Diabolik Lovers | Bloody Love Sea (KanatoxYui) [Spanish]
Presento mi aportación al Zine de DL, ¡espero que os guste! / Here it is my contribution to DL’S Zine, I hope you like it!
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[Posted on Tumblr in 22/12/2020]
Abrió la gran puerta de cristal de la terraza y se apoyó en la baranda del balcón. Se quedó mirando al horizonte de aquel hermoso paisaje nocturno, la luna se reflejaba sobre la sosegada superficie del mar, cuyo oleaje otorgaba una agradable sensación de tranquilidad aquellos que la escuchasen. Habían elegido un buen lugar para comenzar las vacaciones de verano: un bonito hotel al lado del mar.
La mayoría de los hermanos Sakamaki se habían puesto en contra de hacer un viaje, pero por alguna razón su padre los había obligado para que no estuviesen todo el rato en casa como hicieron el año anterior y les dio las siguientes opciones: un par de semanas en la playa o en una cabaña rural; había quitado la opción del parque de atracciones, la única opción a la que todos, a excepción de Subaru, querían ir, puesto que habían ido antes durante el Carnaval y él no quiso ofrecerles un viaje repetido. De todas formas Karlheinz llegó incluso a amenazarlos con enviarlos a clases de verano si no accedían, por lo que todos decidieron de forma unánime la playa.
Era su segundo día y Yui no podía quejarse, para ella el viaje había sido una buena idea. Le hacía ilusión poder ir a la playa, y estaba compartiendo la habitación de hotel con la única persona con quien querría hacerlo.
—¿Qué haces, Yui?
La joven se volteó para verlo. Kanato ya se había terminado de cambiar por una ropa más fresca, tal y como ella había hecho antes, aquella noche hacía calor.
—Hoy hace una buena noche, ¿no crees? —le preguntó Yui.
—Pues sí —suspiró Kanato mientras se apoyaba en el balcón a su lado—. Ayer hubo mucho viento, fue realmente desagradable.
Tras un minuto disfrutando de la paz al admirar el paisaje y respirar el aroma del ambiente marino, Kanato posó una mano sobre la de su amada.
—¿Damos un paseo? —le propuso.
Yui asintió.
El mar seguía acorde a la suavidad de la brisa, el ambiente era sereno y agradable.
Bajo la luz de una luna en cuarto creciente, la pareja caminaba de la mano en la suave arena blanca.
—Sentémonos aquí —dijo Kanato—, este lugar tiene una buena vista.
Unas luces plateadas relucían sobre el oleaje bajo la silueta de la luna.
Yui se sentó a su lado.
—Es cierto —afirmó—. Me encanta el reflejo de la luna sobre la superficie del mar.
—Sí, aunque en el lago de casa se puede ver un poco mejor, más aún cuando es luna llena, pero este reflejo también es bonito —opinó Kanato, y tornó su expresión a una algo más seria—. Por cierto, ayer no llegué a preguntarte: ¿qué opinas de este viaje?
A Yui le extrañó un poco la pregunta, pero asintió.
—Me alegro mucho de haber podido venir a este sitio de vacaciones, más aún hacerlo contigo, Kanato.
Kanato le devolvió la sonrisa.
—Ya veo, para ser sincero creí que iba a ser un desastre, no solo por el tiempo de ayer, sino también por tener que estar con los demás.
Yui sabía que se refería a sus hermanos.
—¿Por qué lo dices? —le preguntó.
—¿No es obvio? ¡Porque son una molestia! —exclamó sin alzar mucho la voz—. Es mejor que estemos solamente tú y yo, ¿no crees?
Yui tragó saliva, nerviosa, y esbozó una sonrisa.
—Pero ahora estamos los dos juntos aquí, ¿no? Que estemos de viaje todos juntos no significa que no podamos tener nuestros ratos a solas.
Yui apoyó la cabeza sobre el hombro de Kanato.
Kanato parpadeó un par de veces y suspiró.
—Supongo que tienes razón, aún así no voy a entregarte a nadie —dijo con decisión.
—Tranquilo, no creo que nadie quiera apartarnos del otro.
El vampiro recibió el afecto de su amada rodeándole la espalda con el brazo y apoyó su cabeza sobre la de ella. Disfrutaron del silencio por un momento.
Tiempo atrás no se habría ni imaginado estar en una situación como aquella, compartiendo un momento con una chica humana, ni siquiera con una persona, en todo caso lo habría hecho con Teddy, aquel osito de peluche con el que había pasado la mayor parte de su inmortalidad vida desde su temprana infancia.
Aquel peluche que él mismo destruyó al dejar de considerarlo necesario después de enamorarse de Yui, ella era mucho más importante que un objeto que le había dado su odiosa madre.
—¿Seguimos caminando? —le preguntó Yui, interrumpiendo sus sentimientos—. Creo que hay una heladería que sigue abierta a estas horas, ¿vamos allí?
—Más tarde, quedémonos un rato más así... —contestó él.
—De acuerdo —murmuró Yui con una tonalidad alegre.
Pero entonces Kanato cambió de idea.
—No, espera —dijo al levantarse después de quitarse los zapatos.
Las mejillas de Yui se encendieron al verlo quitarse la camisa sin dar aviso alguno.
—¿¡Qué haces!? —preguntó sorprendida.
—Metámonos en el mar, Yui —le propuso—. Tú también llevas el bañador puesto, ¿no? —se quitó los pantalones, revelando un bañador azul añil— Eh, ¿por qué desvías la mirada?
—Es repentino, Kanato, y no habíamos planeado esto.
—Pero estamos en la playa, ¿recuerdas? Y no es la primera vez que me has visto así —esbozó una sonrisa traviesa.
—¡No me refería a eso! —exclamó Yui, intentando no pensar en cosas raras.
Kanato le tendió la mano.
—No hace falta que hagamos esto si no quieres, pero sería divertido. Y no he olvidado que aún no puedes nadar del todo bien, así que estaré a tu lado todo el tiempo.
Yui perdió el miedo, se quitó los zapatos y el vestido, revelando un bonito bikini rosa.
—No hemos traído toallas —recordó ella—. ¿Volvemos al hotel a por ellas?
Kanato la agarró de la mano.
—No te preocupes por eso, caminaremos un poco por la orilla después de salir, y no hay nadie por aquí aparte de nosotros, así que no debería haber problema. Podemos ir a por un helado después, si quieres.
Perdiendo las dudas, Yui le apretó la mano y ambos corrieron hacia las primeras olas.
El agua estaba fría, pero era agradable con la inusual cálida temperatura de aquella noche veraniega.
—¡Ya sé! —exclamó Kanato con una idea en mente—. Ya que estamos aquí, puedo ayudarte a practicar a nadar. ¿Qué te parece?
Yui no quería preocuparse en aquella noche tan buena con Kanato. Pero se lo pensó mejor, si estaba junto a él, no debería de ocurrir nada malo.
—De acuerdo, gracias —respondió—. Pero no te vayas de mi lado, ¿vale?
Kanato le sostuvo ambas manos con decisión.
—Confía en mí...
Se metieron a una profundidad en la que aún podían sentir el suelo con los pies y se quedaron por ahí, Yui movía las piernas con fuerza y sacaba la cabeza repetidamente en busca de aire mientras Kanato caminaba marcha atrás sin soltarla.
—No pares, vas muy bien —le decía constantemente.
Cuando consideraron que era suficiente, se limitaron a nadar a sus anchas sobre el agua salada, de vez en cuando se salpicaban entre ellos a modo de juego, en ello no paraban de reírse juntos.
—¡Deberíamos haber traído una pelota o un flotador! —exclamó Yui alegremente en uno de sus ataques acuáticos— ¡Habría estado bien!
—Entonces nos aseguraremos de llevar uno mañana —le respondió Kanato.
Salieron del mar tras decidir que sería mejor hacerlo antes de coger frío.
Caminaron juntos de la mano por la parte húmeda de la orilla, dejando que los pies se mantuvieran en el agua por medio del rítmico oleaje.
—¡Mira, Kanato! —señaló Yui al divisar un puesto de helados, aún abierto, pero se acordó de algo que no había tenido en cuenta hasta aquel momento—. Espera, no tenemos dinero...
Kanato también paró en seco.
—Si te sigue apeteciendo podemos ir más tarde, ¿te parece bien? —le preguntó Yui.
—Supongo que no hay más remedio. Vamos, recojamos nuestra ropa en el camino de vuelta, creo que ya nos las podemos volver a poner.
Cuando volvieron a su habitación, decidieron darse una ducha. Después de todo, acababan de estar en el mar.
—¿Quieres entrar tú primero? —le preguntó Yui mientras cogía ropa para cambiarse después.
—No, mejor empieza tú. No quiero que te resfríes por esperar a que yo salga.
—De acuerdo.
Entró al baño y esperó a que el agua llegara a la temperatura adecuada antes de meterse.
Decidió no quitarse el bikini por el momento. Apenas había entrado en calor cuando unos fuertes brazos la abrazaron delicadamente por detrás.
—¿Kanato? —preguntó, aún sobresaltada.
Kanato también estaba vestido únicamente con su bañador y había enterrado la cara sobre su hombro.
—¿Te he asustado? —le preguntó susurrándole en el oído.
—No, solo me has sorprendido. Creía que ibas a esperar.
—Eso pensaba hacer, pero me entró frío. Y debo admitir que tenía ganas de meterme contigo.
Yui se tensó y se colocó mejor para no perder el equlibrio.
—¿Acaso te da vergüenza? —preguntó Kanato al notar su inquietud—. Recuerda que nos hemos bañado juntos más de una vez, incluso hemos hecho mucho más que eso...
—¡Vale, te entiendo! —lo interrumpió Yui, con la cara roja, y suspiró—. Tampoco es que no me apetezca, así que por mí está bien.
—Sabía que dirías eso —respondió él, tras esbozar una sonrisa.
Se mantuvieron en aquella posición por un rato, aunque era difícil para Yui poder lavarse bien al ser agarrada de aquella manera.
De repente, Kanato movió sus manos hacia el cuello húmedo de Yui y acarició la zona detrás de su oreja derecha.
—¿Ya te has limpiado por aquí?
Yui no tuvo ni tiempo de responder al sentir los afilados colmillos de Kanato enterrarse en su blanca piel.
Ya estaba acostumbrada a que Kanato bebiera de su sangre, pero el dolor inicial siempre le hacía sentir un escalofrío en la espalda.
—No he podido resistirme —se excusó el vampiro tras separarse—, pero no quería morderte con la piel aún pegajosa por el mar, y ahora tu sangre está todavía más caliente por el agua. Parece como si me derritiera por dentro...
Entonces se colocó delante de ella y la colocó suavemente de espaldas a la pared, de forma que la mayor parte del agua cayese sobre Kanato.
—¿Qué haces? —le preguntó ella, confundida por el cambio de posición.
—Los tirantes de tu bañador se interponen, pero no pienso quitártelo —explicó—. Por eso te morderé aquí.
Deslizó los labios por la piel de su pecho y volvió a morder ahí. Yui volvió a estremecerse, pero aprovechó el momento y acarició el pelo mojado de Kanato con una mano mientras que con la otra se agarraba a su hombro para evitar resbalarse.
Kanato liberó un suspiro cuando terminó y se echó hacia atrás las partes del pelo que más le goteaban, llamando la atención de Yui.
—Eso será suficiente, para que los demás no se atrevan a acercarte a ti para molestar. Ahora me toca a mí darte algo.
Volvió a situarla bajo el agua, le levantó el rostro por el mentón y le dio un tierno beso en los labios. Yui no se negó, lo rodeó con los brazos y cerró los ojos para corresponderlo.
—Lo he pasado muy bien contigo, Kanato —dijo tras separarse de él—. Espero tengamos más días como hoy.
—¡Pues claro! —respondió él alegremente—. Pero no te relajes aún —acarició con los dedos el nudo que ataba los tirantes de la parte de arriba del bañador de Yui y, al ver que se apartaba el pelo a un lado y no parecía incómoda, se lo deshizo con facilidad—, la noche de hoy no ha hecho más que empezar...
[Terminado de escribir en 21/3/2020]
[Publicado en Tumblr en 22/12/2020]
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