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#bts reacciona español
btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Te disparan delante de ellos – HYUNG LINE
Pedido de este «BTS REACCIONA A» AQUÍ... 
ADVERTENCIA: Os recomiendo leer de qué trata el pedido, para que os pongáis en situación. Hay mención de muerte, violencia, sangre, insultos...🙊 Pero don’t worry, no es tanto como parece.
Lee la MAKNAE LINE aquí...
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KIM SEOKJIN
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Las muñecas y los tobillos te ardían tras haber estado dos días atada. Tu marido –porque, en términos legales, eso es lo que Kim Seokjin era para ti– llevaba el mando de una de las mafias más importantes, peligrosas y respetadas de la ciudad. Por ende, tú estabas expuesta al peligro 24/7 desde el momento en el que firmasteis los papeles del matrimonio. La constante vigilancia y protección que sobre ti tenías, evitando así que pudieras tener una vida normal, te estaba atormentando; es por eso que una noche, estando completamente sola en casa, conseguiste esquivar a todo el personal y cámaras de seguridad tras haber hecho una investigación de una semana sobre aquellos puntos de la casa en donde la vigilancia era mínima, y saliste a realizar un corto paseo nocturno.
No pensabas irte muy lejos ni escaparte; sabías que sería inútil y te encontrarían después de todo. Simplemente necesitabas tiempo sola –pero no del tipo de soledad que consistía en quedarse en casa aburrida, sin nada que hacer–; mover las piernas, ver el cielo oscuro y estrellado… Un poco de libertad.
Sin embargo, jamás habrías llegado a pensar que una inocente escapadita supondría tanto revuelo: Una banda enemiga, víctima de la astucia y trucos de la mafia de Jin, habían estado esperando el momento indicado para cobrar su venganza. Así es como de repente la vida les sonrió, cuando te vieron caminando sola por las calles.
Cuando caíste en la cuenta de tu situación, tras pasar 24 horas ahí encerrada, ya te diste por vencida… ¿Quién vendría a rescatarte? ¿Tus padres, que por dinero te habían “vendido” a una mafia? ¿Jin, que ni siquiera estabas segura de si se sabía tu nombre? ¿La policía, esos incompetentes que no se preocupan realmente por la vida de los ciudadanos?
Te daban ganas de decirles que te quitasen el mugroso trapo que te tapaba la boca para pedirles que no se molestasen más en mantenerte con vida… total, ¿para qué valía la tuya?
Se iba a cumplir la tercera noche agónica cuando, de repente, escuchaste barullo proveniente de afuera. El sonido de numerosos disparos y griterío de voces masculinas llegaron hasta tus oídos, poniéndote más alerta.
Tu corazón dio de repente un vuelco… ¿Y si quizá era alguien que se acordaba de tu existencia? ¿Y si al final conseguías salir de ahí? Sin poderlo evitar, tus ganas de vivir, inesperadamente, volvieron.
Al final el portón del garaje se abrió, y viste una figura masculina acercase desde lo lejos. Al estar todo oscuro –a excepción de la luz que ahora entraba por la puerta–, solo podías divisar su silueta: un hombre de amplios hombros, caminando con paso decidido, y con una pistola colgando de su mano.
La figura llegó hasta ti y, sin decir nada, se agachó y comenzó a desatarte. Todavía no conseguías distinguir su rostro, más que nada porque no te había dirigido ni una mirada a la cara.
Una vez libres tus pies y manos, el hombre te quitó el trapo de la boca, mirándote de frente.
Con la escasa luz, pudiste reconocer las facciones de Seokjin, quien te miraba con preocupación. 
¿Quien diría que verle te causaría el alivio que estabas sintiendo en ese momento?
“¿Estás bien, ____? ¿Puedes caminar?” –dijo con calma en su voz, sujetando tus manos para ayudarte a levantarte.
No podías pronunciar palabra debido al nudo que tenías en la garganta. Sin esperarlo, sentiste los pulgares de Jin en tus mejillas, secando las lágrimas que sin tú saberlo se habían escapado de tus rojos y cansados ojos.
“Vámonos.” 
Con un brazo rodeó tu cintura, para mantenerte bien sujeta y evitar que te cayeras –ya que estabas muy débil– mientras que con la otra mantenía la pistola en alto.
Al salir por la puerta del garaje, lo primero que observaste fueron los numerosos cuerpos inconscientes –o directamente sin vida– que se encontraban en el suelo. Los miembros del bando de Jin estaban ya saliendo; parecía que al fin todo había pasado.
Pero en el último momento, justo cuando estabais por llegar a la salida, el sonido de un disparo rebotó en las paredes del lugar.
Seokjin se giró sorprendido, y analizó el espacio en busca del emisor de dicho disparo, hasta que finalmente detectó a un hombre del bando enemigo con su pistola en la mano y una sonrisa socarrona, ensangrentada.
“Jin…” 
Tu voz, fina como un cristal, hace que al fin te mire. Cuando observa tu cara con una mueca agónica, sabe a dónde ha llegado a parar esa bala perdida.
Se queda unos segundos atónito, sin saber reaccionar, hasta que siente cómo te desplomas en sus brazos.
Lo primero que hace es borrar la estúpida sonrisa de ese maldito sujeto a base de balazos, matándolo así de una vez por todas.
Luego, aún traspuesto, observa unos segundos más tu rostro, y siente esperanza al ver que aún estás con los ojos abiertos. 
Poniendo la mano en tu herida, intentando controlar la hemorragia que la bala estaba comenzando a provocar,  grita los nombres de varios miembros para que acudan a socorrerte.
Era cierto que por ti no sentía, lo que es, atracción como mujer todavía kfkjfekjfnkj; Incluso alguna vez había sentido que eras como una carga para él. Pero algo que no iba a permitir era que murieses estando bajo su cuidado, bajo su protección, y menos por su culpa.
Jamás se lo perdonaría.
MIN YOONGI
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Nadie, ninguno de los presentes, había imaginado que una inocente fiestecita de la mafia se iba a convertir en una carnicería: Yoongi y tú habíais tenido que asistir para presentaros oficialmente a las personas más importantes de la mafia como futuros marido y mujer.
Tú te habías negado toda la mañana, argumentando que no estabais en el siglo XVII como para hacer dichas “presentaciones oficiales”. Yoongi, a pesar de coincidir contigo, tenía claro que, aunque fuese a rastras, te llevaría allí con él; tus padres y los suyos iban a estar también presentes y, como futuros herederos del “negocio”, teníais que hacer vuestra aparición juntos. 
Cada vez que Yoongi se ponía en plan autoritario te daban ganas de pegarle una hostia, todo sea dicho… Pero no te quedaba más remedio que acatar la situación. 
Así es como, antes de entrar por la gran puerta, enganchaste tu mano a su brazo, ambos controlando vuestras muecas de asco para sustituirla con la sonrisa más falsa que podíais evocar.
La cena y el resto de la velada estaba yendo sobre ruedas, la verdad; todos manifestaban su alegría por el futuro enlace y expresaban su felicidad al saber que la mafia acabaría en vuestras manos –ahora, si eran ciertas o no esas demostraciones de afectao, ya no se sabe–.
Eso es hasta que de repente se empiezan a escuchar disparos y el gran portón se abre de par en par, comenzando a entrar numerosos hombres lanzando balas a diestra y siniestra. Los presentes de vuestra reunión, siempre preparados –como no, si son miembros de una mafia–, sacan sus pistolas guardadas y comienzan a disparar contra los intrusos. De igual manera, Yoongi saca su pistola, y su intención era cogerte y resguardarte detrás de él; sin embargo, no es lo suficientemente rápido y siente cómo, de un tirón, de arrebatan de su agarre.
Desconcertado, Yoongi observa cómo un hombre te sujeta por los hombros, con su brazo alrededor de tu cuello y su pistola apuntándote en la cabeza.
No espera ni un segundo antes de apuntar con su pistola a ese imbécil que atenta contra la vida de quien –aunque es a su pesar– va a ser su futura esposa; no obstante, su mirada es mucho más temible que el arma.
Ante esto, la atención de todos se centra en esa situación: el bando de la mafia enemiga apuntan con sus pistolas a los miembros de vuestra mafia, quienes hacen lo mismo pero a la inversa.
La tensión se podría perfectamente cortar con un cuchillo.
“Suéltala.” –Su voz autoritaria hace eco en ahora la silenciosa habitación. Lo único que consigue del hombre que te sujetaba es una estruendosa y maléfica risa.
“¿Y qué gano yo con eso?” –dice, mientras hunde su nariz en tu cabello. Tú solo puedes poner una mueca de asco mientras intentas escaquearte de su agarre, lo cual es imposible.
Mientras tanto, Yoongi cada vez siente que le hierve más la sangre.
“Lo que quieras.” –interviene tu padre, con el corazón en la mano. Puede perder lo que sea, pero no a su adorada y única hija.
Así es como ambos lados parecen llegar a un acuerdo, muy a pesar de vuestra mafia. Las pérdidas económicas por tu vida van a ser muy importantes…
“Parece que nos hemos entendido entonces…” –dice el hombre que te mantiene como rehén.– “Pero creo que podríamos añadir también a esta preciosidad al trato, ¿no?” –continúa, refiriéndose a ti.
“Suéltala ya si no quieres que te reviente la puta cabeza.” –la rabia contenida de Yoongi se puede sentir en cada una de las sílabas que acaba de pronunciar.
El hombre suelta una carcajada antes de ir deshaciendo muy poco a poco el agarre de alrededor de tu cuello.
Cuando ya por fin su brazo cae a un lado de su cuerpo, junto con la que sujeta la pistola, la mirada de Yoongi conecta con la tuya y te da a entender, mientras estira su mano hacia a ti y asiente ligeramente, que vayas hacia él.
Sin demora, corriste en su dirección, pero nunca llegaste a sus brazos: El hombre, en el último segundo, alza de nuevo su brazo, pistola bien sujeta entre sus dedos, y dispara sin pensarlo dos veces.
“Qué pena… Esto podría haber tenido un desenlace diferente si la hubieseis dejado ir conmigo.” –consiguió decir antes de que el caos de nuevo se iniciase.
A Yoongi no le tembló el pulso cuando disparó numerosas veces a ese estúpido para callarlo. Una vez hecho eso, se acercó a donde tú estabas. Tu padre te sostenía entre sus brazos, sin poderse creer que te acababan de disparar; no estaba preparado para ver morir a su hija. Tu madre, mientras tanto, era la que estaba disparando a diestra y siniestra, sin dejar a pies sin cabeza  woman power yasssss.
“Llévatela de aquí.” –le dijo tu padre a Yoongi, nada más sentir su presencia tras haberse agachado.
Y así, sin esperar ni un segundo más, Yoongi te cogió en brazos y salió de ese lugar lo más rápido posible, deseando con completa honestidad que continuases con vida; no podía liderar la mafia solo, al fin y al cabo: te necesitaba a su lado.
JUNG HOSEOK
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Podría decirse que estaba siendo una cita perfecta: Era la primera vez que Hoseok y tú salíais juntos a cenar, pareciendo así una pareja de verdad. Y es que, después de meses conviviendo juntos, al fin parecía que algo estaba comenzando a florecer en vuestros corazones. Así es como Hobi, como un jovencito experimentando su primer amor, tocó una tarde a la puerta de tu habitación para proponerte una salida juntos.
La cena fue una buena oportunidad para hablar y llegar a conoceros más, llegando a otro nivel; el Jung Hoseok sarcástico y prepotente, miembro de una mafia, se había sustituido por Hobi, un dulce y carismático hombre, con la risa más contagiosa y preciosa que jamás habías escuchado.
En un momento tuviste que disculparte para ir al baño. De camino al aseo tenías una sonrisa tatuada en el rostro, a la vez que tus mejillas lucían un ligero color rosado debido al rico vino que estabais bebiendo y, también, a las tiernas palabras que de vez en cuando Hoseok te dedicaba. Parecías una colegiala emocionada en su primera cita.
Sin embargo, la felicidad duró poco: tras ir al baño, nunca volviste a tu mesa.
Cuando pasaron quince minutos, Hoseok ya se olía que algo extraño estaba sucediendo. Impaciente, se mordía el labio y movía el pie repetidamente, chocándolo con la madera de la pata de su silla, intentando no salir corriendo al baño a buscarte. Se había arriesgado mucho sacándote a un restaurante público; pero lo había hecho porque quería hacerte sentir como si de verdad pudierais ser normales por unas horas… Se lamentaría de ese gesto toda la vida.
Al final no pudo contenerse y, levantándose de un salto, fue directo al baño de mujeres. No estabas. 
Todos los cubículos estaban vacíos. No había ni rastro de tu presencia en ese baño. Con el corazón latiéndole a mil por hora, observó cada esquina del espacio, pero no fue hasta que salió cuando vio lo que le dio la pista definitiva de lo que había podido sucederte: tu móvil estaba en el suelo, en la salida.
Efectivamente, te acaban de secuestrar, y Hoseok no podía creerse lo estúpido que había sido por permitir que sucediera estando él presente, a escasos metros de distancia.
No tardaron en ponerse en contacto con él los mismos miembros de su mafia, alertándole de que tuviera cuidado porque sabían las intenciones de la mafia enemiga número uno. Pero ya era demasiado tarde…
Los maldijo a todos mientras salía del restaurante enfurecido como un demonio, haciendo mil y una llamadas para que rastreasen y localizasen a todos los miembros del otro bando a quienes tenían en el punto de mira.
Mientras tanto, recibió dos mensaje proveniente de un número privado:
Si la quieres de vuelta, dirígete a esta dirección.  Sólo.
Hoseok no se lo pensó dos veces: cargó su pistola, se subió al coche, y se dirigió a la dirección que le habían indicado en el segundo mensaje.
Llegó a un descampado en donde sólo podía divisar otro coche aparcado en mitad de la nada. 
“¡Jung Hoseok, bienvenido!” –dijo él cuando Hoseok bajó de su 4x4 negro, nada más conectar sus miradas.
Él. La persona que más odiaba en toda la faz de la tierra; él, a quien en un lejano tiempo de su vida había llamado amigo. Ahora era la persona que más detestaba.
“Dónde está.” –preguntó fríamente Hoseok, analizando sus alrededores.
“No te preocupes. Está aquí dentro, tranquilita.” –dio dos sonoras palmadas en el capó de su coche– “Hemos pasado un buen ratito juntos.” –continuó sonriendo pícaramente. 
Hoseok apretó los puños, no queriéndose imaginar a qué se había referido con eso.
“No te preocupes, no la he tocado. No es… mi tipo. Y a juzgar por los años que llevo conociéndote, tampoco el tuyo.” –dijo, guiñando un ojo.– “En fin. Sólo quería hablar contigo, viejo amigo.”
Pero Hoseok no iba a caer en su trampa. Así, siguiéndole el rollo, escuchó todo lo que el imbécil tenía para decirle.
“¿Eso es todo?” –preguntó Hoseok, queriendo terminar lo antes posible con esta situación. El otro hombre solo se rió.
“Sí, sí…” –dijo mientras abría la puerta de atrás de su coche, haciéndote salir bruscamente.– “Aquí está tu puta, toma.” –escupió, deshaciendo el nudo que mantenía tus manos inmóviles. 
Esas palabras le molestaron más a Hoseok que a ti, haciendo que su nivel de furia aumentase en tiempo récord. Pero decidió no actuar imprudentemente, al menos hasta que te tuviese a salvo de ese perturbado mental. No se fiaba… no después de lo que había hecho con la que fue su primer amor de verdad.
Con precaución, sin querer apresurarte ante la tensión latente entre ambos hombres, comenzaste a andar hacia Hoseok, con el miedo haciéndote temblar las rodillas. 
“¡No me mires así! Hobi, no quiero que haya más rencores. Ya has visto, no le hecho nada.” –decía el otro, sabiendo que con sus palabras conseguiría enervar a Hoseok. Al fin y al cabo, esa era su finalidad…– “Yo soy un buen hombre, no como tú.”
Hoseok sintió su sangre helarse.
“Cállate.”
“Oh. ¿Ella no lo sabe?” 
Como tonta, te paraste en medio del camino. La curiosidad pudo a tus ganas de ponerte a salvo tras el hombre del cual creías que te estabas enamorando.
Te giraste y miraste con cara interrogante a aquel joven. Ante tu semblante, de nuevo una risa rompió el silencio de la noche.
“¡No se lo has dicho!” –exclamó, riéndose como si le acabasen de contar el chiste más gracioso del mundo.– “Ay, chica… Si supieras… Éste a quien llamas «marido» mató a su anterior esposa.”–dijo, sin pelos en la lengua.
Soltó otra carcajada ante la estupefacción de ambos.
“Yo sí la amaba Hoseok.” –continuó, su rostro comenzando a transformarse en una mueca entre furia y locura.– “Y me la quitaste.”
Ambos lo podíais sentir, Hoseok y tú; podíais sentir cómo sus palabras estaban cargadas con pólvora, y en cualquier momento iba estallar la bomba.
“_____” –te llamó Hoseok, alertándote e intentando llamar tu atención para que finalmente te acercases a él.
“¡¡¡ME LA QUITASTE!!!” –gritó él, con todas sus fuerzas, pareciendo que se le desgarraban las cuerdas vocales.
Acto seguido, sin daros tiempo a reaccionar a ninguno de los dos, sacó la pistola y lanzó un disparo, recayendo éste directamente sobre ti; su blanco. 
Lo último que escuchaste antes de caer inconsciente fue la voz de Hoseok gritando tu nombre a la vez que unos pasos se acercaban a ti y unos brazos te cogían del suelo. Luego, dos disparos se fundieron en lo más profundo de tus recuerdos.
Hoseok había sacado su pistola y había disparado con su intacta puntería en la pierna y brazo de aquel maldito, respectivamente. No quería matarle, simplemente arrebatarle la pistola de las malos y dejarlo agonizando unos minutos mientras se ocupaba de ti.
Hobi movía tus hombros, intentando que abrieras los ojos; que despertases, pronunciando tu nombre con temor. Tras notar entre sus dedos una pringosa sustancia, no esperó ni un segundo más y te metió en el coche para llevarte directa al doctor de la mafia –en un hospital normal y corriente no se podría dar una explicación coherente para tu herida de bala, es por eso que las mafias tienen sus propios centros sanitarios.–
En el coche hizo las llamadas pertinentes para que su gente se encargase del estúpido que había dejado desangrándose en medio del campo.
Después, se dedicó enteramente a ti, chequeando que tu temperatura corporal no descendía y que la hemorragia se mantenía relativamente bloqueada.
Hoy, definitivamente, no iba a ser el día en que te perdería. No lo iba a permitir.
KIM NAMJOON
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Kim Namjoon: líder de la mafia más longeva y temida del país; dicho cargo recién adquirido hará apenas unos años, cuando su padre murió a manos de sus más fuertes enemigos. Él, quien a pesar de esa tragedia familiar había asumido el mando con total madurez y había sabido manejar desde el minuto uno todos los “negocios”, sin titubeos ni temores. Él, quien se caracterizaba por su carácter tranquilo y pacífico, siempre ejecutando decisiones sabias y bien pensadas a pesar de su tan brutal “oficio”, y su sangre fría al momento de tener que enfrentarse directamente con la muerte.
Ese Kim Namjoon es el que ahora se encontraba desesperado, caminando descontrolado por toda la habitación a esperas de recibir una llamada, un mensaje… cualquier cosa. Cualquier cosa que le dijera dónde estabas.
Hacía tres días que te habían secuestrado, y la incertidumbre y la escasa información que recibía de ti lo estaba matando. 
De nuevo esa mafia que se había encargado de matar a su padre, todavía con rencores sin resolver… Se ve que estaban dispuestos a acabar con toda la estirpe Kim.
Ahora iban tras él, y sabían muy bien por dónde atacar para conseguir lo que querían: Tú, la mujer del líder; su punto débil, su talón de Aquiles. Si te tenían a ti, podían conseguir lo que realmente quisieran. Y era cierto, porque Namjoon estaba dispuesto a ofrecerles cualquier cosa si a cambio te recuperaba.
Al fin la esperada llamada llegó, citando a Namjoon para así “negociar”.
Todo parecía un poco sospechoso: Namjoon se había preparado mentalmente para tratar de persuadir al viejo líder de la mafia adversaria y establecer, de una vez por todas, la paz entre ambos bandos. Ya era suficiente; muchas vidas habían sido arrebatadas por culpa de anticuadas disputas y malentendidos.
Sorprendentemente el anciano estaba abierto al diálogo, y escuchaba todo lo que el joven líder le exponía con calma y buenas palabras, mientras que todo un séquito de guardas armados guardaban las espaldas del viejo. Namjoon se había arriesgado a adentrarse al edificio en el que le habían citado con tan solo tres de sus más fieles miembros, como voto de confianza hacia aquel hombre.
Todo parecía ir sobre ruedas:
“Eres un joven muy inteligente.” –dijo el anciano tras unos segundos de silencio absoluto, tranquilamente sentado en una silla, bastón en mano.– “Tu padre estaría orgulloso.”
Namjoon apretó la mandíbula, intentando controlarse y mantener su fachada tranquila. El asesino de su padre sabía el efecto que tendrían esas palabras sobre él, y sonrió para sí mismo al ver un rayo de furia en los ojos del joven.
“Traedla.” –dijo de repente. 
Sus hombres te trajeron pacíficamente a donde el resto estaban reunidos. Te tenían maniatada, pero no te trataban con brusquedad, ya que tampoco tú te estabas resistiendo.
“Creo que tienes razón. Ya es hora de dejar el pasado atrás, ¿no, joven Kim?” 
A pesar de que sus palabras decían una cosa, su tono parecía más bien sarcástico. Con un golpe de su bastón contra el suelo, les hizo la señal a sus hombres para que te desataran y te dejaran ir al fin.
“Espero que éste sea el comienzo de una nueva y pacífica era entre ambas mafias.” –el anciano se levantó y te miró, dedicándote una escalofriante sonrisa.– “Puedes irte, preciosa.”
Aun titubeante, comenzaste a caminar hacia Namjoon. Cuando vuestras miradas se conectaron, no pudiste evitarlo más y saliste corriendo hasta llegar a sus brazos, los cuales te recogieron fundiéndote en un cálido abrazo.
Namjoon te apretó contra su pecho, hundiendo su rostro en tu pelo. No podía creerse que al fin estabas con él, a salvo. Tres días habías estado secuestrada; tres días que se habían sentido como años. No podía imaginarse la idea de perderte.
“Ya está. Estás a salvo.” –susurraba en tu oído con su dulce voz, hundiendo sus dedos en los mechones de tu cabello.
Pero no… no era cierto: El anciano, sin piedad alguna, sacó una pistola de su bolsillo y te disparó en la espalda, dejando a todos desconcertados, incluso a los propios miembros de su mafia.
“Un pacto como el que acabamos de hacer debe ser firmado con sangre, ¿no crees, joven Kim?” –dijo el viejo, mientras te desplomabas en los brazos de Nam bajo su atónita mirada.
Manteniendo su mente fría, gritó el nombre de uno de los que le habían acompañado, quien te cogió rápidamente y salió corriendo de ahí contigo en brazos. No era momento de perder el tiempo y ver cómo te desangrabas en sus brazos; debía actuar rápido, que te llevaran lo antes posible a que te trataran. Pero él antes tenía que tomar cartas en el asunto…
Ahora todos se apuntaban entre ellos: tres contra diez. 
Era cierto… un pacto ha de ser firmado con sangre, y Namjoon no iba a irse de ahí hasta ver toda le de ese hombre derramada por el suelo.
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¡HI!🌸
¿Os ha gustado?
La maknae line espero tenerla para mañana o pasado :3
En fin... Esperamos que hayáis disfrutado la lectura, a pesar de ser algo bastante diferente con respecto a lo que solemos subir, que es más bien contenido más “realista”, chill y fluffy.
¡¡Un beso a todas!!💋
Si queréis dejarnos vuestra opinión o whatever, siempre podéis escribirnos algo AQUÍ.
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BTS reacciona a: Su novia teniendo carácter fuerte.
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Es mi primera reacción espero y te guste^^
Seokjin: el sería muy dócil con su novia, se sorprendería respecto al hecho de que fuera de carácter tan fuerte, pero definitivamente le gustaría ya que el tiene tendencia a ser más suave, así que si su novia tiene carácter fuerte para el crearía un balance en la relación.
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Yoongi: sería paciente y comprensivo, pero claro que hasta cierto punto, si en alguna situación en la cual su novia se ponga muy intensa se sale de control y a él se le acaba la paciencia definitivamente antes de hacer un problema más grande decidiría irse para que se enfríen las cosas.
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Hoseok: el tiene una personalidad más intensa y reaccionaria como tal ya que tiene bastante carácter *inserte memoria de Hobi aventándole un plátano a jungkook* lo cual definitivamente puede llegar a crear roces entre el y su novia, pero si la quiere y está enamorado la va a aceptar con todo y su forma de ser y si son lo suficientemente maduros ambos aprenderán a crecer juntos.
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Namjoon: El podría reaccionar de manera lógica, tratando de tener la razón pero así mismo va a buscar hacer negociaciones o llegar a puntos medios en las decisiones que ambos tomen.
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Jimin: el estaría feliz con el carácter de su novia ya que el al igual que jin tiende a ser más dócil y tranquilo en su forma de ser. Sin embargo, si ella se pone muy terca en alguna cuestión que a él no le parezca la va a confrontar y tratar de llegar a un punto medio, siempre en busca de estar en paz.
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Taehyung: tiene carácter fuerte y es terco en sus decisiones, así que si no le parece algo respecto al carácter o actitud de su novia lo va a decir, pero como es de terco es de sensible así que sabe que se arriesgaría a terminar lastimando si no cede alguno de los dos.
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Jungkook: el tiene carácter y es bastante infantil así que es probable que se susciten roces entre el y su novia, pero el siempre buscará el aligerar el humor un poco siendo juguetón.
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Ellos te confiesan lo que sienten por ti. |MAKNAE LINE|
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PARK JIMIN:
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Park Jimin es uno de los chicos más amorosos y tiernos que pueden existir en el mundo: es atento y considerado con todo aquel que le rodea; se preocupa por sus amigos y se encarga de apoyarlos cuando lo necesitan.
Él siempre ha sido aquel amigo que da sin pedir nada a cambio, simplemente porque su corazón bondadoso le hace ser así.
El problema es que, muchas veces, aunque sus amigos lo aman y aprecian también, no son conscientes de esos actos de amor desconsiderados todo el tiempo y, por lo tanto, Jimin no llega a recibir ni un 20% de todo lo que da. Pero a él no le importa… ni si quiera piensa en ello.
Cuando te conoció hará unos meses, se sorprendió de lo atenta que eras con él: cuando os hicisteis más cercanos, vuestras llamadas y mensajes se hicieron parte de vuestra rutina. Por el tono con el que hablabas con él, Jimin sentía cómo te preocupabas y lo apreciabas, siempre recordándole que descansara y comiera bien; y no solo con palabras, también con acciones. Muchas eran las veces en las que te acercabas a la compañía solo para dejarle algo de comer que tú misma habías preparado, o su comida rápida favorita; también eran muchas las veces en las que te quedabas hasta tarde con él, viéndolo bailar hasta la saciedad porque pensaba que algunos pasos no estaban bien –pero tú ahí permanecías, a su lado, convenciéndolo de que lo hacía perfecto–. Y muchas veces eran también aquellas en las que lo recibías en tus brazos cuando más decaído se sentía.
Sin darse cuenta, Jimin había encontrado en ti su refugio, su fuente de recarga. Sin embargo, sentía que contigo no era como con los demás… Era la primera vez que sentía que todo lo que daba le era recompensado; ya no sólo daba, sino que también recibía. Cuando se dio cuenta de ello, te prestó más atención y observó con detalle todo lo que hacías por él.
Su corazón recibía una oleada de calidez cada vez que apreciaba tus actos de amor y apoyo desconsiderado y, sin más, se percató de lo que sentía por ti… Estaba enamorado.
Quería decírtelo; quería devolverte todo lo que le habías dado en estos últimos meses que fueron tan complicados para él, pero que contigo se habían hecho más llevaderos.
Planeó un día en el que la única receptora de amor y cuidado serías tú: eliminó los todos los planes que tenía en su agenda para dedicar un día enteramente a ti. Te llevaría a hacer todo lo que te gustaba; te haría pasar un día en el que la única protagonista ibas a ser tú. Él simplemente disfrutaría viéndote disfrutar.
Vuestro día off concluyó con una íntima cena consistente en un par de hamburguesas baratas a orillas de la playa. No era los más fancy del mundo, pero era lo que a ti te apetecía y, por tanto, lo que Jimin te iba a dar.
“Gracias, Jimin, por el día de hoy…” –dijiste, respirando hondo el aroma salado del ambiente mientras jugabas con la arena entre tus dedos.– “Me encanta estar aquí…”
Jimin te miró, y en ese preciso instante pensó que jamás había visto a un ser tan maravilloso como tú: tu cálida mirada clavada en el estrellado cielo, mientras la ligera brisa marina hacía que tu pelo y los volantes de tu vestido hondearan al mismo compás.
“A mi me encantas tú.” –dijo él sin pelos en la lengua, sentándose un poco más cerca de ti y copiando tu postura.
Jimin sonrió para sí mismo, degustando el momento; viendo como poco a poco ibas cayendo en la cuenta de lo que significaban esas palabras.
KIM TAEHYUNG:
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Taehyung lo tuvo claro desde el principio: le gustabas.
No tenía intención de esconderlo, y sus acciones denotaban eso mismo. Sin embargo, alguien parecía no pillar ni una de las constantes indirectas que te lanzaba: tú. 
Eras muy despistada, y no reparabas en ninguno de los detalles que, a propósito, el pobre chico hacía para que lo noticearas. 
Durante meses estuvo esperando a que pillases que estaba totalmente colado por ti; y a veces parecía que lograbas captar el mensaje... «parecía». 
Se dio cuenta de tu escasa capacidad de percepción cuando, en una fiesta, vio que un chico intentaba ligar contigo y, básicamente, ni te enteraste. Y eso que el chico era, obvio no, lo siguiente. Por lo tanto, el problema debías tenerlo tú. 
Es así que decidió que te lo diría de una manera en la que pudieses entender sus sentimientos de una vez por todas. 
Para ello, te invitó a ir a una exposición de arte que hacía poco habían inaugurado en la ciudad. Necesitaba estar en un ambiente en el que se sintiese a gusto, y que además le diese juego. 
A ti también te gusta el arte y sabes admirarlo y apreciarlo, por lo que gratamente aceptaste su propuesta. 
Ahí, paseando tranquilos por los pasillos del lugar, tú observabas los cuadros, haciendo algún que otro comentario acerca de los mismos, mientras Tae tenía enfocada su mirada en ti. No se sentía nervioso, porque estaba seguro de lo que sentía, pero sí tenía temor por tu reacción al saber al fin lo que sentía por ti. Pero era un riesgo que debía correr... 
Tae se paró en frente de un precioso cuadro de Bonet, y comenzó a describirlo: su belleza, lo que representaba para él, lo que le hacía sentir cada vez que lo miraba... Evidentemente, no te dabas cuenta de que no se refería al cuadro, sino a ti; pero Tae esta vez tenía claro que no iba a dejar la indirecta sin aclarar.
"Wow... Tu visión del arte, de verdad, me deja sin palabras..." –dijiste, realmente admirada por la manera en la que Tae había descrito la obra.– "Viéndolo desde tu perspectiva, realmente este cuadro es una maravilla..." 
Taehyung sonrió, dirigiendo la mirada hacia ti. 
"No hablaba del cuadro, sino de ti." - dijo al fin, captando tu atención. "Y sí, eres una maravilla, como tú dices. Es por eso que me gustas." –soltó una ligera risilla al ver cómo una mueca de confusión, y a la vez realización, adornaba tu rostro. Luego, volvió a enfocar su mirada en el cuadro.– "Me gustas desde hace tanto tiempo que ni siquiera me acuerdo. He hecho de todo para que te dieses cuenta pero... ya ves, aquí sigo... " 
Cuando Tae volvió a mirarte, se encontró con que te estabas tapando la cara con ambas manos, y es que... ¿Cómo podías haber sido tan tonta? Sabías bien que no pillabas las indirectas ni podías discernir fácilmente entre si algo era broma o no; era básicamente congénito. Pero, ¿hasta este punto? Taehyung había visto durante meses lo tonta que eras... Y lo peor es que todas tus amigas ya te habían revelado algunas de esas indirectas, pero tú no las habías creído. 
Al menos, ahora todo parecía quedarte claro... Más vale tarde que nunca.
JEON JUNGKOOK:
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Cuando Jungkook te conoció, como le pasaba con cualquier chica con la que hablaba por primera vez, fue todo muy incómodo. Si él de por sí es muy tímido e introvertido en cuestión de mujeres, cuando se le junta al mix que a ti te sucede lo mismo –pero con los chicos–, la bola se hace aún más grande. En ese primer encuentro, además, sucedió lo que a cualquiera que sufre lo que vosotros sufrís intenta evitar a toda costa: quedarse a solas con con el/la persona que recién conoces.
Aunque había más gente alrededor de vosotros hablando alegremente –ya que estabais en una reunión entre amigos en común–, el silencio entre vosotros se hizo paso para ser el protagonista.
Fue incómodo... muy incómodo. Sobre todo cuando vuestros ojos se encontraron, sonreísteis falsamente, y volvisteis a separar vuestras miradas sin palabra que mediase. Ambos intentabais pensar en algo para decir el uno al otro, pero el nerviosismo al ver que nada se os ocurría era más fuerte.
"Mmm... Voy a ir a por una bebida... ¿Te traigo algo?" –conseguiste decir tras cinco minutos de pura agonía en los que no hiciste más que beber de ti vaso para mantener la boca ocupada.
"Pensaba ir yo también..." –contestó inesperadamente, incorporándose.– "Si quieres, te traigo yo lo que te apetezca."
Eran las primeras palabras que al fin cruzabais, mirándoos directamente. No supiste por qué, pero de repente comenzaste a sentirte más... cómoda.
"Vayamos juntos." –dijiste, incorporándote también y dedicándole una cálida sonrisa, a la cual Jk respondió de igual manera.
Quizá fue el hecho de que ambos teníais el mismo problema, y ambos acababais de hacer un gran esfuerzo por combatirlo, usándoos a ambos como ese primer paso para conseguirlo. Quizá fue que, a partir de ese día, encontrasteis en ambos un apoyo mutuo, una persona que os entendía y comprendía y os aceptaba tal cual erais.
El tiempo pasaba y se transformó en meses; meses en los que algo muy profundo y sincero fue instalándose en el tierno corazón de Jungkook. Eso que sentía cada vez se hacía más fuerte y, de alguna manera, necesitaba liberarlo.
Esto era algo nuevo para él. Nunca había conocido a alguien como tú, es decir, alguien a quien tener que decirle que "le gustaba". Bueno, es verdad que en otros momentos de su vida le han gustado otras chicas, pero nunca una a la cual de verdad podía confesarle lo que sentía; porque, no sólo eras la chica que le gustaba, también eras su amiga y su confidente, alguien con quien de verdad tenía un vínculo.
Le pidió consejo a sus amigos acerca de cuál era la mejor manera de proceder, pero ninguna de sus ideas le convencía: Jin y Jimin le dijeron que te llevase a pasar un día estupendo, una rica comida en un restaurante y actividades programadas que fuesen de tu gusto; Namjoon y Yoongi le aconsejaron que te lo dijera sin más, directo y claro; Hoseok te dijo que tanteases el terreno primero y probase a besarte –porque, yes, why not–; y, finalmente, Taehyung le dijo que te llevase a un sitio donde él se sintiese a gusto para hablarte tranquilamente.
Lo único que provocó en Jk tantas opiniones fue confusión.
Al final, empleó lo que mejor que tiene para explicarte lo que su corazón llevaba gritando hacía meses: su voz. 
Una noche, escuchando una Playlist que había creado hacía bastante tiempo, encontró una canción que decía básicamente todo lo que sentía por ti; lo que significabas para él. Era como si el universo le hubiese dado al fin la clave para poder decir aquello que tanto le costaba. 
Esa misma madrugada, haciendo vigilia en su estudio, grabó esa canción con su voz, tintando cada nota y cada palabra con la sinceridad de su corazón. 
Cuando al día siguiente te levantaste y cogiste el móvil, te encontraste un mensaje de parte de Jk. 
[05:14am] Escucha esta canción y presta atención a la letra... Es algo que he querido decirte desde hace bastante tiempo... 
Sin esperar ni un segundo, te pusiste los auriculares y le diste al play...
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¡Hola!🌺
Aquí os dejamos la segunda parte de este “BTS reacciona a”, con nuestra hermosa MAKNAE LINE. ¡Esperamos que os guste y disfrutéis de la lectura!
Esta semana no hemos podido cumplir con nuestro planning de pedidos, pero a ver si ésta que entra va mejor... ✊🏼😞
¡¡Un beso muy fuerte para todaaaaas!!💜💜💜
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Tú vomitando en la cama, delante de ellos.
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Pedido de este BTS REACCIONA A aquí...
N/A: Para hacer este reacciona hemos optado por plantear una situación común –como hemos hecho en alguna otra ocasión–. De esta manera, las reacciones de cada uno han quedado más cortitas, y son más fáciles y cómodas de leer.
Dicho esto, ¡disfrutad de la lectura!
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Los constantes rugidos que tu estómago llevaba entonando desde que te habías metido a la cama esa noche, te avisaban de que no estabas bien.
Dando vueltas entre las sábanas, notabas cómo poco a poco la angustia se acrecentaba, y acabaste por incorporarte y quedar sentada, esperando a ver si se te pasaba el malestar o no.
¿Habría sido la cena? ¿O quizá un virus?
Lo único que deseabas era no vomitar, porque te daba un asco tremendo.
Sin embargo, una arcada acudió a ti, dando señales de que al final tu temor acabaría por cumplirse.
Alargaste tu mano al otro lado de la cama, en donde se encontraba durmiendo tu novio plácidamente, y lo moviste ligeramente, llamándolo por su nombre.
“Me encuentro mal…” -dijiste en un hilo de voz, encendiendo la luz de la lamparita que tenías en tu mesilla de noche.
Y al segundo, sin darte tiempo a decir nada más, una segunda arcada hizo que al final toda la cena que habías ingerido esa noche… bueno, no, no solo la cena de esa noche: la comida también, y el desayuno; todo el menú de los dos días anteriores; y un poco de tripa también porque why not. En conclusión, ahora había un buen potao’ delante de ti, cubriendo las sábanas.
KIM SEOKJIN
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Cuando encendiste la luz de la lamparita, Jin aún estaba un poco aturdido, pero no tardó en abrir sus ojos y mirarte cuando pronunciaste su nombre.
Se despierta completamente en cuanto ve cómo devuelves toda la cena encima de la cama. No tarda en reaccionar y se levanta, dirigiéndose hacia tu lado  para ayudarte a levantarte y llevarte directa al baño, por si tienes que seguir vomitando. Efectivamente, en cuanto cruzáis la puerta del aseo, te vuelve una arcada que hace que termines de echar toda la cena en el váter.
Mientras estás ahí, él sale y recoge todo el estropicio, quitando todas las sábanas y echándolas directamente a lavar, y abriendo seguidamente las ventanas para airear la habitación.
Una vez hecho esto, se dirige de nuevo al baño para ver cómo estás. 
“¿Cómo te encuentras? ¿Te sientes un poco mejor?” –te pregunta, apoyado en el marco de la puerta, observándote con preocupación.
Reprimiendo las ganas de llorar, asientes ligeramente. La angustia a cesado, pero sigues con malestar.
Jin te ayuda a levantarte y a limpiarte, trayéndote un pijama limpio también para que te cambies.
“Ven, vamos al salón.” –dice, guiándote hacia el sofá, en donde acomoda todo y te sienta.
Dándose prisa, prepara un vasito con agua y limón para que vayas dando sorbitos –un método que sirve para limpiar el estómago–, y también coge un cubo para dejarlo a tu vera, por si de repente te entran otra vez ganas de vomitar, que no tengas que ir corriendo al baño.
Una vez todo listo, te deja ahí recuperándote; mientras, él vuelve a la habitación para hacer la cama y así poder llevarte de vuelta a ella para que puedas descansar bien.
Aunque te apena y avergüenza que tu novio haya tenido que ver cómo manchas toda la cama con tu vómito, y que encima lo hubiese tenido que limpiar todo él, no puedes evitar sentirte afortunada por tenerlo: Había mantenido la calma en todo momento, dándole prioridad tu bienestar antes que a la horrible y asquerosa escena que habíais provocado.
Con sus cuidados y atención, como si de un enfermero se tratase o incluso tu propia madre –ya que parecía que sabía muy bien cómo enfrentar la situación–, conseguiste olvidarte de tu malestar y descansar un poquito; y gracias a Dios, ese cubo no tuvo que ser utilizado en toda la noche.
MIN YOONGI
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Al principio, cuando sintió los ligeros movimientos en su brazo y la luz de tu lamparita traspasar sus párpados, no entendía lo que sucedía.
“Me encuentro mal…” –conseguiste decir, antes de que una arcada provocase que vomitaras toda la cena en la cama.
El pobre no consigue reaccionar por unos segundos, manteniendo la vista fija en donde está cayendo todo, con la boca entreabierta y los ojos abiertos como dos rendijas debido a la hinchazón de los mismos por el sueño.
Con movimientos lentos, se quita las sábanas de encima y se levanta, dirigiéndose hacia tu lado de la cama. Una vez ahí, se pone de cuclillas y coloca su mano en el bajo de tu espalda, deslizándola de arriba a abajo creando cortas y delicadas caricias.
Permanece ahí, quieto y callado, hasta que ya no parece que vas a echar nada más y le miras apologéticamente. Pero él no hace drama de la situación, y con total tranquilidad te va guiando con sus acciones: coge tu mano entre las suyas para ayudarte a levantarte y te lleva hasta el baño.
Una vez ahí, otra arcada hace su aparición y tienes que inclinarte sobre el váter para seguir echando toda la porquería que queda en tu estómago.
Yoongi es paciente y amoroso; te aguanta el pelo para que no se te escurra por la cara y llegues a manchártelo, y permanece a tu lado a pesar de que mañana tiene que madrugar.
Una vez pasada al fin la tormenta, te deja sola un momento mientras te lavas y te cambias para él poder limpiar la cama.
Al ver y oler la escena, suelta un gran suspiro, pero enseguida se pone manos a la obra, retirando las sábanas manchadas y colocando unas nuevas y limpias, además de abrir las ventanas y puertas para que corra aire y se ventile la habitación.
Cuando sales del baño, sintiéndote un poco mejor, Yoongi vuelve a hacer de guía y te sienta en la cama para acomodarte los cojines y que quedes más bien incorporada.
“Gracias…” –dijiste con un hilo de voz, cuando Yoongi terminó de arroparte.
Una tímida sonrisa hizo su aparición en el cansado rostro del artista, y se inclinó para darte un dulce beso en la frente.
Apenas había dicho palabra en todo el rato, pero tampoco habían sido necesarias: sus acciones valían más que cualquier cosa, y te hacía sentir protegida, cuidada y amada. No cualquiera hubiera mantenido la calma que había lucido Yoongi viendo cómo manchabas todo de vómito, haciéndose cargo luego de recoger y limpiar todo.
Eso es amor, loko.
JUNG HOSEOK
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Al escucharte decir que te encuentras mal, no tarda en incorporarse y mirar en tu dirección, luchando por abrir sus ojos del todo solo para ver, justo en ese momento, cómo tu cuerpo se impulsa hacia adelante en concordancia con la arcada que te había venido, la cual provoca que eches fuera todo lo que te estaba provocando el malestar, delante de vosotros.
Instintivamente, el pobre Hoseok, sorprendido ante tal escena, se aparta de ti rápidamente y pone una mueca de asco mientras ve cómo todo el vómito cae encima de las sábanas que te están cubriendo, sintiendo el hedor ya impregnando el ambiente.
“¡Oh, Dios, ____! ¿Estás bien?” –exclama, incorporándose y dirigiéndose rápidamente a tu lado de la cama en cuanto parece que, de momento, no vas a echar nada más.– “Ven, levanta. Vamos al baño.”
Hoseok aparta con sus dedos en forma de pinzas las sábanas, intentando tocarlas lo mínimo posible y que no se esparza por todo los restos de vómito; así, te incorporas del todo, y agarra tu cintura con su brazo para dirigiros al baño. Sospecha que vas a volver a vomitar, ya que tu cuerpo está tenso y se percata de que estás intentando controlar la arcada que, nada más cruzar la puerta del aseo, te sacude todo el cuerpo haciendo que te inclines sobre el váter.
Hobi permanece en todo momento contigo, sujetándote el pelo mientras terminas de echarlo todo, y dedicándote palabras de ánimo:
“Venga, échalo todo.” –decía, tranquilizadoramente– “Ya está, mi vida.”
Al fin parece que estás mejor, y Hoseok te ayuda a levantarte para que te laves la boca y luego te cambies por un pijama limpio, ayudándote a vestirte como si fueses una niña pequeña.
“Ala, ya estás, como nueva.” –te sonrió, terminando de abotonar tu camisa.
Te sentaste un momento en el váter, ya que todavía te encontrabas un poco mal –aunque lo peor ya había pasado– mientras Hoseok iba sacando sábanas y fundas para cambiar la cama.
“Ahora vengo.” –dijo, dándote un beso en la frente antes de salir hacia la habitación.
Cogió una mascarilla de su mesita de noche, para evitar el olor, y unos guantes para evitar mancharse, y se encargó de dejar vuestra habitación de nuevo habitable.
Cuando saliste y viste a Hoseok con la mascarilla y los guantes, no pudiste más que sentirte mal y avergonzada... Y como todavía no te encontrabas del todo bien, al final te dio por llorar. Te gustaría que estuviese tu madre contigo para cuidarte, la verdad... Las madres tienen eso de que, con tan solo su presencia, ya te sientes más segura.
“Ay, cariño…” –dijo, al verte con los ojos llorosos, acercándose a ti mientras se quitaba los guantes y deslizaba la mascarilla por su barbilla.
“Qué asco… lo siento…” –decías, intentando taparte la cara.
Sin decir nada, Hoseok te abrazó y sumergió sus dedos en tu pelo, acariciándolo con ternura.
“¿Te encuentras mejor?” –preguntó, centrando su atención en tu bienestar.
“Todavía siento un poco de angustia, pero sí, me encuentro un poco mejor…”
Hoseok te dirigió a la cama y te acomodó todo para que estuvieses a gusto; luego, se sentó en el filo de tu lado, mirándote con dulzura.
“Intenta descansar un poco ahora, y si ves que te vuelve el malestar fuerte, me lo dices.”
Mientras volvías a conciliar el sueño, tu mente divagaba: No podías creerte la suerte que tenías en la vida. Vale, puede que acabaras de echar la potada del siglo; pero tener a Hoseok para ayudarte y estar contigo era un regalo divino –aunque no era tu madre–. Y es que, a pesar de que la situación había sido repugnante, él se había aguantado y te había asistido con total naturalidad.
KIM NAMJOON
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Al escuchar tu voz en medio de la oscuridad, Namjoon no reacciona, permaneciendo todavía en el quinto sueño; La luz de tu lamparita cuando la enciendes segundos después, tampoco produjo mucho cambio con respecto al estado de sueño del joven rapero. Es cuando lo sacudes un poco más bruscamente y le dices que “te encuentras mal” que, aún con Morfeo presente, se activa una pequeña parte de su cerebro y hace lo posible por abrir los ojos, mientras alarga la mano para encender su propia lamparita.
“¿Has dicho que te encuentras mal..?” –dijo Nam con la voz somnolienta, intentando enfocar su mirada en ti, sin saber si seguía dormido o despierto.
Acto seguido, te viene una arcada con la que, por fin, echas todo lo que te estaba causando malestar.
Namjoon, ahora un poco más despierto pero aún aturdido, se queda ahí quieto mirándote, sin saber qué hacer. Automáticamente alza un brazo y coloca su mano en tu espalda, propiciando caricias tranquilizaras con su palma, mientras que con la otra se encarga de mantener tu pelo enganchado hacia atrás. Continuas vomitando en la cama hasta que parece que ya no te queda nada por echar. 
Tu estomago está al fin vacío y parece que tu malestar ha cesado un poco.
Eres tú quien por iniciativa propia te incorporas de la cama para ir al baño a enjuagarte la boca. Namjoon, intuyendo tus intenciones, se levanta y te ayuda a ir hasta el aseo, aunque sigue un poco perdido. Veía cómo te lavabas la cara y los dientes, soltando suspiros; y él no podía hacer más que quedarse ahí en una esquina mirándote, y sintiéndose en cierta manera inútil. Realmente no conseguía quitarse la nebulosa de su mente tras haber estado sumergido en un profundo sueño.
“Te voy a traer un pijama limpio para que te cambies.” –dijo en un momento en el que le vino algo de luz al cerebro.
Te cambiaste y, cuando ibas a salir, Namjoon te dirigió directamente al salón para que descansaras ahí mientras él se iba a limpiar la habitación.
La escena de la cama era espantosa, daba un asco tremendo… Pero Nam, aguantándose la angustia que estaba formándose ahora en la boca de su estómago, se encargó de dejar la cama como nueva, echando a lavar las sábanas manchadas –y, aunque nunca había puesto una lavadora, se las apañó para hacerla funcionar y así no tener que molestarte–; y para intentar eliminar el mal olor optó por echar ambientador… lo cual fue un error, porque ambos olores tan fuertes se juntaron y puaj, no había quien aguantase ahí dentro.
Cuando salió de la habitación hacia el salón de nuevo, te encontró durmiendo como un bebé en la esquinita del sofá, lo cual agradeció porque, si no queríais morir intoxicados, teníais que dormir ahí.
Poniendo un mantita sobre tu cuerpo y acomodando las almohadas, Nam se aseguró de que estabas cómoda, y se sentó en el sillón de enfrente, observando cómo dormías hasta que nuevamente el sueño acudió a él.
A la mañana siguiente, cuando te despertaste temprano, te encontraste con que estabas todavía en el sofá, y Nam estaba frente a ti durmiendo sentado, con las piernas despatarradas y la cabeza inclinada para un lado.
Sonreíste ante esa visión: Te daba pena que Nam hubiese tenido que verte echando toda la cena, básicamente, encima de vosotros; pero agradecías que, a pesar de no enterarse de nada, hubiese hecho lo posible por ayudar y atenderte.
Y, es que, Namjoon era un tierno bebecete que, sea cual sea la situación, incluso una tan desagradable como esta, siempre intentará ayudar –aunque no tenga ni idea de qué hacer–.
PARK JIMIN
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Nada más escuchar tus palabras, se incorpora en la cama hasta quedar sentado, como si lo hubiesen invocado. Con los ojos aun cerrados y la carita hinchada, gira la cabeza en tu dirección e intenta abrir sus párpados, buscando tu mano con la suya.
“¿Qué?” –pregunta, con su usual voz dulce sustituida por una más grave y ronca.– “¿Qué te pasa? ¿Qué te duele?”
Tu respuesta a sus preguntas no llegan con palabras, sino con la cena hecha puré que comienzas a echar por la boca.
Jimin te mira con sorpresa, abriendo un poco más los ojos y la boca ante tal escena.
Se levanta corriendo de la cama y va hacia tu lado, casi tropezándose con las sábanas que se habían enganchado a su pie.
“Vale, vale, no pasa nada.” –dice él, intentando calmarte.– “Ahora vengo.”
Dicho esto, va hasta la cocina, en donde coge un cubo, y vuelve la habitación, poniéndolo delante de tu cara justo cuando te viene otra arcada.
Mientras sostienes el cubo entre tus manos, soltando lo que queda en tu estómago de la cena, Jimin retira rápidamente las sábanas manchadas y las tira en la basura –ni lavarlas ni leches–.
Suspirando, como si se acabase de deshacer de un cadáver, Jimin entra de nuevo en la habitación y se encuentra con tu mirada vidriosa y tu carita de perrete triste. Ni tú misma te esperabas crear este estropicio y, además de asco, te daba pena que tu novio hubiese tenido que verte en esta situación y tener que ayudarte –además de que seguías sintiendo malestar–.
“¡No llores, mi amor!” –dijo dulcemente Jimin, enternecido. 
Fue hacia a ti y te arrebató el cubo de las manos. Ya no parecía que fueses a vomitar más, por lo que te acompañó al baño para que te asearas y te pusieras limpia.
De nuevo en la cama, Jimin se aseguró de que estuvieses cómoda y de que no te volvía la angustia, preguntándote constantemente cómo seguías y si estabas mejor.
Gracias a Dios, el malestar se fue disipando y conseguiste conciliar el sueño, a pesar de sentir tu garganta todavía arder por la bilis ew. Mientras, Jimin se quedó observándote hasta que se cercioró  de que estabas totalmente dormida, acariciándote el pelo con delicadeza.
Nunca había vivido una experiencia en la que alguien vomitase casi encima de él, tan de repente; y aunque había sido desagradable, le importaba muchísimo más que tú estuvieras bien.
KIM TAEHYUNG
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Taehyung se incorpora de la cama al escuchar tu estruendosa arcada. Con el corazón en la mano, se levanta de un salto de la cama y mira la escena con espanto y confusión, el sueño ya bien olvidado.
La realidad es que no sabe qué hacer; se encuentra perdido: ¿Va hacia a ti? ¿Te trae un cubo? ¿Trae la fregona? ¿Llama al vecino? ¿A emergencias?
“Tae…” –consigues decir, estirando un brazo en su dirección.– “Ayúdame a ir al baño, por favor.”
“E-eh, sí.” 
Va corriendo hacia tu lado de la cama y, como si fueses una muñeca de porcelana, camina cuidadosamente contigo hacia el aseo, en donde te apoyas en el váter a la espera de que te venga otra arcada –la cual sientes cerca– para terminar de echar lo que te está produciendo tanto malestar.
Como Taehyung no sabe reaccionar, simplemente se queda en una esquina del aseo, viendo cómo continuas vomitando. Al percatarte, te da muchísima vergüenza, por lo que estiras los brazos y empujas sus piernas para darle a entender que te deje sola.
Así es como Tae acaba fuera, sintiéndose el peor novio el mundo. Repara en que la cama todavía está toda con el vómito recién hecho, por lo que se dedica a limpiar todo lo mejor que puede hasta que salgas.
Cuando ya está terminando, ve tu cabecita sobresalir por la puerta del baño:
“¿Me puedes pasar un pijama limpio, porfa?” –preguntas tímida.
Taehyung asiente fervientemente con la cabeza y se dirige a tu armario para hacer lo que le has pedido.
“¿Estás mejor?” –te pregunta una vez que llega hasta ti, con semblante de pura preocupación.
“Más o menos… Voy a ducharme rápido..” –dices, cogiendo de sus manos los trozos de tela.
Él de nuevo asiente y deja que le cierres la puerta en la cara.
Mientras te duchas, busca por internet «qué hacer cuando tu novia vomita en la cama». Literalmente, eso es lo que pone en el buscador de Google.
Evidentemente, no encuentra lo que busca, por lo que acaba llamando a su madre.
Siguiendo lo que la pobre mujer, adormilada, le dice, Tae prepara un vaso con agua y bicarbonato, para que enjuagues tu boca y puedas eliminar el sabor del vómito; luego, prepara otro vaso con agua, pero en esta ocasión con unas gotitas de limón, porque parece ser que ese mejunje ayuda a limpiar el estómago; lo siguiente que hace tras dejar todo eso que ha preparado en tu mesita, es abrir las ventanas para que se ventile todo y puedas descansar con un ambiente renovado; y por último, acomoda tus cojines de manera que, cuando vuelvas a la cama, mantengas una postura más bien sentada, pero cómoda.
Todo eso es lo que te encuentras al salir del baño, y Taehyung está justo ahí para escoltarte hasta la cama.
“Ven. He llamado a mi madre y me ha dicho que te enjuagues la boca con esto, para que se te quite el mal sabor.” –dice, haciéndote sentar en tu lado de la cama.
“¿Has llamado a tu madre…?” –paras un momento para mirar la hora– “¿¡… a las tres y media de la mañana!?” –preguntas, alarmada.
La verdad es que, aunque te da pena por “tu suegra”, agradeces la preocupación por parte de tu novio. El pobre parecía realmente perdido ante esta situación, teniendo tú que decirle qué hacer para ayudarte en un primer momento. Pero al final, estabas agradecida de que se hubiese molestado en ayudarte, llegando incluso a llamar a su madre…
JEON JUNGKOOK
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“¿Mmmmm?” –entona Jungkook cuando siente los ligeros movimientos en su brazo.
“Me encuentro mal…” –dices en un hilo de voz, aún en medio de la oscuridad, cuando todavía no habías encendido la luz.
Jungkook se incorpora hasta sentarse en la cama y, justo cuando le das al interruptor y la tenue luz ilumina la habitación, una arcada hace que eches toda la pota en la cama bajo la sorprendida mirada de tu novio, quien no puede evitar pensar que te pareces a un personaje de una película de zombies que vio hará unas semanas.
“Wow, wow…” –se aparta instintivamente y sale de entre las sábanas hasta ponerse de pie, observando desde otra perspectiva el panorama, el cual no mejora para nada.– “¿Has cenado tomate?” –preguntó sin pensar al ver trocitos de… bueno, eso, ew.
“Puajjjjjj…” –exclamas, con una mueca de asco y con ganas de llorar, observando lo que ha salido de tu boca y dándote más angustia conforme más lo miras.
“Vale, vale…” –dice Jungkook, más bien para sí mismo tras ordenar sus pensamientos e ir ejecutando acciones.– “Vamos a ir al baño.”
Te ayuda a salir de las pringosas y malolientes sábanas y te dirige hasta el baño.
“¿Pero qué has cenado?” –dice mientras camina contigo.
“Los restos que quedaban de la comida que preparó el otro día Jin…” –respondiste, dándote náuseas de nuevo el tan solo recordar la comida; no porque estuviese mala, sino porque cualquier imagen de alimentos en este momento no era bien recibida.
“Madre mía, ____… Ese táper llevaba en la nevera por lo menos una semana…” –dijo Jungkook, negando la cabeza para sí mismo, chasqueando la lengua.
Nada más cruzar la puerta del baño, otra arcada hace que empujes a Jk de golpe para tener vía libre e inclinarte sobre el inodoro, echando los restos que quedaban en tu estómago.
Mientras continuas vomitando, Jungkook va a por su móvil y llama al culpable –al primero que se le ocurre, vaya, ya que no sabe muy bien qué hacer en esta situación–.
Jin, al escuchar que ha sido su comida –pasada ya– la que ha provocado tu estado, se siente ofendido; pero no tarda en darle instrucciones al joven cantante para que pueda atenderte adecuadamente. De esta manera, siguiendo lo que le ha comentado Jin, Jungkook limpia toda la habitación, echando a lavar todo –y por todo, nos referimos a todo, hasta la alfombra que no se había manchado; y si llegáis a tener perro, también lo echa a lavar–; luego, abre las ventanas y todas las puertas de la casa –un poco más, y deja abierta también la puerta de la entrada–;  lo siguiente que hace es preparar un vaso con agua y limón, para que te limpie el estómago; y, por último, pone un cubo en el lado de tu cama por si de repente te vuelven a dar náuseas y no te da tiempo ir al baño.
Cuando sales al fin para coger un pijama limpio y cambiarte, sintiéndote ya un poco mejor, encuentras que está todo como si no hubiese pasado nada; y ahí caes en la cuenta de la horrenda escena que habías causado y lo asqueroso que ha debido de ser para Jungkook tener que limpiarlo todo.
“____, ¿cómo te sientes? ¿Un poco mejor?” –te pregunta Jungkook, apareciendo por la puerta de vuestra habitación, con el vaso de agua con limón en la mano.
“Todavía siento un poco de malestar, pero sí…” –dices simplemente.
Él te sonríe de lado y te acerca suavemente hacia él para darte un corto abrazo y un beso en la frente.
“Gracias…” –dices, tu voz amortiguada al estar de cara contra su fuerte pecho. Él responde dándote otro beso en la cabeza.
Así, después de cambiarte, te metes en la cama de nuevo con Jungkook, y te duermes con la cabeza apoyada en su hombro bajo las tranquilizaras caricias que él repartía por tu brazo, sin volver a sentir atisbo de náuseas ni arcadas.
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Tú hablando de ellos en una entrevista de radio.
Pedido de este BTS REACCIONA A aquí... (Es recomendable leerlo para entender el contexto).
N/A: Los gif seleccionados para cada uno son exactamente la reacción que relatamos en las reacciones, así que ¡observadlos bien!
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KIM SEOKJIN:
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Él estaba con los chicos de Bangtan cenando tranquilamente, disfrutando de deliciosos platillos típicos coreanos después de un largo y duro día de ensayos y grabaciones en la compañía. Durante todo el día tú habías tenido una schedule bastante apretada con motivo de la promoción de tu nuevo álbum (ensayos matutinos, pruebas de vestuario, entrevistas, etc), por lo que no habías podido ponerte en contacto con Jin todavía, evidentemente. Y él, sabiendo que los días de promoción son totalmente ajetreados y estresantes, decidió darte tu tiempo para que te ocupases tranquila de tus quehaceres profesionales; luego, más tarde, intentaría llamarte para ver que tal todo.
Sin embargo, se encontró con un spoiler inesperado de cómo fue tu día: Jimin, de la nada, se levantó de su asiento y se situó al lado de Jin, colocando la pantalla de su móvil enfrente de su cara.
“Hyung, ¿____ ha tenido una entrevista hoy o algo? –preguntó.
“Sí, está de promoción. ¿Por?” –contestó, alejándose del objeto que le había impedido llevarse a la boca un buen bocado de kimchi.
“Pues parece que ha hablado de ti. Mira.”
Jimin, siempre siendo el que está más al día con las redes sociales y pendiente de ellas, había encontrado un video en el que no paraban de mencionar la cuenta de Twitter de los chicos. (Porque sí… Aunque las fans no lo crean, ellos son conscientes de todo lo que se cuece en Twitter y el contenido de las fans…).
Efectivamente, cuando le dieron a reproducir, salías tú contando a los hosts del programa de radio la ayuda que habías recibido por parte de Jin para realizar tu álbum, sin ser él mismo siquiera consciente de ello:
“Sin ser él consciente, me ha ayudado a componer más de la mitad de las canciones de mi álbum.” –fue una de las frases que dijiste.– “Su sola existencia me inspira.”
El resto de los chicos se fueron añadiendo a Jimin y a Jin, como moscas, para ver el video también y escuchar lo que decías del mayor de BTS aka tu novio de dos años ya.
Algunas de las reacciones de ellos eran exageradas debido al cringe que les producía algunas de las palabras inintencionalmente cursis que decías, tapándose la cara o girándose hacia la pared para dar ligeros y cómicos golpes y patadas; otros, por otro lado, simplemente sonreían como tontos ante la ternura de tus palabras.
Mientras tanto, Jin se mantenía quieto, con la mirada clavada en el móvil que seguía sosteniendo Jimin, y con una sonrisa tímida decorando su apuesto y precioso rostro.
Él es del tipo de personas que, de broma, podría decirse eso a sí mismo, ya que su ego y su dramaticidad es característico de su humor. Pero lo cierto es que recibir halagos por parte de terceras personas es algo a lo que todavía no está acostumbrado, ni se acostumbrará nunca. Que dijeras que él era tu «inspiración» y que el álbum no habría salido a la luz si no llega a ser por él, le había conmovido realmente el corazón. No son palabras que os decís todos los días, y menos públicamente en un programa de radio; y menos aún, con todo Bangtan detrás, mofándose de él.
Por lo tanto, así es como se queda el chico: con las puntas de las orejas y los mofletes teñidos de un ligero color rosado, y una media sonrisa plantada en sus labios mientras dice, con su característico humor fuera de contexto:
“Wow… Debe ser verdad que le gusto para que diga todo eso…”
MIN YOONGI:
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Yoongi se encontraba junto a Hoseok, Namjoon y Jungkook revisando un track en su estudio. Acababan de terminar de grabar un par de cositas y ahora estaban verificando si quedaba bien o había que modificar ciertos detalles. Estaban inmersos en la tarea, comentando sus opiniones, cuando de repente una notificación en la gran pantalla de ordenador de Yoongi aparece en la esquina derecha del mismo. 
Jk es rápido y lee:
“«_____ ha estado hoy en mi programa de radio y mira lo que ha dicho de ti.»” -leyó en voz alta. El mensaje tenía un video adjunto. 
Era de parte de un amigo de Yoongi que, como ya se puede anticipar, trabaja en el programa de radio en el que hoy has tenido una entrevista con motivo de la promoción de tu nuevo álbum.
“¿Qué?” –dijo Yoongi confundido, girando la cabeza para mirar al maknae.
“Uy, yo quiero verlo.” –Hoseok había olvidado el pequeño debate que estaban teniendo antes, y ahora solo le importaba el salseo.
“Va, hyung, ponlo.” –siguió Jungkook, apoyando sus manos en los hombros de Yoongi, quien, no muy convencido, entró en la conversación y pulsó al video, sin saber lo que se iba a encontrar.
Ahí salías tú, hablando tan pancha de cómo Yoongi te ha enseñado a componer, en general, empleando hasta el más insignificante detalle de la vida cotidiana para inspirarte y crear las letras y melodías de cada una de las canciones de tu álbum. En definitiva, él te había inspirado: su adicción al trabajo se te ha pegado un poco y, para ti, Yoongi es un referente en el ámbito profesional; en la constancia y dedicación. 
No empleaste ninguna cursilería y te ceñiste simplemente a hablar en el sentido profesional:
“Yoongi, profesionalmente, es un modelo a seguir; Me inspira a trabajar y dar lo mejor de mí.” –dijiste con un tono serio y veraz. Era lo que sentías realmente.
Hasta ese momento, Yoongi estaba atentamente mirando la pantalla de su ordenador, con los dedos de sus manos entrelazados en la superficie de la mesa, concentrado escuchando tus palabras, mientras los chicos coreaban un «Oooohhh» todos al unísono, pateando la espalda del pobre chico, haciendo que se sintiera avergonzado.
“¡¡Waaaa!!” –exclamó uno de los hosts de la radio–  “Yoongi seguro que se está derritiendo en este momento escuchando esto.”
“¿Yoongi? Seguro que ahora está metido en su estudio trabajando. No lo verá hasta más tarde.” –contestaste riendo juntamente con el resto de los presentes.
Yoongi, ante lo cierto de tu predicción, esconde una sonrisa mientras niega con la cabeza.
Pero lo que no puede negar es la sensación de calidez en su corazón: saber que su forma de trabajar te inspira y te ha ayudado a realizar tu proyecto, le llena de orgullo y admiración por ti.
Una vez termina el video, Yoongi lo cierra y exclama:
“¡Venga! ¡Volvamos al trabajo! Quiero terminar esto ya, que estoy cansado…” –dijo, girándose hacia los tres pares de ojos que lo observaban con una sonrisa cómplice.
JUNG HOSEOK:
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Tras un ajetreado día, todos los miembros de Bangtan se encontraban descansando en el amplio salón de los dormitorios, cada uno haciendo lo que más le apetecía: algunos estaban comiendo mientras veían la tele o enganchados al móvil o al ordenador, otros echando una cabezadita… Eso hasta que Taehyung exclama un «Ohhhhh» mientras mira su móvil, con una sonrisa de oreja a oreja, llamando así la atención de todos.
“¿Qué pasa?” –preguntó Jk, que estaba recostado al lado suyo.
“____.” –contestó simplemente, desviando el móvil hacia él.– “Hyung, ven.” –dijo, llamando ahora a Hoseok, quien estaba quedándose medio dormido en la otra esquina del cuarto.
“Ven tú…” –Hoseok estaba tan cansado que no movió ni una pestaña.
Como Tae tampoco tenía intención de moverse, simplemente clicó varias cosas en los ajustes de su móvil para que, lo que veía en él, se viese también en la televisión.  (La tecnología y sus avances…).
Es así cómo, al escuchar tu voz, Hoseok abrió los ojos de golpe, encontrándose con tu reflejo en la gran pantalla.
“Ah, claro, hoy tenía una entrevista…” –pensó en voz alta, sintiéndose mal al no haberlo recordado en todo el día.
En el video que ahora estaban todos viendo, hablabas de tu álbum y de cómo fue el proceso de creación de las canciones. Todo iba normal, hasta que mencionaste a Hoseok:
“Hobi ha sido un gran apoyo para mí en estos meses. Yo suelo ser una persona muy insegura, sobre todo con las cosas que hago por mí misma, como escribir canciones o crear melodías. Pero Hoseok me ha animado en esos momentos en los que pensaba que este proyecto no saldría adelante.”
En este punto, la amplia sonrisa de Hoseok se extendía por sus labios, sin esconder en lo más mínimo la satisfacción que estaba sintiendo mientras te escuchaba, con sus ojitos formando las medias lunas que solo salían cuando él se sentía realmente feliz.
“Muchas de las canciones del álbum al final han conseguido ver la luz gracias a él: Hoseok se sentaba conmigo y me hacía pensar en la mejor manera de seguirlas o retocarlas, cuando yo ya estaba por abandonar.”
Continuabas explicando, haciendo que Hoseok recordara dichos momentos en los que, totalmente decaída, acudías a él desanimada y con ganas de mandar todo a tomar viento.
“Puedo afirmar que este álbum tiene en cada una de sus canciones pequeñas pinceladas de Hoseok; más que nada porque, básicamente, él me ha inspirado casi todas de las letras.”
Hobi seguía mirando atentamente tu reflejo en la pantalla, sin importarle en lo más mínimo los comentarios que el resto de Bangtan estaban haciendo alrededor de él.
“wAAAww” –exclamó Jin dramáticamente, aplaudiendo a la pantalla.
“Hoseokah, ten cuidado que se te cae la babilla…” –continuó Yoongi, provocando la aguda y tierna risilla de Jungkook y Jimin.
Pero Hoseok solo tenía ojos y oídos para ti en ese momento. Se sentía feliz al saber que te había ayudado, y orgulloso al ver cómo finalmente habías conseguido sacar tu álbum y la buena recepción que estaba teniendo por parte del público.
“Hobi, te lo digo siempre, pero nunca en público…” –ahora mirabas directamente a la cámara que te estaba enfocando.– “Gracias.” –dijiste simplemente, guiñando un ojo.
Eso solo hizo que la sonrisa de Hoseok se expandiera aún más –si era eso posible–, y elevó su pulgar hacia arriba en dirección a la televisión, como si lo pudieras ver, satisfecho. Solo deseaba poder verte y plantarte un gran y amoroso beso en los labios.
KIM NAMJOON:
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Cuando la cámara del BangtanTV enfocó a Namjoon, él se encontraba sentado en una de las sillas de los tocadores, tras haber sido ya arreglado y maquillado para las futuras escenas del MV que estaban grabando en ese momento.
Lo pillaron mirando el móvil mientras mantenía una tímida sonrisa escondida por la mano que revoloteaba alrededor de su mentón.
“¡Ya está viendo videos de ____!” –gritó Jin desde el otro lado de la habitación, al ver que la cámara enfocaba a Nam. Se acercó y asomó su cabeza para ver el vídeo que estaba reproduciendo el joven líder.
Al corroborar que, efectivamente, era un vídeo tuyo, estalló en carcajadas, ganándose así las miradas de todos en la habitación, incluida las dagas que le lanzaba Nam por sus ojos ahora.
El resto de los chicos, sonriendo, se acercaron al mayor de BTS, quien ahora sostenía el móvil, para ver el vídeo, como los cotillas que son:
“Namjoon es un referente en el mundo de la composición y la producción. Por supuesto que él me ha inspirado; pero no solo en lo profesional, sino también en lo personal…” –decías, con cautela, sabiendo que tenías que ser precavida con cualquiera que fuera la información que compartías sobre vosotros y vuestra relación.– “La mayoría de mis letras están inspiradas en momentos que he vivido con él… Podría decir que este álbum es como un recopilatorio de recuerdos.”
No usabas ninguna palabra cursi ya que, además de que no es tu estilo, sabes perfectamente que a Namjoon le da también cierto cringe ese tipo de declaraciones. Sin duda, eres buena hablando en público y empleando las expresiones correctas, como también lo es tu novio –que bien lo demuestra en sus famosas menciones en los conciertos y entregas de premios–. Eso no evita que Nam se avergüence en cierta manera, no por tus palabras en sí, sino por lo que las mismas le hacen sentir: se siente orgulloso y amado al ver el crédito que le estás dando; no cree merecerlo, pero a la vez se siente agradecido. 
“¡Ohhhh, Namjoonnie” –dijo con tono cómico Yoongi, moviendo sus hombros mientras reía, posando una mano en su hombro efímeramente al pasar por su lado en dirección hacia donde le acababa de llamar una de las estilistas.
“¿Has escuchado ya el álbum de ____? –preguntó Jk, sin levantar la mirada del aparato.
“No… todavía no he podido escucharlo.” –explicaba Nam, cortado, aún intentando esconder esa sonrisa tímida que hacía lucir brevemente su tierno hoyuelo, perfectamente captado por el cámara de BangtanTV.
PARK JIMIN:
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Jimin se encontraba en la sala de descanso, tras terminar la primera parte del concierto que estaba teniendo lugar en ese momento. Hasta dentro de un par de canciones no le tocaba salir a él, ya que era el turno de los solos de cada uno de los chicos, así que tiene un ratito para prepararse y tomar un respiro. En un momento que estaba charlando con Taehyung, quien también tenía un rato de descanso hasta su solo, fue él quien le recordó que tú tenías una aparición en el programa de radio.
Jimin, sin demora, cogió su móvil para ver algún clip o algo, como siempre hacía. Y es que él nunca se perdía ningún programa o show en el que aparecías. 
NUNCA. 
Siempre se los tragaba enteros, y si podía, los veía en directo, orgulloso siempre de ver a su novia haciendo lo que más le gusta y ser reconocida por ello.
Sin embargo, lo que encontró fueron sólo clips del momento en el que hablaste de él. Jimin estaba confundido viendo que el título de todos los vídeos que aparecían incluían también su nombre. Era por el hecho de que vosotros no mencionáis el nombre del otro en vuestras entrevistas, como mejor manera para poder mantener vuestra relación, recientemente anunciada al público, más en privado –aunque llevabais saliendo ya un año y poco más–:
«¡____ habla por primera vez de Jimin y su relación!»
«La declaración de amor de ____ por Jimin de BTS»
«_____ dice que Jimin es su fuente de inspiración.»
« «Estoy agradecida por tenerlo en mi vida, y siempre que pueda lo demostraré en mis canciones» »
Jimin no se podía creer que habías hablado de él. Estaba nervioso por saber qué habías dicho, aunque por los títulos podía hacerse ya una idea…
Puso el primer video, con Taehyung a su lado, también ansioso, y escuchó cómo, tímida pero a la vez con seguridad, compartías por primera vez algunos detalles acerca de cómo Jimin era la persona que más influía en tu día a día y, por ende, en la creación de tus canciones. Con una sonrisa plantada en la cara y con una mano moviendo su azulado flequillo, Jimin escuchaba tus tiernas palabras, aquellas en las que decías con el corazón en la mano que, si no fuese por él, tu álbum no habría visto la luz.
“Yah, ¿por qué ha dicho eso? No es verdad…” –dijo soltando una risilla tímida, desviando la mirada a Tae.– “¡Habría salido de todos modos, conmigo o sin mí!”
No pudo ver más videos, porque su momento para salir al escenario se acercaba; sin embargo, no podía quitarse de la mente tus palabras y de los labios la sonrisa al recordarlas. Un cálido sentimiento se instaló en su corazón, sintiéndose la mar de bien tras escuchar cómo expresabas tus sentimientos por el públicamente, ya que pudo sentir tu sinceridad.
KIM TAEHYUNG:
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Taehyung no se esperaba esa encerrona: estaban en medio de una entrevista en el programa de radio en donde justo habías tenido tú también, pero por la mañana, la entrevista de promoción de tu nuevo álbum.
Fue inevitable que cayera una pregunta sobre ti, lo que pilló desprevenido al chico.
“Sí, ____ acaba de sacar su nuevo álbum. Así que dadle todo el amor y reconocimiento que se merece, por favor.” -dijo escuetamente con una sonrisa, sabiendo que, si decía cualquier cosa más, seguro que los hosts acabarían por tirarle de la lengua.
“¿Sabías que esta mañana ha estado aquí?” –le preguntó. Tae realmente no sabía que habías tenido una entrevista esta mañana. No habíais estado muy en contacto últimamente porque los días de promoción son, literalmente, imposibles.– “Nos ha hablado de ti, mira.”
Y sin más, les puso el audio en el que hablabas de tu álbum e, inesperadamente, también de Tae:
“El pobre no lo sabe, porque apenas le he dejado escuchar uno o dos tracks del álbum,” –comenzaste a decir, riendo– “pero básicamente todo el álbum está inspirado en él.” 
Taehyung abrió sus ojos, sorprendido, clavando su mirada en el primer miembro que encontró, siendo éste su amigo Jimin, quien copió su expresión pero en plan mofa.
“O sea, que tu álbum es, por decirlo así, una declaración de amor.” –dijo uno de los hosts.
Tú te reíste, sintiéndote un poco avergonzada por la manera en la que lo había expresado.
“Bueno… sí, podría decirse de esa manera…” –tu risa tímida seguía inundando el ambiente.– “Si este álbum ha podido ser terminado y publicado, es gracias a que él está en mi vida. Cuando le deje escucharlo, se dará cuenta...”
Taehyung no sabía qué decir, simplemente le salía reírse al saber el verdadero significado que había detrás de tu álbum y por qué no le habías dejado escucharlo entero, a la vez que sentirse conmovido por tus palabras. 
Los chicos lo miraban, esperando que dijera algo.
“Le ha comido la lengua el gato.” –intervino Jin ante la silenciosa risa de su joven amigo.
“No sé qué decir…” –comentó, al fin, luciendo su preciosa boxy smile mientras se echaba hacia atrás en la silla.
“No ya, nos hemos dado cuenta.” –continuó Namjoon, riendo junto a él el resto de los presentes.
Taehyung sentía vergüenza al ver toda la atención centrada en él, por lo que no le salía nada que decir con respecto a esto; menos mal que los chicos, comentario a comentario, consiguieron desviar el tema finalmente. Y lo cierto es que, durante el resto de la entrevista, no paraba de pensar en tus palabras, deseando que acabara para al fin poder escuchar tu álbum y ver la manera en la que habías plasmado tus sentimientos por él en bellas letras y melodías.
JEON JUNGKOOK:
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Grabar los «BTS run» es una de las actividades más livianas para los chicos; además, se lo pasan bien. Hoy debían de grabar dos episodios, por lo tanto, entre uno y otro, tenían un corto periodo de descanso en el que cada uno se va a hacer sus cosas: algunos al baño, otros a picar algo, otros cogen su móvil… Jungkook es de los que se van a comer algo para recargar fuerzas, por supuesto. 
Es J-hope quien le avisa que las redes están on fire, sobre todo Twitter, con vuestro nombre (el tuyo y el de Jk) en tendencias, cosa rara, ya que os habéis encargado siempre de mantener un perfil bajo en vuestra relación, evitando habladurías. Él sabía que hoy tenías una entrevista en uno de los programas de radio más conocidos del país, por lo que sospechaba que tendría que ver con eso.
Hobi es quien se encarga de indagar más, y finalmente dan con el vídeo que ha causado ese revuelo… Mención honorífica a las fans, que siempre están preparadas para este tipo de situaciones y comparten solo los fragmentos "más interesantes”; en este caso, el video en el que mencionas a Jungkook directamente. Él, al verte con los cascos a través de la pantalla, en el programa de radio hablando de él, le es inevitable escupir la bebida que se había llevado a los labios en ese momento, literalmente, manchándose entero. Nunca habías pronunciado su nombre en los medios, con el propósito de no relacionar tu carrera profesional con la de él –decisión tuya–, porque no querías que nadie pensara que eras una «busca–fama». En este caso, no pudiste evitar hablar de tu novio cuando te preguntaron qué era lo que te inspiraba para componer tus canciones. Evidentemente, no podías no mencionar a la persona que más apoyo e inspiración te ha brindado en la creación de este proyecto. 
Jungkook, después del shock inicial, mientras se secaba la boca y la barbilla, lucha por esconder la sonrisa que se le va formando en los labios mientras te escucha hablar sobre vosotros. Es la primera vez y, aunque le ha pillado por sorpresa, lo que dices no es nada tampoco que desvele mucho de vuestra intimidad, por lo que se encuentra con que le gusta bastante cómo hablas y te expresas; siente lo mucho que le amas por el modo en que cuentas las cosas. 
“¡¡¡Ohhhhh, Jungkokkie!!!” –Decía Hoseok palmeando la espalda del joven– “¡Nunca había escuchado a _____ hablar así de ti! –continuó, sonriéndole de oreja a oreja al ver a su amigo colorado.
“¡¡Le está dejando demasiado bien!! Jk, no te la mereces. –dijo Jin para chincharlo, al acercarse a la mesa del catering.
Jungkook mira mal a Jin, y se lanza directo a pelear con él.
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¡Hola! Por fin un nuevo reacciona🐥 Hemos tenido unas semanas un tanto ajetreadas por motivos personales, por lo que no hemos podido sentarnos a escribir nada hasta hace poco.
¡Pero en fin! Esperamos que os guste y disfrutéis la lectura.
¡Un besoooo!🌺
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Te disparan delante de ellos – MAKNAE LINE
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Pedido de este «BTS REACCIONA A» aquí...
ADVERTENCIA: Os recomendamos leer de qué trata el pedido, para que os pongáis en situación. Hay mención de muerte, violencia, sangre, insultos…🙊 Pero don’t worry, no es tanto como parece.
Lee la HYUNG LINE aquí...
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PARK JIMIN
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“¿Quieres otro?” –preguntó tu amiga, terminando el último trago de su vaso de whisky y haciendo inmediatamente una se��al con la mano para que el camarero acudiese por tercera vez en la noche frente a vosotras. –“Vamos, ____, te mereces olvidar a ese imbécil por una noche, ¿no crees?”
Ese imbécil al que se refería era tu marido, Park Jimin, con quien te habías tenido que casar hará apenas seis meses por motivos puramente económicos y oficiales; y es que, básicamente, la empresa multinacional de tu padre estaba en quiebra, endeudada hasta los topes, y la mafia a la que pertenecía Jimin no desaprovechó la oportunidad para ganar poder: a cambio de cubrir los gastos de las deudas, la empresa de tu padre les tuvo que dar la mayor parte de las acciones del negocio, y para “firmar” dicho acuerdo se optó por un enlace matrimonial. 
Tú misma fuiste la que te ofreciste para casarte, salvando así a tu hermana, unos años menor que tú, y la que tu padre pensaba “dar” al no tener su vida todavía encaminada; pero tú no podías permitir que su futuro se arruinara por culpa de las imprudencias de tu padre.
Es así como te embarcaste en la vida de casada con un desconocido, dejando tu trabajo y la mayoría de tus amistades. Un desconocido mafioso el cual, aunque desde el primer momento intentó seducirte, no tardaba en irse al rato a buscar lo que tú no le dabas.
Lo calaste al instante: era un mujeriego; un infiel.
Y aunque no podías recriminarle nada, en verdad, porque tú tampoco sentías por él nada –solo atracción física porque, no lo podías negar, Jimin era muy atractivo, y sabía cómo emplear sus dotes de seducción–, ver cómo flirteaba con todas las mujeres con las que hacía contacto visual, incluso en eventos de la misma mafia,  delante de tu cara, te hacía sentir como una basura. 
“Tomen. Las invitan aquellos caballeros de allí.” –Os dijo el barman, poniendo delante de vosotras dos cócteles; de los más caros de la carta de bebidas del lugar.
Tu amiga se giró y vio a dos hombres que sonreían en vuestra dirección; parecían un poco más jóvenes que vosotras.
“¡Tía, que hemos conquistado a esos chavales de ahí!” –te decía dándote codazos, mientras reía y se giraba de nuevo para alzar brevemente la mano y saludarles. Acto seguido, cogió su copa y, de un trago, se la bebió entera.
“Suéltate la melena, ____. Aprovecha y coge cacho con alguno de esos. Son bastante monos.” –continuaba ella, instigándote.
No sabías por qué, pero no te sentías muy en paz con el gesto de esos hombres. Aún así, persuadida por tu amiga y tu poca coordinación mental tras tres martinis, acabaste por coger tu copa y girarte también hacia ellos, antes de dar un sorbo.
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Jimin tenía contactos por todos lados: cualquier lugar al que fuese, siempre encontraba a alguien que lo conocía; o bien porque eran amigos, o bien porque eran enemigos.
En este caso, fue un amigo que se encontraba en el mismo pub en el que tú y tu amiga estabais quien le avisó de que unos hombres os habían llevado con ellos, y no parecíais estar en buen estado.
Jimin se extrañó… ¿tú yéndote con otro hombre? En el tiempo que te conocía, nunca te había visto salir con otros hombres; ni siquiera le dejabas a él tocarte. Por lo que, desconfiado de la situación, intentó llamarte, aunque se temía que no se lo cogieras, y no porque te hubiese pasado nada, sino porque sabía que le odiabas.
Efectivamente, no le contestaste, pero dejándose llevar por su intuición, se metió en su portátil para rastrear tu smartphone…  Y sí, te habían puesto un rastreador en el móvil; siendo esposa de un mafioso, te tenían en el punto de mira por si cualquier cosa sucedía. ¿Era un asalto a tu privacidad? Sí. Pero en esta ocasión, vino de perlas.
El joven observó que tu localización era muy sospechosa… ¿en un polígono industrial? ¿de noche?
No tardó en coger el coche y dirigirse hacia allí. Puede que no fuese el mejor marido del mundo duh, ni hubiese hecho ningún esfuerzo por serlo, pero algo sí tenía claro: se preocupaba por ti, y no dejaría que nada te sucediera.
Llegó al lugar y, preparando su pistola, entró en donde marcaba el dispositivo rastreador.
Se encontró con una escena horrible; sin embargo, parecía haber llegado justo a tiempo: todavía teníais la mayoría de las prendas de ropa puestas. 
Disparando al aire, sobresaltó a los jóvenes, quienes se levantaron rápidamente. Uno de ellos sacó una pistola y apuntó a Jimin.
“¿Tú quién eres? ¿Cómo has entrado aquí?” –preguntó el mismo, con claro temor en la voz.
“Jimin…” –tu llorosa voz  pronunciando su nombre llegó hasta sus oídos, estrujando su corazón. 
“Mierda, lo conoce.” –dijo el otro, sacando también su pistola.
“Alejaos de ellas si no queréis que os reviente la cabeza.” –su tono de voz suave y calmado contrastaba totalmente con la “sutil” amenaza que acababa de soltar por sus labios.
El que estaba con tu amiga hizo de inmediato lo que Jimin dijo; sin embargo, el que estaba contigo permaneció ahí quieto, pistola aún en alto.
“¿Y por qué mejor no te vas por donde has entrado?” –dijo, desafiándolo con la mirada. Pobre chico… no sabía lo que acababa de hacer, haciéndose el «guay».
Jimin apretó el gatillo y la bala llegó hasta el brazo del joven, arrebatándole así el arma. Mientras ese se retorcía de dolor en el suelo, el otro permanecía quieto como una estatua en una esquina, acojonado.
Veía cómo Jimin se acercaba a vosotras para chequear que estabais bien. En ese momento, el chaval podría haber aprovechado esa oportunidad para huir y no correr la misma suerte que su colega; para pedir clemencia a Jimin y que le dejase ir sin entregarle a las autoridades, ya que ni siquiera habían llegado a hacer lo que tenían pensado...  Pero no: entrando en pánico, mientras Jimin te ayudaba a levantarte, no se le ocurrió otra mejor idea que alzar su brazo y disparar.
El impacto en tu espalda hizo que colapsaras contra el pecho de Jimin, quien no se esperaba para nada ese ataque. Consiguiendo cogerte en brazos antes de que te desplomaras al suelo, alzó su arma nuevamente y disparó al chaval. 
Directamente en la cabeza.
Jimin, lentamente y con cuidado, te sentó en el suelo junto con él para poder apoyarte cómodamente en su figura y controlar la hemorragia que la herida de bala estaba produciendo.
Tu amiga se acercó corriendo a vosotros, llorando desconsoladamente.
“Coge mi móvil y llama a Hoseok.” –dijo, refiriéndose a uno de los miembros de la mafia, y también amigo.
Mientras tu amiga llamaba al susodicho, Jimin te trataba de tranquilizar, apartándote el pelo de la cara y ayudándote a controlar la respiración, manteniendo sus ojos clavados en los tuyos para que así no cayeses inconsciente.
“Ya van a venir, tranquila. Estás conmigo. Vas a estar bien.” –su dulce voz ahora sí que encajaba con las palabras que entonaba, y parecían estar haciendo su efecto en ti.– “Mírame, no cierres los ojos. ____, mírame.”
En el momento en que tus párpados comenzaban a cerrarse sin poder contenerte más –debido en parte también al efecto de la droga que habían metido en tu bebida, todavía patente–, el miedo comenzó a pasearse por sus venas.
“____, no cierres los ojos, mírame, por favor.” –decía insistente, meciendo ligeramente tus hombros.
Realmente pensaba que te morías en sus brazos, y no podría olvidar ese momento en mucho tiempo…
KIM TAEHYUNG
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Su profunda mirada y su sexy sonrisa te cautivaron desde el primer instante en que lo viste al presentaros. Cuando tu padre, jefe de los operativos más importantes de la mafia, te dijo que ese sería el hombre con quien te casarías, no podías más que sentirte feliz; te había tocado la lotería con Taehyung… o eso pensabas, hasta que comenzaste a “convivir” con él: Taehyung resultó ser un hombre frío y callado, que apenas te dirigía una mirada o palabra a menos que os encontrarais en contextos que lo requerían –los cuales podían contarse con los dedos de tan sólo una mano–.
Básicamente, eras invisible para él. Es así como en cuestión de meses acabaste por desilusionarte y perder la esperanza de que algún día Taehyung te mirase con otros ojos… o te mirase, directamente…
El problema de Taehyung es que estaba inmerso en su trabajo: su vida antes de la mafia había sido un infierno al que nunca jamás quería volver; es por eso que se dedicaba a full a su trabajo como negociador dentro de la mafia, además de conseguir contactos por todo el mundo gracias a sus dotes sociales –las cuales no aplicaba contigo–.  Sus esfuerzo se veían en sus numerosos éxitos, y es por eso que tu padre lo consideró el candidato perfecto para ti: un hombre trabajador y responsable, siempre queriendo dar lo mejor de él, y encima agradable a la vista… 
Aunque Tae no quería casarse contigo, lo hizo por tu padre, quien fue el que le dio la oportunidad de cambiar su vida y unirse a la mafia.
Todo esto nos lleva al último operativo que tenían entre manos: habían tomado como rehén a uno de los miembros más fuertes de una banda enemiga, que poseía preciada información que la mafia necesitaba. Ese rehén era como la «caja de Pandora»: una vez abierto, encontrarían todo lo que querían, e incluso más.
Pero el hombre era un hueso duro de roer, y no soltaba prenda a pesar de que Taehyung le hacía mil y una propuestas para que abriese la boca. Pero no se iba a dar por vencido tan rápidamente… o esa era su intención hasta que recibió una llamada de tu padre.
“Cancela todo. Han cogido a _____.” –dijo simplemente, en una llamada de tan solo 3 segundos; los que necesitaba el viejo para exponer esa información y cancelar todo un operativo que les había llevado meses planear.
Muy a su pesar, Taehyung y otros miembros prepararon al hombre para encontrarse con la banda enemiga y hacer el “intercambio”. La rabia e impotencia que sentía al no haber podido, por primera vez, completar una operación, le estaba atormentando; y por primera vez, también, reparó en tu existencia por más de un minuto… y sólo para pensar en el estorbo que resultabas ser.
Llegó el día, la hora, el momento del encuentro. Como era de esperar, había demasiada tensión, y ninguno de los dos bandos cedía primero si el otro no lo hacía antes.
Al final llegaron a un acuerdo, y era que os soltasen a la vez y fueseis vosotros, el hombre «caja de Pandora» y tú, quienes atravesarais el lugar, cada uno a vuestros respectivos bandos.  Y así lo hicisteis: caminando envueltos en un silencio sepulcral, el hombre y tú llegasteis a cruzaros en el punto medio del lugar, intercambiando un rápida mirada. 
Y entonces, él lo supo: tenías información.  La información que la mafia de tu padre tanto anhelaba. Te delató tu nerviosismo expresado mediante la media sonrisa que intentabas a toda costa esconder; la típica sonrisilla que se escapa siempre cuando alguien tiene una buena noticia y no puede esperar a contarla. Si no hubiese sido porque ese hombre sabía leer gestos a la perfección, habrías pasado totalmente desapercibida.
Estabas ya “fuera de peligro”, es decir, que el bando enemigo sólo te veía la espalda, por lo que al fin pudiste sonreír con libertad mientras guiñabas el ojo a tu padre.
Tae, que te estaba mirando atentamente desde que habías iniciado tu camino hacia ellos, comprendió al instante lo que significaba eso, y sonrió para sí mismo mientras te veía recorrer los últimos pasos hasta llegar a…
Dos disparos retumbaron en el lugar: el hombre «caja de Pandora» se había tomado la libertad de arrebatarle la pistola a uno de los miembros de su mafia y te había disparado, con clara intención de matarte.
Tropezaste sobre tus pies ante los dos impactos en tu espalda, cayendo justo delante de Tae, quien se había quedado totalmente aturdido.
“¿Por qué has hecho eso?” –preguntaba el jefe de la mafia enemiga al hombre, tampoco entendiendo el porqué de ese arrebato, pero preparándose para la batalla que ahora mismo tendría lugar por tal traición a cargo de su mafia...
“Lo sabe.” –dijo nada más; y el jefe entendió a qué se refería.
Tu padre y el resto de los miembros de la mafia estaban listos para iniciar la guerra. Taehyung fue quien se preocupó por sacarte de ahí cuanto antes, y esta vez no sólo porque estaba interesado en conseguir la información que por dos semanas había intentado extraer desesperantemente de ese hombre, sin éxito alguno, y que tú parecías tener en posesión; sino porque realmente temía por tu vida.
JEON JUNGKOOK
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Cuando Jungkook fue al encuentro del líder de la mafia, quien previamente le había solicitado que fuese a verlo enseguida, jamás habría pensado que llegaría a ser para la visualización de un vídeo: un vídeo en el que salías tú.
Estupefacto, observó con los ojos bien abiertos tu reflejo en la pantalla del portátil en donde se estaba reproduciendo dicho vídeo, de apenas 10 segundos.
“Han cogido a tu novia.” –dijo fríamente el líder, sin mirarle, manteniendo sus manos unidas sobre la mesa.–“Ve con Namjoon y Hoseok. Ya están planeando el rescate.”
Sin decir nada, aún con la sorpresa en el cuerpo, Jungkook salió del despacho y se dirigió a donde el resto de miembros se encontrarían.
La pregunta que le rondaba todo el rato en la cabeza desde que había visto el vídeo era… ¿Cómo demonios habías acabado tú ahí?
Jungkook y tú no erais novios.
Ni siquiera amigos.
Simplemente conocidos, ya compartíais un par de clases. 
Jungkook acudía a la universidad para mantener una fachada de «persona normal», teniendo una vida social típica de estudiante común y corriente, debido a que su función en la mafia era la de ser un infiltrado en donde fuera que lo mandaran. Irradiaba timidez y ternura, haciéndose amar por cualquiera que posase sus ojos en él, y ganándose así la confianza de todos; es por eso que era el ideal para ese cargo –de esta manera, también, había conseguido ser el favorito del líder–. No obstante, la realidad era que Jk –el alias que usaba en la mafia– era uno de los miembros más fuertes y peligrosos. Con una patada te mandaba directo a Marte. 
Le extrañaba que te hubiesen secuestrado a ti… ¡Si apenas habíais intercambiado palabra! Es más, la primera vez que hablasteis directamente fue la semana pasada, cuando tú le pediste, ya fuera del campus –y, por lo tanto, a vista de todos–, los apuntes de un día en el que no pudiste acudir a clase porque habías estado enferma. 
Claro… debió de ser ahí, seguramente, cuando os vieron juntos y se produjo el malentendido… Probablemente lo habían seguido hasta la universidad los miembros de una peligrosa banda en la que estuvo infiltrado hace poco. Lo cierto es que las cosas no habían salido tal y como lo habían planeado, y comenzaron a sospechar de él; por eso, tuvo que abandonar el operativo a medias, desapareciendo del mapa para esa gente. Aunque, antes de irse, consiguió preciada información que hizo que esa mafia perdiese todo.
Sin embargo, parecía que lo habían encontrado… y que estaban dispuestos a hacerle pagar dichas pérdidas.
Jungkook se sentía fatal por haberte envuelto en esta situación… Tus padres deberían estar fuera de sí, sin saber dónde estaba su hija; y tú muerta de miedo, sin saber por qué te habían secuestrado. 
¿Cómo te explicaría todo? 
De lo primero que se encargó la mafia fue de llamar a tus padres para que tu desaparición no llegase a las autoridades: con los avanzados medios de los que disponían, en tiempo récord, hicieron una profunda investigación sobre tu vida, tus amigos, enemigos, tus padres, familiares, tus redes sociales, etc. De esta manera, y con la ayuda de un modificador de voz –empleando el audio de un vídeo en el que salías hablando, colgado en tu Facebook–, fingieron tu identidad y mantuvieron una cálida y –relativamente– tranquilizadora conversación con tus padres.
Fase uno completada.
Lo siguiente era ir en tu busca, rescatarte, y hacer cualquier cosa para que mantuvieras tu boca cerrada y no contases nada sobre el secuestro a nadie.
Al final, fue la misma mafia enemiga quien contactó con la de Jungkook para hacer un trato y “devolverte” a ellos. Al parecer, eras muy pesada: A pesar de haber estado encerrada prácticamente sola las 48h que llevabas ahí, gritabas el 50% por ciento del día, maldiciéndolos a todos a diestra y siniestra, para luego llorar intensamente durante el otro 50% del tiempo. Así, te daban ataques de furia y depresión consecutivamente, desgarrando los oídos de todos con tus llantos para después patalear el suelo y escupir cualquiera que entraba para chequear tu estado. Los hombres que te custodiaban cada tanto y te vigilaban por cámaras estaban ya hartos: Nunca habían tenido una “rehén” tan intensa.
Ambos bandos se encontraban al fin cara a cara, intentando llegar a un acuerdo. Tú estabas ahí presente, sin comprender nada,  moviéndote como una anguila intentando deshacerte de los brazos que te sujetaban por la espalda.
Jungkook estaba ahí presente también, pero no habías conseguido identificarlo ya que él había optado por ponerse una mascarilla negra que tapaba la mitad de su rostro; aunque él no despegaba sus ojos de ti, sintiendo latigazos constantes de culpa... En cuento salieseis de ésta, Jungkook se encargaría de no volver a tropezarse contigo. Así podría alejarte del peligro que suponía su mera presencia, y olvidar todo esto… Ya le explicaría a su líder que no eras su novia… –lo cual no había aclarado todavía porque, si lo llegan a saber, seguramente no habrían tomado la situación en serio y te habrías quedado secuestrada hasta que esa gente se cansase de ti y te matase–.
Un acuerdo parecía avistarse después de una hora intensa de negociaciones, y justo cuando ya se iba a decir el sí definitivo, haces una maniobra con todo tu cuerpo muy extraña y al final consigues deshacerte del agarre del hombretón que te sujetaba.
Sin saber exactamente hacia dónde, comienzas a correr por el espacio, bajo la mirada de todos los presentes. Y sin esperarlo, uno de los hombres del bando enemigo –uno de los que te habían vigilado estos días y te había cogido una manía impresionante– saca la pistola y te pega un tiro en la pierna para hacerte parar, por lo que caes al suelo soltando un gran alarido. 
“Por pesada.” –dice el que acaba de dispararte, para sí mismo.
Jungkook no puede evitarlo y sale corriendo hacia ti, junto con otro par de miembros; mientras, el resto no parece preocuparse y continúan con el cierre del trato.
“¡AH! ¡NO TE ACERQUES A MÍ! ¡¡AAAAAHHHHHH!! ¡¡¡¡ME MUEROOOOOO!!!!! ¡¡¡QUITA!!!” –gritabas con todas tus fuerzas, por el dolor y la desesperación, empujando a Jungkook en cada uno de sus intentos por acercarse y socorrerte.
“¡_____, tranquilízate! ¡Nosotros somos los que te vamos a ayudar!” –entonaba la voz de Jungkook a través de la tela.
“¡¡FUERA!! ¡¡AAAAHHHHH!!” –te quedaste quieta en el suelo y te cogiste el tobillo, no pudiendo soportar más el dolor del pie; y sin reparar en que ese hombre que “no conocías” acababa de llamarte por tu nombre.
En otro intento por acercarse y ayudarte, Jungkook recibió un zarpazo de tu parte que hizo que su máscara se fuese a tomar por culo viento.
Jungkook se quedó congelado en el sitio, mientras tú, con una mueca de dolor y estupefacción, analizabas su rostro. 
No podías creerlo… No tenía sentido. 
“…¿Tú?” –conseguiste preguntar, antes de que el intenso dolor en tu pie y la bajada de tensión provocara que quedaras inconsciente.
Jungkook al fin pudo cogerte, con la ayuda de los miembros que estaban con él.
Si la cosa ya era difícil de explicar desde un principio, ahora todo se había complicado aún más… 
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¡Pues ya estaría completado el pedido! 
Esperamos de corazón que os haya gustado este Reacciona/Mafia!AU. Si ha sido así, dadle al botón del ❤️ y reblogeadlo, si queréis, para que más gente lo lea 😊
¡Un beso enorme y gracias por leer! 
PD: Os dejamos aquí el enlace del ASKBOX por si también queréis comentar/valorar/intercambiar opiniones/ dar ideas para futuras continuaciones de este reacciona/chocar la cabeza contra el teclado... Lo que queráis. 
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Tú teniendo un accidente automovilístico.
KIM SEOKJIN:
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Hacía un par de días que habías visto por última vez a Jin, y no fue precisamente un encuentro agradable…
Llevabais un tiempo que parecíais no soportaros mucho el uno al otro; ambos estresados y enfocados en vuestras cosas. Es por eso que decidiste irte unos días a casa de una amiga para, así, poder despejar tu mente y pasar tiempo «a solas».
Tras esos días de reflexión, Jin te llamó para que volvieras a casa y así pudierais hablar sobre… bueno, el futuro de vuestra relación. Viendo vuestros horarios, acordasteis por encontraros de noche, cuando tú salías de la biblioteca de la universidad y él del ensayo.
Pero nunca llegaste a vuestro encuentro…
Jin se quedó esperando, sentado en el sofá. Cada vez más impaciente y preocupado, dando nerviosos golpecitos con el pie sobre la alfombra gris que cubría el parqué de vuestra casa.
Cuando había pasado media hora de retraso respecto a la hora acordada, Jin comenzó a llamarte, pero no cogías el teléfono. 
Sin saber qué hacer, llamó a tu amiga también, pero ésta tampoco contestaba.
Así estuvo casi una hora, intercalando las llamadas entre tu número y el de tu amiga y, cada vez, más seguro de que algo no iba bien. 
Estaba al borde de la desesperación cuando, al fin, recibe una llamada. Pero no era ni de tu amiga, ni tuya… Sino del hospital.
Como alma que lleva el diablo, cogió el coche y salió disparado en dirección al centro médico en donde te encontrabas.
Esquivando al doctor y a la enfermera que había custodiando tu puerta, entró directamente a la habitación, con la respiración totalmente agitada y sin intención de escuchar lo que tenían para decirle.
Cuando te vio recostada en la camilla de hospital, con la vía de suero conectada a tu brazo izquierdo, y tus ojos cerrados…
“¡___!” -gritó, acercándose acelerado hasta ti, haciendo caso omiso a los llamados e intentos de explicación por parte de los médicos.
“¡___, DESPIERTA POR FAVOR! No puedes dejarme así ¡NO! ¡NO CUANDO LA ÚLTIMA VEZ QUE NOS VIMOS DISCUTIMOS! No te mueras por favor…–te cogió de los hombros y los agitó ligeramente– ¡NO TE MUERAS! ¡TE AMO! ___. DESPIERTA. ¡DESPIERTA ___!”
La voz de Jin podía oírse perfectamente por toda la planta en la que estabas instalada, despertando así, seguro, al resto de pacientes, y tú no podías más que morirte de la vergüenza. Sí, morirte de vergüenza porque no estabas inconsciente, sino dormida… –hasta que Jin irrumpió de esa manera en la habitación, claro…–
“Seokjin-ssi…” -dijo el médico, al fin consiguiendo captar la atención del exaltado joven, quien lo miró con pánico. 
Finalmente escuchó la explicación: De camino a tu encuentro con Jin en el coche de tu amiga, un gatito se cruzó en medio de la carretera y, por evitar atropellarlo, un brusco volantazo provocó que os chocárais contra un poste de la luz.
Ninguna de las dos teníais heridas graves, sólo el cuerpo resentido por el impacto y el susto. Pero por si acaso, os iban a dejar ahí toda la noche para haceros pruebas y comprobar que, efectivamente, todo estaba bien.
“Entonces…” –la expresión de Jin era ahora de total confusión– “¿Por qué no se despierta?”
Ante esto, el doctor no pudo evitar soltar una muy ligera risa.
“Después de todo el alboroto que ha montado, Seokjin-ssi, despierta seguro que está…”
Jin vio cómo apretabas los ojos y tus labios se tornaban en una sola línea, comprobando así que, efectivamente, estabas bien, despierta y… muerta de la vergüenza.
MIN YOONGI:
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“Perfecto. Ya me ha quedado claro que no te importa una mierda nada: ni yo, ni nuestra relación”.
Cogiste las llaves de casa, cerrando la puerta de la entrada con un estruendoso golpe y dejando a Yoongi con la palabra en la boca.
Tenías la vista emborronada debido a las lágrimas que sin control caían de tus ojos, y la cabeza saturada con el recuerdo de todas las duras palabras que os habíais dedicado el uno al otro en vuestra discusión.
Enfocada en solo alejarte de esa casa y de su presencia, comenzaste a caminar por las calles sin rumbo fijo. Al cruzar una carretera, no te percataste de que el fulgor verde que emanaba del semáforo no era dirigido a los peatones, sino a los vehículos que continuaban su camino por el negro asfalto.
El choque fue brutal.
A pesar de que el conductor del coche que tenías delante intentó frenar lo más rápido posible, fue inevitable que te arrastrase un par de metros.
El resto de viandantes miraba con horror la escena, llamando al número de emergencias.
Después de unas horas Yoongi vio las llamadas perdidas en su teléfono. En ese momento se encontraba en la compañía, encerrado en su Genius Lab, como siempre, cuando le dio por volver a encender su móvil, el cual llevaba apagado desde que habías salido de casa.
Con el corazón en la garganta y las piernas temblando, Yoongi salió corriendo hacia el hospital en donde estabas.
Cuando al fin llegó, totalmente enajenado y confundido, un médico salió de tu habitación y le contó todo lo sucedido.
Su cognición no funcionaba en ese momento. Simplemente entró cuando se lo permitieron.
Allí te vio pálida y llena de magulladuras; con una gruesa escayola cubriéndote el brazo izquierdo y un collarín en el cuello.
Cogió una silla que había cerca de la cama y se sentó. Te miró fijamente por muchos segundos, muchos minutos… perdió la cuenta. Esperaba a que en cualquier momento abrieses los ojos.
Pero no los abrías.
La frustración de la espera comenzó a consumirle… y la culpa también. Exasperado, clavó los codos en sus rodillas y hundió la cara en las palmas de sus manos.
“Mhmm…”
Tu débil voz llegó a los oídos del angustiado chico, quien rápidamente alzó la cabeza y te miró. Una tormenta de alivio y felicidad tuvo lugar en su estómago al ver tus ojitos entrecerrados clavados en él. Arrimó nerviosamente la silla más hacia la camilla, para estar más cerca de ti. Su instinto hizo que sus manos fueran directamente a tu cara para acariciar tus mejillas, pero al ver las heridas, lentamente las retiró.
Intentó hablar: preguntarte cómo estabas, si necesitabas que llamase al médico; pero las palabras se le atragantaron. Por más que intentaba articular cualquier sonido, no salía nada. Su garganta de repente comenzó a doler, y no se dio cuenta de que estaba llorando hasta que sintió el tierno roce de tus débiles dedos sobre sus pómulos, secando sus lágrimas.
“Lo siento… Perdóname…” –consiguió decir finalmente.
Cogió tu mano y se la llevó a los labios, depositando pequeños y temblorosos besos sobre ella.
Y tú, a pesar del dolor en todo tu cuerpo, no podías sino sorprenderte al verle llorar por primera vez delante de ti.
JUNG HOSEOK:
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“¡Venga! Entra ya, que al final alguien nos va a ver.”
Estabas junto a Hoseok en la puerta de atrás del edificio de Big Hit, despidiéndoos después de haber pasado un ratito juntos. Era el único momento en el que os podíais ver, ya que él apenas podía salir de la compañía; y menos cuando un comeback estaba a la vuelta de la esquina. Así que te tomabas tú la «molestia» de acercarte casi todos los días, sobre la misma hora, a encontrarte con tu chico furtivamente.
“Un beso y te dejo ir.” –Hoseok te tenía pegada a él, con sus manos enganchadas en el bajo de tu espalda, y mirándote con unos ojitos que chorreaban miel.
Tú simplemente te reíste mientras desenganchabas sus manos. Tras mirar a ambos lados, con precaución, te acercaste lentamente con lo que parecía ser intención de cumplir su deseo; sin embargo, te diste la vuelta y saliste corriendo hacia la calle.
Hobi te observaba, frustrado, pero sonriendo como un tonto enamorado, hasta que te giraste para verlo una última vez. Él hizo con la mano la señal del teléfono, como signo de que después te llamaría, a lo que tú asentiste con efusividad. Continuaste tu camino, cruzando la carretera.
Hoseok, tras un gran suspiró, se giró dispuesto a volver al ensayo, pero el estruendo de un frenazo seguido de gritos y murmullos de sorpresa a lo lejos hizo que sus pies se pararan.
El corazón comenzó a latirle más fuerte que nunca, taponando sus oídos, y sentía cómo sus manos comenzaban a hormiguear. Se giró y no dudó en poner rumbo a donde el accidente había tenido lugar. Sentía una angustia indescriptible conforme más se acercaba; un mal presentimiento.
Al ver la escena de cerca, se confirmaron sus peores sospechas.
A partir de ahí, todo sucedió como en modo automático: llegaron los servicios de emergencias y te llevaron al hospital, y Hoseok estuvo en todo momento contigo; hasta que le prohibieron la entrada a quirófano, evidentemente. 
Fue en ese momento, tras ver cómo te alejaban de él, tumbada inconsciente en esa camilla, cuando al fin comenzó a dar cuenta de lo sucedido, derrumbándole, literalmente; comenzó a sollozar sentado en el suelo, sacó el móvil de su bolsillo y, tras ver todas las llamadas perdidas que tenía –consecuencia de no estar en el ensayo a la hora acordada–, seleccionó el primer número que sus temblorosos dedos consiguieron pulsar. Sin saber ni quién era exactamente, contó lo sucedido como pudo, y en cero coma todos los miembros de Bangtan, sus amigos, estaban ahí.
Mientras esperaba, Hoseok no podía dejar de llorar ni frenar los miedos que comenzaban a torturarle: ¿Y si algo salía mal en la operación? ¿Y si de repente el médico decía que se había complicado la cosa? Deseaba que alguien saliese a reportar cómo iba todo, pero a la vez tenía pánico. 
¿Y si…? 
No. 
No se atrevía ni a plantearse esa pregunta; no lo aceptaría.
“Hoseok,” –lo llamó Jimin, interrumpiendo su corriente de pensamiento– “va a estar bien. Todo va a estar bien.”
Su amigo le agarró la mano, dándole un buen apretón para asegurarle que no estaba solo.
Intentó creerle; confiar en esas cálidas palabras que, más que convicción, encerraban esperanza. No obstante, le era imposible no ponerse en el peor de los casos.
¿Cómo era posible –se preguntaba– que, de un momento a otro, todo cambiase? De estar riendo juntos, amándoos; a estar separados, tú en la mesa de quirófano y él en la sala de espera. No estaba totalmente seguro de lo que estaba sucediendo… ¿era una pesadilla, o era real?
Deseaba volver el tiempo atrás, y no dejarte ir sin que le dieses ese beso. Si tan solo te hubiese retenido unos segundos más…
Al fin, el doctor salió de quirófano, mirando a Hoseok.
Se estaba quitando los guantes; luego, procedió a quitarse la mascarilla.
Su expresión lo decía todo.
KIM NAMJOON:
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“Ha sido mi culpa”.
Esa es la frase que navegaba en todo momento por la mente de Namjoon mientras, ausente, sostenía tu mano bien fuerte. Mantenía una expresión dura, fría, con los ojos clavados en sus dedos entrelazados con los tuyos. Aunque tenía un nudo en la garganta, las lágrimas se resistían a salir. Le podía más la rabia y la impotencia al haber podido evitarlo; si tan solo se hubiese quedado callado…
Habíais pasado una noche estupenda: una cena modesta en un pequeño restaurante y un paseo por un lugar precioso que Nam conocía. 
Una «salida de amigos»; porque sí, en principio, sólo erais eso. Pero la finalidad de la noche, al menos por parte de Namjoon, era por fin cruzar esa línea y ser algo más. Sin embargo, tras despedirte en el portal de tu casa, de todo lo que habíais hablado durante la agradable velada juntos, lo que más le urgía decirte no había salido por su boca. 
Frustrado, cruzó a la acera de enfrente y, dándose por rendido, emprendió el camino del fracaso. No obstante, por una milésima de segundo, un atisbo de coraje lo hizo pararse sobre sus pies y, conteniendo el aire en sus pulmones, sacó su móvil del bolsillo y marcó tu número sin pensarlo dos veces. 
Mordiéndose el labio, esperó a que contestaras mientras tenía la mirada fija en el portal donde hacía apenas un minuto te había dejado.
Contestaste a los tres toques –principalmente, porque los nervios al ver que era él quien te llamaba no te dejaron ser más rápida–.
“¿___?” 
“Sí, dime, ¿ha pasado algo?” –luchaste por sonar lo más tranquila posible.
“Hoy hemos hablado mucho…” -Namjoon comenzaba a sentirse inseguro; esa llamita de valentía se había desvanecido demasiado pronto.
“…Sí…” –dijiste, animándolo a seguir.
“Pues… es que hay algo más que me gustaría decirte…”
Tu corazón dio un vuelco, no tanto por sus palabras, sino por el tono sugestivo que tras ellas se escondía; estabas casi segura de lo que iba a decir a continuación. Es por eso que, al no haber subido a casa –ya que tú misma también te habías debatido durante toda la noche el decirle o no a Namjoon lo que sentías por él y, tras no decir nada, te habías quedado en el portal sin saber si salir tras él o rendirte–, abriste la puerta y saliste, encontrándote a Namjoon parado en la acera de enfrente.
Cuando vuestras miradas se encontraron os fue imposible evitar sonreír.
Él estaba ahí.
Tú estabas ahí.
Ambos con el mismo propósito, y ambos sabiéndolo.
Ese conocimiento intuitivo es lo que hizo que la llamita de valentía que parecía haberse apagado antes, volviera a encenderse; de esta manera, dejó que sus palabras entonaran todo lo que su corazón gritaba.
En verdad era cómica la manera en la que estaba sucediendo todo: en vez de acercaros y hablarlo cara a cara,  como lo harían dos personas «normales», habíais permanecido así, separados por la carretera, viéndoos de lejos y escuchando vuestras voces a través del teléfono. En el momento en que te diste cuenta de esto, no deseando más que abrazarlo, saliste corriendo hacia él…
Todo sucedió como a cámara lenta: un derrape a mitad de tu recorrido hizo que ambos miraseis hacia el lado izquierdo de la carretera de donde provenía, haciendo que el tiempo se detuviese; un coche desbocado apareció de la nada y, sin previo aviso, ya no estabas a la vista de Namjoon. 
El coche te había llevado por delante.
Esa es la explicación de la situación actual, en la que estás hospitalizada y herida de gravedad, sin saber qué es lo que se encontrarán los médicos una vez despiertes. 
El puto borracho que te había atropellado se había dado a la fuga.
Y Namjoon no podía dejar de culparse por lo sucedido… Su mente traicionera no paraba de acusarle: 
«Si tan solo hubiese cruzado él, en vez de quedarse ahí como un estúpido diciéndote algo que tendría que haber sido cara a cara y no por teléfono.»
«O si tan solo se hubiese ido a casa directamente, sin llamarte; Si se hubiese callado la boca y hubiese dejado que subieras tranquila a casa, nada de esto habría pasado.»
El verdadero problema radicaba, directamente, en lo que sentía por ti. 
Por su culpa; por sus sentimientos y su impaciencia tras no haber aprovechado los momentos indicados que se le habían presentado durante la noche antes de dejarte en el portal…
Aún así, devastado y con la cabeza llena de remordimientos, se mantendría a tu lado hasta comprobar que estabas perfectamente, pagando todo lo que tuviese que ser pagado y proporcionando los mejores cuidados y atenciones. Después de eso… no estaba seguro de poder seguir a tu lado y sentirse lo suficientemente digno para ti.
PARK JIMIN:
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Nada más cortar la llamada que acababa de recibir, Jimin se puso a correr hacia la dirección que le habían dicho. 
Era un martes lluvioso, con mucho tráfico y el riesgo presente de que accidentes en las carreteras tuvieran lugar. No obstante, Jimin jamás pensaría que tú te verías envuelto en uno de ellos.
Habías tomado, como todos los días, tu línea de autobús para dirigirte a las clases en tu universidad. La lluvia era bastante intensa justo en un tramo de la autovía –porque sí, tu universidad estaba en el quinto pino–, y el pobre conductor, a pesar de ir a una velocidad prudente, no pudo evitar que el resbaladizo asfalto le jugara una mala pasada justo cuando tenía que doblar una curva. 
El autobús volcó y se deslizó varios metros, provocando múltiples colisiones con otros vehículos que iban en dirección contraria; sin embargo, gracias a Dios, no tuvo las consecuencias negativas que se pueden esperar de este tipo de accidente –realmente, un milagro–: ningún muerto; y aunque sí que habían algunos heridos de gravedad, todos los afectados estaban fuera de peligro –no podía decirse lo mismo sobre los coches, de los cuales muchos habían quedado directos para llevar al desguace–.
Al pobre Jimin le tocó enterarse viendo las noticias en un break entre ensayo y ensayo, y entró en pánico sabiendo que ese era el bus que siempre cogías y justo a la hora que siempre lo hacías. No sabía qué hacer en ese momento, y fueron los chicos quienes le calmaron cuando al chico estaba por darle un ataque de ansiedad. No tardó en recibir la llamada del hospital al que te habían llevado y, sin casi dar explicaciones, simplemente salió corriendo. 
Cuando llegó, siguiendo todas las indicaciones que los enfermeros le dieron para llegar a tu cuarto, primero respiró hondo, tratando de calmarse: el médico que acababa de salir de tu cuarto le había dicho que todo estaba bien y que estabas despierta, solo que todavía un poco conmocionada por el susto –que tenías el brazo roto y todo el cuerpo lleno de magulladuras prefirió guardárselo para no preocuparlo más tras ver el estado de agitación en el que había llegado Jimin–.
Respiró hondo e intentó calmarse de la maratón que se acababa de pegar; si todavía estabas en shock por el accidente, lo menos que quería él era ponerte nerviosa. Así, se preparó mentalmente, pero cuando entró y te vio con el brazo escayolado hasta el hombro y moretones en la cara, se le paró el corazón.
“¡___!” –exclamó nada más dejar a la vista su cabeza a través de la puerta, la cual no tardó en terminar de abrir para pasar y correr hacia ti.
En ese trayecto de apenas 2 segundos hasta tu cama, ambos, ya estabais llorando. Y es que, ciertamente, aunque estabas bien, habías pasado bastante miedo y te habías sentido desorientada en todo el transcurso de la mañana, pero ver ahora a Jimin te había devuelto el sentido y puesto de nuevo los pies en la tierra.
Sin decir nada, él se fue al lado del «brazo bueno» y, cogiendo una silla, se sentó a tu lado y te cogió la mano.
“¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? ¿Te acomodo el cojín? ¿Quieres ir al baño?” 
La sucesión ininterrumpida de preguntas con su voz ahogada provocó que, entre tu propio llanto, soltaras una risilla. Ya no sabías por qué seguías llorando, ya que te encontrabas «bien»; pero suponías que debía ser por el alivio  de que él estuviera contigo ahora.
“No, no necesito nada, estoy bien.” –te quedaste unos segundos mirando cómo su pulgar se movía delicadamente sobre el dorso de tu mano. No pudiste evitarlo y de nuevo comenzaste a llorar, agarrando su mano y atrayéndola más hacia ti hasta colocarla de manera que cupiera tu mejilla.
Necesitabas mimos que te reconfortasen, y Jimin lo captó al momento: se incorporó y –como pudo– se tumbó contigo en la cama, ayudándote para que pudieras apoyar tu cabeza sobre su hombro; así, ya estaba todo listo para poder descansar un rato mientras él se encargaba de tomar tu mano con fuerza y darte besitos en la frente.
Él también necesitaba sentirte así, después de haber probado una pequeña dosis de lo que habría significado perderte.
KIM TAEHYUNG:
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Había sido un error; un descuido. 
Un descuido que casi os cuesta la vida a los dos: Era de noche y las carreteras estaban prácticamente vacías. Taehyung había ido a recogerte en un taxi al salir de la compañía, y esperó en la puerta de la empresa en la que trabajabas para, así, poder iros juntos a casa. Lo que no sabíais es que, por esa noche, no dormiríais en vuestras propias camas…
Estabais ya ambos dentro del vehículo en marcha, cansados pero a la vez animados; el taxista, que era majo, había permitido que pusierais la música que os apetecía, por lo que os encontrabais cantando y haciendo el tonto en los asientos de atrás. Tú no parabas de reír ante las muecas que hacía Tae mientras entonaba las letras de las canciones dramáticamente. 
A mitad del camino, el taxista, sin darse cuenta, se saltó un semáforo en rojo y, a pesar de que el tráfico era mínimo, justo en ese momento un coche –que seguía las reglas de circulación, como cualquier buen conductor debe hacer, solo que pasándose un pelín el límite de velocidad– prosiguió su camino, llevando vuestro taxi por delante, provocando que ambos coches diesen un par de vueltas de campana.
Taehyung era el único que había quedado consciente. No podía moverse, no podía hablar; pero sus ojos estaban abiertos como platos, siendo su único campo de visión tú, que permanecías con la cabeza inclinada hacia el otro lado mientras que todo tu pelo revuelto le evitaba la visibilidad de tu rostro; tu mano estaba sobre la suya, húmeda con un líquido pegajoso… Taehyung supuso que sería sangre.
Lo único que podía sentir en ese momento era terror. Era como una pesadilla, de esas en las que intentas con todas tus fuerzas hablar, gritar, pero es inútil porque tus cuerdas vocales no funcionan. Agonía pura.
“____, despierta, por favor.” –decía en su mente, deseando que sus pensamientos se transmitieran a los tuyos– “____, mírame.”
La vista comenzaba a nublársele debido a las lágrimas que se le estaban formando en los ojos.
Deseaba estar también inconsciente, porque la espera a que alguien llegara a ayudaros fue una completa tortura; hasta que oyó las sirenas de las ambulancias y la policía parecía que habían transcurrido siglos.
El rescate fue más rápido que la espera, y enseguida os trasladaron en las ambulancias, solo que por separado. Cuando llegaron al hospital, a Tae lo llevaron a hacer pruebas de todo tipo, porque intervención quirúrgica no parecía necesitar. Al cabo de un par de horas, ya estaba en una habitación, con un collarín alrededor del cuello y la rodilla inmovilizada. Le habían diagnosticado una fractura cervical, he ahí el porqué de su incapacidad de moverse y gritar al principio. Gracias a Dios, ahora estaba bien, podía mover el resto de miembros del cuerpo –menos la pierna con la rodilla afectada, que la tenía toda escayolada– y hablar. Y tanto que podía hablar… madre mía, no se callaba. No paraba de preguntar por ti.
“¿Sabéis algo de ___? ¿Está ella bien? Tengo que verla. Llevadme a donde está ____.” –decía mientras giraba sobre su torso constantemente para mantener el contacto visual con el doctor y las enfermeras, quienes estaban ya cansándose de tanta insistencia.
“¡Vale ya! Taehyung-ssi, ella está bien, y usted tiene que reposar ahora mismo. Acaba de sufrir un accidente y no para de moverse. Haga el favor de tumbarse en la cama y dormir un rato.” –estalló al final el exasperado doctor.
“¡No pienso dormir hasta que me lleven con ___!” –Taehyung seguía firme en su cabezonería, frustrado ante el silencio de los doctores, que no soltaban nada de información sobre ti.– “¿Sabe qué, doctor? No hace falta que me diga nada.” –continuó a duras penas mientras intentaba incorporarse– “Ya la busco yo.”
“¡TAEHYUNG-SSI! ¡Es usted un idol y se ha lesionado! ¡Si no guarda reposo, puede que se le queden secuelas de por vida y no pueda volver a subir a los escenarios! ¡Haga el favor de quedarse quieto para–!”
“¿Usted de verdad cree que me importa eso cuando la última vez que he visto a mi novia ha sido estando ella inconsciente y sangrando?”
El doctor se calló. Pasaron unos segundos en los que ninguno dijo nada, hasta que el hombre volvió a hablar:
“Siéntese en la silla de ruedas. Una enfermera le llevará a la habitación de ____.” 
Taehyung no tardó en coger con la mano el gotero al que estaba conectado vía intravenosa y se sentó en la silla.
Durante el trayecto hasta tu habitación se sentía ansioso. Aunque le habían dicho que estabas «bien», la última imagen que tenía de ti saltaba en sus recuerdos. No obstante, al entrar y verte despierta, con un collarín alrededor del cuello igual que él –solo que con el brazo escayolado en vez de la pierna–, una oleada de tranquilidad y paz lo inundó. Vuestros ojos se encontraron, y ambos, como tontos, os levantasteis corriendo: él de la silla de ruedas y tú de la camilla. Casi os matáis a medio camino, pero llegasteis a vuestra meta. Entre quejidos, os abrazasteis como pudisteis bajo la atenta mirada de los enfermeros, que os miraban conteniendo la risa.
Era frustrante no poder abrazarte como siempre lo hacía –apretujándote contra su pecho hasta dejarte sin aire–, pero al menos le calmaba sentir tu calor. 
Daba gracias al universo, que había permitido que estuvieras bien y viva; aunque ese recuerdo, esa imagen de ti en el taxi… tardaría mucho en poder olvidarla.
JEON JUNGKOOK:
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“Jungkook, no me contestes así porque yo te estoy hablando bien.”
“No me estás hablando bien, _____. Y estoy cansado de que siempre me hagas ver como el que inicia las discusiones.”
“¡Es que eres tú quien siempre las inicia!”
“Yo no soy quien ha llamado para empezar a recriminarme cosas.”
“¿Qué recriminarte? Sólo te he dicho y recordado que tienes novia. Que existo todavía.”
“Ah, vale, y eso no es «recriminar».”
Diste un frenazo al intentar pillar el semáforo en ámbar, que no te dio tiempo. No era buena idea estar discutiendo esto con él mientras conducías, pero en ese momento estabas tan alterada que no pensabas coherentemente. 
“¡Jungkook, estoy HARTA!” –tu voz se quebró en la última sílaba.– “No puedo más. Te juro que no puedo más. Se acabó.”
“____…” –Jungkook suspiró y hubo un largo silencio. 
No sabía qué decir, ni tú tampoco. Él semáforo se puso en verde, y avanzaste con el coche mientras luchabas con el nudo que ahora tenías en la garganta y las lágrimas que se acumulaban en tus ojos. Eran muchos meses aguantando lo mismo. Esta situación tenía que acabar ya. 
“Jungkook, terminemos con esto de una vez.”
Más silencio por su parte. 
Lo tenías claro: él ya no te amaba. Y tú a él sí, con todo tu corazón; lo amabas tanto que dolía. Pero lo que no podías hacer era permanecer en una relación en la que la única que sufre y ama eres tú. Era el momento de separar vuestros caminos. 
“_____, hablemos en persona. Creo que por teléfono no es l–” 
De repente, un estruendo proveniente de tu línea hizo que Jk dejara de hablar al momento, dejando la frase en el aire.
“¿____?” –preguntó instintivamente. 
No hubo respuesta por tu parte, y la línea se cortó. 
Jungkook volvió a decir tu nombre antes de darse cuenta de que ya no estaba en contacto contigo. Marcó tu número de nuevo, pero no hacía llamada. 
Sus dedos comenzaron a temblar mientras marcaba por enésima vez el número de tu móvil, y su cara palideció a la vez que sintió cómo su corazón y su estómago se encogían ante los nervios que le estaban entrando. 
Sabía que estabas conduciendo mientras hablabais, por lo que suponía lo que podría haber pasado: habías tenido un accidente automovilístico. 
Sin saber qué hacer, caminó por los pasillos del edificio de Big Hit hasta cruzarse con la primera persona que encontró: un staff. Ese ser, como caído del cielo, se encargó de todo: tranquilizar a Jungkook, llamar a Namjoon y BangPD para se ocuparan de él, y movilizar a todos los trabajadores de la compañía para llamar a todas las comisarías y hospitales de la ciudad con la finalidad de saber si, efectivamente, había tenido lugar un accidente automovilístico en los últimos veinte minutos.
Gracias a la cooperación entre todos, se dio con la estación de policía a la que se le había notificado el siniestro, y os dieron la información acerca del hospital al que los heridos habían sido trasladados.
Corriendo como si hubiese sido poseído, Jungkook salió por la puerta. BangPD y Namjoon salían detrás de él.
El viaje en coche fue una odisea: Jungkook no podía creerse que esto estaba pasando; esperaba estar equivocándose y que no hubieses tenido ningún tipo de accidente, aunque significara haber hecho el ridículo delante de toda la compañía, los policías y el hospital al que se dirigía por el alboroto que estaba montado.
Cuando llegaron al fin, lo único que pudieron hacer fue esperar… una espera que se hizo eterna. Después de una hora y media en vilo, un médico salió.
“_____” –dijo el mismo, entonando tu nombre.
Rápidamente BangPD, Namjoon y Jk, junto con Jimin y Taehyung, que se habían añadido hacía media hora, se levantaron. 
Era definitivo –pensó Jungkook– tú estabas aquí. Esto estaba pasando de verdad. 
Les explicó las consecuencias del accidente: básicamente, la mayor parte del impacto había recaído sobre la parte derecha, provocando que tu cabeza chocara de pleno con el cristal de tu ventanilla. Te habían intervenido quirúrgicamente por otras lesiones más leves, por lo que sólo quedaba esperar a que despertaras.
Sin embargo, no despertaste ese día; ni tampoco en los posteriores.
Así, pasó una semana. 
El médico le había comunicado que el impacto en la cabeza parecía haber sido más grave de lo que, en  un principio, ya era, y habías entrado en estado de coma. 
Jungkook estaba viviendo un infierno: No salía de tu cuarto de hospital; no se acordaba de comer, ni beber, ni asearse.
Si no llegaba a ser por sus amigos y compañeros de oficio, que se iban turnando para ir a verlo y recordarle todo eso, no se movía de tu lado.
Cuando estaba solo se tiraba llorando largas y amargas horas ante la culpa e impotencia al verte así. 
Se sentía perdido.
Era cierto que, en los últimos meses, el amor que sentía por ti se había como... apagado. Te quería, claro; pero no creía seguir, lo que es, enamorado. Pero ahora... Ahora sólo sabía que te necesitaba. Necesitaba ver tu sonrisa, tus ojitos hinchados al despertar por las mañanas a su lado, tus brazos alrededor de su torso cuando lo abrazabas con todas las ganas, tu voz cuando entonabas su nombre... 
Y verte ahora así... 
Se le hacía un nudo en el estómago.
Soñaba despierto, imaginando que abrías los ojos y le sonreías, diciéndole que todo estaba bien.
Una mañana temprano, después de dos semanas, al fin decidió salir. Fue a los dormitorios de Bangtan, comió, se duchó, y se preparó una mochila con cosas básicas y necesarias: estaba dispuesto a mudarse, definitivamente, a tu habitación de hospital y no quitarte ojo hasta que despertaras.
Los chicos lo veían preparando todo. Ninguno se atrevió a pararlo: cuando Jungkook tiene algo en mente, es imparable.
Ya no lloraba tanto como al principio, aunque sí tenía sus momentos de bajón. Totalmente decidido, ya por la tarde, volvió al hospital, y se encontró con varios médicos que salían de tu habitación, hablando entre ellos. 
Se quedó estático en medio del camino, esperándose lo peor.
Pero no. Al contrario:
Habías despertado, pero no con los resultados esperados: Jungkook para ti, ahora, era un desconocido.
Jungkook estuvo a punto de perder la cordura al ver cómo tu mirada vacía intentaba reconocerle y no lo conseguías.
Quizá ese horrible accidente automovilístico no había arrebatado tu vida; pero sí la de él: ahora estaba muerto para ti.
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¡¡Hola!!🐥
Esperamos que os haya gustado este reacciona –aunque ha sido todo muy dramático–🙈. Es el primero en mucho tiempo, y hemos vuelto al formato inicial con que los hacíamos, es decir, historias independientes para cada uno de los miembros. Así hay más variedad, jeje.
¡En fin! Esta semana subiremos otro post –iremos a dos/tres por semana, básicamente–; así que ya nos vamos leyendo :D
Un beso enorme a todxs. Esperamos que las vacaciones de verano –para quien las tenga– sean maravillosas; y para quienes no, ¡también! ✨
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btscenarios-espanol · 5 years
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BTS REACCIONA A: Ellos te confiesan lo que sienten por ti |HYUNG LINE|
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KIM SEOKJIN:
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Desde el primer día en que te vio supo que ibas a causar un gran impacto en su vida. Efectivamente, corroboró esa corazonada con el paso del tiempo, al ver cómo vuestra amistad se forjó en tan solo unos meses a la vez que sus sentimientos por ti no iban por aquel simple camino. Jin se percató de cómo su corazón latía más rápido de lo normal cada vez que te veía, o cada vez que le mandabas un mensaje; se percató también de las numerosas veces en las que se quedaba pensando en ti, empanado; o en cómo una simple sonrisa dedicada a él le hacía el hombre más dichoso del mundo.
No podía callárselo más, tenía que decirte que le gustabas, y mucho. No se atrevía a afirmar que estaba «enamorado» –porque eso ya son palabras mayores–, pero poco le faltaba. 
Al fin se decidió, y sin esperar ni un segundo, se dispuso a mandarte un mensaje:
«[8:09am]: ____!!! Tienes planes para esta noche?? Un amigo me ha invitado a la inauguración de su restaurante hoy y me ha dicho que puedo llevar a alguien conmigo.»
Sencillo y directo. 
Una coartada perfecta. 
Nadie se daría cuenta de que había estado casi media hora escribiendo y borrando, cambiando la excusa una y otra vez, hasta dar con el mensaje ideal para no parecer ni muy serio ni muy obvio tampoco.
Además, era verdad que un amigo tenía la inauguración de su restaurante hoy. Bueno… era el amigo del mejor amigo de su hermano… pero como Jin se hace amar hasta por una mosca, le invitaban a cualquier lado.
Tú, evidentemente, accediste a su oferta… ¿Comida gratis, de calidad, y encima acompañada de Jin? Que te diesen los papeles ya para firmar.
Cuando Jin pasó a recogerte esa misma noche, mientras esperaba a que terminaras de arreglarte y salieras, el pobre se planteaba el cómo te iba a decir lo que sentía. De momento, su finalidad era disfrutar de una buena cena contigo y hacértelo pasar bien, en primer lugar; después… ya vería qué hacer.
Durante toda la velada Jin fue la mar de atento: Halagó tu outfit elegido para la noche –porque, realmente, lo habías dejado con la boca abierta–, te abrió la puerta del coche al entrar y al salir del mismo, te prestó su chaqueta cuando vio que tenías un poco de frío –sin siquiera tú decirle nada–, se había llevado una mantilla para que pudieses cubrir tus piernas en el restaurante, te llenaba la copa de vinito cada vez te lo terminabas, te cortaba trocitos de carne para que pudieses comerlo más fácilmente y, lo más importante, te hizo reír  y disfrutar con sus innumerables chistes y ocurrencias… En definitiva, fue un total caballero. Ya lo era en sus momentos más cotidianos también, pero hoy, todos esos detalles se intensificaron y se notaron aún más.
Cuando, después de cenar, Jin aparcó de nuevo en frente de tu casa, sus nervios estaban a flor de piel. 
Era el momento. Tenía que decirlo ahora o callar para siempre. Había sido difícil encontrar esta ocasión, por lo que no podía desaprovecharla.
Sin embargo, tú le ganaste la batalla, con una sentencia que le dejó con la boca entreabierta, como un bobalicón:
“Jin… ¿Quieres… entrar?”
MIN YOONGI:
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No sabía en qué momento había comenzado a sentir algo más por ti además de amistad. No hacía mucho que os habíais conocido, pero pasar tanto tiempo juntos todos los días hacía que tan solo unos meses pareciesen años.
Nunca había sentido una conexión así… única: disfrutaba de tu compañía, aunque no estuvierais haciendo nada especial, y te echaba de menos cuando no estaba contigo; a cada rato se encontraba pensando en ti, y es que no dejabais de hablar ni aunque estuvieseis separados físicamente; cada vez que alguien te mencionaba, no podía evitar que una sonrisa tímida se asomara en sus finitos labios… 
Los chicos no eran tontos; todos se daban cuenta de que estaba pillado por ti, pero pilladísimo. Era la primera vez que lo veían así por una chica.
Y, cómo no, aprovechaban cada oportunidad que el universo les daba para meterse con él y chincharle un poquito sobre el tema. 
Ver a Yoongi todo rojo y avergonzado lanzándoles cojines a diestra y siniestra era un espectáculo digno de ver.
En ningún momento se le pasó por la cabeza, lo que es, «confesarse» directamente. A él no se le daban bien ese tipo de cosas. Así que simplemente lo dejaba ser, aunque era un poco frustrante.
Un día, que milagrosamente conseguiste sacar al ogro de la cueva, paseabais tranquilamente mientras el sol se ponía y la noche iba tomando su lugar. Era uno de esos momentos en los que vuestra simple y única compañía era suficiente; no palabras vacías y de relleno eran necesarias, simplemente la ligera brisa vespertina y el lejano murmullo del río Han a vuestra vera.
Caminabais bastante pegados el uno al otro, como imanes que se atraen, sin daros cuenta.
Yoongi tenía ambas manos metidas en los bolsillos de su abrigo, por lo que, en alguna ocasión, su codo chocaba ligeramente con tu brazo. Era un mínimo contacto físico, pero él lo estaba disfrutando en secreto.
Sentía cómo el latido de su corazón se aceleraba por momentos, aunque aparentaba tranquilidad; le encantaría decirte lo que sentía por ti en ese momento, pero sabía que su lengua se trabaría en el intento –irónico para un rapero de su calibre–.
Sin embargo, se le ocurrió que, aunque sus palabras no pudiesen ser su medio de confesión, quizá las acciones así.
Es de esta manera que, aprovechando un segundo de coraje –cogiendo aire y reteniéndolo en sus pulmones– sacó una mano del bolsillo y agarró delicadamente la tuya, atrayéndola junto a la de él de nuevo al cobijo de tela.
El acto de pilló tan desprevenida que te paraste de golpe y lo miraste. Yoongi no sabía dónde meterse; si salir corriendo o enfrentar lo que acababa de hacer; si pedirte perdón y dejarlo pasar o atreverse a decirte que se moría por ti.
No obstante, sintió cómo tus delicados dedos se entrelazaron con los suyos, respondiendo así a su acción. Eso le dio otro chute de valentía y elevó la mirada, encontrándose así con tus ojitos temerosos. Estabas igual o más nerviosa que él, porque sabías lo que podía significar eso, pero a la vez no estabas segura.
Yoongi, por otro lado, tampoco estaba seguro del significado de tu acción; a lo mejor lo habías tomado en el sentido amistoso, o simplemente le seguías el rollo…
No cabía duda.
Al final tendría que hacer uso de…
“_____, me gustas. Muchísimo.” –dijo, directamente.
No dijiste nada, pero la sonrisa de alivio que adornó tu rostro tras esas palabras aclaró todo.
JUNG HOSEOK:
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Nada más conoceros, entre ambos se creó una confianza casi instantánea. Fue como encontrar a vuestra media naranja, vuestro doppelgänger; como si os hubieseis conocido en otra vida y coincidido en esta también. 
Eran común las risitas y miradas cómplices entre vosotros; el afecto con el que os tratabais mutuamente, llegando a agarraros de las manos en público y todo… Lo cierto es que, cualquiera que os viese desde fuera, pensaría que erais pareja; es más, incluso vuestros amigos en común ya lo daban por sentado. 
Era obvio que os gustabais. 
Bueno, era obvio para todo el mundo…menos para vosotros. Hasta que, al fin, el gran Min Yoongi y su honesta sabiduría le abrió los ojos a Hobi en una tarde en la que le expuso todos los argumentos que justificaban su hipótesis.
Así es como Hoseok comenzó a verte a ti y a vuestra amistad de otra manera; a entender que de verdad le gustabas, no sólo como amiga, sino también como mujer.
Notaste durante unas semanas que Hoseok estaba raro y declinaba cualquier plan para quedar contigo; de igual manera, apenas te contestaba los mensajes, sólo con cortas respuestas. Tú pensabas que habías hecho algo que lo había molestado y te sentías fatal y confundida, cuando la realidad era que Hoseok simplemente estaba tratando de asimilar sus sentimientos recién descubiertos, a la vez que pensaba en la mejor manera para decírtelo.
Si algo no quería, era joder vuestra amistad. Es por eso que se tomó tanto tiempo para reflexionar.
Al final se decidió.  Te lo diría. 
Te explicaría por qué había dejado de quedar y, prácticamente, hablar contigo esas semanas; y, a partir de ahí… A partir de ahí ya no sabía qué pasaría, la verdad, y eso le hacía ponerse nervioso.
El día que hacía dos semanas desde que Hobi había «cortado» contacto contigo te propusiste ir a buscarle y hablar con él, aunque salías de la universidad súper tarde; pero te daba igual.
Sin embargo, no hizo falta que fueses a su casa a cantarle las cuarenta ya que, al salir de tu facultad  –casi a las nueve de la noche–, te encontraste ahí a Hoseok, apoyado en la pared de la entrada con las manos en los bolsillos y la mirada clavada en el suelo, mientras su talón chocaba contra el suelo repetitivamente.
“Hoseok.” –dijiste, haciéndole saber de tu presencia.
Enseguida se puso erguido y te miró. 
Te acercaste a él ante su atenta mirada, hasta situarte justo en frente. 
Hoseok no sabía qué decir ni por dónde empezar…
“H-he venido con el coche. Te llevo a casa.” 
Tras decir eso, cogió tu mochila y se la colgó al hombro, comenzando así a caminar. Lo seguiste, sin decir nada. Conocías a Hobi, y esta era su manera de «entrar en calor» para comenzar a hablar. Hoseok es una bola de alegría casi 24/7, pero cuando está ante situaciones que requieren seriedad o le ponen nervioso, es totalmente lo opuesto.
Todo el paseo por el campus hasta su coche fue en silencio, un silencio que le ayudó a Hoseok a pensar la manera en la que te diría lo que sentía. Por otro lado, para ti fue un silencio que te puso nerviosa y ansiosa. Es por eso que, estando ya a punto de llegar a donde el vehículo estaba aparcado, alargaste tu mano y enganchaste su brazo, haciéndolo girar en tu dirección.
“¿He hecho algo que te haya molestado?” –preguntaste, manteniendo aún bien firme tu agarre.
Hoseok clavó su mirada en tu mano y, casi involuntariamente, colocó la suya sobre la tuya dulcemente. Se acercó unos pasos hacia ti, acortando la distancia entre vosotros.
Cuando lo miraste a los ojos, su mirada era tan intensa que provocó que tu corazón se desbocase por momentos pero, a la vez, una mirada que te relajó, porque desprendía calidez y… ¿amor? ¿Era posible que Hoseok sintiera por ti lo mismo que tú por él?
Ahí, en medio del oscuro y vacío campus universitario, solo alumbrado por un par de tristes farolas y la luna que ya presidía el cielo, Hoseok te abrió su corazón al atreverse a besarte: Se acercó lentamente, dándote así tiempo a que te alejaras si lo veías pertinente; pero, como no te moviste ni un milímetro, al final sus labios conocieron los tuyos.
Fue corto, escueto; sólo para hacerte saber cuáles eran sus sentimientos por ti. Sentimientos que, por supuesto, eran correspondidos.
KIM NAMJOON:
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Los primeros meses en los que te conoció, apenas reparó en ti:
Fue en la compañía, en medio de los preparativos para el próximo álbum –tú formabas parte del grupo nuevo de productores en prácticas–. En principio, él iba por su lado y tú por el tuyo, simplemente cruzando los típicos saludos y palabras cordiales, y comentarios referentes al trabajo.
Sin embargo, tras asignarte junto a Namjoon un track en particular del futuro álbum para trabajar en su producción, vuestro tiempo compartido aumentó en gran escala. Prácticamente vivíais juntos, metidos todo el día en el estudio; sólo os separabais en los momentos en los que alguno de los dos iba a por algo de comer, cuando teníais que ir al baño, o cuando a las 3am os ibais a vuestras respectivas casas a descansar un poco para, luego, volveros a reunir a las pocas horas.
Es así como, inevitablemente, tras pasar tanto tiempo juntos, llegasteis a conoceros a un nivel que jamás habíais imaginado.
Vuestra amistad se fundamentaba en la comprensión mutua y gustos muy similares; además de vuestros valores y prioridades.
Namjoon estaba sorprendido de haber encontrado a alguien que fuese tan igual a él; y más sorprendido se quedó cuando una noche, tras quedarte dormida sobre su hombro sin poderlo evitar y abrazar su brazo contra tu pecho –como si fuese el peluche más tierno y amoroso del mundo– se dio cuenta de que le gustabas.
Se lo calló por mucho tiempo; tenía la esperanza de que, eso que hacía su corazón cada vez que te veía y estaba contigo, se fuese. No obstante, sucedió todo lo contrario, y la cosa empeoró: ahora incluso sentía la necesidad de estar más cerca de ti; coger tu mano y llevarte a sitios que sólo él conocía; invitarte a una buena cena para que disfrutaras; ir juntos al cine a ver una fantástica película, o simplemente sentarse contigo en alguna cafetería a tener una profunda conversación acerca de alguno de vuestros tópicos favoritos. Pero, sobre todo, lo que más le torturaba era ese deseo incesante de querer besarte y abrazarte.
Vuestros días de trabajo intenso ya habían acabado, por lo que ya no pasabais tanto tiempo juntos. Si os veíais, era cuando os cruzabais por los pasillos; o cuando, ya tarde, ambos terminabais vuestra jornada y os juntabais para cenar algo rápido antes de iros a vuestras casas a descansar.
Namjoon quería decirte que le gustabas, pero se sentía demasiado inseguro… Probablemente tú no sentías lo mismo por él, y no podía permitirse perder la bonita amistad que tenía contigo; no se atrevía a cagarla.
Si no llega a ser por un “rumor” que escuchó de parte de dos de los productores en prácticas con los que solías trabajar –que decían que estabas coladita por Nam y que se lo ibas a decir en cuanto lo vieses–, jamás se habría lanzado a la piscina: Con ese rayito de esperanza, se atrevió a invitarte a uno de sus lugares favoritos y privados par él, del cual te había hablado un par de veces.
Era un pequeño parquecito escondido que encontró un día paseando, en donde le gustaba quedarse muchas veces a pensar y reflexionar, y también a componer. 
“Con que este es el famoso parquecito…” –dijiste sentándote en el banco de madera que te había señalado Nam. Respiraste hondo, absorbiendo el agradable aroma que anunciaba la próxima venida del otoño.– “Es precioso.”
Namjoon se sentó al lado tuyo y te miró de reojo, sonriendo para sí mismo.
“¿Y dices que aquí has compuesto algunas de las canciones del álbum?” –preguntaste, enfocando tus tiernos ojitos en él.
“Sí… Pero aquí no sólo compongo… A veces simplemente me siento y pienso.” –decía él, con un tono de voz tan suave que te provocaba una sensación de completa paz en el pecho.
“Y… ¿En qué piensas?”
“En muchas cosas…” –suspiró, dejando su vista clavada en lo que fuese que tenía enfrente– “En el trabajo, en la familia, en mis amigos… en ti.”
Ya está.  Lo había dicho.
Miraste a Namjoon sorprendida, sin saber qué decir. No sabías qué significaba ese comentario, pero había provocado que casi te diese un infarto, a la vez que miles de mariposas revoloteaban como locas en tu estómago.
Sin duda, su confesión había sido smooth; incluso él se había sorprendido de lo natural que le había salido. Solo esperaba que hubieses pillado la indirecta tan directa que te había lanzado…
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¡Hiii bbys!🐥
No tenemos este reacciona terminado aún; pero como esta semana todavía no hemos subido nada, nos hemos dado un poquito de prisa para al menos dejaros hoy la HYUNG LINE. (Aunque en España ya es súper tarde...😂)
¡Esperamos que os guste!
Mañana domingo subiremos la MAKNAE LINE.
¡Un beso!💖
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btscenarios-espanol · 5 years
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La última canción – J.J.K
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Pareja: Jungkook x Lectora
Género: Fluff 
Argumento: Las vacaciones de Jungkook se ven armonizadas por la dulzura y belleza de una voz con la que, de casualidad, se topa en medio de su apacible paseo cerca de la playa. Desde el momento en que la escucha, no puede quitársela de la mente… ni del corazón.
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Las calles resplandecían en esa tarde de agosto en la que Jungkook decidió salir a caminar para despejarse: la gente disfrutaba del paseo al lado de la playa, respirando el aroma del mar que estaba a tan solo dos pasos; y los viandantes se entretenían mirando los puestecitos ahí instalados, que ofrecían un amplio muestrario de objetos artesanales típicos de la isla y más cosas que llamaban la atención a cualquiera que pasara por allí.
Había familias, padres con sus hijos; parejas de jubilados, tomados de la mano mientras veían a los niños corretear por la arena; grupitos de jóvenes haciéndose fotos y tomando algo fresco, sentados en el muro que separaba el suelo edificado de la arena.
El sol se estaba poniendo, y los colores del cielo dejaban boquiabierto a todo el que alzaba la mirada: naranjas y rosas avisaban que la luna iba a hacer su aparición en pocos minutos.
Es en este bello y agradable paisaje costumbrista en donde se encontraba Jungkook, mezclándose con toda esa gente y disfrutando de una tarde tranquila. Con una tenue sonrisa plasmada en los labios, observaba todo a su alrededor, mientras caminaba sin prisa por el paseo.
Por fin, después de mucho tiempo, tenía unas bien merecidas vacaciones. En ese tiempo libre del que disponía, simplemente le apetecía relajarse y desconectar de todo y de todos; es por eso que decidió hacer una pequeña escapada al sur, a una modesta isla de la cual había oído hablar muy bien, y así tomar un tiempo para sí mismo.
Definitivamente, había acertado con el momento y el lugar, porque una sensación de paz inundaba su corazón, relajando sus músculos y sus pensamientos. Jungkook respiró hondo, inhalando la brisa costera que le hacía recordar a su querido Busan, y continuó su camino sin rumbo fijo.
Tras un buen rato caminando, al final comenzó a sentir el cansancio en sus pies, por lo que se sentó en un banco mirando al mar. Los antes colores cálidos del cielo al fin habían pasado al característico negro azulado de la noche, y el oleaje estaba en total calma. Con esa vista, Jungkook sacó su móvil, conectó los auriculares al mismo, y se dispuso a colocárselos para poder escuchar un poco de su música favorita.
Quedó por unos segundos confundidos cuando unos acordes de una guitarra sonaron de repente.
“Pero si no le he dado al play todavía…” –dijo Jungkook para sí mismo, revisando el aparato con el ceño fruncido.
Una voz que no había oído nunca llegó hasta sus oídos. Estaba claro que la música no provenía de su smartphone.
Giró su cabeza hacia la izquierda y luego hacia la derecha, inclinándose sobre sí mismo hacia adelante para esquivar a la gente con la mirada y lograr ver a través de ellos a la persona que estaba cantando. Al no ver a nadie, se levantó y, guiándose por su oído y por el gentío que comenzaba a agruparse más adelante del paseo, encontró a la dueña de esa voz.
Ahí es dónde te vio, con un micrófono que sonaba un poco mal y una guitarra cruzada sobre tu pecho. Tocabas con delicadeza las cuerdas del instrumento, acompañada de dos jóvenes más: uno marcaba sencillos acordes en un pequeño teclado, y otro marcaba el compás de la melodía con un par de instrumentos pequeños de percusión.
Era un poco cutre, pero Jungkook le encontró cierto encanto al mini show que os habíais montado; no erais malos, pero los medios de los que disponíais no os permitían brillar como merecíais.
Aun así, la gente estaba disfrutando de vuestra música, incluido el joven y famoso cantante que ahora te escuchaba, quedando totalmente encantado con tu voz.
Tras terminar vuestra primera canción, sonreíste tímidamente, aceptando los aplausos del público que habíais conseguido reunir en vuestra esquinita. La gente estaba deseando escuchar una canción más, y es que les habías encandilado con la dulzura que desprendías y tu bonita y delicada voz. 
Jungkook solo miraba y escuchaba, sintiéndose atraído por el sonido que entonaban tus cuerdas vocales. Le producía una sensación extraña en el estómago que no sabía descifrar, pero que le incitaba a permanecer ahí y seguir escuchando; y así es como se quedó hasta que tú y tu grupo comenzasteis ya a recoger para iros.
De camino al hotel en el que se estaba quedando, Jungkook no podía quitarse de la cabeza la melodía de la última canción que habías cantado y, sin poder evitarlo, estuvo tarareándola todo el rato hasta llegar a su habitación.
Cuando esa noche se tiró en la cama tras haberse duchado y puesto el pijama, seguía igual, solo que ya no era la melodía lo que su mente evocaba, sino tu voz. Algo tenías que realmente lo había cautivado. Se maldijo a sí mismo por no haber grabado ni un pedacito de alguna de las canciones… se moría por poder reproducir en ese momento en su móvil alguna de las que habías entonado con esa dulce y armoniosa voz tuya.
No le quedaba otro remedio: Tendría que volver al día siguiente, al mismo lugar y a la misma hora, para poder escucharte de nuevo; y esta vez no sería tan tonto como para inmortalizar alguna de las canciones en su teléfono.
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Jungkook estaba mal.
Muy mal.
Había ido al día siguiente de nuevo a escuchar a tu grupo, rezando por que estuvieseis ahí otra vez esa noche.
Sintió una oleada de alivio al ver que, efectivamente, teníais todo el chiringuito montado en el mismo lugar del día anterior, y tú volvías a tener tu guitarra en mano mientras que tus amigos hacían uso también de sus instrumentos.
Sin embargo, no grabó nada; se quedó como tonto ahí, plantado como una farola, escuchando vuestras canciones sin darse cuenta de que el tiempo pasaba. 
Para él era una delicia escucharte. Ese día no hizo más que confirmar que tu voz tenía algo especial; algo que lo hacía emocionarse y sentir lo que fuera que estuvieses cantando, aun sin entender muchas de las letras.
Al próximo día después de ese segundo encuentro, se vio de nuevo caminando por el paseo de la playa, en dirección a ese rinconcito y refugio musical.
Y de nuevo, una vez más volvió a dirigirse ahí, en la que sería la tercera noche consecutiva.
¿Es posible enamorarse de una voz? Porque Jungkook sentía que, cada vez que te escuchaba, se le salía el corazón del pecho… ¿De verdad es eso posible? Se lo estaba comenzando a cuestionar muy seriamente.
Así, yendo y viniendo solo para poder verte y oírte cantar, se pasó la semana entera. Le han hecho falta tan solo siete días para enamorarse –platónicamente– de una chica. 
Si tú eras igual de dulce y amorosa que tu voz, debía conocerte. Pero como su vuelo de vuelta a casa salía a la siguiente noche, solo tenía una única oportunidad para al menos decirte lo que le habías hecho sentir a lo largo de estos días a través de las bellas melodías que cantabas.
Llegó esa última noche en la que Jungkook caminaría por ese paseo; la última noche en la que podría escucharte, a ti y a tu grupo en directo. Nunca había hablado contigo, pero sentía como si fuese una despedida, sintiendo pena y pesar en su corazón.
Con su móvil preparado en la mano y la grabadora lista para darle tan solo al play, Jungkook se acercó a la ya tan conocida esquinita en donde siempre estabais.
Sonrió al encontrarse con la típica escena de estos días: tú en medio, como siempre, con tu adorada guitarra, tu cabello suelto y tu tierna sonrisa adornando tu rostro. Todavía no habíais comenzado con ninguna canción; estabas afinando tu instrumento.
Jungkook esperó, viendo como más gente se unía a la espera.
Al fin elevaste la mirada y observaste a tu modesto público, anunciando el nombre de tu grupo y la canción que interpretaríais a continuación, como de costumbre. Así, comenzó la que sería la última presentación que Jungkook escucharía de ti. 
El tiempo de nuevo pasó demasiado deprisa, y en nada ya estabas diciendo que cantarías la última canción de la noche.
“Y finalmente, para despedir esta tranquila y despejada noche, interpretaremos una de nuestras canciones favoritas: Muddy Waters de LP. ¡Esperamos que os guste!” –anunciaste a los presentes.
Jungkook fue en ese momento cuando cayó en la cuenta de que esta sería su última oportunidad para guardar en su móvil algún pedacito de lo que estos días habían sido para él, y rápidamente pulsó al fin el play de la grabadora por primera vez en la noche.
Cerró los ojos, deleitándose en el precioso timbre de tu voz, en los bellos acordes que tus dedos rasgaban sobre las cuerdas de tu vieja guitarra, en las teclas del piano siendo pulsadas con delicadeza, en las maracas marcando ligeramente el acompasado tempo de la canción…
Su mente y cuerpo se sentían en paz, y le daba la sensación de estar en una especie de limbo, entre la realidad y el lejano lugar al que era transportado cada vez que te escuchaba.
Jamás habría pensado encontrar una artista callejera que causara tal efecto en él. Y menos encontrarla en la otra punta del mundo.
“¡Muchas gracias!” –exclamaste tímidamente, tras tocar el último acorde, ganando el aplauso de los paseantes que se habían parado a escucharte.
Jungkook se sintió de repente vacío… ¿Ya está? ¿Eso era todo? ¿Así iba a terminar?
Tú y tu grupo comenzasteis a recoger vuestras cosas, mientras que el chico permanecía ahí, quieto, con un sentimiento agridulce comenzando a consumirle. ¿Debía intentar decirte algo, al menos con el básico nivel de inglés que tiene? ¿O debería mejor irse y dar fin a su extraño enamoramiento platónico?
El tiempo se acababa: Ya tenías tu guitarra en el hombro y tus amigos habían guardado también sus instrumentos, comenzando a alejarse con los mismos hacia la zona en la que probablemente estaba vuestro coche aparcado.
No obstante, cuando ya pensaba que te ibas con ellos y no te vería nunca más, te giraste y clavaste tu mirada en él.
Le dedicaste una sonrisa tan dulce que por casi se le cae el móvil de las manos, pillándolo por sorpresa.
Tú estos días te habías percatado de su presencia; y cómo no si siempre se ponía en el mismo rincón, con los ojos cerrados asintiendo con la cabeza al compás de tu música. Siempre observabas a tu público, por lo que es inevitable reconocer a una cara cuando la ves tan repetidamente.
La manera en la que parecía disfrutar de vuestras interpretaciones te había hecho sentir durante toda la semana muy feliz y satisfecha. Al fin parecía que alguien genuinamente sabía valorar el esfuerzo y dedicación que poníais en cada una de las canciones que cantabais. 
Ajustándote la funda de la guitarra en el hombro, hiciste un gesto con la cabeza en señal de despedida y quitaste tu mirada de la suya, dirigiéndote a trote hacia tus amigos para unirte a ellos.
Jungkook no sabía qué hacer ahora.
Soltando un gran suspiro, giró sobre sus talones y se puso rumbo a su hotel por última vez, jugueteando con el móvil en su mano y teniendo claro que, en algún otro momento de su vida, volvería a esa isla, a ese paseo al lado de la playa, a ese rinconcito… sólo para ver si seguías tocando tu música y poder escucharte nuevamente, manteniendo esa última canción grabada en su móvil como garantía de que volvería a escucharte en persona; y, para cuando eso sucediera, te diría de frente lo hermosa que es tu voz.
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btscenarios-espanol · 5 years
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Sorpresas te da la vida – K.N.J
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Pareja: Namjoon x Lectora
Género: Fluff, Futuros Padres!AU
Argumento: Namjoon y tú estabais impacientes por que vuestro pequeño/pequeña llegara al mundo. Queríais esperar a su nacimiento para saber el sexo; que fuese sorpresa. Sin embargo, la vida había preparado algo aún más sorprendente…
N/A: Lo que se plantea en el siguiente escenario no está fundamentado en nada 100% verídico; probablemente eso no suceda realmente xddd Aún así, ¡espero que os guste!
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Descubrir que estabas embarazada fue uno de los días más bonitos e importantes de tu vida: Namjoon y tú, después de dos años de casados, estabais ilusionados por aumentar la familia; os daba igual si era niño o niña, simplemente queríais tener un hijo, un descendiente, un fruto de vuestro amor. 
Sin embargo, la cosa había sido complicada… 
Tras intentarlo durante medio año, no quedabas embarazada, y estabais muy preocupados ante tal situación… Aún ilusionados, consultasteis a un médico para ver qué era lo que podía estar sucediendo y qué se podía hacer para aumentar las posibilidades de quedar embarazada. Tú estabas atacada por si alguno de los dos resultaba ser estéril, pero después de haceros numerosas pruebas, ese no fue el caso, gracias a Dios. Sin embargo, sí que había un “problema” con tu proceso de ovulación, y es que era muy irregular. Esa era la razón por la que, cada vez que lo intentabais, no atinabais con el momento clave. El médico os dijo que lo siguierais intentando un poco más de tiempo y, para ayudar en el proceso, te propuso un tratamiento muy sencillo, que básicamente consistía en tomar unas pastillas.
Esa misma noche te las tomaste, y Namjoon quiso poner a prueba su efecto…  
Al mes, notaste que ya llevabas un par de semanas que te sentías rara, y no pudiste evitar el pensamiento de que, tal vez, por fin el milagro había sucedido. Efectivamente, tras ir a la farmacia que había al lado de casa y comprarte una prueba de embarazo –mejor dicho, seis pruebas de embarazo–, viste como las dos rayitas coloreadas daban la señal tan esperada: ¡Estabas embarazada!
Lloraste como nunca en el baño de tu casa, dando saltos de alegría mientras mirabas incrédula el asqueroso palito mojado con pipí –y, así, el mismo arranque de euforia con todos los palitos de las cinco pruebas de embarazo que quedaban, porque sí, las usaste todas–.
Esa noche, cuando llegó Namjoon a casa, se encontró una cena muy particular: en la mesa había sólo un plato, y ahí... tus seis palitos con pipí. No se te ocurrió otra manera original para decírselo, pero a Nam le hizo la misma ilusión y lloró igual.
No obstante, si pensabas que todo ese tiempo intentando quedarte embarazada fue un periodo agónico, no podías ni imaginarte lo que serían los primeros meses de embarazo: calores, antojos a todas horas, fatiga constante, calambres, vómitos… 
Los primeros 4 meses fueron, literal, un infierno –porque encima era verano–; pero para Namjoon también: el pobre no sabía cómo manejar a su mujer embarazada y malhumorada 24/7 a la vez que su sacrificado trabajo. Al final decidió dedicarte más tiempo a ti, dejando a un lado sus composiciones y proyectos por un tiempo –las fans lo entendieron y lo siguieron apoyando y animando, felices por ver cómo su «líder» daba testimonio de lo dedicado que era, tanto en el ámbito profesional como en el personal—.
Al llegar el otoño y la temperatura un poco más aguantable, todo pareció calmarse: tú estabas de mejor humor, y los vómitos y todo lo malo había cesado; de manera que Namjoon pudo volver poco a poco a retomar cosillas de su trabajo. 
Mientras tanto, «haba» crecía la mar de bien. Sí, a vuestro bebé lo llamabais «haba» porque en la primera ecografía, lo primero que se te vino a la mente tras ver un minúsculo circulito en la pantalla de ultrasonido fue la imagen de una haba, como esas que cocinaba tu abuela para el potaje de los domingos… 
El potaje de habas de tu abuela… Mmmm... Por casi se te cae la baba ahí tumbada, pensando en comida en vez de en tu bebé. 
Nada más salir de la consulta médica te dio tal antojo que, al llegar a casa, llamaste corriendo a tu abuela para que te diese la receta, aunque ni de lejos te saldría el potaje como a ella.
No solo llamabais «haba» a Haba por eso, sino porque Nam y tú habíais decidido no saber el sexo de vuestro hijo/hija hasta que naciese, por lo que necesitabais algo, un apodo o mote, para poder referiros a él/ella; y «haba» os pareció gracioso –aunque te daba hambre–. Os parecía la forma ideal de no categorizar a vuestro futuro bebé en términos de sexo; fuese chico o chica, o lo que decidiese ser en el futuro si no estaba a gusto con lo que la naturaleza le había dado, lo amaríais y respetaríais de igual manera. Así, las cositas que ibais comprando –y regalando– eran unisex, sin esa prototípica partición de rosa–chica; azul–chico.
Por otro lado, también os apetecía el factor sorpresa, para qué vamos a mentir; aunque fuesen nueve meses de incógnita, considerabais que la espera valdría la pena.
Sin embargo, un error médico provocó que te enteraras del sexo de Haba:
“¡Bueno, pues ya está!” –dijo la sonograsista, apartando el aparato de tu abultada panza de embarazada, y cogiendo una toalla para proceder a limpiar la pringosa y fría gelatina con la que te había embadurnado minutos antes.
Ese día te tocó ir sola por primera vez a hacerte la ecografía rutinaria; era la última ya, la del último trimestre. Namjoon, al encontrarse fuera del país por unos días, evidentemente, no pudo acudir, pero a ti ni te iba ni te venía. Si total, te iban a decir lo de siempre: que todo estaba bien y que te controlases con los antojos, que estabas ganando más peso de lo normal.
Lo único diferente ese día era la sonograsista que te atendió –es decir, la persona que hace las ecografías–, que no era la de siempre; de manera que no tenía ni idea de que el sexo de Haba debía de ser una incógnita…
“Tu bebé está perfecta.” –dijo la pobre mujer, inocentemente.– “Estarás deseando ver la carita de tu hija, ¿no?”
Tú la miraste fijamente, no creyendo lo que estabas escuchando. 
“…¿Qué?…” –preguntaste incrédula, incorporándote.
Por casi la matas. 
En tu mente te imaginaste mil y una maneras de asesinarla por joderte lo que habría sido la sorpresa de tu vida. Siete meses esperando pacientemente para poder vivir ese momento especial con tu marido para que, de repente, la tía esa te chafase la sorpresa. Menos mal que no tenías el mal humor de los primeros meses, si no ya te la habrías comido. Al contrario: le sonreíste falsamente mientras te recolocabas el vestido, cogiste tu bolso y te despediste. Ya luego, de camino a casa, la pusiste verde.
Cuando Namjoon te llamó esa noche, no pudiste evitar contarle lo ocurrido.
“Entonces… ¿sabes el sexo de Haba?” -decía la voz estupefacta de Nam, desde el otro lado del teléfono.
“Sí…” –suspiraste, abatida, para enseguida volver con tu ataque de enfurecimiento– “¡Pero qué rabia me da! Ya podrían haber apuntado ese dato en mi ficha o algo. Qué poca profesionalidad. Qué poco compromiso con los pacientes. No pongo una reclamación porque me da mucha pereza, pero manda huevos…”
Escuchabas la ligera risilla de Namjoon; después, hubieron unos segundos de silencio. Podías sentir que Nam iba a decir algo.
“…Entonces… ¿Qué es?”
“El qué.”
“Haba.”
“Un bebé.”
“¡El sexo! ¿Niño? ¿Niña?”
“Aaaaahhh…” –chasqueaste la lengua repetidas veces– “Ni lo pienses. Puede que se me haya estropeado la sorpresa a mí, pero tú te esperas hasta el final, mi vida.”
Así lo decidiste y así lo hiciste: No le dijiste nada sobre Habita a Namjoon a pesar de que éste te insistió y reinsistió hasta la saciedad por dos semanas seguidas. Según él, era injusto que tú lo supieras y él no, aunque hubiera sido debido a un error. El pobre, más bien por resignación, aceptó finalmente su destino: que no sabría nada hasta que salieses de cuentas.
Los últimos meses pasaron muy rápido y, en un abrir y cerrar de ojos, ya estabas a tan solo dos semanas de la supuesta «salida de cuentas». Namjoon y tú estabais pletóricos, y no podíais esperar a ver la carita de vuestra Haba.
Fue en la madrugada de una noche a mitades de enero cuando, tras levantarte a tomar un poco de agua, empezaste a notar las primeras contracciones. Fueron muy leves, a penas perceptibles, pero supiste identificarlos después de haber leído durante todos estos meses mil libros sobre embarazos, y visto otros mil documentales.
Despertaste a Namjoon quien, exaltado, se incorporó, pensando que algo malo pasaba. Se relajó al ver tu cara de emoción.
Durante esa noche no sentiste más la presión de las contracciones, y dormiste tranquilamente bajo el cálido abrazo de tu marido; mientras él, por otro lado, no pudo echar ojo, nervioso por la emoción al saber que en nada Habita vendría al mundo.
Al día siguiente, los dolores se fueron intensificando cada vez más, por lo que considerasteis que ya era el momento de ir al hospital y preparar todo para quedarte ahí y esperar a que Haba decidiera salir. Entre tanto, Namjoon estaba nerviosísimo; incluso más que tú. Se sentía un poco perdido e inútil, sin saber exactamente qué hacer mientras te veía en la habitación de hospital sufriendo los dolores. 
Todos los indicios daban pie a que el parto iba a ser natural, por lo que, cuando el momento clave  al fin llegó, Namjoon pudo entrar contigo a la sala de parto.
Agarrando bien fuerte su mano, seguías todas las indicaciones que el obstetra que iba dando –a pesar de que el intenso dolor y el esfuerzo estaban acabando contigo por momentos…–. Nam no podía creerse lo que estaba viviendo; era un momento entre desesperante y a la vez maravilloso –y un poco traumante también–. Pero no podía dejar de pensar en lo maravillosas y poderosas que son las mujeres, y lo agradecido que está por la existencia de las mismas; pero, sobre todo, lo agradecido que está de que existas tú y seas tú la madre de su bebé. 
Parecía ser el momento cumbre, en el que tenías que empujar con todas tus fuerzas para que Haba saliese del todo, y Namjoon no podía hacer más que mirarte con admiración. Estaba como extasiado viviendo ese momento tan mágico y surrealista.
Namjoon, de repente, escuchó unos quejidos roncos que en segundos se convirtieron en el llanto de Haba. Y ante ese sonido, el corazón se le paró por un instante.
“____, Haba está fuera. ¡Haba al fin está aquí!” –decía Namjoon al borde de las lágrimas, acercándose tu mano a los labios para depositar un tierno besito en el dorso. 
“¡Mi Habita!” –dijiste tú, llorando, mirando a Namjoon sin creerte que al fin todo había pasado y tu pequeña bebé ya estaba fuera.
Haba había sido llevada por la matrona nada más cortársele el cordón umbilical para, así, poder limpiarla bien y evitar el riesgo de que se atragantara, o cualquier cosa, con los restos del parto. De manera que ahí estabais, como en una ensoñación, aliviados de que esto había terminado y deseosos de ver a vuestra criatura –y bueno, Namjoon curioso de saber cuál era su sexo–.
“Bueno, papás,” –la matrona se acercó con Haba en brazos envuelta en unas toallas, limpia y preciosa.– “aquí está vuestra preciosa hija.”
Namjoon al escuchar «hija» no pudo aguantarlo más y se echó a llorar como un niño pequeño; así, los sollozos de padre e hija se entremezclaban. La matrona te colocó a tu bello bebé en tus brazos y, embelesados, tú y Nam observasteis cómo lentamente el llanto de la pequeña cesaba al sentir la amorosa mirada de su papá y su mamá.
El amor a primera viste existe.
Sin embargo, tú seguías sin encontrarte del todo bien, a pesar de la felicidad. Parecía que los dolores continuaban y, aunque intentaste aguantarlo, se estaba volviendo insoportable. Era como si fueses a ponerte de parto otra vez…
“Doctor… Me duelAAAAAAAHHHHHH!” –No pudiste ni terminar la frase porque, de repente, el instinto de apretar te vino de nuevo, sin poderlo evitar. Sentías que tenías algo más que expulsar, que no estabas del todo vacía…
El obstetra, que se había quitado los guantes ya y todo, se volvió a sentar frente a ti, alarmado y descolocado. No sabía qué estaba pasando.
Namjoon, que no entendía nada tampoco, sólo se adelantó a coger a Haba de tus brazos y pasársela a la matrona, que estaba ahí preparada para llevar al bebé a descansar. Estaba preocupado por si algo se había complicado y ahora estabas tú en peligro.
En definitiva, la sala de parto se volvió un caos: los médicos no sabían qué estaba pasando, Nam menos, y tú no parabas de gritar y apretar.
Tras unos minutos de confusión, el doctor descubrió lo que pasaba: Estabas de parto… otra vez. Durante todo este tiempo no había habido una sola Haba en tu útero, sino dos.
“____, te va a parecer extraño pero… Estás a punto de dar a luz a tu otro bebé.” –anunció el obstetra, volviendo a ponerse unos guantes.
“¿¡QUÉ!?” –gritasteis tú y Namjoon al unísono.
Esto sí que era una sorpresa. Al lado de esto, lo de esperar hasta el nacimiento para saber el sexo se quedaba en una minucia.
“¿Se está quedando conmigo, doctor? ¿¡Cómo que otro bebAAAAAAAHHHH!? 
No cabía dudas, estabas de parto otra vez.
Namjoon simplemente estaba ahí, con su mano siendo estrujada de nuevo por la tuya, mirando con la boca abierta y los ojos como platos cómo el doctor sacaba a vuestro segundo bebé –esta vez mucho más rápido–. 
No daba crédito.   Estaba atónito.  Sin palabras.
El nacimiento de vuestro segundo bebé fue una experiencia igual de mágica y especial; la sorpresa al saber de su existencia en ese mismo momento fue lo que la hizo única. De igual manera que con Haba, nada más salir el bebé, la matrona se lo llevó para lavarlo.
“No hay más, ¿no?” –fue lo primero que preguntaste, lo que provocó la risa del doctor.
“¡No! No hay más, confirmado.” –contestó quitándose los guantes, esta vez seguro de que no tendría que volver a ponerse otros.– “Cuando estés… bueno, estéis” –dijo mirando a Namjoon, viendo su estado. Parecía que él mismo era el que había parido.– “más tranquilos, relajados, y hayáis descansado, me paso a veros para hablar de… esto…”
Ni el doctor sabía cómo llamar a lo que acababais de vivir. Jamás, en todos sus años de carrera profesional, había asistido un parto múltiple –sin saber que era múltiple desde el principio–. Ya tendría anécdota para contar a todos sus colegas.
Namjoon te miró. Tú lo miraste. Ambos comenzasteis a reír ante lo absurdo de la situación.
La matrona de nuevo apareció.
“Aquí está vuestra segunda princesita.” –dijo la amable mujer, depositándola esta vez en los brazos de Namjoon, porque tú estabas ya que no podías ni con tu alma.
Namjoon, antes de bajarla a tu altura para que la pudieses ver tú también, se la quedó unos segundos para él, viéndola de cerca. La bebita estaba muy tranquila y en paz. No había ni llorado cuando había salido. 
Le parecía lo más hermoso que había visto en la vida. Sintió su corazón comprimirse en su pecho y de nuevo estaba llorando, emocionado al conocer a ese pequeño trocito de cielo que había llegado inesperadamente.
Con el dedo índice acarició su naricita tiernamente –le recordó a la suya– y le dio un besito. Casi se cae desmayado ante el tierno quejido de su pequeña.
De nuevo, amor a primera vista.
El universo le había regalado, no una, sino dos «habas». Seguía estupefacto, pero feliz.
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Te pasaron ya a tu habitación para que pudieras descansar, y os llevaron allí a vuestras Habas. Todavía parecía irreal verlas ahí a las dos tras pensar durante casi ocho meses que lo que tendríais sería un sólo hijo. Ahora os tocaba duplicar todos los muebles y ropita que habíais comprado, pero eso era lo de menos: el concienciarse de que, de dos miembros –Nam y tú– pasaríais a ser cuatro de golpe era lo que iba a ser difícil; nadie os había preparado para esto. Pero estabais con ganas de aceptar este reto que la vida os había puesto delante de vosotros.
Habita –la Haba original– era una llorica, mientras que la segunda habita era más tranquila y dormilona. 
Todo hay que decirlo: Haba 1 era más tú y Haba 2 más Nam, pero a ambas las amabais por igual. Ahora sólo os faltaba encontrarles nombres de verdad y dejarles de llamar como una legumbre.
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¡Hello! 🐻
Aquí os traigo este escenario de Namjoon. ¿Qué os ha parecido? ¡A mí me ha resultado muy tierno de escribir! 
Ojalá Nam fuese el padre de mis hijos JAJAJAJA XD okno; Pero en serio, imaginar a Nam como futuro papá es bellísimo.
En fin, ¡espero que os haya gustado, bbys! ✊🏼😭
Si queréis, siempre podéis dejarnos vuestras opiniones o cualquier cosa que os apetezca decir con respecto a lo que leéis. ¡Nos hará mucha ilusión! :D
¡Un beso enooooorme para todxs, y mil gracias por leer! 🌸💜
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btscenarios-espanol · 5 years
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Reacciona tonight
Yes, otra vez yo ksdjfskjfh 😂
Esta noche tendréis la Hyung line del reacciona que os dije que estaba escribiendo ayer. MAFIA ALERT
¿Estáis readys? Es BASTANTE intenso👹
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btscenarios-espanol · 5 years
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¡Hola! 
Ya hemos acabado el mes de agosto; mes en el que hemos hecho nuestro comeback después de casi un año desparecidas y subiendo muy poco contenido. ¡Y hay que decir que ha sido bastante productivo!
A continuación, haremos recuento de todos aquellos escritos que hemos subido durante el mes, por si os habéis perdido alguno:
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BTS REACCIONA A
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◈ Tú teniendo un accidente automovilístico ☾ ✿
◈ Ellos te confiesan lo que sienten por ti ✿
∽ HYUNG LINE ∽ MAKNAE LINE
 ◈ Tú hablando de ellos en una entrevista de radio  ✿ ☼ (Idol!AU)
 ◈ Te disparan delante de ellos  ☾ (Mafia!AU)
∽ HYUNG LINE ∽ MAKNAE LINE
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ESCENARIOS
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◈ KIM NAMJOON 
La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida… (Pedido) ✿ ☼
Palabras: 2.8k
Namjoon y tú estabais impacientes por que vuestro pequeño/pequeña llegara al mundo. Queríais esperar a su nacimiento para saber el sexo; que fuese sorpresa. Sin embargo, la vida había preparado algo aún más sorprendente…
◈ JEON JUNGKOOK
La última canción (Pedido) ✿
Palabras: 1.9k
Las vacaciones de Jungkook se ven armonizadas por la dulzura y belleza de una voz con la que, de casualidad, se topa en medio de su apacible paseo cerca de la playa. Desde el momento en que la escucha, no puede quitársela de la mente… ni del corazón.
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SONG ESCENARIOS
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◈ MIN YOONGI
Nothing like us ☾
Palabras: 1.3k
A pesar de que el tiempo transcurre, y junto a él, también la vida, es inevitable que el pasado haga su aparición de vez en cuando. Eso es lo que le ha sucedido a Yoongi: una persona de su pasado le ha hecho una visita a través de sus recuerdos antes de dar un importante paso… ¿Cambiará algo?
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FAKE TEXT
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◈ JEON JUNGKOOK
Visita nocturna ✿
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A final de cada mes, haremos un post de este estilo para hacer recopilación de los escritos subidos.
¡Un beso a todas! 🌺✨
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btscenarios-espanol · 5 years
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“BTS REACCIONA A” – Masterlist
➛ MASTERLIST PRINCIPAL
ÚLTIMA ACTUALIZACIÓN: 28/07/19
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✿ Fluff ☾ Angst ✶ Smut alusivo ☼ Cómico ♛ Nuestros favoritos
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→  Fangirleando por otro idol ✿ ☼
→  Tu cumpleaños (Fiesta sorpresa) ✿ ☼
→ Tú tocándoles el pelo ✿
→ Saliendo con una chica del 2002. “¿Incómodo?” ✿
→  Vuestros hijos hablando español (Esposa hispano-hablante) ✿ ☼
→ Su novia siendo atacada por unas fans ☾ ♛
→ Pidiéndote perdón tras discutir fuertemente ✿ ☾  ♛
➾ HYUNG LINE ➾ MAKNAE LINE
→ Tú contándoles que tienes mellizos por inseminación artificial  ✿ ☼
→ Ellos son tu ‘alfa’ y tú su ‘mate’ | Presentándote a tu manada  ☼
→ Tú siendo amiga de otro idol  ✿ ☾
→ Celosos delante de tu crush. ✿ ☾ ♛
→ Discusión acalorada ✿ ☾ ✶ ♛
➾ HYUNG LINE ➾ MAKNAE LINE
→ Tú teniendo una fobia/trauma infantil  ✿ ☾
→ Enamorados de una trainee de BigHit ✿
→ Acompañándote a una boda hispana ✿ ☼
➾ HYUNG LINE ➾ MAKNAE LINE
→ Tú sentándote en su regazo  ✿ ✶ ☼ ♛
→ Tú diciéndoles “te amo” por primera vez  ✿ ☾
→ Tú dándole besos en el cuello ✿ (✶)
→ Tú teniendo un accidente automovilístico ☾ ✿ 
→ Ellos te confiesan lo que sienten por ti ✿       NUEVO
➾ HYUNG LINE ➾ MAKNAE LINE
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➛ MASTERLIST PRINCIPAL
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btscenarios-espanol · 5 years
Note
Después de haberos conocido durante varios meses él decide preparar un día especial para ambos y decirte lo que siente por ti ¿Cómo lo haría?
Hello!!!!☺️
Bueno, as always, considerando –bajo nuestra criterio– que no todos prepararían «algo especial» para confesar lo que sienten por X, hemos adaptado el pedido. ¡Esperemos que aun así te guste y disfrutes la lectura! (Si es que lo lees porque, como siempre, este pedido lleva aquí ya siglos…)
Primero hemos subido la HYUNG LINE: BTS REACCIONA A: Ellos te confiesan lo que sienten por ti.
Mañana publicaremos la siguiente parte (MAKNAE LINE).
¡Un beso enooorme, bby!🌺
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btscenarios-espanol · 5 years
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MYG - Entre dos
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➸ Publicación: 26/12
➸ Género: fluff ✿
➸ Argumento: Frío. Mucho frío. En estas fechas tan gélidas, sólo hay una manera de sobrellevar la situación: entre dos.
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Hacía frío. Muchísimo frío.
Estas Navidades las temperaturas eran extremadamente bajas y, aunque no te disgustaba el frío, el de estos días era realmente insoportable. Y en vuestra casa no era mucho mejor: si se derramara una botella de agua en tu casa en ese momento, podrías estar segura de que se convertiría en estalactita nada más entrar en contacto con el helado y gélido ambiente. 
Imposible combatir ese frío.
Habías tenido que salir la mañana después del día de Navidad a hacer un par de recados, aprovechando que te habías levantado pronto y el día de ayer, Navidad, lo habías pasado descansando al máximo… Literal. Pasaste todo el día en la cama. ¡Así que hoy te sentías fresca como una rosa! Y tan fresca, con el frío que hacía... madre mía de Dios.
Al llegar al pequeño espacio que compartías con Yoongi, al cual llamábais vuestra “humilde cueva”, te lo encontraste en el sofá, envuelto en mil y una mantas, simplemente durmiendo. Parecía que sólo se había trasladado de la cama al sofá, para continuar su hobby favorito.
Tú, que venías muerta de frío, sin importarte el dulce sueño de tu bello durmiente te abalanzaste sobre él, apartando un poco las mantas para poder cobijarte a su lado.
Evidentemente, no podías ganar otra cosa más que quejidos por parte de Yoongi, quien había abierto sus ojos abruptamente al sentir el peso de tu cuerpo junto a él y por el frío en su costado derecho al serle retirada su guarida de mantas, durante esos tres segundos que te tomaste para acomodarte.
“Hace mucho frío… ” - justificaste, pasando tus brazos alrededor de él, abrazándolo debajo de las mantas, y apoyando tu cabeza en su hombro.
Yoongi sólo resopló y te miró de reojo, encontrando tu carita con un tierno puchero. Simplemente chasqueó la lengua antes de volver a su postura inicial y cerrar los ojos.
Para ti, esa era la señal de que Yoongi estaba de buenas.
Pasaron unos minutos en los que sentías cómo, poco a poco, ibas cayendo en los brazos de Morfeo, cuando notaste un cálido aliento sobre tu frente y, seguidamente, unos labios que se apoyaban en ella, comenzando a dejar tiernos y dulces besitos.
Las comisuras de tus labios inevitablemente se elevaron, formando una sonrisa: sí,  definitivamente, Yoongi hoy estaba de buenas.
Seguiste haciéndote la dormida mientras Yoongi te mimaba, primero con esos besitos, y luego pasando su brazo derecho por detrás de tu espalda para acercarte más a él.
Después comenzó a hundir su nariz en tu pelo, aspirando el ligero aroma que aún permanecía del perfume que te habías echado por la mañana. Era su favorito.
Al comenzar a restregarse como un gatito, no pudiste evitar dejar escapar una risilla.
Ahora que Yoongi sabía que estabas despierta, te abrazó aún más fuerte, girando su cabeza en tu dirección para mirarte y encontrarse con tu mirada de tonta enamorada. Te sonrió y plantó un besito, esta vez en tu nariz, antes de acomodarse sobre tu cabeza y cerrar los ojos para volver al estado de somnolencia en el que estaba antes de que llegases tú, solo que ahora más calentito y a gusto.
Vale, sí. El frío era horrible, irremediable. 
Pero entre dos, se puede combatir.
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Masterlist de NAVIDAD
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btscenarios-espanol · 6 years
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Mini-escenarios: Vacaciones con Bangtan #2
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- Amor a ritmo de salsa - Jung Hoseok
Las voces y risas del gentío, el calor del ambiente, la música isleña, el olor a alcohol mezclado con el aroma natural del mar, que estaba  a unos metros del garito en el que os encontrábais tú y Hoseok, compartiendo una jarra de sangría...
La tan animada atmósfera del lugar os contagiaba de alegría y regocijo.
Habíais optado por ir a pasar dos semanas de vuestras cortas vacaciones de verano en una las pequeñas y coquetas islas del Mediterráneo.
La mejor decisión que podíais haber tomado.
Llevábais ya un rato sentados en los modestos taburetes de mimbre, comenzando a sentir muy levemente los síntomas del alcohol, aunque vuestra bebida no es que tuviese mucho. Hoseok, tentado por las numerosas parejas bailando sobre la arena al compás de guitarras y maracas, se levantó de su asiento y, cogiendo tu mano, te arrastró hasta hundir vuestros pies en la fría y sedosa superficie, bajo el oscuro cielo de la noche.
Entrelazando sus manos con las suyas, alzó tus brazos y, mientras los mantenías en alto, él deslizó sus palmas en sentido descendente, delineando así toda la figura de tu cuerpo, hasta situar sus manos sobre tus caderas, dando un ligero estirón para apegar tu cuerpo al suyo.
Sonreía triunfante mientras que tú soltabas una sonora carcajada a la vez que bajabas tus brazos, para ahora rodear el cuello de Hoseok.
Comenzó así a mover los pies de un lado a otro, marcando los pasos de baile junto a ti cuando unos instrumentos de viento comenzaron a entonar una graciosa melodía de salsa. Tú solo te dejabas guiar por el talentoso bailarín que tenías como novio, quien movía sensualmente sus caderas mientras tú no podías parar de reír.
Reías de felicidad.
Sentiste en tu cuello, ahora cubierto por una finísima capa de sudor por el calor del verano y el baile, los labios de Hoseok dejando un largo beso en tu piel.
Al alzar su cabeza nuevamente y mirarte a los ojos, pudiste advertir que su mirada era intensa bajo las ahora húmedas puntas de su oscuro flequillo.
Sonriendo, comenzaste a acariciar el suave pelo que caía por su nuca.
Hoseok acercó su boca a tu oído y te susurró:
“Soy feliz” -cerraste los ojos, disfrutando esas palabras entonadas por su preciosa voz.- “Me haces feliz, T/N”
Al alejarse y volver a darte la cara, la sonrisa que decoraba su rostro ahora podría iluminar perfectamente toda la isla, de lo brillante que era.
Inclinándote sobre él, plantaste tus labios en los suyos, besándolo dulcemente. Sin embargo, el beso rápidamente pasó a ser un poco más ardiente, sintiendo como las manos de Hoseok comenzaban a vagar por zonas un tanto indiscretas, considerando que estabais en público.
Muy a tu pesar, te separaste de él, dejando en sus ojos una expresión de confusión, que rápidamente desapareció cuando notó cómo agarrabas su mano y comenzabas a arrastrarlo para sacarlo de entre la multitud.
Sin decir nada, os dirigisteis a vuestra habitación de hotel, a continuar bailando ahora con vuestra propia canción de salsa, compuesta por caricias, besos y respiraciones agitadas.
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¡Hasta el mini-escenario de mañana!
¡¡Un abrazo enooorme de oso amoroso!!🐻♥️
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