Tumgik
#cerrar capítulos
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Sé que lo nuestro terminó, pero aún así necesito que tengamos esa conversación para responder esas miles de dudas que quedaron en el aire, y para hablar desde el corazón con el fin de sanar heridas. Así que por favor, no des más vueltas y hablemos de una vez por todas. Permíteme cerrar de manera correcta este capítulo de mi vida.
Euphoria.
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flowersephone · 2 months
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August. Enzo V
capítulo III
❦warnings: uso de alcohol, un poco de angst, matías siendo sobre protetor, fluff, oc kissing girls, enzo celoso, poco smut
Elle’s Pov
Al llegar a casa, guardé mi bolso y fui a darme un relajante baño. Al acostarme en mi cama para descansar, vi a mis gatitas subirse para acurrucarse conmigo. "Hola, mis vidas", acaricié a ambas y agarré mi teléfono para enviar un mensaje a Enzo avisándole que había llegado a casa.
La semana transcurría lentamente, pero ya había organizado muchas cosas. Contraté a una empresa para cuidar de mis gatas y preparé los documentos para el viaje. Un miércoles por la mañana, mientras tomaba mi desayuno, recibí un mensaje de Enzo.
"Buenos días, bonita. Tengo noticias. Vamos a hacer una parada en Uruguay antes de ir a Brasil, pero no te preocupes, yo pago tu pasaje. Además, creo que podríamos llegar a Brasil el mismo día, ¿no?"
"Buenos días, En. ¿Qué vamos a hacer en Uruguay primero?"
"Voy a dejar a Uma y Ada en casa, con mi madre. Si te sientes muy cansada, podemos quedarnos allí a dormir si quieres."
"Ah, sí. No sabía que vivías en Uruguay, pero sí, si pagas, iré incluso a China."
"Oye, ¿quieres salir a tomar ese café?"
Enzo llegaría en minutos para tomar café y llevar a sus gatas a hacer exámenes antes del viaje. Dejé el teléfono y preparé el desayuno. Al escuchar el timbre, me encontré con Enzo sosteniendo una transportadora en una mano, un pastel en la otra y una mochila en la espalda.
"Buen día, chiquita. Traje pastel", dijo sonriendo y inclinándose para darme dos besos en las mejillas. Devolví el gesto y lo ayudé a llevar a las gatas adentro. Después de cerrar la puerta, fui a poner el pastel en la mesa. "Buen día. Aprovechando la oportunidad, cuando vayamos a Brasil, tendré que pasar a ver a mi familia. No me arriesgaré a ir allí y no ver a mi familia", dije riendo.
Después de poner el pastel en la mesa, me senté en el suelo y vi a mis gatas acompañándome para ver a las visitantes. "En, ¿puedes sacar de ese pequeño armario un sobre llamado churu?" Se agachó y lo sacó, entregándomelo y sentándose a mi lado, acariciando a sus gatas. Al soltarlas, hubo muchos olores, lametones y, finalmente, se llevaron bien.
Nos lavamos las manos, que estaban llenas de pelo, y finalmente fuimos a desayunar. Enzo llenó su taza y estaba a punto de llevársela a la boca. "Espera, mucha calma en esta hora. No sabía si te gusta el café amargo o dulce, así que no puse azúcar." Le empujé el azúcar, y antes de ponerlo, metió la lengua en el café para probar si era realmente amargo, una elección desastrosa, imagino, por la mueca que hizo después. "Parece medicina", comencé a reír mientras él se pasaba la mano por la lengua tratando de quitar el sabor.
El reloj ya marcaba las 7:40 a. m. cuando decidí tomar una ducha. Al salir, me encontré con Enzo lavando los platos que habíamos ensuciado. "En, no era necesario. Hay un lavavajillas justo allí", le dije riendo.
"No te preocupes, ya casi termino", dijo terminando y secándose las manos. Se volvió y me miró como si estuviera en otro mundo, pero luego sacudió la cabeza y sonrió de lado.
Fui al balcón a fumar, seguida por Enzo, que se sentó a mi lado para fumar también. Sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió con mi encendedor rosa. Era sexy ver sus manos llenas de venas mientras encendía el cigarrillo. Entonces me di cuenta de su camisa oscura de botones, que parecía que podría explotar en cualquier momento. Dios mío. Suspiré y aparté la vista del uruguayo. "Está empezando a hacer frío. ¿Crees que va a nevar mucho este año?" Me miró y se rió. "Eres muy friolera, ¿verdad?" Lo miré insultada. "Amigo, soy baiana. Estoy acostumbrada a 40 grados. A 20 grados me siento en el Polo Norte, parezco la propia Mamá Noel", se reía mientras se ponía la mano en el pecho. "Ok, ok, no juzgaré más."
A las 8:30 a.m salimos de casa y fuimos a la clínica. Después de los exámenes de Uma y Ada y la actualización de sus chips, Enzo estaba a punto de irse cuando su teléfono sonó y pude ver un cambio en su expresión. "Eh... pásame tus documentos para comprar los boletos mientras resuelves tus cosas, ¿de acuerdo?" Confirmé con la cabeza e incliné la cabeza para darle un beso en la mejilla cuando extendió la mano para saludarme. Me sentí confundida, pero estuve de acuerdo. Cuando se fue, continué mi trabajo, siempre instruyendo a mi futuro reemplazo.
Y así fue el resto de la semana. Algunos mensajes aquí, trabajar hasta el hartazgo y, finalmente, compras el viernes. Pasé por todas las tiendas para llevar regalos a toda mi familia, hasta que llegué a una tienda de artículos brasileños y le envié un mensaje a Enzo.
"Heyy, pelotudo, estoy en una tienda brasileña. Dijiste que íbamos a pasar por tu madre, ¿qué le gusta? Podría llevarle un regalito."
"Hola, Elle, no es necesario, de verdad."
"Ay, por favor, solo una pequeña atención 🥹."
"Sí, en serio, no es necesario. Es solo un viaje, ¿recuerdas?"
"Está bien, disculpa."
Después de guardar el teléfono, compré havaianas para Marina, Matías y Fran, ya que después de las compras íbamos a almorzar juntos. Fran me recibió con un abrazo que casi me estalló la espalda. "¿Cómo estás, niña?" Preguntó girándome. Me reí y fuimos a la mesa elegida. "Estoy emocionada por el viaje, un poco frustrada, pero está bien." Tan pronto como nos sentamos, llegó Matías con Martina. "Hola, buen día a todos. ¿Cómo están? Elle, esta es Martina. Martina, esta es Elle." Me levanté y la abracé mientras sonreía. "Mucho gusto, Elle, eres muy linda", dijo, y sentí que mi rostro se calentaba mientras sonreía. "Pareces un espejismo", le dije riendo y luego nos sentamos.
Durante nuestro almuerzo, hubo una conexión tan grande con todos, parecía que nos conocíamos desde hace años. Tina, en pocas conversaciones, parecía ser una gran amiga, y al final estaba tan cómoda. "¿Qué te frustró, cariño?" Preguntó Martina pasando la mano por mi cabello mientras tenía la cabeza en su hombro. "Si cuento, ¿prometen guardar el secreto?" Hablé y vi a todos asentir. "Bueno, creo que me estoy empezando a gustar de Enzo, pero me prometí a mí misma que no quiero apresurarme. Quiero comenzar con una amistad, para conocerlo, ya saben, pero se está poniendo difícil." Vi a Matías mirar a Fran, que tenía una mirada culpable, mientras veía la mandíbula de Mati tensarse. Rompiendo el silencio, Fran habló. "Bien, princesa, solo aléjate un poco, no hagas que todo sea tan personal. ¿Has pensado en eso?" Asentí y me esforzaría por ello, aunque fuera difícil.
Al salir del restaurante, Mati dijo que saldría a ver a alguno de los chicos, Fran dijo que tenía una cita por la tarde, y Tina y yo tuvimos el resto del día para nosotras.
Enzo’s Pov
Ya estaba cruzando los límites y dejando que mi corazón hablara más fuerte que lo correcto. No puedo enamorarme, ella es solo una amiga, no puedo dejarla involucrarse, sería muy injusto con ella. Estaba tan perdido en mis pensamientos mientras fumaba que ni siquiera escuché la puerta golpear frenéticamente hasta que vi en la pantalla de mi teléfono una llamada de Matías. Contesté y escuché su voz irritada. "¿Estás en casa, verdad? Abre la puerta, por favor". Fui a abrir la puerta pensando que Mati estaba actuando de manera extraña, pero cuando lo hice, agarró la solapa de mi camisa con fuerza y me atrajo más cerca. "¿Qué diablos crees que estás haciendo, Enzo?" Habló casi gruñendo, ¿yo estaba tan confundido? Hasta que tuve un clic, mierda. "Voy a contarte, solo suéltame, ¿ok?" Me soltó y entró enojado. "El plan nunca fue apegarme tanto a ella, Mati, pero parece inevitable, ella es como un imán, su amistad parece no ser suficiente". Matías se levantó poniendo una mano en la cintura y señalándome con la otra. "O tomas alguna decisión o se lo cuento". Asentí con la cabeza negando "Hablo, solo dame, por favor, este viaje. Al final, te juro que lo contaré, nunca me sentí así, Mati, por favor, no me quites esto". Hablé tirándome en el sofá y poniendo las manos en la cara, ¿por qué tenía que ser así? "Le estás quitando esto a ti mismo, cabrón, deberías haber hecho las cosas bien". Se sentó a mi lado y dio palmaditas en mi espalda. "Con ella todo parece tan correcto, Mati, parece que estoy viviendo una película". Se levantó y arregló la camisa. "Pero no lo estás, y si le rompes el corazón, juro que te parto la cara". Lo observé dirigirse hacia la puerta. "Te quiero, pero no puedes usar a las personas así, buena suerte".
Elle’s Pov
Después de pedir una ración de papas fritas y algunas copas, Tina y yo ya estábamos alegres. Estábamos en el mostrador tomando shots, jugando a piedra, papel o tijera. "¿Vamos a alguna discoteca? Necesito bailar", dije emocionada tomando la mano de Tina, que asintió con la cabeza. "Voy a llamar a Mati para que venga a llevarnos, ¿ok?" Matías había llegado con una mujer llamada Sina. Él conduciría mi coche y Sina el suyo para que fuéramos a la discoteca. Al llegar, me animé más y las tres fuimos a la pista de baile. Mati nos trajo agua, pero yo la rechacé; quería beber más. "Elle, cariño, ¿no es suficiente ya? Vas a despertar sintiéndote mal". Lo miré haciendo puchero y juntando los dedos muy cerca. "Solo un poquito más, nos quedamos solo hasta las 03:00", ya eran las 02:30, qué tonta. "Dale, pero ten cuidado, ¿de acuerdo?" Seguí bailando mientras Sina ya estaba sentada en el mostrador observando la pista, y Tina se unió a Mati. Hasta que empezó a sonar funk y no pude controlarme. Comencé a bailar y a moverme hasta que noté a algún hombre patán tratando de acercarse por detrás de mí, pero antes de que eso sucediera, llegó Sina y me agarró por detrás, comenzando a bailar conmigo. "Cuidado, dulzura", me dijo cerca del oído quitando mi cabello sudado de mi cuello. Me volví hacia ella y comencé a bailar con los brazos alrededor de su cuello, me incliné y le di un beso en el cuello sosteniendo su cabello pelirrojo. "Na, na, solo podrás si dejas de beber, ¿vamos por ahí a tomar agua, uh?" dijo, tomó mi mano y me llevó al mostrador, dándome una botella de agua y algún dulce, haciendo que en minutos me sintiera más sobria. "Voy al baño a lavarme la cara y en poco nos vamos, ¿de acuerdo?" "Cuidado", todos dijeron al unísono, y yo reí, siguiendo al baño de mujeres. Me lavé la cara y me recosté en la pared pasando unos buenos minutos buscando el Instagram de Sina, hasta que la encontré.
"Hey, ¿qué tal si vienes aquí al baño?" "¿Pasó algo? ¿Estás bien?" "Solo ven". Apagué la pantalla del celular y lo guardé en mi bolso. Tan pronto como entró, cerré con llave la puerta y me recosté en ella, mirando a la mujer frente a mí, que no pudo contenerse y me besó. Sina me sentó en el lavabo y continuó los besos. Puso las manos dentro de mi blusa masajeando mis senos hasta que sintió mi piercing y abrió los ojos sorprendida, lo que me hizo reír. Besó mi cuello y regresó a mis labios deteniendo el beso. "No mereces un encuentro rápido en un baño de discoteca. Cuando quieras, solo llámame". Me besó de nuevo y salió del baño limpiándose los labios llenos de gloss labial.
Ya en el coche con Matías, tenía la cabeza apoyada en el vidrio pensando en todo y aún me sentía un poco extraña. "Cariño, no te pongas así, piensa que en unos días estarás viajando y viendo a tu familia de nuevo". Asentí con la cabeza. "¿Qué día es mañana, Mati?" Miré hacia él. "Hoy, en este caso, ¿Día de San Valentín?" Habló esperando que abriera el garaje para estacionar el auto. "Ah, sí", susurré y me quité el cinturón, volviendo a poner mi bolso sobre el hombro. "Adiós, Titi, muchas gracias por cuidar de mí, a ti, Tina y Sina". Le di un abrazo que me apretó y puso su mentón sobre mi cabeza. "Eres como una hermana menor que nunca tuve, chiquita, no necesitas agradecer nada. Buena noche, ¿eh? Duerme bien". Besó mi cabeza, me entregó las llaves y se fue.
Catorce de febrero, miércoles, 8:20 a. m.
Estaba sentada en la silla de recepción esperando a que el medicamento para el dolor hiciera efecto. Realmente no me gustan las visitas al ginecólogo. Pasaba el tiempo viendo mi TikTok cuando recibí un mensaje de Enzo. "Buenos días, Elle, ¿dónde estás?" "En el médico, ¿por qué?" "¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te lastimaste, te involucraste en algún accidente? Estoy en camino". "Primero, no sabes en qué médico estoy, segundo, estoy bien, solo un poco adolorida, pero el día de descanso me hará bien". "Envíame tu ubicación, estoy saliendo ahora". "Eres un tonto, pero realmente no me siento tan bien”
Apagué la pantalla del celular y cerré los ojos, respiré profundamente y recosté la cabeza en la pared. "Elle, ¿qué pasó? ¿Por qué estás débil?" Vino hacia mí y me abrazó, envolviéndome en sus brazos. "Nada en particular, Enzo. Solo vine a actualizar mi DIU hormonal, pero duele bastante, eso es todo". Me solté de él, caminando lentamente con mi bolso a un lado. Se acercó, puso mi bolso en su hombro y me apoyó en él. "He venido en Uber, así que conduciré para ti". Le entregué mis llaves y me recosté en los asientos traseros del auto, apagándome.
Desperté en mi cama con mi gata Serena acostada en mi barriga, y pude escuchar un ruido en la cocina mientras Shakira maullaba, probablemente queriendo comer algo. Miré al suelo y había cuatro ramos de flores junto con peluches, cajas de chocolate y notas sobre la cama. Me senté en la cama, haciendo que Serena saliera de mi regazo. Me estiré y tomé uno de los ramos. "Mati estuvo aquí, para que no pases tu San Valentín sola. Besos de tu hermano mayor 🫶🏼". Me senté en el suelo y fui a buscar los demás. "Besitos de tu amiga Martina, te extraño", lo puse al lado del de Mati. "Te extraño, princesa Rapunzel", tenía flores moradas, y el último, ¿sería de Enzo? ¿Fue por eso que vino a verme? "No puedo dejar de pensar en tus besos, te extraño, xoxo ya sabes quién eres". Era de Sina. Suspiré medio frustrada, pero estaba feliz de que se hubieran acordado de mí y fueran tan cariñosos. "Ya despertó la Bella Durmiente", escuché la voz grave de Enzo entrando en la habitación con una bandeja de desayuno, aunque era más bien almuerzo, medicina, agua y jugo. Me senté en la cama y él colocó el almuerzo allí para que yo comiera. "¿Te sientes mejor?" Asentí con la cabeza mientras tomaba una papita del plato y la comía, extendiendo una para ponerla en la boca de él, que la comió y fingió que mordería mi dedo. "Estás muy solicitada, ¿eh?" Dijo con un rostro molesto e irónico. "¿Por qué? ¿estás celoso?" Hablé riendo. "Muchas gracias por traerme aquí y cuidar de mí". Me miró mientras comía y sacudió la cabeza. "No podía dejarte de esa manera, pero en fin, tengo que salir para terminar de empacar mis cosas, mañana salimos a las 05:00 a.m, a las 4:30 estaré aquí para recogerte". Puse cara de aburrimiento. "¿Por qué tan temprano, En?" Se levantó de la cama y se limpió las manos. "Para llegar a Brasil mañana mismo, tenemos que aprovechar". Parpadeó, y me levanté de la cama. "Te llevaré hasta la puerta". Seguí al hombre hasta la puerta, se detuvo y se recostó llevando su mano y quitando el cabello de mi rostro para luego agarrar mi nuca y besarme. Al separarnos, me dio una sonrisa. "Te veré en la mañana, cariño". Besó mi frente y bajó por las escaleras. "Te ves hermosa durmiendo", dijo y se fue.
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suenosyfantasmas · 4 months
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Faltan muy pocos días para que termine el año 2023. Vamos a tratar de ser positivos. Hay que cerrar con amor los capítulos del pasado... y escribir con amor la nueva historia del presente. Les deseo mucha suerte en esta nueva aventura.
🌿🍀🌿
Creación digital: MAVi.
Sueños y fantasmas. El arte de soñar.
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sinfonia-relativa · 4 months
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Querido 2023,
Al despedirnos de ti, quiero plasmar con palabras la gratitud que siento por los 365 días que nos regalaste. Has sido un capítulo lleno de colores y matices, donde las risas resonaron como notas alegres y las lágrimas fueron tinta que escribió lecciones en las páginas de mi vida.
En este viaje, agradezco cada amanecer que me regalaste, cada atardecer que marcó el final de un día lleno de experiencias. Tus momentos felices fueron faros que iluminaron mi camino, y tus desafíos, maestros que me enseñaron la importancia de la resiliencia.
Quiero expresar mi agradecimiento a las personas que compartieron este viaje conmigo, a esos amigos que fueron pilares en los momentos difíciles y cómplices en las alegrías. También agradezco a las situaciones difíciles que, aunque desafiantes, contribuyeron al crecimiento y la fortaleza que encontré en mí mismo.
Al cerrar esta carta, guardo con cariño cada recuerdo que contigo construí. Que tus enseñanzas y experiencias perduren como tesoros en el cofre de mis vivencias. Te digo adiós con un corazón lleno de gratitud y esperanza.
Bienvenido, 2024, estoy listo para abrazar las nuevas páginas que tienes para mí, con la certeza de que cada día será una oportunidad para seguir escribiendo mi historia.
Con aprecio,
Mario
Don Ggatto
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analisword · 2 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem Reader)
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Capítulo 12:
—¡Corte!—gritó el director, Enzo bajó los hombros al escucharlo, rezando por dentro que no les pidiera repetir la escena, esta era la séptima vez consecutiva que la grababan—. Se queda, Enzo, por favor ve a que te retoquen el maquillaje, podría freír un huevo en el brillo de tu frente. 
Enzo asintió y caminó directo a su camper, agradeciendo que no se encontrara muy lejos del sitio que estaban filmando.
—Retoque—dijo entrando al camper, Lucía echó la cabeza hacia atrás cuando escuchó la indicación, nadie estaba contento de tener que trabajar en domingo.
—En verdad, no entiendo cómo tu cara puede producir tanto brillo—dijo ella pasándole un algodón con desmaquillante, pues si aplicaba más polvo encima del que ya tenía, su piel se vería craquelada. 
—No es mi culpa, te juro que las lámparas de hoy están más potentes  que nunca—se quejó, aún le dolía un poco la cabeza por la potencia de las luces. 
—Bueno, entonces es culpa de Julio, hoy están grabando más temprano de lo normal, muy apenas hay luz natural—dijo ella comenzó a aplicar producto sobre la piel de Enzo, él sintió que en cualquier instante caería dormido, se había desvelado con Alana la noche anterior leyendo y comiendo. 
Se puso nervioso de sólo pensar en ella, no hacía mucho que la chica se había ido para hablar con Sebastián, no podía dejar de preguntarse cómo estarían saliendo las cosas, checó su celular pensando que tal vez encontraría algún mensaje de ella, pero no había nada, ¿cuánto era el tiempo estimado para terminar con una persona?
—¿La reina no te ha respondido?—preguntó Lucía juguetonamente, Enzo rodó los ojos, Lucía más que su maquillista, era su amiga, la conocía desde la preparatoria, cuando ella hacía su maquillaje para obras de teatro, habían trabajado juntos desde entonces. 
Era cierto que Lucía podía ser una chica algo explosiva e invasiva, pero conocía su piel como nadie más, también era la única que sabía toda su historia con Alana.
Enzo se limitó a volver a cerrar los ojos, las imágenes de la noche anterior invadieron su mente, Alana abriendo sus regalos, él cocinando para ella y ellos en la cama leyendo hasta quedarse dormidos, despertar junto a ella se había sentido maravilloso y no podía esperar más para poder hacerlo más frecuentemente sin ningúna barrera de por medio. 
—Escucha, antier hablé con ella—dijo Lucía. 
Enzo se irguió de golpe, Lucía podía llegar a ser algo imprudente. 
—¿Por qué?—preguntó Enzo ofendido, por más que apreciaba a Lucy, odiaba que se metiera en sus cosas, sobre todo si se trataba de su situación con Alana, era algo que sólo ellos dos podían entender. 
—Porque sos mi amigo—dijo—. Porque no me gusta verte mal por ella, sé que te gusta, pero ella tiene novio. 
—Ahora entiendo por qué te contestó de la forma que lo hizo, ella no es así—dijo Enzo atando cabos, aunque había sido bastante chistoso ver a Alana enojada y celosa, había sido extraño verla siendo grosera—. Dios, Lucy, ¿qué tanto le dijiste?
—Pues nada que no sepas—dijo ella pasando una brocha por debajo de sus ojos—. Enzo, lo que están haciendo no está bien. 
—Sólo han sido unos besos—dijo él sin querer tocar el tema a profundidad, sabía que era algo más que besos, no era algo meramente físico, Alana le gustaba de verdad y  lo sentimientos que tenía por ella rebasaban  el nível físico. 
—De todas maneras, ¿qué te hace pensar que no hará lo mismo contigo si es que llegan a estar juntos?
—Suficiente, no me apetece para nada seguir hablando de esto—replicó, suficiente tenía con estar desvelado, la ansiedad de qué estaría sucediendo con Alana y Sebastián como para seguir escuchando los comentarios de su amiga. 
—Ya, sólo quiero que vos seas feliz—dijo Lucía, ella y Mayra (la novia de Lucía) siempre lo habían apoyado, sobre todo en su última relación. 
—Alana me hace feliz—respondió, no pudo evitar sonreír al mencionarla, Lucía detuvo la brocha, inclinó la cabeza y lo observó durante varios segundos. 
—Mierda, en verdad te gusta—dijo ella—. Se te ilumina la cara al mencionarla. 
—Seguramente es el sebo de mi cara—respondió él riendo.
—Pelotudo—negó con la cabeza y continuó su trabajo—. Bien, sólo espero que las cosas salgan bien y los medios no empiecen  interferir. 
Enzo bufó al escucharla, ni siquiera se había molestado en pensar en eso, su mundo podía ser bastante dramático, aún recordó toda la polémica que se formó la última vez que tuvo una relación, odiaba tener que arrastrar a Alana a ello, sólo esperaba que fuera un riesgo que ella estuviera dispuesta a tomar. 
—Justo ahora está terminando con Sebastián—informó él, Lucía levantó las cejas al escuchar la declaración. 
—Oh, bueno, al menos ella también va en serio. 
—Tengo planeado llevarla a una cita esta misma noche—dijo él, Lucía hizo una mueca. 
—Ehh, adoro tu entusiasmo, pero Enzo, que Alana vaya a romper con su novio no significa que no vaya a estar triste al respecto, llevaban una eternidad juntos por lo que me has contado, quizá no le apetezca mucho. 
Enzo la escuchó con atención, no podía negar que encontraba sentido a lo que su amiga acababa de decirle, se sintió un poco idiota por no haber pensando en ello.
—Sólo digo que revisés cómo estará la pobre chica—dijo. 
—Ah, ves que sí te agrada—dijo él empujándola. 
—No puedo negar que tiene carácter—respondió Lucía rodando los ojos. 
El resto del retoque de maquillaje Enzo se la pasó mandando mensajes a Alana, principalmente preguntándole que cómo estaba y si todo iba bien, comenzó a preocuparse cuando notó que los mensajes no le estaban llegando. 
—Julio no tarda en llamarte, ya terminé de maquillarte—dijo Lucía guardando algunos productos—. ¿Qué pasa?—preguntó al notar la expresión de Enzo. 
—No le llegan mis mensajes.
—Quizá anda distraída terminando con el novio, ¿no?
Pero algo le decía a Enzo que eso era improbable, Alana siempre le respondía cuando él le preguntaba sobre su estado de ánimo. 
—No lo sé, esto no me está gustando—dijo nervioso. 
—Tranquilo.
—¡No puedo!—replicó agitado—. Tengo un mal presentimiento. 
—Se llama ansiedad—dijo Lucía—. Llámale. 
Enzo presionó su contacto inmediatamente.
—Me manda a buzón directamente—dijo observando a Lucía.
—Oh, no, no me gusta esa mirada. 
—¿Qué mirada?—preguntó él alterado. 
—¡Esa! 
Enzo sabía que estaba abriendo los ojos más amplio de lo normal, también sentía su respiración agitada y que la nuca le picaba, era justo como se sentía cuando estaba apunto de cometer algo impulsivo. 
—No puedo más, iré a su depa—dijo parándose abruptamente de la silla. 
—Te diría que le des su espacio a Alana, pero sé que no hay manera de hacerte cambiar de opinión. 
Cuando algo se le metía a la cabeza, nada lo sacaba de ahí, y ahora mismo lo único que podía pensar era que necesitaba saber que Alaa estuviera bien. 
No le importó que aún tuviera maquillaje en el rostro o que aún no terminaran de grabar, simplemente le avisó al director que tenía que irse de emergencia, Julio lo miró con cara de pocos amigos por un segundo pero lo dejó ir inmediatamente al notar su clara preocupación, el viaje se le hizo eterno, sabía exactamente en donde vivía Alana gracias a todos los taxis que le había pedido con anterioridad, también sabía el número exacto porque a Alana le parecía la cosa más divertida del mundo que su departamento fuera el 333, lo mencionaba cada que podía, era fanática a los números espejo, Enzo creía que se sentiría más relajado una vez que estuviera frente a la puerta del departamento pero no lo hizo, al contrario, comenzó a angustiarse más. 
Tenía que tranquilizarse, no quería armar un alboroto, tampoco quería parecer un psicópata parándose en medio de la ruptura de Sebastián y Alana, pero tenía una horrible sensación en el estómago, no le importaba llamarlo ansiedad, sexto sentido o una visión divina, lo único que sabía es tenía que ver a Alana cuanto antes. 
No escuchó ruido, lo cual no supo si lo hizo sentir mejor o peor, tocó un par de veces la puerta, volvió a llamar a Alana al menos unas treinta veces más (todas las llamadas regresaron a buzón) se rascó el cuello con frustración, caminó de un lado al otro frente a la puerta, estuvo apunto de ir con el portero para preguntarle si había visto o sabía algo de Alana cuando por mera curiosidad de le dio por girar la perilla, la puerta estaba abierta, no lo pensó dos veces e ingresó. 
El lugar lucía como si no hubiera ni una sola alma ahí, arrugó la nariz ante el olor de rosas, el lugar estaba repleto de ellas, seguramente gracias a Sebastián, a Enzo se le hizo un poco bajo intentar solucionar su error con las flores menos favoritas de Alana, pero después se pondría a pensar en eso.
—¿Alana?—preguntó, carraspeó y volvió a elevar la voz—. ¿Alana?—gritó. 
Sin importarle estar en casa ajena comenzó a abrir puertas al azar, se encontró con el estudio de Sebastián, la cocina y el baño principal.
—A la mierda—susurró para sí mismo y se adentró al pasillo y tocó fuertemente la puerta de la habitación de Alana y Sebastián.
Al tocarla por tercera vez, escuchó lo que pareció ser un quejido apenas audible. 
—¿Alana?—preguntó alarmado—. Soy Enzo, necesito saber si estás bien—pegó la ojera a la puerta. 
—Enzo—escuchó lo poco que daba de la voz de Alana, se le fue la sangre a los pies, claramente no estaba bien, no sonaba como ella misma, quiso abrir la puerta pero esta se encontraba con llave. 
—Amor, necesito que abras la puerta, tiene llave—gritó usando sus manos como micrófono, como respuesta obtuvo unos sollozos, Enzo quería arrancarse el cabello de la frustración, ¿qué mierda había ocurrido?
—No—tosió—. No puedo, duele mucho.
—Alana, si estás cerca de la puerta apartáte, la voy a derribar, ¿okay?—retrocedió unos pasos, se impulsó y dejó caer todo su peso sobre su hombro y tronco
El seguro de la puerta cedió y esta se abrió, su mirada se dirigió inmediatamente hacia Alana, estaba tirada a un lado de la cama, Enzo corrió hacia ella y se arrodilló ante ella, sentía que el mundo se le iba a los pies, la tomó del rostro, Alana apenas podía mantener los ojos abiertos, sobre todo el derecho, el cual se encontraba bastante inflamado, había un corte en su frente, Enzo sintió una ira que nunca había sentido en toda su vida.
—Te voy a mover, ¿vale?—dijo intentando cargarla, pero Alana soltó un grito de dolor, él levantó la sudadera, había un moretón gigante en el costado de su cintura—. Mierda, mierda, mierda. 
Enzo sacó su celular dispuesto a llamarle a una ambulancia, llevaría a Alana al hospital él mismo, pero tenía muchísimo miedo de herirla aún más, entonces escuchó que la puerta principal se abría, Alana abrió los ojos ampliamente y se aferró a Enzo con horror, comenzó a hiperventilarse. 
—Quedáte aquí, ¿okay?
—No vayas—murmuró con terror en su voz. 
—Voy a estar bien, Lana, no abras la puerta ni salgas—le ordenó, sabía que eso era casi imposible, la chica apenas podía moverse, pero sabía lo fuerte que era y lo que sería capaz de hacer por él, odiando el sonido que hizo Alana e intentando ignorarlo,  Enzo la cargó y la dejó en la cama, sin embargo, no necesitó salir, Sebastián entró a la habitación.
Enzo se paró frente a Alana inmediatamente y estiró su brazo, protegiéndola. 
—Apartáte de ella—apuntó a Sebastián con el índice.
El chico lo miró incrédulo, Enzo tragó saliva, nunca se había considerado una persona violenta, pero sentía unas enormes ganas de golpearlo. 
—¿Enzo? ¿Es en serio Alana? ¿Te has estado jodiendo a tu pinche actor favorito?—dijo acercándose peligrosamente, Enzo lo empujó con los brazos. 
—No se ha estado jodiendo a nadie y más te vale que no le vuelvas a hablar en tu puta vida—le dijo—. Sos un imbécil.
Enzo escuchó unas sirenas por fuera del edificio, Sebastián tragó saliva. 
—La ambulancia ya llegó—informó, Enzo no podía  creer el comportamiento del chico.
—Si pensás que con llamar a la ambulancia todo se solucionará estás equivocado, me voy a encargar de que te vayas preso—lo amenazó, no se apartó de Alana hasta que los paramédicos entraron a la habitación. 
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elamorlopuedetodo · 7 months
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Hola...
Tomar valor es complicado y lento pero he conseguido el necesario para por fin hacerlo.
Casi 2 meses sin saber de ti , cual fue el motivo de irte sin decir nada? Por qué lo pregunto si aquel día dije que si te querías ir no lo impediría, solo si eso te hacia feliz y eso fue lo que hiciste, sin embargo hubiera querido que te quedarás, pero amar también es dejar ir, aunque debo admitir que intente qué no fuera así. Hoy comprendo que el amor no lo puede todo.
Sé que lo intenté, sé que luche por ti y tal vez no tenga nada de qué arrepentirme, pero no te imaginas cuánto voy a extrañar la felicidad que me daba el soñar contigo.
Por esta razón me duele escribirte estas palabras de despedida para alguien que quiero mucho.
Aún así, no puedo permitir que tú partida, quedé en la penumbra del olvido sin decirte todo lo que has significado en mi vida.
Al conocerte encontré uno de los tesoros más valiosos que he tenido
Te has convertido en una parte de mí, porque solo alguien que conecta de manera tan profunda contigo.
Puede acompañarte y hasta llorar juntos en los momentos más difíciles, al igual que sonreír como dos locos sin remedio, cuando la felicidad te atrapa.
Eres el mejor ser humano que he tenido el honor de conocer y le agradezco a la vida el haberme dado la oportunidad de cruzarme en tu camino.
Tal vez en este momento mis palabras en esta carta para dejarte ir sobren, pero es algo que necesito hacer para poder aceptar que ya no estas, ni estarás más, así cerrar este capítulo de mi vida con un adiós rotundo y real, que marque el punto final de nuestra historia, para poder matar cualquier esperanza y alejarme del autoengaño, que día a día me invita a vivir de ilusiones.
Espero de corazón que nos vaya bien en esta nueva etapa que nos aleja y nos lleva a vivir de manera separada experiencias y momentos que seguro nos darán muchos motivos para seguir adelante.
Por último, te digo adiós con lágrimas en mis ojos, porque sé, que dejarte ir es como verte morir, cuando sabes que no vas a volver a ver ni a saber de esa persona que se convirtió en todo, pero que ahora es nada, y hay que vivir con eso…
Es así como se presenta el panorama de mi vida, imaginando un futuro sin ti, por eso te digo adiós, por eso te dejo ir, porque creo que es la única manera para volver a ser feliz, y eso te incluye, porque al soltarte deseo que encuentres todo lo que tanto deseas.
Sigue tu camino, y si algún día se cruzan nuestros destinos, ya veremos que pasa… hoy con el dolor de mi alma, simplemente de digo adiós.
Con todo mi corazón deseo que consigas todo el éxito de mundo y que esos sueños y deseos de los que una noche hablamos se conviertan en realidad.
Le melin.
Así es como decido empezar este blog... En donde mi único objetivo poder expresar las miles de palabras y sentimientos que tengo para una persona y que me es imposible hacérselas saber.
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Al cerrar las páginas del calendario del 2023, quiero extender mi agradecimiento por cada capítulo que conformó este viaje. En la sinfonía de días, agradezco a la melodía de las risas que iluminaron los momentos felices, y también a las notas más sombrías que delinearon la resistencia en los desafíos.
Cada amanecer y cada atardecer se convirtieron en testigos de un tejido complejo de experiencias, donde las alegrías fueron faros que iluminaron mi camino y las tristezas, maestras que impartieron lecciones profundas. Aprecio cada desvío en el camino, porque incluso en la adversidad hallé la fuerza para crecer.
Así, con el corazón lleno de gratitud, cierro este capítulo del tiempo. Agradezco a los amigos que fueron faro en la oscuridad y a los momentos difíciles que me enseñaron la resiliencia. Que el eco de estos días perdure, recordándome que cada amanecer es una nueva oportunidad para escribir nuevas historias.
Adiós, 2023, con tus risas y lágrimas entrelazadas. Bienvenido, nuevo año, con la promesa de más páginas por escribir en el libro de la vida.
Don Ggatto | es la puesta del sol ya del año que fue...
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arisu-artnfics · 3 months
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“Un viaje a París” 4
Notas: 
Título del capítulo por beta en inglés. (Aún @the-oaken-muse en tumblr o The_Oaken_Muse en AO3). Capítulo: 4/12 Anterior Siguiente (Primero). Version on English
También en:     A03 || FF || DeviantArt || Facebook.
Capítulo 4: “Danny necesita un descanso”
Jack, Maddie y Dani acababan de terminar de llenar el papeleo en la oficina de Lancer cuando, lo que se estaba volviendo rápidamente habitual, un fantasma apareció. Los Fentons saltaron a la acción, uniéndose con Phantom y la Cazadora Roja, quienes también habían detectado al invitado no deseado en las instalaciones. Sí resultó que había dos Phantoms en esa pelea, los estudiantes de Casper High no se dieron cuenta.
Después que el fantasma había sido derrotado y la familia Fenton regresó a la oficina del Sr. Lancer, Dani sugirió que ella debería también ser incluida en el plan de gestión del tiempo de Danny. Ella va a necesitar uno similar al suyo, si no el mismo, cuando ella comience a estudiar el próximo año aquí ya que ella va a ser una Phantom también. Sus padres y el Sr. Lancer estuvieron de acuerdo.
Después de unos días, ellos cayeron en un cierto ritmo. Dani y sus padres tomarían el turno de la mañana, mientras que los demás estaban en el colegio, con Danny ayudándoles con los más difíciles. El equipo Phantom original tomó las tardes. En la noche se alternaban los turnos, así que si alguien patrolaba en la noche, ellos tenían la siguiente noche libre.  
Ha sido un poquito más de una semana de la rutina y los nuevos miembros de su equipo ya estaban empezaron a realizar que tanto trabajo había en la cacería de fantasmas. Ayudaba, eso de esparcir la carga igualmente así, pero incluso con todos colaborando, Danny aún estaba agotado. Resultó que liderar múltiples equipos significaba que hacías un montón de correr alrededor. Todos acordaron que un descanso real era lo que necesitaba.
–¿Necesitas un descanso? Eso es fácil, ¡deberías de intentar viajar!– dijo Dani mientras ponía una papita en su boca. Sam y Valerie asentaron la cabeza de acuerdo.
Los adolescentes se estaban relajando en la sala de los Fentons después del colegio. Todos ellos estaban ahí, bueno, casi todos -Tucker no podía parar con ellos porque estaba ocupado con asuntos de AlcaldeTM. Sam y Valerie estaban en el sofá, Dani sentada con las piernas cruzadas en el piso junto a ellas y Jazz estaba acurrucada en el sillón individual leyendo un libro.
Danny iba de un lado a otro de la sala, incapaz de quedarse tranquilo. –Tanto como me gusta el sonido de eso, no puedo. Pensé que todos ustedes podrían entender… no puedo simplemente salir, ¡Amity Park no se va a defender por sí sola!.  
–Danny, te amo y todo, pero todo este ir de lado a lado me esta empezando a marear.– Sam golpeó con la palma suavemente el asiento al costado de ella, una invitación sin hablar.
Danny paró en sus pasos, tomando las caras preocupadas de sus seres queridos antes de sentarse al borde del asiento. Su pie rebotaba nerviosamente, su cuerpo un resorte en espiral.                 
Sam suspiró antes de continuar. –que si, no lo sé… Valerie aquí podría,– Sam apuntó a la chica junto a ella, –protegerla por mientras… Tu padres podrían incluso cerrar el portal, ya sabes, temporalmente…– sugirió gentilmente. Ellos habían hablado de esto antes, sobre Danny tomando un descanso. Quizás está vez los escucharía.
–No lo sé Sam… No que no sería bonito- digo, suena tan fácil cuando lo pones así.– dijo Danny, sobando la parte de atrás de su cuello. Y no es como si él no quisiera tomar unas vacaciones, él simplemente no estaba seguro si sabía como hacerlo nunca más. Cualquier otro momento que se han ido de vacaciones, ha sido a lugares cercanos o el portal estaba cerrado con clave, o ambos. Él siempre estaba en llamada, Amity Park nunca ha estado sin un protector. 
–Hey, yo estaría dispuesta a eso,– Valerie intervino. –Y si tu padres cierran el portal mientras estás lejos, no debería de ser tan malo.– Después de todo, ella sabía que se puede encargar de los fantasmas que usen portales naturales o encuentren otras maneras de escapar la Zona Fantasma y atormentar la gente de Amity Park.
–No, supongo que no sería tan malo… Y lo hemos hecho en el pasado… pero…– la mente de Danny se desvió de vuelta a la última vez que el portal estaba cerrado y por un periodo largo. El GIW casi se las arregló en destruir la Zona Fantasma, él no podría dejar que algo así pase de vuelta.  
–No “peros”, Señor, necesitas un descanso real. No peleas, Eso significa no fantasmas.– Sam cruzó sus brazos con una mirada terca. –No portal, no fantasmas. Así de simple.– Ella recordaba la última vez que bloquearon el portal, todo salió bien en ese entonces. Había sido bonito y tranquilo, ¡no fantasmas para nada! O casi no fantasmas, no podía recalcar exactamente los específicos en ese momento, pero todo salió bien al final. 
Ya cuando Danny estaba por replicar, Maddie camino hacia la sala. –Hey chicos, ¿de qué están hablando aquí?– preguntó en broma.
En sus manos había un plato de galletas frescamente horneadas, aún calientes del horno. Los chicos se habían estado reuniendo en su casa más y más últimamente, y mientras que el Nasty Burger siempre sería su lugar favorito para pasar el tiempo, era más fácil para ellos hablar sobre fantasmas más abiertamente aquí. Maddie amaba tenerlos aquí alrededor, y ella siempre intentaba mantener sus bocadillos favoritos a la mano.     
Ella le ofreció el plato a Valerie primero.
–Oh, Gracias ¡Sra. Fenton!– dijo después de tomar una. Valerie había rápidamente aprendido a amar las galletas hechas en casa de Maddie.
–Gracias, ¡Mamá!– Danny y Jazz dijeron a la vez, ambos alcanzaron la misma galleta. Danny miró intensamente a su hermana mientras ella sólo giró sus ojos y de ahí cada uno cogió una diferente.
Cuando era el turno de Sam de tomar una, ella simplemente negó con la cabeza con un educado, –No, gracias.– Ella no estaba segura si este grupo era vegano o no. 
La Sra. Fenton parecía realizar su error y retiró el plato, guiñando a Sam, –No te preocupes, querida, tengo algunas especiales para ti en la cocina. Las traeré en un momento.– Por último ofreció el plato a Dani antes de ponerlo en la mesa del medio.
–¡Gracias, Maddie!– dijo Dani, mordiendo la galleta. – Bueno… estábamos hablando sobre cerrar el portal mientras Danny está lejos. 
–¿Qué?– los pasos de Maddie vaciló brevemente mientras caminaba de regreso a la cocina para agarrar el segundo lote de galletas. –¿Y dónde exactamente se está yendo Danny?– preguntó, ofreciéndole una a Sam. Ella estaba mejorando en esas recetas veganas, si ella lo dice así misma.   
Sam aceptó la galleta con una sonrisa está vez.
–Estamos tratando de decirle que necesita unas vacaciones reales. Necesita viajar, irse lejos de Amity Park este verano…– Valerie fue la que respondió.
–Oh…– dijo Maddie con una comprensión naciente, de ahí, más soñadora, –un descanso real… eso sería bonito.– Puso el plato de galletas veganas abajo junto a las primeras.
–Yeah, un descanso real,– Jazz finalmente habló. Ella se volteó para dirigirse a su hermano y hermana, –Ahora que todos aquí saben sobre ustedes dos, y Valerie aquí es más que capaz de detener todos los tipos de fantasmas, incluyéndote…–   
–¡Hey!– protestó Danny, alzando sus manos en ofensa simulada. 
–No, no, ella tiene razón. Te he pateado tu esquelético trasero de fantasma muchas veces,– dijo Valerie, con una sonrisa burlona. 
–¡Oooh! ¡Ahora eso es algo que tengo que ver!– Dani se unió a las bromas.
Jazz aclaró su garganta, –Como estaba diciendo hermanito… tú sabes a lo que me refiero. Ella es buena, muy buena, quizás incluso la mejor en nuestro equipo. Ella ciertamente te da una corrida por tu dinero.
–Yeah, okay…–  dijo Danny. Estaba aún inseguro sobre aquello, pero Jazz tenía un punto.
–Escucha, este año entero ha sido una cosa después de otra, ¿verdad?– preguntó.
Todos asintieron con la cabeza.
–Así que, todos están agotados, ¿verdad?
De vuelta todos asintieron, preguntando a dónde estaba yendo con esto. –Y tú sabes que los descansos son supuestamente para descansar, ¿verdad?– preguntó Jazz una vez más, recibiendo una última ronda de asentimientos de cabeza.
–Dile eso a los fantasmas,– Danny resopló. Un verdadero descanso era bueno en teoría, pero era fácil decirlo que hacerlo cuando tienes a los muertos inquietos atacando la ciudad cada día. 
–Y es por eso que estoy aquí, tonto,– dijo Valerie, bromeando un poco. –No tienes que hacer todo por ti mismo, ya sabes. 
–¡Yo también!– dijo Dani, sonriendo grande –Es por eso que dije viajar, y muy lejos, y ¡Lo digo en serio! Muy, muy, muy lejos… Tan lejos que ninguno de los fantasmas sería capaz de molestarte.
–¡Definitivamente!– Jazz acordó. –Tiene que ser lo suficientemente lejos que ni siquiera intentaras de volar tu mismo de vuelta aquí.– Ella sabía muy bien que su hermano intentaría algo así si le dejan.
–¿Qué tan lejos eso necesita ser?– Maddie preguntó en voz alta. Ella sabía que su hijo era fuerte, pero ¿qué tan fuerte era? ¿Qué tipo de rango de vuelo tenía? ¿Cómo era su resistencia? Su mente científica giraba con preguntas.
–Bueno,– dijo Sam, casi sin pensar, –una vez viajamos a lo largo del país entero en tres días-  
–Tú hiciste ¿qué?– Maddie chilló, cortando a Sam. Ella no recuerda a Phantom o a ninguno de ellos viajando tan lejos. 
–Quiero decir, he viajado por todo el país, también… pero me tomó más tiempo que eso. Ya sabes, parando aquí y allí… pero… meh.– Dani se encogió de hombros. Cuando ella les dice que ha estado en lugares, lo dice en serio.      
Maddie miró a su más joven con nuevos ojos. Los Estados Unidos es un lugar grande, de pensar que Dani ha estado fuera toda sola… si ellos hubieran sabido, la hubiera tomado hace mucho tiempo. 
–Teníamos transporte,– Sam explicó, rompió Maddie de sus reflexiones. –No era sólo Danny volandonos. Y era una emergencia.– Ella se había olvidado que nadie en realidad sabía sobre eso, ya que Danny usó el Guante de la Realidad para hacer que nadie pero los tres recordase. 
–Entonces deberíamos posiblemente intentar ir aún más lejos, visitar algún lugar fuera del país… como Europa o Sudamérica… aunque se está poniendo frío allá abajo ahora, así que no serían mucho unas vacaciones de verano…– reflexionó Jazz, pensando en las diferentes opciones. Mientras que el hemisferio norte estaba entrando en calor, el sur de la mitad del planeta se preparaba para el invierno. Ella supuso que podría quizás ser una bonita escapada del sudor caluroso.  
–Europa podría ser bonito… Podríamos finalmente ir a París…– dijo Maddie, considerando las posibilidades y dejándose volver cuidadosamente animosa sobre lo que pensó que sería un viejo, sueño muerto de su secundaria. Ella también convenientemente se olvidó del aparente viaje a lo largo del país que su hijo y sus amigos han hecho.  
–¡Woah, woah, woah!– Danny puso sus manos arriba como para alejar este tema de conversación. –¿Están hablando en serio?– Todos parecen estar a borde con tan sólo dejar el país, y Amity Park, desprotegida. Esto estaba saliendo de control. 
–Bueno, yeah, ¡por supuesto que lo somos!– Valerie dijo. –No es sólo tu hermana quien está preocupada por ti, nosotros también lo estamos. Somos tus amigos, Danny, te queremos. E incluso con nosotros ayudándote, tú aún sigues como si fueras a desmayar todo el tiempo. Necesitas un descanso, uno de verdad. Tengo que acordar con Dani, viajar sería muy bueno para ti. París, como tu mamá sugirió, debería de ser encantador en este momento, y es bonito y lejos. 
Valerie sonrió. Ella podría muy fácil imaginar que hermoso Europa podría ser en esta época del año. Había una vez en su vida cuando ella podía fácilmente tener un viaje allá, antes de que su padre perdiera su trabajo. Unos pocos meses atrás ella hubiera culpado el giro del destino en el chico fantasma, pero ahora que aprendió toda la verdad, incluyendo sobre Cujo… Bueno ella culpa a la compañía de su padre por eso. Por qué ellos debieron tan sólo “deshacerse” de los perros así, es un misterio y crueldad.  
–Sabes que, ¡Paris suena perfecto! podría posiblemente pagar por todos para que vayan al viaje, incluso tú Val,– Sam ofreció. Las dos chicas no siempre se han llevado bien, pero desde que Valerie se unió oficialmente al equipo, Sam ha puesto un esfuerzo de hacerla sentir incluida. 
–¿Qué?– la voz de Danny tenía un borde de pánico mientras miraba entre todos en la habitación. Todos parecían estar seriamente considerando el viaje, y no sólo eso, parecían felices sobre ello. 
–O no…– dijo Sam, recordando como su enamorado puede ser a veces.
–Mejor no, o el Sr. no-dejaré-Amity-si-no-está-protegida aquí nunca se relajará,– dijo Valerie apuntando su pulgar a Danny. Tanto como ella apreciaba la oferta, ella no podría aceptarla. Un viaje como ese va a ser caro, y ella no iba a dejar que Sam pague por todo, tan bonito como eso sonaba.
–No eres divertido, ¡Danny!– Dani hizo un puchero. –Qué tal esto: tú te relajas, yo me quedo.– Ella puso una mano en su pecho, orgullosa. Después de todo, ella era un Phantom, también. 
–¿Qué? ¡No! ¡Eres familia, Dani! ¡Deberías de venir también! No- nosotros acabamos de encontrarte…– pasó una mano a lo largo de cabello, causando que se levante violentamente. De ahí, incapaz de seguir sentado por más rato, se paró de golpe y continuó su caminata de lado a lado. 
–Lo sé, lo sé,– Dani respondió, tratando de calmar a su hermano. –Pero, mira, he estado viajando un montón últimamente, no me importaría ser un poco hogareña por una vez. Y, no ofensa, pero podría usar un descanso de ustedes. ¡No me tomen mal! Los amo y todo, pero esta familia es un poco abrumadora, especialmente cuando estás acostumbrada a estar por tu cuenta.  
–Danny cariño, estás de lado a lado nuevamente,– Maddie lo mencionó gentilmente. –Es muy tierno que tú quieras que tu hermanita vaya contigo, y que tu confias en Valerie para proteger Amity Park mientras te has ido, pero estaba por sugerir que ustedes chicos vayan y tu padre y yo nos quedamos. Incluso con el portal cerrado, que sí, es buena idea, alguien debería quedarse, ya sabes, para monitorearlo… asegurarse que el Ecto-Filtrator siga aún bien… 
–¡Yo puedo monitorear el portal!– Dani excitadamente interrumpió. –No puede ser tan diferente de el de Vlad, ¿verdad? Y era una de mis tareas de la casa cambiar el Ecto-Filtrator. Después que su primer portal explotó su mansión, él estaba en verdad paranoico sobre ese tipo de cosas, así que se aseguró que ¡supiera cómo hacerlo! Tú y Jack deberían de ir, ustedes estaban justo hablando sobre como siempre han querido ir a París, y ustedes han estado trabajando ¡realmente difícil! Se merecen unas vacaciones.
–Entonces está decidido,– Jazz aplaudió sus manos con autoridad. –Valerie y Dani se quedan atrás para mantener un ojo en Amity Park y el portal, y el resto de nosotros tomaremos unas muy merecidas vacaciones. Ahora, voy a encontrar a Papá y dejarle saber del plan.– Jazz dejó su libro en la mesita de lado, su lectura ha sido no existente desde la planeación casual comenzó- bueno, no tan casual. Todos necesitan un descanso, incluyendola. Ella se dirigió al laboratorio en búsqueda de Jack, susurrando para ella misma sobre pasaportes.   
–¡Buena idea querida!– Maddie llamó después de ella. –Dile a tu padre que si no sube aquí para terminar discutiendo esto juntos, ¡él no tendrá ninguna galleta!  
–¡Okay, Mamá!– Jazz gritó de vuelta y siguió bajando las escaleras.
En voz más suave, Maddie se dirigió al resto de los chicos, –voy a agarrar mi laptop de arriba así podemos comenzar a chequear todo lo que necesitamos…
Así, Danny, Dani, Sam y Valerie fueron dejados solos en la sala.
Danny finalmente dejó de caminar de lado a lado, suspiró, y se sentó de vuelta junto a Sam. Las chicas intercambiaron miradas aliviadas, parece que Danny había finalmente aceptado la posibilidad de viajar de verdad.
–¿No tendrá ninguna galleta?– Valerie preguntó suavemente. Ella miró abajo al plato. Seguramente la Sra. Fenton no pensaría que ellos se comerían todas esas antes que el Sr. Fenton pudiera coger alguna, ¿verdad?
–Le ayudará a obtener su atención…– Danny explicó, sobando atrás de su cuello conscientemente. Sam asentó con la cabeza a la vez, después de todo ella ha conocido la familia por muchos años y estaba bien consciente que los dulces eran la mejor manera de llegar al hombre.
–¡Ah!– dijo Valerie, una sonrisa entendedora apareció en su cara. Ella ha visto al Sr. Fenton trabajando mientras comía antes, y en esa ocasión él estaba ayudando a construir una muy importante máquina que salvó el mundo.     
–Cualquier bocadito funciona, pero fudge es su favorito…– Dani añadió, sintiéndose avergonzada también. Ella deseaba que Jazz estuviera ahí también. No era justo que ella se perdiera este tipo de calidad de vínculo entre hermanos que pasa sobre estar avergonzados por sus padres. 
–He probado el fudge de tu mamá, ¡puedo ver porque es su favorito!– Valerie se rió suave. –Okay, mientras esperamos que regresen, voy a llamar a mi padre y dejarle saber que vamos a tener a Dani por un tiempo.– Eso sería una buena opción para ayudar. Ella cogió su celular y comenzó a llamar.
–Pero me puedo quedar aquí…– Dani intentó protestar. Ella había empezado a pensar en su cuarto como su cuarto, en vez del cuarto de invitados. Ella finalmente se ha acostumbrado en vivir aquí y de pensar de FentonWorks como su casa. Ella también estaba tan acostumbrada a estar por si sóla, defendiéndose, quedándose donde es hogar no debería de haber mucho problema en comparación.     
–Normalmente, sí, pero con el FBI y CPS en el caso de los Fentons… no creo que sea buena idea…– dijo Sam delicadamente, sabiendo que es un tópico sensible, especialmente para Danny. 
Danny hizo una cara pensativa, mirando un poco decepcionado con sí mismo, pero no comentó. Esa entrevista con ambos representativos defendiendo a sus padres fue un tiempo loco.  
–Oh verdad, ustedes me dijeron sobre eso…– dijo Dani, recordando la explicación que los Fentons le dieron hace no tanto. Ellos habían revisado toda la entrevista con ella, de inicio al final, eso jugó un rol major en la sentencia de Vlad. 
Mientras tanto, Valerie estaba recordando algo similar, aunque menos detallada, explicación. Ella puso su teléfono a un costado, realizando que se adelantó. Incluso aunque su sugerencia no era mala idea, ellos deberían decidir qué hacer primero, como grupo.
–¡Está bien, ya estamos aquí!– dijo Jazz. Todos voltearon su atención al pasillo mientras ella caminaba con Jack no tan atrás. 
–Igual aquí,– dijo Maddie, laptop en mano. –¡casi no la encuentro! estaba debajo de un grupo de ropa por alguna razón.– Se encogió de hombros.
Jack le dió una mirada culpable, de ahí, notando las galletas, hizo una línea directa por la mesita del medio. – Así que, chicos, Jazzy-pants aquí me estaba diciendo que están planeando ¡un pequeño viaje!– Cogió una de las galletas veganas y le dió una mordida, haciendo una cara cuando la probó.
–Aquí, cariño,– dijo Maddie, dándole el plato de galletas regulares. –En realidad amor, es más como unas vacaciones adecuadas. Ya sabes, no hemos tenido unas en muuuucho tiempo.– Abrió la laptop y la prendió. 
–Sr. Fenton, Danny necesita unas vacaciones, unas reales, todos ustedes lo necesitan. ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron una, una real-real?– preguntó Sam, cruzando sus brazos y fijando al hombre con una mirada severa. Ella sabía muy bien que las últimas vacaciones adecuadas se supone que iban a ser el viaje que no pasó, el que ellos cancelaron a último momento.  
–Bueno… fuimos de campamento, y yo y Danno fuimos a ese viaje de pesca y, uh… Hey Mads, ¿donde tú y Danny fueron la última vez? O fue la última vez antes de esa…– Jack murmuró mientras golpeaba con sus dedos contra su barbilla. Él estaba comenzando a confundirse a sí mismo. 
–Jack, esos viajes fueron más como breves momentos de vinculación con los niños, no unas verdaderas vacaciones familiares. Y en esos casos era sólo yo o tú con uno de los chicos… bueno, excepto esa vez que nos fuimos de campamento… y eso fue…– Maddie miró a Danny, preguntando en silencio un permiso de hablar sobre eso. Ella sabía que eso no había sido su mejor momento como padres, la manera que ellos no creían en Danny, Al final era sólo era un problema de fantasmas, un fantasma que sólo los niños podían ver. Ese hecho ha sido bien difícil de aprender y aceptar.
Danny suspiró, –No me recuerdes, por favor. Incluso Jazz pensó que estaba loco.– Pasó una mano a lo largo de la cara.
–En mi defensa, ni siquiera sabía que existía, ¡menos el hecho que no podríamos ser capaz de verlo!– dijo Jazz, tratando de defenderse de vuelta después de todos estos meses.
–Bueno, quizás si actúas de tu edad…– Danny cruzó sus brazos y mandó a Jazz un poco de mirada malvada.
–Danny… Está bien ahora. Déjalo ir,– dijo Sam. Rápidamente tomó la mano de Danny y le dio un apretón, tratando de detener el argumento antes que siga de verdad por más largo. 
Valerie fue la que rompió el silencio, –Está bien, así que… ¿regresamos a planear?– ella preguntó. Ella no sabía toda la historia, pero podría decir que se estaba volviendo personal, y rápido. 
–¡Oh yeah!– dijo Jack entusiasmante. Volteó a los otros con una enorme sonrisa, –Así que, París ¿dijiste?
–Bueno, sí cariño, digo… siempre he querido ir allá… y es bien lejos para Danny intente volar de regreso. Ya sabes como él es.– Maddie explicó. 
–¡¿Puedes volar aquí desde Francia?!– Jack preguntó, entusiasmado. Él nunca había pensado que sería posible incluso para Danny. Él estaba por preguntar un millón de preguntas cuando Maddie interrumpió.
–Jack, querido… la idea es para que él no haga eso. Se supone que será un tiempo para relajarnos,– ella dijo.
–Bueno…– dijo Danny después de unos segundo de silencio, con una mirada pensativa en su cara.
–No lo animes, Danny,– Jazz regaño. –Tú sabes que no va a parar si lo dejas seguir.– Ella sabía lo suficiente bien como iría eso y de ahí ellos nunca tendrían estás vacaciones planeadas. Hombres. Si no fuera por ella y su mamá, ellos nunca habrían hecho nada. 
–¡No lo hago! Sólo estaba diciendo… no lo sé… ¿quizás?– Se encogió de hombros. Ellos no han probado sus habilidades en muchísimo tiempo y se ha puesto más fuerte desde entonces, así que podría ser posible, pero él no tiene una buena respuesta para su padre.  
–Mira, quiero saber que tan fuerte soy tanto como tú quieres,– Dani intervino, –y ahí habrá mucho tiempo para eso después, pero estás tan agotado que cualquier examen que ustedes hagan no será preciso de todos modos, ¿ya sabes? Y tenemos cosas más importantes que pensar en este momento, como descubrir dónde me quedaré,– ella dijo intencionadamente.   
–Bueno, sé que a mi padre no le importará de nada si Dani se queda con nosotros mientras ustedes se van,– Valerie dijo. Ella sacó su teléfono para chequear sus mensajes. –Pero quizás debería de esperar para llamarlo y dejarle saber hasta después que ustedes sepan seguro cuando se están yendo… y todo eso.– Ella puso su teléfono de vuelta en su bolsillo.
–Si no me van a dejar pagar por el viaje, al menos déjenme pagar por tu hotel, –Sam soltó. Ella puso su mano para parar a Danny, –Y antes que tú digas algo, podría incluso ir con ustedes si pago por ello. A mis padres no les importará. Ellos siempre están tratando de hacerme ir a uno de esos viajes elegantes para personas ricas en Europa de todas maneras. Ya tengo un pasaporte, y no sería tan difícil conseguir el resto de los papeles. Lo tengo cubierto. Sería como las últimas vacaciones cuando viaje con ustedes… Aunque, eso nunca pasó ¿verdad? A veces en verdad odio que usamos ese “botón de reseteo”...– suspiró. Otra razón más para ellos para tomar este viaje, Danny necesita tener un descanso de verdad, se lo merece. Si eso significa usar una buena porción del dinero de su familia, que así sea. No era como si no pudiera pagarlo.           
–¿Qué? ¿Quiero saber?– preguntó Valerie, confundida por la afirmación de Sam. Ella no recuerda escuchar sobre un viaje que nunca pasó. Si se lo han mencionado antes, definitivamente lo ha olvidado.
–No, no quieres. Confía en mí…– dijo Jazz. Ella movió su mano de lado a lado, –Realidad alternativa. Sólo obtendrás un dolor de cabeza.– Ella había aprendido que es lo que pasó y aún la confundida. Ella no sabía qué situación fatal -especialmente para su familia- era la peor. Quizás era la que donde todos murieron, aunque podría jurar que la otra con una realidad cambiante no podría ser mucho mejor.   
–Sam, cariño, ¡no necesitas hacer eso! Somos más que capaces de pagar por el viaje nosotros mismos,– Maddie dijo, tratando de manejar la conversación de regreso a planear. Ellos se estaban saliendo del camino muy fácilmente… –pero gracias por ofrecer.
–Oh, no hay problema de verdad, ¡Sra. Fenton! Y quiero hacer todo lo que pueda por ayudar a Danny,– respondió con una sonrisa.
Maddie pausó a considerar la oferta de Sam, ella sabía que determinada la chica podría ser cuando era algo de lo ella pensaba que estaba bien. Ellos podrían terminar permitiendo la paga del hotel porque eso parece ser algo que ella estaba bien apasionada y posiblemente no tomará un “no” como respuesta.
–¿Estás segura que tus padres van a estar ok con eso?– Jazz preguntó intencionadamente. Ella sabía que Sam mantenía cierta cantidad de desdén por la fortuna de su familia, y tenía una especie de vendetta personal con sus padres.    
–Estoy segura – dijo Sam. –Esta es la única cosa que ellos acordaran sin ningún problema. Bueno… quizás tenga que vestirme mejor para tomar algunas fotos para la media social familiar mientras estamos allá, pero es un sacrificio que estoy dispuesta a hacer.
–Podríamos tomar algunas fotos juntos,– dijo Danny, de repente entusiasmado por la idea de viajar. –París es llamada la Ciudad del Amor, después de todo.
Jazz aclaró su garganta, teniendolos de vuelta en camino, – Así que… Mamá. ¿Ya has visto los tiquetes de avión?– Ella preguntó, apuntando a la laptop.
–Ustedes posiblemente van a necesitar volar hacia Chicago,– dijo Valerie. Eso es lo que ella siempre ha hecho ya que el aeropuerto de Amity Park sólo trataba vuelos domésticos.
–Ella tiene razón, ya sabes,– confirmó Sam.
–Así que, necesitamos volar fuera de Amity y de ahí tomar un vuelo de conexión a París…– reflexionó Jazz, pensando en voz alta.
–Eso es lo que el sistema de reserva en línea dice,– anunció Maddie, leyendo lo que encontró desde la laptop. No había ni una opción para vuelo directo desde Amity hacia París, todas las opciones incluyen viajar a “O’Hare International Airport” en Chicago primero, ya que ese era el aeropuerto internacional más cercano.   
–Esperen… ¿todos aquí están yendo?– Jack preguntó, completamente perdido. Él entendía que todos necesitaban un descanso, pero nada más aparte de la posibilidad que toda su familia estaba yendo a París -probablemente una señal que necesita un descanso, también. 
–No, amor,– Maddie respondió gentilmente. –Dani se está quedando con Valerie para mantener un ojo en Amity Park y el portal, incluso cuando lo vamos a cerrar mientras nos vamos. Danny ha hecho bien claro que no va a ser capaz de relajarse de verdad si dejamos la ciudad completamente desprotegida. 
–Oh, verdad… eso tiene sentido… creo…– dijo Jack, procesando la información. Él estaba un poco inseguro sobre sólo los cuatro de ellos yendo, pero mirando alrededor, todos los demás parecían estar de acuerdo. Él esperaba que todo funcione para lo mejor.
–Necesitaremos los pasaportes de todos…– Maddie dijo distraídamente mientras continuaba investigando para su viaje, de ahí realizó algo. –Oh, supongo que es bueno que Dani se ofreciera voluntaria para quedarse, su pasaporte aún ni siquiera ha llegado. 
Danny estaba sintiéndose un poco más confidente sobre viajar, pero aún estaba preocupado por Dani. Se volteó hacia Valerie, ¿Estás segura que está bien para Dani quedarse en tu casa?– preguntó. Él sabía que estaba bien con Valerie, pero ¿qué hay del papá de Valerie?
–¡No te preocupes! ¡A mi papá no le molestará para nada! En realidad, posiblemente estará encantado de saber que estoy trayendo amigas, ¿ya sabes? O sólo una amiga…– Valerie dijo con una sonrisa un poco agridulce. Después de que fue sacada de los “A-lista", ella había pensado que nunca tendría amigos de vuelta. Ella se sacó a sí misma de sus pensamientos y guiño a Danny, –Además, ya sabes, él sabe.  
–Y no sólo sobre Danny,– dijo Jazz, –sino sobre ti misma también. Y eso dice algo. Nadie sabe sobre ti. Bueno, otros que nosotros, ¡por supuesto! 
–Pero él no sabe sobre mí,– dijo Dani. Cómo van a poder explicarle el hecho que ella también es un halfa, y no tan sólo cualquier halfa, pero el clon de Danny. Aunque, no era como si alguien vaya diciendo ese detalle, ¿verdad?
–No te preocupes, Dani, el papá de Valerie debería de estar todo bien. Él sabe sobre Danny porque estuvo ahí ayudando con la máquina en la Antártida,– Sam explicó lo que Valerie había implicado. Ella sabía que Dani no sabía exactamente cuantas personas, o quienes, estaban al tanto sobre el secreto de Danny. No estaban encantados de que un grupo de gente sabía, pero está en el pasado ahora.
–¡Exacto!– dijo Valerie. –Mi padre ha visto algunas cosas bien locas. Digo, él ha estado tratando con mi cacería de fantasmas por un buen tiempo ahora… toma un montón para perturbarlo, tú estarás bien.   
–Así que,– dijo Maddie con un sólo aplauso de sus manos, trayendo la atención de los chicos de vuelta a planear, –considerando que ustedes niños van a estar de vacaciones de verano en casi una semana, deberíamos obtener nuestros tiquetes para el siguiente lunes… Eso nos da el fin de semana para empacar.– Ella tecleó el nuevo día del viaje. También ayuda que los vuelos eran más baratos durante la semana. Habían estado guardando dinero para un gran viaje como este por años, pero lo menos que tengan que gastar en los tiquetes para avión, lo más que podrán hacer una vez que lleguen a París.  
–¡Oh, esa es una brillante idea, Mads!– dijo Jack, mirando sobre su hombro así podía ver la pantalla de la laptop.
–Pero aún no sabemos si el papá de Valerie estará bien con Dani quedandose con ellos… Y Dani es familia también…– Danny intentó una vez más; era un argumento débil, incluso para sus propios oídos. La familia era importante, pero tristemente sin pasaporte Dani no debería de ser capaz de viajar de todas formas. Él la va a extrañar un montón, un hecho que se lo va a quedar para sí mismo, de lo contrario sus hermanas lo van a fastidiar sin parar.
–Oh, Danny-boy, está bien, tu madre y yo lo llamaremos después, pero tu mamá aquí está encontrando buenas ofertas para ir a París ahora mismo. Aunque no entiendo porque tiene que ser con conexión…– Jack se preguntó en voz alta mirando entre Danny y la pantalla de la laptop, dándole un mordisco a otra galleta. Él no ha estado prestando mucha atención durante esa parte de la conversación. 
Maddie suspiró, –Jack, cariño, tú sabes que Amity Park no tiene un terminal internacional,– le recordó, –y por favor no dejes migajas en el teclado. 
–Yeah, Sr. Fenton, el aeropuerto internacional más cercano es el O’Hare en Chicago,– Sam continuó la explicación. –¿Sabías que recibe más vuelos internacionales que cualquier otro aeropuerto fuera la Costa Este o Oeste?      
–¿Cómo sabes eso?– preguntó Valerie, levantando una ceja.
–Posiblemente porque a sus padres les gusta viajar un montón, y quizás lo han mencionado antes…– Danny se detuvo, preocupado que quizás eso le hizo sonar como si estuviera alardeando sobre la familia de Sam. Él sabía que Valerie no estaba bien como solía ser, y no quería sonar malcriado. 
  –Es verdad,– Sam confirmó con una encogida de hombros, –y los pequeños panfletos llenos de hechos divertidos son mejor compañía que mis padres cuando sus viajes han sido atrasados. 
–Oh,– dijo Valerie. Incluso aunque ella le acaba de ofrecer pagar por el hotel de los Fentons unos minutos atrás, era tan fácil de olvidar que Sam en realidad tenía dinero, o, bueno, su familia lo hace. Ella nunca actuó como rica, y era difícil decir por sólo mírala, con todo el punk gótico que va llevando. Valerie no la juzgaría por ser rica de todas maneras, pero igual. 
–¡Está bien!– exclamó Maddie, llamando la atención de los chicos lejos de sus divertidos hechos sobre viajes. –Creo que encontré algo! Hay un vuelo desde Amity Park a Chicago a las 6:00am. Lunes por la mañana, ¡de ahí un vuelo conectando a las 8:00 am que nos llevará a París!
–¡Eso suena perfecto!– Sam comentó. En el pasado, antes que terminaran el “Amity Park Airport” era un viaje en autobús hacia Chicago, y una mucha más temprana mañana.
–¿Lo hace?– Maddie dijo, muy contenta consigo misma. Ella continuó leyendo los detalles del viaje a los otros, –El vuelo de aquí a Chicago es como de media hora en el aire, así que incluso si se atrasa, nos da tiempo suficiente para ir de una puerta a la otra una vez que aterricemos a O’Hare… Y de ahí son otras ocho horas hacia París… ¡Lo que significa que estaremos alrededor de las 11:00 pm Hora de Europa Central!    
–Espera,– Danny dijo animadamente,– ¡Yo puedo volarnos a Chicago!– Él sabía que sería más fácil y rápido, y ellos no tendrían que preocuparse por su avión estando atrasado.  
–¡No!– Jazz chilló, un poco más fuerte de lo necesario. Ella pinchó el puente de su nariz y suspiró, –Danny, el punto entero de este viaje es para ti para que tengas un descanso. Hacer cosas locas como volar una familia de cuatro a lo largo del estado no es tomar un descanso. Así que por favor, dale a los poderes un descanso, ¿okay?– Lo miró con ojos suplicantes.
–Odio acordar con Jazz,– Sam ignoró el grito de indignación de la otra chica, –pero, Danny, tú has estado haciendo un montón últimamente, incluso ahora que tienes ayuda.– Ella le apretó su mano un poco y le dio una sonrisa preocupada. 
–¡Yep!– dijo Dani, dramáticamente poniéndose sobre sus hombros. –Tú eres como, el rey de la microgestión, hermano. Tú necesitas aprender a relajarte. –Ella ocultó su preocupación detrás de una máscara de fastidiar. Ella se había parado por un buen rato ahora, pero no pensó que Danny la había visto hasta que se apoyó en él. 
–¿Et tu, Dani?– Danny preguntó en una ofensa burlona. Ella sólo ha estado viviendo con ellos por corto tiempo, y ya estaba en su espalda tanto como Jazz, e incluso más literalmente. 
–Oh, wow…– Valerie murmuró. Ella entendía que él estaba preocupado por Dani, pero ella parecía estar feliz. Valerie no estaba realmente segura de que le estaba fastidiando tanto.     
–Oh, vamos Danny, ¡no seas así! No vamos a conspirar en contra de ti sólo porque nos apetece, tú realmente necesitas un descanso. Tú sabes que Dani puede hacerse cargo de sí misma, y ella ha aprendido un montón sobre cuidar a otros por mirarte a ti. Tú has hecho mucho por ella, y por todos aquí,– Sam le dio otro apretón a su mano, –Dejanos hacer esto por ti.– Ella sabía que Danny necesitaba un poquito para dejar la extra preocupación.    
–Ella tiene razón, ya sabes,– dijo Jazz, dándole una pequeña sonrisa.
–Yeah, Danny, sé que estará bien, y ¡estoy super excitada de enseñarte cuanto he aprendido! Mamá y Papá llamarán al Sr. Gray—
Dani fue interrumpida por Maddie y Jack jadeando fuertemente.
–¿Qué? ¿Qué fue lo que dije?– ella preguntó. confundida por sus reacciones.
–Los llamaste “Mamá y Papá”... sin nisiquiera pensarlo…– Jazz dijo orgullosamente. Dani normalmente no los llama así, pero cuando lo hacía, hacía un esfuerzo. 
–Oh… yeah supongo ¡que lo hice!– Dani dijo y sonrió con una gran sonrisa. Ella ni lo había notado, pero en algún momento ella dejó de pensar en ellos como “Jack y Maddie” y comenzó a pensar en ellos como sus padres. Los Fentons le han enseñado lo que una familia realmente significa, y eso era muy especial para ella.
Danny finalmente sonrió también, –Está bien, supongo que ¡nos estamos yendo a París! Mamá, Papá llamen al Sr. Gray ahora por favor…– De esa manera la última de sus preocupaciones van a finalmente desaparecer.  
–Con gusto,– Maddie limpió una lágrima feliz, –pero deberíamos terminar de reservar nuestros vuelos al menos antes de hablar con él.– Ella volteó su atención de regreso a la laptop.
–¡Buena idea Mads!– añadió Jack, limpiando una lágrima suya y mirando a la pantalla de la laptop, también.
–Si encuentras una buena oferta, tómala antes que cambie. Mis padres se quejan sobre eso todo el tiempo; nunca encontrarás la misma oferta dos veces, pero quizás encuentres una similar si tienes suerte. No como si ellos la necesitaran de todas formas, pero ya sabes como son…– Sam giró sus ojos con una encogida de hombros.   
–Mmmmm… verdad,– Maddie tarareó, manteniendo sus ojos pegados en la pantalla. –Deberíamos haber buscado en incógnito, al menos podríamos haber comparado precios mejor…– Ella sabía a lo que Sam se estaba referido, la teoría que las aerolíneas usan cookies para seguir que vuelos estás buscando, aumentado sus precios.
–Pero lo que tenemos aquí parece ser un precio razonable, ¿verdad?– preguntó Jack, apuntando los detalles del viaje en la pantalla.
–No por interrumpir o algo,– Valerie cortó, –pero ¿ustedes tienen alguna idea de por cuánto tiempo se van a ir?– Ella había mandado un texto a su padre mientras los Fentons estaban enfocados en los detalles del viaje. Él no tenía ningún problema con Dani quedándose con ellos, pero quería saber por cuánto tiempo ellos estarían cuidandola.
–¡Pensé que dijiste que estaría bien! – Danny chilló, su ansiedad disparando de nuevo.
–Lo es, pero aún sería bonito saber en adelantado,– Valerie espetó. Ella podía decir por su tono que se estaba preocupando de nuevo, pero él estaba realmente comenzando a probar su paciencia.
–Oh, verdad… lo siento.– Danny rozó la parte de atrás de su cuello avergonzadamente.
–Está bien,– Valerie suspiró, ella se sentía un poco mal por dejar que su temperamento sacará lo mejor de ella. 
–Lo siento mucho, Valerie, ¡nos olvidamos completamente de eso!– Maddie le dio una mirada de disculpa. –Bueno, estamos saliendo el próximo Lunes, y queremos estar al menos una semana allá…
Danny parpadeó ante esa información. –¿Aún no han decidido por cuánto tiempo nos vamos a ir?– preguntó incrédulo.
–Bueno, tenemos un par de pestañas abiertas para comparar precios para eso…– Maddie dijo, Jack asentando con la cabeza a la vez, –y parece ser que valdría la pena tomar dos semanas.– Después todo parecía como si no hubiera tanta diferencia entre algunos de los precios, y parecía que los tiquetes estaban ligeramente mejor que los de sólo ida.
–Oh… yeah, eso suena bien…– dijo Danny. Al menos dos semanas no sonaba tan mal, incluso cuando él no sabía que se supone que iba a hacer por tanto tiempo, no aún al menos. 
–¡Ese es el plan!– Maddie asentó la cabeza decisivamente e hizo clic “confirmar” para comprar cuatro tiquetes de ida y vuelta. 
–Estaremos regresando a Amity Park tarde el viernes en la noche, dos semanas en tus vacaciones de verano,– Jack informó a los chicos. Eso es, si es que lo estaba leyendo bien.
–¡Genial, ahora tenemos una respuesta para el padre de Valerie!– Jazz dijo con una sonrisa. Ella sabía que un viaje de dos semanas a Europa no le dejaría mucho tiempo para terminar de alistarse para la universidad, pero iba a valer la pena. 
–¡Yeah, eso funciona!– dijo Valerie, tipeando un texto a su padre con el plan más detallado.
Y así, Maddie y Jack reservaron sus vuelos desde Amity hacia Chicago, y de ahí a París, Francia. La familia Fenton se estaba yendo en una aventura, y ellos no podrían estar más excitados. Antes que ellos puedan celebrar, sin embargo, ellos necesitan hablar con el padre de Valerie, después de todo, ellos necesitan terminar de organizar la estadía de Dani.  
Afortunadamente, el Sr. Gray estaba encantado de tenerla, Danny había hecho tanto por ayudar su familia en el pasado, y él estaba más que feliz de regresar el favor. Aunque él insistía que esa no era la única razón por la que aceptó, él estaba muy orgulloso de su hija por hacer una nueva amiga. Era tal como Valerie había dicho que sería.    
Con todas las cosas organizadas, todos comenzaron a ir en caminos separados. Jazz regresó a su libro después de ayudar a Maddie a encontrar sus pasaportes. Valerie anunció que era hora para que ella se vaya a casa, se estaba haciendo tarde, y ella necesita descansar para los días que vienen. Ella le dio la última despedida con la mano a Dani en la puerta, ella debería de mantener un ojo cercano en la chica, incluso si ella pensó que era muy grande para ello. Y finalmente, Dani fue dejada a su imaginación, ya estaba fantaseando sobre hacerse cargo de la casa y peleando los fantasmas que, si alguno, venía con el portal cerrado.
Sam amablemente le recordó a Danny que ellos tenían tarea, olvidada en favor de planear un viaje internacional, y los dos de ellos decidieron ir a su cuarto para trabajar en ello. Ella tomó su mano y subieron las escaleras, dándole una sonrisa cálida. Ella estaba alegre que él se había finalmente relajado y animado a toda la idea de viajar. 
Jack y Maddie empezaron a buscar hoteles que estaban en su presupuesto, pero pausaron su búsqueda para cocinar la cena.
Esa noche, después de la comida, Sam fue invitada a quedarse la noche -no sería la primera vez tampoco, incluso aunque en esas antiguas ocasiones estaban con Tucker en el cuarto también y ellos habían sido sólo amigos. Sam aceptó la oferta por supuesto, después de todo dormir ahí no era nuevo para ella, y ella siempre amaba disfrutar pasar extra tiempo con Danny.    Continuará… :D :D
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xlomimi · 14 days
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Shy Girl. Capítulo 29: I Can See You
¡Hola! voy a publicar el capítulo de mi fanfic sin censura. Tuve que censurarlo por las nuevas políticas de Wattpad. Espero que les guste <3
ミ★ '𝘊𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯' 𝘥𝘰𝘸𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘢𝘭𝘭 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘮𝘦 
𝘈𝘯𝘥 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘭𝘭 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦★彡
—Reg... —susurró Reese para comprobar si su novia seguía despierta.
Luego de fallida fiesta en casa de Carly, Hal los había enviado a dormir. Una hora más tarde, Reese se encontraba recostado en su cama con la cabeza de su novia en su pecho mientras Malcolm y Dewey dormían en la cama de dos plazas junto a ellos.
Al oírlo llamarla, Regina movió la cabeza del pecho de Reese para colocarla en la almohada, lo que le permitió conectar sus ojos con los suyos.
—¿Qué pasa? —susurró Regina con algo de cansancio.
—Estaba pensando en lo que dijiste... —dijo Reese misteriosamente.
—¿Qué dije? —murmuró Regina, cerrando los ojos con demasiado sueño como para recordar cualquier cosa.
—Que también quieres que lleguemos hasta el final —le recordó Reese con una sonrisa, llevando su mano a su mejilla para acariciarla.
—¿Qué hay con eso? —preguntó Regina sonriendo con los ojos cerrados al sentir la caricia de Reese.
—Bueno... estamos en una cama... —insinuó Reese. Sorprendida, Regina volvió a abrir los ojos para encontrarse con la sonrisa traviesa de su novio.
—No vamos a hacer eso ahora —susurró escandalizada. Al instante, Reese quitó la mano de su mejilla y la miró como si le hubiera mentido.
—Dijiste que no me detendrías si lo intentaba —respondió Reese en otro susurro.
—Pero en la situación adecuada, no en la habitación con tus hermanos en la cama de al lado —replicó Regina mirándolo como si estuviera loco. —Duérmete —susurró volviendo a cerrar los ojos. 
—¿Cuándo es la situación adecuada? —preguntó Reese con impaciencia, ignorando su pedido.
—No lo sé... —murmuró Regina abriendo los ojos con un pequeño bostezo. —Mañana mis padres no estarán en casa...
—Tus padres nunca están en casa en la tarde —respondió Reese sin ver la novedad. 
—Sí, pero siempre tengo que cuidar a Alec. Mañana tiene práctica de futbol, así que... —dijo Regina esperando que él complete la frase.
—Tendremos la casa solo para nosotros —comprendió Reese con una sonrisa de emoción. —Pero, ¿Tenemos que esperar hasta mañana? —preguntó Reese con tono de queja. —No voy a poder dormir pensando en eso —agregó mirándola con cara de perrito mojado. Luego de un momento en el analizó la expresión de su rostro, Regina suspiró.
—Ten —murmuró Regina finalmente, tomando una de sus manos y pasándola por debajo de la remera que Reese le había prestado para dormir para colocarla sobre uno de sus pechos. Al tocarlo, el rostro de Reese se iluminó. —Diviértete con eso —dijo volviendo a cerrar los ojos con la intención de continuar durmiendo.
Sonriendo como un niño con un nuevo juguete, Reese acomodó la palma de su mano de modo que cubriera el pecho izquierdo de Regina por completo. Al inicio se conformó con mantenerla allí, observándola tratar de dormir. Luego, comenzó a acariciarlo con el pulgar en círculos, sonriendo aún más al verla amagar una sonrisa sin dientes varias veces por la sensación que le provocaba. Eventualmente, decidió que era momento de estrujar suavemente su pecho. Fascinado por la sensación, Reese rio tontamente y repitió la acción riendo luego de cada pequeño apretón. 
Sin poder dormir al oír su risa, Regina abrió los ojos y lo observó reír con una sonrisa de diversión. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó. 
—Es muy suave, es divertido tocarlo —explicó Reese en un susurro, riendo tontamente sin dejar de masajear su pecho, lo que la hizo reír también. 
—Lo sé —respondió Regina susurrando entre risas. —A veces lo hago también—admitió.
—No te preocupes, yo lo haré por ti —susurró Reese guiñándole un ojo con una media sonrisa, por lo que Regina tuvo que taparse la boca para no despertar a Malcolm y Dewey con su risa. —¿Puedo? —preguntó posando su mano libre en el borde de su remera mientras continuaba masajeando su pecho con la otra.
—Sí —accedió Regina, permitiendo que Reese pase su mano por debajo de su camiseta. Sin quitar una mano de su pecho izquierdo, emprendió un camino lento con la otra deslizando sus dedos desde su muslo hacia su seno derecho. Regina se estremeció al sentir las caricias de Reese subiendo lentamente. —Reese... —murmuró. Tal vez no había sido tan buena idea dejar que Reese juegue con sus pechos si quería dormir. 
—¿Si? —preguntó Reese con una sonrisa burlona al verla estremecerse al tacto, deteniendo su mano en su abdomen para dibujar círculos con su dedo índice a la vez que hacía lo mismo con su otra mano en su pecho. 
—Deja eso para mañana —susurro Regina con una sonrisa de disculpa, colocando su mano sobre la de él para detener las caricias en su abdomen. 
—Está bien, si es lo que quieres me detendré —respondió Reese riendo, dejando su mano reposar sobre su abdomen. —¿Pero puedo seguir haciendo esto? —preguntó apretando suavemente su pecho con la otra mano, volviendo a reír tontamente al hacerlo. Contagiada por su risa, Regina trató de responder que sí podía si la dejaba dormir, pero ambos se quedaron helados al oír una voz en medio de la penumbra.
—¿Quieren dejar de reírse? —escucharon a Malcolm quejarse en un susurro para no despertar a Dewey. Rápidamente Reese quitó ambas manos de debajo de su remera y se giró con cara de pánico hacia su hermano apoyándose sobre su codo, mientras Regina se escondía detrás de su espalda entre las sábanas sintiendo sus mejillas arder. —Son las... —continuó quejándose Malcolm, sentándose contra el respaldo de su cama y echándole un vistazo al reloj. —...dos de la madrugada, duerman y dejen dormir. 
—¿Qué escuchaste? —preguntó Reese alarmado, ignorando todas las quejas de Malcolm. 
—Solo me despertaron con sus risas, no oí más n... —explicó exasperado, pero se interrumpió abruptamente al percatarse de la expresión de preocupación de su hermano y la timidez repentina de Regina. —¿Por qué? —preguntó Malcolm con los ojos muy abiertos. 
—Por nada —respondieron rápidamente Reese y Regina. 
—Voy a dormir, estoy muy cansado... —agregó Reese, levantando un poco la espalda para volver a acomodarse junto a Regina bajo la mirada perpleja de Malcolm. —Buenas noches —concluyó la conversación dándole la espalda a su hermano y pasando sus manos por la cintura de Regina para dormir por fin. 
Aún sorprendido, Malcolm volvió a recostarse mirando hacia el techo. Retorciendo las sábanas entre sus puños, no podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. —Ellos no estaban... —trató de hablar con el lector para eliminar la extraña presión que sentía en el pecho. —No creo que ellos... —murmuró, pero volvió a dejar la frase en el aire. —¿Saben qué? No me importa —dijo finalmente en un intento por quitarle importancia, volviendo a recostarse de lado para dormir. 
•••
—No te limpies las manos en tu remera —reprendió Regina a Reese durante el desayuno, levantándose de su asiento para mojar una servilleta y limpiar la mancha de jarabe de su camiseta. Apenas se dio la vuelta, Reese volvió a hacerlo observando de reojo que no lo notara. 
—Hazle caso a Regina, hijo —dijo Hal, mientras Regina se paraba junto a Malcolm, que buscaba jugo en la heladera, para mojar la servilleta en la pileta de la cocina. —Siempre tienes que usar una servilleta —dijo asintiendo con la cabeza mientras se limpiaba los dedos en la servilleta que llevaba colgada en el cuello de su camisa para no mancharse. 
Girando nuevamente con la servilleta mojada, Regina observó asqueada como Malcolm bebía jugo del pico de la botella para luego pasárselo a Reese, que prácticamente eructó sobre la botella antes de pasársela a Dewey. 
—¿Puedo usar un vaso? —preguntó Dewey igual de asqueado que Regina, sin aceptar el jugo. 
—No, nada que requiera lavarse —respondió Hal con seriedad. 
Entre tanto, Regina volvió a sentarse entre Reese y Dewey para poder frotar la servilleta humedecida sobre la mancha de jarabe en la remera de Reese. Al ver que había una mancha que no estaba antes de que se levantara, Regina lo miró con fastidio, pero él fingió no notarlo. 
—¿Quieres jugo, linda? —preguntó Reese ofreciéndole la botella de jugo. 
—Mmm... no, gracias —respondió Regina arrugando la nariz con asco mientras continuaba limpiando su camiseta. 
—¿Por qué te da asco? Compartimos saliva todo el tiempo —la cuestionó Reese, insistiendo en entregarle la botella de jugo. 
—Pero no comparte saliva conmigo —replicó Malcolm, sentado frente a ellos. 
—Le eructaste al pico de la botella —replicó Regina a la vez, dejando la servilleta a un lado al ver que la mancha ya no estaba. Al levantar la vista se percató de que Reese se acercaba a ella peligrosamente con una sonrisa de picardía. —¡Que ni se te ocurra! —exclamó asqueada, posando una mano en su mejilla para alejarlo de su rostro. Estaba segura de que pretendía eructar cerca de ella. 
 —Basta, niños —los reprendió Hal, quitándose la servilleta del cuello de la camisa para limpiarse las manos. —Limpiemos la mesa —propuso tirando la servilleta sobre  la mesa con todos los platos descartables. 
Al instante, Dewey y Reese se levantaron para buscar una bolsa de basura de un cajón de la cocina, mientras que Hal y Malcolm comenzaron a juntar los platos descartables. Sin conocer la nueva dinámica, Regina se levantó de su asiento para facilitarles el paso, viendo como Reese y Dewey sostenían la bolsa abierta para que Malcolm y Hal pudieran tirar allí todo lo que usaron. Cuando terminaron, Regina se acercó a los chicos para quitar todas las migas de la mesa, limpiándola realmente. 
—Ah, hablé con su madre anoche —comentó Hal abriendo la heladera mientras ellos terminaban de limpiar la mesa. — A todos los extraña mucho y volverá pronto —dijo con una sonrisa. Al oírlo, sus tres hijos voltearon a verlo con expresiones de pánico, por lo que Regina contuvo una carcajada. 
—¿Cuándo? —preguntó Reese alarmado. 
—Unas semanas —aclaró Hal, por lo que sus hijos suspiraron aliviados mientras Regina se reía de ellos. Sonriendo más relajado, Reese tomó la mano de Regina con la intensión de caminar juntos a la escuela. —¡Ah, Reese! —exclamó Hal, haciendo que se detengan para voltear a verlo con Malcolm junto a ellos. —Quiere que limpies las hojas del techo de la cochera cuando regreses de la escuela. 
—¡¿Qué?! —exclamó Reese abriendo mucho los ojos, a la vez que Regina juntaba las cejas y tiraba la cabeza levemente hacia atrás. —¡Pero hoy es el único día que los padres de Reg no están en casa al mismo tiempo que Alec! —replicó Reese. Sintiendo que sus mejillas enrojecer por la vergüenza, Regina apretó su mano levemente para llamar su atención. Al conseguir conectar sus ojos con los suyos, le lanzó una mirada de pánico para que notara lo que acababa de decir. —N-no podremos hacer la tarea —agregó Reese girándose nuevamente hacia su padre en un intento por arreglarlo, pero hasta Dewey lo miraba con incredulidad. 
 —Reese, tu madre... —comenzó a sermonearlo Hal, haciendo la vista gorda ante lo evidente, pero fue interrumpido por las quejas de Reese. 
—¡Esto no es justo! —gritó Reese. —¡Mamá no puede controlarnos si ni siquiera está aquí! 
—Nadie está siendo "controlado" por tu madre —dijo Hal levantando las manos como si lo que acabara de oír fuera una ridiculez. —Por ejemplo, yo invité a un viejo amigo esta noche y aunque no le diremos nada a su madre, ¡No significa que nos controle! —aclaró Hal riendo nerviosamente. —Repito, su madre jamás debe saber esto y eso te incluye, Reg —dijo Hal con tono de advertencia. —Y a ustedes les caerá muy bien Larry, éramos inseparables en la preparatoria. Pero en serio, su madre no debe averiguar que estuvo en la casa —repitió con más enojo. 
Sin responder, Reese abandonó la cocina con fastidio tirando de la mano de Regina a su paso. Aún desconcertada y avergonzada porque Reese prácticamente había gritado frente a la mitad de su familia que pretendían intimar esa tarde, ella dejó que la arrastre con él sin protestar con Malcolm a unos pasos por detrás.
Los tres salieron de la casa y caminaron en silencio por lo menos tres cuadras. Reese estaba demasiado irritado como para hablar. Había fantaseado con mantener relaciones sexuales con Regina desde antes de que iniciaran su noviazgo y su madre se las arreglaba para arruinarlo aún a la distancia. Caminando de la mano con él, Regina mantenía la vista fija en el piso mientras se carcomía internamente por la vergüenza que sentía. En cambio, Malcolm los observaba con diversión.
—Reg, pareces un tomate —se burló Malcolm, ganándose una mala mirada de la pareja.
—Cállate, Malcolm —dijeron ambos entre dientes.
•••
—Hola, tomatito —se burló Madison al ver a Regina entrar en la clase de Literatura junto a Reese con las mejillas coloradas.
—Cierra el pico, North —dijo Reese caminando hacia ella con enojo. Sabía que Regina empeoraría si seguían mencionándolo, solo quería que estuviera bien e iba a pelear con cualquiera que se lo impidiera. Pero Regina lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—Está bien, amor, es un chiste —sonriendo levemente para que no le diera tanta importancia.
—Sí, Puercoespín, no saques las púas —se burló Madison para hacerlo enojar más, por lo que Regina le lanzó una mirada de fastidio.
—No ayudas, Maddie —se quejó Regina, empujando a Reese hacia el fondo del aula para que se siente en su lugar, muy alejado de Madison. —Volveré contigo en un momento —dijo besando su mejilla al llegar junto a sus asientos. —¿Si? 
—Está bien... —respondió Reese a regañadientes, sentándose en su banco escolar. Seguía de muy mal humor luego del pedido de su madre, así que simplemente se quedó mirando hacia la ventana con el ceño fruncido mientras su novia se alejaba de él.
—¿Qué le pasa al Puercoespín? —preguntó Madison cuando Regina se sentó provisoriamente en el asiento detrás de ella. —No discutíamos desde esa vez que te tiró del cabello.
—Está enojado porque no podremos vernos en la tarde, su mamá le pidió que limpie el techo de la cochera —explicó Regina haciendo una mueca.
—¿Eso es todo? —preguntó Madison, inconforme con la respuesta. —Ayúdalo a limpiar, problema resuelto.
—Es que íbamos a ir a casa... —trató de que entendiera sin dar muchos detalles, pero Madison seguía mirándola como si ella y Reese hicieran un drama por nada.
—¿Y? Cambien el plan —respondió Madison como si fuera obvio.
—No estás entendiendo —dijo Regina negando con la cabeza suavemente antes de inclinarse hacia ella. Intrigada, Madison imitó la acción. —Mis padres y Alec no estarán en casa esta tarde, así que queríamos... —explicó bajando el tono de voz, pero dejó la frase en el aire asumiendo que su amiga entendería.
Al ver que el rubor volvía a aparecer en las mejillas de Regina, Madison la miró boquiabierta, acababa de comprender la situación. —¡Ah! ¡Hubieras empezado por ahí! —exclamó Maddie, riendo por lo mucho que le costaba a Regina hablar de eso. —O sea que les arruinaron el primer se...—comenzó a decir en un tono demasiado alto a criterio de Regina, por lo que la interrumpió rápidamente.
—¡Shhhh! —exclamó Regina moviendo sus manos delante de ella para que guardara silencio. Madison volvió a reír. —No quiero que todo el mundo se entere —susurró escandalizada, haciéndola reír aún más.
—¿De qué? —preguntó Carly, sentándose en su lugar habitual al entrar al aula, justo al lado del asiento que ocupaba Regina en ese momento. 
—Luego te cuento —respondió Regina sin querer hacer tanto escándalo al respecto allí, pero ya era tarde. 
—Reg y el Puercoespín quieren hacer ñiqui ñiqui —respondió Madison a la vez bajando el tono de voz para no se molestara, pero aún así recibió una mala mirada de Regina. —¿Qué? 
—¿Tienes que decirlo así? —murmuró Regina jugando con el anillo de su mano sintiendo cada vez más calor en sus mejillas. Entre tanto, Carly soltó un suspiro de sorpresa y cubrió su boca para evitar gritar de emoción. 
—¡Yo lo predije! —exclamó alegremente Carly, por lo que Regina y Madison la observaron confundidas. —Cuando Reese trataba de llamar tu atención tirando de tu cabello el año pasado. ¡Yo lo dije! ¡Sabía que cuando fueran novios no te quejarías cuando tirara de tu cabello! 
—¿De qué estás hablando? Nadie dijo nada de eso —replicó Regina extrañada. —Ni siquiera lo hicimos aún, mucho menos tiró de mi cabello —agregó bajando el tono de voz nuevamente. 
—Aún no, pero cuando lo haga, te gustará —respondió Carly guiñándole un ojo. 
—Pero si tú no lo has hecho, no lo sabes —respondió Regina dejando salir una pequeña sonrisa.
—Pero yo sí y sí, te gustará —dijo Madison riendo al final.
—¿Anthony te...? No, espera, no quiero saberlo —dijo Regina arrugando la nariz y negando levemente con la cabeza, haciendo reír a sus amigas.
•••
—Pimpón es un muñeco muy ¡Au! —gritó Dewey cuando otra piedra cayó sobre su pie. Mientras era obligado a cantar y bailar vergonzosamente, Reese le lanzaba piedras a su hermanito con una resortera gracias a la falta de supervisión paterna. —... muy guapo y de cartón ¡Au! —continuó cantando, pero otra piedra impactó contra sus pies. —...se lava la ¡Au! ...la carita con ¡Au! ...con agua y con... —esta vez fue interrumpido por el sonido del teléfono sonando.
—Te toca —dijo Reese para que respondiera mientras él colocaba una piedra sobre la resortera.
—¿Hola? —dijo Dewey al responder el teléfono, pero su expresión se tornó preocupada al levantar la vista. Frente a él, Reese apuntaba con la resortera directo en su cara.
—¡Hola, Dewey! —dijo alegremente Regina del otro lado del teléfono. —Podrías decirle a Re...
—¡Mamá! —gritó Dewey, interrumpiendo a Regina. Al instante, Reese escondió la resortera detrás de su espalda, asustado como si su madre pudiera percibir a distancia lo que le hacía a su hermano.
—¿Me acabas de llamar "mamá"? —preguntó Regina confundida en el teléfono.
—Estamos bien. —dijo Dewey, fingiendo hablar con su madre ante la mirada preocupada de Reese. 
—¿Qué? —preguntó Regina cada vez más confundida. 
—Sí, le preguntaré —continuó fingiendo Dewey —Mamá quiere saber si ya barriste la cochera —preguntó a Reese. 
—¡¿Me canceló por eso y no lo está haciendo?! —exclamó Regina indignada. 
—¡Ya voy! —escuchó gritar a Reese del otro lado del teléfono mientras Dewey sonreía complacido, acababa de encontrar la forma de defenderse de su hermano mayor. 
—¿Quieres decirme qué ocurre? —preguntó Regina a Dewey asumiendo que su novio había corrido a limpiar las hojas del techo de la cochera. 
—Mamá no está y papá trabaja. La casa es una anarquía y soy el eslabón más débil, tengo que defenderme —respondió Dewey, observando a Reese salir corriendo de la casa para ir a la cochera. 
—Entiendo... —dijo Regina con un pequeño suspiro. —¿Qué te hizo Reese? 
—Me lanzó piedras con una resortera —explicó Dewey entre dientes.
—¡¿Qué?! —exclamó Regina entre sorprendida y enojada. —Lo voy a matar —murmuró para sí misma. Al oírla, Dewey abrió mucho los ojos asustado.
—¡No le digas nada! —dijo Dewey desesperado.
—¿No quieres que le diga que no te haga daño? —preguntó Regina sorprendida, eso no se lo esperaba.
—Si le dices sabrá que tú llamaste y perderé la única forma que tengo de defenderme. Por favor no le digas —insistió Dewey con tono de súplica. Regina lo pensó por un momento, pero finalmente cedió. 
—Está bien, no te mencionaré. Dile que llamé luego de tu mamá y que iré en dos horas —pidió Regina
—¡Gracias, Reg! —dijo Dewey alegremente antes de colgar.
•••
—No olvides limpiar las hojas de mi techo sin importar los planes que tengas con tu novia porque soy una vieja mala —se quejaba Reese dos horas más tarde sentado en su cama, imitando a su madre con enojo mientras Regina limpiaba la herida de su codo conteniendo una pequeña risa. Acostado en su propia cama, Dewey observaba a Reese con una sonrisa regodeándose de su sufrimiento discretamente. —¿Qué importa si está mojado y resbaloso? El techo tiene que estar limpio porque soy mala... 
—Reese, te resbalaste por pelear con un gato —dijo Regina sin poder evitar reír, ganándose una muy mala mirada de su novio. 
—¿Te burlas de mí? —preguntó Reese alzando una ceja con una media sonrisa. 
—¿Yo? ¡Jamás! —exclamó Regina fingiendo inocencia justo en el momento en el que oyeron el sonido del teléfono proveniente de la cocina. —Solo te estoy cuidando... —agregó levantando el codo de Reese y dejando un besito suave sobre la curita que le acababa de poner, para luego dedicarle una sonrisa de inocencia.  
—¡Yo contesto! —gritó Dewey antes de salir corriendo hacia la cocina, entrecerrando la puerta a su paso. Apenas cruzó la puerta, Reese inclinó levemente su cuello para comprobar que Dewey no estuviera cerca. Luego de comprobarlo, tomó una de las piernas de Regina para atraerla más hacia él y la colocó sobre su regazo mientras que la otra se mantenía detrás de su espalda, por lo que sus piernas rodeaban la cadera de Reese.  
—No... yo sí creo que te burlas de mí —dijo Reese con tono divertido, deslizando su mano derecha por la pierna de Regina que mantenía en su regazo desde la rodilla hasta el muslo.  
—Mmm... no sé qué te hace pensar eso... —respondió Regina juguetonamente, pasando sus brazos alrededor de su cuello y cruzando sus piernas alrededor de su cadera. —Simplemente mencioné que el gatito parecía el chico malo entre los dos —agregó manteniendo su tono inocente, pero con una sonrisa burlona en su rostro. 
—Ah, ¿Eso crees? —preguntó Reese con una sonrisa traviesa, lo había tomado como un desafío. —Veremos si sigues pensando que el gato es más malo que yo luego de que haga esto —en un instante, Reese hundió su rostro en el cuello de Regina para comenzar un camino de besos hasta su clavícula mientras continuaba acariciando el muslo de su pierna derecha. Sabía que sentía muchas cosquillas en esa zona y había conseguido el efecto deseado. Sin poder evitarlo, ella rio a carcajadas al sentir los labios de Reese recorrer su cuello. 
En un intento por evitar que continúe torturándola, Regina posó las manos sobre sus hombros y trató de alejarse de él tirando la espalda hacia atrás, pero no fue suficiente. Debido a la fuerza que Reese aplicó para mantener los labios en su cuello, Regina cayó de espaldas en la cama riendo cada vez más fuerte con su novio sobre ella dejando suaves besitos en su cuello y dibujando círculos en su muslo izquierdo. 
Lentamente, Reese comenzó a llevar sus besos desde su cuello a su mandíbula, luego de su mandíbula a su mejilla y, finalmente, unió sus labios en un beso desesperado. Sin dudarlo, Regina correspondió el beso acercándolo más a ella por el cuello. En medio del beso, Reese deslizó su mano por su pierna hacia el borde de su blusa. Aún sobre la tela, Reese acarició su abdomen como pidiendo permiso en silencio para meter una mano debajo de su blusa, lo que la hizo volver a la realidad. Rápidamente, separó sus labios y colocó una mano sobre la de Reese, evitando que continuara su camino hacia sus senos.  
—¡Espera, espera! —dijo Regina bajando el tono de voz a pesar de que no había nadie en la habitación. Sin comprender por qué lo detenía, Reese alejó un poco su rostro del de Regina esperando su explicación. —Dewey volverá en cualquier momento... 
—¿Quieres que vayamos al armario? —preguntó Reese en broma, sonriendo burlonamente. Riendo, Regina le dio una pequeña palmadita en el hombro, lo que también lo hizo reír. Justo cuando Dewey entraba en la habitación, Reese se levantaba de encima de Regina para sentarse y le ofrecía una mano para que hiciera lo mismo. 
—Sí, mamá, aquí está Reese —dijo Dewey parándose en la puerta de la habitación con el teléfono en la oreja. Al oírlo mencionar a su madre, Reese volteó a verlo preocupado y se levantó de la cama apenas Regina estuvo sentada. —Sí, se lo diré. ¿De verdad tiene que desvelarse toda la noche? ¿No puede reparar mi bici mañana? —preguntó Dewey al teléfono. Comprendiendo lo que hacía, Regina miró al niño con el ceño fruncido. —Bueno, tienes razón. El sábado en la mañana es el mejor día para salir —respondió al teléfono. Derrotado, Reese  suspiró con fastidio antes de volver a girarse hacia Regina. 
—Lo siento, amor, tengo que reparar la bici de Dewey —murmuró Reese, haciendo una mueca de fastidio. 
—No es nada, entiendo —respondió Regina apretando los labios en una sonrisa sin dientes. —Voy a volver a casa, mis padres ya deben haber llegado —agregó, levantándose de la cama de su novio.
—Te acompaño —dijo Reese rápidamente. — Y prometo que iré a verte mañana por la tarde —agregó antes de colocar las manos en sus mejillas para volver a besar sus labios.
—Te estaré esperando entonces —respondió Regina con una sonrisa, dejando un último beso rápido en sus labios antes de separarse definitivamente.
Luego de mirarla embobado por unos segundos, Reese entrelazó sus manos para guiarla hacia la puerta con él. Antes de cruzar la puerta, Regina soltó su mano para darle a Dewey un abrazo de despedida mientras él la esperaba en el pasillo.
—Adiós, Dewey —dijo Regina, inclinándose para abrazar al niño que pasó sus brazos por detrás de su espalda en respuesta. —No dije nada porque lo merece por la resortera, pero no te pases con él —le advirtió en un susurro antes de soltarlo.
•••
—Gracias por acompañarme —dijo Regina con una sonrisa cuando estuvieron en la puerta de su casa, jugando con la mano de Reese.
—No iba a dejar que volvieras sola de noche —respondió Reese levantando sus manos unidas para dejar un besito en sus nudillos. Regina rió por el gesto y dejó un beso en su mejilla antes de soltar su mano para introducir la llave en la puerta. —Y mañana... —agregó Reese, posando una mano sobre la suya para evitar que girara la llave. —...podríamos terminar lo que empezamos —concluyó con picardía, por lo que Regina giró nuevamente hacia él sin soltar la llave.
—Claro, será muy divertido que mi mamá entre de golpe —respondió Regina irónicamente, sacándole una carcajada. —Creo que tendrá que ser el próximo viernes, cuando Alec vuelva a tener práctica de fútbol —dijo con una sonrisa de disculpa.
—¿El viernes? —dijo Reese como un quejido, quitando la mano para que pudiera hacer girar la llave. —¿No podemos encerrar a Alec en su cuarto el lunes hasta que lleguen tus padres? —preguntó tirando la cabeza hacia atrás. Regina rió creyendo que estaba bromeando, pero Reese hablaba muy en serio.
—No creo que se deje encerrar —respondió Regina riendo mientras giraba la llave por fin. —Aunque tal vez si tú lo convences... —dijo pensándolo mejor, sin llegar a abrir la puerta. Al oírla, a Reese se le iluminó el rostro.
—Cierto, soy su héroe. Me hará caso —dijo Reese con orgullo, haciéndola reír.
—Sí, lo eres —respondió Regina entre risas. —Y justamente por eso dudo que te haga caso —agregó abriendo la puerta por fin.
—No sé qué estás insinuando —respondió Reese, fingiendo no comprender con diversión mientras se acercaba a ella para recibir un beso de despedida. Regina volvió a reír y se acercó a él para rodear su cuello con las manos, de espaldas la puerta abierta de su casa, mientras Reese pasaba sus manos por su cintura. Poniéndose de puntitas de pie, Regina estaba a punto de cumplir su deseo cuando la voz de su madre detrás de ella la detuvo. 
—¿Necesitas otra cosa para tu operación? —escucharon preguntar a Caroline. Confundida, Regina volvió a estabilizar sus pies en el suelo y soltó el cuello de su novio para dar unos pasos dentro de la casa, ignorando el quejido de Reese al darle la espalda. Justo frente a la puerta, Caroline y Phineas bajaban las escaleras lentamente conversando con la vista fija en los escalones, por lo que no notaron a su hija y su novio en la entrada. 
—Mmm... creo que debo comer helado —respondió Phineas pisando el segundo escalón, lo que hizo su esposa se detuviera un escalón por debajo de él para observarlo confundida. Entre tanto, Regina escuchaba desde la puerta sin entender de qué operación hablaban con Reese tratando de llamar su atención. 
—En realidad no creo que se coma helado para... —comenzó a decir Caroline arrugando la nariz, pero Phineas la interrumpió. 
—Perdón, ¿Es una vasecto-tuya o una vasecto-mía? —preguntó Phineas posando una mano en su hombro e inclinando la cabeza. Desde la puerta, tanto Reese como Regina abrieron los ojos sorprendidos. 
—...iré a pedir helado —respondió Caroline luego de un pequeño momento de silencio, a lo que Phineas sonrió complacido. 
—¿Papá va a hacerse una vasectomía? —preguntó Regina sorprendida, logrando que sus padres levanten la vista hacia ellos.
—¿Le van a cortar su...? —preguntó Reese con expresión de horror, dejando la frase a la mitad. 
—Ay por dios, mira la cara de horror del chico —susurró Phineas a su esposa, el terror que le generaba la operación comenzaba a reaparecer. A su lado, Caroline trataba de calmarlo haciéndole señas para que respire profundo. —Me arrepentí. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo, ¡No puedo hacerlo! —murmuró entrando en pánico antes de salir corriendo por las escaleras hacia su cuarto.
—¡Cariño...! —exclamó Caroline tratando de detenerlo, pero Phineas ya estaba en mitad del pasillo que daba a la habitación matrimonial. Al ver que tendría que calmar sus nervios otra vez, Caroline suspiró con cansancio antes de voltear nuevamente hacia los adolescentes. —No se asusten, solo es una pequeña intervención quirúrgica que tu padre se hará mañana... —dijo Caroline con tono tranquilizador, dando pequeños vistazos en la dirección en la que se había ido su esposo. —Tendrás que cuidar a Alec mañana por la tarde, me quedaré con él hasta que le den el alta —agregó sin prestarles mucha atención. Si lo hubiera hecho, probablemente habría notado las miradas cómplices compartieron Reese y Regina, pero estaba demasiado ocupada pensando en su esposo. —Reese, ¿Te quedas a cenar? —preguntó volviendo su atención hacia ellos justo cuando despegaban la mirada uno del otro. 
—Gracias, señora Langdon, pero tengo que volver a arreglar la bicicleta de Dewey —respondió Reese, usando el tono educado que solo sacaba a relucir con la madre de su novia. 
—Oh, será la próxima vez. ¡Envíale saludos a Hal! —exclamó Caroline mientras subía las escaleras para consolar a su esposo. 
—Bueno... —dijo Reese con una sonrisa apenas Caroline desapareció por las escaleras, acercándose nuevamente hacia Regina para pasar sus manos por su cintura. — Tendremos que adelantar nuestros planes para el lunes...
—Sí, se te ve muy triste por eso —respondió Regina con una pequeña risa antes de dejar un beso rápido en sus labios como despedida. —Hasta mañana.
•••
—¡Hecho! Alec no saldrá del patio hasta que lleguen tus padres —dijo Reese muy orgulloso de sí mismo entrando por la puerta que conectaba el jardín a la sala de la casa de los Langdon el sábado en la tarde.
—¿En serio? ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Regina sorprendida, observándolo caminar hacia ella desde el sofá.
—Le prometí un par de secretos de Dewey si se quedaba en el patio —respondió Reese mientras se sentaba a su lado.
—El mejor hermano del mundo —dijo Regina irónicamente, haciéndolo reír.
—No te vi muy en contra de la idea de encerrar a tu hermano con llave en una habitación—replicó Reese entre risas.
—Shhh —dijo Regina riendo a la vez que se deslizaba más cerca de él, pasando las piernas por encima de su regazo y abrazándolo por el cuello para acercar sus rostros. Con una gran sonrisa, Reese se dejó atraer pasando la vista embobado entre sus ojos y sus labios hasta Regina rompió por fin la distancia entre ellos. 
El beso era lento y dulce en un inicio, incluso podían sentir la sonrisa del otro sobre sus labios. Mientras Regina acariciaba la parte baja de su nuca, Reese deslizó sus manos por su cintura y, a medida que los besos se hacían más intensos, comenzó a acercarla más hacia él al punto de sentir su pecho pegado a su torso.
Totalmente perdida entre sus besos, Regina ni siquiera notó que Reese colocaba una mano por debajo de sus rodillas y otra sobre su cintura para levantarla suavemente hasta que se vio a sí misma sentada por completo en su regazo. Lentamente, Regina acomodó sus piernas a cada lado de las de Reese tratando de separar sus labios la menor cantidad de tiempo posible.
Entre tanto, él deslizó una de las manos por debajo de su remera. Regina se estremeció ante el tacto frío recorrer su abdomen hasta llegar a su pecho derecho. Al sentir que comenzaba a masajear su seno, ella movió las manos de sus hombros a sus mejillas para profundizar los besos, volviéndolos más desesperados. Para Reese esto fue una súplica de atención al pecho izquierdo, por lo que repitió la acción con la otra mano.
Casi sin quererlo, Reese descubrió algo nuevo sobre los senos. Mientras jugaba con ellos, rozó por accidente el pezón derecho de su novia. Fascinado, rompió el beso para observarla con un brillo en los ojos. La había oído jadear sobre sobre sus labios.
Sin notar el motivo de la expresión de Reese, Regina aprovechó la oportunidad para recorrer el camino desde la comisura de sus labios hasta su cuello con pequeños besitos. A la vez, Reese continuó jugando con sus pechos, pero esta vez no solo los masajeaba. Con delicadeza, comenzó a apretarlos desde la base hasta los pezones, sorprendiéndose al sentir que se endurecían debajo de sus dedos. Pero lo que más le gustaba era oír a Regina soltar pequeños jadeos cada vez que los tocaba.
—¿Subimos... a mi cuarto? —murmuró Regina haciendo una pequeña pausa al estremecerse por la atención de Reese en sus pezones.
—Por supuesto —respondió Reese con una sonrisa de picardía, volviendo a conectar sus labios sin dejar de jugar con sus pechos. Entre besos y pequeños jadeos, Regina comenzó a incorporarse con la intención de caminar hacia las escaleras, pero Reese se lo impidió. Rápidamente, alejó las manos de sus senos para volver a colocarlas en su cintura, sentándola en su regazo a horcajadas de un tirón. Confundida, Regina detuvo los besos para esperar una explicación. —Así no —respondió simplemente.
—¿Entonces cómo...? ¡Ay! —exclamó Regina riendo. En un segundo, Reese deslizó sus manos por debajo de sus piernas y se levantó del sofá con Regina aferrada a él. Para no caer, rodeo su cuello con los brazos y su cadera con las piernas mientras él subía las escaleras casi trotando.
En menos de un minuto llegaron a la habitación. Cerrando la puerta con el pie, Reese se arrojó sobre la cama con Regina riendo debajo de él. —¿Te parece divertido? —dijo Reese con una sonrisa burlona, quitando las manos de sus muslos para sostenerse sobre ella con los antebrazos apoyados a sus lados.
—Muy divertido —respondió Regina riendo antes de volver a dejar besitos cortos en sus labios. Colocando las manos detrás de su nuca para profundizar el beso, hizo caer su peso por completo sobre ella.
—A mí me parece divertido que no te hayas puesto sujetador —dijo Reese entre besos, aprovechando que ya no necesitaba sostenerse con sus brazos para volver a deslizar sus manos por debajo de su remera. —Aunque no puedo quitártelo si no lo llevas puesto...
—Oh, lo siento. ¿Quieres que me ponga uno? —preguntó Regina con diversión. —Porque están en ese cajón, podría... —dijo señalando hacia el armario, pero Reese la interrumpió.
—¡No! —exclamó Reese rápidamente antes de volver a unir sus labios, haciéndola reír en medio del beso. —Así estás perfecta... —agregó con una sonrisa traviesa mientras se alejaba unos centímetros para empezar a levantar su remera lentamente. Con una pequeña sonrisa, Regina permitió que quite la camiseta por completo mientras jugaba con el cinturón del pantalón de Reese.
Una vez que arrojó la remera de Regina en alguna parte de la habitación, Reese observó fascinado sus propias manos caer con delicadeza sobre los pechos desnudos de su novia. Riendo por su expresión de embobado, Regina bajó los besos hacia su cuello, viendo de reojo la sonrisa de disfrute de Reese. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que él puso el rostro a la altura de su pecho izquierdo para poder dejar pequeños besitos sobre él a la vez que continuaba masajeando el otro con la mano. Luego de unos minutos, lo introdujo por completo en su boca. Regina contuvo la respiración por unos segundos sorprendida antes de las manos al cabello de Reese. 
—Reese... —murmuró Regina, aunque sonó más bien como un jadeo al sentir la lengua de Reese hacer círculos sobre su pezón. Con una media sonrisa, Reese levantó la vista hacia ella mientras continuaba con su tarea, disfrutando hacerla retorcerse debajo de él. —Reese... —repitió tratando de calmar su respiración y deslizando sus manos a sus mejillas para apartar su boca de su pecho. A pesar de que lo estaba disfrutando, quería que le prestara atención antes de seguir. Suponiendo que tenía otra idea en mente, él se dejó guiar hasta que volvió a enfrentar sus rostros. —Trajiste protección, ¿Verdad? —preguntó Regina entre pequeños besos, mucho más cuerda al no tener la lengua de su novio sobre su pecho. 
—¿De qué hablas? —preguntó Reese sin dejar de besarla, manteniendo sus ojos cerrados con una sonrisa placentera sin dientes. 
—Ya sabes... un condón —respondió Regina rompiendo los besos y alejándose unos centímetros para verlo mejor. Como respuesta, Reese juntó sus cejas confundido. —¿Esa cosa que tienes que ponerte para no dejarme embarazada? —explicó, aunque sonó como una pregunta al ver que ni siquiera sabía qué era. 
—Ah, sí, claro. Sé lo que es —respondió Reese asintiendo con la cabeza, cosa que era claramente una mentira. 
—¿Entonces tienes uno? —preguntó Regina. Sabía que estaba mintiendo, pero a la vez se aferraba a la posibilidad de que en verdad tuviera uno para continuar. Al ver que Reese le dedicaba una sonrisa de disculpa, Regina suspiró frustrada. 
—Relájate —dijo Reese sin darle importancia, volviendo a unir sus labios en pequeños besos para poder seguir hablando. —Podemos arriesgarnos —agregó, comenzando a bajar sus besos para volver a poner su atención en sus pechos.
—¿Arriesgarnos? —repitió Regina pestañeando varias veces mientras él continuaba con su camino de besos hacia sus senos. 
—Ajá... —murmuró Reese llegando por fin a su pecho derecho para dejar pequeño besitos en él, repitiendo su accionar previo con el izquierdo. Antes de que pudiera meterlo en su boca, Regina salió de su estupefacción y lo alejó de un tirón, empujándolo a un lado de la cama para dejara de estar sobre ella. —¡Oye! ¿Cuál es el problema? Te gustó cuando lo hice en el otro—se quejó mirándola con el ceño fruncido. 
—¿Arriesgarnos? ¡¿Arriesgarnos?! —repitió Regina indignada levantándose de su cama. Una vez de pie, comenzó a buscar su remera por el suelo mientras cubría sus senos con un brazo. —¡Ni loca me arriesgo a tener un bebé! ¡¿Estás demente?! —exclamó encontrando por fin la remera y volviendo a ponérsela.
—Pero nos estábamos divirtiendo —replicó Reese con tono de queja.
—Y nos seguiremos divirtiendo cuando consigas protección —respondió Regina tomando su mano y tirando de él para obligarlo a levantarse, ignorando sus quejas.
—Estás enojada, no vas a querer cuando vuelva —protestó Reese mientras era arrastrado por su novia fuera de la habitación.
—No estoy enojada, solo... ¡¿Arriesgarnos?! —repitió, aún sin poder creer que haya dicho eso. 
—Eso solo prueba mi punto —dijo Reese bajando las escaleras detrás de ella. 
—No porque mientras tú vas a una farmacia yo... —comenzó a hablar una vez que llegaron al final de las escaleras, pero se detuvo por unos segundos a pensar cómo seguiría la frase. —...voy a darme una ducha para relajarme —concluyó finalmente. 
—Está bien... —respondió Reese haciendo una mueca. —Compraré condones —concluyó. 
—Genial —dijo Regina dejando un beso en su mejilla antes de abrir la puerta, pero Reese no tuvo tiempo de salir de la casa. 
—¡Ah! ¡Hola! Estábamos por tocar el timbre —exclamó Mitchell, el tío de Regina, terminando de cerrar la puerta de su auto mientras su esposo sacaba a Lily del asiento trasero. 
Olvidando lo que acababa de ocurrir, Reese y Regina compartieron miradas de preocupación. Una de las cosas que dejó bien en claro Caroline cuando abandonó la casa esa mañana era que Reese no podía entrar. Aunque no era su madre, los habían descubierto. 
—Hola... —dijo Regina volviendo su vista hacia sus tíos, tratando de mantener la calma con una sonrisa forzada. Entre tanto, Mitch y Cam se acercaron a ellos con Lily en brazos.  
—Phineas nos dijo que Alec y tú estarían solos durante su operación. Así que pensamos que necesitarían compañía, pero veo que ya la consiguieron —comentó Cameron lanzándole una mirada cómplice a los adolescentes, por lo que Regina se ruborizó y Reese sonrió con incomodidad. 
—¿Entonces van a quedarse? —preguntó Regina para cambiar casualmente el tema, aunque le interesaba mucho que se fueran. 
—¡Ay, no! Lily es la compañía —respondió Mitch antes de volver al auto para sacar un bolso con algunas pertenencias de la bebé. Desde la entrada, Reese y Regina lo miraron con impotencia.  
—No tenemos mucho tiempo, pero estará con ustedes por un par de horas —dijo Cam entregándole a la bebé a Regina. 
—P-pero no podemos cuidar a Lily —respondió Regina con nerviosismo, aunque sostenía a su prima en brazos, observando a su tío Mitch dejar un bolso de bebé junto a ella.
—Sí, estamos haciendo tarea —concordó Reese tratando de sonar convincente, utilizando la misma excusa que le había dado a su padre.  
—Sí, claro. Díselo a tu cabello despeinado y a sus pezones erectos —respondió Cam con una sonrisa que indicaba que no iban a engañarlo, haciendo que el rostro de Regina enrojeciera aún más y que Reese hiciera una mueca de fastidio. 
—Cam, deja de molestarlos y vámonos, se hace tarde —dijo Mitchell haciéndole señas para que volviera al auto con él. 
—Tienes razón vámonos. Recuerda que debe tomar una siesta en una hora, pero no más de media hora o no dormirá en la noche —advirtió Cam a Regina antes de seguir a su esposo hacia el auto. 
—¡Y no le diremos a Caro que Reese estaba aquí! —agregó Mitchell abriendo la puerta del auto. 
Resignados, Reese y Regina se despidieron de ellos desde la entrada, observando el auto alejarse. Cuando ya no pudieron ver el auto, Regina entró en la casa con la bebé en sus brazos mientras Reese cerraba la puerta detrás de ella. 
—Genial, tenemos el bebé sin la diversión —dijo Reese con fastidio, observando a Lily jugar con el cabello de Regina. 
—¿Ves por qué no hay que arriesgarse? —respondió Regina igual de fastidiada que él, entregándole a la bebé mientras él hacía una mueca. —Voy a ponerme un sostén, dile a Alec que ya puede entrar. 
•••
—Creo que Reese y yo tenemos una maldición de celibato o algo así —dijo Regina con hartazgo, tapándose el rostro con las manos.
El lunes durante el almuerzo, se encontraba sentada en la mesa que siempre ocupaba con sus amigas quejándose de su mala suerte. Habían pasado días desde que había comenzado a tratar de tener más intimidad con Reese, pero aún no habían conseguido avanzar más allá de segunda base.
—No seas exagerada, no puede ser tan malo —dijo Danny riendo, logrando que Regina quite las manos de su rostro para mirarla.
—La última vez que lo intentamos terminamos cuidando un bebé. ¡Un bebé! —repitió como si hubiera un mensaje encriptado en ese suceso.
—Uy, sí. El universo te está diciendo que no lo hagas o quedarás embarazada —se burló Maddie en broma, pero Regina pareció tomarlo en serio.
—¿Tú crees? —preguntó con tono de preocupación.
—Reg, si tienes miedo no es necesario que lo hagas —dijo Lorelai riendo.
—No, no, no. Sí que quiero hacerlo —dijo Regina muy segura de lo que decía. —Tengo muchas ganas de hacerlo, en realidad —admitió jugando con sus manos algo avergonzada. —El sábado Reese estuvo tan bien que... me dejó... —dejó la frase a medias demasiado avergonzada como para continuar.
—¿Mojada y con ganas de más? —supuso Danny con diversión.
—Sí —confirmó Regina volviendo a cubrirse el rostro con las manos mientras sus amigas se reían de ella.
—Ya encontrarán un lugar en donde hacerlo —dijo Talía para tranquilizarla, pero no surtió efecto.
—Es imposible... —murmuró Regina quitando sus manos de su rostro, acababa de sonar el timbre que indicaba el inicio de la siguiente clase. —Mi papá estará en casa toda la semana por la operación y su casa siempre está llena de gente. Perdimos nuestra oportunidad el sábado —explicó mientras las siete se levantaban y comenzaban a caminar hacia el aula.
—Entonces háganlo en la escuela —sugirió Carly.
—¿En la escuela? —repitió Regina arrugando la nariz. A unos metros de ellas pudo ver a Reese caminar de frente directamente hacia ellas.
—¡Sí! Bueno, no en un lugar en qué puedan verlos. Tal vez el armario de limpieza... —se explicó mejor Carly.
—¡Uh! Pueden escabullirse de una clase, es excitante —agregó Melody con emoción mientras se acercaban más a la puerta del aula.
Regina no respondió durante unos segundos, estaba demasiado distraída observando a Reese acercarse a ella. Se veía tan lindo y lo necesitaba tanto que sentía su estómago estrujarse. Cuando llegaron por fin frente al aula, la cantidad de gente que se acumuló provocó que Reese y Regina cruzaran por la puerta uno al lado del otro. Al rozar su brazo con el suyo Regina sintió que se le erizaba la piel.
—No lo sé... —respondió finalmente a sus amigas.
•••
Reese y Regina no llegaron al final de la clase. Luego de una hora de pequeños coqueteos desde sus asientos, él le había susurrado que buscara una excusa para salir del salón antes de levantarse y, luego de pedir permiso a la profesora, salir él mismo del aula. Diez minutos más tarde, Regina siguió sus pasos. 
No tardó mucho en encontrar a Reese. Aún desde la puerta del aula pudo verlo esperándola al final del pasillo, recostado en la pared sonriéndole desde la distancia. Comprobando que no había nadie que pudiera verlos, Regina caminó hacia él a paso rápido. Al llegar, descubrió que no era casualidad que la esperara al final del pasillo. Reese estaba recostado justo junto a la puerta del cuarto de limpieza. 
Sin perder el tiempo, Reese se abalanzó sobre sus labios apenas la tuvo enfrente, haciéndola chocar contra la pared. Mientras él sostenía sus mejillas con las manos para inclinar su rostro unos centímetros hacia arriba y así profundizar el beso, Regina tanteó la pared detrás de su espalda en busca de la manija de la puerta. Cuando la encontró, la abrió rápidamente y caminó de espaldas con Reese aún sobre sus labios. Dejando un último beso, Reese se separó para girarse a cerrar la puerta. 
—Mira... —dijo Reese luego de cerrar la puerta con una sonrisa triunfante, sacando del bolsillo de su pantalón una tira de preservativos para enseñársela. Regina observó la tira de preservativos conteniendo una pequeña risa, había al menos cinco allí. 
—Creo que solo necesitaremos uno —dijo Regina con diversión, tomando la tira de su mano para desprender uno. 
—Eso ya lo veremos, nunca se sabe —respondió Reese encogiéndose de hombros con picardía, haciéndola reír, a la vez que dejaba la tira sobre la estantería que se encontraba detrás de su novia. 
Siguiendo sus movimientos con los ojos, Regina no pudo contenerse más. Dando un pequeño saltito, volvió a unir sus labios en un beso desesperado mientras se sostenía de sus hombros para mantenerse a su altura. Rápidamente Reese llevó las manos a sus muslos, levantándolos levemente para que rodeara su cadera con sus piernas, cosa que Regina hizo al instante. Entre besos, Reese dio un par de pasos hacia delante, haciéndola chocar contra la estantería llena de artículos de limpieza para sentarla en el borde de uno de los estantes. Al hacerlo, la estantería de metal se movió tanto que hizo un gran estruendo. Rompieron el beso del susto, pero al instante comenzaron a reír. 
—Tenemos que ser silenciosos —susurró Regina tratando de mantener su risa en un tono bajo. 
—Lo sé, lo siento —respondió Reese entre risas en otro susurro. 
Cuando ambos se calmaron, Reese volvió a besarla suavemente, pero de a poco comenzó a volverse más intenso. Abandonando sus muslos al ver que podía sostenerse por su cuenta, deslizó las manos por debajo de su blusa para jugar con las tiras de su sujetador, moviendo nuevamente la estantería por accidente, pero esta vez no le dio importancia. Entre tanto, Regina rompió el beso para mirar hacia arriba, se había percatado de que una caja se balanceaba peligrosamente sobre sus cabezas con el movimiento de la estantería metálica. Por su parte, Reese ni siquiera lo notó, estaba demasiado ocupado llevando los besos a su cuello y buscando el broche de su sujetador. Normalmente eso le hubiera causado cosquillas, pero estaba tan distraída con el ruido de la estantería y el movimiento de la caja sobre ellos que apenas sintió un cosquilleo. 
—¿Me ayudas? No encuentro el broche —susurró Reese, despegando los labios de su cuello para volver a dejar pequeños besitos sobre sus labios. 
—¿Ah? —preguntó Regina confundida, bajando la vista para prestarle atención. Había estado demasiado inmersa en los ruidos que podrían hacer que los descubrieran. 
—El broche del sujetador —repitió Reese entre besos. 
—Ah, sí —respondió ladeando un poco la cabeza. Al oír su tono de voz, Reese detuvo sus besos. La conocía lo suficientemente bien como para saber que algo no iba bien. —Es que este es distinto, no está ahí —explicó colocando sus manos encima de las de él detrás de su espalda para guiarlas hacia el espacio entre sus senos, dejándolas justo encima del broche. 
—¿Qué pasa? —preguntó Reese un poco preocupado, quitan las manos de debajo de su blusa para colocarlas en su cintura. Imitando el gesto, Regina volvió a dejar las suyas sobre sus hombros.
—Nada, solo me distrae un poco el ruido. Siento que nos van a encontrar aquí y... —explicó apenada, pero dejó la frase en el aire. 
—...y no quieres hacerlo aquí —concluyó Reese. 
—No... lo siento —respondió Regina abrazándolo por el cuello apenada. 
—No tienes que disculparte —respondió Reese dando unos pasos hacia atrás dentro de lo que podía en ese pequeño cuarto, permitiendo que Regina vuelva a colocar los pies en el piso. —Quiero que te sientas cómoda y que ambos lo disfrutemos —agregó, haciéndola sonreír enternecida y abrazarlo con más fuerza. En respuesta, Reese la abrazó por la cintura y dejó un beso en su frente antes de que Regina apoyara su cabeza en su hombro. Se mantuvieron en esa posición por varios minutos hasta que Regina rompió el silencio. 
—Aunque admito que hubiera sido un poco romántico que nuestra primera vez fuera aquí —dijo Regina con una pequeña risa. Sin comprender a qué se refería, Reese la miró extrañado. 
—¿Romántico? —repitió alzando las cejas. 
—Sí... bueno... aquí fue donde nos escondimos del prefecto el año pasado, ¿Recuerdas? El día que me prestaste tu remera —explicó Regina, separándose de su hombro para mirarlo a los ojos. 
—Es verdad —confirmó Reese dejando ver una sonrisa al recordarlo. —Estabas llorando —agregó deslizando un mechón de su cabello por detrás de su oreja. 
—Sí, estaba llorando —recordó Regina con leve sonrisa. —Y tú fuiste muy dulce conmigo ese día... 
—Ah, por eso sería romántico —comprendió Reese, acercándola más hacia él. 
—Bueno, mas bien porque... creo que ese fue el momento en el que empecé a enamorarme de ti —explicó Regina sintiendo una timidez repentina, por lo que bajó la vista mordiéndose el labio inferior al terminar de hablar. Al volver a mirarlo a los ojos, se encontró con la gran sonrisa de alegría de Reese justo antes de que volviera a inclinarse para besarla con ternura, quitándole la timidez por completo. 
•••
—Sí, mamá. Mi cama ya está donde da el sol y la cama de Reese está en el armario como querías —dijo Dewey entrando en su habitación con el teléfono en su oreja, mirando con una sonrisa sin dientes a Reese empujando su cama en el armario.
—¡Esto es ridículo! —exclamó Regina con hartazgo, parada detrás de Reese con los brazos cruzados. —Los padres de Talía llegarán en una hora y ya no podrá prestarnos su casa para... —comenzó a quejarse, pero se detuvo con nerviosismo al recordar que Dewey seguía ahí. —...hacer la tarea —agregó, maldiciéndose mentalmente por usar la misma excusa tonta de Reese.
—¡Voy tan rápido como puedo! —respondió Reese terminando de poner la cama en el armario y pasando junto a ella para agacharse a mover la cama grande.
—Lo está haciendo muy bien mamá, deberías dejarlo descansar —dijo Dewey al teléfono, sentándose en la cama grande mientras Reese la movía hacia la ventana.
—Gracias, Dewey. Eres un buen hermano —dijo Reese con una sonrisa. A su lado, Regina miró al niño con el ceño fruncido.
—Dijo que no —respondió Dewey.
—Amor, ¿No te parece un poco extraño que tu mamá solo llama para que arregles la bici de Dewey, que cambies los muebles de lugar de Dewey...? —trató de hacerlo razonar por cuarta vez en el día para que se diera cuenta por sí mismo de lo que ocurría, pero Reese solo la miró confundido desde el suelo.
—¿Qué insinúas? —preguntó Reese pasando la vista entre Dewey y ella.
—No lo sé, ¿Tú qué crees? —replicó Regina mirándolo como si fuera obvio.
—Oye, si quieres habla tú con ella —intervino Dewey al ver que estaba a punto de lograr hacer que Reese lo descubra, tendiéndole el teléfono.
—¡Ah! ¿Vas a desafiarme, duende maligno? —exclamó Regina indignada, colocando sus manos en su cintura. —Por supuesto que hablaré con ella —dijo con una sonrisa desafiante, por lo que Dewey abrió mucho los ojos. Sabía que estaba tirando demasiado de la paciencia de Regina para mantener su defensa contra Reese. De mala gana, dejó que Regina le quitara el teléfono de las manos. —Hola, señora Wilkerson —dijo Regina mirando fijamente a Dewey, mientras Reese escuchaba con preocupado detrás de ella. Por supuesto, no era Lois, solo era la contestadora. —Reese prometió que saldría conmigo esta tarde... Sí, ¡Gracias! —exclamó fingiendo que Lois le permitía llevarse a Reese, quien alzó los puños a modo de festejo a la vez que Dewey apretaba los labios. —Ah, ¿Quiere que Dewey regrese la cama de Reese a su lugar? Sí, le diré. Adiós —agregó Regina antes de colgar el teléfono y devolvérselo, por lo que el niño la miró con los ojos entrecerrados. 
—¡Genial! —exclamó Reese, caminando hacia ella para tomar su mano. —No olvides poner las sábanas —advirtió a Dewey con tono amenazante antes de tirar de la mano de su novia para salir de la casa. 
 •••
Zafarse del engaño de Dewey no sirvió de mucho. Ni siquiera llegaron a entrar en casa de Talía, desde la ventana pudieron ver a sus padres mirando la televisión en el sofá.
Cinco horas más tarde, Regina leía en su habitación cuando oyó el sonido ya familiar de unos pequeños golpes en su ventana. Rápidamente dejó el libro a un lado de su cama y corrió a abrir la ventana, permitiendo que Reese entre en su habitación. 
—Pudiste habérmelo dicho —dijo Reese apenas entró, parándose detrás de ella con el ceño fruncido mientras Regina cerraba la ventana. 
—Ya sabes que Dewey mentía sobre las llamadas de tu mamá —supuso Regina volteando a verlo. A modo de respuesta, Reese emitió un pequeño gruñido. —Lo siento, pero le lanzaste piedras con una resortera y era la única forma de la que podía defenderse. Aunque se haya aprovechado de eso —dijo un poco apenada, pero a la vez convencida de lo que decía. 
Sin poder pasar mucho tiempo enojado con ella, Reese asintió haciendo una mueca mientras pasaba sus manos por su cintura. Al instante, Regina correspondió el abrazo pasando sus brazos por detrás de su cuello, pegándose a su cuerpo. 
—Lo siento —repitió Regina, abrazándolo con fuerza y apoyando la mejilla en su hombro. 
—Está bien, me lo merecía —admitió Reese reforzando el agarre en su cintura y ladeando la cabeza para apoyarla sobre la suya. —Y ya me encargué de él —agregó con una media sonrisa. 
—No quiero saber que hiciste, pero también se lo merecía —dijo Regina apretando los labios. 
—¡Por supuesto! Intentó cortarme el cabello —comenzó Reese volviendo a fruncir el ceño. Al oírlo, Regina levantó la cabeza para verlo con los ojos muy abiertos. 
—Nooo —dijo juntando las cejas y ladeando la cabeza mientras llevaba las manos al cabello de Reese para acariciarlo. Entre tanto, él cerró los ojos con una sonrisa sin dientes, disfrutando las caricias. —Me encanta tu cabello de puercoespín —agregó jugando con su cabello, haciendo que Reese abriera los ojos para lanzarle una mirada de fastidio. 
—Vas a pagar por eso —dijo Reese con una sonrisa traviesa, empujándola suavemente hacia la cama hasta hacerla caer debajo de él. Tomándola desprevenida, comenzó a besar su cuello a sabiendas de que la haría reír a carcajadas por las cosquillas que le daba. 
—Lo siento, pero no puedo hacerlo por ahora—dijo Regina entre risas, tratando de alejarlo de su cuello. 
—¿Cómo que no puedes? —preguntó Reese con tono de queja, permitiéndole apartarlo de su cuello para poder mirarla a los ojos. —Son las dos de la madrugada, nadie nos molestará y estamos en un lugar cómodo...  
—No es eso... —lo interrumpió Regina, mirándolo apenada con una sonrisa de disculpa. —Estoy menstruando, no podremos intentarlo por una semana —explicó haciendo una mueca con los labios. Apenas la oyó, Reese dejó caer la cabeza sobre su pecho casi como si se hubiera desmayado. Al instante, Regina colocó una mano en su cabello para acariciarlo, tampoco estaba muy feliz con eso. 
—Voy a matar a Dewey... —murmuró Reese entre dientes.
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a--z--u--l · 1 year
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Dejar ir, desprenderse de la ingenuidad y la rabia, cerrar capítulos, pasar pagina y alcanzar esa paz y tranquilidad consigo mismo que parecía tan lejana.
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actnod · 5 months
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𝐂𝐈𝐄𝐑𝐑𝐄 𝐃𝐄 𝐀𝐂𝐓𝐈𝐕𝐈𝐃𝐀𝐃 ;
En el silencio roto por susurros de dolor y anhelos, hay pocas cosas que atraen la atención tanto como distinguidos sobres color carmín de aquellos que con  lazos a la camarilla se permiten gozar. Las miradas envidiosas no se hacen esperar a los  agraciados dueños del preciado líquido escarlata, mientras que otros se aventuraban en los alrededores en busca de cualquier fuente de vitae que pudiera aliviar su desesperación. Los días pasan y las penas quedan — pero sólo algunos pueden darse el lujo de definirse como aburridos. En medio de vidas y tonalidades apagadas, es inevitable que la dueña de cabellos rosáceos no pase por alto. Tal vez la recuerdes en su momento más desgarrador, al salir de la celebración del cumpleaños de Kiyoshi, en la incansable búsqueda de ese ser querido del que el eco del olvido se ha apoderado. La figura de Naoki ha caído en el olvido para muchos, pero en medio de la masa, es imposible ignorar a este personaje tan llamativo, resurgiendo con él todo lo que el tiempo ha desdibujado. O quizás la cruzaste entre los altos jerarcas de la Camarilla durante aquella larga noche en el Elíseo. ¿Cuál es su relación con todos aquellos secretos que se ocultan en la noche? En verdad, lo desconoces por completo, pero hay algo que, sin duda, despierta tu curiosidad: ¿cuál es el propósito de esos sobres que entrega a individuos tan diferentes entre sí? ¿Qué conspiración se gesta tan evidente ante tus ojos? ¿Algún día dejarán de llover sorpresas en la fatídica ciudad de Tokyo? Que se acerque a personas como Satomi, Darcy, Dana o hasta Mercury es esperable, pero lo que sorprende es cuando se acerca de manera solemne a Sai, Constantine, Saeng, Esra, Hyun, Ryota o Nain. La sonrisa melancólica apenas esboza un indicio de que algo no está bien, pero ante ti se extiende una carta que busca entregarte su mensaje de la manera más discreta posible. Con un suspiro que atraviesa las sombras, se sumergen en la lectura y en la incertidumbre que el destino ha tejido, con la certeza de que algo ha cambiado y que, entre las sombras, se revela un nuevo capítulo. Quieres respuestas en ese instante pero cuando orbes buscan con ceño fruncido a la vástago con cabellera rosácea, ella no está a tu lado y te ha dejado más dudas que respuestas.  Las heridas van sanando conforme los días y noches pasan, no hay sucesos más extraordinarios que el ver a esos luchando contra bestia que rasguña amenazante con salir, no se dan cuenta cuando nuevamente han regresado a lo que ustedes, vástagos, llaman cotidianidad. Tal vez en noche aislada recuerdes la curiosa situación con la que te encontraste y curiosidad te orille a preguntarte: ¿qué había dentro de aquellos sobres? Por el contrario, si eres ignorante de los sucesos llevados detrás de la oscura manta que esa noche cubrió la ciudad te has concentrado en recuperar parte de energía perdida en fatídica desventura. ¿Y tú, cainita? Tú, quien ha recibido tan exclusivo sobre carmín, ¿ya has descubierto a dónde te llevan esos números escritos en fina letra?
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂. 
⦾ Los sucesos narrados han sido vivenciados por los personajes de primera mano y quedará en cada personaje qué pudieron ver entre la cantidad de vástagos, su ubicación, o hasta qué momento del evento han sido testigos.
⦾ Los personajes a los que Yeonji, la amiga de Naoki, se ha acercado recibirán un mensaje en sus buzones en el transcurso de la tarde. Para el resto de les personajes, queda a decisión de los usuaries si deciden que han visto esta situación o no — en especial aquellos con quienes compartieron habitación.  
⦾ El tiempo límite para cerrar toda interacción correspondiente a la actividad actual será hasta la publicación de la siguiente, a las 16 HRS GMT-6.
⦾ Cualquier consulta, les recordamos que estamos a su disposición y a tan solo un mensaje de distancia. ¡Nos seguimos leyendo!
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Después de tantas tormentas cargadas de lágrimas y maldiciones, finalmente hoy puedo sentir la calma y ver la hermosa luz del día.
Euphoria.
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46snowfox · 4 months
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Kino Chaos Lineage Capítulo 4
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[Capítulo 3]
Monólogo:
“El día siguiente tras explorar la mansión de Carla-san.
Reiji-san reunió a todos en el living y empezó a hablar en base a la información que Kino-kun le otorgó.”
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Lugar: Mansión Scarlet, living comedor.
Reiji: Según la información de Kino, Carla y sus hermanos nos atacarán mañana.
Reiji: Y si ese es el caso, entonces debemos tomar la iniciativa y efectuar un ataque sorpresa durante esta noche. Primero les explicaré el plan general—
Yui: (Explica su plan sin interrupciones… Puedo escuchar como menciona palabras tan tétricas como “derrotar” o “aniquilar”.)
Yui: (La batalla para ser el rey supremo… Si esto sigue así los hermanos acabarán matándose entre ellos.)
Yui: (Pero yo no puedo detenerlos.)
Monólogo:
“Le imploré a Reiji-san que pusiera fin a esta batalla, pero inmediatamente le bajó el perfil a mi plegaria.
Pasó lo mismo con Shu-san y Yuma-kun. Ninguno de ellos quiso escucharme.
Para convertirme en el rey supremo he de aniquilar a cualquiera que me estorbe— ninguno de ellos puede escapar de esas memorias implantadas.
La única persona en la que puedo confiar— es Kino-kun.”
Reiji: Eso es todo, asegúrense de cumplir sus respectivos roles al pie de la letra.
Yuma: Sí, confía en mí.
Shu: Aah… que pereza…
Reiji: Tan desmotivado como siempre. ¿Acaso es imposible preocuparte?
Shu: Déjame en paz. Aún queda tiempo antes de partir. Hasta entonces estaré en mi habitación.
Reiji: …Que retorcido es.
Yuma: Esto no es propio de ti, relájate un poco. Descansemos en nuestras habitaciones para ahorrar energía.
Reiji: Sí… lidiar con ese bueno para nada solo sería gastar energías en vano.
Yui: (Reiji-san… parece ansioso.)
Kino: Nosotros también regresemos. Oh cierto, hay kompeito así que me lo llevaré como bocadillo.
Yui: Ah… Sí, es buena idea.
Lugar: Mansión Scarlet, habitación de Kino
Yui: Oye Kino-kun. Si nos dirigimos a la mansión Violet el conflicto terminará siendo inevitable.
Kino: Sí… es verdad.
Yui: ¿Crees que podamos detener a Reiji-san y los demás antes de que eso ocurra?
Kino: No sé.
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Yui: Ehm… Kino-kun, lamento interrumpirte mientras comes tu bocadillo, pero estamos hablando de algo serio.
Kino: ¿Acaso también quieres kompeito? Si me lo pides puede que te comparta.
Yui: No. Eso no es de lo que quiero hablar ahora—
Yui: ¡¿Nnn?!
Yui: (¡Me… me acaba de meter algo a la boca! ¿…Es kompeito?)
Kino: Es una de nuestras preciadas reservas de comida, así que asegúrate de disfrutarla. Mira, voy a ayudarte.
Yui: (¡¿Está sujetando mi boca…?! Me cuesta… respirar.)
Yui: ¡—!  ¡Nn…!
Kino: Estás llorando. ¿Tanto te duele? ¿Quieres que te suelte?
Yui: ¡Nn! ¡Nn!
Kino: Que remedio. Parece que te lo comiste, así que te soltaré.
Yui: Aah… ah, ah…
Kino: ¡Jaja! ¡Tu rostro es una obra maestra! Ahora agradece la comida.
Yui: No… aah… ¡No voy a decir eso…!
Kino: Je, y eso que te di algo, que grosera eres. Parece que los Sakamaki no te adiestraron bien.
Yui: No… ¡Suelta mi cara…!
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Kino: …Oye, ¿por qué te preocupas tanto por el resto?
Yui: ¿Eh? Pues—
Yui Porque son hermanos y no quiero que peleen entre ellos…
Kino: Esa es tu ideología, ¿no? ¿No te has parado a pensar que ellos no piensan igual?
Kino: Puede que incluso si recuperan sus recuerdos estén dispuestos a matarse entre ellos con tal de demostrar que son mejores que el resto.
Yui: ¡Jamás harían eso!
Yui: No sé cómo se habrían comportado en el pasado…
Yui: Pero los Sakamaki actualmente han empezado a cerrar la brecha que existía entre ellos.
Kino: Hmm.
Yui: Además, los Mukami siempre han sido muy unidos— Lo notaste cuando fuimos a la mansión Violet, ¿no?
Yui: Incluso con los recuerdos alterados, Kou-kun y Azusa-kun se llevan de maravilla.
Kino: Les hicieron creer que son hermanos de sangre, es normal que actúen así.
Yui: Pero parecía haber cierta confianza entre ellos.
Yui: Incluso si sus recuerdos son alterados, no pueden cambiar ni los sentimientos ni el fuerte vínculo que tienen.
Kino: —Eso no existe.
Yui: …
Yui: (Que expresión tan fría… es la primera vez que le veo así.)
Kino: Un vínculo entre hermanos, ja. ¿Te atreves a hablar de algo así ante un hijo ilegítimo como yo?
Yui: Ah…
Yui: (Es cierto, Kino-kun es el hijo ilegítimo de Karl Heinz-san.)
Yui: (Por algún motivo no fue criado junto a los Sakamaki…)
Kino: Soy hijo de Karl Heinz, pero hasta ahora he vivido solo.
Kino: ¿Y le hablas a alguien como yo sobre vínculos? ¿Intentas burlarte de mí? Aah, que dolido estoy.
Yui: ¡L-lo siento! Tuve muy poco tacto… Pero no lo dije con la intención de hacerte sentir mal.
Kino: No quiero que te disculpes solo con palabras.
*la empuja*
Yui: Agh…
Yui: (¡Me arrojó al suelo…! ¿Acaso va a succionar mi sangre…?)
Kino: No voy a beber tu sangre. Quiero castigarte de otra forma.
Kino: Oh… ya sé. Oye, ¿tanto deseas detener la batalla?
Yui: ¿Eh…? Sí… Quiero detenerla.
Kino: Entonces… te daré un dato interesante.
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Lugar: Mansión Scarlet, pasillo
Yui: Shu-san. ¿está adentro?
Yui: (No responde…)
Yui: (No parece haber cerrado con seguro. No tengo tiempo para dudar, debo decírselo cuánto antes.)
Yui: (¡Debo darle a Shu-san la información que Kino-kun me entregó…!)
Lugar: Mansión Scarlet, habitación de Shu
Yui: Con permiso…
Shu: …
Yui: (¿Shu-san está dormido…?)
Yui: (Ya casi van a salir a atacar y no se ha preparado para nada.)
Yui: (Aunque bueno… hablamos de Shu-san.)
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Shu: Tienes muchas agallas para entrar sin permiso.
Yui: ¡¿Kyaaa?! ¿E-estabas despierto…?
Shu: Desperté cuando entraste.
Yui: (¡Uh, como perturbé su sueño ahora está de mal humor…!)
Yui: Lo siento… pero se trata de algo importante.
Shu: ¿De qué se trata?
Shu: Como voy a tener que moverme un montón quería aprovechar de dormir hasta el último instante.
Yui: (Debo transmitírselo adecuadamente… Necesito que la estrategia de Kino-kun sea un éxito—)
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*recuerdo*
Kino: Oh… ya sé. Oye, ¿tanto deseas detener la batalla?
Yui: ¿Eh…? Sí… Quiero detenerla.
Kino: Entonces… te daré un dato interesante.
Kino: Es imposible que Reiji te haga caso.
Kino: Por eso necesitamos que alguien más detenga a Reiji. ¿Qué opinas? ¿Se te ocurre alguien?
Shu-san ♙
Yuma-kun ♟
Shu-san:
Yui: De entre nosotros, Shu-san, definitivamente.
Kino: Lo dices con plena confianza. ¿En qué te basas?
Yui: En que son hermanos de sangre.
Yui: Aunque sus recuerdos hayan sido manipulados esa realidad es inalterable.
Kino: …Je, mencionas justo lo que más me molesta.
Yui: Ay, no lo decía con esa intención…
Yuma-kun:
Yui: ¿Qué tal Yuma-kun?
Kino: ¿Por qué él?
Yui: Porque Reiji-san y Shu-san no parecen llevarse muy bien.
Yui: Y puede que Yuma-kun sea capaz de aligerar la tensión que hay entre ellos.
Kino: ¿Vas a depositar tu confianza en Yuma? ¿El mismo Yuma al que le encargaron traernos de vuelta y que al final se fue a inspeccionar la mansión de Ruki?
Yui: …Lo siento. Déjame pensarlo mejor.
Yui: …Aunque tampoco debo pensarlo tanto, solo me queda Shu-san.
Fin de las opciones
Kino: Bueno, entonces solo debes darle a Shu un motivo suficiente para convencer a Reiji.
Kino: Incluso si eso implica darle información falsa. Si lo haces podrás detener el ataque de hoy.
Yui: ¡¿Información falsa?! No podría, si se llega a enterar—
Kino: ¿Provocarías la ira de Shu? Y a saber qué te haría. Un paso en falso y también enfadarás a Reiji.
Yui: ¡…!
Kino: Pero tienes una oportunidad. ¿Qué harás? ¿La utilizarás…?
*Fin del recuerdo*
Yui: (Estoy segura de que esta estrategia… Kino-kun la ha planeado en mayor parte para molestarme, pero es cierto que hay posibilidad de que resulte.)
Yui: (No me gusta mentir, sin embargo— ¡Tengo que hacerlo!
Yui: La verdad es que anoche vi a un murciélago, que probablemente era un familiar, volando alrededor de la mansión…
Yui: Y creo que era un familiar de Ruki-kun…
Shu: ¿De Ruki…?
Yui: Sí. Es probable que estén vigilando nuestros movimientos.
Shu: …
Shu: ¿Cómo sabes que es un familiar de Ruki?
Yui: Ehm… pues…
Yui: (Esto es malo… Va a descubrir que es mentira. ¡Tengo que pensar en algo…!)
Yui: Los vi cuando fui a hacer reconocimiento con Kino-kun. Lo sabe, ¿no? Que los familiares también tienen características individuales.
Yui: ¡Y ese era uno de los murciélagos que estaba con Ruki-kun! No tengo dudas.
Shu: Hmm…
Yui: (Shu-san me está mirando fijamente. ¿Acaso me descubrió…?)
Shu: Si lo que dices es verdad y Ruki nos está espiando.
Shu: Entonces sería peligroso reducir la seguridad de la mansión ahora. Eso intentas decir, ¿no?
Yui: ¡…! ¡Sí, eso mismo!
Yui: Por eso hay que avisarle también a Reiji-san.
Yui: (¡Así podremos cancelar la salida de esta noche…!)
Shu: En tal caso deberías decírselo directamente a Reiji.
Yui: (¡¿Qué?! ¡Es porque yo no puedo que se lo estoy pidiendo a Shu-san!)
Shu: Si ya acabaste, entonces vete. Voy a dormir un rato más.
Yui: (¿A-ahora qué hago? ¡Tengo que… convencerlo…!)
Yui: (Es inútil, no se me ocurre nada…)
Shu: ¿Sigues aquí? Ya lárgate.
Yui: …Pero si atacan la mansión Violet alguien terminará herido.
Shu: ¿Ah?
Yui: ¿Realmente creen que ganarán lanzando un ataque sorpresa?
Yui: Incluso si siguen la estrategia de Reiji-san, ¡nada garantiza que ninguno de ustedes acabe muerto!
Shu: Oye, no grites, es molesto…
Yui: ¡No! ¡¿Por qué necesitan arrojarse a la batalla?!
Yui: (…Es verdad. Reiji-san suele ser cauteloso, él normalmente no haría algo como esto.)
Yui: (Normalmente, al saber que el enemigo atacará el se prepararía para interceptarlo.)
Yui: …Reiji-san no se comporta como de costumbre…
Shu: ¿De qué hablas?
Yui: No importa si está en peligro de ser atacado, Reiji-san normalmente no se apresuraría tanto.
Yui: Además, la información se la dimos Kino-kun y yo. Sé que no debería decir esto, ¿pero y si le hubiéramos dado información errónea?
Shu: …Es cierto que él preferiría esperar a que el enemigo actuara primero, no es propio de él…
Yui: Antes también parecía ansioso. ¿Por qué será…?
Shu: Es probable que esté ansioso por convertirse en el rey supremo.
Shu: Él es quien más desea ese título.
Yui: (Ya veo…  Está tan impaciente que no puede pensar fríamente…)
Shu: …
Yuma: ¡Oye, Shu!
Yui: Ah, es Yuma-kun…
Yuma: ¡Despierta de una vez! Ya es hora.
Shu: Aah… Está bien. Ya voy.
Yui: Ah… ¡Por favor espere, Shu-san…!
Yui: (¿Y ahora qué…? ¿Fallé en persuadirlo…?)
Yui: (Todos se han reunido en el living, parece que han acabado las preparaciones…)
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Kino: Te ves bastante mal. ¿Acaso el plan fracasó?
Yui: Kino-kun… ¿Qué haremos…?
Kino: Llegados a este punto ya no hay nada que hacer. Va a empezar una sangrienta batalla entre hermanos.
Yui: ¡N-no…!
Reiji: Parece que ya todo está listo.
Yum: Sí, ¡todo listo!
Shu: …
Reiji: ¿Qué sucede Shu? Si tienes algo que decir, entonces habla.
Shu: …No vayamos hoy.
Kino: ¡…!
Yui: ¿…Eh…?
Reiji: ¿Qué…? ¿A qué ha venido eso?
Yuma: Eso, eso. ¿Acaso te acobardaste?
Reiji: Explica por qué deberíamos desistir. No pienso aceptar que solo digas que es porque es un fastidio.
Shu: Ruki está vigilando esta mansión.
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Shu: Si nos alejamos es más que seguro que aprovechará la oportunidad para robarnos a Eva.
Reiji: ¿Ruki de los Orange? Imposible…
Shu: Yuma, tú fuiste a la mansión de Ruki anoche, ¿no?
Shu: ¿No viste algún movimiento extraño de su parte?
Yuma: Ah… Ahora que lo dices, había varios tsukaima de Ruki en los alrededores, no pude acercarme mucho.
Reiji: Yuma. ¿Por qué no me informaste de eso ayer?
Yuma: ¿Ah? ¡Pero si tú fuiste el que se enojó conmigo por hacer algo de más!
Reiji: ¡Pues…!
Yui: (Reiji-san por favor. No te apresures… mantén la calma.)
Yui: (¡Solo estás siendo manipulado por los recuerdos que te han implantado…!)
Shu: Nada bueno pasará al apresurarnos. Tu especialidad es tomar decisiones con calma… Reiji.
Reiji: …Ya veo. He entendido vuestros puntos.
Reiji: …En vista de esos movimientos lo mejor será reconsiderar nuestra estrategia.
Yui: ¡…!
Reiji: Tal y como dijo Shu, cancelemos la operación de hoy.
Yui: (…La canceló… De verdad la canceló.)
Yui: (¡Genial! ¡Pude detenerlos!)
Kino: …Je…
Reiji: Sin embargo, hay algo que me gustaría preguntar. ¿Dónde conseguiste esa información?
Shu: …Me pregunto de dónde.
Reiji: …Entendido.
Reiji: No preguntaré por más detalles.  Les avisaré cuando haya trazado un nuevo plan. Pueden retirarse.
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Kino: No imaginé que de verdad lograrías detenerlos. Eres más habilidosa de lo que pareces.
Yui: Aunque la verdad se siente como si los hubiera engañado y no es algo que me alegre…
Yui: Pero lo importante es que los detuve.
Yui: (Si fallaba habría comenzado una sangrienta batalla entre hermanos.)
Yui: (Uuh… De verdad me alegro de haberlos detenido…)
Kino: Ni yo me lo esperé. ¿Cómo lograste que creyeran una historia tan sospechosa?
Yui: Creo… que es porque Shu-san estaba preocupado por Reiji-san.
Kino: ¿Preocupado? ¿Shu?
Yui: Es cierto que Shu-san pareciera tratar a todos como molestias, pero la verdad es que se preocupa mucho. En realidad parece que siempre está pensando en varias cosas.
Yui: Y estoy segura de que si siente que sus hermanos menores correrán el más mínimo riesgo él hará lo que sea para evitarlo.
Yui: Es por eso que quiso detener a Reiji-san, ya que se estaba impacientando.
Kino: Otra vez con el tema de la hermandad.
Yui: Aah…
Yui: ¡Kyaa!
Yui: (Agarró mi brazo… duele. ¿Acaso está enojado…?)
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Kino: Parece que te tomas todo a la ligera, no puedes pensar ni callarte. Ya deberías saber que hablar sobre hermandad me pone de mal humor.
Yui: L-lo siento mucho…
Kino: Parece que necesito adiestrarte en base a dolor para que entiendas.
Kino: Además, te envié a la habitación de Shu para castigarte.
Yui: M-me duele… Suelta mi brazo…
Kino: Oye… Tus muñecas se ven fáciles de pulverizar.
Yui: ¿Q-qué…? ¿Qué planeas…?
Kino: Voy a comprobarlo mordiéndote… ¡…!
Yui: ¡Ah…!
Kino: ¡Ajajajaja! Mira, mis colmillos quedaron marcados en tu muñeca.
Yui: …No da risa…
Kino: Je, así que vas a reclamar. Eres muy buena a la hora de hacerme enojar.
Kino: Aah, la sangre se está desbordando, que desperdicio… Nn…
Yui: Ah… Nn…
Yui: (Ah, me duele mucho en dónde me mordió…)
Yui: (Además, se siente extraño…)
Kino: Tu cara está roja. No me digas que te excita ser castigada.
Yui: ¡…!
Kino: Aah, no puedo creerlo. Mira que emocionarte por esto.
Kino: Ahora ya no es un castigo…
Yui: ¡Duele…!
Yui: (¡¿Ahora en mi cuello…?!)
Kino: Vamos, discúlpate conmigo… Nn.
Yui: Ugh… L-lo siento mucho…
Yui: (Me escuece… Me siento mareada pese a que no está succionando mi sangre…)
Yuo: En serio, detente… lo siento. Me arrepiento de lo que hice.
Kino: Que remedio. Si quieres que te disculpe, entonces ve por kompeito antes de que termine de contar hasta diez.
Yui: ¿Eh…?
Kino: Si no lo haces te morderé durante toda la noche. Diez, nueve…
Yui: ¡Ah…! ¡Espera, espera! ¡Iré de inmediato!
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Kino: Quería jugar porque estaba seguro de que fallaría. Jamás imaginé que haría dudar a Reiji.
Kino: Aunque tampoco está mal. Ahora sé que esa chica puede ser útil. Las cosas se pondrán divertidas.
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*recuerdo*
Reiji: Sin embargo, hay algo que me gustaría preguntar. ¿Dónde conseguiste esa información?
Shu: …Me pregunto de dónde.
Reiji: …Entendido.
*Fin del recuerdo*
Kino: Estoy seguro de que lo que pasó hoy ha hecho que Reiji dude de Shu.
Kino: Vínculos… eh.
Kino: Ahora van a desmoronarse, esos dichosos vínculos entre hermanos…
[Capítulo 5]
[Masterpost]
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anomaly-art · 3 days
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Cult of the Lamb: Paradox
Ya que este post está relacionado con el fic… Qué menos que hacerlo en español ¿no?
Antes que nada… ¡Hola! La verdad es que nunca imaginé que fuera a hacer una publicación de un fic mío. Normalmente los guardo para mí o se los envío a algunos amigos, ¡no pensé que la gente quisiera leerlo! Pero fuisteis varios que me lo comentasteis así que… Decidí hacer un post explicando un poquito de qué va y cómo empecé a escribirlo.
Para empezar, creo que soy más dibujante que escritora. Me gustan muchas disciplinas, pero no me considero maestra de ninguna en concreto ya que muchas las hago por diversión, ¡como la escritura! De hecho, este fic lo comencé hace unos meses después de arrastrar a unos amigos al juego y tras muchas charlas teorizando sobre el lore. Teníamos muchas preguntas y muchos vacíos que resolver y… Al final, no pude aguantar más y me puse a escribir.
Podéis imaginar que me he inventado muchas cosas pues en el juego no se habla de ellas. Procuro investigar mucho y no escribo capítulo sin entrar al juego a comprobar información o con la wiki al lado. Como dije en otra publicación, el relato narra la infancia de Narinder y los obispos, llegando poco a poco al punto en el que empezamos el juego. Aquí tenéis a los pequeños tal y como se ven en el fic.
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(Estoy haciendo fichas de los personajes porque algunos amigos no están del todo metidos en el fandom. A Kallamar lo tenía más avanzado que los demás y como veis, hay un personaje de más del que hablaré más abajo x) )
Seguramente muchos otros le den otra interpretación a ciertas cosas… ¡pero esto lo empecé sólo por diversión! Aunque eso no quiere decir que no me lo tome todo lo serio que puedo. De hecho… Uno de los problemas que se me plantea es cómo compartir el fic. Ya tengo escritos diez capítulos (¡queda poquito para cerrar el primer arco!) y cada uno está maquetado, con una tipografía concreta con la que me gusta jugar dependiendo de la situación. ¡Y algunos también tienen música! Me había planteado compartirlo a través de google drive, ¡aunque se aceptan sugerencias!
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¡Aquí tenéis el diseño de uno de los capis!
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(Ahora mismito, aunque sigo escribiendo, me estoy centrando un poquito más en revisar los diez primeros porque, pese a que los reviso mucho, siempre se me escapa alguna errata… Y además quiero mejorar el diseño de las páginas un poquito)
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Por último, hay un tema que me gustaría compartir y es que, como dije antes, este fic lo comencé por mí y por mis amigos cercanos. Cada uno tenía una historia en mente y, claro, terminamos por añadir algún que otro OC. ¡Aquí los tenéis!
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Para mí, crear un OC de algún fandom concreto supone una forma de alabar el juego o la serie que sea. Son fandoms que me gustan tanto que deseo crear algo que pudiera formar parte de ese universo, aunque sólo se quede en mi cabeza y no sea oficial. Aunque sé que a algunas personas puede que no les guste tanto. Si aun así hay gente interesada, ¡estaré encantada de compartir el fic!
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sinfonia-relativa · 8 months
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Ésto llegó a su fin...
- Te agradezco...
La observó con un poco de irá en su interior, pero con firmeza en sus palabras y sin ninguna ofensa, colocarle punto final a todo este circo para cerrar el ciclo.
X: ¿Por qué me agradeces?
- Básicamente, por mostrarme tú verdadero rostro.
X: ¿Cómo así?
- Sencillamente trato de decirte que no me duele que te vallas, todos pensamos en lo que nos hace bien y si alejarte de mí es una de esas, tengo mi conciencia tranquila porqué reconozco que no soy perfecto, sin embargo, no hice algo de lo cual arrepentirme, pero si cabe resaltar que conmigo no cuentas jamas. Tu ya lo sabias desde el principio.
La chica bajó la mirada, quizás llena de vergüenza, de culpa o ambas, aparentemente reconociendo que yo tenía toda la razón y recordando aquel momento, la escuche con calma y yo me sentía como si ya esperara este capítulo... No habia nada mas que decir.
X: Adiós.
No respondí a aquélla despedida final, simplemente comencé a caminar en dirección a mi siguiente responsabilidad ya qué la vida continuaba y esté capítulo tenía su final esperado, pero yo iba más allá, en mi mente era como quemar un libro para que fuera una historia inexistente aunque hubieran memorias.
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analisword · 2 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
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Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3: https://www.tumblr.com/analisword/742966287515402240/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 4: https://www.tumblr.com/analisword/743085967194390530/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
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Capítulo 5:
Alana no trató de cerrar la puerta silenciosamente cuando regresó a casa a las casi 3 de la mañana, después de firmar los libros de Enzo, se quedaron unas horas más tarde conversando sobre temas banales y bebiendo casi todos los litros de té, para cuando Alana sintió que ya era demasiado tarde, el chico la acompañó hasta su casa en un taxi, cuando se despidieron él la abrazó y le entregó una copia de las llaves de su propio departamento para que Alana fuera a escribir ahí cuando se sintiera lista. 
—¿Se puede saber dónde estabas?—preguntó Sebástian parándose bruscamente del sillón una vez que la vio entrar, Alana lo miró de arriba a abajo, se había afeitado la barba y su mirada se veía más relajada a pesar de la preocupación que su tono de voz emanaba, Alana no pudo evitar preguntarse si ambos se encontraban mejor separados—. Son las tres de la mañana, Alana—le recordó cuando ella sólo procedió a quitarse los zapatos. 
—Por ahí—dijo, no le apetecía contarle a su novio la maravillosa noche que había pasado a lado de Enzo, probablemente la mejor noche que había pasado en meses y la primera vez que se había sentido escuchada en mucho tiempo. 
—Te llamé cientos de veces. 
—Y yo te dije que estaba bien. 
Sebastián suspiró y se restregó la cara con las manos con frustración. 
—La próxima vez que te vayas a desaparecer durante horas, al menos avisa a dónde vas. 
—¿Próxima vez?—cuestionó—. ¿Entonces admites que habrá una próxima vez dónde tenga que irme de la puta casa porque no puedes estar cinco minutos sin gritarme?—irónicamente, Alana gritó. 
—Ya, amor—exclamó Sebastián acercándose a ella, el labio de Alana tembló, hace mucho no le llamaba de esa manera—. No quiero pelear más—tomó su rostro entre sus manos, pero Alana apartó la cara. 
—No estuvo bien la manera en la que me hablaste—dijo—. Acepto tus sentimientos, pero hay manera de expresarlos sin tener que atacarme. 
Sebastián parpadeó pesadamente, mordió el interior de su mejilla pero no dijo nada. 
—Me iré a dormir—anunció Alana dándose la vuelta dispuesta a irse a su habitación. 
—Perdóname—dijo Sebastián a sus espaldas y tomándola de las caderas—. Fui un idiota, no sabía lo que decía—mumuró en su cuello, Alana apretó los ojos, sabía que eso no era cierto, Sebastián había sonado más lúcido que nunca cuando le dijo todas esas cosas hirientes, pero Alana suspiró y se giró hacia él. 
—No volvamos a pelear, ¿vale?—murmuró ella, Sebtián le regaló una sonrisa triste y procedió a besarle los labios, Alana se sintió aliviada, pero no sintió nada más. 
                                                             ˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖ 
—Uy, qué rico—exclamó observando el gran desayuno que había en la mesa mientras Sebastián le servía algo de café. 
Habían pasado varios días desde su pelea y las cosas estaban significativamente mejor, después de unos días considerando la propuesta de Enzo, Alana sintió que estaba lista para escribir de nuevo. 
—Lo sé—dijo él—. Oye, ¿crees que puedas revisar lo que escribí anoche?—preguntó Sebastián casualmente mientras se sentaba a su lado, Alana le dio un profundo trago al café, no había conversado con Sebastián sobre volver a escribir, pero sabía que quería hacerlo, tenía que hacerlo. 
Enzo la estaba impulsando a hacerlo. 
—Ehh—dijo Alana rascándose el cuello—. En realidad estaré ocupada hoy—informó—. Termino de desayunar y me voy. 
Sebastián frunció el ceño al escucharla y Alana sintió que su corazón escapaba de un latido, no quería volver a discutir con él. 
—¿Tienes junta con Maricia?—preguntó confundido, Alana negó con la cabeza. 
—He estado pensando—dijo—. Voy a volver a escribir. 
Su voz salió firme y decidida, Sebastián dejó caer el tenedor sobre la mesa y se tronó los nudillos, Alana tragó saliva en seco. 
—Alana…
—Quiero hacerlo—lo interrumpió—. Necesito hacerlo. 
—¿Por qué haces esto?
—¿Por qué hago qué?
—No te importa lo que te dije el otro día. 
—Sebastián, no me puedes obligar a no hacer lo que me gusta, también es mi trabajo, los gastos de este departamento también corren por mi cuenta—a decir verdad, la mayoría de los gastos eran cubiertos gracias al dinero de Alana. 
—No necesitas trabajar—replicó. 
—¡Pero quiero hacerlo! ¡Quiero escribir!
—Estás ayudándome con mi libro. 
—No soy una editora, no conozco ese género, ni siquiera recibiré crédito. 
—¿Por eso estás haciendo todo esto? ¿Por qué quieres crédito? Pues te lo doy. 
—No quiero tu crédito—replicó—. Quiero crear mis propias cosas, extraño hacerlo. 
—No mencionaste tener una nueva idea. 
—Porque no saldrá nada si no me siento a escribir una jodida palabra, Sebástian—alzó la voz—. Ni siquiera sé si terminaré, no sé si será bueno o si lo que escriba será publicado, lo único que sé es que no puedo seguir encerrada aquí desperdiciando mi vida. 
—No tenía idea que eso es lo que sientes a mi lado, que estás desperdiciando tu vida. 
—Sabes que eso no es a lo que me refiero.
—Pues vale, haz lo que quieras—exclamó él tomando su plato y dirigiéndose hacia la cocina. 
—No estoy cómoda si estás enojado conmigo por hacer lo que más amo en el mundo—gritó Alana caminando tras de él. 
—No estoy enojado, sólo estoy decepcionado, pensé que estábamos completamente comprometidos con mi libro. 
Alana tomó una bocanada de aire, ¿cómo era posible que la persona que más creía conocer en el mundo luciera como un completo extraño en estos momentos?
—Te sigo apoyando, pero también debo hacer lo mío. 
—Entiendo—suspiró—. Tienes razón, no puedo prohibirte de escribir—Alana asintió al escucharlo. 
—Bueno, me voy. 
—¿No vas a escribir acá?
Alana lo miró con obviedad. 
—No me siento cómoda escribiendo aquí…Renté una pequeña oficina por la ciudad, estaré escribiendo ahí—mintió, no tenía intención de contarle a Sebastián que la supuesta oficina en realidad era el departamento de Enzo. 
Su novio tardó un tiempo en asimilar la información hasta que habló. 
—De acuerdo, que te vaya bien. 
Alana apretó los labios y asintió, salió del departamento directo al hogar de Enzo. 
El departamento de Enzo estaba vacío, como era de esperarse. 
El actor le había informado que estaría todo el día filmando y que le había asignado un lugar para escribir a un lado de su habitación, Alana pensó que se sentiría como una intrusa al entrar al departamento por su propia cuenta, pero no lo hizo, se había estado mensajeando un montón con Enzo, la mayoría de las veces el chico la motivaba a que retomara la escritura y cuando ella le informó que finalmente lo haría, él le dijo que arreglaría un espacio de inmediato. 
Era un poco extraña la situación, por un lado, aún le parecía raro asimilar el hecho de que su actor favorito era su nuevo amigo, pero por otro lado, conversar con él se sentía jodidamente familiar.
No podía pensar en alguien mejor para relacionarse en la ciudad y confesarle sus más profundos secretos. 
Alana cerró la puerta a sus espaldas y caminó hacia el estudio que Enzo había preparado para ella. 
Cuando ingresó a la habitación quedó completamente embellecida, había un escritorio algo antiguo enfrente de la ventana, Alana sintió nostalgia, en México era justo así como  escribía, recordó habérselo comentando a Enzo sin intención aparente, pero el chico claramente había tomado esa información de la manera más adecuada posible. 
El lugar tenía ese característico olor de incienso de lavanda, Enzo se había tomado la molestía de mudar un par de libros y cuadros de la sala a la habitación y había llenado el lugar de flores naturales, Alana se encontraba sin palabras, lo único que había pedido era un escritorio y una silla, pero Enzo hasta había decorado el lugar. 
La habitación tenía un precioso color verde, Alana no pudo evitar pasar sus manos por la pared, sin embargo, una humedad las recibió, Alana se miró los dedos y los encontró ligeramente manchados. 
No podía creer que Enzo había pintado el lugar de su color favorito. 
''Me encanta, gracias'' le escribió sentándose en la cómoda silla del escritorio y procediendo a sacar su laptop. 
''No es nada. No puedo esperar para leer cualquier cosa que vayas a crear. Buena suerte (que no la necesitás)''.  
Alana sonrió al leer el mensaje, apenas colocó sus dedos en las teclas de la computadora, no paró de escribir en todo el día. 
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