Tumgik
#demasiado rímel
mividadesatre · 2 years
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Mi vida escolar
Ufff….
No me va a costar nada hablar de esto: voy al instituto, no me gusta, odio estudiar, hacer deberes, trabajos… Es todo muuuuy aburrido excepto Inglés, que siempre se me ha dado genial, y Deportes, que me apasiona.
Lo mejor de todo es la gente con la que estoy, mis amigos. Tengo una amiga íntima pero no llegamos a ser mejores amigas pq pasamos de eso, las dos hemos tenido malas experiencias con eso, (ya os lo contaré), tmb conozco a dos chicos muy majos de mi nueva clase, nos juntamos y no paramos de reír. Me gustaría seguir igual de bn con la gente de mi antigua clase, pero no puede ser por desgracia. Marcos (mi crush) va a otra clase, antes iba a mi antigua clase, por eso le conocí, y nos llevábamos muy bn, ya solo nos hablamos de vez en cuando y muy poco. No me cae bn la gente q finge ser alguien q no es, o que finge ser qn es pero en realidad no lo es. La mayoría tienen mucho pecho o se ponen relleno, mucho culo, mucho, demasiado rímel, para qué se echan, coño vas al insti no a una gala joder. Si no llevas rímel no eres popular o no tienes vida social. Los tíos se hacen todos el mismo peinado, y lo peor es que son popus por eso. Seguiré hablando de todo esto otro día.
chao, sed vosotr@s mismas, vale?
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deepinsideyourbeing · 16 days
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Enzo viendo como te hacés el skincare, te maquillás...
Simplemente él siendo el mejor novio del mundo
Necesito cariño jaja
Fluff ♡
Enzo recuerda el horror en tu rostro cuando en una de las primeras citas confesó no utilizar protector solar, así como recuerda la reprimenda que recibió y la forma en que lo arrastraste a una tienda para conseguir productos adecuados para su piel.
El recuerdo parece demasiado lejano mientras te observa a través del espejo, pero la forma en que cuidás de él sigue siendo la misma: una mascarilla cubre su rostro y el líquido que embebe la tela es frío, helado, pero la sensación de tus dedos en su cabello logra distraerlo.
-¿De qué era esto?- pregunta y frunce los labios en un gesto tan típico suyo. Se estira para tomar el diminuto gotero que contiene el aceite que utilizás para hidratar sus puntas y lee-. Almendras.
-Era el que te gustaba, ¿o no?
Recuerda cómo solías tratar su cabello cuando la dieta que realizó para una película provocó que este se debilitara, también recuerda los masajes en sus extremidades adoloridas y su sienes. Asiente.
-Bueno, ahora te toca- se pone de pie y ocupás el asiento frente al tocador. Toma un cepillo y desenreda tu cabello, comenzando por las puntas y asegurándose de deshacer cualquier nudo antes de continuar.
Coloca un par de gotas en la palma de su mano y frota sus palmas para esparcir el producto antes de colocarlo sobre tu cabello. Cuando el aceite en las yemas de sus dedos es mínimo masajea tu cuero cabelludo y oye un sonido de aprobación surgiendo desde tu garganta.
Recoge tu cabello y utiliza uno de tus broches favoritos para asegurarlo en su lugar. Acomoda un mechón corto tras tu oreja y besa tu mejilla, su mirada encontrando la tuya en el reflejo.
-¿Querés ver una película? Todavía tenemos tiempo.
-No sé- arrugás la nariz-. ¿Dónde quedó el libro que estabas leyendo hoy?
-¿Por...?
-Quería escucharte leer un ratito.
Te sonríe y corre a buscar el libro que dejó olvidado en algún rincón del departamento que comparten. Cuando regresa te encuentra recostada sobre tu estómago, tus piernas balanceándose en el aire y los dijes (uno por cada aniversario) en tu tobillera tintineando.
En lugar de retomar la lectura decide leer el capítulo desde el inicio para ofrecerte un poco de contexto. No puede evitar perderse una y otra vez, sus ojos dejando las páginas para centrarse en tu rostro y encontrando tu mirada fija sobre sus labios en cada ocasión.
Faltan aún un par de horas para que ambos deban dejar la comodidad de su hogar y él pueda ver cómo colocás rímel en tus pestañas, rubor en tus pómulos y en tus suaves labios un gloss que dejará marcas en todo su cuerpo.
Otro dije aguarda su turno pacientemente, oculto dentro de una pequeña caja aterciopelada que Enzo escondió en el armario.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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perversalunaoscura · 8 months
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Libre y expuesta,
Ojos vidriosos por un desbordamiento de tortura y placer,
Con el cabello enredado de amor,
Rímel corrido por el dolor,
Pintalabios manchado por la pasión,
Líneas de semen dibujan su rostro,
Su felicidad.... es su entrega,
A menudo. Generosamente. Apasionadamente.
Estoy hecha para cuándo, cómo y dónde Él desee usarme por muy duro que sea
Él decide como me quiere, pintada de Sus marcas, profanada por Su hombría
Mis labios magullados y garganta demasiado llena
A menudo. Generosamente. Apasionadamente.
Dónde ambas necesidades están completamente satisfechas, .....Usar y ser usada
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michitactico · 4 months
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⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀ ﹒⪩⪨﹒
¡Hola, cielo! ¿Estás interesada/o en el maquillaje "douyin"? Definitivamente es un maquillaje muy lindo, el cual ha llamado la atención de diversos internautas. Aquí aprenderás a cómo hacerlo paso a paso, qué tipo de sombras utilizar y demás. Haz que tu belleza resalte con este maquillaje cálido y tierno, o como muchos suelen denominar 'coquette'.
Piel.
La primera parte de este maquillaje, será preparar bien tu piel, este es el principal secreto para que la piel absorba bien el maquillaje y dé esa impresión de douyin makeup. ¿Cómo tener una buena rutina de skincare? No hay mucha ciencia en ello; lava muy bien tu rostro, mantenlo hidratado con un buen sérum y también una crema hidratante, siguiendo con una capa ligera de maquillaje y corrector. Perfecciona tu piel, esa es la clave primera.
Además, es ideal tratar de hacer con un gel ese efecto de piel desnuda o piel porcenala que es típico del douyin.
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Mirada.
La mirada es la parte, por decirlo así, la más destacante del maquillaje douyin, tienes que saber cómo enfatizarla. Utiliza colores salmón y rosas como sombra para tus párpados, para mantener ese efecto tierno en el cual destaca el maquillaje. Puedes intentar una técnica, que en lo personal es la que uso día a día: coloca un color salmón donde termina el ojo y más antes coloca uno un poco más claro u oscuro, sólo un poco más, que no se pase ni de claro u oscuro; después, toma tu corrector y lo pones en la parte sobrante, de donde empieza el lagrimal, hasta poco menos de la mitad del ojo, difumina bien el corrector con la sombra anterior puesta, verás que se torna en un maquillaje lindo y suave.
Ahora vas a perfeccionar tu 'aegyo sal', que es la línea del ojo, existen diversos tutoriales de cómo hacerlo, pero una técnica que a mí me ha servido demasiado — lo digo porque yo no tengo un aegyo sal muy marcado ni marcado — es tomar la brocha para ojos que es conocida como 'lamida de gato' y tomar un poco de una sombra clara y colocarla en tu aegyo sal, luego, vas a tomar una sombra un poco más oscura que tu tono de piel, vas a entrecerrar tus ojos los suficiente hasta que se note tu aegyo sal y comenzar a marcarlo hasta que se note, y ¡ta-da! Estarás dominando el douyin.
Ahora sigamos con las pestañas, el cat eye, es algo que al principio me costó, pero logré dominar y estoy aquí para enseñarles la famosa técnica. Tomarás tu enchinador (si no es de calentador puedes calentarlo, no hay problema), comenzarás a enchinar tus pestañas como lo harías usualmente y colocarte tu rímel como lo harías diariamente, luego, tomarás unas pinzas delgadas y comenzarás a unir tus pestañas con ella, hazlo al número que te parezca más conveniente a ti, también puedes llenar de rímel las pinzas si con la cantidad que tienen no se juntan.
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Labios porcelana.
Así es, para darle el toque semifinal a este maquillaje, haz que esos labios se vean como porcelana, para ello, opta por rubores, sombras y labiales rosas. Por otro lado, también utiliza iluminadores con brillos para sellar este maquillaje; y, ¡no te olvides del gloss!
Brillo.
El toque final, será el brillo, glitter e iluminadores que resalten el maquillaje, ¡y tendrás un maquillaje douyin exquisito!
💗 💓 💗 💓 💗
Ahora que conoces bien todos los pasos, ¿por qué no le das una oportunidad? Seguro te sienta súper hermoso y resalta tu belleza en definitiva. ¡Dale una oportunidad al douyin y a mi instagram también! Estaré subiendo contenido distinto de vez en cuando aquí y allí: @michitacticss
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Ratos
Ela deixou-se ficar, já era tarde, os seus lindos olhos cor de mel percorriam-me devagar, as suas mãos pequenas apoiavam aquele corpo pequeno e frágil contra a bancada da cozinha. Perguntei-lhe se tinha fome, negou com um aceno demasiado encenado, falso, forçado; eu mal podia acreditar que aquela era a rapariga que lera teses durante uma hora, óculos pesados por cima de um casaco de malha grossa.
Ela, eu nem lhe tinha perguntado o nome, parecia bem jovem para professora universitária. Era atraente, eu não o ia negar, mas algo me fazia ter pena, como um ratinho assustado. Ela era um pequeno rato assustado preso à frente de uma vitrina numa noite escura. Ela, aquela mulher que eu nem sabia o nome, a professora universitária empurrada para um universo de que mal se lembrava, podia ver nos seus olhos o retrato de todos os seus amores, de todos o corações partidos e do rímel borrado a chorar num canto da casa de banho pública.
Mostrou-me uma foto de quando era mais nova, o aparelho nos dentes e o rabo de cavalo, "Era prático, gosto de prático", disse-me ela. Concordei com um aceno leve, a comida encomendada devia aparecer em menos de nada, se o rapaz do restaurante do fundo da rua não se enganasse de novo.
Ela... Aquela mulher que eu mal conhecia, aquela mulher bonita que ainda tinha o dente da frente rachado como o último resquício de uma guerra com ela própria por anos. Disse-me que a chamavam de Dentes de Rato, parecia mais orgulhosa do que no dia em que a apanharam a roubar maçãs na mercearia da esquina. Dentes de rato... ela era, em si, um pequeno roedor escondido numa grande gaiola onde viveu a vida inteira, mas que mal conhecia.
Ela era um pequeno rato.
Um pequeno rato.
12.08.2022
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theweirdangel · 1 year
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⸻ 𝖙𝖍𝖊 𝖌𝖑𝖔𝖜 𝖎𝖓 𝖙𝖍𝖊 𝖇𝖑𝖔𝖔𝖉
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Silencio, la habitación no era alumbrada más que por la pequeña lámpara de noche que descansaba sobre el buró junto a la ventana que, con las persianas cerradas, impedía la entrada de la luz de la madre luna y de las miradas indiscretas de los árboles y los insectos que rondaban entre las penumbras.
Silencio, un pestañeo y la brocha cepillando el rubor rosado era lo único que se podía escuchar, además de los constantes susurros que le erizaban los vellos de la nuca, causando que el collar de perlas se sintiera más apretado contra su cuello, obstruyendo el paso constante del aire a sus pulmones maltratados y pútridos por los múltiples cigarros que solía fumar durante sus rondines diarios.
“𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖.”
“𝘽𝙚𝙣𝙙𝙞́𝙘𝙚𝙡𝙤 𝙨𝙚𝙣̃𝙤𝙧…”
“𝙈𝙞𝙧𝙚𝙣 𝙖 𝙡𝙖 𝙣𝙚𝙣𝙖…”
Pintalabios rojo y largas pestañas postizas daban vida a su demacrado rostro, añadiendo más color a cada capa de piel, mejillas ruborizadas de forma forzada, finas cejas que no le pertenecían ahora formaban parte de su rostro y, aún sin verse a sí mismo en el espejo sabía que no era él, no lucía como él, y no sabía si debía sentirse feliz o desgraciado por ello.
“𝙌𝙪𝙚́ 𝙙𝙚𝙘𝙚𝙥𝙘𝙞𝙤́𝙣”
“¡𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖!”
“𝙑𝙚𝙧𝙜𝙪̈𝙚𝙣𝙯𝙖…”
“𝙀𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚…”
“¡𝙎𝙚́ 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚!”
Un suspiro y la mirada puesta en el delineador negro, centrada en seguir el flujo de la línea, sin deparar ni un segundo en sus pupilas dilatadas por el brillo cegador de la brillantina que le bañaba en resplandor los párpados. Rímel y más color, más color, más brillo, glitter, la brillantina…; miró fijamente el pequeño frasco transparente, rayado y ligeramente quebrado por el choque constante contra las demás cosas que cargaba siempre en su bolso.
“𝙀𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚…”
Tragó fuertemente, una gota de sudor cayendo desde su cien izquierda, haciendo su recorrido a través de su cuello, dejando a su paso un rastro húmedo casi imperceptible, desapareciendo dentro de su aterciopelado vestido magenta, justo donde el esquelético dedo trazaba un camino en ascenso.
“𝙌𝙪𝙚́ 𝙖𝙨𝙦𝙪𝙚𝙧𝙤𝙨𝙤…”
Se negó a volver la vista a su reflejo, le bastaba con sentir su presencia contra su espalda encorvada, cansada, adolorida; acariciando, rasguñando, resoplando palabras crudas, llenando el aire de un asqueroso aroma a muerto, tan real que sabía que realmente estaba ahí. Sus manos frías le helaban la piel con un simple toque y le dejaban las articulaciones entumecidas y las manos tan temblorosas que le dificultaba tomar el pequeño frasco de brillantina, alzándolo contra la luz, permitiendo que una holeada colorida le bañara de calidez el pecho.
“𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖…”
“¡𝘼𝙨𝙦𝙪𝙚𝙧𝙤𝙨𝙤!”
“¡𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖!”
Sentía que todo a su alrededor comenzaba a comprimirse contra él, aplastándole el pecho, quebrándole las costillas, las voces eran demasiado ruidosas, haciendo retumbar las paredes, tirando polvo sobre sus pinturas, empañando el espejo, borrando su reflejo deplorable y dejando a su paso nada más que una silueta, la forma femenina de una completa extraña, con cabellos largos y quebrados, con largos pendientes de argolla y unos labios tan rojos que relucían claramente; con grandes manos alrededor de su cuello y una gran sombra a su espalda, junto a otras dos más junto a su puerta y sobre su cama.
“𝙃𝙤𝙡𝙖…, 𝙦𝙪𝙚𝙧𝙞𝙙𝙖…”
“𝙉𝙤 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣𝙖 𝙢𝙪𝙟𝙚𝙧…”
“𝙀𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚.”
“¡𝙎𝙚́ 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚!”
Una amplia sonrisa comenzaba a formarse en sus temblorosos labios, un brillo particular haciéndose presente en sus ojos, inundando sus pupilas, devolviéndoles el brillo que de falso le hacía juego a toda su apariencia, falsa, triste, incorrecta.
“𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖…”
Destapó con un suspiro el frasco de glitter y lo vertió lentamente sobre su palma abierta, hipnotizada con la caída del resplandor divino, que en su diminuto reflejo le permitía vislumbrar la soledad soñada a sus espaldas, tan brillante y colorida como distante y dolorosa.
“¡𝙉𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖!”
El silencio de la habitación fue cortado de golpe por el estruendo provocado por el choque del plástico contra las baldosas de madera vieja, deslavada y polvorienta. Cada golpe incrementaba más el sonido y mitigaba las voces inquebrantables de su alrededor, comenzó a reír victoriosa por la repentina paz que, desconocida, se colocaba en su pecho, asfixiante.
“¡𝙎𝙚́ 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚, 𝙣𝙞𝙣̃𝙞𝙩𝙖!”
Lágrimas derramadas con lentitud sobre sus mejillas, resbalando con suavidad y corriendo de paso al maquillaje intruso de su camino, internándose en sus fosas nasales, humedeciendo el aire putrefacto con aroma a sal, bañando sus dientes sucios de labial corrido, perdiéndose en su boca que, entre carcajadas, permanecía abierta.
“¡𝙉𝙊 𝙀𝙍𝙀𝙎 𝙐𝙉𝘼 𝙈𝙐𝙅𝙀𝙍!”
“¡𝙉𝙄𝙉̃𝙄𝙏𝘼!”
Todo estaba mal, su ropa se sentía demasiado ajustada y al mismo tiempo demasiado desnuda, mientras las garras se abrían paso entre las costuras, despellejando su interior, dejándolo vacío, con el maquillaje corrido y la peluca despeinada por el viento infernal que, entre ráfagas, le bañaba con restos de sombras turquesas, verdes y anaranjadas, con brillantina colándose entre los agujeros de sus medias de red, mitigando el dolor físico con sus delicadas caricias.
“𝙉𝙤 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙣𝙖𝙙𝙞𝙚…”
“𝙉𝙤 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙙𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙…”
“𝙑𝙚𝙧𝙜𝙪̈𝙚𝙣𝙯𝙖.”
“𝙎𝙀́ 𝙐𝙉 𝙃𝙊𝙈𝘽𝙍𝙀”
“𝙉𝙊 𝙀𝙍𝙀𝙎 𝙐𝙉𝘼 𝙈𝙐𝙅𝙀𝙍”
Un pestañeo, inhala, exhala. Volvió su vista hacia el espejo, su mirada viajando a lo largo de la habitación, vacía, desolada, irreconocible, apenas iluminada por su tenue lámpara de noche.
Inhala.
Exhala.
Miró lentamente su reflejo, su vestido estaba aún en su lugar, intacto, impecable. Su peluca seguía perfectamente arreglada, rizos discretos descansando detrás de sus orejas. Su maquillaje seguía ahí, pequeños rastros de lágrimas decoraban sus mejillas.
Inhala.
Exhala.
Sonríe.
Dejó caer sus manos a cada lado de su cuerpo, agotada, sin permitirse dejar de ver su reflejo, sin dejar de vislumbrar sus pupilas dilatadas y su labial corrido, las comisuras de sus labios irritadas y brillantes. Un suspiro y un torrente de brillantina salió disparada contra el espejo, reflejando múltiples veces su silueta, encorvada, sin vida, con la brillantina llenando su boca, sofocando su esófago, llenando su vacío interior, desalmado por aquel que detrás suyo lo tomaba por el mentón y la obligaba a verse.
Inhala.
Exhala.
Podía sentir como dentro suyo todo comenzaba a cobrar vida, todo se sentía mágico, se sentía real, se sentía correcto. Relamió sus labios con su lengua rasposa por las diminutas partículas de color.
Inhala…
Exhala…
Pestañeó lentamente y sonrió, bajó su vista hacia su mano, donde sus largas uñas postizas se hallaban bañadas en sangre. Alzó sus pupilas temblorosas e inundadas y se quedó hipnotizada por la manera tan exquisita en que la sangre fluía lentamente desde su garganta, drenando toda la brillantina con ella.
Inhala…
Sintió el toque en su mentón desaparecer, sintió el peso aligerarse de sus hombros, sintió todo lo malo fluir de su cuerpo, dejando simplemente un pensamiento en su mente.
"Aquella noche se veía tan deslumbrante, tan hermosa. Tan ella."
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rotwitches · 1 year
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Supersticiones Del Día De La Boda
Ya hay mucha presión para el día de su boda: tener un clima maravilloso, lucir increíble, no perder los anillos, etc. Pero, ¿quién sabía que había supersticiones reales detrás de estos posibles sucesos que podrían influir en el éxito de su matrimonio? No ayuda, ¿verdad? Si eres supersticioso, esté atento a estos signos de buena y mala suerte que los amigos de GRUPO MONICO han recopilado a través de sus años de experiencias en bodas
Sin espiar
Probablemente hayas escuchado que trae mala suerte ver a tu prometido el día de la boda antes de la ceremonia. La razón es que, cuando se arreglaban los matrimonios, a la novia y al novio no se les permitía verse o encontrarse hasta que estuvieran en el altar. Los padres de la novia temían que, si la pareja se conocía antes de casarse, el novio no encontraría atractiva a la novia y decidiría cancelar la boda. Fueron tan cuidadosos, de hecho, que parte de la razón por la que la novia usó un velo en el pasillo fue para evitar que el novio supiera cómo se veía hasta el último segundo, ¡cuando ya es demasiado tarde para echarse atrás! ¡¿Halagador, eh?!
Hoy en día, esta superstición se ha desvanecido a medida que vemos más y más parejas que eligen hacer un “primer vistazo” antes de la boda. ¡Pero no todos! Muchas parejas aún optan por permanecer invisibles antes de la ceremonia para guardar ese momento especial de verse para la boda real. De cualquier manera, superstición: ¡desacreditada!
No estoy llorando, tu estas llorando
Es sentimental llorar el día de tu boda, y puede ser hermoso y significativo derramar una sola lágrima elegante mientras tus ojos brillan de emoción. Supuestamente, es buena suerte para la novia llorar el día de su boda, ya que una novia que llora significa que ha derramado todas las lágrimas que tiene y no tendrá ninguna que derramar durante su matrimonio. Si planeas seguir con este, ¡asegúrate de usar rímel a prueba de agua!
 "Es como la lluvia el día de tu boda"
Si bien la mayoría de las novias pueden pensar que llover el día de su boda está lejos de ser ideal, ¡muchas personas creen que esto es realmente algo bueno! Puede parecer que todo eso es solo para que la novia se sienta mejor acerca de la situación, pero en algunas culturas, la lluvia del día de la boda representa la fertilidad, la limpieza del pasado y la unidad. Sin embargo, algunos dicen que la lluvia en realidad simboliza la cantidad de lágrimas que la novia derramará durante su matrimonio.
Aquí tropieza la novia
Es un gesto clásico para el novio llevar a su novia a su casa/habitación de hotel después de la boda. ¡Pero lo que pensábamos que era solo romance y caballería, en realidad es prevención de la mala suerte! Cuenta la historia que, si una novia cruza el umbral de su nuevo hogar, traerá mala suerte al matrimonio. Por ello, se ha confiado en el novio para llevar a la novia (y definitivamente no en viaje) para evitar este percance.
Vestido de novia
Se dice que encontrar una araña en tu vestido de novia trae buena suerte. No estamos seguros de por qué esto se creía en el folclore inglés antiguo, pero buena suerte o no, ¡algo nos dice que la mayoría de las novias estarían de acuerdo con saltarse este!
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borntodie3000 · 4 months
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2024 goals
¿Cómo me veo? ¿Cómo soy? (Físca/Mentalmente): Me veo un feliz, disfrutando de las nuevas etapas que llegarán a mi vida, estoy tranquila y tal vez un poco enamorada pero eso como a mediados, me veo y soy enfocada, sé a donde quiero llegar y haré lo necesario, me veo linda, más blanca y con un cabello precioso, la piel mejoró bastante, no tengo granitos y las marquitas casi ni se ven, tengo mandíbula, he bajado de peso porque el trajín me hace estar activa, soy inteligente y poderosa.
¿Qué actividades/hobbies hago?: He aprendido a maquillarme y es algo que me gusta hacer, un hobbie es manejar, hago ejercicio y aprendí a preparar recetas riquísimas y saludables.
¿En qué trabajo? ¿Cuánto gano? ¿Dónde?: Trabajo como practicante en una empresa que trabaja al mismo tiempo con varias marcas lo que poco a poco me mete la idea de también tener un emprendimiento, gano 1500 porque apenas estoy comenzando, y trabajo por La Molina.
¿En dónde vivo? ¿Con quien?: Vivo con mi familia más cercana, o sea mis papá, mi mamá y mi hermana menor, en mi casa.
¿Cómo estoy mental/amorosamente?: Mentalmente bien, no hay tanto lloriqueo y he encontrado varias formas de conectar conmigo misma. Amorosamente me encuentro conociendo a alguien con quien espero que todo resulte no sé, bien? Chateamos y nos vemos también, es buena persona, es demasiado lindo, alto y blanco, tiene carro y es alguien empático que se preocupa por mí pero no me nubla el juicio por completo.
¿Cómo es mi relación con mis amigos/familia?: Con mis amigos excelente, sigo viendo a varios a pesar de haber terminado el cole y he conocido gente súper cool, con quien comparto intereses, hacemos locuras y me motivan a dar lo mejor de mí. Mi familia se mantiene en paz y van confiando más en mí.
Metas (mínimo 3)
1. Tener buenas notas en todos los cursos que lleve.
2. Mejorar mi gusto por la ropa y cuidado personal.
3. Permitirme conocer personas y experiencias nuevas.
4. Salir de mi confort zone.
acción: Estaré enfocada y trataré de motivarme a mí misma a cumplir mis metas planteadas.
cuando: Desde el día 1
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salud/fitness/belleza: HAIR, SKIN, BODY, MIND CARE
diversión/hobbies/viajes: que mi papá abra su mente y vayamos a usa
espiritual/mental
finanzas: nunca nos faltará el dinero
metas materiales: conseguir mi iphone 13pro, mi mac, mi smartwatch, carteras lindas, zapatos y zapatillas, ropa fancy and aesthetic, productos de skin care THE ORDINARY, maquillaje de mac!! Base de mac, primer, concealer y rímel de maybelline.
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ares-49789 · 6 months
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Cap 20
21/3/2018, 17:37, Villena
-Me aburro- José suspiró poniendo sus manos en su nuca, mirando el techo blanco de la habitación
Lukas y él se encontraban en una habitación, más bien una oficina, era pequeña, las paredes estaban pintadas de un color crema y los muebles eran blancos o grises, la mesa de oficina blanca frente a la que estaban sentados tenía un ordenador en ella
Lukas paseaba nervioso su mirada por la oficina, los casilleros grises en los que cientos de papeles estaban guardados, la lámpara en la esquina de la habitación, los tubos de luz del techo, una librería blanca a juego con la mesa y las tres sillas metálicas, dos de ellas estaban siendo utilizadas por los dos hermanos mientras que la tercera era más grande, una silla de oficina más cómoda, vacante de momento
Fue entonces cuando se abrió la puerta, Lukas no pudo evitar dirigir su mirada para la apertura, el chico vió como una mujer entraba, su pelo negro y rizado caía por sus hombros, tenía un par de arrugas a pesar de su juventud, seguramente por demasiados años de estrés
La mujer vestía un traje gris con una blusa azul debajo de la chaqueta que llevaba abierta, tenía un portapapeles debajo del brazo, la chica dejó la tabla sobre la mesa y se sentó en la silla tras la mesa, encendiendo el ordenador de mesa, que empezó a sonar como si un jet tratara de despegar
-Hola chicos- Saludó la mujer, con una sonrisa profesional en su cara- Soy Isabel Martínez Muñoz, soy la abogada y trabajadora social del San Antonio - se presentó la mujer, apoyando bien su espalda en la silla de oficina, colocando sus manos en el teclado del ordenador, pero mirando a los chicos -Me han contado de vuestra situación -dijo la mujer -Pero me gustaría que me contaseis vosotros de primera mano
Lukas asintió, vigilando con su rabillo del ojo a su hermano, que había empezado a sacudir su pierna derecha arriba y abajo como siempre que se aburría, el chico suspiró pensando en todo lo que había vivido, desde que su madre murió hasta dos semanas atrás, cuando habían entrado en el centro de protección de menores
Y comenzó a contar su historia, igual que lo había hecho con Tobías, con el policía que los había traído y con Cristian, pero esta vez lágrima no se deslizaban por sus mejillas, sino que cada palabra que hablaba se convertía en leña que alimentaba el fuego que hacía hervir sus venas
Lo contó todo, desde esa tarde en la que su madre nunca volvió a casa hasta las innumerables palizas que había recibido de su padre, todas las horas que había llorado, todas las veces que simplemente se había resignado al silencio de su habitación, las noches que había sido levantado a golpes para ir a comprar bebidas al chino más cercano, visitas al hospital por "caídas" cada poco tiempo y miles de incidentes que no quería recordar
Veía la cara de la chica mientras hablaba, había veces que cambiaba, no podía evitar mantener una cara perfecta cuando un chico le estaba contando historias que serian material de pesadillas para mucha gente, cuando el relato terminó, notó que la mujer había derramado un par de lágrimas, que había hecho que el rímel se corriera por las mejillas de esta, José lo había estado mirando en silencio, recordando las historias de las que su hermano contaba, el siempre había sentido la necesidad de cuidarlo, Lukas era tan delgado y delicado en comparación suya... Pero no lo había logrado, había fallado en hacerlo, y eso lo asaltaba por las noches junto a las imágenes de cierta bolsa de deporte
José apartó su mirada de la de su hermano tragando la bilis que subía por su garganta, se alegró de nunca haberle contado a su hermano sobre lo que vió ese día, aunque más de una vez había tenido que asegurarle que su madre estaba muerta, sobretodo cuando el Lukas de 6 años creyó que lo había abandonado
-Es una historia... Triste- Las palabras de Isabel rompieron el estado reflexivo de ambos hermanos, la mujer había sido tocada por lo que había escuchado a pesar de llevar cerca de una hora escuchando, porque sí, Lukas había tardado una hora en contar su historia, y no es que hubiera tomado muchos descansos para respirar, la mujer había escuchado de muchos casos similares, pero nunca uno tan duro, José sonrió al escuchar a la mujer y se cruzó de brazos
-No es solo triste- dijo el chico, con un tono engreído- es penoso, lo sabemos- admitió -Pero para qué estamos aquí - preguntó - Esto lo podrías haber leído de lo que mi hermano le dijo al policía - dijo José, haciendo que Lukas lo mirara sorprendido, su hermano tenía razón, pero no solo eso, sino que por primera vez en su vida había tenido un buen punto, Isabel sonrió cálidamente, casi como si lo hiciera por compasión, sus ojos aún estaban vidriosos por la historia
-Bueno- Comenzó ella- Siempre he pensado que escuchar las cosas de primera mano es mucho mejor que leerlas de algún reporte policial o cualquier otro método - dijo Isabel, inclinándose un poco hacia ellos, la chica suspiró - Y ahora que he escuchado esto es hora de ponerse serios- dijo la mujer -¿Cómo queréis que abordemos esto?- Lukas intercambió una mirada con su hermano
-¿A qué te refieres?- preguntó el chico, Isabel asintió
-Habéis denunciado a vuestro padre por malos tratos y abuso- explicó la mujer - eso ha llevado a su detención por parte de la policía nacional, de hecho se cumplen el sábado dos semanas de su custodia en el cuartel- Lukas no se esperaba eso, ¿Todo el tiempo que llevaban ahí su padre lo había pasado en el calabozo? Sonaba bien -Por supuesto, ya ha testificado, solo hay un problema, está negando todos los cargos- José apretó su puño pensando en todos los insultos que usaría en ese momento contra el hombre, insultos que por casualidad había aprendido de él usándolos con ellos
-¿Qué significa que niegue los cargos?- preguntó Lukas, aunque había visto demasiadas series policíacas Estadounidenses como para saber lo que eso significaba
-Juicio- Contestó Isabel, robando el pensamiento de la mente de Lukas - Vuestro padre quiere ir a juicio asegurando que todo son poco más que alegaciones sin fundamento fruto de vuestra época rebelde, aunque los tres sabemos que eso no es verdad - la mujer apoyó sus codos en la mesa y entrelazó los dedos de sus manos creando una pequeña plataforma en la que apoyó su barbilla -Por eso mismo seré vuestra abogada en este y todos los juicios relacionados- dijo la mujer - pero eso no es algo que podáis decidir vosotros, tiene que decidirlo vuestro tutor legal y como evidentemente vuestro padre no está en condiciones de serlo voy a necesitar que me digáis alguien que sí pueda serlo- Lukas se quedó pensando, un adulto que pudiera hacer de su tutor legal en el largo plazo, con el que pudieran hablar sin miedo
-David García Palao- dijo Lukas- es el hermano de nuestra madre y siempre me ha ayudado cuando tenía problemas con mi padre, trabaja de mecánico en Kia- Lukas había pasado incontables horas con su tío, había sido curado más veces aún y siempre le había dado un hombro en el que llorar, de hecho era él el que le había hecho interesarse por la robótica con las maquinitas que montaba en su tiempo libre, Isabel entrecerró los ojos y escaneó las caras de los dos chicos antes de suspirar
-Tenía que ir a verlo igualmente, mañana iré y hablaré con el sobre el tema - dijo la mujer - por ahora podéis iros o podéis quedaros aquí, si queréis, tengo fo... - la mujer fue cortada por José a mitad de frase
-¿A qué te refieres con que tenías que ir a verlo igualmente?- preguntó el chico, Isabel pensó en silencio por un segundo, sopesando sus siguientes palabras, al final sonrió antes de hablar, era una sonrisa tan profesional como la del principio, pero un poco más amable, más tierna
-Vuestro tío hace una semana recibió la custodia de su hija y soy la asistente social que lleva el caso - dijo la mujer, sorprendiendo a ambos gemelos, ninguno de los dos había escuchado nada de una prima por parte de su tío
-¿Estás diciendo que mi tío David, el mismo que nunca nos ha presentado una pareja suya, tiene una hija?- fue la formulación de los pensamientos de Lukas en forma de palabras que salían de la boca de José, la mujer asintió
-Al parecer la madre y él cortaron antes de que ella supiera que estaba embarazada - explicó la mujer - Ella decidió cuidar a la niña en San Vicente y no decirle nada a vuestro tío, pero ella murió recientemente y él es la persona a la que se le dió la custodia, el padre de la mujer me ha pedido que lleve el caso y así me he quedado
-¿Cuántos años tiene la niña?- preguntó Lukas, José supo exactamente lo que estaba pensando, Isabel pensó por un segundo
-Ella tiene Siete años - contestó la mujer y, por quinta vez durante la conversación, los gemelos intercambiaron miradas, siete años era el tiempo que había pasado desde la desaparición de su madre, los dos recordaban lo mal que su tío lo había pasado hasta que se la declaró como fallecida, Lukas recordaba la apariencia sucia de su tío en el funeral de su hermana, hasta su emotivo discurso capaz de hacer llorar al mismísimo demonio sobre cómo no había un cuerpo que enterrar en el ataúd, lo había pasado mal y los dos comprendían porqué alguien lo habría dejado en ese momento
-Eso es cuando nuestra madre desapareció - murmuró Lukas, en un volumen que la chica apenas pudo entender, la mujer asintió y se levantó de su silla, la impresora sobre la mesa comenzó a hacer ruidos mientras imprimía unos papeles, cuando estos hubieron terminado los metió todos en su porta folios y se lo puso bajo el brazo, la habitación quedó sumergida en el silencio
- ¿Queréis que os deje solos un rato?- preguntó Isabel, viendo que ninguno de los hermanos se movían
-Si, por favor - pidió José, mirando a su hermano, sabía que la herida de la desaparición de su madre estaba lejos de cicatrizar en él, era eso por lo mismo que nunca le había contado lo que había visto ese día de Agosto siete años atrás
La mujer dejó la habitación, cerrando la puerta tras ella, cuando escuchó el sonido del mecanismo del muelle de la puerta devolviendo a su sitio el Manistil José se levantó y abrazó a su hermano, no tardó mucho en notar la humedad en su camiseta gris, pero eso no lo hizo apartarse, sino que comenzó a acariciar la cabeza de su hermano con su mano derecha con una sonrisa triste
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entrehojas2023 · 9 months
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Guardiana de fuego
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Marcada desde su nacimiento con unos extraños ojos violetas y un enigmático legado familiar, Ares Parisi ha vivido siempre como una chica normal, hasta que descubre que su historia está envuelta por más secretos y misterios de los que nunca pudo imaginar. Será entonces cuando decida pedir ayuda al atractivo Adonis, que la llevará de la mano en una investigación hacia un mundo oscuro y sensual donde las leyendas conviven con la realidad. Rituales. Sexo. Demonios. La autora best seller Lena Valenti, con más de 500.000 lectores en todo el mundo, regresa a las librerías con su novela más adictiva, primera entrega de la Trilogía del Fuego Sagrado: una saga llena de intriga y erotismo desde la primera página, que enganchará sin remedio a todo aquel que se atreva a adentrarse en ella. Déjate envolver por las llamas del placer. "Desde hace tres años, mi terapeuta, Margarita Valls, me hace la misma pregunta el último viernes de cada mes. Y, aunque debería dejar de sentirme incómoda después de tanto tiempo de terapia, aún me resulta extraño e inapropiado hablar de mis cosas con una profesional y no con una amiga. Eso no quiere decir que no le tenga algo de aprecio, dado que en terapias  prolongadas se acaban creando vínculos, pero no es lo mismo que un rostro entrañable que ha vivido contigo muchas experiencias te escuche con una cerveza en la mano que pagar para hablar solo de tu supuesto trauma. Algo que hago entre cuatro paredes blancas, con estanterías del mismo tono repletas de libros, y un orden poderosamente obsesivo por la degradación de los colores. Yo las llamo «lejas Pantone». Margarita es rubia, de melena lisa y corta, y creo que es de las pocas mujeres a las que esas gafas gatunas de pasta negra le quedan bien. Habla en voz muy sosegada y entre susurros. Por supuesto, es sobria vistiendo, casi siempre con trajes de chaqueta y pantalón de tonos cremas y claros. Pocas veces la he visto con uno oscuro. Le gusta llevar blusitas blancas debajo, y sus uñas siempre están pintadas de rojo. Su consulta está en Canonge Baranera, una calle del centro de Badalona, que es donde yo vivo. Siempre que voy a verla llevo a cabo el mismo ritual. Justo antes de llamar al timbre para que me abra, me echo un vistazo rápido en el espejo del escaparate lateral de la perfumería que hay justo pegada a su puerta, donde reposan los perfumes más caros. Luego me peino la melena castaña oscura con los dedos, como si fueran las púas de un peine, me remuevo el pelo un poco y me aseguro de que el rímel no se haya corrido en mis ojos extraños. Sé que es insólito, muchas cosas en mí lo son, pero mi tono de ojos es violeta intenso, como los de Elizabeth Taylor. Mi piel es blanquita, con algún lunar repartido por mi rostro, lo suficientemente llamativo como para que te fijes en ellos y te distraigan. Tengo uno debajo del párpado izquierdo, otro encima de la ceja derecha y dos pegaditos en el pómulo que parece que me los hayan pintado con rotulador. Me fijo mucho en la estructura física de las personas porque soy ilustradora de cómic y me apasiona la fisionomía y las armonías y cómo todo esto puede influir en la personalidad de cada individuo. Mi rostro tiene forma de triángulo invertido, también llamado «de corazón». Mi barbilla no es nada prominente y es delicada, tengo los pómulos bastante altos, aunque mi frente no es demasiado ancha. Margarita tiene la cara cuadrada, con rasgos muy marcados, ángulos pronunciados y maxilares prominentes que sabe suavizar con el estilo de su pelo rubio y las lentes. Es una mujer atractiva y se sabe sacar partido. Cada vez que entro en su consulta, me sonríe, sentada con una pierna encima de la otra, siempre la derecha, y me señala el sillón orejero que hay frente a ella. Es la zona de charla, del tête à tête. Este reposa sobre una alfombra circular que crea un efecto tridimensional un tanto sorprendente por las líneas negras y blancas, que parecen absorberte como si te cayeras en el agujero de Alicia en el País de las Maravillas . No es relajante, pero sí muy hipnótico." Read the full article
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thatfangirlofsb · 11 months
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A/N: Vuelvo con la cuarta parte, espero que os guste.
T/W: Spoilers del grishaverse (serie). Smut.
Su alteza (IV)
"¿Estás lista?"
Las manos de Zoya acariciaron el cabello de Alina una última vez. Había pasado una semana y un día desde esa reunión, y la boda iba a comenzar en cualquier momento. Ese era un gran movimiento político, y todo tenía que salir perfecto; costase lo que costase.
"Zoya..."
"No me preguntes sobre bodas, porque yo no sé nada."
Alina suspiró, pero Zoya pudo ver una pequeña sonrisa malvada a través del espejo.
"¿Segura? Yo creo que sabes mucho, en especial de hacer noches de bodas interminables."
Sin querer agarró un enredo entre sus dedos y tiró de él, sacándole un pequeño grito a la invocadora del sol. ¿Cómo sabía eso? Su mente rápidamente le hizo recordar la primera vez que tuvieron sexo, y como ella escapó avergonzada tras despertarse y... se chocó con ella. Maldita sastre.
"Gen..."
"Genya." Terminó la novia levantándose de su asiento y tocándose la zona donde le tiró de ese enredo. "Dice que un día te cruzaste con ella. Te veías nerviosa, y al poco salió de su habitación Nikolai con solo un pantalón y una bata gritando tu nombre."
"Sí, fue nuestra primera vez juntos." ¿De qué servía ocultarlo si ya lo sabía? Era una tontería, así que agarró el rímel y comenzó a aplicárselo a la contraria mientras seguía hablando. "Me acerqué demasiado cuando le puse las esposas y... sucedió. Al día siguiente me desperté junto a él, completamente desnudos como dos bebés recién nacidos, y traté de salir sin que se enterara. Cuando estaba a punto de lograrlo... se despertó. Y el resto ya te lo habrá contado Genya."
"Déjame decirte que tienes la piel como el culito de un bebé." Zoya no pudo evitar sonreír al escucharla, y rio cuando Alina le tocó la piel de su mano con el dedo índice como si estuviera comprobando si una masa estaba hecha. "Suave y tersa."
"Él tiene el trasero como el de un bebé."
"¿Le has mirado el trasero?" Alina se separó de ella muy sorprendida, dejando a medias sus pestañas, y giró la silla para poder sentarse mirando a la vendaval.
"¿Y tú estás embarazada? "Dijo Zoya con su típico tono de sarcasmo, rodando sus ojos ante la pregunta de la invocadora del sol. "Claro que se lo he mirado, hemos follado como animales. Aunque ha sido en lo que menos fijé mi vista." Se colocó frente al tocador, agachándose un poco para poder verse en el espejo mientras se aplicaba el rímel. "El ego no es lo único grande que tiene."
"Zoya Nazyalensky, al final cumpliste tu promesa." La miró confundida, así que Alina decidió explicárselo con la mejor imitación de la voz de la vendaval que pudo hacer. " 'Tíralo. Rómpele el corazón con crueldad.' "
" 'Yo me ofreceré encantada a consolar a nuestro pobre príncipe, ' " Continuó Zoya, tratando de copiar la tan mala imitación que hizo la contraria de su voz. " 'y sería una reina magnífica.' "
"Aún puedes serlo."
"¿Ser qué? ¿Su premio de consolación?"
Alina no pudo evitar notar la leve sensación de dolor que acarició las palabras de Zoya, así que decidió tratar de solucionarlo.
"No, su reina."
"Él me confesó que antes le gustabas." Zoya elevó su barbilla, tratando de contener esa tristeza que quería escaparse. "No voy a ser más el premio de consolación, Alina. Y solo es sexo, los dos lo sabemos." Se volvió a colocar frente a la chica mitad shu y empezó otra vez a aplicarle el rímel con suavidad. "Aunque a veces se ponga idiota."
"¿Idiota?"
"Sí." Abrió un poco los párpados de la contraria con su dedo pulgar e índice, tratando de tener mayor precisión. "Después de la primera vez... lo volvimos a hacer." Y no solo esa vez, pensó Zoya recordando todas las veces que terminaron desnudos y en los brazos del otro. "Cuando terminamos me levanté, pero él me agarró de la muñeca y me volvió a sentar en la cama. Sin decir nada envolvió su brazo alrededor de mi y pegó mi cabeza a su pecho. Su corazón latía muy rápido, y yo fui tan idiota que me quedé ahí hasta que nos dormimos."
Zoya se confundió y dejó un poco de tinta sobre la piel de la shu, así que rápidamente fue a por una tela húmeda y comenzó a limpiarle el error. Estaba perdiendo la técnica, o eso esperaba para que la verdadera razón no fuera aquel rubio y su situación.
"A ti te gusta." La sonrisa de Alina dejó que todos sus dientes se mostraran, y Zoya se separó cruzando sus brazos.
"¿Él? No, nunca."
"¿Entonces porqué te estás sonrojando?"
"No me estoy..." ¿Sería verdad lo que decía la invocadora del sol? Con algo de temor se tocó sus mejillas, descubriendo al poco que era una broma de la futura reina de Ravka. "¡Alina!"
Zoya vio como esta sonreía aún más fuerte, haciendo parecer que disfrutaba bromear con ella sobre el chico que dentro de unas pocas horas se convertiría en su esposo.
"A ti te pasa algo."
Ya no aguanto más, eso es lo que me pasa. Las manos de la vendaval dejaron sobre una mesa el rímel, y cogió una silla para sentarse frente a Alina. Ya estaba todo hecho, así que contarlo no le haría replantearse sus opciones.
"Estoy embarazada." La sonrisa de Starkov desapareció más rápido de lo que había aparecido. Se esperaba cualquier cosa, cualquier cosa menos esa. Se preguntaba cómo debería de actuar hacia esa confesión, pero Zoya la ayudó no dejándole tiempo para responder. "Y claramente es de él porque llevo sin probar a otro chico... mucho. No sé cómo pasó, siempre fuimos cuidadosos y..."
"¿Él lo sabe?" No podía ver cómo la que había pasado de su enemiga a amiga se rompía, como la dura general estaba a punto de llorar frente a ella. Su yo del pasado nunca se habría esperado que esa chica que bromeó sobre Mal y luego se llevó un puñetazo estaría junto a ella, confésandole ese secreto que debía estar rompiéndola por dentro y que ella, Alina Starkov, no estuviera disfrutando de verla sufrir. "Por todos los santos Zoya, ¿me sigues teniendo envidia que hasta te embarazas a la vez que yo."
Una risa casi nunca vista salió de los labios de la general, al menos no le iba a soltar una ráfaga de aire por ese comentario. No quería romperse algunas costillas como la primera vez.
"No lo sabe." Alina iba a hablar, pero Zoya la cortó con su mirada tensa. "Y nunca lo va a saber."
"Déjame decirte que eso es imposible, tu cuerpo cambiará y parecerás yo después del banquete de esta estúpida boda." La vendaval no se rio, y solo hicieron falta unos segundos de silencio para darse cuenta de la realidad. "¿Vas a...?
"Sí."
"Pero él es el padre, ¿no crees que tiene algún derecho de saberlo?" Rodó los ojos de una manera jocosa, tratando de cruzar sus piernas con el estúpido vestido. "Y él no es del tipo que te dejaría tirada, todo lo..."
"Todo lo contrario." Terminó la frase de la invocadora del sol con un suspiro. "Ravka lo necesita, os necesita. Y si yo le dijera esto..." Dudó en si tocarse su vientre. Nunca se había atrevido, tenía temor a encariñarse con eso que estaba creciendo en su interior y que por ese egoísmo toda Ravka sucumbiera. "Sabes que haría de todos menos el bien para su país."
"Seguro que encontraríais un punto medio." Una sonrisa, pero esta vez más suave que la anterior, apareció en el rostro de Alina. No podía ver a Zoya así, con su coraza aún en pie mientras ella se destruía por dentro y sin control. "Te voy a apoyar en todo, ¿lo sabes no?"
"Lo sé." Se levantó de su asiento, dándose la vuelta y caminando hacia la puerta con paso apresurado. "Ya fui llamada 'la puta del Oscuro', lo que menos necesito ahora es serlo del rey."
Abrió la puerta y salió, cerrándola rápidamente tras de sí. No podía derrumbarse ahora, no. Su mano rozó su vientre sobre la tela del vestido, maldito rey.
[°°°]
"Nikolai..."
Su nombre salía en pequeños susurros de sus labios, provocando que el rubio la besara con más fuerza y pasión.
Nada de eso lo tenía planeado. Su intención era ir a su habitación a hablar con él, y así poner fin a esa relación tan extraña que tenían. Pero no fue así. En cuanto pasó por el umbral, el rubio se lanzó contra ella provocando que apoyara su espalda sobre la puerta recientemente cerrada. Primero pensó en apartarlo, pero su cuerpo y su mente no.
"Zoya..."
Al principio fue lento y suave, como si eso no fuera solo un pequeño momento de liberación para él, pero en cuanto la voz de la vendaval, entre gemidos y jadeos, le pidió que la follara... cambió por completo.
Zoya no quería más abrazos, palabras cariñosas o dormir juntos como una pareja de enamorados. Ella quería castigarse más, hacer que su mente se diera cuenta de una vez por todas que Zoya Nazyalensky no se merecía el amor ni la felicidad. Y si por eso su espalda se rompía por el efecto rebote provocado por las embestidas de él... lo aceptaría gustosa.
Ya no eran esos dos jóvenes que se desnudaban con cuidado y probaban cada parte del cuerpo contrario. Ahora eran algo prohibido, sintiendo el peligro y el temor en su vestido levantado y su pantalón bajado hasta las rodillas. Ahora se habían convertido en lo que tantos rumores habían dicho sobre ellos, y no les importaba; al menos a Zoya.
"Más..."
A la vendaval ya no le importaba que los movimientos contra la puerta fueran visibles desde fuera. Esa sería la última vez, e iba a aprovecharla lo máximo que pudiera. La vendaval se iría durante una semana, con la excusa de tomarse un descanso por los tan agotadores preparativos de la boda, y volvería a su puesto, si Alina no quería reclamarlo de vuelta, sin el último recuerdo de lo que él y ella tuvieron.
"Zoya..."
Su nombre volvió a salir de sus labios, pero esta vez junto a la detención de sus movimientos. La puerta ya no sonaba como si la estuvieran golpeando continuamente, pero sus ojos no dejaban de moverse observando el rostro de la vendaval.
"Nikolai Lantsov, como no sigas te juro que buscaré a un invitado de la boda y haré que termine lo que empezaste."
¿Qué quería tratar de hacer con eso? ¿Darle celos? Que idiota soy. Claramente él no iba a sentir eso, no eran nada. Solo amantes, y unos amantes no sienten celos cuando el otro está a punto de casarse. Vale, los tenía, Zoya Nazyalensky tenía algo de celos. Pero sabía que era una tontería, no eran nada y ese casamiento no era por amor. Pero aún así, en un momento de debilidad, se imaginó a él a su lado y no con Alina. Poco sabía que Nikolai también se sentía así.
No respondió a su amenaza, simplemente la miró con su sonrisa de lado y colocó parte de sus mechones por detrás de su oreja con mucho cuidado. Ella no sabía lo tentado que se veía a decir las palabras prohibidas: te amo. Pero Ravka siempre era la primera opción entre ellos dos, y con esas palabras pasaría a ser la segunda. Si fueran otras personas, si estuvieran en otra situación...
Los dos habían deseado que eso fuera suficiente; que el sexo desenfrenado fuera capaz de hacer desaparecer algo imposible: sus sentimientos. Pero no lo consiguieron, y la desaparición de estos también era inalcanzable. Hasta el propio rey no se atrevía a cambiar la palabra por improbable cuando pensaba en lo que sentía por la vendaval.
Su interior luchaba entre esas dos opciones. Entre volver a moverse contra ella hasta que sintiera como se apretaba a su alrededor o en confesarle todo. Seguro que la grisha ya se había acostumbrado a las confesiones, y aunque pareciera no darles importancia... él sí lo hacía. Esa noche, en la bañera, utilizó esas sales porque sabía su procedencia: otro noble tratando de ganarse la atención de Zoya. Por un momento sintió esa sensación de celos tan extraña, pero gracias a la vendaval se vio aliviada cuando ella comenzó a gemir su nombre mientras ese agua se derramaba; él estaba junto a ella ahí, no ese noble.
La esmeralda Lantsov pesaba más de lo normal dentro de su bolsillo. ¿Porqué? ¿Sentía que estaba haciendo algo mal en contra de Alina? ¿Se atrevería a volver a ponérsela en el dedo durante la ceremonia? Era un matrimonio por conveniencia, pero el anterior Nikolai lo deseaba por culpa de sus sentimientos. Y habría seguido siendo así si no la hubiera visto a ella, a Zoya Nazyalensky, delante de la pira funeraria del Oscuro. No era un buen momento de sentir su corazón latir con tanta fuerza, pero a sus sentimientos les pareció no importarle que el cuerpo de uno de los mayores enemigos de Ravka se estuviera quemando delante suyo. Volvió a notar el golpe que Tolya le dio al pasar; no había sentido nada por estar ensimismado con la chica de ojos azules, y ahora al recordarlo tampoco.
En la habitación de Alina, antes de la coronación, la había vuelto a ver. ¿Qué había pensado de él? Sus ojos claramente se fijaron en ella, y esperaba que los de Zoya también en él. Pero luego vino la coronación, y su mano no pudo alcanzarla mientras los dos, con gran dolor, caían al suelo. Al final todos se salvaron gracias a Alina, la salvadora, pero había un daño que desde ese día iba a ser incurable; no haber podido ir a su lado corriendo para comprobar que se encontrara bien, sin importar como se empezara a hablar sobre ellos después de eso.
"Lo siento..." Le susurró, dejando un suave beso sobre la frente de la contraria que, con gran estupor, lo disfrutó más de lo que debería. "Por favor, vete." No podía utilizarla de esa manera, no era capaz. Mientras en la mente de la contraria solo era sexo, incluso ella misma se lo dijo, la imaginación del rey lo convertía todo en momentos románticos donde, aunque daban paso libre a sus pasiones, eran dos amantes completamente locos el uno por el otro.
'¿Qué?" Sonó más como un jadeo que como una pregunta; Nikolai había salido demasiado rápido de ella. Pero después simplemente decidió asentir, colocándose bien su vestido mientras él hacía lo mismo con su ropa. Se giró y abrió la puerta, donde minutos antes los movimientos del rey provocaron que sonaran golpes contra esta, y suspiró antes de seguir hablando. "Nikolai Lantsov, esto se termina aquí."
No le dio opción a responder, simplemente se fue tan rápido como entró. Y él, aún aturdido por lo que había hecho, se cayó sobre una de las sillas que se encontraban ahí.
¿Había sido lo mejor?
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Puedes leer la primera parte AQUÍ.
Puedes leer la segunda parte AQUÍ.
Puedes leer la tercera parte AQUÍ.
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Detalles muy molestos que todas las mujeres odian
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💟 Depilarte las piernas y sentir la piel suave como un delfín alrededor de media hora hasta que sientes el pelo que vuelve a crecer.
💟 O depilarte las piernas y luego descubrir que te has dejado toda una parte detrás de la rodilla.
💟 Darte cuenta de que tienes que cambiarte la compresa o el tampón cuando ya estás sentada en el baño y no tienes uno nuevo contigo.
💟 Sentir la necesidad de cambiarte la compresa EN ESTE SEGUNDO y luego ir al baño y ver que la compresa está casi limpia.
💟 Llevar el bolso al baño y que te pregunten por qué vas al baño con bolso.
💟 No usar maquillaje y que te digan que pareces cansada.
💟 Probarte zapatos que te quedan un poco justos, comprarlos contra tu mejor criterio, que te hagan rozaduras y jamás volver a usar estos zapatos.
💟 Usar una goma para el pelo que queda demasiado suelta con dos vueltas, pero que no alcanza para una tercera.
💟 Medias que hacen que te piquen las nalgas sin ningún motivo aparente.
💟 Meterte el cepillo del rímel en el ojo.
💟 Querer cortarte el pelo desde hace muuuucho tiempo y luego arrepentirte en silencio inmediatamente después de hacerlo.
💟 Estar maquillándote en el transporte público justo cuando el autobús o el tren hacen un movimiento brusco, con lo cual terminas con pintalabios en el párpado.
💟 Tocar el esmalte de uñas medio segundo después de que terminas de pintártelas.
💟 Probablemente porque tenías que hacer pis o te picaba la nariz.
💟 O que se te pegue un hilito de tela a la uña y tener que decidir si lo quitas y arruinas tu trabajo duro o lo dejas y que te moleste para siempre.
💟 Tener cualquier estilo de pelo que significa que ya no puedes usar tus cascos de diadema.
💟 Usar tacones que solo te lastiman un trozo pequeño y aleatorio de la planta de los pies.
💟 Usar el color de ropa interior equivocado debajo de la ropa y que se vean tus bragas rosas durante todo el día.
💟 Que se te enganche la uña en las medias y se se haga una carrera.
💟 Que las medias se te bajen constantemente durante el día y que tengas que subirlas disimuladamente a través de la falda.
💟 Salir directamente a la lluvia después de plancharte el pelo.
💟 Sudar después de plancharte el pelo.
💟 Lidiar con un par de tacones toda la noche, quitártelos y que te sigan doliendo los talones durante horas.
💟 No querer nada más que acostarte en la cama pero darte cuenta de que todavía no te quitaste el maquillaje.
💟 Que te queden esas marcas dolorosas y que pican por usar un sujetador muy ajustado.
💟 Que se te clave el aro del sujetador en una teta.
💟 Lavarte la cara y llenarlo TODO de agua a pesar de que los anuncios de algún modo lo hace parecer como si fuera una experiencia fácil y limpia.
💟 Que se te deslice una media por el pie y termine perdida en el zapato.
💟 Usar una goma para el pelo tan pegada que al final del día, cuando te la quitas, te alivia tanto como quitarte el sujetador.
💟 Volver a casa tarde después de salir y darte cuenta de que dejaste tu habitación hecha un desastre y aún la tienes que ordenar.
💟 Usar un mono y tener que desnudarte toda solo para hacer pis.
💟 Tener el pelo tan grueso que los accesorios para el cabello se te rompen de inmediato.
💟 Tocarte la cara accidentalmente mientras estás maquillada y manchar sin querer todo objeto blanco con el que entras en contacto.
💟 Depilarte el vello púbico y que te salgan granitos que tienes que tratar de no rascarte porque si te los rascas empeoran.
💟 Rascártelos de todos modos.
💟 Recibir una invitación con dress code "elegante sport" y darte cuenta que, de hecho, no sabes qué coño es eso.
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Rosa ❤️
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My work for @erotic-grope-fest 
Resumen: Simon pierde una apuesta contra Penny y ahora debe usar una falda. Y Baz reacciona de forma muy positiva ante ello.PWPEscrito para el Erotic-Grope-Fest"Este one-shot contine escenas +18" Los personajes pertenecen a Rainbow Rowell
Wattpad: https://www.wattpad.com/1196119024-carry-on-one-shots-lios-de-faldas
Ao3: https://archiveofourown.org/works/37339120
Fanfiction: https://www.fanfiction.net/s/14044100/1/Líos-de-faldas
Viendo a Penelope Bunce, con sus mejillas redondas, sus caireles morados y su baja estatura, uno podía imaginarla cómo una encarnación de la inocencia. Simon Snow sabía que no había nada más alejado de la realidad. 
No por nada, cuando aún estudiaban en Watford, la mayoría de los chicos solían evitarla: les daba miedo. Penny era buena persona; pero podía llegar a ser perversa. Y cómo él era uno de sus pocos amigos, más de una vez había sido víctima de sus fechorías.
Ahora mismo estaba atrapado en una de las trampas de la chica. Juraba por Crowley que jamás volvería a apostar. Iba a arrepentirse de haber permitido que esto pasara. Podía presentirlo.
—No pongas esa cara, Simon.—dijo ella mientras le enchinaba las pestañas.—Y deja de mover la cabeza, harás que el maquillaje quede mal.
Soltó un gruñido. Penny le sostenía la cabeza para que se quedara quieto. Sentía el metal del enchinador en su piel, y temía que le cortaran el párpado con esa cosa. La base que traía puesta la sentía pesada, y tenía que rascarse con desesperación la nariz. ¿Cómo es que había gente que lo aguantaba?
—Ya llevo puesta una falda. ¿Era necesario el maquillaje? 
La chica sonrió. Dejó el instrumento y sacó de su neceser un delineador. Lo acercó al ojo derecho de su amigo.
—¡Pues claro! No es cosa de chicas, se usa para resaltar la belleza natural de las personas. Ahora, cierra los ojos y déjame terminar.
—Aún no entiendo cual es el punto de hacer esto.
El lápiz le dio menos miedo. Era cómo si le estuvieran dibujando el contorno de los ojos. Le causaba cosquillas, pero intentó no moverse. Entre más pronto finalizara esto, mejor.
—Perdiste, ahora debes cumplir. Abre los ojos y mira hacia arriba.
Simon se sintió nervioso. Ella simplemente rodó los ojos.
—También voy a delinear  por debajo. No es la gran cosa, sólo debes quedarte quieto o te picaré el ojo.
Hizo caso y no se movió. Había enfrentado diversas criaturas mágicas, un lápiz delineador no sería problema para él. Antes de que se diera cuenta, Penny ya le había quitado las manos del rostro. 
Levantó la mano tentado a rascarse, pero la chica lo detuvo.
—¡Penny!—Protestó.
—Sólo el rímel y ya. Lo prometo.
La aplicación del último paso iba bien, Penelope estaba haciendo un buen trabajo; entonces la comezón le ganó a Simon. Cerró un ojo cuando el rímel aún  estaba fresco, causando que el producto se corriera un poco. La chica suspiró, frustrada.
—Ay, ya te manchaste. 
—¿Cómo es que aguantas esta rutina todos los días?
Ella se rió, como si la pregunta fuera estúpida. Tal vez lo era, pero en serio Simon no se podía imaginar a sí mismo haciendo esto día tras día.
—Estoy acostumbrada a ello Simon. Además, no te apliqué demasiado maquillaje. 
—Si tú lo dices…
Penny tomó un pedazo de toallita desmaquillante y corrigió la mancha de rimel. 
—Creo que si te pusieras un poco de labial, o al menos brillo quedarías aún mejor.—comentó.
—Hazlo, confío en tí. 
En realidad, el labial le gustó bastante. Dejaba una sensación cremosa en los labios, y tenía sabor a cereza. 
—¿Terminaste? Quiero ver 
—Ojos cerrados, quiero que sea una sorpresa. 
Dejó que la chica lo guiara hacia el espejo de cuerpo completo que tenían en el baño. No sabía qué esperar de este experimento en el que Penny lo había metido y estaba nervioso. Pronto sintió cómo se detenían.
—Realmente eres una chica linda, Simon.
Sus mejillas se sonrojaron y por fin se atrevió a mirar su reflejo. Quedó anonadado. 
Ni la peluca, del mismo tono que su cabello, y peinada con dos coletas adornadas con moños morados, o el maquillaje eran tan exagerados cómo se había imaginado. Lucían naturales. Aún podía percibir sus pecas, pero sus ojos resaltaban y parecían enormes. Sus labios, con un color rojo tenue, destacaban bastante.
El atuendo constaba de una blusa blanca, la corbata de Watford, y una falda negra plisada. Le quedaba bastante bien. (Aunque quizás la falda era demasiado corta.) Se había rasurado las piernas y llevaba puestas calcetas negras que le cubrían las rodillas. Incluso llevaba puestos unos viejos zapatos escolares, hechizados para hacerlos de su número.
Toda una dulce colegiala  que le devolvía una mirada de asombro desde el espejo. Sonrió ante la rara imagen. Penny, a su lado, parecía bastante orgullosa de su trabajo.
—¿Qué opinas? —preguntó.
—No lo sé. Es raro, pero... Me siento bien.
Resultaba irreal. Algo que jamás se imaginó ver en sí mismo. No le desagradaba para nada. 
—Te ves bien, Si. 
Simon suspiró.
—Yo... Gracias, supongo.
—Se supone que esto era un castigo, pero parece que lo disfrutas.—dijo ella..
Penny sonrió, tal vez esto había iniciado como broma, pero le daba gusto la reacción que su amigo estaba presentando.
—Si, creo que es así. 
Se giró un poco para mirarse desde todos los ángulos. Le gustaba bastante como la falda realzaba sus piernas. Nunca creyó que fuera una parte atractiva de su cuerpo. Y verse así le daba confianza.
—Bueno, esto sigue siendo una apuesta. Necesito sacarte fotos. Estoy segura que Agatha estaría encantada de verte así.
.............................................................................................................................
Después de la sesión fotográfica, Penny salió de la casa. Había quedado con algunas de sus compañeras para terminar un proyecto. Después de ello, irían a una pijamada en casa de una de las chicas. 
Simon se quedó en el departamento. Baz iría a quedarse esa noche con él. No siempre podían estar a solas, así que les gustaba aprovechar.Mientras lo esperaba jugaba algo en su celular. Estaba recostado en el sillón, descalzo y con las piernas sobre uno de los brazos. Probablemente, se podía ver todo bajo su falda, pero no importaba.
Aunque Penny le había dicho que ya podía cambiarse, él no quería. Se sentía bastante cómodo con esa prenda. Además, también le daba curiosidad ver qué reacción tendría Baz al verlo así.
Un rato después se levantó. Fue a la cocina a buscar un poco de agua. No se molestó en ponerse de nuevo los zapatos .Mientras bebía, la puerta se abrió, se oyeron pasos y pronto Baz estaba parado  en el umbral de la puerta. Sus ojos bien abiertos y una ceja levantada. No decía nada y eso confundió un poco a Simon. 
—Hola ¿Te gusta  como me veo?—Saludó
—Simon tú…
Saber que había dejado a Baz sin palabras lo hacía sentirse orgulloso. Se preguntaba qué tan lejos podía llevar esto.
Se sentó sobre la mesa del comedor y cruzó exageradamente las piernas. El movimiento hizo que Baz lo mirara cómo si quisiera comérselo. Incluso pudo ver como las mejillas del vampiro se sonrojaban levemente.
El ambiente se tensó y se le ocurrió una manera de cortarlo. Y, de paso, juguetear un poco con él. Le encantaba tenerlo bajo su control.
—¿Acaso piensas quedarte toda la tarde viéndome las piernas?
Apenas terminó de decirlo, supo que estaba totalmente jodido. Era un reto y Baz jamás podía resistirse a ello. A estas alturas de la vida, ya debería saberlo.
—Entonces, ¿Quieres que te toque?
JODIDO. Con letras mayúsculas. ¿O no? Bueno, podría seguir y ver hasta dónde llegaba esto. No tenía nada que perder.
—Ven aquí y muéstrame lo que tienes, Baz.
Obedeció y comenzó a caminar hacia Simon. Se quedó parado frente a él, aún sin tocarle. Baz se inclinó, le tomó la mano, y besó el dorso de esta. Actuaba como si hubiera sido educado para ser un digno caballero inglés clásico. (Quizá esa afirmación era cierta en parte.)
—Simon, eres hermoso.
A continuación, cerró el espacio entre ellos juntando suavemente sus labios. Simon sintió como la mano libre de Baz iba a posarse, casi como por accidente, sobre su rodilla desnuda. Su mano helada le causó un escalofrío.
Empezó como un beso casto y suave. Sus labios sólo estaban presionados contra los del otro. Duraron así unos minutos, hasta que Baz le mordió el labio y Simon separó las piernas para darle más espacio. Lo abrazó en un intento de acercarlo más.
—¿Al parecer abriste las piernas, eh? —dijo Baz separándose y riendo un poco.
—No te escuché quejarte.  Además ¿De quién es la culpa?
Simon puso una pierna a cada lado de las caderas del otro y las cruzó por detrás, dejándolo preso entre ellas. Sintió las manos de Baz sobre sus muslos.
—Tuya Snow, por tener unas piernas tan malditamente perfectas. Ah, y ni hablar de lo que hay debajo de esa falda...
Al tiempo que hablaba sus manos comenzaron a subir y bajar suavemente, provocando que se sonrojara y empezara a respirar agitado. No respondió, pero se inclinó para darle un beso. Baz parecía no tener interés en sacar las manos de su falda.
Aquellas manos se deslizaron aún más arriba, hasta que se encontraron con sus glúteos. Simon estaba tan concentrado en el beso que sólo notó las caricias cuando Baz le dio un apretón. Se separó por la sorpresa y jadeó. 
Ya antes había notado la preferencia que  su novio sentía por sus nalgas. Y estaba algo halagado. La falda daba un mejor acceso a su zona posterior. Era un ganar-ganar para ambos.
—¿Boxers? con lo corta que es la falda creí que estarías usando lencería. O panties, al menos.
Ahora, las caricias estaban acercándose bastante a su miembro, pero sin llegar a tocarlo. Solo era una provocación por parte de Baz. No quería ceder tan fácil.
—Penny no quería prestarme unas.—dijo, tratando de mantener la calma.
—Cariño, no me hables de Penny ahora.
Baz se inclinó para atacar su cuello, era una lástima que solo estuviera dispuesto a usar sus dientes normales. Simon se moría por sentir esos colmillos atravesar su piel. Aunque eso no le impedía disfrutar de la atención. Esa zona de verdad era un punto débil y Baz sabía muy bien cómo aprovecharse de ello.
Justo como ahora. A los besos les había sumado repentinas lamidas, lentas y largas, que lo hacían temblar. Simon cruzó aún más las piernas tratando de acercarlo. Baz volvió a estrujar sus muslos. Era agradable.
—No pensé que una falda fuera a prenderte tanto.
Otro apretón más. Labios contra su cuello, ocupados en dejarle un chupetón. Cerró los ojos y se abrazó más a él.
—Te ves increíble con ella. Todo acerca de ti me excita. Y tomarte mientras usas una corbata de la escuela es una fantasía.
—A veces olvido que deseabas esto desde entonces.
—No tienes ni idea, estaba desesperado por tenerte.
Se derritió por dentro. Sabía que Baz, por más cachondo que estuviera en ese momento, no solo hablaba de sexo. 
—Ahora me tienes. Puedes hacer realidad tus fantasías. 
Le dio un jalón a la corbata. Simon jadeó tanto por la sorpresa como por qué aquello le había gustado. Se le encendieron las mejillas y Baz soltó su agarre. Solo fue un poco decepcionante.
—No sabía que eso te gustara.
—Yo tampoco.
Bajó una mano hacia la entrepierna del otro. Comenzó a acariciarlo por sobre la ropa. Aunque el miembro de Baz estaba ya bastante duro, Simon sabía que aún no llegaba a su máximo. Estaba dispuesto a cambiar esa situación.
 Abrió el pantalón y metió la mano. Mientras acariciaba, también le besaba el cuello. Pronto la respiración de Baz estaba bastante agitada. La forma en que abrazaba a Simon era casi asfixiante.
—Simon, si sigues así voy a terminar.—le temblaba la voz.
—Ese es el punto. Aunque podemos movernos a la sala si quieres.
—Bien, pero quiero hacer algo antes.
Soltó el abrazo en el que lo tenía y se posó de rodillas frente a Simon, quien tenía una mirada de confusión. Su cabeza quedaba justo entre las piernas del otro. Lo miró con esa sonrisa que solo podía significar que estaba conspirando. 
Cuando Simon estaba a punto de preguntar qué era lo que planeaba hacer, sintió como Baz pegaba la boca a la piel del interior de sus muslos. Besos y mordidas  fueron repartidos en esa área tan sensible. Oh Crowley. 
—No sabía que fueras tan sensible aquí.—comentó, mientras sus dedos acariciaban las marcas que había dejado.
—Calla, haces que esto sea embarazoso.
Le sacó la lengua antes de continuar ocupado en lo suyo, succionando con fuerza para crear más marcas. 
A causa de ello, gimió bastante fuerte y no trató de contenerse, pues sabía que eso prendía bastante a Baz. Cruzó un poco las piernas, de forma que quedaban sobre los hombros del otro. Si apretaba lo suficiente, quizá podría ahorcarlo. 
Estaba perdido entre las sensaciones placenteras. Volvió en sí cuando notó que Baz tenía la cara prácticamente contra su miembro. Sintió cómo pasaba la lengua por sobre el boxer. Echó la cabeza atrás y su cadera se elevó sin que fuera consciente de ello. Sus piernas se apretaron alrededor del cuello de Baz.
Con una risa suave, y para decepción de Simon, Baz se separó y volvió a ponerse en pie junto a él.
—Cuidado, casi me asfixias con los muslos.
Simon se rió a su vez. 
—Te lo mereces por sólo provocarme Baz.
Baz le acarició la mejilla y le acomodó uno de los falsos rizos por detrás de la oreja. Extrañaba las caricias sobre su cabello real.
—Si no te gusta que te provoque, ¿Entonces porque estabas gimiendo?
—Callate. Si estuviéramos al revés también estarías así.
—No lo creo, yo sé cómo controlarme.
A Simon le dieron ganas de patearlo. Con amor, pero patearlo de todas maneras.
—En realidad, no. Te bastó verme mover un poco las piernas para lanzarte sobre mi.
En vez de responder, Baz se acercó para besarlo. Fue dulce, como queriendo tomarse un pequeño descanso de lo que habían hecho antes. Sus manos lo tenían sostenido por la cadera. Simon tenía la espalda bastante arqueada hacia atrás. Se le escapó un gruñido que no era provocado por el placer
—¿Quieres ir a un sitio más cómodo?—le dijo Baz al separarse.
La verdad es que la mesa era algo incómoda. Comenzaba a dolerle el trasero. Y también la espalda. Tener relaciones en la mesa parecía atractivo, pero poco ergonómico.
—Si, vamos al sofá.
Bajó con un saltó y comenzó a dar unos cuantos pasos en dirección a la sala. Le temblaban las piernas, pero eso no le impidió caminar. Cómo dándose cuenta de su estado, Baz lo rodeó por la cintura para darle apoyo. Una vez que llegaron al sillón Baz lo ayudó a sentarse. No era que en realidad fuera necesario, más si muy agradable. Era una forma de recordarle lo mucho que lo amaba.
Volvió a meter las manos bajo su falda. Tocó de nuevo su entrepierna. Esta vez, sus dedos se colaron bajo el elástico del boxer, bajándolo un poco. 
—Esto se va... Pero la falda se queda.—dijo con una sonrisa.
Con un movimiento rápido, le bajó el boxer, dejando que cayera hasta sus tobillos. Simon terminó de quitarlo y arrojó la prenda a algún punto de la habitación. 
—¿Te gusta como me veo de chica?—la pregunta le salió con voz temblorosa. Baz no perdía el tiempo.
—No, me gusta Simon Snow. Aunque te vistieras de vagabundo, me seguirás gustando… pero debo admitir que esté atuendo tiene sus ventajas.
 Por pura curiosidad, Baz le levantó la falda. Se encontró con la hermosa  visión de un pene erecto y que comenzaba a gotear un poco de pre-seminal. Su propio miembro palpitaba por la anticipación.
—Se me ocurren demasiadas cosas que quiero hacerte, Simon.
—Dejame montarte, Baz.
La idea era tentadora, pero Baz no estaba seguro de poder resistir tanto. Tan solo de imaginarse a Simon vestido así sobre él, se sentía a punto de venirse.
—No, tengo algo más en mente.—dijo
Con un empujoncito en su hombro, hizo que Simon se acostara sobre su costado. También  él se recostó, quedando en paralelo. Se bajó un poco los pantalones, hasta que su miembro quedó libre. 
En una de las mesitas de la sala, había un aceite de almendras que Penny usaba como hidratante. Baz lo tomó y vertió bastante en sus manos.Trató de frotarlo un poco para elevar su temperatura.
Bajó las manos y las metió entre los muslos de Simon, masajeando y humectando la zona. Simon comenzó a temblar y gemir. Las caricias eran demasiado cercanas a su zona íntima, pero sin llegar a tocar realmente. Se abrazó a Baz, agarrando con fuerza su camisa. Llevaban demasiada ropa encima, estaban sudando.
 —Sigues provocándome.—dijo entre gemidos.
—Solo espera un poco más, te prometo que va a valer la pena.
Después de unos segundos más de caricias, Baz paró. Volvió a verter aceite en sus 
manos, pero esta vez lo usó para lubricar su propio miembro. Simon se quedó mirando expectante. Tenía una idea de qué haría y estaba emocionado.
Una vez que estuvo bien lubricado, Baz tomó su miembro y lo posicionó entre los muslos de Simon. Sus movimientos eran lentos, tratando de tentar el terreno. Para Simon era una sensación un poco rara, nunca lo habían hecho de esa manera. Aun así, era placentero.
Sin embargo, su pene estaba pidiendo atención. Se frotó contra Baz, buscando ese contacto. Él entendió y empezó a mover la mano al mismo ritmo que movía la cadera. Baz también lo estaba disfrutando, pero seguía yendo lento por pura precaución. Simon se desesperó solo un poco.
—¿Sabes? Puedes ser más rudo conmigo. No vas a herirme y menos en esta posición.
—¿Estás seguro?—La respiración de Baz estaba agitada, pero trataba de contenerse. 
—Soy tuyo Baz, hazme lo que quieras.
Esas palabras fueron lo último que Baz necesitó para perder el poco control que le quedaba. Sus estocadas subieron en ritmo y fuerza, confiado en que no lastimaría a Simon. Pareció dejar salir sus instintos más salvajes. Si los movimientos anteriores se sentían bien, ahora eran como estar en el cielo.
Estaba aferrándose a Baz con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. Subió la cabeza y juntó sus labios. Más que besarse, parecía que se mordían la boca mutuamente. En ese momento,no había tiempo para besos más suaves.
Ambos estaban ya bastante cerca de correrse. Simon apretó un poco las piernas y aquello fue suficiente para hacer que Baz llegará a su límite. Terminó por venirse manchando la piel de los muslos y tal vez un poco de la parte posterior de la falda. La sensación hizo temblar a Simon. 
Ya podía sentir ese tirón en su bajo vientre que indicaba lo poco que le faltaba para acabar. Baz, que seguía moviendo las caderas a pesar de haber terminado,  dio unos cuantos jalones más a su miembro. Eso bastó para que Simon alcanzará su orgasmo. Ahogó un grito mordiendo a Baz en el hombro, sobre la ropa. Esta vez, definitivamente se había manchado la falda.
A pesar de su estado post orgasmo, Baz se movió hasta quedar de rodillas frente al sillón. Jaló las piernas de Simon, quien ya bajaba de su nube de placer, y lamió los restos de semen que quedaban sobre su piel. Simon aún se sentía bastante sensible en toda esa zona. Quizá sí no se hubiera corrido hacía tan poco, eso podría haber sido el fin para él.
Después de aquello, volvió a recostarse. Apenas cabían en ese sillón. Aún estaban tratando de recuperar el aliento. Simon sentía su frente empapada de sudor. Se quitó la peluca, que ya le había fastidiado. Las manos de Baz se dirigieron a su cabello. Casi le dieron ganas de ronronear ante el contacto.
—Es una lastima haber arruinado un maquillaje tan bonito. Te quedaba bien.
—No me importa que se haya arruinado, no después de esto. 
Por respuesta, obtuvo una serie de besos pequeños repartidos por toda la cara y parte del cuello. 
— Aunque creo que mi falda se mancho un poco.
—Qúitatela, te ayudaré a lavarla después. ¿Qué te parece si por ahora sólo nos quedamos abrazados?
Simon se lo pensó. Si quería, pero el sillón no le parecía un lugar adecuado. Faltaba más espacio y mantas para poder estar completamente cómodos.
—Bien pero… ¿Podemos irnos a mi cama? 
Les costó un poco de trabajo moverse, pues aún se sentían bastante lánguidos. Lo lograron y se movieron a la habitación de Simon. Después de desnudarse y un par de hechizos de limpieza, se metieron bajo las cobijas. 
—Tengo una duda Simon.—dijo Baz, rompiendo el cómodo silencio en que se habían quedado
—¿Si?
—¿Por qué estabas usando una falda?
Se encogió de hombros. Baz estaba acariciándole la espalda y le empezaba a entrar sueño. Recostó la cabeza sobre su pecho. No podía escuchar el corazón del vampiro, pero nunca dejaba de intentarlo.
—Perdí una apuesta con Penny y decidió que ni castigo sería vestirme de chica. Incluso me tomó fotos. Creo que le mando algunas a Agatha.
—Debo pedirle que también me las envié. Jamás quiero olvidar como te veías esta tarde.
—No tienes que hacerlo, quizá comience a usar falda más seguido. Es cómoda, y fresca en… ya sabes.
Baz se rió y lo estrechó más contra sí. La parte del sexo era placentera y le encantba, pero Simon tambien disfrutaba mucho de los arrumacos que venían después. En realidad, estaba feliz de estar cerca de él. No importaba que estuviera haciendo, siempre y cuando pudiera permanecer a su lado.
—Te ves bien con ella, pero creo que no deberías ponertela tan seguido. No tengo tanto auto-control.
Pegó la boca al oído de Baz, y succiono un poco el lóbulo antes de responder: 
—Bueno, tal vez lo haga sólo cuando estemos los dos aquí, en la privacidad de la habitación.
Baz sólo volvió a besarlo. Él estuvo gustoso de devolver el beso. Usar esa falda había resultado mejor de lo esperado. Debía agradecerle a Penny por insistir en el experimento.
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¡Hola!
Este fic tenía al menos tres años en mis borradores y el evento Erotic-Grope-Fest fue lo que me motivó a terminarlo. ¿En que me basé para esto? En  lo bien que se ve Royer Taylor en el video de “I Want To Break Free” y en el puro deseo de escribir smut 
Espero que lo hayan disfrutado este especial de San Valentin retrasado.
Gracias por leer~
Ciao!
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enekabe · 2 years
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She.
Arriba rosa pollera negra Con su mirada que a mi me enerva Igual el rojo que bien le queda Solo la observo y quedo en espera Pero me alegra y me saca e tierra Pasamos saturno destino luna Relaja como si estuviera en cuna En una nube me siento y suelto Unas palabras bajo su aliento Que buen sabor yo no le miento Su perfume me alcanza el viento Aroma en auge de una deidad Me tiene atado en realidad Siento su calor en mis labios Su respiración en el cardio Sabe que lo nuestro ardió Y se vuelve a cocinar cada vez que hablamos Una explosión nuclear cuando conectamos Llena el vaso cuando toma mi mano Enciende mi ser cuando nos tocamos Si entra al juego sabe que no paramos Para mostrar del cuerpo tomamos Si hay luz verde solo es vamos y vamos Veo su cuerpo me vuelvo espartano Dominarla como un prusiano Quiero tocarla como un piano Deseo comerla sentir que gano Que difícil es que nos queramos
Se me iluminaba el rostro cuando me veías O cuando que te encantaba me decías Me sentía en otra galaxia cuando eras mía Y quería volver a sentir eso Antes de volver al vacío del momento Quería y lo lamento.. Ahora me siento parte de la fila Uno del montón pero especial algunos días.. Pasan las semanas Y te extraña mi cama Hay cosas que antes menos dolían Aunque dijo que éramos un andábamos Me duele pero sé porque lo guarda A otras parejas opacábamos Si era demasiado todo lo que nos dábamos Intento que no se rompa mi guardia Pero... Me hace tan bien cuando me habla Y tan mal cuando me ignora Su voz en mi cara una sonrisa entabla Pero dolor genera cuando desaparece horas Y aún así me quedo esperando a que regrese Que tonto soy a veces Ya no soy su ideal Pero sigo queriendo todo Aunque me ponga mal La quiero codo a codo Aunque se vaya con otro Nunca va a superar lo que fuimos nosotros. Hasta cuando juego al futbol pienso en ella Es la única persona que me lo generó en la vida Increíble como brilla su estrella Una locura que nuestros cora un día coincidan Me doy cuenta que siempre va a ser la más bella Y esto tan fácil no se olvida.. Aunque me mire de reojo se que piensa en mi Sabe que todo lo que quiere lo tengo aquí Mientras acaricio sus tatuajes de la muñeca Y me hago dueño del lunar de su pecho Lamiendo cada parte sintiendo sus muecas Todo su cuerpo contra mi estrecho Me encandila brilla su vista clavada No asimila quedando pillo con su mirada Se descarrilla este caudillo su polvo de hada Y desfila parece millo va tan calmada Yo soy su diablo y ella es mi ángel Ese mood le quiebro y vamos a aquel Día de enero donde corro su rímel No es que sufrió es que fue placer Dulce cariño con sabor a miel No tenerte se siente tan cruel Dos palabras y quiero serle fiel Es un problema delicioso rozar su piel Seré su maldición Quién le genera tentación Pero se vuelve una adicción Tenerte en acción Sabe que las ganas pueden más Que nuestra conexión es única Es distinta y se vuelve mítica Para ella demasiado exótica Para mi nueva unión de almas Me obsesiono esperando su mensaje Siempre me quedo esperando que baje Abriendo y cerrando redes hago mi anclaje Parece que tengo que pagar el peaje Pero le doy un nuevo paisaje Mientras recorro todo su encaje Derretiré el hielo en un masaje Y llevarla al cielo de viaje Mi excitación es inminente Su delicadeza se desliza en mi mente Quiero cruzar ese puente Donde la tenga frente a frente
Desaparece y siento el vacío Por qué será que prefiere el frío? La volverá a esperar como si fuera un crío Hasta el día que vuelva a decir sos mío. Mientras tanto me quedo con muchas ganas de vos. A la espera de que me busques una vez más...
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choquejuergas · 3 years
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elisa victoria, el evangelio
“los jueves y los viernes se me dan particularmente mal. pero hoy es lunes y si algo traen los lunes además de un ambiente tétrico y castigador es la esperanza de las promesas renovadas. esta semana me portaré bien, esta semana conseguiré encauzar mi futuro, a partir de esta semana todo mejorará y se estabilizará”
“los niños revoloteaban a mi alrededor como pajaritos y se me olvidaba que tendríamos que morir entre angustia y dolor algún día. durante aquella hora brillaba el sol o brillaban las nubes; estábamos juntos y las cicatrices se me cubrían de tiritas”
“no era esto lo que esperaba. esperaba respeto, orden, éxito, capacidad para manejar la situación. supongo que hace diez años me pregunté con tanta ansia como sería de mayor que cualquier resultado iba a resultar decepcionante. es difícil complacer a una niña tan sedienta”
“creo que lo más terapéutico que he hecho en mi vida es aprender a controlar el proceso fotográfico desde que metes la película en la cámara hasta que cuelgas la imagen en la pared como una estampita. ese juego con el tiempo me fascina. enviarme saludos, desdoblarme y convertirme en alguien más que me observa y me cuida. me gusta controlar las cosas, que se hagan a mi modo”
“llevo desde niña intentando hacer algo bien como si eso fuese a dar sentido a mi vida. la primera idea fue el dibujo. observar el movimiento de tus propias manos, preciso y sabio, mientras la imagen que está en tu cabeza se hace realidad. siempre me pregunté frente a las obras de arte cómo se sentiría velázquez haciendo lo que hacía, cómo se sentiría goya, y se me rajaba el pecho porque esas personas han existido de verdad, había unas conciencias asomadas a aquellos ojos que movían aquellas manos y sentían el latir de su corazón como todos los que estamos aquí ahora. yo quería conocer el sabor de la excelencia y estaba dispuesta a pagar con mi alma. pero para recorrer los caminos que llevan a la excelencia, aparte de un alma sacrificada, hace falta mucho esmero, mucha paciencia y mucha fe. a mi me han fallado las tres cosas”
“al principio me parecía embarazoso gritar los hombres de la gente pero ahora me lo tomo como una oportunidad para descargar sentimientos reprimidos”
“en las calderas del infierno que mantiene hasta arriba de hidratos la civilización en la que nací, sudando alrededor de un horno a quinientos grados,  conociendo en profundidad la condición del género humano. eso me ha enseñado a ser mejor clienta, a recordar que los camareros y las dependientas son personas con cuerpos que laten y sufren, que tienen ilusiones y amores y ojos en la cara para darse cuenta de si eres detestable o no”
“ahora el mundo me ha empezado a esculpir una cara de mala hostia con la que a veces no necesito ni pronunciar palabra. aun así muchas cosas me siguen cogiendo por sorpresa. es un camino largo el del blindaje completo”
“la sensación que más me ha acompañado desde niña es la del hervor. me siento como una langosta a la que han arrojado consciente a la olla al rojo vivo que significa existir. a diario me pregunto cuándo estaré cocinada y me podré poner a enfriar. pensaba que al aprender  a saltar a la comba soplaría brisa fresca pero todavía estoy esperando. dominé la comba, dominé el idioma, aproveché las vacaciones para leer libros hasta el amanecer, aprobé todo tipo de exámenes, saqué buenas notas en selectividad sin el apoyo de ninguna academia, salí a la calle con maquillaje, tacones y ligueros de encaje y volví a casa sorteando ejércitos de obstáculos y monstruos con el rímel sin correr, me depilé las ingles, las piernas completas, los sobacos, me decoloré el bigote, limpié el cuarto de baño doscientas mil veces, hice espaguetis y mermelada de moras, digerí semen espeso y amargo con buena cara, me acordé de llevar siempre cortaúñas, líquido desinfectante, pañuelos y estuche de lentillas a todas partes, de apagar el gas antes de salir de casa, de sacar al perro al amanecer y al sol de agosto, de tender la ropa a tiempo para que no cogiese olor a humedad, de comprar el café que le gusta a mi madre porque no quería que sus mañanas fuesen aún más difíciles. cuánto falta. cuándo llega el punto en que deja de quemar la vida. ¿ocurrirá al terminar la carrera, al conseguir un trabajo digno? cada vez quema más, quema más que nunca. estoy al rojo vivo. es porque me he extraviado”
“mi capacidad de complacer caprichos ciegamente sin una triste zanahoria frente al hocico acabó en selectividad, así como la de pasarme la vida planeando a largo plazo. necesito que la existencia quede inaugurada de una vez, dejar de estar proyectándola hacia un futuro lejano e impalpable. llevo desde preescolar preparándome para un baile que nunca empieza. me enseñaron el placer de la virtud y lo degusté con mansedumbre durante mis primeros años, los más lozanos, los más flexibles, resignándome a hacer deberes, a echar las tardes muertas estudiando la revolución industrial con un bocadillo y un zumo”
“la verdad es que no entiendo bien que ha pasado. si he dejado de valorar mi culo, si no soy capaz de rendir sin apoyo personalizado, si necesito desesperadamente un descanso en medio de este interminable proceso de estudio con periodos cada vez mas breves de vacaciones. la gente mayor, la gente con trabajo, tiene menos descanso aún y suele recordar este tiempo como un idilio divertido e interesante en el que todavía había margen para la espontaneidad y la experimentación, lo que me indica que la promesa del merecido baile tras los esfuerzos no es más que un anzuelo, una patraña. no entiendo por qué tiene que costar dinero vivir. por qué, si no hay un solo trozo de tierra sin dueño junto a un arroyo en el que retirarse a construir una cabaña y cultivar un huerto, tiene que costar tan cara la subsistencia. tienes que sacrificar tu energía más pura para ganarte algo así de básico”
“estira una pata para depositarla sobre mi cuello y lo quiero tanto que aprieto los dientes hasta queme duelen las mandíbulas y me dan ganas de gritar. es posible que no me saque la carrera, que manolo se asfixie mañana mismo en el piso de abajo, que las monjas me calen y me quemen en el patio del recreo, que no consiga buscarme un trabajo digno en la vida y que nunca me lleguen a follar como yo quiero, pero nadie podrá quitarme el inmenso regocijo de haber sentido el amor de este perro”
“yo trato de abarca demasiado, demasiado. quiero estudiar, quiero trabajar, quiero compartir la responsabilidad doméstica con mi madre, tener siempre el pelo recién lavado, la ropa bien colocada, los dientes relucientes, jamás el rímel corrido y un arsenal de recursos dentro de un bolso lo bastante pequeño como para que no me estorbe al bailar”
“su comentario me enfrenta a un abismo vertiginoso. a principios de los noventa el tiempo corría denso y pausado para nosotras. me doy cuenta de que han pasado cuatro años desde 2003 y parece que no hace nada. los adultos me aseguraron que el ritmo del tiempo cambiaría conforme fuese creciendo. cada vez más rápido hasta que tenga la sensación de que los años pasan como si fueran los meses de la infancia”
“macarena es muy propensa a los vértigos y las ansiedades, supongo que por eso nos entendemos tan bien. nos afectan los mismos terrores. es resistente pero su punto débil son las profundidades. las vistas desde un monte o un edificio alto, las cuevas, el mar abierto, las preguntas sin respuesta”
“no sé si volveré a tener alguna vez su pelo anaranjado cerca para esnifarlo, si me moriré de sopetón, en algún tipo de accidente, si me iré deteriorando hasta apagarme poco a poco, si me pondré mala de los riñones como mi abuela con la de veces que me da cistitis, si me matará alguien, si me mataré yo. trato de conectar con mis últimos momentos de conciencia, de decirme adiós con calidez sean las condiciones que sean, perdonándome la pérdida de diana, el declive de la belleza juvenil que ahora mismo me espanta. todas las decisiones que traicionan las ridiculeces que me hicieron ilusión a los siete, a los. trece, a los veintiocho, a los cuarenta y ocho, hoy. a cambio le pido al futuro condescendencia. respáldame de alguna forma, eulalia, que estoy enferma de tantas dificultades. desde que dejé de hablarme con diana nadie me ha escrito una carta de amor. este año he empezado a ponerme crema antiarrugas para la piel grasa, contorno de ojos y anticelulítico en las cachas para dejarte un buen legado. no me he arrancado ninguna de las canas prematuras que me llevan brotando desde los dieciséis porque no me avergüenzo de ti. tu piel no es tan firme como la mía pero estoy segura de que has aprendido recursos, de que eres más hábil y más sabia que yo. bríndame dignidad, eulalia. ten piedad. tiéndeme la mano. sálvame”
“que pensaría de mi la eulalia del futuro que un día se asomará al espejo de la discoteca y tendrá o no compasión. tal vez sea yo misma. ya es un poco el futuro.de momento solo me inspira inconsciencia y cierta envidia porque ella todavía no estaba tan cansada. sabía lo que se le venía encima pero por mucho que te prepares para un dolor no puedes imaginarte del todo su magnitud hasta que te está latiendo en el cuerpo. ahora no estoy tan dolorida, al menos no físicamente, ahora me sobrecoge el terror tan grande que albergo”
“es lo que anhelamos todos. que alguien se interese por conocernos, no haber venido a este mundo a vagar en perpetua incertidumbre, sin que a nadie le importe”
“es chispeante y respetuosa. eso me genera una enorme curiosidad hacia su historia e incluso consigue que su cara me parezca cada vez más bonita. está llena de luz. su único novio es jesús. en principio no me parece una mala vida. la de mierda que se está ahorrando no es un asunto que se pueda tratar a la ligera. ella no espera taxis en minifalda y zapatos incómodos al amanecer, nadie le pone cara de asco cuando dice que tiene la regla y luego ese mismo alguien se le corre en la cara con una lefa espesa y deshidratada como si la sangre fuese caca y el semen agua bendita, no despacha pizzas hasta las tantas por cuatro duros, vive aquí refugiada de toda esa porquería. igual la madre superiora le tiene la vida amargada, pero en tal caso ella parece saber cómo trazar su propio camino, como encontrarse a sí misma en paz y alegría con los medios a su alcance. no sé nada de esto en realidad, es solo que las monjas, aunque me dan mucho miedo, también me han dado siempre algo de envidia. de todas las salidas que hemos tenido a mano las mujeres, el convento es uno de los más seguros y dignos. tal vez en otro tiempo, si me hubieran dado a elegir entre casarme con un cazurro y afanarme en parir y criar su montón de hijos, ser una solterona de la que todo el pueblo se ríe, coger la sífilis en un callejón por una moneda de cobre o sentir la llamada de dios, habría ardido en mi pecho el fervor religioso y me habría quitado de en medio. a orar, a bordar, a hacer magdalenas y chupar el crucifijo por las noches”
“le doy montones de vueltas a es asunto. es muy redundante pensar tanto en distancias y trayectos mientras se recorren esas distancias, en pleno trayecto un día tras otro. si en los últimos años he pasado casi dos mil horas de autobús, ¿cuántas de esas horas he echado pensando precisamente en las distancias que estoy recorriendo y sus implicaciones? la situación me sigue resultando agotadora pero en algún momento del año pasado ese cansancio dio una vuelta de tuerca y pasé de fase. fue entonces cuando la experiencia empezó a volverse trascendental. la sensación de ligera desgracia seguía ahí pero ahora me daba para reflexiones más elaboradas sorbe mi propia identidad y su relación con el resto de las cosas. desde que entré en primero de magisterio infantil, todavía con diecisiete años, he estado muy ocupada, y una gran porción del tiempo que he tenido para pensar se ha desarrollado yendo de un sitio a otro. no es la situación optima para reflexionar, si es que eso existe, porque mientras te desplazas ya estás haciendo algo, llevando a cabo un plan, pero de alguna forma se da un vacío que resulta tan valioso como arduo. no puedes dejar de sentir que estás desperdiciando la vida pero por otro lado eso le da intensidad, fustiga el pensamiento, funciona. observar miles de veces las mismas esquinas de la ciudad, coincidir con unas personas que se repiten y otras que no, agarrarte a las barras con el antebrazo porque te da asco colocar la palma sobre un sitio tan manoseado, esquivar conversaciones con conocidos ocasionales que hacen que los minutos pasen mas despacio, repasar mentalmente el correcto funcionamiento de la agenda, decidir qué te vas a poner al día siguiente para estar presentable, acordarte de que tienes que lavar a mano un polo rojo y meterlo en la secadora, notar como te va penetrando cada pequeña cosa, afectándote, corroyéndote, dejando rebaba como una gota insistente que acaba formando una estalactita, como un avemaría recitado cada mañana desde antes siquiera de que te quepa la oración entera en la memoria hasta la mayoría de edad”
“ese es el tipo de conversación que a mí me gustaría tener todo el rato con todo el mundo. qué frescos son, qué complejos dentro de esa pureza intuitiva. la mayoría de los seres humanos en estado de madurez me dan ganas de morirme. se supone que la distante soy yo, la rarita, pero no es verdad. yo soy simpática, dicharachera, es que con los adultos casi no se puede hablar de nada. no hay podredumbre en este mundo como la de charlar de los asuntos medianos, los oficiales”
“los niños qué saben los pobres, llegan aquí y les cuentan estas historias y se las creen durante un número determinado de años, quince, cuarenta, sesenta, algunos se mueren manteniendo la fe y las costumbres de estos días. es una senda cómoda y bonita dela que da miedo salirse. ¿cuántas noches he pasado yo en vela pensando en el vacío que me espera después de morir? no puedo estar del todo segura de que haya otra cosa, pero en principio por mucho que me esfuerzo no soy capaz de creer que vaya a haber algo más que una nada mansa y absoluta. la certeza de la desaparición de la propia conciencia es inasumible, te deja sin respiración, te explota el cerebro en un millón de trozos secos como astillas. es engorroso vivir así, sin un plan trazado lleno de esperanza. tal vez haya detalles sueltos reconocibles en varias religiones que provengan de intuiciones humanas conectadas con la naturaleza. tal vez nos reencarnemos o nuestro espíritu se traslade con otra forma a otra dimensión. podría pasar algo. por qué no algo en vez de nada. por qué mi intuición se inclina tanto hacia el negro. es como si lo recordara. ya estuve muerta una vez. casi siempre he estado muerta en realidad. millones de siglos, toda la eternidad desde que el tiempo echó a andar si es que alguna vez tuvo un principio. mis veinte años son solo una mota de arena flotando en la grieta más honda del océano, un fenómeno insignificante. ninguna teoría puede batir mi recuerdo de ese negro largo y opaco. si cierro los ojos entre las tres y las cinco de la mañana y me dejo arrastrar por la certeza vertiginosa de la inexistencia implacable que está por venir casi puedo tocar ese negro como si fuera una gruesa cortina de terciopelo detrás de la que hay un precipicio”
“me quiero meter en todos los despachos a señalar las cosas retorcidas que se están haciendo mal y ordenar otras mucho más sanas y sencillas, dejar de ser tan modosita por un lado y tan desastre por otro, que no sigan tomándome por una niña recién llegada al mundo porque siento que llevo aquí milenios de sufrimiento dentro de la coraza que yo también tuve que empezara construir a los dos años para esconderme de la ruindad que me rodeaba y que a día de hoy tiene tantas capas de blindaje que apenas me entra la luz por un par de rendijas”
“la conexión en mi casa es muy frágil, la única comunicación intensa la mantengo con el perro. el resto es un bucle infinito de puestas y recogidas de mesa, ingestas, lavado de platos, ropa mojada por tender y seca por doblar, humo alrededor de la puerta de manolo"
“o me muero joven o me degrado poco a poco hasta la senectud y me muero de todas formas. por mucho que todas estas cremas hagan su efecto y me hagan aparentar cinco años menos el destino es el que es, no hay escapatoria. cuando tenía la edad de las manos que afloran al ponerme crema me obsesioné con la posibilidad de eternizar la conciencia porque no asumía lo de morirse. echaba cuentas y decía ahora estoy aquí pero mañana estaré en tal lugar y de repente mañana era hoy y yo estaba efectivamente en ese sitio, y lo mismo iba a pasar con el hoy estoy aquí y mañana no estaré en ningún lugar. me parecía demasiado dramático. el implacable transcurso del tiempo era algo que me devanaba los sesos. me aferré a la posibilidad de los avances de la ciencia, que tal vez podrían salvarme, y me imaginé a mí misma como científica iluminada descubriendo la solución a los treinta y cinco o a los sesenta, me daba igual, peor no teniendo que desvanecerme de forma tan cruel. nadie tendría que volver a morirse. pensaba que era posible. tal vez lo sea y no llegue a tiempo. está claro que no voy a ser una científica revolucionaria pero puede que alguien más lo consiga. ¿y si ocurre justo después de que yo me haya muerto, si formo parte de la última generación que tuvo que morir? nuestras conciencias irrecuperables quedarían de mártires. no quiero ser una mártir. a veces me gustaría desaparecer en el acto y otras que la existencia fuese ilimitada para vivir en paz o que al menos tuviese algún sentido, pero no lo encuentro. se supone que el destino del universo es extinguirse de todas formas y que morirse mañana o dentro de unos cuantos millones de años es lo mismo porque acaba llegando igual, pero no me consuela, quién está tan seguro de que el destino del universo sea ése. son todo conjeturas, las teorías de ese tipo se descartan constantemente. qué significa de verdad todo esto”
“mundo maldito, llévame a mi sí quieres que ya estoy podrida de todas formas pero no me chafes a alberto, a alberto déjamelo tranquilo dando saltos en su casa vestido de gato alrededor de su padre que viene andando a buscarlo, déjamelo que haga dibujos y cómics y no le vengas a decir que es tonto por no terminar los deberes a tiempo, y si lo haces que no se lo crea y tenga fuerza suficiente como para reponerse y escupirte y salir corriendo hacia otro lugar, que vista muñecas, que vea películas y que un día las grabe o saque libros o haga canciones, que tenga un trabajo cualquiera en el que no haga daño a nadie, que plante árboles, que no reviente nunca un animal para impresionar a ningún trozo de estiércol con ojos que lo esté azuzando, que baile y trate bien a todas las personas con las que se cruce, no le des sustos, no le des una pandilla que le ponga retos crueles, sácalo de este sitio infecto mientras su cerebro se mantenga sano, dale herramientas para sobrevivir, que se escape, que no se haga mayor como un cadáver dentro de un cuerpo grande con el que sea imposible volver a comunicarse, que no se me muera de hambre y sed este niño y se queden sus huesitos arrojados en el interior de un tonto que monte un negocio vinculado con el diablo al que no le quede ni un solo recuerdo de este día y se pase las jornadas firmando papeles y hablando con despotismo a la secretaria que renueve cada cinco años porque quiera que todas tengan menos de treinta"
“pierde el norte con estas cosas, no sabe escuchar, no sabe contestar, solo sabe huir y meterse en su habitación y ponerse a sus cosas. es lo que ha hecho toda la vida. sus costumbres siempre me han causado estupefacción. no sabe orientarse en el supermercado más pequeño ni manejar un abrefácil. él escribe, lee y piensa y estudia, escucha música, se da sus paseos, igual que yo, pero donde yo además pongo la lavadora y la tiendo, donde pongo la mesa y la quito, barro, hago la copra, cocino espaguetis, huevos rellenos y bizcochos, friego los paltos y el cuarto de baño, saco al perro y trabajo vendiendo pizzas y empapando meados él mete comida en el microondas y cuando se le acaban los tuppers que le ha preparado su madre baja a pedir serranitos en el bar más cercano hasta que el viernes se vuelve a jerez con los tuppers sin fregar y la ropa sucia de la semana para que ella se ocupe de todo el mantenimiento”
“a lo mejor le da pena no verme más, a lo mejor me echa de menos. a mí me da pena, le he cogido mucho cariño, me importa cómo esté, me importa su desarrollo, me interesan las mismas canciones y los mismos libros que a él y el mismo tipo de arte mortecino y eso no es tan fácil de encontrar. es tierno a su manera y siempre ha sido amable. me regaló unas bragas de la coneja miffy por mi cumpleaños porque había prestado atención el día que pasamos por delante de un escaparate y se las señalé. tomó nota y varias semanas después fue a buscarlas para mí y acertó con la talla. nos hemos contado cosas, hemos hecho cosas. una vez meé en el suelo de su habitación. me acuerdo del poema de panero en el que blancanieves se despide de los siete enanos y al final se derrumban uno tras otro todos los árboles del bosque. se me caen un par de lagrimones por debajo de las gafas de sol y los enjugo en la manga del jersey. hoy he sido sabia y me he aplicado colorete y un rosa muy suave en los labios pero no máscara de pestañas porque sabía que esto podía pasar. aquel día, el día que meé, me sentí apreciada, sentí que compartíamos algo bonito. se formó un buen charco que recogí yo, por supuesto, porque él no tiene ni idea de por dónde empezar, y tener que ocuparme íntegramente del entuerto rompío un poco la magia para mí. me gustaría entablar relación con una persona menos inadaptada, alguien capaz de cocinar sin que las moscas críen larvas alrededor, de salir a bailar conmigo, de darme un beso, si es que no pido tanto”
“rezamos el avemaría bajo mi dirección y de algún modo hoy siento que no lo hago con el piloto automático, intentando no ser consciente de lo que pasa, sino que le suplico ayuda a alguien indeterminado por encima de mi cabeza. que ruegue por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte, que nos consuele, que nos salve de alguna manera, ¿para qué estamos aquí si no, de verdad tiene que ser esto un valle de lágrimas? ¿quién lo dice? que nos lo hagan suave, que esté bien repartida la riqueza, que los niños tengan las atenciones oportunas y no acaben volviéndose tristes o malos o las dos cosas"
“mi madre me considera una blandengue y dice que sufriendo tanto estoy haciendo la tonta desde chica, que la única forma sabia de vivir es centrándote en lo bueno y obviando lo malo pero yo no puedo hacer eso y lo que me parece es que mi madre es incapaz de fijarse como yo me fijo”
“no somos lo bastante duras como para aceptar esas dinámicas. nuestra corteza es una postilla húmeda y blanquecina. la suya está un poco mejor balanceada pero con que la rasques un poco más se pone a sangrar también. no somos ricas, la ciudad no termina de aceptarnos, los jerséis pican, los zapatos duelen y estamos hasta arriba de cremas y desodorantes y tiritas pero esto no hay quien lo aplaque. es como estar en el telepizza aguantando sin llegar a cogerle nunca el truco y sin poder abandonar el puesto porque las condiciones del contrato indefinido son extremas, o aguantas o nada, nada de nada, echarte a dormir entre cartones en un cajero, meterte en un cajón de pino para no salir más, tirarte a la hoguera, de un quinto piso, partirte el cráneo de un golpe seco y certero con un martillo con la otra sien apoyada en el suelo y dejar un charco para que otro lo limpie. ha habido tiempos peores, los tiempos de la dictadura, de la peste, de antes de que se descubrieran la penicilina y el jabón, cuando apenas había trigo ni patatas y vivían siete en una habitación con humedades durmiendo en sillas rotas, pero no me aplaca saber que estamos ahora mejor que entonces, que estamos mejor que en otros sitios, no me conformo con el agua corriente, la estufita y el frigorífico”
“escondo la cara en las palmas de las manos mortificada por la vergüenza de los errores que me han traído hasta este lugar frío y cortante, por no pensar bien lo que hacía, no fijarme lo suficiente, siempre dando por hecho que mi atención es la de mejor calidad mientras se me están escapando gestos determinantes”
“convencida de que sí había valido la pena nacer y pasar todo el tormento de la infancia y la adolescencia porque al final aguardaban las hadas que te daban la mano y luego te metían en su habitación a pasar la noche y te arropaban. fueron momentos de fe. es bonito tener fe”
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patriciavazqucz · 3 years
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𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝟐. 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄                   Bʏ﹕ DʏɪɴɢSᴡᴀɴ (@PatriciaVazqucz) —¿Eres tú la nueva? —preguntó una mujer con demasiado eyeliner, más de lo que hubiese visto Patricia jamás.  —S-sí —musitó la joven de solo diecisiete años.  —Ya... —masticó de manera evidente un chicle contemplándola de arriba abajo como si le estuviese haciendo un escrutinio cual escáner que le dijese si era válida para el puesto o no, pero en lugar de darle una patada, se apartó para que pudiese entrar. Un simple gesto con la cabeza fue todo lo que necesitó la rubia para entrar en el lugar. Observó que no estaba sola, había otro montón de mujeres allí con aquella primera. Patricia observó a todas y cada una de ellas. Vestían de manera provocativa con diferentes atuendos de lencería llenos de brillantes dispuestos a provocar a todo aquel que las mirase. Había quienes usaban rellenos para elevar sus senos y lograr ese ansiado canalillo que tanto parecían disfrutar en el cuerpo femenino. Quizá por eso mismo había sido contratada, por esos senos generosos que le habían empezado a crecer en la adolescencia y que, por el momento, aún le daban ciertas sorpresas. Según su madre hasta los veintiuno no terminaba el desarrollo del todo, así que, posibilidades de una talla más seguía habiendo. La agobiaba porque nunca hubiese creído que en su anatomía pudiese haber algo tan... vistoso.  —Ese es tu sitio. Empiezas en una hora. —Dejó algo la mujer sobre una mísera mesita con un espejo delante antes de seguir con lo suyo. Patricia se sentó en la silla que estaba libre y se miró en el espejo. Había hecho todo lo posible para encontrar alguna clase de trabajo, pero aquello era lo que había podido encontrar. Bailarina en un bar de mala muerte para deleite de todo aquel que fuese a observar. Había tenido su primera vez, pero pocas personas la habían visto con escasa ropa, su madre le había enseñado a ser prudente porque por alguna extraña razón la mujer siempre tenía que dar una sensación de rectitud, de inocencia, para ser deseada como algo más que un objeto con el que acostarse.  Las chicas empezaron a salir mientras que Patricia se maquillaba. La música empezaba a lo lejos y ella solo podía pensar en que no sería capaz de hacerlo mientras se vestía con lo que le habían conseguido para ella. Se miró en el espejo. Jadeó al darse cuenta que parecía mucho mayor de esa forma. Nunca se había sentido sensual, pero vestida así se sentía más vulgar que otra cosa. —Es por la carrera, es por la carrera —susurró bajo para sí misma porque necesitaba estudiar algo con lo que sacar a su madre de aquel estado de pobreza. Recordaba la beca que le habían dado. Había perdido toda para pagar la cantidad de facturas que se habían acumulado en los meses que su madre había tardado en volver a encontrar un empleo. Patricia le aseguró que no le importaba, pero ahora más que nunca necesitaba dinero para conseguir su objetivo y el trabajo de su madre solo podía pagar lo mínimo indispensable para vivir. Respiró profundo, se ajustó el escote mostrando parte de la mercancía y se obligó a dejar a un lado su inocencia y timidez porque no tenía más remedio que hacerlo. Los focos se iluminaron sobre ella cuando fue su turno. Ni tan siquiera se dio cuenta del nombre que le habían puesto, el seudónimo por el que la conocerían allí. Observó a todos aquellos ojos hambrientos de ella, de devorarla con la mirada y estuvo a punto de darse media vuelta y salir corriendo. Caminó hasta la barra y agarrándose a la misma, escuchó los acordes de You can leave your hat on, canción que había escogido ella misma, un clásico de los clásicos, pero que le recordaba a tiempos mejores, a instantes en los que su madre, ajena de su situación actual de la verdadera naturaleza de este trabajo, le había hecho reír moviéndose por la casa casi como una bailarina cómica.  —Por la carrera —susurró para sí antes de comenzar a bailar al ritmo de aquella canción. Una vez terminó la melodía y entró en el camerino, se sentó en la silla de nuevo y comenzó a llorar. A donde había llegado. Poco importaba que hubiese conseguido tanta propina, pero los asquerosos gritos de aquellos  hombres no se le iban a olvidar nunca. Las lágrimas negras por el rímel corrido invadieron sus mejillas mientras el mundo empezaba a ser más cruel de lo que había sido nunca consigo.
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