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#mercoledì addams
cstarlinghlecter · 1 year
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“If I know what love is, it is because of you.”
– Hermann Hesse
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silvianap · 1 year
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Love them 😂❤️👑👑
Go watch "Wednesday" NOW on Netflix 🖤
(Photo credits: Christina Ricci on IG)
(Twitter post: X)
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Nel mondo reale la serie "Mercoledì" sarebbe durata al massimo quindici minuti.
L'adolescente depressa, invece di continuare a dire a tutti quanto è depressa e quanto il mondo faccia schifo, trova il primo modo per ammazzarsi e si ammazza.
Nel silenzio più generale.
Sipario.
La realtà è molto più dark e crudele della finzione.
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vvalliu · 1 year
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«Vedo il mondo come un luogo che va sopportato»
- Mercoledì
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poisonlove · 1 year
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—New Feelings— Miércoles Addams (Cap.4)
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"Porque la confianza y la cooperación siempre han sido las señas de identidad de nuestra relación" Miércoles Addams.
Miércoles Pov
—La primera Copa Poe se celebró en 1897, no solo para rendir homenaje a uno de los alumnos más famosos de Nunca Más, sino también para honrar los valores que todos los marginados comparten: el sentido de comunidad, la perseverancia y la determinación. Y hoy han mostrado estos valores- La directora Weems sonríe a sus estudiantes, tomando la copa y entregándola a Enid.
-—¡Enhorabuena, Ophelia Hall!- exclama entre los aplausos del público. —Como ex residente, no puedo esperar para volver a poner la copa sobre la chimenea después de todos estos años- Mis ojos miraban cómo los demás se reían y aplaudían felices, echándome miradas y sonriéndome por haber ayudado a ganar la Copa.
Una sensación de incomodidad me da escalofríos a lo largo de la columna vertebral y me volví de espaldas y empecé a caminar para tratar de buscar tranquilidad.
Recorrí un pasillo largo y oscuro, las voces se alejaban cada vez más y suspiro de alivio. Me siento en la estatua de Edgar Allan Poe, apoyando la cabeza contra la piedra fría. Mis ojos vagaban por la habitación, deteniéndose repentinamente sobre el libro que sostenía a Poe en sus manos. Entrecerré los ojos cuando vi un símbolo muy familiar en la portada del libro.
—Ehy! ¿Qué haces aquí abajo?- Volví la atención al sonido de la voz y me encontré con dos ojos T/C. Y/N tenía una sonrisa en los labios y estaba muy feliz por la victoria. Me dio la mano y la acepté.
—La gente que sigue sonriéndome me turba- confesé, mirando impasible a la chica a mi lado.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral al tocar y sentir su mano tomando la mía. No entendía lo que me estaba pasando, pero quería evitar sentirme nerviosa por su cercanía. Me hizo una sonrisa débil y la sensación de arañas tejiendo la tela aumenta en mi estómago.
Creo que no he digerido el desayuno esta mañana.
Desato el contacto entre nuestras manos.—es tu momento de gloria! Le ganaste a Bianca ¿No estás contenta?- Pregunta sonriendo, casi saltando de emoción.
Asiento lentamente mientras seguía caminando.—Enid y yo queríamos celebrar más tarde... ¿te unes a nosotros? Vamos no vas a morirte- sus ojos brillaban ligeramente con esperanza.
Me tomé dos segundos analizando su cara, labios carnosos tirados en una sonrisa, ojos brillantes T/C.
—ok. Lo pensaré-ella se ríe. Me dio un apretón en el hombro, el lugar de su contacto me quema la piel y me volví para verla caminar hacia la mesa con Enid. seguí con la mirada su figura.
Para llamar mi atención, la llegada de la directora a mis espaldas.
—te estás adaptando bien... como tu madre- la directora Weems hizo una sonrisa débil.
—mi madre y yo somos dos personas/especies/totalmente diferentes.- mis ojos miraban con frialdad a la directora.
—El año que Ophelia Hall ganó la Copa Poe, tu madre era la capitana del el equipo... y yo su copiloto...- Me mira con una pequeña sonrisa — tal vez sois más parecidas de lo que crees-
La miré durante una milésima de segundo antes de darme la vuelta y dirigir la atención al equipo de Bianca, que estaba reprendiendo a un compañero de equipo por fallar. Su capitano me mataba con la mirada.
(...)
Mis dedos golpean rápidamente las teclas de la máquina de escribir, llenando el silencio que reinaba en la habitación.
Nunca Más sigue siendo un Enigma. Un lugar con muchas más preguntas que respuestas.
Mis dedos se detienen, tomando en mis manos la hoja rasgada donde estaba representada mi imagen.
Mis iris miraban el símbolo que había visto esta tarde en la estatua, hecho posible por el reflejo de la luz de la lámpara que se iluminaba sobre ella.
Pero a veces... la respuesta está justo delante de nuestras narices.
Con paso rápido y una antorcha para ver por dónde caminaba, me dirigía hacia la estatua de Edgar Allan Poe. El silencio reinaba entre las paredes de la academia. Al llegar a su destino encendí la antorcha y la apuntaba a la cara de Edgar.
No te preocupes, Edgar Allan. Te veo sonriendo. Pero yo seré la última en reírme.
Moví la luz contra su cuerpo, caminando a su lado y deteniéndome.La luz de la antorcha apuntaba al libro que tenía en sus manos.
Sé que eras un entusiasta de los acertijos. Y quizás este sea el más difícil de todos porque no es uno solo, pero cada línea es un acertijo en sí mismo.
Tomé el cuaderno mientras seguía mirando a la multitud de acertijos grabados en piedra.
"Lo opuesto a la Luna"-Sol
"Un mundo entre los nuestros" - en el medio.
"Dos meses antes de junio"- abril
"Una flor que se autosemina"- violeta "más de uno"- dos
"sus hojas lloran en el suelo" sauce
"Se derrite al sol" hielo
"el principio y el final son imposibles de encontrar" círculo
"Cada regla tiene una" excepción.
Después de escribir las respuestas, marqué sus iniciales y encontré la solución del acertijo. Apunté la luz hacia el cuaderno.Caminé en dirección opuesta a la estatua, sonriendo ligeramente.
La respuesta provocará un breve ruido impactante
Me volví de nuevo, chasqueando dos veces los dedos. El ruido de los engranajes trabajando hizo mover la estatua hacia atrás, abriendo un paso. Apunté la luz hacia las escaleras a la derecha, empezando a bajar. Varios cuadros colgaban en las paredes, caras que observaban con curiosidad. Al llegar al último escalón, vi un enorme dibujo en el suelo.
Sociedades secretas
Bibliotecas ocultas
La mirada de mi madre juzgándome...
Son todas las cosas que he aprendido a esperar
Caminé hacia una pila de libros, perfectamente ordenados en el estante de la biblioteca. Tomé un libro y lo abrí en el medio, notando que le faltaba exactamente la página que tenía. Lo cerré y lo puse en la bolsa que llevaba.
Pero tan pronto como me acerco a la verdad...
Algo se envuelve contra mi cabeza, impidiéndome caminar.
Menos mal que no le temo a la oscuridad.
(...)
Vamos a evaluar, ¿qué tal? Saco en la cabeza para la máxima desorientación.
Cuando me sacaron la bolsa de la cabeza, una luz cegadora molestaba a mis iris. Unas cuerdas apretaban tan fuerte las muñecas que impedían la circulación. Y ninguna idea si me esperaba la vida o la muerte.
definitivamente mi tipo de fiesta...
Miraba con curiosidad a las personas que llevaban una túnica con máscaras que oscurecían su identidad. —¿quién se atreve a violar nuestro Santo Sactorium?- dijo una voz femenina con tono grave.
—puedes quitarte la máscara Bianca- dije con aburrimiento.
Todos los presentes se quitaron la máscara de la cara.
Me he decepcionado cuando me di cuenta de que no me había secuestrado un asesino en serie, sino un grupo de payasos del instituto.
—te prefería con la máscara- dije, provocando una mirada de disgusto por parte de Bianca. —¿Cómo llegaste aquí abajo?- preguntó Xavier. — Me lo mostró Rowan...- dije, todos me miraban expectantes —bolsillo izquierdo- Xavier con paso indeciso se acerca, tomando la hoja del bolsillo izquierdo.
—Conecté el símbolo de la página con la estatua, y luego resolví los acertijos- dije. —¿Había que resolver un acertijo? ¿No había que chasquear dos veces los dedos?– dijo un chico.
Bianca voltea los ojos.
—Veo que eres el más inteligente del grupo- dije con un velo de sarcasmo.
—Los belladona es un grupo exclusivo, remarco, exclusivo- dijo Bianca mirándome con ojos inquisidores.
—tenemos fiestas en la azotea, campamentos y de vez en cuando baños desnudos a medianoche- añadió Yoko- sonriendo y mostrando sus caninos.
—y Yoko y un aspirante barman...-
—Prepara un mojito sin alcohol increíble, pasan cosas locas-dice Ajax con un tono divertido.
—¿No tenéis hora de acostaros? Yo sabía que los belladona estaban sueltos- afirme, trazando con los dedos la cuerda que rodeaba mis muñecas.
—perdieron popularidad hace 30 años debido a un tipo normal muerto- confiesa Xavier.
—La directora Weems hizo la vista gorda y nos permitió continuar con el club a menos que no moviésemos las aguas- dijo Bianca —Pero la verdadera pregunta es: ¿qué hacemos con ella? Sólo los miembros pueden estar en la biblioteca.- añade.
—hagamos que haga el juramento- propone Xavier — es una descendiente- señala con el dedo el cuadro de mis padres.
—Después de lo que le hizo a la Copa Poe, lo olvida. Aparte de no mover las aguas, ella es un tsunami- dijo contrariada Bianca.
—Solo te molesta que te haya vencido en su propio juego, pero no te metas en problemas, no quiero entrar en tu estúpido club- dije, finalmente logrando desatar la cuerda.
—¿En serio nos estás rechazando?- exclama incrédula Yoko.
—sorpresa?-
—desátala- dijo Bianca mirándome.
—Ya me he desatado hace 5 minutos- le mostré la cuerda y me levanté de la silla.
(...)
Cuando volví a la habitación, se podía escuchar el ligero ronquido de Enid. Puse mi bolso en mi escritorio y intenté volver a la cama sin hacer ruido.
Era muy tarde.
—¿Dónde has estado Addy?- pregunta de repente alguien, y me detuve en el lugar.
T/N enciende la linterna del teléfono, mirándome con reproche y ojos cansados. No la culpo por llamarme Addy, tengo que admitir que me gustaba el apodo.
—afuera- dije simplemente. -pero donde- bosteza ligeramente, apagando la luz del teléfono.
—no es asunto tuyo, ahora a dormir que mañana será un largo día-
—esta bien- bosteza, apoyando la cabeza contra la almohada.
me puse bajo las mantas, sintiendo el calor de T/N cerca de mi cuerpo. Suspiro y cierro los ojos. Le di la espalda e intenté dormir.
Un brazo envuelve mi cintura y un cuerpo se acerca contra la parte baja de mi espalda. Me pongo rígida al contacto. Suspiros ligeros chocan contra mi nunca, haciéndome estremecer.
—relájate Addy...- susurra T/N, cayendo inmediatamente a dormir por la hora tardía.Mis mejillas se pusieron rojas y agradecí a la oscuridad por no mostrar mi vergüenza. El corazón golpeaba violentamente contra la caja torácica. Hice un suspiro largo y traté de seguir su sugerencia.
No voy a tirarla de la cama porque es tarde y no quiero despertar a Enid.
No es que me guste la sensación de su cuerpo envolviendo el mío, claro que no.
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widovva · 1 year
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𝒊cons • 𝒘ednesday
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𝒊f you save them, like or reblog ♡ 𝒑sd credits: ravenorlov.
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saturneel · 1 year
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Yeah is just a sketch ik but I have no time to draw a full piece 🥲🖤I hope you like her anyway <33
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awxmyy · 1 year
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Wednesday Addams 🖤
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illustratina · 1 year
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Wednesday Addams illustration ✨
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raky-nerdgirl · 1 year
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🖤
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aruxan · 1 year
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New fanart of Wednesday Addams 🖤🕸️
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magicnightfall · 1 year
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A SOLO CELLO OUTSIDE A CHORUS
Una disquisizione sull’introversione alla luce delle festività natalizie appena passate, di una vita di risentimento nei confronti della tirannide estroversa, e di Mercoledì Addams.
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Quanto pesa un introverso? Non abbastanza da rompere il ghiaccio.
Oggi è il 2 gennaio e si celebra la giornata mondiale degli introversi. La data non è casuale: ci si è appena lasciati alle spalle i momenti di socialità forzata delle festività natalizie e l’evento più nefasto e inutile tra tutti gli eventi nefasti e inutili nella storia del mondo: l’ultimo dell’anno. Al tg si parla sempre delle vittime dei festeggiamenti per il capodanno, in genere sono quelli che hanno perso un occhio, un orecchio o dita in numero variabile, ma mai delle vere vittime di questa insensata ricorrenza — in realtà di tutte le ricorrenze, a partire dal proprio compleanno: gli introversi.
Perché?
Perché gli introversi sono una categoria di persone negletta, incompresa e oppressa, ancor più dei vegani a un barbecue.
Negletta, poiché in preda al delirio festivo tutti si dimenticano delle nostre antitetiche esigenze di tranquillità;
Incompresa, poiché la nostra necessità di starcene da soli rimane inintelligibile alla maggior parte delle persone;
Oppressa, poiché il nostro diritto alla solitudine è costantemente violato, tra cene, cenoni, aperitivi, compleanni, matrimoni, battesimi, comunioni, cresime, pizzate, raduni aziendali con colleghi che magari per quaranta ore a settimana sogni di tirar sotto con la macchina. Ecco, tutti eventi di cui faremmo volentieri a meno.
Il problema è che il mondo è dominato dalla lobby degli estroversi, i quali, esistendo in percentuale maggiore nella popolazione, prevaricano — tanto per numero quanto per energia — sulla riservata minoranza. Ed è ora di dire basta. Sarebbe da salire sulle barricate e rivendicare i nostri diritti umani e costituzionali, se valesse la pena uscire di casa e rinunciare a vedere un film.
Gli estro, per gli intro, costituiscono il loro unico, e letale, predatore. Se ne stanno lì, in agguato nell’ombra dei gruppi Whatsapp e all’improvviso ci aggrediscono con gli inviti più disparati e le proposte più improbabili: il nuovo ristorante che fa la pizza solo con le farine macinate nei giorni dispari dai monaci cistercensi di Scurcola Marsicana, che devono assolutamente provare; il vernissage dell’artista polacco minimalista morto suicida, quadri venduti due; la conferenza del filosofo che ha teorizzato l’essenza ontologica del fritto misto. E, a seconda del periodo dell’anno in cui ci si trova, con la precisione di un pesce arciere se ne escono con la più perniciosa e molesta delle domande nella storia dell’umanità: “Cosa facciamo a capodanno?” e “Cosa facciamo a ferragosto?”.
In effetti, si può tranquillamente affermare che introversi ed estroversi sono nemici per natura, come gli Inglesi e gli Scozzesi, o i Gallesi e gli Scozzesi, o i Giapponesi e gli Scozzesi o gli Scozzesi e altri Scozzesi! Dannati scozzesi, hanno distrutto la Scozia!
Mi si nota di più se vengo e me ne sto in disparte, o se non vengo per niente?
È facile riconoscere un introverso a una festa: è quello che è rimasto a casa.
Seee, magari. Il più delle volte è quello che sperava di riuscire a rimanere a casa.
Esistono due motivi per cui l’introverso si convince, non senza strepiti e lamentele, ad abbandonare lo stato di quiete della materia per andare alla festa, alla cena, all’aperitivo: 1) senso di colpa (“Sono stati carini ad invitarmi, in fin dei conti mi dispiace dargli buca”); 2) un'effettiva esigenza di socialità. E non necessariamente la prima ragione è un motore più performante della seconda, solo ricorre statisticamente più spesso.
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E non dico che ci va e se ne pente (io, per esempio, non lo faccio), perché anche l’introverso è felice di passare del tempo con gli amici (sia messo a verbale!): soltanto, esaurito il momento conviviale, l’introverso deve (come un pesce deve stare nell’acqua) tornare a rintanarsi nel suo bozzolo per ricaricare le batterie mentali. Di solito anche per lunghi periodi di tempo, il problema è che per introversi ed estroversi il tempo scorre diversamente, come in Interstellar, ecco perché il successivo invito arriva sempre “troppo presto” per gli uni e “troppo tardi” per gli altri. La compagnia della sua ristretta e selezionata cerchia, a cui ovviamente vuol bene, all’introverso non è sgradevole (si verbalizzi anche questo), gli è soltanto — nel lungo periodo —psicologicamente dispendiosa.
The most interesting plants grow in the shades.
Che sia per leggere un libro, guardare un film o una serie, giocare ai videogiochi, fare una passeggiata nella natura o anche solo starsene immobile a contemplare gli oscuri recessi dell’animo umano, la solitudine è un presupposto fondamentale del benessere psico-fisico della persona introversa, è qualcosa di fertile e nutriente. Perché se l’estroverso trae la sua energia dallo stare con gli altri, l’introverso al contrario la trae proprio dall’isolamento. Il che non significa — checché ne dica il linguaggio violento e offensivo dell’egemonia estroversa — essere disadattati, completamente asociali, scorbutici, privi di autostima e di sicurezza, incapaci di rapportarsi con gli altri o di stringere relazioni significative.
La lobby estroversa, con la sua visione compagnona e schiamazzante della vita, ha plasmato il mondo a sua immagine e somiglianza, un mondo in cui gli espansivi vengono incentivati e i riservati additati, fin dalla scuola. Com’è che nel linguaggio dei media il serial killer è sempre un “lupo solitario” e la vittima il pilastro portante della comunità? Mo’ mi volete dire che non è mai esistito un serial killer estroverso? Esigo di parlare col mio criminologo.
Ciò si riflette anche nell’arte: i film e le serie sono pieni di protagonisti che frequentano i più variegati ritrovi sociali, che escono e fraternizzano tutto il tempo, in cui la loro casa è un porto di mare di cui tutti hanno le chiavi (i danni che ha fatto Friends in questo senso sono incalcolabili); il personaggio timido invece è sempre quello sfigato che deve superare il suo “problema” e imparare a essere espansivo, perché la propaganda estroversa votata al dominio mondiale (e sicuramente collusa con la lobby dei baristi), cerca da sempre di convincere le persone che la vera felicità risieda nella socialità. Un sofisma bell’e buono.
Great job, everyone. The reception will be held in each of our individual houses, alone.
Andando a ritroso dalla recente serie Netflix Wednesday, devo arrivare fino a Parks & Recreation (terminata nel 2015), per trovare un personaggio introverso appagato e felice, che non sente il bisogno di cambiare, né cercano di convincerlo a doverlo fare, perché essere introversi non equivale a essere difettosi.
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Prima di Mercoledì (che non sostituisce ma si aggiunge), Ron Swanson è stato il mio faro, il mio mentore: tutto ciò che so sul farmi i fatti miei l’ho imparato da lui.
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I do like stabbing. The social part, not so much.
Nel gustoso libro Introfada di Hamja Ahsan (ADD Editore, 2019, trad. Piernicola D’Ortona), Mercoledì Addams è inserita, insieme a Rosa Parks, Emily Dickinson, Blaise Pascal e Lisa Simpson, tra gli “antesignani dei Militanti Introversi che sono ormai icone della resistenza”.
Mercoledì è un personaggio sovversivo (Ahsan direbbe “introvversivo”): ribalta, nel suo micromondo, l’ordine costituito dalla lobby estroversa; rende nota fin da subito la sua esigenza di solitudine e fa sì che gli altri si adeguino, anziché viceversa. Il che è abbastanza rivoluzionario. Il suo arco di trasformazione (che culmina nell’abbraccio a Enid nel season finale, dopo essersene sempre sottratta) nulla ha a che vedere con la sua introversione intesa come tratto (sano) della personalità (che, appunto, non va cambiato perché non è un difetto), quanto piuttosto con la sua ostinazione a voler tenere fuori gli altri dalla propria vita, con la convinzione di bastare a se stessa in tutto e per tutto, e che le emozioni equivalgano a debolezza.
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Questo tipo di solitudine, infatti, va ben oltre il legittimo desiderio di svicolare dai raduni sociali e lo stare bene per conto proprio: quando Enid la costringe a confrontarcisi, ecco che Mercoledì capisce per la prima volta che si tratta di due situazioni diverse, di cui una dannosa, perfino per lei.
You want to be alone, Wednesday? Be alone.
È innegabile, infatti, che a Mercoledì, come a tutti gli introversi, piaccia stare da sola — di più: abbia bisogno di stare da sola. Quello che invece non le piace, e prima di conoscere Enid non aveva mai avuto modo di rendersene conto, è il sentirsi sola. Che è tutta un’altra storia. Di base, è la differenza che corre tra “alone” e “lonely”. Il primo termine rappresenta la condizione, neutra (positiva per l’introverso), di trovarsi da soli senza gente intorno, ma nel momento in cui quella neutralità si corrompe, ecco allora che si è “lonely”, parola che descrive il sentimento negativo di infelicità e sofferenza che si prova a causa della mancanza, nella propria vita, di amicizie o persone importanti.
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Listen, people like me and you, we’re different. We’re original thinkers, intrepid outliers in this vast cesspool of adolescence. We don’t need these inane rites of passage to validate who we are.
Per quanto abbia stretto legami significativi (Enid ed Eugene, così come Mano, e a modo suo è protettiva verso il fratello Pugsley), per quanto partecipi ad attività di gruppo (la Coppa Poe, sebbene mossa unicamente dal desiderio di umiliare Bianca, la studentessa che si stava delineando come sua nemesi, e non da quello di socializzazione; il Rave’n, anche se solo a seguito dell’inganno di Mano), per quanto interagisca con una varietà di persone e figure istituzionali (gli altri studenti, la preside, i professori, il sindaco, lo sceriffo, la psicologa) e per quanto abbia perfino partecipato al ballo studentesco, in ogni caso i bisogni di Mercoledì e la sua visione del mondo sono quelli di una persona introversa, e lei riesce sempre a essere fedele a se stessa.
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In che modo? Innanzitutto, come a suo tempo Ron Swanson, con l’essere trasparente e onesta (verso lei e verso gli altri) al riguardo. Già per questo, Mercoledì dovrebbe essere assunta a guru spirituale di tutti gli introversi del mondo che si lasciano aggrovigliare le viscere dal senso di colpa derivante unicamente dall’idea di inadeguatezza di essere se stessi inculcata dalla lobby estroversa.
Se le viene chiesto di partecipare a qualche attività sociale, Mercoledì non accampa scuse farlocche adducendo altri precedenti, ma fantomatici, impegni improrogabili. Questo perché Mercoledì sa che il suo bisogno di restare per conto suo a fare i fatti suoi, qualsiasi essi siano, è dignitoso tanto quanto il bisogno dell'estroverso di stare in compagnia. Tanto quanto. Non di più, è ovvio, ma certamente neanche di meno.
Di solito, l’introverso ha difficoltà a dire no secco quando quel no secco origina dal suo bisogno di solitudine, e per questo si inventa giustificazioni che l’estroverso possa comprendere (qualcosa per cui a parti invertite anche lui si comporterebbe alla stessa maniera): "No, ho appuntamento in banca"; "No, devo studiare che fra tre giorni ho l'esame"; "No, ho già una cena"; "No, mi hanno cambiato il turno". Teme, l'introverso, che se dicesse di voler restare a casa per conto suo a fare le cose sue — leggere, vedere una serie o, nel caso mio e anche di Mercoledì — a scrivere, la verità verrebbe percepita dall’estroverso che ha esteso l’invito come una mancanza di rispetto (dopotutto, pensa l'estroverso, si tratta di attività che saranno sempre lì ad attenderlo, le può fare un'altra volta) (è ovvio che siano tutte cose che possono essere fatte un’altra volta, il punto è un altro: che l’introverso aveva necessità di farle proprio in quel momento). E l’introverso, che non vuole ferire l’altro, delegittima il suo bisogno di solitudine e ingiustamente lo fa recedere dinnanzi a quello di socialità degli altri, che la società stessa considera e impone come preminente.
Non voleva mancare di rispetto, ma alla fine — inventando scuse e conseguentemente togliendo dignità ai suoi bisogni — ne manca a se stesso.
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Perché di base, la paura dell’introverso è la possibilità che l’alone si corrompa in lonely, vedere gli amici fare i bagagli, e ritrovarsi come Mercoledì in posizione fetale a rimuginare su quanto quella solitudine lì faccia, in effetti, molto molto schifo.
You are the reason I understand how imperative it is that I never lose sight of myself.
Come ogni introverso che sia mai esistito e che aveva stabilito dei piani per fare le cose sue e poi se li è visti stravolgere dalla tirannide della socialità, anche Mercoledì, incastrata col Rave’n, deve rinunciare ad appostarsi nella grotta per beccare il mostro a cui sta dando la caccia. Ma la sequenza più memorabile di tutta la serie (ormai il computo del tempo si divide in prima e dopo il suo ballo sulle note di Goo Goo Muck dei Cramps) è anche un proclama potentissimo di individualità espresso nella cornice di assoluto conformismo delineata dall’ordine costituito dell’estroversonormatività.
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Il dress code prevede bianco, lei è vestita di nero; il suo ballo è strano, originale e dissonante rispetto al solito dimenarsi (come se ti scappasse la pipì e il bagno è occupato) di tutti gli altri. La personalità estroversa, infatti, tende maggiormente a uniformarsi al gruppo e a adattarsi alle circostanze rispetto a quella introversa, che invece, distanziandosi dal mondo esterno e ripiegandosi su se stessa, è molto più in sintonia con la propria singolarità.
Anytime I grow nauseous at the sight of a rainbow or hear a pop song that makes my ears bleed, I’ll think of you.
Ora, come Ron Swanson ha a che fare con Leslie Knope, un concentrato di ottimismo, iniziative, stimoli e attività di gruppo, così Mercoledì ha Enid Sinclair, che di Leslie è la versione licantropa.
Mercoledì ed Enid, nuvola di tempesta una e raggio di sole l’altra, non potrebbero essere più antitetiche: sempre in nero la prima, coloratissima la seconda; l’una con una visione assolutamente cinica e disillusa del mondo e uno spiccato gusto per il macabro, l’altra ottimista, spensierata ed euforica. E, ovviamente, Mercoledì campionessa di introversione come Enid lo è di estroversione.
Because we work. We shouldn’t, but we do. It’s like some sort of weird, friendship anomaly.
E però funzionano. Funzionano perché entrambe comprendono le loro rispettive esigenze.
Enid rispetta il desiderio di Mercoledì di non essere abbracciata; non questiona la risposta di Mercoledì di voler passare il tempo a scrivere anziché andare alla pizzata (se invece avesse detto “Eddai, su, scriverai un’altra volta” sarebbe finita sul libro nero della compagna di stanza per direttissima, e a ragione); al tifo indiavolato sugli spalti le propone l’alternativa più coerente del “lanciare occhiatacce angoscianti”; la sciarpa-cappuccio che le regala è nera e non rosa come la sua; quando le estende l’invito delle altre del dormitorio a passare un po’ di tempo insieme alla luce della vittoria della Coppa Poe, non l’assilla per farla venire e le lascia la facoltà di decidere in autonomia in base a ciò che è meglio per lei. L’abbraccio ricambiato del season finale è espressione della volontà non coartata di Mercoledì, e nasce proprio, tra le altre cose, anche da questo atteggiamento di non imposizione.
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Dal canto suo, Mercoledì sposta la bacheca con le foto dei delitti del mostro dalla loro camera al capanno delle api, perché Enid si sentiva a disagio a vedere arti smembrati e organi sparsi; quando Enid si ritrasferisce nella loro stanza dopo il litigio, Mercoledì non le fa usare il nastro adesivo per dividere a metà le loro rispettive zone, così rendendo meno netti i confini tra la socialità dell’amica e la sua riservatezza; all’invito per i festeggiamenti non le spara un no secco ma un conciliante “Ci penserò” (e vi assicuro che è roba grossa).
E quando Mercoledì ne ricambia l’abbraccio, quel gesto contemporaneamente piccolo ed enorme al tempo stesso (consente, ma non ricambia, nemmeno quelli di Pugsley — e Morticia stessa, conoscendo e rispettando i confini posti dalla figlia, si limita a sfiorarla appena) è la sintesi di un processo dialettico innescato dalla loro prima scena nell’episodio pilota: così come Enid ha sempre rinunciato al proprio bisogno di contatto fisico per rispettare l’opposta esigenza di Mercoledì, così Mercoledì rinuncia al proprio bisogno di mantenere una materiale distanza tra le persone per soddisfare la necessità emotiva dell’altra.
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Nella serie, Mercoledì è costantemente spinta al di fuori della sua comfort zone. Tuttavia Enid, nei limiti di quanto le è possibile, cerca sempre di fare in modo che resti a suo agio in una situazione che, di base, per Mercoledì è di disagio.
Being your friend should come with a warning label.
Maneggiare un introverso è complicato: siamo proiettati all’interno, siamo riflessivi, preferiamo la comunicazione scritta a quella parlata (io, giuro, non ho mai inviato un vocale in vita mia) perché ci consente una maggiore ponderazione, e abbiamo bisogno dei nostri tempi per processare le istanze di socialità che vengono da fuori. A volte acconsentiamo, altre volte no (con tutti i dubbi, i dilemmi e i tormenti che ne conseguono: sia che diciamo la verità — capiranno le nostre esigenze?, sia che inventiamo una balla — e se ci sgamano?, è una situazione in cui davvero non si vince). E quello che spesso è percepito come egoismo, in realtà è solo autoconservazione.
Il modo migliore per trattare un estroverso è di non stargli addosso e di lasciargli spazio di manovra: perché ancor prima che l'estroverso finisca di formulare una proposta social, anche fosse un’apparentemente innocua serata di giochi da tavolo (che innocua non è mai: comporta comunque un notevole dispendio di energie mentali e forse proprio in quel momento l'introverso sta viaggiando con la spia della riserva accesa), il nostro cervello avrà già elaborato almeno otto diversi piani di fuga che neanche Matteo Messina Denaro, e scuse che neanche Berlusconi quando si avvicina la data di un’udienza in tribunale. Poi, oh, se poco poco Jenna Ortega per questo ruolo vince davvero il Golden Globe e mi dicono di andare in piazza con le vuvuzelas a festeggiare come un molesto (ed estroverso, direi molesto perché estroverso) tifoso del pallone qualsiasi, allora il tempo di mettermi le scarpe e arrivo, ma questo è proprio un caso limite.
Subito dopo i piani di fuga, il cervello dell’introverso elaborerà tutti i pro (in genere pochi, ma per onestà intellettuale li valuta comunque) e i contro (di solito molti di più) che quell’occasione di socialità gli comporterebbe, e infine gli passeranno davanti fracchi di scenari apocalittici innescati dall’eventualità di un suo “no”: dall’incrinatura irrimediabile dell’amicizia fino a una possibile strafexpedition di un commando armato (ma moriremmo contenti di aver dimostrato che esistono i sociopatici anche tra le file degli estroversi, checché ne dicano i giornalisti).
Ora, va detto che il più delle volte questi scenari tragici sono solo nella nostra testa, ma l’introverso, per la sua natura rimuginatoria tendente a ingigantire ogni questione, quasi sempre difetta degli strumenti per comprenderlo. L’unica sua speranza di campare abbastanza sereno è di essere fortunato abbastanza da avere delle Enid tra le sue amicizie.
Io, per fortuna, ce le ho. E in questo mondo estroversonormativo poco non è.
E intanto che mi godo la meritata calma dopo la tempesta natalizia, sperando che duri almeno fino a Pasqua ferragosto Natale prossimo, introversi di tutto il mondo, uniamoci!
Ognuno a casa sua.
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vvalliu · 1 year
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giappy-luna-blog · 1 year
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Wednesday Addams
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