Tumgik
#pena dura
hitchell-mope · 2 years
Text
Oh for fucks sake. It’s alive.
2 notes · View notes
theozzcl · 4 months
Text
Se fue, y se llevó lo poco bueno que me quedaba, Así de repentino como empezó, Así mismo todo termino. Convirtió la verdad en mentira, Convirtió el amor en odio, Convirtió la lealtad en traición, Convirtió las promesas en sueños rotos. Lo único que me dejó fue soledad, desconfianza y amargura, Ahora solo me queda reconstruirme este año o terminará siendo el último.
41 notes · View notes
railroad-spike · 2 years
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
ɢᴏᴛʜᴀᴍ ₅ₓ₀₅
137 notes · View notes
wachi-delectrico · 5 months
Text
la doralización de Steam me parte el alma, me la parte
6 notes · View notes
Text
CCJ do Senado aprova penas mais duras para crimes contra crianças
Agora, texto segue para Comissão de Segurança Pública A Comissão de Constituição e Justiça (CCJ) do Senado Federal (foto) aprovou nesta quarta-feira (22) o projeto de lei (PL) 4224/2021, que inclui na lista de crimes hediondos os cometidos contra crianças e adolescentes. A matéria também tipifica como crime a prática de bullying (intimidação) e cyberbullying (violência virtual). O texto segue…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
dexterlovescoffee · 1 year
Text
Estoy lobotomizando mi celular q divertido
1 note · View note
mapazzzz · 2 years
Text
Tumblr media
0 notes
pondysselth · 3 months
Text
Así de caluroso || Enzo Vogrincic
Tumblr media
El sol del mediodía caía a plomo sobre las calles de Montevideo, convirtiendo el asfalto en un espejismo humeante. El miércoles transcurría como cualquier otro día de verano, sofocante e implacable. A pesar del calor agobiante, una chica caminaba con paso ligero por 18 de Julio, alejándose de la facultad. El pelo se le pegaba a la frente, sudaba a chorros y el agua de su botella se había convertido en un caldo tibio. La libertad después de un largo examen era la recompensa que la impulsaba.
Cada paso era una lucha contra el calor. La chica apresuraba el ritmo buscando la sombra esquiva, deseando escapar de las fauces de la ciudad que tanto amaba.
De pronto, un leve malestar se apoderó de ella. El sudor se intensificó, la respiración se volvió dificultosa y un mareo familiar la amenazó. Se detuvo, tambaleándose, con la vista nublada y puntos negros danzando en su campo visual. Ignorando las señales de alarma, bebió un trago de la repugnante agua tibia y reanudó la marcha. Su única meta: salir de 18 de Julio. A duras penas, avanzó unas cuadras más, luchando contra un nuevo malestar que se instalaba en su cuerpo.
Allí mostrándose casi burlona detrás de esa inmensa puerta de concreto que se alzaba sobre la calle Juncal se encontraba uno de sus deleites visuales favoritos, Sarandí. Ella no sabía por qué, pero esa calle siempre la llamaba a explorarla. Aunque ya la había recorrido tantas veces, siempre encontraba algún tesoro nuevo. Se debatió si debía pasar por lo que ya era el desolado calderón a fuego ardiente de la Plaza Independencia para llegar a ese oasis visual que le abría paso a Ciudad Vieja o simplemente ignorarlo e irse a casa.
La exuberante calidez de la tarde le gritaba a la chica que debía ignorar el llamado a la exploración. Sin embargo, una fuerza interior, una mezcla de aventura y algo más que no podía nombrar, la incitaba a seguir adelante. Como diablillos en el infernal ambiente, sus deseos la empujaban por ese camino que solo le estaba trayendo malestares. Ignorando las señales de su cuerpo, que no estaba preparado para resistir más tiempo en esas condiciones, se decantó por seguir la incitación diabólica y entrar en el paraíso que era la calle Sarandí.
Arrastrando los pies como si una cadena de acero los uniera al suelo, se adentró en ese rincón de alegría que tanto la llamaba. Caminó unas pocas cuadras, disfrutando del pequeño oasis que se abría paso en el desierto de calor que se había apoderado de Montevideo. De repente, un golpe seco: su corazón aceleró a un ritmo desbocado, su respiración se volvió jadeante, su visión se nubló y su cabeza comenzó a dar vueltas. La conciencia se le escapaba de entre los dedos. Así se sentía: una bajada de presión producto de su insensato deseo de continuar un camino que no debería haber tomado, en un día en el que el mismísimo señor de los infiernos parecía haberse apoderado de las calles de la ciudad. Su destino: caer desmayada por su imprudencia.
—Tranquila, que te tengo.
Esa voz no era producto de su imaginación. Los brazos que la rodeaban eran demasiado cálidos y sudorosos, evidenciando que el desconocido también sufría las consecuencias del avasallante calor que emitía el asfalto. A pesar de que la conciencia se le escapaba, de que sus ojos se cerraban y dejaban de transmitir luz, la sensación de estar en los brazos de un extraño la obligaba a volver a la realidad, alerta ante un posible infortunio. Cuando el instinto de supervivencia se apoderó de su cuerpo y abrió los ojos con miedo, se topó con un ángel. El calor se disipó de su cuerpo al contemplar sus ojos color avellana, la sensación de sudor se olvidó con solo una mirada a sus labios, el mareo se ignoró por completo al observar su rostro como un todo. Enzo Vogrincic, en todo su angelical ser, la sostenía para evitar que cayera en la fogosa calle Sarandí.
—No te preocupes que te ayudo a sentarte.
Su voz me sacó de mis pensamientos, esta vez infinitamente menos agónicos. Me tomó con delicadeza y me llevó unos metros hacia atrás, hacia unas sillas de plástico rojas, no muy cómodas, con el logotipo de una conocida marca de bebidas. Estaban fuera de un local llamado Zabala. Solo allí me di cuenta de la distancia que mis pies, que ya se podían haber fundido con el asfalto, me habían llevado. Estábamos cerca del Registro Civil y a unos pocos metros del Implosivo Artes Escénicas, la escuela de actuación. He ahí esclarecida la aparición de mi inesperado ángel salvador. Con mi mente retornando de su estado de inactividad coherente lo primero que atiné a decirle a mi salvador fue.
—Perdón.
Una simple palabra, tan tonta que parecía fuera de lugar. Sin embargo, así me sentía: avergonzada de haberlo desviado de su camino. Posiblemente le molestaba ayudar a una desconocida que caminaba imprudentemente bajo el sol abrasador, con la única compañía de una cartera que contenía sus documentos para el examen, una tarjeta de transporte y su fiel botella de agua, que ahora parecía más una sopa por lo caliente que estaba.
La risa de mi nuevo acompañante me confirmó lo tonta que había sido mi respuesta. Doblemente avergonzada, lo miré a los ojos. Solo vi diversión por mis palabras y preocupación por mi extrema palidez y mi inminente desmayo.
—¿Cómo me vas a pedir perdón? ¿Te sentís mejor ahora sentada? Te voy a comprar un refresco y un agua fría, porque estoy seguro que te bajó la presión.
El hombre se irguió, enderezando su espalda, y se dirigió al restaurante con paso firme. Su objetivo era claro: conseguir las bebidas que me ayudarían a reponerme. Al cabo de unos minutos, regresó con un refresco y un agua fría. Se agachó de nuevo junto a mí, ofreciéndome el elixir que mi cuerpo, agradecido, absorbió con avidez.
—Muchísimas gracias, y te pido perdón por las molestias. Seguro tenías otras cosas que hacer más que asistir a una pelotuda que se desmayó.
Dije con pena, mirándolo a sus ojos marrones. Sentía cómo me ardían las mejillas. Solo entonces, al contemplar mi alrededor, me percaté de la bicicleta olvidada en el piso. Probablemente se había bajado de ella al verme en mi estado.
—No me agradezcas, solo hice algo que cualquiera haría.
Expresó mientras se giraba para buscar la bicicleta. Al levantarla, se regresó hacia mí y me dijo:
—Me llamo Enzo. ¿Y vos?
Le dije mi nombre con más confianza al ver que no parecía molesto ni apurado por irse. Le señalé el refresco, aún sin abrir, ofreciéndoselo.
—Eso es tuyo, no me lo tenés que devolver. Si yo fuera vos, también tomaría de ese. El azúcar te va a ayudar a recuperarte, todavía estás muy pálida. Si me permitís.
Con esa simple petición de consentimiento, acercó su mano a mi rostro apartando algunos cabellos que se me habían pegado por el sudor, aquellos que mi peinado no había podido contener y ahora se posaban rebeldes por donde ellos deseaban. Luego de poner mis cabellos en orden, su mano se quedó allí, posada en mi cuello. La sensación de tener aquel pesado miembro cerca de donde se medía mi pulso me inquietaba. ¿Y si podía sentir el acelerado ritmo al que iba mi corazón? Su rostro tan perfecto no era lo único que me embobaba; su amabilidad y sencillez con la que estaba allí delante de mí me estaba dejando el cerebro aún más atrofiado que cualquier síntoma debido al infernal clima.
Tomando otro largo trago de agua para disipar los efectos que él estaba teniendo en mí, tomé valor, lo miré a los ojos y le dije:
—Muchísimas gracias otra vez. Siento que te lo estoy diciendo ya muchas veces, pero de verdad estoy agradecida con tu gesto. Pudiste haberme ignorado y dejarme tirada en la calle, y no lo hiciste.
—No tenés nada que agradecerme. Decime, ¿vivís por acá? Así te acompaño y me quedo tranquilo de que llegaste bien.
Me respondió aún con su mano posada delicadamente sobre mi cuello, dejándole leves caricias y sus ojos mirándome fijamente, entre preocupados y con algo parecido a ternura.
—No vivo por acá, ni cerca. Solo vine porque acabo de dar un examen y quería recorrer. Iba super bien hasta hace unos momentos.
Ya dejando un poco de lado la vergüenza, le respondí un poco más animada y sin tanta timidez. Tanta, ya que tener a alguien tan bonito enfrente de ella solo hacia que se pusiera nerviosa.
—Ok, sin ser muy invasivo, ¿dónde vivís? Tal vez te puedo llevar o algo. Me preocupa que te vayas sola después de que casi te desmayas. Si querés, llamamos a alguna amiga o alguien que te venga a buscar.
—Vivo en Manga, así que un poco lejos de acá. Y mis amigas en estos momentos...
Dije entre risas, diciendo donde vivía y luego chequeando la hora: 16:04. Para saber dónde podrían estar alguna de mis amigas para contestarle.
—Mis amigas están todas trabajando, así que no queda de otra que irme sola. Quedate tranquilo que no me va a pasar nada.
Le contesté intentando calmarlo y asegurarle de que todo estaría bien y no me volvería a pasar nada.
—Te invitaría a mi casa, pero siento que para un primer encuentro es mucho. Me conformo por ahora acompañándote a tomar el bondi.
Volviendo por la calle Sarandí, por la tan calurosa Ciudad Vieja. Ese tipo de calor que hacía que el asfalto derritiera el calzado y definitivamente el tipo de calor que hace que se te baje la presión y encuentres a Enzo, quien ahora te tiene montada en su bicicleta mientras ambos ríen y disfrutan el pequeño aire que les llega por la velocidad con la que conduce el antes mencionado. Ese era el tipo de día caluroso que hacía aquel día en Montevideo.
393 notes · View notes
mitskithin · 1 year
Text
para de sacrificar o corpo dos seus sonhos por causa de comida sua balofa!!! a sensação de prazer só dura uns segundos após vc engolir, valeu a pena? vale mesmo a pena se distanciar a cada dia q passa de ser sempre elogiada, paquerada, invejada, ficar bem em qualquer roupa q vestir e várias outras coisas boas na sua vida por causa de comida????
Tumblr media
*inspo
509 notes · View notes
outlanderrepublic · 2 months
Text
¿Si logramos salir todos de la cama, preguntaba nuestro #KingOfTodo el viernes 24/2 en Sydney en la apertura del Hublander? Nosotras, a duras penas... El king, a pesar de su carucha de dormido (pero llena de sol), hizo de todo!!! Contestó preguntas de la audiencia, habló de la queen, abrazó bebita, recibió regalitos, se sacó fotos durante tres horas, firmó autógrafos y dibujó una remera genial (con abdomiflanes, cinturón y kilt) para ser subastada con fines benéficos. ¿Qué más se le puede pedir??? Y eso que sólo era el primer día
Miles de tankius a todas las fans que super generosamente sacaron fotitos, filmaron y compartieron en las redes. Créditos a ellas. Nuestra edición
#LoVisteAlKingOfTodoEnAustralia ?
#LoLindoQueEsEsteSeñor
#EsePantalonVerdeYaSeLoVimos
#Hublander
#RememosLaSequia
#Outlander
#OutlanderFanMal
#OutlanderPasion
#OutlanderasInsaciables
#PoneleOutlanderATodo
65 notes · View notes
hitchell-mope · 2 years
Text
Oh Barnett.
0 notes
theozzcl · 4 months
Text
Poco a poco se desvanece su figura, su rostro se pierde entre la multitud de gente que quedo en el pasado, su aroma se esfuma como la niebla al llegar el medio día, su voz ahora no es más que un silbido irreconocible que desaparece en el viento. Bendito sea el odio que avanza de manera rauda en mi mente borrando todos los recuerdos que resultaron ser mentiras. Bendita la ira que me motivo a tirar todas sus promesas al eterno olvido del fuego. Ahora espero sentado en la cornisa del acantilado, consolado por la brisa helada del mar, que el invierno llegue y la lluvia se lleve los últimos restos de esa vida que se desvaneció.
14 notes · View notes
kiyovazquez · 2 months
Text
Little rainbow (Wukong x Kiyo)
Tumblr media
Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
48 notes · View notes
white-fang-22 · 12 days
Text
"La paciencia es la cosa más dura para el espíritu. Pero es lo más duro y lo único que merece la pena aprender. Todo lo que es naturaleza, desarrollo, paz, prosperidad y belleza en el mundo, descansa en la paciencia; requiere tiempo, silencio, confianza."
-------- Hermann Hesse
44 notes · View notes
caostalgia · 7 months
Text
PERSONAL
Esto es el fin de una serie de escritos largos, he hablado de mí, de mi vida, lo que me hundió y motivó.
Hable del interés e intereses que en mí habitan, pero siempre de forma romántica, y es que eso soy, un romántico, con errores y aciertos, con escritos buenos, malos y aceptables.
Hable de las conexiones de un simple soñador despierto, que al dormir ve mucho y nada a la vez, me encuentro un día a su lado y al siguiente, cuando abro los ojos, recuerdo que ya no está más.
He hablado de lo que para mí era un paraíso, de lo que en mí hizo, tanto su risa, su amargura, su perdida de paciencia, su amor, su tristeza, pero vaya que era una persona dura, persistente, que quiere lograr todo aunque tenga muchas cosas que la agobien y a veces ahoguen.
Y aquí estoy yo, en mi habitación, sentado, escribiendo esto, jazz clásico de fondo y un cigarro, esperando que sepa que cuando ella esté mal, aquí estará una voz como la mía para hacerle bien.
Esto ya es algo personal, porque siento haber trascendido, crecido o madurado como persona, aún tengo recaídas como todos, pero la vida te enseña.
La vida es esa escuela que pisas desde que llegas al mundo, te enseña de mil cosas, de ser un hombre sin la necesidad de un padre; de salvar de la perdición y depresión a tu madre, esa mujer que siempre lo da todo por uno y a veces renegamos de ello; aprendes de las apuñaladas por la espalda y de quien es un verdadero amigo; aprendes del amor, de que el corazón es el más sensible en uno, es ese que nos hace estallar de alegría internamente al verla u oírla y nos hace partirnos por la mitad al saber de su partida.
Ten por seguro que aquí sigo, y seguiré, no sé por cuanto tiempo más, pero aunque esos sentimientos se vayan o se escondan, siempre estaré para ti, para ti, persona que hizo de mi vida y una etapa de ella más feliz, que me hiciste descubrir que lo efímero es el tiempo, porque el amor puede ser eterno, como el de Napoleón y Josefina, esté al morir dijo en sus últimas palabras "Francia, ejército, Josefina" que su último aliento antes de cruzar la línea entre la vida y la muerte haya sido el nombre de su amada es tan... poético. Otro ejemplo es el de Edith Piaf y Marcel Cerdan, Edith perdería a Marcel luego de un accidente de avión, y en ese día, en la función que estaba por dar en 1949, luego de una ola de aplausos, decidió pedirle al público que esta vez no la aplaudan más, que solo le cantaría a "Marcel Cerdan" y cantarle a su amor una promesa "Tendremos toda la eternidad para nosotros".
Y me pregunto ¿Qué hay más personal que el amor hacia otro ente en esta vida? Una vida que te hará ver la tristeza y la alegría.
Una vida que al inicio la tenía contigo y ahora la sueño en algún día la tengas conmigo.
Es el amor, ese motivante de tantas cosas, ese que te inspira a ver con otros ojos cosas que antes no te interesaban y darles una oportunidad, ya sean videojuegos, estilo de música, religión, estudios.
¿Qué haríamos sin el amor? Una vez oí la frase "De amor nadie se muere, pero sin amor no vale la pena vivir" hago hincapié que en esta pequeña frase habla sobre todo tipo de amor, no solo el de pareja, aunque sea el que más profundo cala cuando se aleja.
Volviendo a lo personal, te extraño y extraño tu voz, tu risa, que me hables de lo que te apasiona y te motiva, pero la vida es una y algún día la volveremos a ver juntos, tengo "fe" se podría decir, de momento... sé feliz, que de igual quien te odie y ama a quien te ama, disfruta la vida tanto como puedas, eres capaz de todo, aunque ahora yo solo sea trozos de una estrella fugaz en tu cielo.
Compartimos el mismo firmamento, miramos la misma luna y el mismo sol, solo el tiempo y su manto decidirán si alguna vez hay un "Los 2"
Y desde aquí, en mi habitación, sentado, escribiendo esto, jazz clásico de fondo y un cigarro, quiero que sepas que te deseo lo mejor y estaré siempre para ti, por si sientes que el mundo se te viene encima.
Gracias por tanto y abrazos a la distancia.
Kanbghik - 3id milad sa3id
Atte. Sirius
Versame_
101 notes · View notes
leearen · 3 months
Text
Tumblr media
Ha golpeado en la cabeza a un humano que carga una biblia, de todas las cosas, pero no duda que deben haber más cerca. "No hagas ruido." es lo que susurra al divisar a otro vástago en su camino, antes de aferrar la muñeca del contrarie, y caminar por la orilla de un edificio en llamas. El humo es sofocante, por lo que a duras penas encuentra un camino hacia la oscuridad del bosque rondante. "¿Estás heride? ...no puedo creer que tengamos que hacernos cargo de los desastres ajenos..." masculla, muchas manos del clan se habían unido para controlar el fuego, ¿Y encima cazadores? lo único que faltaba. "Pregunto porque puedo ayudarte con eso." señala, sin dar muchas más pistas de que se refería a los dones de la senda de la sangre.
40 notes · View notes