdades del cual me será imposible salir. A donde quiera que voy encuentro una injusticia, una falla de sistema, una necesidad de política pública, una discriminación. Y cuando esto se nota en las calles, escuelas u otro tipo de organización puedo tomar la faceta de Jesús volteando mesas y soy considerada una "heroína" que predica el evangelio. Pero cuando señalamos fallas dentro del sistema iglesia somos señalados como "rebeldes" "herejes" "hijos de deshonra" "Caín" "Jezabel" y la lista puede seguir. En el mejor de los casos, nos vamos de esa iglesia y buscamos una iglesia diferente y seguimos caminando. Pero luego están los peores y más comunes casos: -la gente se va de la iglesia, queda lastimada, decepcionada y con la imagen errónea de lo maravilloso que es ser parte del cuerpo de Cristo y jamás vuelven a congregarse. -Las personas se quedan en las iglesias pensando que hay algo mal en ellas y se auto condenan y menosprecian por estar divididos en 2 pensamientos que nunca fueron resueltos (los cuales debieron ser atendidos por sus líderes a través de enseñar la Palabra, pero ese será otro tema) convirtiendo así su caminar en Jesús como un yugo difícil de cargar; sin conocer nunca el propósito de Jesús para su vida y su generación.
Comencemos con la realidad: Hay muchas fallas en el sistema iglesia. Y esto no tiene nada que ver con la falta del Espíritu Santo en nuestros templos. Tiene que ver con la abundancia de nosotros mismos en ellos.
Es como si el Espíritu Santo tuviese libre acceso a nuestras iglesias los domingos congregacionales, cuando Su manifestación la pedimos como un hambriento el pan; pero limitada participación cuando se trata de ordenarla.
Considero imposible que un sistema dirigido y formado por hombres pueda estar exento de problemas. No se trata de ser una iglesia sin fallas por que entonces estaríamos detrás de una imposible utopía. Se trata de estar abiertos al dialogo, al reconocimiento de fallas y a la posibilidad de mejoras. Te lo planteo de esta manera: ¿Crees que algo hubiese sido distinto en el caminar de Jesús por la tierra si los maestros de la ley judía hubieran estado abiertos al dialogo? ¿Si hubieran estado abiertos a la existencia de fallas en su sistema y a la posibilidad de mejoras? No solo la historia sería distinta si no que no cargaríamos en nuestro ADN con la tiranía y la religiosidad. (Por que son cosas por las cuales Cristo Jesús vino al mundo y murió por nosotros: no para abolir la ley, para cumplirla.)
Dentro de la sociología hay un término muy famoso llamado "Institución total" que se refiere a un un sistema social cerrado en el que la vida está organizada por estrictas normas, reglas y cronogramas, y lo que sucede dentro de ella está determinado por una sola autoridad cuya voluntad es llevada a cabo por el personal que hace cumplir las reglas. La primera vez que escuché este término me pareció horrible; pero más horrible fue poder relacionar la iglesia tan fácilmente con este término. La iglesia debe funcionar como un lugar seguro para todos. Un hogar para quienes, en una sociedad en constante deterioro, logren encontrar un abrazo de Dios y de la gente. Un lugar donde todos son aceptados, amados y escuchados. Donde la prioridad es el amor al prójimo, la salud del enfermo, la libertad del cautivo. Si no es así, quizá estamos más inclinados a la tiranía y al totalitarismo en la balanza de lo correcto.
Todo sistema que se cierra al cambio, está destinado a la guerra. Y como siempre, la Biblia ya nos había hablado de esto. En el tiempo en que muere el rey Saúl, hubo mucha gente que se opuso al reinado de David y esto provocó guerras entre estas distintas maneras de pensar. "Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David; pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando." 2 Samuel 3:1 Y no se oponían por que David no fuera capaz ni por que no tuviera frutos suficientes para tomar el trono; se oponían por mera costumbre. Por que las cosas no se hacían así para ellos, por que David representaba una nueva manera de pensar, actuar y por consecuencia reinar.
Una vez escuché una muy buena predicación acerca de que en el Reino no hay democracia. Al principio, como toda partidaria revolucionaria, lo rechacé. Pero al ir escuchando encontré en aquella predicación una enseñanza de la verdad: En el Reino no hay democracia. En el Reino gobierna Jesús y Su Palabra no es sujeto de debate. Pero de ahí en más, todo es y debería ser sujeto a debate, a critica (constructiva) y a opinión. Por que las iglesias no son Reinos, son parte de El Reino. Los pastores y líderes no son los reyes y nosotros los súbditos, son Hijos del Rey, tal y como nosotros. Sus palabras, ordenes, visiones y enseñanzas, no son la verdad absoluta por que esa solo hay una: La Palabra de Dios. Con esto no estoy invitando a nadie a revelarse en contra del sistema pastoral o de liderazgo. De ninguna manera. Este ministerio es hermoso y completamente necesario para el caminar del cristiano y la edificación del cuerpo de Cristo. Ama, ayuda, sirve, escucha y obedece a tus pastores y líderes. Ama, ayuda, sirve, participa en tu iglesia. Ama, sigue, honra y comparte la visión de tu iglesia. Pero siempre hazlo con conciencia, con entendimiento, sabiendo el por que haces lo que haces, por que obedeces lo que obedeces. Pregunta, duda, opina. Participa del hacer iglesia con pensamiento crítico. No tengas temor de decir lo que piensas. Obediencia sin entendimiento es el arma perfecta del enemigo para distorsionar la verdad. En el tiempo de la re edificación de la casa de Dios, cuando Nehemías, Esdras y el pueblo de Israel trabajaban para levantarla, aconteció que los pensamientos terrenales intimidaron a los pensamientos del pueblo de Dios. "Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos."
El diablo distorsiona verdades como la lealtad y las convierte en silencios ante el abuso. Toma la intención de los creyentes de seguir a Jesús y la distorsiona para hacernos caer en idolatría hacia los líderes bajo el supuesto de "El/Ella/Ellos es/son la representación de Dios para mi vida" Todo con la intención de mantenernos, inconscientemente, en el pecado. Y es que la verdadera victoria del diablo no es que peques, es que ni siquiera te des cuenta que lo estás haciendo o no reconozcas que está mal lo que haces.
El diablo, a través de modelos religiosos, distorsiona el modelo de los 5 ministerios para hacernos creer que hay mayores que otros. Nos hace creer que por tener un título de liderazgo tenemos autoridad sobre la vida de las personas, su manera de pensar y sus decisiones. El liderazgo ciertamente es autoridad, pero no sobre las personas. Es autoridad de poder servir más, amar más, enseñar más. Parece que hemos olvidado que el que sirve es mayor delante de Dios.
Hacer iglesia es maravilloso. No sé en que momento en nuestro caminar como cuerpo de Cristo llegamos a pisar la delgada línea entre el liderazgo y la tiranía. Pero aun creo que podemos volver a poner nuestra mirada en Cristo Jesús y comenzar a caminar conforme a Su ejemplo de liderazgo. Que las próximas generaciones vivan una relación sana con el liderazgo y la iglesia. Que represente para ellos un lugar seguro y un trabajo el cual admirar y desear. Aun hay tiempo para comenzar a caminar en la manera que Jesús dejó diseñado hacer iglesia, pero tenemos que comenzar hoy.
"Poned la mira en las cosas (diseños, palabras, maneras, enseñanzas) de arriba, no en las de la tierra." Colosenses 3:2
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La oportunidad de saber que juego estamos jugando.
Uno de mis sociólogos favoritos, Pierre Bourdieu, dice que la verdadera libertad que ofrece la sociología es “darnos una pequeña oportunidad de saber que juego estamos jugando.” Y en mi caminar por el mundo de la sociología me he encontrado a Jesús de distintas e increíbles maneras pero también con la realidad en la que vivo. La sociología sirve de espejo en el cual veo mi vida tal y como es. A veces hay cosas buenas, pero casi siempre son cosas no gratas. Malas costumbres, construcciones sociales, estructuras mentales.
En los últimos meses he perdido casi todo lo que consideraba mío. No solo cosas materiales, personas o sueños personales. Si no en mi mente. Convicciones que pensé formarían parte de mí y mis generaciones, convicciones con las cuales me he guiado para tomar decisiones toda mi vida. Muchas de esas convicciones en estos meses quedaron obsoletas. Fuera de mi manera de vivir para ya jamás volver. Y si hay algo peor que perder algo material, por más que esta te hubiese costado, es darte cuenta todo lo que no hiciste por vivir con base en un error.
Y en medio de esta temporada de darme cuenta quien soy, que quiero y hacia donde estoy caminando, conocí a Jesús tal y como Pierre Bourdieu describe la bella oportunidad que da la sociología: Jesús es quien me da la pequeña oportunidad de saber que juego estamos jugando.
Jesús, a través de Su Palabra, me permite entender que es lo que estoy viviendo. A través de la profecía me permite entender que es lo que está por venir. A través de la adoración me permite entender quien es Él y, al mismo tiempo, quien soy para Él.
Si algo he entendido en este tiempo de perderlo casi todo es que nunca vemos el panorama completo. Ni de la vida, muchísimo menos de Dios.
Sólo vemos esa pequeña parte, solo tenemos esa pequeña oportunidad de saber que juego estamos jugando. Y ahí entendí por que la Biblia dice: “Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” Jesús es esa porción, esa oportunidad que tenemos para entender lo que vivimos. No significa que Él nos dará la respuesta que buscamos, ¡Él es la respuesta!
Y esto es algo que un hombre, hace muchos años, experimentó también. Job. Job perdió todo lo que consideraba propio. No lo perdió por que fueran cosas del diablo ni por desobediente. Lo perdió porque Dios lo permitió. Pero en medio de todo lo que perdió, encontró su mayor riqueza: esa pequeña oportunidad de saber que juego jugaba. Encontró su porción: Cristo Jesús.
Y fue así que entendí que, al igual que la sociología, Jesús también me daba esa pequeña oportunidad de saber que juego estaba jugando. Y en esa oportunidad yo encuentro mi paz, mi justicia, mi destino, mi porción. Cristo Jesús.
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Y si caigo o me pierdo, vienes a buscarme.
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Tu eres salvo para que otros sean salvos.
 Por mucho tiempo pensé que por estar sirviendo en la iglesia yo ya estaba haciendo la voluntad de Dios para mi vida. Porque mi mente sólo alcanzaba para creer que servir dentro de 4 paredes era lo que Dios tenía par mí. Limitaba tanto a Dios y Su Poder.
Pero un día, mientras leía la increíble carta de los Hechos, me di cuenta de que mi Salvación no era solamente para servir en la iglesia, si no para que otros fuesen salvos.
¿Cómo, Ale? Bueno, tu eres salvo para que otros sean salvos. Jesús no murió solamente para que tu fueses salvo, Él murió para que todos puedan llegar a Su Luz admirable.
Juan 3:16 no dice “De tal manera amó Dios a Juan…” o “De tal manera amó Dios a Marcela…” la Biblia dice “De tal manera amó Dios al MUNDO”
Si La salvación es un acto de bondad y generosidad de Jesús para el mundo, entonces ¿porque nosotros nos volvemos egoístas y no compartimos la buena nueva con los demás? Porque no hemos entendido que nuestra salvación es para la salvación de otros.
Hechos 27:42-44 dice:
Entonces los soldados acordaron matar a los presos para que ninguno se fugase nadando. Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra.
A causa de la salvación de Pablo, todos fueron salvos en aquel tiempo. ¡A eso mismo estamos llamados tu y yo!
¡Ve y cuenta los que Dios a hecho en tu vida! ¡Cuenta cuan bueno ha sido Dios contigo y los tuyos! ¡Cuenta que tan grande es la Salvación! No te quedes en una silla, se un verdadero discípulo y cuenta lo que Jesús hizo por la tierra.
Esa es tu verdadera tarea, eso es parte de tu propósito: ¡Ve y cuenta lo que Jesús hizo por el mundo!
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“Todo lo que Jesús hizo fue para que tú pudieras estar cerca de Él.”
— Antonio del Ángel
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Hay cosas que Dios quiere que hagamos y son cosas para las que nadie más ha sido escogido.
Braulio Sesma 
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No eres lo que pareces.
Hace poco tuve una situación difícil con una maestra. Nos pidió el trabajo final que constaba en diferentes pasos, trabajamos durante aproximadamente 3 meses con el mismo proyecto. Tenías que desarrollar preguntas, encuestar alrededor de 100 personas, (ir a una colonia de mi ciudad y tocar puertas) aprender a usar un programa para poder hacer una base de datos y graficar. En fin, era un trabajo largo y cansado que iba a concluir con un escrito y unas tablas. Me esforcé mucho haciendo el trabajo, aprendiendo a usar el programa, diseñando, graficando, haciendo todo lo necesario, pero terminé y estaba muy orgullosa de mi trabajo. Lo entregamos y la maestra nos lo regresó diciendo que estaba mall y que teníamos 0 en el proyecto final. El error fue que ella pidió solamente 2 tablas y yo entregué 10. Le pregunté si podía ir a imprimir 2 tablas y listo y ella dijo que no, que ya tenía 0. Me entró mucho enojo y por más que quise hablar con ella, no cedió. Reprobé.
Era mucha mi frustración, fue mucho trabajo para que al final obtuviera un 0. Recuerdo que comencé a preguntarle a Dios porque no había intercedido por mí, porque si el vio todo mi trabajo había dejado que todo fuera para nada. Entonces Dios me dijo: “¿Enserio crees que fue para nada? ¿no te das cuenta de todo lo que aprendiste?” y entonces comencé a recordar que aprendí a elaborar encuestas, a usar una aplicación muy útil para mi carrera y a graficar. Y entendí que, aunque el resultado no fue el que yo deseaba, el proceso me hizo crecer. La condición de ese momento no era lo que me definía, pero el conocimiento que obtuve durante el proceso de elaboración, me hizo crecer.
 Esta experiencia en mi vida me recordó a Abraham yendo a sacrificar a Isaac.  (Génesis 22)
La historia tiene un final de gozo y alegría porque el ángel de Dios detuvo a Abraham, pero se han preguntado ¿Cómo sería si no lo hubiese hecho? ¿Cómo continuaría la historia de Abraham si Isaac hubiera muerto a mano de su propio padre?
 ¿Y sabes que es lo que pienso? Pienso que veríamos a Abraham exactamente como lo vemos hoy: Como el padre de la fe. Porque el resultado no es lo que definió a Abraham, si no su decisión.
 A veces las cosas no salen con el resultado que tu esperas, pero recuerda que lo que te define no es el resultado final, si no el proceso que tuviste que pasar y la decisión que tomaste de hacerlo aun sin saber el resultado.
Yo estoy segura de que Abraham mientras subía al altar, iba hablando con Dios de quien sabe cuanta cosa y pidiéndole que le diera paz. Pero también estoy segura de que no le dijo, ni siquiera cuando tenía el cuchillo en mano apuntando a su pequeño, ni siquiera ahí le dijo “No lo haré.”
Nosotros no llamamos a Abraham “Padre de la fe” porque Isaac vivió, si no porque Abraham decidió entregar hasta lo que más amaba, por Dios.
Por eso yo entiendo que lo que me define no es mi condición actual, si no mi decisión de seguir mi camino, de seguir escalando la montaña, de seguir atando a mi Isaac al altar, de seguir empuñando el cuchillo, de seguir con la decisión de sacrificar hasta lo que más amo por amor a Dios.  Eso es lo que me define.
Por eso quiero recordarte que tu situación actual no define quien eres. Que tal vez lo que tu ves ahora como algo malo, Dios lo va a usar para formar tu carácter, para formar tu identidad. Te pido que sigas escalando, sigue tu camino hacia el altar, sigue obedeciendo lo que Dios te mandó. 
Recuerda que al final: Dios proveerá el cordero.
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