La tarde se prepara para la tormenta. Me sumerjo en la pileta; su turquesa no tiene hoy esos brillos de sol que alegran hasta los ríos sucios de las ciudades. Es translúcido, pero no transparente. Turbio. Una parte de la montaña está en sombra, bajo una gran nube violeta; en un extremo hay un sol dorado que la tiñe con los colores de una película antigua.
Lo que viene después es el viento. A sacudir el sopor de un día de casi verano que se hamacaba plácido. El repiqueteo de grandes gotas sobre el techo de chapa. Cada vez son más; todo un enjambre. Refugiarse del viento y de la lluvia; o salir a sentirlos. Se levantan los olores de la tierra y las plantas, furiosos y salvajes. Invitando a olerlos; a desnudar los pies y entrar en ellos. Todo lo que estaba contenido despierta.
Los mundos bajo el agua son como beber un licor de olvido. Sus criaturas se asoman a veces para salvar a los que están a punto de ahogarse; a veces para tentarlos. Los llevan hasta un lugar, en lo profundo, donde extrañamente pueden respirar. Están a salvo. La vida allí no parece tan mal después de todo. Sólo es un poco distinta. Sólo emerger se torna una idea complicada. Hay que atravesar el bosque de magnolias hasta encontrar la pared de agua…¿y luego? El bosque es muy espeso. Y no se sabe si alguien habrá colocado una escalera sobre el muro de agua; de lo contrario, imposible trepar.
Esperaba todas las tardes, sentada a la orilla del río, hasta que su hermana emergía. Confundidos sus cabellos con la espuma, los peces diminutos, el musgo. No podía nunca salir completamente del agua; sacaba apenas medio cuerpo afuera, como si unas grandes manos misteriosas la retuvieran. Había ido a llenar su cántaro demasiado tarde; el señor de las aguas la había atrapado. Por eso el río estaba prohibido en la noche para las doncellas de la aldea.
Después de la lluvia se abre el cielo y emerge una luna pálida, todavía acuosa, con su halo. Ilumina una única flor blanca que se balancea con su alto tallo en el viento. Por qué la flor es la primera en abrirse; la única acaso, no se sabe. Ha sobrevivido a la tormenta sin perder sus pétalos. Permaneciendo como alguien cuyo cabello chorrea, con la ropa pegada a la piel y los ojos desafiantes. Como si estuviera a punto de decir algo; pero ya el hecho de permanecer en pie fuera suficiente.
Hay insectos en la superficie del agua. Algunos se agitan. Otros ya están muertos. Saco con cuidado una abeja que agitaba frenética sus patas. La deposito en el borde, aún caliente por el sol. Pero ella vuelve a treparse a mi dedo. La miro mientras se acicala, intentando secar sus patas, sus alas. Finalmente la soplo. Lejos. No sea que vuelva a acercarse al agua, como seguramente hará. ¿Querría beber? ¿Nadar? ¿Ahogarse? No se sabe.
Siempre un corazón dispuesto y valiente alcanza para liberar a los que han caído del otro lado. Algunos ni siquiera saben dónde están. Ni están muy seguros que aquí sea mejor que allí. Las cosas en el agua se atenúan; se confunden. Adquieren una tonalidad diferente, difícil de explicar a los que no han estado sumergidos días, meses o años.
Había que esperar a la luna llena. Conseguir un espejo. No cualquier espejo; debía ser antiguo. Muy antiguo. Debía haber recogido la imagen de alguien que ya no estuviera, y ser capaz de retornarla. El héroe tardó tanto tiempo que dejaron de esperar su regreso. Llegó hasta el confín y más allá; hasta las tierras que brotan a la izquierda del Paraíso. Y un día volvió. Con el espejo. Cuando la joven emergió del agua, como todas las tardes, su hermana capturó su imagen en la superficie plateada. Tomó su mano. Y la trajo de vuelta.
Luego vino la celebración. El festejo de retorno. La boda. Las flores lloviendo sobre el héroe; las lágrimas de la hermana. La multitud llorando también, no se sabía bien por qué. Los manjares. Las calles engalanadas. Pasaron los días. Luego los meses. La gente se fue olvidando de todo el asunto. Quedó como una historia para ser contada por los abuelos en las fogatas. Al cabo de algunas generaciones, ya no se sabía si había sucedido tal como la contaban; luego ya no se sabía si había sucedido en verdad.
Ella, la que había vivido prisionera bajo el agua, iba a menudo a sentarse a la orilla del río. Pensaba que si no tuviera hermanos ni héroes habría permanecido de buen grado allí abajo.
Edición para el talentoso Alexander Ventura, el deseaba algo que expresara su lucha contra la corriente por expresarse a través de la danza y ese sentimiento de libertad que tiene al ser el mismo frente al mundo.
Un mar de sensaciones ha naufragado en mi cabeza. Por más que mis pensamientos me quieren hundir, tan solo sigo con los pies en remojo. Bailo al ritmo de un atemporal silencio que hipnotiza al futuro. Y es que me han contado tantos cuentos, que perdí el miedo a lo que esta escrito. Es por eso que grito en mayúsculas que busco un destino en blanco, el cual poder desvirgar. . . . . . . . #uw #underwater #underwaterworld #lifeunderwater #snorkelaroundtheworld #angelsofthesea #underwaterwednesday #bajoelagua #sea #meditterraneansea #igersmenorca #mediterraneanvibes #adventure #lifeofadventure #verso #reflexion #escribo #deepbluesea (en Costa Brava) https://www.instagram.com/p/BvrwiVyhCfo/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=1fudhe44789q6
Me dieron ganas de extrañarte sin ningún motivo. ----❣ #Bajoelagua #instagram #ManuelMedrano #Mifav https://www.instagram.com/p/Bqi4Th0niII/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=kuwtvr9dyfz7