Nadie me ha visto de la forma en que tú me has visto,
Nadie me ha escuchado de la forma en que tú me has escuchado,
Nadie me ha tenido de la forma en que tú me has tenido...
Tú y nadie más que tú me ha tenido sobre él,
Tú y nadie más que tú ha jugado con mi lengua,
Tú y nadie más que tú ha logrado recorrer mi piel,
Solo tú has escuchado mis gemidos,
Solo ha ti te he besado, solo a ti te he tocado, solo a ti te he mordido, solo a ti te he apretado, y eres al único que le he permitido hacer eso conmigo...
Dime ahora cómo te borro de mi mente, cómo te saco de mi corazón, cómo eliminó tus huellas de mi piel, cómo dejo de pensar en tu cara y en tus sonidos de placer.
Si bien no llegamos al final y no te entregue lo más preciado, estuvimos cerca y siento que te pertenezco, y que ya no hay vuelta atrás.
Se que tal vez tú solo te dejaste llevar por el momento, pero para mi ese momento fue todo, ese momento marcó mi vida para siempre.
Eres mi mejor amigo y me gustas, me gustas como nadie me ha gustado antes y no se qué hacer para ahogar mis sentimientos...
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“La experiencia es un billete de lotería comprado después del sorteo”
Gabriela Mistral
Gabriela Mistral, es el seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga, poeta, diplomática, profesora y pedagoga chilena nacida en Vicuña en abril de 1889, recibió el Premio Nobel de literatura por su trabajo poético en 1945.
Fue la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir un Premio Nobel.
Nació en el seno de una familia modesta, su padre era profesor y poeta de ascendencia española y su madre también de familia española cuyos abuelos eran descendientes de familias propietarias de tierras en el Valle de Elqui.
Pasó su infancia en diversas localidades del valle de Elqui, llamado antiguamente también como valle del Coquimbo.
Entre los 3 y 10 años, Mistral vivió en la pequeña localidad de Montegrande, siendo éste el lugar en la que Mistral consideraría su ciudad natal, y el mismo en donde pidió que se le diera sepultura.
Por el lado de su madre Gabriela tuvo una media hermana mayor y por el lado de su padre un hermanastro.
El padre de Gabriela abandonó el hogar cuando ella contaba con tres años, y a pesar de esto ella siempre lo defendió. Se dice que revolviendo papeles encontró unos versos “muy bonitos” los cuales dijo; “despertaron mi pasión poética”.
En 1904, trabajó como profesora ayudante en una escuela y eventualmente enviaba colaboraciones literarias a el diario serenense “El Coquimbo” y en “La voz de Elqui” de Vicuña.
Quiso ingresar en una escuela normal pero fue excluida por prejuicios religiosos, y sin embargo obtuvo el titulo de “profesora de estado” al validar sus conocimientos ante la escuela normal No 1 de Santiago.
Al no haber concurrido al instituto pedagógico y haber obtenido el titulo por covalidación de conocimientos, Gabriela padeció de mucha rivalidad por parte de sus colegas.
Gabriela Mistral fue contratada por el Gobierno de México a petición del ministro de educación José Vasconcelos, con la finalidad de conformar un nuevo sistema educativo, quien ponía especial enfoque en la enseñanza rural.
La reforma rural en la educación tocaba en Gabriela fibras muy intimas en su anhelo de llevar la educación a los campesinos y a las areas rurales, la cual la hizo darse cuenta de la importancia de su encargo, mismo que ella veía como una verdadera “cruzada”.
La vida de Mistral se mueve entonces entre los pueblos indígenas y los altos niveles de la intelectualidad mexicana y de su gobierno, poniendo todo su entusiasmo y alma entera en esta tarea.
A partir de esta experiencia que duró dos años, Mistral se volvió simpatizante del movimiento latinoamericanista pensando en la región como si se tratara de un gran país, reflejando esto en su poema Cordillera en 1957.
En 1925 Gabriela regresa a Chile en donde es nombrada delegada del instituto de cooperación intelectual de la sociedad de las naciones, fundando un instituto encargado de difundir las tradiciones de los textos franceses de los libros mas representativos de Latinoamérica, así como en su labor pedagógica.
El 10 de diciembre de 1945, Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura por parte de la Academia Sueca, donde con el dinero del premio se compró una casa en Santa Barbara California en donde fungió como Consul en esa ciudad.
Años mas tarde Gabriela fue nombrada cónsul en Nueva York en 1953 consiguiendo estar con la escritora estadounidense Doris Dana con quien estableció una controvertida relación y con quien mas tarde terminaría siendo su portavoz, y albacea oficial.
Gabriela Mistral murió el 10 de enero de 1957 a la edad de 67 años, tenía diabetes y problemas cardiacos y sufrió un derrame cerebral pues padecía arterioesclerosis.
En su testamento estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur se destinase a los niños pobres de Montegrande.
Fuente: Wikipedia
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