Tumgik
#movimiento de los labios
thresholdbb · 6 months
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¡Alerta roja!
El traductor universal está fuera de línea
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deepinsideyourbeing · 1 month
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Movie Night - Enzo Vogrincic
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+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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myillicitaffair · 3 months
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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voglatte · 3 months
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smut con matías y que sea muy dom porfa, im begging you bestie 😢
⊹ ┊OR NAH ꒱ .゚
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↷ ˊ- pairing: matías recalt x f!reader.
warnings: +18, dom!matias, minors dni, choking, dirty talk?, creampie, p en v, thigh-riding, (leer bajo su responsabilidad).
summary: matías no se salva de caer bajo tus encantos aún sabiendo que eres prohibida.
• dani’s typing… ! siento que no sirvo para escribir smut pero bueno hago todo lo posible para que quede decente.
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las luces de colores adornaban el lugar junto con un puño de gente en la pista de baile, sintiendo la música que sonaba dentro del local donde se encontraban.
ya habías dejado de sentir tus piernas pero aún así decidida seguiste moviendo tus caderas con movimientos circulares mientras tus manos bajaban por tu figura cubierta por un fino vestido negro de cuero.
no pasó más de dos minutos cuando la respiración pesada y entrecortada de alguien chocaba contra tu cuello caliente, no le diste mucha importancia y seguiste bailando pegando tus caderas a la notable intimidad del “extraño”.
tu cuerpo se relajó al sentir el característico olor de hierba con menta, que te volvía loca.
“te quiero comer entera, nena” la voz de matías sonaba un poco más profunda de lo que era haciendo que tus muslos se apretaran para aliviar el calor que se posaba en tu vientre.
no dejó pasar el detalle subiendo su mano hasta tu cuello dándole un pequeño apretón y riendo.
“sos una atorada, muñeca. espera que por lo menos estemos en un lugar más privado” dió un último apretón en tu cuello dejando la marca de los anillos que adornaba sus dedos y de un jalón te llevó fuera del local sin decirle a nadie.
sentías tus pantys mojadas y la cara interna de tus muslos llenarse de tu excitación.
“te voy a coger tan duro que te voy a dejar hecha un desastre, hm” la pesaba mano apretó tus mejillas dejando tus labios en forma de pez, para adentrarse a su auto con tu compañía.
tu respiración se entrecortó frotando por milésima vez tus muslo, tu centro pedia a gritos atención y matías no estaba aguantando más.
llegaron en tiempo récord donde él residía y sin perder tiempo estampó tu espalda contra la puerta de la moderna casa haciéndote gruñir por la rudeza.
“ahora muñeca, te vas desquitar tu misma en mi muslo mientras veo esas tetas tuyas rebotar enfrente de mi” al tiempo de la luz te despojó de tu vestido haciéndote sentar sobre él, en su cómodo sillón. “es mejor que vayas empezando desde ya” golpeó tu glúteo.
una mancha ya se formaba en los pantalones claros de matías y podías decir que te avergonzaba lo necesitada que estabas pero es que nunca lo podías evitar, más cuando se ponía autoritario, dándote órdenes.
tus caderas empezaron a tomar vida propia moviéndose para adelante y atrás consiguiendo el ritmo perfecto, tus gemidos salieron de tu boca al sentir la áspera tela de sus jeans contra tu clítoris aún cubierto por la fina capa de la ropa interior.
su boca aprovechó de morder y chupar tus sensibles pezones mientras dos dedos de su mano llegaron a tu boca, lo entendiste completamente y empezaste a chuparlos casi atragantándote.
“soy adicto a tus tetas, amor” ronroneó sintiendo la húmeda de tu boca contra sus dedos y la viscosidad en su prenda inferior.
el único sonido que se escuchaba eran las succiones de matías junto a tus gemidos cada vez más agudos que indicaban que estabas a punto de venirte.
tus movimientos se volvieron más desordenados cosa que lo notó y te hizo parar.
negó sonriendo, disfrutaba verte así toda arruinada con tus cabellos sudados pegados a tu frente y con la máscara corrida, culpa de las pequeñas lágrimas que salían de tus ojos por placer.
“no amor, te vas a venir en mi polla” te hizo levantarte con el leve temblor en tus piernas hasta llegar a su espaciosa habitación con la cual ya estabas familiarizada.
llegó a tumbarte en las acolchadas mantas mientras se desprendía de sus prendas con extrema rapidez, sus dedos bajaron el elástico de tu ropa interior dejando ver tu intimidad brillante cosa que le hizo agua la boca.
pero ya sería para otro momento, todo lo que quería era cogerte hasta que alguno de los dos no dieran más.
su polla ahora liberada y rodillas apoyadas en el colchón hizo que se inclinara un poco, pegando toda su masculinidad a tu vientre.
la deslizó unas cuantas veces en tu centro haciéndote lloriquear como una mimada lo cual fue reprendido por dos fuertes nalgadas en tus glúteos dejándolos rojos.
“cerra la boquita” dió dos golpecitos suaves en tu mejilla mientras tus labios formaban un puchero. “¿estás lista para lo que te voy a dar o no?” y con un leve asentimiento de tu parte su miembro se hizo espacio entre tus labios inferiores, cavando profundo en una sola estocada que te hizo gritar.
sus manos se mantuvieron firme en la parte trasera de tus muslos pegándolos a tu pecho mientras veía en primera plana como tu intimidad tragaba su polla.
sus manos ya marcadas en tus muslos y glúteos por las nalgadas que te daba cuando sentía su miembro ser apretado por tu intimida.
“preciosa, me vas asfixiar con tu coño” dijo entrecortado, su respiración se iba agitando con el paso del tiempo.
tu intimidad absorbía su polla y la apretaba de una manera exquisita para él que se encontraba al borde del colapso, en esos minutos donde sus movimientos se hicieron perezosos y sus gruñidos eran más fuertes, tomó tu cuello con rudeza apretando en el punto clave.
dos, tres, cuatro estocadas más y su semilla desbordaba de tus pliegues junto a tus jugos. la habitación olía a sudor y sexo, inhalaste por la boca queriendo agarrar todo el aire que se te había escapado.
se quedó observando un momento como su semen se mezclaba con los jugos de tu intimidad y sintió otra vez el calor en su vientre.
dejó un beso algo bruto en tus labios y se acostó al lado de tu figura mientras te apretaba junto a él.
no bastaron diez minutos cuando sonó un móvil, era el de matías y el nombre que alumbró la pantalla fue “enzo”, esperó unos segundos y le respondió a su amigo.
— “hey boludo ¿de casualidad mi hermana anda con vos?” se escuchaba cierto ruido por el móvil, indicando que aún seguía en el boliche.
— “lamento informarte que no, creo que me comentó que se iba a quedar donde lena y que la iba a pasar buscando, seguro se le pasó decírtelo a vos” a veces no sabía con que cara mentirle a su amigo cuando a su lado tenía a sus mismísima hermana en brazos.
— “ya la llamaré, dale matu ¡gracias!” sonó un característico sonido indicando que había trancado.
te reíste un poco para luego negar con tu cabeza.
“no se si sabés pero lena me dijo que ya no la usáramos como cuartada” dijiste y el rodó los ojos.
“en realidad, no me importa” se lanzó contra tu boca, besándola sin ningún apuro.
así es, te estabas enredando con el amigo de tu hermano desde hace ya varios meses pero ninguno tenía la cara de decirle por lo que se mantenían en secreto y les estaba gustando a ambos, le daba un poco más de emoción a la situación.
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by ﹫ VOGLATTE ╱ ando trabajando en más escritos que próximamente los voy a estar publicando, paciencia que a veces me llegan muchos pedidos (los tqm) .ᐟ
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americangroupie · 3 months
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♱ flesh for fantasy ♱
enzo vongrincic x reader
tw: +18, el uruguayo recibe
a/n: voy a ir mezclando varias de sus sugerencias en las fics mas largas, e iré haciendo unas más específicas pero cortitas <3 tengo un montonaaazo así que ruego paciencia, pero les voy a dar en el gusto lo prometo
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
a pesar de estar acostumbrada a tener el departamento vacío, habían días donde el silencio se hacía mas presente que nunca. no era culpa de él, por supuesto, pero era la culpa de la falta de su presencia al ser tan dedicado y apasionado por su vocación.
el día había concurrido con tanta lentitud que sentías poder contar los segundos al pasar al frente tuya, hacías miles de tareas domesticas para mantenerte ocupada en un híbrido domingo que deseabas hubiera sido tanto tuyo como de ambos. pero nada te ponía mas contenta que verlo llegar a la casa con nuevas anécdotas, nuevas amistades y nuevas experiencias que comenzaba a expulsar con rapidez de sus labios sin siquiera haber abierto la puerta del departamento por completo.
hoy no fue un día de esos.
“hola mi amor.” lo saludaste con dulzura desde el sillón al mirarlo cerrar la puerta detrás suya. su semblante era distinto, sus cejas estaban fruncidas y los sus manos estaban enroscadas en puños. tardó un par de segundos en contestarte, y ladeaste la cabeza.
“hola, amor.” dijo con un tono monótono, distinto a como solía saludarte usualmente al haber estado todo el día sin verse.
“¿cómo estuvo el día?”
“bien. ¿y el tuyo?”
“bien, gordo, gracias.”
“me alegro.”
“ahora si te pregunto de nuevo, ¿me respondes con sinceridad?”
enzo te dirigió la mirada por primera vez desde que entró al departamento, y te dedicó con una sonrisa ladeada y forzada. “¿tanto se me nota?”
“mm..” fingiste pensar. “puede ser que un poquito mucho.”
rió mientras pasaba las manos por su pelo. “no es nada importante, en realidad. el nuevo jefe de producción me tiene las bolas llenas. no entiendo por qué te ponés a trabajar en la producción de una película si no estás ni ahí con el cine.” pausó, suspirando y quitándose el buzo que llevaba. “pero no me quiero desquitar con vos, amor. no es culpa tuya.”
te acomodaste en el sillón al seguirlo con tu mirada mientras se sentaba al lado tuyo. “si te queres desquitar hazlo, mi amor, para eso estoy.” acercaste tu cuerpo mas a él, tomando su mano y jugueteando con sus dedos. “te quiero ayudar, podemos hacer lo que vos quieras.”
“ya se me va a pasar bonita, no es necesario que hagas nada. con que te quedés acá conmigo estoy bien.” estiró sus dedos dentro del agarre de tu mano al hablar, devolviéndote el inocente jugueteo.
“pero quiero que estés más que bien, enzo.” respondiste suavemente, llevando tu mano libre hacia su pelo y acariciándolo con lentitud. enzo no demoró en responder con su cuerpo, cerrando sus ojos y tirando la cabeza hacia atrás levemente, suspirando al dejarse derretir al ritmo de tus caricias. “dejame ayudarte.” hablaste bajito al acercarte a su cuello, despositando dulces y cortos besos sin cesar el movimiento de tu mano en su pelo.
enzo gimió en respuesta. “lo que vos quieras, princesa. todo tuyo.”
“¿todo mío?” sonreíste pícaramente, subiendo tus besos hasta su mejilla, y te acercaste a su oreja. “¿eres todo mío?”
sonrió con los ojos cerrados. “sí, mi amor. entero.” reíste contra su mejilla, dandole piquitos por toda su cara mientras subías tu cuerpo encima del suyo, sentándote en su regazo.
“decime de nuevo.” dijiste con una sonrisa pintada en tus labios.
te respondió de la misma forma. “sos tan caprichosa.” frunciste el ceño, colocando tus ojos en blanco. a raíz de tu acción, enzo subió una de sus manos a tu mejilla para así acariciarla, mirándote con una sonrisa y luego bajando su mirada hacia tus labios. “mi nenita caprichosa.”
te inclinaste hacia el para amoldar sus labios en un beso, ladeando tu cabeza de inmediato al sentir su mano bajar desde tu mejilla a tu cintura, reposándola sin aplicar fuerza. moviste ambas manos a su cuello, alternándolas de lugar entre sus mejillas cada cierto tiempo para acercarlo más a ti al querer profundizar aun más el beso.
pocos segundos después abriste paso a tu lengua en la cavidad bucal contraria, dejando esta chocar contra la suya fusionándose entre sí en un tortuoso ímpetu. podías saborear el gusto mentolado de sus labios en tu propia boca, escuchando únicamente los jadeos de enzo que se mezclaban con los tuyos, sintiendo como su respiración se aceleraba a medida que pasaban los segundos.
te separaste lentamente de sus labios, quedando un hilo de saliva entre ambos mientras respirabas agitadamente sintiendo las caricias en tu cintura. juntaste tus labios con los suyos una ultima vez para luego dejar un camino húmedo de besos hasta su cuello, mordiendo levemente algunas areas. “déjame hacerte sentir bien, en. te quiero quitar todo el estrés”
escuchaste una risa en medio de sus jadeos. “adelante, mi vida. te dije que podés hacer lo que quieras conmigo. soy todo tuyo.”
te incorporaste encima suya, jugueteando con el borde de su remera mientras le sonreías pícaramente. “como querés que no sea caprichosa si me das siempre en el gusto, amor.”
“es imposible no darte en el gusto. sos muy bonita” dijo luego de que le quitaras la remera, tirándola sin mirar dónde caía.
comenzaste a bajar tus besos a través de su cuerpo, sin dejar un hueco que tus labios no hayan tocado mientras te acomodabas entre sus piernas. al subir la mirada te encontraste con tu novio mirándote expectante, con el pelo desordenado y los labios ligeramente rojos. el solo ver como te miraba con lujuria te hizo estremecer, comenzando a bajar sus pantalones con lentitud sin romper el contacto visual.
su ropa interior era gris, dejando ver su líquido preseminal a través de esta y marcando su bulto aún más de lo que normalmente sería. depositaste breves besos encima de este, sintiendo como su cuerpo se estremecía bajo tu tacto y mirando lo rápido que se desesperaba al tenerte así.
“dale nena. no me hagas rogar.” dijo acomodando el pelo de tu cara, agarrándolo en una colita con su mano. “dejáme sentirte bien.”
asentiste con la cabeza; sin ánimos de molestarlo al querer desviar su mente de el estrés que sentía en el momento. aunque la manera en la que te miraba te hacía pensar que su mente estaba lejos de pensar en cualquier cosa que no fuera la vista que tenía en frente suyo.
al bajar por completo su ropa interior afirmaste su miembro desde la base para trazar una línea recta con tu lengua lentamente, hasta llegar a la enrojecida cabeza. lo escuchaste gruñir en respuesta a tu acción, tirando la cabeza por completo hacia atrás mientras se mordía los labios.
jugaste con la cabeza del miembro en tu boca, torciendo tu lengua al rededor de esta mientras mirabas como enzo reaccionaba a cada caricia que le hacías y escuchabas con atención cada jadeo y quejido que salía de sus labios.
lo masturbabas con movimientos lentos, dejándolo mirar detenidamente como tu lengua recorría toda la longitud de su miembro mientras lo acariciabas con suavidad, quejándote levemente al tenerlo en la boca al mirarlo derritiéndose del placer.
“tocáte, bebé.” gimió al mirar como no te podías quedar quieta. “ahógate mientras te frotás.” asentiste con rapidez, bajando tu mano por entremedio de tus piernas y gimiendo instantáneamente sobre su miembro. “estás mojadita, mi amor?” volviste a asentir, dejando que tus dedos se empaparan de tus líquidos.
acorde pasaban los segundos enzo comenzó a tomar control de tus movimientos, moviendo tu cabeza de arriba a abajo mientras lo mirabas a los ojos, sintiendo como el agarre de tu pelo se volvía más y más fuerte y su respiración se agitaba aún más.
te separaste unos segundos para escupirle a la punta, rodando tu lengua por encima de esta seguidamente con rapidez mientras tu mano se movía ágilmente por el tronco de su miembro. “así, así, por favor chiquita no pares.” gimió al sentir como chupabas la cabeza y tu mano aumentaba la velocidad, apoyando su cabeza en el sillón y alzando su cuerpo, indicándote que estaba por correrse en tu boca.
acompañado de gruñidos y gemidos, sentiste tu boca llenarse del tibio líquido mientras tu feminidad se apretaba alrededor de tus dedos al mirarlo así, completamente entregado a vos.
“abrí.” dijo enzo tomándote del mentón. “mostráme la boquita.” sacaste la lengua por un par de segundos, dejándole ver que ya no quedaba nada más en tu boca. “muy bien, mi amor.” habló en un tono burlesco mientras acariciaba tu mentón, mirándote con ojos enamorados. “te ves tan bonita así; sin aliento, despeinada, tus labios hinchados, con los cachetes pintados de rojo..” se mordió los labios al finalizar su oración. “sos perfecta.”
te sonrojaste aún más con sus palabras, incorporándote encima de el para esconder tu cabeza en el hueco de su hombro. “¿te sentis mejor ahora, amor?”
“imposible estar estresado así, princesa.” dijo acariciando tu pelo luego de dedicarte una pequeña risa. “pero podría sentirme aún mejor si tenés más ideas.”
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flan-tasma · 1 month
Note
Hello :3 can I request a Lyney x female reader who is a mechanic, and Lyney flirts with her while shes working in hopes to make her flustered, but she ends up flirting back and makes him flustered instead, which leads to Lyney finding out he likes being topped by a girl in bed so, a sub lyney x dom female reader :3 Thank you!
💖~ I had a lot of fun with this, I won't deny it. I have never felt like this in my life heeeelp
Warning: Smut, Fem!Reader | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar el tintineo de la campana que dió el aviso de su llegada. El ruido del reloj constante entraba por uno de sus oídos y le salía por el otro mientras pasaba a través de los estantes de la tienda repleta de artefactos y cachivaches que, para el ojo de los desconocidos e incultos en tu tipo de arte, pensarían que era producto de un huracán que tiró todos los tubos y los engranajes alrededor de los estantes desorganizados.
Lyney había escuchado tu voz dándole la bienvenida a tu tienda, una frase que repetías casi de manera mecánica cuando la alerta en forma de campana sonaba. Tu entera concentración no estaba en el mago, cosa que lo molestó en algún lugar de su profundo corazón, sino que tu mirada estaba más interesada en el intercambio de los engranajes de lo que parecía un reloj en su más puro estado de metal y agujas desnudas sobre tu mesa empolvada, brochas, llaves y destornilladores te rodeaban como si solo hubieran sido tiradas sobre la mesa para esperar su turno de ser usadas por tus manos que jugaban con las partes del reloj, descubriendo poco a poco el rompecabezas que habías armado y cuyas piezas fallaban de alguna manera para caer en tus manos.
“Parece que ni siquiera tienes tiempo para saludarme correctamente, cher.” El mago, tan dramático como solía ser, se puso una mano en su corazón dolido por tu frialdad. Tus dedos se detuvieron al escuchar su voz, la sombra de una sonrisa en tus labios se formó mientras te quitabas los anteojos y los dejabas sobre la mesa.
La parte de atrás de la tienda es donde solías trabajar, era tu taller, no sé suponía que alguien entrara a tu rincón privado, pero Lyney siempre tuvo este pase de entrada, incluso si nunca se lo dijiste, él sabía que podía pasearse por dónde le diera la gana en tu tienda y tu taller. Ese era su privilegio. Solo suyo.
“Pensé que tenías una práctica para tu show de mañana.” Lyney no soportó un minuto más para tomar tu mano y quitarte tus guantes grasientos antes de entrelazar sus dedos con los tuyos y levantarte para fundirse a sí mismo en tu abrazo. Un sonido de satisfacción, como dejar salir sus preocupaciones desde sus pulmones, te calentó el pecho junto a su otra mano sobre tu cintura.
“Tengo un problema muy urgente y solo tú puedes ayudarme.” El mago sonrió, la misma sonrisa de un zorro astuto a punto de robar algo, la sonrisa que te hizo imitarlo con diversión. “Siento mis extremidades entumecidas cuando trató de subir al escenario, cher. Necesito que engrases mis articulaciones para que pueda volver a mi puesto como el gran mago que Fontaine conoce.”
El chico parecía obsesionado con soltar las peores frases para ligar referente a la mecánica, te habías enterado por Freminet que incluso llegó a pedirle explicaciones a él para planear sus avances al inicio de su cortejo, y parecía que no tenía planes de terminar con sus movimientos. Te sorprendió que no se le cruzara por la cabeza la idea de usar alambres y tuercas como serpentina un día de estos. Aunque no niegas que tal vez sí lo hizo y lo descartó para no hacerte daño.
La sonrisa victoriosa y orgullosa del mago te calentó el corazón, no importaba si querías meterle un trapo en la boca para que se calle mientras seguía soltando una gran cantidad de basura romántica mientras te hacía bailar con él en el pequeño taller. Su corazón bombeaba como el fuego de una maquinaria a vapor, estaba seguro de que necesitaría que le ayudes a transformar ese anticuado mecanismo en uno totalmente nuevo y moderno, así podría amarte mejor también. Tal vez podrías hacer algo como una fuente y jugar con la energía hidráulica para que sus circuitos te den pequeñas descargas eléctricas a distancia cuando pensara en ti.
Sus intentos de ponerte ese precioso color colorado en tus mejillas fue humilde, podrías clasificarlo en uno de los mejores solo porque su voz es preciosa mientras cerca de tus labios y acariciaba tu mejilla con la esperanza de que su magia haga aparecer tu sonrojo. Lyney era un buen hombre y merecía que lo reconocieran.
“Si es así, creo que debo abrirte y revisar qué está mal contigo.” Tu juego pudo haberse quedado en eso solamente, pero no te echarías para atrás, mucho menos cuando el propio Lyney casi se atraganta cuando le quitaste su capa y lo tomaste por los hombros para besarlo. Dio un grito interno junto a un reseteo de su propio cerebro mientras te sujetaba por la cadera y trataba de seguir tu ritmo, pero ya lo habías sentado en tu mesa de trabajo y los botones de su camisa se estaban desabotonando. Su sombrero y su camisa blanca quedaron en tu mesa, el lugar más limpio del taller en el que trabajaban normalmente arreglando guardias robots, ahora estabas aplastando el miembro de Lyney en tu mano mientras lo obligabas a no apartar la mirada.
Sus ojos casi se nublaron cuando tu mano lo agarró por el mentón y le abriste la boca con tus dedos, provocando que un nuevo jadeo se escuche dentro del pequeño taller.
“Tu caja de voz parece que funciona bien, por desgracia. Pero esperemos que una sobrecarga te arregle lo que tienes en la cabeza, amor.” Tu dedo pulgar acarició la punta del falo de Lyney, tus demás dedos parecían recordar las diferentes venas que eran parte de su carne, tu mano empezó a moverse más rápido gracias al líquido preseminal que brotaba desde la punta. “Parece que está parte de ti funciona excelentemente. Felicidades, parece que no estás lo suficientemente dañado como para tener que hacerte un análisis completo.”
Las manos de Lyney se aferraron a la mesa, tratando de arañar la madera debajo de sus dedos mientras sus piernas simplemente caían frente a él, sentía que su cuerpo caliente era arrasado por el espacio pequeño en el que estaba siendo jodido, pero poco le pudo haber importado en dónde iba a soltar su semen para cuando tus labios ya estaban dejando marcas en su cuello expuesto. Sus pezones eran muy sensibles, tanto que solo bastó que los lamiera para que manchara patéticamente tu ropa con su eyaculación.
“Ahí debería estar mejor.” Tu tono lo martirizó cuando tu mano no se detuvo, lo llevaste a través de su orgasmo hasta que prácticamente jadeó como una pasiva contra tu aliento. “Parece que aún no estás totalmente bien. Creo que necesitaré ser un poco más paciente contigo, ¿verdad?”
No pudo evitar gemir un patético “sí” contra tus labios, aceptando cualquier cosa que planearas hacerle en ese momento.
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English:
A smile appeared on his face as he heard the tinkling of the bell that announced his arrival. The constant noise of the clock entered one of his ears and left the other as he passed through the shelves of the store full of artifacts and bric-a-brac that, to the eye of the unknown and uneducated in your type of art, would think that It was the product of a hurricane that knocked all the tubes and gears around on the shelves in disarray.
Lyney had heard your voice welcoming him to your store, a phrase you repeated almost mechanically when the bell-shaped alert rang. Your entire concentration was not on the magician, which bothered him somewhere deep in his heart, but your gaze was more interested in the exchange of the gears of what looked like a clock in its purest state of metal and bare hands. On your dusty table, brushes, keys and screwdrivers surrounded you as if they had only been thrown on the table to wait their turn to be used by your hands that played with the parts of the clock, discovering little by little the puzzle that you had put together and whose pieces failed somehow to fall into your hands.
“Looks like you don't even have time to greet me properly, cher.” The magician, as dramatic as he usually was, placed a hand on his heart, hurt by your coldness. Your fingers stopped when you heard his voice, the shadow of a smile forming on your lips as you took off your glasses and left them on the table.
The back of the store is where you used to work, it was your workshop, I don't know that someone was supposed to come into your private corner, but Lyney always had this entrance pass, even if you never told him, he knew he could wander around where would like in your store and your workshop. That was his privilege. Only his.
“I thought you had practice for your show tomorrow.” Lyney couldn't stand another minute to take your hand and remove your greasy gloves before intertwining his fingers with yours and lifting you up to melt himself into your embrace. A sound of satisfaction, like letting his worries out of his lungs, warmed your chest along with his other hand on your waist.
“I have a very urgent problem and only you can help me.” The wizard smiled, the same smile of a cunning fox about to steal something, the smile that made you imitate him with amusement. “My limbs feel numb when he tried to go on stage, cher. I need you to grease my joints so he can return to my position as the great magician Fontaine knows.”
The man seemed obsessed with saying the worst pickup lines regarding mechanics, you had found out from Freminet that he even asked him for explanations to plan his advances at the beginning of their courtship, and it seemed that he had no plans to end his movements. He surprised you that the idea of using wires and nuts as a streamer didn't cross his mind one of these days. Although you don't deny that maybe he did do it and he ruled it out so as not to hurt you.
The magician's victorious and proud smile warmed your heart, it didn't matter if you wanted to shove a rag in his mouth to shut him up as he continued spouting a lot of romantic garbage while making you dance with him in the small workshop. His heart was pumping like the fire of a steam engine, he was sure that he would need you to help him transform that antiquated mechanism into a totally new and modern one, so he could love you better too. Maybe you could make something like a fountain and play with water power so that his circuits would give you little electric shocks from a distance when he thought of you.
His attempts to put that beautiful blush on your cheeks was humbling, you could classify him as one of the best just because his voice is beautiful as he nears your lips and caresses your cheek in the hope that his magic will bring out your blush. Lyney was a good man, and he deserved to be recognized.
“If so, I think I should open you up and check what's wrong with you.” Your game could have stopped at just that, but you wouldn't back down, much less when Lyney himself almost choked when you took his cloak off of him and took him by the shoulders to kiss him. He gave an internal scream along with a reset of his own brain as he held you by the hip and tried to keep up with your pace, but you had already sat him down at your work table and the buttons on his shirt were unbuttoning. His hat and his white shirt were left on your table, the cleanest place in the workshop where they normally worked fixing robot guards, now you were crushing Lyney's cock in your hand while forcing him not to look away.
His eyes almost blurred when your hand grabbed him by the chin and you opened his mouth with your fingers, causing a new gasp to be heard inside the small workshop.
“Your voice box seems to be working fine, unfortunately. But let's hope an overload fixes what's in your head, love.” Your thumb caressed the tip of Lyney's cock, your other fingers seemed to remember the different veins that were part of his flesh, your hand began to move faster thanks to the precum oozing from the tip. “It seems like this part of you is working excellently. Congratulations, it looks like you are not damaged enough to need a full analysis.”
Lyney's hands gripped the table, trying to claw at the wood beneath his fingers as his legs simply fell in front of him, he felt his hot body being ravaged by the small space he was being fucked up, but little could he do having cared where he was going to release his cum by the time your lips were already leaving marks on his exposed neck. His nipples were very sensitive, so much so that it was enough for him to lick them for him to pathetically stain your clothes with his ejaculate.
“It should be better there.” Your tone tormented him when your hand didn't stop, you carried him through his orgasm until he was practically panting passively against your breath. “It seems like you're not totally fine yet. I think I’ll need to be a little more patient with you, right?”
He couldn’t help but moan a pathetic “yes” against your lips, accepting whatever you planned to do to him at that moment.
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pedriscroquettes · 2 months
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𝐌𝐄𝐑𝐂𝐀𝐃𝐎𝐍𝐀 ✵ SIMÓN HEMPE
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❛ 𝔱𝔲 𝔫𝔬𝔳𝔦𝔞 𝔪𝔢 𝔬𝔡𝔦𝔞, 𝔞 𝔱𝔲 𝔪𝔞𝔪𝔞 𝔩𝔢 𝔢𝔫𝔠𝔞𝔫𝔱𝔞 ❜ `✦ ˑ ִֶ 𓂃⊹
18+
smut, infidelidad, p in v sex, cornudos, mi primer fic en español.
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el humo del cigarrillo llena el aire del cuarto de simón mientras te acuestas a lado de el. ya se había hecho costumbre pasar cada minuto del día con el hablando pavadas y fumando. lo veías atentamente mientras te contaba sobre otra pelea con su novia y como ya no la aguantaba a la pobre mina. también ya se había hecho costumbre fingir que te importaba su relación cuando a ti nunca te callo bien la mina.
“pero boludo ya corta con ella si no te llevas bien con ella!” lo regañas.
“amiga o hater?” el bromea.
“bue! tu me pediste mi opinión y te la di.” te quejas.
esta vez no dice nada y nada más te mira atentamente mientras piensa. te pone un poco nerviosa y no aguantas mirarle a los ojos. en un cerrar de ojos se acerca a ti hasta estar encima tuyo. el acto te toma por sorpresa y te acuestas en su cama esperando que te trague el colchón. no ayuda que hace un calor inmenso y no trae la remera puesta. aunque nada más eran amigos no podías negar que simón era un hombre muy guapo.
“a ti nunca te ha caído bien mi novia. porque?” te reta.
“por favor simón.” no lo puedes tomar en serio. “si ella no te caí bien a ti como me va caer bien a mi? deja de fumar te está haciendo mierda la cabeza nene.”
te mira fijamente analizando tu rostro determinado si te cree o no. es un poco intimidante lo bien que te conoce. no tarda en reírse de tu reacción.
“mentira. estas celosa.” se reí como que si hubiera hecho un gran hallazgo.
“pero dale! estas loco nene.” le das un codazo para que se quite de encima.
pero el no se mueve es más se acerca más a ti para tentarte. su cara está a centímetros del tuyo y juras que puedes sentir su respiración mientras el tuyo se corta. es un acto tan intimo y doméstico que te tiene mareada. la proximidad te vuelve loca y te acuerdas de las noches donde dejaban de hacer amigos y ves en sus ojos como el los recuerda también. te trae loca el pelotudo, no lo aguantas más. el comienza a cerrar la pequeña distancia entre los dos y justo cuando se acerca a darte un beso mueves tu cabeza al otro lado.
“simón tienes novia.” le dices para recordarle a él y a ti sobre su novia.
“una novio que no quiero.” murmura.
hay un momento de silencio donde los dos se miran. en solo un instante pierdes tus morales y lo besas. el mueve sus labios contra los tuyos y recuerdas las noches donde te metía a su cuarto a escondidas. entrelazas tus manos en su pelo tratando de acercarte a él. sus manos sostienen tus caderas mientras te come la boca. por un segundo casi pierdes la respiración por cómo los dos se besan como si fuera la última vez.
“estas tan linda.” te dice cuando se separa de ti. elogio te hace sonrojar.
“y tu tan feo.” lo molestas. el simplemente te besa otra vez.
no sabes si es la temperatura o el hecho de que simón te está comiendo la boca pero se siente muy caliente. no aguantas más las ganas y te quitas la blusa exponiendo tu brassiere a tu amigo. ya ni sabias que era simón en tu vida porque los amigos no se comían a besos ni se desquitaban las ganas así. el procede a besar tu cuello, explorando la piel expuesta. no puedes sostener tus gemidos mientras deja marcas en tu cuello.
“simón…” te muerdes los labios tratando de evitar más gemidos.
el se aparta para quitarse la remera exponiendo su pecho a ti. no era una vista que no habías visto antes pero se sentía así. te besa otra vez mientras tus manos exploran su espalda tratando de acercarlo más a ti. la acción causa que su erección rozará contra tu centro. ambos gimieron al placer que causaba y sentías como te mojabas por el.
“dale nena ya no aguanto déjame cogerte.” murmura contra tus labios mientras repite los mismos movimientos para darse placer.
“pero te sales.” lo adviertes y él sonríe. gil.
el no aguanta las ganas y en segundos se baja los pantalones y a ti tus shorts y los panties que traes puestos. dirige su pija hacia tu centro y te mira a los ojos otra vez para asegurase que todavía estás de acuerdo con el. le ofreces una simple sonrisa y el no gasta más tiempo enterrándose adentro de ti. los dos gimen al contacto, tú nunca te habías sentido más llena antes. simón se queda quieto unos segundos asegurándose de que te ajustes a él. lo necesitas y envuelves tus piernas alrededor de su cintura para darle el permiso a moverse.
se mueve para atrás casi sacándose completamente afuera de ti y se meti adentro de ti otra vez para comenzar sus movimientos. no puedes evitar el grito que sueltas a su acción ni como dejas la boca abierta mientras te comienza a coger. sus manos encuentran tu cintura ora asegurase que pueda estar lo más cerca de ti. su cabeza termina en tu cuello mientras se mueve adentro de ti y aprovecha para marcarte más. sus labios contra tu cuello, sus manos enterrándose en tu cintura, y los movimientos de él adentro de ti son intensos y ya puedes sentir como te acercas.
“más rápido simón porfa…” le murmullas a lado del oído.
él obedece y acelera sus estocadas. en el proceso encuentra tu punto g. lo toca una y otra vez mientras te penetra. es todo un montón y en segundos te encuentras corriendo contra su miembro. el siente como lo aprietas duro y se da cuenta que él ya no aguanta más. rápido se salí y termina de pintar tu vientre de su semen. admiras su cuerpo sudoroso y sus jadeos mientras se recupera del sexo.
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sientes como alguien se presiona atrás tuyo mientras pones el helado de vainilla en el vaso. sus manos te agarran por tu cintura y te besa las mejillas.
“simón basta. estamos en la cocina.” lo regañas sabiendo que en cualquier momento podría entrar alguien.
“y que? ya lo hemos hecho antes aquí.” te guiñe el ojo.
“que han hecho antes aquí?” su mamá entra por la puerta trasera agarrándole a los dos por desapercibidos.
“una torta de chocolate.” eres rápido en responder.
“y no me dejaron ningún pedazo?” finge estar dolida.
el timbre suena y simón aprovecha a irse a responder al visitante. su mamá nada más se ríe y te dirige una sonrisa pura. te cae muy bien. aunque su sonrisa se va a notar que había llegado la novia de su hijo. igual que a ti. la tensión crecí y notas como la novia te da un look feo. si ella supiera.
“vos deberías ser la novia de mi hijo no esa maleducada.”
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miskhalie · 2 months
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Sex on the Beach - Fran/Francisco Romero x Reader
Pairing: Fran Romero
Advertencias: smut, cunnilingus, fingering, ¿Public sex?
El sol de verano calentaba el agua del mar, la piel y la arena de la playa. Tu te abanicabas con tu mano incluso dentro del agua. Metiste la cabeza dentro del mar. Cuando volviste a la superficie, miraste a Fran, que se bronceaba junto con las toallas y el bolso. Llevaba unas gafas de sol de colores que le quedaban preciosas con su tono de piel mas bronceada. Además, sus bañadores azules se veían desde la distancia.
Decidiste ir hasta allá. Fran vio como Venus surgió del mar. Tu caminabas a paso seguro mientras el agua te lamia el cuerpo y resbalaba sobre tu piel, dejando atrás gotas. ¡Que mujer!, pensó Fran. ¡Vaya vistas! Se tuvo que levantar un poco, apoyandose en sus codos y quitarse las gafas porque eras todo un espejismo. Tu pelo mojado, tu sonrisa, las gotas bajando por tu cuello a tus pechos a tu cintura y caderas hasta la arena. Se sintió afortunado, como lo había hecho muchas veces más.
Te sentaste sobre tu toalla y lo miraste con esos ojos que le expresaban ternura.
- ¡Que buena esta el agua! - dijiste - Metete si quieres, yo guardo el bolso.
Pero Fran tenia otras intenciones. Lo volvías loco y lo hacías actuar fuera de si. Queria recorrerte la piel con la punta de sus dedos.
- No, gracias. Estoy bien así. - te respondió.
Quizás si debía meterse en el agua, porque estaba empezando a sentir un cosquilleo dentro del estomago que solo podía significar una cosa: te quería allí mismo.
Él también estaba irresistible, con su piel morena, la arena pegada al cuerpo en pequeños granos y el cuerpo reluciente por el aceite corporal. De sus labios colgaba una sonrisa misteriosa y picara. Como si ya estuviera maquinando su siguiente movimiento. Su pelo al sol relucía tanto que parecía Apolo. Y olía a after-shave y a aceite de playa.
Te acercaste a él y juntaste tus labios con los suyos. Sabía a la macedonia que habías comprado de camino. Su lengua era suave, dulce y cariñosa. Por como profundizaba el beso, sabías que estaba necesitado. De ti. Sin separar los labios, te tumbaste a su lado. Un brazo voló a agarrarte de la cintura. Por suerte, habíais colocado en un lugar un poco remoto de la gente, en una pequeña cala a solas.
Su boca bajó de tus labios a tu cuello, donde dio un lametón caliente y sentiste un escalofrío. Suspiraste. Fran se puso sobre ti y poco a poco fue besando tu cuerpo, lamiendo y mordiendo. Cuando llegó a tu braga, beso sobre el forro de esta y sin previo aviso, metió la mano suavemente. Se tumbó a tu altura y siguió besándote con lengua. De momento solo sujetaba tus partes intimas como si lo reclamara, pero tu te sentía tensa, impaciente.
Un dedo hizo camino a tu agujero y se mojó ligeramente para poder acariciar tu punto más sensible, tu clitoris. Con la primera caricia, soltaste un gemido sutil. Fran se comió este al posar su boca sobre la tuya para hacerte callar. Te tapaste la boca después de que te besara y le concediste paso a tu cuello, donde dejaba marcas y besaba con pasión. La combinación de los besos húmedos y calientes con la euforia que sentías por como te tocaba te hacía mojarte más.
La rena de su cuerpo y el agua del tuyo se mezclaban creando una fricción que aunque te irritaba la piel también causaba sensaciones placenteras. El olor a Fran, a playa y el sol que calentaba, todo te traía a un trance del que no eras consciente. Tan profundamente estabas en ese trance que no notaste cuando Fran despego sus labios de tu cuello y fue dejando un camino de os labios de tu cuello y fue dejando un camino de besos hacia tu entrepierna. Hizo a un lado la tela y empezó a lamer. Tu tensabas tus músculos al gemir y no podías ya negar que te gustaba estar así en un lugar medio publico.
Fran te lamia con dulzura, con largos lametones de arriba abajo. Tú levantabas las caderas presa de las sensaciones. Tu cuerpo pedía más y formaba un nudo en la base de tu estomago. Se sentía tan bien que agarraste a tu novio del pelo, por lo que empezó a hacer vibrar su lengua y a lamer en círculos tu nudo más sensible. Justo cuando pensabas que no podías más, te introdujo un dedo, después de que lo aceptaras con facilidad, fueron dos, hasta que fueron tres. Sin parar de dar atención a ese punto donde los nervios de tus genitales se juntaban.
En unos minutos más te derretiste sobre sus dedos. Ambos jadeabais, tu casi perdiendo el conocimiento de tal climax y él asombrado por como habías estado.
- Che, no sabia que podías hacer eso. - se rió.
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castawaycherry · 2 months
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HolAA cómo estás, si enseñanos el maquillaje inspirado!!! Me da curiosidad como pueda ser, no se si cuando leas esto ya hayas hecho face reveal pero ojalá nos muestres el look!
Segundo quería decirte una fic idea, haz visto que a Felipe Otaño, le hacen edits con moños coquette siendo él lo más fifa? Imagínatelo con una novia coquette y el todo perdido en el tema pero acepta a tomarse fotos con moñitos el su bicep yasiiii, el más complaciente jaja
Todavía no lo he subido pero hago el face reveal al rato!!
se me ocurrió hacer algo de smut con este request, espero que no te moleste 🫣
(Pipe es el único fifa con derechos)
Fútbol y Moños- Pipe otaño
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Warnings: fluff y un poco de smut (es mi primera vez escribiendo smut no me juzguen mucho)
Pipe y tu tenían estilos muy diferentes, el suyo consistía de camisetas de fútbol y cosas holgadas y cómodas y el tuyo era más coquette y elegante, usabas muchos moños en la cabeza y en la cintura y pipe lo amaba.
Un día estabas aburrida viendo tiktoks cuando viste un trend llamado coquette boyfriend el cual era básicamente dejar que tu novio se pusiera un moño en el bicep, en el momento en el que viste ese trend sabías que lo necesitabas hacer con pipe.
Al día siguiente le enseñaste varios de esos videos a pipe, y aunque estaba extremadamente confundido de por qué a las mujeres les gustaba que sus novios hicieran eso, le encantaba verte feliz y no podía resistir tu cara de suplicar (y tenía que admitir que le prendía verte suplicarle).
Cuando accedió inmediatamente fuiste a tu cuarto a buscar tu colección de listones y encontraste el liston rosa perfecto y regresaste a donde estaba pipe y le ordenaste que estirara el brazo para que le pudieras hacer el moño perfecto, una vez que terminaste el moño le dijiste que flexionara el brazo para tomarle la foto
Después de tomarle unas cuantas fotos a su brazo flexionado sentiste tu cara poniéndose roja y tu ropa interior mojandose, eso te dio una idea y le dijiste que mantuviera el brazo doblado mientras tú le mordias el bicep lo suficiente como para que la mordida se le marcara a lado del moño, lo volteaste a ver y viste una lenta sonrisita llenar su boca mientras levanto un lado de su boca y sus ojos se oscurecieron intensamente, eso solamente hizo que te mojaras más y que tus muslos se cerraran involuntariamente.
Después de tomarle foto a la marca de tu mordida a el se le ocurrió una idea, se quitó el moño del bicep pasándolo a su muñeca, tu lo viste levantando la ceja y el rápidamente te acercó hacia el dándole la espalda. De repente solo sentiste como te ahorcaba suavemente y lo único que pudiste hacer fue poner una cara de placer y derretirte en su brazo, el noto tu cara y viste como agarro la cámara Polaroid que habías estado usando y te tomó una foto con su mano en tu cuello apretando un poco más lo cual te hizo soltar un gemido y sentiste como se empezó a poner duro lo cual solo te prendió más y te dio una idea.
Soltandote de su agarre hiciste que se sentara y agarraste el liston de su muñeca y agradeciendo que estaba usando shorts se lo amarraste a la pierna, el sabía perfectamente lo que querías hacer, sabía que te encantaban sus muslos y siempre te molestaba con eso usando shorts o pantalones ajustados.
Cuando terminaste de amarrarle el listón el no gastó más tiempo y te bajó la ropa interior que traías y te jaló de manera que estuvieras sentada encima de su muslo con las piernas abiertas y te agarró bruscamente de la cintura y te obligó a restregar tu coño mojado sobre su muslo lo cual te hizo soltar un gemido que el cayó rápidamente con sus labios besandote profundamente sin soltar tu cintura y cada vez moviéndote más rápido y empapando su muslo con tus fluidos. sin que lo esperarás te dio una nalgada marcando su mano en tu culo , con eso sintió como te acercabas a tu orgasmo y empezó a mover su pierna con movimientos verticales hasta que no pudiste más y te veniste sobre toda su pierna empapando donde estaba sentado.
Gracias por este request! se que mi smut no es nada bueno pero espero que les guste 🤍
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deepinsideyourbeing · 29 days
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Rum on a Fire - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo, biting, choking, creampie, dacrifilia, daddy kink, dirty talk, face sitting, fingering, sexo oral, sexo sin protección, size kink/size difference, spanking (sólo una vez), edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El aroma del café persiste en la habitación, pero Enzo sólo percibe la fragancia de tu perfume y la sensación de tus dedos en su cabello. No tiene idea de cuánto tiempo lleva recostado en tu regazo, sólo sabe que está agotado y disfruta demasiado de tus caricias como para abandonar su lugar.
-¿De dónde sacaste las flores?
-De una maceta- contestás, como si no fuera más que obvio.
Emite un sonido de desaprobación y recordás la charla sobre no cortar flores ajenas, pero no dice nada más. Cuando cierra los ojos te deleitás con la imagen de sus pestañas oscuras y largas rozando su piel, la curva de su nariz y sus labios, que probablemente conservan el sabor del café y de su alfajor favorito.
Tus dedos comienzan a descender, delinean el puente de su nariz y la definida línea de su mandíbula para luego capturar su mentón con tu mano y acariciar su labio inferior con tu pulgar. Hace amague de morderte y el sonido que acompaña el gesto es enternecedor, pero sus movimientos letárgicos te permiten reaccionar a tiempo y escapar del juego que tanto adora.
Planta un beso en tu muslo, su mejilla reposando sobre este, y sentís la forma en que su mano acaricia tu piel con un toque casi imperceptible. Las yemas de sus dedos te provocan escalofríos y Enzo disfruta sentir que te estremecés, incluso si su intención sólo era mimarte para retribuir un poco de la atención que le brindás.
-Te extrañé- otro beso-. Mucho.
-Yo también te extrañé mucho.
Te dirige una mirada un tanto ambigua, en sus ojos una mezcla de timidez y algo más... Es algo oscuro, para nada inocente y con implicaciones que conocés a la perfección. Sus dedos se acercan más y más al interior sensible de tu muslo mientras deposita besos húmedos sobre tu pierna, sus dientes te rozan como una sutil amenaza y sus párpados se cierran por cuenta propia cuando comienza a sentirse embriagado de tu ser.
-¿Mucho…?- arquea una ceja. Contestás con un suspiro y sonríe contra tu piel.
Cada vez más desesperado, Enzo deja que sus dulces mimos se conviertan en un enérgico masaje y te provoca frotando tu ropa interior de manera superficial. Siente tu respiración acelerándose y la creciente inquietud que te generan sus acciones le fascina, pero no tanto como los gemidos que escapan de tu boca una vez que captura tu piel entre sus dientes y muerde con fuerza suficiente para dejar una huella.
Vuelve a besarte con suavidad, como si eso aliviara de alguna forma el incendio que provocó, y esta vez sus dedos presionan contra la tela ya humedecida que cubre tu intimidad. Suspira y alza la vista para encontrarse con que estás mordiéndote el labio y tus ojos están cerrados en un vano intento de contenerte, el control sobre tu cuerpo desvaneciéndose cada vez que su respiración cálida te golpea.
Enzo adora verte en tal estado, pero adora más saber que él es el único responsable.
Se reincorpora y te deja sobre su regazo sin esfuerzo alguno, la sorpresa robándote un pequeño grito y una risa. Sus manos encuentran su lugar debajo de la camiseta que tenés puesta para masajear tu cadera, tu cintura y tus costillas, donde dejan una sensación de cosquilleo. Te retorcés por el nerviosismo, al igual que cada vez que Enzo decide hacerte cosquillas, pero el movimiento sólo hace que tu centro entre en contacto con el bulto que deja ver su ropa interior.
 Suspira y sus dedos se cierran sobre tu muñeca.
-Mirá cómo me ponés- coloca tu mano sobre su miembro cubierto, haciéndote gemir-. ¿Te gusta…?
-Mucho- confesás, tus dedos tirando de la cintura elástica de la prenda con anhelo.
-Mostrame entonces.
No perdés tiempo y liberás su miembro ardiente, tus dedos rozándolo con delicadeza antes de cerrarse sobre su extensión y comenzar a masturbarlo; Enzo inspira profundamente y cuando echa la cabeza hacia atrás un sonido gutural llega a tus oídos, acompañado por la imagen de una gota de líquido preseminal brillando en su punta y sus uñas casi enterrándose en tu cadera.
Continuás con los mismos movimientos, acariciás la punta con tu pulgar y te deleitás con las expresiones que se apoderan de su rostro y los sonidos involuntarios que emite ante tus caricias. Sentís sus manos sobre todo tu cuerpo, ansioso por más, por lo que decidís recostarte entre sus piernas y besar sus muslos y su cadera mientras trabajás para llevarlo hacia el borde del orgasmo.
Tu lengua recorre su miembro desde la base hasta su punta goteante y roja, tus labios cerrándose sobre esta mientras mantenés contacto visual con Enzo para poder ver la forma en que su rostro se transforma. Se muerde el labio y frunce el ceño, casi como si estuviera enojado, pero sus pupilas dilatadas y el brillo en sus ojos hacen que sus emociones sean más que evidentes para vos.
Una vez que comenzás a moverte, sus caderas reaccionan de manera automática y Enzo toma el control inconscientemente. Tus ojos se llenan de lágrimas debido a los reiterados golpes en el interior de tu boca y sus dedos tirando de tu cabello, uno que otro gemido dejándolo al ver la dificultad con que tomás sólo la mitad de su miembro en tu boca y cuán pequeña te ves entre sus piernas. Sólo cuando sus músculos se tensan decide liberarte, el hilo de saliva manchando tu mentón haciendo que se replantee su decisión.
Se deshace de su ropa y palmea su pecho tonificado con la clara intención de hacerte saber lo que quiere, pero te negás a causa de la vergüenza. Acorta la distancia entre ambos, una expresión preocupada en su rostro, y limpia con sus dedos el rastro de una lágrima.
-¿No querés...?                                                              
-Sí, quiero, pero…- tu voz se desvanece, pero Enzo ya sabe lo que ibas a decir.
Es consciente de lo mucho que te avergüenza tal posición, pero sabe que se debe más a la vulnerabilidad en la que te pondría dicha situación y no a la forma en que puedas verte ante sus ojos... También sabe que te encanta estar completamente a su merced, sometida a sus deseos y cediendo el control hasta ser un mar de lágrimas y súplicas.
-¿Color?- sus nudillos acarician tu mandíbula.
-Verde.
Te dedica una sonrisa antes de quitarte la ropa interior y moverte con facilidad para posicionarte sobre su rostro, sus manos acariciando tu cadera y sus labios depositando pequeños besos que alternan con mordidas inofensivas en tus piernas. Tomás aire y dejás caer un poco de tu peso, la calidez de su boca envolviéndote de inmediato y haciéndote gemir.
Estás completamente mojada y Enzo adora sentir tu esencia manchando sus labios y su lengua, que acaricia tus pliegues de manera experta hasta hacerte lloriquear. Disfruta la forma en que tus muslos suaves lo arropan y siente que podría morir al ver que tus dedos se cierran sobre tus pezones, notorios debido al color y la tela de tu camiseta. Sus labios se cierran sobre tu clítoris y succiona con fuerza, ganándose un grito ahogado de tu parte y confirmando que adoraría morir de esta forma.
Sus manos encuentran tu cadera y te fuerza a dejar caer todo tu peso sobre él, sus dientes rozando peligrosamente tu centro mientras continúa asaltándote con su lengua. Tus gemidos aumentan en volúmen, cada vez más constantes, y un hilo de palabras sin sentido surge de tus labios; logra distinguir su nombre y varias súplicas, pero el resto es un confuso producto de lo que el placer provoca en tu mente.
Te lleva al orgasmo sólo con su lengua y los sonidos obscenos que esta produce en contacto con tus pliegues y la humedad provocada por tu excitación. Recobrás un poco de fuerzas y te separás de su boca -un tanto sobre estimulada por sus labios que continúan besándote en todos los lugares posibles-, el brillo de tu liberación adornando su piel y una mueca de satisfacción u orgullo apoderándose de su rostro.
-Me encantás- da un beso a tu muslo-. ¿Puedo seguir...?
Te ayuda a recostarte y te sentís en trance al ver cómo pasa una mano por su cabello despeinado, tus ojos vidriosos siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que se posiciona a tu lado y captura tus labios. El beso se torna intenso y su mano cerrándose sobre tu cuello no ayuda a calmar la sensación ardiente entre tus piernas, que sólo empeora cuando su lengua se cola en tu boca y sus dedos comienzan a ejercer presión.
No estás segura de qué provoca el leve aturdimiento que nubla tu mente, si es la restricción de oxígeno o la fuerza con la que Enzo te está besando, pero sus acciones se detienen antes de que pienses en advertirle. No tenés mucho tiempo para recuperarte antes de sentir sus dedos haciendo un glissando en dirección a tu centro, sus yemas deslizándose por tus pliegues y rodeando tu entrada, deleitándose al sentir que estás goteando.
Tu interior no opone resistencia alguna cuando introduce uno de sus dedos, la lentitud y profundidad de sus movimientos haciendo que tu respiración se entrecorte en un segundo. Cometés el error de mirar justo cuando su pulgar encuentra tu clítoris y comienza a masajearlo con círculos, el placer arrancando de tu garganta un gemido que borda lo pornográfico… Pero para Enzo no es suficiente, así que introduce otro dedo y acelera el ritmo.
El placer te desborda y los sonidos húmedos que llegan a tus oídos son tan indecentes como tus gemidos, que sólo actúan como fuel para las acciones de Enzo. Le encanta llevarte al borde, dejar que te pierdas por completo en las sensaciones mientras él se encarga del placer de ambos, saber que tu mente es una especie de boceto que él desdibuja hasta dejar en blanco.
-Papi…
Tu voz es poco más que un susurro, pero es suficiente para que te escuche. Sus dedos siguen asaltando tu interior mientras besa tu mejilla y repite palabras de aliento en tu oído, haciendo un esfuerzo inhumano por no frotar su miembro contra tu pierna cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación y necesidad que sentís. Se lamenta cuando ve tus párpados caer, indicio de tu orgasmo desatándose, pero la imagen de tus pestañas brillantes por las lágrimas y tus dientes torturando tu labio le resulta celestial.
La tensión en tus músculos se disipa y tu cuerpo frágil reposa contra el suyo. Rodea tu cintura con su brazo y te atrae hacia su cuerpo aún más; tu espalda contra su pecho te permite sentir su respiración todavía acelerada y el calor que irradia su piel, pero este no se compara con el calor de su miembro aprisionado contra tu muslo, donde deja un rastro húmedo.
El particular sonido del lubricante llama tu atención y te preguntás en qué momento y de dónde lo sacó, pero sus dedos con producto frío en tu entrada hacen que te sobresaltes y te distraigas. Se disculpa y su voz ronca provoca un cosquilleo entre tus piernas, besa tu hombro mientras su punta acaricia tus pliegues y tu entrada antes de comenzar a introducirse en tu calidez.
-Papi- llorás, sensible ante el inevitable ardor de la penetración inicial.
-Ya sé, bebé, ya sé- dice en un intento de calmarte, regalándote un beso-. Estás muy apretada.
Sus movimientos son lentos y muerde tu hombro una vez que se adentra por completo, conteniendo sus deseos de forzarte a tomar sin protestar todo lo que él te ofrezca. Te da unos segundos para acostumbrarte a la intrusión, su mano acariciando tu cadera y luego dirigiéndose hacia tu clítoris, el contacto provocando que te contraigas alrededor de su miembro.
Comienza a acelerar su ritmo y no hay forma de que reprimas tus gemidos, tu cuerpo reaccionando por cuenta propia cuando sentís cada vena y surco de su miembro rozando tu interior mientras su punta abusa de tu cérvix reiteradamente. Su ataque sobre tu clítoris no se detiene, su lengua se desliza sobre la piel sensible de tu cuello y posteriormente sus dientes apresan el lóbulo de tu oreja. Llegás al clímax ahogando un grito en la almohada.
Te arrastra hacia el borde de la cama y te deja sobre tus rodillas, las sábanas revueltas en tu rostro amortiguando tus jadeos cuando su palma impacta contra tu piel al volver a penetrarte. El sonido de su piel colisionando con la tuya inunda la habitación y las palabras que te dirige se pierden en algún punto en el aire antes de llegar a tus oídos, que parecen estar cubiertos con algodón.
Sus estocadas son profundas y frenéticas, pero cuando siente su orgasmo aproximándose se detiene. Retira su miembro hasta dejar sólo la punta dentro y acaricia con su pulgar el borde de tu entrada, embelesado por la forma en que la fricción enrojece tu piel. Escucha tus súplicas por más, lo llamás papi una y otra vez en un intento de convencerlo por continuar, pero no cede.
-Estás desesperada, ¿no?- pregunta. Ya sea que negás o asentís, se inclina sobre tu cuerpo para poder tirar de tu cabello y continúa:- ¿Querés más, princesa?
Te aleja del colchón y encuentra una respuesta en el hilo de saliva que cae de tus labios, acompañado por las lágrimas que recorren tus mejillas antes de humedecer las sábanas. Abandona tu interior y te oye protestar, pero te calmás cuando te deja sobre tu espalda y posiciona su cuerpo sobre el tuyo.
Te obliga a ver la forma en que su miembro acaricia tus pliegues, enrojecidos y más que húmedos, pero apartás la vista para ver su rostro cuando vuelve a hundirse en tu interior: sus ojos están cerrados y sus labios entreabiertos dejan salir un sonido casi animal, su cabello despeinado enmarcando sus rasgos a la perfección.
Lleva tus piernas a sus hombros y utiliza un brazo para aprisionar tus muslos contra su abdomen, su otra mano ubicándose en tu abdomen bajo y ejerciendo presión para sentir cómo tu interior se amolda a él, la forma en que tu cuerpo lo recibe cada vez. La sensación es abrumadora y tus manos se mueven en todos los sentidos buscando aferrarse a algo -lo que sea- para poder sobrellevar el placer que te invade, pero sólo encontrás las margaritas desperdigadas en el espacio entre la almohada de Enzo y la tuya.
-Papi, por favor, ¿puedo…?
Asiente mientras besa tu tobillo, sus ojos abriéndose de inmediato para poder presenciar el espectáculo que le ofrecés cada vez que acabás. Masajeás tus pechos y pellizcás tus pezones, justo como él suele hacerlo, y cuando el orgasmo te golpea repetís su nombre entre balbuceos. El movimiento de sus caderas no cesa ni por un segundo y tu rostro se contrae en una mueca de algo similar al dolor, pero que Enzo reconoce como la prolongación tortuosa de tu orgasmo.
Estás a punto de rogarle, pero sus jadeos te interrumpen y la repentina brutalidad en sus embestidas hace imposible formular palabra alguna. Su cabello brilla bajo la luz y cubre parte de su rostro cuando sus dientes se cierran sobre tu pierna. Sentís el palpitar de su miembro en tu interior y recuperás la voz.
-Adentro, por favor.
-¿Sí? ¿Querés que te llene la conchita…?- cerrás los ojos, casi avergonzada por lo mucho que disfrutás oírlo expresarse de esa forma-. Dios…
Sentís el calor de su liberación salpicando tu interior y suspirás satisfecha, tus brazos separándose instintivamente para abrazarlo cuando se desmorona sobre tu cuerpo y su rostro busca refugio en el espacio de tu clavícula. Masajeás su espalda mientras su respiración vuelve a la normalidad y estás casi segura de que percibís los latidos de su corazón.
-Extrañaba tanto esto- comenta, alejándose para mirarte a los ojos-. No te das una idea.
-Yo también lo extrañaba- sonreís-. Pero…, ¿no tenías sueño vos?
Suelta una carcajada pero no responde, en su lugar se estira para tomar una margarita y colocarla sobre tu oreja. Besa tus ojos, tu nariz, y por último envuelve tus labios en un apasionado beso que te deja sin aire.
-Gracias por el café- apoya su frente sobre la tuya-. Me ayudó bastante.
Sabés que no se refiere al café.
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wosohavemyheart · 4 months
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FALTA DE COMUNICACIÓN
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-Heeeyy, t/n- Me saluda alegre Mapi cuando entra en el vestuario. Solo estamos nosotras dos por ser las primeras en llegar.
-Hey, Mapi- Intento que no se note mi estado de ánimo pero es imposible.
Me mira molesta
-¿Otra vez, t/n?- Se pone las menos en la cadera.
-Supongo- Me encojo de hombros sin ganas de hablar mucho.
-Te juro que le voy a decir 4 cosas a esas dos.
-No Mapi, no- Niego sentándome para ponerme las botas
-¿Cómo que no? Por mucho que Alexia tenga entrevistas y anuncios y cosas de esas no le da derecho a descuidarte y no te digo de Ona... Que lo de ella ni siquiera es por trabajo.
Trago saliva pero no argumento nada.
-¿Hace cuanto no aparecen por casa?- Dice ahora más suavemente sentándose a mi lado.
Me agacho para atarme los cordones
-Pues Ona lleva 3 días y Alexia llevaba 2 días sin aparecer, ayer por la noche sobre las 3 llegó pero ni siquiera la vi y esta mañana cuando me he levantado ya no estaba...
-Alexia se va a enterar, por mucho que sea mi mejor amiga esto no tiene defensa...
-Me voy a fuera hasta que empiece el entreno- Le informo y sin más salgo de ahí. Necesito aire y necesito lo único que ahora mismo me entiende, el fútbol.
En el campo hay varios del personal hablando o preparando el entreno de hoy pero cuando me ven coger una pelota e irme a una portería del fondo me dejan en paz
No se cuanto tiempo me tiro sola con el balón y la portería, parecen horas, pero en algún momento alguien aparece a mi lado con otra pelota y no necesito verla para saber quién es, Alexia.
No digo nada y ella tampoco, simplemente se pasa el tiempo entre chutes y en silencio hasta que nos llama Jona
-Bien, voy a hacer parejas para que hagáis los ejercicios- Dice el entrenador
-T/n con Alexia.
Bufo sonoramente y está me escucha porque está a mi lado.
-No pensé que mi presencia te desagradara tanto- Dice suavemente con culpa.
-No me puede desagradar algo que no tengo desde hace un mes, Putellas.
Me mira tragando saliva y baja la mirada.
-Lo siento, car...- La detengo soltando un risa nasal
-No es el momento, Putellas.
-Realmente está mal la cosa- Susurra para si misma pero la alcanzó a escuchar y aprieto la mandíbula y los puños.
No es el momento de ponerme a discutir con ella, no aquí.
El entreno se basa en incomodidad aunque seguimos teniendo esa conexión con el balón y las palabras justas y necesarias para hacer nuestro trabajo.
Noto la mirada de todas encima nuestra en algún punto del entreno, sabían que algo no iba bien desde hace tiempo.
Notaba también que Ona nos miraba pero cuando la miraba a ella no podía mantenerla ni 5 segundos.
Nada más terminar el entreno me voy de ahí cambiándome en 5 minutos. No tenía ganas de que las chicas que mirarán y de estar en el mismo cuarto que mis parejas si todavía podía llamarlas así.
Al llegar a casa me quité la ropa quedando en ropa interior, puse música con el altavoz y enseguida me tiré a la piscina. Estábamos a mitad de mayo y ya hacia un calor infernal.
Necesitaba relajarme y distraerme.
Después de un rato nadando decidí tomar el sol en la colchoneta con las gafas y así estaba hasta que note movimiento. Abrí los ojos y observé a Alexia sentada en una tumbona mirándome.
Ella no sabía que estaba mirandola por las gafas así que opte por esperar.
A los pocos minutos llegó también Ona y se sentó a su lado después de besarla.
Inconsciente aprieto los labios.
Parece que la única que no está bien en la relación soy yo.
-Somos imbéciles, Ona- Suelta la capitana después de unos 10 minutos en silencio mirándome
-Lo sé- Dice esta con culpabilidad
-Lo sois- Afirmo yo haciéndome notar y levantando las gafas.
-T/n, ¿podemos hablar?- Pregunta la más baja y alzo un ceja
-¿Ahora queréis hablar? ¿Después de un mes ocupadas y haciendo como si yo no estuviera presente?
-Por favor, t/n. Hablemos- Pide la rubia.
Lo considero unos segundos y salgo del agua, al hacer esto se quedan embobadas con mi cuerpo y aunque este enfadada con ellas al menos disfruto sabiendo que el deseo y admiración no lo he perdido.
Me seco y visto rápidamente, no creo que sea una conversación para estar en ropa interior.
Vamos dentro de la casa y me siento en el sofá con Nala encima, ellas están enfrente sentadas.
-Hablar- Digo y ambas se miran.
-Lo sentimos T/n- Empieza Ona- Somos unas subnormales y nos hemos comportado como tal.
-Si, cuando soltaste lo de querer niños nos bloqueamos-Dice la mayor ahora- A mi por lo menos me pillo de improvisto y me abrume y me puse a aceptar entrevistas, fotos y todas estas cosas inconscientemente para alejarme.
-Si, a mi me pasó lo mismo pero saliendo más de la cuenta. Sé que no es excusa ni que tengamos derecho a pedir perdón pero lo sentimos T/n, de verdad.
-Hemos estado hablando de todo esto nosotras y lo sentimos de verdad. Somos idiotas.
-Así que habéis estado hablando entre vosotras. Entonces el problema puede que sea yo y no vosotras- Digo derrotada.
-No, no, cariño- Dice Alexia- Solo que no sabíamos cómo decirte esto sin hacerte daño o desilusionarte.
-Pues me habéis hecho más daño así que si me hubieseis dicho como os sentiais- Suelto una sonrisa triste apartando la mirada.
-Lo sabemos y nos sentimos realmente mal, amor- Dice Ona y ambas se sientan con cautela a mi lado.
-En una relación lo más importante es la comunicación y en una relación de tres más todavía- Digo- No podéis guardaros las cosas cuando os hacen daño. No quiero que lo nuestro sea así
-No volverá a pasar, cariño.
-No- Afirma Ona
Pongo la cabeza en el hombro de Ale y paso una mano por la cintura de Ona para acercarla.
-Si no queréis aumentar la familia no pasa nada, solo era un comentario- Susurro sintiéndome un poco culpable de haber causado el problema.
-Si queremos- Suelta la morena y me separó de ellas mirandolas desconcertada
-¿Qué?
-De eso también estuvimos hablando- Dice Ale- Aumentemos la familia- Afirma
-¿De verdad?- Pregunto sin creerlo todavía
-Si- Dicen las dos a la vez
N/A: Felices fiestas para tod@s los que podáis disfrutarlas y para los que no es así espero que todo mejore y el año que viene sea mejor ❤❤
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themasterreader69 · 8 days
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HASTA EL AMANECER
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic regresa a casa antes de lo esperado por un cambio de vuelo, convirtiendo los sentimientos de un día cansador en un momento para reconectar.
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Eran pasadas las dos de la madrugada, la oscuridad envolvía la habitación del apartamento, nada excepto la luz esquinera al borde del sofá y las luces de la televisión. La película her se reproducía en la pantalla frente a mí aunque mis párpados pesaban como el silencio que me inundaba, las gatas estaban durmiendo en mi cama así que los únicos ruidos eran los de la voz de Joaquin Phoenix y los huesos de mi espalda cada vez que cambiaba de posición. 
     El largo día había dejado mi cuerpo exhausto, no obstante, mi mente seguía revoloteando como un pájaro inquieto, negándose a ceder ante el cansancio. Mis ojos se cerraban intermitentemente, luchando contra la tentación de dejarse llevar por el sueño. En un momento, el sonido de la película se desvaneció en el fondo, transformándose en un susurro indistinguible y caí en un sueño profundo sin más lucha.
Me despertó a las cuatro de la mañana, el inesperado tintineo de las llaves en la puerta principal, que resonó en la sala de estar, rompiendo el silencio de la noche. Me extrañé por la situación –¿Enzo? ¿A esta hora?– con un esfuerzo titánico, luché contra la somnolencia y me senté en el sofá, todavía parpadeando con un ojo cerrado. Mis sentidos se agudizaron mientras pausaba la película, que ya estaba mucho más cerca de su final de lo que recordaba haberla comenzado.
     Escuché la puerta al abrirse y mi corazón comenzó a palpitar con fuerza. Aunque mi mente estaba en cualquier lado –debido al sueño– la emoción de verlo de nuevo se filtraba entre toda esa fatiga. Seguí bostezando mientras esperaba en el sofá, con la mirada entrecerrada enfocada en la entrada. Mis sentidos estaban alerta, captando cada sonido, cada movimiento. Entonces, lo vi. Enzo entró en la habitación con total cautela, siquiera arrastró su valija, sino que la cargaba cuidando sus pisadas. Su figura apenas iluminada por la luz que llegaba del pasillo trajo una gran calidez a mi alma. Él estaba bellísimo, abrigado con su campera rompevientos de LOEWE –desde que modeló para ellos ya perdí la cuenta de cuántas prendas de esa marca hay en el armario– y con un jean básico que estoy casi seguro es de JACK & JONES fue de los regalos de su hermano menor por su último cumpleaños, el corte del pantalón es relajado y eso le queda tan pero tan bien. 
     Con un bostezo final, me levanté para recibirlo, dejando atrás el sofá y la película inconclusa. La fatiga se desvaneció momentáneamente, reemplazada por el calor reconfortante de un beso de regreso y un fuerte abrazo. 
Yo quería hablar primero pero me distraje entre sus labios. 
—¿Qué hacés a esta hora? pensé que ibas a estar durmiendo, quería que fuera una sorpresa el estar de vuelta. —Me dijo mientras hacía muecas como si lo que acababa de hacer fuera algo inimaginable. 
—No entiendo, en la última videollamada que hicimos me dijiste que no llegabas hasta la mañana. 
Dejó la mochila y las valijas y comenzó a explicarme mientras se desabrochaba la campera dejándola así en el perchero. 
—Sí, bueno, copsas pasaron —Se reía— Mira, es así, mi vuelo original tenía una escala larga pero resulta que hubo problemas técnicos con el avión, así que nos desviaron a otra ciudad para hacer una escala no programada y de suerte nomás es que pude conseguir un vuelo de conexión más rápido y lo tomé para poder llegar a casa antes.
Mi ceño se frunció ligeramente mientras procesaba la información –mucho que procesar para alguien que recién despierta además la gesticulación de sus manos me distraía– Banca ¿problemas técnicos? ¿pasó algo durante el vuelo? —Dije angustiado.
—No, no te preocupes —Me agarró de la mano mientras movía la otra para explicar— Fue más un tema logístico que otra cosa. Todo estuvo bien, solo un poco de retraso y un cambio de ruta inesperado. Pero ya estoy acá sano y salvo así que quédate tranqui. 
Me acurruqué un poco más cerca de él.
—Me alegra mucho que estés bien. Aunque hubiera preferido que llegaras según lo planeado así te esperaba con alguna sorpresita o algo, pero bueno, estoy feliz de tenerte de vuelta.
Enzo me sonrió y pasó un brazo alrededor de mis hombros, dejando un beso suave en mi frente.
—Tenía unas ganas de verte que no te haces idea —Me dijo mientras vi que su mirada pasaba de estar en mis ojos a estar centrada en la tele— Uy amor, ¿otra vez con esta película? ¿me tendría que preocupar de que me vayas a reemplazar por inteligencia artificial ahora? —Soltó una carcajada mientras jugaba con el control de la televisión. 
—No seas boludo. Primero, es un peliculón y lo sabes, si hasta te encantó el soundtrack tanto como a mí. Segundo, no hay robot que me convenza de hacerte a un lado —Le dije al mismo tiempo que le sacaba el control de las manos y le volvía a poner play a la película. 
—¿La vas a seguir viendo? ¿No tenés sueño? —Dijo mientras jugaba con mis pelos. 
—¿Vos no tenés sueño? Sos vos el que vino de un viaje largo, no yo —Le retruqué. 
—Todavía ando con jet lag, de hecho incluso podría decir que estoy estresado, ya sabés que no he parado en toda esta semana,pero ahora quiero estar contigo —Pausó como reflexivo— y ya sé que prácticamente no te dejé en paz con tanto mensaje y llamada pero es que, en serio, no es lo mismo hacer cosas sin que vos estés ahí. 
Con una sonrisa traviesa, empujé suavemente a Enzo hacia atrás para que se recostara por completo en nuestro sofá verde. Sus labios otra vez con los míos donde cada beso daba lugar al siguiente. El roce de nuestras prendas se convirtió en un juego tentador, su solo tacto enviaba una corriente eléctrica a través de mi cuerpo, ahora completamente despierto y atento.
—Extrañaba la sensación de tu piel —Susurré entre besos— dejando un rastro de besos en su cuello y hombros. 
Él se limitó a soltar pequeñas exhalaciones y gruñidos cortados, más no emitió palabra.
Haciendo un movimiento sutil, me deslicé hacia adelante para sentir la presión de su entrepierna contra mi vientre. Un estremecimiento recorrió mi cuerpo y creo que también el suyo porque me apretó contra sí. Sin embargo, noté que Enzo desvió su mirada hacia el techo, como buscando una excusa para escapar de la intensidad del momento. 
     Sus labios se movieron como si estuviera a punto de decir algo, pero ningún sonido salió de ellos. Un gesto de confusión cruzó mi rostro mientras seguía su mirada, intentando comprender lo que estaba pasando.
Entonces, su expresión cambió abruptamente cuando forzó su mirada en la mía, sosteniéndome los cabellos con firmeza. La intensidad en sus ojos me dejó sin aliento, y su voz resonó en la habitación con un tono tenso.
—Esto ya empieza a molestar —murmuró señalando el cinturón que llevaba puesto— Observé cómo movía su mano derecha lentamente por el cuero buscando la hebilla lentamente con sus dedos, liberándose para permitirse más movilidad.
Una sonrisa traviesa bailó en mis labios.
—Vamos a terminar de sacarte ese estrés que tenés, ¿te parece? —murmuré manteniendo mi mirada— Él asintió con una expresión de anticipación y supe que estábamos en la misma sintonía.
Su respiración cambiaba de ritmo con cada cambio de presión, y supe que estaba extasiado por el placer que le estaba brindando. Aunque él aún sostenía mis cabellos, no era para nada bruto, su mano estaba entrelazada de una manera delicada y cariñosa, dedicado a seguir mis movimientos con reverencia. 
Agradecimos el inesperado cambio de escalas de avión que había permitido que Enzo llegara antes y que había permitido este momento, necesario para los dos. 
Una oportunidad para reconectar después de estar separados, hasta el amanecer.
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huellas-poeticas · 9 months
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Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Julio Cortázar
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somos-deseos · 4 months
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Ambos en el puente, contemplando el cielo nocturno. Sólo la luna brilla con suficiente luz para ver. Ella se vuelve hacia él, contemplando las estrellas en el hermoso cielo nocturno, pero estaba asombrada con él. Ambos parados hombro con hombro uno al lado del otro mientras ella se acerca un poco más a él. Él inmediatamente notó el sutil movimiento y volvió su rostro hacia el de ella. Ella lo mira a los ojos, luego a los labios, a su hermoso rostro nuevamente.“¿Puedo besarte?”, pregunta tímidamente y atrevida al mismo tiempo. Sorprendido por su pregunta pero sonrió al segundo después. “¿Puedo besarte en tu lugar?”, ella le devolvió la sonrisa y asintió. Él sostiene su rostro suavemente y la besa con una gran sonrisa. Consiguiendo el beso que tanto deseaba. Recibir el beso con el que seguía soñando despierta desde que se conocieron.
- Seguen Oríah // Cosas que no ocurren dos veces.
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caostalgia · 11 months
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Él se llenó de mí: de mi miel y mi sabor.
Él es tan dulce; ama con ardor y esmero. Atrapó entre sus manos cada movimiento; con sus besos, calló y selló los gemidos que salían de mis labios.
Me cubrió con todo su ser y yo, sólo sentía que cabía perfectamente debajo de él y que el mundo podría acabarse en ese maldito instante sin renegar.
Él fue mío y está marcado para que lo ame toda la vida.
-Cinthyacabalga
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gyummigon · 7 months
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☆ ducha gentil | choi beomgyu
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beomgyu x gn!lector
୨୧ word count: 0.8k ୨୧ genre: romance, drama, relación establecida, algo sugerente? ୨୧ summary: solo un poco de tierna intimidad en la bañera con un dulce y divertido beomgyu.
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Soltaste todo el aire de tus pulmones e intentaste relajarte. Tus manos temblaron un poco cuando se dirigieron a la espalda de Beomgyu, causando que este se estremeciera y soltara un risita nerviosa. 
El agua tibia cubría tu cuerpo hasta el inicio de tu pecho, queriendo tomarte el tiempo de disfrutar el ambiente acogedor, recargaste tu espalda en la tina de baño y olfateaste el aroma de los ingredientes añadidos al agua. Entre tus piernas aguardaba un curioso Beomgyu, con sus manos dándole palmadas al agua para causar salpicaduras y sus piernas flexionadas de tal forma que casi tocaban su pecho. 
—Eres muy grande para mi tina de baño —murmuraste mientras lo mirabas hacer sus travesuras con una sonrisa. 
—Oh, te sorprenderías. Creo que puedo hacer algo de espacio. —Beomgyu río y se inclinó hacia atrás, haciendo que su espalda y tu pecho se tocaran—. ¿Mejor así? —dijo cuando inclinó su cabeza hacia tu hombro para mirarte. 
Asentiste y retiraste un mechón de pelo que caía sobre su frente. Beomgyu sonrió por el gesto, tomó tu mano con suavidad y la dirigió a sus labios, depositando un dulce beso y haciendo caricias con sus dedos. Por un momento te quedaste perdida en la sensación que se deslizó por tu cuerpo mientras lo mirabas, encontrando en él profunda conexión y paz. 
—Déjame lavar tu pelo —pediste de pronto. Él fingió pensar un momento, con sus ojos posados en el techo y una sonrisa en la que se pudo apreciar alguna de las cosas que le pasaron por la cabeza.
—Espera un momento.
Beomgyu cerró los ojos y uso sus piernas para empujarse más contra ti. Pasaste tus brazos por encima de sus hombros y posaste tu barbilla sobre su cabeza, dejado que pegara su rostro a tu pecho y restregara su mejilla en él.
—¿Que estás haciendo? —cuestionaste cuando sentiste sus músculos vibrar contra los tuyos,.
—Estoy ronroneando —respondió mientras simulaba el sonido característico de los mininos y tú soltaste un risita baja. 
—Raro.
Beomgyu continuó con la acción hasta que tuvo suficiente. Luego de unos minutos se enderezó, asintió en silencio y tomó el grifo de la tina de baño. 
—También quiero lavar tu pelo —anunció al tenderte el grifo. Por la forma en la que parpadeó lentamente supiste que empezaba a tener sueño.
—Ya veremos —dijiste y el soltó un quejido. 
Luego de humedecer su cabello, colocaste el shampoo y empezaste a esparcirlo con movimientos gentiles. Sabías que le gustaba que jugaras con su pelo, y pareció más que feliz cuando empezaste a masajear su cabeza. Después de unos segundos, retiraste una mano y la colocaste sobre su hombro, dejando que tu pulgar dibujara círculos sobre su piel. 
Por la forma en la que cerró sus ojos y soltó un suspiro, te dio la impresión que la estaba pasando bien. 
—Se siente bien —susurro con una sonrisa—. Te llevaré conmigo cada vez que me duche de ahora en adelante.
—No me quejaré. —Acercaste el rostro al sitio donde tu mano acariciaba su espalda y rozaste su piel con tu nariz, olfateando su aroma y dejando un suave beso sobre su piel. 
Beomgyu se estremeció y pudiste verlo sonriendo para sí mismo, era una sonrisa genuina y casi pudiste ver y sentir la felicidad que había en ella.
—Esto se siente mejor... —dijo antes de respirar hondo, con las puntas de sus orejas tornándose rojas.
No pudiste detenerlo cuando se lanzó para rodearte entre sus brazos, causando que el agua se derramara de la tina de baño y mojara el piso. Estabas por reñirlo, pero Beomgyu selló tus labios con los suyos antes de que pudieras decir algo. 
Ni siquiera con consideraste resistirte. Te recargaste de nuevo contra la bañera y dejaste que tu cuerpo se inclinara al tacto de Beomgyu cuando se acomodó entre tus piernas. Al principio, sus labios recorrieron los tuyos con movimientos pausados, lambiendo y succionando lenta y atrevidamente hasta que estuvieron igual de humedecidos que sus cuerpos. De manera automática pasaste tus brazos al rededor de su cuello, lo que le permitió pegar más su cuerpo al tuyo.
Sentiste la electricidad en el aire mientras lo sostenías cerca y, su aliento y el tuyo, se volvían uno solo. Pudiste sentirlo todo, era tan real, tan amable y refrescante. En cierto momento, lo escuchaste soltar un gemido y te sorprendiste, pensando por un momento que la gentil cercanía de sus cuerpos empezaría a ir a más allá esa noche; sin embargo, cuando Beomgyu repitió el sonido no percibiste solamente deseo, sino también dolor. 
—Ay, me ha entrado shampoo al ojo —lloriqueó, pero a pesar de todo, continuó besándote.
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