Tumgik
#colorete
astrapoetica · 3 months
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Colorete 
BY EDUARDO MARTINEZ-LEYVA
For your seventh birthday, you asked for a shade
            of lipstick so dangerous your mother blessed herself.
It was the color of hell, no, of a tamer kind of Lucifer.
            The kind adorning the antagonist’s lips on your screen,
painted gingerly on her puckered mouth. Sometimes
            pressed against an unmarked postcard, or smudging
the shirt collar of her nemesis’s lover, or featured
            on the glossy pages of a magazine. You know the kind:
thick with a punch of perfume leaving you hurt
            or dazzled with a corked-up migraine for days.
You wanted to be mysterious, praised. Practiced
            raising a single eyebrow as you tested out the right tone
on your forearm. Stone-faced and regal. Imagined
            the tea parties and fancy invitations coming your way.
Mall-Kiosk-Red. Horror-Movie-Red. Bullet-Hole-Red.
            Posing-in-Front-of-the-Mirror-Red, the red of an all-night fire,
of an old suitcase leaving with your father. The red
            many say you’re still too young for. Even after all these years.
Saint’s-Execution-Red. Not the same red of shame shown across
            your family’s face. No. Runaway-Red. Pick-Up-Truck-Red.
Liquor-Store-Robbery-Red. The red of thousands of vessels coursing
            through your body. A red bursting like the language of violence
you know so well. One-Night-Stand-Red. Hate-Crime-Red. A red staining
              the tips of your fingers. Mouth-Watering-Red.
Star-Spangled-Banner-Red. Conversion-Therapy-Red.
              The red you know will one day suit your lips just right
while getting yourself ready to leave this whole town in ashes.
Source: Poetry (January/February 2024)
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curlymangue · 3 months
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10 pasos para lograr un maquillaje natural en una piel negra.
Una piel negra sana, no necesita abusar del exceso de maquillaje Hola, Curly. No sé, si te ha pasado alguna vez que al ir a comprar productos de maquillaje, la asesora de belleza de la firma, amablemente se ha ofrecido a ayudarte. Y has acabado pareciendo un árbol de navidad. Probablemente, no es culpa suya que crea, que las mujeres negras debemos ponernos un montón de colores o brillos para que…
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barbararosillo · 9 months
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La importancia del colorete
          “Para añadir animación a este rostro, para infundirle una vida artificial, se dispone del colorete, cuya elección es asunto de la mayor importancia. Porque no sólo se trata de “estar pintadas”: el “quid” reside en ponerse un colorete “que diga algo”. Además, es necesario que la pintura defina a quien la lleva: el colorete de las damas de calidad no es el mismo que el de las damas de la…
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elcomunero · 9 months
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La importancia del colorete
          “Para añadir animación a este rostro, para infundirle una vida artificial, se dispone del colorete, cuya elección es asunto de la mayor importancia. Porque no sólo se trata de “estar pintadas”: el “quid” reside en ponerse un colorete “que diga algo”. Además, es necesario que la pintura defina a quien la lleva: el colorete de las damas de calidad no es el mismo que el de las damas de la…
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valery15-makeup · 1 year
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El colorete perfecto SÍ existe
Mirar que yo no soy mucho de colorete, pero fue ver este y ENAMORARME.
Es de la misma marca que recomendé de las paletas de sombras, pero no es de extrañar. La pigmentación, al igual que las sombras, en este colorete es muuuy buena. Además, creo que tod@s necesitamos un poco de colorete en nuestro neceser de maquillaje para darle vida a la cara y no parecer un fantasma jajajjajaja.
Yo tengo este en específico. Se llama melecotón peach 201 y ya solo con el nombre sabía que el color iba a ser uno de mis favoritos!!
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radioshiga · 2 years
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Pesquisadores identificam a causa da recorrência do câncer colorretal
Pesquisadores identificam a causa da recorrência do câncer colorretal
Pesquisadores identificam a causa da recorrência do câncer colorretal Um grupo de pesquisadores no Japão informa que determinou a recorrência do câncer colorretal em pacientes que se submeteram à quimioterapia. O estudo, relatado na revista Nature, está levantando esperanças de que novas terapias serão capazes de prevenir a recorrência de um dos tipos mais comuns de câncer. O Professor da…
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bubblegum-blackwood · 2 months
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Anyone else getting Faith Lehane vibes from this poem?
For your seventh birthday, you asked for a shade
            of lipstick so dangerous your mother blessed herself.
It was the color of hell, no, of a tamer kind of Lucifer.
            The kind adorning the antagonist’s lips on your screen,
painted gingerly on her puckered mouth. Sometimes
            pressed against an unmarked postcard, or smudging
the shirt collar of her nemesis’s lover, or featured
            on the glossy pages of a magazine. You know the kind:
thick with a punch of perfume leaving you hurt
            or dazzled with a corked-up migraine for days.
You wanted to be mysterious, praised. Practiced
            raising a single eyebrow as you tested out the right tone
on your forearm. Stone-faced and regal. Imagined
            the tea parties and fancy invitations coming your way.
Mall-Kiosk-Red. Horror-Movie-Red. Bullet-Hole-Red.
            Posing-in-Front-of-the-Mirror-Red, the red of an all-night fire,
of an old suitcase leaving with your father. The red
            many say you’re still too young for. Even after all these years.
Saint’s-Execution-Red. Not the same red of shame shown across
            your family’s face. No. Runaway-Red. Pick-Up-Truck-Red.
Liquor-Store-Robbery-Red. The red of thousands of vessels coursing
            through your body. A red bursting like the language of violence
you know so well. One-Night-Stand-Red. Hate-Crime-Red. A red staining
              the tips of your fingers. Mouth-Watering-Red.
Star-Spangled-Banner-Red. Conversion-Therapy-Red.
              The red you know will one day suit your lips just right
while getting yourself ready to leave this whole town in ashes.
"Colorete" by Eduardo Martinez-Leyva
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lottsoflanguages · 5 months
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Makeup ~ En Español
El Maquillaje - Makeup
La brocha (de maquillaje) - (Makeup) Brush
La esponja (de maquillaje) - (Makeup) Sponge
El lápiz de cejas - Eyebrow pencil
El gel para cejas - Eyebrow gel
La sombra de ojos - Eyeshadow
La paleta de sombra de ojos - Eyeshadow palette
El lápiz de ojos - Eyeliner
El rímel - Mascara
La prebase - Primer
La base - Foundation
El corrector - Concealer
El polvo - Powder
El bronceador - Bronzer
El contorno - Contour
La colorete - Blush
El iluminador - Highlighter
La barra de labios - Lipstick
El brillo de labios - Lipgloss
If I made any mistakes or forget something please let me know :)
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esuemmanuel · 1 year
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En El Humo Del Café.
Estuve mirándola por largo tiempo. El agua caía copiosa del cielo y el viento arreciaba. Temblábamos sólo mirar hacia la calle por la ventana. Estábamos esperando, cada uno, a que se nos sirvieran nuestras bebidas; ella en su mesa y yo en la mía. Leía atenta un libro de filosofía. Lo supe al ver el grueso de su tamaño y por la letras "Sartre" en la contraportada. Aunque no era raro ver a una mujer leer dicha literatura, no dejaba de causarme curiosidad, y es que su semblante no era el de cualquier mujer. Sus ojos llevaban el azul de los mares más profundos en las pupilas y eran protegidos por un gran armazón de color negro. Sus mejillas reflejaban el colorete de su maquillaje; sutil y agraciado, mientras sus labios sonreían ligeros al pasar la mirada por las hojas de ese libro que leía.
El mesero le acercó su bebida, después de varios minutos de espera, podía verse el humo ascender desde la taza. Hacía frío, sus manos temblaban. Soltó el libro para tomar, con ambas, la taza y calentarse. ¿Qué pensaba?, eso me pregunté al verla darle un soplido a su café para después sorber un poco, entibiando así a su boca.
La sentí llenarse de calor, aun sin estar cerca de ella y sin conocerla. Pude adivinar el gozo que su cuerpo experimentaba al sumergir en su boca el sabor de esa bebida. De repente, me llegó a la mente la imagen de un varón; alguien desconocido, así como ella. ¿Sería alguien importante? Seguramente, pues sus ojos brillaron con nostalgia y sus labios profesaron una queda palabra.
"Eras tú, ¿por qué te fuiste?", se dijo entre la lengua y los dientes, con los labios pegados a la taza, rozando la humedad de la espuma de ese café.
No la escuché, pero la sentí. Su corazón se afligía por no poder latir en su compañía. Fue alguien especial, pero ya no existía; le había arrebatado la vida un evento tonto, un accidente que pudo evitarse de haber puesto atención. Ella lo sabía y se lo recriminaba.
Esa noche habían peleado, se dijeron cosas que debieron callar, más por amor que por el peso de la herida, pero se dejaron arrastrar por el dolor. Era imposible no llorar, casi podía sentir el escalofrío que experimentó al verlo salir de casa. Ella supo que no iba a volverlo a ver. Su corazón se detuvo en ese preciso momento... y desde ese entonces no ha vuelto a latir.
"Morí contigo... Dime, ¿cómo puedo volver a vivir? ¡Tonta de mí al preguntarle a tu recuerdo, viniendo al lugar en el que te vi por primera vez", turbada se llevó las manos a la cara, quitó sus gafas y respiro profundo.
Una punzada, profunda y afilada, sentí en el pecho, produciéndome escozor y una sensación de vacío que cimbró a mi corazón. Me di cuenta de su falta de latido. Todo dentro de mí estaba hueco... Me estremecí.
La escuché llorar, pero su llanto no sólo le mojaba su rostro, también empapaba el mío copiosamente. Un nudo en la garganta comenzó a asfixiarme y a enrojecerme el pálido semblante. Me envolví en una mezcla extraña de calor y frío; un sentimiento de pérdida me invadió el alma entera. De pronto, ya no era ella, sino yo el que sollozaba frente a la taza de café...
La cafetería estaba sola y con las luces apagadas. La noche sucedía tranquila, mientras la luna triste se sonreía, dándole al tiempo el arrullo de una melodía que, en silencio, retumbaba al compás de mi agonía.
"Adiós, vida mía".
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In The Smoke Of Coffee.
I stared at her for a long time. The water was pouring down from the sky and the wind was picking up. We were shivering just looking out the window at the street. We were waiting, each of us, for our drinks to be served; she at her table and I at mine. She was intently reading a philosophy book. I could tell by seeing how thick it was and by the letters "Sartre" on the back cover. Although it was not unusual to see a woman reading such literature, it did not cease to make me curious, for her countenance was not that of just any woman. Her eyes bore the blue of the deepest seas in their pupils and were protected by a large black frame. Her cheeks reflected the blush of her makeup; subtle and graceful, while her lips smiled lightly as she looked through the pages of the book she was reading.
The waiter brought her her drink, after several minutes of waiting, she could see the smoke rising from the cup. It was cold, her hands were shaking. What was she thinking, I wondered as I watched her sip her coffee and then sip some, warming her mouth.
I felt her fill with warmth, even without being near her and without knowing her. I could guess the joy that her body was experiencing as the taste of that drink sank into her mouth. Suddenly, the image of a male came to my mind; someone unknown, just like her. Would it be someone important? Surely, for her eyes glowed with longing and her lips professed one remaining word.
"That was you, why did you leave?" she said to herself between her tongue and teeth, her lips pressed to the cup, brushing against the wetness of that coffee's foam.
I didn't hear her, but I felt her. Her heart ached for not being able to beat in his company. He was someone special, but he no longer existed; his life had been taken by a foolish event, an accident that could have been avoided if they had paid attention. She knew it and berated herself for it.
That night they had fought, they had said things to each other that they should have kept quiet, more out of love than because of the weight of the wound, but they let themselves be dragged down by the pain. It was impossible not to cry, she could almost feel the shiver she experienced as she watched him leave the house. She knew she was never going to see him again. Her heart stopped at that very moment… and it hasn't beat again since.
"I died with you… Tell me, how can I live again, foolish of me to ask your memory, coming to the place where I first saw you," troubled she put her hands to her face, removed her glasses and took a deep breath.
A pang, deep and sharp, I felt in my chest, giving me a stinging and empty feeling that tingled my heart. I became aware of its lack of beat. Everything inside me was hollow…. I shuddered.
I heard her crying, but her tears were not only wetting her face, they were also soaking mine copiously. A lump in my throat began to choke me and redden my pale countenance. I was enveloped in a strange mixture of warmth and cold; a feeling of loss invaded my whole soul. Suddenly, it was no longer her, but me sobbing in front of the coffee cup….
The coffee shop was alone and the lights were off. The night passed quietly, while the sad moon smiled, giving time the lullaby of a melody that, in silence, rumbled to the beat of my agony.
"Farewell, my life."
— Esu Emmanuel©
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masacrados · 1 year
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Me compré una guitarra del color del colorete para escribir canciones y despedir(te) con el sonido escaso lo que me dejaron tus versos, convirtiendo lo que me más gusta, con lo que me hiciste odiar.
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thesefevereddays · 3 months
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Colorete
By Eduardo Martinez-Leyva
For your seventh birthday, you asked for a shade
of lipstick so dangerous your mother blessed herself.
It was the color of hell, no, of a tamer kind of Lucifer.
The kind adorning the antagonist’s lips on your screen,
painted gingerly on her puckered mouth. Sometimes
pressed against an unmarked postcard, or smudging
the shirt collar of her nemesis’s lover, or featured
on the glossy pages of a magazine. You know the kind:
thick with a punch of perfume leaving you hurt
or dazzled with a corked-up migraine for days.
You wanted to be mysterious, praised. Practiced
raising a single eyebrow as you tested out the right tone
on your forearm. Stone-faced and regal. Imagined
the tea parties and fancy invitations coming your way.
Mall-Kiosk-Red. Horror-Movie-Red. Bullet-Hole-Red.
Posing-in-Front-of-the-Mirror-Red, the red of an all-night fire,
of an old suitcase leaving with your father. The red
many say you’re still too young for. Even after all these years.
Saint’s-Execution-Red. Not the same red of shame shown across
your family’s face. No. Runaway-Red. Pick-Up-Truck-Red.
Liquor-Store-Robbery-Red. The red of thousands of vessels coursing
through your body. A red bursting like the language of violence
you know so well. One-Night-Stand-Red. Hate-Crime-Red. A red staining
the tips of your fingers. Mouth-Watering-Red.
Star-Spangled-Banner-Red. Conversion-Therapy-Red.
The red you know will one day suit your lips just right
while getting yourself ready to leave this whole town in ashes.
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love-letters-blog · 1 year
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Debes de tener el temperamento demasiado fuerte
Para entender, que a una edad madura
Vuelves a amar como adolescente
Vuelven en las mejillas, el colorete
Y te emocionas con solo verle.
Debes tener el ego demasiado alto
Para entender que el amor es mucho más, que compartir la tarea de lavar los platos
Es sin compromisos, ni ningún contrato
Saberte suya, saberlo tuyo, ese es el trato.
Debes tener la inteligencia demasiado grande
Para entender, que con paciencia, todo se puede..
Que la indecencia..no siempre..hiere
Y..la indiferencia.....por siempre duele.
Debes estar de tu estima ..mucho muy segura..
Saber que te ve divina..con tus estrías , con tus arrugas..
Que imperé mas la confianza y no las dudas.
Que sepas..que sin ser la primera..Él a ti te ama ..como a ninguna.
Debes tener..demasiado claro..
Que si hay penunbras..existe un faro..
Que Él te alumbra ..sin, sentirse opacado ,
Que si te derrumbas ..no..soltará tu mano .
Debes de tener demasiado fuego..
Pues con los años..no cesa el deseo..
Que nunca sobran los te amo's ..ni los te quiero..
Que no es malo..ser menos tiernos..y más perversos.
Debes de tener demasiada calma..
Ser más mujer..y ser más diabla..
Dejar de, pintar las canas..
Y de esconder...en tu entrepierna..tus..ansias y ganas.
Debes tener demasiada vida..
Menos tristezas..más alegrías..
no ser de esas que,amor mendigan..
Si de las otras, que si se entregan..no se limitan..
Debes tener..demasiado temple..
no acobardarse..si atreverse..
No tener miedo..si ser valiente..
Y...enamorarte..si es posible..que esta vez..sea para siempre !!!
��-☮️
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curlymangue · 3 months
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¡Descubre los 10 productos de maquillaje esenciales, para una rutina perfecta!
Una guía completa, para construir tu rutina de belleza con los productos esenciales que transformarán tu aspecto. Hola, Curly. Te has preguntado alguna, vez: ¿cuáles son los productos imprescindibles para llevar en un neceser? Esos productos de maquillaje, que te permitirán estar siempre preparada y perfecta en cualquier ocasión. Pues Curly hay algunos productos de maquillaje que yo considero…
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regstrash · 1 year
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No dejes veritaserum cerca de los Gryffindor (WOLFSTAR)
La mañana era tan tranquila como cualquier otra en Hogwarts. Con el sabroso desayuno apareciendo sobre las largas mesas del Gran Comedor, generoso con los huevos revueltos, las tostadas con queso y el jugo de calabaza; los alumnos caminando religiosamente hacia sus salones de clase y ningún alboroto por los pasillos; el rocío de la mañana descansando sobre el pastizal y refrescando los jardines. Remus Lupin era el mayor fan de los días así, donde lo más emocionante que podía pasar era que los elfos decidieran hacer muffins con chispas de chocolate en lugar de moras. Así que se sentó con toda la tranquilidad del mundo en su asiento habitual en la mesa de Gryffindor, con una copia del Profeta doblada bajo su brazo. Marlene Mckinnon, que al parecer también había madrugado, le dirigió una sonrisa floja desde el otro lado de la mesa.
—Hola, Rems—saludó la chica, con los mechones rubios acariciando sus mejillas con colorete. Marlene llevó sus dedos llenos de anillos plateados a su cabeza, haciendo todos esos mechones hacia atrás y poder dejar su visión libre. —Madrugador como siempre.
—Para sorpresa de nadie —respondió, dejando el periódico sobre la mesa —¿Pero y tú? Pensé que solo madrugabas cuando hay entrenamiento de quidditch y a menos que alguien haya dejado mudo a James, no lo escuche hablar al respecto.
Marlene soltó una risa que burbujeo entre sus labios. Remus sonrió también y tomo un par de tostadas, pasándole una a su amiga.
—Hoy no es James quien me saco de la cama, si no Lily —le había dado una mordida a la tostada justo después, masticando con lentitud, delatando que, en el fondo, de verdad deseaba volver a la cama. —Me pidió que le ayudara con un proyecto que tiene en mente.
—¿Y dónde está Lily entonces?
—En el baño del segundo piso, le pedí piedad para venir a desayunar algo primero —terminó de explicar y de inmediato devoró lo que quedaba de su tostada. Se puso de pie y tomo un par mas y un muffin gigante con chispas de chocolate. —De hecho, ya tendría que irme, le llevare algo también. Nos vemos Remus.
Le dedicó una ultima sonrisa y salió disparada por la puerta del Gran Comedor, dejando a Remus con una mano alzada y meneándose a los lados para despedirla. Regresó su atención al desayuno, queriendo disfrutar de su paz el tiempo que pudiera.
Para su buena o mala suerte, no fue por mucho tiempo.
—¡Moony, Moony, Moony!
Estaba a punto de morder su tostada cuando un segundo peso cayó sobre él. Ahora tenia a James colgado de su hombro, sonriendo con todos los dientes y resplandeciendo como si no fueran las jodidas siete de la mañana. Tenía puesto su uniforme de quidditch y su escoba colgando en su otra mano. Se sentó a un lado de Remus, todavía sin soltarlo.
—Buenos días, Prongs —saludó con una sonrisa, tomando su vaso lleno de jugo de calabaza y dándole un trago. —Pensé que no habría entrenamiento, me encontré a Marlene más temprano y-
—Ah, esto es solo por diversión —aclaró James, comenzando a llenar su plato con todo lo que tuviera al alcance de su cuchara —, volare un par de vueltas con Sirius.
Remus apretó los labios. Sirius. Tuvo que obligarse a sí mismo a controlarse y no mirar hacia la puerta en busca de esa mata de rizos azabaches y una sonrisa tan brillante como el nombre de su sueño. Porque no sabe cuándo, cómo ni por qué, su cuerpo comenzó a reaccionar a Sirius. Y ahora no podía evitar buscarlo cuando llegaba a una habitación, o mirar hacia su cama cuando se despertaba primero en las mañanas y podía disfrutar del espectáculo que era ver a Sirius Black dormido, o sentir los dedos cosquillear cuando compartían un cigarro y sus pieles se rozaban accidentalmente (aunque no esta seguro hasta que grado es accidente y cuanto es él solo queriendo tocar al chico).
Claramente, esto era algo que mantenía para sí mismo.
Y para Lily, que tuvo que soportarlo como un borracho llorón por su crush unilateral en una de las tantas fiestas donde era espectador de un Sirius coqueto que besaba chicas en el cuarto escalón hacia los dormitorios.
—¿Tan temprano? —pudo responder, volviendo a enterrar a Sirius Black en el fonde de su mente.
El ceño de James se arrugó y cruzó los brazos sobre su pecho, volteando los ojos cual niño en berrinche. Remus tuvo que contener una risa, pero la sonrisa afloró de cualquier forma.
—Los slytherins apartaron el campo hoy, salimos a usarlo a esta hora o ya no salimos.
Después de eso, ninguno dijo nada más y se preocuparon por comer lo que estaba en sus platos. El ruido en el Gran Comedor era únicamente de conversaciones en voz baja, hojas de papel pasando por los dedos de algún estudiante, la platica de Dumbledore con la profesora McGonagall sobre una especie de mancha extraña apareciendo en las paredes del castillo y los cubiertos raspando los platos. Remus se sentía en paz en ese ambiente. Pero algo faltaba. Y ese algo se encontraba entrando por la puerta como una ráfaga de viento, con colores negros y plateados cual borrones.
—¡Moony, aquí estabas! —gritó Sirius, estirando los brazos en el aire y dejándose caer en el mismo lugar que Marlene cuando Remus la vio más temprano. También tenia puesto su uniforme de quidditch y su cabello estaba recogido en un desordenado moño.
Señor. Ten. Piedad. Remus Lupin no era un hombre tan fuerte.
—Hola, Pads.
—Creí que ya estarías hundido en la biblioteca a esta hora, últimamente no te separas de tu querido grupo de estudio —dijo Sirius, con un tono de voz algo amargo pero que no dejaba de tener ese tinte divertido que siempre tenia cuando hablaba del grupo de estudio de Remus.
Hace un par de meses, por mera casualidad, Remus terminó ayudando a un hufflepuff de años superiores (de cuarto año, sí mal no recuerda) a estudiar para algunos de sus exámenes finales. Al chico en cuestión le fue muy bien y más tarde volvió a pedir la ayuda de Remus cuando lo vio sentado en una de las esquinas de la biblioteca terminando el ensayo de Peter, puesto que el chico le pago con una generosa dotación de dulces para hacerlo. Al igual que su enamoramiento por un sangre pura caprichoso, no sabe cómo, cuándo, ni por qué, pero terminó reuniendo a una cantidad considerable de chicos y chicas que buscaban su ayuda en sus estudios. Los suficientes para ser llamados un grupo de estudio que se reunía todos los jueves por la tarde en la biblioteca.
A veces incluso James se había unido. Y Peter, cuando la vergüenza de estar con un grupo grande de personas no le ganaba. Pero no Sirius. Sirius jamás había puesto un pie en su grupo de estudio, salvo para observarlos desde lejos y quejarse de que les quitaba tiempo valioso para hacer bromas.
Remus no lo pensaba de esa forma, así que ignoraba a Sirius la mayoría de veces, incluso si moría por ir hasta él y estirar con sus dedos esa mueca hasta convertirla en una sonrisa.
—Pues no estás muy lejos de la realidad; sí tengo que ir a la biblioteca —anunció, poniéndose de pie mientras volvía a doblar el Profeta bajo su brazo. Observó a Sirius fruncir el ceño. —Pero no por mi grupo de estudio, voy a sacar un libro para mi ensayo sobre gente del agua.
—¿Nos vemos más tarde en la sala común entonces? —preguntó James.
—Por supuesto. Nos vemos, disfruten su vuelo.
Y sin prestar más atención innecesaria que podría poner a su corazón en una posición comprometedora, Remus se dio la vuelta y salió del Gran Comedor hacia la biblioteca. En su camino se topó con algunos fantasmas y miembros de su grupo de estudio, que lo saludaron con una sonrisa amable que el correspondió. Un chico de Ravenclaw, un año abajo que él, incluso le regaló regaliz rojo de fuego. No era su favorito, pero jamás podría decir que no a los dulces, así que lo guardo entre los pliegues de su túnica.
La biblioteca estaba prácticamente vacía, tan temprano como era y en un fin de semana donde el sol brillaba y calentaba todo afuera del castillo de piedra. Así que no le tomó mucho simplemente escoger su libro, pasar con Madame Pince para hacer el papeleo y salir marchando a su sala común. Al pasar por el hueco del retrato, se encontró con solo unos pocos de primer y segundo año jugando un juego muggle que, estaba seguro, alguna vez su madre le mostró. Estaba a punto de acercarse a observar por encima cuando una voz lo llamó.
—¡Remus, por aquí! —se trataba de Marlene, que descansaba en un sillón de dos plazas con Lily al lado. La pelirroja levantó su mirada del pesado libro de hojas amarillas sobre su regazo y la posó sobre el chico desgarbado, sonriendo.
Remus se acercó a sus amigas, dejándose caer en el sillón de enfrente con el libro encima de sus piernas. Sacó su varita y conjuró los materiales necesarios para comenzar su ensayo.
—Creímos que estarías en la biblioteca —dijo Marlene.
—Lo iba a hacer, pero la verdad prefiero estudiar aquí. Es más cómodo —asintió, sonriendo con una calidez que le llegaba al pecho y podía competir con la de la chimenea eternamente encendida a la mitad de la sala, bañando sus rostros con luces anaranjadas bailarinas.
—Eso es muy cierto, además de que hay menos ojos indiscretos, en especial los días soleados como estos —dijo Lily, hojeando de nuevo el libro —porque los idiotas del deporte prefieren quedarse dando piruetas en su escoba o asoleándose en las gradas.
—Oye —gruñó Marlene, fingiendo una mueca ofendida hacia su amiga pelirroja. Lily levantó el rostro otra vez y sonrió con todos los dientes.
—Tú eres una excepción, Marls.
Marlene y Remus rieron.
—Entonces, ¿por qué no te vi en el desayuno hoy? —preguntó Remus, abriendo el libro y revisando el índice. Lily suspiró con cansancio.
—Llevo toda la mañana intentando… algo.
Remus alzó una ceja ante el tono de voz de Lily; nerviosa, como si estuviera ocultando algo. Y como Lily no suele ocultar cosas a menudo, por ende, no es muy buena haciéndolo. Así que Remus de inmediato sabe que la pelirroja tiene algo entre manos y tiene algo que ver con que Marlene estuviera despierta desde tan temprano. Vuelve a cerrar el libro y pone toda su atención en su mejor amiga.
—¿Algo como qué?
Lily lo miró directo a los ojos, en los cuales se podía ver el debate interno entre decir la verdad o no. La chica retomó la compostura y simplemente dejo el libro que tenia en su regazo sobre la mesa, apoyando las manos en él.
—Algo como un secreto. —Lily sonrió de medio lado. —Lo siento, Remus, pero me dirías que estoy siendo imprudente cuando lo único que busco es mi enriquecimiento académico.
—… muy bien, ahora tengo miedo, porque eso es algo que diría James antes de terminar en detención.
Marlene soltó una carcajada al ver como la expresión de Lily cambiaba a una agria al escuchar el nombre de James Potter tan temprano por la mañana. Mientras Lily escupía todo un discurso de porque ella y James son las personas mas diferentes y más poco afines en todo el universo, Remus sacaba el regaliz picante que le habían regalado más temprano, dándole dos mordidas.
Y tan solo tres segundos después se dio cuenta que fue una mala idea.
Una muy mala idea.
Su rostro entero se coloreó de color rojo y su lengua salió, larga e irritada de su boca. Se puso de pie de golpe, dejando caer el libro y agitando sus manos en el aire, como si eso ayudara a disminuir la horrible picazón de su boca.
—¡¿Remus, qué pasa?!
—¡Agua! ¡agua! ¡agua!
Miró para todos lados con desesperación y casi pensó que meterse la punta de la varita a la boca y conjurar un aguamenti era una buena idea, pero un vaso lleno de jugo de calabaza a un lado de Lily fue la solución. Lo tomó sin hesitación y de un solo trago lo dejo vacío.
El ardor en su lengua se fue y el color normal de su rostro volvió. Jadeo como un perro cansado, lleno de alivio y miró a sus amigas para agradecerles, pero quedo congelado al ver las expresiones de pánico deformando sus bonitos rostros.
—¿Q-qué pasa? —balbuceó, volviendo a sentarse.
Las dos chicas intercambiaron miradas y fue Lily la que se puso de pie y sentó a un lado de Remus, tomándolo de las manos. El hombre lobo la miró con una ceja alzada. Qué rayos.
—Remus… ¿cómo te sientes?
—¿Bien…? —la duda escurría en su voz, de pronto confundido por la actitud de sus amigas— supongo.
—Remus —habló Marlene esta vez. Lily la miró con fuerza, como quien mira a un corredor olímpico a punto de llegar a la meta. —¿Qué opinas de los suéteres de pareja que tenemos Dorcas y yo?
—Honestamente, son tiernos y todo, pero simplemente es demasiado embarazoso y, la verdad, a veces hasta siento pena ajena —respondió con tranquilidad, pero apenas termino de hablar se dio cuenta de lo que realmente dijo. Sus ojos se abrieron como la luna llena y su boca se cerró con fuerza. El pánico inundo todas sus fracciones. ¿Por qué había dicho eso?
—¡Lo sabía! —exclamó Marlene, dejándose caer con fuerza contra el sillón. —Tendré que hablar con Dorcas más tarde.
—Remus —ahora fue turno de Lily. Él seguía en pánico y confusión total. La chica observó a todas direcciones para percatarse de que ni un alma estaba prestandoles atención, pero eso no fue suficiente y tomó a Remus de la mano para jalarlo hacia la habitación que compartía con los chicos, Marlene detrás de ellos. Cerraron la puerta de golpe y sentaron a Remus en la primera cama que vieron, que resultó ser la de Peter. —Remus, ¿eres un hombre lobo?
—Sí. —Dijo sin trabas, tan fluido y como si no hubiera confirmado el secreto mejor guardado de toda su vida. Habría entrado en verdadero pánico de no ser porque Lily y Marlene ya lo sabían. —Oh, por Dios…
Lily parecía a punto de volver a abrir la boca y preguntar algo más o quizás explicar que diablos estaba pasando, pero Marlene se le adelantó y saltó frente a Remus.
—¿Quién fue tu primer beso? —preguntó la chica, sonriendo con todos los lentes.
—Fue Peter. —Remus se llevó las manos a la boca. —¡¿Qué mierda?!
—¡Marlene! —regañó Lily a la chica que ahora parecía sorprendida mientras se sentaba en el piso de madera.
—¡Lo siento! —respondió — tenia que preguntárselo, me dejo intrigada cuando no quiso responder en la ultima fiesta.
—Lily, ¿qué rayos esta ocurriendo? —el tono de voz que uso el chico fue bajo, casi letal, mientras miraba a su amiga balancearse de un pie al otro con los ojos brillando en culpa.
—Veras… el “algo” en el que estaba trabajando… era veritaserum —soltó la bomba, volviendo a tomar aire antes de decir lo siguiente: —… que tú tomaste. Hace un momento.
—… ¿qué?
—Lo que oíste.
Marlene parecía estar muy divertida en el suelo, conteniendo la risa al observar como el rostro del hombre lobo se descuadraba y sus ojos se inundaban con pánico.
—¡¿Por qué estabas haciendo veritaserum?! ¡Está prohibido en la escuela!
—¡Es por el bien académico!
—¡Bien académico mis pelotas! —exclamó, poniéndose de pie y caminando por la habitación como un animal enjaulado —¡¿Qué se supone que haga ahora?! ¡Podría revelar que soy un hombre lobo a cualquiera que se cruce frente a mí!
—Eso no pasara —sentenció Lily, acercándose para tomar las manos de Remus otra vez —, me quedare contigo hasta que la poción pase, para asegurarme de que no reveles nada acerca de tu condición.
Remus aun tenía sus dudas, sin embargo, pensó que no sería tan difícil mantener la boca cerrada. Ya era callado de por sí, sería pan comido. Y Lily y Marlene estarían con él.
Eso pensó.
—Bueno, todo saldrá bien —dijo en voz alta, más para convencerse a sí mismo que para las dos chicas—, solo tenemos que quedarnos aquí hasta que la poción pase.
—Es una buena idea —respondió Lily, sonriendo y tomando asiento sobre uno de los baúles. Marlene la imitó.
Remus estaba a punto de hacer lo mismo, pero la puerta se abrió de golpe, revelando a Mary.
—¡Aquí están! —exclamó mientras entraba a la habitación —Los estuve buscando por todos lados, tengo noticias.
—¿Qué pasa? —preguntó Marlene.
—Tienen que apresurarse para ir a Cuidado de Criaturas Mágicas —dijo Mary, recargándose contra el poste de una de las camas. —Fui a la sala de profesores a dejar unas cosas para McGonagall y escuché al profesor hablar con ella sobre un examen sorpresa. Hoy.
Jodeme, pensó Remus con cansancio.
Siendo los gusanos de los estudios que eran, Remus y Lily no tuvieron de otra que seguir a Mary (arrastrando a Marlene con ellos) y cruzar los dedos porque a nadie se le ocurriera preguntar nada a Remus hoy. Para su suerte, pudo mantener la boca cerrada toda la clase y en cuanto terminaron la clase corrieron de vuelta al castillo. Para tomar su siguiente clase (Remus quería volver a escapar a su habitación, pero su orgullo de estudiante de diez no se lo permitió).
Para la hora del almuerzo, pensó que lo mejor seria alejarse del Gran Comedor, así que bajo a las cocinas por algo de comida y se escondió en uno de los pasillos más desiertos de Hogwarts. Lily se encargaría que encubrir su ausencia en la mesa y se reunirían más tarde. Sin embargo, no contaba con que tenia amigos entrometidos. Uno en específico.
—Moony, ¿qué rayos haces aquí escondido?
Claro que Sirius Black tenía que ser la persona que lo encontrara. En momentos así detestaba haber tenido la idea del mapa.
—Estoy comiendo, claro.
Sirius lo miró con una ceja alzada y esa sonrisa que Remus quería borrarle de un golpe, o quizás un beso, o ambos. El chico se sentó a su lado, dejando sus rodillas rozándose. Remus sintió calentar su piel.
—Aja, me puedo dar cuenta —dijo Sirius con obviedad, mirando fijamente la comida de Remus. —¿Pero por qué estás aquí y no en el comedor con nosotros?
¿Cómo puedo explicar que tome veritaserum por accidente sin parecer un idiota? Pensó Remus, buscando cualquier manera de escapar antes de que por su boca saliera la verdad más vergonzosa que le ganaría un par de semana de chistes y burlas.
Y entonces, ahí estaba. Su salvación caminando con elegancia y túnicas de color verde revoloteando a su alrededor.
—¡Regulus! —exclamó, justo a tiempo, interrumpiendo la vergonzosa verdad. Se puso de pie y miro a Sirius para despedirse, sin embargo, otra cosa salió de su boca —Adiós, Sirius, me gustaría quedarme, pero justo ahora prefiero estar con Regulus que contigo.
El silencio cayó tan pesado como una tonelada de piedras. Remus no podía creer que de verdad dijo eso. Tampoco quería creer que la expresión herida de Sirius era de verdad. Se dio la vuelta y tomo a Regulus del hombro, corriendo por el pasillo lejos de su mejor amigo.
—Eso fue extraño y cruel incluso para ti. ¿Me vas a explicar qué pasa? —habló Regulus, caminando a la par de Remus hasta las mazmorras.
—Lo hare, pero solo porque sé que tu no te vas a reir, ya que tu tomaste amortentia por accidente una vez.
Regulus se alarmó en cuanto escuchó eso salir de la boca del hombre lobo y miro para todos lados, cerciorándose de que nadie lo había escuchado. Luego volvió a mirar a Remus, con enojo.
—Prometiste que no dirías nada —le reprochó—, ni siquiera lo volveríamos a mencionar.
—Créeme, no lo haría, pero justo ahora no tengo control de mis palabras porque tome veritaserum por accidente. —Escupió, recargándose contra una de las paredes de fría piedra y deslizándose hasta quedar sentado.
Regulus lo miró con los ojos abiertos y una pequeña sonrisa incrédula. Se sentó a un lado de Remus y se quedó en silencio un par de segundos.
—¿A dónde van los demás cuando tu vas y te transformas en la Casa de los Gritos? —preguntó de golpe.
Remus de inmediato se llevó una mano a la boca, pero Regulus fue más veloz y, aunque le avergüence admitirlo, fue más fuerte y no pudo cerrar la boca.
—Se transforman en animagos y me acompañan- ¡Mierda!
—¡Lo sabía!
—¡Aprovechado! —exclamó Remus, cruzándose de brazos y mirando en dirección contraria a su amigo.
—Por favor, no podía perder la oportunidad —Regulus se volvió a quedar callado y los dos se sumieron en un silencio que únicamente se veía interrumpido por el sonido del agua que rodeaba las mazmorras. El menor de los Black miró al otro chico por el rabillo del ojo. —Por eso no querías estar cerca de Sirius, ¿verdad? ¿Tienes miedo de confesarle tus sentimientos?
Por supuesto que Regulus sabía de sus sentimientos por el primogénito de los Black. Fue durante una de sus tardes en la biblioteca, donde se juntaban en una esquina y tomaban el té a escondidas de Madame Pince, salvó que ese día en específico, Regulus había llegado con una cara de pocos amigos y una botella de whiskey de fuego dentro de su túnica. Los dos aprovecharon sus insignias de prefecto y se habían pasado la noche en los invernaderos tomando hasta irritar sus gargantas y hablando hasta por los codos de lo que tenía afligido al menor de los Black. Resulta que el pobre Regulus había caído bajo los encantos del estúpido capitán de quidditch de Gryffindor; o sea, nada más y nada menos, que James Jodido Potter. En medio de la bruma alcohólica y el inesperado corazón abierto de Regulus, Remus terminó confesando sus sentimientos por Sirius, recibiendo un pésame en cambio. A la mañana siguiente, los dos regresaron a sus salas comunes con resaca y un lazo fortalecido por la desdicha del amor romántico.
—Sí, exactamente eso —Remus pegó sus rodillas al pecho y recargó su barbilla en ellas. —No quiero arruinar las cosas.
—Personalmente, no creo que arruinarías nada. Pero entiendo tu sentimiento; no creo que confesarte solo por estar bajo efectos de una poción sea lo más… romántico.
Remus giró a verlo con una ceja alzada y una sonrisa divertida jalando sus labios.
—¿Tú, hablando de lo que es o no romántico?
—Déjame en paz —gruñó Regulus —, hasta yo puedo decir algo como eso.
Se quedaron juntos por el resto del almuerzo, hasta que tuvieron que regresar a clases. Para desgracia de Remus, aun tenia dos clases más y una de ellas la compartía con Sirius. Mientras caminaba a la clase en cuestión, se preguntaba que tanto habría hecho Lily como para que la poción tuviera una duración tan larga.
Al llegar, se sentó hasta el fondo, justo al lado de Lily, sin embargo, fue muy consciente de que Sirius se sentó detrás de ellos y tenía la mirada clavada en su nuca. Sería una clase larga, pero sí podía soportar transformarse en una bestia una vez al mes, podía soportar esto. Claro que… no contaba con que Sirius Black de verdad podía ser alguien muy insistente, por no decir, terco. Se pasó toda la clase tirándole papelitos con mensajes a Remus, pero él simplemente no los contestó, temeroso que incluso al escribir no pudiera controlar lo que decía.
Así que simplemente guardó todos los papelitos en su túnica y esperó a que sonara la campana para poder marchar y esconderse entre las cortinas de su cama hasta que fuera capaz de mentir otra vez.
Corrió por los pasillos, dejando atrás a sus amigos, pero escuchando claramente como Sirius lo llamaba a sus espaldas. Finalmente, el chico lo alcanzó, tomándolo por el hombro y girándolo. Remus se sintió morir.
—Moony, ¿cuál es la prisa? —le preguntó, un poco molesto, podía decir. —¿A dónde vas?
No lo hagas, no lo digas, guarda-
—A cualquier lado donde no estes tú.
Soy un imbécil.
No hizo falta estudiar demasiado el rostro de Sirius para darse cuenta de que eso, claramente, lo había lastimado. Sus facciones se vinieron abajo al igual que el agarre en el hombro de Remus. El hombre lobo tenía tantas ganas de abrazarlo, acariciar su cabello y explicarle todo, pero sabía que estaría corriendo el riesgo de confesarle lo que realmente siente. Así que lo único que puede hacer es darse la vuelta y volver a correr lejos, sintiendo como su corazón protesta y se rompe un poco.
Se escondió en los invernaderos por el resto de la tarde, fumando cigarro tras cigarro y pensando en cómo arreglaría las cosas con Sirius. Detestaba lastimar a Sirius, lo único que quería era verlo feliz, porque era todo lo que merecía. Fumó un cigarro más, deseando tener algo de hierba, pero el Hufflepuff que la conseguía para él estaba en la enfermería por un hechizo punzante que salió muy mal desde hace dos días, así que se conformó con que el tabaco adormecería sus pensamientos y la culpa que parecía querer comer su pecho entero.
Cuando el sol finalmente desapareció en el horizonte del Lago Negro, Remus se puso de pie, limpió su túnica y arrastró su miserable cuerpo hasta la sala común, esperando con toda su alma que todos estuvieran dormidos y simplemente poder escabullirse en su cama.
Pero no tenía tanta suerte. Apenas cruzó el agujero del retrato, se encontró con la silueta recortada por el fuego de Sirius. La cabeza del chico volteó inmediatamente a verlo y se puso de pie, caminando decidido hasta él mientras Remus retrocedía un par de pasos.
—Remus… ya es tarde —murmuró Sirius. Parecía que ni él estaba seguro de que hacer.
—Lo sé, me quede fumando en los invernaderos —apretó los labios, se mordió el interior de sus mejillas, pero era como si sus palabras fueran balas de cañón listas para golpear contra sus labios y romperlos—… para esconderme de ti.
El rostro de Sirius se endureció. Pero en sus ojos nadaba la tristeza.
—Entiendo.
—No, no entiendes, te juro que no es lo que piensas —dijo atropelladamente, queriendo borrar esa tristeza de Sirius.
—¿Entonces que es, Remus? —Sirius se había acercado más y había alzado la voz —¿Qué más puedo pensar si llevas todo el día evitándome y me lo has estado diciendo a la puta cara?
—Puedes pensar que todo es un malentendido —dijo, nervioso.
—¿Malentendido? —repitió el otro. De pronto, el enojo que había en su voz se convirtió en un tono lastimero que casi hace llorar a Remus. —¿Acaso hice algo que te molestara? ¿Por qué me evitas?
Lo iba a decir. Sentía las palabras escalando por su garganta y no podía hacer nada para detenerlas. Sin embargo, tapó su boca con ambas manos justo a tiempo; quizás no podía evitar que las palabras salieran, pero sí el que Sirius las entendiera.
Te estoy evitando porque quiero evitar decirte que estoy enamorado de ti.
Pero Sirius no entendió eso, él solo escuchó un montón de balbuceos ahogados. Frunció el ceño y se cruzó de brazos. Aun no se daban cuenta, pero James, Peter y Lily habían bajado las escaleras y observaban todo desde ahí, debatiéndose en si debían interferir o no.
—¿Qué diablos dijiste?
Remus no quitó las manos de su boca mientras las palabras volvían a salir. Estaba quedando como un verdadero idiota, lo sabía, pero no había otra opción. Bueno, en realidad sí la había, que era simplemente decir la verdad, pero no estaba dispuesto a ir por ese camino y arriesgar una de sus mejores amistades.
—¿Puedes hablar claro? —pidió Sirius, ahora un poco molesto. Molesto y herido no era una buena combinación —Esta bien si no quieres pasar tiempo conmigo, pero creo que al menos merezco una explicación, ¿no crees?
—Sí quiero pasar tiempo contigo —dijo Remus, bajando las manos una vez más —, pero no puedo hacerlo justo ahora porque-
—¡Remus no!
Remus no se dio cuenta de en que momento Lily había caminado hasta su lado para taparle la boca en el momento exacto. Él le agradeció internamente incluso si pudo hacerlo por su cuenta. Pero el alivio se evaporó de su cuerpo en cuanto vio el rostro de Sirius. Tenia los ojos rojos y con los bordes brillantes, aguantando las lagrimas y mordiendo la esquina de sus labios, porque temblaba cada vez que sus emociones lo sobrepasaban.
—Está bien. Lo entiendo —dijo Sirius, con la voz rompiéndose al final. —Hasta yo puedo entender cuando no me quieren cerca. No hay necesidad de burlarse.
No. Eso no. Remus no podía permitir que Sirius pensara eso.
Agh, a la mierda.
Se quitó la mano de Lily de la boca y camino para tomar a Sirius de la muñeca antes de que se diera la vuelta y se fuera. Tomó aire y simplemente dejo que las palabras y sus sentimientos se deslizaran fuera.
—Sí quiero que estes conmigo y jamás podría burlarme de ti —dijo—, pero hoy he estado más escurridizo de lo normal porque por accidente tome veritaserum que hizo Lily y no quería terminar confesándote por accidente que estoy loca y perdidamente enamorado de ti, Pads.
Mierda.
De verdad lo había dicho. ¿Cómo es que se respira otra vez? Sentía que el aire a su alrededor se había vuelto denso y pegajoso, ensuciando sus pulmones y poniéndolos pesados, como dos globos llenos de agua. Todos los presentes se quedaron en silencio, procesando las palabras que acababan de salir de su boca tan tranquilo como quien habla del clima. Para nada como si se hubiera confesado a su mejor amigo desde que tiene 11 años. Quiere dar la vuelta y escapar por el cuadro, de vuelta a los invernaderos, o incluso hasta el Bosque Prohibido, pero sus pies parecen haberse fundido con la alfombra. Está atorado. Está acabado.
Siente ganas de llorar cuando por fin se atreve a mirar a Sirius a la cara y solo ve un rostro inexpresivo que le recuerda demasiado a Regulus.
Su cuerpo por fin responde y está por darse la vuelta y huir, pero unos dedos largos y fríos lo toman por la muñeca, le dan la vuelta y de pronto hay una boca encima de la suya, moviéndose con entusiasmo. Y no es cualquier boca. Es la boca de Sirius Black, demasiado entusiasmada de encontrarse con la de Remus.
—¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —escucha gritar a James desde las escaleras, emocionado. —¡Peter, no te atrevas a huir, tienes que pagarme!
La boca de Sirius se separó de la suya antes de que pudiera reaccionar de verdad y tuvo que enfrentarse a sus ojos esta vez. Sus ojos, que ya no parecían heridos, y ahora brillaban tan fuertes como el nombre de su dueño. Remus pudo jurar que una galaxia entera acababa de nacer en los ojos de Sirius Black.
—¿Qué…? ¿Qué fue…?
—También estoy enamorado de ti —dijo Sirius, fuerte y claro, sin ninguna duda en su voz. Tenía una sonrisa tan grande que hasta parecía dolorosa. —Loca y perdidamente enamorado de ti, Moons.
—Oh mierda… creo que voy a escupir el corazón —murmuró, llevando una mano a su pecho y sentándose en el reposa brazos de uno de los sillones. Sirius rio y camino hasta él, rodeándolo con un abrazo que dejo el rostro de Remus en su estómago. Remus no pudo hacer más que devolver el abrazo y esperar que esto no fuera otro sueño.
—Por un momento de verdad pensé que Remus preferia al pequeño Black —dijo Mary con tono divertido, mirando a sus dos amigos de brazos cruzados.
Remus se separó del abrazo un momento y giró hacia su amiga.
—No, simplemente fui con Regulus porque él comprende lo de estar enamorado de un idiota. Sin ofender. —Dijo lo ultimo mirando a Sirius.
—No me ofendo —respondió Sirius, demasiado feliz como para darle importancia al insulto.
—Un momento… —la sonrisa de Mary creció —¿De quién esta enamorado Regulus?
—Pues de Jame- ¡NGH!
Apretó sus manos contra su boca con fuerza, pero era demasiado tarde. Regulus lo iba a matar cuando se enterara.
No quiso poner más atención cuando su amigo de lentes se lanzó sobre él a preguntarle un sinfín de cosas. Así que solo tomó a Sirius de la mano y lo arrastró escaleras arriba, abriendo la puerta con magia no verbal y encerrándose entre las cortinas de su cama y unos cuantos hechizos silenciadores.
Por el resto de la noche ya no importaron las palabras ni los efectos del veritaserum, porque su cuerpo solo podía ser honesto ante los besos y las caricias de Sirius Black. Con o sin poción.
Remus jamás estuvo tan feliz de decir la verdad en toda su vida.
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Hace casi un año y medio que no escribó nada, así que estoy un poco oxidada, en especial con el final todo pedorro, sin embargo, espero que haya sido de su agrado <3
siganme si fue así, porque habra más <33
(un saludo especial a los que vienen de tiktok)
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wiwoh · 9 months
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BARBIE 1950´S
Tumblr media Tumblr media
Tengo muchas ganas de ver la película de Barbie, ¿Y vosotros? Feliz estreno!
¡¡¡POR FAVOR, NO USES ESTA IMAGEN SIN PEDIRME PERMISO Y DARME LOS CRÉDITOS NECESARIOS!!!
Aquí tenéis una lista con el CC que uso:
Pestañas Pestañas
Pelo
Colorete colorete e iluminador
Detalles de la piel
Pendientes
Eyeliner
Bañador
Tacones
No consigo encontrar de donde es la sombra de ojos, lo siento!
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maravillozafabula · 11 months
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RESUMEN
El libro comienza con un bosque en el cual ay una bruja que siempre a existido en el bosque después la bruja tiene una familia en la cual dice que tendrán un sacrificio, y que tienen que darle la gracias al niño que los salvara un año mas ,y que esa mañana un anciano llamado Gherland y que se tomo su tiempo para el día del sacrificio que es solo una ves al año, y al fin al cabo al ancianito le gustaba siempre lucir su mejor aspecto durante la sobria procesión hasta la casa maldita durante su triste encierro el siempre animaba a los demás ancianos a seguir su ejemplo. para el era importante que el pueblo presenciara su espectáculo. y el con mucho cuidado se maquillo con colorete en sus flácidas mejillas y en sus ojos con unos gruesos trazos de kohl . y se comprobó su dentadura es su espejo para asegurarse de que no hubiera restos ni por queria en su dentadura.
ese es unas paginas las cuales me parecieron interesantes y me gustaron eso espero les guste,chau.
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