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#miguel de molina
bagelbited · 2 years
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drawing shit I see on pinterest 👍
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acidofolklorico · 10 months
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Por marica y por rojo
«Fue la noche del 10 de noviembre de 1939. No lo voy a olvidar jamás, porque aquello marcó mi futuro. Yo estaba trabajando en el Teatro Pavón…De pronto aparecieron en mi camarín tres tipos con gorras y trincheras y me ordenaron que les siguiera. No me pude resistir …Me llevaron en un auto hasta los altos de la Castellana y allí me dieron una feroz paliza. Luego me cortaron el pelo a tirones, con una maquinilla desdentada, y me hicieron beber un frasco de aceite y vaselina líquida. Cuando yo, entre sollozos, sólo atinaba a preguntar ¿por qué me hacían eso?, uno respondió: – ¡Por marica y por rojo! ¡Vamos a terminar con todos los maricones y los comunistas! Y me dieron unos culatazos en la cabeza que me dejaron desvanecido. Luego escapé a Valencia donde me sentía más tranquilo… Mis amigos me decían que me ocultase, que no trabajara más o terminarían pegándome tres tiros. » 
Miguel de Molina.
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manficcional · 11 months
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Miguel de Molina al desnudo, unipersonal protagonizado por Ángel Ruiz
Miguel de Molina al desnudo, unipersonal protagonizado por Ángel Ruiz. Por Cecilia Della Croce.
Por Cecilia Della Croce. (@cecidepalermook). Miguel de Molina al desnudo es un unipersonal protagonizado por Ángel Ruiz, bajo la dirección de Félix Estaire, que se estrenó en Madrid en noviembre de 2014, en el Teatro Infanta Isabel. En 2022 el espectáculo hizo una breve escala de muy poquitas funciones en Argentina, que le bastaron para deslumbrar al público y la crítica, y alzarse con…
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classichorrorblog · 1 year
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Night Of The Howling Beast (1975) - Directed by Miguel Iglesias Bonns
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weirdlookindog · 7 months
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La maldición de la bestia (1975)
AKA The Werewolf and the Yeti, Night of the Howling Beast, Hall of the Mountain King, Horror of the Werewolf
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should i make a post about cancioneros
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keepingitneutral · 2 years
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‘Rambla Climate-House,’ Molina de Segura, Murcia, Spain,
Andrés Jaque - Office for Political Innovation & Miguel Mesa del Castillo
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genevieveetguy · 1 year
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It's not your fault if you don't love me and its not my fault if I love you.
Law of Desire (La ley del deseo), Pedro Almodóvar (1987)
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neovallense · 11 months
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Asedio (id., 2023)
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sheltiechicago · 2 months
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Mestiz’s Furniture and Fixtures Meld Vibrant Craft Traditions with Mexican Flora and Fauna
Wander into the new Mestiz space in San Miguel de Allende, Mexico, and you’ll encounter suspended cacti lights made of hot pink wicker, wooden tables shaped like spiky fauna, and wool rugs evocative of mythical animals. Founded by architect and designer Daniel Valero in 2015, the studio is known for collaborating with local artisans and makers to create functional home goods and decorative objects that capture the vibrancy and textures of the surrounding environment.
All photos by Pepe Molina, © Mestiz
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cristinabcn · 2 months
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Festival de Jerez. Pasen y vean
TERESA FERNANDEZ HERRERA. Periodista, Escritora, Directora Gral. de Cultura Flamenca. Prensa Especializada Empieza mi periplo anual por el Festival Flamenco de Jerez en el día de más que tiene este febrero 2024, justo una semana después de su comienzo.  Empieza con un concierto de guitarra en la sala Compañía que me sorprende. Me sorprende porque a pesar de todos los años que llevo en inmersión…
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mundillotaurino · 9 months
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Calasparra dévoile les cartels de sa Féria du Riz 2023, féria de novilladas !
L’empresa Chipé Production représentée par Pedro Pérez “Chicote” a dévoilé les cartels de la Féria du Riz 2023 de Calasparra. La célèbre féria de novilladas espagnole se déroulera du 3 au 8 septembre avec 6 novilladas. Grande variété d’encastes puisque puisque sur 6 novilladas, ont retrouve 5 encastes différents. Les novilleros Lalo de Maria, Clemente Jaume et Tristan Barroso seront les deux…
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elcorreografico · 1 year
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Con eje en seguridad, Rodríguez Larreta recorrió la Primera Sección
#Polítca #PBA #JoseCePaz #SanMiguel | Con eje en seguridad, #RodríguezLarreta recorrió la #PrimeraSección
El jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, recorrió este jueves los municipios de San Miguel y José C. Paz. La agenda del mandatario incluyó un encuentro con vecinos en ambos municipios para interiorizarse por las preocupaciones y demandas locales. En San Miguel lo acompañó el referente local, Max Perkins, mientras que en José C. Paz, Larreta estuvo junto a la…
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losvolumenes · 2 years
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La maniobra de la tortuga (Juan Miguel del Castillo, 2022)
Juan Miguel del Castillo me deja sin excusas para no ver Techo y comida, en mi debe hace ya tiempo. La maniobra de la tortuga es un durísimo thriller, más negro que el alma de su torturado protagonista, que denuncia la corrupción y la violencia de género, haciendo gala de una buena colección de soluciones visuales y de puesta en escena mientras recorre el underground gaditano: la cámara pegada al cuerpo de Natalia de Molina que, ayudada por su veraz interpretación, transmite al espectador su estado de permanente terror, o aquella que sigue a los personajes de cerca (tanto en vista subjetiva como en primer plano), esos planos de Cristina (de Molina) mirando por la ventana cuando aún no sabemos qué le preocupa, acompañados de otros primeros planos atisbando por la mirilla, o aquella genial elipsis en el momento en que se reflejan en el rostro de Manuel (un también magnífico Fred Tatien) las luces azules del coche de policía, que funden a un plano con él esposado. No hay hueco para el humor pero sí para una violencia brutal y un guion sin concesiones, cuyo principal defecto puede ser el arco de Cristina, que aunque bien hilvanada en su conexión con la historia principal, tiene un desenlace tan impactante como previsible, y resulta menos interesante, más semejante a un anexo reforzando el tema principal que una adición en sí a la trama. También adolece de algún subrayado que no hace falta (por ejemplo la mujer que va a urgencias con una brecha en la frente porque "se ha dado un golpe") para potenciar el tema central. En cualquier caso, la película lidia hábilmente con la figura del justiciero, sin justificarlo pero sin juzgarlo, dejando que se convierta en el camino natural de un personaje con un karma interior bastante jodido. Ojalá más thrillers como este en nuestras fronteras.
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miguelmarias · 2 years
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Función de noche (Josefina Molina, 1981)
Debo confesar que ni Lola Herrera ni Daniel Dicenta me interesaban antes de ver Función de noche. Después, siento decirlo, tampoco. Si acaso, me asombra que —de ser cierto lo que dicen, y ¿quién soy yo para dudarlo?— en unos seis años de matrimonio hayan hablado tan poco, que se separasen sin darse explicaciones y que en los catorce años siguientes no hayan tenido la menor curiosidad el uno por el otro. Y si ellos no la han sentido, no sé por qué van a inspirármela a mí.
De modo que, sin saber nada de su vida, y desconociéndoles casi por completo como artistas, veo la película de Josefina Molina, que ha encantado a mucha gente y —tampoco entiendo por qué— ha escandalizado o irritado a algunos (los de siempre). ¿Y qué encuentro en la pantalla? Dos actores —mucho más que dos personas— que hablan, hablan y hablan..., pero no dicen nada.
Me informan de que se trata de una conversación «real», sincera, más o menos improvisada, aunque —no acabo de comprender cómo— reconstruida, sin diálogos escritos, rodada en continuidad y cronológicamente con ayuda de varias cámaras (ocho, creo) ocultas. No se han repetido tomas, no se ha construido dramáticamente su intercambio de reproches y confesiones tardías; simplemente, se han elegido los ángulos y se ha procurado evitar un número excesivo de repeticiones, cosa inevitable en una escena que no conduce a nada y que se convierte en esa variante del círculo vicioso que es el diálogo de sordos. Explicaciones útiles, pues nunca hubiese podido imaginarme que la película estuviese hecha así: todo me «suena» falso, incluso lo (poco) que, más que oírse, se ve.
Trataré de explicar por qué tengo esa impresión, irremediablemente subjetiva, aunque no caprichosa, creo yo. Para empezar, no advierto diferencia sensible entre la manera de hablar —impostada, casi declamatoria, en la que hasta los tacos parecen «momentos culminantes» subrayados en el texto, con un exceso de tópicos y latiguillos— de estos actores y la de otros que recitan unos diálogos (a menudo mal) escritos y aprendidos de memoria, ensayados y repetidos ante la cámara una toma tras otra. Sus gestos y movimientos son tan convencionalmente dramáticos, tan de repertorio de escuela de interpretación, tan «teatrales» en el peor sentido de la palabra (tan de mal teatro o de «dramático» de televisión), que no puedo creerme nada. Hay quien dice que Función de noche es un psicodrama filmado, alguien —no sus artífices— lo tomó por cinéma-vérité, y es posible que Lola Herrera y Daniel Dicenta sean así, se muevan y hablen así, actúen en la vida real como si se encontrasen en un escenario o en un plató de Prado del Rey, pero eso significaría que están viciados por su oficio, que son víctimas de una «deformación profesional» que les invalida, en parte, como sujetos de estudio —porque les priva de esa representatividad en la que tanto insiste todo el mundo, empezando por ellos mismos, que no paran de echar la culpa de todo a los tiempos que han vivido y de pedir compasión para su generación entera—, o bien —en el mejor de los casos—, que recurren a trucos de actor para protegerse o cubrirse (los insistentes juegos de Dicenta con la toalla hacen pensar en el Linus de Peanuts o Charlie Brown y su mantita).
Por eso, aunque en principio parece lógico rodar este film con cámaras ocultas (tras paredes y espejos) y en sonido directo, tales precauciones se revelan, más que insuficientes para preservar la verdad, inútiles: se estrellan contra el muro de los intérpretes. Lo primero, porque, al ser primordialmente teatrales, la invisibilidad de la cámara no modifica su forma de estar habitual: tampoco desde la escena ven al público ni tienen cámaras (aunque sí focos) alrededor; hubiera sido un método eficaz en caso de no ser actores profesionales, o incluso si lo fueran sólo de cine, pues no tendrían que ocuparse de las marcas de posición, de evitar salirse de cuadro o tapar al otro, y podrían actuar en continuidad, pero con Lola Herrera y Daniel Dicenta la ocultación no cambia nada su manera de interpretar en teatro o —también ante varias cámaras— televisión. Lo segundo, porque hasta en sonido directo suenan a doblados por sí mismos, a dobladores; para comprobarlo, basta con cerrar los ojos dos minutos: cree uno estar escuchando un serial radiofónico; y el ambiente sonoro del camarín simulado en estudio no difiere en exceso del de una sala de doblaje.
Tengo la sensación de que semejante confrontación habría que filmarla con una sola cámara lo bastante móvil como para seguir y acosar a los intérpretes en planos tan largos como sea técnicamente posible y centrándose en dos seres que, aunque podrían ser unos histriones o unos comediantes, lo fuesen por naturaleza, no de profesión. De lo contrario, sospecho que más valdría haber optado por la ficción pura y simple (o compleja): como conversación de camarín entre gente del teatro, me creo mucho más —sobre todo en V. O., pero hasta doblada— cualquiera de las de Bette Davis y Gary Merrill en Eva al desnudo, de Mankiewicz; dejando ese mundillo, las discusiones entre Liv Ullman y Erland Josephson en Secretos de un matrimonio, de Bergman, me parecen mucho más convincentes, emocionantes y reveladoras, simplemente porque son buenos actores admirablemente dirigidos, y no malos actores a los que parece habérseles dado permiso para hacer lo que puedan y se les ocurra, que no es mucho: compárense sus gestos, sus movimientos, sus palabras, sus razones y sinrazones no ya con los de Jean Yanne y Marlène Jobert en la genial No envejeceremos juntos, de Pialat, sino con los de Meryl Streep y un actor tan peligroso —aunque cinematográfico— como Dustin Hoffman en la cauta y excesivamente equilibrada Kramer contra Kramer, de Benton, y se verá lo que quiere decir. Lo siento, pero Lola Herrara y su exmarido me parecen una caricatura de los modales académicos y acartonados, previsibles de antemano, de los Bergman menos inspirados (Sonata de otoño o Gritos y susurros, frente a Pasión, Cara a cara al desnudo o Fresas salvajes).
De ello no tienen la culpa sólo Lola Herrera y Daniel Dicenta. También Josefina Molina se ha equivocado, a mi entender. En primer lugar, por la elección de personas, que pone en entredicho la voluntad generalizadora y testimonial de que hacen gala la directora y el productor en sus declaraciones. Después, por haber renunciado a dar un punto de vista sobre el drama —por real y autónomo que fuese su desarrollo—  mediante la planificación y la estructura dramática y narrativa de la escena, conformándose con buscar los ángulos de filmación que permitiesen captar lo mejor posible —en cuanto a visibilidad más que a conocimiento o comprensión— lo que sucedía ante las cámaras. En tercer lugar, por quebrar y dispersar la cohesión espaciotemporal de la escena con intrusiones acronológicas que me parecen muletas o coartadas, apoyaturas que en realidad minan el posible dramatismo de la situación y que se me antojan el equivalente para cineasta y productor de la toalla para Dicenta; más hubiera valido respetar las tres unidades, sin preocuparse de que la película pareciese (aún más) teatral.
De ese teatralismo de partida no podría haberse librado, creo yo, más que con otro planteamiento y otras soluciones «estéticas»: o bien se ensaya la larga escena y se transmite en directo por televisión su representación, con lo que cuanto ocurre se hace actual y presente para el público, y supone un riesgo para los actores, o bien, por el contrario, se hace una película de verdad, con guión, con dirección de actores, con construcción dramática, planificada para guiar la mirada, señalar lo que hay que ver y comentar implícitamente la acción. Por pura casualidad, el día del estreno de Función de noche había visto por octava vez Wagon Master, lo que me hizo darme cuenta, con asombro, de que, mientras el western de John Ford, rodado hace más de treinta años y que narra hechos acaecidos un siglo antes a través de una ficción representada por actores profesionales, resulta fresco, nuevo e imprevisible, porque sucede en la pantalla, durante la proyección, el docudrama de Josefina Molina, con seres que hacen de sí mismos y tema de actualidad, parece siempre pasado, en conserva: una sucesión de imágenes de archivo.
Publicado en el nº 12 de Casablanca (diciembre de 1981)
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weirdlookindog · 11 months
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Night of the Howling Beast (La maldición de la bestia, 1975) - Lobby card set
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